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MARÍA MAllTA GARCÍA NEGRONI

Revista iberoamericana de
ANEXO 2 1){SC;l)l~S() V
CONSTITUCIÓN DE LOS ROLES ENUNCIATIVOS S C) ¡__ , I l·. I )A Ij
LENGUAJE EN CONTEXTO DESDE
UNA PERSPECTIVA CRÍTICA
ler. Bloque (desde el comienzo hasta " ... campana antiargentina"): Y MULTIDISC!l'L!NARIA
TD [ PPS] versus Nosotros los argentinos
Dijo
Dijo + [antonimia simple] "MUJER HASTA LA TUMBA". DISCURSO
Dijo
Son los que sumaron sus vqces para condenarnos MÉDICO Y GÉNERO: UNA
agredirnos APROXIMACIÓN DESDE EL ANÁLISIS
campana antiargentina
CRÍTICO DEL DISCURSO A UN TEXTO
Bloque (hasta " ... le costó ganar"): DIDÁCTICO DE GINECOLOGÍA
Nos. Exclusivo fPPC] para Usted lexhort.l hacia TD [PPSJ "Wo.\1A,'\' UP ro THl: CRAí'E". lvhIJICAL DISCOURSE AND Cl:SDLR: .4
hemos reemplazado participe juzgaron
CR/TICAL D/SCOURSE APPROACH TO A CL\AECOUJC}' '/LXTBOOK
conteste

Y (así, de ese modo) Nos. Inclusivo (Locutor + Destinataria)


Y no vamos a ir para atrás. Vamos a mostrarles DOLORES SÁNCHEZ
UNIVERSI!)AIJ DE GRANADA
3rr. Bloque (hasta " ... usted necesita"):
Nos. Exclusivo fPresente] + Ud. y flia. [futuro] = Nos. Inclusivo [PPS]
estamos seguras van a participar salimos a gritar
"Argentina"
RESUMEN
[Connotac. autonímica +
Este artículo examina la construcción ideológica del concepto
datación]
"mujer" a través del estudio de un texto didáctico de ginecología,
Y (además porque) el procedimiento es simple: Instructivo manual en uso en las facultades de Medicina de las universidades
españolas. Es una contribución al análisis de lo que el pensamiento
Usted [imperativos J feminista llama la construcción de género (Scott, 1986) y tiene su
eliJa punto de anclaje en las propuestas teóricas y metodológicas de la
ponga lingüística crítica y el modelo teórico de Análisis Crítico del Discurso
échela que ha hecho emerger (van Dijk, 1997). A través del análisis de las
recuerde estrategias que funcionan en la macroestructura del texto (dedicatoria,
índice de contenidos, encabezamiento de capítulo y texto de dicho
4º Bloque (hasta el final): capítulo) se observa un discurso de naturalización de la mujer como
Nosotros los argentinos [exhort.] versusT.D. [PPS] reproductora de la especie y ser esencial. Este tipo de análisis es
castigaron importante porque cuestiona b tradicional incomensurabilidad del
Defendamos
texto científico y b supuesta objetividad del discurso científico.
Salgamos también nosotros
Pone de manifiesto cómo, a través de instituciones sociales poderosas
nuestra campaña argentina
como la profesión médica, se reproduce la ideología dominante en
pos del mantenimiento de relaciones sociales asimétricas entre
hombres y muJeres.

ABSTRACT
This articlc examines thc idcological co11stn1ctio11 of thc concept cf "u,0111an"
tlzro11gh thc study of a gynaecology tcxtbook used in ,Wedical Farnlties
thro11gho11t Spail1. The papcr co11stit11tcs a co11trib11tio11 to thc a11alysis of
what fcminist thought Izas callcd "thc wnstr11ctio11 1f gendcr", and is bascd
011 thc theorctical and mctlwdological proposals of critica/ ling11istics a11d thc
thcorctical modcl of critica/ disco11rsc analysis put forward hy van Dijk. By
analysing thc strat<'.Qies which UJork i11 thc 111acrostrucr11rc of tl,c tcxt (tahle

L
of co111c11ts, chaptcr hcading <1111/ co11tC11t o{ thc sa111c chaptcr), thc papcr
unwvcrs a disw11rsc 11•hirh 11at11raliscs wo1na11 as rl,e rcprod11Cl'r of thc
spcrics, and as ,·ssc11tially .fÍ'111,ilc. '/'/,is lúnd of a¡,proacl, is importan/ he-
1•

]) () 1 () lt L S S AN (: I--1 E Z '"Mur L 1.t i I As T \ i A 1 u ,\1 HA..

rawc it challcngcs thc rnpposed obiffll1•ity o( scirntif¡c discourse, whicli has de práctica soCJal, nos permite analizar cualqmer producción
1111til 11011, situatcd sciencijic tcxt heyo11d thc rcac/1 o( idcolo¿;irnl analysis. It discursiva e interpretarla como fenómeno soCJal históricamente
slwu•s hou, do111i1ia11t idcology is rcprod11rcd thro11,~'1 powcr{iil sorial i11stir11- contextualizado en el marco global de una determinada producción
tio11s s11c/1 as tl,e 111cdirnl profé·s.,io11, 11wi11tai11i11g asynmtefrical social rcla- cultural. La LC permite por lo tanto romper de manera fructífera la
tions hettl'CCII 111e11 a11d 1¡,0111c11. división entre las perspectivas externalista e internalista de acerca-
miento a la ciencia, al entender que tanto sus instituciones como
J>I\LAllRAS CLAVE
Análisis Crítico del Discurso/ dimorfümo ,exual/ di,curso médico/ los discursos emanados de ellas son elementos que interactúan en el
discurso científico/ esencialismo/ género/ mujer/ naturalización/ mecamsmo que hace posible su permanencia como aparato de po-
objetividad der de su reproducción social.
Como punto de partida de su programa, la LC enfoca la
Kc, woRD-" dimensión social ineludible del lenguaje. Estrechamente vinculado
critica/ disco11rsc a11alysis !fc111alcness / ,1.;c11dcr / 111cdirnl disco11rsc I 11at11ralisatio11 I al_ contexto sociopolítico en el que funciona, el lenguaje refleja y al
ohjectivityl scicntifir disco1mcl scx diflárnccsl 1/1011u111 rn;smo tiempo construye ideología, manteniendo y reproduciendo
as,1 las relaciones de poder en la sociedad. En esta perspectiva, nin-
gun uso del lenguaje puede ser considerado como neutral, objetivo
y libre de valores y, por lo tanto, toda producción discursiva puede
0. INTRODUCCIÓN ser sometida a análisis crítico con el objeto de hacer emerger explí-
En los últimos ar'íos la investigación feminista ha tenido gran otamente sus presupuestos ideológicos (Simpson, 1993). Por otra
impacto en la refü·xión llev:1da a cabo en disciplinas como la filoso- parte, el proceso de naturalización de la ideología que opera en
fia o la historia de la ciencia. 1 Se ha puesto de manifiesto que- la cualquier discurso conduce a impregnar los discursos más cotidia-
ciencia está condicionada externamente por aspe-ctos políticos o nos y_ anodinos de ideología dominante, en la medida en que ésta
institucionales. También y al mismo tiempo se están cuestionando se racionaliza como asunoones de sentido común de lo que son o
las condiciones internas del desarrollo epistemológico (Harding, deben de ser las cosas (Fairclough, 1989). Así, al entender los pro-
1986; Keller, 1991; Longino, 1990). Estos últimos trabajos se inte- cesos de construcción de significado en tanto procesos acumulativos
resan más por la naturaleza misma del conocimiento científico y sus dentro del propio discurso analizado y en relación con discursos
presupuestos de objetividad, neutralidad y universalidad. Ponen e11 producidos con anterioridad o simultáneamente en otros ámbitos
el punto de mira el saber considerado como un espacio que escapa- sociales, el análisis de un discurso específico, como el discurso mé-
ría a su contexto de producción para ser un espacio de racionalidad dico en el caso del presente trabajo, puede ser de interés para
pura, de objetividad, espacio no marcado frente a un espacio mar- observar cómo discursos propugnados desde instituciones de au-
cado el de la no ciencia marcado éste por los valores, los interese,, toridad y prestigio social son reelaborados en otros discursos y exa-
la s~bjetividad de los g;upos sociales implicados. La desestabiliza- minar el papel que desempeñan en el reforzamiento de las
ción de esa dicotomía entre ciencia y no ciencia, dicotomía que representaciones sociales dominantes.
además se expresa en términos jerárquicos, no sólo arremete contr:1 El objetivo de este artículo es examinar la construcción ideo-
la objetividad de la ciencia sino que pone en cuestión la objetividad lógica del concepto "mujer" a través de un análisis crítico del dis-
misma como concepto andrócentrico y revela la consistencia patriarc:11 curso de un texto didáctico de ginecología. Tras exponer los aspectm
del método científico. Se apunta fundamentalmente a que la cien- más significativos del cuadro teórico en el que se inscribe el trabajo,
cia y sus instrumentos conceptuales son fruto de la experiencia dd el análisis se centrará en la observación de la macroestructura del
varón blanco, occidental y burgués (Harding, 1986). A partir lk texto así como en algunas de la estrategias utilizadas para naturalizar
ahí, se puede analizar la relación entre la ciencia y la sociedad no la representación de "la mujer" sobre la base de ecuaciones paradig-
sólo en el contexto de los entramados institucionales que condicio- máticas en el discur_so médico dominante: las de cuerpo/vientre~ y
nan su desarrollo, sino, también, en el marco de las definiciones nmJer/madre. Exammaremos al mismo tiempo las funciones socia-
conceptuales que impregnan su discurso y que no pueden conside- les que desempeña el discurso tanto como su papel en mantener y
reproducir relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres.
rarse como no valorativas.
Si, por su parte, los estudios feministas están consiguiendo, a
través de sus nuevas herramientas conceptuales, abordar de forma
interdisciplinar toda la producción de conocimiento y desestabiliza 1:
1. MARCO TEÓRICO
las pretensiones universalistas de sus fundamentos tradicionales, as1

