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PARTE 1
Además, el ejercito habia sido utilizado contra el propio pueblo romano, que estaba
profundamente oprimido y solo los veteranos del propio Sila le guardaban un buen
recuerdo, ya que había repartido las tierras requisadas a los enemigos del estado entre
ellos. La aristocracia más conservadora, la única gran beneficiada de su mandato se
apoyaba en una actitud sumisa, servil al dictador y temerosa de perder sus privilegios
por pura avaricia. Es importante tambien tener en cuenta que muchos de los
miembros de las principales familias senatoriales de Roma habian desaparecido en las
purgas de Sila, y por tanto el senado se poblaba de arribistas y mediocres aduladores
del dictador. Toda esta desastrosa amalgama fué el caldo de cultivo perfecto para una
serie de rebeliones y desordenes públicos que surgieron tras la muerte del tirano en
todo el territorio de la república, los cuales actuarian de escenario para las carreras de
los tres protagonistas de nuestra historia. Pero antes de todo eso, nos adentraremos
brevemente en los principales conflictos de este periodo.
Si hablamos del cónsul Emilio Lépido, hablamos sin ninguna duda de un oportunista,
ambicioso y versatil aristócrata. Tras colaborar con los populares, se habia pasado
convenientemente a los optimates tras el golpe de estado de Sila. Intentó crearse una
base de apoyo sólido acercándose a las posiciones de los más desfavorecidos por las
reformas silanas; propuso el regreso de los exiliados, la devolución a sus antiguos
dueños de las propiedades expropiadas , anulación de las medidas punitivas de Sila
contra los descendientes de los proscritos y reanudación de los repartos gratuitos de
trigo a la plebe.
La agitación del cónsul tuvo especial repercusión en la región de Etruria, en el centro-
norte de la península itálica, una de las zonas más castigadas por las medidas del
dictador, hasta el punto que se produjo una rebelión popular. El senado dió orden a
los cónsules de sofocar la revuelta, pero Lépido se unió a los sublevados. Las fuerzas
del otro cónsul Cátulo eran insuficientes para dominar la situación por lo que se pidió
ayuda a un ciudadano particular que actuaria como lugarteniente de Cátulo y que es
en este momento cuanto hace su aparición en nuestro relato; hablamos de Pompeyo.
Las fuerzas combinadas de Cátulo y Pompeyo vencieron a las de Lépido, terminando
con la rebelión en Etruria, pero no pudieron evitar que una parte del ejercito de
Lépido al mando de Marco Perpenna escapase hacia Hispania donde les esperaban las
fuerzas de otro rebelde al régimen silano, Quinto Sertorio.
Sertorio, que habia sido lugarteniente de Mario y activo partidario de los populares en
el senado, se habia hecho cargo en el año 83 ac del gobierno de la provincia de la
Hispania citerior. Allí intentó fortalecerse contra el régimen silano, pero a comienzos
del año 81 ac fue expulsado de la península por las tropas del nuevo gobernador
enviado por el dictador. Tras un periplo por Mauritania, donde sus tropas vencieron a
los aliados de Sila, los lusitanos le envian una embajada proponiendole que fuera su
jefe. Sertorio un brillante militar y hábil político, retorna a Hispania y reune un gran
ejercito integrado por tropas romans y una fuerte base de combatientes indígenas de
la península a los que se les entrena y equipa conforme a las legiones romanas. Supo
ganarse a las clases dirigentes de los pueblos peninsulares, alentando su sentimiento
de librarse del yugo romano, ya que estos pueblos habian sido “recientemente”
conquistados, y su proceso de romanización estaba aún en un estadio inicial. Además
creo varias intiticiones al estilo romano en la península para esta nobleza íbera, como
un senado y un centro de estudios para sus hijos en Osca. La adhesion de las tribus de
la meseta fue total y Sertorio conformó un gran ejercito con el que venció en
repetidas ocasiones a todos los comandantes enviados por Sila para detenerle. A la
vista de la extrema gravedad de la situación, y con el recuerdo aún muy vivo de la
marcha de Anibal desde Hispania hasta las mismas puertas de Roma, el senado
decidió reunir a un gran ejercito al mando de un ya experimentado y exitoso general,
que seria de nuevo Pompeyo, ya conocido como Pompeyo Magno. Con su ejercito
veterano de las campañas contra Lépido en Italia, desembarca en hispania, donde en
una primera fase sufre dos graves derrotas contra Sertorio en Lauron y frente a
Cartago Nova. Tras recibir refuerzos y la ayuda de Metelo, intimo colaborador de
Pompeyo, al año siguiente se equilibra la balanza y se alternan victorias y derrotas
entre ambos bandos, pero es en este punto donde Pompeyo toma la iniciativa y
empieza a hostigar a las ciudades celtibéricas que apoyaban a Sertorio Tras una
exitosa campaña por la meseta, Pompeyo empuja a Sertorio a refugiarse en el Valle
del Ebro, donde el ambicioso oficial Marco Perpenna, que al inicio del conflicto
habia traido como refuerzo desde italia los restos del ejercito de Lépido, quien le
traiciona y lo asesina a comienzos del año 72 ac.
