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Educación, cultura y medios de comunicación

Alumno: Scacheri Facundo

Comisión: 2da Febrero

Mail: Scacheri.facundo@gmail.com
En el marco del curso "Educación, Cultura y Medios de Comunicación", he
desarrollado un análisis que busca comprender la profunda transformación del
proceso educativo a lo largo de las últimas décadas. Mi enfoque se centra en la
hipótesis de que el cambio cultural a finales del siglo XX ha tenido un impacto
directo en la crisis persistente de la escuela moderna, exacerbada por la irrupción,
especialmente en el siglo XXI, de las nuevas tecnologías aplicadas a los medios
de comunicación, y la decadencia del sistema propuesto por el avance de
sucesos que debilitaron la forma de enseñar, llevándola a una crisis.
En la actualidad, me encuentro en proceso de formación para convertirme en
educador, y considero fundamental comprender los desafíos y cambios
estructurales que ha experimentado la educación en el contexto posmoderno. Mi
elección de abordar esta problemática no se limita únicamente a una inquietud
académica, sino que también refleja mi compromiso con comprender las
complejidades contemporáneas que afectarán directamente mi futura labor como
educador.
En mi trayectoria formativa, he sido testigo de la brecha que se ha abierto entre
los métodos educativos tradicionales y las expectativas y modos de aprendizaje
de las nuevas generaciones. Este desencuentro ha captado mi atención y me ha
motivado a explorar las causas subyacentes y proponer reflexiones constructivas
sobre cómo la escuela puede adaptarse y evolucionar para enfrentar los desafíos
de la era posmoderna.

Transformaciones culturales.
“Modernidad y posmodernidad en el contexto educativo del siglo XXI”

En el complejo tejido de la evolución cultural, el siglo XX marcó un punto de


inflexión crucial que reverbera en el ámbito educativo hasta nuestros días. Desde
la culminación de la modernidad hasta la irrupción de la posmodernidad, este
viaje cultural ha dejado una profunda huella en el comportamiento del proceso
educativo, desencadenando una crisis en la escuela moderna que persiste con
fuerza en el siglo XXI. Este análisis explorará cómo el cambio cultural, catalizado
por eventos emblemáticos y la llegada de nuevas tecnologías mediáticas, ha
transformado la esencia misma de la educación, pero también nos dedicaremos a
develar las relaciones entre el estado, la escuela, la historia y la cultura, ya que
estas son antecedente y consecuente de los procesos sociológicos que
devinieron en esta última etapa de la historia educativa mundial. Si la historia es
asincrónica, se pierde la noción de tiempo y se reemplaza por sucesos, que son
imposibles de interpretar. "La cultura se manifiesta en un tejido de relaciones fruto
de las interacciones humanas", sostiene Eagleton, y es esta cultura la que
construye la realidad y da forma a una sociedad. Vamos a explorar cómo es que
el cambio cultural, catalizado por eventos emblemáticos y la llegada de nuevas
tecnologías mediáticas, se ha transformado la esencia misma de la educación.

Modernidad y escuela.
“Los pilares de una época”

En los albores de la modernidad se consolidó un cambio de paradigma, relegando


el teocentrismo que había dominado durante siglos. La razón humana ascendió al
centro de la escena, y con ella, se erigió un sistema económico capitalista que se
afianzaría hasta nuestros días. La confianza en la razón y el progreso se
convirtieron en los pilares de una cultura que estructuraba la vida en base al
trabajo y la disciplina. La escuela moderna, como agente ideológico del Estado,
replicaba esta jerarquía y disciplina, contribuyendo a forjar una sociedad con
reglas claras de convivencia. "La cultura moderna se afirma en la razón humana
en detrimento de lo místico", subraya, estableciendo las bases para una nueva
organización social. La confianza en la razón y el progreso se convirtieron en los
pilares de una cultura que estructuraba la vida en base al trabajo y la disciplina.
"La escuela es un aparato ideológico del Estado", como lo plantea Althusser,
replicando esta jerarquía y disciplina, contribuyendo a forjar una sociedad con
reglas claras de convivencia.

