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1. INTRODUCCIÓN
La igualdad de género sigue siendo un desafío en el siglo XXI, con variaciones según contextos
geopolíticos, económicos y culturales. La UNESCO destaca desigualdades educativas,
especialmente para las niñas. La agenda "Educación 2030" busca no solo el acceso a la educación,
sino también la adquisición de competencias de género.
2.1. SEXO-GÉNERO
El género se refiere a la construcción social de las diferencias entre los sexos, que abarca ideas,
prejuicios, valores, normas, deberes, mandatos y prohibiciones que afectan a la vida de mujeres
y hombres. En contraposición, el sexo se utiliza para describir las diferencias biológicas entre
machos y hembras.
La división sexual del trabajo determina las tareas asignadas a hombres y mujeres en la sociedad,
con mujeres cuidando del ámbito privado y hombres ocupando el espacio público. Esto influye
en las expectativas, aspiraciones y resultados de niños y niñas, y se refleja en lo que se conoce
como "roles de género."
Los roles de género son las formas en que las personas actúan para ser reconocidas como hombres
o mujeres y varían según las expectativas culturales. Sin embargo, tienden a reflejar una jerarquía,
donde las tareas consideradas masculinas se valoran más que las tareas femeninas.
Los estereotipos de género son creencias arraigadas en la mente colectiva sobre cómo deben
comportarse mujeres y hombres. Los estereotipos tradicionales suelen asociar a las mujeres con
características como sumisión, sensibilidad y atractivo físico, mientras que a los hombres se les
asocia con dominancia, competencia y fuerza.
El género también da lugar a la "identidad de género" que se refiere a cómo nos sentimos y nos
identificamos en relación con los demás en términos de género. Esta identidad se comunica a
través de conductas, características personales y apariencia física.
La distribución del mundo en términos de género se basa en una jerarquía sexista, que valora las
tareas y características masculinas por encima de las femeninas. El sexismo se refiere a formas
de pensamiento que perpetúan la desigualdad entre hombres y mujeres, ya sea de manera abierta
o más sutil.
4. PATRIARCADO Y FEMINISMO
Las formas aceptadas de actuar, ser y pensar que definen el género, contribuyen a mantener la
estructura social conocida como patriarcado que respalda la supremacía de los hombres sobre
las mujeres. El sistema sexo-género se considera sinónimo de patriarcado, ya que organiza la
actividad humana jerárquicamente y subvalora lo femenino.
La socialización es un proceso mediante el cual los seres humanos aprenden y adoptan normas y
valores culturales que les permiten orientarse en el mundo social. Esta socialización comienza
desde el nacimiento y se lleva a cabo a lo largo de toda la vida, y es facilitada por agentes sociales
como la familia, la escuela, los amigos y la comunidad. Su objetivo es adaptar a cada individuo
al entorno social en el que vivirá, y no es un proceso estático ni pasivo.
Las normas relacionadas con el género reciben una atención particular en todo el mundo. El
proceso a través del cual cada persona incorpora a su personalidad las características de género
que se esperan de acuerdo con su sexo biológico, según las normas de su sociedad, se llama
"socialización diferencial" o "socialización de género." Este proceso influye en cómo las
personas internalizan y adoptan las expectativas y roles de género asociados a su sexo biológico.
Los modelos de género establecen una jerarquía en la que lo relacionado con los hombres se
considera más importante que lo relacionado con las mujeres. Esto se refleja en la división de
roles, donde se espera que las mujeres se ocupen del ámbito privado y los hombres del ámbito
público, que tiene un mayor valor social.
Este proceso de socialización diferencial tiene un impacto significativo en cómo las niñas y los
niños se perciben a sí mismos y cómo se comportan. Estas diferencias sutiles en la socialización
tienen un impacto duradero en la autoestima, las relaciones de pareja, las aspiraciones
profesionales y las expectativas familiares durante la adolescencia y más allá.
