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LUIGI PIRANDELLO
sÉplue EDtcloN
cdflrDrìA
LETRAS TJNIVEIìSALES
8str.q
?3bl
'l'ítLrlo original de las
{.a18
obras: P,OO\
Sei personaggi ür cerca d'ctutore.
Ciascuno a suo ntodo.
Questa sera si recita a soggetto
INTRODUCCION
[8"1
PREFACIO, IWS
[8-rÌ
con sus Pa-
lia, clcscubicrta no sabría yo clecir clonde ni cómo, gr:acias do del artc, componiendo con sus personas'
un drama' o al menos
a la cual, a su pareccr, pocÌría yo encontrar el asunto para Júrres y."" su historia una novela,
uÍìa ÍÌìagniflca novcla. un cuento.
Tenía arìte rììí a un hon-rbre de unos cincuentâ aõos, Ya que estaban vivos, querían vivir'
F-s o'reciso saber que nunca me satistizo
dar consistcn-
que vcstía chaqucta oscura y pantalones claros, con aire
cefruclo y ojos esquivos, mortificadòs; a una pobre mujer .i;í;;;ú."ã" Ë"*ure o cle muier' por más que fuera
con apariencia de viuda, enlutada, que traía cle la mano a p^tii."f Sc.tractetistica, por elsimple ry:: 9": ::f:,:
una niiia rlc cuatro afros y a un niõo de poco más cle diez;
^t
Íeorese ntacton; nl nlïral un hecho (-'oncreto' trlstc o alc-
;;!:;;';ï'i"'ór. ú;to de n^r'orlo; ni clcscribir un paisa-
a una rnuchacha clescaracla y pÍoclz, toda clla un temblor 'l' tlescrtlrtrlo'
rlc tlesrlén arrogaÍìte y morclaz contra aquel vicjo mortifi- ié 1t.i. cl sinrplc gusto (.y. no son pcrcgs)-:1t^:l
I lay cicrto, .r.ri,o'"s
lnás l>uscan' U:t::l
caclo y coÍìtra un jovcn rlc unos veinte afros que 'se rnante- )on es-
nía apartado, cnccrraclo cn sí mismo, como si a toclos dcs- csa at'racción, y, complacitìos' nada
e a'
prcciara. I-os nriSrnos scis pcrsonaies, cn sumâ, que sul>en il ; ,ïã ;i'li;' ^ret^ fì n cl a m-c n tle t3 I m e n t h i
esa àiiicCiôn'
s t o r i c
sienten
al esccnario al inicio de la comedia. Y tan pronto uno l)cro ofios n^y quã, ma'gtn
^t cn virtutl U:.1:
cc)mo otro, a nrenudo tlesautorizánclose entre sí, iban na- rrna ttcccsia^,f .rittiit^r Àeï profuncìa'.
'f-igut^t, hcchos o paisaies ouc no csterì'
rránc'lome sus tristcs vicisitrrclcs, cacìa uno cle ellcls gritán- .:rrf dc la
clome sus râzones, rnostraÍÌckl ante mis ojos sus pasiones
";r.fmitcn
oor tlccirlo así, cmbclriclos de un l)articular sentido
rlcsatarlas, más o mcnos com() se comportan en la come- lïi^';;àì;íü'.ì'.,uur attquicran ü. valor univcrsal. filosófica'
Son
ls rl
Is+ì
r^ra vez (como por ejemplo en Ariosto) gracias a una su- presentâr o pârâ describir los efectos que podría! Provo-
blime ironía. La operación alegorica paríe de un concep- à^rr., el intêrés nuevo que suscitâría tal o cuâl situación
io; más aún, es un concepto que se convierte, o lo intentà, insólita, y así sucesivamente.
en imagen. I-a necesidad a la que me refiero, sin embargo, De vez en cuando yo me dcclaratra vencido; y estâ co-ll-
busca en la imagen, que ha âe permanecer viva y en-sí descendencia, este déjarme atrapar por un momento, les
misma libre en toda su expresión, un sentido q,-rê le de bastaba para acrecentar el senticio que tenian cle su propia
valors. vida, de su evidcncia que, por lo mismo, obraba en mi
Pero, por más que buscaba, no conseguía yo descubrir una eficaz persuasión. De este modo, a meclida qïc Plr.1
este sentido en aquellos seis personajes. Y creí por tanto mí era caclà vez más difícil liberarme de ellos, más fácil
que no era cuestión de darles vicla. erâ para ellos volver a tentârme. Por momentos llcgué.a
Me decía a mí mismo: <<Ya he afligido bastante a mis sentìr auténtica obsesión. Llasta que, de repente, no hallc
lectores con cientos y cientos de cuenÍos.