Posmodernidad y su impacto en la escuela.


“Desencuentro temporal”

Sin embargo, el siglo XX trajo consigo sucesos que socavaron los cimientos de la
modernidad: guerras mundiales, crisis económicas y movimientos sociales. La
posmodernidad emergió, cuestionando las promesas de un mundo mejor. En este
nuevo paradigma, el deseo se erigió como contracara de la razón, generando una
sociedad de consumidores guiada por la espontaneidad y las libertades
individuales. El progreso lineal dio paso a una comprensión más sinuosa, con un
presente que adquirió preeminencia sobre el futuro... "El tiempo sin aroma", como
describe Byung Chul Han, se convierte en un tiempo de aburrimiento, donde la
instantaneidad de la información desdibuja la duración y la transformación del
conocimiento. El presente se erige como un valor supremo, eclipsando la noción
de un futuro promisorio.
Este cambio cultural repercutió directamente en la escuela. La rigidez jerárquica y
la disciplina se volvieron anacrónicas en un mundo donde el presente es el
epicentro de las experiencias. La emergencia de las tecnologías de la información
y comunicación (TIC) trajo consigo una atemporalidad y simultaneidad que
desafiaron la estructura temporal tradicional de la escuela. El ahora se convirtió
en un valor supremo, y la satisfacción inmediata eclipsó la noción de un futuro
promisorio.

Nuevas Generaciones, Nuevas Tecnologías.


“Desafío educativo”

El siglo XXI presenció la llegada de nuevas generaciones, nativas digitales


inmersas en un mundo online y offline. La escuela, sin embargo, luchó por
adaptarse a esta realidad, dando lugar a un conflicto entre la institución educativa
y los medios contemporáneos. La disonancia entre las nuevas formas de
comunicación, como las redes sociales (FB, Instagram, TikTok, etc.) y los
métodos educativos tradicionales ha exacerbado la crisis educativa.
Las nuevas tecnologías, en especial el auge de las clases online, han
transformado radicalmente la dinámica de aprendizaje. La sociedad del
cansancio, como describe Byung Chul Han, ha generado un cambio en el
paradigma del tiempo, afectando la concentración y el interés de los estudiantes.
La escuela, al no abordar adecuadamente este cambio cultural, ha quedado
rezagada, incapaz de satisfacer las demandas y expectativas de las nuevas
generaciones.

El Rol del estudiante en la era posmoderna.


“Pulgarcitos y la era del conocimiento desvanecido”
Michel Serres, en su obra "Pulgarcitos", vislumbra una generación que se mueve
constantemente en las redes online, donde el acceso al conocimiento no está
limitado por las barreras de la institución educativa. Se plantea el fin de la era del
saber, donde los docentes ya no son los únicos oferentes del conocimiento. En
este nuevo escenario, las instituciones educativas enfrentan la extinción
simbólica, aunque persistan físicamente.
La crisis educativa se manifiesta en la desconexión entre la escuela y las nuevas
generaciones. Ken Robinson, en "Escuelas Creativas", aboga por una
transformación radical en el sistema educativo, donde se reconozca y fomente la
diversidad de talentos individuales. La escuela, según Robinson, debe dejar de
limitar y comenzar a potenciar las capacidades únicas de cada estudiante.

Nuevas alfabetizaciones y desafíos educativos.


La proliferación de nuevas tecnologías ha generado la necesidad de nuevas
alfabetizaciones. Las habilidades tradicionales de lectura y escritura ya no son
suficientes. Los estudiantes deben aprender a expresarse en diversos formatos,
producir contenido propio y comprender lenguajes más allá de la palabra escrita.
La escuela, al centrarse en la lecto-comprensión y la escritura tradicional, enfrenta
dificultades para adaptarse a esta nueva realidad.
El fenómeno de las redes sociales, la instantaneidad de la información y la
multiplicidad de lenguajes desafían las bases mismas de la educación moderna.
La complejidad de las TIC ha creado un desfase entre las expectativas de la
sociedad y las prácticas educativas, generando una brecha que la escuela lucha
por cerrar.

