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Los hermanos Graco ¿lucha

de clases en la Antigua
Roma?
Por
 Esteban García Marcos
 -

Antecedentes
Inmediatamente después de terminar la Segunda Guerra Púnica, el
gobierno romano había sido reafirmado en las manos de la nobleza
senatorial. Durante un periodo corto de tiempo existió cierta calma y
armonía en este grupo, pero pronto empezaron las disensiones. Lo que se
conoce como «solidaridad de clase» empezó a resquebrajarse ante el poder
casi absoluto de los senadores. Tarde o temprano, la lucha entre los
distintos bandos del senado iba a desarrollarse a cualquier precio, incluida
la crudelitas,  acabar con el adversario cueste lo que cueste.

La crisis no va a ser solo en Roma, sino en las provincias, que


prácticamente acaban de ser creadas. Sicilia y Cerdeña son constituidas
tras la Primera Guerra Púnica, luego se sumará Hispania (197 a.C.),
Macedonia (148 a.C.) y África (146 a.C.). En las provincias había
gobernadores que debían, evidentemente, someterse a los designios del
senado romano. Por lo tanto, la magistratura era anual y colegiada. Sin
embargo, esto fallará cuanto más se extienda el imperialismo romano, sus
tentáculos eran más largos, pero también más frágiles. Los gobernadores
quedaban libres de los mecanismos que evitaban el abuso de poder, ya que
Roma aún no había cambiado su mentalidad de ciudad-estado. Para
solventar esto se crearon tribunales que trataran de evitar las extorsiones
de los altos cargos, sin embargo no lo conseguirían, puesto que se
convertirían en meras herramientas de ataque entre los grupos políticos
enfrentados.

La crisis no solo ocurre fuera de la península, sino que también existen


ciclos migratorios en Italia que van a ser un auténtico quebradero de
cabeza para las ciudades socias de Roma y para la propia ciudad eterna. En
un principio la ciudad necesitaba población así que la ciudadanía era muy
fácil de obtener para los migrantes. Sin embargo, las ciudades emisoras de
población se veían impulsadas por un gran problema: tenían que cumplir
cuotas fijas para el ejército romano. Así, los socii  romanos se vieron
ahogados por la falta de población cada vez más alarmante. La solución fue
simple, los itálicos debían tener permiso de su ciudad para emigrar. Sin
embargo, la semilla de la discordia ya estaba latente y las ciudades iban a
desear mayor autonomía ya que estaban a medio camino entre la
integración y la independencia.

Otro de los grandes problemas de Roma es su ejército. Si un siglo antes


había sido su mayor potencia, ahora enflaquecía precisamente por su fama.
En todo el Mediterráneo había entre 40.000 y 60.000 soldados en pie de
guerra. Era una cifra enorme para la época y ocupaba el 20% de su
población ciudadana. Y aquí está el problema, debían ser ciudadanos y
propietarios. Por lo tanto, los propietarios de los territorios de Roma no
están explotando sus tierras sino que están en una guerra interminable en
los confines del Mediterráneo. ¿Qué rédito económico tenía la vida marcial?
El botín, claro, pero cuando luchaban contra Grecia, este botín les proveía
abundantes beneficios, cuando entraron en Hispania, la cosa había
cambiado mucho y el terreno tan pobre apenas les permitía saquear para
sobrevivir. Lo que ocurre entonces es que los hombres están fuera de
Roma y no vuelven durante años por la distancia de las campañas,
entonces, no hay nadie que gestione las tierras y empiezan a concentrarse
en manos de una oligarquía terrateniente de origen senatorial.

En este marco contextual vamos a encontrar dos problemas graves para el


ejército: Hispania y las revueltas serviles.

Sicilia era una isla con una larga tradición de agricultura en extensión y de
grandes pastizales. El régimen servil permitía la explotación de miles de
seres humanos en un régimen de brutalidad y degradación que traía
importantes riquezas a los latifundistas, ya que podían reducir costes al
máximo. Algunos esclavos, como los pastores, que tenían cierta autonomía
por el propio estilo de su trabajo empezaron a dedicarse al bandolerismo.
En 135, un esclavo llamado Euno conquistará la ciudad de Enna y se
nombrará rey. Encerrará a la población libre convirtiéndola en esclava y
después se dedicará a conquistar Sicilia hasta que Publio Rupilio
consiguiese detener la revuelta en 132. Esta sublevación sentará el
precedente de revueltas de esclavos posteriores, como la de Espartaco.

En este decadente ambiente aparecen dos figuras de capital importancia.


La primera es una persona, Escipión Emiliano, un eminente político de la
mítica familia de los Escipiones que acabará con Cartago y terminará el
legendario sitio de Numancia -los Escipiones en general tendrán un papel
fundamental. Su gran poder iba a encontrar su equilibrio en Apio Claudio
Pulcher y Cecilio Metelo. La otra figura es una magistratura, el Tribunado
de la Plebe, que en un principio se iba a configurar como un arma
arrojadiza entre las factio pero que finalmente se iba a convertir en su
auténtico contrapoder ya que tenía el poder del veto y de la consulta
popular. Este cargo estaba colegiado como prácticamente todas las
magistraturas romanas.

Tiberio Sempronio Graco


Para muchos supone el principio del fin de la República de Roma. Con su
aparición en la escena política se catalizan todos los males de la crisis que
durante décadas asolaba a la ciudad tiberina. Fue consciente de que si
Roma no había sido arrasada, era porque no había ninguna potencia
mediterránea capaz de hacerle frente. Mártir para unos, villano para otros.

