Está en la página 1de 79

ganz1912

A rte, ideología y capitalism o

Sr.\VOJ Z i z e k
J obge A lemán
C ésar B e n d u e l e s
ganz1912

CONSORCIO DEL CÍRCULO DE BELLAS ARTES

La Suma de Todos

ComunÍc:blidde Madrid
wvyw.rnreíridwg

madrid

ZBERfA
El origen de los ensayos que componen este volumen es el encuentro
con Slavoj Zizek que tuvo lugar el 17 de octubre de Z007 en el Círculo de
Bellas Artes. en colaboración con la Fundación Cristóbal Gabarrón. y
en el qie también intervinieron Jorge Alemán y César Rendueles.

1
C í r c u l o DF. B t u a s A r t e s

Presidente
J uan Mjouki. Hernández Lkón

Director ganz1912
J uan BARJA
Esta obra se publica bajo una licencia
Recouairniento-NoCornernal-Sinobras
derivadas 25 España de Creative Com-
rnons. Se permite la distribución, copia
y exhibición por terceros de esta orna
siempre que se mencione la autoría y
la procedencia. se realice con fines no
comerciales y se mantenga esta nota.
No se autoriza la realización de obras
derivadas.

Área de Edición del CBA

Diseño de colección
Esn;rno Joaquín GAALGO

Impresión
DIN Impresores S.L.

® CíKcuio he Bellas Ar t , 2008


Alcalá. 42. 28014 Madrid
Teléfono 913 605 400
"""w.circulobellasartes.com

t.1 de los textos: sus autores. 2008


(Ode la traducción: César Rendueles
3008
FCP
Fundación Ca», Pintad* ISBN: 978-84-87619-29-8
a*«oCristóbal Gabarrón
Dep. D*gal:
A R T E E IDEO L O G I A E N HOLLYWOOD.
UNA D E F E N S A DEL PLATO NISM O

Slavoj Zizek

Traducción de César Rendueles


La p erce p ció n de lo Real histórico en térm inos de una n arra -
ción fam iliar es una operación ideológica b á sic a Ten v ir tid de
la cual u n conflicto q u e e n f r e nta a grandes fuerzas sociales se
re e la b o ra d e sd e las c o o rd e n a d a s de uii d r a m a fa m ilia r. P or
su pu esto, esta id e o lo g ía e n c u e n t r a su e x p r e s i ó n fin al en
Hollywood, la m á q u ina ideológica definitiva: e n un producto
típicam ente hollw oodiense todo, absolutam en te todo, desde
el destino de los cab alleros de la Mesa Redonda hasta la R e v o ­
lución de Octu bre pasando por los asteroides que colisionan
contra la Tierra, se ve transpuesto en una n arració n edipica.

C o m e n c e m o s por el mayor éxito cin em atográfico de todos los


tiem po s, Titanic , de J a m e s C a m e r o n . ¿ E s Ti tan ic realm en te
u na película sobre el hundimiento de u n barco q u e choca con -
tra u n iceberg? Es preciso tener e n cuenta q ue la catástrofe se
produce justo en el m omento en que los dos jóven es am antes

i
12 SLAVOJ ZlZEK

(Leonardo di Cap rio y Kate Winslet) regresan a la cubierta del


barco inmediatamente después de con sumar sexualmente su
relac ión amorosa. Pero eso no es todo. De otro modo. la catás­
trofe simp lcm en te hubiera sido el castigo del Destino por
la doble transgresión que supone el ac to sexual ilegit imo y la
contravención de las d ivi siones de clase. Lo realmente cr ncial
es que. una vez en cubierta. Kate le dice apasionadamente a su
amante que, cuando a la mañana siguiente el barco llcgtc a
Nueva York, se marchará con él. Prefiere vivir en la pobreza
junto a su auténtico amor a una vida de falsedad y corrupción
entre los de su clase social. Precisamente en ese momento el
barco choca contra el iceberg a fin de prevenir lo que sin nin­
gún gen ero de dud as hubiera sido la a uténtica c atá stro fe, es
decir, la vida de la pareja en Nueva York: cabe suponer sin
sombra de duda que las miserias de la vida cotidiana no larda-
rian en acabar con su romance. El siniestro se produce con el
objeto de salvar su amor, generando la ilusión de que. si no
hu b iera tenido lugar, habrían vivido « felices por siem pre ».

Pero nisiquiera esto es todo. Los momentos finales. en los


que se ve cómo di Caprio muere de hipotermia en el agua
gél id a mientras Winslet flota a sa lvo sobre un gran tro:Go de
fig. i -2 rnadera, nos proporcionan una clave adicional. Consciente
de que le está perdiendo. ella grita: « ¡Nunca te dejaré mar­
char!», y al tiempo que lo dice, ella LE DEJA MARCHAR.
incluso 11ega a empujarle con sus propias manos. ¿ Por qué?
Po rq ue él ya ha cump 1ido su co met ido. Tras el relato de a mo r.
Titanic ocul ta otra historia bien distinta ac erca de una ni ña
ARTE E IDEO LO GÍA EN HOLLY WOOD 13

mimada de clase alta que vive una crisis de identidad: está


confusa, no sabe qué hacer con su vida... Di Caprio no es r¡g. 3 -4
tanto su pareja amorosa cuanto una especie de « mediador
evanescente» cuya función es restaurar su identidad y el
sentido de su vida, su imagen personal (bastante literalmen­
te, por cierto: él dibuja su imagen). Una vez que lia termina­
do su trabajo, puede esfumarse. Por eso. las últimas palabras
que pronuncia antes de desaparecer en el Atlántico Norte
recuerdan más al mensaje final de un predicador que a la
despedida de uii amante: le dice a Winslet cómo debe llevar
su vida, que sea honesta y fiel a sí misma, etcétera. El supe r­
ficial marxismo hollywoodiense de Cameron -el modo en
que privilegia a las clases bajas de un modo excesivamente
obvio, así como su descripción caricaturesca del cruel egoís­
mo y oportunismo de los ricos—no deberla llevarnos a enga­
ño. Su simpatía por los pobres esconde otra narración: el
mito profu ndamente reaccionario —planteado de forma
cabal por primera vez en Capitanes intrépidos. de Kipling- de
un joven acaudalado que experimenta una crisis personal y
recupera su vigor tras un breve e intimo contacto con la recia
vida del pobre. La compasión por el menesteroso oculta su
explotación vampirica.

Reds, de Warren Beatty, podría considerarse el cenit de este


ridículo procedimiento hollywoodiense consistente en la
escenificación de los grandes acontecimientos históricos
como trasfondo de la formación de una pareja. Con Reds
Hollywood logró la hazaña de dar con una fórmula para reha-
14 slavo j 2i 2ek

b ilita r la p ro p ia R e v o l u c i ó n de Octubre, p o s i b l e m e n te el
a c o n t e c im ie n t o h istórico m ás tra u m á tic o del siglo v e i n te.
¿C ó m o se describe la Revolu c ión en la película? La pareja que
f o r m a n J o h n Reed y L o u ise B ry an t vive una p r o fu n d a c r is is
-6 e m o c io n al; pero amor se reenardece cuando Louise o b s e r ­
Ul

su

va a J o h n en u n a trib u n a p r o n u n c i a n d o un a p a s i o n ado d i s ­
curso re v o lu c io n a rio . Lo qu e sigu e es u n e n c u entro se x u a l
entreverado por escenas arquetípicas de la revolución, alg u ­
nas de las cuales p o se en re son an cias eróticas excesivam ente
obvias. Por e je m p lo , cuando J o h n p e n e tra a L o u is se ve una
calle 0 o n d e u n a tu pida m u ltitu d de m a n i fe s t a n t e s ro d e a y
d e tie n e u n p e n e tra n te tranvía « f'álic o » ... Todo ello con los
cánticos de la Internacional como tclóii de fon do. Cuando, en
p le n o clím ax o r g á s m ic o , ap arece el m i s m í s i m o L e n i n d i r i ­
g ié n d o s e a u n s a l ó n atestado de d e le g a d o s, parece m ás u n
sabio profesor supenrisando el e n c uentro se m al de los a m a n ­
tes q u c un frío líd e r re vo lu cio n ario . Hasta la R e v o lu c ió n de
Octubre es aceptable si sirve para reconciliar a u na pareja.

S o r p r e n d e n t e m e n t e , e n c o n tra m o s la m i s m a matriz e n la
p r o d u c c i ó n c in e m a to g r á fic a de los s u c e s o r e s de la pro p ia
R e v o lu c ió n de O ctu bre. c o n c r e t a m e n t e en la tr iste m e n te
célebre La caída de Berlín (19 4 8 )., de Ch iaureli, ejem plo c o n s ­
picu o de la épica bélica estalinista que narra la v ictoria s o v i é ­
tica s o b r e la A l e m a n i a de H itler. La p e líc u la c o m ie n z a e n
1 9 4 1 , justo antes del ataque a le m á n contra la U R SS. El héroe,
un t r a b a ja d o r del metal e s t a ja n o v is t a e n a m o ra d o de una
p r o f e s o r a local, p e r o d e m a s ia d o tím id o p a r a a p r o x i m a r s e
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 15

a ella directam e n te , es galardonado con el p r e m io Stalin y el


propio líder le recibe e n su dacha. E n u n a e sce n a q u e se c o r ­
tó d e s p ués de 19 5 3 y que más tarde se p e r d i ó , tras las fe lic i­
ta c io n e s o fic ia le s, S t a l i n p e r c i b e cierto n e r v i o s i s m o en el
héroe y le pregunta si algo va mal. Este le c o n fie sa sus cuitas
a m o ro sa s a S talin . qu e le a c o n s e ja sobre la fo rm a de ganarse
el corazón de la mu je r (recitarle p oesías y c osas por el estilo).
De vuelta a casa, el héroe logra sedu cir a la chica; s in e m b a r ­
go. j us to e n el m o m e n to en que la lleva en b r azos h acia la
h ie rb a (c o n toda p r o b a b i l i d a d , p a r a m a n t e n e r r e l a c i o n e s
sex uales), las b o m b a s de los avio n e s a le m a n e s c o m ie n z a n a
explotar por d oqu ier: es el 22 de ju n io de 19411. En la c o n fu ­
sió n s u b s ig u iente, los a le m a n e s h acen p r is io n e r a a la jo v e n y
la tr a sla d a n a u n cam po de trabajo cerca de B erlín , m ie n tr a s
que el h é ro e se alista en el Ejérc ito Rojo y lu cha en p r im e r a
línea para rescatar a su amada. Al final de la película, cuando
la j u b i l o s a m u ltitu d de p r i s i o n e r o s d e l c a m p o l i b e r a d o s
p o r el E j é r c i t o R o jo se mezcla c o n los s o l d a d o s r u so s, un
a v ió n aterriza e n una p ra d e ra cercana; el m i s m í s i m o S talin
d e s c i e n d e de él y avan za h acia la m u ltitu d que le a c la m a
a p a s i o n a d a m e n t e . E n ese p r e c i s o m o m e n t o se r e ú n en los
dos am antes. como si de n uevo h u biera intervenido la ayuda
p ro v id en c ial de Stalin: el la descubre al héroe entre la m u lti­
tu d pero. antes de abrazarle. se acerca a Stalin y le pregunta
si p uede darle un b e s o ... ¡R e a lm e n te ya no se hacen p elícu ­
las así! La. caída de Ber lín es en rigor la historia del r e e n c uen -
tro de u n a pareja: la S e g u nda G u e r r a M undial es el obstáculo
q u e d eb e su p erar el h éroe para re cu p e rar a su amada, com o
16 slavo j 2i 2ek

el d r a g ó n que el caballero t i e n e que m atar p a r a c o n se g u ir a


la p r i n c e s a p r i s i o n e r a en u n castillo. S t a l i n d e s e m p e ñ a el
p ap el de mago y c a s a m e n t e ro q u e s a b i a m e n t e p r o p i c i a la
r e u n ió n de la p a r e ja ...

Hay, s i n e m b a rg o , a l g i n a s e x c e p c i o n e s in e s p e r adas a esta


regla, por ejem plo. El código Da Vinci (la pelícu la antes q u e el
lib ro ). (Me cuesta juzgar con im p a rc ia lid a d a Da Vinci por -
q u e. c o m o todo e slo v e n o s i n cero , conozco el secreto de la
s o n r is a de la M o n a Lisa. El esloveno carece de palabr as o b s ­
cenas y las ha tomado prestadas en su mayor parte del serbio.
el croata y. en m e n o r m edida, el italiano. A sí q ue todo el
m u n do sabe que <<mona>> es el n om b re popu lar italiano pa ra
« v a g in a » , m ie n t r a s que <<li sa>> es la raíz del v erbo esloveno
« l a m e r » : la s o n r i s a de la M o n a Lisa es el gesto de s a t i s f a c ­
ción tras un buen c u n n ilin g u s.) El interés de El codigo Da, Vin­
ci —tanto la novela como, aún más, la pelícu la —reside en u na
característica q ue, sorp ren d entem en te. remite a ExpedienteX,
fig. 7 donde la can tidad de cosas que s u c e d e n « allí fu e r a » , donde
se su po n e que está la verdad (es decir, la invasión a lie n íg e n a
de la T ierra). llc na el vacío que deja una verd ad mucho m ás
cercana: el hecho de que entre la pareja de agentes M u ld e r y
Scully no su cede nada (runguna relación s e x ual). E n El código
Da Vi n ci . la vida s e x u al de C risto y M a r ía M a g d a le n a es el
exceso que invierte (oculta) el hecho de que la vida sexual de
Sophie, la heroína y última d escendiente de Cristo, no existe:
ella, es como la María contem poránea, virginal, p u ra, a s e x u a ­
da, no hay rastro de sexo entre ella y Robert L aiigd o m .
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 17

El trau m a de S o p h ie se originó al asistir a la e sc e n a p r i m o r ­


dial fa n ta s m á tic a de la c o p u la c ió n p a re n ta l; este exceso de
jo uissance « neutralizó» totalmente su sexu alidad: es como si.
en una especie de bucle temporal, asistiera al acto de su pro -
pia c o n c e p c ió n , de fo r m a que p a r a ella TODO sexo fu e ra
i n c e s tu oso y. así, e stu v ie r a p r o h ib id o . A q u í e n tra e n j u ego
R obert qu ien, lejos de s e r su p a r e ja am o rosa, actúa c o m o su
<<anal is ta s ilv e s t r e » , cuya tarea es construir un marco n a r r a ­
tivo, un mito, que le permita evad irse de esta s e d u cción fa n ­
tasmática, no por m ed io de una recu peración d e l a h e te r ose -
x u alidad <<normal>>, sino a través de la a c e p ta c ió n de su
asexu alidad y de sil « n orm alización » como paite de la nueva
narrativa mítica. E11 este s e n tido, El código Da Vinci pertenece
a la se rie que e stam os aiializand o: en realidad, la película n o
trata acerca de la religión y el secreto « r e p r im id o » del C r i s ­
t i a n i s m o, sino so b re una joven frígida y trau matizada que se
r e d im e y se libera de su trauma al p r o v e e r s e de u n m arco
m ítico que le perm ite aceptar plen am ente su asexualidad. El
mito q u e la c o nv ie r t e en la d e s c e n diente d e C r isto crea u na
nueva identidad sim bólica para Sophie, quien, al final, e m e r ­
ge com o líd e r de tina c o m u n idad. E n este n ivel te rre n a l, E l
código Da Vin ci no se aparta del C ristianism o: el personaje de
Sophie encarn a el paso del amor sexual al ágape desexualiza-
do com o amor político que instau ra el vinculo de u n a co le cti­
vidad. Esta solución no tiene nada de « p re fre ud ian a » , sólo lo
parece desde la perspectiva de una vulgar v e r s ió n norm ativa
h eterosexual del p sic o a n á lisis, en virtud de la cual p ara una
m u jer todo resulta patológico excepto el d e se o h eterosexu al
18 SLAVOJ ZlZEK

« normal». Por elcontrario, para un auténtico freudiano <<no


hay relación sexual» , no existe ningún estándar de normali­
dad, sólo un punto muerto ineludible. La posición asexual
que acepta la retirada del comercio entre los sexos es un .sín­
toma -u n «nudo» sintomático que mantiene unido al suje­
to—tan bueno como cualquier otro a la hora de afrontar este
punto muerí o. Quizás por esa razón la película de El código Da
Vinci dcfraudó a los seguidores del libro.