Contenido, Contenedor y Contexto.


“Claves de la nueva educación”

En el panorama de la nueva educación, este trinomio que se da entre contenido


contenedor y contexto se vuelve fundamental para entender como los dispositivos
tecnológicos actualmente son catalizadores de medios de comunicación que
cancelan el contexto, y promueven a su vez la circulación libre de la información y
promoción educativa, tanto sea como por ejemplo la educación a distancia o
como soporte extra del contenido de una clase, los dispositivos se volvieron
fundamentales para la educación actual, pero no pueden en ningún caso
reemplazar a los soportes anteriores como el papel y si complementar, ya que
tanto el formato video, como los audios e imágenes son una extensión de un
contenido desarrollado de manera conjunta entre la vieja escuela de papel (en la
que prevalece el análisis crítico y la enseñanza más allá de los temas que se
toman en el examen) y la nueva escuela de la nube, un poco más fría y distante,
que busca ser efectiva en la transmisión de conocimiento, pero no en fomentar las
aptitudes propias de cada alumno. Estas tecnologías ofrecen una cantidad
abrumadora de información, pero la verdadera transformación educativa radica en
el contexto en el que esta información se presenta. El papel de la escuela no es
solo proporcionar datos, sino crear un ambiente en el que los estudiantes puedan
comprender, analizar y aplicar esa información de manera significativa en su vida
cotidiana.
Conclusión.
“Hacia una nueva educación en la era posmoderna”

El cambio cultural que experimentamos a finales del siglo XX ha dejado una


huella imborrable en el proceso educativo. La crisis en la escuela moderna
persiste en la era posmoderna, exacerbada por la llegada de nuevas tecnologías
y la transformación en la percepción del tiempo. Las nuevas generaciones,
desafiadas por un entorno online y offline, demandan una educación acorde a su
realidad, pero esta todavía está en construcción y es responsabilidad de los
nuevos educadores de garantizar la enseñanza a partir de nuevos modelos que
sean acordes a los cambios socio-histórico-culturales que nos plantea este
avance inevitable del espacio-tiempo.
Para abordar esta crisis, es imperativo que la escuela se transforme. No se trata
simplemente de integrar nuevas tecnologías, sino de repensar fundamentalmente
la forma en que concebimos la educación. La era posmoderna exige una
adaptación profunda en las prácticas educativas, reconociendo la diversidad de
talentos, fomentando nuevas formas de alfabetización y abrazando un enfoque
que prepare a los estudiantes para un mundo en constante cambio.
Mi postura personal refleja la convicción de que la escuela debe convertirse en un
agente de cambio, capaz de superar los paradigmas obsoletos y abrazar la
diversidad y la complejidad de la era posmoderna. La educación no puede ser
estática; debe ser dinámica y flexible, respondiendo a las necesidades y
expectativas de las nuevas generaciones. En este viaje hacia una nueva
educación, la tecnología es una herramienta valiosa, pero es la transformación
cultural y la adaptación pedagógica lo que finalmente garantizará el éxito de la
educación en el siglo XXI.

En este viaje hacia una nueva educación, las tecnologías emergentes son aliadas
valiosas, pero la verdadera transformación radica en la comprensión y abrazo de
la nueva cultura. La era posmoderna no solo trae desafíos, sino también
oportunidades para reinventar la escuela como un agente de cambio, un espacio
donde las nuevas generaciones no solo adquieren conocimientos, sino que
también se preparan para enfrentar el mundo complejo y diverso que les espera.
La cita de Ken Robinson resume esta perspectiva: "La escuela crea el contexto en
el que los talentos individuales pueden florecer". Es hora de crear ese contexto,
de construir una nueva educación que refleje la realidad y las aspiraciones de la
era posmoderna.

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