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Conocida también con el nombre de Atención Plena, esta práctica posee beneficios
comprobados para combatir y reducir el estrés, aliviando muchos de sus síntomas. Además, tiene
numerosos beneficios para los profesionales de todas las áreas.
Sus orígenes
Dicha técnica de meditación fue llevada al campo de la Medicina por Jon Kabat-Zinn. Este
médico y biólogo molecular fundó la Clínica de Reducción de Estrés en el Centro Médico de la
Universidad de Massachusetts, clínica que hoy se denomina Centro de Mindfulness
1) Mira la luz
Consigue una vela, enciéndela y siéntate frente a ella. Contempla su luz durante al menos un
minuto, intentando pensar únicamente en esa luz, en cómo se mueve con la brisa, cómo brilla...
Concéntrate solo en esa luz por un minuto. Si necesitas de una alarma para marcar cuando pase
el tiempo, puedes usar una y no tendrás que contar los segundos.
2) Respira
¿Cómo respiras? Es normal que en situaciones de tensión o cuando la cabeza funciona a mil
nuestra respiración sea breve, superficial y centrada en el pecho.
Si quieres bajar las revoluciones y concentrarte en el presente, toma unos minutos para respirar y
prestar atención a la forma en que respiras.
Cuando una situación te abrume, o simplemente sientas que no le estás prestando la atención
que merece, para un momento y respira con calma mientras te preguntas a ti mismo qué te está
pasando y por qué esa situación te altera. Comprender concretamente lo que te resulta desafiante
es la mejor forma de lograr que tu mente se adapte a este presente.
4) Evita lo digital
Tener el teléfono al alcance de la mano puede ser de gran ayuda en ciertas oportunidades, pero
en otras, no nos permite relajarnos y disfrutar tranquilamente de un viaje en metro o del paisaje
que tenemos delante.
Para desintoxicarte un poco de las pantallas, debes registrar de manera consciente los impulsos
que te hacen tomar el teléfono y chequear tus redes sociales o mensajes. Cuando identifiques
esos momentos, debes proponerte prevenir estas situaciones y así evitar el impulso de revisar la
5) Agradece
Esta es la meta: agradecer todas las horas del día por un motivo diferente. Cada vez que pase
una hora, piensa en algo que agradezcas de ese día o el momento que estás viviendo, por qué
sientes esa gratitud y lo que esta te genera. Verás como el sentimiento de bienestar es
instantáneo.
6) Camina
Regálate a ti mismo la posibilidad de conocer nuevos lugares. Camina por una playa, un parque o
cualquier lugar al aire libre; recorre espacios que no conocías y concéntrate únicamente en las
sensaciones que te transmite el entorno.
Existen decenas de actividades que realizamos a diario y se repiten dentro de nuestra rutina.
Lavarnos las manos, la cara, los dientes, vestirnos, cocinar, hacer la cama...
Selecciona una de estas actividades, como por ejemplo lavarte las manos. Cuando debas
realizarla, asegúrate de hacerlo con calma y tomando el tiempo necesario para ello. Vive cada
una de las sensaciones que se generan: el contacto con el agua fría, el roce de ambas manos, la
sensación de frescura al quitarles el jabón... No dejes que estos momentos, por más sencillos que
parezcan, se te escurran en las manos. Vívelos a conciencia.
¿Te sientes más calmado? Practica estos ejercicios cada día, intentando obtener mejores
resultados y conocerte un poco más. Poco a poco verás que esa paz que sientes se traslada a
otras actividades de tu vida y te ayuda a sentirte mejor de manera permanente.