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157 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

INDICE:
LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS
A. LA REPÚBLICA ROMANA EN EL S. II aC.:
1. El panorama político de Roma en la primera mitad del S. II aC.
2. Transformaciones sociales y época de crisis.
3. La crisis interna del estado: los Graco.
4. Política exterior romana a finales del S. II aC.: Yugurta, Cimbrios y Teutones.
B. LA REPÚBLICA ROMANA EN LA PRIMERA MITAD DEL S. I aC.:
5. Cayo Mario, Apuleyo Saturnino, Livio Druso y la guerra social.
6. La dictadura de Sila.
7. Los conflictos exteriores y la reorganización de Oriente por Pompeyo.
8. La crisis del sistema Silano y el ascenso de César.

A. LA REPÚBLICA ROMANA EN EL S. II aC.


1. EL PANORAMA POLÍTICO DE ROMA EN LA PRIMERA MITAD DEL S. II AC.
La aparición de unas nuevas facciones políticas en la primera mitad del S. II aC., constituye un preludio de
la crisis interna de la República que tendrá lugar en el S. I aC.

Así, la lucha político-social entre patricios y plebeyos característica de los primeros siglos de la República
(509-287 aC.) había dejado paso desde la primera mitad del S. III aC. a un nuevo conflicto entre una
Nobilitas patricio-plebeya, los llamados optimates y las masas populares.
Estos nuevos grupos sociales, optimates y populares, aparecen ya definidos en el S. II aC.. así, nos
encontramos entonces con una nobleza terrateniente que dirige el Estado y copa los cargos públicos, una
nueva clase adinerada (orden ecuestre) que se dedica al comercio, y las masas populares que forman las
fuerzas productoras.

Esta lucha política viene determinada en un primer momento por el rápido enriquecimiento de algunos
sectores de la sociedad romana, consecuencia directa de la fulgurante expansión por el Mediterráneo. Por
tanto, se trata de facciones de la nobleza que se enfrentan entre sí por motivos de consecución de poderes
políticos y de intereses económicos.

Así, durante la Segunda Guerra Púnica (219-202 aC.), surgirán dos facciones dentro de la nobleza que se
enfrentaran entre sí por la consecución de los poderes políticos y la defensa de sus intereses económicos:
a) los Optimates, (‘los principales’), guardianes de las tradiciones y contrarios a la ampliación del Senado,
liderados por Catón , y
b) los Populares, (‘los del pueblo’), partidarios de la asimilación de la cultura griega y de la ampliación del
Senado y que estaban liderados por Escipión el Africano.
Estos últimos son sensibles a las reivindicaciones de la plebe urbana y de los aliados itálicos.

El equilibrio entre ambas fuerzas es tan ajustado que incluso llegan a acuerdos tácitos de reparto de poder,
así, cada uno de los cónsules pertenecerá a una facción.

Durante la primera fase de la Segunda Guerra Púnica el dominador de la vida política romana es Quinto
Fabio Máximo, el único que fue capaz de poner orden a todos los niveles en Roma tras la llegada del
cartaginés Aníbal a suelo italiano.

En el 205 aC. tras la llegada de Escipión el Africano, los senadores más jóvenes se unen a él y crean un
grupo de oposición a Quinto Fabio Máximo, consiguiendo dominar el Senado. De esta forma los Escipiones
coparán las más altas magistraturas, aunque lentamente los seguidores de Quinto Fabio Máximo,
encabezados por Catón fueron recuperando el terreno perdido y van colocando a sus partidarios en los
cargos más elevados, equilibrándose el escenario político.
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En los últimos años de la primera mitad del S. II aC. las cosas empiezan a cambiar, ya que solo queda vivo
Catón, el cual continúa defendiendo su postura tradicionalista usando como arma la legislación. Así, al final
de la segunda mitad del S. II aC., se agravan los problemas sociales ya que empeora la situación de los
campesinos, los cuales necesitan tierras que los planes de colonización han dejado de proporcionarles ya
que dichos planes fueron detenidos desde el 180 aC..

Catón y Escipión el Africano dejan el relevo generacional a otras figuras, Catón a Escipión Emiliano y
Escipión el Africano a los hermanos Graco, por lo que el conflicto entre las facciones políticas se radicaliza.

Cabe señalar que del Senado, que estaba formado por una nobilitas patricio plebeya enriquecida por la
rápida expansión romana por el Mediterráneo, dependían las declaraciones de guerra y paz, el
nombramiento de los gobernadores, y la prolongación de sus mandatos, la aprobación de las leyes y el
control de las votaciones del pueblo, así como el voto de las tribus urbanas, etc.

2. TRANSFORMACIONES SOCIALES Y ÉPOCA DE CRISIS.


Una de las consecuencias más importantes de esta época fue el paso de una economía agrícola de
subsistencia a otra de latifundios. Así, hasta entonces, las masas campesinas eran propietarias de
pequeñas parcelas que se dedicaban al cultivo de cereales, legumbres y productos hortofrutícolas, y en
cambio la clase senatorial, que solo podía tener negocios en la agricultura, eran propietarios de fincas
rústicas de extensión modesta.

Debido a las guerras y campañas de expansión por el Mediterráneo llegaban grandes cantidades de dinero,
esclavos y productos agrícolas de otras regiones que provocaron la caída de los precios y la pérdida de
rentabilidad de los cultivos en Italia.
Así, las grandes propiedades aumentaron su extensión gracias a la crisis de los pequeños propietarios y se
nutrieron de gran cantidad de mano de obra esclava proveniente de la guerra, por lo que el campesinado
tuvo que emigrar a las ciudades con la esperanza de emplearse en la industria o el comercio, pero por lo
general solo halló miseria.

Además, surge una nueva clase de comerciantes enriquecidos, el orden ecuestre, que sirven en el ejército
en la caballería al poder costearse el caballo. Así, con la conquista del Mediterráneo, estos comerciantes
se adueñaron de los mercados de Oriente y de Occidente, con lo que el crecimiento de sus negocios fue
desproporcionado y alquilaban al Estado la explotación de los recursos naturales o de los impuestos de los
nuevos territorios.

Roma se convirtió asi, no solo en la primera potencia militar, sino también económica del Mediterráneo.

Otra de las consecuencias fue el enorme incremento de la mano de obra esclava, que fue utilizada en los
latifundios, las minas y la industria.
Este fenómeno que ya se daba en Sicilia, Grecia y Anatolia, ahora afectaba también a Italia. Así, a los
terratenientes les era más rentable comprar esclavos que emplear como jornaleros a los pequeños
campesinos cuyas tierras habían absorbido y por esta razón muchos campesinos optaban por entregarse
como esclavos y así permanecer ligados a la tierra que siempre habían cultivado.
Pero la esclavitud también fue una fuente de efectivos humanos que poco a poco pasaban a engrosar el
cuerpo cívico, cuando se les daba la libertad (manumisión) y se convertían en ciudadanos (manumitidos)
Las condiciones de vida de los esclavos eran durísimas, siendo su única esperanza la manumisión, es decir,
comprar su propia libertad, y cuando perdían esta esperanza, su única salida era la rebelión.

