Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Avila Vargas, José Guadalupe La Ética Del Seguimiento de Max Scheler Como Modelo de Discernimiento Vocacional, 2022
Avila Vargas, José Guadalupe La Ética Del Seguimiento de Max Scheler Como Modelo de Discernimiento Vocacional, 2022
LICENCIATURA EN FILOSOFÍA,
MODALIDAD NO ESCOLARIZADA
TESIS
PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN FILOSOFÍA
PRESENTA
Le informo que el alumno: José Guadalupe Ávila Vargas, con número de matrícula
161LFD02 inscrito en el Instituto de Filosofía en la LICENCIATURA EN FILOSOFÍA,
MODALIDAD NO ESCOLARIZADA, con Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios N.
20122771, con fecha del 21 de noviembre de 2012, ha elaborado una tesis con el título de:
“LA ÉTICA DEL SEGUIMIENTO DE MAX SCHELER COMO MODELO DE
DISCERNIMIENTO VOCACIONAL”, de conformidad con los procedimientos y la
reglamentación vigentes para la modalidad aprobada para esta Licenciatura.
Le comunico además, que el trabajo fue elaborado bajo mi conducción y tiene la
calidad suficiente para ser base de su sustentación en el Examen Profesional.
_____________________________
Mtro. Martín García Parra
Asesor
V. B.
Secretario General
Mtro. Rafael Rivadeneyra Fentanes
1
DEDICATORIA
-A Jesucristo, mi modelo a seguir; el fin de mi vocación.
-A mi Mejor Amigo y a todas las personas que han dejado huella en mi vida.
2
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 4
CAPÍTULO I. CONTEXTO HISTÓRICO Y FILOSÓFICO DE MAX SCHELER 13
1.1. Vida de Max Scheler 14
1.2. Influencias filosóficas en el pensamiento de Max Scheler 17
1.2.1. Primer periodo. Influencia de filosofías vitalistas en Max Scheler 19
1.2.2. Segundo periodo. La influencia de la filosofía fenomenológica de Edmund Husserl 29
1.2.3. Tercer periodo. La influencia del panteísmo y la propuesta de una antropología filosófica
nueva 32
CAPÍTULO II. EL VALOR Y EL ORDEN DEL AMOR COMO PRINCIPIOS AXIOLÓGICOS Y
ANTROPOLÓGICOS EN MAX SCHELER 35
2.1. El concepto de valor en la axiología de Scheler 36
2.1.1. Ética material de los valores 40
2.1.2. Orden objetivo de los valores considerados en sí mismos 43
2.2. La fenomenología como acceso a los valores 45
2.2.1. La intuición emocional de los valores 46
2.2.2. Orden de los valores considerados por la persona 49
2.3. La teoría del Ordo Amoris de Scheler 50
2.3.1. El amor en Max Scheler 51
2.3.2. La conducta del sujeto como expresión significativa de su Ordo Amoris 53
2.3.3. La configuración del ethos a través del Ordo Amoris 54
CAPÍTULO III. LA IDEA DE SEGUIMIENTO EN MAX SCHELER COMO MODELO DE
DISCERNIMIENTO VOCACIONAL 58
3.1. El seguimiento en Max Scheler 60
3.1.1. La vida tendencial 65
3.1.2. La ética como seguimiento 68
3.1.3. Modelos de seguimiento: Héroe, Genio o Santo 72
3.2. Acercamiento al concepto de discernimiento vocacional 78
3.2.1. Los términos discernimiento y vocación 79
3.3. Reflexión sobre la propuesta ética de seguimiento de Max Scheler y el discernimiento
vocacional 81
Conclusiones 88
Bibliografía directa 92
Bibliografía básica 92
Bibliografía complementaria 93
3
INTRODUCCIÓN
Existe un antiguo y famoso oráculo escrito en los muros de un templo dedicado al dios
Apolo en Delfos que, a pesar de yacer grabado en piedra, parece gritar al interior de
todos los seres humanos que buscan el sentido de su vida y el rumbo de su existencia.
Reza así:
Te advierto, quien quiera que fueres, ¡Oh! Tú que deseas sondear los arcanos
de la Naturaleza que, si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas,
tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa,
¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el tesoro,
de los tesoros. ¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al universo y a
los dioses. (Inscripción en el frontispicio del Templo de Apolo en el Monte
Parnaso, Grecia; 2500 a.C.).1
En una ocasión, escuché a un gran monje y padre espiritual decir: “Si no sabes
lo que buscas, no entenderás lo que encuentras” y, respecto a ello me cuestiono:
¿Cómo sabré qué buscar? ¿Cómo discernir el camino hacia el sentido de mi vida?
¿Cómo fijaré una meta y me encaminaré a un rumbo fijo, si primero no me conozco a
mí mismo? Sólo sumergiéndome en lo íntimo de mi ser, sólo analizando cada parte
de mí puedo encontrarme cara a cara con lo que deseo, con lo que quiero; sólo
adentrándome puedo conocer lo que en verdad me mueve, lo que amo, lo que me
de algo. Aristóteles lo identifica con el fin último, con el propósito o la intención de una acción en pos
de alcanzar la vida feliz en la vivencia experiencial de la virtud.
disgusta, lo que pretendo, lo que realmente quiero lograr de mí. Ya lo decía San
Agustín de Hipona: “No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita
la verdad"3.
Ahora, cierto es que la aventura del conocimiento propio no es una tarea fácil.
El ser humano es una realidad altamente complicada de interpretar, de comprender,
sin embargo, podemos seguir la senda de aquella voz interior que llama, que atrae,
que indica el camino hacia la realización plena, hacia aquello que nos hará felices,
hacia aquel lugar íntimo donde radica el sentido de nuestra existencia, es decir, la
vocación.
5
decir, busca poseer ciertos valores y cualidades con los que intuye será pleno; casi
nunca busca inventarse un modelo de vida, sino que percibe y admira valores que ya
están ahí y que le son atrayentes, sobre todo cuando los ve reflejados en otras
personas, por lo cual busca identificarse con ellos.
Lo dicho no significa que se copie sin más una forma de ser, sino que el ser
humano busca a aquellos valores que le permitan seguir un prototipo o modelo
personal de vida moral que dé estructura a toda la originalidad de su propia persona5.
Esto nos habla de que hay en el interior del ser humano una apertura intencionada y
emocional de la conciencia que tiende a los valores que transformen radicalmente su
ser en el mejor, en el que él comprende es su mejor versión, más allá de sólo
considerarse bueno porque obra o cumple ciertos mandatos, sino porque por medio
de esos valores se transforma esencialmente, en bueno, excelente.6
6
qué capacidades y facultades tiene el individuo para desarrollarse, con qué
herramientas cuenta la persona para desenvolverse plenamente y cuáles son sus
potencialidades. De manera que, a partir de ello, sea posible descubrir si es capaz de
responder a la vocación a la que se siente llamado o si quizás se está
malinterpretando a sí mismo, y su vocación, su llegar a ser, es otro. Siendo así, surge
la pregunta transversal de esta tesis:
7
experiencia personal sino también los diversos personajes que influyeron en él y en
la configuración de su pensamiento filosófico, tales como Agustín de Hipona, Blaise
Pascal, Eucken, Wilhelm Dilthey, Haeckel, Friedrich Nietzsche, Henri Bergson y,
sobre todo, Edmund Husserl.
Sabemos que la filosofía nace de la misma experiencia de vida del ser humano
que han confrontado su realidad y se ha dejado interpelar por ella. De modo que todo
su pensamiento es proyección del propio itinerario de conocimiento que el mismo
autor emprendió. Por esta razón, conociendo la vida de este gran filósofo alemán
podemos comprender con más profundidad su propuesta.
9Para Scheler, el amor es el rasgo constitutivo de ser y dignidad de la persona a la vez de ser el medio
de apertura a la diversidad de valores a los que el hombre está llamado a realizar. Este amor, por ser
a la vez es un sentimiento consciente, mueve ascensionalmente a la persona a los valores más
perfectos por medio de una jerarquía de valores que es a lo que llamamos Ordo Amoris el cual tiene
dos acepciones: el descriptivo (aquello que se ama) y el normativo (aquello que se debería amar). De
modo que, el Ordo Amoris hará distinta, peculiar y única a cada persona según los valores a los que
esté llamada a realizar. Cfr. MARTÍNEZ Juan Pablo; op. cit., p. 149.
Se profundizará más al respecto de este concepto en unos de los acápites del segundo capítulo de
esta Tesis.
8
posibilitarán proyectar un ideal claro y objetivo hacia el cual tiende todo su ser. Es
decir, una meta hacia la cual tender para realizarse plenamente como persona desde
su realidad propia y concreta.
9
o propósito de vida que nos hayamos propuesto. ¿Cómo lo haremos? Ayudados por
el método fenomenológico a partir del cual Scheler estructura su propuesta filosófica.
10 Cfr. HUSSERL Edmund; Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica,
Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1962, p. 431.
11 Cfr. SCHELER, Max; Ética, Op. Cit., p. 640.
10
Para interpretar mejor la perspectiva de Scheler, se enriquecerá este trabajo
con citas de pensamientos de otros autores y filósofos que ayuden a comprender
mejor el tema central del discernimiento vocacional y encaucen al lector a comprender
mejor a Max Scheler y le permita comprender, a partir de ello, quién es el ser humano,
cuál es el propósito de su existencia, por qué debe discernir su vocación, qué es el
discernimiento, cuáles son sus características y los factores biológicos, sociales,
culturales históricos y antropológicos que inciden en él y, sobre todo, cómo se puede
realizar plenamente un proyecto de vida cuando se conoce cuál es la vocación propia.
11
Esta tesis surgió como una inquietud personal de alguien de a pie que ha tenido
un acercamiento a la filosofía, que ha sido movido por ella a tomarse enserio el
encontrar su lugar en la vida. La filosofía siempre inquieta, interroga, pone a temblar
con cuestionamientos aquello de lo que nos sentíamos totalmente seguros; siempre
nos está empujando a no acomodarnos a simplemente sobrevivir cuando estamos
llamados a vivir plenamente. Esta tesis es un texto reflexivo que, profundizando en la
teoría axiológica y antropológica filosófica de Max Scheler, puede encaminar a
repensar un modelo de discernimiento vocacional a aquellas personas inquietas, que
no se dejan encasillar por lo que otras personas llaman destino, ni mucho menos se
intimidan por los prejuicios culturales, sino que están dispuestas a encontrar la forma
de vida que realmente los haga felices.
12
CAPÍTULO I. CONTEXTO HISTÓRICO Y
FILOSÓFICO DE MAX SCHELER
13
1.1. Vida de Max Scheler
12 Los datos biográficos presentados son mi síntesis y asimilación personal de muchas fuentes tanto
de libros, artículos de internet y revistas filosóficas que mencionan datos sobre la vida de Scheler, con
los cuales, a forma de rompecabezas fui desarrollando lo presentado ya que no había una sola fuente
que reuniera todos los aspectos que para mí eran importantes sobre este filósofo. Sin embargo, la
mayor fuente de datos en la que me he basado es la Biografía presentada por el Dr. Agustín Basave.
BASAVE Fernández del Valle, Agustín; Pensamiento y trayectoria de Max Scheler, HUMANITAS
Anuario del Centro de Estudios humanísticos, Universidad Autónoma de Nuevo León, México,1977,
pp. 13-28.
14
El amor tocó a las puertas del corazón de Scheler al conocer a Amelie von
Dewittz, con quien contrajo matrimonio civil en 1898. Esta relación sólo durará diez
años. Fue en esta etapa donde Max Scheler comienza su labor docente y uno de los
periodos de mayor importancia en la configuración de su pensamiento filosófico, la
cual, ha de considerarse como su primera etapa ideológica influenciado por sus
profesores de universidad, como Eucken y filósofos de pensamiento vitalista como
Dilthey y Bergson.
