Magister en Intervención del Patrimonio
Arquitectónico. Facultar de Arquitectura y Urbanismo
Universidad de Chile.
Curso: Historia y Teoria 1
Profesor: Ronald Harris
Alumna: Cristina Briño
Fecha: agosto 2019
RESUMEN
La idea de paisaje cultural considera un
territorio y las manifestaciones culturales que lo
modifican. En ese contexto, se analizan las
componentes básicas del territorio definido como la
cuenca superior del valle de Aconcagua para luego,
mediante una aproximación histórica, determinar
cuáles han sido sus lógicas de transformación.
Finalmente se definen los elementos que denotan el
paisaje, destacando la presencia de los cierros de
tapia como elemento fundamental de su
construcción, reconociendo el origen de estos
muros y determinando sus valores patrimoniales, en
vista de su posible puesta en valor.
LOS CIERROS DE TAPIA COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL EN LA
CONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE RURAL DEL VALLE DE ACONCAGUA.
INTRODUCCIÓN: APROXIMACIÓN A LA IDEA
DE PAISAJE
La idea de patrimonio ha tenido una
importante evolución a lo largo de su historia,
avanzando hacia una visión cada vez más
amplia e incorporando nuevos conceptos. A la
visión de “monumento de interés histórico
artístico o científico” de la Carta de Atenas
(ICCOMOS, 1931), se añade la noción de
“conjunto”, sea este “urbano o rural” definida
por la Carta de Venecia (ICCOMOS, 1964),
para luego incorporar en las Directrices
Prácticas para la aplicación de la Convención
del Patrimonio Mundial la idea de Paisajes
Culturales, definida como los bienes que
“representan las obras conjuntas del hombre y
la naturaleza…Ilustran la evolución de la
sociedad humana y sus asentamientos a lo
largo del tiempo, condicionados por las
limitaciones y/o oportunidades físicas que
presenta su entorno natural y por las sucesivas
fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto
externas como internas (UNESCO, 2005)”.
Entendemos por paisaje el
“entrelazamiento entre las lógicas del territorio y
las lógicas de transformación del territorio”,
cuya construcción resulta ser la activación del
territorio mediante actos simbólicos de una
comunidad, con objeto de hacerlo habitable
para permitir su desarrollo sociocultural, siendo
un proceso paulatino que está siempre en
1
construcción, por lo que su interpretación en
términos patrimoniales implica el
descubrimiento del sentido de las lógicas de su
transformación (Mondragón, 2007). En dicho
descubrimiento se deben “detectar aspectos
que denotan el paisaje a través de su
materialidad y aquellos otros que lo connotan
por sus valores intangibles y simbólicos”
(Fernández & Silva, 2015).
En 1992, La UNESCO define tres
diferentes categorías de paisaje (UNESCO,
2005):El concebido y creado intencionalmente
por el hombre; el que ha evolucionado
orgánicamente siendo consecuencia de la
adaptación del hombre en el territorio (dentro
del cual podemos encontrar el paisaje relicto,
cuyas características siguen siendo vivibles y el
paisaje vivo es el que conserva una función
social activa en la sociedad contemporánea; y
el cultural asociativo, justificado por la fuerza de
evocación de asociaciones religiosas, artísticas
o culturales del elemento natural, más que por
huellas culturales tangibles, que pueden ser
insignificantes o incluso inexistentes”.
Paisaje cultural vitícola de la Isla del Pico, Portugal.
Fuente: whc.unesco.org/en/documents/138103
CARACTERIZACIÓN DEL LAS LÓGICAS DEL
TERRITORIO

El territorio de la cuenca superior del

valle de Aconcagua se configura por tres
elementos principales. El valle mismo, como
área de asentamiento, que corresponde a una
fosa tectónica de aproximadamente 20 km. de
ancho, ligeramente inclinada hacia el poniente
y con una morfología relativamente llana;
enmarcada por las estribaciones de la
cordillera de La Costa hacia el poniente y la
cordillera de los Andes hacia el oriente, con
importante influencia espacial y climática; y el
rio Aconcagua como afluente hidrográfico de
origen nivoso y pluvial que presenta varios
cursos de agua de distintas jerarquías.
(González Toro, 2003)

El territorio descrito, dada su Cuenca superior del valle de Aconcagua

localización por debajo del trópico de Fuente: Google Maps.
capricornio, se define como un clima
mediterráneo semiárido, regido por cuatro
estaciones que se manifiestan de manera
templada, sin llegar a situaciones extremas ni
en verano ni, ni invierno, influenciado por: los
vientos húmedos provenientes del océano
pacifico; la cordillera de los andes que actual
como barrera de los vientos costeros y como
depósito de agua en forma de nieve,
produciendo heladas ocasionales en invierno y
deshielos y aumento de caudales en primavera;
y el desierto nortino, responsable de la alta
radiación solar, la poca nubosidad y los bajos Vista del valle de Aconcagua
niveles de precipitación, con promedios de Fuente: www.diarioeldia.cl
150mm anual. (Mondragón, 2007),