Sin embargo, esta subversión se mantiene dentro de los


confines de la matriz ideológica hollywoodiense. Para esca­
par de ella no se necesita profundizar sino. más bien, apren­
der a mantenerse en la superficie. Ilay un plano de Judy en
fig. 8 Vértigo. de Hitchcock, en el que la mitad izquierda de su ros­
tro está casi completamente a oscuras mientras la parte dere­
cha aparece teñida de un extraño tono verde procedente de
la luz de neón que ilumina el exterior de la habitación. En vez
de leer esta toma como una representación del conflicto
interior de Judy, uno debería reconocer su completa ambi­
güedad ontológica: como en algunas versiones del gnosticis­
mo, J udy aparece descrita aquí como una protoentidad aún
no completamente constituid a ontológicamente (un agre­
gado de plasma y oscuridad). Es como si, a fin de existir ple­
namente, su mitad oscura esperara ser completada por la
imagen etérea de Madeleine. En el momento mismo en que
Judy se ve reducida a un infraobjeto, a una mancha informe
preontológica, queda subjetivizada: ese angustiado semi-ros-
tro. totalmente insegiro de sí misnio, designa el nacimiento
ARTE E IDEO LO GÍA EN HOLLY WOOD 19

del sujeto. Recuerda la proverbial solución imaginaria de la


paradoja de la divisibilidad infinita de Zenón: si continuamos
la división lo suficiente. finalmente tropezaremos con un
punto en el que una parte ya no será divisible en partes
menores, sino en una parte (menor) Y NADA: esta nada «es>>
el sujeto. ¿Y no es ésta. precisamente, la división de Judy en el
plano antes mencionado? Vemos la mitad de su rostro, mien­
tras la otra mitad es un vacio oscuro.

Los sujetos son literalmente agujeros, huecos en el orden


positivo del ser, sólo moran enlos intersticios del ser, en esos
lugares donde la labor de creación no lia concluido: la mera
existencia de un sujeto prueba que Dios era un idiota que
arruinó el trabajo de la Creación. Lejos de ser la cúspide de la
Creación, el sujeto pone de manifiesto que en el orden de las
cosas hay máculas de realidad inacabada: el correlato objeti­
vo de un sujeto es una mancha - objeto proto real espectral
que aún no está totalmente actualizada como parte de la rea­
lidad positiva. El problema es que. cuando nos enfrentamos a
un ser humano y observamos sólo su mitad visible, automáti­
camente lo des subjctivamos llenando el vacío, proyectando
en la oscuridad una riqueza de la personalidad imaginaria: el
otro des -subjetivado se convierte en una «persona» com­
pleta, el rostro se transforma en un fetiche leviiiasiano, el
signo de la abismal profundidad de la vida interior de la per­
sona, y las dos mitades (la cara exterior y la vida psíquica
interior) se combinan eii una totalidad cabal. Lo difícil no es
percibir bajo el rostro la riqieza de la personalidad, sino evi-
20 SLAVOJ ZlZEK

tar esa trampa. ABSTRAERSE del espejismo de esa riqueza y


ejercitar la habilidad para aceptar la realidad desfetichizada
del sujeto: observar la oquedad. la oscuridad, sin completarla
con el contenido fantasmático de la «vida interior» que se
supone que brilla tras ella. En otras palabras. lo difícil es
enfrentarse a la realidad en su estatus preontológico. como
algo no totalmente constituido, ver la nada allí donde no hay
nada que ver, sustraer de la realidad su engañosa riqueza.

Gilíes Deleuze reflexiona a menudo en torno a la idea de que


al convertirnos en p osthumano s deberíamos aprender a prac­
ticar untipo de percepción anterior o posterior a los hombres.
una percepción liberada de sus coordenadas huunanas: quie -
nes asumen plenamente el «retorno de lo mismo» nietzs-
cheano son lo su ficie n temente fuertes como para sos tener la
visión del «caos iridiscente de un mundo anterior al hom-
br e». Au nque Deleuze recurre aquí abiertamente al lenguaje
kantiano. en particular cuando habla del acceso directo a las
«cosas (a su for ma de ser) en sí», lo que él denomina «cosas
en sí» es en cier to modo aún másfenoménico que nuestra rea­
lidad fenoménica compartida: es el fenómeno imp osi ble, el
fenómeno excluido de nuestra realidad simbólicamente cons­
tituida. Imagínese a alguien obligado a presenciar una tortura
aterradora: en cierto modo. lo que ha contemplado es tan
monstruoso que se convierte en una experiencia de lo imposi­
ble =real nouménico que haría añicos las coordenadas de
nuestra realidad común. Del mismo modo. si descubriéramos
películ as filmadas en un campo de concentración que reco-
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 21

g ie ran escen as de la vida diaria de los M wsii./mannen, el m a l ­


trato sistemático qu e s u frían y la fo rm a en que se les privaba
de toda d ignidad, h a b r ía m os « visto d e m a sia d o » , h ab ríam o s
accedido al territorio vedado de lo qu e debería haber pcrm a -
n ecid o oculto. Esto es t a m b ié n lo que liace que r e s u lte tan
difícil asistir a l o s ú ltimos m om entos de aquellas personas que
sab en qu e van a m o r i r i n m i n e n t e m e n te y qu e son, en este
sentido. como m uertos vivientes. De nuevo, im agínese que se
h ubiera d e s c u bierto entre las ru in a s de las T o rre s G e m e la s
una v id e o c á m a r a que m ila g r o s a m e n t e h u b i e r a s o b re v iv id o
intacta al impacto y que c onservara imágenes de lo qu e suc e ­
dió entre el pasaje del avión m in u tos antes de que se estrellara
con tra u na de las Torres. Lo que ocurriría en todos estos casos
es que, efectivamente, habríamos visto las cosas como so n « e n
sí m i s m a s » . al m argen de las coord en adas h u m a n as, al m a r ­
gen de nuestra realidad humana: h a b r ía m o s visto el m undo
con ojos i n i u manos. (Quizás las autoridades estadounidenses
han encontrado esas imágenes y, por razones com prensibles,
las m a n tie n e n ocultas.) La l e c c ió n que p o d e m o s extraer de
esto e s profundam ente hegeliana: la diferencia entre lo f e n o ­
m é n ic o y lo n o u m é n ic o tiene qu e ser re fle ja d a /tra n sp iic sta
de nuevo en lo f e n o m é n ic o en té rm in o s del hiato entre el
fenómeno normal « urbanizado» y el fenómeno « im posible» .

¿ C ó m o p o d e m o s p la s m a r esta d i m e n s i ó n in h u m a n a en. una


película? Sin duda, n o tratando de captar la pu ra ob jetivid ad ,
s i no r e p r e s e n tando una su bjetividad im p osib le. Uno de los
proced im ientos c o n v e n c io n ales de l as películas de terro r es
22 slavo j 2i 2ek

la « re sig n ific a c ió n » del plano objetivo en el subjetivo (lo que


el e s p e c ta d o r i n i c i a l m e nte p e r c ib e como u n plano objetivo
- p o r ejemplo, una casa con u n a familia c e n a n d o - , de r e p e n ­
te, p o r med io de m a r c a d o r e s c o d ific a d o s —c o m o una ligera
v ib r ación de la cám ara, u na b a n d a so n o ra « s u b j e t i v i z a d a » ,
e t c é t e r a - , se re ve la com o el p lan o su b jetivo de u n a s e s i n o
a c ec h an d o a su s v íc tim a s propiciatorias). S in e m bargo . este
proccd im ien to se complementa con su opuesto, la inesperada
in v e r s ió n del p lan o subjetivo en otro objetivo: en medio de
un largo plano inequívocamente s u bjetivo, el espectador se ve
de re p e n te obligado a re c o n o c e r cine en el espacio de la real i ­
dad- diegética no hay* ningún sujeto que p ueda, ocupar el punto de
vista-de esteplano. E n c o n se cu e n c ia , no se trata a q u í de u na
mera inversión de u n plano objetivo e n o t r o subjetivo, sino de
la constru cción de tm lugar de s u bjetivid ad imposible, u na s ub ­
jetividad qite contamina la propia objetividad con el aroma del
mal in efable, m o n struoso. Algo que perm ite intuir toda una
teología h erética en la que se identifica secretam en te al p r o ­
pio C reador con el D e m o n io (qu e era p r e c is a m e n te la tesis de
la herejía cátara e n la Francia del siglo x n ). El ejem plo p a r a ­
digmático de esta subjetividad im posib le aparece cn L o sp á ja -
fíg. 9 ros: se trata del plano que muestra Bodega Bay en llamas vista
desde lo alto y que, con la e n trada de los pájaros en el e n c u a ­
dre, adquiere un significado diferente, se aubjetiviza al a d o p ­
tar el punto de vista de los propios agresores malignos.

Irónicam ente, un proced imiento sim ilar se usa en Fra nco: ese
hombre, un d octimental oficial español (franquista) realizado

i
ARTE E IDEO LO GÍA EN HOLLY WOOD 23

en 1964 en conmemoración de los «veintici nco años de paz»


transcurridos desde el inicio de la dictadura. Cuando acab a la
película sucede algo extraño, una resubjetívación de la obje -
tividad similar a la que se produce en la escena de los pájaros:
l a cámara se retira, de modo que la imagen, en vez de cubrir
toda la pantalla, disminuye y termina rodeada por un marco
negro. Ya no vemos una imagen, sino una proyección de la
imagen que alguien observa en una sala de cinc. Entonces,
la cámara gira y vemos al e spec tado r de la pelíc ul a eii h onor
de Franco: se trata, por supuesto. del propio Franco. La ironia
res id e en e l hecho de que, aunque la in tenció n manifiesta
de la película es ho menaj ear a Fra nco, este procedimiento lo
convierte en una presen cia mal ig11 a, como los pájar os de
Hitchcock ...

Si esta ob jet ividad s u bjetivizada simboliza el mal, ¿hay otra


forma de representar la superficie inhumana del Ser? En el
merca do contemporáneo encontramos toda una serie de pro-
duc tos privados de su propiedad mal igna: café sin cafeína,
nata sin grasa, cerveza sin alcohol. .. Sin duda habría que aña­
dir a esta serie el olor: quizás la diferencia clave entre las cla­
ses popul a res y las cl ases medias sea la relación que mantie­
nen con el olor. Para la clase media. las clases bajas huelen,
sus miembros no se lavan regularmente. Por citar la prover­
bial respuesta que dio un parisino de clase media cuando le
preguntaron por qué prefería viajar en vagones de prime -
ra clase en el metro: «No me importaría ir en segunda con
los obreros, ¡pero es que hu elen!». Esto nos ll eva a unode los
24 SLAVOJ ZlZEK

posibles significados actuales de «prójimo» : prójimo es


aquel que. por definición, huele. Por eso los desodorantes y
jabones son tan importantes hoy en día, hacen que los demás
resulten mínimamente tolerables: estoy dispuesto a amar a
mi prójimo ... si se demuestra que no huele demasiado mal.
Según una noticia que ha aparecido recientemente eii los
medios de comunicación. los científicos de un laboratorio
venezolano han añadido un elemento a esta serie; por medio
de la manipulación genética han creado alubias que, tras ser
consumidas, ¡no generan ventosidades malolientes y social­
mente embarazosas! Así que, tras el café descafeinado. los
pasteles bajos en calorías, la coca cola. sin azúcar y la cerveza
sin alcohol, ahora tenemos alubias sin fhttuloncias ...

Lacan completó la lista de Freud de objetos parciales (pecho.


heces. pene) con dos elementos adicionales: la voz y la mira­
da. Quizás deberíamos pensar en un objeto adicional: el olor.
El perfume, de Patrick Súskind, parece señalar en esta direc­
ción. Grenouille, el desventurado héroe de la novela, carece
de cualquier tipo de olor, los demás 110 pueden olerle. El, en
cambio, posee un extraordinario sentido del olfato que le
permite reconocer a las personas a gran distancia. Cuando su
mujer ideal muere accidentalmente. Grenouille intenta
recrear (110 su existencia corporal -en este sentido, El perfume­
es un auténtico anti-Frankestein-sino) su aroma. Para ello
asesina a veinticinco bellas jóvenes, cuya piel rasca a fin de
extraer sus olores, que mezcla hasta obtener F.L perfume
ideal. Este aroma irresistible es el definitivo odordifemina, la
ARTE E IDEO LO GÍA EN HOLLY WOOD 25

« esencia» extractada de la feminidad: cuando una persona


normal lo huele. todas sus coerciones racionales se derrum­
ban y se entrega a una orgía sexual desenfrenada. Al final de
la novela. GrenouiUe es arrestado, acusado del asesinato
de veinticinco vírgenes y condenado a la pena capital, pero le
bas ta con agita r un pa ñuelo emp apad o en e l pe rf um e defi­
nitivo ante la multitud que clama por su muerte para que.
inmediatamente, todos olviden su sed de venganza para
desnudarse y abandonarse a un a orgia púb lica. La feminidad
exlractada es lo que Lacan llamaba objet, petit a [objeto a
minúsculaJ, e l objeto-causa de l deseo. que está «en ti más
que tú mismo» y me hace desearte: por eso Grenouille tie­
ne que matar a las vírgenes para extraer su «esencia». En
palab ras de Lacan: «Te amo, pero hay a lg o en ti más que tú
mismo que amo, el objetpetita. así que te destruyo».

Sin embargo. el destino de GrenouiUe es trágico: al ser inodo


ro, es un sujetopuro. sin un objeto-causa de deseo en sí mismo
y, así, ningún otro le desea. Esta cu ita le proporciona acceso
directo al objeto-causa de deseo: mientras la gente normal
desea a otras personas a causa del reclamo del objet a en ellas,
Grenouille tiene acceso directo a este objeto. Los individuos
ordinarios sólo pueden desear en la medida en que se con­
vierten en víctimas de una ilusión: creen que la causa de que
deseen a otras personas está en esas personas. es decir, no son
conscientes de que la causa de su deseo es una <<esencia>>/fra -
gancia que no tiene nada que ver con la persona en sí. Co roo
Grenouille puede so slayar a la per so na y apuntar directamen-
26 slavo j 2i Zek

te al o b je to - causa de deseo, puede evitar esta ilu sión: por eso


para él el erotismo es u n rid ículo j u ego de s e ñ u elos. El precio
que paga, sin embargo, es la absoluta incapacidad para aceptar
la ilusión inversa, el espejismo de que alguien le ama: es cons -
cíente en todo m o m e n to de que no es él. sino su p erfu m e. lo
que liaee q ue la gente lo adore. La ú n ic a fo rm a de e scap ar a
esta situ ación . el ú nico modo de a f i r m a r s e c o m o objeto del
d eseo ajeno. es el suicidio: en la e sce n a fin al de la n ovela se
vierl e el p e r fu me p o r e n c im a y una t urb a m u lta de la d r o n e s ,
m endigos y p utas literalmente lo despedaza y devora.

