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El teatro desde 1940 a nuestros días

Las duras condiciones de la posguerra afectaron a la creación literaria y, como es de


esperar, la producción teatral no se va a ver libre de dificultades. Dadas las
especiales características del espectáculo dramático, se puede afirmar que el teatro
vivió durante la posguerra una intensa crisis general: los autores escasean y
padecen una férrea censura; por otra parte, el público y los empresarios no están
dispuestos a la innovación, lo que hace que el teatro quede reducido a un mero
espectáculo para la diversión. Además en esta época aparece un competidor feroz:
el cine.

Tendencias teatrales
Años 40. El teatro continuista:
El teatro triunfante en la inmediata posguerra propone una clara continuidad con
las formas y los temas dramáticos anteriores a la Guerra Civil española. Se trata de
una serie de autores que conciben el espectáculo teatral a la manera de Jacinto
Benavente: José María Pemán, Joaquín Calvo soleto, José López Rubio, etc.

Todas estas teniendo ciertas características en comunes: Se aseguran de


cómo el mismo nombre indica, de que triunfen, no innovando e inclinándose a lo
que funciona, repitiendo temas como: Enredos amorosos, infidelidades, conflictos
entre padre e hijos… Centrando su crítica aunque de manera sutil y no violenta a las
costumbres burguesas. Así continúa la tradición de la “comedia de salón”.

La comedia es el género por excelencia en este tipo de teatro, siendo su


representante más obvio José López Rubio, donde la mayoría de sus estrenos
como “Celos del aire” y “La otra orilla” fueron en su momento un gran éxito en
taquilla.

El humor: Jardiel Poncela y Miguel Mihura:


Al margen del teatro continuista sobresalen dos figuras, las cuales practican una
comedia de humor bastante innovadora, en la que integran lo inverosímil y lo
absurdo con un lenguaje irónico y crítico.

Jardiel Poncela con sus obras: “Eloísa está debajo de un almendro” o “Los
habitantes de la casa deshabitada”. Busca el humor en el planteamiento de
situaciones inverosímiles y absurdas; sin embargo, a diferencia de Valle-Inclán,
quien renunció a ver representadas sus obras, Jardiel Poncela siempre trató de
acomodar sus obras al teatro del momento, teniendo en cuenta la censura aunque
siendo flexible con esta y con la disponibilidad tecnicas de las cuales disponía el
teatro. Debido a esto último sus obras no brillaron con la luz que podrían haber
tenido.
En cambio Miguel Mihura ya rompió los esquemas del teatro cómico en
1932, escribiendo “Tres sombreros de copa”, que no se estrenaría hasta 1952. Ya
que sus obras se burlaban de los tópicos, de la vida burguesa, la autoridad y las
normas sociales a través de una comedia disparatada, irónica y exagerada.
Aunque tras esta obra no entendida en su momento, se tuvo que acomodar al gusto
público creando obras con el humor a un nivel mucho menos crítico, como : “El caso
de la señora estupenda” 1953.

Años 50. El teatro existencial y del realismo social.


Se sitúan dos autores que llevan al teatro las angustias de la condición humana, el
compromiso, la denuncia ante la injusticia y la lucha por la libertad: Antonio Buero
Vallejo y Alfonso Sastre.

Este teatro plantea una ruptura con la línea anterior; se generó una polémica entre
los autores. Se habla de posibilismo e imposibilismo. El posibilismo (Buero Vallejo)
plantea un teatro moderadamente crítico que pueda estrenarse y que llegue al
público; un teatro arriesgado, pero no temerario. Para Alfonso Sastre no hay un
teatro imposible, sino momentáneamente imposibilitado. El autor debe escribir lo
que piensa y siente, sin censura, aunque ello implique que, en un primer momento,
sus obras sean censuradas.Las obras más representativas de estos artistas
fueron:
-Buero Vallejo: “El tragaluz” y “Historia de una escalera”.
-Alfonso Sastre: “Escuadra hacia la muerte” o “La sangre y la ceniza”.

Años 60. El teatro experimental y renovador.


Poco a poco, las innovaciones europeas de la posguerra llegan a España. Hacia
1970 se produce una renovación teatral basada en el espectáculo, la
escenografía y las técnicas audiovisuales. Así casi destruyendo la acción y pasando
a utilizar la alegoría, los símbolos y lo abstracto en escena.
En esta etapa de renovación también ha tenido una actuación destacada los grupos
de teatro independientes, con montajes de espectáculos propios

El teatro desde 1975


Tras el experimentalismo casi todos los géneros literarios toman de referencia a la
tradición de ahí la denominación de neorrealista a la época actual. Eso también le
afecta al teatro. Los escenarios españoles acogen espectáculos realizados por
grupos independientes al lado de autores experimentales. Aunque hay que
mencionar que los nuevos autores dramáticos se han inclinado por la comedia
neorrealista bien construida y que desarrolla temas de actualidad: La droga, el
paro, los problemas juveniles. Teniendo un todo esto un tono irónico

Entre los nuevos dramaturgos podemos señalar a José Luis Alonso de Santos
con una de sus obras más reconocidas "bajarse al moro"

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