Hubo muchas rebeliones de esclavos durante el S. II aC., aunque la más importante fue la que se produjo
en Sicilia entre 139-132 aC.
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En el 139 a.C, una revuelta de esclavos encabezada por Euno, de origen sirio, mató a Damófilo y proclamó
rey al propio Euno, que tomó el nombre de Antíoco y organizó una corte de tipo helenístico. Esto se
extendió al resto de la isla y a Euno se le unió otro cabecilla, Cleón, de origen siciliano, y ambos
organizaron un ejército de 70.000 esclavos que derrotaron a Lucio Hipseo y otros generales romanos.
En el 132 aC., Publio Rupilio puso fin a la sublevación capturando y ajusticiando a los cabecillas y
restableciendo la esclavitud del resto de individuos que habían participado en las revueltas.

Como ya se ha señalado, las transformaciones sociales del S. II aC., hicieron que la Nobilitas patricio-
plebeya se dividiese en dos facciones:
 OPTIMATES:
Eran los guardianes de las tradiciones, y se oponían a la innovación y se encargaban de
mantener y acrecentar el control que del Senado negándose a ampliar el mismo.
Estaban capitaneados por ESCIPION EMILIANO, Q. MUCIO ESCÉVOLA y CAPURNIO PISÓN.
 POPULARES:
Eran favorables a la ampliación del Senado, y buscaban reformas que pudieran solucionar
los problemas de la Republica, estando abiertos a influencias externas.
Estaban capitaneados por APIO CLAUDIO PULCHER, y LOS HERMANOS GRACO.
El orden ecuestre hizo causa común con los Populares, mientras que la plebe, sobre todo la urbana, se
encontraba muy dividida y las dádivas que recibían de los dirigentes hicieron que muchos de sus miembros
apoyasen a los Optimates.

En el S. I aC., las luchas entre ambas facciones desembocarán en cruentas guerras civiles.

3. LA CRISIS INTERNA DEL ESTADO: LOS GRACO.


Hacia el año 140 aC., la crisis interna de Roma se agudiza debido al desgaste provocado por las guerras en
Hispania y la Galia, las sublevaciones de esclavos en Sicilia, etc.. La crisis afectó a todo el territorio, pero en
Roma fue aún más acusada: se produjo un aumento el desempleo y subieron los precios provocando una
situación social tensa.

Esto provoca la polarización total de la vida política en torno a los Optimates, liderados por Escipión
Emiliano, y los Populares, liderados por los hermanos Tiberio y Cayo Graco.

Tiberio y Cayo Graco eran hijos de Sempronio Graco, quien había actuado como pretor en la primera fase
de la conquista de Hispania (197-180 aC.), y nietos por línea materna de Escipión el Africano.
Tiberio Graco había participado en la Tercera Guerra Púnica (149-146 aC.) y en algunas batallas de la
Guerra de Numancia (143-133 aC.), y durante su viaje de regreso a Roma, pudo comprobar la penosa
situación en que se encontraban los campesinos itálicos. Así, en lugar de seguir la típica carrera política de
los jóvenes de su clase social, en el 134 aC., se presentó a las elecciones para el Tribunado de la Plebe,
apoyado por los Populares.
Una vez elegido, se propuso llevar a cabo su proyecto de reforma agraria (la Lex Sempronia) a favor de la
plebe, y sus planes apenas encontraron oposición dentro de Roma, ya que su principal opositor, Escipión
Emiliano, se encontraba ocupado en Hispania luchando contra los numantinos, y el otro cónsul C. Mucio
Escevola era partidario suyo.

Según la Lex Sempronia, todos aquellos que hubiesen ocupado tierras del Ager Publicus sin haber obtenido
previamente la concesión o arrendamiento del Estado deberían devolverlas. Así, las tierras recuperadas
serían repartidas en lotes inalienables entre los campesinos con lo que se evitaria la formación de nuevos
latifundios, que pagarían un pequeño canon anual al Estado en compensación. Aunque estas medidas no
eran revolucionarias, pues solo afectaban al Ager Publicus y no iban contra la propiedad privada, golpearon
con dureza los intereses de la oligarquía imperial.
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Así, con dificultades, Tiberio Graco logró finalmente la aprobación de su ley por el Tribunado de la Plebe y
el Senado no tuvo más remedio que ratificarla, aunque en la práctica intentó entorpecer su desarrollo.

Al año siguiente se presentó a la reelección con la intención de llevar a cabo la reforma y salvar su vida,
pero el mismo día de las elecciones fue asesinado por un motín alentado por la oligarquía senatorial.
La obra de Tiberio Graco, que había intentado arrinconar el poder del Senado y de la oligarquía parecía que
se iba a olvidar con su muerte, o con el destierro o muerte de sus seguidores, pero no fue así, la comisión
agraria por miedo a las iras populares no se atrevieron a suprimir la ley y las facciones graconianas se
reagruparon en torno a Licinio Craso, que fue nombrado cónsul en el 131 aC.

En el 123 aC, Cayo Graco accede al Tribunado de la Plebe, y no solo pretende poner en funcionamiento la
Lex Sempronia, sino además llevar a cabo una profunda reforma del Senado para privarle de la mayoría de
sus prerrogativas. También proponía la creación de un conjunto de colonias para aliviar a Roma del exceso
de población y sacar del campo a los jornaleros parados.
Cuando Cayo Graco se ausentó de Roma para ir a fundar sobre las ruinas de la antigua Cartago la Colonia
Iunonia, el Senado aprovechó para enviar al Tribunado de la Plebe a un personaje afín Livio Druso, que se
ganó el apoyo de la mayoría con propuestas más radicales que las de Cayo Graco.
Cuando este regresó, se encontró solo en las nuevas elecciones pero no resultó reelegido. Entonces el
Senado decidió derogar la ley por la que se fundaba la Colonia Iunonia, y Cayo Graco y algunos de sus
partidarios ocuparon el Aventino amenazando con una secesión. Finalmente los cónsules asaltaron el
Aventino con la policía ciudadana y Cayo Graco se suicidó.

4. POLÍTICA EXTERIOR ROMANA A FINALES DEL S. II AC.: YUGURTA, CIMBRIOS Y TEUTONES.


Durante el último tercio del S. II aC., Roma tuvo que hacer frente a varios conflictos externos y guerras
civiles. Así, durante estos años se crearon dos nuevas provincias, las de Asia, como consecuencia de la
herencia de Átalo III, y la de la Galia Narbonenese.

