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LEYENDAS DE CAMPECHE

En el mundo en que vivimos hablar de leyendas es muy complicado, se elevan a tiempos tan
ancestrales que sólo nos permiten verlas como historias de terror. Son eventos que si bien
conocemos sucedieron hace tantos años, que no podríamos imaginar cómo se vivía en esas
épocas, permite ver también que los personajes siempre de horror y miedo, aunque también
existen las leyendas religiosas como la del “Cristo Negro del Templo de San Román”, que esa no la
contaré porque me falta ir a la iglesia de San Román a conocerlo.

Para mi son historias contadas puesto que no existen elementos que me indiquen que sí fueron
verdad, solamente el crédito que me deja al escucharlas son las emociones que vibran en mi
mente.

Desde pequeña escuchábamos historias de leyendas, nos gustaba sentarnos por las tardes noches
alrededor de nuestros tíos, o abuelos para que nos las contaran, siempre me pregunté ¿Por qué en
la tarde noche, eran contadas? Mi respuesta llegó mas tarde, es la hora en que los niños estamos
mas vulnerables para escucharlas, es la hora en que casi vamos a dormir y nos llevamos algo a
nuestros sueños. También había otra respuesta; nos gustaba esa hora porque ya habíamos
acabado de jugar con nuestros amigos y primos, jajaja…

No es verdad sólo esa ha sido siempre la hora de contar las leyendas o historias se presta la
noche, tiene algo de suspenso y terror, despierta el sentido del miedo, el efecto en que la mente
traiciona y nos hace ver con ese engaño cosas que nos hacen temblar.

Sin embargo, daré a leer unas leyendas del Estado de Campeche, que he escuchado y me parecen
bonitas e interesantes, porque en mis clases de mi carrera de Lengua y Cultura Maya que estoy
estudiando, me ha permitido conocer su cosmovisión y su forma holística de cómo se representan.

Estas leyendas además de haberlas escuchado alguna vez tomé de la página web el texto de las
mismas. https://paratodomexico.com/mitos-y-leyendas-de-mexico/apariciones-y-espantos/la-
cueva-del-toro.html