;Por que he cle el modo de escapar de ella.
seguir afligiéndolos con la narración de lõs trisìes casos 4Y por qué no presento
cle estos seis desgraciaclos?> caso clè un àutor qúe se niega a clar vicla a alppnos cle sus
Y así pensando los alejaba de mí. O, más bien, hacía personajes, criaturas vivas de su fantasía, y-cl proPio cas.o
todo lo posible para alejarlos. cle estos'personaies que, halriélrcloles ya siclo infurtclida la
Pero no se da vida en vano a un personaje. vida, no^se resignan a qucclar excluiclos tlcl munclo tlel
Criaturas de nìleilpíritu, aquellas-seis vivían yâ una arte? Illos se han s3p3lgg}13_{:1]]í; viven por su cuentâ;
vidãqüããã la zuya propia, una vida que yo ya no Éenía el han aãq@ se han converticlo.Ya
poder de negarles. < por sí mismos, en esta lucha por la vida quc.han teniclo
Tan es así que, persistiendo en mí la voluntad cle ex- que sostener conmigo, en. personaics clramá.ticos, pcrso-
pulsarlos.de mi espíritu, aquellos seis personajes, àpz.Ítz.- naies que por sí soloi puedcn moverse y haïiar; se vcn ya
clos casi de c-ualquie{ apoyo narrativo, figuras de una no- a si mismos como taÍes; han aprcncliclo a clefcnclcrse clc
vela_escapadas prodigiosamenre cle las
fáginas clel libro mí; sabrán por tanto dcfcnderse cle los clcmás.. [)_ciémos-
que.las contenía, seguian viviendo por su cuenta; âprove- I os en to n c.i .t,-," acucla n clo n cle acucle n h al I i t ua lnTfr-tõ1 os,
chaban ciertoS momentos del día para presentarse ante oãriõ ir a ies ì tã- ãìi.õtõ^ o ïõ-Ïirffi '.
mí en la soledad de mi despacho y, pntor o por separaclo, Y-v-cã-mtï qïã su ccdeãõ t odõ e n o.
me tentaban, me proponían ésta o aquella eicena parl re- - tisto-õ.@ra I mentc, h a succcl itlo
[861 [8;l
por medio dc unos respiran y hablan y
_personajes continuo se mueve, se modifica, y la forma que la fiia, in-
-queclcntro y ló sufren en
sc muevcn por sí.snlos, c1u. io llcvan
mutable 7.
st rntsnìos-, (lutcrc a tocla costa cÍìcontrar-la manera dc
scr rcprcsclrtaclo cn cuarìto ral; y la comeclia cle las vanas llntrc los scis personajes,
son sobre todo dos, el Paclrc y
tentativas clc csta realiz,,ción.si-énrca improvisacla. l)ara la Flijastra, quienes hablan de esta atÍoze irrevocable fiie-
za cle su forma, en la cual el uno y la otra ven expresada
cm-pczar, la sor;tresa clc csos pobrcs actorcs clc una conì_
para siernpre, inmutable, su esenciâ, que pâra el significa
llanía dra'ática tp.uc, .lurarrté cl clía, cnsayan una comc_ èastigo y p^r^ ella venganz^; y la defienden contra los
rlra crr urì csccrìario vacío clc bastitl.res y clc clccoraclos;
sorprcsa c i.crccluliclarì cuanclo vcn aparécer ante cllos a
mohínes afectados y la inconsciente volubilidad de los
actores c intentan afirmarla ânte el vulgar director que
c.stos scis pcrsonajes quc como tales se anuncian cn busca
querría alterarla o acomoclarla a las llamacÌas exigencias
tlc aut.r; â continuación, inmediatamente, debiclo al tcat rales.