Hay u n pasaje en la Recherche de Proust que narra la p r im e r a


vez q u e el p ro ta g o n ista de la novela usa el teléfono. M a rc e l
liabla con su abu ela y al escu char sólo su voz. al m argen de su
cu erpo. se so rp ren de: es la voz de 1m a anciana frágil. no la de
la ab u ela que él re co rd ab a. El caso es que esta e x p e r ie n c ia
altera la p ercepción que tiene de ella: cuando. m ás adelante. la
visita en person a, la ve de un modo distinto, como una extraña
vieja loca q u e d o rm ita sobre su libro a b ru m a d a por la edad y
que nada tiene que v er con la e n c a n ta d o ra v cariñ o sa abuela
de su recuerdo. D e este modo. u n objeto a u tó n o m o parcial.
como la voz, p uede afectar a la totalidad de nuestra percepción
del cuerpo al que pertenece. l ,a moraleja es que la experiencia
d irecta de la u nicidad de u n cu erpo, e n la qu e la voz p arece
encaj a r en Ja totalidad o r g á n ica, im plica una m is t ific a c ió n
necesaria. Para alcanza r la verdad es preciso d cstru ir esa u n i ­
dad. aislar uno de s us as pectos y ce n t rars e en él para, así, p e r ­
m itir qu e ese elemento tiña toda nuestra percepción.
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 27

¿ Y n o es esta r e d u c c i ó n v io le n t a de la cosa a su objet a u n


e je m p lo t a m b i é n de lo q u e Ala in Bad iou lla m a sustracción?
Uno sustrae d e l a cosa su n ú cleo d escen trad o, dejando atrás
su cuerpo muerto. El problem a es, ¿cóm o es posible esta sus -
tracción cuando su objeto es en sí m ism o ir re p r e s e n ta b le? La
fam o sa ú ltim a tesis del Tractatus de W ittgenstein -<<sobre lo
que no se puede h ablar, es p r e c is o m a n tener s il e n c i o » -
im plica u n a obvia paradoja: contiene una p rohibición s u p e r -
flua. pu es p r o s c r i b e algo de s u yo im p o s ib le . Esta p a ra d o ja
r e p r o d u c e la actit u d p r e d o m i nante hacia la r e p r e s e n t a c i ó n
estética del H olocau sto: no se d e b e r í a h a c e r p o r q u e no se
puede hacer. El o r i g e n h is p a n o - c a t ó lic o de J o r g e S e m p r ú n
d e s e m p e ñ a u n papel crucial en su revocación de esta p r o h i ­
b i c i ó n. P ro p o n e u n a e sp e c ie de i n v e r s i ó n de la fam osa s en ­
tencia de Adorno: no es la poesía lo qu e es im posible despu és
de Auschw itz, sino m ás bien la prosa. La prosa realista fracasa
allí donde podría tener éxito la evocación poética de l a in so -
p o r table atm ósfera de u n campo de concentración. Es decir,
cuando A d o r n o d e c la ra que la po esía d e sp u é s d e A u s c h w it z
es una tarea im posible (o, m ejor d icho, bárbara), no se trata
de tina i n t e r d i c c i ó n s i n o de u n a i m p o s i b i l i d a d a n u e n t e :
por definición, la poesia sie m p re « trata» sobre algo a lo qu e
sólo se pu ede aludir y no abordar directamente.

Elie Wiesel dijo que no se podía escrib ir una novela acerca del
Holocausto: un texto que se pretend iera tal, o b ien no trataría
sobre el Holocau sto o bien no sería tina novela. Frente a esta
tesis de la i n c o n m e n surabilidad de literatura y H o lo c au sto,

i
28 slavo j 2i 2ek

S e m p r ú n a f i r m a qu e el H o lo c a u sto SOLO se p u ed e r e p r e ­
s e n t a r med íante el arte: lo falso no es la e s te t iz a c ió n del
Holocausto sino su reducción a u n objeto de reportaje d o c u ­
m ental. C u a lq u ie r intento de d a r cu enta de los h ech os del
Holocausto en té r m in o s d ocu m entales neutraliza el impacto
traum ático de los a c o nte c im ie n to s descritos. En palabras de
Lacan, otro católico ateo, la verdad tiene la estructura de una
ficción. Casi n i n g u no de n o so tro s sería capaz de so p o rtar, y
m e n o s aún de d i s f r u tar, una p e líc u la snuf f que m u estre t o r ­
turas y asesinatos reales; en cam bio. p o d e m o s d is fru tarl a - al
m e n o s hasta cierto p u n t o - c o m o ficción: cu ando la ve rd ad
es d e m a s ia d o traum ática p ara afron tarla d ir e c t a m e n t e sólo
p u ede s e r aceptad a bajo la a p a r i e ncia de u n a fic ció n . Un
docu m e n tal directo sobre el Holocausto sería obsceno, in cl u ­
so o fe n s iv o p ara las v íctim as. C u an do se usa de este rnod o,
el p la c e r de la fice ión estética no es u n a s i m p l e huida, sin o
un m e c a n i s m o de s u p e rv iv e n c ia , una form a de copiado c o n
m e m o r ia traumática.

Basta luna m í n i m a s e n sibilidad estética p ara e n t e n d e r que


ha b r í a algo falso e n u na n o v e la é p ic a s o b r e el H o lo c a u s t o
qu e siguiera las pau tas d e l g r a n realismo psicológico d e c im o -
nón ico: el u n iv e rso de estas novelas, la p e r sp e c tiv a desde la
que e s tá n e s c rita s p e r t e n ece a tuna época h is tó r ic a a n t e r io r
al H olocau sto. A n n a A jm áto va se e n fre n tó a u n p r o b l e m a
s i m i l a r cuando, en la U n ió n Soviética de la década de 1 9 .3 o ,
intentó retratar la a t m ó s fe r a del te rro r e stalin ista. E n su s
m em orias describe algo que le su cedió cuando, en pleno a p o ­
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 29

geo d e l a s purgas estalinistas, hacía cola delante de la cárcel de


L e n ingrado p ara in te re sarse p o r su hijo Lev, al qu e h a b ía n
detenido:

Un día alguien me reconoció entre la multitud. Detrás de mí


había una mujer jov e n con los labios azules de frío a Ja que
no conocía de nada. Por un momento pareció salir del tor -
por común a todos nosotros y me preguntó en un su surro
(todos susurrábamos allí). « ¿puede usted describir esto?» .
Yyo respondí. «sí que puedo>>. Entonces, algo similar a una
sonrisa atravesó fugazmente lo que tiempo atrás había sido
su rost ro.

La p r e g i n ta clave es, por supu esto, ¿qu é tipo de d e sc rip c ió n


se l)usca aquí? S in du da. no se trata d e u n registro realista de
la situación, sino más bien de l o que Wallace Stevens d e n o m i ­
n ó la « d escripción s in lu gar» propia del arte. N o es una d e s ­
crip ció n cuyo contenido se pueda ubicar en el e s p a c io - tiem ­
po histórico, sin o otro tipo qu e crea. como telón de fondo de
los f e n ó m e n o s qu e d e s c r i b e . su p r o p io e s p a c io in e x iste n te
(virtual) y q u e así m u e stra. no tanto una a p a r ie n c i a f u n d a ­
m e n ta d a e n la p ro fu n d id a d de la realidad de su t r a sfo n do
cuanto una apariencia descontextualizada, una apariencia que
c o in c id e p le n a m e n t e con el ser real. Por e itar a S te v e n s de
nuevo: <<I .o que parece es y en esta apariencia todas las cosas
s o n » . Esta d e sc rip c ió n artística no es el signo de alguna otra
cosa a lle n de su forma; más bien consiste en la extracción de
su fo rm a interior a partir de l a realidad con fusa. Así, S c ho e n -
30 slavo j 2i 2ek

berg « extrajo» la f orm a i n terna del terror totalitario al evo -


car el modo e n qu e dich o terror afecta a la su bjetividad.

En c stc punto es p reciso record ar la d ife re n c ia entre vcrd ad


(factu al) y veracid a d : lo qu e h a ce que el t e s t im o n io de u na
m u j e r v io la d a (o c u a lq u ie r o tr a n a r r a c ió n de u n trau m a)
re su lte veraz es p r e c i s a m e n t e su poca f i a b i l i d a d , su co n f u ­
sión. su inconsistencia. Una víctima que p u d ie ra dar tes t im o ­
nio de su dol or os a y h umi lla n te experiencia de un modo p r e ­
ciso, e x p o n ie n d o los datos o rd e n ad a y c o n s i s t e n t e m e n t e ,
r e s u ltaría so sp ec h o sa. Lo m i s m o ocu rre con la f i a b ilidad de
los testim onios verbales de los supervivien tes del H o lo c a u s-
to: un testigo capaz de ofrecer una narración clara de su expc -
r i e n c ia e n el c a m p o de c o n c e n t r a c ió n se d e s a c r e d it a r ía a si
mi s m o . E n t é rmi n o s h e ge lia i ios, el problem a es aqu í p arte de
la solución: las p r o p ia s d e ficien c ias factuales de la i n f o r m a ­
ción qu e p r o p o r c i o n a el s u jeto t rau matiza d o acerca de su
e x p e r ie n c i a d an fe de la ve rac id ad de su te s t i m o n i o , p u es
apu n tan a que el c o n ten ido d e lo que expone h a contaminad o
la propia forma de hablar acerca de ello.

La lecció n estética que cabe extraer de esta paradoja es clar a.


El h o r r o r del H o lo c a u sto no p u e d e s e r r e p r e s e n t a d o ; p ero
este exceso del c o n te n id o r e p re s e n ta d o sob re s u repre se n -
tación estética i n fe c ta la p ro pia forma estética. Lo que no se
p uc d e describir se d ebería inscribir e n l a form a artística com o
u na m is te r io s a forroa de d i s t o r s ió n . Tal vez Lina nu eva r e f e ­
r e n c ia al Jractatu s de W ittg e n ste in pu eda re su lta r e s c l a r e -
A R T E Z ID EOLOGÍA EN HOLLYWOOD 31

cedora: «Lo que puedeser mostrado, no puede ser dicho».


Aquello sobre lo que no podemos hablar podemos mostrar
lo. esto es. presentarlo directamente enlapropia forma de
hablar. Nopodernos hablar directamente sobre untrauma,
describirlo, pero se puede «mostrar» el exceso traumático
enladistorsiónde nuestro discurso sobre el trauma. ensus
repeticiones elípticasyotras deformaciones. EnEl largoviaje,
Semprún inventó una nueva forma. una «forma lógica» de
narración. que se adecua al trauma del Holocausto «mos­
trando»loquenose puededescribir directamente.

Lanovela sedesarrol adurante el viaje enunangostoydes-


tartaladovagónde mercancías que traslada aciento veinte
miembros de la resistencia de Compiegne a Budienwald.
Gerard, el narrador en primera persona del libro. esuno de
los prisioneros. La narración regresa alvagón de mercan­
cías sólo esporádicamente: el relato de Gerard avanza y
retrocede através de bruscas torsiones temporales, desde
antes de laguerra a la posguerra, desde el momento de la
liberación en 1945 a dos. tres, dieciséis oun número no
especificado de años después. Estos bandados sonmomen­
tos de la corriente de la conciencia fracturada de Gerard:
mientras sufre el calvario del viaje enel presente recuerday
«pre cuerda>.>(recapitula-imagina el futuro), pues laexpe
riencia hafragmentadoy eseindidosu identidad personal.
Los detalles desuvida pasada, presentey futura fluyenpor
sumentecomocorrientes «múltiples deuncaudalosotorr en­
te: essimultáneamente unpartisanofrancés enlaclandesti-
32 slavo j 2i Zek

n i d a d , u n p r is i o n e r o de los alem anes deportado y u n s u p e r ­


viviente de B u c h e n w ald.

El autentico argum ento de El largo viaje no es lo que r e a lm e n ­


te sucedió de c am in o a B u c h e n w ald, sino el m o d o en que u n
acontecimiento tan terrible com o éste afecta a la propia ide n ­
tidad del sujeto. Sus contornos de realidad m á s básicos q u e ­
dan h e ch o s a ñ icos. ya no se e x p e r i m e n t a a s í m ism o c o m o
parte de un flujo h istórico continu o que evoluciona desde el
pasadlo h acia el fu h u o. M ás b i e n su e x p e r i c n c i a s e mueve e n
u n a e specie de presente e t e r no en el qu e p re sen te . pasado y
fu turo, realidad y f antasía, interactú an sin cortapisas. En su
teoría de la relatividad, Einstein propone interpretar el t i e m ­
po com o una cuarta d im en sión del espacio e n la que pasado y
fu tu ro s o n todos <<ahora>>, están ya aqu í . p ero qu e n u estras
lim it a c ion es p e r c e p t iv a s nos i m p i d e n ver, sólo p o d e m o s
acceder al presente. Es como si, tras padecer la pesadilla de la
vida e n el c a m p o de c o n c e n t r a c ió n , n u estra p e r c e p c i ó n se
a m pliara y p u d ié r a m o s p e r c ib ir s i m ult á n e a m e n t e las tr e s
d i m e n s i o n es tem p o rales: el tie m po se convierte en espacio,
o b t e n e m o s la m i s t e r io s a libertad de tra n sita rlo del m is m o
m odo que v a g a m o s por u n e s p a c io ab ie rto . el pasado y el
futuro se t r a n s f o r m a n en d i f e r e n tes c a m i n o s que p o d e m o s
re c o rre r a v oluntad.

El m is m o giro d e s d e el tiem po narrativo lin e a l a la s in c r o


n icidad fragmenta ria de d ife r e n t e s temporal idades c a r a c t e ­
riza el cin e de van g uardia fra n c é s de fin ale s de la década de
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLY WOOD 33

los c i n c u e n ta y p r i n c i p i o s de los s e s e n t a d e l siglo v e i n t e ,


en especial la obra d e A lain Resnais. cuya p r im e r a película, el
documental Noc/teynieb/a, tam bién trata acerca del Holocaus­
to. La obra m aestra de R c s n a is , E l añ o pa.sado en Marienbad,
g ir a en torno a una p a r e ja cuya r e la c ió n se m u e s tra e n f r a g ­
m en tos temporales quue n i siq u ie ra perm ite n ad ivinar cuál es
su o r d e n te m p o ra l, qué es el pasado, p r e s e n t e o futuro: la
estructura tem poral de la n arrac ió n es una com p leta p o t e n ­
cialidad, una masa sin c r ó n ica donde pasado, presente y futu ro
están igualmente d isp o n ib le s y p u e d e n ser p re s e n te s p oten ­
ciales. Poco sorprendentem ente, Sempríun colaboró con A lain
Resnais: hay algo m .á s que un m ero p aralelism o formal entre
estos pro ce d iin ic n to s c in e m a t o g r á fic o s y lite ra rio s. El Zargo
viaje e s u n a novela que h ubiera sido im p e n s a b le an tes del
ciiue: pr oyecta eri el m edio literario la s e n s ib ilidad c in e mática
y las técnicas del montaje, lo s f l a s h - backs, la anticipación del
futuro, las alucinaciones visuales. etcétera.

El p r o b l e m a al qu e se en fr e n t a n los s u p e r v iv ie n t e s de lo s
c a m p o s de concentración no es sólo qu e el testim onio resulta
im posible, que s i e m p r e contiene u n elem ento p r o s o p o p é y i-
co. p u es el auténtico testigo s ie m p r e está m u er to y no p o d e ­
mos m á s que hablar en su nom bre. Se da un p r o b le m a s i m é ­
trico e n el e x tre m o o p u esto: no existe público p r o p ia m e n t e
dicho, n i ng ún e s p e c ta d o r q u e pueda recibir a d e cu a d a m en ­
te su t e s t im o n io . El s u eño m ás t r a u mático q u e tuvo P r i m o
L evi e n A u s c h w itz tenía que ver cori su p r o p ia s u p e r v i v e n ­
cia: la gu erra ha te rm in a d o , él se ha r e u nido c o n su familia.
34 slavo j 2i Zek

les h a b la de su v id a e n el cam p o de c o n c e n tra c ió n , p ero los


m i e m b r o s de su f a m ilia se v a n a b u r r i e n do g r a d u almente.
com ienzan a bostezar y, uno tras otro, abandon an la mesa, de
forma que al final Lcv i se queda solo. Algo sim ilar ocurrió tras
la gu erra de Bosnia. a prin cip ios de l os años noventa del siglo
veinte: muchas de las chicas que so b re v iv ie r o n a las bnitales
violaciones t e r m in a r o n por suicidarse despi ié s de v olver c o n
los s uy os y e n c o n t r a r s e con qu e no h a b ía n a d ie r e a l m e n te
p re p a ra d o para escu ch a rla s, para aceptar su testim onio. E n
té rm in o s de L a c a n, lo que falta aquí no es sólo otro ser h u m a ­
no, u n oyente atento. sino el propio <<gran Otro>>. el espacio
del registro o i n s c r i p c i ó n s im b ó lic a de mis p alab ras. Levi
señaló el p r o b l e m a con s u h a b i t ual sencillez y crud cza: « Lo
que les e stam os liaciend o a los j udíos es tan i m p r e s e n ta b le
e n s u h o r r o r q u e, in clu so s i a lg ú n o s o b r e v ive a l os c a m p o s
de exterm inio, nadie que no haya pasado por ellos le creerá:
¡ S i m p l e m e n t e le c o n s i d e r a r á n un m e n t ir o s o o u n e n f e r m o
m en tal!»