Cuñado de Escipión, encontrará en él su mayor enemigo. Tuvo una


educación muy influida por su madre, y por lo tanto beberá de la cultura
helenística y el primer estoicismo. Luchará en las guerras de Hispania y
traerá de allí una serie de rencillas contra el senado por el trato que tuvo el
cónsul al que sirvió: Hostilio Mancino. Algunos plantean que fue venganza
la causa de su actuación, otros que simplemente quería reformar el
gobierno para superar la crisis.

Pero, una sola persona no podía desmantelar el régimen oligárquico él sólo,


es más el era una pieza más de ésta. Para ello se servirá de su
propia factio en un inicio capitaneada por su suegro, Apio Claudio Pulcher.

De un gran número de romanos, ninguno tiene ara, patria ni sepulcro de sus mayores, sino que por
el regalo y la riqueza de otros pelean y mueren.- Tiberio Graco

El 10 de octubre de 134 a.C. llegará al tribunado de la plebe apoyado por


su factio  y pronto se pondrá en contra al senado con su obra más
destacada: la lex agraria. Mediante esta ley intentaba repartir las tierras
del ager publicus  – el campo público, en manos del estado- entre los
campesinos más pobres, de esta manera, la población se enriquecía y la
desgastada clase media se recuperaría de los daños que había sufrido en
las guerras.

Para ello iba a resucitar otro conjunto de leyes que se remontaba al 367
a.C. y que recibían el nombre de licinio-sextias. Por ellas, el poseedor de la
tierra no podía tener más de 125 hectáreas de terreno, lo cual se podía
aumentar con 75 hectáreas por los dos primeros hijos que tuviera la
familia.

El territorio sobrante se iba a expropiar con su consiguiente indemnización


y se iba a trocear en pequeñas parcelas de 3 hectáreas. Posteriormente se
instalaría en ellas a campesinos en régimen de colonato y tendrían que
pagar una cantidad simbólica para demostrar que el terreno seguía siendo
público. Así evitaban toda posibilidad de concentración de poder
convirtiendo la propiedad en algo inalienable. Esta operación se llevaba por
una comisión de tres miembros, de carácter anual, llamada tresviri agris
dandis adsignandis iudicandis.

Quitarle poder a las capas altas de la sociedad era un auténtico suicidio, así
que quien tuviese el valor de hacerlo se iba a enfrentar al patriciado. El
brazo ejecutor sería Tiberio, que puso el proyecto en marcha obviando la
tradicional consulta al senado antes de presentarla ante la asamblea. La
aristocracia intentó mover los hilos de sus redes clientelares para derribar
la ley, pero fue infructuoso ya que el apoyo popular era total y el voto
secreto, no existían represalias. El día de la votación, miles de campesinos
de todos los alrededores de Roma acudieron en busca de esperanza.

Sin embargo, sus ánimos se vinieron abajo cuando Octavio, colega de


Tiberio en el tribunado le vetase la propuesta. Tiberio como consecuencia
proclamó la iustitia  por la cual toda Roma quedaba paralizada, pero los
campesinos volvían decepcionados a sus casas y eso le preocupaba. Así
pues, decidió volver a convocar la asamblea y votar por la deposición de
Octavio, que fue expulsado por unanimidad de los allí presentes. Tiberio
había violado la sacralidad del Tribuno de la Plebe en su desesperación por
efectuar las reformas, su destino se iba sellando poco a poco.

La ley se aprobaría a este precio, y la comisión sería ejercida por Tiberio,


su hermano Cayo y Apio Claudio. Pero necesitaban medios financieros para
llevarla a cabo que el senado les negaba. Afortunadamente, Atalo III rey de
Pérgamo había muerto y hecho heredero al pueblo romano de sus
territorios, con esa fortuna podrían llevar a cabo la reforma, pero el senado
se oponía. Tiberio, asumiendo que la riqueza había sido cedida al pueblo
romano exigió que fuera utilizada por el pueblo romano, y así se empezaría
a indemnizar a los expropiados y comprar útiles de labor y grano para los
colonos.

Sin embargo, estaba claro que cuando Tiberio dejase su mandato -anual-
iba a ser enjuiciado y asesinado por la clase senatorial. Su única salida para
salvar la vida era volver a ser elegido como tribuno, pero estaba prohibido.
Durante la asamblea de re-elección, asustados los senadores, fueron
violentamente contra la asamblea. La marea humana huyendo para no ser
asesinada aplastó a Tiberio que fue rematado en el suelo por uno de sus
colegas del tribunado. Su cadáver fue arrojado al Tíber. No se atreverían a
tocar la ley agraria, pero intentarían paralizarla por todos los medios.

La factio de Tiberio quedaba así desmembrada, pero pronto alguien tomaría


el relevo: su hermano.

Cayo Sempronio Graco


Once años después, en el 123 a.C., Cayo se convertiría en tribuno. Sus
motivos eran más personales que los de su hermano, había perdido una
figura muy importante para él y para su gens, buscaba venganza. Pero iba
a llevar a cabo una venganza en la línea de las ideas de la familia. Y en
consecuencia iba a legislar muy profusamente, mejorando la vida política
de los estratos más bajos. Cayo no iba a ser tan ingenuo como su
hermano, no iba a confiar tanto en el sistema, y por lo tanto se iba a
blindar para protegerse.