Es muy importante señalar la actitud moderada que Pompeyo tuvo ante los vencidos
en Hispania, lo que le permitio entablar grandes relaciones de clientela con las tribus
de la península que le serian de gran apoyo en sus conflictos futuros con Julio César.
Tambien funda la ciudad de Pompaelo, la actual Pamplona.
Este cuadro de inestabilidad total en la república tras las acciones de Sila, las
rebeliones populares de Italia e Hispania, la vuelta al teatro de operaciones
mediterraneo de Mitridates en oriente, propician la aparicion de una figura
trascendental como la de Espartaco.
Pero es en este momento, en contra de los deseos del propio Espartaco cuando su
ejercito le obliga a marchar hacia el sur para tomar Roma y vengarse de los años de
abusos y tortura sufridos. En Roma, el terror provocado por la situación hace que el
senado otorgue poderes especiales a otro de los protagonistas de nuestra historia, el
proconsul Crasso, y le dota de diez legiones para enfrentarse a los rebeldes. El
ejercito de Espartaco marcha hacia el sur, sin llegar a sitiar Roma, y es perseguido
por Crasso a lo largo de Italia. Espartaco pretendiendo huir a Sicilia, es encerrado por
Craso en la punta de la bota itálica, por medio de un sistema de fortificaciones que
iba del golfo de Terina al de Silatio.
Espartaco es traicionado por los piratas a los que paga para que desembarquen a sus
tropas en Sicilia, y ante esta situación decide volver a Italia, superando las lineas
defensivas de Crasso con un tercio de los hombres de su ejercito durante la noche. En
ese momento Crasso pide ayuda al senado para que envie a Italia las legiones de
Pompeyo y de Lúculo. La rebelion esclava llegó a su fin con la derrota de las fuerzas
rebeldes, cercadas por tres ejercitos romanos y aniquiladas. Espartaco muere en la
contienda y 6000 prisioneros fueron crucificados en la Via Apia hasta Roma. Crasso
ganó la batalla principal, y Pompeyo eliminó a una pequeña fuerza superviviente más
adelante, pero utilizó este episodio para vender en Roma la idea de que el vencedor
de Espartaco habia sido él. Lo cual enemistó para siempre a Pompeyo y Crasso. Esto
no impidió que ambos comandantes fuesen nombrados cónsules en el año 70 ac.
Apoyados por las fuerzas populares, abolieron las leyes de Sila y ya en ese momento
comenzaba a adquirir cierta relevancia un joven político y militar romano cuya
entrada en escena significaria un punto de inflexion irreversible en la historia romana.
El joven Cayo Julio César.
Pese a que el formato estandar para acometer esta sesión hubiese sido hacer un
recorrido de la vida de Julio César desde su inicio hasta el punto donde finaliza, creo
que es más ameno para el lector si tratamos este periodo como si de una obra de
teatro se tratase donde tenemos un escenario, el cual ya hemos montado en el punto
anterior y en el que ahora vamos a presentar a los tres personajes principales de
nuestro drama. Los tres tienen una gran importancia en la trama y cada uno tiene
personalidades y características diferentes que explican en buena medida las acciones
que emprendieron y que llevaron en última instancia al inicio de una nueva Guerra
Civil en la que seria la última fase de la República romana. Por lo tanto, tenemos
delante de nosotros a los actores principales:
– CRASO
– POMPEYO
– JULIO CÉSAR
CRASO:
Marco Licinio Craso fue un político y general romano perteneciente a una noble
familia prebeya, lo Licinios. En sus primeros tiempos en la carrera pública, comenzó
como orador en la corte, pero tuvo que interrumpir sus actividades debido a las
Guerras Civiles en la República. Su padre y su hermano murieron durante el gobierno
de Cayo Mario y Cinna, tras lo cual se ocultó en Hispania y se unió al bando de Sila,
participando en la caida del régimen de los populares.
