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PROLOGO
Esta novedad haría repensar la participación: ya no serían dos, sino tres, las entidades puestas
en relación. De acuerdo con esta ontología tripartita -sobre la que, por cierto, no hay acuerdo
entre los estudiosos- el particular sensible posee un carácter inmanente, que es una de las
muchas particularizaciones de la Forma en que participa y cuya existencia depende de la
participación de ese particular en la Forma correspondiente. Tal hipótesis podría ser propuesta
para conciliar el cambio continuo del mundo sensible con la exigencia de cierta permanencia y
estabilidad en los objetos, que es necesaria para que el hombre pueda conocerlos.
Además, la exposición que se ofrece de la teoría con frecuencia no es directa. Por ejemplo, en
el Fedro se habla de ella en el contexto de la exposición de un mito relativo al destino del
alma5; en el Fedón se refiere a ella en el contexto
de los argumentos tendientes a probar la inmortalidad del alma ; en la República hay una
expresa reticencia de Sócrates al ocuparse de la Idea del bien
Hay algunos puntos en los que se muestra seguro, como en el hecho de que las Ideas existen y
que presentan ciertas características que las vuelven diferentes de todas las eentidades cuya
existencia pueda concebirse. Sobre estos puntos Platón dogmatiza, por lo que Aristóteles
puede hablar con alguna justificación de la doctrina (dóxa) de las Ideas
es preciso determinar si existe una única formulación de la teoría de las Ideas o si, en cambio,
esta teoría ha sufrido una evolución y sustanciales cambios.
Nosotros adoptaremos una lectura que haga justicia a las evidentes divergencias entre los tres
períodos en los que se suelen dividir los diálogos, pero, a la vez, señalando las líneas de
continuidad con respecto al tema que nos ocupa
I.1. Cuestiones terminológicas: eîdos, idéa, ousía, génos
El uso de los términos griegos para “Idea”, es decir, idéa y eîdos, es una obvia indicación en
tal sentido, pero no es una indicación segura, porque estos términos tienen usos diferentes o
bien no técnicos.
Desde el punto de vista etimológico idéa y eîdos tienen relación con el ver,Cuando se
considera el aspecto de una cosa vista, lo que se tiende a resaltar es su figura o forma, que
permite también su identificación. Una primera extensión natural del sentido originario de
idéa y de eîdos es por tanto el de “figura” y de “forma”, entendiéndose con estas palabras
siempre el aspecto exterior de la cosa vista
El término eîdos, además, tiende a adquirir el significado más técnico y clasificatorio de especie
o tipo, posiblemente porque el aspecto o la figura que presenta una cosa vista sirve también
para identificarla como una cosa de un cierto tipo.
Es bastante claro que el uso que hace Platón de ellos para designar entidades puramente
inteligibles es un desarrollo de estos últimos dos sentidos de eîdos e idéa, es decir del sentido
en que estos términos indican un aspecto o una figura de una cosa
El término ousía (formado sobre ón - óntos, participio presente de eînai, “ser”), refiere al “ser”,
a la “esencia” o a la “realidad” de alguna cosa. Designa las Ideas, entendidas como verdadera
“esencia” y “realidad” de las cosas sensibles en devenir, en todos los diálogos y sin variaciones
notables.,
la Idea se presenta como aquella ousía misma de la cual se ofrece razón (lógon dídomen)
tanto al preguntar como al responder, por tanto en la práctica de la dialéctica. Del mismo
modo en R.VII 534b, el dialéctico es presentado como aquel que capta la razón de la ousía de
cada cosa (donde ousía es seguramente la Idea).
El término génos (de la raíz gen, de la cual derivan sustantivos y formas verbales relativos al
“nacimiento”, “origen” o “generación”), por su parte, indica en primer lugar la “estirpe” o la
“tribu” y sucesivamente, por extensión, el “género” y la “forma esencial” de algo23. Aparece
en su significado técnico, refiriendo a las Ideas, en los diálogos tardíos, especialmente en el
Parménides y en el Sofista (en los que aparecen también los términos idéa y eîdos, de los que
génos es sinónimo).
Los primeros diálogos tienden a ser cortos, con excepción del Gorgias y del Protágoras, tienen
un tono ameno y en general presentan un contenido ético profesa abiertamente su ignorancia
a uno o más interlocutores que, en cambio, se declaran, o son considerados por otros, sabios y
expertos en torno al objeto en cuestión.
Pero lo que distingue a los diálogos tempranos del resto de su obra es que se busca la
definición de propiedades éticas, propiedades altamente discutibles, donde no hay acuerdo y
es necesario contar con un criterio objetivo para dirimir las controversias
Otro rasgo de estos primeros diálogos es que son aporéticos. La palabra aporía significa “sin
salida”, pero también puede significar “sin recursos”, perplejidad
Podría decirse que el propósito de Platón en estos primeros diálogos no es tanto dar una
respuesta a la pregunta inicial cuanto mostrar el modo en el que hay que examinar una
cuestión para darle solución
El objetivo del análisis, según la intención expresa de Sócrates (5d1-5; 6d10-e6; 11a6-b1), es el
carácter, aspecto, forma, “idea”33 (idéa, 5d4, 6e1; eîdos, 6d11) que permanece siempre
idéntico en cualquier caso posible, respecto a cualquier acción e independientemente de las
diversas circunstancias particulares,
Podría pensarse que la respuesta de Eutifrón es sólo una de las muchas acciones pías, es una
instancia, una acción individual, mientras que lo que se le pide es algo universal que pueda
aplicarse a más de un caso
Se trata de algo objetivo, que existe en las cosas mismas, independientemente de que los
sujetos lo aprecien o no.
“Aquello único que es idéntico en todos los casos” y que justifica el uso de un nombre común
es sucesivamente llamado
sí pues, esta forma o idea no aparece solamente como universal sino también como esencia de
los particulares, aquello en virtud de lo cual pueden ser considerados como tales.
Pero además opera como modelo: es el paradigma que permite distinguir las cosas que
pertenecen a una clase y las que no