El desafío de la diversidad: César, S; Grosso, L; Limeres, N; Tomé, J. M.
Editorial Bonum: 2017. Buenos Aires
Cap. 2. Punto 7: Fundamentos filosóficos y socio-antropológicos en la
sociedad del conocimiento, Silvia César 7.-VOLVER A MIRAR PARADOS EN EL ARCON DE LA ABUELA
Ya en el siglo XXI, podemos decir que la escuela no se ha preparado para el
advenimiento de la cultura de medios, ni los programas, ni las burocracias educativas se han modificado. La escuela empobrecida material y simbólicamente no sabe cómo hacer para que su oferta sea más atractiva que la de la cultura mediática, y la cuestión no pasa sólo por las condiciones materiales de equipamiento, que las escuelas más ricas pueden, gestionadas privadamente, obtener, pero es un obstáculo difícil de superar para las escuelas más pobres. Aquí descubrimos que la cultura de los medios convierte a la sociedad en una ”sociedad electrónica” que construye una sociedad de iguales, en apariencia, pues pareciera que lo que ofrecen es objeto de apropiación. Y cada uno puede identificar sus gustos y deseos, obreros, desempleados, campesinos, habitantes de ciudades, se igualan en el consumo imaginario que configura una nueva identidad social llamada en los medios “rating”. En el marco de las preocupaciones que nos permiten pensar la escuela de otra manera, nos encontramos con el desafío intelectual de la tecnología entramada en el aprendizaje y el espacio pedagógico, es interesante el estudio de lo que nos rodea y contiene diariamente en el espacio del aula clase, ese espacio puede ser, a) desordenado, b) lleno de objetos superfluos que quedaron de otras acciones, c) ordenado casi asceptico, d) informal, o pleno de formalidades, es fascinante reflexionar sobre su conformación, no sólo, sobre lo que contiene, sino como lo contiene, dado que contiene un clima ético en el aula, si además se acuerdan criterios con los alumnos que la ocupan y disfrutan. Volver a mirar la escuela desde el aula con una mirada totalizadora, nos permitirá derribar endebles paredes que construimos como garantía de un espacio en el que “se aprende “. Sería interesante construir la escenografía áulica reconociendo espacios para pensar, para resolver ejercicios, para solicitar ayuda, porque esto determina otra conceptualización del campo, es posible que algunos elementos nos acompañen siempre, en el mejor de los casos una computadora con conexión a internet, libros, manuales, diccionarios, mapas, una muñeca, un almohadón, u otro elemento cargado de afecto, al que le contamos tal vez, las vicisitudes del día. Objetos que terminan rediseñando los espacios del aprender, quitando las barreras que a veces levantamos con el simple propósito de ayudar a encontrar las soluciones deseadas, el problema complejo, el enigma, el escollo por afrontar, la situación contradictoria por resolver. Todo esto puede ser provocativo en tanto rompe con las tradiciones que asociación la resolución de problemas con la quietud o el inmovilismo del banco en el salón de clase. No podemos no recordar escenografías y tecnologías que se sucedieron en el tiempo como por ejemplo, la arena, tiza y pizarrón, libros, láminas, audiovisuales, filminas, películas cinematográficas, materiales de la web. Las nuevas tecnologías de la información están íntimamente vinculadas con los cambios culturales en la sociedad actual, estas tecnologías tienen un impacto significativo, no solo en la producción de bienes y servicios, sino en el conjunto de las relaciones sociales. La acumulación de información, la velocidad de la transmisión, la superación de las limitaciones espaciales, la utilización simultánea de múltiples medios (imagen, sonido, texto), son entre otros los elementos que explican la enorme fertilidad de cambios que presentan estas nuevas tecnologías. Su utilización obliga a modificar conceptos básicos como los de tiempo y espacio, como así también la noción misma de realidad, dado que esta comienza a ser pensada a partir de la posibilidad de construir realidades virtuales, que por supuesto plantean problemas inéditos e interrogantes de orden epistemológico cuyo análisis recién empieza. Es necesario que los docentes acepten que no se puede negar la realidad que está instalada en las mentes y los hábitos de los jóvenes, dado que las tecnologías determinan nuestra forma de percibir la realidad y el modo en el que accedemos, producimos y compartimos información. Las tecnologías deben estar al servicio de la clase, como apoyo a los temas y objetivos que el docente persigue Sin embargo esta práctica social que es la educación, más allá de su complejidad, de la burocracia, de la avalancha de instrucciones y normativas, de las presiones sociales y las condiciones de contratación de los profesores, en el encuentro de la clase la, magia de la transmisión existe . .Enseñar es confrontar con el saber y organizar apoyos para estructurarlo como propios, asumir el seguimiento de su asimilación y ofrecer la hospitalidad del saber desde una función de entrega de la herencia de la humanidad. Durante décadas la escuela sumió una desgastante competencia con los medios y las tecnologías de la comunicación que sumada a otras múltiples tensiones internas y externas fueron minando su identidad, la nueva escuela será diferente de aquella portadora del saber hegemónico, habrá que volver a pensar, para que reunir a estudiantes y docentes, como hacerlo y de qué modo la apropiación de herramientas digitales puede constituirse en un puente que ayude a garantizar educación de calidad a fin de que cada uno de esos estudiantes logre convivir con dignidad y armonía en un entorno de profunda diversidad cultural . Tenemos que reconocer verdaderamente a quién tenemos enfrente, los supuestos alumnos ideales que escuchan atentamente de principio a fin nuestras clases no están en las aulas, si, pueblan las aulas jóvenes que tienen otra forma de mirar el mundo e instalarse en la sociedad del conocimiento, pero fundamentalmente debemos profundizar en algunos aspectos de la formación docente fundamentalmente en la formación inicial, aunque es más elegante decir que no hay formación inicial, que sólo hay formaciones continuas en la medida en que siempre partimos de conocimientos adquiridos, considerando que la expansión generalizada de las tecnologías de la información y la comunicación en los últimos años del siglo XX y comienzos del siglo XXI ha contribuido a modificar la vida de los países y la experiencia de las personas. La actual sociedad globalizada, organizada en redes que trascienden fronteras y culturas ha impulsado la introducción de dichas tecnologías en las políticas y prácticas educativas. La escuela en la sociedad de redes se ocupa de las formas y los alcances de la integración de estas técnicas prometedoras, pero en absoluto neutrales, por ello debemos esclarecer en la formación docente las presiones e incertidumbres que el escenario presente provoca en los docentes, reflexionar sobre su sentido y la importancia de promover esta nueva alfabetización.
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