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sis í F-ruA ò'E brüurotEcAs

LUIGI PIRANDELLO

Lt'iltas UNtvt'ttsnLtis Seis personajes en busca de arrtor


Cada cual a su maÍrera
Esta Íroche se improvisa
Edición de Romano l,uperini

Traducción, notas y apéndice Ìribliográfico


sobre Pirandello y la literatura espaÕola
de Miguel Ángel Cuevas

sÉplue EDtcloN

cdflrDrìA
LETRAS TJNIVEIìSALES
8str.q
?3bl
'l'ítLrlo original de las
{.a18
obras: P,OO\
Sei personaggi ür cerca d'ctutore.
Ciascuno a suo ntodo.
Questa sera si recita a soggetto

l,ú ediçión, 1992


7.'ediçión, 2004

INTRODUCCION

T:'aducción cle la introducción: Mn de las Nieves Muiìiz

DiseÍìo de cubierla: Diego Lara

lleservar.los todos los derecl'ros. El conterido de esta otr'a está protegiclcr


lrot' la Le1,. que cstablece penas de prisiórr y/o nrullas. adenrá-s de lïs
correspondientes. indernnizaciorres por daíìos y per.iuicios, para
clrrieues reprodtrieren, plagiarerr, distribuyeren o conrunicaren
prrblicarnente, en totlo o err par1e. una o6ra literaria, artística
o científica. o.su transfonnación, interpretación o e.jecuciórr
artística hiada en cualquier tipo de soporte o cornünicacla
a través de cualquier rnedio. sin la preceptiva autorizaci(tn.

O Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S.^.),1992,2004


Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid
Depós ito legal : M.2 5 .202 -20 0 4
ISBN: 84-376-1137-7
Printed in Spain
lmpreso en Closas-Orcoyen, S.L.
Paracuellos de Jarama (Madrid)
provisaciorì- tcnga lugar en modo ordenado, regulado, y
que-pueda llcgar a urìâ conclusión; cloncle ya exiite la co-
meclia, como cn cl segunclo caso, el conf-licto tira por tie-
rra su rcprcscntación. Pero lo que se quería pr.r.Àt^r.r^
lustatnclltc estc conf-lìcto, distinto en cada una cle las tres
obras; y, precisamente por csto, tqclas ellas, aunque eÍì sus
Pretcxtos () cÍì sus argumerÌtos quedcn incompletas o in-
terrumpidas, son por sí mismas completísimaÀ, perfèctas,
y pucden juntas formar corno ya sc ha clicho una trilogía SIIIS PERSONAJES EN BUSCA DE, AUTOR
de[ tcatro çlenrro del teatro.
(]uecÌe claro que aquí se habla solamente de la compo-
sición artística dc las tres obras, y de la rrzon por la què se
prescntân juntas. De todo cuântô, aclemás, cacla una de
ellas, en particulâr, contiene, no es éste lugar qi momcnto
cle hablar, ni me toca a mí hacerlo.

[8"1
PREFACIO, IWS

Hace muchos afros (pero es como si fuera aycr) quc


tengo al servicio de mi arte una vivaz cloncella, rÌìâs no
por ello nuevâ en el oficio.
Se llama lìantasía.
Un poco despreciativa y burlona, si le gïsta vestirsc rlc
negro, nadie negará, su no rara extravagancia, y nadic
creerá que todo lo hace siempre cn serio y rlel misrnc>
modo. Se mete una mano cn el lnlsillo, saca cle el un go-
rro de cascabelesr, se lo pone en la cabeza como
una cresta-, f clesaparcce. F{oy aquí, mafrana -rojoallí. Y se
diviertc trayénclome a casa, parâ quc yo iclee cuentos o
novelas o comcdias, a la gente más insatisfecha dcl mun-
do: hombres, mujercs, adolescentes, envueltos en extra-
fras historias de las que no encuentran la mancra cle salir;
contrariados en sus planes, defrauclaclos eÍì sus csperan-
zas; tratar con ellos es a rnenuclo, en vercìacl, un gran su-
plicio.
Pues bien: esta tal Fantasía, esta mi cloncclla, tuvo,
hace ya bastantes afros, la aciaga inspiración o cl malha-
claclo capricho cle conclucir hasta mi câsa â tocla una falni-
ites
aó!
2 Antepuesto por Pirandello a la eclición de 1925 rle.his
ltersonaju,ha- ,) I
eJ..
bía aparccido pocos nìescs antes en la revista C'omoedia 1l-l-l925jcon cl
título <(-ome e 1rcrchè ho scritto i .ïei personaggi ìn rtca d'antorer. La ctli-
ción tle la <1ue se l)arte pârâ esta trarlrrcción es la rle Â. t)'Ânrico: Luigi
Pirarrdcllo, Maçhere nude, 1, 11i1111, l()86.
3 El goto de cascabeles ( 1 9 1 7) cs el t ítu lo <le rrna comerlia tle l)i ranclcl lo
cuyo purlto de partida se encuentrâ en un relato rle 1912. I-a t'eità, in-
cluido en la colección L,' aomo solo de Norelle 1ter iln dnno.