l
l, 1. LA l'ERSl'ECTIV!\ DE CÉNEll..O
mismo la Lingüística Crítica (LC) (Fairclough, 1989; Fowler et al.,
1979; Hoclge, y Kress, 1 <J93; Simpson, 199?i) tiene una dinámica La orientación de este trabajo se inscribe en la perspectiva de
transversal poderosa, porque, al revisar los conceptos trad1c1onalc-; gi:·nero y el a1ülisis que ésta sugiere. Entiendo esta perspectiva como
de "h ciencia del lenguaje" e integrarlos en una nueva dimensión un salto cualitativo en la teoría fr,mini,ta, en la 111edida que ha
Do10RE'> SÁNC:HEZ "MUJER llAs·1A IA TUMBA"

permitido abandonar el determinismo biológico de las categorías en la I?:oducción textual, un texto cuyo formato y contenido serían
de sexo o diferencia sexual. Expuesta por Joan Scott en 1986, la expres10n fiel de la realidad. Esta inconmensurabilidad se sustenta
categoría analítica de género lleva a analizar las relaciones sociales en_ una teoría lingüística que opone la forma y el fondo, estando la
entre hombres y mujeres como unas relaciones construidas históri- pnmera al_ s~rvic10 de la segunda. Esquematizando, tendríamos una
camente a través, entre otros factores, de modelos de representa- forma_ subJeti;a y connotativa al servicio de la ficción (literatura)
ción del colectivo de las mujeres. Modelos normativos, modelos 0
de la mt~ncio? (propagan~a, discurso político) y una forma objeti-
múltiples y, a veces, contradictorios, modelos que en cualquier caso va Y ?_esignativa al servic10 de lo real (el texto científico). Pero,
consideran la diferencia sexual biológica como el dato natural pa~~doJicamente, esta misma tradición recurre a menudo a la opo-
incuestionable que explicaría la asimetría de la posición real o sim- sic10n, al_ c_c~ntraste entre una y otra. El estilo literario es definido
bólica de las mujeres con respecto a la de los hombres. El género p~r oposioon al estilo científico y viceversa. Por lo tanto, el bas-
es pues un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas tion de lo mconmensurable no se sostiene más allá de declaraciones
e~ las d,iferencias que distinguen, al menos en la cultura occidental, de prmcip_10. Es más, esa frontera estanca entre un tipo de texto
los sexos femenino y masculino. Es, por lo tanto, un terreno privi- opaco o distors10nado ideológicamente y otro tipo de texto trans-
legiado para la articulación del poder en su forma primaria. El par_e~te, confia~le, reflejo exacto de la realidad, tiene una función:
análisis en esos términos permite poner de manifiesto que el leptimar el caracter intocable de la ciencia y de su discurso. Y, más
dimorfismo sexual no es lo que explica, sino lo que justifica la aun_, es una forma de desautorizar otro discurso, el discurso crítico
organización social asimétrica y la discriminación del colectivo de hacia la ciencia. Disimul~ndo que tiene poder, el poder de decir y
las mujeres. el P~?er _de decidir cual_ es la verdad, la ciencia, por lo tanto,
Me interesa especialmente recalcar aquí, con Joan Scott, que tambien tiene respons~bilid~d: responsabilidad de lo que esta di-
el reto de la investigación feminista es "romper la noción de fijeza ciendo y de lo que esta hanendo al decirlo.
que envuelve al género, poner al descubierto la naturaleza del de- , Las reflexiones de Michel Foucault (1971) permiten ir más
bate o de la represión que producen la apariencia df una perma- alla al considerar la verdad como un lugar desde el cual están ac-
nencia eterna en la representación binaria del género"- (Scott, 1986: tuando efectos regulados de poder sobre el conjunto del cuerpo
1068). sonal. La verdad no se entiende aquí como "el conjunto de cosas
Por lo tanto, al investigar cómo el discurso médico construye verdaderas ~ue están por descubrir o que hay que hacer aceptar"
el concepto de "mujer" no estamos buscando la verdad de la iden- smo como el COI1Junto de reglas según las cuales se distingue lo
tidad sexual de las mujeres. Más bien, se trata de desvelar los inte-
reses políticos, económicos y sociales al designar como origen y
verdadero de !~ falso y se aplican a los verdaderos efectos específi-
cos del poder (Foucault, 1988: 144). La oposición entre lo verda-
causa aquellas categorías de identidad que, en realidad, no son sino dero Y lo ~also tiene er; el discurso científico una relevancia especial
efectos de prácticas, de instituciones, de discursos, "efectos de po- en la medida en que este adquiere precisamente su estatuto como
der", en palabras de Foucault, con múltiples puntos de origen, uno discurso de la verdad, porque integra en su forma y en las condicio-
de ellos la Institución médica y su discurso. nes que regulan su producción y circulación (el orden del disrnrso en
palabras de Foucault) los procedimientos de control que le permi-
1.2. CIENCIA Y DISCURSO CIENTÍFICO ten hacer fu,nc10nar sus enunciados como verdaderos, imponer el
Partamos de una definición básica de lo que se dice que la modo a, tra:es del cual se delimita. lo verdadero de lo falso, prescri-
ciencia es. El edificio epistemológico asienta su autoridad en el bir las tecmcas y los procedimientos adecuados para la obtención de
método que, a partir de la observación de la naturaleza y la experi- la verdad y finalmente legitimar el estatuto de quienes están a cargo
mentación, conduce a la recopilación de hechos que son descnptos de decir lo que funciona como verdadero.
y explicados de forma precisa y derivados hacia leyes científicas. ~-ª LC y la corriente de Análisis Crítico del Discurso (ACD)
Estas leyes concurren, en un ideal de progreso reivindicado cons- (van DiJk, 1997) que ella ha hecho emerger sustentan sustancialmente
tantemente por la ciencia, en el camino hacia "la verdad", la gran nuestra empresa. Se pueden leer los textos de la ciencia, o la ciencia
verdad del mundo (Chalmers, 1993). De esta manera, la cienoa como un texto, para poner de manifiesto los significados sociales -en
procedería, a través de su método objetivo y neutral, a nombrar t>l l~s pla?os simbólicos y estructurales ocultos- de sus enunciados
mundo de una única manera posible, objetiva, neutral y de alcance discursivos considerados presuntamente neutrales. Las reflexiones
universal. de Fo~cault, ya _en el afio 1976, apuntaban a que el discurso no es
De ahí, la idea tradicional de la inconmensurabilidad del tex- receptaculo pasivo de información sino una práctica enunciativa
to científico. Idea que ha sido examinada (Bazerman, 1988; Locke, ~te mcor~ora los presupuestos ideológicos_ ;obre los cuales se asienta
1997) para cuestionar que el texto científico sea un texto diferente poder en una sociedad En la concepc10n foucaultiana, el poder
no es, o no es solamente, la superestructura definida por el marxis-
"MUJI.R 1//\\//\ !r\ ¡l__,'/\1UA"
1)01""'' \ÁNCHEZ

