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Unidad 6

La responsabilidad por el hecho propio. La responsabilidad directa

 Una de las distinciones más importantes que debe realizarse en el ámbito de la


responsabilidad civil, es la referida a la responsabilidad directa y a la indirecta
 Dispone el art. 1749 del CCCN que “es responsable directo quien incumple una
obligación u ocasiona un daño injustificado por acción u omisión”.
 De tal modo, se impone el deber de responder a quien —por un hecho propio—
ocasiona un daño por su culpa o por su dolo, o por incumplimiento de una obligación.
 En cambio, cuando aludimos a una responsabilidad indirecta, lo hacemos para
referirnos al deber de responder que poseen determinados sujetos por el hecho ajeno

a) La responsabilidad por el hecho propio en el derogado C.C

 El derogado Código Civil de Vélez Sarsfield, para tratar la responsabilidad civil por
hecho propio, efectuaba una distinción entre delitos y cuasidelitos
 El método que había seguido Vélez Sarsfield para dar tratamiento a los hechos ilícitos
en el derogado Código Civil, había sido objeto de críticas por distintas razones: por no
ser propia la materia de los hechos ilícitos de una parte general del derecho civil,
debiendo habérselos tratado en la parte referida al Derecho de las obligaciones por
tratarse de una fuente de éstas; y por haber distinguido entre los delitos y los hechos
ilícitos que no son delitos, tratándolos separadamente, cuando las disposiciones
aplicables a ambos eran generalmente idénticas
 La mayoría de los autores entendía que al referirse a los hechos ilícitos que no son
delitos, Vélez Sarsfield había dado tratamiento a los hechos ilícitos que no resultaban
imputables al autor a título de dolo delictual.
 En cambio, otros directa-mente determinaban que se trataba de hechos ilícitos
imputables al agente a título de culpa, lo cual daba cuenta de un cuasidelito
 Finalmente, una doctrina más moderna, interpretaba que la expresión “hechos ilícitos
que no son delitos” debía ser interpretada de modo amplio, haciéndola extensiva a
todo hecho ilí-cito no delictual que generara el deber de resarcir
 Con respecto al delito, el derogado Código Civil lo definía en el art. 1072 que disponía:
“El acto ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la persona o los
derechos de otro”. Aquí la nota característica de la figura era la presencia del dolo
delictual, es decir, la presencia de la intención de dañar a otro y la conducta ejecutada
por el agente a sabiendas. El derogado Código Civil de Vélez Sarsfield brindaba
tratamiento expreso a cada delito en particular, clasificándolos de la siguiente manera:
“Delitos contra las personas” (homicidio, heridas u ofensas físicas, estupro o rapto,
calumnias e injurias, acusación calumniosa) y, “Delitos contra la propiedad” (hurto,
usurpación de dinero y destrucción de la cosa ajena)
 En cuanto al cuasidelito, es de destacar que en los países del Derecho continental dicha
noción estuvo ligada al significado de acto ilícito culposo. Sin embargo, en el derogado
Código Civil, Vélez Sarsfield evitó utilizar la locución al referirse a las fuentes de las
obligaciones, y prefirió hacer referencia a los “hechos ilícitos que no son delitos”,
dentro de los cuales quedaban comprendidos los actos ilícitos culposos
 En el sistema del Código Civil de Vélez Sarsfield, existían similitudes y dife-rencias entre
el delito y el cuasidelito, a la hora de analizar la responsabilidad civil y sus implicancias:
a) La cuestión de la legitimación activa —al igual que la pasiva— era idéntica tanto en
materia de delitos como de cuasidelitos, por lo cual se aplicaban las mismas
normas para ambos
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b) La extensión del resarcimiento era más amplia en el ámbito de los delitos que en el
de los hechos ilícitos que no eran delitos. El resarcimiento se extendía también a
las consecuencias casuales cuando el daño había sido ocasionado con dolo
c) Tanto en materia de delitos como de ilícitos culposos (cuasidelitos) regía la regla de
la solidaridad pasiva en todos los obligados al pago de la indemnización de los
daños ocasionados por aquellos
d) Sólo procedía la atenuación de la indemnización por razones de equidad en los
hechos ilícitos que no eran delitos, mas no en el caso de delito.

b) La responsabilidad civil directa en el Código Civil y Comercial

 El art. 1749 del CCCN legisla sobre los responsables directos del daño, considerando así
a quienes incumplen una obligación u ocasionan un daño injustificado por acción u
omisión
 De tal modo, reiteramos, se ha eliminado la distinción entre delitos y cuasidelitos
civiles que establecía el derogado Código Civil de Vélez Sarsfield, por ello en el Código
Civil y Comercial, las consecuencias de la reparación son idénticas aunque el daño haya
sido ocasionado con dolo o con culpa
 Al respecto, dispone como regla general el art. 1726 que se indemnizarán las
consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles que tienen nexo adecuado de
causalidad con el hecho productor del daño
 Con relación a la responsabilidad directa por ocasionar un daño injustificado por acción
u omisión, caben hacen ciertas aclaraciones. En primer lugar, se refiere al supuesto de
daños causado en el ámbito extracontractual, el que se produce ante la violación del
deber de no dañar a otro sin que exista causa de justificación para ello. Por otra parte,
cuando el daño se produce a raíz de la intervención de una cosa riesgosa o viciosa, o de
una actividad riesgosa, la responsabilidad será objetiva. En tal caso, el factor de
atribución será el riesgo creado. Pero, en cambio, si el daño lo provoca el hombre sin
intervención de la cosa, o bien, con la utilización de una cosa que no es considerada
riesgosa ni viciosa que es usada como instrumento del hombre —v. gr. con un bastón,
la responsabilidad será subjetiva, fundada en la culpa o el dolo
 Los alcances de la responsabilidad directa previstos en el Código Civil y Comercial se
completan con los supuestos de daños causados por actos involuntarios
 Asimismo, es claro también el ordenamiento al tratar el supuesto de pluralidad de
responsables, cuando dispone en el art. 1751 que: “Si varias personas participan en la
producción del daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones
solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las
obligaciones concurrentes”

La responsabilidad por el hecho ajeno en el ámbito extracontractual, la responsabilidad


indirecta: introducción.

 Existen numerosos supuestos en nuestro Código Civil y Comercial en los cuales la


responsabilidad civil no es atribuida a la persona que ocasiona el daño fácticamente,
sino a otro sujeto a quien se traslada la obligación de reparar el perjuicio. Nace así en
cabeza del obligado una responsabilidad refleja o indirecta que se origina cuando
alguien debe responder por un hecho ajeno que ha ocasionado un daño a la víctima.
 Para algunos, se trata de un supuesto de responsabilidad excepcional, pues o normal y
usual en la responsabilidad civil es que cada uno responda por sus propios hechos.
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 Sin embargo, esto no es así, y ha quedado claro en el Código Civil y Comercial, al
equipararse los factores de atribución objetivos con los subjetivos, y también en los
Fundamentos del Proyecto de Reforma, en donde la Comisión redactora expresaba que
no hay una jerarquía ordenada legalmente entre ellos
 El autor no cree que pueda calificarse como anormal o anómala a la responsabilidad
por el hecho ajeno, toda vez que ambos ámbitos de responsabilidad —directa e
indirecta— son normales por igual en nuestro Derecho, con la diferencia que se aplican
a supuestos totalmente distintos y se rigen con principios propios de cada ámbito.
 En relación a la responsabilidad civil por el hecho ajeno, el Código Civil y Comercial ha
establecido para el ámbito convencional el principio de equiparación, razón por la cual
el incumplimiento de las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la
obligación se equipara al derivado del propio hecho del obligado, por lo cual la
responsabilidad es personal y directa del deudor, y no refleja por la conducta de
aquellos

Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente. a) introducción

 Este supuesto de responsabilidad por el hecho ajeno se da cuando quien encomienda a


otro la realización de una actividad o el ejercicio de una función en interés propio
asume el carácter de principal, debiendo reparar los perjuicios que cause el
dependiente con motivo de la tarea o función encargada.
 El art. 1753 del CCCN dispone: “El principal responde objetivamente por los daños que
causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el
cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con
ocasión de las funciones encomendadas. La falta de discernimiento del dependiente no
excusa al principal. La responsabilidad del principal es concurrente con la del
dependiente”
 El antecedente normativo de esta disposición en el ordenamiento jurídico argentino,
estaba dado por el art. 1113 del derogado CC, que en su primer párrafo establecía que
“la obligación del que ha causado un daño se extiende a los daños que causaren los
que están bajo su dependencia”

b) Fudamento de la responsabilidad

 En este supuesto de responsabilidad nace en cabeza del principal una responsabilidad


refleja o indirecta que se origina cuando alguien debe responder por un hecho ajeno
que ha ocasionado un daño a la víctima
 La responsabilidad es indirecta porque existe una relación de encargo entre el principal
y el dependiente, y la responsabilidad de aquél se configura sólo ante el daño
ocasionado mediando un hecho ilícito imputable a este último
 Se han elaborado varias teorías en torno al fundamento del instituto, lo cual re -sul ta
fundamental a la hora de determinar las eximentes de la responsabilidad del principal
que redundarán en su posible excusación

1- Teoría de la culpa «in eligendo» e «in vigilando». La teoría de la culpa «in eligendo»

 La teoría de la culpa in eligendo atribuye responsabilidad al principal por el hecho del


dependiente por no haber adoptado la debida diligencia esperable al seleccionarlo y
designarlo
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 De tal modo, se crea una presunción de culpabilidad contra el principal por haber
utilizado éste como instrumento suyo a una persona que actuó desacertadamente. Esa
mala elección, pues, es lo que provoca que se vea obligado a responder por los daños
causados por el dependiente a la víctima.
 En cambio, en la teoría de la culpa in vigilando, la atribución de responsabilidad hacia
el principal reside en la deficiente vigilancia respecto de la conducta desempeñada por
el dependiente, ya que se sostenía que quien brinda instrucciones a otra persona para
que realice una actividad determinada en su propio interés, debe vigilar a esta última
para que la realice correctamente y no ocasione daños a terceros
 También se ha atribuido al principal, responsabilidad con fundamento en ambas
teorías en conjunto, por haber sido negligente en la elección y vigilancia de su
dependiente
 Para algunos autores, se trataba de una presunción iuris tantum, por lo cual el principal
excusaría su responsabilidad si lograba acreditar su ausencia de culpa en la elección de
su dependiente
 Otros, en cambio, estimaban que se trataba de una presunción iure et de iure, por lo
cual la responsabilidad del principal por el hecho dañoso de su dependiente se tornaba
inexcusable
 Esta teoría había recibido serias objeciones por parte de la doctrina
a) La teoría que atribuye culpa in eligendo era insuficiente para juzgar a todas las
situaciones posibles, porque podían existir casos en los cuales el principal no es
quien elige a su dependiente, sino que puede no ser libre para ello (v. gr., si debe
contratar a personas pertenecientes a un sindicato determina-do) o bien por haber
delegado tal tarea en empresas especializadas de selección de personal, por lo cual
no resultaba lógico imputarle a él la culpabilidad (defecto de conducta) en la
elección de su subordinado.
b) No nos resultaba apropiado tampoco la atribución de responsabilidad al principal
con fundamento en la culpa in vigilando, por la sencilla razón que de acuerdo a la
realidad de mercado actual y al desarrollo de las empresas, muchas veces el
principal debe valerse de personal que se encuentra física-mente fuera de su
ámbito de actuación, y por ende, de su control o vigilancia
c) No estábamos de acuerdo tampoco en presunciones de culpabilidad iure et de iure
o irrefragables, toda vez que si no se permitía al presunto responsable probar en
contra de dicha presunción, es —en definitiva— porque la culpa no termina siendo
el fundamento de su responsabilidad.

2- Teoria de la representación o sustitución

 Según esta teoría, el dependiente sustituye al principal o bien, lo representa,


convirtiéndose aquél en un instrumento de quien este último se sirve, por lo cual todos
los actos del dependiente deben ser reputados como realizados personalmente por el
principal
 Se criticaba a esta teoría por dos motivos fundamentalmente: en cuanto a la
sustitución, si la culpa del comitente es la misma que la del patrón, no hay hecho ajeno
sino propio, y esto no es así
 Tampoco tendría razón de ser la acción de regreso
 En cuanto a la representación, en el Derecho civil dicha figura sólo es posible para los
actos jurídicos, pero no para los actos ilícitos
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3- Teoria de la obligación legal de garantía

 Según esta postura, el principal se constituye en garante de las conductas de sus


subordinados en el ejercicio de sus funciones, brindando de tal modo una eficaz
protección hacia la víctima ante la posible insolvencia del autor directo del daño.
 De tal modo, se prescinde de toda idea de culpabilidad del principal y éste es llamado a
responder entonces frente a la víctima en razón de un factor objetivo de atribución de
responsabilidad: la garantía
 A esta teoría se le critica el adolecer de fundamento, ya que no se explica el motivo por
el cual la ley ha instituido tal garantía, es decir el hecho por el cual el principal es —o
debe ser— garante de los hechos de sus subordinados.
 El autor sostiene que el fundamento reside en el riesgo creado que provoca el valerse
de subordinados para llevar a cabo cualquier tipo de actividad

4- Teoria del riesgo creado

 Establece que quien utiliza dependientes para llevar a cabo determinadas actividades
en su propio interés, debe asumir el riesgo de los eventuales daños que la conducta de
éstos puede ocasionar a terceros, en el ejercicio o en ocasión de la función
encomendada por el principal.
 Esto está íntimamente relacionado con la cuestión de las actividades riesgosas, y está
también conectado con el peligro que se crea al ampliar una determinada actividad a
través de otros sujetos a quienes se encomienda la realización de una tarea o función
determinada, puesto que de tal modo se expande la esfera de acción y crecen
indefinidamente las posibilidades de ocurrencia de daños.
 Aun frente al silencio de la norma respecto del factor objetivo de atribución aplicable,
lo cierto es que cualquiera de ellos que resulte ser invocado como fundamento, en
nada cambiaría la suerte de la solución a aplicar, ya que ambos conducen a enmarcar el
caso en el ámbito de la responsabilidad objetiva

c) Presupuestos de la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente

 Para que se configure esta responsabilidad deben reunirse tres requisitos ineludibles
a) Una relación de dependencia funcional entre el principal y el autor material del
daño
b) La vinculación causal entre el hecho dañoso y la función desarrollada por el
dependiente, es decir, que el daño haya sido cometido en ejercicio o con ocasión
de la función encomendada.
c) La existencia de un daño injustamente causado a la víctima por el dependiente.

1- Relacion de dependencia

 La dependencia constituye la razón fundamental por la cual el principal es llamado a


responder por el hecho dañoso, dado que éste se produce en razón del riesgo creado
que nace con motivo de una actividad desplegada por otra persona en interés de
aquél.
 No es necesario que exista una verdadera “dependencia laboral”, es decir, en el sentido
de que quien ocasione el daño deba ser necesariamente un empleado registrao ante
las autoridades laborales y que figure como tal en los libros del principal.
 Por el contrario, a los fines de este supuesto de responsabilidad, bastará para tener por
configurada la relación de dependencia que el principal posea un poder de control y de
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impartir órdenes con respecto a su subordinado, y que posea un poder de supervisión
sobre los métodos y medios del agente
 Esta noción de dependencia debe reunir ciertos recaudos para su configuración
a) Debe existir una autorización expresa o tácita emanada del principal para que el
agente actúe en su interés
b) Debe haber un poder del principal de impartir órdenes a quien actúa en su interés
c) Debe existir el poder del principal acerca de la posibilidad de dirigir la actividad del
dependiente.
 Con esta postura amplia, queda superada en el Derecho argentino la tesis restringida
en materia de dependencia de la que hablaban los juristas franceses, quienes
entendían que dicha noción suponía la existencia de un contrato de locación de
servicios entre principal y dependiente, por lo cual el principal sólo respondía de los
daños causados por quienes habían sido libremente elegidos y vigilados.
 Constituyen también supuestos de dependencia en cuanto a este supuesto de
responsabilidad
a) La subdependencia (los hechos dañosos del dependiente del dependiente también
comprometen la responsabilidad del principal)
b) La dependencia alternativa (si el dependiente realiza actividades o tareas en
interés de varias personas, sólo responderá el principal en cuyo interés se estaba
realizando la actividad al momento de ocurrir el daño —por ejem-plo, una persona
que realiza trámites para dos patrones diferentes, uno en horas de la mañana y
otro en horas de la tarde—)
c) La dependencia aparente (si una persona realiza una actividad bajo la apa-riencia
de estar bajo la dependencia de otra, debe considerarse que existe subordinación
si existe consentimiento expreso o tácito para que ejercite la tarea de tal modo —v.
gr., el personal de vigilancia de un edificio puede comprometer la responsabilidad
del consorcio de propietarios en donde se ejerce la custodia, si comete un daño a
un tercero—)
 Se considera irrelevante para la configuración de la dependencia civil:
a) Si el dependiente o comitente es una persona física o jurídica;
b) Si media relación contractual entre el principal y el dependiente.
c) Que el principal tenga la facultad de elección del dependiente, o que el
subordinado posea una profesión o competencia técnica que aquél no domine.
d) Que el principal sea el propietario o el guardián de las cosas que utiliza el
dependiente