[8-rÌ
con sus Pa-
lia, clcscubicrta no sabría yo clecir clonde ni cómo, gr:acias do del artc, componiendo con sus personas'
un drama' o al menos
a la cual, a su pareccr, pocÌría yo encontrar el asunto para Júrres y."" su historia una novela,
uÍìa ÍÌìagniflca novcla. un cuento.
Tenía arìte rììí a un hon-rbre de unos cincuentâ aõos, Ya que estaban vivos, querían vivir'
F-s o'reciso saber que nunca me satistizo
dar consistcn-
que vcstía chaqucta oscura y pantalones claros, con aire
cefruclo y ojos esquivos, mortificadòs; a una pobre mujer .i;í;;;ú."ã" Ë"*ure o cle muier' por más que fuera
con apariencia de viuda, enlutada, que traía cle la mano a p^tii."f Sc.tractetistica, por elsimple ry:: 9": ::f:,:
una niiia rlc cuatro afros y a un niõo de poco más cle diez;
^t
Íeorese ntacton; nl nlïral un hecho (-'oncreto' trlstc o alc-
;;!:;;';ï'i"'ór. ú;to de n^r'orlo; ni clcscribir un paisa-
a una rnuchacha clescaracla y pÍoclz, toda clla un temblor 'l' tlescrtlrtrlo'
rlc tlesrlén arrogaÍìte y morclaz contra aquel vicjo mortifi- ié 1t.i. cl sinrplc gusto (.y. no son pcrcgs)-:1t^:l
I lay cicrto, .r.ri,o'"s
lnás l>uscan' U:t::l
caclo y coÍìtra un jovcn rlc unos veinte afros que 'se rnante- )on es-
nía apartado, cnccrraclo cn sí mismo, como si a toclos dcs- csa at'racción, y, complacitìos' nada
e a'
prcciara. I-os nriSrnos scis pcrsonaies, cn sumâ, que sul>en il ; ,ïã ;i'li;' ^ret^ fì n cl a m-c n tle t3 I m e n t h i

esa àiiicCiôn'
s t o r i c
sienten
al esccnario al inicio de la comedia. Y tan pronto uno l)cro ofios n^y quã, ma'gtn
^t cn virtutl U:.1:
cc)mo otro, a nrenudo tlesautorizánclose entre sí, iban na- rrna ttcccsia^,f .rittiit^r Àeï profuncìa'.
'f-igut^t, hcchos o paisaies ouc no csterì'
rránc'lome sus tristcs vicisitrrclcs, cacìa uno cle ellcls gritán- .:rrf dc la
clome sus râzones, rnostraÍÌckl ante mis ojos sus pasiones
";r.fmitcn
oor tlccirlo así, cmbclriclos de un l)articular sentido
rlcsatarlas, más o mcnos com() se comportan en la come- lïi^';;àì;íü'.ì'.,uur attquicran ü. valor univcrsal. filosófica'
Son

clia con el desventuraclo clirector. escritores d. .r^tuáeza fundamerrmlmente


'.'y;ï; gaãa.õd ?nõõnúã rmã e n t re é3 t os ú I -
iQue âutor podrá nunca cìecir cómo y por qué nace un sïú.ìãs
pcrsonaje cn su fantasía? Ill misterio de la creación artís- r ilrtos. pier-
tica es un nristcrio iciéntico al clcl nacimiento de una cria- ( )clio cl arte simbólico cn cl que la reprcscntacio.n
maqL rn?!'
trrra. Una rnujcr pucrìe clcsear, cuando anla, scr marìre; .t. Iìãõ rtr"ür"ï..rt.ftçontánco para hacerse el solo hecho de
Pcro cl deseo cn sí nrisrno, por iÍìtenso que sea, no basta. alcsoría; esfuerzo erróneo y vano' pues
cle alg, clara-
[Jn bucn clia sc dará cucnta clc que ha concebido, sin quc â'r""ï.;,i" ïÌ.gãtit" a la rcprcscritacion
lo
lraya porlido aclvcrtir con ccrtcz cuánclo sucedió. Dcl rìlcnte manifiesta- qt" " piËll3 reprcsentadg'
1l^mo
contlcnc crì
rnismo modo un artistâ, sirnplcmente vivienclo, acoge en ,r.tì....i"nte al mttndo dqla fáliula' quc.no
su interior gérmenes cìe vida y, sin quc pueda cìccir nunca lïï;ì;;ï.tJ^.r alguna ni fantástica ni factrtal' y quc
de ésta o
como ni por qué, en un momento claclo uno cìe estos Íjer- cxistc sinrplcrnen,"opo'u clemostracion que mc "q11'tllu rctrcr.
Íncnes vitales sc lc insinúa cn la fãntasía hasta convertirse ;;;;ì;.i;ãralr. l'a 'i"tt'i'lotl cspirirual a salvo
en una criatura viv-a. en una csfcra de vida supcrior a la no se puecle ,^.lir'lï""iìi @
uolffiãJffiElïõticliana.
Sólo pucclo tlccir que, sin scr en absoluto consciente dc {.falPosicióncontrariaalaalcgrlriahallíasidocxl)tlcstaptrrl)iraIr-
ndcíinitiva>'
habcr ido en su búsqueda, encontre ante mí, tan vivos tlclltr cn su cnsayo t'ü)ìa"'o(l9Uã; una.scguntla cdiéión'
l .lr-r,n.,u.uo a las críticas rcci-
quc se les podía tocar; tllLygs que hasta podííãrse su truc incluyc tr, ,.rpu.ïííí';í;r:;il;;r-,t c. le2u); tlc
ilil"'J','*i;,;ï; 'ü'ú;;ï''1'ïi"'J' tliti
" 1'u'licó c. I'lõrcncia tcx-
rc;piracióll, a csos scis licrsonajes que se ven cn la escena. Itct'lro, lo quc crt t"t tifüi"t"""
al rcspcct'rcs rcprtlclucción
Y, allí prcserìtes, cacla uncl coÍì su secreto tormento y uni- (crt.'sicrrìPrc l,'qï l' jl,"lut:1"1t
tual tìc lo alirrilatìo .;'.i;;;t-ü alutlitlo obras tsct'3t-
rlos totlos por cl surgir y clcsarrollarse cle sus recíprocas Ïi;;ü .ï; j. ú. vtü"'"' ulíl hu'nori'mtrr' cn l)irandcllo'
vicisituclcs, cspcraban quc yo les hicie ra cntrar en cl mun- )"r,-r,-rnrrìLtí1, 1956, 9o9- l(194, cl'r' l{)07)'