2
CARACTERIZACIÓN DEL LAS LÓGICAS DE
TRANSFORMACIÓN DEL TERRITORIO
ASENTAMIENTOS PREHISPÁNICOS
En términos generales, según la
conjunción de diversos estudios arqueológicos
(Pavlovic, Sánchez , & Troncoso , 2003), previo
a la llegada de los colonizadores, el valle de
Aconcagua fue habitado por cuatro conjuntos
genéricos de culturas que, en mayor o menor
medida, generaron transformaciones en el
territorio. Los primeros, de los periodos
Paleoindio y Arcaico, cuya ocupación se estima
desde el 40.000 al 300 a.C., está caracterizada
por grupos familiares que subsistieron
mediante la caza de animales y la recolección
de vegetales. El registro de mayor importancia
encontrado en las cercanías de nuestra área de
interés corresponde al sitio de Quereo, ubicado
en la comuna de Los Vilos, donde fueron
hallados principalmente restos de
campamentos y entierros.
Los segundos, las comunidades del
periodo alfarero temprano entre el 300 a.C. y el
1000 d.C., constituida por agrupamiento
familiares a través lazos de parentesco que
manifestaron innovaciones en cuanto al cultivo
doméstico, reduciendo su movilidad y
desarrollando un incipiente sedentarismo. Las
más conocidas, la Tradición Cultural Bato y
complejo Cultural Llolleo. Si bien existen varios
vestigios de estas culturas en la cuenca
superior del valle, prácticamente todos son
restos de producción cerámica y actividades
mortuorio y se estima que sus asentamientos
pudieron estar constituidos por viviendas de
“enquinchado” que, por las características
climáticas no se conservaron en el tiempo. Si
bien, al igual que los anteriores, no manifiestan
transformaciones evidentes en valle, si
pudieron influenciar el asentamiento de culturas
posteriores.
Los terceros, las poblaciones del
periodo intermedio tardío; que muestran un
aceleración importante en cuanto a la adopción
de nuevas ideas y tecnologías, posiblemente
provenientes de las zonas nortinas, con un
economía de subsistencia basada en la
agricultura, la caza, la recolección, un incipiente
manejo de camélidos y una ocupación
dispersa en el territorio, en base a relaciones de
parentesco y sin estructura sociopolítica
estructurada. Si bien en la zona se reconocen
variadas poblaciones con características
diferentes, probablemente por ser una área de
transición entre las culturas del norte y del sur,
la Cultura Aconcagua, con una ocupación más
permanente y compleja, es la de mayor
influencia en cuanto a modificaciones del
territorio, habiéndose encontrado importantes
cementerios de túmulos, la manifestación
funeraria más significativa. Acumulaciones de
tierra y piedras de entre 3 y 20 metros de
diámetro y altura entre 0.5 y 2 metros.
Estructuras habitacionales separadas pero
cercanas y visibles entre ellas, similar a los
grupos mapuches, denominada por los
españoles como “aldejuelas”.de los que se han
registrado restos de muros de quincha y su
base de piedra y actividades domésticas
3
agrícolas, faenamiento de animales,
elaboración de herramientas, preparación de
alimentos y elaboración de alfarería. Sus
unidades de familias constituían unidades
socioeconómicas autosuficientes con
cosmovisiones más o menos claras, que se
demuestran en las decoraciones alfareras y el
arte rupestre en petroglifos.
Los cuartos, El Tawantisuyo de
Aconcagua, correspondiente al periodo inca
desde el 1400 al 1536 d.C. No se manifiesta
dentro del territorio con la majestuosidad de su
arquitectura en Perú, sin embargo tienen una
presencia considerable. En el valle de
Aconcagua se instaló un sistema administrativo
religioso y defensivo al sur del imperio, que se
revela mediante redes viales, tambos,
fortalezas, santuarios en altura, cerros wakas y
cementerios, instalaciones que si bien fueron
importantes, se presentan de manera dispersa,
manteniendo un aislamiento de los
asentamientos locales. Mucho se puede decir
de la cultura inca, no obstante lo importante de
señalar en este caso es que las dos referencias
de mayor importante corresponden a
construcciones de piedra, principalmente en la
cima de diferentes cerros (Pucara de Tartaro,
Cerro La Cruz, El Castillo, entre otros) y al
qapac ñam.
ASENTAMIENTOS HISPÁNICOS
Dadas sus características geográficas
y climáticas, la cuenca superior del valle de
Aconcagua se constituyó como una zona
particularmente fértil, lo que significó un
temprano asentamiento colono (Memoria Chile. con techo de tejas” (Lacoste, Premat, & Bulo, "Los (sitios) que se repartieron por esta villa
Biblioteca Nacional de Chile), que si bien se 2014). al tiempo de su creación que se hallasen
instaló de manera dispersa en el territorio tanto desiertos y sin fábrica alguna se le notifique
De este modo, las políticas de estado que (deben edificar) dentro de un breve
en la planicie como en el pie de cerro, se
de la época propendieron a impulsar el término de muralla de adobes y los procure
estructuró en un sistema de haciendas
desarrollo urbano, mediante la promoción de la edificar para su cuenta y que de no
cerealeras, aprovechando la oportunidad ejecutarlo sea facultativo a este cabildo
comercial de las cercanías al puerto de construcción de viviendas de adobe y cierros
determinar de dichos sitios. Así mismo, [si]
Valparaíso. En consecuencia, esta fue la de tapia en reemplazo de los ranchos de
algunas personas hubieren comprado
primera forma de comenzar a subdividir el quincha y paja, comenzando un proceso de algunos de dichos sitios y los hubiesen
territorio (Mercado, 2010), principalmente para transformación del paisaje rural y urbano del desiertos los pongan en la forma dicha
la explotación agrícola y ganadera, lo que valle de Aconcagua (así como de tantas otras (ilegible) quien los compre y devolviéndose
significo los inicios de una transformación ciudades), que derivó en consolidarse a través el dinero al primer comprador, pueda
del constante rigor de las autoridades locales trabajarlo según se precisiere y que cada
paulatina del paisaje. Las grandes haciendas
las que recurrentemente manifestaban de uno de los vecinos dentro del término que
comenzaron a ser subdivididas para un mayor
manera formal los castigos a los que se verían se le asignase compongan las calles en su
control administrativo del territorio desde la pertenencia cada uno bajo del
casa patronal, asignando pequeñas zonas al expuestos los vecinos, en el incumplimiento de
apercibimiento con apercibimiento que no
trabajo de inquilinos subordinados al patrón de lo requerido, manifestado en documentos de la
hacerlo se mandara ejecutarlo” (Bulo,
fundo. época (AN ACT Talca, 29 de septiembre d Lacoste, & Premat, 2014).
e1764, 1764):
Con la llegada del siglo XVIII, y como
parte de las reformas administrativas para
incrementar recursos, aunar a la población
dispersa y estimular la vida urbana, vino la
fundación de nuevas ciudades (Memoria Chile.
Biblioteca Nacional de Chile). Entre las que se
encontraba San Felipe del Real, en 1740 y
posteriormente, producto de la actividad que
traía consigo el camino hacia Mendoza, la Villa
Santa Rosa de Los Andes en 1791 ambas
ubicadas en el valle de Aconcagua. Para
fomentar el poblamiento de estas, a modo de
incentivo se ofrecía, entre otras cosas “acceso
a la propiedad en forma gratuita, con la sola
condición de asentarse en el lugar, cerrar su
Esquemas de corte y elevación de un muro de tapia. Esquemas de un tapial.
predio con muros de tapia y levantar una casa
Fuente: Valentina Baffico. Fuente: Valentina Baffico.