no es una instancia superior que se pueda localizar de forma los consultorios médicos de la llamada prensa femenina O las con-
1110 ,
unívoca en las instancias más elevadas de una sooedad. En esa versacio_nes más anodinas y cotidianas de la gente; el discurso llll'-
concepción, el poder está en las relaciones mi;mas qu_e conforman dico pnrnano, elaborado en el restringido ámbito de los expertos,
el tejido social. En este sentido, el. poder n~ solo repnme smo que es reproducido y reelaborado hasta la saciedad.
también produce: produce 111st1tuc10nes, practicas, discursos Y tam- El discurso, finalmente, entendido como una forma de ac-
c1011 social, produce conocimiento porque propone una visión del
bién resistencia al poder. .
Así entendernos los discursos producidos por una sooedad Y mundo que moviliza una determinada subjetividad en las personas
dentro d'e ella no ya como mera descripción de una realidad que lo reciben y que aceptan esa representación del mundo como
objetivable y unívoca, sino como un luga: donde, por una parte, s~ realista y verdadera ya que solapa la representación hegemónica, la
reflejan las tensiones y confüc~os de aquella y, por ot~a.' se propo más cotidiana, la más unánimemente compartida.
nen modelos de representaoon normativos que encapn con las El ACD, si bien toma en cuenta el análisis de contenidos
necesidades del desarrollo social de una época, necesidades que son manifiestos o latentes de los textos, pone el énfasis, sobre todo, en
definidas y elaboradas por los grupos sociales donunantes. el análisis de los fenómenos lingüísticos más recurrentes que obran
El ACD introduce a través del concepto de discurso una en el mecanismo de la representación de grupos sociales determina-
dimensión funcional, contextual e interpretativa importante (van dos. Trata de sacar a la luz los paradigmas subyacentes que funcio-
Dijk, 1993), que entiende el lenguaje como soporte, de un acto nan en el lenguaje, al margen de, o complementariamente, a los
social un acto comunicativo condic10nado por el qmen dice, para contenidos de los textos, y que contribuyen, por medio de la
quién' ¡0 dice, qué dice, cómo lo dice, y condicionado finalmente categorización, a naturalizar modelos normativos de comportamiento
por el por qué y el cuándo. El concepto de di~curso es, por lo o de identidad de esos grupos sociales.
tanto, un concepto amplio entendido como fenomeno social (lo El alcance del ACD es bidireccional desde la macroestructura
que Foucault llamaba el orden del discurso) y que puede mtegr~r sm contextual y social a la microestructura del texto, y viceversa. Es
ambigüedad objetos más parciales de_ es~udw como el discurso decir, los grupos sociales dominantes producen discursos que pro-
médico, corno una práctica discursiva 111st1tuc10nal ,entr~ otras. ducen conocimientos (compartidos socialmente) que producen poder
Veamos, siguiendo a van Dijk (1993), de que esta hecho el (naturalizando una concepción del mundo) que reproduce grupos
orden social del discurso. Mi propósito no es establecer una soc10- dominantes que reproducen discursos que reproducen poder. En-
logía de las condiciones de producción del discurso smo de~mr los focando el discurso de las elites, se hace hincapié en la forma en
elementos teóricos que pernuten pensar los procesos d1scurs1v~s en que los grupos dominados son persuadidos del carácter natural de la
su o-]obalidad. Esto es necesario porque, si entendemos los fenome- dominación y por lo tanto de la legitimidad de t'sta en pos del
nos°lingüísticos como un proceso de cognición social, ese proceso no mantenimiento de la desigualdad social._i
es sólo lingüístico, al menos en el sentido trad1oonal que se le ha Quiero añadir que los acercamientos presentados aquí, desde
dado a esta palabra, y sólo se puede entender en un marco que la crítica epistemológica de la ciencia, la perspectiva de género y el
pone en escena tanto a los protagomstas como al objeto del discur- ACD, tienen algo en común. Plantean, cada uno en su terreno, la
so, en el contexto de un acto conu1mcat1vo concreto._ _ cuestión del lugar ocupado por la ideología y su función en la his-
No todos los discursos gozan de la misma legitumdad. Hay toria de la humanidad y del pensamiento occidental. El concepto
lugares autorizados de producción y lugares no_ autorizados, menos de ideología puede ser problemático si lo seguimos oponiendo a
autorizados y lugares de desafio de la au,tondad. Ha_y, pues, un algo que sería la verdad objetiva del mundo, pero precisamente lo
control social de los lugares de producc10n de los discursos. El que esta dicotomía esconde es que la verdad es una forma de represen-
discurso médico e_s m1 dis_curso au_torizado, se produce desde un,:~ tación del mundo, de la ideología dominante naturalizada y elevada al
instancia de prestigio social asun11do y poco cuest10nado por e rango de objetividad. Aunque las definiciones de lo que es la ideo-
conjunto de la sociedad. _ _, logía para cada uno de esos acercamientos no se solapen exacta-
Hay también un control sobre las condiciones de orculacw1~ mente, sí podemos decir que esa cuestión es central en la articulación
de los discursos. Algunos se silencian; otros, por el contrano, _se de su reflexión (White, 1987). Por eso las herramientas conceptua-
reproducen y circulan con fluidez. El científico es uno de los dis- les que proponen son trasladables de un terreno a otro y su utiliza-
cursos que más se reproducen porque es, constantemente, la auto- ción conjunta permite no sólo problernatizar el lenguaje, la ciencia
ridad a la cual se recurre para explicar el mundo en que vivimos. Li o la relación social entre los sexos sino también v fundamental-
institución médica fuertemente implicada en el cuerpo social :i mente,_ cue_stionar de forma fructífera la manera ~o'mo el lenguaje
través de la estructura sanitaria distribuye profusamente su_ ~1scurso. de la oenoa contribuye a construir v mantener una relación social
Lo l;ace en los espacios propios de la profesión, pero tamb1e11 desde asimétrica entre hombres y mujere~. Categorías conceptuales de
las secciones específicas de los diarios, en las publicanones de Lh- análisis como construcción para la Historia de la Ciencia (lkrger
·, -·, t'f-.. , l)<)"'l
Vll 1gac!Oll lILn l lL,l e 11
,-1s·1ndo nor los 111anuales escolares,
t--'' 1 ' " t
Do,oRr., SÁNCHEZ "MUJFK HA,lA LA lUMUA