Lo qu e n os lleva de vu elta a la c u e s tió n del d e st in o del arte


m oderno. Schocnb erg aún esperaba encontrar en a l g n lugar
al m e n o s un oyente que realme nte entendiera su m ú sica a to ­
nal. Fue su más im portante d ís c í p 11 lo. Anton Webern, q u ie n
por fin aceptó el hecho de qu e no había tal oyente, no existía
n in g ú n gran Otro d is p u esto a recib ir su o b ra y reco n ocer su
auténtico valor. En el campo literario, Ja m e s J oyce aun conta
ba con las f u turas g e n eracio nes de críticos l i1.e rarios como su
público ideal: d ijo que había e scrito H nnega n 's Wake para
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 35

m a n t e n e r lo s o cu pad o s durante los sigu ien tes cuatrocientos


años. E n las p o strim erías del Holocausto, tanto los escritores
com o los lectores t e n e m o s que acep tar que e s ta m o s solo s,
d e b e m o s leer o e s c rib ir ab an d on ad os a nuestra propia sucr -
te, s in la garantía del g r a n Otro.

S i n embargo, esta carencia del g ra n Otro no im plica que e s te ­


m o s ir r e v o c a b l e m e n t e a tr a p a d o s en la m i s e r ia de n u estra
finilud, privados de todo m o m ento de redención. En El largo
viaje , com o s a b e m o s , J o r g e S e m p r ú n n a r r a la lleg ad a de u n
v a g ó n de ju d ío s [Polacos a B u c h e n w ald, Ocurr ió d u ran te el
invierno más frío de la g uerra. Habían apiñado en u n tren de
m e r c a n c í a s a los p ri s i o n c r o s - casi d o s c ie n t a s p e r s o n a s en
cada v ag ó n — que v i a j a r on d u ra n te vario s d ías s in c om id a ni
beb ida. A l llegar se h a b ía n c on gelad o todos excepto q u in ce
n iñ o s, a los que el resto había m a n t e n id o c a lie n te s con sus
cu erpos en el cen tro del vagón. C u ando s a c a r o n a los n iñ o s
del tren, los n azis soltaron a su s p e rro s para que les atacaran.
P r o n to sólo q u e d a ro n dos n iños, que ech aron a correr:

El más pecpieño comenzaba ya a p e rder terreno. los SS aulla­


ban d ctrás de ellos, y los perros comenzaron a au llar, pues
el olor de la sangre les volvía locos, y entonces el mayor de
los dos niños aminoró la ma rc h a para coger de la mano al
más pequeño, que ya iba tropezando, y recorrieron juntos
unos cuantos metros más, la mano derecha del mayor apre­
tando la mano izquierda del pequeño, recorrieron juntos
unos cuantos metros más luista que los porrazos los derri.-
36 S l A V OJ ZIZEK

baionjuntos. conlacarasobrelatierraylasmanos unidas


yaparasiempre.

Resulta fácil. imaginar cómo se debería filmar esta escena:


mientras labandasonorarecogeloquepasaenrealidad (los
dos niños apaleadoshastalamuerte). laimagende sus manos
apretadas secongela, inmóvil paratodalaeternidad: mientras
el sonidomuestra la realidad temporal, laimagencnseíia lo
Real eterno. Lo que permite momentos de redención en la
luctiosa historia de la Shoah es la pura superficie de estas
imágenes fijas delaeternidad. nounSignificado más profun-
do. Habríaqueleer estaescenaimagnada conjuntamentecon
dos posibles variaciones. Enprimer lugar, laescena final de
ThelmayLouise, la imagen congelada del coche conlas dos
mujeres «volando» sobre el precipicio: ¿setratadeunauto­
píapositiva(el triunfode lasubjetividad femenina sobre la
muerte) odel ocultamientodel terrible choque del coche que
tiene lugaJ' en la realidad en ese momento? Por otro lado.
recuerdounantigiocortovaigiardistacroatae.nel qneseveía
aunhombre persiguiendoaunamujer alrededor de uia gran
mesa, ambos riendoal ocadamenle. entregados aunjuegodis­
paratado. La persecuciónseguiahastaquelaparejadesapare­
cíatras la mesaysóloseveíaal hombrelevantandoybajando
las manos, las risas cadavezmásy más altas. Enel planofinal
seveíael cadáver mutiladodelamujer (el juegosehabíavuel­
toamargoy criminalmente destructivo). mientras las risas
con(inuaban... La debilidad de la escena final deThelmay
Louiseconsiste enque laimagencongeladanoviene acompa-
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLY WOOD 37

fiada por un a banda sonora que d escriba lo que « re a lm e n te »


sucede a continuación (el choqu e del coclie, los terribles g r i ­
tos de las m u je re s m o rib u ndas). E x tra ñ a m e n te , esta falta de
realismo socava la d im c n s ió n utópica de la imagen congelada.
La película croata invierte la relación: la banda so n o ra r e p r o ­
du ce la fantasía de la interacción erótica continua, mientras la
im agen congelada del cadáver golpeado nos en frenta a la reali­
dad. La image n cambia radicalmente nuestra p c rccp ción de la
b an d a s o n o ra , los p r o p io s gritos y risas eró ticas p ie r d e n su
in o c e n cia, se conv i e r te n en r isa s o b s c e n a s p ro c ed en te s de
siniestras voces fantasmales. La lección es clara: e n la escena
imagi naria de S e m p rú n , la imagen congelada se impone sobre
la realidad que recogen los sonidos. simboliza u na utopía éti -
ca de eternidad; m ien tras que en la película croata la risa, que
p r o s i g i e incluso Cu ando su duefia es golpeada hasta la m u e r ­
te, representa una m o nstru osa y maligna obscenidad.

En una de las historias deAgatha Christie, Hercule Poirot d e s ­


cubre q u e u na e n f e r m era poco a g ra c ia d a es. e n realidad, la
m ism a person a que una beldad que conoce en u n viaje trasa-
tl.á ntico: p ara ocultar su atractivo natural se limita a p o n e r s e
una peluca. Hastings, el a c o m p a ñ a n te 'tvatsoniano de Poirot,
s e ñala abatido que si u na mujer h ermosa p u ede lograr parecer
fea, e n t o n c e s lo m i s m o pu ede o c u rrir a la inversa: ¿ (p ié le
d e p a r a n al h o m b r e , e n to n c e s, la pasión y el a r d o r más que
d ecepciones? ¿ No augura el fin del am or esta percepción de la
escasa fiabilidad de la m u jer a m a d a ? P oirot contesta: <<No,
amigo mío, anuncia el inicio de la sab id u ría» . E se escepticis-
38 slavo j 2i 2ek

mo. esa c o n sc ie n c ia d c la naturaleza en gañ osa de la h e rm osu ­


ra fem en in a, no alcanza a captar qu e, a p esar de todo, la b e lle ­
za fe m e n in a e s ab so lu ta, u n ab solu to que se m a n ifie sta . No
im p o rta lo frá g il y en g añ o sa que sea esta b elleza en el plan o
de la realid ad Su stan cial, lo que ap arece en (o a tra v é s de) el
m om en to de la B elleza es u n A b so lu to . H ay m ás verdad en la
ap arien cia que en lo que se oculta tras ella. La p ro fu n da in tu i­
ción de Platón es que las id cas no son la realidad oculta tras las
a p a r ie n cias (P la tó n sab ía que esta realidad o c u lta es la de la
m ateria corrupta y corruptiva, sie m p re en d even ir); las id eas
no so n otra cosa q ue la form a m ism a de la ap arien cia. su fo r­
ma en cu anto tal. P or e m p le a r la su cin ta fó rm u la con la que
Lacan recogió la idea de Platón, lo Su p rasen sib le es aparien cia
en cu anto aparien cia. Por esta razón, ni Platón n i el cristian i s ­
mo so n fo rm as del sa b er, so n a m bos an tisab er encarnado.

E n la escen a de Vértigo en la qu e asistim o s a la p r im cra cita de


Scottie y J udy, la p areja está sentada a la m esa el uno fre n te al
otro, o b v ia m e n te in c a p a c e s de e n ta b la r u n a c o n v e r s a c ió n
in te re san te. De rep en te, la m irad a de Scottie se fija en algú n
p u nto detrás de Ju d y y vem os a u na m u jer vagam en te sim ila r
a M a d e le in e , v e stid a con el m ism o tra je g ris. P or su p u e sto ,
Ju d y se sien te p ro fu n d am en te h erid a cuan do se da cuenta de
fig. 10 lo q u e ha captado la aten ció n de Scottie. El m om en to c ru cial
tien e lugar c u a n do se ve a a m b a s en el m ism o p lan o d e sd e
el pu nto d evista de Scottie: Ju dy en el lado derecho, cerca de él,
la m u jer de gris al fo n do a la izq u ierda. P e rc ib im os la realidad
vulgar al m ism o tiem po que la ap arició n etérea de lo ideal. E n
ARTE E IDEOLOGÍA EN HOLLYWOOD 39

los in sta n te s e n l os que Scottie se im ag in a que está vie n d o a


M ad elein e loAbsoluto aparece: ap arece « en cuanto tal>> en el
d o m in io de las a p a r ie n c ia s , en e s o s m o m e n to s Su b lim e s
en los que una d im e n sió n su p ra se n sib le « se m a n ifie sta » en
nu estra realidad o rd in aria. E n este sen tid o , la Idea es la a p a ­
rie n c ia EN CUANTO a p a rie n cia (co m o m an tuv ie ro n H egel y
L acan ): la Id ea es algo qu e A P A R E C E cu an do la realid ad (la
c o p ia /im ita c ió n de p rim e r o rd e n de la Idea) e s copiad a a su
vez. E s eso que es e n la copia m ás que el prop io origin al. Este
es el tra sfo n d o so b re el que co b ra se n tid o la « p ro to k a fk ia -
iia>> (R o b ert P ip p in ) a firm a ció n q u e aparece e n l a Estética. de
H egel: el retrato de una p e rso n a pu ed e p a re c e rs e m ás a u n
in dividuo que el p ro p io in d iv id uo real. E n otras p alab ras, la
p ro p ia p erso n a nunca es totalm ente « ella m ism a » , no co i n ­
cide co n s u Idea.

Esto sig n ifica que al p en sar el arte d eb eríam o s reg resar a Pla -
tón sin el m en o r so n ro jo . La re p u tación de Platón se ha visto
m en oscabad a a cau sa de su proyecto de exp u lsar de la ciudad a
los poetas cuando. en realidad, se trata de u n a p rop u esta b a s­
tan te se n sa ta , al m e n o s d e sd e el pu nto de vista de m i ex p e ­
rien cia en la ex Y ugoslavia, donde los p elig ro so s su e ños de los
poetas (entre otros, el líd er se rb o -b o sn io R adovan K aradzié)
f ue ro n lo s p r e lim in a r e s de la lim p ie z a étn ica. Si O ccid en te
tie ne el com plejo in d u stria l-m ilita r, en la ex Yugoslavia c o n ­
táb am o s con un c o m p le jo p o é tic o -m ilita r : la g u e rra p o s t­
yu go slav a se d esen cad en ó a causa de una exp lo siva mezcla de
c o m p o n e n te s p o é tico s y m ilita re s. A sí que, d e sd e u n punto
40 slavo j 2i Zek

de v ista p la tó n ic o , ¿q u e es lo qu e hace u n p o e m a a cerca del


Ho lo causto? O frece u na « d e sc rip c ió n s i n 1u gar>>, p ro p o rc io ­
na la Idea de H olocau sto.

M erece la pena reco rd ar la v ie ja estrategia católica p ar a alejar


a los h o m b res de la te n tació n d e l a carn e: cu an d o v e a s an te
ti un v o lu p t loso cuerpo de m u jer, im agina su aspecto dentro
de un par de décadas la piel reseca. los pechos flácid o s... — o.
todavía m ejor, im agina lo que ya se escon de bajo la piel: la c a r ­
ne v iv a y lo s h u eso s. lo s flu id os in te rn os, la co m id a a m ed io
d ig e r ir y lo s e x c re m e n to s ... E ste p ro c e d im ie n to no sólo no
s u pone un regreso a lo Real qu e rom pe el hechizo im agin ario
del cuerpo, sino qu e equivale a una hui da de. lo Real , lo Real que
se an u n cia e n la a p a r ie nc ia s e d u ctora d el c u e rp o d e s n u d o.
Es decir, en la op osició n entre la aparien cia espectral del c u e r­
po se x u alizado el repu lsivo cu erp o en d ecad en cia, lo R eal
corresp on d e a la ap arien cia espec t ral, m ien tras que el cuerpo
d ecad en te p e rte nece a la realid ad : re cu rrim o s al cu erp o d e ­
caden te a fin de evitar la m o rtífera fascin ació n por lo Real, que
am enaza con arrastrarn o s e n su vorágine de jouissance.

A sí q u e h abría que in vertir la co n cep ció n habitu al que opone


la profu ndidad del gen u ino arte a la su p erficialid ad del kitsch
co m e rcia l. E n re a lid a d , el p ro b lem a d el k its c h es q u e es
d em asiad o « p r o fu n d o » , m ariipu la arcan as fu erzas libidinca­
les e id eoló gicas, m ien tras qu e el aut ént ico arte sabe p e r m a ­
n ecer en la su p e rfic ie y su stra e rse de su contexto « m ás p ro -
fund o>> de realidad histórica.
IL U S T R A C IO N E S
3-4 Titanic (James Canmeron, 1997): « Di Caprio no es tanto su pareja
amorosa cuanto una especie de «mediador evanescente» cuya fun­
ción es restaurar su identidad y el sentido de su vida, su imagen per­
sonal (bastante literalmente, por cierto: él dibuja su imagen)» .

4
5-6 Warren Beatty y Diane Keaton en Reds CWarren Beatty. 1981): <<Pero
su amor se reenardece cuando Louise observa a John en una tribuna
pronunciando unapasionado discurso revolucionario» .
7 ExpedienteX: « La cantidad de cosas que suceden 'ahí fuera'. donde se
supone que está la verdad (la invasión alienígena de la Tierra). llena el
vacío que deja una verdad mucho más cercana: el hecho de que entre
Muldery Scully no sucede nada (ninguna relación sexual)».
8 Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958); mitad izquierda de su rostro
está casi completamente a oscuras mientras la parte derecha aparece
teñida de un extraño tono verde procedente de la luz de neón que ilu­
mina el exterior de la habitación».
9 Lospájams (Alfred Hitchcock. 1963): «Plano que muestra Bodega Bay
en llamas vista desde lo alto y que. con la entrada de los pájaros en el
encuadre se subjetiviza al adoptar el punto de vista de los propios
agresores malignos.
10 Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958): <<El momento crucial tiene lugar
cuando se ve a ambas en el mismo plano desde el punto de vista de
Scottie: Judy en el lado derecho, cerca de él, la mujer de gris al fondo a
la izquierda».
n -?2 Warriors (Walter Hill, 1979): «Buena parle de sus problemas se solu­
cionarían si sencillamente pudieran subirse a un taxi en vez de tener
que atravesar Nueva York en metro» .
i3 - i i El club de la lucha (David Fincher, 1999): « la gloriosa escena final,
ausente en la novela de Chuck Pal^ u ú ^ .. muestra la demolición de las
sedes de las grandes compañías de tarjetas de crédito».
A P R O X IM A C IO N A U N A IZ Q U IE R D A I A ^ N IA N A

Jo rg e A le m á n
EN PRIMERA PERSONA • . •

Por el c a rácter e x tre m a d a m e n te co n jc t u ral de la nota a q u í


p ro p u e sta , p o r su c la ra d im e n s ió n e sp e c u la tiv a , se im p o n e
u n a e x p o sic ió n en p rim e ra p e rso n a . El c a rá cte r p ro v isio n a l
de esta nota q ueda patente en la p ro p ia e x p re sió n « i zq iiierd a
lacaniana>>, que. ev id en tem en te, re ú ne té rm in o s que n o h an
surgid o en p rin c ip io para es tar j un tos q ue , p o r tanlo, ab re n
s ie m pre u n a cu estión so b re ln legitim idad de su vin cu lación .
S a lv a n d o la s d is ta n c ia s , com o cu ando en E u ro p a d e c im o s
iz q u i e rd a p ero n ísta>>, y de in m e d ia to se m u ltip lic a n las
s u s p ic a c ia s so b re el c a rá c te r fu ndado de la e x p re sió n . La
n o ta-ap ro x im ación aquí presen t ada in ten tará e n to n ces d arle
algu na vero sim ilitu d a su titilo .
52 JORGE ALEMÁN

A su vez, m ie n tra s el té rm in o iz q u ie rd a re m ite i n e v ita b le ­


m en te a u na tr a d ic ió n c rític a , e l p s ic o a n á lis is de o r ie n t a ­
ción lacan ian a opera en su práctica a través de una m odalidad
de « d e s o c u lt a m ie n t o » d ife r e n t e del p ro c e d im ie n to c r í t i ­
co. D ich o de otro m o d o, el ju ego m utuo en tre in c o n cien te e
in te rp re ta c ió n no d eb e c o n fu n d ir s e c o n el p ro c e d im ie n to
o b jetivan te de la crítica. No e x iste u n e x te rio r a p rio ri d esd e
donde criticar al in co n ciente. Por tanto, « izquierda laca n ia ­
n a » e s a d m itir que en este caso la p alab ra iz q u ie rd a 110 se
in sc rib e de inm ediato en el ám bito trad icio nal d e la crítica de
la ideo logia o de la d o m in ació n . A u nque tam b ié n debo ad m i -
tir qu e las o p e ra c io n e s lacan ian as van gen e ran do a través de
su e jercicio u n nu evo tipo de p ro b lem atizació n de l a realidad ,
qu e pu ede ten er even tualinen te u n d e se n la c e crítico , si ac e p ­
tam os com o h e m os d ic ho an te s q u e ya no e n te n d e m o s p o r
crítica la o b jetivació n de la cosa analizada. En este aspecto. la
fó r m ula izqu ierda lacan ian a no con tin ua la trad ició n m o d e r­
n a que. d esd e A d orn o hasta H ab erm as, in ten tó in co rp o rar el
d iscu rso fre u diano al aparato crítico del m arxism o.