2 — Daño cometido en ejercicio o con ocasión de la función encomendada

 Dispone también el art. 1753 del CCCN que la responsabilidad del principal por los
daños que comentan quienes se encuentran bajo su dependencia, se configurará
cuando el hecho acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas
 Cuando nos referimos a la necesidad de haber obrado en razón de la función
encomendada queremos manifestar con ello que de be existir un nexo adecuado de
causalidad entre el daño que ha ocasionado el dependiente y la función que éste
estaba desempeñando al momento de su ocurrencia; ello así, puesto que el principal
será llamado a responder sólo cuando exista congruencia entre el acto encomendado
al dependiente y el daño, es decir, cuando el daño sea cometido con motivo de la
función encomendada
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 La cuestión en torno al ejercicio de la función encomendada ha motivado por parte de
la doctrina una serie de debates, ya que no ha sido pacífico el tema respecto a
determinar cuáles deben ser los límites de dicha función encomendada
 Ya ha quedado superada la doctrina de mediados del siglo pasado que sostenía que el
principal sólo era llamado a responder por los daños que ocasionaba el dependiente
únicamente en ejercicio de la función encomendada, cuando dicha actividad
desempeñada por el subordinado había sido regular y acorde a las directivas
impartidas por el principal
 Por el contrario, actualmente, nadie hesita ni en la doctrina ni en la jurisprudencia en
considerar incluidos en la responsabilidad del principal a aquellos daños que ocasione
su dependiente aún ante el mal ejercicio de la función encomendada (v. gr., el cobrador
de una empresa que decide ame-nazar o golpear a un deudor de su empleador para
poder cobrarle), o frente al abuso de ella (lo que ocurre cuando éste extralimita la
función encomendada, por ejemplo, el chofer de una línea de colectivo que decide
dolosamente —y sin causa que lo justifique— cambiar la ruta del recorrido
encomendado por su patrón, y ocasiona un daño cuando está fuera del trayecto
indicado por su principal) o bien, ante el ejercicio aparente de la misma, ya que cabe
hacerle extensiva la responsabilidad a éste en razón de que ha sido él quien ha
contribuido a crear dicha apariencia (v. gr., el empleado que utiliza el auto de la
empresa en la cual trabaja fuera del horario de trabajo y en su propio interés, y
ocasiona un daño en tales circunstancias).
 La doctrina mayoritaria moderna, que se emparenta en un todo con el factor de
atribución riesgo creado, ya extendía el deber de responder del principal a aquellos
supuestos en los cuales el he cho dañoso de su dependiente había ocurrido también
cuando éste se encontraba “en ocasión” de la función encomendada, lo cual encontró
apoyo normativo en el viejo art. 43 del derogado Código Civil, en cuanto
responsabilizaba a la persona jurídica por los daños que ocasionaban quienes la dirijan
o administren, “en ejercicio o con ocasión de sus funciones”
 Esta postura había sido criticada por resultar injusto e inconveniente extender la
responsabilidad del principal a todo lo que realice el dependiente fuera del ámbito de
la función que desempeña en interés del principal (v. gr., no parecía lógico que debiera
responsabilizarse a una sociedad anónima porque su presidente haya cometido un
asesinato luego de una discusión al salir ebrio de una fiesta un domingo a la
madrugada)
 Ello llevó a repensar el verdadero significado de ocasión de la función encomendada, y
también los daños que podrían ser considerados alcanzados por ella. Se ha sostenido,
al respecto, que el daño es causado en ocasión de la función encomendada, cuando
ésta ha generado la oportunidad de ocurrencia del hecho dañoso, permitiendo de tal
modo su realización que de otro modo no hubiera podido concretarse
 Por último, cabe destacar que sólo deberá responder el principal por el daño
ocasionado por su dependiente cuando el daño esté en relación adecuada con la
función encomendada, lo cual debe surgir de un juicio de previsibilidad que los jueces
deben realizar en abstracto y ex post facto, apreciando con criterios de razonabilidad y
de equidad
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3 — Causación de un daño injusto por el dependiente. El supuesto de la falta de
discernimiento del dependiente

 Resulta además necesario para que se configure la responsabilidad del principal, que el
dependiente haya ocasionado un daño injusto a la víctima y que éste
 Es decir, estimamos menester que el dependiente haya cometido un acto ilícito
imputable a su dolo o a su culpa o cualquier factor de imputación objetivo, aunque
más no sea de modo potencial, es decir, que pueda ser estimado responsable aun
cuando no haya sido declarado tal en el caso en concreto (v. gr., es potencialmente
responsable un inimputable que no puede ser efectivamente declarado como tal
atento a su falta de discernimiento)
 Es decir, resulta menester que el dependiente vea comprometida su responsabilidad
para que se torne operativa la del principal, ya que a partir de que el hecho daño
pueda ser atribuido a aquél, la responsabilidad se extenderá o proyectará hacia el
principal
 No obstante ello, es importante destacar que la responsabilidad del principal también
se tornará operativa aun en el supuesto de que el dependiente que ha ocasionado el
daño no haya podido ser identificado o individualizado, pero que no exista duda
respecto a que pertenece al ámbito de dependencia del principal o al grupo de
dependientes de éste
 No es necesario que el hecho del dependiente sea la causa exclusiva del daño, sino que
basta con que haya participación concausal de éste en su ocurrencia. Ello así, puesto
que puede ocurrir que junto al dependiente hayan participado en la comisión del daño
otras personas que ninguna relación juridica las liga con el principal, o bien que la
propia víctima haya parcialmente con-tribuido con su conducta a la ocurrencia del
daño que ha sufrido.
 En razón de ello, el principal será llamado a responder sólo por el daño que pueda ser
atribuido causalmente a su dependiente pero no por el que deba asumir la propia
víctima a raíz de su conducta o por el que quepa imputar a terceras personas ajenas al
ámbito de dependencia.
 El último párrafo del art. 1753 del CCCN, dispone que “la falta de discernimiento del
dependiente no excusa al principal ...”. De tal modo, se desprende que aun cuando el
hecho del dependiente sea considerado involuntario (cfr. art. 261, CCCN), ello no
excusará la responsabilidad del principal por el daño causado por quien se encuentra
bajo su dependencia, más allá de que haya actuado sin discernimiento, intención o
libertad

