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Autoestima y adolescentes: consejos para aumentarla

Según la Real Academia Española, la autoestima es la “valoración generalmente positiva de sí mismo”.


Sin embargo, aunque generalmente tiene connotaciones positivas, también puede ser negativa.
La Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) señala que la autoestima “se forma
con los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que has ido teniendo sobre tu imagen
durante toda tu vida. Pueden ser positivos, alta autoestima, o al revés, una incómoda sensación de no ser
lo que deseas, baja autoestima”.
La importancia de la autoestima radica en que si es alta aportará confianza y valía a la persona y lo
contrario si es baja. Esta valoración influirá en cada una de las situaciones que se desarrollen en la vida del
individuo.

“En la etapa de la adolescencia se constituye en gran medida la identidad de la persona, quien


por un lado, necesita sentirse parte y ser aceptado por los iguales, pero también necesita diferenciarse y
construir una identidad propia y distinta a la de los demás”, explica Pedro Adrados, psicólogo del Hospital
Vithas Nuestra Señora de América, en Madrid. “La autoestima es la valoración de esas características y
atributos propios. Una buena autoestima en el adolescente favorece un mejor acceso a la vida adulta
con un mejor equilibrio psíquico y emocional y unas relaciones sociales más profundas y estables”,
apostilla.
En la formación de la autoestima influyen diferentes factores, como los personales (habilidades físicas o
imagen corporal, entre otros), personas importantes (padres, hermanos, amigos, profesores, etc.) y el
entorno social y las costumbres que hay en la sociedad en la que vive una persona.
En el caso de los adolescentes, ésta suele disminuir por los cambios físicos corporales. Tal y como
señalan desde la Aepap, al joven le empieza a importar no ser correspondido por los amigos. En esta etapa
influyen dos factores: cómo es visto y tratado por los demás y cómo se percibe por sí mismo.
Además, también hay diferencias si estamos ante una chica o un chico. “Las mujeres vinculan más la
valoración de sí mismas a la imagen física y resultar sexys; en cuidar los vínculos y, en general, en ser
objeto del deseo de sus compañeros hombres. Por el contrario, los varones vinculan más la valoración de sí
mismos a mostrarse fuertes y resolutivos, al éxito social y profesional y en alcanzar sus propios deseos”,
especifica Adrados.

Baja autoestima, ¿cómo la elevamos?


Si un niño ha crecido en un entorno lleno de críticas, seguramente no desarrolle una autoestima sana. De
hecho, en muchas ocasiones esas críticas vienen de uno propio y esto puede ser igual de dañino que las
ajenas.
Adrados señala que en la mayoría de los adolescentes la baja autoestima provoca un malestar
emocional de carácter temporal, pero en algunos, puede derivar en problemas más graves, como
depresión, fobias y adicciones. “La gravedad del problema dependerá no sólo de la naturaleza de la baja
autoestima del adolescente, sino también de otras condiciones, como transiciones difíciles en la
escolarización, la vida familiar y otros acontecimientos estresantes”, advierte el experto.
Respecto a las mejores formas para reforzarla, Adrados señala que los últimos estudios han
identificado una serie de rasgos en el estilo educativo de los padres y personas encargadas de educación
asociados a una alta autoestima en los hijos. Estos serían:
Expresión del afecto acorde con las diferentes situaciones que van surgiendo, ajustado en tiempo,
forma e intensidad.
Preocupación y cuidado del vínculo, así como de los diferentes problemas que vayan surgiendo.
Armonía en el hogar familiar.
Participación en actividades familiares conjuntas.
Establecimiento de normas claras, justas y coherentes.
Ejemplo por parte de los padres de cumplimiento de las normas.
Además, desde la Aepap dan estos consejos dirigidos al adolescente para mejorar su autoestima:
Deja de tener pensamientos negativos sobre ti mismo.
Ponte como objetivo el logro en vez de la perfección.
Considera los errores como oportunidades de aprendizaje.
Prueba cosas nuevas.
Identifica lo que puedes cambiar y lo que no.
Fíjate metas.
Colabora en una labor social.
Haz ejercicio.
Pásatelo bien.

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