SER DE IZQUIERDA

En p r im er 1u gar se im pone u na p re g u nta: ¿Q ué sig n if ica se r


de iz q u ierd a en el sig lo xxr? ¿ Q u é v a lo r tie n e la e x p r e s ió n
y qué tipo de co m p ro m iso d esign a eu and o el relato h istó rico
que d io lugar a la m ism a se ha d esvan ecid o tanto en su p raxis
te ó r ic o - p o lític a co m o en su e fic a c ia s i m b ó lic a p ara o to rg ar
APROXIMACIÓN A UNA IZQUIERDA LACANIANA 53

u n p r in c ip io de le g ib ilid a d so b re lo que es la re a lid a d ? S in


em b argo , creo qu e se p u ede e n te n der por izqu ierd a la p o s i­
ción que asum e los sigu ien tes pu n tos:

i. N in g u n a re a lid a d , por c o n siste n te y h e g e m ó n ic a que se


p re se n te , com o p o r e je m p lo el c a p ita lism o actu al, d ebe se r
con sid erad a com o d efin itiva. Es cierto qu e, actu alm ente, p ara
no co n sid erar d efin itivo al cap italism o es n ecesario hacer un
g ran e s fu er zo, ahora qu e, en su am algam a con la T écn ica. ha
lo g r ado p o n e r a todo el « se r de lo ente>> a d isp o sic ió n p a ra
em plazarlo com o m ercan cía.

Por in c o n ce b ib le que sea p o stu lar el corte o la ruptura en el


« riz o m a » c a p ita lista , p o r in d e te r m in ada q u e se a la e x p r e ­
sió n « l u ch a a n tic a p ita lista » (p u es es d ifíc il e sta b le c e r co n
respecto a la m ism a cu ál e s su ve rd ad e ro lu gar), por irre p re -
sen tab le, en sum a, que sea su salid a h istórica, y aiinquc una y
otra vez in cluso se p u eda e sta b le c e r entre el cap italism o y la
e x iste n c ia h u m ana u n a re la c ió n on tológica, s e r de izq u ierd a
im p lica in sistir en el carácter c o n tingente de la realidad h is ­
tórica del cap italism o.

No hay tina h is to r ia de la h u m an id ad q u e n e c e sa ria m e n te


huera a d esem bocar en el capitalism o. E n este aspecto, e n ten ­
dem os p or capitalism o algo d ife r ente a lina evolución p ro g re ­
siva de los « m odos de p ro d u c ció n » ; m ás b ie n se trata de una
serie de b ifu rcacio n es h istóricas co n tingentes qtie ban ent re ­
lazado de m odo in e sta b le la Técnica, la m e rcan cía, el sa b e r,
54 JORGE ALEMÁN

en aqu ello que d e n o m in am os el relato m o d ern o . A su v e z , el


relato m oderno es u na categoría n arrativa m ás qu e un ord eri
h istó rico p erfectam e n te d elim itad o . A lio ra b ie n , com o es ya
sab id o, es propio de cierta ten d en cia h isto ricista tran sfo rm ar
u n aco n te c im ie n to , p o r el solo h echo de h a b e r sid o « p o s i ­
b le » , en « n e c e sa rio » . Esta ten d en cia la reco n o cem o s cu a n ­
do., fren te al liecho aco n tecid o . se e x p lic a n lo s a n te ce d en te s
qu e in e v ita b le m e n te c o n d u c ía n al m ism o . S in e m b a rg o , el
punto de vista lacan iano qu e a q u í se c o n s id e ra es s ie m p re
d ilu cid ar e n la m o d a liz a ció n p o s ib l e - n e c e s a r io el e n cu b r i­
m ien to del par « im p o sib le -c o n tin g e n te » . S o n p recisam en te
las in terru p cio n es co n tin gen tes de l o im p osib le las qu e le dan
fuerza al h ccho h istó rico que d e v ie ne acon tecim ien to.

De cu alq u ie r inod o, a u n cu an d o la salid a d e l c a p ita lism o o


p asaje a otra realidad liaya q uedado d ife rid a , aun cuando ese
trá n sito n u n ca esté g aran tizad o y p u eda no c u m p lirse , au n
cu an d o esa otra realid ad d istin ta a la del c a p ita lism o ya no
pueda ser n o m b rad a com o S o cialism o , en cu alq u ier caso, se r
de izquierda es no d ar por etern o el p rin cip io de d o m in ació n
c a p ita lista . E ste p rin c ip io de d o m in a c ió n , d esd e una pcrs= ■
pectiva lacan iana, es p rim ero de o rd en p olítico, aunque en el
caso d el c a p ita lism o es e v id e n te qu e la e c o n o m ía ju e g a u n
papel d e te rm in ante. En ese sen tid o , la d o m in ació n com o tal
no p erten ece exclu sivam en te a la época del cap italism o . Hay
d o m in a c ió n p o rq u e el su jeto , e n su p ro p ia c o n stitu c ió n , de
u n m odo estructural u on tológico, no puede d arse a si m ism o
su p ro p ia rep resen tació n . La b arre ra sim b ó lica que lo c o n sti-
APROXIMACIÓN A UNA IZQUIERDA LACANIANA 55

tuye lo sep ara de la p u lsió n p ero a la vez estab lece una d o n a ­


ció n de tin plu s de sa tisfa c c ió n p u lsio n a l qu e se asocia a u na
se rie de « m a n d a to s» , « d ic h o s o racu la re s y p r im e r o s » e
« im p e r a tiv o s » qu e, s in re p re s e n ta r al su jeto exh au stiva -
m ente, d eterm in an s u lugar. La su b v ersió n de d ichos « s ig n i­
fican tes a m o s» nu n ca se realiza e n u n a tom a de co n cien cia o
en una d estru cció n crítica de los m ism os.

A ctu alm en te se p e rc ib e con clarid ad que no só lo el to talita­


rism o h a intentado prodxicir un s u jeto n u evo. sin o que ta m ­
b ié n el llam ado « n e o lib e ra lism o » es el in ten to de c o n stru ir
sob re l:a. an iq u ilació n del su jeto m o d ern o (el crítico , el fre u -
d ian c y el m arxista) un ind ivid uo autista y co n su m id o r in d i­
fe re n te a la d im e n sió n con stitu tivam en te p o lítica de la e x is ­
tencia, un in d ivid u o referid o sólo al goce so lip sista del objeto
técnico qu e se realiza com o m ercan cía su b jetiva en la cultura
de m asas. S in e m b a rg o , no se trata de c r itic a r o rech azar a
este in d iv id u o en cu e stió n , n i de d e sp re c ia r su m asivid ad
m ed iática d esd e u n a n ostalgia seud o aristo crática; m ás b ie n .
al m odo fr e u diano, se trata de h acer co m p arecer la se n ten cia
« allí d o n d e el ind iv id u o n e o lib e ra l del goce au tista c s, el
su jeto e xcé n trico d el in co n cie n te debe a d v e n ir » . El in d iv i ­
du o n e o lib e ra l es el pu nto de p a rtid a para p e n sa r cu ál e s la
práctica operativa que se co rre sp o nde ro n su tiem po. Si d e c i-
m os punto de p artid a es porque el in d iv idualism o lib eral, p o r
co n sisten te qu e aparezca en su au tism o c o n su m id or, no pu e -
de c la u s u rarse so b re sí m is m o. R1 tiem p o de su e x iste n c ia
e sta b le c e las c o n d ic io n e s p ara qu e ese in d iv id u o pu ed a se r
56 JORGE ALEMÁN

d e se sta b iliz a d o e n su s p ro p io s fu n d am e n to s, y a llí, e n e so s


re sq u ic io s y pun tos de fuga, es d on de la práctica p o lítica que
inclil)'a al p sic o a n á lisis debe in terven ir.

2,. A su vez, ser de i z quierda es p en sar que la explotac ió n de la


fie rz a de trabajo y la ausencia de ju sticia no sólo sigu en siendo
u n insulto de p rim e r o rd en h acia la p rop ia co n stru cció n de la
su bjetividad , sin o qu e la brecha ontológica en la que el sujeto
se co n stitu y e, la d iv is ió n in c u ra b le que m arca su e x iste n c ia
con u n a sin gu larid ad irre d u c tib le, sólo pu ed e ser captada en
s u <<d iferen cia ab so lu ta» por f uera y m ás allá de las je rarq u ías
y d ivisio n es instauradas por el p o d er del m ercado. Por ello, el
im p en sable fin del capitalism o, si tuviera lugar. se ría paradó -
jic a in e rite el com ienzo del viaje, el in icio de la a firin a c ió n tra -
gicóm ica d e la existen cia, el « tú ere s e so » de u n si j e t o por f in
cuestion ado, sin las coartadas burguesas que desde hace tie m ­
po lo llev an in e xo rab lem e nte a estar d isp o n ib le para todo.

EL DUEW Y LA IZQUIERDA MARXlSTA

La izq u ierd a m a rx ista pu ed e e la b o ra r s u F in al en el tínico


ám bito en e] que ese F in al puede adqu irir un valo r d istinto al
de c ie rre o can celació n , u n F in a l qu e no es tiem p o c um plid o
sin o oportunidad eventual para otro com ienzo. Ese ám bito tal
vez pu ed a se r el p e n sa m ie n to de J acq u es Lacan , única teoría
m a te ria lista so b re el M a le sta r de la C iv iliz a ció n p ro p io del
siglo XXII . Lacan p l a n teará la elab o ració n de su d iscurso com o
APROXIMACIÓN A UNA IZQUIERDA LACANIANA 57

u n a « p ra x is so b re lo rc a l- im p o s ib l e >>, so b re u n re a l al que
no puede acced er el d iscu rso pero al q u e, al m ism o tiem po. se
puede acceder a través del d iscu r so (incluyendo la escritu ra).
La cu estió n p rim ord ial de lo Real e s lo que d istin gue su in te n ­
to teórico de la H erm enéutica, la D eco n stru c c ió n y las « otras
É tic a s » . C o n sid e ro que L acan co n stitu y e e l ( m ico in tento
serio de p o n er a p ru eb a hasta dón de lo sim b ó lico puede y no
pu ede tra n sfo rm a r a través de tina praxis lo R eal. Sólo a d m i ­
tiendo cu áles son las co n d icio n es de constitu ción del sujeto y
cóm o e x p e rim e n ta el lim ite de s u s tran sfo rm a cio n e s. p o d e ­
m os a p re n d e r sob re las cond ieio n es so p o rtab les o no de u n a
m u tació n su b jetiva qiie no sea m ero estu por o p erp lejid a d y
qu e pu ed a se r tra n sm itid a en su c o n d ic ió n de e x p e rie n c ia .
D icho de otra m anera, lo sim b ó lico es la c o n d ició n de p os ib i­
lidad e im p o s ib ilid ad al m ism o tie m p o p ara tra n sfo rm a r lo
Real. Por ello, tal vez no haya otro d iscu rso com o el lacaniano
para re c o n o c e r con la m ayor h o n estid ad lo qu e e n se ñ a u n a
praxis en sti im p oten cia por m o d ificar lo Real. Y por esto m is ­
m o, el p e n s a m ien to de L acan pu ed e se r la o p o r t rn idad p ara
ilu m in a r con cierto co raje in te le cú ial lo que aú n p erm an ece
im p en sad o en el F in al: la derrota a escala mu nd ial, a p artir d e
los setenta, del proyecto revo lu cio nario de izquierdas. D e rro ­
ta que el Sab er p o sm o d e rno escam oteó para el p en sam ien to .
En este aspecto, Lacan desde el co m ien zo ha p rep arad o a tr a ­
vés de lectu ras pu n tu acion es d iv e rsa s las c o n d ic io n e s para
qu c el p e n sa m ie n to m arxista pu ed a e la b o ra r su p rop io fin a l
en el ú n ico lu g ar d o n d e d ich a e la b o ra c ió n es p o sib le , en el
trabajo de D uelo que se hace fuera del Hogar.
58 JORGE ALEM AN

Lacan comenzó «deshegelianizando» el materialismo de


Marx. planteando unhiato irrcduciblc entre laVerdady el
Saber. Peroeste hiato constituirálaocasiónde unhomenaje
definitivoa Marx; para Lacan, el inventor del Síntoma corno
Verdad imprevisible e incalculable que nopuede ser domes­
ticada por el ejercicio de unSaber es Marx: y no Preud. Des­
de esta primeraperspectiva general se puede encontrar en
Lacan, a partir de kj 38. undesmontajemeticuloso de todos
los motivos marxistas: el anáJisis dela mercancía incorpo­
randolatemática delgoce pulsiona, las distintas objeciones
a lateleología históric-ayala metafísicade su sujeto, la pre­
sentacióndeunatemporalidad problematizada conlas dis­
tintas modaíidades del retornoy liberada de todo fantasma
utópico, etcétera.

MALM\RXlbTA/ KQUIKKDALACA.'HANLCA
.'H
A
N.

Podernos reconocer las marcas dela elaboraciónlacaniana


del Final marxistaenlas distintas operaciones que. de dife­
rentes modosy endiversas secuencias. se realizanenel lla­
mado pensamiento «posmarxista contemporáneo». Evo­
quemos al menos las cuestiones queaquí consideramos más
determinantes.

i. Comoyahemos afirmadoanteriormente, unade lasprime


ras posicionesdeLacanesnoadmitir el «telos» históricodel
materialismomarxistani los movimientos dialécticos del en
A PRO XIM ACIÓ N A UNA IZQUIERDA LA C A N IA N A 59

si-para sí, pero si dar todo suvalor de verdad a la «plusva­


lía». proponiendounacomplrja homologíaconlodesignado
por Lacancomo «plus de gozar». Homologíaque permitirá
establecer qie el verdaderosecreto del capitalismoresideen
una economía políticadel Goce. Laoperaciónfantasmática
a través de lacual el sujetoconquistasurealidady suconsis­
tenciatomasupunto departida enese «plus degozar» que
funciona incluso encondiciones de miseriaextrema. De lo
quese despoja a las multitudes es delos recursos simbóli­
cos que permitenestablecer einventar encada unoel reco­
rridosimbólico propicio parael circuito pulsional del «plus
degozar». La miseriaes, enestesentido, el estar asolas con
el goce de la pulsión de muerte enel eclipse absoluto delo
simbólico. Lano «satisfacciónde las necesidades materia
les» nosólonoapagael circuitopulsional sinoqueloacentúa
de modo mortífero. Eneste aspecto, el capitalismo, al ígral
quelapulsión. es unmovimiento circular que seautopropul
saalrededor deunvacío queloobliga siemprea recomenza!',
sinqueningunasatisfacciónlocolme deuninododefinitivo,
aunquesiemprerealice un«plus degoce» parcialyexceden­
te atoda utilidad. Para una izquierda lacaniana, pensar las
consecuencias de esa «parte maldita» en los procesos de
subjetivación es una exigencia política de nuevo curio. Por
ello. si es cierto queactualmente el poderhadevenido«bío
político», tomandoparasí comoasuntoesencial la «vida»
biológica. en una perspectiva Jacaniana agregaríamos que
tralúndose de la vida de los cuerpos parlantes, sexuados y
mortales es lavidadel «plus degozar». El cuerpo del parlan­
60 JORGE ALEM AN

tenoes otracosaquelasededel plusdel goce- Series lelevisi-


vas de médicos, forenses, operaciones televisadas, programas
de salud, entodos los casos seintentacapturar, enlaépocaen
quela ciencia quiere horrar la frontera entre el ser parlantey
el animal, el plus degozar que animaalabiologíadel cueipo.
¿Podrá la Técnica convertir el plus de goce en una unidad
discernible. cuantificable, localizable? No es una paradoja
menor que el goce pulsional sea laúnica «autonomía» (no
conciente ni reflexiva) que le queda a laexistencia parlante
frentealaexigenciatécnicadequeel inundodevengaimagen.