inespcracìo dcsvanccimicnto clc la Maclre, con un negro
vclo s.brc cl rosrro, su interés instintiv'por un .Ì.uia . En apariencia, los seis personajcs no se encuentran en
quc adivinan en ella y en los demás no*pon.ntes cle el mismo nivel de conformación, pero no Porque entre
ellos aparezcan figoras de nivel superior y otras de nivel
aquclla extraõa familia, un drama oscuro, qu" inferior, es deciry'ra tagonistas y fgurantes que por otÍa
"-big..o,.,r^àí,,
sc abatc tan inopinadamenrc sobre ,.rn .r..n^r"i,o -lo necesaria en
(luc rìo ha siclo prcdispu.csro para rccibirlo; y parte no sería sino elemental perspectiva,,
poco a poco toda arquitectura escénica o narratiya-, ni porquc no
cl aurrrcrrt' tlc su i.tcrés co. cl pr,rrru,npir dc pasi,oncs
estén todos totaìmente confbrmaclos en la medida nece-
cnfrc'ta<las cn el l)arlrc, cn la Fliiastra, en cl Itijà, en esa
saria para la consecucion de los efectos. Los seis se en-
1nlrrc NÍaclrc; 1>asiones que, como ya he dicho,'ré i-po_ cuentran en el mismo nivel de realización artística, los
ncn las rnas a las otras, clcsautorízándose
''ur,,u-.a,ra seis en el mismo nivel de realidad, que no es otro que la
con- un furor trágico clcsgarraclor.
fantasía de la comedia. Solo que el Padre, la f{iiastra e in-
Y he atluí que csc scrriiclcl universal tan infructuosa_ cluso el Iìijo se hayan conformados en cuanto espiritu; la
rncrìtc lruscado al principio en estos seis personajes, son
Madre, como nzturaleza; como presencias el Muchacho
cllos ahora, unâ vcz cn cl-csccnario, los quê consiguen en_
que mira y gesticula y la Nina absolutanrcnte inerte.
contrarlo cn sí misnrgs Ë-r.r cl írnpctu áe la desãspcracla
Todo esto crea entre ellos un nuevo género de perspecti-
pugna quc cada uno clc ell<_,s manticne con los clËmás y
va. Inconscientemente, tenía yo la impresión de que me
todos contrÍ el director y los actores que no los err'_ (artís-
era necesario hacer apa,receÍ z @
t icndcn.
tica'mente), a otros menos,.a otros 4útl 4pq-nas -esbozado:,
Sin quererlo, sin saberlo, en la violencia de su ánimo
como elementos de un acontecimiento narrable o repre-
turbaclo, cacla uno cle ellos, para defenderse de las acusâ_
sentabÌe; los más vivos, los de creación más acabada, el
cioncs clc los clcnrás, cxprcsa-con su viva pasión atormcn_
tada las quc clurante tantos aõos han sido las cuitas cre mi
7 Aclriano Tilgher, acaso el comentarista dc quien de_biera partir
espíriru: cl.c'gafro de la comprensión recíproca basacìo
cualquier historiaìe la crítica pirandelliana, sefrala en sus Sladi sul lealro
irrcmcdral)lemcnrc cn la va.íd abstracción cle las pala_ ctnlcmporarco (1922) cómo la tensión clue se conforma crì torno al bino-
bras; lr pcqsgr!4litlarl"mlltiple de cada uno cìe ,roràtro, rnio vida-forrna es cl núcleo originario dcl pcnsarniento y del arte de Pi-
conformc a los scres posibles que se esconden en tcldos; randello. La relación cntre ambos cscritores, iugada en un continuo vai-
cn fin, el trágico conflicto inminente entre la vida que dé vén entre la admiración y el desprecio, movió incluso al primcro a pro-
clamarse como dcsenbidoõ aún ante los oios dcl propio dramaturgo, del
que sin ducìa es dilema prirnordial de su obra.
[88ì lagl
qrrc sin clucla les atafría sollrc toclo a cllos pe ro cn allsolut<-t
Padre y la t{ijastra, que son naturaltnente los quc más se
eviclenciatr y guian a los cletnás y cârgan con cllos casi a mí por las razottcs ya rcfcritlas.