La primera de las leyes sería la ab actis por las cuales un magistrado


invalidado por el pueblo quedaba invalidado para volver a ejercer la vida
política. Podría parecer una medida lógica para evitar la corrupción que
asolaba Roma y sus provincias. Sin embargo era un arma muy poderosa
que iba a utilizar contra los rivales políticos que su facción encontrase en el
camino. También llevó a cabo leyes para evitar la persecución política
mediante juicios sumarios, así, impedía que se persiguiera a sus
seguidores.

Reformó la lex agraria para disponer de los suelos itálicos y extraitálicos, lo


que le permitía entregar pequeñas parcelas a lo largo y ancho del
Mediterráneo. Sería el causante de la reconstrucción de Cartago y la
creación de muchas colonias en todo el territorio romano. No menos
importante será la lex frumentaria que suponía el reparto de trigo para la
población. Esta ley es muy importante, ya que se mantendrá también
durante el imperio, será usada injustamente en muchas ocasiones para
ganarse el favor del pueblo, pero también era una medida necesaria por los
problemas de abastecimiento que sufría Roma por las malas cosechas,
además, la lex agraria no había terminado de arrancar todavía y los
campos no estaban tan explotados como debería. Con la lex militaris
protegía a los menores de 16 años de ir a la guerra y permitía que los más
pobres se pudieran alistar y tener un equipamiento decente -que hasta
entonces tenían que pagar- ya que les proveía de equipamiento. Será el
precedente de las reformas marianas.
Todo este cuerpo jurídico hará que se ponga en contra a mucha gente
poderosa, pero que el cariño de la población le blinde frente a ataques de
los senex, o eso pensaba.

Un tribuno enemigo intentó derogar la colonización de Cartago mediante


la rogatio minutia y esto sirvió de pretexto para un encarnizado
enfrentamiento a muerte entre los defensores de Cayo y sus enemigos que
se saldaría con centenares de muertos, entre ellos Cayo, que pediría a un
esclavo que lo asesinase.

Este sería el comienzo del fin de la república romana, que a partir de este
momento sufriría un deterioro meteórico hasta la instauración del
principado en la figura de Augusto un siglo después.

 Bibliografía
Roldán Hervás, José Manuel. Historia de Roma I: la República Romana.
Cátedra, Madrid, 1987.

Asimov, Isaac. La república romana. Madrid: Alianza, 2002.

La realización del problema social romano por Tiberio

Tiberio Sempronio Graco (162? - 133 a.C.) Estaba casado con la hija del famoso
orador Apio Claudio. Durante multitud de viajes por tierra, y consciente de los
problemas del gobierno romano, en si la desviación de los valores, Tiberio
advierte la escasa cantidad de hombres libres que habitaban los territorios de
Roma y sus provincias. Incluso observa que muchos ciudadanos vivían en
condiciones de cuasi esclavitud, maltratados y humillados por sus patrones que
no parecían respetar la ciudadanía romana de éstos trabajadores. Ver estos
sucesos es lo que principalmente lo lleva a plantearse qué hechos sociales
causaron a esta insostenible situación.
Para comprender esto ahondemos en la situación económica, política y social de
la Roma de su tiempo. Antiguamente el pueblo romano estaba constituido por
campesinos rústicos y humildes los cuales cambiaban sus herramientas de trabajo
por las armas, transformándose en los soldados de Roma cuando su nación los
necesitaba o debía ser protegida. Estos mismos hombres fueron los que con su
sangre y sudor ayudaron a incrementar las fronteras de la República y
conformaban su principal defensa ante las invasiones enemigas. Las nuevas
tierras, conquistadas con tanta rapidez, irónicamente llevaron a un desbalance
económico y social nunca antes visto. El trigo que llegaba de los nuevos
territorios como eran Cerdeña, África, España y Sicilia inundaba los mercados de
Roma desplomando los precios. Precios con los que a pequeños y medianos
agricultores se les hacía imposible competir, ya que era producto de la mano de
obra esclava de los latifundios. Siéndoles irrealizable proseguir con sus fincas se
veían obligados a venderlas, a su vez siendo estas así absorbidas por los
crecientes latifundios. No obstante estos latifundios estaban controlados por un
pequeño número de personas, algo que llevaba a una centralización y
"feudalización" de las tierras. En su absoluta mayoría los masivos terratenientes
eran o bien los especuladores que en los tiempos de la guerra contra Aníbal
habían prestado dinero al Estado; o los mismos Senadores quienes invertían todo
el botín de guerra en la agricultura, debido a que una ley promulgada en el 220
les impedía comerciar con este dinero. Esta masa de ciudadanos romanos
desposeídos tampoco podía encontrar un sustento en los trabajos artesanales y
administrativos de las ciudades ya que las conquistas y victorias militares
llevaron a que un exorbitante número de esclavos acapararan todo este tipo de
trabajos, de hecho la crisis era tal que un lote mediano de esclavos se medía en
las 10 mil cabezas. Los ciudadanos romanos, entonces, no veían salida alguna a
su oscura situación, más que trabajar en las fincas como colonos por unas pocas
monedas. No obstante tanta cantidad de esclavos llevaba a rebeliones, empujadas
por el maltrato que recibían, que tenían su coste político y social. Algunas de
ellas tan peligrosas y monumentales como la de Euno, quien comandando un
ejército de setenta mil hombres esclavos, dominara Sicilia durante seis años.
Fue la realización de todo lo anteriormente mencionado lo que, en parte, llevó a
Tiberio a plantearse la problemática en la que se encontraba la sociedad romana
de su época. Cómo podría la República protegerse a sí misma si los antiguos
campesinos-guerreros que la conformaban serían reemplazados por esclavos que
la odiarían profundamente. Tiberio Graco encontraría rápidamente una respuesta
a esto, respuesta que consistía en hacer renacer a la tradicional población agraria
de la República, conformada por hombres de campo dueños de sus pequeñas
parcelas de tierra. Pero lograrlo no sería tarea fácil ya que para esto debería hacer
caducar los arrendamientos de territorios públicos, iniciar un control de la
cantidad de territorio en poder de cada persona y repartir parcelas entre los más
pobres sin propiedades. Algo que sin duda alguna generaría una fuerte oposición
por parte de los terratenientes más ricos.

