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El ideal de ciudad creado por Roma, es el de civitas, refiriéndonos como tal al conjunto
del territorio (con sus recursos, sus funciones sociales y constitucionales) fruto de un
proceso histórico, que comienza con los latinos y continúa con los demás pueblos que
participaron de la ciudadanía romana. La fundación venia dada por la predicción de un
augur y por el trazado de los límites por un sacerdote, después se cavaba el mundus, se
clausuraba la ceremonia con una piedra cuadrada y se ordenaba el plano de la ciudad.
Se trata de un ideal común, donde ser ciudadano de Roma era ser legitimado, puesto que
se participaba en el reparto de tierras, en la política, en la cultura y en los cargos del
Estado. En la cúspide se encontraba la clase patricia, que derivó a una aristocracia
selectiva. Entre ellos destaca la nobilitas, quienes se habían enriquecido por la
expansión romana, formaban parte del Senado y disfrutaban del máximo prestigio. En
los años 60, esta aristocracia senatorial paso a ser autocracia militar, dando paso al
imperio. También destacaba la orden ecuestre, que por su fortuna eran alistados como
soldados de caballería. Su formación en un ordo vino dada por el florecimiento del
comercio exterior y la explotación de recursos naturales y se encargaban de
determinados servicios públicos. No se manifestaron nunca en contra del estamento
senatorial, temiendo que les limitase su campo de poder económico.
Por debajo de estos, se encontraban los proletarii (los trabajadores) y las clases medias
(comerciantes, prestamistas y banqueros). La epigrafía nos informa de que podían ser
libre, libertos o peregrinos. En este grupo hay que diferenciar (por su residencia y
actividad económica) entre la plebs urbana y la plebs rústica.
Por otro lado estaban los esclavos, fundamentales para la economía antigua. Procedían
de prisioneros de guerra (captiuitas) por deudores (más tarde suprimidos) o por
nacimiento. Seruus era el hombre que había sido privado de libertad por la norma, no
por naturaleza. Paralelamente, se desarrollan los libertos, que eran los esclavos a
quienes se les habían concedido la libertad (conseguida mediante el trabajo y por la
llamada manumisio que afectaba al resto de la familia). Éstos no eran ciudadanos y
seguían atados a su dueño, ahora patronus; tenían que cumplir el obsequium, las operae
y la bona. Los esclavos y los libertos gestionaban la administración central y local y su
origen suele ser greco-oriental.
Capitulo II. LAS INSTITUCIONES POLITICAS.
El Estado republicano decaía bajo los conflictos que se dieron entre 135 y el 71 a.C.:
1. Las revueltas serviles por abuso de los latifundistas, que resultaron ser una
defensa de la independencia contra Roma. Cabe mencionar las producidas en
Etruria y Pérgamo (133 a.C). En Sicilia se dio la Primera guerra servil (135-132
a.C.) destacando las bandas de esclavos-pastores, los personajes de Euno (quien
funda su propio reino) y de Cleón. El cónsul Rupilio puso fin a la revuelta y
proclamó la Lex Rupilia para evitar futuras. La segunda guerra (104-101 a.C.)
vino dada por la sublevación dirigida por Salvio, a quien se unió Atenión y se
combatió desde el santuario de Palicos. Sin embargo, fueron derrotados por el
cónsul Aquilio. La última revuelta fue iniciada por Espartaco (74-71 a.C.) quien
de verdad buscaba la libertad. Aglutinó a campesinos despojados de sus tierras, a
tracios, galos y germanos, dándose la batalla final- en Apulia, donde vencieron
las tropas de Craso y Pompeyo. El núcleo fue escuela de gladiadores de Capua.
2. Roma emprendió una política imperialista de conquistas y ante un imperio tan
extenso, los órganos de gobierno resultaron insuficientes, al igual que la
desproporción entre cives y sometidos. Tiberio hizo reformas de renovación
social y una reforma agraria para paliar la crisis de la agricultura, limitar los
latifundios, impedir el aumento del proletariado y evitar la lucha fratricida.
También fue importante la ley militar y la judicial. Sin embargo, apareció la
crisis social por la rivalidad entre los nobilitas y el ordo equester, junto con los
desequilibrios en el poder militar y en el senado. La primera guerra civil la
provocaron Cayo Mario y Cornelio Sila al monopolizar el poder en su propio
beneficio. A esto le sigue el triunvirato de Pompeyo Cesar y Craso, el
enfrentamiento de Pompeyo y Cesar (populares frente a optimates) finalizando
con la subida como emperador de Cesar.
3. Roma, en su sometimiento a las comunidades itálicas, impuso una serie de
sometimientos y obligaciones (tributum y poder en oligarquía local) y concedía
la ciudadanía a sus aliados, aunque los dirigentes romanos no eran muy
equitativos con ellos. El problema itálico se agravó al aumentar las diferencias
entre la nobilitas senatorial, que podían conseguir la ciudadanía sin limitaciones,
y los socii. Además, la ley de Graco hizo que parte de las propiedades de los
itálicos se distribuyeran al ager publicus. Así, los aliados itálicos, bajo el nombre
de Italia levantaron un ejército y se levantaron en Fregellae en el 125 a.C. Graco
para resolverlo, extendió la ciudadanía a todos los itálicos (Lex Iulia y Lex
Calpurnia), aún con la negación de la nobilitas romana. Como resultado, toda
Italia formó el municipia ciuium romanorum, integrando a toda la comunidad
itálica, aunque había limitaciones impuestas por la nobilitas.
Conclusiones: la desconfianza en el ordo senatorial, que desembocó en envidias y
ambiciones, las diferencias entre los latifundistas y el resto de la población, las
diferencias agrarias, las elites locales, las continuas guerras y las rebeliones serviles,
hizo que el orden político de la republica cambiase. La desconfianza entre miembros de
la nobilitas, entre la misma familia y el enorme poder personal, desembocaron en un
nuevo estado. Todo esto demostraba que los últimos 60 años de republica, de continuas
guerras civiles, evidenciaron la necesidad de una dictadura militar.