;()uc es, parâ un pers()nâic, str propio rlralna?
como con un peso muerto: el Flijo, a totlo rcacio, y la Ma- 'i'o.l,r faniasma, tocla criattlra artística, ha tlc Posccr'
dre, como una víctima resignadâ con sus clos criaturas
que no poseen casi consistencia alguna. más que su Pura para cxistir, un clrama propio, es rlecir, un tlrama de-l quc
apal'iencia y que necesitan que se les lleve de la mano. èl rca el personafe y gtacias al cual el es pcrsonaie. lll dra-
Y era iustamente así como debían aparecer, cada uno rna es la- razon de iei del pcrsonaie, es una funci<irr vital
en el estadio de creación xlcanzado en la faila^sïãìlèl nccesaria para su existencia.
àuto uiso expulsar de sí Yo, de [os seis personaies, acogí por tânto cl ser, recha-
mismo, zando la razon dé ser; tomé su organismo para confiarlc,
Si reflexiono ahora, haber intuiclo esta necesidad, ha- en lugar <lc su función propia, otra función mjìs complcia
ber encontrado inconscientemente el modo de resolverla en la quc la suya propia se incluía como un móro clato' Si-
con una perspectiva nueva, me parece un milagro. El he- tuacion terribie y clésesperacla especialmcnte para cl I)a-
clrc y la Hijastra, los dos quc suPcrân a los otros en su clc-
cho es que la comedia fue verdaderamente concebicla en
sco ilc vivir y en su conciencia como çrcrsonaies clc-
una iluminación espontánea de la fantasía, cuando como
por un prodigio todos los elementos del espíritu se co- cir, absolutâmente necesitaclos cle un clrama, cle su-es propio
rresponden y trzl-taian en un acuerdo sublime. Ningún ce- rlrarna, el único que pâra sí mismos pueclen imaginar, y
rebro humano, trabafando fríamente, por más que se afa- quc por lo prontoven rechazaclo; situación imposible, delz.
nara, hubierâ conseguido nunca penetrar y sâtislacer to- quc perciben que han dc cscâpâr â to(la costa, Pues cs
das las necesidacles de su conformación. Por cllo, las ra- cuestión de vicla o muerte. []icn es verdatl quc yo les hc
zones que diré para clarificar sus valores no han de enten- otorgado otra rtzôn de ser, otra función: prccisamcnte
derse como intenciones preconcebidas que yo poseía csa 'ituacion inposible, el drama cle encontrarse en busca
rlc autor, rechazados; pero ellos ni siquiera pucclcn sospc-
cuando me puse a la obra y cuya defensa ahora asumo,
sino sólo cotno descubrimientos que yo mismo, más tar- char que ésa sea vna r^zon de ser, que se haya convcrticlo,
de, con la mente reposada, he podido hacer. para ellos que tenían una vicla propia, en la vcrtlaclcra
He ouerido nresentar a seis pelsoJaie,s_qiS_lscan a un función necesaria y suficiente para existir. Si alguicn sc lo
'- t,0. A)ry: 't,t at"*" no consigpe representarse precisarnentê- rlijera, no lo cre"rian; porque tìo es posible crêcr que la
única razón de nuestra vida consistâ toclâ en un tormento
i porque falta el autor que ellos buscan; y se representâ en que se nos âparecc como iniusto e inexplicable.
., Ê^hJi I su lugar la comedia de su vano intento, con todo lo que
.v,2 [ tiene de trágico el hecho de que estos seis personajes ha- No consigo imaginar, por tânto, con quó fundamento
'JJ '',"' \ y^n sido rechazados, sc nìe hizo la observación cle que el personaic clcl Paclre
Pero lse puede preseÍrtar a un personaje rechazándoloì no erâ el que clebería ser, pues abanclonaba a veccs su cali-
Evidentemente, para podcr configurarlo, es preciso aco- tlad y su posición cle personaic para invaclir y haccr suya
gerlo en la fantasía, y solo luego expresarlo. Y yo en efec- la activirlad clel autort. Yg, que comprenclo al qÌlc rìo nìe
to he acogiclo y he confornrado a esos seis personajes;
pero han siclo acogidos y conf'ormados en tanto que re- I 'l'odo el
Pre[acio cs rcspucste irnplít:ita r las críticas <1uc strscitó.Íiri
chazados, en busca de otro autor. per.ronajet.