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ASPECTOS QUE DENOTAN EL PAISAJE A
TRAVÉS DE SU MATERIALIDAD: LOS CIERROS
DE TAPIA

El paisaje del valle de Aconcagua está

constituido por diversos elementos que son
parte de las manifestaciones culturales en el
territorio, que lo constituyen como un paisaje
rural, asociado principalmente a la agricultura.

Teniendo como contexto el territorio

constituido por el valle, la cordillera y el rio, se
presenta tres elementos principales, Viñedos en el valle de Aconcagua
Fuente: bighat.cl
indisociables entre sí. El cultivo frutícola y
vitivinícola, con una arborización productiva
que presenta un ordenamientos en base a
grillas, la subdivisión predial que los contienen,
de grandes extensiones que dibujan diferentes
polígonos con una expresión fuertemente
geométrica y los muros de tapial, que
configuran el cerramiento de los predios,
además del espacio público rural, y que si bien
en ciertos tramos menores desaparecen,
generan un paisaje único, diferenciado y
particularizando este paisajes respecto de
otros. Asimismo, toda la unidad del valle está
soportada en la red de canales que surca el Imagen aérea de subdivisión predial del Valle de Aconcagua
Fuente: Google Maps
territorio y que dibuja una verdadera traza
social puesto que los grupos sociales están
determinados y posicionados sobre el valle a
partir de sus condiciones de acceso al agua,
una traza y una traza cultural en torno a la red
de canales se ha generado toda una cultura de
la administración del agua (Mondragón, 2007).
Imagen de tapial extenso en zona de Jahuel
Fuente: Elaboración propia.