Durante esos años también hubo movimientos en Occidente, así, Marsella pidió ayuda a Roma en el 125
aC. para protegerse de las incursiones que realizaban saluvios, ligures y vocontios en su territorio.
Los saluvios fueron capturados en Aix en Provence, y se construyó un asentamiento militar para controlar
la zona (Aquae Sextiae).

Otros pueblos como los Alóbroges, avernos, y eduos (celtas de la región de Borgoña) hicieron frente a los
romanos, pero con la derrota de los alóbroges en el 121 aC., Roma dominará todo el territorio entre los
Pirineos y Génova, quedándose Marsella con el control de la franja costera.

Como ya se ha dicho, en el 120 aC., se creó la provincia de la Galia Narbonense, y en el 118 aC., se fundó la
primera colonia romana fuera de Italia, concretamente en Narbona (Narbo Martius) siendo importante el
control de esta zona para asegurar las vías de comunicación entre Italia e Hispania.
También ese año 120 aC., se pacificó Cerdeña, y de esta manera, los rebeldes ya no podían huir hacia
Hispania ni recibir suministros.

En el 124 aC., se había acabado con la piratería en las Baleares lo que suponía un beneficio a los
comerciantes romanos, que, anteriormente debido a los piratas, no podían ampliar sus mercados, y un año
después, Mételo conquistó Mallorca y fundo Palma y Pollentia, que se poblaron con ciudadanos itálicos y
romanos procedentes de Hispania.

En cuanto a la frontera septentrional de Macedonia estuvo amenazada por las incursiones de los galos
escordiscos, hasta el 111 aC., que se solvento la situación, así mismo, en esta época comienza el
enfrentamiento entre Yugurta y Aderbal.
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También hubo otras campañas de menor importancia, como la de Lucio Cecilio Metelo contra los dálmatas,
o la batalla frente a los ligures y gantiscos en el 115 aC.

Guerra de Yugurta (111-106 aC.)


Numidia era un reino que se extendía por la actual Argelia, y que había sido aliado de Roma desde
mediados de la Segunda Guerra Púnica, cuando Masinisa había abandonado a los cartagineses y
pactó con Escipión el Africano.

Masinisa hostigó a los cartagineses, que no podían atacar debido al pacto que tenían con Roma, por
lo que amplió el reino a costa de los territorios de Cartago. A su muerte dejó el reino a sus tres
herederos: Micipsa, Mastanabal y Gulusa.

Tras la muerte de los dos últimos, Micipsa reunificó el reino y dejó en herencia a sus dos incapaces
hijos (Hiempsal y Aderbal) y a su sobrino Yugurta, que había intervenido con brillantez en las
guerras celtibéricas al lado de Roma. Yugurta hizo asesinar a uno de ellos y el otro (Aderbal), se
refugió en Roma. Así, el Senado propuso una división del reino favorable a Yugurta pero éste, que
no estaba conforme, acabó asesinando a Aderbal.

Ante este hecho, los Populares consiguieron que se declarase la guerra a Yugurta, y en el 111 aC.,
fue enviado un Cónsul que fue sobornado por lo que firmó un tratado de paz muy beneficioso para
el númida. Al negarse el pueblo a ratificar el tratado, Yugurta se traslada a Roma y se dedica a
sobornar a sus opositores, pero el asesinato de otro pretendiente al trono hace que sea expulsado
de Roma y la guerra se continúa.

Tras una primera derrota, el Senado envió a Cecilio Metelo, que reconquistó casi toda Numidia. En
el 107 aC., Mario fue elegido Cónsul y puesto al mando de la guerra, inclinándola a favor de Roma.

Finalmente será Sila, Cuestor de Mario, quien consigue la captura de Yugurta con la ayuda de Boco,
Rey de Mauritania. El territorio de Numidia fue dividida entre Boco, un hermanastro de Yugurta y
los gobernantes locales. Cabe señalar que la guerra contra Yugurta fue un nuevo motivo de
enfrentamiento entre la oligarquía y los populares.

Guerra Címbrica (113-101 aC.)


En el 113 aC., se produce el primer enfrentamiento con unas tribus de cimbrios y teutones,
procedentes de ciertos movimientos migratorios desde el Mar del Norte. Así, tras varias derrotas
romanas, en el 105 aC., se produce otro enfrentamiento en Arausio donde los romanos vuelven a
ser derrotados.

Mario fue elegido Cónsul de nuevo, tomó el mando y los derrotó en Aquae Sextiae, pero será en el
año 101 aC., y en las proximidades de Vercellae donde Mario obtuvo la victoria final lo que provocó
su aclamación como “tercer fundador de Roma”.
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B. LA REPÚBLICA ROMANA EN LA PRIMERA MITAD DEL S. I AC.

5. CAYO MARIO, APULEYO SATURNINO, LIVIO DRUSO Y LA GUERRA SOCIAL.


Cayo Mario
Fue un político y militar romano, llamado tercer fundador de Roma por sus éxitos militares. Fue
elegido cónsul 7 veces a lo largo de su vida, algo sin precedentes en la historia de Roma. También se
destacó por las reformas que impuso en los ejércitos romanos, autorizando el reclutamiento de
ciudadanos sin tierras y reorganizando la estructura de las legiones, a las que dividió en cohortes.

La obra de Cayo Mario se desarrolló principalmente en el campo militar, así, la fuerte crisis
económica motivó que muchos de los ciudadanos quedaran fuera del censo, por lo que no eran
aptos para el ejército al no poder costearse la panoplia, a eso se le unía que mucha clase media alta
buscaban cualquier escusa para evitar el riesgo de sus vidas al entrar en el ejercito. Viendo esto
Cayo Mario:
- Cambió el sistema de reclutamiento, permitiendo el acceso al ejército de aquellos ciudadanos
pobres de solemnidad, a los que el enrolamiento les aseguraba el pago de un stipendium.
- El Estado les proporcionaba el equipo necesario, tenían una parte del botín de guerra y al
licenciarse recibía pequeños lotes de tierras.
- El ejército popular fue sustituido por un ejército profesional, que recibían un sueldo por su
trabajo. Esto producía un gran gasto en el Estado, que tenía que enrolarse en guerras más
productivas y aumentar los impuestos

Pero la reforma de Mario también tuvo consecuencias negativas que causarían la desaparición de
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la Republica, y el establecimiento del poder personal de los emperadores. Así, en adelante, los
ejércitos servirán más a los generales que les mandaban que al Estado que les pagaba

Apuleyo Saturnino
Fue un tribuno de la plebe que utilizó tácticas demagógicas para llevar a cabo sus ambiciones
políticas, así, fue aliado político de Cayo Mario, y cuando su relación política se rompió, Saturnino
intentó derrocar al Senado utilizando las masas del Foro Romano.