ls rl
Is+ì
r^ra vez (como por ejemplo en Ariosto) gracias a una su- presentâr o pârâ describir los efectos que podría! Provo-
blime ironía. La operación alegorica paríe de un concep- à^rr., el intêrés nuevo que suscitâría tal o cuâl situación
io; más aún, es un concepto que se convierte, o lo intentà, insólita, y así sucesivamente.
en imagen. I-a necesidad a la que me refiero, sin embargo, De vez en cuando yo me dcclaratra vencido; y estâ co-ll-
busca en la imagen, que ha âe permanecer viva y en-sí descendencia, este déjarme atrapar por un momento, les
misma libre en toda su expresión, un sentido q,-rê le de bastaba para acrecentar el senticio que tenian cle su propia
valors. vida, de su evidcncia que, por lo mismo, obraba en mi
Pero, por más que buscaba, no conseguía yo descubrir una eficaz persuasión. De este modo, a meclida qïc Plr.1
este sentido en aquellos seis personajes. Y creí por tanto mí era caclà vez más difícil liberarme de ellos, más fácil
que no era cuestión de darles vicla. erâ para ellos volver a tentârme. Por momentos llcgué.a
Me decía a mí mismo: <<Ya he afligido bastante a mis sentìr auténtica obsesión. Llasta que, de repente, no hallc
lectores con cientos y cientos de cuenÍos.
;Por que he cle el modo de escapar de ella.
seguir afligiéndolos con la narración de lõs trisìes casos 4Y por qué no presento
cle estos seis desgraciaclos?> caso clè un àutor qúe se niega a clar vicla a alppnos cle sus
Y así pensando los alejaba de mí. O, más bien, hacía personajes, criaturas vivas de su fantasía, y-cl proPio cas.o
todo lo posible para alejarlos. cle estos'personaies que, halriélrcloles ya siclo infurtclida la
Pero no se da vida en vano a un personaje. vida, no^se resignan a qucclar excluiclos tlcl munclo tlel
Criaturas de nìleilpíritu, aquellas-seis vivían yâ una arte? Illos se han s3p3lgg}13_{:1]]í; viven por su cuentâ;
vidãqüããã la zuya propia, una vida que yo ya no Éenía el han aãq@ se han converticlo.Ya
poder de negarles. < por sí mismos, en esta lucha por la vida quc.han teniclo
Tan es así que, persistiendo en mí la voluntad cle ex- que sostener conmigo, en. personaics clramá.ticos, pcrso-
pulsarlos.de mi espíritu, aquellos seis personajes, àpz.Ítz.- naies que por sí soloi puedcn moverse y haïiar; se vcn ya
clos casi de c-ualquie{ apoyo narrativo, figuras de una no- a si mismos como taÍes; han aprcncliclo a clefcnclcrse clc
vela_escapadas prodigiosamenre cle las
fáginas clel libro mí; sabrán por tanto dcfcnderse cle los clcmás.. [)_ciémos-
que.las contenía, seguian viviendo por su cuenta; âprove- I os en to n c.i .t,-," acucla n clo n cle acucle n h al I i t ua lnTfr-tõ1 os,

chaban ciertoS momentos del día para presentarse ante oãriõ ir a ies ì tã- ãìi.õtõ^ o ïõ-Ïirffi '.
mí en la soledad de mi despacho y, pntor o por separaclo, Y-v-cã-mtï qïã su ccdeãõ t odõ e n o.
me tentaban, me proponían ésta o aquella eicena parl re- - tisto-õ.@ra I mentc, h a succcl itlo

lo que clebía s,rced.rt ,.rn" -.rè1" de trageclia y cle conre-


clia, cle fantasía y de realiclacl, en una situacirin lrurnorísti-
s l,.l <odio al arte sirnbólico> hahía sido asimismo
expresaclo por pi_ câí,de todo punto nueva y harto compleja; utl clratna quc,
tr,t.d_:lf^" en- el ensayo ,4rte e scicny,a (incluido en el volumen homànimo,
rle 19í)8): n[...] l, idea no tiene valor e n el arre sino cuanclo se hace senti-
miento, cuando, dominadora de todo el espíritu, se convierte en e I im-
ptrlso que.suscita las imágenes capâces de rìarle expresión viva. Iìl arte, 6 Pirandello concluye I-'[Jmoitmo recapitulanrlo e I scnti<lo rlc su pro-
sin ducìa algu.na,.no.arranca de rnà idea âbstrectâ, rir: extrae gracias al ra_ pucstâ, que nada tiene tlue vcr con el signifìcado habitual de humor, ni
zonamiento las imágenes clue pueden servir cle símbolo a e.ita idea abs- àon la sáìira o la mera irirnía: <El hurnorisrno consiste e rr el scntirnicnto
tracta. [...] en ocasiones lo hace, y tenemos en verdad muchos eiemnlos de lo contrario, ptovocaclo por la especial activirlatl rle la reflexi<in que
en cl arte llama<lo simbolista 1...1> (cito siempre por la tra<lucción.inr_ no se oculta, queno se convierte, c(ìÍnc), Bcner^ltnente, en el arte, cn tlnâ
frola rlc A. l,ázaro Ros, rÂrte y cienciao, en Éranclello , Ohras escogidat, ll, forma cle sentimiento, sino en stt cotrtrario, aún siçliend<) pâs() â paso el
Madri<|, 1958, 1271-1292, 1290). sentinriento como la somlrra sigrre al cuerpoD (1094)'