5
CONTEXTO HISTÓRICO MUNDIAL DE LA
TAPIA

La construcción en tierra ha estado

presente en la historia de los asentamientos
humanos desde sus inicios hasta nuestros
días, siendo uno de los principales materiales
de construcción utilizado en todos los
continentes y climas, tanto en edificaciones de
carácter popular como en manifestaciones
mayores de carácter monumental (Cavagnaro
& Goldsack, 2004). El vestigio quizás más
antiguo lo podemos encontrar en Turquestán,
donde fueron descubiertas viviendas en tierra
del periodo 8000-6000 a.C. En cuanto a la
Plano de zonificación de construcciones en tierra en el mundo y ubicación sitios de patrimonio mundial
técnica del tapial, los primero casos de los que
Fuente: http://craterre.org/
existen vestigios se encuentran en Asiria, con
restos de cimientos que datan del 5000 a.C, la
Gran muralla China construida hace 4000 años,
inicialmente casi toda con tierra apisonada y
posteriormente enchapada, o la ciudadela de
Arge Bam en Irán que tiene parte de sus
construcciones con 2500 años de antigüedad.
(Minke, 2013). Así, Minke y Cavagnado señalan
decenas de otros ejemplos construidos
variados sistemas en tierra en diferentes
momentos de la historia en todo el mundo,
incluso casos post segunda guerra mundial en
Alemania, en que los materiales
industrializados eran escasos (Minke, 2013), los
que evidencian que dada su fácil accesibilidad,
manejo y bajo costo, han sido una constante
en el modo de adaptación al territorio en
diferentes culturas, cuya forma responde a la
cosmovisión de cada pueblo, y a su vez es Imagen de Arge Bam, Irán
Fuente: https://whc.unesco.org/es/list/1208
traspasada por generación hasta la actualidad.