y Luckmann, 1968), género para el pensamien_to feminista, o re- en la medida en que está canalizado a través de una institución de
presentación para la Lingüística Crítica, utilizadas de _manera autoridad. En un sistema educativo como el nuestro, que valora,
interdisciplinaria, resultan conjuntamente operativas al aplicarlas a generalmente, por encima de todo método reflexivo y lectura cnt1ca,
un estudio concreto como el que aquí se pretende. la reproducción mimética de la palabra autorizada, la palabra de cá-
Para ilustrar lo que acabo de plantear he elegido como texto tedra, el tratado de Botella constituye, sin duda, parte del bagaje
el Tratado de Ginecología de José Botella Llusiá y José A. Clavero elemental de futuras promociones de profesionales de la medicina.
Núñez en su 14ª edición de 1993. 4 Por razones de espacio, me Asimismo, es importante destacar que se trata de la 14 ª edi-
limitaré al análisis de algunos fragmentos del texto, concretamente ción de una obra publicada por primera vez en 1945. Esta tenaci-
la dedicatoria, una parte del índice del contenido (p. IX) y el dad editorial atesta el reconocimiento y prestigio de la obra, así
capítulo 7º de la obra (pp. 69-81). como su gran difusión académica. Es una edición revisada respecto
de las anteriores donde el sesgo androcéntrico y aun la misoginia
eran mucho más explícitos. Reproduzco a continuación algunos
2. EL TEXTO DE BOTELLA
pasajes del capítulo 3º del tomo 1 del Tratado de Gi11ecología, en su
Expondré, primero, los elementos contextuales determinan- edición de 1981, 5 que es la que se utilizó en la década de 1980 hasta
tes con relación al marco teórico antes expuesto. la edición revisada de 1993; (dicho capítulo es el que corresponde
en contenidos al capítulo 7º de la edición de 1993 que analizaré
2.1. EL CONTEXTO más adelante). En el prólogo, el autor advierte que ésta es una
edición "profundamente corregida y revisada". He consultado la edi-
Contexto de círwlacíón
ción de 1970 y salvo un capítulo nuevo sobre "contracepción", el
Empezaré por situar el marco en el cual el Tratado de Ginecolo/JJa índice general de las dos ediciones, los encabezamientos de los
es recibido y utilizado. Metodológicamente, la búsqueda de mate- capítulos del primer tomo y el texto del capítulo 3º son rigurosa-
rial estaba guiada por la siguiente pregunta: ¿Cuál es el bagaje de mente idénticos. Este material que, insisto, sigue en la estantería,
representaciones mentales sobre el género que adquiere el al:1n_inado puede resultar anacrónico, pero nos da una primera clave
de Medicina durante su formación académica? Un texto didactico interpretativa del discurso médico sobre las mujeres. Desde el pen-
podía ofrecer elementos de interés como paradig'.11a de la transmi- samiento hegemónico, las mujeres son seres biológicos esenciales
sión de los saberes. Un texto sobre mujeres podia, por otra parte, para los cuales no es necesario renovar el discurso; (en el texto la
condensar estrategias discursivas sobre la representación de es_e co- cursiva es del autor).
lectivo como uno de los polos de la categorización binana del
género. - No se puede comprender la patolo¡,,ría de la mujer sin cono-
Así es como en el estante "618-1 Ginecología" de la sala de cer su constitución. La patolo¡,,ría femenina es esencialmente cons-
lectura de la Biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universi- titucional. Pero los tradicionales esquemas clasificativos de los
dad de Granada, encontré cinco ejemplares de la 14ª edición del "biotipos" fracasan al aplicarse a la mujer. (p. 55)
Tratado de Gineroloí[Ía de Botella junto a uno y dos ejemplares de - En una mujer exactamente fisiológica, ninguna de las dos
hormonas debe predominar sobre la otra, por lo cual aquella
otras obras de carÍcter similar. Llamó igualmente mi atención que
se mantiene en estado de armonía, de equilibrio. (... ) Pero
siguiera a disposición del público un ejemplar de los tres tomos de
esto, que se puede considerar como prototipo de la norma-
la 13ª edición del mismo tratado, publicada en 1981. El texto de Botella lidad, es ciertamente dificil de encontrar en una mujer co-
gozaba, pues, de una preponderancia manifiesta y no aleatoria en rriente. ( ... ) La mayoría de las mujeres son, pues, 1111 poco
cuanto a su fácil acceso para la audiencia estudiantil. Por otra parte, desequilibradas en un sentido endocrino. (p. 56)
he comprobado que el Tratado de Ginecología de Bo~ella es un ma- - (... ) la hormona del folículo es la hormona de la femineidad.
nual muy recomendado en las Facultades de Mediona de las Um- Su sentido biológico es el de exaltar todas las funciones
versidades españolas. Consta en las bibliografías entregadas al somáticas y psíquicas de la atracción sexual. Por esta razón, la
estudiantado en las asignaturas de Ginecología y Obstetricia de 4º Y hiperfolicular es, sobre todo, una mujer muy femenina. (p.
5º curso de muchas de estas Facultades. Si bien no es el único, es 56)
- (... ) son [las mujeres hiperluteínicas] menos atractivas, pero
pues un texto de referencia y de consulta obligatoria. _, _
buenas madres de familia y excelentes amas de casa. (... ) Los
La Universidad es una pieza clave en la producc10n, transmi-
dos tipos que acabamos de esbozar son corrientes de obser-
sión y reproducción de conocimiento. A través d_e las bibliografias var; nosotros los hemos exagerado de un modo deliberado
recomendadas por el profesorado -discursos autonzados-, existe un para hacerlos más fácilmente comprensibles. (... ) La mujer
control sobre cuáles son los conocimientos que _deben o no deben del todo normal sería la que se encontrase a media distancia
circular. Se trata, incluso, de una forma privilegiada de ese control entre ambas. (p. 58)
1) () 1 O 1, r. \ S Á N C II E Z "MuJLR 11.A.\rA.. JA rLM11_,\,.

En la edición de 1993, era impensable mantener estas afirma- asunción progresiva por parte de la sociedad de algunas de sus ideas
ciones que, de un modo tan explícito, niegan a las mujeres cual- Y el desarrollo de nuevas prácticas sociales y nuevas formas de iden-
quier pretensión de ser seres normales. El discurso ha de hacerse tidades que amenazan con borrar las fronteras del sistema sexo-géne-
más sofisticado para persuadir mejor (Cross, 1990). En una socie- ro, hacen necesaria,_ para un patnarcado tal vez más falto de argumentos,
dad donde las mujeres ocupan cada día más activamente diversos una sobrecodificac1on del sexo y de los roles de género, asentados ya
ámbitos sociales, cuestionando por su sola presencia el ordenamiento desde el siglo XIX (Sm1th-Rose11berg y Rosenberg, 1984).
social que busca apartarlas de algunos ámbitos o mantenerlas en una
posición subalterna con respecto a la de los hombres, se hace nece- 2.2. LA ANATOMÍA DE LA MUJER SIGUE SIENDO SU DESTINO
sario desarrollar formas más sutiles del discurso que lo hagan apare- Examinamos el texto de Botella a través de un movimiento
cer como más natural y aceptable para legitimar el control social que pasa primero por el índice de contenido, el encabezamiento del
sobre las mujeres o, dicho de otro modo, naturalizar el orden so-
capítulo 7° en segundo lugar y el texto de ese capítulo en tercer
cial, especialmente las relaciones de desigualdad. lugar., ~ste recorrido nos permite observar cuáles son las proposiciones
espeohcas _s1gmficat1vas y de qué modo son luego transfórmadas en
Contexto de producción
generahz~c1o_nes que construyen la proposición central del discurso.
José Botella y Llusiá es el autor principal del Tratado ( José . El md1ce es lo que ordena la estructura semántica global del
Clavero Núñez interviene sólo a partir de la edición del año 70 en discurso. Ese ordenam1ento, que separa retazos de realidad v esta-
la redacción del capítulo sobre obstetricia). Su biografia lo sitúa blece relac10nes_ d~ continuidad y coherencia entre ellos, ll(;s pro-
claramente dentro de la elite académica y profesional de este país. porc10na una v1s1on del mundo que parece natural porque se nos
Es miembro de honor de muchas academias y sociedades profesio- presenta como una mera transcripción taquigráfica del orden de la
nales de una larga lista de países. Ha recibido numerosas medallas naturaleza y de las relaciones causales que la gobiernan.
institucionales prestigiosas. 6 Cuenta, además de las abundantes Reproduzco a continuación (fig. 1.) la primera parte del ín-
reediciones de su Tratado de Ginecología, con un número considera- dice de contenido del Tratado:
ble de publicaciones, muchas de las cuales desbordan el marco
estricto de la ginecología para disertar sobre los temas de la familia
y del lugar de la mujer en la sociedad. Sus publicaciones más re- Primera parte
cientes son de 1997.7 El peldaño final de esa brillante carrera profe- Anatomía y fisiología de la mujer
sional y académica fue franqueado en junio de 1998 cuando la
Universidad de Alcalá de Henares le invistió Doctor Honoris Causa 1. Generalidades sobre la reproducción
en un acto solemne al cual asistió, como invitada de honor, su Concep_to de Obstetricia y Ginecología. Medicina repruducti\·a.
Generalidades sobre la reproducción humana.
sobrina Ana Botella. Pero no son sus vínculos con ciertas familias
2. Anatomía clínica del aparato genital fe1nenino
de la política espaüola lo que me interesa resaltar aquí, 8 sino la
El ovario. La trompa. El Útero. La vagina. L1 vulva. El sucio perineal.
vigencia de su postura como ginecólogo en la actualidad y el am- Espacios pelvianos. El peritoneo pélvico. Varns de lJ pelvis.
plio reconocimiento del que goza en el ámbito académico. 3. El ciclo sexual. I
El celo. Ciclo ovárico. On1Lición. L1 omL! hormonal del ciclo.
Prod11aión de conocimiento 4. El ciclo sexual. 11
Ya he señalado el espacio académico como una pieza clave Ciclo uterino. Menstruación. Ciclo Vaginal. Participación de otros
Órganos en el ciclo. e