El alcance de la Reforma Agraria

Una vez en el poder, a la edad de 30 años, como Tribuno de la plebe, Tiberio se


empeñó en concretar su tarea de reconstruir la vieja población agraria romana.
Para esto propuso su famosa Ley Agraria, la que constaba en 3 puntos
específicos:

1.- Se limitaba la cantidad de tierra que un ciudadano podría usufructuar más de


500 iugera (250 ha, 333 acres), se podría incrementar en 250 más por cada hijo.

2.- Todas las tierras públicas que hubieran sido vendidas o arrendadas a


individuos privados serían devueltas por el precio de compra más una cantidad
equivalente a las mejoras realizadas.

3.- Las tierras devueltas serían divididas en lotes de 20 acres (7,5 ha) destinados a
los ciudadanos más pobres con la condición de que jamás las vendieran y
pagaran un tributo anual al tesoro.

Las tierras podían traspasarse por testamento pero no ser vendidas, las tierras
conquistadas pasaban a formar parte del ager publicus -el cual sería repartido
entre los ciudadanos empobrecidos en pequeñas parcelas-. Quizá una de las
medidas más importantes tomadas es que el estado mismo pagaría del tesoro las
herramientas necesarias para trabajar la tierra. El tributo anual que se les pedía a
los más pobres era simbólico y muy reducido, dándoles la oportunidad de poder
obtener ganancias de sus tierras y no solo el sustento diario. Al dirigirse al pueblo
Tiberio lo hizo de la siguiente manera:

Los animales del campo y los pájaros del cielo tienen cuevas y
nidos donde refugiarse, pero los hombres que pelean y mueren
por Italia solo tienen luz y aire. Nuestros propios generales
instan a sus soldados a luchar por las tumbas y los altares de los
ancestros. Pero es un pedido falso. ustedes no pueden enseñar el
altar paterno. Ustedes no tienen tumbas ancestrales. ustedes
combaten y dan sus vidas para que otros naden en la riqueza y el
lujo. A ustedes los llaman los amos del mundo, pero no poseen
siquiera la más ínfima porción de tierra.

 
Las consecuencias en el poder

Como era de esperarse estas medidas conllevaron un gran descontento entre la


aristocracia y los Senadores. Muchos tenían grandes intereses puestos en las
tierras ya que los arrendamientos más oscuros eran prácticamente producto de
"regalos". Además el hecho de que Tiberio decidiera utilizar dinero del tesoro
para pagar las herramientas de los campesinos más pobres, es decir los que no
contaban con medios propios para trabajar la tierra, rompía con todas las
tradiciones antiguas.
Buscando detener a toda costa los planes de Tiberio el Senado formuló una
estrategia para frenar la aprobación de esta ley. La estrategia fue considerar
unilateral la medida y persuadir a Marco Octavio -el cual era otro Tribuno de la
plebe- a que vetara el envió de este proyecto de ley a la asamblea, para asi
desalentar su aprobación. Tiberio para lograr pasar dicha ley se vio en la
necesidad de declarar a Marco Octavio como enemigo público, al dar como
argumento de esto que la finalidad de un Tribuno era la de defender los intereses
del pueblo y no lo contrario. Estableció entonces que Marco Octavio, para su
propio beneficio, actuaba a favor del Senado y no para el pueblo. Acto seguido a
este turbulento episodio los lictores de Tiberio retirarían a Octavio de su silla
bruscamente. No obstante esta acción, arriesgada de por sí, generó asperezas y un
marcado alejamiento de varios partidarios de Tiberio, por considerarla unilateral.
Una vez eliminada toda la oposición la Asamblea logra pasar la nueva ley. Tal
era el caos y la incertidumbre que, temiendo por la vida de Tiberio, la Asamblea
misma lo escoltaría a su hogar ese mismo día.
Para efectuar la repartición de tierras Tiberio conformó un triunvirato entre el su
suegro y su hermano Cayo de apenas solo 20 años. Formando un "colegio" el
cual se encargaba de distribuir las tierras y reasignarlas en caso de que queden
abandonadas.