El Senado concedió el mando de la lucha contra Saturnino a Mario, que tras derrotarle desapareció
de la vida pública hasta que tomó el mando de la Guerra Social. Cayo Mario se apoyaba para su
propio interés en la oligarquía y en los populares dependiendo del momento, así a partir de ser
nombrado por segunda vez cónsul se decanto por la nobleza popular en contra de la oligarquía
senatorial, y así fue elegido hasta cinco veces cónsul.
Cayo Mario era un buen militar y estratega pero era un mediocre político, así, terminada la Guerra
Címbrica, Cayo Mario hizo causa común con los tribunos de la plebe y ataco con dureza a la
oligarquía del Senado, granjeándose la enemistad con esta clase que le habían ayudado a su
ascenso. A esto se le unió que debía cumplir su palabra con los hombres que le habían servido en la
guerra de Yugurta y en la de Címbrica, entregándoles las tierras ofrecidas con la reforma militar.

Para ello, en el 100 a.C., se pone de acuerdo con Lucio Apuleyo Saturnino y Cayo Servilio Glaucia
para presentarse los tres a distintos cargos (Cónsul, Tribuno de la Plebe y Pretor), saliendo elegidos
los tres. Mario concedió la ciudadanía a los itálicos que habían servido en su ejército y Lucio
Apuleyo Saturnino pretendía aprobar una nueva ley agraria en la que proponía la creación de
colonias en las provincias con la asignación de tierras a los veteranos de las legiones de Mario.
Esto puso en contra a la oligarquía senatorial y a la plebe urbana, y aunque las leyes fueron
aprobadas causaron tanto revuelo que no se llegaron a poner en marcha.

También Saturnino se dedico bajo su mandato a iniciar proceso políticos contra miembros de la
nobleza. Con todo esto y acercándose las elecciones Cayo Mario se fue distanciando de los dos
Populares, incluso llegando a intervenir contra ellos, los cuales murieron en un tumulto en el que
Cayo Mario no hizo nada para evitar.
Las leyes fueron abolidas y Mario que había perdido casi todo el prestigio tuvo que dejar Roma
dirección Oriente a la cabeza de una embajada para recabar información de cómo iban las cosas por
esa región.

Livio Druso
Tras el fracaso de Mario, la oligarquía senatorial toma las riendas del Estado bajo las riendas de
Quinto Cecilio Metelo.

Se entró en una época de relativa tranquilidad hasta el año 91 a.C., cuando Livio Druso fue elegido
tribuno de la plebe, e intentó satisfacer tanto a la plebe como al orden ecuestre sin perjudicar al
Senado. Para ello recupera parte del programa político de los Graco, y propone un amplio plan de
reformas, entre ellas reconciliar al orden ecuestre con el senado, poniendo fin a la disputa por el
control de los tribunales de justicia con una ley que proponía la entrada al Senado de 300 caballeros
y que los jurados fueran elegidos entre los senadores.
También propuso la formación de colonias en Sicilia y en Italia, así como el reparto de tierras entre
los ciudadanos y bajar el precio del trigo. Todas las leyes fueron aprobadas mediante una argucia
legal, pero la ley que más problemas presentaba era la del reparto de tierras a los itálicos y la
concesión de la ciudadanía de pleno derecho.
Los itálicos reclamaban la igualdad con los ciudadanos romanos desde final de la guerra con Aníbal,
y Livio Druso sabia que Roma tarde o temprano cedería, así que entabló conversaciones con los
itálicos y les prometió concederles el derecho de ciudadanía.
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Este hecho provoco el descontento en Roma, y corrió el rumor de que el tribuno, si no lo conseguía,
podría sublevarse con la ayuda de los itálicos.

Debido a esto perdió el apoyo del Senado y las propuestas de ley que había hecho fueron
derogadas. Finalmente fue asesinado por parte de la oligarquía reaccionaria y conservadora

Guerra Social o Guerra de los Aliados (91-88 a.C.)


Debido a las conversaciones mantenidas por los itálicos con Livio Druso, se reunieron por primera vez
todos los itálicos comprobando que todos tenían los mismos problemas y tomaron conciencia de que
todos juntos eran muchos y este hecho utilizado adecuadamente podía obligar a Roma aceptar sus
propuestas.

El asesinato de Livio Druso desencadenó la sublevación de numerosas ciudades itálicas, sobre todo marsos
y samnitas, que crearon una nueva capital en la ciudad de Corfinum a la que llamaron Itálica uniendose en
una liga del mismo nombre.
Eligieron un Senado de 500 miembros y redactaron una constitución igual a la romana, y comenzaron sus
actuaciones con el asesinato del Pretor y los ciudadanos romanos de Asculum.

A finales del año 91 a.C. la situación era irreversible y la sublevación era todo un hecho. Muchas de las
tropas rebeldes habían sido adiestradas y armadas por Mario, por lo que conocían perfectamente las
tácticas de combate romanas.

La guerra se desarrolla en dos frentes:


- marsos con Popedio Silón en el área centro-septentrional de la península italiana y
- samnitas con Papio Mutilio en el sur.
El primer año es favorable a los rebeldes, y tras los fracasos finalmente el mando quedó en manos de
Mario, pero la situación empeoró. La situación empezó a complicarse para Roma, pues a la guerra en Italia
se le unieron problemas en Oriente y en Hispania.

Entonces Roma paso a las negociaciones: Julio Cesar con la Lex Iulia le da la ciudadanía a las ciudades que
habían permanecido fieles a Roma, y en el 89 a.C. con la Plauta Papiria se le concede a quien la solicita al
Pretor correspondiente y con la Lex Pompeia a los itálicos de la Galia Cisalpina.

En el 89 aC, C. Pompeyo tomo Asculum, siendo el fin de la resistencia marsa. Por su parte, en el Sur, Sila
recupera Pompeya y Bovianum. Así, la guerra termina en el 88 a.C., en Apulia con la derrota de Popedio a
manos de Cecilio Metelo Pío

6. LA DICTADURA DE SILA.
Lucio Cornelio Sila Félix, fue uno de los más notables políticos y militares romanos de la era republicana,
perteneciente al bando de los optimates. Fue elegido Cónsul en los años 88 aC. y 80 aC. y Dictador entre
los años 81 aC. y 80 aC.

Toma del poder de Sila y marcha sobre Roma


Sila accede al Consulado en el 88 aC. habiendo dejado constancia de sus aptitudes políticas y
militares en su participación en distintos conflictos como las guerras de Yugurta, Címbrica y Social,
siendo el candidato de la oligarquía del Senado.