'((.tr. Al marçn rlel altercaclt) qlrc sttPttso su cstÍclìo cn lìonra
Es preciso entender bien que es lo que he rechaztdo en cl rccucrtlo d-c un testigo tlc los lrcclros, Iì. lllarrchi. cn I'a Prensa dc
lìucrrtrs Âircs, 28-2- 19j7, apad f . ì\1. tllonncr Sans, I'irandello y sa ledtro'
ellos; no a ellos mismos, evidentemente, sino su drama,
[q' I
[q"l
comprende, entienclo quc la observación. proviene clel todas sus fuerzas; ese por tanto, iustâmente y nacla más,
hccho clc clue el pcrsonãjc cxpresa coÍrìo pròpio un afán vn pcfionaic en bilsca de autor, a pesar de que exPrese como
espiritual que sc reconoce conlo mío. Lo cual es perfecta- rrryãt losãfanes de mi espíritu. Si fuera partícipe de la ac-
rÌìentc_ natural y nacla en aÌrsoluto signifìca. Aparte la tiviclad del autor, se exPlicaÍía perfectamente sï PrqPla
consideració1 de que ese afán espirituãl que vivé y sufre fatalidad; es decir, se ve-ría acogido, si bien en caliclad de
el pcrs.onajc clel Padre dcriva de causas y de razones que personaie rechazado, mas en todo caso acogiclo en su nú-
nada. tiencn quf ver con el clrama dè mi'experiencia plr- il.o poi la fantasía de un poe.tf; y no tendría ya motivo
sonal que por sí sola clesp-ojaría ala-cri- para padccer esa su desesPeracion porno encontÍar quien
tica de-consicleración
toda consistencia-, quiero aclarir que una cosa àé consistencia y cohesión a su vida de personaie; quicro
es el afán inmanenre de mi espíritu (afân que lcgítimaí decir que muy buen grado la tazon de ser que
rnente pucdo trasvasar a un personafe con tal qui se le le ofrece ^ceptlríl-de
el autor y Íenunciaúa íla suya sin Pesadumbre
acomocle orgánicamente), y ótra cosa es la actividad de alguna, mandando a paseo a ese director y esos actores a
mi espíritu desarrollada en la composición de esra obra, recurrir. ^
loã que se ha visto obligado a
cs decir la actividad que consigue dar forma al drama de Hày ,rn personaie, el ãe la Maclre, al que. sin embargo
esos seis personajcs en busca de autor. Si el Padre fuera ,-ro inieresa en abóoluto cobrar vida, consicleranclo este
partícipc cle esta actividacl, si participara en la conforma- cobrar vicla como fin en sí mismo. Ya no yive, y ella no
ción cìcl clrama cn virtucl dcÌ cual seis personajes se en- tiene la menor duda; ni le pasó nunca por la cabeza pre-
cuentrân sin autor, entonces sí, sólo entonces, estaría jus- guntarse como, por qyéa. de qué manera podría vivir' No
tificarìo rlccir clue tal personaje es a veces el autor misino, tlene conclcncla, en ãefinitiva, de s€r un personaie: pues
y por tanto no es lo que debe ser. Pero el Paclre sufre, no nunca, ni siquiera un momento, se separa de su papal' No
cïea, su naturalcza dc personajc en basca dc autor: la sufre sabe que el suyo es un PaPel
como una fãtalidad inexplicable y como una situación Lo iual se lè acomodã èn un moclg perfeclaryente 9r.