d) Legitimacion pasiva. Carga de la prueba

 En razón de lo dispuesto por el art. 1773 del CCCN, “el legitimado tiene derecho a
interponer su acción, conjunta o separadamente, contra el responsable directo y el
indirecto”
 De tal modo, se desprende que le basta al damnificado dirigir la acción contra el
principal prescindiendo del dependiente; y, además, ello no impide que la víctima del
daño decida iniciar la acción únicamente contra el dependiente (responsable directo),
ya que la responsabilidad refleja no sustituye la directa, sino que se acumula a ella, o
viceversa
 No obstante, es inconveniente en la práctica accionar únicamente contra el principal,
puesto que, tratándose de un supuesto de responsabilidad indirecta no puede dejarse
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fuera del ámbito del proceso en litigio al subordinado, quien con su conducta ha
originado el motivo del reclamo.
 El hecho de demandar también al dependiente permitirá que éste pueda debatir en el
pleito su responsabilidad y ofrecer prueba, lo cual facilitará al damnificado la prueba
de los requisitos propios de este supuesto de responsabilidad
 Asimismo, es de destacar que, de ser condenados el principal y el dependiente, ambos
serán obligados frente a la víctima de manera concurrente y no solidaria, puesto que el
deber de responder de cada uno de ellos tiene en causas diferentes: el del
dependiente en el hecho propio y el del principal en el factor objetivo riesgo creado o
garantía. Ello provocará, claro está, que el damnificado pueda exigir y obtener de
cualquiera de ellos la reparación plena del daño sufrido.
 En cuanto a la carga de la prueba de los requisitos de responsabilidad del principal por
el hecho del dependiente, ella pesará sobre el reclamante

e) Eximentes

 El principal podrá liberarse de responder si no logran probarse cualquiera de los tres


requisitos esenciales que hemos analizado precedentemente para que se configure su
responsabilidad.
 Asimismo, tratándose de un supuesto de responsabilidad que se funda en un factor
objetivo de imputación, también se liberará el principal acreditando cualquiera de las
eximentes idóneas para fracturar el nexo de causalidad, es decir, el hecho del
damnificado, el hecho de un tercero por quien no deba responder, o el caso fortuito o
fuerza mayor

f) La acción de repetición del principal contra el dependiente

 Si el principal ha sido quien ha indemnizado a la víctima por el hecho de su


dependiente, podrá luego repetir de éste lo que ha tenido que abonarle al reclamante
 De tal modo, se le permite al principal recuperar lo que ha tenido que pagar por un
hecho ajeno en razón del deber legal que le había sido impuesto para ello.
 Es indudable que esta disposición normativa se fundamenta en el hecho de que el
principal que abona a la víctima debe ser considerado como un tercero que paga una
deuda ajena, lo cual justifica su derecho de repetición contra el verdadero deudor (el
dependiente que ha ocasionado el daño)
 El plazo de prescripción de esta acción es de 3 años

Responsabilidad de los padres por el hecho de sus hijos

a) Introducción

 Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los hijos que
se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de
la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos
 Esta responsabilidad se extiende a todos los casos de filiación, ya sea ésta biológica o
adoptiva
 En el derogado Código Civil, la responsabilidad recaía exclusivamente sobre el padre, y
en caso de muerte, ausencia o incapacidad de éste, en la madre
 El Código Civil y Comercial de 2014, dejó atrás la denominación anterior de patria
potestad, para pasar a referirse a ella como ejercicio de la responsabilidad parental, la
que es definida como “el conjunto de deberes y derechos que corresponden a los
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progenitores sobre la persona y bienes del hijo, para su protección, desarrollo y
formación integral mientras sea menor de edad y no se haya emancipado”
 Su ejercicio corresponde
a) En caso de convivencia con ambos progenitores, a éstos. Se presume que los actos
realizados por uno cuentan con la conformidad del otro, salvo que medie expresa
oposición o los supuestos del 645
b) En caso de cese de la convivencia, divorcio o nulidad de matrimonio, a ambos
progenitores. Se presume que los actos realizados por uno cuentan con la
conformidad del otro, con las excepciones del inciso anterior. Por voluntad de los
progenitores o por decisión judicial, en interés del hijo, el ejercicio se puede
atribuir a sólo uno de ellos, o establecerse distintas modalidades
c) En caso de muerte, ausencia con presunción de fallecimiento, privación de la
responsabilidad parental o suspensión del ejercicio de un progenitor, al otro
d) En caso de hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial, al único progenitor
e) en caso de hijo extramatrimonial con doble vínculo filial, si uno se estableció por
declaración judicial, al otro progenitor. En interés del hijo, los progenitores de
común acuerdo o el juez pueden decidir el ejercicio conjunto o establecer distintas
modalidades
 El art. 1754 del CCCN deja en claro dos cuestiones fundamentales:
a) Los padres responden por los daños que causen sus hijos menores de edad que
habiten con ellos, sin importar si son menores o mayores de diez años, más allá de
la personal y concurrente que pueda caber a los hijos.
b) Atribuye responsabilidad a ambos progenitores (padre y madre) de manera
solidaria.

b) Fundamento de la responsabilidad en el Código Civil y Comercial

 Dispone el art. 1755 del CCCN que “la responsabilidad de los padres es objetiva”
 Queda claro, pues, que sólo puede fundarse la responsabilidad parental en algún factor
de atribución objetivo, por lo cual no puede seguir sosteniéndose todavía, luego de lo
dispuesto en esta norma que la responsabilidad de los padres halla fundamento en
alguna manifestación de la culpabilidad.
 El autor sostiene que el factor de imputación aplicable a este supuesto es el riesgo de
causar daño que puede generar la conducta de los hijos hacia terceros mientras éstos
se encuentran bajo el régimen de la responsabilidad parental
 Para otros autores, en cambio, que también sostienen la responsabilidad objetiva de
los progenitores, el fundamento reside en la garantía
 Nos parece totalmente acertado que el Código Civil y Comercial haya dispuesto una
responsabilidad objetiva para los padres, ya que no debemos soslayar que en los
tiempos actuales los hijos han adquirido una mayor autonomía respecto de sus
progenitores, lo cual dificulta el control que puedan ejercer los padres sobre sus hijos
 En definitiva, en los tiempos actuales la independencia que han adquirido los menores
de edad genera riesgos inevitables.
 Por ello, ante la ocurrencia de daños que los hijos menores ocasionen a terceros, no
resulta lógico que sea la víctima quien deba soportar el perjuicio ni la carga probatoria
de la culpa de los progenitores, siendo más justo y razonable que sean los padres del
menor de edad con quienes convive, quienes carguen con la presunción que genera la
responsabilidad objetiva y, a la postre, si no logran desvirtuarla, quienes soporten el
daño
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c) Fundamento de la responsabilidad en el derogado Código Civil

 Hasta la sanción del Código Civil y Comercial, fueron varios los fundamentos que se
esgrimieron en torno al deber de responder de los padres por los daños causados por
sus hijos menores de edad que se encuentran bajo su responsabilidad parental y
habitan con ellos
 El derogado Código Civil no disponía en ninguna de sus normas de qué tipo de
responsabilidad se trataba
 Ello provocó que con el avance de los años se fueran gestando en la doctrina nacional
distintas posturas en torno a la determinación del factor de atribución aplicable

1 — Culpa en la vigilancia del menor

 Según esta postura, dentro de las obligaciones que correspondían a los padres se
encontraba aquella que les imponía impedir, a través de un cuidado razonable y
diligente, que sus hijos menores que habitaban con ellos dañen a terceros
 En consecuencia, la omisión de dicha diligencia exigida a los progenitores hacía
presumir la culpabilidad de éstos.
 Tratándose, pues, de un supuesto de responsabilidad subjetiva, los padres se liberarían
de responder acreditando su ausencia de culpabilidad respecto del cuidado y de la
vigilancia de su hijo menor

2- Culpa en la educación

 Esta línea de pensamiento destacaba que como los padres estaban obligados a educar
correctamente a sus hijos y a inculcar en ellos el respeto a los intereses aje-nos, debían
responder por los daños que injustamente ocasionaran estos últimos
 Esta postura fue criticada con estos principales argumentos:
a) Cuando el daño lo ocasionaba un niño de corta edad, en ello no incidía la
educación defectuosa sino más bien la vigilancia
b) Si esto no fuera así, no se explica por qué cesaría la responsabilidad de los padres
cuando el hijo alcanza la mayoría de edad, puesto que la educación se proyecta
durante toda la vida
c) Hay situaciones en las cuales el hijo es llamado a responder por un factor de
atribución objetivo (v. gr., riesgo creado), y por ende, también el padre, sin que
incidan en ello factores educativos
d) Si fuera por razones de culpa en la educación, no se explica por qué el art. 1115 del
CC hacía cesar la responsabilidad de los padres cuando el menor habitaba con
otras personas distintas

3- Culpa en la vigilancia y en la educación

 Se había elaborado esta nueva corriente con este doble fundamento a fin de subsanar
las deficiencias que unilateralmente presentaban ambas posturas por separado, ya que
en la primera etapa de la minoridad lo esencial es la vigilancia y en la segunda etapa, la
educación.
 Bajo esta concepción, sin embargo, la responsabilidad continuaba siendo subjetiva

4- Garantía por la autoridad inherente a la patria potestad


Unidad 6
 Otra postura doctrinaria, establecía que los padres eran llamados a responder por su
condición de progenitores, en tanto y en cuanto les era factible ejercer la autoridad
que la patria potestad les confería, y no en razón de una eventual infracción a sus
deberes paternos
 El fundamento de la responsabilidad era entonces la patria potestad en sí misma
considerada y en los deberes que constituían su contenido
 Sin embargo, el fundamento sería de tipo objetivo, fundado en la garantía y ajeno a
todo tipo de culpa, por lo cual no se liberarían los progenitores probando su ausencia
de culpabilidad.