[861 [8;l
por medio dc unos respiran y hablan y
_personajes continuo se mueve, se modifica, y la forma que la fiia, in-
-queclcntro y ló sufren en
sc muevcn por sí.snlos, c1u. io llcvan
mutable 7.
st rntsnìos-, (lutcrc a tocla costa cÍìcontrar-la manera dc
scr rcprcsclrtaclo cn cuarìto ral; y la comeclia cle las vanas llntrc los scis personajes,
son sobre todo dos, el Paclrc y
tentativas clc csta realiz,,ción.si-énrca improvisacla. l)ara la Flijastra, quienes hablan de esta atÍoze irrevocable fiie-
za cle su forma, en la cual el uno y la otra ven expresada
cm-pczar, la sor;tresa clc csos pobrcs actorcs clc una conì_
para siernpre, inmutable, su esenciâ, que pâra el significa
llanía dra'ática tp.uc, .lurarrté cl clía, cnsayan una comc_ èastigo y p^r^ ella venganz^; y la defienden contra los
rlra crr urì csccrìario vacío clc bastitl.res y clc clccoraclos;
sorprcsa c i.crccluliclarì cuanclo vcn aparécer ante cllos a
mohínes afectados y la inconsciente volubilidad de los
actores c intentan afirmarla ânte el vulgar director que
c.stos scis pcrsonajes quc como tales se anuncian cn busca
querría alterarla o acomoclarla a las llamacÌas exigencias
tlc aut.r; â continuación, inmediatamente, debiclo al tcat rales.
inespcracìo dcsvanccimicnto clc la Maclre, con un negro
vclo s.brc cl rosrro, su interés instintiv'por un .Ì.uia . En apariencia, los seis personajcs no se encuentran en
quc adivinan en ella y en los demás no*pon.ntes cle el mismo nivel de conformación, pero no Porque entre
ellos aparezcan figoras de nivel superior y otras de nivel
aquclla extraõa familia, un drama oscuro, qu" inferior, es deciry'ra tagonistas y fgurantes que por otÍa
"-big..o,.,r^àí,,
sc abatc tan inopinadamenrc sobre ,.rn .r..n^r"i,o -lo necesaria en
(luc rìo ha siclo prcdispu.csro para rccibirlo; y parte no sería sino elemental perspectiva,,
poco a poco toda arquitectura escénica o narratiya-, ni porquc no
cl aurrrcrrt' tlc su i.tcrés co. cl pr,rrru,npir dc pasi,oncs
estén todos totaìmente confbrmaclos en la medida nece-
cnfrc'ta<las cn el l)arlrc, cn la Fliiastra, en cl Itijà, en esa
saria para la consecucion de los efectos. Los seis se en-
1nlrrc NÍaclrc; 1>asiones que, como ya he dicho,'ré i-po_ cuentran en el mismo nivel de realización artística, los
ncn las rnas a las otras, clcsautorízándose
''ur,,u-.a,ra seis en el mismo nivel de realidad, que no es otro que la
con- un furor trágico clcsgarraclor.
fantasía de la comedia. Solo que el Padre, la f{iiastra e in-
Y he atluí que csc scrriiclcl universal tan infructuosa_ cluso el Iìijo se hayan conformados en cuanto espiritu; la
rncrìtc lruscado al principio en estos seis personajes, son
Madre, como nzturaleza; como presencias el Muchacho
cllos ahora, unâ vcz cn cl-csccnario, los quê consiguen en_
que mira y gesticula y la Nina absolutanrcnte inerte.
contrarlo cn sí misnrgs Ë-r.r cl írnpctu áe la desãspcracla
Todo esto crea entre ellos un nuevo género de perspecti-
pugna quc cada uno clc ell<_,s manticne con los clËmás y
va. Inconscientemente, tenía yo la impresión de que me
todos contrÍ el director y los actores que no los err'_ (artís-
era necesario hacer apa,receÍ z @
t icndcn.
tica'mente), a otros menos,.a otros 4útl 4pq-nas -esbozado:,
Sin quererlo, sin saberlo, en la violencia de su ánimo
como elementos de un acontecimiento narrable o repre-
turbaclo, cacla uno cle ellos, para defenderse de las acusâ_
sentabÌe; los más vivos, los de creación más acabada, el
cioncs clc los clcnrás, cxprcsa-con su viva pasión atormcn_
tada las quc clurante tantos aõos han sido las cuitas cre mi
7 Aclriano Tilgher, acaso el comentarista dc quien de_biera partir
espíriru: cl.c'gafro de la comprensión recíproca basacìo
cualquier historiaìe la crítica pirandelliana, sefrala en sus Sladi sul lealro
irrcmcdral)lemcnrc cn la va.íd abstracción cle las pala_ ctnlcmporarco (1922) cómo la tensión clue se conforma crì torno al bino-
bras; lr pcqsgr!4litlarl"mlltiple de cada uno cìe ,roràtro, rnio vida-forrna es cl núcleo originario dcl pcnsarniento y del arte de Pi-
conformc a los scres posibles que se esconden en tcldos; randello. La relación cntre ambos cscritores, iugada en un continuo vai-
cn fin, el trágico conflicto inminente entre la vida que dé vén entre la admiración y el desprecio, movió incluso al primcro a pro-
clamarse como dcsenbidoõ aún ante los oios dcl propio dramaturgo, del
que sin ducìa es dilema prirnordial de su obra.