ante la quc se rebe la y a la que intenta poner remecÌio con su PâPel de@si
Ëi"l.q En efecto,
fiì;;ãì, en cuanto freèh-o natural, un movimiento espiri-
IÌuenos Aircs, 1959, 2.,,26: c[-a obra desencadenó] una tempcsracl... tual; y ella no vive como espíritu: vive en una unidad de
1l:ra en cfccto cl Íln dcl nrundol... 1De un mundo artísticol... Las discu- sentimiento sin solucion de continuidad y no puecle por
siones alcanzaron una cxasperación nunca vista y cuando quedó vacía la tanto adquirir conciencia de su vida, 9, lo qu9 es ìo mis-
bolsa tlc las conviccioncs y dc las tcorías, se cerraron los punos... Prirne-
ro cl tcatro, lucgo la callc, se transformaron en campos dc batalla [...]u;
mo, cle su naturale za de personaie. Y sin embargo, con
véase asinrismo la rcseõa de A. Iìratcili, inntediata al csrreno, en A. Va- todo y con eso, a su modó y p^r^ sus proPios fines,,tam-
glio, Contc lrggcrc -fd pcrsonagi..., Milán, 1989, 83-86) y de los más o me- bién clla busca su autor; en un momento determlnado pa-
nos aprcsuraclos'comcntarios pcrioclisticos que ello acarreó, la tónica ge- rece contentâ por haber sido llevada ante el Director'
rrcral rlc la crítica piranclclliana a partir dc mcdiados dc la scgunda deãa- a el? No; porque
tla dcl srglo cra acusar al tlrarnaturqo tlc sofista y a sus obras ilc cxccsiva- 2Quizá porquc espera cobrar uida gracias
rncntc c-{rclrral.ì. l:.jcruplo rcp,r.Ëìrarffi èrir..^ que el Director le permita representar una escenâ
ciiticr-rs nrás-ìiìTïuycrrtcs cn la cultura italiana de cntrcgucrras, quc tilda c.in .l Ëli;o, la cual ponclría su vida tocla;.pero es. esta
cl tcatro clc lìiranrlcllo dc artificial y mecánicamenrc inrelccrualista; el "n
una escena que no exisÌe, que no ha tenido lugar ni po-
tlcfcct<-r dc su nmctafísico tcatro>, scgún Russo, concrctalnentc cn .Jeri
rlria tcncrlo.'En todo caso, ignora su nâturaleza de perso-
pcrtond1$, rcsiclc cn lo <injustifìcalrlc tlc la capircidad introslxcriva y tlc la
scnsil>ilrdad cspirituab dc sus prbrcs protagonistas (veasc 1 narnttori, naic; cs tlccir: tle su vida potìi-rle, fiiada y detcrminacla, se-
lÌ<xna 192.ì, fragrncntos rcpr<xlucr<los cn ltusso, ,4ntologia dc la e ríti'u hilc- g"ir.t" a scgrunclo, .tt .uãu gesto y en-cada pa.labra'
ruria, ), Ntcssirra-l;lorcncia, l9(r4, 48ó-49 l, cfr. 4EU). " Ellu ,e pi.t.tttu en el escenario con los demás Persona-
[vr] Ívtl
jes, pero sin entender qué hacen allí. Ìividentemente ima- es un personaie no la exime dc serlo. I le aquí, en mi co-
gir-ra que esa obsesión por cobrar vicla que se ha desatado media, su clratna; cuya más viva expresión sc clcsata e tì esc
en su marido y en su hija, en virtud de la cual también ella grito suyo al Director que quierc haccrle vcr guc ya totl<r
se encuentra en un escenario, no es otra cosa que una de ha sucecliclo y no pucdc scr nuevo tnotivo cle llanto: <No,
las habituales extravagancias incomprensibles cle un ahora sucede, sucede siempre. 1Mi tormento no cs falso,
irombre atormentado y mortificador, y unâ nueva, ho- seõor! Yo estoy viva y presente en cacla instantc clc cse
rrencla, equívoca arrogancia de una pobre muchacha cles- tortncnto mío, siempfe, un tornìento que se rcnucvâ
carriagla. Es un personaie pasivo. Los casos de su vicla, el siempre, presente y vivo>. listo es lo tlue ella. siente, sin
valor que ânte sus propios ojos asumen, su propio carac- conciencia, y por tânto como algo inexplicablc; lo sicntc
ter, son cosas que dicen los otros y que ella contradice cle un mocìo tan terrible quc ni sc le ocurrc pensar que
una sola vez, pues surge en ella y se rebela su instinto de todo eso puecle tencr explicaciórì, pâra ella o para los <lc-
madre, para aclarar que nunca quiso abanclonar â su mâ- rnás. Í,o sientc como clolor, y es este dolor inmccliato cl
rido ni a su hijo: que el hijo le fue arrancado y el marido la que ella grita. De suerte quc cn ella la inmovibiliclad clc su
obligó a atrandonarlo. Pero sólo rectifica los clatos: ni se vida se refleja en unâ forma; y cste carácter fijo clc la vitla,
explica ni.sabe nada. de otra manera, atormeÍìta al Paclre y a la Hijastra. Ellos,
[ts, en suma, naturaleza. Una naturaleza centracla en espíritu; ella, naturaleza. lll espíritu se rebela contra la itr-
una figura de maclre. rnoviliclad, o intenta como pucrle sacar provccho cle clla;
IJste personaje me ha producido un nuevo tipo de satis- la naturaleza, si no la instiga el estírnulo cle los scnti-rlos,
facción, que debo explicar. Casi todos mis criticos, en lu- simplemente llora.