13
La Universidad Friedrich Schiller de Jena, se encuentra en la ciudad de Jena, en el estado de
Turingia, Alemania. Es considera una de las antiguas del país al fundarse en 1558. Famosa desde
siempre por su amplia gama de facultades bajo la dirección de los profesores más importantes de la
época tales como Gottlieb Fichte, Friedrich Hegel, o el mismo Friedrich Schiller. Véase:
https://www.uni-jena.de/en/start.html
14
Cfr. DUPLÁ Rodríguez, Leonardo; Las ideas biológicas de Max Scheler, en Δαι´μων. Revista
Internacional de Filosofía, núm. 57, 2012. [En línea], En:
http://revistas.um.es/daimon/article/viewFile/153031/142671 (Fecha de consulta: 28 de junio de 2018)
p. 100
15
En 1907 Max Scheler es trasladado a Múnich gracias a la influencia de Husserl,
sin embargo, no puede asumir la cátedra debido a un escándalo en torno suyo,
suscitado por su esposa Amelie, con quien estaba en proceso de separación y quien
logró que se le negara la venia docenti15 dejando a Scheler con una mala reputación
y en una situación económica muy precaria. No obstante, Husserl lo toma como uno
de sus mayores protegidos y le ayuda a salir de este mal momento, impulsándolo a
seguir escribiendo y a publicar sus obras.
15
Licencia que certifica a un profesor con la facultad de enseñar en una universidad concreta, según
los estatutos propios de la institución.
16
le lleva a aceptar la oferta de trasladarse a la Universidad de Frankfurt, donde, antes
de ejercer como docente, muere de forma repentina a los 54 años de edad a causa
de un paro cardíaco el 24 de mayo de 1928.
Sus funerales fueron realizados con grandes honores en Colonia, donde, como
homenaje póstumo, se publicó una conferencia suya titulada El puesto del hombre en
el cosmos, considerada como su última obra y la prueba de que su propuesta filosófica
estaba encaminada a establecer un nuevo sistema de metafísica y antropología
filosófica.16 En esta obra, Scheler analiza las distintas propuestas antropológicas
intentando explicar lo que es el hombre desde la tradición judeo-cristiana, la tradición
filosófica griega y la tradición científico-natural de la ciencia moderna, las cuales, para
Scheler fueron incapaces de delimitar una idea única de ser humano, limitándose
cada una de ellas a exponer, sólo parcialmente, aspectos antropológicos aislados y
no toda su unidad. Él, sin embargo, echando mano del método fenomenológico,
pretende ir a las cosas mismas para describir al hombre desde su esencia, pero sin
despreciar los aportes de la ciencia que han de completar todo el cuadro
antropológico.17
16
Cfr. HECKMANN, Wolfhart; introducción en Max Scheler, El puesto del hombre en el cosmos,
Editorial Alba, Barcelona, 2000, p. 30
17
Cfr. DE LA CRUZ, Valles Antonio; El concepto de espíritu en la antropología de Max Scheler: Un
estudio sobre “El puesto del hombre en el cosmos”, en A parte rei. Revista de Filosofía, p. 2. [En línea],
En: http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/scheler31.pdf (Fecha de consulta: 30 de junio de 2018)
17
horizonte amplio para comprender la vida y al ser humano; que estaban dispuestos al
diálogo e incluso, a cambiar de parecer si esto significaba ser fiel a la verdad.
Ahora bien, una personalidad como la Max Scheler era toda una
contracorriente en medio de una Alemania donde la ciencia parecía apagar la sed
intelectual por lo que está más allá de lo real, limitándose simplemente a lo concreto.
Para Scheler esto no fue suficiente, por lo que comenzó a buscar el rigor clásico y
sistemático para dar respuesta al positivismo. Aun cuando se esperaba que las
ciencias satisficieran la necesidad intelectual de la época, todo se vuelca a un
reinterpretar al ser humano, especialmente desde la historia y no desde la biología,
buscando un saber a nivel antropológico.
18
1.2.1. Primer periodo. Influencia de filosofías vitalistas en Max
Scheler
La relación entre estos dos filósofos fue muy estrecha. Eucken fue maestro de
Scheler en sus primeros años de estudio universitario en Jena y eran tan afines a las
ideas que, junto con otros alumnos, fundaron la sociedad Philosophische
Gesellschaf20, dedicada a la reflexión y estudio serio de problemáticas actuales que
no eran de mucha relevancia en el ámbito universitario de su tiempo21. La admiración
de Scheler por Eucken fue tal que realizó su tesis doctoral bajo su guía, cuya temática
giró en torno a la investigación de la relación entre los principios lógicos y los principios
éticos.
19
Nacido en Aurich, Alemania, el 5 de enero de 1846, fue uno de los filósofos alemanes más
sobresalientes en torno a la postura espiritualista, es decir, la supremacía de los valores del espíritu
humano mediante una praxis congruente con la moral religiosa que permitiera al hombre darle un
sentido pleno a su vida. Su capacidad de inspirar a otras personas mediante sus escritos le valieron el
Premio Nobel de literatura en 1908. Su formación filosófica fue altamente hegeliana, no obstante,
recibió gran influencia del pensamiento de Platón y Fichte. Murió en Jena, Alemania, el 15 de
septiembre de 1926.
Johann Gottlieb Fichte [En línea], En: https://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Gottlieb_Fichte (Fecha de
consulta: 30 de junio de 2018)
20
Philosophische Gesellschaft, o Sociedad filosófica, fue una comunidad de reflexión extraescolar que
fundó en 1986 el filósofo y catedrático Rudolf Eucken junto con algunos alumnos de la Universidad de
Jena, entre ellos Max Scheler, con el propósito de discutir problemas filosóficos de actualidad que
pasaban a segundo término en la Universidad.
21
Cfr. GIBU Shimabukuro Ricardo, El joven Scheler ¿filósofo neokantiano?, en Revista Estudio, p. 36
[En línea], En:
http://cmas.siu.buap.mx/portal_pprd/wb/filosofia/003el_joven_scheler_filosofo_neokantiano (Fecha de
consulta: 30 de junio de 2018)
19
del materialismo, retomando a San Agustín22 y a Blaise Pascal23 como grandes
inspiradores para conformar su manera de entender la Filosofía de la vida24. Y es que,
Agustín de Hipona, sin duda, ha sido uno de los filósofos más influyentes en el
pensamiento occidental y en Max Scheler no fue la excepción. La visión del hombre
que busca trascender por medio de la vivencia de los valores más altos, tales como
el amor, hacen de la propuesta agustiniana una reflexión atractiva para aquellos como
Scheler que se empeñan en dar al amor un papel fundamental en la comprensión
antropológica del ser humano.
Tanto para San Agustín, como para Blaise Pascal, el amor es de suma
importancia al considerarlo como guía de las acciones humanas. “Esto implica cierta
racionalidad o, como diría Pascal, esto requiere una «lógica del corazón», pero una
22
Aurelio Agustín de Hipona nació el 13 de noviembre de 354 en la antigua Tagaste en Argelia. Es
reconocido como el máximo representante del pensamiento filosófico-teológico del cristianismo en
primer milenio, tanto así que se lo considera Doctor y Padre de la Iglesia Cristiana Católica. Uno de
sus mayores aportes ideológicos es la propuesta de complementar la fe y la razón sin sobreponer una
de otra, además de exponer magistralmente la introspección o reflexión interior, el conocimiento de sí
mismo para luego conocer lo exterior. Es ordenado sacerdote y obispo de Hipona donde fue famoso
por su sabiduría y donde murió el 28 de agosto del 430. Vida de San Agustín [En línea], en
http://www.agustinosrecoletos.com/quienes-somos/san-agustin-de-hipona/ (Fecha de consulta: 5 de
agosto de 2018)
23
Este matemático, físico y escritor francés, nació el 19 de junio de 1623 en París. Es considerado uno
de los más eminentes filósofos cristianos, ya que luchó por demostrar que la fe y la razón no se
contraponen, sino que forman una misma unidad en el ser humano aportando grandes matices a la
visión ontológica. Muere en su misma ciudad natal el 19 de agosto de 1662. Blaise Pascal. Síntesis
biográfica [En línea], en https://www.ecured.cu/Blaise_Pascal (Fecha de consulta: 5 de agosto de 2018)
24
La filosofía de la vida es gestada en el pensamiento agustiniano, primeramente, y retomada por el
pensamiento de Pascal. Ésta consiste en considerar al alma (llamada espíritu en el lenguaje de Max
Scheler) como el principio vital del ser humano y complemento del cuerpo biológico; en ella, residen
tanto la memoria como los apetitos y la capacidad de conocimiento e intuición. El alma, al ser principio
vital del hombre, es capaz de manifestarse a través de la belleza, el orden y la bondad si llega a un
estado de espiritualidad tal que sea reflejo de la divinidad, y, por ende, es también capaz, interiormente,
de intuir las verdades universales, teniendo como valor supremo el amor o la caridad.
25
Cfr. SÁNCHEZ León, Alberto; El amor como acceso a la persona. Un enfoque scheleriano del amor,
en Veritas. Revista de Filosofía y Teología, núm. 25, septiembre, 2011. p. 95. [En línea], En:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=291122199006 (Fecha de consulta: 30 de junio de 2018)
20
lógica que no puede reducirse a la lógica del entendimiento”26. Es decir, la lógica del
corazón es aquello que guía la esencia del hombre, un Ordo Amoris, el que jerarquiza
el orden de todo lo más valioso que el hombre pueda poseer de bien en sí mismo,
teniendo como referencia suprema al amor.27 Para Scheler, esta visión agustiniana lo
inducirá a configurar el amor como el culmen y el centro de la ética humana, puesto
que permite al hombre trascender, ir más allá de sí, encontrándose a sí mismo y a lo
más sublime de su existencia por medio de la caridad. Para Scheler, el amor es una
dinámica interna y creativa que nos hace descubrir los valores más altos y
desconocidos de los cuales el hombre es capaz.28
Scheler, al igual que San Agustín, identificó el amor con la búsqueda de los
valores. Para San Agustín y Scheler, los valores se encuentran en el Dios católico
como el prototipo y fuente de la plenitud de la virtud y de todo valor. Para Max Scheler,
es importante mirar alto, tender hacia Dios (prototipo del amor), como el bien supremo,
como fundamento de toda configuración antropológica, ya que, donde el ser humano
tenga su valor, su origen, de ahí mismo todas las columnas que construyan su vida
tenderán como a su fin, y si esta meta es infinita como Dios, infinitas también serán
sus posibilidades, pues, el amor no lo limita, sino que le da la capacidad de ser
creativo.29
Por otro lado, la influencia de Pascal sobre Max Scheler gira en torno a una
visión mística de la afectividad humana, la cual tiene su centro en la capacidad de
intuición que posee el corazón para asumir que, si la razón humana está limitada para
comprender realidades metafísicas como Dios, la razón del corazón sí tiene la
facultad de hacerlo mediante la fe. Para Pascal el hombre puede alcanzar la conducta
humana más excelsa si vive de frente a Dios, llevando una vida santa, pues desarrolla
26
Ibídem.
27
Cfr. Ibídem.
28
Cfr. Ibíd. p. 96
29
Cfr. SOLÍS Nova, David, La definición del amor en la filosofía de Max Scheler, en Revista Universidad
Pontificia de Salamanca, p. 132. [En línea], En:
http://summa.upsa.es/high.raw?id=0000030357&name=00000001.original.pdf (Fecha de consulta: 30
de junio de 2018)
21
una intuición más aguda para saber elegir los valores más altos que existen como la
caridad, el amor.30
Ahora bien, Scheler, no sólo considera al amor como el más sólido de los
fundamentos de la naturaleza humana, sino que, incluso ve en él un carácter
vocacional. Él considera que el amor llama al hombre y a la mujer a vivir, a ser lo que
es y a experimentar los valores que le hacen consciente de la responsabilidad
personal de encontrar aquello que lo haga pleno, que le permita alcanzar su
salvación31, aquello a lo que tiende todo su interior y que nadie más puede elegir por
él. Y no sólo eso, además, hace al ser humano consciente ante el deber de responder
a la tarea moral de configurar el rumbo de su existencia con sus actos y decisiones
personales. Este aspecto es clave para entender nuestra propuesta de tesis. En el
siguiente capítulo analizaremos esta propuesta de Scheler. Ahora, simplemente
hacemos mención de la importancia de la influencia de San Agustín y Pascal, dado
que en esta etapa del pensamiento scheleriano se gesta una reflexión mística de la
vida humana que trasciende lo biológico gracias a la experiencia espiritual y
axiológica.
Ahora bien, Eucken, San Agustín y Pascal, no fueron los únicos filósofos que
influenciaron la configuración del ideológica de Max Scheler. Es necesario enfatizar
otro aspecto importante en la gestación de su pensamiento, como se ha mencionado
en la parte bibliográfica, esto es, la influencia neokantiana que tuvo Scheler en sus
primeros años universitarios manifestada con claridad en su tesis doctoral defendida
en Jena en 1897.