[88ì lagl
qrrc sin clucla les atafría sollrc toclo a cllos pe ro cn allsolut<-t
Padre y la t{ijastra, que son naturaltnente los quc más se
eviclenciatr y guian a los cletnás y cârgan con cllos casi a mí por las razottcs ya rcfcritlas.
;()uc es, parâ un pers()nâic, str propio rlralna?
como con un peso muerto: el Flijo, a totlo rcacio, y la Ma- 'i'o.l,r faniasma, tocla criattlra artística, ha tlc Posccr'
dre, como una víctima resignadâ con sus clos criaturas
que no poseen casi consistencia alguna. más que su Pura para cxistir, un clrama propio, es rlecir, un tlrama de-l quc
apal'iencia y que necesitan que se les lleve de la mano. èl rca el personafe y gtacias al cual el es pcrsonaie. lll dra-
Y era iustamente así como debían aparecer, cada uno rna es la- razon de iei del pcrsonaie, es una funci<irr vital
en el estadio de creación xlcanzado en la faila^sïãìlèl nccesaria para su existencia.
àuto uiso expulsar de sí Yo, de [os seis personaies, acogí por tânto cl ser, recha-
mismo, zando la razon dé ser; tomé su organismo para confiarlc,
Si reflexiono ahora, haber intuiclo esta necesidad, ha- en lugar <lc su función propia, otra función mjìs complcia
ber encontrado inconscientemente el modo de resolverla en la quc la suya propia se incluía como un móro clato' Si-
con una perspectiva nueva, me parece un milagro. El he- tuacion terribie y clésesperacla especialmcnte para cl I)a-
clrc y la Hijastra, los dos quc suPcrân a los otros en su clc-
cho es que la comedia fue verdaderamente concebicla en
sco ilc vivir y en su conciencia como çrcrsonaies clc-
una iluminación espontánea de la fantasía, cuando como
por un prodigio todos los elementos del espíritu se co- cir, absolutâmente necesitaclos cle un clrama, cle su-es propio
rresponden y trzl-taian en un acuerdo sublime. Ningún ce- rlrarna, el único que pâra sí mismos pueclen imaginar, y
rebro humano, trabafando fríamente, por más que se afa- quc por lo prontoven rechazaclo; situación imposible, delz.
nara, hubierâ conseguido nunca penetrar y sâtislacer to- quc perciben que han dc cscâpâr â to(la costa, Pues cs
das las necesidacles de su conformación. Por cllo, las ra- cuestión de vicla o muerte. []icn es verdatl quc yo les hc
zones que diré para clarificar sus valores no han de enten- otorgado otra rtzôn de ser, otra función: prccisamcnte
derse como intenciones preconcebidas que yo poseía csa 'ituacion inposible, el drama cle encontrarse en busca
rlc autor, rechazados; pero ellos ni siquiera pucclcn sospc-
cuando me puse a la obra y cuya defensa ahora asumo,
sino sólo cotno descubrimientos que yo mismo, más tar- char que ésa sea vna r^zon de ser, que se haya convcrticlo,
de, con la mente reposada, he podido hacer. para ellos que tenían una vicla propia, en la vcrtlaclcra
He ouerido nresentar a seis pelsoJaie,s_qiS_lscan a un función necesaria y suficiente para existir. Si alguicn sc lo
'- t,0. A)ry: 't,t at"*" no consigpe representarse precisarnentê- rlijera, no lo cre"rian; porque tìo es posible crêcr que la
única razón de nuestra vida consistâ toclâ en un tormento
i porque falta el autor que ellos buscan; y se representâ en que se nos âparecc como iniusto e inexplicable.
., Ê^hJi I su lugar la comedia de su vano intento, con todo lo que
.v,2 [ tiene de trágico el hecho de que estos seis personajes ha- No consigo imaginar, por tânto, con quó fundamento
'JJ '',"' \ y^n sido rechazados, sc nìe hizo la observación cle que el personaic clcl Paclre
Pero lse puede preseÍrtar a un personaje rechazándoloì no erâ el que clebería ser, pues abanclonaba a veccs su cali-
Evidentemente, para podcr configurarlo, es preciso aco- tlad y su posición cle personaic para invaclir y haccr suya
gerlo en la fantasía, y solo luego expresarlo. Y yo en efec- la activirlad clel autort. Yg, que comprenclo al qÌlc rìo nìe
to he acogiclo y he confornrado a esos seis personajes;
pero han siclo acogidos y conf'ormados en tanto que re- I 'l'odo el
Pre[acio cs rcspucste irnplít:ita r las críticas <1uc strscitó.Íiri
chazados, en busca de otro autor. per.ronajet.
'((.tr. Al marçn rlel altercaclt) qlrc sttPttso su cstÍclìo cn lìonra
Es preciso entender bien que es lo que he rechaztdo en cl rccucrtlo d-c un testigo tlc los lrcclros, Iì. lllarrchi. cn I'a Prensa dc
lìucrrtrs Âircs, 28-2- 19j7, apad f . ì\1. tllonncr Sans, I'irandello y sa ledtro'
ellos; no a ellos mismos, evidentemente, sino su drama,
[q' I
[q"l
comprende, entienclo quc la observación. proviene clel todas sus fuerzas; ese por tanto, iustâmente y nacla más,
hccho clc clue el pcrsonãjc cxpresa coÍrìo pròpio un afán vn pcfionaic en bilsca de autor, a pesar de que exPrese como
espiritual que sc reconoce conlo mío. Lo cual es perfecta- rrryãt losãfanes de mi espíritu. Si fuera partícipe de la ac-
rÌìentc_ natural y nacla en aÌrsoluto signifìca. Aparte la tiviclad del autor, se exPlicaÍía perfectamente sï PrqPla
consideració1 de que ese afán espirituãl que vivé y sufre fatalidad; es decir, se ve-ría acogido, si bien en caliclad de
el pcrs.onajc clel Padre dcriva de causas y de razones que personaie rechazado, mas en todo caso acogiclo en su nú-
nada. tiencn quf ver con el clrama dè mi'experiencia plr- il.o poi la fantasía de un poe.tf; y no tendría ya motivo
sonal que por sí sola clesp-ojaría ala-cri- para padccer esa su desesPeracion porno encontÍar quien
tica de-consicleración
toda consistencia-, quiero aclarir que una cosa àé consistencia y cohesión a su vida de personaie; quicro
es el afán inmanenre de mi espíritu (afân que lcgítimaí decir que muy buen grado la tazon de ser que
rnente pucdo trasvasar a un personafe con tal qui se le le ofrece ^ceptlríl-de
el autor y Íenunciaúa íla suya sin Pesadumbre
acomocle orgánicamente), y ótra cosa es la actividad de alguna, mandando a paseo a ese director y esos actores a
mi espíritu desarrollada en la composición de esra obra, recurrir. ^
loã que se ha visto obligado a
cs decir la actividad que consigue dar forma al drama de Hày ,rn personaie, el ãe la Maclre, al que. sin embargo
esos seis personajcs en busca de autor. Si el Padre fuera ,-ro inieresa en abóoluto cobrar vida, consicleranclo este
partícipc cle esta actividacl, si participara en la conforma- cobrar vicla como fin en sí mismo. Ya no yive, y ella no
ción cìcl clrama cn virtucl dcÌ cual seis personajes se en- tiene la menor duda; ni le pasó nunca por la cabeza pre-
cuentrân sin autor, entonces sí, sólo entonces, estaría jus- guntarse como, por qyéa. de qué manera podría vivir' No
tificarìo rlccir clue tal personaje es a veces el autor misino, tlene conclcncla, en ãefinitiva, de s€r un personaie: pues
y por tanto no es lo que debe ser. Pero el Paclre sufre, no nunca, ni siquiera un momento, se separa de su papal' No
cïea, su naturalcza dc personajc en basca dc autor: la sufre sabe que el suyo es un PaPel
como una fãtalidad inexplicable y como una situación Lo iual se lè acomodã èn un moclg perfeclaryente 9r.
