Está en la página 1de 4

Conocimiento. Artículo en Ferrater Mora, J.

Preguntas como: “¿Qué es el conocimiento?”, “¿En qué se funda el conocimiento?”,


“¿Cómo es posible el conocimiento?”, etc., pertenecen a una disciplina filosófica llamada
de varios modos: “Teoría del conocimiento”, “crítica del conocimiento”, “gnoseología”, etc.
(...)
El problema – y los problemas – del conocimiento han sido tratados por casi todos los
filósofos, pero la importancia que ha adquirido la teoría del conocimiento como disciplina
filosófica especial es asunto relativamente reciente. Los griegos introdujeron en la literatura
filosófica, y con un sentido preciso, los términos que nos sirven todavía para designar nuestra
disciplina: los vocablos gnosis
( “conocimiento” ) y episteme ( “ saber” , traducido a veces asimismo por “ciencia” ).
La pregunta “¿Qué es el conocimiento?” fue a menudo formulada entre los griegos en
estrecha relación con la pregunta “¿Qué es la realidad?”.
(...)

Fenomenología del conocimiento.- En el sentido muy amplio de “pura descripción de lo


que aparece o de lo que es inmediatamente dado”, la fenomenología del conocimiento se
propone poner de manifiesto el “fenómeno” o el “proceso” del conocer. Se ha intentado
hacer esto independientemente de, y previamente a, cualesquiera interpretaciones del
conocimiento y cualesquiera explicaciones que puedan darse de las causas del conocer.
Por tanto, la fenomenología del conocimiento no es una descripción genética y de hecho,
sino “pura”. Lo único que tal fenomenología aspira a poner en claro es lo que significa ser
objeto del conocimiento, ser sujeto del conocimiento, aprehender el objeto, etc.
Un resultado de tal fenomenología parece obvio: conocer es lo que tiene lugar cuando un
sujeto ( llamado “cognoscente” ) aprehende un objeto ( llamado “objeto del conocimiento”
y, para abreviar, simplemente “objeto” ).
Sin embargo, el resultado no es ni obvio ni tampoco simple.
Por lo pronto, la pura descripción del conocimiento pone de relieve la indispensable co—
existencia, co – presencia, y, en cierto modo, co – operación de dos elementos que no son
admitidos por el mismo grado de necesidad por todas las filosofías.
En efecto, algunas filosofías insisten en el primado del objeto ( realismo en general ) ; otras,
en el primado del sujeto ( idealismo en general ); otras, en la equiparación de sujeto y
objeto.
La fenomenología del conocimiento no reduce ni tampoco equipara. Reconoce la
necesidad del sujeto y del objeto sin precisar en qué consiste cada uno de ellos; sin
detenerse en averiguar la naturaleza de cada uno de ellos o de cualquier supuesta
realidad previa a ellos o consistente en la fusión de ellos.
Conocer es, pues, fenomenológicamente hablando, “ aprehender” , es decir, el acto por el
cual un sujeto aprehende un objeto.
El objeto debe ser, por lo menos en el plano del conocimiento, trascendente al sujeto, pues
de lo contrario, no habría aprehensión de algo exterior: el sujeto se aprehendería a sí mismo.
Decir que el objeto es trascendente al sujeto no significa, sin embargo, todavía decir que
hay una realidad independiente de todo sujeto: no se adopta aquí ni una posición realista
ni una idealista. Al aprehender el objeto, éste está de alguna manera “en” el sujeto. No está
en él, sin embargo, ni física ni metafísicamente: está en él sólo “representativamente”. Por
eso decir que el sujeto aprehende el objeto equivale a decir que lo representa. Cuando lo
representa tal como el objeto es, el sujeto tiene un conocimiento verdadero del objeto;
cuando no lo representa tal como es, el sujeto tiene un conocimiento falso del objeto.
El sujeto y el objeto de que aquí se habla son, pues, “el sujeto gnoseológico” y “el objeto
gnoseológico”, no los sujetos y objetos “reales”, “físicos” o “metafísicos”. Por eso el tema de
la fenomenología del conocimiento es la descripción del acto cognitivo como acto de
conocimiento válido, no la explicación genética de dicho acto o su interpretación
metafísica.