30
Cfr. RODRÍGUEZ Y MORGADO, Jorge Alberto; “El corazón tiene razones que la razón desconoce”,
[En línea], en https://www.sabersinfin.com/articulos/historia/13620-el-corazon-tiene-razones-que-la-
razon-desconoce (Fecha de consulta: 12 de agosto de 2018)
31
Cfr. SÁNCHEZ León, Alberto; op. cit., p. 98
32
Cfr. GIBU Shimabukuro Ricardo, El joven Scheler ¿filósofo neokantiano?, en Revista Estudio, p. 38
[en línea], En:
22
buscaba regresarle a la filosofía su estatus científico que había sido puesto en duda
por el idealismo Hegeliano.
http://cmas.siu.buap.mx/portal_pprd/wb/filosofia/003el_joven_scheler_filosofo_neokantiano (Fecha de
consulta: 30 de junio de 2018)
33
Cfr. Ibídem.
34
Cfr. Ibíd. p. 35
35
El historiador, sociólogo, psicólogo y hermeneuta Wilhelm Dilthey, nació el 19 de noviembre de 1833
en Biebrich, Renania, es decir, en la región oeste de Alemania en los límites del río Rin. Dilthey es
además uno de los filósofos más importantes de su época al proponer las ciencias del espíritu frente a
las ciencias naturales como el método más eficiente para comprender al ser humano, su esencia y
desenvolvimiento histórico. Sus obras más importantes son: La vivencia y la poesía, La esencia de la
filosofía, y, Los tipos de la concepción del mundo y su constitución en sistemas metafísicos. Muere
durante unas vacaciones en la provincia italiana de Tirol del sur el 1 de octubre de 1911. FERNÁNDEZ
Labastida, Francisco; Wilhelm Dilthey, Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, [En línea], En:
http://www.philosophica.info/archivo/2009/voces/dilthey/Dilthey.html (Fecha de consulta: 30 de junio de
2018)
23
dejó una profunda inquietud por establecer una ciencia subjetiva de las Humanidades
o Ciencias del Espíritu y con una metodología distinta a las ciencias de la naturaleza,
donde la realidad histórica-social pudiera interpretar y comprender al ser humano
desde la experiencia del arte, el lenguaje, la religión y las demás expresiones
culturales aunadas a la reflexión psicológica y sociológica que pudieran encontrarle
un sentido.36
Para Dilthey, la cultura es la articulación de la vida humana por ser una esfera
de creatividad y libertad y, por ende, el papel de la filosofía consiste en “descubrir e
interpretar conceptualmente los fundamentos de la construcción humana de la cultura
a partir de los resultados de las ciencias particulares”39. Con esta base se esmeró en
dar fundamento filosófico a las ciencias del espíritu proponiendo que la realidad a la
que llamamos vida excede todo razonamiento humano, por lo cual, el punto de
referencia de conocimiento en la filosofía debe ser la vida humana, que manifiesta
sus diversas formas (ideales, valores, pasiones y objetivos) condicionados por el
acontecer social a lo largo de la historia.40
36 Cfr. BASAVE Fernández del Valle, Agustín; Pensamiento y trayectoria de Max Scheler, HUMANITAS
Anuario del Centro de Estudios humanísticos, Universidad Autónoma de Nuevo León, México,1977, p.
14.
37
PRZYLEBSKI, Andrzej; Dilthey y el giro antropológico de la filosofía, en Revista filosófica Contrastes
Volumen XIX, núm. 2, 2014, p. 290 [En línea], En: https://www.uma.es/contrastes/pdfs/019/15-
Andrezej.pdf (Fecha de consulta: 30 de junio de 2018)
38
Cfr. Ibíd. p. 291
39
Ibíd. p. 292
40
Cfr. Ibídem.
24
En este aspecto, Dilthey propone una antropología con bases de una
psicología analítico-descriptiva para el análisis teorético del ser humano partiendo del
principio fenomenológico según el cual la realidad se da a nosotros mediante las
vivencias que son interpretadas por los actos de la consciencia como fenómenos41.
Esto puede considerarse altamente compatible con la fenomenología de Edmund
Husserl. Ahora bien, tanto Dilthey como Scheler basan su antropología en que el ser
humano es un ser biológico que busca sobrevivir en su entorno social siguiendo sus
propios estímulos y sensaciones; la actitud emocional es considerada la más
importante para su desarrollo, ya que permite responder a los efectos del entorno
dando lugar a los valores y a las valoraciones vinculando al hombre con la realidad
concreta de su propia existencia.42 Todo ello lleva al hombre a establecer líneas de
acción para alcanzar sus fines y metas con las que se proyecta a futuro.
Max Scheler, siempre estuvo interesado por las ciencias de la vida. Esto se
refleja en el hecho de que comenzara su vida universitaria en el ámbito biológico
estudiando medicina en Múnich, o que, ya como estudiante de filosofía en Berlín,
fuera atraído por la propuesta filosófica del biólogo Ernst Haeckel43. La propuesta de
Haeckel reflexiona al ser humano como parte de una ecología, una relación profunda
de los seres vivos con su entorno, no sólo a nivel fisiológico sino también a nivel
psicológico.44 En esta etapa, Scheler se ve atraído por el tema de la vida que estaba
tan en boga en el ambiente filosófico europeo de finales del siglo XIX y principios del
XX. En su pensamiento pretende reivindicar el carácter irreductible de la vida humana
en el centro de la reflexión. Además de la influencia biológica de Haeckel y la visión
41
Cfr. Ibíd. p. 293
42
Cfr. Ibíd. p. 294
43
Ernst Haeckel, nació en Potsdam, en la actual Alemania, en el año 1834. Fue un conocido biólogo
quien aportó una investigación especulativa acerca de una visión totalmente materialista de la vida y
el universo. Inventó el término ecología para hacer referencia al estudio de la interacción entre los
animales. Murió en Jena el 9 de agosto de 1919. Ernst Haeckel, Biografías y vidas: Enciclopedia
biográfica en línea [En línea], en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/haeckel.htm (Fecha de
consulta: 5 de agosto de 2018)
44
Cfr. DUPLÁ Rodríguez, Leonardo; Las ideas biológicas de Max Scheler, en Δαι´μων. Revista
Internacional de Filosofía, núm. 57, 2012, p. 98. [En línea], En:
http://revistas.um.es/daimon/article/viewFile/153031/142671 (Fecha de consulta: 28 de junio de 2018)
25
vitalista-historicista de Dilthey, Scheler fue influenciado por el pensamiento de
Friedrich Nietzsche45 y de Henri Bergson46.
Henri Bergson trabajó al máximo por restaurar la vía del espíritu, es decir, la relación
entre vida y el espíritu, sentimiento y razón, alma e idea, que parecían haber sido
separados por la ideología del modernismo, como en una especie de divorcio entre
vida y razón.48
45
Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, Alemania, aunque años
después se nacionalizó suizo. Además de filósofo fue músico y poeta. Su propuesta filosófica es una
de las más importantes del siglo XIX al ser considerada una crítica a la cultura de occidente tratando
de que el hombre, dejando el orden de pensamiento trascendente, se enfrente a la lucha interior de
voluntades como aquello de lo cual brotará en una especie de sentido o impulso de vida. Muere en
Weimar, Alemania, el 25 de agosto de 1900, después de un tiempo de sufrir desorden mental. Friedrich
Nietzsche, Biografías y vidas: Enciclopedia biográfica en línea [En línea], en
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/nietzsche.htm (Fecha de consulta: 28 de junio de 2018)
46
Henri-Louis Bergson, es un filósofo francés nacido en París el 18 de octubre de 1859. Altamente
influenciado por las corrientes vitalistas y espiritualistas, es conocido como el filósofo de la intuición al
proponer la intuición como el medio para entrar en contacto con lo que hace único a cada ser humano.
Sus principales obras son Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia, La energía espiritual y
Las dos fuentes de la moral y de la religión, que le hicieron ganar el Premio Nobel de Literatura en
1927. Muere en París el 4 de enero de 1941. Henri Bergson, Biografías y vidas: Enciclopedia biográfica
en línea [En línea], en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bergson.htm (Fecha de consulta:
28 de junio de 2018)
47
Cfr. DE MOINE Riego Inés, Recordando a Henri Bergson: una conexión necesaria entre mística,
moral y filosofía, en Revista VERITAS, Vol. III, Núm. 19, 2008, p. 296. [En línea], En:
file:///C:/Users/ioshe/Downloads/Dialnet-RecordandoAHenriBergson-2723259.pdf (Fecha de consulta:
28 de junio de 2018)
48
Ibídem.
26
un habitar fluidamente en lo real, tal cual es, sin ninguna distorsión de prejuicio
alguno.49 Realidad que no es estática o eterna, sino cambiante y maravillosa, digna
de ser descubierta, experimentada, y vivida, pues su duración es un fluir ahora,
constante y cotidiano, un tiempo puro.50
Por otro lado, Friedrich Nietzsche, propone una visión vitalista del ser humano,
no lo hace desde una perspectiva semejante a otros filósofos que reflexionaron al
respecto, sino justamente como una crítica a todo el pensamiento occidental. Scheler
encuentra en Nietzsche ideas sumamente valiosas y de las cuales se deja influenciar.
49
Cfr. Ibíd., p. 299
50
Cfr. Ibíd. p. 302
51
Ibíd. p. 303
52
Cfr. Ibíd. p. 308
27
Para Nietzsche la realidad es la vida misma, ésta debe interpretarse desde una
nueva forma de comprender la realidad y la verdad libre de los valores apolíneos53
que nos limitan y condicionan. Por el contrario, Nietzsche postula que la vida se rige
por los valores dionisíacos, es decir, una lucha constante de los impulsos del ser
creándose, destruyéndose y volviéndose a reinventar en una dinámica de devenir
constante e infinito en pos de la voluntad de poder, es decir, del ser y querer ser, sin
importar lo doloroso que estas consecuencias puedan llegar a ser. 54 El ser humano
posee una variedad tan amplia de interpretaciones de la vida que esto le permite no
dejarse enfrascar por un par de posibilidades que la sociedad y la cultura quieren
orillar a elegir como lo único y lo más aparentemente correcto para ser y vivir.
53
Los valores apolíneos hacen referencia a toda aquella jerarquía valorativa que nos hace juzgar entre
lo que es bueno y malo sometidos a la interpretación que de ello nos marque la cultura y la sociedad,
lo cual, para Nietzsche, implica subyugarse a una moral aplastante, que coarta la libertad y la misma
esencia de la vida humana escudándose tras la bandera de la razón.
54
Cfr. MOLERA Eugenio, El vitalismo de Nietzsche, p. 14. [En línea], En:
http://iesolorda.cat/departaments/fi/El_vitalismo_de_Nietzsche.pdf (Fecha de consulta: 28 de junio de
2018)
55
Cfr. Ibíd. p. 30
28
vida, tomar mejores decisiones y dar pasos sólidos en la configuración de su propio
futuro.
56
Edmund Gustav Albrecht Husserl, nació el 8 de abril de 1859 en Prostějov, República Checa. Fue
discípulo de Franz Brentano y uno de los matemáticos y filósofos del siglo XX al ser considerado padre
de la fenomenología, una ciencia novedosa y de características infinitas en su época. Sus primeros
estudios giraron en torno a las matemáticas por lo que más tarde su primera obra será la Filosofía de
la aritmética. Atraído por el estudio de la lógica y la psicología escribe su obra Los Prolegómenos a la
lógica pura, como una crítica contra el psicologismo que lo conduce a reflexionar sobre el problema del
conocimiento y establecer una Teoría fenomenológica para esclarecerlo. Como resultado de todo ello,
Husserl desarrolla un método fenomenológico para analizar la relación entre todo hecho o fenómeno y
en ámbito circunstancial en el cual se manifiesta esta realidad. Muere en Friburgo, Alemania, 1938,
diez años después de que los nazis le prohibieron ejercer la docencia. CRESPO Semero, Mariano,
“Edmund Husserl”, [En línea], en http://www.philosophica.info/voces/husserl/Husserl.html (5 de agosto
de 2018)
57
Cfr. COLOMER i Pous, Eusebi; El pensamiento alemán de Kant a Heidegger, Herder, Barcelona,
2002, p.407
29
Edmund Husserl pretende renovar el método filosófico partiendo de las cosas
mismas que, con datos inmediatos, deben ser valoradas, descritas y analizadas.