ante la quc se rebe la y a la que intenta poner remecÌio con su PâPel de@si
Ëi"l.q En efecto,
fiì;;ãì, en cuanto freèh-o natural, un movimiento espiri-
IÌuenos Aircs, 1959, 2.,,26: c[-a obra desencadenó] una tempcsracl... tual; y ella no vive como espíritu: vive en una unidad de
1l:ra en cfccto cl Íln dcl nrundol... 1De un mundo artísticol... Las discu- sentimiento sin solucion de continuidad y no puecle por
siones alcanzaron una cxasperación nunca vista y cuando quedó vacía la tanto adquirir conciencia de su vida, 9, lo qu9 es ìo mis-
bolsa tlc las conviccioncs y dc las tcorías, se cerraron los punos... Prirne-
ro cl tcatro, lucgo la callc, se transformaron en campos dc batalla [...]u;
mo, cle su naturale za de personaie. Y sin embargo, con
véase asinrismo la rcseõa de A. Iìratcili, inntediata al csrreno, en A. Va- todo y con eso, a su modó y p^r^ sus proPios fines,,tam-
glio, Contc lrggcrc -fd pcrsonagi..., Milán, 1989, 83-86) y de los más o me- bién clla busca su autor; en un momento determlnado pa-
nos aprcsuraclos'comcntarios pcrioclisticos que ello acarreó, la tónica ge- rece contentâ por haber sido llevada ante el Director'
rrcral rlc la crítica piranclclliana a partir dc mcdiados dc la scgunda deãa- a el? No; porque
tla dcl srglo cra acusar al tlrarnaturqo tlc sofista y a sus obras ilc cxccsiva- 2Quizá porquc espera cobrar uida gracias
rncntc c-{rclrral.ì. l:.jcruplo rcp,r.Ëìrarffi èrir..^ que el Director le permita representar una escenâ
ciiticr-rs nrás-ìiìTïuycrrtcs cn la cultura italiana de cntrcgucrras, quc tilda c.in .l Ëli;o, la cual ponclría su vida tocla;.pero es. esta
cl tcatro clc lìiranrlcllo dc artificial y mecánicamenrc inrelccrualista; el "n
una escena que no exisÌe, que no ha tenido lugar ni po-
tlcfcct<-r dc su nmctafísico tcatro>, scgún Russo, concrctalnentc cn .Jeri
rlria tcncrlo.'En todo caso, ignora su nâturaleza de perso-
pcrtond1$, rcsiclc cn lo <injustifìcalrlc tlc la capircidad introslxcriva y tlc la
scnsil>ilrdad cspirituab dc sus prbrcs protagonistas (veasc 1 narnttori, naic; cs tlccir: tle su vida potìi-rle, fiiada y detcrminacla, se-
lÌ<xna 192.ì, fragrncntos rcpr<xlucr<los cn ltusso, ,4ntologia dc la e ríti'u hilc- g"ir.t" a scgrunclo, .tt .uãu gesto y en-cada pa.labra'
ruria, ), Ntcssirra-l;lorcncia, l9(r4, 48ó-49 l, cfr. 4EU). " Ellu ,e pi.t.tttu en el escenario con los demás Persona-
[vr] Ívtl
jes, pero sin entender qué hacen allí. Ìividentemente ima- es un personaie no la exime dc serlo. I le aquí, en mi co-
gir-ra que esa obsesión por cobrar vicla que se ha desatado media, su clratna; cuya más viva expresión sc clcsata e tì esc
en su marido y en su hija, en virtud de la cual también ella grito suyo al Director que quierc haccrle vcr guc ya totl<r
se encuentra en un escenario, no es otra cosa que una de ha sucecliclo y no pucdc scr nuevo tnotivo cle llanto: <No,
las habituales extravagancias incomprensibles cle un ahora sucede, sucede siempre. 1Mi tormento no cs falso,
irombre atormentado y mortificador, y unâ nueva, ho- seõor! Yo estoy viva y presente en cacla instantc clc cse
rrencla, equívoca arrogancia de una pobre muchacha cles- tortncnto mío, siempfe, un tornìento que se rcnucvâ
carriagla. Es un personaie pasivo. Los casos de su vicla, el siempre, presente y vivo>. listo es lo tlue ella. siente, sin
valor que ânte sus propios ojos asumen, su propio carac- conciencia, y por tânto como algo inexplicablc; lo sicntc
ter, son cosas que dicen los otros y que ella contradice cle un mocìo tan terrible quc ni sc le ocurrc pensar que
una sola vez, pues surge en ella y se rebela su instinto de todo eso puecle tencr explicaciórì, pâra ella o para los <lc-
madre, para aclarar que nunca quiso abanclonar â su mâ- rnás. Í,o sientc como clolor, y es este dolor inmccliato cl
rido ni a su hijo: que el hijo le fue arrancado y el marido la que ella grita. De suerte quc cn ella la inmovibiliclad clc su
obligó a atrandonarlo. Pero sólo rectifica los clatos: ni se vida se refleja en unâ forma; y cste carácter fijo clc la vitla,
explica ni.sabe nada. de otra manera, atormeÍìta al Paclre y a la Hijastra. Ellos,
[ts, en suma, naturaleza. Una naturaleza centracla en espíritu; ella, naturaleza. lll espíritu se rebela contra la itr-
una figura de maclre. rnoviliclad, o intenta como pucrle sacar provccho cle clla;
IJste personaje me ha producido un nuevo tipo de satis- la naturaleza, si no la instiga el estírnulo cle los scnti-rlos,
facción, que debo explicar. Casi todos mis criticos, en lu- simplemente llora.
gar cle definirlo, según su costurnbre, como inhamano Ul conflìcto inmanente entrc el itnpulso vital y la. for-
pârece que es el carácter peculiar e incorregible de ma es condición inexorable tanto en-el ordcn cipiritual
-que
todas mis criaturas indistintamehte-, han tenido la coÍno en el natural. La vida que, para ser, se fiia cn nucs-
bondad de sefralar, con autêntica complacencìa, que ha salido tra forma corporal, mata poco a poco su propia forma. Ul
por fin de mi fantasía una figura ma1 ltamaru. Me explico llanto de nuestra naturaleza, fija, es cl irreparaÌrlc y conti-
la alalsanza en los siguientes términos: estando del todo nuo envejecer de nuestro cuerpo. bl llanto cle la l\Íadre cs
identificada esta pobre Madre con su actitud natural de a un tiempo pasivo y perpetuo. Ese conflicto inrnane ntc,
madre, sin posibilidad alguna de impulso espiritual, es mostrándose con tres rostros, consolidado en trcs dramas
decir, poco más que un tÍozo de carne con sus funciones distintos pero contemporáneos, encuentra en la comcdia
vitales bien reguladas, capaz de procreâr, amamanïLr, su más acabada expresión. Más aún: la Maclrc, con su gri-
cuidar y amu a su prole sin la nìenor necesidacl de usar el to al Director, declara incluso el valor particular clc la
cerebro, se cumpliría en ella el verdadero y perfecto tipr forma artistica: una forma que Íìo abraza y acaba por ma-
ltumano. Âsí es, sin duda, pues nada parece más superfluo tar su propia vida, y que la vida no consume. Si el Padrc y
en un organismo humano que el espíritu. la Flijastra acometieran cle nuevo mil veccs su esccnâ,
Pero los críticos, aún con tal alabanza, han querido siempre, en el mornento preciso, en cl instarrte cn qr.rc la
despachar a la-Macìre sin cuidarse de penetrar en el nú- vicla cle la obra de arte clclrc ser expresacla con cl grito,
cleo de los valores poéticos que, en Ia comedia, encarna el siempre el grito sc escucharía: inalteraclo e inaltcrable cn
personaje. Una figura muy humana, sí, en cuanto privacla su forma, mas no coÍno rcpeticiórr rnecánica, colÌìo rétor-
de espíritu, es decir, sin conciencia de lo que es o no preo- no obligaclo por una necesiclacl cxtcrrra, sino vivo y nucvo
cupada por explicárselo. Pero el hecho cle que ignore que cada vcz, así nacido de rcpente y pâra sicmprc, ernbalsa-

