Está en la página 1de 7

- Nombre: Ehrenberg, Josué David.

- Año: 2do Historia.

- Profesor: Cappelletti, Ernesto César.

- Materia: Historia mundial I.

Conflictos sociales en la república Romana

 La institución republicana dejo de funcionar normalmente en el 59 a.C. como


resultado de la alianza entre Pompeyo y Julio César. Sus rivalidades fueron
motivo de guerras civiles, brevemente interrumpidas por el despotismo de César.

Su hijo adoptivo y heredero, César Augusto, surgió como el vencedor y fundó el


día 13 de enero del 27 a.C. el sistema de una monarquía apenas velada que
llamamos Principado.

 Expansión Romana y sus resultados: En el 27 a.C., toda Italia era romana y


todos sus habitantes, libres; con la excepción de los inmigrantes extranjeros y
algunas tribus alpinas, sus pobladores eran ciudadanos.
El poder romano se extendía entonces desde el Canal de la Mancha al Sahara y
desde el estrecho de Gibraltar al Éufrates.
La expansión romana fue, por supuesto, el resultado de guerras sostenidas contra
el extranjero. La guerra y la conquista transformaron la economía de Italia y
contribuyeron primero a resolver y luego a a exacerbar el conflicto social. Las
luchas internas y las guerras con el exterior se entremezclaron a menudo y
tuvieron mutuos efectos. La expansión, de por sí, distorsiono el funcionamiento de
las instituciones políticas, la maquinaria que debían utilizar los que pretendían
reformar la sociedad.