Husserl buscará establecer un método científico para filosofar y acceder al
conocimiento.58 Para ello, Husserl rechaza el positivismo que proponía establecer el
método científico a todos los ámbitos naturales y sociales por igual, lo que traería
consigo una deshumanización del individuo, cosificándolo al aplicar sobre su actividad
y manifestación el mismo método de análisis que el de los objetos.
58
Cfr. XIRAU Ramón; op. cit., p. 428.
59
Cfr. Ibíd. p. 429
60
HUSSERL, Edmund; Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica,
Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1962, p. 73
30
Es decir, si la descripción de un hecho resulta complicada, se ha de realizar
una suspensión del juicio o epojé, poniendo entre paréntesis la descripción de tales
detalles.61 De forma que no nos perdamos en cosas secundarias y nos limitemos
simplemente a realizar una reducción fenomenológica para comprender aquello que
se nos ofrece a la consciencia. Entonces, Husserl propone la intuición como forma de
conocimiento, no obstante, no es una intuición a lo sensible sino a lo esencial, es
decir, el filósofo lo que busca es conocer, mediante la contemplación, la esencia y
describirla tal cual es.62
Max Scheler, no va a limitarse a la descripción de las esencias puras tal cual se dan
a la intuición de las esencias, sino que va a aplicar este método para describir a Dios
(fenomenología de la religión), al hombre (teoría del espíritu) y a los valores
(fenomenología de los afectos).64
61
Cfr. Ibídem.
62
Cfr. Ibíd. p. 431
63
Cfr. VEGAS, José María; Introducción al pensamiento de Max Scheler, Instituto Emmanuel Mounier,
Madrid, 1992
64
FERRATER Mora, José; Diccionario de filosofía, Q-Z, Editorial Ariel, Barcelona, 1994, p. 3180.
31
En lo que respecta a lo divino, Scheler se mantendrá firme en la propuesta de
que el ser humano es religioso por naturaleza y, por tanto, para comprenderlo
completamente es necesario analizar su experiencia religiosa como un hecho sobre
el cual aplicará el método fenomenológico para obtener un concepto esencial de lo
que es el fenómeno religioso, es decir, las razones concretas del porqué se dan en el
hombre este fenómeno y cómo influye éste hecho en la manifestación del actuar del
hombre y la mujer.
Ahora, ¿por qué es importante esta ruptura de Scheler con las enseñanzas
tradicionales del catolicismo? ¿qué impacto tuvo este paso del monoteísmo al
panteísmo? Para comprenderlo, es necesario dar un breve análisis de la postura
32
panteísta para luego identificar con claridad el significado tan profundo que tuvo este
cambio en la propuesta scheleriana.
Por ahora no profundizaremos más en esta visión panteísta, con lo que hemos
mencionado es posible ubicar la tercera etapa ideológica de Scheler, su importancia
y sus rasgos generales. No abarcamos más, ya que en este trabajo de investigación
nos centraremos en la visión axiológica de la idea de seguimiento de Max Scheler.
65
Cfr. Diccionario Soviético de filosofía, Panteísmo, [En línea], En:
http://www.filosofia.org/enc/ros/pant.htm#v6 (Fecha de consulta: 28 de junio de 2018)
66
Cfr. SCHELER, Max; El puesto del hombre en el cosmos, en Librodot, p. 48. [En línea], En:
http://www.jeanlauand.com/SchelerHombreCosmos.pdf (Fecha de consulta: 28 de junio de 2018)
67
Ibídem.
33
No dudamos de la trascendencia del último periodo scheleriano, sin embargo, el
estudio detallado de su cambio antropológico nos requerirá un trabajo de
investigación más amplio y denso que podremos retomarlo en un futuro.
34
CAPÍTULO II. EL VALOR Y EL ORDEN DEL
AMOR COMO PRINCIPIOS AXIOLÓGICOS Y
ANTROPOLÓGICOS EN MAX SCHELER
35
A estas alturas de esta exposición del pensamiento de Scheler es posible ver con
claridad que la base antropológica de su propuesta hunde sus raíces en el
presupuesto del Ordo Amoris, es decir, que la persona y el orden axiológico del amor
son inseparables, una explica a la otra. En este segundo capítulo, profundizaremos
en el conocimiento de la visión antropológica de Max Scheler, el orden del amor y su
relación con los valores, para ello, será necesario conocer qué es un valor, cuáles son
sus características y qué papel desempeña en la integración del ser humano.
Max Scheler es, dentro de la historia del pensamiento filosófico, uno de los
máximos exponentes de la axiología68 y la antropología filosófica. Su mérito consiste
en constatar que el ser humano no llega al conocimiento pleno de su entorno sólo
mediante la razón, tal como los racionalistas proponían, sino, también y
principalmente, por medio de los sentimientos y la intencionalidad, los cuales nos
permiten acceder a un conocimiento interior (como la intuición de los valores) al que
sólo se ingresa por medio de la sensibilidad. El racionalismo69 había relegado el plano
sensible a lo irracional; Scheler tratará de demostrar lo contrario, al grado de
considerar el conocimiento sensible o emotivo como el a priori del mismo pensamiento
intelectual a través del cual el hombre puede estructurar su ser y actuar. Por ello,
68
Axiología. En su origen etimológico griego ἄξιος (axios) hace referencia a los que es valioso,
estimable; λόγος (logos) indica estudio, ciencia o tratado, teoría sobre. Por ello comprendemos que la
axiología es la ciencia de lo valioso, la teoría sobre los valores en sí ya sean positivos o negativos
analizando los principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los
fundamentos de tal juicio. Scheler fue uno de los primeros filósofos en jerarquizar objetivamente los
valores dando así desarrollo a la ética axiológica, la cual, distingue las esencias de lo que es tangible,
real o existente, lo que condujo a Scheler a la afirmación de la independencia de los valores (eternos
e invariables) respecto de los bienes, que serían sólo sus portadores circunstanciales. La ética
axiológica propone la división entre los valores propiamente dichos y el resto de los bienes, sustancias
o cosas; de esta manera pueden existir los valores sin que existan los seres humanos.
Cfr. ZABALA, José Ángel. En Axiología de los valores según Max Scheler, [En línea], en
http://elfilosofosinfilosofia.blogspot.com/2011/03/axiologia-de-los-valores-segun-max.html (Fecha de
consulta: 28 de marzo de 2019)
69
El Racionalismo. “Postura según la cual la razón tiene prioridad sobre otras formas de adquisición
de conocimiento, o, más aún, que es el único camino al conocimiento... [Este término puede designar
en el plano de la ética] …a quienes se oponen a la tesis de que los principios éticos se fundamentan o
derivan de la emoción, la empatía o algún otro fundamento no racional”.
Diccionario Akal de Filosofía, Madrid, 2004, p. 819.
36
propuso una ética axiológica que consiste en la captación y realización de los valores
mediante el seguimiento de modelos éticos teniendo como referencia a una jerarquía
valorativa bien estructurada y definida.
Scheler considera que aquella bondad más perfecta de la que el ser humano
sea posible y la belleza y armonía más íntimas del sujeto son ejemplo vivo de los
valores que constituyen la potencia y el dinamismo no sólo del hombre, sino del
mundo. Si existe una esencia que haga que el ser humano desarrolle y conozca todas
sus potencialidades intelectuales, emocionales e incluso físicas son los valores. A
este respecto, es interesante el comentario que hace Ramón Xirau en su Introducción
a la historia de la filosofía referente a la definición de valor desde Scheler:
Los valores son, como las esencias de Husserl, objetos intencionales, y como ellas,
son universales y necesarios. Pero a diferencia de las esencias, cuyo conocimiento
es propiamente intelectual, los valores se conocen por el sentimiento. Pascal había
buscado las “razones del corazón”. Scheler trata de establecer la existencia de
principios universales que no pueden aprehenderse como las esencias, por medio de
la inteligencia, pero que tienen una función decisiva para la conducta humana puesto
que son las bases universales y necesarias de la conducta.71
Los valores van más allá de ser meros referentes morales, son considerados
por Scheler como la fuerza más íntima del ser humano que lo hace ser persona, ser
70
SCHELER, Max, Ética, Op. cit., p. 215.
71
XIRAU, Ramón, Op. cit., p. 438.
37
quien es en realidad; constituye la riqueza humana interior más profunda y el origen
de todos sus deseos y anhelos con los cuales proyecta su realización plena.
[…] en un primer momento, Max Scheler distinguió las esencias de lo que es tangible,
real o existente, lo que llevó a la afirmación de la independencia de los valores (eternos
e invariables) respecto de los bienes, que serían sólo sus portadores circunstanciales.
De este modo, Scheler cambia el enfoque formal del filósofo alemán Immanuel Kant
por un estudio de los valores en cuanto contenidos específicos de la ética, los que se
presentan de un modo directo e inmediato a la persona.73
De tal manera, Scheler organiza los valores en dos grupos según dos
características principales: su polaridad (positiva y negativa) y su jerarquía (según se
muestran a la percepción como superiores o inferiores a otros valores) por lo cual Max
Scheler los ordena en grupos de menor a mayor según su importancia, a saber:
72
VÉLEZ Sáenz, Jaime; Max Scheler, Ideas y Valores, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,
1990, p. 15.
73
DUPUY, M; La filosofía de Max Scheler, Volumen II., P.U.F., Paris, 2009. p. 123
38
I. Los valores sensibles o del agrado (perceptibles con los sentidos): dulce-amargo
II. Los valores vitales: sano-enfermo
III. Los valores espirituales, estos se dividen en:
a) Estéticos: bello-feo
b) Jurídicos: justo-injusto
c) Intelectuales: verdadero-falso
IV. Los valores religiosos: santo-profano.74
Scheler considera que entre los valores hay una relación apriorística según la
cual estructura esta jerarquía dependiendo el valor esencial cualitativo de cada uno
respecto a los demás. De aquí que se puedan ordenar los valores de forma jerárquica
determinada por sus depositarios esenciales o, según su causa material o cualidades
axiológicas, además de tomar en cuenta su durabilidad esencial como la satisfacción
que produce.75
74
ZABALA, José Ángel; Axiología de los valores, según Max Scheler, [En línea], en
http://elfilosofosinfilosofia.blogspot.com/2011/03/axiologia-de-los-valores-segun-max.html (28 de
marzo de 2019)
75
Cfr. VÉLEZ Sáenz, Jaime; Op. cit., p. 16
76
GAMBOA Tortolero, Francisco Javier; Etnoética del docente universitario en el siglo XXI una
aproximación teórica, Bárbula, 2014, p. 37
39
plenos en la vivencia de sus afectos. Los valores siempre serán aquello que el sujeto
considera lo más valioso y, por tanto, tenderá a ellos en la medida en que sea más
sensible a la intuición de su existencia y, conociéndolos, desarrollará una escala con
la cual podrá medir sus acciones y tener más libertad en sus decisiones. En el
siguiente apartado podremos profundizar más en el conocimiento de la naturaleza de
los valores y en el cómo se manifiestan en la vida del ser humano.
A diferencia de Kant, Scheler considera que los valores no son producidos por
los hechos morales en los que se manifiestan, sino que los valores son la razón y el
origen de las acciones morales, pues antes de juzgar una acción moral conocemos
previamente lo que es bueno o malo. Es decir, el valor da el contenido y fundamento
al deber moral, realizamos lo bueno porque intuimos que es bueno en sí y no porque
se nos dice que eso es bueno.
Max Scheler critica a Kant el hacer residir lo bueno o lo malo de una acción en
la conformidad o disconformidad de ésta con la ley establecida. La propuesta
scheleriana busca saltar este formalismo y mantener los a priori como fundamentos
de la moralidad del ser humano, afirmando así la intuición como medio de
77
Cfr. VEGAS, José María; Op. cit., p. 19
40
conocimiento y señalando que el valor ético de una acción reside en el objeto mismo,
es decir, en lo emocional de la vida moral y no en la importancia del deber.
Scheler critica el formalismo de Kant al considerar que éste, al igual que los
empiristas, propone que el ser humano sólo cuenta con la razón como la única
facultad capaz de proporcionar conocimiento universal e incondicional, lo cual, a
priori, sólo proporciona formas, sin contenido, sin materia y que, a su vez, la facultad
sensible del hombre sólo es capaz de proporcionar conocimientos particulares y
condicionados.