íe+l lqrl
nìado vivo cn su fbrlna incorruptible. Así, siempre, al un milagro arÌritrario. EI escenario, entre otras cosâs por-
irricio del libro, crìcontrarcÍnos a lìranccsca viva que con- que acoge la realidad fantástica de los seis personajes, no
l-icsa a Dante su tlulce pccaclo; y si lee mos cl pasaje mil ve- existe por sí mismo como un dato fijo e inmutable, al
ccs scguidas, mil veccs scguiclas frrancesca dirá sus pala- igual que nada en la comedia existe plenamente o como
lrras, lrero cacla vez las clirá por vez primera, con tan viva fruto de algo preconcebido: todo en ella se va haciendo,
c inesperada pasión que to(lâs y ca{a una de ellas Dante todo se moclifica, todo son intentos imprevistos. Tam-
habr:i de clesfallcccre. 'foclo lo que vive, por el sirnple he- bién el plano de realidad del lugar en que cambia y vuelve
cho clc vivir, posee una fornra, y por lo mismo debe mo- a cambiar esta vida informe que ansía una forma, consi-
rir; nrcnos la olrra cle arte que, precisamente en tanto que gue así modificarse orgánicamente. Cuando imagine que
cs fornra, vive siempre. Madama Pace nacía allí mismo, en aquel escenario, sentí
Ill nacinricnto de una criatura de la fantasía humana, que era posible y lo hice; si hubiera advertido cjue este na-
un nacirnicrìto que supone trasponer el umbral entre la cimiento provocaba en un instante la disolución o la alte-
nacla y la etcrniclacl, puecle incluso âcaecer de mocìo imr ración, silenciosa y casi inadvertida, del plano de realidad
previsto, si su gestación rcsponde a una necesidad. Un de la escena, no lo habría hecho a buen seguro, paralizado
rlranra irnaginaclo rcquicrc urì personâie que haga o diga por su apariencia ilogica. Se habría consumado una des-
urìa cosa ncccsaria: nacc cl pcrsonaje; ahí está, tal y como venturada merma en la belleza cle mi obra, de la que me
rlcbe ser. Nace así, eÍìtrc los seis personajes, Maclama salvó el e ntusiasmo de mi espíritu: pues, contra una falaz
l)acc, y pxrccc un nrilagro, o incluso un truco, vcrla en un apariencia lógica, tal nacimiento fantástico está sustenta-
.-_i_--
csccnlrio prcilispuesto cn nraffin clo por una necesidad verdadera, en una misteriosa co-
sonalíèst.iììïõ rrespondencia orgánicá con tocla ìa vicla de la obra.
rìoporqucyaantcsToestüÍìerí;ino*p':drquì-fcfi ãrnenïeh'a Que se me diga ahora que mi obra no alcanza todo el
rracido, como comporta su naturaleza de personaje, por valor que podría porque su expresión no es articulada
así dccirlo, oblìgado.l la tenido lugar por lo ianto una rup- sino caóticar0, porque peca de romanticismo, me hace
tura, una mutación imprevista del plano de realidad de la sonrelr.
cscena, porque un personaje tal puede sólo nacer en la Comprendo el porqué de esa observación: la represen-
l'rntasía clcl poeta, no ciertamente sobre las tablas de un tación del drama en que se ven envueltos los seis personâ-
csccnario. !irr_11gg_pgylic se hgya_rlado cuenta, dc rcpente ies se desarrolla tumultuosamente y no aya,nza con orden;
lrc altcratlo la csccna: la lrc acogirlo dè núcvo e n rnlFania- no hay un desarrollo lógico, los acontecimientos no están
sla aun íiìr csõcrrxlëïla íIãìrstlstaããIos espeõÌãalõrcu çs'de- concâtenâdos. I-o cual es muy cierto. Ni haciendolo a
õ@rarlcs cl esccnalio, iês 6ã mãítïã,6 propósito hubiera hallado un modo más desordenado,
rni larìtasm más estrafalario, más complicado y arbitrario, o sea más
r1iisrn o esc'cn a iicrll -a nì u taõió n ffip ;ê v-i sta e iÃcoiffiì; romántico t pÃra presentar e/ drama eil que se aen enaae/tos /os
6ËË;rìa Àpa;fncia dcscìe un plario cle realiclad a orro es
un milagro cle la rnisma espccie que los realizados por un
santo quc nìueve su propia csratua, que en ese lnolnento ro Ul cfècto td ótìco, calculado, ha sido y a teorizado en L' U norisnto: de la