5- Doctrina de la responsabilidad objetiva

 En los últimos años (previos a la sanción del Código Civil y Comercial) se sostenía en la
doctrina nacional que la responsabilidad de los padres por los hechos de sus hijos
menores es objetiva, ya sea con fundamento en el riesgo creado o en la garantía.
 Esto resulta acertado y se condice con la tendencia que se ha venido desarrollando en
el Derecho de daños, en el cual se ha ampliado el ámbito protectorio de la víctima del
perjuicio

c) Legitimación pasiva

 El ccyc establece que ambos padres son objetiva y solidariamente responsables por los
daños causados por el hijo menor de edad que habite con ellos
 Ello guarda cohesión con el régimen de patria potestad compartida oportunamente
establecido en el derecho argentino por la ley 23.264
 El art. 1754 del CCCN no distingue entre las clases de filiación, por lo cual lo
preceptuado en la norma alcanza a los padres biológicos, a quienes lo han sido a través
de técnicas de reproducción asistida o mediante el régimen de adopción.
 Como bien lo sostiene una calificada doctrina, no queda comprendido por los alcances
del art. 1754 del CCCN el progenitor afín o conviviente, que es aquel “que vive con
quien tiene a su cargo el cuidado personal del niño o adolescente”

d) Presupuestos de la responsabilidad de los padres

 Para que se configure la responsabilidad de los padres por los hechos de sus hijos
menores, deben confluir los siguientes requisitos: la causación por parte del hijo de un
daño injusto resarcible, la minoridad del hijo, que los padres estén en ejercicio de la
patria potestad y la convivencia del hijo con el progenitor responsable

1- Daño resarcible causado injustamente por el hijo

 Uno de los principales requisitos es que el menor debe haber ocasionado a un tercero
un daño injusto, que reúna los requisitos propios del daño resarcible (cierto, personal y
subsistente)
 Por otra parte, la doctrina nacional se ha planteado el interrogante respecto a la
necesidad o no de que exista culpabilidad en la conducta del menor que causa el
perjuicio. El autor dice que ello merece una doble respuesta
a) Si el hijo que ocasiona el daño tiene más de diez años, para algunos autores resulta
necesario que exista un factor de atribución subjetivo en el menor (culpa o dolo),
ya que al ser refleja o indirecta la responsabilidad de los padres, el hecho debe ser
Unidad 6
subjetivamente imputable al menor. El autor considera que bastará con que pueda
serle el hecho imputable en razón de cualquier factor de atribución
b) Si el hijo es menor de diez años, en cambio, queda claro que no puede imputarse
culpa alguna al menor, pues es inimputable, por lo cual existe imposibilidad de que
se pueda efectuar contra él reproche subjetivo alguno, sin perjuicio de que se
pueda configurar la responsabilidad del menor en razón de lo dispuesto para los
hechos involuntarios. En tal caso, bastará con que el hecho del menor sea
objetivamente antijurídico, al ser confrontado con el ordenamiento jurídico
aprehendido en su totalidad

2- Minoridad del hijo

 Queda claro que el fundamento de la atribución de la responsabilidad que efectúa la


ley hacia los padres por los hechos que ocasionen sus hijos menores de edad, se basa,
primordialmente, en la titularidad de la responsabilidad parental que los progenitores
poseen respecto de éstos
 Debemos advertir que el hecho debe haber sido ocasionado por el hijo mientras era
menor de edad, sin importar que cuando el damnificado interponga la acción, el hijo
haya ya alcanzado la mayoría de edad
 En razón de ello, ninguna duda cabe que la responsabilidad de los padres por los daños
que ocasionen sus hijos que habiten con ellos se extiende hasta que el hijo alcance la
mayoría de edad
 Debemos distinguir si se trata de un hecho cometido por un hijo mayor o menor de
diez años, ya que en este último caso, el acto del menor será reputado como
involuntario
a) Si el hijo es menor de diez años, debemos efectuar una aclaración. Luego de la
sanción del Código Civil y Comercial, existe una responsabilidad del menor a pesar
de la involuntariedad del acto (art. 1750) más allá de que los magistrados puedan
luego atenuar la indemnización —que en principio es plena— por razones de
equidad. Por ello, podríamos concluir que, en tal caso, estaríamos ante una
responsabilidad concurrente del menor con la de sus progenitores
b) Si el hijo es mayor de diez años, la responsabilidad es personal del menor —ya que
el hecho le es imputable al tener discernimiento para los actos ilícitos— por lo cual
puede ser llamado a responder por los daños que haya ocasionado a un tercero.
De darse este supuesto, entonces, el menor puede ser demandado por revestir el
carácter de responsable directo, así como también sus padres de modo reflejo. De
ser condenados el hijo y los padres, deberán serlo en forma concurrente y no
solidaria, debido a que la responsabilidad de ellos se origina en fuentes distintas
c) Si el hijo se ha emancipado a través de la celebración del matrimonio antes de los
dieciocho años, ello hace cesar la titularidad de la responsabilidad parental de los
progenitores, razón por la cual en caso de que el hijo emancipado ocasione un
daño, los padres no serán responsables. En tal supuesto, será el hijo en forma
personal y directa quien deberá asumir el deber de responder frente a la víctima
del daño. Además, cabe aclarar que, si el matrimonio por el cual el menor obtuvo
su emancipación fuera anulado con posterioridad, determina el art. 27 del CCCN
que ello “no deja sin efecto la emancipación, excepto respecto del cónyuge de
mala fe para quien cesa a partir del día en que la sentencia pasa en autoridad de
cosa juzgada”. De darse este último supuesto previsto en la norma, revivirá la
responsabilidad parental y, por ende, el deber de responder de los padres
Unidad 6
d) Si el hijo menor de edad ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una
profesión, dispone el art. 30 del CCCN que puede ejercerla por cuenta propia sin
necesidad de previa autorización, y que tiene la administración y disposición de los
bienes que adquiere con el producto de su profesión, pudiendo estar en juicio civil
o penal por cuestiones vinculadas a ella. Por lo tanto, resulta claro que si la
persona menor de edad en tal condición ocasiona un daño a otro con motivo del
desempeño de su actividad profesional o laboral, los padres no serán responsables

3- Titularidad de la responsabilidad parental

 Luego de la sanción del Código Civil y Comercial, se ha planteado la duda si la


responsabilidad de los padres se funda en la titularidad de la responsabilidad parental,
o en el ejercicio de ella, ya que son dos facetas jurídicas diferentes.
 Ello así, puesto que cualquiera de los progenitores de un hijo menor de edad (titulares
de la responsabilidad parental), pueden estar privados o suspendidos en el ejercicio de
esta, lo cual nos lleva a analizar: a) qué ocurriría en tal caso si ese hijo menor ocasiona
un daño a un tercero y, b) si debería responder por ello el “padre privado o
suspendido”.
 La cuestión no es tan clara en el Código Civil y Comercial, ya que el art. 1754 al
establecer la responsabilidad de los padres, determina que el hijo debe encontrarse
“bajo su responsabilidad parental”, por lo cual, alcanza con la titularidad de ella sin ser
necesario su ejercicio; y colabora con tal interpretación, lo dispuesto en el art. 1755 en
cuanto establece una responsabilidad objetiva, por lo que cabe concluir que los
progenitores del menor son llamados a responder más allá de cómo se ejerza esa
responsabilidad parental
 Al fundarse la responsabilidad de los padres en un factor objetivo (sea riesgo creado o
garantía), es indudable que la legitimación pasiva se generará solamente por su sola
condición de progenitores (titularidad), siendo irrelevante su buen o mal ejercicio
 Respecto a si la responsabilidad subsiste en aquel progenitor que se encuentra
suspendido o privado de la responsabilidad parental, el autor considera que es
afirmativo. Estima que más allá de que en ambos supuestos el menor no habitará con
el progenitor sancionado con la suspensión o la privación, de igual modo este sigue
siendo solidariamente responsable por el daño ocasionado por su hijo junto al otro
progenitor. Ello así, toda vez que en ese caso, la imposibilidad de cumplir con los
deberes propios de la responsabilidad parental, se debe a su propia conducta