Por ello, Scheler propone que los valores son tan independientes a situaciones,
circunstancias o cosas que, aunque no existieran los seres humanos que los
percibieran ellos seguirán siendo. En este sentido:
Todos los valores son cualidades materiales que tienen una determinada ordenación
mutua […] independientemente de la forma de ser en que aparecen, sea como
cualidades puramente objetivas o como miembros de relaciones de valor […] o como
momentos parciales de bienes o como valor que una cosa tiene […] quedando así
bien definida la independencia del ser respecto de cosas, bienes y circunstancias.78
78
Ibíd. p. 24
41
circunstancias histórico-culturales y precisamente por ello, en distintos tiempos y
circunstancias es posible encarnarlo, vivirlo.
Para ser más concretos, Scheler compara, por ejemplo, los valores con los
colores, los cuales son independientes al objeto que los posee, así podríamos
referirnos al color verde sin tener la necesidad de concebirlo como la cobertura
material de algún objeto, por ejemplo, un árbol. Con esta analogía, Scheler explica
desde su contexto que el valor es distinto al depositario en el que reposa, puesto que
no recibe su esencia por las características materiales de quien lo posee.
79
Cfr. Ibíd. p. 25
80
Ibídem.
81
Ibíd. p. 26
42
limitar un valor asignándole un sentimiento o interés. Todo ello nos lleva a afirmar que
para que un valor sea considerado como tal debe tener estas cualidades: ser una
esencia alógica, trascendente, a priori y absoluta.
43
Todo valor, como cualidad material, tiene un orden determinado por su
esencialidad alta o baja debido al amor o el odio independientemente del contexto en
que se manifiestan, ya sea como características de un objeto, como momentos de un
bien, o como cualidades puramente objetivas. Un valor siempre se manifiesta a través
de un recipiendario, por medio del cual quedará en evidencia brindando
significatividad o cualidad.82 Por ejemplo, en la vida de Sócrates el valor de la verdad,
que es de los más altos, se manifestó a través de las enseñanzas del filósofo que
fueron defendidas aún a costa de su propia vida. Así, la verdad es el valor, Sócrates
el recipiendario, y queda en evidencia y significatividad como inmutable e
inquebrantable por el testimonio concreto de Sócrates al aceptar la condena impuesta
y no rehusar el valor de la verdad.
Ahora bien, cuando Scheler se refiere a los valores como objetivos, da pie
entonces a una jerarquización, pero que no depende de un subjetivismo humano, sino
que su jerarquía es a priori a la misma esencia de cada valor. A partir de este
presupuesto, Scheler propone cinco criterios para jerarquizar los valores, a saber:
82
Ibíd. p. 23
44
5. La relatividad. Hace referencia a que algunos valores son relativos al ser humano en
su carácter sensible, así como también hay valores que le son absolutos como los
morales. En esta jerarquía los valores espirituales son los más altos, bajo ellos los
valores vitales y por último y más bajo están los valores de lo agradable y
desagradable.83
Por medio de estos cinco criterios de jerarquización de los valores, Scheler nos
quiere poner énfasis en la esencia a priori de cada valor. Ahora, será labor de la
intuición organizar la jerarquía por medio del preferir, es decir, al intuir un valor lo
vamos prefiriendo más o menos en relación con otros y de esta manera cada uno va
ocupando un lugar concreto en la escala jerárquica, ya sea en el ámbito de lo santo,
de lo vital o de lo agradable.
83
Cfr. FRONDIZI, Risieri; ¿Qué son los Valores?, Fondo de Cultura Económica, México, 1987, pp.107-
137.
45
Scheler retoma uno de los principios más importantes de la fenomenología, la
intuición o reducción eidética84, es decir, que su objetivo es llegar a conocer las
esencias más allá de lo contingente o particular. Scheler propone llegar a este
conocimiento esencial entrando en contacto directo con la realidad de la vivencia
misma estableciendo un contacto vivo, intensivo e inmediato con el objeto en cuestión
en su mismo acto.
No podemos negar que Max Scheler, con su nueva forma de aplicación del
método fenomenológico de Husserl, abrió una nueva vertiente en el campo axiológico
de modo que la forma de entender los valores cambiará radicalmente. Mientras que
Husserl fincaba sus presupuestos en lo sensorial para a partir de ello realizar un
análisis científico al fenómeno que se nos da, Scheler va más allá, a lo esencial del
fenómeno, pero por la vía del análisis de la intencionalidad objeto de la intuición
esencial para describir los hechos en toda su pureza. En este apartado seguiremos
el itinerario de cómo Max Scheler hace esta interpretación del método fenomenológico
a la axiología, desde cómo el ser humano intuye los valores hasta cómo los
comprende y los vive.
84
La terminología reducción o intuición eidética forma parte esencial de la propuesta fenomenológica
haciendo referencia a la capacidad de intuir la esencia de las cosas más allá de las distintas formas en
que se presente el fenómeno, yendo más allá de su apariencia y distinguiendo su esencia propia
comparándola con la de otras para llegar a la cosa en sí.
46
el concepto de la vida, y en consecuencia la vida afectiva pues, para Scheler no sólo
es importante lo que sucede en el hombre a nivel intelectual, sino lo que sucede en
todo el ser de la persona que incluye también su afectividad.
Siendo así que el método trascendental, tan de moda en su época entre los
neokantianos, no satisfacía en absoluto las expectativas de Scheler ya que sólo
proporcionaba juicios científicos imposibles de alcanzar incluyendo otros
conocimientos como el religioso, el artístico o el metafísico; tampoco le convenció el
método psicologista pues éste reducía toda lógica a meros hechos psicológicos.85 Fue
el método fenomenológico propuesto por Husserl el que consideró más adecuado
adaptándolo plenamente permitiéndole “describir los contenidos de conciencia tal cual
como nos son dados en los actos en que los aprehendemos, sin afirmar ni negar que
esos contenidos correspondan a algo real en el mundo”86.
Ramón Xirau afirma que “la filosofía de Husserl es un método, una teoría de la
conciencia como intencionalidad y finalmente, una metafísica de la conciencia”88,
donde la actitud fenomenológica es una actitud de espectador, el cual, debe tener
como primera regla el evitar los prejuicios y suprimir todas las presuposiciones. El
método fenomenológico es descriptivo y como tal, todo lo que se le da o presenta a
la conciencia suspendiendo el juicio mediante la epojé o reducción fenomenológica.
Husserl busca describir, principalmente, fenómenos de orden lógico o ideal intuyendo
las esencias universales de los fenómenos particulares. La intuición es el principal
medio para describir los fenómenos que se nos dan u ofrecen a la consciencia
85
Cfr. Ibíd. P. 10
86
Ibíd. p. 11
87
Cfr. Ibídem.
88
XIRAU, Ramón; Op. cit., p. 428
47
intencional o activa, la cual, al percibirla, dirige y pone toda su atención hacia ese
objeto (noesis) examinando todos y cada uno de sus aspectos que lo particularizan
(noemas) con lo que conocer sería el resultado de develar las esencias.89
89
Cfr. Ibíd. p. 436
90
Ibíd. p. 438
91
Cfr. Ibídem.
92 Habrá quien se pregunte sobre el lenguaje inclusivo en esta Tesis; si bien, Scheler no maneja este
lenguaje porque no es común en su época, es claro que es en su propuesta filosófica utiliza un lenguaje
que incluye toda la persona humana, sin importar si es hombre o mujer. De ahí la libertad de utilizar el
lenguaje inclusivo en esta Tesis para hacerla más abierta, clara y aceptable para todos.
48
Los sentimientos intencionales, como el intuir valores, el sentir emotivo, tender, amar,
odiar pertenecen a la vertiente lógica del espíritu, que por su parte es irreductible tanto
a lo psicofísico del hombre como a la intencionalidad racional del mismo espíritu.93
Así, hemos profundizado en cómo Scheler busca explorar la vida afectiva del ser
humano como algo integral junto con la intelectualidad y, sin psicologizar estas dos
áreas del sujeto, trató de que se develara a la intuición de la consciencia los
fenómenos reales y concretos tal y como son en sí sin ningún tipo de prejuicio. Esto
hace posible que los valores se presenten de modo directo a la persona y no solo a
la consciencia por lo que su implicación antropológica es psicofísica como espiritual.
A partir de ahora debemos adentrarnos con mayor detenimiento a esta dinámica del
hombre con los valores para así comprender por qué Scheler considerará esta
relación sujeto-valor como una vía para el desarrollo pleno de la persona humana.
93
VÉLEZ Sáenz, Jaime; Op. Cit., p. 18
49
la propuesta scheleriana, la categoría de persona es la primera portadora de los
valores, la que los trae y hace presente al mundo.
La persona es concebida por Scheler como la unidad concreta del ser de los
actos, es decir, nunca es (ni debe ser) identificada con los actos mismos. La persona
es la unidad y el enlace de todos los actos por los cuales el sujeto se vive y se
experimenta a sí mismo. A tal grado que, si una persona hace el hábito de practicar
los valores, encarna la virtud, pues es en los valores donde se manifiesta el contenido
de la vida emocional del hombre.94
94
Cfr. SANTAMARÍA, Freddy; La persona: valor y amor en la filosofía de Max Scheler, en Análisis.
Revista Colombiana de Humanidades, núm. 74, 2009, pp. 73-74 [En línea], En:
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=515551760005
95
Cfr. SANTAMARÍA, Freddy; Op. Cit., p. 76.
50
incitan a desear, que nos impulsan querer ser. En este apartado toca analizar la teoría
de Scheler, en la cual, esta jerarquía axiológica ordena la vida del ser humano y le
lleva a un camino de elección de perfección por medio del valor más alto que es el
amor.
Para Scheler el hombre y la mujer son seres que aman (ens amans), su
esencia es el amor, por ello, todas aquellas fuerzas contrarias a esta naturaleza, como
el odio, lo desvalorizan. El amor, como valor más alto, es el referente jerárquico para
los otros valores según su polaridad positiva o negativa y su estatus respecto a los
otros. Por tanto, el amor, lejos de ser abstracto, es la manifestación concreta de
interrelaciones personales de sujetos con personalidad única, viva, con alma y
libertad.96
El horizonte que abre [el amor] no sólo tiene repercusiones en las relaciones
interhumanas, sino que también es la clave para explicar el origen de todo el cosmos,
ya que es el principal atributo de la esencia divina. El amor incluso antecede al
conocimiento, abriendo el campo valorativo para que la razón pueda posteriormente
comprender el mundo.97
51
Este concepto es la llave maestra para comprender toda la propuesta ética,
antropológica, gnoseológica y metodológica scheleriana. Ahora, para comprender a
profundidad el concepto de amor debemos partir de la concepción que Max Scheler
tiene del ser humano y su relación con este valor tan alto y excelso.
El ser humano, por tener esta capacidad espiritual, tiene la facultad de objetivar
las cosas y de no depender de ellas como lo hacen los animales con su entorno, por
lo que puede relacionarse con la naturaleza de forma desinteresada e independiente
y a analizarla objetivamente, es decir, desarrolla una relación con su medio que le
permite comprender las cosas tal y como son, tal y como se nos dan más allá del
provecho que de ellas podamos sacar. Esta capacidad espiritual permite al ser
humano trascender del plano meramente fisiológico para adentrarse en las esencias
y la intuición de valores en los cuales el amor es el acto espiritual más excelso.
98
Ibíd. p. 126
52
y posibilidades de lo que podemos llegar a ser, pues de nuestra relación con el amor
depende nuestra forma de percibir y actuar en nuestro entorno.
Quizás no existe ser humano en la historia que no haya amado, quizás por
muchas razones haya dejado de hacerlo, pero aún la experiencia vivencial con el
amor es la referencia para describir sus acciones como positivas y negativas. Es
porque sabemos lo que significa el amor que podemos saber lo que es el odio;
podríamos decir que el amor es la base de las relaciones humanas que mantienen en
movimiento nuestro mundo, la motivación de nuestras acciones, aún más allá del
empuje del deber, se encuentra el empuje del amor.
99
Cfr. SCHELER, Max; Ética, Op. Cit., p. 640.
53
Scheler, partiendo de este presupuesto, propone que existe un orden del amor,
un orden axiológico al que el ser humano y la naturaleza está sometido desde la
creación, es decir, un orden de valores universal independiente a todo hombre y
espacio y del cual el ser humano es consciente mediante la intuición sensible. Este
orden del amor nos indica nuestra propia esencia y lo que debemos ser, no como una
imposición arbitraria, sino como simple indicador descriptivo de nuestra naturaleza,
de nuestra capacidades y límites, de lo que podemos llegar a ser, pero dejándonos
en plena libertad de elección.