POMPEYO:
Cneo Pompeyo Magno perteneciente tambien a una noble familia plebeya, fue un
militar y político romano que desde su infancia fue educado en Roma y en las
campañas militares de su padre (que fue cónsul) para ser un militar al servicio de la
República. Tambien su familia fue sacudida por la dura represión llevada a cabo por
el gobierno popular de Mario y Cinna, llegando a abortar un complot de asesinato
contra su padre. Tras la posterior muerte de su padre, su acceso a los altos puestos
militares quedó vedado y su casa en Roma fue incendiada, si bien es cierto que
tambien recibió la protección de importantes personalidades de Roma que
posibilitaron su reintegración en la clase nobiliaria de la ciudad.
Tras negarse de nuevo a disolver sus legiones y entregar el mando, Pompeyo esperó a
que le enviasen a Hispania a combatir a los supervivientes de Lépido que se habian
unido a Quinto Sertorio en la rebelion Hispana. Esto sucedió y Pompeyo se vio
envuelto en un conflicto mucho más grave de lo que esperaba al enfrentarse a los
ejercitos bien entrenados y comandados de Sertorio en la península ibérica. Tras un
primer año de sonadas derrotas ante Sertorio, poco a poco fue equilibrando la balanza
y hostigando a las ciudadaes celtiberas de la meseta hasta que Sertorio se vio
obligado a retroceder y refugiarse en Osca. Allí fue asesinado por uno de sus
lugartenientes, poniendo fin a la parte central de la contienda. Pompeyo fundó la
ciudad de Pamplona en Hispania.
Mientras tanto en Italia, Craso estaba persiguiendo a Espartaco y sus rebeldes por la
península, y Pompeyo fue llamado para cercar a los esclavos con las fuerzas
combinadas de otros dos ejercitos romanos. La maniobra tuvo éxito y Craso derrotó a
los ejercitos de Espartaco. Pompeyo eliminó a un pequeño grupo de los
supervivientes de la rebelión, y al volver a Roma se atribuyó la victoria total sobre
Espartaco, lo cual le enemistó profundamente con Craso, aunque esto no impediría
que ambos fuesen nombrados cónsules de manera conjunta en el año 70 ac. Abolieron
entre ambos las leyes silanas y más adelante ante el azote de los ataques piratas ilirios
en el adriático, le fueron encomendados poderes especiales para terminar con la
amenaza, lo cual consiguió tras aprobar el senado poderes militares y fondos casi
ilimitados. La campaña que llevó a cabo en todos los mares donde Roma tenia
intereses fue un rotundo éxito por su contundencia y rapidez. Pompeyo era uno de los
hombres más populares de Roma y tenia prestigio como comandante militar brillante.
JULIO CÉSAR:
Cayo Julio César nació en el año 100 ac en Roma y era perteneciente a la Gens Iulia,
una familia aristocrática romana. Era sobrino de Cayo Mario y se casó con Cornelia,
hija del antiguo cónsul popular Cinna. La carrera política de César se vio
interrumpida en sus inicios con el golpe de estado de Sila. Su padre muere durante la
represión silana cuando César tenia solo 16 años y su familia pierde sus posesiones
que son requisadas por el Estado. Además, Sila puso precio a su cabeza, con lo que
durante la infancia de César fue continuamente perseguido por los asesinos del
dictador. El propio Suetonio nos dice que cada noche tenia que dormir en una casa
distinta para que no le encontrasen. Con el paso del tiempo, diversos personajes de la
aristocracia romana amigos de la familia pidieron al dictador que permitiese a César
retornar a la vida pública, a lo que Sila accedió, según Suetonio, pronunciando la
siguiente frase:
“Venceis y lo llevais con vosotros; regocijaos, más sabed que llegará un dia en que
ese que tan caro os es, destruirá el partido de los nobles, que todos juntos hemos
defendido; porque en César, hay muchos Marios.”
El joven Julio César fue enviado entonces en mision diplomática a Asia, donde sirvió
en el reino de Bitinia, en la actual zona del Bósforo. Las malas lenguas de la época
aseguraban que alli habia tenido una relación amorosa con el monarca Nicomedes IV,
algo de lo que durante toda su carrera le acusaron sus oponentes llamándole “La reina
de Bitinia”. Julio César siempre negó este hecho y a lo largo de su vida se casó varias
veces y tuvo infinidad de amantes, tal vez como prueba de la mentira, o tal vez para
alejar de su persona los rumores de su supuesta homosexualidad.