Después logró que se le concediera el gobierno proconsular de la Provincia de Asia, lo que suponía
el mando de la campaña contra Mitrídates VI, rey del Ponto. Pero Sulpicio Rufo, uno de los tribunos
de la plebe posicionado contra la oligarquía, consiguió que se despojase a Sila del Imperium y se
nombrase a Cayo Mario comandante de las tropas.
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Sila abandona Roma y se reúne con su ejército en Nola, que estaba a la espera de trasladarse a
Oriente. Así, Sila les comunico su destitución añadiendo que Mario se encargaría con su propio
ejército de combatir a Mitrídates VI, por lo que ellos perderían su recompensa.
Planteada así las cosas, los soldados acampados en Nola estaban dispuestos a defender sus
intereses y los de su general en contra de la propia Roma si era necesario.

Sila se dirigió entonces a Roma y penetró en la ciudad con el ejército, cosa prohibida por ley, y
declaró enemigos públicos a los principales cabecillas de los populares, Mario huyó a África, pero
Sulpicio Rufo no logro huir y fue objeto de una sangrienta represión.
A continuación Sila anuló los poderes de los tribunos de la plebe y limitó las votaciones de las
asambleas populares, para restaurar plenamente la autoridad del senado.

Al ser urgente acudir a África, Sila dejó Roma en manos de un cónsul popular, Lucio Cornelio Cina, y
otro optimate, Cneo Octavio, marchando a combatir a Oriente, pero al poco retornó Mario, que
aliado con Cina dio un golpe de Estado. Mario murió al poco tiempo, instaurando Cina un gobierno
autocrático de tres años (Cinnanum tempus, 87-84 aC.) y persiguiendo a los seguidores de Sila.

Sila derrotó en Oriente al rey Mitrídates, obligándole a firmar la Paz de Dárdanos en 86 aC., y su
vuelta a Italia precipitó la Primera Guerra Civil (83-82 aC.), en la que derrotó a los líderes populares
Cneo Papirio Carbón y Cayo Mario el Joven, que habían tomado las riendas del Estado, mientras
que un tercero, Quinto Sertorio, resistiría durante años a los silanos en Hispania.

Su victoria fue seguida por su dictadura indefinida, en la que además de perseguir


sistemáticamente a sus enemigos, realizó una ambiciosa obra legislativa para tratar de restaurar el
funcionamiento de las instituciones republicanas.
Finalmente, cumplidos sus objetivos, volvió a la condición de simple particular, siendo el único
dictador de la historia que, habiendo asaltado el poder absoluto por la fuerza de las armas,
renunció voluntariamente al mismo

Guerra contra Mitrídates VI (88-84 aC.)


Aprovechando los problemas de Roma con la guerra social, Mitrídates accede al Reino del Ponto
iniciando una política expansionista muy bien planificada que le va a llevar a conquistar el Reino de
Crimea que en torno a 110 aC., quedando ocupado por su ejércitos, y después se anexiona varios
reinos, como el de Armenia

El siguiente paso de Mitrídates será hostigar a los reinos vasallos de Roma, los reinos de Bitinia y
Capadocia. Roma protesta e intenta restablecer su fuerza pero aprovechando la guerra social,
Mitriades VI, decide abiertamente tomar una política expansionista y en el 89 aC., asaltó Bitinia y
Capadocia.
Roma manda un pequeño ejército que es derrotado, y en 88 aC., se produce la declaración de
guerra abierta de Mitrídates al invadir la provincia de Asia. En Éfeso Mitrídates ordena el exterminio
de todos los itálicos de la provincia, con el objetivo de conseguir el apoyo de los habitantes de
Pérgamo, ya que se presenta como un libertador del yugo romano.

Con esta filosofía cruzó el Bósforo y pasó a la Grecia continental, presentándose en Atenas que le
abre las puertas, en Delos se produce una segunda matanza y a finales del 88 aC., Mitrídates
domina la Grecia continental y Asia.

En el 87 aC., Sila se va a dedicar a pertrechar a su ejército y a reforzarlo, por lo que será en el año 86
aC. cuando su ejército se pone en movimiento y consigue dos victorias, la batalla de Queronea y
después Orcómenos.
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A fin del 86 aC., Roma gobernada dictatorialmente por Cinna envió un ejército a Grecia contra
Mitrídates y contra Sila.
El ejército enviado por el Senado estaba liderado por el cónsul Lucio Valerio Flaco y por el legado
Cayo Flavio Fimbria, siendo posteriormente asesinado Valerio, por lo que todo el mando recayó en
Fimbria, el cual hace la guerra por su cuenta, penetrando por Anatolia a la vez que iba saqueando
toda la costa Egea arrinconando al ejercito de Mitrídates.
Pero Fimbria como carecía de las suficientes tropas intento un acuerdo con Sila, pero este se negó
ya que no quería compartir la gloria de la victoria, así que aprovechándose de los triunfos de
Fimbria obligó a Mitrídates a pedir la Paz de Dárdanos en el 85 aC. Es una paz calificada como una
paz blanda que no supo sentar las bases de la paz, porque dejó a Mitrídates vivo y con un gran
poder de maniobra, ya que pagó 3.000 talentos y se le obligó a evacuar el territorio y reinos vasallos
que no estuvieran bajo su control.

En este contexto Sila se atrae el ejército de Fimbria y consigue maniobrar con ellos. Así, en el 84 aC.,
Sila reorganiza el territorio y castiga a todas las ciudades que había apoyado a Mitrídates, sobre
todo a Atenas, obligando a que pagaran un impuesto extraordinario, incluso realiza requisas,
pertrecha su ejército y obligó a muchas ciudades a tener que alojar a su ejército y pagarles el
salario.

Así, después de un año el ejército creció y cruzó nuevamente el Adriático y en la primavera del 83
aC. se presenta en Bríndisi.

La Guerra civil
En Roma la situación no podía ser peor para el ausente Sila: el gobierno que había creado ya no
existía y él mismo había sido condenado a muerte in absentia, mientras sus propiedades eran
arrasadas y su familia, gracias a la cual había aumentado su poder ya que su mujer, Cecilia Métela,
pertenecía a la influyente familia de los Cecilio Mételos, así como sus amigos, clientes y partidarios,
se veían forzados a huir.