El amor nos hace tender a la virtud y por tanto una vida dichosa, ya así lo
confirma San Agustín en su obra “La ciudad de Dios”, cuando escribe:
El amor, que hace que se ame bien lo que debe amarse, debe ser también amado con
orden, y así existirá en nosotros la virtud, que trae consigo el vivir bien. Por eso me
parece que la definición más breve y acertada de virtud es ésta: la virtud es el orden
del amor.100
El amor no sólo nos hace tender hacia lo mejor, hacia lo más valioso, lo óptimo
para ser y vivir plenamente, el amor al ser dinámico y creativo no se conforma con los
valores descubiertos y permanecer estáticos, sino que nos induce a buscar nuevos
valores para seguir escalando hacia la plenitud en un dinamismo que es eterno e
infinito como el amor mismo. Esta última característica del amor nos permite afirmar
que el ser humano tiene con ello la posibilidad de trascender y de no tener límites en
sus objetivos de poder llegar a ser.
100
SAN AGUSTÍN: La ciudad de Dios, lib. XV, cap. XXII, p. 445 [En línea], En:
https://historicodigital.com/download/la-ciudad-de-dios.pdf (Fecha de consulta: 19 de agosto de 2018)
54
objetivo concreto y debido a ello configuraba su actuar. Este ethos iba encaminado
en orientar cada acción, cada decisión en pos de hacer posible esa meta que se ha
propuesto, es decir, la vida entera de la persona se orienta y tiende a identificarse con
aquello que desea llegar a ser.101
Max Scheler ve en el orden del amor el ethos del ser humano, a través del cual
el hombre puede encontrar su propia esencia y al mismo tiempo la esencia de todas
las posibilidades que existen y de esta manera elegir de forma más libre y consciente
aquello que desea ser. El amor nos permite ampliar el panorama de la realidad de
manera que no estemos limitados simplemente a lo que sabemos, al contrario, nos
hace buscadores de nuevos horizontes al descubrir valores que antes nos eran
desconocidos, y más aún, nos permite discernir aquello que en realidad somos y
configurar nuestra conducta hacia lo que podemos llegar a ser.
Scheler propone el Ordo Amoris como el medio para comprender las acciones
humanas más relevantes a nivel moral, sus formas de expresión, costumbres y los
fines en sus decisiones, además de sus motivaciones morales. Se puede decir que
toda acción humana se puede medir a partir del valor del amor o de su contrario, el
odio. El orden del amor se vuelve referencia normativa cuando el hombre asume los
valores que ha intuido de forma que su conducta se verá influenciada por su
conciencia moral respecto al conocimiento que tiene de los valores más altos y
también de los más bajos en torno a su elección. Sin embargo, aunque el ser humano
es libre para elegir lo que desee, el amor es un impulso interior por buscar elevarse
más y más en pos de llegar a su ser ontológico más íntimo y profundo.
El ser humano sólo podrá ser él mismo en la medida que ame, en la medida
en que se ponga un objetivo concreto y luche ser y configurarse con lo que ha elegido
como mejor para sí, como aquello que decide ser según su propia capacidad reflexiva
y de elección. Sólo cuando la persona se ame a sí misma será capaz de proyectar
sus objetivos propios y tratará ser fiel a ellos amándolos, es decir, valorándolos,
transformando su conducta en busca de hacerlos posibles.
101
Cfr. GONZÁLEZ, Juliana; Ethos, destino del hombre, UNAM-FCE, México, 1996, pp. 9-12.
55
De ahí que no hay un deber general al que obedecer, sino un ideal al que seguir, al
que amar. Pues bien, el amor es esa fuerza que nos transforma y nos acerca al ideal.
La persona es así puro crecimiento en el amor.102
Esto significa que la identidad estable la da la vida virtuosa, o la vida que haya
encarnado los valores que propone el prototipo. Por eso, se suele hablar en ética de
hábitos, es decir, de un habituarse de la persona con su entorno y con los de su
entorno.103
Ahora bien, en este capítulo hemos conocido el valor como la fuerza más íntima
del ser humano que lo hace ser persona, ser quien es en realidad y que a la vez
constituye su riqueza interior más profunda, el origen de todos sus deseos y anhelos
con los cuales proyecta su realización plena. De manera que se puede decir que valor
es parte fundamental en la configuración esencial del ser humano, que es a través
del conocimiento, interacción y vivencia de los valores que el hombre va
perfeccionando el conocimiento de sí mismo y la proyección de su destino.
102
SÁNCHEZ León, Alberto; Op. cit., p. 102
103
Ibíd. p. 103
56
cuando es capaz de experimentar los valores más altos como el amor es cuando es
plenamente consciente de lo que puede llegar a ser.
57
CAPÍTULO III. LA IDEA DE SEGUIMIENTO
EN MAX SCHELER COMO MODELO DE
DISCERNIMIENTO VOCACIONAL
58
Todo hombre y toda mujer, en algún momento de su vida, se cuestionan a sí mismos
sobre su propia existencia, la razón y el porqué de estar en este mundo justo ahora y
no antes o después; se preguntan qué debe ser, o a qué debe llegar a convertirse
para realizarse plenamente. Sin embargo, en un mundo lleno de ruido y ajetreo como
el actual, en una sociedad donde sólo lo superficial, lo que se ve, lo pragmático es lo
que importa; donde, cuánto tienes o produces es lo que vales, es difícil que el hombre
o la mujer puedan dar respuestas profundas y del todo certeras ante tales inquietudes.
Sólo cuando el hombre o la mujer entra en su interior, cuando aprende a conocerse
a sí mismo, sabe interpretar cada uno de sus deseos, afectos e impulsos y puede
llegar a tomar las riendas de su propia vida, trazar rutas, proponerse ideales concretos
y desarrollar la forma de lograrlos.
A medida que este trabajo ha avanzado hemos recorrido un itinerario que nos
permite conocer el pensamiento axiológico y antropológico que Max Scheler propone
para que el ser humano pueda conocerse mejor a sí mismo, analizando sus afectos,
deseos e intenciones, mediante un método fenomenológico que permite realizarlo de
tal forma que el hombre pueda saber lo que él es realmente, lo que puede llegar a ser
y lo que en verdad quiere ser, sin verse manipulado por cuestiones externas que
puedan llegar a confundirlo u orillarlo a elegir modelos preestablecidos por la sociedad
de su tiempo, limitando no sólo su libertad, sino su propia individualidad y creativa
originalidad.
59
3.1. El seguimiento en Max Scheler
Interesante es que pareciera que Scheler, más que buscar que el hombre o la
mujer llegue al hábito de las virtudes busca algo más profundo, hacer florecer la
bondad de la persona misma. A esta idea de persona buena la llama Scheler prototipo
o modelo105. Siguiendo un modelo o prototipo concreto la persona puede llegar a
transformarse de manera radical y moral pues, más que actuar bien por la imposición
de una ley o de deber, realiza lo bueno impulsado por el deseo de ser como el modelo
al cual se siente atraído, contagiado por los valores que éste encarna.
60
llamados a seguirle. Esto mismo nos lo reafirma y deja claro Manuel Suances, en su
libro titulado Max Scheler, principios de una ética personalista, cuando comenta la
ética del seguimiento de Scheler:
El modelo es siempre un valor encarnado en una persona; una figura que se cierne
frente a un individuo o comunidad de tal modo que el alma adopta poco a poco sus
rasgos y se transforma. El ser la vida y los actos de esa persona o comunidad se rigen
conscientemente o inconscientemente por él, se elogian de acuerdo o desacuerdo con
él108.
106 SUANCES Marcos, Manuel; Max Scheler. Principios de una ética personalista, Herder, Barcelona,
1976, p. 141
107
Cfr. SUANCES Marcos, Manuel; Op. Cit., p. 133.
108 Ibíd. p. 136.
61
Un modelo es el valor mismo encarnado en la persona que lo ha puesto en
práctica haciéndolo parte de sí a tal grado que su propia vida se ha convertido en una
predicación viviente, un ejemplo y un testimonio concreto de un hombre transformado
en todo su ser por la relación profunda con el mundo axiológico. Modelo implica en
todo su sentido un concepto valorativo, es decir, aquello que consideramos modelo
es seguido porque lo consideramos bueno, lo que debe de ser un hombre perfecto; lo
estimamos y lo amamos por lo que significa en los ámbitos religioso, moral, estético,
etc. y lo consideramos el medio para realizarnos plenamente, ser la mejor versión de
nosotros mismos.109
La influencia del modelo es más fuerte justamente ahí donde el hombre no tiene
consciencia clara de cuál es su modelo y menos aún de dónde le vino. La vieja frase
de un místico: Todo hombre tiene ante sus ojos una imagen de lo que debe ser;
mientras no lo sea, no está plenamente tranquilo110.
Ello quiere decir, que somos mayormente intuitivos a los modelos, a seguir los
valores encarnados, cuando aún no hemos elegido uno de ellos como medio para
fincar nuestra propia identidad, y esto es más frecuente en la niñez y la adolescencia,
62
etapa de la vida humana en la que el sujeto está en proceso de configurar su propia
personalidad.
Este deseo de seguimiento aflora de forma casi natural en cada sujeto, pues
al no tener aún una personalidad configurada totalmente, se está inquieto en la
búsqueda de todo aquello que complete la propia identidad según el deseo más íntimo
de nuestro ser. Es muy común por eso que, cuando un chico experimenta gran
admiración por su padre, puede incluso a llegar a asumir la misma profesión u oficio
de trabajo de su progenitor como una forma de encarnar los valores que en él intuía.
Por ejemplo, si nuestro padre al que admiramos profundamente por ser un abogado
íntegro, con una honestidad intachable, que se esmera en defender los derechos de
los más pobres y desprotegidos, lo más seguro es que heredemos la misma profesión
porque en ella vemos un medio para seguir desarrollando esos mismos valores; sin
embargo, al ser la profesión sólo un medio para poner en práctica los valores de
honestidad, integridad, valentía y altruismo, puede ser que elijamos otra profesión
distinta a la de nuestro padre abogado, pero en la que se pongan en práctica estos
mismos valores, por ejemplo, siendo un buen trabajador o activista social, o incluso
un buen patrón. Es decir, los modelos, al ser universales no encajonan o limitan a
quienes los siguen ya sea en una profesión o labor social, sino van más a lo esencial,
a la configuración del propio ser de la persona.
Max Scheler explica que hay tres vías en que se transmiten los contenidos del
modelo: la herencia, la tradición y la fe en el modelo. La herencia configura los valores
a partir del amor sexual que hace tender teleológicamente al ser humano a proyectar
63
en la siguiente generación los mejores y más adecuados valores hereditarios. La
tradición, por su parte, se posiciona entre la herencia y la educación comunicando
automática y anímicamente modos mentales volitivos y valorativos por medio del
contagio e imitación inconsciente de la forma de vida del entorno, por ejemplo los
valores familiares como la honestidad, el trabajo en equipo o la misma unión familiar,
valores que no se cuestionan sino que se asumen como tales posicionándolos como
fundamentales en la vida personal de cada individuo de la familia dándoles mayor
identidad como parte de ese clan específico al considerar que tienen en común algo
valioso. Por último, el tercer vehículo de la influencia de los modelos es la
comprensión espiritual y la fe en personas a quienes confirmamos que son aptas para
ser seguidas por el nivel de amor que muestra su vida, o que desaprobamos por el
odio que transmiten.112
64
3.1.1. La vida tendencial
113
SCHELER, Max; ÉTICA Nuevo ensayo de fundamentación de un personalismo ético, Ed. Caparrós,
Madrid, 2001, p. 81.
65
convertirse en ello; deberá ser un hombre perseverante, honesto, bien administrado,
leal y fiel a sus convicciones personales, trabajador, tenaz y apegado a los valores
sociales comunes como la honestidad, la verdad y la solidaridad.
66
vez se ordenan en cuatro niveles: en el más bajo están los valores hedónicos, encima
de ellos los vitales, arriba los espirituales y los valores más altos son los de santidad.