4- Convivencia del hijo con el progenitor responsable

 Dispone también el art. 1754 del CCCN que para que se configure la responsabilidad de
los padres por los hechos de sus hijos, deben habitar con estos.
 No obstante, aclara el art. 1755 del CCCN, que los padres “no se liberan, aunque el hijo
menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de una causa que les
es atribuible”.
 El recaudo de que el menor conviva con sus padres halla su razón de ser en que, de tal
modo, éstos puedan efectuar adecuadamente el control y cumplir con los de -be res
inherentes a la responsabilidad parental; caso contrario, si el hijo no conviviera con sus
progenitores (o al menos con alguno de ellos), adquiriría una autonomía y un ámbito
de libertad en donde el ejercicio de la autoridad paterna se tornaría muy difícil para
llevarla a cabo.
Unidad 6
e) Eximentes. Causales de cesación de responsabilidad. Carga probatoria

 El art. 1755, luego de disponer que el deber de responder es objetivo, determina que
la responsabilidad “cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra
persona, transitoria o permanentemente”
 Debe tratarse de una transferencia circunstancial de la guarda del menor hacia otra
persona física o jurídica, lo que generalmente ocurre con permiso paterno y con un
motivo razonable, tal como una finalidad de cuidado, recreación, formación o
educación
 Sin embargo, debe quedar claro que la guarda del hijo debe ser transferida a una
persona apta y responsable, ya que no puede liberarse a los progenitores que se han
desentendido del cuidado del menor sin preocuparse por las aptitudes del guardador a
quien transfieren su custodia.
 Por otra parte, es importante destacar que lo previsto en esta norma no puede ser
invocado en el caso de padres no convivientes, cuando uno de ellos pretenda
exonerarse de responder alegando que el hijo menor se encontraba bajo la vigilancia
del otro progenitor.
 Finalmente, en cuanto a la carga probatoria de las eximentes y de las causas que hacen
cesar la responsabilidad, le corresponderá a los padres (art. 1734, CCCN), puesto que
se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva y quien pretende desvirtuarla debe
aportar las pruebas idóneas para ello.

f) Accion de regreso

 Cabe aquí efectuar dos distinciones:


a) Si el daño ha sido causado por un menor de diez años, aún cuando el hecho
dañoso haya sido producto de un hecho involuntario, el menor puede ser
condenado a reparar el daño por razones de equidad, pero ello no obstará a que la
responsabilidad de los padres sea plena. En tal caso, estaríamos ante una
responsabilidad concurrente del menor con la de sus padres. Por ende, de ocurrir
ello, podrían los padres exigir el reembolso de lo pagado. En cambio, si el juez
decide no atribuir responsabilidad al hijo menor en tal caso, la responsabilidad de
los padres será directa y no podrán exigir del menor reembolso alguno
b) En cambio, si el daño ha sido cometido por el hijo mayor de diez años, el he -cho le
es imputable al menor, siendo directo su deber de responder, y refleja la
responsabilidad de los padres. En tal supuesto, de ser los padres quienes
indemnicen a la víctima del daño, luego podrán reembolsar del hijo lo abonado, en
razón de tratarse de obligaciones concurrentes

Responsabilidad de los tutores y curadores. Otras personas encargadas

 Dispone el art. 1756 del CCCN: “Otras personas encargadas. Los delegados en el
ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los curadores son responsables
como los padres por el daño causado por quienes están a su cargo. Sin embargo, se
liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal imposibilidad no
resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia. El
establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia
en el cuidado de quienes, transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su
vigilancia y control”
Unidad 6
 El antecedente de esta norma lo constituía el antiguo art. 1114 del derogado CC, que
extendía los principios de la responsabilidad de los padres a la de los tutores y
curadores, al determinar lo siguiente: “Lo establecido sobre los padres rige respecto de
los tutores y curadores, por los hechos de las personas que están a su cargo”
 El Código Civil y Comercial, sin embargo, presenta algunas notables diferencias con
relación al derogado Código Civil:
a) La primera de ellas, como se puede apreciar, en el texto de la norma se establece
una responsabilidad subjetiva para los delegados en el ejercicio de la
responsabilidad parental, los tutores y los curadores por el daño causado por
quienes están a su cargo. Ello así, puesto que por más que la norma indique que
responden “como los padres”, expresa a continuación que “se liberan si acreditan
que les ha sido imposible evitar el daño; tal imposibilidad no resulta de la mera
circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia”. Por ende, resulta
claro —a nuestro entender— que mientras la responsabilidad de los padres es
objetiva (con fundamento en la garantía o en el riesgo creado), la de las personas
comprendidas en el art. 1756 es subjetiva y se encuentra fundada en la culpa
b) Y otra de las diferencias, es que el Código Civil y Comercial también hace
referencia, como novedad, a los delegados en el ejercicio de la responsabilidad
parental, institución que se encuentra tratada en el art. 643 del CCCN: “Delegación
del ejercicio. En el interés del hijo y por razones suficientemente justificadas, los
progenitores pueden convenir que el ejercicio de la responsabilidad parental sea
otorgado a un pariente, sin perjuicio de lo establecido en el art. 674. El acuerdo
con la persona que acepta la delegación debe ser homologado judicialmente,
debiendo oírse necesariamente al hijo. Tiene un plazo máximo de un año,
pudiendo renovarse judicialmente por razones debidamente fundadas, por un
período más con participación de las partes involucradas. Los progenitores
conservan la titularidad de la responsabilidad parental, y mantienen el derecho a
supervisar la crianza y educación del hijo en función de sus posibilidades”
 Respecto de los tutores, resulta imperioso recordar que tal como estaba contemplado
en el art. 377 del derogado CC, estos tenían derecho “para gobernar la persona y
bienes del menor de edad, que no está sujeto a la patria potestad, y para representarlo
en todos los actos de la vida civil”. n embargo, se sostenía en la doctrina que existía
una cierta diferencia entre ambos supuestos: mientras la responsabilidad de los padres
poseía un criterio rígido a la hora de meritar la ausencia de culpabilidad de los
progenitores, en la responsabilidad del tutor debía adoptarse un criterio más flexible,
toda vez que el tutor podía verse compelido muchas veces a aceptar la tutela de un
menor sin educación o de muy mal carácter, por lo cual la incidencia que podría tener
aquél sobre la conducta de su pupilo debía ser apreciada con un criterio no tan
riguroso por cada juez frente al caso en concreto. Ello no ocurría en la responsabilidad
de los padres dado que éstos normalmente cuidan y educan a sus hijos desde que los
traen al mundo, por imperio de un lazo natural. Este es el criterio con el cual debe
analizarse y regirse su responsabilidad, luego de la sanción del Código Civil y Comercial.
 Debemos destacar, además, que —respecto de su pupilo— pesan sobre el tutor los
mismos deberes de alimentación, educación y vigilancia que poseen los padres
respecto de los hijos, siendo también responsable de todo perjuicio resultante de su
falta en el cumplimiento de sus deberes que la ley le impone
Unidad 6
 En cuanto a la curatela, es importante destacar que se rige por las mismas reglas de la
tutela (art. 138, CCCN), por lo cual es lógico que se haya asimilado la responsabilidad
de los curadores a la de los tutores
 Por último, debemos analizar el último supuesto previsto por el art. 1756 en cuanto
establece la responsabilidad de los establecimientos de internación por el hecho de las
personas que se encuentran bajo su cuidado o supervisión, sea esta transitoria o
permanente. Como surge de la norma, se trata de un supuesto de responsabilidad
subjetiva, que será aplicable únicamente a los daños que las personas internadas
ocasionen a terceros, pero no por los sufridos por ellas