En respuesta, Sila envió al Senado una carta arrogante donde enumeraba sus servicios a la
República, y reprochaba a sus adversarios los desmanes para con su persona y partidarios, por lo
juraba venganza.
Atemorizado, el Senado, dirigido por su princeps, Lucio Valerio Flaco trató de negociar con Sila con
el tácito consentimiento de los cónsules, Carbón y Cina, los cuales continuaron con sus preparativos
militares reuniendo un enorme contingente de tropas. Cuando la legación senatorial le alcanzó, Sila
ofreció lo que Tito Livio consideró un acuerdo razonable: se negó a entenderse con sus enemigos,
pero afirmó que no se opondría si el Senado les amnistiaba por sus crímenes, negándose a disolver
su ejército, y erigiéndose como protector del inerme Senado exigió la restauración de la posición y
bienes tanto de él como los suyos.

La muerte de Cina durante un motín militar puso fin a las negociaciones, y significó el comienzo del
fin del régimen popular: las fuerzas cohesionadas por Cina comenzaron a disgregarse y el creciente
malestar lanzó a muchos de sus soldados a los brazos de Sila, incluyendo a los embajadores
enviados por el Senado.
Al enterarse de la muerte de su rival, Sila se preparó para cruzar a Italia. Para ese momento, Metelo
se había ya sublevado en la estratégica África, Craso estaba reclutando tropas entre su clientela
hispánica y Pompeyo hacía lo mismo en el Piceno.

Considerando la baja moral de sus tropas, y el cansancio de la población tras tantos años de
guerras, la causa de los populares estaba condenada: muchos de sus líderes así lo comprendieron y
cambiaron de bando antes de que fuera demasiado tarde.
167 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

En este estado de cosas, en la primavera del año 83 a. C., Sila desembarcaba en Brundisium, con
su ejército, y frente a sí encontró un ejército comandado por Papirio Carbón y Mario el Joven,
sucesores de Cina.
Las tres grandes victorias de Sila fueron la del Monte Tifata sobre Cayo Norbano Balbo (83), la de
Sacriportus sobre Mario el Joven (82) y, sobre todo, la de Porta Collina (82) junto a los muros de
Roma.

Pero fuera de la Urbe los silanos tuvieron que someter aún, en los siguientes meses, algunas
ciudades de Italia. Mientras, Pompeyo hacía lo propio en Sicilia y África.

Dictadura de Sila (82-79 aC.)


La victoria de Lucio Cornelio Sila fue seguida de su dictadura ilimitada. Así, los primeros momentos
del régimen silano fueron sangrientos cometiéndose miles de ejecuciones de sus enemigos
políticos. Sila creó una lista de los condenados a muerte (lista de proscripciones) que colgó en el
Foro, en la que se incluía a todos los líderes del régimen de los Marios. Las propiedades de los
condenados fueron confiscadas y a sus hijos y nietos se les prohibió presentarse a cargo público.
Estas propiedades confiscadas eran vendidas en subastas, donde los seguidores de Sila las
compraban a precios desorbitadamente bajos, llevando a cabo una política basada en arruinar a sus
enemigos y enriquecer a sus seguidores.

Cuando se reunió con el Senado, sus poderes se limitaban al mando proconsular de sus tropas, y
desde un punto de vista formal, el gobierno legítimo de Roma recaía únicamente en los Cónsules,
uno de los cuales, Carbón, había huido a África, y el otro, el joven Mario, se había suicidado.
Así pues, no había Cónsules y Roma, sin gobierno legal, estaba de hecho bajo control de un
procónsul formalmente declarado hostis rei publicae, y que, a falta de una derogación oficial, seguía
siéndolo.

A falta de cónsules, el Senado, siguiendo la tradición, nombró un interrex, que convocara y


presidiera las elecciones de nuevos magistrados, cuya elección recayó en el princeps Senatus Lucio
Valerio Flaco.

Sila tenía la voluntad de emprender, desde la base de su poder, una tentativa de reordenamiento y
reforma de la declinante República por lo que era necesario un poder extraordinario por encima del
aparato de Estado, y Sila creyó encontrarlo en una vieja magistratura de carácter extraordinario,
que, aunque reconocida en la constitución, había caído en el olvido desde el 216 a. C.: la dictadura.

El interrex Valerio Flaco propuso al pueblo, la lex Valeria de Sulla dictatore para nombrar a Sila
dictator legibus scribundis et rei publicae constituendae, es decir, dictador para la promulgación de
leyes y para la organización del Estado. Así, los comicios centuriados aprobaron la ley, y el Senado
la ratificó.

No obstante esta cobertura legal, la dictadura silana apenas tenía algo en común con la vieja
magistratura romana. Los seis meses que la tradición imponía como duración máxima se convertían
en un plazo indefinido aunque no vitalicio, y sus prerrogativas en ilimitadas, con lo que a efectos
prácticos se convertía en una monarquía sin corona.
Sin embargo, la falta de limitación de tiempo exigida por Sila no significaba un intento de
institucionalizar la excepción; la propia evolución de su gestión indica que el dictador sólo deseaba
ser tal mientras fuera necesario. Aunque sólo fuera en la forma y, especialmente, por las
intenciones de la restauración de la legalidad republicana, era preciso respetar las instituciones
tradicionales.
Por ello, poco después de investir la dictadura, y prescindiendo de la prerrogativa que le autorizaba
a designar los cónsules, Sila convocó a los comicios centuriados para su elección, y por supuesto, el
168 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

resultado dio la victoria a los candidatos de Sila, dos de sus oficiales: Cneo Cornelio Dolabela y
Marco Tulio Decula.

Poco más tarde se añadiría, con el complaciente asentimiento de la asamblea popular, el


sobrenombre oficial de Félix. Así, tras celebrar su triunfo por su victoria sobre Mitrídates, dio
comienzo a su labor legislativa encaminada a restablecer el poder del Senado y a disminuir la
influencia y el poder de todo lo que contribuyese al detrimento de la autoridad del Senado,
reduciendo notablemente los poderes de los tribunos y los censores. Para ello, designó nuevos
senadores que sustituían a los senadores conservadores asesinados durante el régimen de los
Marios. También dobló el tamaño del senado aumentando el número de senadores hasta los 600 e
incluyó entre ellos a numerosos equites, reforzando los lazos entre los terratenientes (senadores) y
los comerciantes (equites).

Las propuestas de ley debían ser aprobadas por el Senado antes que por los Comicios así estos
perdían su capacidad legislativa, al no poder presentar propuestas de ley a la asamblea plebeya sin
autorización previa del Senado, además se excluía a los tribunos del acceso a cualquiera
magistratura del cursus honorum, prohibiendo además que un tribuno de la plebe pudiera ser
reelegido al finalizar su mandato.
También se privaba a la magistratura del derecho de veto (ius intercessionis), y únicamente se le
permitía el ius auxilii, la facultad de proteger a un plebeyo contra los actos de un magistrado cum
imperium.