Esta anécdota es posiblemente inventada por el propio Julio César, o al menos parte
de ella, pero nos da las claves de algo de lo que para él tenia una importancia capital:
el control del relato y la propaganda siempre en favor de uno mismo.
En el año 69 ac cuando tenía apenas 31 años, César fue enviado como cuestor a la
provincia de Hispania Ulterior, una provincia rica y pacificada, donde César podria
aumentar facilmente su red de aliados y clientes, algo imprescindible para poder
progresar en la vida pública romana. Aunque aún le quedaba tiempo como cuestor en
dicha provincia, César abandona prematuramente el cargo y regresa a Roma. Al
parecer un incidente ocurrido durante la visita de César al templo de Hércules
Melkart en Gadir (la actual Cádiz), hizo que cambiase el rumbo de su carrera.
Suetonio nos lo describe de la siguiente forma:
“Viendo cerca del templo de Hércules, una estatua de Alejandro Magno, suspiró
profundamente como deplorando su inacción. Y lamentando no haber realizado
todavia nada grande a la edad en la que Alejandro habia conquistado ya el universo,
dimitió inmediatamente de su cargo y regresó a Roma esperando allí ocasión de
realizar grandes cosas”
Tras su regreso a Roma, Julio César fue nombrado edil encargado de las obras
públicas, y fué durante este periodo donde se ganó buena parte de su popularidad
entre el pueblo. Defendió energicamente la causa popular, realizó grandes obras y
reparaciones de infraestructuras y organizó unos juegos para los romanos nunca
vistos hasta la fecha, que ocasionaron que a posterioridad se instaurase una ley que
limitaba el número de gladiadores presentes en una sola arena. Evidentemente esta
carrera política era extremadamente cara, y César se vio obligado a contraer enormes
deudas para poder costearla. La mala situación financiera de César seria siempre una
constante durante estos años y le influiria enormemente en la toma de decisiones que
llevaria a cabo más adelante.
Tanto fue asi que para huir de sus acreedores, César regresa como Pretor a Hispania
Ulterior, llevando a cabo campañas militares contra los lusitanos. Estas operaciones
militares exitosas, le permitieron ganar prestigio y enriquecerse con el botín y la
venta de esclavos, lo cual era necesario para mitigar sus enormes problemas
económicos
Suetonio hace referencia a la gravedad de las deudas contraidas durante su etapa en
Roma:
“Fué designado por sorteo para la Hispania Ulterior, pero retenido por sus
acreedores, nos se vió libre de ellos hasta que pagó fianzas”
De vuelta en Roma, agobiado por las deudas y falto de prestigio en una gran campaña
militar, César maniobró habilmente en la politica romana para acercarse cada vez más
a los dos hombres más poderosos de la ciudad en ese momento; Pompeyo el brillante
general y Craso el hombre más rico de Roma.
2.3 EL TRIUNVIRATO
Tenemos ya en este punto a las tres figuras principales de nuestro drama colocadas en
el escenario, donde la turbulenta política romana de los años 60 ac iba a
transformarse en la atmósfera necesaria para que Julio César obrase un auténtico
milagro en su ascenso al poder. Es en este periodo cuando César se muestra como tal
vez el político más completo y hábil de la historia antigua.
Siendo plenamente consciente de sus propias debilidades, que eran las dificultades
económicas, su pertenencia al bando popular y la falta de una gran campaña militar
que le granjease prestigio y la lealtad de las legiones a su mando, César inicia un
peligroso juego para acercarse cada vez más a los dos hombres más poderosos de
Roma, que en ese momento estaban enfrentados.
Craso, era sin ninguna duda el hombre más rico del estado y ansiaba controlar aún
más las finanzas del mismo con legislaciones que favorecieran sus intereses. Su gran
victoria militar ante Espartaco le fue robada por Pompeyo y su treta propagandística.