La práctica de conceder la ciudadanía a otros pueblos Italianos se siguió con


frecuencia hasta la mitad del siglo III. Todos los nuevos ciudadanos, como los
antiguos, debían pagar impuestos y luchar en los ejércitos romanos, y todos tenían
los mismos derechos de intermatrimonio y relaciones contractuales privadas. Esta
liberalidad con los derechos de ciudadanía, aunque peculiar de Roma, es
fácilmente comprensible: Contribuía a que Roma contara con superioridad
numérica sobre todo sucesivo enemigo y fue un factor importante en el desarrollo
de su fuerza.
Roma, a diferencia de otros estados de la antigüedad, permitía que los esclavos
manumitidos por los ciudadanos adquirieran la ciudadanía junto con la libertad.
Con el correr del tiempo, el ingreso de esclavos de fuera de Italia y el numero de
manumisiones crecieron enormemente razón por la cual una vasta aunque
desconocida proporción de ciudadanos tenía en sus venas, en tiempos de
Augusto, sangre servil y extranjera.
El numero de romanos creció también de modo diverso, El pequeño y
escasamente fértil territorio que la ciudad tenía en el 509 a.C. no podría haber
sustentado por largo tiempo una población en crecimiento. Solamente las
anexiones podían procurar un abastecimiento adicional para las nuevas bocas
hambrientas. En el 396 a.C., Roma conquisto Veyos, al norte del Tíber. Como era
costumbre tomar un tercio de la tierra de los pueblos Italianos que conquistaba y,
de tiempo en tiempo, dividir parte de esta tierra entre los romanos pobres. A
principios del siglo II se anexaron grandes extensiones de terreno pertenecientes a
los galos y los ligurios en el norte de Italia.
Otros pueblos Italianos le estaban sometidos mediante alianzas perpetuas.
Conservaban su autonomía local y no pagaban tributo a Roma, pero estaban
obligados a proveer contingentes para los ejércitos romanos a sus propias
expensas y a luchar en guerras que ellos no decidían; en compensación eran
protegidos por Roma. A mediados del siglo III esta red de alianzas se extendió por
toda la Italia peninsular al sur de una línea que va aproximadamente desde Pisa
hasta Rímini.
Todo latino podía en verdad obtener la ciudadanía romana con solo emigrar a
territorio romano. Estos privilegios, junto con la memoria del ancestro y a menudo
quizá el hecho de que se hallaban en malos términos con los pueblos vecinos,
explican sin duda porque las colonias latinas se mantuvieron fieles a Roma en
ocasión de cada crisis.
El poder de Roma parecía inquebrantable. Además, durante un siglo siguiente la
Italia peninsular gozo de paz interna, imperturbable y sin paralelo. Los
colonizadores romanos y latinos, esparcidos por todo el país, transmitían las ideas
romanas y la lengua latina. Entretanto Roma estaba adquiriendo un imperio en el
mediterráneo, en parte gracias al valor de los soldados aliados; la mitad o unos
dos tercios de sus de sus ejércitos estaban integrados por latinos y otros aliados.
Entre los aliados cundió la decisión de exigir igualdad de situación mediante la
extensión del derecho político romano. La exigencia fue rechazada, y la mayor
parte de ellos se rebeló en el 90 a.C. Aun entonces su objetivo no consistió en
recuperar su vieja independencia, sino en institituir un nuevo Estado Federal,
llamado Italia, modelado en muchos aspectos de acuerdo con el Estado Romano.
Esta guerra “social” fue una de las más sangrientas entre los emprendidas por
Roma, y la mas vana. Roma solo pudo someter a los rebeldes con la concesión de
la ciudadanía que anteriormente había negado. Además, la lucha desencadeno
una serie de acontecimientos que fueron causa de nuevas guerras entre los
ciudadanos mismos (87-86 a.C, 83-81 a.C).
El curso de la revolución que atravesaba la República era decido por los soldados,
casi todos reclutados entre el pueblo campesino. Además, Augusto basaba su
gobierno sobre el consentimiento universal de Italia, especialmente el de la clase
acomodada de las ciudades italianas.
Roma también tenía asambleas populares, aunque no se basaban, como las
atenienses, sobre el principio de igualdad. Para que los habitantes rurales no
estuvieran teóricamente en desventaja, debía darse noticia de las reuniones con
larga antelación, y estas eran por necesidad poco frecuente. De ahí que los
ciudadanos no pudieran adquirir mucha experiencia en los asuntos de Estado ni
supervisarlos de cerca. Ostensiblemente más democrática, la asamblea “tribal” era
en última instancia dominada por los que Vivian en la ciudad o cerca de ella. Pero
el verdadero poder siempre perteneció al aristocrático Senado, que normalmente
podía manipular y controlar las asambleas.
En general, los gobiernos locales eran oligárquicos y se podía contar con que
Roma reprimiría todo movimiento tendiente a alterar el orden establecido. Las
noblezas locales, por lo tanto, dominaban sus ciudades patrias. Eran ellas las que
hacían conocer al Senado los deseos de su pueblo –que eran sus propios deseos-
, y podían ejercer su influencia a través de vínculos de amistad y hospitalidad que
los ligaban con las grandes casas de Roma.
Los cargos de menor importancia en Roma eran llenados por la asamblea tribal,
en la que, si bien los votantes ricos no predominaban, los magnates locales tenían
mayor oportunidad de obtenerlos.
Con el correr del tiempo del tiempo, la nobleza Italiana se elevo aun mas. Por ese
tiempo, el senado estaba lleno de figuras “municipales”. Las guerras y las
proscripciones apresuraron la disminución de la vieja nobleza romana; sus lugares
fueron ocupados por “toda la flor de las ciudades de toda Italia”.
La contienda por el privilegio y la dignidad entre las clases superiores no fue de
menor importancia y tuvo influencia en esta “lucha de clases”.
La primera de estas contiendas se desarrollo entre los patricios y los plebeyos
ricos. Estos últimos lograron por fin la igualdad de derechos para asumir cargos
con el respaldo de los ciudadanos pobres. No obstante esta miseria social fue
probablemente aliviada en lo principal mediante la anexión de territorios enemigos
y su distribución entre los pobres. Durante este temprano periodo, la expansión
parece haber mitigado las tensiones sociales.