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CONTEXTO HISTÓRICO LOCAL DE LA TAPIA
En el contexto americano
precolombino, existieron construcciones en
tierra en casi todas las culturas (Minke, 2013).
Específicamente relativo a la técnica del tapial,
además de los ejemplos que se puedan
mencionar en cuanto a una arquitectura más
sencilla, destacan la ciudadela de Chan-Chan
en Perú construida entre el 600 y el 700 d.C.
(Campana, 2010); y el centro de la Pirámide
del Sol en México, constituido con 2 millones
de toneladas de tierra apisonada, construida
entre los años 300 y 900 d.C. (Minke, 2013).
Existen algunos vestigios
prehispánicos de construcciones en con muros
de tapia en el territorio nacional, por ejemplo la
Aldea Tulor, que data de entre el 382 AC y el
200 DC y corresponde al periodo formativo de
la Cultura San Pedro (Baron Parra, 1986).
Las primeras construcciones en tierra
en la ciudad de Santiago comienzan a
edificarse a fines de, 1541, como respuesta de
resguardo y seguridad frente a los alzamientos
indígenas que se levantaron ese mismo año,
en el que la ciudad fue incendiada y dejada
completamente en ruinas. Como consecuencia
de aquello, proliferaron las viviendas en adobe
y los cierros de tapia cuyo uso se logró difundir
en el resto de las ciudades recién fundadas,
que requerían al igual que Santiago, de estar
protegidas de posibles ataques indígenas.
(Bulo, Lacoste, & Premat, 2014). De este modo
se fueron incorporando en nuestro país, las
tradiciones constructivas en tierra de origen
español, que si bien de algún modo existían ya
en la América precolombina, no habían sido
desarrolladas.
EL MURO DE TAPIA COMO CERRAMIENTO
DE PREDIOS.
Al igual que en el paisaje urbano, la
tapia manifestada a través de cierros se
presentó en cantidades importantes en las
zonas rurales, utilizados por hacendados tanto
elemento de protección de sus fundos ante
ladrones y animales, como para la organización
del circulaciones y transporte, es decir, para la
configuración del espacio público (Bulo,
Lacoste, & Premat, 2014).
Claro está que en general la
construcción en tierra en nuestro país, tiene un
origen predominante en la tradición
constructiva española. Asimismo ocurre en
especial los cierros de tapia, lo que se
evidencia entre otras cosas, mediante
alusiones de la cultura popular en la península
ibérica, que señala que los cierros de predios
agrícolas rurales también eran ejecutados en
este sistema constructivo: “La tapia fue parte de
Imagen de Chan Chan, Perú
Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es
7
la vida cotidiana de los españoles y su
concepto se utilizó para elaborar numerosos
refranes, uno de ellos, para advertir que algo se
había hecho en forma improvisada y con
objetivos de corto plazo, señalaba: "no se alzó
esta tapia para en la primavera echar la barda"
(Aranda, Castro, Lacoste, Premat, & Soto,
2012).
A través de estudio realizado el año
2012, se revisaron archivos jurisdiccionales
históricos de diferentes localidades de las
regiones de Cuyo y Chile, entre ellas algunas
San Felipe, del Valle de Aconcagua. Los
autores señalan que, “si bien no se han
revisado más que el 25% de los documentos
disponibles… los repositorios compulsados
permiten obtener una idea aproximada de la
relevancia que alcanzaron estos tapiales en
Chile y Cuyo colonial”… Los registros
documentales entregaron información detallada
de 395 cercas de tapia, con una extensión total
de 1.544 cuadras, o bien, 231.724 varas. De
acuerdo con el método utilizado para este
trabajo, se puede considerar que la medida real
sería aproximadamente veinte veces mayor”
(Aranda, Castro, Lacoste, Premat, & Soto,
2012).
Imagen de Aldea Tulor
Fuente: www.hotelyakana.cl
CONCLUSIONES: RECONOCIMIENTO
PUESTA EN VALOR - PROYECCIONES
Resulta evidente que tanto por su
origen histórico, como por su vigencia, los
muros de tapia representan parte fundamental
del paisaje rural en la cuenca superior del valle
de Aconcagua, y que en sí mismos, cuentan
con un valor patrimonial importante que debe
ser relevado. Sus valores se fundamentan en:
- Valor de antigüedad, como elementos con
una imagen “no moderna” (Riegl, 1903)
evidenciada por la “acción erosiva del tiempo”
(Riegl, 1903) y por el imaginario que evocan, de
tiempos pasados, existentes en el paisaje rural
desde el S.XVI.
- Valor histórico, en tanto han sido ejecutados
con un sistema constructivo tradicional, que se
manifiesta en todo el mundo y que en este
territorio, se constituyen como vestigios de un
tipo de cerramiento predial particular,
económico, sustentable y eficiente para la
protección de cultivos, propio de la época de la
colonia en nuestro país.
Imagen de muro de tapia en el valle de Aconcagua
Fuente: Street view
- - Valor arquitectónico, como elementos
particulares delimitan el espacio público-
privado y configuran, en gran medida, un
espacio rural único.
- Valor constructivo, como sistema constructivo
de gran capacidad estructural y resistencia
sísmica que ha soportado firmemente la
historia telúrica de nuestro país.
- Valor social intangible, asociado a un oficio
constructivo que se constituye como un saber
de transmitido de generación en generación,
que aún se mantiene vigente en la zona.
-Valor estético, como expresión y forma que
reconoce el contexto y se adapta a él,
fortaleciendo la construcción de un paisaje.
Reconocido el valor patrimonial de los
muros de tapia, constituyentes fundamentales
del paisaje rural del valle de Aconcagua, queda
la tarea de pensar en su protección y
desarrollar un modelo de gestión capaz de
ponerlos en valor. Como estrategia, podría
considerarse el trabajo en conjunto con la
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comunidad activa específica de una de las
localidades del valle tomando el ejemplo de las
intervenciones realizadas en la Muralla de
Niebla en España, donde “al revalorizar la
edificación, se ha conseguido una cierta
sensibilización sobre su mantenimiento y el de
otras edificaciones de tapial. …La experiencia
de Niebla ha catalizado otras intervenciones en
diversas edificaciones de tapial, desbancando a
las intervenciones con materiales sustitutivos”.
(Guarner, 1989). En el trabajo de puesta en
valor del valle de Aconcagua, podría tomarse
como caso de estudio la localidad de Curimón,
en donde tanto Fundación Lepe como Función
Aldea, llevan un buen tiempo trabajando,
mediante el proyecto Vivo Curimón, en el
desarrollo comunitario en torno a la
revalorización valores tangibles e intangibles
del lugar. Así, la adición de una componente
patrimonial asociada al paisaje podría darle
mayor fuera al proyecto Vivo Curimón y al
mismo tiempo, puede ser un elemento que
sensibilice a la población y catalice
intervenciones de puesta en valor.
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