Y aunque ambos habian sido designados consules en el año 70 ac, su enemistad era
manifiesta. La ausencia de Pompeyo en las campañas asiáticas contra Mitridates, era
la oportunidad perfecta para erigirse como el primer hombre de Roma, independiente
de la rancia oligarquia optimate del senado, Es en esta época cuando César entra en
su círculo de influencia para organizar con él ambiciosos proyectos sociales en Roma,
que pese a que fueron tumbados por el Senado tenian el sello innegable del joven
protagonista de nuestro relato. La consecuencia de ello fue que Craso intentó colocar
a un títere como cónsul, personificado en el arruinado patricio Catilina, mientras que
el senado propondria a Marco Tulio Ciceron.
“Dirigió César todos los asuntos del Estado a su arbitrio. Hasta el punto que
algunos antes de firmar sus documentos, los fechaban por burla no en el consulado
de César y Bíbulo, sino en el de Julio y de César.”
Contentados ya sus dos socios, Julio César empieza a atender su propia promoción
personal. Fortalece los lazos con Pompeyo ofreciendole en matrimonio a Julia, su
única hija, y acto seguido inicia un nuevo proyecto de reforma agraria para granjearse
la popularidad entre el pueblo. Reparte las tierras del Ager Campanus, lás más fertiles
de Italia, entre 20,000 familias con más de tres hijos. Finalmente pone el broche final
a su maniobra política al conseguir que le fuese concedida una posición real de poder
para los siguientes años, al otorgarle las asambleas populares el gobierno de las
provincias romanas de la Galia Cisalpina, la Galia Narbonense y el Ilirico. Además
del mando de tres legiones. En cuanto pudo, César exageró enormemente los
problemas de estas provincias ante el senado, lo que hizo que se le permitiese reclutar
una legión más.
Finalizado el año de su consulado, César marchó hacia el norte y dirigió sus ejercitos
hacia las provincias galas. Es aquí donde se desarrollaria el siguiente acto de nuestra
historia.
2.4 LA CONQUISTA DE LA GALIA
“Apoyado pues por su suegro y su yerno, eligió entre todas las provincias romanas
de las Galias, que, entre otras ventajas, ofrecian recursos y un vasto campo de
triunfos. Recibió en primer lugar la Galia Cisalpina con Iliria según la Ley Vatinia;
y despues le dió el senado la Galia Transalpina, persuadido de que el pueblo habia
de dársela si el senado se la negaba. No pudiendo dominar la alegria que le
embargaba, pocos dias despues se jactó en pleno senado de haber llegado al colmo
de sus deseos, a apesar de la resitencia y las lamentaciones de sus enemigos, y
exclamó que en adelante marcharía sobre sus cabezas.”
La jugada que César habia planificado durante años empezaba a dar sus resultados,
ya que al ponerle al mando de un ejercito, en las provincias al norte de Roma que
hacian de frontera contra los siempre hostiles galos, el senado le habia otorgado todas
las herramientas que un hábil político como él necesitaba. Si a esto le unimos que al
norte de estas provincias romanas gálicas se extendía el enorme territorio sin
conquistar de la Galia, poblado por una multitud de pueblos celtas enfrentados entre
si, César se encontraba en la situación idonea para hacerse literalmente el amo de la
República. Aunque eso no quiere decir que no se enfrentase a enormes dificultades.
Es en este punto donde César se destaca como algo más que un brillante militar con
acciones como la construcción del puente sobre el Rhin. Los pueblos germanos,
realizaban periodicamente incursiones en la Galia desde hacia siglos, con mayor o
menor éxito, pero siempre con la seguridad de que la frontera natural que ejercia el
propio rio, los resguadaba en caso de retirada o de sufrir una invasión.
Julio César, percatándose de este hecho ordena algo nunca visto en la antigüedad, la
construcción de un puente sobre el Rhin para desembarcar a sus tropas en la otra
orilla. Es un terrible golpe en la guerra psicológica contra los germanos al mostrar el
verdadero poder de Roma en ese momento, llevando a cabo una empresa totalmente
impensable para los germanos y que les demostraba que si César queria, podia invdir
sus tierras. Invasión que nunca se produjo, ya que el general romano solo realizó
pequñas operaciones en la otra orilla, pero la demostración de fuerza habia sido tal,
que incluso algunas de las tribus germanas del otro lado le dieron su lealtad sin
luchar.