Relativismo
( del latín relativus, relativo, de referre, llevar algo a su punto de partida ).
Afirmación de que todo conocimiento o todo valor moral dependen esencialmente del
punto de vista del sujeto que los tiene. Hay relativismo cuando la dependencia del punto de
vista subjetivo es total. Sus dos especies clásicas son el relativismo epistemológico y el
relativismo ético.
El primero defiende que no hay verdades universalmente válidas e independientes de la
apreciación de los sujetos; el segundo niega que existan normas morales universalmente
válidas. La consecuencia es que tanto el mundo del conocimiento como el de la moral
dependen de diversos condicionamientos, que pueden ser el individuo, la sociedad o la
cultura, ya sea en el aspecto psicológico, sociológico o histórico.

Comparado con el escepticismo, el relativismo afirma menos. El escepticismo afirma que no


hay verdades o, si las hay, son escasas. El relativismo sostiene que las verdades tienen un
valor relativo al – en dependencia con – el sujeto. El relativismo se distingue del subjetivismo
en que éste establece una dependencia directa entre el conocimiento o el valor y la
consideración del sujeto; mientras que el relativismo hace depender el conocimiento o el
valor de factores externos al sujeto. En la práctica se identifican, porque en la expresión “el
hombre es la medida de todas las cosas” – quintaesencia del relativismo – el término
“hombre” ocupa el lugar del sujeto pensante y el lugar de la historia cultural de este mismo
sujeto pensante.

Aparte de las dos mencionadas, las ciencias sociales destacan la importancia de otras
clases de relativismo: el relativismo conceptual y el relativismo perceptivo. El primero hace
referencia al modo como la conceptualización de la experiencia del mundo es diversa en
las diversas culturas, y así como en el mundo occidental se recurre a conceptos de espacio,
tiempo, causa, persona, y similares para clasificar los objetos de experiencia, en otros
ámbitos culturales no sólo no se recurre a los mismos conceptos sino que hasta se carece de
conceptos tan fundamentales como parece ser el de persona, o identidad personal. La
variación, pues, en los esquemas conceptuales parece ser o lleva a una forma de
relativismo.
De la misma manera, si es verdad que la percepción ha de explicarse más como una forma
de imponer orden a la experiencia que como un simple descubrimiento de qué tipos de
objetos nos brinda, lo que se llama mundo real es ante todo la manera como entedenmos
nosotros, y constituímos, lo que es el mundo.
La llamada “hipótesis lingüística de Sapir – Whorf “ supone precisamente esta forma de
relativismo.
( Diccionario Herder de Filosofía, artículo “relativismo” )
Escepticismo. ( En Ferrater Mora: )
El verbo griego “skeptomái” significa “mirar cuidadosamente” ( una
cosa o en torno ), “vigila”, “examinar atentamente”. Según ello, el vocablo “escéptico”
significa originariamente “el que mira o examina cuidadosamente”.
“Escepticismo” significa entonces “la tendencia a mirar cuidadosamente” ( se entiende,
antes de pronunciarse sobre nada o antes de tomar ninguan decisión ).
El fundamento de la actitud escéptica es la cautela, la circunspección.

El escepticismo como doctrina filosófoca tiene dos aspectos: uno teórico y otro práctico.
Desde el punto de vista teórico, el escepticismo es una doctrina del conocimiento según la
cual no hay ningún saber firme, ni puede encontrarse nunca ninguna opinión
absolutamente segura.

Escepticismo.- ( En diccionario Herder de filosofía ).