Responsabilidad de los titulares de establecimientos educativos

 Otra cuestión que motiva el análisis, es la que se suscita con los daños producidos en el
ámbito escolar, la que ha sufrido mutaciones a lo largo de los años en el ordenamiento
jurídico argentino.

a) La responsabilidad civil y los establecimientos educativos en el derogado Código Civil

 Para analizar la cuestión en el derogado Código Civil, debemos diferenciar dos


momentos importantes; por un lado, el tratamiento que se le había dado al tema en el
texto originario del art. 1117, y, por otro, cómo se lo hizo luego de la sanción de la ley
24.830 que modificó la citada norma.
 El texto del art. 1117 del CC originario establecía textualmente, en su segunda parte,
que: “... Lo establecido sobre los padres (...) rige igualmente respecto de los directores
de colegios, maestros artesanos, por el daño causado por sus alum-nos o aprendices,
mayores de diez años, y serán exentos de toda responsabilidad si probaren que no
pudieron impedir el daño con la autoridad que su calidad les confería y con el cuidado
que era de su deber poner”.
 Se entendía por director de colegio a toda persona que tuviera a su cargo un
establecimiento de enseñanza de cualquier tipo (no alcanzando dicho concepto a las
autoridades universitarias), y por maestro artesano a aquel que era dueño o jefe de
taller e instruía a otras personas enseñándoles un arte u oficio
 El régimen de responsabilidad previsto por ese texto legal, se destacaba por lo
siguiente:
a) Se apreciaba en él una inversión de la carga probatoria, toda vez que pesaba sobre
los directores de colegio y maestros artesanos una presunción iuris tantum de
culpabilidad, la que sólo podría ser desvirtuada si lograban probar que no habían
podido impedir el daño aun actuando con el cuidado que era de su deber poner.
b) El fundamento de la responsabilidad de los directores y maestros artesanos, residía
en una culpa in vigilando respecto de los menores, mientras éstos permanecían en
la escuela, taller, etcétera
c) Sólo respondían por los daños causados por los alumnos o aprendices mayores de
diez años. Para algunos autores, sin embargo, la responsabilidad de los directores y
maestros artesanos debía hacerse extensiva también a los menores de menos de
diez años, toda vez que el padre había delegado en la escuela la vigilancia de su
hijo por lo cual debían responder cualquiera fuera la edad del menor. El límite de
reparación, más allá de que la norma no lo dijera, era la mayoría de edad, por lo
cual el alumno mayor de edad era el único responsable frente a la víctima por los
daños que le había ocasionado.
Unidad 6
d) El daño del alumno o aprendiz debía haberse ocasionado durante el tiempo en el
que éste se encontraba bajo la vigilancia del director o maestro artesano, ya sea en
horario de clases, de recreo, o de excursiones o paseos organizados por el
establecimiento educativo. Ello, aun cuando los alumnos fueran conducidos y
vigilados por personal dependiente del director del establecimiento educativo.
e) El daño debía haber sido causado por el alumno o aprendiz a un tercero, es decir, a
otro alumno o aprendiz o bien a una persona ajena al establecimiento. Queda
claro, pues, que la norma no comprendía la reparación de los daños que sufrieran
los propios alumnos por sí mismos mientras estaban bajo la vigilancia del director
del colegio o maestro artesano.
f) El daño causado por el alumno o aprendiz debía ser un acto ilícito en sentido
subjetivo, es decir, debía poder imputársele el hecho a título de culpa o dolo a su
autor material.
g) La responsabilidad de los directores de colegio y maestros artesanos, cesaba si
éstos lograban probar que no habían podido impedir el hecho dañoso, pese a su
conducta diligente en la vigilancia de los alumnos o aprendices puestos bajo su
custodia; y que no habían incurrido en culpa en la vigilancia alguna
 Con posterioridad a la reforma introducida por la ley 24.830, el art. 1117 quedó
redactado de la siguiente manera: “Los propietarios de establecimientos educativos
privados o estatales serán responsables por los daños causados o sufridos por sus
alumnos menores cuando se hallen bajo el control de la autoridad educativa, salvo que
probaren el caso fortuito. Los establecimientos educativos deberán contratar un seguro
de responsabilidad civil. A tales efectos, las autoridades jurisdiccionales, dispondrán las
medidas para el cumplimiento de la obligación precedente. La presente norma no se
aplicará a los establecimientos de nivel terciario o universitario”.
 Había notorias diferencias con relación al texto originario de Vélez Sarsfield, siendo las
principales:
a) Los legitimados pasivos eran los propietarios de los establecimientos educativos,
sin importar si estos fueran de carácter privado o estatal
b) Se trataba de una responsabilidad civil objetiva, no bastando para eximirse de
responder la prueba de la falta de culpa sino que el nuevo régimen legal establece
como única eximente posible el caso fortuito.
c) La responsabilidad se extendía no solo a los daños causados por los alumnos
menores, sino también por los daños sufridos por estos.
d) Se aludía a los daños causados o sufridos por los alumnos menores, sin
establecerse ninguna edad mínima para ello.
e) Se imponía a los establecimientos educativos la obligación de contratar un seguro
de responsabilidad civil
f) Se aclaraba que quedaban excluidos de los alcances de la norma los
establecimientos de nivel terciario o universitario

b) Tratamiento de la cuestión en el Código Civil y Comercial

 Dispone el art. 1767 del CCCN: “El titular de un establecimiento educativo responde
por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores de edad cuando se hallen o
deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La responsabilidad es objetiva y
se exime sólo con la prueba del caso fortuito. El establecimiento educativo debe
contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los requisitos que fije la
Unidad 6
autoridad en materia aseguradora. Esta norma no se aplica a los establecimientos de
educación superior o universitario
 En el nuevo texto normativo grandes modificaciones con relación al texto del derogado
art. 1117 del anterior CC, luego de la modificación sufrida por éste con por la ley
24.830, con excepción de que la nueva norma se refiere al titular de un
establecimiento educativo, mientras que el anterior texto legal mencionaba como
responsable al propietario

1- Fundamentos de la responsabilidad

 Se trata de una responsabilidad civil objetiva, entendemos que agravada, puesto que el
Código Civil y Comercial establece como única eximente posible la prueba del caso
fortuito
 Como fundamento de este deber de responder objetivo se han brindado distintos
argumentos
a) Para un sector doctrinario, el fundamento de la responsabilidad es el riesgo
creado, lo cual se debe a que las actividades que realizan los infantes y
adolescentes son potencialmente riesgosas por su desarrollo evolutivo, pudiendo
considerarse que sus conductas son potencialmente perjudiciales. Otros, en
cambio, que también encuentran el fundamento en el riesgo creado, entienden
que el propietario del establecimiento educativo es quien recoge los beneficios y,
por lo tanto, debe soportar los riesgos que se derivan de lo que se denomina
“empresa educativa”. Por su parte, el autor estima que el riesgo de actividad o
riesgo de empresa es lo que brinda fundamento a quienes sostienen que la
responsabilidad de los titulares y propietarios de establecimientos educativos tiene
su sostén en la garantía. Por último, el fundamento en el riesgo creado no debe
variar aun cuando su propietario no obtenga beneficio económico alguno (v. gr.,
establecimiento educativo estatal), ya que resulta razonable y acorde a un sentido
de justicia en dicho caso, no dejar a la víctima sin reparación, debiendo en tal caso
ser ésta asumida por el Estado
b) Otro sector doctrinario, sin embargo, sostiene que la responsabilidad de los
titulares y propietarios de establecimientos educativos se funda en la garantía, ya
que quien posee ese rol respecto de un establecimiento educativo soporta un
deber de inocuidad respecto de sus alumnos. Estos concurren al establecimiento
educativo para aprender y no para ser dañados, por lo cual el titular del
establecimiento debe garantizarle a sus alumnos y a los terceros que concurran a él
su indemnidad