Había una organización de acuerdo con la fortuna. Los que tenían una propiedad
eran llamados assidui, esto es, hombres asentados permanentemente en si propio
terreno, el resto eran proletarii, cuyo servicio al Estado consistía en procurar los
vástagos (proles) que criaban, o capite censi, hombres que se contaban por
cabeza, sin propiedad digna de mención. Durante las crisis aun los proletarii eran
llamados y armados a expensas públicas, por ejemplo, en ocasión de la guerra
contra Aníbal. En la segunda guerra Púnica (218-201 a.C.), la mitad de los
hombres entre dieciocho y cuarenta y seis años aptos para servir en las legiones
estaba generalmente bajo las armas, muchos de ellos durante varios años
ininterrumpidos; el promedio de prestación de servicios era de siete años. La
victoria sobre Cartago no tuvo por resultado una paz firme; era necesario someter
a la Galia Cisalpina.
En general, los ciudadanos que soportaban esta carga eran los assidui. Llegaron
solo a unos 100.00 durante la guerra contra Aníbal. No solo se recluto entonces a
los proletarii, sino que la capacidad de propiedad se redujo permanentemente.
Ocasionalmente los soldados obtenían un rico botín, se cuenta de voluntarios
atraídos por esta perspectiva o por una vida de aventura.
Mario supero el dilema reclutando proletarii como voluntarios: estos esperaban la
conquista de un botín y no quedaron desilusionados. Es indudable que después de
Mario las legiones estuvieron constituidas principalmente por proletarii, sobre todo
porque la mayor parte de los ciudadanos pertenecía a esta clase. Se supone
también, con frecuencia, que eran en su mayoría voluntarias.
Los voluntarios no podían colmar las filas y hay amplias pruebas de que se
recurrió a la conscripción.
La conscripción fue detestada en todos los tiempos, especialmente durante las
guerras civiles, cuando se recurría a ella en gran escala. El emperador Tiberio la
abandono por fin en Italia; en adelante, el gobierno recurrió a las levas
provinciales.
Los historiadores que describieron la miseria social durante los primeros tiempos
de Roma siempre atribuyeron al peso combinado de los impuestos y la
conscripción.
Las guerras y la conscripción agravaron sin duda el progresivo empobrecimiento
del campesinado. Las clases superiores se enriquecieron. Los senadores obtenían
enormes beneficios de los botines, donativos en concepto de gastos y tasas ilícitas
impuestas al pueblo, y los ricos que no estaban en el senado, los Équites, de los
contratos para obras públicas, el abastecimiento del ejército y el cobro de los
impuestos provinciales.
La expansión de Roma profundizo el abismo entre las clases. La nueva riqueza se
prodigó en parte en el consumo suntuario, en parte se invirtió en tierras italianas
compradas a los pobres mediante pago o por la ejecución de hipotecas o por mera
violencia y, por fin, en esclavos.
La guerra no era la sola fuente de obtención de esclavos; durante casi un siglo a
partir aproximadamente del 167 a.C. la piratería floreció en el este del
mediterráneo. Existía el tráfico de esclavos con pueblos allende el Imperio, y en
muchos lugares del este los hombres libres se vendían a si mismos o a sus hijos
como esclavos cuando la muerte por hambre era la única alternativa.
Dado que los ricos tenían mayores recursos en Italia que en ningún otro lugar,
gracias a los beneficios del Imperio. Italia era el principal país importador. Los
esclavos trabajaban en los campos y en los talleres, como también en las tareas
domesticas.
La población crecía tan solo mediante la adquisición de esclavos. Ya en tiempos
de la invasión de Aníbal, el numero de esclavos debió haber sido considerable,
pues, de no ser así, le hubiera resultado imposible a Roma movilizar para los
ejércitos y las flotas a uno de cada dos ciudadanos en edad militar; sólo el trabajo
de los esclavos pudo haber procurado el alimento y otros artículos necesarios año
tras año.
La mayor parte del trabajo se realizaba necesariamente en las tierras. Pero la
abundancia de esclavos también negaba a los hombres libres la oportunidad de
ganarse la vida decentemente en tiempos de paz. Sin ocupación regular, el pobre
no podía permitirse tener familia. La población libre no lograba aumentar, porque
la esclava se multiplicaba.