 La oposición a la Ley y el asesinato de Tiberio

Su período estaba casi finalizando y Tiberio no tenía aún definida del todo su
reforma, además el Senado utilizaría la destitución de Marco Octavio como
medida para enjuiciar a Tiberio. De hecho fue en el Senado mismo que se
anunció la intención de juzgarlo al término de su mandato de un año por haber
violado la constitución. Consciente de esto Tiberio vería como imperativo
reafirmar un periodo más en su cargo, algo ilegal e inconstitucional. En una
arriesgada jugada Tiberio se dirige al Senado, el día de la votación, vestido de
luto con la intención de comunicar a sus seguidores que si era derrotado debería
enfrentar el juicio político y consecuentemente la muerte.  A sabiendas de que la
situación estaba en su estado más tenso, se aseguraría de ir acompañado por
escolta. Consciente además de la inevitable batalla campal entre ambos bandos
decreta ley marcial con el objetivo de disminuir la cantidad de víctimas en las
calles.
Durante el transcurso de la votación hubo violencia entre los distintos partidarios.
Escipión Násica, argumentando que Tiberio deseaba convertirse en rey, dirigió a
los senadores armados con garrotes a apalearlo -la escolta de Tiberio asustada
por la envergadura patricia de sus enemigo se hizo a un lado dejando a TIberio
a merced de sus enemigos- sería un colega de Tiberio, otro Tribuno, el que le
otorgara el primer golpe, golpes que lo llevaron a la muerte instantáneamente.
Junto con Tiberio varios centenares de sus seguidores son masacrados en las
calles. Su hermano Cayo Sempronio Graco, al pedir permiso para rendirle un
adiós a su hermano le es esto negado y los cuerpos son entonces arrojados al
Tíber -Irónicamente el río que proporcionó a Tiberio de su nombre-. Mientras
todo esto ocurría el pueblo, que tanto había sido beneficiado por Tiberio, se
ocupaba de saquear las casas de los muertos. Es imposible saberlo, pero tal vez el
hecho de que una gran parte de la población no viera con buenos ojos la idea de
abandonar la Urbe, ya acostumbrados a este tipo de vida, y moverse a las zonas
agrarias rurales más rústicas y sin tantas comodidades, hizo que la muerte de
Tiberio no fuera muy protestada por el pueblo.

 El renacimiento de la reforma en las manos de Cayo Graco

Cayo había ganado prestigio combatiendo en España y su vida simple y una


ejemplar conducta lo habían hecho merecedor de una gran admiración entre sus
pares. Como político era más estratega, e indiscutiblemente realista, que su
hermano. Para lograr su meta no recurriría absolutamente a la demagogia, como
Tiberio, sino que utilizaría un discurso mucho más pensado y rencarnaría el
problema de manejar la reforma ganándose el apoyo de las diferentes clases del
pueblo romano.
En el 124 a.C. es elegido Tribuno por la Asamblea de la Plebe, cargo ocupado
anteriormente por su difunto hermano. En su período intentó renovar el programa
de redistribución de tierras estatales de Tiberio, con esto pudo ganarse al
campesinado. Como debía contar el apoyo de clases superiores comenzó a
implementar medidas comerciales como el establecimiento de nuevas colonias en
Capua, Narbo, Cartago y Tarento, de esta manera incentivando el desarrollo
comercial logró así contentar a la clase media. A las masas urbanas las satisfizo
estableciendo un "precio político" del grano, vendiéndolo a mitad de precio en
los graneros del estado. Medidas que, remotamente basadas, desempeñarían
papeles importantes luego en el Imperio como los Alimenta.
Pero Cayo necesitaba definitivamente el apoyo de los poderosos si quería
impulsar la reforma, para esto se valiera de un programa de construcción de
caminos por toda Italia que enriqueció a los contratistas y le ganó el apoyo de
varios romanos ricos.
Cayo extendió la ciudadanía a muchos ciudadanos Itálicos y a algunos otros
pueblos, lo que trajo el recelo de los ciudadanos antiguos. En sus dos mandatos
había logrado disminuir ampliamente el poder del Senado, algo entendible si
observamos sus ambiciones y deseos políticos. No obstante esto justamente sería
utilizado por sus enemigos en contra de Cayo, caldeando los ánimos del pueblo y
utilizando el recelo como arma al decir que en sus planes se encontraba el deseo
de poder absoluto. Con dichos argumentos en su contra lograrían despojarlo
considerablemente del apoyo popular con el que contaba. Tal vez en cierta
medida el Senado temía verdaderamente que quisiera convertirse en rey, por lo
que comenzaría a tratar agresivamente de desbancarlo.
Utilizando a Livio Druso, el otro Tribuno, el Senado apagaría fuego con fuego
utilizando un truco para contrarrestar el apoyo popular de Cayo. Druso
propondría medidas aún más radicales que las tomadas por Cayo: Abolición de
los tributos impuestos por la ley de Tiberio a los nuevos propietarios y la
distribución de tierras a cuarenta y dos mil pobres en nuevas colonias. La
Asamblea aprobaría inmediatamente estas medidas y Druso, el títere del Senado,
ganaría todos los favores y se convertiría en el nuevo "héroe".

El asesinato de Cayo

El principio del fin llegó un año más tarde al querer renovar su período por un
tercer mandato, lo que había sido anteriormente establecido como "no ilegal",
permitiendo de esta manera una nueva postulación. Cayo sería derrotado y
muchos de sus partidarios denunciarían fraude. Consciente de las revueltas y
enfrentamientos que traería dicha acusación y queriendo evitar estos conflictos
para esquivar así llegar al derramamiento de sangre, se retira pacíficamente y se
dedica a sus asuntos y negocios personales por un tiempo.
Al recuperar el poder perdido en los años anteriores el Senado comienza con un
plan sistemático para desintegrar las medidas tomadas por Cayo. El indicio de
estas acciones se da cuando ordenan abandonar la colonia de Cartago en el 121
AC. Enfurecidos por el curso de acción que se estaba tomando varios grupos
partidarios de Cayo comenzaron a asistir a la Asamblea buscando detener o al
menos limitar estas medidas, motivo que lleva a los Senadores a ir escoltados por
esclavos fuertemente armados. La situación se convierte entonces de una disputa
en una batalla y los Populares comienzan a ser atacados por los Senadores
conservadores. Queriendo calmar el caos reinante Cayo haría acto de presencia
en el lugar pero sus intentos resultarían inútiles y debiendo huir rápidamente de
los atacantes que al reconocerlo pretendieron lincharlo. Al verse cercado ordenó
a un esclavo que le de muerte -acto seguido el esclavo se suicidaría-. Como el
Senado había ofrecido el peso de la cabeza de Cayo en oro a quien la trajera, un
"amigo" lo decapita, ya muerto, y la rellenó con barro.
En este conflicto 250 partidarios de Graco mueren en los enfrentamientos y otros
300 serían condenados a muerte por un decreto del Senado, cerrando con un
broche de sangre los intentos y proyectos de los hermanos.