(Del griego “skeptomai” , “investigar atentamente”, o simplemente de “skeptesthai” ,
“investigar” )
Concepción en teoría del conocimiento que sostiene, en principio, que la mente humana
no es capaz de justificar afirmaciones verdaderas.
Un escepticismo extremo o absoluto sostendría que no existe ningun enunciado
objetivamente verdadero para la mente humana, o la imposibilidad total de justificar
afirmaciones verdaderas; de este escepticismo se suele decir que se refuta a sí mismo o que
es imposible, puesto que se niega en su propia afirmacion. El escepticismo moderado o
relativo sostiene que son pocos los enunciados objetivamente verdaderos, o bien,
establece dudas razonadas sobre la capacidad de la mente humana de poder conocer las
cosas y , por lo mismo, la somete a examen. Este relativismo propugna una actitud crítica
ante el dogmatismo. Históricamente, las afirmaciones de escepticismo moderado aparecen
tanto en épocas de decadencia cultural o cansancio intelectual, como de renovación e
ilustración, y la historia misma de la filosofía occidental alterna épocas de escepticismo y
dogmatismo. La duda metódica y el espíritu crítico o el rigor científico son manifestaciones
prácticas de un escepticismo moderado.

Dogmatismo.- Artículo en Ferrater Mora, J.


El sentido en que se usa en filosofía el término “dogmatismo” es distinto del que se usa en
religión. En esta última el dogmatismo es el conjunto de los dogmas, los cuales son
considerados ( en muchas iglesias cristianas por lo menos , y en particular en el catolicismo )
como proposiciones pertenecientes a la palabra de Dios y propuestas por la Iglesia. Los
dogmas no estan necesariamente ligados a un sistema filosófico, bien que se reconoce que
hay sistemas filosóficos opuestos al espíritu del dogma.
Filosóficamente, en cambio, el vocablo “dogma” significó primitivamente “opinión”. Se
trataba de una opinión filosófica, esto es, de algo que se refería a los principios. Por eso el
término “dogmático” , significó “relativo a una doctrina” o “fundado en principios”. Ahora
bien, los filósofos que insistían demasiado en los principios terminaban por no prestar
atención a los hechos o a los argumentos ( especialmente a los hechos o argumentos que
pudieran poner en duda tales principios). Tales filósofos no consagraban su actividad a la
observación o al examen, sino a la afirmación. Fueron llamados por ello “ filósofos
dogmáticos”, a diferencia de los “filósofos examinadores” o “escépticos”.
Se habló por ello tambien de escuela dogmática, esto es, la que propugnaba no el
escepticismo ( en cuanto examen libre de prejuicios ) sino el dogmatismo.

Examinaremos aquí la nocion de dogmatismo especialmente en la teoría del conocimiento.


El dogmatismo se entiende principalmente en tres sentidos:

1) como la posición propia del realismo ingenuo, que admite no sólo la posibilidad de
conocer las cosas en su ser verdadero ( o en sí ), sino también la efectividad de este
conocimiento en el trato diario y directo de las cosas.
2) Como la confianza absoluta en un órgano determinado de conocimiento ( o
supuesto conocimiento) , principalmente la razón.
3) Como la completa sumisión sin examen personal a unos principios o a la autoridad
que los impone o revela.

En filosofía se entiende generalmente el dogmatismo como una actitud adoptada en el


problema de la posibilidad del conocimiento, y , por lo tanto, comprende las dos primeras
acepciones. Sin embargo, la ausencia del examen crítico se revela también en ciertas
formas tajantes de escepticismo y por eso se dice que ciertos escépticos son, a su modo,
dogmáticos. El dogmatismo absoluto del realismo ingenuo no existe propiamente en la
filosofía que comienza siempre con la pregunta acerca del ser verdadero y, por lo tanto,
busca este ser mediante un examen crítico de la apariencia. Tal sucede no solamente en el
llamado dogmatismo de los primeros pensadores griegos, sino también en el dogmatismo
racionalista del siglo XVII, que desemboca en una gran confianza en la razón pero después
de haberla sometido a examen. Como posición gnoseológica, el dogmatismo se opone al
criticismo más bien que al escepticismo.

También podría gustarte