gar cle definirlo, según su costurnbre, como inhamano Ul conflìcto inmanente entrc el itnpulso vital y la. for-
pârece que es el carácter peculiar e incorregible de ma es condición inexorable tanto en-el ordcn cipiritual
-que
todas mis criaturas indistintamehte-, han tenido la coÍno en el natural. La vida que, para ser, se fiia cn nucs-
bondad de sefralar, con autêntica complacencìa, que ha salido tra forma corporal, mata poco a poco su propia forma. Ul
por fin de mi fantasía una figura ma1 ltamaru. Me explico llanto de nuestra naturaleza, fija, es cl irreparaÌrlc y conti-
la alalsanza en los siguientes términos: estando del todo nuo envejecer de nuestro cuerpo. bl llanto cle la l\Íadre cs
identificada esta pobre Madre con su actitud natural de a un tiempo pasivo y perpetuo. Ese conflicto inrnane ntc,
madre, sin posibilidad alguna de impulso espiritual, es mostrándose con tres rostros, consolidado en trcs dramas
decir, poco más que un tÍozo de carne con sus funciones distintos pero contemporáneos, encuentra en la comcdia
vitales bien reguladas, capaz de procreâr, amamanïLr, su más acabada expresión. Más aún: la Maclrc, con su gri-
cuidar y amu a su prole sin la nìenor necesidacl de usar el to al Director, declara incluso el valor particular clc la
cerebro, se cumpliría en ella el verdadero y perfecto tipr forma artistica: una forma que Íìo abraza y acaba por ma-
ltumano. Âsí es, sin duda, pues nada parece más superfluo tar su propia vida, y que la vida no consume. Si el Padrc y
en un organismo humano que el espíritu. la Flijastra acometieran cle nuevo mil veccs su esccnâ,
Pero los críticos, aún con tal alabanza, han querido siempre, en el mornento preciso, en cl instarrte cn qr.rc la
despachar a la-Macìre sin cuidarse de penetrar en el nú- vicla cle la obra de arte clclrc ser expresacla con cl grito,
cleo de los valores poéticos que, en Ia comedia, encarna el siempre el grito sc escucharía: inalteraclo e inaltcrable cn
personaje. Una figura muy humana, sí, en cuanto privacla su forma, mas no coÍno rcpeticiórr rnecánica, colÌìo rétor-
de espíritu, es decir, sin conciencia de lo que es o no preo- no obligaclo por una necesiclacl cxtcrrra, sino vivo y nucvo
cupada por explicárselo. Pero el hecho cle que ignore que cada vcz, así nacido de rcpente y pâra sicmprc, ernbalsa-
íe+l lqrl
nìado vivo cn su fbrlna incorruptible. Así, siempre, al un milagro arÌritrario. EI escenario, entre otras cosâs por-
irricio del libro, crìcontrarcÍnos a lìranccsca viva que con- que acoge la realidad fantástica de los seis personajes, no
l-icsa a Dante su tlulce pccaclo; y si lee mos cl pasaje mil ve- existe por sí mismo como un dato fijo e inmutable, al
ccs scguidas, mil veccs scguiclas frrancesca dirá sus pala- igual que nada en la comedia existe plenamente o como
lrras, lrero cacla vez las clirá por vez primera, con tan viva fruto de algo preconcebido: todo en ella se va haciendo,
c inesperada pasión que to(lâs y ca{a una de ellas Dante todo se moclifica, todo son intentos imprevistos. Tam-
habr:i de clesfallcccre. 'foclo lo que vive, por el sirnple he- bién el plano de realidad del lugar en que cambia y vuelve
cho clc vivir, posee una fornra, y por lo mismo debe mo- a cambiar esta vida informe que ansía una forma, consi-