Curiosidades

 El Senado le prohibió a Cornelia llevar luto por la muerte de sus hijos.


 Dos Siglos antes el Cónsul Licinio había propuesto una ley -la cual fue
aprobada- que fijaba el limite a la propiedad de territorios.
 Los filosofos griegos Blosio y Diofanes, exiliados en Roma, ayudaron a
Tiberio a redactar la propuesta de reforma.

HISTORIA DE LA LUCHA
DE CLASES: LOS
HERMANOS GRACO
(ROMA, S. II A.C.)
¿SABÍAS QUE LA LUCHA DE CLASES HA MARCADO LOS
ACONTECIMIENTOS DE TODAS LAS CIVILIZACIONES
HISTÓRICAS? ¿SABÍAS QUE LOS HERMANOS GRACO
FUERON DOS LEGISLADORES DE ORIGEN ARISTOCRÁTICO
QUE LUCHARON POR LOS DERECHOS DE LOS MENOS
FAVORECIDOS EN LA REPÚBLICA ROMANA? ¿SABÍAS QUE
EN EL SENADO ROMANO HABÍA YA DOS FACCIONES: LOS
CONSERVADORES Y LOS PROGRESISTAS?
Toda la historia está definida por la lucha de clases, por el
conflicto entre los que poseen los medios de producción y el
control y los desposeídos, que pretenden equiparar sus
condiciones. Así ha sucedido desde que el ser humano se
sedentarizó y la riqueza comenzó a distribuirse de forma
desigual. Acaeció en todas las civilizaciones antiguas, y
como no podía ser de otra manera, en Roma, donde uno de
los episodios más célebres fue el protagonizado por dos
hermanos de una familia muy rica.

Las reformas sociales, políticas y económicas de los


hermanos Graco en la República Romana se consideran una
de las mayores acciones de progreso desde la promulgación
de la Ley de las XII Tablas que equiparaba legalmente los
derechos de patricios y plebeyos en el siglo V a.C.

Y es que aunque los Graco (siglo II a.C.) pertenecían a


una gens (clan) de rancio abolengo, su condición no les
impidió llevar a cabo una serie de actuaciones que acabaron
beneficiando a los sectores más humildes de la sociedad,
como la plebe urbana y los itálicos que no poseían la
ciudadanía romana. Asimismo, sus reformas favorecieron
también al orden ecuestre, los caballeros, que en la escala
social romana se encontraban por debajo del orden
senatorial, que estaba en la cúspide de la sociedad.

Clase
s sociales en la Antigua Roma
Los Graco fueron como muchos ilustrados del XVIII, gente
aristocrática que se alineó en torno a un partido político para
favorecer, bien por demagogia o populismo, o bien por sus
valores éticos, a las clases más desfavorecidas.
Tiberio y Cayo Semprio Graco encabezaron en sus tiempos la
facción política de los POPULARES, que se enfrentó
amargamente a los OPTIMATES (“los buenos entre los
buenos”), cuyo objetivo era preservar las prerrogativas de la
clase senatorial en el seno de la sociedad romana.

Ejemp
lo del enfrentamiento entre optimates y populares

¿QUÉ LLEVÓ A LOS GRACO A


INTERVENIR EN LA POLÍTICA A
FAVOR DE LOS MÁS HUMILDES?
Para empezar el estado de la agricultura, que era la base de la
sociedad romana, estaba totalmente monopolizada por los
miembros del orden senatorial.

El hecho de que una ley les prohibiera comerciar en grandes


cantidades, había hecho que los miembros del orden
senatorial se apoderasen de la mayor parte de las tierras de
Italia, desplazando a los pequeños labriegos, que se veían
empobrecidos e incapaces de competir en el mercado
dominado por los latifundios de los senadores y el bajo
precio de los productos que llegaban desde las colonias
mediterráneas.

La agricultura era uno de los pilares de la civilización romana


En este contexto, tanto los pequeños propietarios de origen
romano, como los itálicos que no disponían de la ciudadanía
y a los que se habían confiscado las tierras (que iban a parar
a manos de los especuladores del orden
senatorial),terminaron por hallarse absolutamente
empobrecidos, y por fin acudieron a Roma, donde llenaron
las filas del proletariado urbano.

