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Clasificación.-
Identificación de ideas.-
Tema: se trata de una alegoría de la libertad, que en este caso hace
referencia a la lucha por la liberación de los esclavos en Cuba, en el marco
de la lucha por la independencia de la isla.
Fenómeno histórico: debemos situar la imagen en el contexto del conflicto
cubano. Como hemos dicho, la figura simbólica de la libertad nos remite a
dos procesos. Veamos algunos datos sobre cada uno de ellos:
En primer lugar, la figura central nos lleva a la situación de la esclavitud
en la isla, donde un gran número de esclavos trabajaba en las plantaciones
de café y caña de azúcar. En 1870 la llamada “ley de vientres”, de
Segismundo Moret, concede la libertad a los que cumplan ciertas
condiciones: nacidos de madres esclavas desde 1868, mayores de 60 años,
esclavos propiedad del gobierno español… Oficialmente, la esclavitud será
abolida en Cuba en 1886 (por tanto ya en plena Restauración, aunque los
abusos sobre los trabajadores de las plantaciones seguirán siendo
habituales). Durante el reinado de Isabel II, los moderados presionaron todo
lo posible por retrasar la abolición, ya que los beneficios económicos
producidos eran muy importantes.
En segundo lugar, la lucha por el reconocimiento de la soberanía y la
independencia de la isla. La mayor parte del imperio colonial español había
sido liquidado ya en 1824, cuando, tras la batalla de Ayacucho, estos
territorios logran su independencia. Solo Cuba y Puerto Rico, más Filipinas
en Asia, quedaban aún bajo el dominio español.
En 1868 el coronel Céspedes se sublevó contra el gobierno colonial y el
movimiento se extendió por toda la isla, iniciándose una guerra que duraría
10 años. El conflicto se agravó durante el Sexenio democrático, hasta que en
febrero de 1878, ya en la Restauración, se firma la Paz de Zanjón: amplia
amnistía, libertad para esclavos asiáticos y promesa de reformas políticas.
Pero esas promesas serán incumplidas en los años siguientes y en 1895 un
levantamiento independentista se extiende por toda la isla, dirigido por
Antonio Maceo y José Martí. Un factor importante fue, además del retraso
en la concesión del autogobierno, los abusos de los propietarios españoles y
criollos sobre los trabajadores indígenas de las plantaciones, a los que el
gobierno español no puso fin. Tras varios intentos de poner fin a la guerra,
incluidas las negociaciones en distintos momentos, destacando la llevada a
cabo bajo el gobierno de Sagasta en 1897, la situación se complicó con
EE.UU debido al incidente del Maine.
La decisión de EE.UU. de intervenir directamente en la guerra estaba
motivada por sus intereses económicos, pues trataba de sustituir la presencia
española en la isla. La explosión del acorazado sirvió de excusa para, tras
responsabilizar a España, declarar la guerra. La derrota española llevará al
Tratado de Paris en 1898, por el que España pierde sus últimas colonias. Es
el llamado Desastre del 98 con importantes consecuencias políticas,
económicas y culturales.