 El marco de referencia: La economía Romana: La base de la actividad


económica en la antigüedad era agraria y todo distrito apuntaba normalmente a la
autosuficiencia. Fuera de un radio estrecho, el trafico se circunscribía al
intercambio de artículos suntuarios y semisuntuarios u otros tan esenciales como
el hierro y la sal, que no se encontraran dentro de esos límites. En tiempos de
escasez también había que realizar esfuerzos para importar alimentos, y las
regiones excepcionalmente fértiles, como Campania, tenían por lo general un
excedente para vender. El acontecimiento local más importante era habitualmente
la cosecha, hecho que todavía se refleja en nuestras festividades.
El hambre era un peligro siempre presente. Pocos pueblos o ciudades podían
contar con una regular importación de alimentos: era demasiado precaria y
costosa.
En Roma no se estimaba socialmente ni la industria ni el comercio. Aunque, por
supuesto, los terratenientes explotaban los recursos de sus propiedades.
Según opinión de Catón el viejo, la tierra era la inversión mas segura, y Cicerón
recomendaba al mercader exitoso la adquisición de propiedades.
Lo que en Roma procura el honor era la riqueza. El capital excedente podía
también, por cierto, invertirse en préstamos. La práctica de cobrar interés se había
desaprobado otrora, e incluso había sido prohibida.
Los romanos más eminentes practicaban la usura. Pero la mayor parte de estos
préstamos se concedían probablemente durante breves periodos, para gastos
personales y quizá también los concedían los patrones para instalar a sus libertos
en talleres o fabricas.
Los ricos se sentían tentados no a invertir y acumular, sino a gastar, a menudo
demasiado pródigamente. El rango implicaba un consumo conspicuo. Las grandes
casas estaban atestadas de adulones y sus propietarios salían siempre con un
sequito.
Para hacer una carrera política era casi necesaria la prodigalidad, pues había que
procurar juegos, larguezas de toda especie e incluso sobornos sin disimulo alguno.
La mezquindad significaba el fracaso en las urnas.
Esta tendencia a consumir más que acumular se vinculaba con la falta de
oportunidades para la inversión productiva, de la cual fue, quizás, antes la
consecuencia que la causa. Existía escaso progreso tecnológico. Las clases cultas
despreciaban el trabajo manual y sus operaciones sórdidas.
La tierra constituía el modo más seguro y mas Aceptado socialmente de invertir los
bienes obtenidos en la guerra y el gobierno. Los ricos no carecían de motivo para
tomar todo lo que podían del campesinado empobrecido. Así, pues, las pequeñas
propiedades tendían a ser absorbidas por las grandes (latinfundium).
 Lucha entre Plebeyos y Patricios: La clase social por excelencia era el grupo de
los Patricios: Manifestaban ser descendientes de los primeros habitantes de la
ciudad aquellos que siguieron a Rómulo en el inicio de Roma. Esta clase era quien
manejaba el Senado y a principio de la república eran considerados nobles. El ser
patricio era una cuestión hereditaria. Las alicientes que poseían estaban el poseer
grandes cantidades de tierras manejadas por el estado debido que ellos eran
quien lo manejaba.
La segunda clase social eran los plebeyos, pertenecían a la muchedumbre. Sin
embargo, existían plebeyos ricos que deseaban participar en el poder político para
eso necesitaban ser campeones populares pero rara vez ocurría dado que sus
intereses coincidían con los patricios.
La principal distinción entre estos grupos radica en el nacimiento y no en la
riqueza. El matrimonio entre ambos grupos sociales estaba prohibido.
La primera agitación exitosa de los plebeyos fue lograr una mayor protección para
el hombre común, contra la fuerza injusta y la trampa legal. Según se cuenta en el
494 a. C. un gran grupo de plebeyos se asentaron en Masse, rehusándose a servir
en el ejército.
Una acción revolucionaria similar ocurrió en 287 a.C. cuando los patricios fueron
obligados a crear un tribunado de plebeyos de los cuales los diez tribunos eran
elegidos anualmente por una asamblea organizada en unidades electorales
llamadas tribus, su función era proteger a los romanos humildes contra la opresión
de los magistrados Esta asamblea resultó verdaderamente democrática.
En los rasgos socioeconómicos más bajos estaban los Clientes que se
encomendaban a la fe de su Patrón de la cual se jactaban muchas transacciones
legalmente aplicables, pero no se les permitía recibir honorarios. Los patrones
asesoran a sus clientes y los representan en el juicio, pero entre patrones y
clientes no podrán acusarse entre sí. Las familias más poderosas tenían entre sus
clientes ciudades, provincias y príncipes extranjeros, originariamente todos los
clientes eran de los patricios.
La forma en que un Cliente deje esa condición era elevando su nivel económico y
social, lamentablemente no muchos clientes lo lograban debido a que el poder
estaba centrado para pocos.
 Reforma y reacción:
Estas reformas fueron una serie de leyes propuestas por los hermanos Tiberio
Sempronio y de Cayo Sempronio durante los años 133 AC al 123 AC. En este
periodo los hermanos obtuvieron el cargo de tribuno de la plebe, perteneciendo al
Partido de los Populares que buscaban beneficiar a los menos favorecidos. Tiberio
se había interesado en el empobrecimiento de los ciudadanos y el aumento de la
mano de obra esclava. La mayor parte de la tierra pública se había vuelto
propiedad de los más ricos. Las tierras ocupadas se consideran como propias de
su dueño. Tiberio propone que los ricos mantengan la posesión de los terrenos de
no más de 500 yugueras, siendo el terreno excedente distribuido en pequeñas
asignaciones. Esta petición de Tiberio logró hacerse ley, aunque no logró aplicarse
ya que Tiberio y parte de sus partidarios serían asesinados, la reforma quedó
abolida. Más tarde su hermano Cayo llegaría a ser tribuno en el 124 a.C. retoma la
propuesta de su hermano y además propuso dar la ciudadanía a todos los aliados
romanos, pero terminaría como su hermano con varios de sus partidarios
asesinados y Cayo Graco fallecido en el año 123 a.C. La muerte de los hermanos
Graco significó un fracaso en el intento de organizar Roma de modo igualitario.

También podría gustarte