El proletariado urbano era uno de los escalones inferiores en


la sociedad romana. De carácter muy maleable por la clase
política, y pacificado a través del ocio y la alimentación (“pan
y circo”), el proletariado urbano se convirtió pronto en un
problema, pues no poseía riqueza, a la vez que en un arma,
pues era muy abundante y podía utilizarse electoralmente.
El proletariado urbano constituyó un poder importante en la
historia de Roma
Los hermanos Graco, pues, en su condición de tribunos de la
plebe, trataron de enfrentarse a dos problemas para
solucionar el mal estado de la sociedad romana debido al
desigual reparto de los recursos. Para empezar, quisieron
erradicar el MONOPOLIO LATIFUNDISTA de los miembros del
orden senatorial. Y en segundo lugar, pretendieron mejorar
las condiciones de vida del PROLETARIADO URBANO.

ORIGEN FAMILIAR DE LOS GRACO


Su refinada cuna es algo que dignifica la labor social de los
Graco. Los hermanos eran los vástagos de Tiberio
Sempronio Graco Maior y Cornelia Escipión, nada menos que
la hija de Publio Cornelio Escipión el Africano, el vencedor de
Aníbal y los cartagineses en 202 a.C.
Escipión
el Africano, abuelo de los Graco
Llevaban, pues, en sus venas la sangre de los Sempronios y
la de los Cornelios Escipiones, ilustres en la historia de
Roma, y por lo tanto gozaron de una riqueza y unas
expectativas sociales muy elevadas.

Su madre, Cornelia, tuvo doce hijos, pero tan solo


sobrevivieron a la infancia Tiberio Sempronio Graco Minor, el
mayor de los hermanos, Cayo Sempronio Graco, y
Sempronia, que contraería matrimonio con otro de los héroes
de la historia militar romana, Escipión Emiliano, el
conquistador de Numancia.
Cornelia,
madre de los Graco, fue considerada un ejemplo para todas
las mujeres romanas
El padre, Tiberio, fue cónsul hasta en dos ocasiones y
censor, obteniendo entre otros éxitos un triunfo contra los
celtíberos y la conquista de Cerdeña. Se encargó de conferir
a sus hijos una educación digna de su posición
socioeconómica. Se desconoce el año de su muerte.

TIBERIO SEMPRONIO GRACO


Fue el hijo mayor de la familia. Augur con tan solo 10 años de
edad, en torno a los 18 comenzó su carrera militar al servir
como oficial de Escipión Emiliano en la Tercera Guerra
Púnica (149- 146 a.C.) y de hecho se dice que destacó por su
arrojo y destreza al ser el primero escalar las murallas
Cartago en el asedio a la ciudad africana.

Asalto a las murallas de Cartago en 149- 146 a.C.


Más adelante sirvió en Hispania, a las órdenes de Cayo
Hostilio Mancino, algo que le costó más de un quebradero de
cabeza, pues éste firmó con los numantinos una paz que el
Senado romano consideraría deshonrosa, culpando también
a Tiberio Graco, quien se libró gracias al apoyo popular.
Mancino, por su parte, fue entregado desnudo a los
numantinos para que hicieran de él lo que quisieran. Los
habitantes de Numancia le dieron ropas y permitieron que
huyese, en agradecimiento por su carácter pacifista.

Tal vez airado por la actuación que consideraba injusta por


parte del Senado romano sobre la figura de Mancino, Tiberio
Graco decidió presentarse para el tribunado de la plebe, una
magistratura emanada para durante los conflictos sociales
para proteger al pueblo de los abusos de la aristocracia.
Ganó la elección en 134 a.C. y desde el primer momento trató
de enmendar la situación del campesinado itálico y del
desigual reparto de la tierra.

Propuso para ello una LEX AGRARIA, apoyado en el sector


senatorial de los populares, a la que se opuso desde el
primer momento el grupo de los OPTIMATES, curiosamente
encabezado por su cuñado Escipión Emiliano.

El objetivo de su propuesta legal era limitar la posesión de la


tierra a 500 iugera (125 Ha.), forzando así a la fragmentación
de los latifundios y su consiguiente adquisición por parte de
los pequeños propietarios que habían quedado desposeídos.
Se trataba de un proyecto muy ambicioso y sensato para el
que Tiberio no renunció a utilizar la demagogia y el
populismo, única forma que consideraba para amedrentar a
la oposición política en el Senado.
La bancada senatorial de los OPTIMATES no se quedó de
brazos cruzados, y manipulando al tribuno de la plebe Marco
Octavio decretó una INTERCESSIO (veto) a la propuesta de
Tiberio. Éste último reunió una asamblea ciudadana (los
comicios) y tras una votación forzó la destitución de Octavio,
en un proceso que nunca se había llevado a cabo en la
historia de Roma y que los senadores del bando rival
consideraron contrario a la MOS MAIORUM (la tradición y
costumbres romanas).

Tras esta jugada, Tiberio no tuvo dificultad en aprobar la LEX


AGRARIA, que fue ratificada por una comisión absolutamente
parcial formada por él mismo, su hermano Cayo, y su suegro
Apio Claudio.

Al año siguiente (133 a.C.), Tiberio Graco se volvió a


presentar para el tribunado de la plebe, algo que exaltó
sobremanera a sus enemigos en el Senado, que ya habían
perdido suficientes prerrogativas por culpa de la Lex Agraria.
Eso explica por qué, el día que se presentaba públicamente al
nuevo mandato en el Foro, Tiberio Graco fue acorralado en
medio de los templos del Capitolio y masacrado a golpes por
un grupo de hombres armados, entre los que se contaban
senadores opositores, encabezados por Escipión Nasica. Un
total de unos 300 mercenarios y enemigos pertrechados con
mazas y estacas lo sacudieron como a un perro hasta acabar
con su vida. Dicen que fue un mazazo en la cerviz lo que le
despojó del aliento.