Contrario a esto, está el confundir un valor bajo con uno alto, esto sucede
cuando el individuo pone el fin realizador del valor en lograr algo que brota solamente
de su deseo personal y no de un objetivo discernimiento y elección de los valores más
altos que cuidan de que el hombre no pierda su propia esencia. Por ejemplo, un sujeto
puede desear y tender a ser una persona de éxito, y está bien, pero confunde el éxito
con tener poder y dominio sobre los demás, capacidad para manipular masas, el
poder disponer de sus trabajadores como si fueran sus esclavos y usarlos para
amasar riqueza. Claro está en que un valor aparentemente alto no está bien
discernido y se convierte en el primer eslabón de una cadena de antivalores que llevan
solamente a degradar a la persona humana.
Los valores son las fuentes materiales de las virtudes, por eso nunca podrán
confundirse ni con los deseos, ni las aspiraciones, ni las tendencias del ser humano.
Además, que, un valor nunca nos conducirá al detrimento ni de la dignidad humana
ni a la destrucción del entorno; por eso es claro que Scheler proponga el amor como
el valor más alto, porque, para él:
Scheler con su teoría del Ordo Amoris como base del seguimiento y más aún,
de la disposición de ánimo, ha dejado claro que el valor primigenio y el motor de
nuestra vida tendencial es el amor, a través del cual podemos experimentar todos los
demás valores al ser aquel movimiento que nos empuja hacia lo más excelso, a lo
más sublime. Sólo el amor nos permite valorar a los otros, abrir los ojos a la objetividad
de las cosas, situaciones, personas, seres y, por tanto, también proyectarnos
personalmente hacia lo que podemos llegar a ser si lo poseemos.
116
SCHELER, Max; Esencia y formas de la simpatía, Sígueme, Salamanca, 2018, p. 164.
67
Este amor manifiesta su existencia en la persona humana en tres facetas: el
amor espiritual, el amor anímico del yo individual, y el amor vital o pasional. Estas tres
facetas manifiestan en la vida del hombre serán las pautas para evaluar la conducta
de una persona, pues refleja todo su ser interior y los valores que han sido llevado a
cabo por la persona para realizarse en su vida cotidiana.
Todo ello abre otra vertiente que es necesario profundizar: el cómo la vida ética
se relaciona con el seguimiento, pues, podríamos preguntarnos ¿el seguimiento es
algo que sólo se da en la vida meramente personal del seguidor o también repercute
en la vida social y por ende ética y moral del individuo? Y si se da ¿de qué manera se
realiza? ¿Es posible que la ética sea también una posibilidad para el camino de
seguimiento? A continuación, en el siguiente apartado trataremos de dar respuesta a
tales cuestiones.
Para ello, Scheler nos propone hacer de la ética un camino, un itinerario para
sacar lo mejor que hay en uno de nosotros; así lo manifiesta al describir el propósito
de su obra axiológica en la que fundamenta y mide el sentido del ser:
68
Por la bondad más perfecta que sea posible, por la rica plenitud y el íntegro
despliegue, por la más pura belleza y por la armonía más íntima de las personas, en
las que se concentran y potencian a veces todas las energías del cosmos117.
Con todo ello, Scheler manifiesta que al hacer de la encarnación de los valores
su modus vivendi, el hombre o la mujer es capaz de contener en sí todas las
potencialidades necesarias para llegar a ser lo que se proponga, ser un ser humano
plenamente realizado, un hombre o una mujer verdaderamente feliz.
117
SCHELER, Max, Ética, Op. Cit., p. 31.
69
virtuoso, sino dejarse ordenar por los valores tal cual como es dócil aquel que se
propone como modelo. Si se tratara de ser copia de otro, no sólo se estaría yendo en
contra de la libertad y autenticidad de cada sujeto anulando su propia originalidad,
sino que al mismo tiempo se estaría imponiendo una forma concreta de ser, cual si
fuera una ley cayendo en lo que Scheler critica de Kant. Se han de intuir
sentimentalmente los valores jerárquicos universales más altos y, al mismo tiempo,
forjar la personalidad propia en el seguimiento de un modelo axiológico, es decir, de
un perfil ideal que con su vida haga intuibles los valores más altos.
Una persona que está en comunión íntima con los valores es capaz de atraer
con el perfume de su misma vida a quienes están lejos de ser virtuosos y por tanto
van perdidos sin rumbo fijo en su camino personal; es su alegría, libertad y plenitud
manifestada en sus obras lo que hará atractivo el encarnar los valores.
Por tanto, un modelo es siempre una persona buena, cuya vida encarna
valores que consideramos altos e incluso sublimes. Suances, comentando esta
premisa nos dice al respecto:
Tal y como este autor menciona, cada persona intuye en su interior qué valor
es bueno y alto y cual es contrario, bajo, es decir, no se puede pecar de ingenuo como
decimos coloquialmente.
70
ignorantes de lo bueno, deciden libremente tomar como modelos a personajes que
encarnen los valores más bajos en la escala llevando la contra a los valores altos que
normalmente le recomiendan como una forma de manifestar su propia autonomía,
haciendo creer con su comportamiento que nadie puede imponerles algo, aunque sea
bueno, por lo que pocas veces miden las consecuencias a largo plazo de las propias
decisiones que toman.
Ahora bien, hasta ahora hemos hablado de modelos que normalmente el ser
humano tiene visiblemente en su círculo social más cercano. Sin embargo, los
modelos no se limitan a ellos solamente, Bergson, del que ya hemos hablado con
anterioridad y que influenció grandemente a Scheler, nos dice en uno de sus escritos,
al respecto:
La persona evocada ha podido ser un padre o un amigo, pero también una persona
con la que nunca hemos tenido trato, de quien simplemente nos han hablado,
contándonos su vida, pero a cuyo juicio sometemos gustosa e imaginariamente
nuestra conducta, orgullosos de su aprobación. Esta autoridad ha podido ser inclusive
una personalidad sacada del fondo del alma a la luz de la consciencia, una
personalidad que nazca en esos momentos en nosotros, que sentíamos capaz de
llenarnos enteramente más tarde, y a la cual queríamos ligarnos por el momento como
se liga el discípulo al maestro.119
119 BERSONG, Henri; Lex deux sources de la morale et de la religión, P.U.F., Paris 1969, p. 30.
120 SUANCES Marcos, Manuel; Op. Cit., p. 137.
121 Ibíd., p. 138.
71
momento dado de la vida, esas personas pueden sorprendernos al encarnar un valor
en alguna situación límite de la vida y convertirse en héroes, en personas dignas de
admiración.
Como vimos en este apartado, la vida ética y el seguimiento son inseparables,
y hasta cierto punto una sin la otra no se entiende. Ciertamente existen personas con
rasgos de valor más evidentes, pero todo ser humano lleva en sí la esencia, el
diamante de la bondad, la vida ética pulirá esa piedra y nos llevará a ser valiosos
plenamente. El impulso, el deseo de querer ser valiosos lo encontramos en los
modelos; en el siguiente apartado hablaremos de tres tipos de ellos, los que Scheler
considera los más altos, de manera que, comprendiendo la función de cada uno,
podamos comenzar una propuesta de discernimiento vocacional a partir de todo el
análisis que hemos propuesto en este trabajo.
72
Como vimos en apartados anteriores, el hombre seducido por un modelo es
atraído en su amor y querer a acciones concretas que Scheler denomina cualidades
de valor que afianzan la elección del sujeto al modelo. Es en la elección del modelo
cuando el hombre o la mujer configuran una meta concreta a la cual se quiere dirigir,
visualiza claramente lo que quiere llegar a ser. A continuación, abordaremos tres tipos
de modelos, que Scheler considera los más altos: el héroe, el genio y el santo.
El santo o genio religioso se abre al reino del valor supremo: lo sagrado. Se observan
dos caracteres en la personalidad del santo. En primer lugar, posee, como persona
total indivisa una cualidad carismática que no pertenece a ningún otro tipo de lo
humanamente significativo (…) En segundo lugar, experimenta una relación viva y
real, sólo propia de él, con lo divino, sobre la que fundamenta sus palabras, mandatos,
autoridad y acciones (…) el santo siempre se encuentra en una relación amante y
contemplativa con lo divino y no primariamente con el mundo como sucede con los
demás modelos.124
El hombre santo o mujer santa es el/la modelo más alto en la propuesta del
seguimiento; la personalidad de este modelo atrae, inspira, es un sujeto que con su
sola presencia cautiva; todos sus gestos, acciones y palabras brotan del íntimo de su
ser bondadoso y, puesto que es una persona íntegra, es también congruente entre lo
que dice, piensa y hace, por lo que sus palabras tienen eficacia y autoridad.
Bergson expresaba que los santos y los grandes hombres de la historia no han
tenido la necesidad de exhortar a la gente a seguirles, su misma vida, si misma
73
existencia era ya atractiva y arrastraba a multitudes a querer imitarles.125 El hombre
santo o la mujer santa tienen como norma suprema parecerse a Dios, sin que ello
signifique tener a Dios como modelo porque Dios no lo es, sino que lo tienen como
referente pues en él están reunidos todos los contenidos valiosos de los cuales los
modelos sólo reflejan parcial y limitadamente uno de los tantos valores. Esta es la
razón de que su persona sea tan cautivadora, porque encarnan valores muy altos,
sobre todo el amor.
La influencia del santo o santa deja huella, y es tal que, aunque no se quiera o
se busque, su misma existencia impregna todo el ordenamiento jurídico y todos los
125 cfr. BERSONG, Henri; Lex deux sources de la morale et de la religión, P.U.F., Paris 1969, p. 30.
126 Ibíd., p. 146.
74
valores espirituales en sus estilos y formas convirtiéndose en un referente de
comportamiento; y aun cuando no haya ni siquiera algo escrito de su pensamiento, el
testimonio de sus seguidores da razón de la hondura de su influencia en el mundo127.
La persona del discípulo se convierte en espejo viviente de las virtudes del santo (…)
vive y revive estas virtudes del santo y de esta presencia de la virtud de lo ejemplar en
él fluyen también los actos y sus intenciones.128
75
Las características esenciales del genio son:
Scheler contempla en cada modelo el amor que los mueve, que los empuja a
ser lo mejor de sí, que los hace libres y creativos; en el genio, en particular, se muestra
con claridad que el valor hace del ser humano un ser creativo, capaz de transformar
su entorno, enamorado de lo que existe y dispuesto a mejorarlo.
El amor creador del genio se dirige al mundo sin más; y todo lo que él ama se convierte
para él en símbolo del mundo o en algo a través de lo cual abraza en actitud amorosa
al mundo con totalidad (…) El genio no se adapta al mundo, lo amplia132.
76
Existen tres clases de genio:
El tercer modelo, de los más altos que propone Scheler es el Héroe. Este
modelo “es la personificación de lo noble, es decir, la suma de todas las excelencias
y virtudes, no puramente espiritual sino vital-espirituales”134. La esencia del héroe es
la intrepidez, el autodominio, el coraje, la capacidad emplear la fuerza en lo bueno
que toma de manos del santo. De modo que, mientras el santo les un modelo por su
ser, el genio por su obra, el héroe es por los hechos. El héroe sólo lo es dentro del
marco de su pueblo y de una corriente histórica concreta ligada a una tradición viva,
por lo que la importancia de su obra está circunscrita a la coexistencia de su nación.
77
4. Dominio de sí mismo. Se domina a sí mismo para ejercer poder y
autoridad sobre los demás sin ser un tirano.135
78
El discernimiento será clave en la configuración del plan de vida, la
visualización de metas y proyectos, sobre todo en el momento de la elección de un
estilo de vida concreto en el que se compromete todo el ser de la persona, es decir,
la elección de un modelo de seguimiento a partir del cual se edifique la vida personal
de cada individuo.
79
Discernimiento es, pues, saber distinguir entre nuestros pensamientos y
deseos, entre nuestros impulsos y afectos, entre lo que pensamos y hacemos, entre
lo que queremos y actuamos. Discernir es tener plena consciencia del rumbo que
hemos trazado y los pasos que damos para llegar a la meta propuesta. Más aún,
discernir es saber con certeza si tal meta es la adecuada, si es lo mejor, lo óptimo, o
si por el contrario es fruto de la irracionalidad, el miedo, las circunstancias.
Discernir es saber elegir, saber tomar decisiones, analizar todo parte por parte,
hacer hipótesis y tomar partido por aquello que consideremos mejor. En el terreno
axiológico, Scheler nos propone los valores más altos vinculados al amor y a la
santidad, a partir de ello podemos distinguir lo que es bueno de lo que no lo es tanto
y gracias a ello poder elegir mejor nuestra vocación.