2.. ParaLacanloReal noesla «realidad construidasimbólica­


mente». Mas bien, loreal esloque impideotorgarlealarea
lidadunaestructurauniversal quepuedatotalizarsereflexiva
menteyconcebirseasí mismaatravés deuncierre categorial.
Cualquierconstriccióndiscursiva, por Universal quesepre­
sente ensus pretensiones formales, siempre estarálosufi­
cientemente «agujereada» paraqueloreal irrumpacomoun
excesotraumático, una pesadilla que retorna, unaangustia
sinsentido. unapresenciainvasoraque poneenj liegoal uni­
versosimbólico ensus amarras hasta el punto desuzozobra,
abriendo tambiénasi la posibilidad desurenüvaciónradical
através de la invención de una escritura. A partir de este
mododeconcebirlo real. loUniversal debeser reformulado.
Nose trataparaLacande postular unreal inalcanzable por
tamoestablecer que los discursos son todos equivalentes en
su relativismo- Por el contrario, es necesario asumir que el
Lenguaje siempre «paratodea» yvahacialo Universal. Asu
A PRO XIM ACIÓ N A UNA IZQUIERDA LA C A N IA N A 61

vez, esle Universal radicalmente descompletadoy tachado,


puesloreal impidelaequivalenciaUno Todo. debe ser man­
tenidocoinoexigencialógicafrenteal relativsmo multicultu­
ral de las identidades. Desde.laperspectivadeloreal. el Uní-
versal debe siempre presentarse ensituación, mostrando el
tiempoylugar histórico que losostieneyampara, ¿Necesita
la izquierda de este semblante deuniversalidad, aundonde
tengaque asumir proyectos políticos enteramenteligadosala
historia desunación? Sí. enlamedida enqueuna experien­
ciaconlo real nuncapuede reducirse exclusivamente auna
idiosincrasiaounatradición. Experiencia conlo real implica
transmisióndeloimposible queestuvoenjuegoydel intento
porfranquear el impasse. Por ello. así comoaunaobradearte
siempre se la concibe como potencialmente al alcance de
todos, laexperienciapolíticadeheaspirar aeserangouniver­
sal de transmisión, de transmisión haci:i un «todos» a la
vez imposible. Más allá del respeto que exista por el legado
históricoypor laherencia política que encada casouos con­
cierne. es necesario siempre sostener un «suplemento» de
universalidad que impida una identidad cerradasobre nos­
otros, unsignificantevacíoque vuelva imposible l:i apropia­
ciónde lonatal bajocualquiera delas utopías fontasmáticas
de reconciliación. En este caso. ser de izquierda es que la
voluntadpolítica. la invenciónpolítica cifradaenesavolun­
tad, sólo es posible cuando se admite que nohay universal
queapague lacontingenciadelo real Sólosurgiráenlas fallas
de louniversal una nueva subjetividad política si ésta nose
halladeantemanosecuestradapor unaidentidad reconocida
62 JORGE ALEM AN

yya sabida. Lo que advenga eii este país oencualquier otro


advieneparanosotros enel Otrouniversal, enlatensiónque
entodaexperienciahistóricaauténticaseguardaconloinco­
municable, peroei; esatensiónlaque nopuedese.r rechaza
da. Dehecho, loquehaprovocadoestanotaque aquí presen­
tonoes sólo, comose puede suponer. lavelada significación
queaúntienelapresencia ddpensamientolacaniano, sinolo
que uncélebre posmarxista medijo enciertaocasiónenvoz
baja, al mododeunchistecómplice, casi por descuido, mien­
tras entrábamos aunasalarepletayansiosa por escucharlo:
«Lacan. Perón. un solo corazón,..». Esta nota, probable­
mente. seaunasuerte dehomenajeala resonanciaenigmáti­
cadeesechiste enmi memoria.

3. Noobstante, lospensadores que implícitaoexplicitamente


elaboran el final marxista apartir de Lacan: pensadores de
laVerdad, delAcontecimiento, del Estado de Excepción. la
Conlingeucia, laJusticia, la Paiteexcluidaque hacelavezdel
Universal, etcétera, tienenengeneral (hayuna excepción) un
gusto especial por oponer la política de la Representación
(léase deEstado) asus propias teorías. Paraestosautores sólo
hay politica cuando nohay representación, pues lapolítica
«sólo debe autorizarse de sí misma». Tal vezla supuestafor­
talezainstitucional europeay suUniversidad haganposible
que lamayoría de estos pensadoresposmarxistasdeunproli­
ta lacaniana reserven laenergía política paraun tiempopor
venir del que nosedispone representación alguna. Desde
lavenienteaxiomáticaopcrformatívadeestos pensadores, el
APROXIMACIÓN A UNA IZQUIERDA LACANIANA 63

espacio sociald em ócrata es exactam en te el m ism o que e ld e l a


d e re c h a co n se rv a d o ra , y todo su e n ú isia sm o está en aq u ello
qu e aú n no tiene form a. En este se n tid o , el p restigio e p is te ­
m ológico del corte y la ru ptu ra tal vez aún esté muy p resen te
en su s re sp e c tiv a s c o n sid e ra c io n e s. E s cierto qu e v iv im o s e n
la c o n su m a c ió n t é c n ica d e la m e ta fís ic a y q u e é sta se j>r e -
senta con la m ism a fuerza organ izad ora tanto para la izq u ier­
da de tra d ic ió n so c ia ld e m ó cra ta corno para la d e rech a c o n ­
servad ora. En este pu nto, los p en sad o res p o sm arxistas tien e n
m u c h a s ind ic a c io n e s o n to ló g ic as q u e e fe c tu a r. e s p e c i al ­
m en te si aún se qu iere c o n stru ir u na te o ría m aterialista de la
p raxis que no excluy a al sujeto. Pero se equ ivoc an en s u d e s ­
p re c io p o r la c o n stru c c ió n p o lític a . E n L a tin o a m é ric a , p o r
e je m p lo , uria tra n sfo rm a c ió n p a rc ia l, au n q u e no sea corte o
r u ptu ra desde la p ersp ectiva de la Totalidad. es a v eces la d e s ­
viació n que nos devuelve al cam in o de la p o lítica, e n te n d ie n ­
do p o r p o lítica la sim u ltá n e a e x p e rie n c ia de la p o sib ilid a d e
im p o sib ilid ad de la em an cip ació n .

En nuestro caso, si h u biera algo a sí com o u n a izq u ierda laca-


n ia n a , se tra ta ría de una e s c r itu ra del n u do « b o r r o m e o »
p ro p u e sto p o r L acan , ese que re ú n e Ires e le m e n to s de tal
m odo q u e si se q u ita lino se se p a ra n los tre s a la vez. P ara el
caso. se trataría de un ni ido entre el Estado, lo s m o vim ien to s
so cia le s y la C o n str u cción P o lítica. Es p re cisa m e n te ne c e sa ­
rio u n nudo p orq u e los tres e le m e n to s citad os en la re u n ió n
aún p e rm a n e c e n sin re so lu ció n h istó rica. Sólo en el nudo y
en la muú»a recip rocid ad del a n u dam iento (que no es lo m is ­
64 JORGE ALEMÁN

mo qu e sín te sis o u n ific a ció n ) se re c re a rá n lo s tres ám b itos.


Pero estos tres ám bitos tien d en a d isp ersarse in e v itable m e n ­
te si no existe un cuarto n u do s u p lem en tario que al m odo de
una e scritu ra m an tenga a los tre s en su an u d am ien to b orro
m eo. E n este caso se ría u n a e scritu ra de izq u ierda que asum a
en su ám bito de in d agació n alguno de los sig u ien tes puntos:

a) La d iv isió n inaugural del su jeto. s u carácter incurable y las


p o sib ilid ad es em ergen tes qu e lo incu rable o frece com o a p e r ­
tu ra.

b) El carácter acéfalo de la gram ática p u lsio n al y su irredu cti-


bilidad a las co n stru ccio n es h istóricas re fe rid a s a la tem ática
del deseo.

e) El an tagon ism o lógico y constitutivo de toda sociedad: hay


sujeto p orqu e hay p rim ero fractura, hay sociedad porqu e p ri
m ero hay de m odo in stitu ye m e una brecha. un an tago n ism o
entre ella y ella m ism a e n su acció n in stitu cio n al.

d) La in terven ció n d e l a M irada y la Voz com o objetos fa n ta s-


m áticos que con gelan y p e trific a n al sujeto en u na in ercia que
se a rtic u la en su pr opia id e o lo g ía ; tanto en sius o b e d ie n c ia s
re tard ad as com o en s u s se rv id u m b res v o lu n ta ria s. Com o se
p u ed e a p re c ia r, e ste cu arto n u do, esta e la b o ra c ió n de una
e s c ritu ra n u eva de la p ra x is, im p lic a a d m itir u n a s e r ie de
tem áticas que hasta ah ora han sido co n sid erad as irre le v a n tes
o de segundo o rd en para la izquierda. S in em bargo, asu m íé n -
APROXIMACIÓN A UNA IZQUIERDA LACANIANA 65

d olas, tal vez la izq u ierd a p u ed a a b rir s e a una tem p o ralid ad


d istin ta a la d e l P ro greso , a s a b er, la d e l Futuro an terio r: <<lo
que h ab ré sid o para lo que estoy llegando a ser ...

BIBLIOGf t t f LV

J orgc A le má n . La can en la Razón posm oderna; M álaga, M iguel


Gó me i E d icio n es, s o o o .
____ , Derivas del discurso capitalista: notas sobre psicoan álisis y
política . M álaga, M iguel Góm ez E d ic io n e s, ^ o o 3 .
____ . El porvenir del i nconsciente: filosofía: política: época del
psicoanálisis, B u cn o s A ires. G ram a, 2 0 0 6 .
ENLALUCHAFINAL.
CAPITALISMO, VIOLENCIARITUAL EIDEOLOGÍA

C é s a r R e n d u e l e s
La v io le n c ia n o re d im id a por la asu icia d e la razón está m u ch o
me n os p re se n te en la cu ltu ra p o p u lar c o n te m p o rá n e a de lo
que su g ie re n tanto la agresividad del h ig ien ism o pedagógico
p o stm o d crn o com o su co rrelato , la o m n ip re se n te c asq u ería
hollyvvood iense. A m b o s g uard an uiia relació n rem ota con u n
tip o de v io le n c ia a n tro p o ló g ica qu e co n stitu ye u n e le m e n to
e se n c ia l de n u estro acervo cu lftiral al m en os h asta R ab e lais.
p o r no h a b la r de su p e rse v e ra n c ia en c u artele s m ilita re s ,
estad ios de fútbol, au topistas y m e rcados fin an ciero s. A q u iles
quem an d o en la p ira fu n eraria de Patroclo a doce p risio n e ro s
troyranos y E n e a s cu b ierto p o r la sa n g re de su s e n e m ig o s no
son m ás qiie casos ilu stres de la g u erra ent.end ida com o a s e ­
sinato ritual. No es casual qu e u n a de las pocas ob ras m o d e r­
nas q ue reco gen la im b ric a c ió n p o sitiv a del s a lv a jis m o m ás
brutal en la vida social sea Vámonos con Pancho Villa - l a n o v e ­

i
70 CÉSAR RENDUELES

la de R a fa e l F. M u ñ oz, no la p e l íc u l a- , u na o d a al culto a la
p erso n alid ad en las co m u n id ad es c a m p e sin a s m exican as e n
la que la u ltra v io le n cia irra c io n a l que V illa d irig e contra sus
p ro p io s s e g u id o re s es un c o m p o n e n te c ru c ia l de la lealtad
fa m ilia r que d e sp ierta en ellos. E sta fo rm a de vio len cia p e g a ­
jo sa co n stitu y e ta jn b ié n el in g re d ie n te e s e n cial de la n u eva
p esad illa ideológica de O ccidente: u n m agm a h olístico a ra b i-
zante su p u estam en te in capaz de d ife r e n c ia r e n tre cu ltu ra.
re lig ió n y p olítica - p o r citar la caracterizació n a la que re c u ­
rre n o b sesiv a m e n te los an alistas del m undo islám ic o —, cuya
cara b e n ig n a nos m u estra N atio n a l G e o g ra p h ic m ie n tra s la
CNN explota su vertien te fanática. E n el m ejor de los casos, su
sevicia se debe a un problem a de incon m en su rabilidad culta -
ral, c o rno ocu rre c o n los a lie n íg e n as in c o n sc ie n te y d is p a ra ­
tadam ente crueles de La, voz de los muertos. la n ovela de O rson
Scott Card. En el peor y m ás habitual, se atribuye a algu na c la ­
se de defecto cultu ral congénito.

Hoy. com o s ie m pre, casi nadie ve nada de m alo eri uria b u e na


c a r n ic e r ía h u m an a m ie n tra s se dé a l g una de las s ig u ie n tes
c o n d ic io n e s. E n p rim e r lugar, m uy h e g c lia n a m e n te aún. la
m ed iació n tecnológica. La d ecap itació n de u n reh én a m an os
de A J-Q a e d a es u n a srw f f movie en Y o u T u b e. el d e g o lla m ie n -
to de un en em ig o por un m ie m b ro de las Fuerzas e sp e c ia le s
dotado de gafas de v isió n n octu rn a - e s e in fa lib le d etergen te
m o ra l^ , u na su p e rp ro d u c c ió n apta para todos los p úb lic o s.
En s e g u ndo lugar. la v io le n cia pu ede form ar p arte de un p a i­
sa je in tim o , de a lg ú n c o n flic to in te rio r c o n tu fillo v ie n é s .

i
72 CÉSAR RENGUELES

DE \t'.TWR1OfíS A EL CLUB DE IA LUCHA

R esu lta llam ativo q u e , no liace m ucho, e le m e n to s s im ila r e s


d ab an lu g ar a c o n d ic io n e s de a c e p ta b ilid a d de la v io le n c ia
b ien d istin tas. E n i /t.sí o ría de los bombardeos. S ve n Lind q vist
lia reco p ilad o una am p lia m u estra de la in ten sa e x p re sió n e n
la lit e r a t ir a p o p u la r de las ju s tific a c io n e s id e o ló g icas de lo s
g cn o cid io s c o lo n ia le s que m a rc a ro n lo s a lb o re s d el sig lo
veinte. La in ven ció n del b om bard eo aéreo. que al fin pe r m i­
tió e x te rm in a r a m ile s de p erso n a s con toda com od id ad , a li ­
m en tó m o rb o sa s fa n ta sía s a c e rc a de in v a sio n e s a siá tic a s y
a fric a n a s de p ro p o r c io n e s s ís m ic a s q u e c o n ta m in a ría n la
civilizació n occidental con re p ugn an tes m iasm as an tropoló -
gicos. En la luclia d e l a sociedad civil de trab ajad o res de cuello
blan co con tra la tu rb am u lta p rim itiv a , in c lu so e sc rito re s de
izqu ierdas com o Ja c k L on don tom aron partid o con en tus ia s ­
mo p o r el exterm inio m asivo. El acto postrero de esta tragico -
m e d ia fue el ataque de p án ico de B ertran d R u sse ll q u ie n , al
té r m in o de la S e g u n da M irnd ia ly ju sto a n te s de c o n v e rtirse
en u n p a cifista m ilita n te, abogó h isté ric a m e n te por el b o m ­
bardeo nu clear u n ilateral de M oscú.