en el proceso de transmisión y socialización de los saberes. Es, por


5. Las hormonas del ovario
lo tanto, un espacio privilegiado para conformar el bagaje de repre- El ovario como gLlndula múltiple. Hormonas csteroideas del ova-
sentaciones que sobre la mujer acumula el estudiantado de medici- rio. Los estrógenos. La progesterona. Los andrógenos de b mujer.
na en sus aulas. La importante proyección del discurso médico en Hormonas no esteroides del ovario.
el ámbito social hace de él un lugar estratégico para la producción 6. Otras hormonas que regulan la función sexual
y reproducción de ideología dominante. El proceso de legitimación Regulación hipofisiaria de la función sexual. El hipotálamo. R.efle-
por el discurso médico de h representación del colectivo de las Jos_ neu 7oendocrinos. Monoaminas. Corteza suprarrenal. Opioides
mujeres tiene su función dentro de un proceso social y cultural Y tunc10n sexual. Prostaglandinas v función sexual.
amplio en el cual el poder de la ciencia, los valores compartidos por 7. La vida sexual de la mujer.'
la sociedad y el orden social están en juego. Esta legitimación se Determinación sexual. Diferenciación sexual. Embriología del apa-
r ato genital frmenino. Pubertad. Climaterio.
revela necesaria, para el grupo dominante, en un contexto de con·- L

troversia o ele cuestionamiento de la dominación patriarcal. A fina-


les del siglo xx, la participación activa de las mujeres en la vida
J:i~11ra l. Í ndicc de contenido (p. IX)
social. la DLH.>:11a de movimientos tcniinistas más o menos radicales, la
DoLoRt,, SÁNC:HEZ
" MU _I r R f-1 AS 1 A l .!\ -¡ U M B A "

Examinemos el índice como un eje a lo largo del cual se


Entre estas dos etapas, no mencionado en este capítulo porque cons-
desplaza y consolida el significado, a través de la articulación de
tituye el contenido
. fundamental del resto de la obra • est',1 »]
~ punto
varias unidades conceptuales desglosadas y ordenadas. Observamos 1
cave de esa v1?a sexual asociada y reduoda a la matermdad. A través
una serie de encadenamientos que ofrece -en la ordenación, las
de las categonas propuestas y de las relaciones, arbitrarias sólo en
prioridades y los límites que establece- una representación del
apariencia, entre dichas categorías, el índice va hilando y tejiendo uu
cuerpo de las mujeres articulada exclusivamente en torno a la re-
modelo: el de una heterosexualidad reproductiva.
producción. Su anatomía y fisiología son primordiales (encadena-
Varias frases confirman en el capítulo 7º las asociaciones
miento entre la Primera parte y su título Anatomía y fisiología de la
mujer) y exclusivamente vinculadas al fenómeno reproductivo (en-
reductoras establec~das en d
índice y el encabezamiento del capítulo.
Cons1deraoon especial merece la primera frase con la que se
cadenamiento entre el título Anatomía y físiología de la mujer y el da comienzo al capítulo:
capítulo 1º Ceneralídades sobre la reproduccíón). Así, su anatomía se
reduce a la anatomía del aparato genital (encadenamiento entre el La mujer es mujer desde la concepción hasta la muerte (p. ()C))
título Anatomía y fi'siología de la mujer y el capítulo 2º Anatomía
clínica del aparato ,{?enital femenino ) y su fisiología es presentada según Asient~, desde el pr_incipio del texto, una definición tautológica
un modelo pro-fertilizante del cuerpo (encadenamiento entre el dd ser muJer que renute a un lugar común de nuestra cultura.
título Anatomía y fisiología de la mujer, el capítulo 3º El ciclo sexual 1, articulado desde d
siglo xr_x por el discurso médico: la biología de
el capítulo 4º El ciclo sexual 11, el capítulo 5º Las hormonas del ovario
y el capítulo 6º Otras hormonas que regulan la función sexual). El
'.ªmuJer es su destmo (Snuth-Rosenberg y Rosenberg, 1984). Si el
md1ce ha construido_ una representación del cuerpo de las mujeres
último encadenamiento (capítulo 7º La vida sexual de la mujer ) y de sus funoones vitales asooad~s a la función reproductora y por
opera una confusión explícita de los aspectos anatómicos, fisiológi- tanto a la matermdad, la defimc10n de su ser, es decir de su modo
cos y de comportamiento en una visión determinista del cuerpo y de es:ar en el mundo y de relacionarse con él, pasa por una con-
una concepción biologicista de la sexualidad de las mujeres. cepoon del hecho de ser mujer donde mujer equivale a madre.
De la misma manera, detengámonos en la configuración de Esta primera frase encuentra eco más adelante en el texto:
la entrada al capítulo 7°, que servirá a su vez de encabezamiento al
capítulo dentro de la obra (fig. 2). Ya hemos dicho al empezar este capítulo que la femineidad
no se perdía nunca: la mujer sigue siendo psíquicamente y,
en muchos aspectos también, fisiológicamente mujer hasta la
tumba. (p.78)
Capítulo 7
La vida sexual de la muJer Se produce aquí otro salto cualitativo en el sio-nificado atri-
buido a "mujer". Las cualidades del ser mujer, "!/femineidad",
Determinación sexual. Diferenciación sexual. Embriología del apa-
rato genital femenino. Pubertad. Climaterio. c?mpletan la representación propuesta para "mujer" y cierran defi-
mt1vamente el modelo tautológico. Cuando se remite a las lectoras
Y a los lectores del texto a las características -tanto fisicas como
F(r¿itra 2. Título y encabezamiento del capítulo 7° (p.69) psicológicas- que nuestra cultura asocia al hecho de ser mujer, se
produce la ecuación: la femineidad es la forma natural del ser mujer
Se produce un encadenamiento entre el título La vida sexual de que radica esencialmente en la maternidad. La contundencia
la mujer y el subtítulo que desglosa los distintos apartados que lo expresionista de giros como "hasta la muerte" o "hasta la tumba"
comp.onen, Determínación sexual. Diferenciación sexual. Embriología del subraya lo ineludible de ese destino biológico.
aparato geni"tal femenino. Pubertad. Climaterio. Esta serie confirma Y En varias ocasiones, el texto realimenta la concepción
reitera la reducción ya anunciada en el índice. Los dos primeros determinista, pro-fértil y pro-reproductiva del cuerpo de las muje-
apartados, Determinación sexual y Diferenciación sexual, conducen a una res plamficada por el índice. (En las próximas citas la cursiva es del
visión biologicista de la sexualidad que recalca su carácter determma- autor y el subrayado es mío.)
do y diferenciado dentro de la especie humana. La Embriología del
aparato genital femenino resulta de esa determinación. El desarrollo ~ ~a mujer, después del nacimiento y durante la época de la
anatómico y fisiológico está marcado desde un principio. Y final- mt~ncia, no tiene vida sexual activa, porque el aparato genital
mente, la vida sexual de las mujeres es descripta en relación con los esta en reposo. Pero éste se pone de nuevo en marcha en la
dos acontecimientos fisiológicos que determinan su capacidad de p11bcrtad: que es el despertar sexual. (p.75)
engendrar. Hay un antes, la P11bertad, y un después, el Climaterio. - Cronolc:r¿ía de la pubertad. La pubertad en la lllu¡er se inicia
a los diez .iüos y terlllina cerca de los veinte: E,, por lo
tanto, un período lllllY lan.>:o de ,u vida. En el centro de ,·lb
ll " L ,, " e , S Á N C H E Z
•• Mt·1 ! R H ·\'i fA l ·\ I UM BA