La Bruja del Morro

Leyenda del Estado de Campeche


Cuenta la historia que, en los morros de Seybaplaya Campeche, existen unas grutas o cavernas
donde rebotan las olas del mar. En esta zona los pescadores no pueden pasar con sus
embarcaciones pues son arrastrados y los que caen en esta trampa jamás aparecen. Esto tiene una
explicación supersticiosa y muy comentada por los lugareños.
Resulta que hace mucho tiempo en este poblado, la comunidad que lo habitaba desde hace
muchos años, notaba que de la noche a la mañana familias enteras simplemente desaparecían del
poblado. Al principio no era tan extraño que las familias emigraran por motivo de búsqueda de
trabajo, pero en este poblado la desaparición de familias era muy frecuente. Los lugareños
notaron y se fijaron que estos iban desapareciendo en forma consecutiva de casa en casa.
Esto alarmó a los habitantes del pueblo quienes decidieron contratar un hechicero para que
descifrara el misterio. El fulano muy reconocido por dominar la magia blanca en pro de la
comunidad, después de varios días, realizó una reunión para notificar al pueblo el resultado de su
trabajo.
Sorprendió a los pueblerinos cuando les dijo que la razón por la que las familias desaparecían sin
dejar rastro era porque el pueblo era visitado por un ser maligno con apariencia humana, la cual
devoraba a toda la familia; de esta manera no dejaba sospecha alguna. Mas el hechicero no era
capaz de atraparla si no hasta el momento que este estuviera engullendo a sus víctimas ya que era
el único momento en que se despojaba de su apariencia humana.
El experto brujo ideo un plan en el cual sería expuesta la familia que en el orden cronológico
continuaría para la bestia. Cuidadosamente planearon con todos los miembros de la familia la
forma en que atraparía al ente demoníaco, conocido como la vieja Ishawuu. Para esto se
incorporaría a la casa como un miembro más de la familia.
Uno de esos días, llegó a la puerta a tocar una viejecilla inofensiva y de mirada triste la cual
argumentaba que estaba de paso por el pueblo y que no tenía donde pasar la noche y pidió que si
podía pasar la noche en cualquier parte de la casa. La familia al ver sus rasgos y la desprotección
aceptó gustosa de dar posada a la viejecilla, sin sospechar que esa noche corrían un gran peligro.
Astutamente el hechicero, no muy convencido, se preparó sin avisar a la familia para no alertar a
la bestia.
La viejecita muy apacible ubicó su jacal a la salida de la puerta trasera que llevaba a los baños de la
humilde casa. Pasada la medianoche el hechicero notó que uno a uno los miembros de la familia
iban saliendo directo a las letrinas con signos en sus rostros típicos de un dolor de estómago.
Al notar el hechicero tal situación, se preparó con sus herramientas de trabajo y salió al lugar
donde reposaba la viejilla, pero se llevó una gran sorpresa al ver que allí solo había un bulto de
pellejo. Inmediatamente tomo tal pellejo y rezando unas oraciones lo rellenó de sal y acto seguido,
procedió a juntar una gran cantidad de bejucos, los cuales mojó con agua bendita.
Corrió sigilosamente al baño y encontró a un animal con forma demoníaca con la boca abierta más
grande que la de un ser humano que ya tenía engullido a un miembro de la familia. Sin darle
tiempo alguno a la bestia, la envolvió con las ramas antes preparadas y le echo un conjuro. Las
ramas inmediatamente se convirtieron en cadenas las cuales lo atraparon y sujetaron sin que se
pudiese escapar.
Los habitantes del pueblo encerraron a la vieja Ishawuu en las grutas para que se ahogara cuando
subiera la marea ya que al hacerlo se inundaban por completo. De este modo la bruja se ahogó
encadenada por el conjuro, no sin antes lanzar un grito de amenaza de que regresaría a vengarse.
Dice la leyenda que el hechizo del brujo solo fue por 300 años y que en estos tiempos está por
romperse tal hechizo. Verdad o mentira, eso solo el tiempo lo dirá. Y veremos si se repite las
desapariciones de familias en este poblado. ¡Esperemos solo sea una leyenda!
Leyenda La Cueva del Toro

Leyenda del Estado de Campeche


Llegada la noche y pasadas las campanadas de la iglesia de San Roman, no había ser humano que
se atreviese a pasar por este lugar a menos que fuese por una fuerte necesidad.
La leyenda cuenta que al dar las doce de la noche se escuchaba la respiración de la bestia que
feroz salía hacia los baluartes, retando a los que la custodiaban, quienes aterrados con esta
terrible visión disparaban sin provocarle daño alguno y por el contrario provocaban que remetiera
más fuerte contra la muralla para después continuar su camino hacia la ciudad y regresar antes del
amanecer a su cueva.
En su recorrido por la ciudad, al momento de llegar a un cruce de calles en lo que es su centro en
forma de cruz, el toro bramaba rascando la tierra para convertirse en un caballero. El cual entraba
en casa de alguna bella dama, a la que con hechizo citaba al otro día a las doce de la noche a la
entrada de su cueva.
Al amanecer las bellas se sentían soñadas por haber estado, según ellas, con su príncipe azul.
Llegando la noche de ese día la bella dama, a la cual se le había aparecido la bestia, se preparaba
para ir al lugar acordado para su cita. Al llegar a la cueva, la bestia en forma de caballero, la
esperaba y abrazándola la metía en lo profundo de la oscuridad, perdiéndose sin poder regresar
jamás.
La leyenda dice que un buen día los ciudadanos se pusieron de acuerdo para ahogarlo, haciendo
que la corriente de agua de las lluvias fluyese hacia la cueva. Lo cual resultó inútil porque a los
pocos días apareció nuevamente con su siguiente víctima, al verlo los valientes campechanos que
velaban en el lugar, protegidos con cruces y talismanes lo atacaron con sus armas sin hacerle
daño. El toro tomó un cuchillo con el que le saco el corazón a su víctima y luego de hacerlo se
convirtió en un frondoso árbol de mamey. El cual existe hasta hoy en la entrada de la Cueva del
Toro en el Barrio de San Román. Se asegura que todavía se siente el rugir de aquel toro.

Dolores Angélica Lira Leaño


Análisis del Discurso
Mtro. Gabriel Santos

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