Del m ism o m odo, p rácticam e n te ha d esap arecid o una fu en te


m o d e rn a m a rg in a l de u ltra v io le n c ia : el h é ro e a, la M ich a el
K o h lh aas, qu e se cara cteriz a p o r la total d e s m e su ra e n tre la
o fe n sa qu e su fre y la ciclóp ea se n d a de d e stru cció n en la q ue
se ad en tra para restañ arla. I.a razón de su ocaso es doble. De
u n lad o, M icliael K o h lh a a s es r ig u ro sa m e n te a je n o a c u a l-
EN LA LUCHA FINAL 73

qu ier se n tim e n ta lism o, es la e n ca rn a ció n p ervertid a de la ley


m oral kan tian a. tina caricatu ra d e l a ética categórica. De otro
lado, el corazón no e n tie n de de m esu ras, en la p o stm o d e r n i­
dad la resp u esta sie m p re es p ro p o rcio n al a la o fe n sa o, si no.
es re in terp retad a e n c la v e de trastorn o p sicológico (so ció p a -
tas, a s e sin o s en s e r ie y u n e xten uante re p e rto rio de t r a u ­
m a s ...) . U n caso p arad igm ático de este d e splaza un iento e s la
p clícu la Rambo, que co n vierte en u n e p iso d io de e stré s p os ­
trau m ático lo que e n Primera- sa ngye, la gran no ve l a de David
M o rre ll. es un en fren tam ien to típ icam en te k o h lh aasian o.

En cam b io, iin co n traejem p lo de este p atrón es Wan iors, una


re c o n stru c c ió n de la A n á b a sis e n la Nu eva Y o rk de los añ o s
s e te n ta del sig lo v e in te . La p e líc u la tra n sc u rre e n u n a túnica
n oche en la q 11e lo s w ar riors, tuna b an d a j u v e n il, realizan u n
p eligro so v iaje de regreso a su b arrio -C o n n ie Is la n d - p e r s e ­
gu idos por el resto de bandas de la ciudad. Hay que señ alar. en
p rim er lugar, qu e se trata de una in terpretación de gran e x a c ­
titud del relato de Je n o fo n te . T en d em os a le e r la A nú basts
com o una honorable h istoria de reyes y batallas, cuando se tra­
ta de la crón ica de u n grupo de h ooligans griego s que saq u ean
erráticam en te A sia m en o r d u rante vario s años. Wa rriors posee
varias caracter ísticas in teresantes ad icion ales. Dos m iem b ro s
de la banda no tien en nada en c o n tra de pelear. Les p reocupa
salv ar el pellejo, claro, pero el com bate es u n in grediente c ru ­
cial de su p erten en cia al grupo. Los warriors carecen co m p le-
tam en te de le c n o lo gía y son muy p o b re s. De hech o, b u en a fig. 1 1 - 1 2
parte de su s p ro b le m a s se so lu c io n a ría n si se n c illa m e n te
74 CÉSAR RENDUELES

p u d ieran su b irse a u n taxi e n v e z de tener que atravesar N ueva


Y ork en m etro. E n cam bio, la m ayor parte de lo s h éroes de las
p elícu las de acció n co n tem p o rán eas o so n rico s o tien en un a
habilidad desconcertante para no encon trarsc nun ca en esta
do de m en esterosid ad , por no h ablar de su facilidad para acce-
d e r a un inagotable deusex machi na tecnológico.

El club de la lucha a sp ira a s e r u n c o n tra e je m p lo s im ila r a


Warriors. Se trata de u n film ro tu n d am en te p o stm o d e rn o y.
sin em b argo . e x p líc ita m e n te an tico n su m ista y crítico con las
fo rm as lá b ile s de co m p ro m iso so cial co n tem p o rán eo . C om o
V
lia señ alad o Slavoj Zizek, la gr ac i a de la pel í c u la res id e en

la dim ensión emancipatoria del auto -golpearse. En cierto


modo, necesitamos arriesgarnos a asumir este tipo de vio­
lencia. Cuando vivimos en un espacio virtual aislado, toda
reconexión con lo Real es. por supuesto. una experiencia
dem oledora; es violenta. (...) Si. siguiendo a [Frantz] Fanon,
definimos la violencia política no como opuesta al trabajo
sino. precisamente, como la versión política última del ^ tra­
bajo delo negativo» . del proceso hegeliano de la Bildung, de
la auto-transformación educativa, entonces la violencia d cbc
ser en primer lugar concebida como auto violencia, com o
una reforma violenta d e la sustancia misma del ser del suje ­
to: ésta es la lección de Fl club de ¡a lucha 1

i Slavoj Ziiek,Amesgarlo imposible, Madrid, Trotta. 3006. pp. 115V 117-


EN LA LUCHA FINAL 75

S i n e m b a rg o . El club de la lucha ta m b ié 11 p are ce in c u rrir ga ­


r r a f a l m e n te e n u n a es p ecie de f e t i c h ismo m ate ria lista . La fig. 18 - 1 4
g lo r io s a e s c e n a final, a u sente en la novela de C lu i ck P a la h -
niuk, muestra la d e m o lic ió n de las sedes de las grandes c o m ­
p a ñ ía s de tarjetas de crédito m i e n tras su e n a <& ^ ^ ere Is My
Mind?>>, de los P ix ie s. Es la c u l m i n a c ión de la fisicid ad de
toda la película, de esa au toagr e s i ó n q u e m e n c i o n a Zizek
(¿liay algo más in te n sa m e n te p e r s o n a l qu e la V I S A ? ) . Y, p o r
eso m ism o, también u n indicador definitivo del modo en que
olvida que el c o n su m ism o es u n e p ife n ó m e n o material de un
sistem a social m o n stru osam ente espiritual. Es m uy s i g m h ca-
tivo, e n este sentido. el modo en que los econ om istas utilizan
con stantem ente té rm in o s p se u dopsicológicos, como « crisis
de c o n f i a n z a » o incluso « h is t e r ia c o le c tiv a » , par a e x p lic a r
las Uirbu lencias f i n anoie ra s. U n a parte su stancial del r a p it a -
lis m o c o n t e m p o r á n e o - m u y en p art i c u l ar los m e r c a d o s de
d e r i v a d o s - carece d e con exión con las actividades p r o d u cti­
vas, y esa. es la clave de su irracionalidad. Poco s o r p r e n d e n t e ­
mente. el ú n ico político con tem p orán eo que s u po sacar p a r ­
tid o de esto f ue u n ex c o m u n ista alcoh ólico. E n 1 9 9 8 , eii el
contexto de una gravísima serie de crisis finan cieras globales,
el gob iern o de Boris Yeltsin

sencillamente repudió las deudas en bonos que había emi­


tido para los especulad ores finan cieros. El gobierno ruso no
buscaba negociaciones, no im plo raba más ay* d a. Afirmaba
simplemente que, aunque los i nversores occidentales pen­
saran que tenían bon os públicos a corto plazo a un cierto
76 CÉSAR RENGUELES

tipo de interés, estaban equivocad os: ahora tenian unos


bonos a lar go vencim iento a un tipo de inlerés much o más
reducid o"'.

La base antropológica de nuestra civilización, el culto d e s e s ­


perad o al in t e r c a m b io m e r c a n til de e q u iv a le n te s , es u n a
g e n uina abstracción teológica. De Dubai a B e r l í n , de las g u e ­
rras del opio al Tratado de Niza, el mercado es la única in sta n ­
cia e stric tamente p r opia de n u e stra época en la que los actos
individuales concluyen e n e sa c o p erte ne nc ia no deliberada a
la q ue lla m a m o s so c ie d ad . El c a p ital ism o s o b r e v iv e a través
de una d e sga r ra dora doble paradoja: por un lado, el mercado
es cstructu ralm ente i n c a p az de g e n e ra r el tipo de relaciones
s o ciales u n iversales —fa m i lia, m atrim onio, educ ació n ... - qu e
p re c isa para r e pro d u c irse, relacion es so ciale s q u e, por otro
lado, ob staculizan su naturaleza e x p a n s i v a . De ahí que las
p o líticas g u b c r n a m e n tales o c c id e n ta le s d e l últim o siglo
hayan estado marcadas por sucesivos m o vim ientos p e n d u la ­
res eritre la protección social frente a la ru leta rusa econ ó m i ­
ca y la dem olición de l os d iq u es antropológicos que lim itan la
exp a ns ió n del c a pit a l . De a h í ta m b ié n la am bivalencia e nt r e
El m a n ifiesto comu nista - d o n d e se d e n u n c i a la d e s t r u c t i ­
v id a d social del c a p it a l is m o , qu e m u e stra al <<d e s n u d o » la
base s o c ia l id io s in c r á s ic a de la sociedad m o d e r n a (esto es,
las relaciones m erc a n t i le s ) - y el capítu lo de El capital d e d ic a -
do al fetichism o de la m ercancía, donde M arx da a e nte nd e r

2 Peter Gowan, La. apr esta por la, globaUzacrón, Madrid. Akal, 2000, p ■ 157.

1
EN LA LUCHA FINAL 77

que n u e s t r a so cied ad posee su p r o p ia d i m e n s i ó n s i m b ó lic a


no m e ra m e n t e destructiva. si b ie n tien de a exp resarse como
una retorcida forma de falsa conciencia.

De algún m odo, El club de la lucha c a r ece de un a h e r r a m ie n ta


m e tac ritic a para id e n t ific a r esta estructura e tn o ló gica p r o ­
fu n d a s i n c o n f u n d i r l a c o n su s d e c l i n a c i o n e s id e o ló g ic a s
coyu n tu rales. La ruptura violenta y tribal con el co n su m ism o
- l a lu cha d e n o d a d a contra la s o b r e a b u ndad a de cosas y no
contra las re lac io n e s sociales que la p r o p ic ian— se c o n v ier te
en u n ep iso d io más, tal vez el definitivo. del fetich ismo de la
m ercancía. S u p o n e u n salto im portante desde aquel m e l a n ­
cólico d o m in io por parte de los objetos que anu nciaba C e o r -
ge Perec en Las cosas, en la m e d id a eri que a h o r a la ideología
c o n s u mista parece in c lu ir s us p r o p ia s fo rm a s de a n ta g o n is ­
mo. La búsqu eda vio le nta de un fondo de autenticidad m a t e ­
rial fre n te a la m etástasis c o n su m ista p o n e de m an ifiesto la
p o te n c ia n o rm a tiv a del f e t ic h is m o de la m e r c a n c í a : s o m o s
c a p a c e s de r e c o n o c e r la m i s t i f i c a c i ó n qu e, sin e m b a r go,
con tinú a m o vien d o nuestros m ú sc u lo s a través de con s tru c ­
c io n es ideológicas a biertam en te hostiles a ella. En nuestras
s o c i e d a d e s p a r e c e h a b e r s e a u to m a tiz a d o u n p r o c e s o que
e n o tr o s c o n tex to s r e q u i e r e de una c o n s i d e r a b l e v i o l e n c i a
adm inistrativa:

En la etapa « madu ra» del comu nismo (. ..) todo el mu nd o


sabía que nadie creía en los principios de la ideología of i­
cial, y sin embargo todo el mundo se veía obligado a hablar y
78 CÉSAR RENDUELES

comportar se como si lo h iciera (...) . El motivo d e los líderes


para obligar a la gente a hacer absurdas declaraciones en
público no er a hacerles creer en lo que estaban diciendo.
sino inducir un estado de complic id a d y de ctilpa que soca­
vara su moralid ad y su capacidad de resistencia. En e fect o.
se enc on traba n tan vaciados de individ ualidad que. como
dijo una mujer de la antigia Alemania Oriental. «no podía
de repente "hablar abiertamente" o "decir lo que pensaba" .
3
Ni siquiera sabía demasiado bien lo que pensaba» .

E n el fondo. El club de la, lucha propone una vam pirización de


la tradición e m a n cip a d o ra s im ila r a la que el pr opio Zizek ha
s e ñ a la d o en re lac ió n a Tifan.ic*. d o n de una j o v e n b u rgu esa
que vive u n a p r o f u n da c r is is p e r s o n a l r e c upe ra su vitalidad
tras el contar to se x u al con un m i e m b r o del proletari a do c o l ­
mado de fuerza (¿ de t rabajo?). Esta especie de vam pirización
erótica es la v e r s i ó n s im b ó lic a de la a c u m ula c ió n de capital
por d e s p o s e s ió n . A p e s a r de s u s e r r o r e s fo r m a le s , el g ra n
m érito de l as teorías del im p e r ia lis m o de p r in c ip io s de siglo
v e in te fue subray ar la im portarl e i a qu e las p e rife ria s te n ía n
para Occidente como exterioridades e c onóm ic as. L i x e m bu r -
go, H o bgso n o H ilfe rd in g d e m o stra ro n que el capitalism o no
sólo necesita un contexto social en el que in c ru starse par as i -
taria y d e stru ctivam ente, sino t a m b ié n u na « e x t e r i o r i d a d »
de la qu e n u trir se para s up e r a r su natu raleza c a rc in ó g e n a :

3 Jon Elster, Bendi ción de cuentas, Buenas Aires, Katz, 3006. p. i 33.
4 Kide suprn, p. 11.
EN LA LUCHA FINAL 79

d esde los end osares de las tie rr a s c o m u n a le s a la e x p a n s ió n


colonial pasan do, más re c ie n te m e n te, por la expropiación del
p r o c o m ún cognoscitivo por medio de leyes relativas a la p r o ­
piedad intelectual. Del m ism o modo, el anticonsu mismo de El
club de la lucha se incauta de una práctica antagonista y la c o n ­
vierte en un a fo rm a e s p u ria de a u ten ticidad trib al (algo que,
por cierto, no n ecesitan hacer los wario r s , de suyo in m e r s o s
en ella).

REGLAS, INTENCION.ALJDAD E IDEOLOGÍA

La re lac ió n de El clu b de la lucha' con la estructura s im b ó lic a


p r o fu n d a del capitalism o - el fetich ismo de la m e r c a n cía- y
su fo r m a ideológica c o n t e m p o rán ea - e l u lt r a c o n s u m i s m o -
ilu s tr a n una e s p e c ie de i n v e r s ió n de la n o c ió n de ideología
althu s se r ia n a . La ideología no s e r ía asi un a r e p r e s e ntación
de la relación im a g in a r ia con las c o n d ic io n e s reales de e x i s ­
tencia. s in o un a especie de e m a n a c i ó n s im b ó lic a de la r e a l i ­
dad que c o n t a m i n a r í a s i s t e m á t i c a m e n t e n u estra i m a g i n a ­
ción. Un p la n t e a m i e n t o algo m á s claro de e sta c u e s tió n ha
ocupado un lugar Íun d a m e ntal en la filosofía de la acción del
siglo veinte.

A m enudo se suele d istin g u ir de modo abiertam ente autopa-


ródico entre dos p a ra d ig m a s e n fr e n ta d o s en c ie n c ia s socia -
les: el modelo del homo económi ca s y el del homo sociológicas.
E n e s e n c ia , el p r i m e r o c o n c ib e la a c c ió n h u m ana com o el
80 CÉSAR RENGUELES

resultado de una com b in ación de deseos y creencias acerca de


los m e d io s para s a t is fa c er esos deseos. U n a v e r s i ó n extrem a
de esta posición es la noción de « preferen cia revelada» , que
identifica retrospectivam ente los deseos a partir de las clcc -
c io n e s e fectivas e n el m e r c a d o . Tal vez la p e c u lia rid a d m ás
re le v a n te de este m o d elo sea la p r o s c r i p c i ó n de la r e f l e x i ó n
acerca de la racionalidad de los deseos. Según una perspectiva
muy e x te n d id a , la rac io n a lid a d práctica guarda r e la c ió n
exclusivamente con los medios, no con los fines, cuya d is c u ­
sió n p erte n e cería al ámbito de la teoría. D esde este punto de
vista, nadie pu ede tener una razón s u ficiente para hacer nada
a m e n o s que exista un d e se o de hacer esa cosa. Por eso, en
cierto sentido. el paradigm a del h om o económica s es el adicto,
en el que se da una c on exión autom ática en tre deseo, c re e n ­
cia y acción.