su fenómeno más llamativo es la primera menstruación o


menarquia, que en nuestras latitudes tiene lugar entre los tre- otras disciplinas cercanas promueve la consolidación de los postula-
ce y catorce años, más exactamente a los 13,4 años. Hay dos enm;c1ado_s en su p~opio campo (Uazerman. 1988: 30-31).
pues dos períodos: uno prc111e1uírq11ico y otro, más largo, As1 :mp1eza el capitulo 7° (La cursiva es del autor y el subra-
postmcnárqufro. Los principales acontecimientos son el creci- yado es 11110):
miento de la talla, el desarrollo de la pelvis y de las mamas, el
desarrollo del útero y de la vagina, la primera menstruación, La mujer es mujer desde la wncepci,ín hasta la muerte. Esta frase
la aparición del vello puberal en el monte de Venus y en las acuüada por nosotros hace mucho tiempo, es una profund~
axilas, y con la terminación de la forma )'. psicología femeni- verdad que los nuevos descubrimientos o-enéticos y c:ndocnnos
nas, acaba la pubertad. (p.75) no _han desmentido. La forzosa concisión de este tratado nos
- Sin embargo, la ovulación tarda en producirse aún varios obliga a meter en un capítulo, lo que en co11d1ciones ante-
a110s, y, entn: la rnenarquia y la fertilidad, hay un espac10 de no~es eran cuatro: 1) de.terminación y difrrrnciación; 2) de-
tiempo durante el que la muchacha tiene fisiológicamente sanul]o ernbnonano; 3; pubertad; 4) climaterio. Podemos
ciclos a11ov11ladores. Hacia los 15 a11os (aunque en esto hay resmrnrlos en un solo capítulo porque constituyen un con-
muchas variaciones) la muchacha ya ovula y se establece por junto: el ciclo ,,ita/ de la 11111jer. Ésta recorre dos ·ciclos en su
lo tanto la 1111hilidad. (p.77) vida: un ciclo mensual y un ciclo vital. De éste nos vamos a
- Finalmente, no olvidemos que la mujer se dcsarrolfo somática ocupar ahora. (p.69)
y míquicamcntc, ~ este cambio afecta a la tMc1lidad del
organismo. (p.77) ,, El énfasis pue_sto en "profunda verdad" y "no han desmenti-
d_o :~mma cualqmer posibilidad o intento de derogar la verdad
También son de notar algunos atajos de razonamiento (véase c1entlt1ca. No hay cabida para el error. Además, esa verdad viene
subrayado) que implican asunciones con respecto a la psicología de respaldada por otras disciplinas_ científicas, como la genétic1. que. por
la mujer, tema no desarrollado en el Tradado de Ginecología de Bo- su parte, gozan de gran prest1g10 social y est:Ín investidas de la misma
tella, pero sí aludido aquí en afirmaciones dadas corno evidentes \" autondad. Las nuevas investigaciones se apoyan unas a otras v vienen
no problemáticas ("no olvidemos que"). La extrapolación entre una a confirmar que el saber científico es el único garante de 1; verdad .
función fisiológica -la ovulación- y la ·'nubilidad" o aptitud de la
~

mujer para contraer matrimonio implica asimismo la asunción que I-Iegcmo11{a del diswrso
la función social de esposa está determinada por la naturaleza bio-
.La ciencia_ se autoriza a sí misma a través de su método, que
lógica de las mujeres. la reviste de lcg1t1m1dad. La credibilidad del discurso científico am-
parada en el método es el soporte de h verdad de los enunciados de
2.3. ESTRATE(;JAS DISCURSIVAS su discurso. ,Afirmaóones desde la cientificidad del texto legitinun
La oposición verdadero/falso (Foucault, 1971) subyace en la, la hegemoma del discurso científico.
tres primeras estrategias estudiadas en este apartado. La "retórica de
la objetividad" ( Martín Rojo y van Dijk, 1997) pone en funciona- ~l embrión humano está pues dctermin,Hio desde la
fecundación, pero hasta la quint:i ,eman,1 del dcs.irrollo
miento una serie de estrategias que establece un coto privado en
embrionario, y aun a veces algo despué,, no es posible saber,
torno a la verdad centrada en la forma del discurso científico, el m con el examen microscópico, si es un varón o una hem-
método que lo hace posible y las instituciones que lo producen. bra. Hay pues, un período de cinco J siete' semanas en las
Encajadas en las primeras, las tres últimas estrategias estudiadas pu- que el sexo está determirudo pero no está difrrenciado. Se
len definitivamente el modelo tautológico al que nos hemos rem1-· trata de un cmhrián ind[fácntc. Este c:s un c:oncepto erróneo y
tido antes y construyen en el modo esencialista el concepto "m1~jer'· • que c~nv1ene desterrar. Nunca es indiferente. Antiguamente
He elegido aquí sólo partes del texto del capítulo 7º parci se creta que sí y que, basta la liegada de los gonocicos al
ejemplificar algunas de las estrategias observadas. esbozo gonadal, éste no tenía sexo. Hoy día s:1bemos que
no: que SI a una mórula de dos células la cultivamos y le
Autolegitimación del discurso hacemos un carrot1po, cosa que ya se ha hecho experimen-
tando con embnones sobrantes de la fec11ndació11 i,¡ Fitro sale
La ciencia se fundamenta a sí misma. El científico avala ,u, un cariotipo XX o XY según sea hc1\1bra o varón. Es decir
aportes, enmarcando su discurso en el cuerpo de saber estructurado que el cmbnó11 es sólo i11difcrc11te baio 1wcstros mhodos w11vc,1cio~
ya existente. Por otra parte, el conocimiento de la disciplina no n _na/es dl· obseruaá,ín. ( p. 71)
presentado como una producción hermt'tica, determinada única--
mente por su consistencia interna. Invocando los conocimientos de Este párrafo y su últim.1 frase, pucst,1 de relieve por la cursiva
a t or, es una 11111cstra e!- e có1110 el discursu se reserva la hege1no-
del 'll
DCJL()JlSS SÁNCI-IEZ '' MU J E R f-l A \ I A l A I U '\.1 ll A