Sila trató de evitar con su programa de reformas que nunca nadie en el futuro pudiera repetir su
marcha contra Roma. Así, estableció como delito de traición que un gobernador o general llevase su
ejército fuera de la provincia asignada. También modernizó el código de leyes romano, liberándolo
de normas obsoletas, pero asegurándose que todas las funciones judiciales fuesen reservadas a
senadores exclusivamente y estableció que nadie con menos de treinta años pudiese presentarse a
las elecciones de ninguna magistratura (Cursus Honorum). La intención manifiesta de la nueva
legislación era que primase la madurez y la veteranía haciendo de la restauración de la autoridad
del senado su principal objetivo

Sila perpetró una política de represión y castigó sobre aquellas regiones italianas que fueron leales
a los Marios, muy en especial contras etruscos y samnitas que a partir de entonces dejaron de
existir como pueblos diferenciables. Por su parte los restos de las tierras vacías fueron utilizadas
para crear colonias y asentar a los soldados veteranos de sus legiones.

Final de la Dictadura
En 79 aC., Sila renunció a la dictadura y devolvió todo el poder al Senado, muriendo al año
siguiente, a la edad de sesenta años.
Las reformas de Sila no perduraron, y sus cambios en el código legislativo sobrevivieron, pero la
renovación del senado y la muerte de muchos de sus veteranos dejaron un hueco para que
hombres demasiado jóvenes y ambiciosos comenzasen a surgir en Roma. Claros ejemplos son los
tres hombres que constituyeron el primer triunvirato, Craso y Pompeyo aliados de Sila durante la
guerra, a pesar de su juventud y avaricia, obtuvieron un enorme éxito político. Mientras, Julio César
el tercer miembro del triunvirato, comenzó su andadura política durante la duración del régimen de
Cinna quien lo nombró sacerdote de Júpiter, y lo casó con su hija Cornelia.

Hispania fue el centro del poder de la facción partidaria de Mario, tras la conquista de Roma por
Sila, así, Sertorio gobernador de Hispania se convirtió en un rebelde, estableció la independencia de
la Hispania romana en 80 aC. Derrotó a las fuerzas regulares romanas enviadas contra él y en el 77
aC. tras la muerte de Sila fue asesinado por lo que se derrumbó el movimiento que había creado.
169 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

7. LOS CONFLICTOS EXTERIORES Y LA REORGANIZACIÓN DE ORIENTE POR POMPEYO.


Desde la desaparición de Sila hasta el ascenso de Cesar se producen una serie de acontecimientos que
pondrán en crisis a todo el sistema establecido por Sila.

1º. La guerra Sertoriana (80-72 aC.)


En el año 83 aC. Quinto Sertorio, partidario de los populares y seguidores de Cayo Mario, había sido
nombrado propretor de la Hispania Citerior. Rápidamente Sertorio logró una gran popularidad a
través de ciertas reformas sociales que conseguirían mejorar la vida de los hispanos, y cuando en
Roma apareció Sila, él se proclamó defensor del partido popular, usando Hispania como base desde
donde luchar contra los opresores.

Esta actitud le convertiría en proscrito para Roma, lo cual sería la causa de un largo periodo de
luchas en Hispania entre los partidarios de Sila y Sertorio, lo que provocó el fuerte aumento de
tropas romanas en la península.
Sertorio logro apoderarse de un amplio territorio peninsular, y Sila decidió nombrar a Quinto Cecilio
Metelo procónsul de la Hispania Ulterior donde llegó con dos legiones en torno al año 79 aC. Al
principio Metelo consiguió algunas victorias pero pronto Sertorio, mejor conocedor de esas
agrestes tierras y habiendo aprendido de los pueblos celtíberos y lusitanos la táctica de la guerrilla,
impuso su autoridad y consiguió dominar la mayor parte del territorio estableciendo la capital "de
la nueva Roma" en Osca, la íbera Bolscan, actual Huesca.

Después de tanto batallar contra el hábil y escurridizo Sertorio, las legiones de Metelo merecían un
descanso y el Senado se lo concedió retirando a Metelo y poniendo en su lugar al joven y
prestigioso militar Pompeyo.
Seguirán años de intenso conflicto hasta que las tropas consulares adquieren gran ventaja sobre las
de Sertorio, el cual es asesinado en Osca el año 72 aC.

2º. Conflicto con los piratas cilicios (78-66 aC.).


En esta época, el Mediterráneo había caído en manos de los piratas, procedente en gran parte de
Cilicia. Roma había destruido muchos de los estados que solían patrullar el Mediterráneo con sus
flotas, pero no habían conseguido rellenar el hueco dejado, y por tanto, los piratas se habían
aprovechado del vacío de poder relativo existente y no solo habían estrangulado las rutas
marítimas, sino que también habían saqueado muchas ciudades de las costas de Grecia y Asia, y
habían hecho desembarcos incluso en la propia Italia.

Después de que el almirante romano Marco Antonio fracasara en liquidar a los piratas para
satisfacción de las autoridades romanas, Pompeyo fue nombrado su sucesor como comandante de
un destacamento especial naval para hacer una campaña contra los piratas. Supuestamente a
Pompeyo le llevó sólo cuarenta días despejar de piratas la parte oeste del mar, y restaurar la
comunicación entre España, África e Italia.
Plutarco describe cómo Pompeyo primero barrió sus naves del Mediterráneo en una serie de
pequeñas acciones y con la promesa de rendir honor a las rendiciones de las ciudades y los barcos.
Luego siguió al cuerpo principal de los piratas hasta sus fortalezas de la costa de Cilicia y las
destruyó en la batalla naval de Coracesio

3º. Revuelta de esclavos de Campania (73-71 aC.).


Son una serie de revueltas de esclavos, sin éxito ni relación, contra la República romana, conocidas
en su conjunto como las Guerras Serviles o Guerras de los Esclavos. Esta guerra consiguió plantear
una amenaza seria al núcleo de Roma, la provincia de Italia, y fue doblemente alarmante para el
pueblo romano por los continuos éxitos de la creciente banda de esclavos rebeldes contra el
ejército romano, entre 73 y 71 aC. La revuelta fue aplastada finalmente en 71 a. C., por el esfuerzo
militar concentrado de un solo comandante, Marco Licinio Craso
170 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

Entre 73 y 71 aC., una banda de esclavos huidos —originalmente un pequeño cuadro de unos
70 gladiadores fugados que creció hasta ser una banda de 120.000 hombres, mujeres y niños—
deambuló por la provincia romana de Italia asaltándola con relativa impunidad bajo el mando
de varios líderes, incluyendo el famoso gladiador-general Espartaco.