E n c a m b io , la e s c u ela del homo sociologicus ha hcclio en fa -


s is e n el carácter reglad o y coercitivo de la realidad social. La
característica fu n d a m e n tal de las n o rm as sociales es su auto ­
n omía, la imposibilidad de reducirlas a condu cta estratégica.
Un ejem plo d e J on Elster puede r e s i l t a r esclarecedor. I m a g i ­
n e m o s que J u an está d is p u e s t o a pagar un m á x im o de diez
euros a un ch ico para que le l i m p ie el coche. No esta d i s p u e s ­
to a pagar ni u n c é n tim o más. Si el limpiador le exigiera once
euros p r e f e r i r í a d e d ic a r m e d ia h ora a li m p ia r su coche él
m i s m o . I m a g i n e m o s a h o ra qu e u n ve cino le o fre c e a J u an
vein te eu ros a c a m b io de que l i m p ie su coch e. No es d ifícil
im a g in a r que Ju a n se negara in d ignado a hacer tal cosa. Ese

i
EN LA LUCHA FINAL 81

im pulso m is terioso que hace qu e J u a n r e n i e g i e de su v a lor a ­


ción de media h o ra d e su t iemp o e n o n ce eu ros es una n o rm a
social. La p r e s e n t a c i ó n más c o n o c id a de las n o r m a s es la
noc i ó n w i t tg c n stcin ian a de <<s e g t i r una regla» . El n ervio del
p la nte am ie nt o de Wi tt ge nste i 11 es la idea de que la aplicación
de c ual quie r regl a ím plica una cantidad potencialm ente i n f i ­
n ita de e q u ívo co s. de modo que su c u m p lim ie n t o no p u ed e
se r re d u cid o al c o m p o r t a m i e n t o c o n sc ie n te . Por eso u na
ini e r pretac ió n m uy extendida de la noción de s egti i r una regla
se a p r o x i m a al c o n d u c tism o . D e s d e este punto de vista, las
IlOrmas d e b e rían se r entendidas como una fo rm a irreflexiva
de actuar del m is m o modo que los d e m á s - c o m o ocu rre con
la adaptación a las reglas regio nales de p ro n u n c ia c ió n - y no
como c r e e n cias c o m par tidas o intencion es.

Un a parte im p Ortante de la teoría de la acción se ha dedicado


a in te n tar sutu rar el h i a to e n tre la c o n d u cta n o rm ativa q uc
an aliza el modelo del homo sociologicus y la acción intencional
característica del homo economicus. lJn ejemplo r e c u r r e nte en
este c o nte x to es la n oción de habi tus d e P i e r r e B o r d i e u . El
habitus es un a e s p e c ie de « in t e n c i ó n e n c a r n a d a » que p r e ­
tende e x p r e sa r el inodo en el qu e l as regl as están integradas
en la práctica por m e d io de u n tipo de c o m p r e n s i ó n que no
p r e c i s a de lo qu e n o r m a lm e i1 t e con sid e r a m o s m e d i a c i ó n
in te nci o nal , pero que ta m p o c o es un m ero refl ej o . Se trata de
una d is p o s ic ió n a c o m p o rta rse c o rpo ral m e nte scgíln ciertas
reglas, como en el caso de los m ovim ientos estratégicos eri el
tran scu rso de un combate de boxeo:
82 CÉSAR RENDUELES

La acción que guía el « sentido del juego» tiene todas las apa
riend as de la acción racional que diseñaría un observador
imparcial, dotado de toda la información útil y capaz de
dominarla racionalmente. Y sin embargo no tiene la razón
p o r principio. Basta pensar en la decisión instantánea del
jugad or de tenis que pasa la red adestiempo para compren­
der que no tiene nada en común con la construcción sabia
que el entrenador. después de un análisis. elabora para dar
r-*

cuenta de ella y extraer lecciones comunicables56


.

Otra fo rm a de abordar esto m is m o es plantear q u e, en r e a l i ­


dad. n o hay un claro límite entre nuestras creen cias y deseos
y nuestros c o m p o r ta m ie n tos n o intencionales qu e, de h ech o,
p o s ib le m e n te se ría más razonable e n te n d e r c o m o e x tre m o s
de u n continuo. A s í, e n p a la b ras de Alasda.ir M a c ln t y r e ,
muchas de nu estras creencias

son tan indeterminadas coino las que puedan tener los pe­
rros. los monos o los delfines. El ser humano expresa preci­
samente este tipo de creencias mediante las diversas formas
en que se mueve irreflexiva o prerreflexivamente en el mun­
do natural y social, con nn comportamiento c orporal que
hace que su interacción con las cosas y los animales resulte
de una manera y no de otra, y que dé expresión a una serie de
creencias derivad as delapercepciór/\

5 Pierre Bourdieu, Cosas dichas. Barcelona, Gedisa, 1999. p. * 3.


6 Alaisdair Maclntyre. Animales racionales/dependientes. Barcelona, Pai-
dós, 3001, p. 57*
EN LA LUCHA FINAL 83

E x iste t a m b i é n u na v e r s i ó n d ia c r ó n ic a de este a rg u m e n to .
Básicam ente afirm a q u e, a través del proceso de aprendizaje,
nu estras habilidades se d e sarro llan de tal m odo qu e p u e d e n
re p ro d u cir fu n c io n a lm e n te un sistem a de reglas sin n e c e s i ­
dad de a lb e rg a r r e p r e s e n t a c i o n e s de d ic h as reglas. De esta
m anera, la interacción entre reglas e intencionalidad sólo se
podría entender teniendo en cu enta la form a en que a lo l a r ­
go de n u estra vida d esarrollam os habilidades que reaccionan
^ __
a uiia e s t r u c t u ra de reglas p a r t i c u l a r 7. E n c u a lq u ie r a de sus
m anifestaciones. lo característico de esta e specie de racio n a ­
lidad material, de intencionalidad encarnada, es qu e fu ncio -
na com o las norm as (es d ecir, no es n ecesariam en te un p r o ­
ceso d e lib erado e incluso pu ede s e r u n s u b p r o d u cto), pero se
puede in flu ir d e lib e r a d a m ente so b re ella de iin modo im p o ­
sible en el caso de las reglas wittgensten ianas, q u e exp re san la
fuerza ciega de la sociabilidad.

Hay una im portante c o n e x ió n entre la noción de ideología y


las distintas v e r s io n e s de la racionalidad encarnada. La id eo -
logia e s esa t e n s ió n m u sc u lar que n o s habla e n u n le n g u aje
e x t r a n j e r o y c o n la q u e no p o d e m o s m a n t e n e r u n d iá lo g o
sino, a lo su m o, in tercambiar alguna qu e otra on om atopeya.
Rl fe t i c h i s m o de la m e r c a n c í a , en c a m b io , p e r t e n e c e al
e x tre m o normativo, a u n s u strato p r o f u n d a m e n te inc rus t a ­
do en n uestra piel que a su vez es capaz de g e n e r a r e s t ructu -

7 Cl John Searle. La. construcción de la realidad social. Barcelona, Paidós,


1995. pp. 155V ss.
84 CÉSAR RENDUELES

ras id e o ló g ic a s de g r a n p otencia. S i el m e r c a d o es el rasgo


antropológico q ue identifica nuestra época, el fetich ism o es
su d e clin ació n sim bólica, la estructu ra mitológica de l as c o s ­
t u m bres qu e p e r s e v e r a n en c u a lquie r fase del c a p ita lis m o .
Las distin tas v iv e n c ia s ideológicas de este fu n dam e nto - d e l
f o r d i s m o al a n a r c o l i b e r a l i s m o p a sa n d o por el u lt r a c o n s u -
m i s m o - s e u b i c a n e n la zona m e d i a del c o n t i n u o n o r m a s -
in t e n cionalidad: no so n m o v im ie n to s volitivos con scien tes.
están lo s u fi c i e nte inente e n c a r n a d a s como p ara p o sib ilita r
u n doble vínculo q u e perm ite fo r m as de r e b e l ió n s in c e r a s y
a b n e g a d a s al tie m p o q u e m a n t ie n e fé r r e a m e nte el sis te in a
contra, el qu e se alzan.

FICOLOGIA Y TERROR

La p u reza s i m b ó l i c a m e r c a n t i l es p e lig r o s a . La v i o l e n c i a
e tn o ló g ic a nos r e p ugna p o r q u e n o s ac e rc a a m e n a z a d o r a ­
m e n te al a bism o d e l a ritu alidad, y así co n ven cio n alid ad , de
n u estra p r opia c ivilizac i ó n. Ro mp e el hechizo d e l a t r a n q u i ­
lizadora « d istan c ia prometeica>>, por e m p le a r la e x p r e s ió n
de G ü n ther A n d e r s , entre n u estra cotidianidad capitalista y
sus c o n dic i o n e s de posibilidad materiales. Muestra la c e r c a ­
n ía entre las m a d r e s tu p in ainh as - q u e u n tab an s u s pezones
con la s ang re tibia de las vícti m a s litú rg ic a s para que t a m ­
bién lo s b eb é s pu d ieran p a rtic ip a r de los ritos c a n í b a l e s - y
n u estro s h ij os, qu e j uegan con balo nes c o sid o s p o r n i ñ os
esc l avos.
EN LA LUCHA FINAL 85

E n e l despiadado altar del intercambio mercan til, m illones de


personas han sido inm oladas a fin de conjurar la t r a n s fo r m a ­
ción de u nos nú m e r o s por otros en s al dos contab les l iteral ­
m ente im p o s ib le s de c o n v e rtir e n efectivo. E n este m u n do
postideológico, posthistórico y multicultural, y a no d is p o n e -
m o s de los fro n d o s o s en tra m a d o s sim b ó lic o s m o d e r n o s que
daban u n aire de p ra g m a tism o y realpoli tik a los holocaustos
p rop i c i ato r ios d e teo logia s moneta r ias y m isterios com e r c ia ­
les. La le c n i fica c ió n y p e rs onaliz aci ó n de la violen cia es el úl ti­
mo m e d io p ara ocultar la naturaleza de u n as c o s t u m b r e s de
una destructividad tan b m tal que ni siq u iera p od em os rituali-
zar. El tribalismo mercantil se reifica mediante la tecnología o
se psicologiza a través de i rn sentim entalismo reaccionario. El
a n ta g o n ism o qu e pr opone El clu b de la lucha, e s su correlato:
p r imitiv ism o frente a t ecnologia, fisicidad contra psicología.
En cam bio, las alternativas e m a n cip a d o ra s m o d e r n a s busca­
ron un aprovechamiento intensivo de la tecnología —las « c o n ­
d icion es objetivas» - qu e propiciara estructuras políticas - l a
« d ictadu ra del p r o l e t a r ia d o » - cu yo s u b producto f u era u n
profu ndo cambio psicológico —el « hombre nu evo» —.

La p o s ib il id a d de que el c a p i t a l i s m o c o m i e n c e a g e n e r a r
estru cturas antro po lógicas e x tra m e r c a n tile s y no sólo i d e o ­
logía, esto es, qu e el c a pital i s m o acepte su pro p ia base ritu al,
es tan a t e r r a d o r a q u e p r á c t i c a m ente sólo se ha atre v id o a
d esarrollarla un escritor como J a m e s G. B a lla r d , dedicado en
c ue rpo y alma a e x p lora r sus p ro p io s in fie rn o s interiores. Se
trata de una temática qu e se intuye en Cras/i, donde se indaga

i
86 CÉSAR RENDUELES

e n el ú n ico lugar d o n d e las sociedad es o c c id e n ta le s ced e n


inasivamente y en prim era persona a la fascinación por el p e l i­
gro f ísico extremo: la carretera. Pero es en Rascacielos donde
esta p e rsp e c tiv a agónica se traslada al terren o de la lucha
social: la n ovela co n siste en el relato h o m é r i c o de la p e le a a
m u e rte entre los ac a u d a la d o s e je c u tivos que v iv e n e n los
pisos su periores de u n gran edificio y los trabajadores de cla ­
se m e d i a qu e o c u p a n las p la n ta s in f e r i o r e s . u na lucha que
libera los vín culos antropológicos re p r im id o s por el m e r c a ­
do y que culm in a co n la in stau ración de un sanguinario rég i -
m e n matriarcal. Esta v e rsió n etnificada de la lucha de clases
madura teóricamente en Noches de cocaí na y Super- Cannes , en
las qu e Ballard se ad en tra en las gate comm uniñ es y los resorts
de alto stan d ing que ha n surgi d o a orillas del M editerrán eo y
fan tasea con t r ib u s de e je c u tivos de élite q u e s u peran s u s
p r o b le m a s p s ic o s o m á t ic o s por m edio de ciclos de v io le n c ia
tribal dirigida contra in m ig ra n te s y prostitutas. En palabras
d e W ild e r Penrose, el psiquiatra de Super-Cannes qu e o r g a n i ­
za entre los ejecutivos de u na u rbanización de l ujo grupos de
autoayuda terapéutica basados en la agresión sádica al nuevo
proletariado:

Estamos creando una nueva raza de desar raigados, de exi­


liad os in ternos sin v í n c ulos humanos pero con inme ns o
poder. Es esta nueva clase la que controla el planeta. Me di
cuenta de que cst os p rofcsionalcs de alto mvcl tenían unos
Su eños de lo más extraños* fantasias Tepletas de unos secre­
tos anhelos de violencia. (...). Aliora nos damos cuenta de lo
EN LA LUCHA FINAL 87

sofocante que se ha hecho nuestra existencia, dedicad a a la


moderación y a la vía del medio. La suburbanización del
alma ha invadido el planeta como una peste 8

Se trata de u na posibilidad que, e n parte, ya exploró Bret E a s -


ton Ellis en American. PsS')v ho, esa parodia fallida de las reagano-
mics. ¿Qué ocurriría si desapareciera la d ivisión del trabajo de
dom inación? ¿ Qué pasaría si los sacerdotes de Wall Strcct, que
cada día condenan a países a la h am b ru n a nied iante la trans-
fo r m a c ió n ta u m a tú rgica de cifras en sus pantallas de plasma,
completaran sil jornada laboral participando eii razias n octur­
nas por Main Street? La genial intuición de Ballard es que no
h abría n ada de sociopático en ello. No se trataría d e u n a dege -
a e ra ció n p sicológica colectiva, sin o de u na reelaboración, e n
té rm in o s c o m p r e n s ib le s para el c o m ú n de las Cu lturas. de la
cotidianidad de u n a civilización basada e n la c o m p e te n c ia
despiadada y rendida a sus propias tradiciones oblatorias. Una
posibilidad completamente imaginaria, claro:

Apenas unas pocas semanas después del sangriento golpe


militar del \\ de septiembre de 1973 en Chile, la junta mili­
tar encabezad a por el general Augu st o Pinochct ord cnó un
alza d el precio del pan de 1 1 a 4 0 escudos, un abmrnador
aumento del 2 6 4 % de la noche a la mañana. Este « trata­
miento de choque económico» había sido planead o por un
grupo de economistas llamado los Chicago Boys. ( ...) Cuan- 8

8 James U. Ballard. Swper-Conn.es, Barcelona, Minotauro, zoo6, pp. 252-254

1
88 CÉSAR RENDUELES

do la Universidad se reabrió unos días después del golpe de


estado. los Chicago B o j s estaban exultantes. Apenas un a
semana después. varios de mis colegas del instituto de Eco­
nomía fueron designados para ocupar cargos claves en el
gobierno militar. A la vez que los precios se disparaban, los
salarios fueron congelad os para asegurar « la estabilidad
económica y detener las presiones inflacionarias» . De la
noche a la mañana el país entero se vio arrojado a la extrema
pobreza; en m enos de un añ o el p rec i o del pan había
aium.en tad o treinta y seis veces; el 85% de la población chi­
lena había sido empujada a cru zar la línea de la pobreza9.

Sí los economistas neoliberales ch ilenos hu bieran poseído al


m e n o s la d iscutible virtud de la coherencia, tras impartir T e o ­
ría d e j u egos III y jugar su partido de tenis, habrían reservad o
un hueco en su s agendas para acudir a Villa G r i m aldi a tortu­
rar personalm ente a algún p r i s i o nero político adolescente, e n
vez de delegar esa tarea en la soldadesca. La tribalizacióii f ic ­
ticia del cap italism o saca a la luz u n a v i o l e n c i a ritu al que
s ie m p r e ha estado ahí, oculta bajo incontables brinzas legiti­
m adoras que se lian ido amustiando una tras otra y cuyo ú lti ­
mo recurso sim bólico es la condena de las propias relaciones
antropológicas a través del psicologism o tecnófilo.

9 14. ichel Chossudovs'ky. G'/obalÉzacion de la pobrezar nuevo orden mundial,


Madrid, Siglo xX'XJ. 3003, p. i.
IN D IC E

Arte e ideología e n llollyv.vood. IJna d e fe n sa


del platonism o.
V
SLAVOJ Z i Zek 9

l í .UST^CIONES 41

A p r o x i m a c ió n a una izqu ierda lacaniana


J orge A lemán

E n la lucha final. C apitalism o, vio lencia


ritual e ideología.
C ésar R endueles

También podría gustarte