ya no es clcsclc luego nr rlc madera ni cle piedra; pero no es estetica humorística dc Pirandcll<r proviene, <[cn oposición a la cohe-
rcncia buscatla por los demásl, aquel aspecto descompuesto, desligado,
caprichoso, todas aquellas digresioncs que se observan en la obra hunro-
risìica, cn oposición con el engranaie ordenaclo, con la contposición dc la
') ((r. l)iyìnu Concdia, In/ìcno, V,73-142. obra de ârte cn çneralo (1093).

.aLrn {r.r r r'ir [etl


leel
seis muy cierto; sólo que yo no he presentado
personajes. Es so de conoccr cómo se desarrolló la histnria,la rccuc.la
ese drama en absoluto; he presentado otro __iy no he cle en la suc.esión material cle sus momcntos, y los hechc,s,
repetir cuál!-- en el que, entre las muy variadas cosas que carentes de scrticlo y. por tânto sin ncccsiclá siquiera clc
cada cual según sus ppstos puede erìcoÍìtrar, se halla pre- la voz humana, se abaten solrre la escena con la brutal
cisamente una discreta sátira de los procecìirnientos ro- inutiliclad de la cletonación dc un arma cle fucgo: v se hacc
unas ffionliês s trizas, se'clesva nece, e I esté ri I i ntc n to .1" p"r..rï
'Iepllçgti
los unos á los otros en los respectivos çrapeles que encar- res, aparelttemente desasistido por.el poetâ. ^,J. ^.:i.r_
1
nan en un drama cleterminado, mientras yo los prcsento lll.icntras tanlo el poeta, sin eìlos'sab"rl,,, corn() obscr_
como.personajes de una comeclia distinta que descotlocen I vando
j siemprc descle lcjos aqucl ilrtcnto suyo, tralraialra
y ni siquiera imaginan, cle suerte que ese furor pasional, 'i p^.o crear, con el y a pârtir <lc ó1, su olrra.-
propio cle los románticos, está propuesto humorística-
nrente, grabaclo en el vacío. Y el cirama cle estos personâ-
jes, presentándolo como un drama rechazado, no como se
habría concertado en mi fantasía si hubiera sido asumiclo,
no puede teÍÌer otra consistencia en mi olrra sino la de
una situación que va desarrollándose, y no puede eviden-
ciarse sino por inclicios, tumultuosa y desordenadamente,
mediante fugaces alusiones, de manera caótica: continua-
merìte interrumpido, mal entendiclo, coÍrtrâdictorio, ne-
gaclo incluso por uno cle sus personajes y ni siquiera cono-
cido por otros tlos,
Y precisarnente
este caos, nâtural y orgánico, es lo que
yo clébía presentar; lo cual en absolutõÌa cFlhacerse cn
moclo caóticr-r, o sea romántico. Y que mi obra sea todo
nrenos confusa, antes bien claru y asequible y orclenacla,
lo clemuestra la eviclencia cotr que, a los ojos de toclos los
públicos del munclo, apârecen su trarna, sus caractercs,
los planos fantástico y real, cómico y dramático; y, p^r^
cluien usa cle una mirada más.penetrante, cómo afloran
los valores insólitos quc etrcierra.
Grande entre los hombres es la confusión cle lenglas,
si criticas como estas consiguen encontrar palabras pâra
expresârse. Tan grancle la confusión cotno perfecta la ley
clel equilibrio interno que, obeclecicla en toclo, hace a mi
obra ciemliar y clásica, y veda tocla palabrâ a su catástro-
fe. Cuando por fin hube entendiclo que con el artificio no
se creâ vicla y que el drama de los seis personajes, a falta
cìel autor que lo valorice en su espíritu, es irrepresentable,
el I Iiio, instigaclo por el ansia banal de un Director deseo-

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