Es en este periodo cuando César intenta llevar a cabo una especie de protectorado en
la Galia, intentando convencer a las tribus galas de que su sometimiento a Roma es la
única forma de salvarse de las presiones de los pueblos germanos de más allá del
Rhin. Esta estrategia obtiene algunos éxitos parciales, pero la inquietud y el malestar
que causaba la incursión de este invasor romano en los territorios de unos pueblos
diferenciados, pero etnica, ligüistica y culturalmente afines, provoca un rechazo
general sobretodo en las regiones de los belgas, el norte de de la actual Francia y
Bretaña. Serán los Belgas los siguientes en la conquista, que habian formado una liga
para enfrentarse al caudillo romano. César de nuevo los vence, deshace las alianzas
belgas y lleva a cabo una política de exterminio en la región para dar ejemplo al resto
de pueblos galos.
Los ejercitos de César viran al oeste e invaden el norte de la actual Francia, para
sofocar las rebeliones producidas entre los galos cada vez más enfurecidos por sus
perdidas de territorios, libertades y por las aniquilaciones de pueblos enteros
cometidos por los ejercitos romanos en la Galia. Los galos, eran pueblos que
conocian de sobra la guerra, pero no los genocidios y menos de esa magnitud.
Las políticas terriblemente represivas llevadas a cabo por Julio César en la Galia,
habian conseguido lo impensable, que los diversos pueblos celtas se uniesen para
luchar contra el invasor romano. Durante los dos años anteriores, el caudillo galo
Vercingetorix tejió una red de alianzas secretas entre los pueblos celtas para expulsar
a los ejercitos romanos de la Galia. El foco principal de esta rebelión surgió en la
Galia central, realizando los ejercitos galos campañas contra la provincia de la Galia
Narbonense, pero César al darse cuenta de la magnitud del problema, regresó de
Britania y llevó el combate al propio territorio delos arvernos. Vercingetorix,
consciente de las dificultades de aprovisionamiento de los romanos, llevó a cabo una
política de tierra quemada en su propia patria, lo que estuvo a punto de matar de
hambre a los ejercitos de César, con un coste tambien elevadisimo para su propio
pueblo.
En el año 52 ac tiene lugar un hecho de extraordinaria importancia, cuando las tropas
romanas con Julio César a la cabeza asedian la ciudad de Gergovia. Vercingetorix
consigue llegar en auxilio de la ciudad con su ejercito e inflingen una contundente
derrota a los romanos, acabando para siempre con el mito de invencibilidad de Julio
César en combate. La guerra se desplaza entonces al sur y tras enfrentamientos a los
largo de todo el territorio de los secuos, Vercingetorix se refugia con sus hombres en
una ciudad sobre una colina fuertemente fortificada. Julio César le persigue y se
inicia así el que seria el escenario decisivo de toda la guerra: el asedio de Alesia.
EL SITIO DE ALESIA
Ante semejante despliegue, Vercingetorix viendo que no podia detener las obras del
asedio y que seria imposible sobrevivir si estas se completaban, envio en secreto
varios mensajeros a todas las naciones galas para que reuniesen un ejercito tan
enorme que atacase a las tropas romanas desde fuera y rompiese el cerco. Y tuvo
éxito, ya que el resto de pueblos celtas consiguieron reunir un ejercito de casi
100,000 hombres que enviaron a socorrer a Vercingetorix a Alesia. Pero César habia
interceptado a alguno de estos mensajeros y era consciente del plan de los galos. Esto
no quiere decir que César no fuese consciente de que si ese ejercito llegaba a sus
posiciones era el fin de su campaña en la Galia, la pérdida de la guerra y
posiblemente de su propia vida.
Y una vez más, Julio César da una muestra más de su genio militar y de su arrojo.
Ante estas situaciones, en el mundo antiguo cuando un ejercitio sitiaba una ciudad y
otro ejercito llegaba por su espalda para romper el cerco, los sitiadores se retiraban
ante la amenaza de ser aniquilados por los dos ejercitos enemigos del entorno (el de
dentro y el de fuera de la ciudad). Julio César toma la decisión de no abandonar sus
fortificaciones y no solo eso, ordena a su ejercito construir a marchas forzadas un
segundo anillo de las mismas características que el primero solo que con las defensas
orientadas hacia el exterior y con un espacio entre ambos muros de 200 metros, por el
cual se moverian sus tropas. El enorme ejercito galo, que doblaba en efectivos al
romano, llega y se encuentra de bruces con un enorme muro donde los romanos les
esperan. Inician el asalto y realizan tres ataques de gran fuerza, que causan grandes
bajas a los romanos, que se defienden a duras penas. Mientras tanto, Vercingetorix
juega su carta y aprovecha para atacar con sus hombres desde la ciudad a las defensas
interiores de los romanos. En este momento los ejercitos de Julio César estan al borde
del abismo, pero César en una maniobra desesperada, saca a su caballeria de las
fortificaciones y ordena que carguen contra el ejercito celta. Los galos, son hechos
retroceder y se dispersan, desvaneciendose toda esperanza para los hombres de
Vercingetorix, que vuelven a refugiarse en la ciudad. Durante varios dias y sus noches
los combates no cesarian tanto en el exterior como en el interior. Pero perdida ya toda
esperanza, Vercingetorix que era un auténtico lider para su pueblo decide terminar
con la contienda.