La creciente alarma en el Senado romano sobre los continuos éxitos militares de esta banda y
sobre sus estragos contra las ciudades y los campos romanos llevó finalmente a que Roma reuniera
un ejército de ocho legiones bajo el liderazgo de Marco Licinio Craso. La guerra terminó en 71 a. C.
cuando, tras una larga y amarga retirada ante las legiones de Craso y la comprensión de que las
legiones de Cneo Pompeyo Magno y Varro Lúculo estaban avanzando para encerrarlos, los ejércitos
de Espartaco se lanzaron con toda su fuerza contra las legiones de Craso y fueron completamente
aniquilados.

Aunque la guerra de Espartaco es notable por derecho propio, esta guerra fue significativa en la
historia de la antigua Roma por su efecto sobre las carreras de Pompeyo y Craso. Los dos generales
utilizaron sus éxitos contra la revuelta para promocionar sus carreras políticas, aprovechándose del
favor del pueblo y de la amenaza implícita de sus legiones para influir en su favor en las elecciones
consulares de 70 aC.
Sus acciones como cónsules promovieron en gran medida la subversión de las instituciones políticas
romanas y contribuyeron a la transición final de la República romana al Imperio romano.

4º. Consulado de Pompeyo y Craso (70 aC.).


En el 71 aC., los dos victoriosos generales, Pompeyo y Craso, regresaron a Roma y el Senado acepto
su candidatura al consulado, aunque hay que señalar que no cumplían los requisitos.
Ambos superaron la enemistad que les separaba, y decidieron cooperar. Así, los nuevos cónsules,
con el apoyo de los populares, abatieron totalmente el sistema constitucional silano.

Se devolvió a los tribunos de la plebe todos sus derechos (Lex Licinia Pompeia), los équites volvieron
a entrar en posesión de las contratas de Asia, y la formación de los tribunales de justicia se vio
afectada, así, los jurados estaban formados por 1/3 de senadores, y 2/3 de equites o ciudadanos de
la más alta burguesía.

Se nombraron nuevos censores que expulsaron del Senado a aquellos miembros que no cumplían
con la legalidad, e incluyeron en las listas del censo a un gran número de nuevos ciudadanos que no
estaban inscritos.

5º. Reorganización de Oriente por Pompeyo.


Tras su éxito en la última guerra contra Mitrídates, Pompeyo ente otras modificaciones, anexionó el
Ponto, reorganizó Asia, creó la Provincia de Cilicia y volvió a Roma en 62 aC.

Cabe señalar que en la práctica era el hombre más poderoso de Roma.

8. LA CRISIS DEL SISTEMA SILANO Y EL ASCENSO DE CÉSAR.


La Crisis del sistema silano
El sistema silano cayó porque la misma oligarquía que lo sustentaba permitió que cayera, pero
fueron Craso y Pompeyo quienes lo fomentaron y permitieron cuando fueron nombrados cónsules
y abatieron totalmente la constitución silana, devolviendo los poderes a los tribunos de la plebe, los
equites volvieron a entrar en posesión de las contratas de Asia, y la formación de los tribunales de
justicia se vio afectada. Así, los jurados estaban formados por 1/3 de senadores, y 2/3 de equites o
ciudadanos de la más alta burguesía.
171 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

Se nombraron nuevos censores que expulsaron del Senado a aquellos miembros que no cumplían
con la legalidad, e incluyeron en las listas del censo a un gran número de nuevos ciudadanos que no
estaban inscritos.

De hecho, el esquema de reformas de Sila no pudo evitar un hecho que estaba en la mente de
muchos romanos, la caída de la República, aunque los treinta años posteriores a la muerte del
Dictador fueran un intento por reanimarla

El ascenso de Julio Cesar


A la sombra de Pompeyo, y con la protección de Craso, fue creciendo la figura de Julio Cesar. Así,
Julio Cesar nació en el año 100 aC., en el seno de una humilde familia patricia y era sobrino de C.
Mario, con lo que emprendió tarde la carrera política. Se decía que los Julios eran descendientes de
Eneas. Su origen era similar al de L. Cornelio Sila, pero al contrario que él, simpatizo con el partido
popular.

Su trayectoria política y militar es:


• 65 aC. → Fue elegido edil
• 63 aC. → Fue elegido pontífice máximo
• 62 aC. → Fue elegido pretor
• 61 aC. → Fue elegido propretor en Hispania. → Regresó, en el 60 para formar el primer
Triunvirato junto a Pompeyo y Craso.

Cesar vio la decadencia de la Republica y de sus instituciones, por lo que apoyado en el ejército y en
ciertas clases de la sociedad, adquiere cierto poder personal. Así, supo buscar los apoyos, estando
de lado de Pompeyo y Craso.

La conspiración de Lucio Sergio Catilina.


Más conocido como Catilina, fue un político romano de la era tardorrepublicana, perteneciente
a la facción de los populares. Catilina ha pasado a la historia por ser el protagonista de la llamada
conjuración de Catilina, una conspiración que, según las acusaciones formuladas por Marco Tulio
Cicerón, habría consistido en destruir la república romana.

Catilina, que tuvo una meritoria carrera militar, comenzó desempeñando el cargo de tribuno o
prefecto de las tropas auxiliares durante la Guerra Social. En el 68 aC. fue pretor, obteniendo el
gobierno de la provincia de África como propretor durante los dos siguientes años, y una vez de
vuelta en casa, en el 66 aC., se presentó como candidato para las elecciones consulares, pero se le
impidió ser candidato por motivos de forma, además de que se le acuso de innumerables abusos de
poder, cargos de los que fue absuelto.

Las conjuras son:


- Primera conjura (65 aC.).
Catilina no logró ser elegido cónsul en 65 aC. Probablemente con la aprobación de Craso y
Cesar, planeó el asesinato de los dos cónsules: Aurelio Cota y Manlio Torcuato.
Llegaron rumores al Senado y los cónsules se presentaron a la toma del cargo acompañados
por una numerosa guardia, por lo que el plan fracasó.

- Segunda conjura (63 aC.).


Apoyado de nuevo por Craso, Catilina se presenta al Consulado en el 64 aC., pero la Nobilitas
dio su apoyo a un Homo Novas, Marco Tulio Cicerón, que fue elegido junto a C. Antonio. Con
motivo del proyecto de una ley agraria, en la que Pompeyo y Craso tenían intereses
personales, César, a favor de Craso, demostró ser un hábil político mediando entre ambos.
Catalina trama otra conjura que esta vez debía comenzar con el asesinato de Cicerón y
172 Tema 10 – LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LOS CONFLICTOS POLÍTICOS ROMANOS

seguir con la sublevación militar en varios puntos de Italia, pero el complot fue descubierto y
Catilina expulsado de Roma puso en marcha una revuelta siendo derrotado en Pistoia.

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