2- Legitimación pasiva. Establecimientos comprendidos

 Quienes responden en razón del art. 1767 del CCCN son los titulares de los
establecimientos educativos, es decir, aquellos que están al frente de una empresa
organizada de aprendizaje bajo supervisión docente
 Ha sido reemplazada la palabra propietario, utilizada en el antiguo art 1117 del
derogado código, por la palabra titular
 Si bien pareciera tratarse de un mismo concepto, se sostiene que existen diferencias
entre ellos, ya que el vocablo titular es más amplio que el de propietario
a) Para un sector de la doctrina nacional, se considera titular al organizador de la
educación, a quien “emprende” el servicio educativo, que puede ser el propietario
o no del inmueble donde se dictan las clases
Unidad 6
b) Otro sector sostiene que la locución titular es más amplia que la de propietario, ya
que, si bien éste es el titular por naturaleza del establecimiento, también pueden
serlo otras personas: el arrendatario, el usufructuario, fiduciario, etcétera. Por
ende, todo aquel que tiene a su nombre un título suficiente que le otorga un
derecho sobre un establecimiento educativo, ejercite o no la dirección efectiva del
mismo, es titular a los fines de la norma
 Finalmente, es de destacar que la responsabilidad del titular del establecimiento
educativo puede diferir de aquella que le quepa al dueño del edificio en donde aquél
está situado (por ejemplo, si la propiedad del establecimiento y del edificio,
respectivamente, corresponde a personas distintas), pudiendo dar lugar a
responsabilidades concurrentes, puesto que nacerían sus obligaciones de causas
diversas
 En cuanto a los establecimientos educativos comprendidos bajo los alcances de lo
dispuesto en el art. 1767 del CCCN, se encuentran los de carácter privado (pagos o aún
gratuitos), siendo alcanzados también los jardines de infantes y otros establecimientos
especiales (v. gr., de educación diferencial para personas con capacidades diferentes).
 No obstante, ello, cabe efectuar una aclaración, ya que la norma no será de aplicación:
a) A los establecimientos educativos de carácter público, ya que se establece que la
responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del derecho
administrativo nacional o local según corresponda, resultándole inaplicables las
normas del Código Civil y Comercial, tanto de manera directa como subsidiaria
b) A los establecimientos educativos de educación superior o universitaria. Ello
resulta lógico y razonable, dado que generalmente los alumnos universitarios o de
establecimientos de educación terciaria son mayores de diecio-cho años y han
alcanzado la mayoría de edad, por lo cual deben responder personalmente frente a
la víctima por los daños ocasionados.
 Por último, también es importante destacar que lo dispuesto en el art. 1767 respecto
de los titulares de los establecimientos educativos, no excluye la posibilidad de que se
pueda configurar al mismo tiempo la responsabilidad personal del director del colegio,
por su hecho propio, aunque en tal caso el factor de atribución será la culpa

3- Requisitos para la configuración de la responsabilidad de los titulares de establecimientos


educativos

I- Minoridad del alumno dañador o del alumno dañado

 Surge del texto normativo en análisis que los titulares de establecimientos educativos
serán llamados a responder cuando el daño sea causado o sufrido por sus alumnos
menores de edad
 La mayoría de edad en la Argentina se obtiene cuando el menor cumple dieciocho años
de edad, por lo cual cuando algún alumno tenga más de esa edad será llamado a
responder únicamente él en forma personal frente a la víctima por su hecho propio,
pero no el titular del establecimiento educativo
 Es indiferente que el agente tenga o no discernimiento al momento de ocasionar el
daño, puesto que lo relevante es que a través de una conducta objetivamente
antijurídica el alumno ocasione un daño injusto a un tercero

II- Daño causado o sufrido por un alumno


Unidad 6
 El art. 1767 del CCCN establece que los titulares de establecimientos educativos
deberán responder no sólo por los daños causados por sus alumnos, sino también por
los daños sufridos por ellos
 Dentro de los daños causados por los alumnos caben incluir a aquellos que éstos
ocasionen a otros alumnos, a los docentes y a terceras personas ajenas al
establecimiento educativo
 Asimismo, los daños sufridos por los alumnos, comprenden los supuestos de perjuicios
que éstos padezcan dentro del establecimiento educativo, cualquiera sea su fuente.
Ellos pueden ser, entonces, producto de hechos propios (por ejemplo, si el alumno se
fractura una pierna al caerse por saltar, correr, hacer gimnasia, jugar al fútbol,
etcétera), o bien, que tengan origen en el hecho de las cosas de propiedad del
establecimiento (por ejemplo, el alumno es lesionado al desprenderse un pedazo del
techo del aula), o en la conducta del personal docente o administrativo, o bien si es
ocasionado por terceros extraños al establecimiento
 El propietario del establecimiento educativo deberá responder frente a la víctima aun
cuando no se logre identificar al agresor, siempre y cuando se pruebe que el daño
ocurrió en las instalaciones del colegio

III- Producción del daño bajo el control de la autoridad escolar. Actividades comprendidas

 El daño ocasionado o sufrido por el alumno se debe haber producido mientras el


menor se encontraba “bajo el control de la autoridad escolar”
 Dentro del concepto de “autoridad escolar” quedan comprendidos todos aquellos que
ejercen autoridad sobre los alumnos, lo cual abarca desde el rector o director del
establecimiento hasta el docente, e inclusive hay quien considera también como
autoridad escolar a quienes sin ser docentes ni autoridades tienen cierto poder de
dirección sobre los alumnos en el interior del establecimiento
 Lo cierto es que el titular del establecimiento será responsable de todos aquellos
daños que ocasione o que sufra el alumno mientras se encuentra bajo esa situación de
control de cualquier autoridad escolar
 El ámbito escolar debe ser aprehendido con un criterio amplio, quedando
comprendidas dentro de él aquellas actividades que, inclusive, se realicen fuera del
espacio físico del establecimiento educativo, pero bajo el control de ésta
 En definitiva, la responsabilidad del titular del establecimiento educativo se configura
ante los daños causados o sufridos por sus alumnos: por hechos ocurridos dentro de la
institución, o fuera de ella en las actividades organizadas y controladas por la autoridad
educativa, o durante el ingreso o egreso de los alumnos; y durante todo aquel tiempo
que los alumnos permanecen en el establecimiento o en salidas organizadas por él y en
el tiempo posterior razonable para que los menores sean retirados por sus padres o
por un mayor

4- Eximente de la responsabilidad

 La única eximente posible que puede alegar el propietario de un establecimiento


educativo es el caso fortuito
 Sin embargo, o sólo debe tratarse de un suceso imprevisible, inevitable e irresistible,
sino que también debe ser ajeno y extraño al control de la autoridad escolar.
 Sin embargo, el autor estima que debe admitirse la invocación del hecho del
damnificado (art. 1729, CCCN) como eximente de la responsabilidad del titular del
Unidad 6
establecimiento educativo cuando se trata de daños causados por alumnos y sufridos
por terceros ajenos a la actividad educativa. Ello así, puesto que, en tal caso, no habría
razón para excluir a tal eximente, cuando la conducta desarrollada por el ter-cero
dañado, haya tenido incidencia causal en la ocurrencia del perjuicio

5- Contratacion obligatoria de un seguro

 El art. 1767 del CCCN impone a los titulares de establecimientos educativos la


obligación de contratar un seguro de responsabilidad civil
 Dicha carga tiene la finalidad de garantizar a la víctima del daño que va a recibir una
adecuada reparación, quedando de tal modo resguardada de cualquier posibilidad de
falta de cobro debido a la insolvencia del titular del establecimiento educativo.
 Este seguro deberá comprender como riesgo tanto el daño causado como el sufrido
por los alumnos del establecimiento educativo
 Si bien a través de la figura del seguro obligatorio se pretende lograr la eficacia
indemnizatoria hacia la víctima del daño, ello no puede ni debe supeditar ni
condicionar la responsabilidad del establecimiento educativo a la garantía del seguro,
la que seguirá subsistiendo frente a la víctima del daño.
 La norma analizada tampoco prevé sanciones para el titular del establecimiento
educativo, ante la falta de contratación del seguro, por lo cual no se sabe cuáles serán
las consecuencias que deberá soportar aquél en caso de incumplimiento de tal
directiva

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