En septiembre del año 52 ac, Vercingetorix sale a caballo de los muros de la ciudad
completamente solo. Entra en el campamento romano, se sienta en el suelo y arroja
sus armas frente a Julio César, rindiendo la resistencia gala para que su pueblo no
sufriese más de hambre y enfermedades en una batalla que ya no podian ganar.
Vercingetorix fue encadenado y paso 6 años preso en Roma hasta que fue exhibido en
el triunfo de Julio César por las calles de la ciudad y posteriormente ejecutado.
Los últimos focos de rebelion en las galias fueron sofocados y tras ocho largos años
de guerra, Julio César habia conquistado para Roma un territorio de más de medio
millón de kilometros cuadrados, lo cual le enriqueció a él personalmente hasta límites
insospechados y le garantizó la lealtad casi fanática de sus tropas que se enfrentarian
en el futuro a todas las amenazas que se pusiesen en el camino de su comandante.
Estas legiones tan experimentadas y victoriosas bajo terribles circunstancias era una
maquina militar entrenada y devota, un medio de poder casi sin precedentes en la
historia republicana que le permitia afrontar cualquier desafio de poder en Roma.
Pero no debemos olvidar el terrorifico resultado que esta invasión por parte de Julio
César tuvo para la Galia: más de 800 pueblos saqueados, regiones enteras devastadas,
un tercio de la población másculina muerta, otro tercio convertidos en esclavos y un
tributo de cuarenta millones de sextercios.
Tras la conquista de la Galia, Julio César se habia convertido sin ninguna duda en el
hombre más famoso de Roma. Un heroe que habia extendido los límites de la
Republica más que ningún otro y que habia obtenido gloria y victorias militares sin
igual. Durante todos estos años de conquista, los dos compañeros de Triunvirato de
Julio César habia visto con recelo la creciente popularidad de la que disfrutaba, y esto
los distanció enormemente. Recordemos que Craso habia partido hacia oriente, al
gobierno de Siria y a hacer la guerra a los Partos, otro gran imperio de la región,
buscando gloria. El resultado fue que el ejercito de Craso fue aniquilado por los
jinetes partos en la batalla de Carras y el propio Craso fue capturado. Perdió la vida
cuando el comandante parto ordenó que se fundiera oro y se le vertiera a craso por la
garganta para castigarle por la avaricia que le habia traido a invadir estas tierras.
Con el triunvirato disuelto, Pompeyo seguia en Roma cada vez más receloso de
César. La muerte de su esposa Julia, hija de César, mientras este estaba en las galias
les distanció aún más. Poco a poco Pompeyo fue abiertamente hostil a las acciones de
César en la Galia y se alió con la facción más conservadora del senado para poner
freno a las acciones del comandante romano. Hasta tal punto que Pompeyo apoyó al
senado en una resolución que impedia a cualquier romano presentarse a un cargo
público in absentia, es decir, sin estar presente en la ciudad. Esto suponia que si
César queria seguir al mando de sus legiones debia dejarlas en la Galia y volver solo
a Roma para ser juzgado por sus supuestos crímenes contra el estado romano.
Julio César sabia que acatar esa orden era de facto una sentencia de muerte para él, y
de nuevo tomó otra arriesgada decisión. Conducir a sus tropas al sur y marchar sobre
Roma, como Sila habia hecho décadas antes. El límite donde los comandantes
romanos debian licenciar a sus tropas para entrar en Italia por el norte era el rio
Rubicón, y según la tradición romana al cruzarlo, César pronundia su famosa frase
“Alea iacta est” que significa “la suerte está hechada”.
Julio César entra en ese momento en terreno desconocido, pero siendo perfectamente
consciente de que esa trascendental decisión solo tiene dos finales posibles para él:
Vencer o morir.