La teoría de la socialización de los roles sexuales, dentro del marco de las teorías del aprendizaje
social de Talcott Parsons, ha sido una de las formas más comunes de explicar cómo se configura
la identidad de género en las personas. Según esta teoría, la construcción de la identidad de género
se basa en la observación, la imitación y el refuerzo de roles y comportamientos de género. Este
proceso de aprendizaje social se produce principalmente en la familia y la escuela.
La escuela desempeña un papel fundamental en la socialización de los roles de género al transmitir
normas, creencias y patrones de conducta que refuerzan los modelos tradicionales de género.
Aunque a veces se considere que la escuela es una institución neutral, es importante recordar que
las personas que trabajan en la educación también han aprendido y asimilado roles y estereotipos
de género.
La teoría de la socialización de los roles sexuales es útil para cuestionar las explicaciones de la
desigualdad de género basadas en la biología, resaltar que la escuela no es una institución neutral
en la configuración de la identidad de género y promover el estudio de la reproducción de los
modelos de género.
En este contexto, las investigaciones feministas se han centrado en entender cómo la escuela actúa
como un agente de reproducción del patriarcado al mantener la subordinación del género
femenino y legitimar la desigualdad de género. Se han examinado tanto los aspectos explícitos
del currículo escolar, como los contenidos académicos y los libros de texto, como los mecanismos
implícitos o el "currículo oculto", que transmite normas, valores y creencias que perpetúan las
estructuras de género.
I) El Currículo Oculto: Este aspecto es de vital importancia porque se relaciona con dimensiones
más sutiles del sexismo y, por lo tanto, es más difícil de detectar. El currículo oculto guía a las
niñas hacia materias de ciencias sociales y humanidades en mayor proporción que hacia materias
técnicas y experimentales, lo que conlleva una formación muy "generizada". Esto influye en las
elecciones académicas y profesionales de las personas, contribuyendo a la segregación de género
en campos de estudio y empleo.
Cabe mencionar la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres potencia la presencia equilibrada de mujeres y hombres en órganos y cargos de
responsabilidad.
La coeducación es un enfoque educativo que busca erradicar la educación sexista, eliminar las
desigualdades de género y la jerarquía que se deriva de la diferente valoración de lo femenino y
lo masculino. A lo largo de la historia, ha habido avances significativos en la incorporación de la
coeducación en el sistema educativo, pero todavía persisten desigualdades de género y roles de
género distintos en la sociedad que afectan tanto a las niñas como a los niños.
El concepto de coeducación ha evolucionado desde sus inicios y se ha vuelto más complejo. Ahora
se asocia no solo a la eliminación de la segregación de género en la educación, sino también a la
promoción de cambios culturales profundos que cuestionen y desafíen el androcentrismo en el
sistema educativo. Se trata de un cambio cultural que reconozca la existencia de sesgos de género
y evite su reproducción sin reflexión ni cuestionamiento.
Para llevar a cabo con éxito la coeducación en los centros educativos es fundamental cumplir con
ciertos requisitos previos y utilizar una metodología adecuada. Aquí se resumen los requisitos y
enfoques clave:
III) Planificación Coeducadora: Los centros educativos deben desarrollar una planificación
sólida que incluya acciones a corto y mediano plazo para fomentar la coeducación. Esto implica
una revisión exhaustiva de los contenidos así diseñar estrategias concretas y establecer objetivos
medibles en base a los valores de igualdad.
En cuanto a la metodología, existen enfoques específicos para llevar a cabo la coeducación:
II) Modelos Dialógicos: Los modelos dialógicos promueven el diálogo como una herramienta
fundamental para superar las desigualdades. El diálogo se fomenta en un entorno de igualdad,
donde todas las voces son valoradas y respetadas.
III) Trabajo por Proyectos: Los proyectos educativos pueden abordar cuestiones de género y
promover la igualdad. Los proyectos a menudo permiten un enfoque práctico y participativo para
explorar temas de género.