Luego, los OPTIMATES se encargaron de que su cuerpo no


recibiese sepultura, arrojándolo como a un vulgar criminal a
las aguas del río Tíber, donde se perdió para siempre.

CAYO SEMPRONIO GRACO


Ni el brutal asesinato del reformador Tiberio, ni la constante
amenaza del sector de los optimates, amilanaron a
su hermano menor, Cayo Graco, que reforzó y consolidó su
labor legislativa.

Su carrera política tuvo que transcurrir una década, entre


acusaciones de la bancada enemiga (como la que le culpaba
de incendiar una rebelión en la colonia de Fregellae) hasta
que Cayo Graco accedió finalmente al tribunado de la plebe.
Fue en 123 a.C.
Los debates entre facciones fueron encarnizados en el
Senado romano
Cayo se había alimentado durante muchos años de la
inspiración en la obra de su hermano y del odio hacia la
facción optimate, de manera que de inmediato llevó al
estrado una serie de proyectos que amenazaban
directamente el orden establecido.

Quiso dar más poder a los ciudadanos para destituir y juzgar


a los magistrados, además de robustecer la Lex Agraria
instaurada por Tiberio. Asimismo, propuso reducir el precio
del grano para la población, terminando así con siglos de
especulación y limitar el acceso a la judicatura para los
miembros del orden senatorial, de manera que se redujera la
corrupción judicial.
Cayo Graco hablando en el Foro
En el ámbito militar prescribió evitar el servicio a los menores
de 17 años, y en lo referente a las elecciones, planteó que las
provincias encomendadas a los cargos públicos se
conociesen antes de las elecciones, ya que hasta entonces
aquello había generado mucha corrupción. El caso es que
había provincias más prósperas que otras, y normalmente los
pretores y cónsules se enriquecían a costa de su gobierno en
ellas.

Las exposiciones de Graco, como no podía ser de otra


manera, deleitaron a la ciudadanía y a sus partidarios y
alarmaron a los optimates. Al principio, éstos trataron de
combatirle a través de otros tribunos de la plebe, como
Marco Livio Druso, pero la medida no surtió efecto. Es más,
Cayo Graco fue más allá y propuso conceder la ciudadanía a
los aliados latinos y el derecho de voto a los itálicos,
disposiciones auténticamente revolucionarias para los
conservadores.
Muerte de Cayo Graco
Todas estas propuestas hicieron germinar un clima en la
ciudad de Roma de constantes disturbios públicos, sobre
todo, cuando en 122 a.C. Cayo Graco se presentó al
tribunado por tercera vez, lo cual era un hecho ciertamente
inaudito en la historia de la ciudad.

Los optimates aprovecharon esa situación para controlar el


Senado y promulgar un SENATUS CONSULTUS ULTIMUM,
una especie de estado de excepción que otorgaba poderes
extraordinarios a los cónsules conservadores Quinto Fabio
Máximo y Lucio Opimio.
El Senatus Consultus Ultimum fue una medida extraordinaria
Cayo Graco y Fulvio Flaco, que se había presentado con él al
tribunado, fueron declarados enemigos de Roma, e
seguidamente perseguidos. Al segundo lo sorprendieron con
su mujer y sus hijos, junto a los que les dieron muerte. Cayo
escapó junto a su esclavo Filócrates y, oculto con él en la
espesura del bosque de Furrina, en la falda del
Janículo, ordenó al sirviente que le quitase la vida.

Los optimates no se conformaron en esta ocasión con la


eliminación del magistrado, sino que además llevaron a cabo
una implacable represión contra los seguidores de Graco
ejecutando y confiscando las tierras de de hasta 3.000 de
estos partidarios.

EL LEGADO DE LOS GRACO


Los optimates se convirtieron en la facción dominante en el
Senado romano durante los siguientes años, y se encargaron
de promulgar la LEX THORIA para destruir la obra reformista
de los hermanos Graco. No obstante, su acción había calado
en el seno de la sociedad romana, y la República iría
progresivamente cediendo poder a las clases más
desfavorecidas.
Moneda con el busto de Fulvia
La herencia genética de los Graco, por su parte, se
transmitiría a partir de la hija de Cayo, Sempronia, y
de Fulvia, su nieta, que se convertiría en la primera mujer en
aparecer en las monedas de Roma, un personaje muy célebre
en la sociedad romana de mediados del siglo I a.C.

En cuanto a sus ideas, fueron asumidas por el grupo


senatorial de los populares y muy bien acogidas por los más
desfavorecidos: la plebe urbana, los soldados licenciados y
los aliados latinos e itálicos. Éstos últimos harían estallar
entre el 90 y el 88 a.C. la llamada Guerra Social a fin de
conseguir la ciudadanía. En otros casos, políticos populares
como Cayo Mario y Julio César aprovecharon la fuerza de los
licenciados del ejército para entregarles tierras y conseguir
prestigio personal. En el caso del numeroso proletariado
urbano, tribunos de la plebe agitadores como Lucio Apuleyo
Saturnino aprovecharon su enorme incidencia social para
manipular y extorsionar al Senado.
La muerte
de César se debió, entre otras cosas, a su rivalidad con el
bando de los optimates
Con el paso del tiempo, los derechos y prerrogativas de los
ciudadanos romanos se irían igualando hasta que en el año
212 d.C. el emperador Caracalla extendió la ciudadanía a
todos los habitantes del Imperio.

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