nía a través de una estrategia que consiste en dirigir la mente del utilizados por un determinado discurso producen una visión del
lector de forma y manera que no vean alternativas al stat11 qrw. La mundo en torno a categorías conceptuales que organizan la expe-
representación propuesta no es cuestionable puesto que es. el ~esul- riencia y la relación que tenemos con el mundo. Hemos examina-
tado directo de la investigación que aplica el método c1ent1fico, do _aquí, la const;ucción de la categoría "mujer". Por una parte, la
único capaz de dar cuenta fidedignamente de una verd_ad no visible ut1hzac10n smomm1ca de varios términos para un mismo concepto
ni comprobable por el común de los mortales. Los mstrumentos re;)flenta el sigmficado de la categoría básica, operando una confu-
del laboratorio, objetos imparciales y cada día más sofisticados, rec- swn entre, los_ diversos significados atribuidos en un principio a los
tifican, si es necesario, las deficiencias humanas o las de "los méto- d1stmtos terrmnos. El resultado es la asunción rutinaria de esa nueva
dos convencionales de observación". En otras palabras, si las categoría como una categoría pertinente de aprehensión de la rea-
representaciones evolucionan es en virtud de los progresos de la lidad. Por otra, el uso repetitivo de colocaciones idénticas en torno
ciencia y no a causa de la técnica de su representación.
de términos de campos semánticos distintos establece vínculos que
asientan relaciones conceptuales de sinonimia. Esto esfuma los lí-
)e(í?ª autorizada y representación
mites del sentido primario atribuido a esos términos recargándolos
Una de las estrategias discursivas más poderosas utilizadas por de un nuevo significado. Fowler et al. (1979: 211) han señalado
el discurso científico para establecer su plausibilidad es afirmar que cómo la observación de este fenómeno de sobrelexicalización en el
es la naturaleza la que habla a través del lenguaje científico y que el disc_~rso permite _identificar puntos de conflicto o de fuerte preocu-
científico es sólo su intérprete o portavoz. La jerga profesional pac1011 en la sociedad que produce dicho discurso.
utilizada cumple aquí varias funciones. Por una parte, la opacida_d
del lenguaje especializado, no accesible de entrada para el no nu- En el capítulo 7º, hemos censado distintas unidades lexicales
ciado instala una frontera en torno al conocimiento privilegiado de que concurren en la configuración de la categoría "mujer": "hem-
la co;nunidad científica, mistificando las posibilidades de acceso al bra", "fernenino ", "fernineidad", "111aterno", "111uchacha", "nu1jer",
sentido de los no iniciados. El prestigio atribuido socialmente a este "n1ujeres", "reproductora". La espontaneidad con la cual nuestra
tipo de discurso, técnicamente sofisticado, hace dificil la controver-
c_ultura da por sentado ese campo semántico disimula lo problemá-
sia, ocultando la posición de poder desde la cual ese discurso es
tico de su configuración sinonímica o hipostática. Pero si entende-
producido (Fairclough, 1989). Por otra parte, la _precisión técnica
mos que el concepto mujer no es un concepto estable, su
de los conceptos utilizados que soporta la veracidad del discurso
significación es tan problemática e inestable como la significación
científico cierra las posibilidades de interpretación del significado.
del concepto de lo femenino. Desconstruir la identidad de género
Dando por sentados los hechos como verdaderos y naturales, se
pasa entonces por desvelar lo problemático de su significación como
neutralizan otras versiones posibles de la misma realidad. Se asume
términos relacionados. En las citas, la cursiva es del autor:
tácitamente una concepción del lenguaje científico como una re-
presentación del mundo a modo de ícono.
- Un cigote con 44 autosomas más XY es masculino; otro
con 44 autosomas más XX es femenino. Nada puede ya
Cuando un espemlio 22 más X se une con un ovocito 22 más cambiar el sexo del embrión \', más tarde, del individuo adul-
X se origina un cigote 44 más XX, es decir, femenino. Cuan- to (p. 69) ,
do un espermio 22 más Y se reúne con un ovocito, que
- Climaterio. (... ) La mujer, aunque ya 110 se reproduzca,
siempre será 22 más X, se formará una combinación 44 más
conser1Ja rn femineidad. Ya hemos dicho al empezar este capí-
XY, y el cigote y el embrión resultante, será macho. (p. 69)
tulo que la femineidad 110 se perdía nunca: la mujer sigue
siendo psíquicamente y, en muchos aspectos también,
En esta frase, se opera una naturalización de conceptos como fisiológicamente mujer hasta la tumba. (p. 78)
"femenino" o "macho", conceptos dados como unívocos y no pro- - En este estado, en embriones de unos 12 a 13 mm v seis a
blemáticos que, asociados a la jerga médica, son revestidos de l.1 siete semanas de vida, todavía no se aprecia histolálica,~entc el
misma autoridad y legitimidad epistemológica. En otras palabra> sexo de la gonada. Se puede saber por el cariotipo y también
que el "cigote 44 más XX" sea "femenino" enraíza en lo ma, examinando (... ), si hay corpúsculo de Barr, lo que indica
profundo de la definición biológica de las mujeres tod~s aquellas sexo femenino y también, como se ve en las Figuras 7 .5 y
características que en nuestra cultura las definen como temenmas. 7.6, fijándose en que el conducto de Müller (... ), tiene más
mitosis que el otro, lo cual ya indica que hay una tendencia
Léxico y cate,1?orizarió11 a la femineidad. (p. 72)
El léxico es un elemento fundamental para observar los
paradigmas que subyacen en el mecanism,o de la representaci~rn- de
un grupo social y sus implicaciones 1deolog1cas. Los campos lex1cos
L . La intercambiabilidad de los sustantivos "mujer" y "hembra"
rt~onenta_ el significado de la categoría "mujer" de forma que se le
anade e mcorpora el significado de una naturaleza animal vinculada
])01uiz1,, SÁNC!IEZ " MU J I· R 11 A. 'i ·1 A I A r U iv1 BA

a la reproducción. La distribución y repetición a lo largo del texto La lógica que subyace detrás del proceso de naturalización es
de adjetivos como ''femenino" asociados tanto a "mujer" como a simple. Si la diferencia entre hombres y mujeres es cultural, enton-
elementos de la jerga médica corno "conducto de Müller" o "cigote" ces puede ser cambiada. Pero si, por lo contrario, es natural y, aquí,
alimenta la visión esencialista de la feminidad atada a la naturaleza profundamente impresa en el cuerpo, no cabe pretender transfor-
más profunda, animal y biológica, de las mujeres. En otras. palabras, marla. La naturalización es por lo tanto una estrategia de represen-
no sólo nacemos mujer sino que también nacemos femenmas por- tación disefiada para fijar definitivamente la diferencia y con eso
que lo femenino está inscripto en la partícula más pequ61a de garantizar su permanencia en pos de la legitimidad del poder de los
nuestro organismo. El lenguaje médico, dotado_ del es_tatuto grupos dominantes mediante una representación como única reali-
impersonalizado que le otorga la ciencia, procede as1 a fabncar en dad natural y por lo tanto incontestable.
el laboratorio la esencia "mujer".
1Vominació11
Sistema de oposíriones Para terminar el análisis, me detendré un momento en algo
El poder configura las esencias en el mismo movimiento a que, en el texto, puede pasar inadvertido y que sin embargo dice
través del cual establece el mecanismo que le permite eJercer el mucho sobre cómo el autor se sitúa en relación con el objeto de
control de la dominación. Como constata Celia Amorós (1985: estudio: la página de dedicatoria. Una página casi en blanco detr:ís
32): "La dicotomía macho-hembra nunca aparece en estado puro, de la contraportada, con dos palabras en cursiva, tamai'ío de fuente
empíricamente constatada, sino envuelta en otras opos1c1ones per- más grande que el resto de la obra, imitando esa letra redonda con
tinentes para la vida social, recargada semánticamente y reelaborada la que escribimos a mano nuestros mensajes más cotidianos y que
ideológicamente por su inserción en el sistema de representaciones". también recuerda la letra redonda de los ni11os: "A ;'\Jaripcpa".
Se produce, a lo largo del texto, un encabalga1:11ento que Las dedicatorias son, en general, un homenaje o agradeci-
construve el dimorfismo sexual sobre la base de las categonas bipolares miento a las personas que contribuyeron en una proximidad que
de mac,ho/activo v hembra/pasivo. Pero a su vez esa categorización puede ser intelectual, profesional o aun familiar o amistosa, a alen-
reelaborada es la que opera una redefinición de la premisa biológi- tar la creación de la obra que les está dedicada. En el proceso de
ca; en la cita la cursiva es del autor y el subrayado es mío: nominación que permite dirigirse a las personas o de referirse a
ellas, existen convenciones distintas (nombre, apellido, abreviatura,
Este cromosoma produce la inducción del testículo median- título o una combinación de éstos). Las diferentes posibilidades
te un ant(¡zeno de lzistorampatibi/idad, llamado H-Y, qu_e per- expresan la formalidad de la situación comunicativa así como una
mite al testículo desarrollarse como una glandula evaluación diferente en el trato entre la persona que nombra y la
masculinizante activa, en pleno período embrionario en el que es nombrada (Fowler et al., 1979: ~00). Examinemos la dedi-
seno del útero materno y bú1ado, por tanto, por estrógenos.
catoria que nos ocupa. No se trata de ninguna deuda intelectual,
(... ) En la mujer, en el brazo corto del primer cromosoma X
no parece ser ta1npoco un reconocimiento profesional. Su
(del que no es común, con el macho, que también se llam:i
X activo) hay también un gen que interviene en el des:irro- formulación trivial es enigmática: ¿es común a los dos autores que
llo del ovario, pero t'ste no es un ¡;en inductor, sino sólo un firman El Tratado de Gillecología la dedicatoria? ¿es compartida por
¡;en 111a11trnedor que permite que las ovogonias no mu_eran y Botella y Clavero? ¿es coincidente? en cualquier caso, el cambio de
se conviertan en ovocitos. (... ) El cromosoma X comun con registro contrasta con el tipo de obra, un texto de vocación acadé-
el macho tiene también un locus análogo a él en su brazo mica que aplica las convenciones textuales habituales del género.
corto, pero, al ser excitado por el cromosoma Y, no ejerce ¿Cuál es la naturaleza del homenaje que la dedicatoria pretende
efecto inductor alguno y, en ausencia de inducción genética, rendir? En ausencia del apellido se pierde la dimensión social de la'
se desarrolla un ovario. (pp. 70-71) persona a la cual la obra está dedicada. Del nombre al diminutivo se
opera otra reducción. La connotación ca,tiza y familiar asociada a la
Del lado de lo masculino está lo que "produce", ''la inducción",
forma hipocorística Maripepa es la de una relación de intimidad
lo "activo" lo "inductor". Del lado de lo femenino está, por e!
entre la persona nombrada y el autor, relación marcada explícita-
contrario 1~ que es "bañado por", lo que es "no ( ... ) inductor''.
mente por una superioridad condescendiente entre "José Botella
"sólo ( ... ) mantenedor", lo que es "excitado", lo que "no eJerce'_'
Llusiá. Catedrático Emérito de Obstetricia y Ginecología de la
Subyace aquí la idea de que la mujer incorpora en su carne la pas1v1-
Universidad Complutense de Madrid. Presidente de la Real Aca-
dad como dato observable, y por tanto objetivo y natural, que im-
demia Nacional de Medicina" tal y como rezan la cubierta y
pregna todo su ser desde el nüs ínfimo fragmento corpóreo. Es decir,
contraportada y "A1aripcpa", una mujer sin apellido, una mujer sin
ha,ta qué punto su supuestJ fa]t;:i de aptitudes para la vida activa o
nombre, una mujer di111i1111tiua a quien ese tratadn de "la ciencia de
pública estaría ya inscripta en lo m:í., interno de su naturaleza.
la mujer"(p.J del "fi'atado) escí dedicado.
Dol<lRE' SÁNCHEZ "Mur1-iz f!A...,-rA J/\ TL;.Mt 1 i\''