rir; nrcnos la olrra cle arte que, precisamente en tanto que gue así modificarse orgánicamente. Cuando imagine que
cs fornra, vive siempre. Madama Pace nacía allí mismo, en aquel escenario, sentí
Ill nacinricnto de una criatura de la fantasía humana, que era posible y lo hice; si hubiera advertido cjue este na-
un nacirnicrìto que supone trasponer el umbral entre la cimiento provocaba en un instante la disolución o la alte-
nacla y la etcrniclacl, puecle incluso âcaecer de mocìo imr ración, silenciosa y casi inadvertida, del plano de realidad
previsto, si su gestación rcsponde a una necesidad. Un de la escena, no lo habría hecho a buen seguro, paralizado
rlranra irnaginaclo rcquicrc urì personâie que haga o diga por su apariencia ilogica. Se habría consumado una des-
urìa cosa ncccsaria: nacc cl pcrsonaje; ahí está, tal y como venturada merma en la belleza cle mi obra, de la que me
rlcbe ser. Nace así, eÍìtrc los seis personajes, Maclama salvó el e ntusiasmo de mi espíritu: pues, contra una falaz
l)acc, y pxrccc un nrilagro, o incluso un truco, vcrla en un apariencia lógica, tal nacimiento fantástico está sustenta-
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csccnlrio prcilispuesto cn nraffin clo por una necesidad verdadera, en una misteriosa co-
sonalíèst.iììïõ rrespondencia orgánicá con tocla ìa vicla de la obra.
rìoporqucyaantcsToestüÍìerí;ino*p':drquì-fcfi ãrnenïeh'a Que se me diga ahora que mi obra no alcanza todo el
rracido, como comporta su naturaleza de personaje, por valor que podría porque su expresión no es articulada
así dccirlo, oblìgado.l la tenido lugar por lo ianto una rup- sino caóticar0, porque peca de romanticismo, me hace
tura, una mutación imprevista del plano de realidad de la sonrelr.
cscena, porque un personaje tal puede sólo nacer en la Comprendo el porqué de esa observación: la represen-
l'rntasía clcl poeta, no ciertamente sobre las tablas de un tación del drama en que se ven envueltos los seis personâ-
csccnario. !irr_11gg_pgylic se hgya_rlado cuenta, dc rcpente ies se desarrolla tumultuosamente y no aya,nza con orden;
lrc altcratlo la csccna: la lrc acogirlo dè núcvo e n rnlFania- no hay un desarrollo lógico, los acontecimientos no están
sla aun íiìr csõcrrxlëïla íIãìrstlstaããIos espeõÌãalõrcu çs'de- concâtenâdos. I-o cual es muy cierto. Ni haciendolo a
õ@rarlcs cl esccnalio, iês 6ã mãítïã,6 propósito hubiera hallado un modo más desordenado,
rni larìtasm más estrafalario, más complicado y arbitrario, o sea más
r1iisrn o esc'cn a iicrll -a nì u taõió n ffip ;ê v-i sta e iÃcoiffiì; romántico t pÃra presentar e/ drama eil que se aen enaae/tos /os
6ËË;rìa Àpa;fncia dcscìe un plario cle realiclad a orro es
un milagro cle la rnisma espccie que los realizados por un
santo quc nìueve su propia csratua, que en ese lnolnento ro Ul cfècto td ótìco, calculado, ha sido y a teorizado en L' U norisnto: de la
ya no es clcsclc luego nr rlc madera ni cle piedra; pero no es estetica humorística dc Pirandcll<r proviene, <[cn oposición a la cohe-
rcncia buscatla por los demásl, aquel aspecto descompuesto, desligado,
caprichoso, todas aquellas digresioncs que se observan en la obra hunro-
risìica, cn oposición con el engranaie ordenaclo, con la contposición dc la
') ((r. l)iyìnu Concdia, In/ìcno, V,73-142. obra de ârte cn çneralo (1093).
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