80
3.3. Reflexión sobre la propuesta ética de seguimiento
de Max Scheler y el discernimiento vocacional
Esta idea de la capacidad intuitiva del ser humano se agudizó con la influencia
del místico Bergson, quien, como mencionamos en el primer capítulo, rechazaba todo
conocimiento lógico, fruto de la mera razón, dándole paso al conocimiento fruto de la
intuición contra toda concepción científica de la ideología modernista que separaba
sentimiento y razón, vida y espíritu. Esta intuición filosófica, considerada como la
81
emoción gozosa de poseer o comprender la realidad por la contemplación metafísica
en el pensamiento, Scheler la consideró clave para que el hombre pueda llegar a intuir
y vivenciar los valores, los cuales, han de proporcionarle al hombre, modelos de
seguimiento estimulados el Ordo Amoris, que le permitan encontrar su propia esencia
y vocación en la vida. Ha sido, entonces, por medio de la influencia filosófica de
Bergson que, Scheler intuye la necesidad de un método propio para escuchar la voz
de la conciencia, que permita al hombre ser libre y responsable en la construcción de
su propio destino, creándose a sí mismo y, con ello, creando el sentido de las cosas.
Ahora bien, aquello que el hombre o la mujer con su capacidad intuitiva busca
se encuentra en los valores; son ellos los que han de mostrar al ser humano un
itinerario para discernir su razón de ser, su vocación, su proyecto esencial de vida.
Scheler, influenciado por San Agustín, encuentra que la fuerza interior del amor es el
impulso del hombre para vivenciar los valores más sublimes haciéndolo más sensible
a las intenciones emocionales, a partir de las cuales estructura la escala de
preferencias y la totalidad de sentimientos a los que es sujeto.
82
encontrándose a sí mismo y a lo más sublime de su existencia. El amor se propone
como el dinamismo creativo interior descubre los valores más altos y desconocidos
de los cuales el hombre es capaz. Amor es igual a la búsqueda de los valores y no
sólo eso, Scheler consideró que el amor llama al hombre y la mujer a llegar a ser
mediante la vivencia de los valores que le hacen consciente de la responsabilidad
personal de encontrar aquello que lo haga pleno, que le permita alcanzar su salvación,
aquello a lo que tiende todo su interior y que nadie más puede elegir por él.
Scheler comprende que los valores van más allá de ser meros referentes
morales, son la fuerza más íntima del ser humano que lo hace ser persona, ser quien
es en realidad; los valores constituyen la riqueza humana interior más profunda del
hombre y el origen de todos sus deseos y anhelos con los cuales proyecta su
realización plena.
Como hemos visto, es por medio de la intuición que es posible jerarquizar todas
aquellas esencias que nos incitan a desear y querer ser. Esta escala de valores que
Scheler propone como la realidad interior que la persona intuye tiene como objetivo
ordenar la vida del ser humano y llevarle a un camino de elección perfecta por medio
del valor más alto que es el amor. El amor, como valor más alto, es el referente
jerárquico para los otros valores y su posición frente a los otros porque es la
manifestación concreta de interrelaciones personales de sujetos con personalidad
única, viva, con alma y libertad.
Este amor, que abre las perspectivas más profundas y sensibles del ser
humano y el fundamento de la totalidad de las emociones y sentimientos de las que
el ser humano es capaz, se materializa y concretiza, como hemos analizado, en los
modelos de seguimiento. En ellos, se manifiesta con claridad cómo el amor guía al
hombre en el descubrimiento de los valores de los que es capaz, y lo empuja a elegir
aquellos de mayor valor altura como la belleza y la verdad, forjando un ser humano
plenamente realizado.
83
modelos, el hombre o la mujer se ve atraído naturalmente por ellos y desea
vivenciarlos. Esto no significa, de ninguna manera, que estemos copiando y con ello
perdiendo nuestra propia esencia al querer ser como alguien más; la causa de este
atractivo es que descubrimos en el modelo los valores de nuestra propia persona136,
como si en un espejo se reflejara nuestro propio interior y pudiéramos ver con claridad
aquello que somos o podemos llegar a ser nosotros mismos. “El seguimiento del
modelo no es imitación ni obediencia, sino un adentrarse en el ser personal mismo y
en la disposición de ánimo del modelo”137, es inspirarnos a alcanzar metas altas
sabiendo que si otros, semejantes a nosotros, han podido alcanzar ese nivel de amor,
también nosotros podemos.
Ahora bien, hablamos en los segmentos anteriores sobre lo que son los
modelos y encontramos en ellos distintas formas de llegar a ser, desde lo más alto
como la santidad, la genialidad o el heroísmo, hasta lo más bajo como podría ser una
persona que, alejándose del amor, encarna los valores más bajos como el egoísmo,
la destrucción, la envidia, llevándolo al sin sentido de su propia existencia.
84
Nuestro seguimiento del modelo se funda en el amor al contenido valioso que
representa ese modelo. No hay nada en la tierra que haga ser buena a una persona
con tal originalidad como la mera intuición evidente y adecuada de la bondad de una
persona buena138.
Es como si al elegir un modelo tuviéramos el esqueleto o el bosquejo de
nuestro plan de vida, la forma en la que lo viviremos será parte de nuestra
creatividad y esencia propia.
Por ejemplo, puedo elegir ser santo, quizás incitado por el testimonio de vida
de una persona santa, sin embargo, en mí sólo reproduciré los valores que ese
modelo conlleva, no la totalidad de su vida. No es necesario imitar su profesión, su
forma de vestir o incluso las mismas formas de expresar el amor, sólo debo encarnar
esa caridad en mi vida propia y concreta. Pudiera ser que aquel santo que admiro
fuera un profesor de matemáticas, para ser santo como él, no necesito tener la misma
profesión o el mismo gusto por los números, sino reproducir los valores que él muestra
en su vida.
85
ella, en alguien que puede sacar lo mejor de sí y lograr todas las metas que se
proponga.
Es aquí cuando comprendemos que aquella angustia que siente una persona
al no saber que ser en su vida no se encuentra en situaciones secundarias, es decir,
para ser pleno y tener un sentido a la existencia propia se debe buscar en lo esencial,
no en qué profesión queremos realizar, sino en qué modelo queremos convertirnos,
qué valores deseamos encarnar. Pues, puede suceder que alguien elija ser maestra
de secundaria para guiar a los jóvenes y sacar lo mejor de ellos, pero esa profesión
no es lo determinante, lo determinante es que ella con su forma de vida muestre a
una persona con valores tales que haga saber que se puede sacar lo mejor de sí; eso
lo puede lograr como educadora, psicóloga, guía espiritual, o cualquier otra profesión.
86
El modelo inspira, a pesar de no ser una persona contemporánea nosotros
mismos. Puede ser un héroe, un místico, un genio o artista que haya existido en otra
época, pero cuya vida y obra siga iluminándonos hasta nuestros días. Por ejemplo,
Jesucristo; su forma de vida, sus valores, sus hechos y palabras, su caridad y
apasionado amor por la verdad siguen inspirando a tantas y tantas personas a abrazar
un estilo de vida semejante al suyo a pesar, incluso, de no ser parte de la religión
cristiana de la que se considera fundador. Las enseñanzas de Jesús tienen eco en
nuestras vidas porque fueron encarnadas por su persona, no se quedaron en el
idealismo de un buen discurso, sino que todos pudieron contemplar aquellos valores
encarnados en su misma vida. Muchas personas de múltiples variadas profesiones,
estados civiles, y niveles económicos, distintas en su tiempo y cultura, se han sentido
llamas a imitar el modelo de su persona y, sin perder su originalidad propia, encarnar
la caridad, el amor, que Jesús tenía.
87
Conclusiones
Hoy en día, son muchas las personas, sobre todo jóvenes, quienes
experimentan una pérdida del rumbo de su vida al no haber podido establecer una
meta fija o una razón de ser para su existencia y, por ende, no poder establecer planes
a corto y largo plazo, cayendo, muchas veces, en una experiencia de vida sinsabor,
o sin sentido de la propia existencia, todo ello desembocando en una toma de
decisiones sin fundamento, sin rumbo fijo que no hacen sino perderlos más.
A partir de todo esto, es evidente que hacen falta personas que hagan la
diferencia, que inciten a vivir de forma distinta, que demuestren que lo mejor que
puede hacer un ser humano es vivir su propia vocación, luchar por convertirse en
personas auténticas. Urgen personas que no tengan miedo a cultivarse, a pulirse, a
88
trabajar en sí mismos para dar lo mejor de sí a los demás. Ya lo decía Max Scheler:
“Sin modelo no hay cultura. Ser culto significa sumergirse en un modelo. El primer y
mayor estímulo de la cultura es el modelo valioso de una persona que ha ganado
nuestro amor y nuestra veneración”140. Sin referentes morales, sin personas éticas, el
mundo y la cultura tienden a deformarse, por ello, es urgente fomentar la vivencia de
los valores que devuelvan al mundo el hoy el horizonte que le ha sido difuminado
entre un sinfín de contrariedades.
El mismo filósofo considera que los modelos son los directores o referentes de
la sociedad y son ellos nos enfrentamos al grave peligro de la manipulación, o la
desesperanza, al no saber qué rumbo elegir, ni tampoco la luz que nos amplíe el
horizonte. Y, ¿Quiénes son modelos? Los que logran vivir plenamente su vocación,
aquellos que se realizan y son felices siendo ellos mismos, que desde su originalidad
han encontrado su propia vocación, su lugar en la vida y en el mundo, personas que
se tomaron el tiempo para conocerse a sí mismos y darse cuenta de sus
potencialidades y límites; que se propusieron metas claras, con ideales precisos y
modelos alcanzables.
140Ibíd., p. 166.
141SCHELER, Max, El Saber y la cultura, Espasa-Calpe Argentina, S.A., Buenos Aires-México, 1982.
p. 6.
89
Este trabajo de investigación filosófica pretende ser una propuesta para todas
aquellas personas que quieran establecer un camino de discernimiento vocacional a
partir del conocimiento propio, ayudados de un esquema antropológico basado en la
axiología, en concreto la scheleriana, fundamentada desde una visión trascendental
de la vida del ser humano, pues toma en cuenta que éste no es sólo un ser temporal
y finito, sino que también es un ser espiritual que puede llegar a experimentar la
plenitud de su ser a través de la vivencia de los valores.
Esta tesis ha pretendido ser una herramienta que ayude a clarificar un método
de discernimiento en la toma de decisiones fundamentales: intuición de los valores
personales con la ayuda del método fenomenológico; la configuración de un ethos a
partir del Ordo Amoris; conocimiento y elección de los modelos y la proyección del
plan de vida personal a partir de ellos. A partir de este método, permitir a toda persona
construir un proyecto de vida desde bases antropológicas, científicas y espirituales
concretas, sin que ello limite su libertad y autonomía en la construcción de su vida por
medio de cada una de sus decisiones.
90
91
Bibliografía directa
SCHELER, Max; Amor y conocimiento y otros escritos, Ed. Palabra, 2010
Bibliografía básica
BERSONG, Henri; Lex deux sources de la morale et de la religión, P.U.F., Paris
1969.
92
GAMBOA Tortolero, Francisco Javier; Etnoética del docente universitario en el
siglo XXI una aproximación teórica, Bárbula, 2014.
Bibliografía complementaria
BASAVE Fernández del Valle, Agustín; Pensamiento y trayectoria de Max
Scheler, HUMANITAS Anuario del Centro de Estudios humanísticos, Universidad
Autónoma de Nuevo León, México, 1997.
93
COLOMER i Pous, Eusebi; El pensamiento alemán de Kant a Heidegger,
Herder, Barcelona, 2002.
SAN AGUSTÍN, La ciudad de Dios, lib. XV, cap. XXII, p. 445 [En línea], En:
https://historicodigital.com/download/la-ciudad-de-dios.pdf
94
SAN AGUSTÍN, De la verdadera Religión, [En línea], En:
http://www.dfists.ua.es/~gil/de-vera-religione-esp.pdf p. 41 (2 de junio de 2018).
ZABALA, José Ángel; Axiología de los valores, según Max Scheler, [En línea],
en http://elfilosofosinfilosofia.blogspot.com/2011/03/axiologia-de-los-valores-segun-
max.html
95