3. CONCLUSIONES
¡ Desde la perspectiva de la construcción de crénero . ,
h. ·, i:-, , se pue
d
e
Se ha puesto de manifiesto cómo el discurso médico nos 1acer mcap1e en que hay un empeño constante desde el .· 1
, d'fi , . . • sig o XIX
proporciona un acercamiento a los modos de representación de las en co 1 icar y. recodificar
, . lo femenmo. De ahí la polarizacio" 11 111· d U-
relaciones sociales de género y da pie a analizar la producción Cl d a por e1 d 1scurso medico sobre la identidad de género L· -
• , • <lS lllU-
literaria de la comunidad médica en términos de los intereses que Jeres estan representadas en términos de diferencia. Y la diferenciación
representa y de los modelos culturales que contiene. En este senti- es l_a estrategia a part!r de la cual se construye la exclusión d, l· .
d 1 , bl. • e <1s
do, el discurso médico contribuye a racionalizar y naturalizar pro- mujeres e o pu 1co, de lo político. A fines del siglo xx lo impor-
yectos de sociedad y participa -entre otros discursos y prácticas- en tante sigue siendo afirmar la diferencia, que los sexos 110 se puedan
el ordenamiento social y político de nuestra época. confund1r en, un ~1omento en que numerosas prácticas sociales
Hemos examinado algunas estrategias del discurso médico hacen cada d1a mas borrosas esas diferencias. Lo importante es
para presentarse como un discurso científico, es decir objetivo y recod1fica,r pa~a mantener la diferencia. O sea que el dimorfismo
neutral. Como discurso académico goza de los privilegios de una sexual, _mas alla de constatar las diferencias relativas de los cuerpos,
posición dominante desde la cual impone su autoridad y legitimi- sigue siendo la clave de la justificación de las diferencia 5 sociales
dad. Pero, además, teniendo en cuenta que las mujeres son una entre hombres y mujeres.
parte importante de la audiencia en las Facultades de Medicina (más
del 52% del alumnado en 1992 para la Universidad de Granada
NOTAS
(Anguita y Robles, 1994: 61)), lo que está en juego en ese discurso
son los efectos de poder sobre las propias rnujeres. "Una forma de
poder que vincula a los individuos con su identidad, transformán- Una versión abr:viada de este trabajo foe leída en las II Jornadas
dolos y sujetándolos como sujetos" (Martín Rojo, 1997a), una es- Interacc10nes genero y ciencia de la Universidad de Zaragoza
trategia de dominación que va más allá de la mera producción de en_ mayo de 1998. _Agradezco a Luisa Martín Rojo sus con;en-
tanos sobre esa primera versión.
conocimientos prejuiciosos y que, si el discurso se interioriza, lleva
a las estudiantes a asumir el punto de vista biologicista y a entender
1. Para una revisión del tema vease Ortiz Gómez (1997).
que su identidad como mujeres radica, en esencia, en la maternidad.
Por otra parte, la institución médica es una institución muy 2. La traducción es mía.
profundamente implicada en la estructura social. Como futuros pro-
fesionales, alumnas y alumnos están llamados a difundir ampliamen- 3_- El modelo no es, sin embargo, unidireccion<il. Enfocando
te el discurso e incidir así en la imagen que las usuarias del sistema d1scurs_os no_ dominantes se pueden estudiar formas y estrJtegias
sanitario tienen de ellas mismas. Pero también la asunción, por parte de r~s1stenc1a de los grupos dominados (véase, por ejemplo,
de los profesionales de la salud, de la idea de que el cuerpo de las Martm ROJO, 19976). Enfocar el análisis desde esa perspectiva,
mujeres es ante todo un cuerpo destinado a la reproducción puede es, s111 duda, de gran alcance para los estudios feministas.
tener, sin duda, consecuencias sobre la articulación de su práctica
diaria e incidir de forma decisiva para que las mujeres asuman 4. Botella Llusiá J. y J. A. Clavero Núiiez. 1993. Tratado de
"adecuadamente" su "feminidad" a través de las exigencias especí- Ginecolo5?Ía. 14ª ed., Madrid: Ediciones Díaz de Santos.
ficas que dichas prácticas pueden imponer. Pensemos, por ejemplo,
en el protocolo tradicional de la consulta ginecológica muy exten- 5. Botella Llusiá J. y J. A. Clavero Núfiez. 1981. Capítulo III.
La co_nsti~ución fememna, Tra1ado de Gi11ccolo};Ía T 1. Fisiología
dido aún en España, donde el examen del cuerpo es una operación
fe111cnllla, :iS-62. Barcelona: Editorial científico-médica.
circunscripta a los órganos genitales de las mujeres separadas de "su
vientre" por una sábana blanca. 6 - Dicáonario ,Wédico Bio,1;ráfiro Espatfol. 1971. Madrid: Consorcio
El discurso médico es objeto además, bajo diversas formas, de Americano de Ediciones.
una inmensa difusión y consumo en el cuerpo social. En la medida
en que, en nuestra sociedad, el sexo de las personas es tomado 7. l3?~ella Llusiá J. Y, S. Campo Urbano. 1997. La cxplosió11 dc-
como el rasgo diferenciador de las mismas, o al menos uno de los mogr,1/1c11 y la regulanon de la natalidad. Madrid: Editorial Síntesis
principales, toda polarización en este sentido producida desde un Y Botella Llusiá J. y A. Fernández de Molina. 1997. La c110/11ciót;
discurso de autoridad limita las posibilidades de un reconocimiento de la sexualidad y los estados intersexualr:s. Madrid: Ediciones Díaz
de la diversidad entre todos los seres humanos desde el punto de de Santos.
vista de una identidad sexual claramente codificada como femenina
o masculina. Contribuye, pues, no sólo a planteamientos sexistas 8 - Jesús de Miguel (1979) hizo ya una lectura crítica de la ideo-

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sino, en general, a la no aceptación de aquellas identidades que no logía contenida en sus escritos.
encajen con el modelo dominante.
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