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Supervisión clínica

Teoría, técnica y ética


Ruth Vallejo Castro e Irene Concepción Carrillo
(coordinadoras)

El diván negro
Colección: Saberes, métodos y prácticas

Primera edición: 2022

SUPERVISIÓN CLÍNICA
TEORÍA, TÉCNICA Y ÉTICA

Coordinadoras: Ruth Vallejo Castro e Irene Concepción Carillo


Editor: Samuel Hernández
Corrección estilográfica: Annie Cázarez

ISBN: 978-607-99628-8-3

© El diván negro
© Ruth Vallejo Castro
© Irene Concepción Carrillo

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La presente obra fue dictaminada con base en los términos editoriales y


por el ejercicio académico de pares ciegos.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier


medio o procedimiento sin previa autorización de la editorial.

Impreso y hecho en México


CONTENIDO

PRÓLOGO, por Irene Concepción Carrillo • 11


INTRODUCCIÓN, por Ruth Castro Vallejo • 12

SUPERVISIÓN Y ASESORÍA A ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA


EN LA PRÁCTICA CLÍNICA
Yazmín Evelia González Gaxiola, Patricia Alcalá García de Quevedo,
Gabriel Zárate Guerrero y María del Carmen Espinosa • 17

SUPERVISIÓN DE LA INTERVENCIÓN CLÍNICA EN TERAPIA


COGNITIVO-CONDUCTUAL
Irene Concepción Carrillo Saucedo, Gerardo Ochoa Meza
y David Camacho Valadez • 50

SUPERVISIÓN CLÍNICA DESDE EL ENFOQUE SISTÉMICO


María Ángela Gómez Pérez, Adriana Berenice Torres Valencia,
Mireya Hernández Reyes y Ernesto Flores Santillán • 70

UNA MIRADA A LA SUPERVISIÓN. LA CONSOLIDACIÓN DEL


SABER PSICOANALÍTICO EN PRÁCTICAS CLÍNICAS
Reyna Karina Medina Candelaria, Ma. Antonia Reyes Arellano
y Aline Aleida del Carmen Campos Gómez • 97

ELEMENTOS PARA ANALIZAR EN UN ESPACIO DE SUPERVISIÓN


CLÍNICA CON ENFOQUE PSICODINÁMICO
Olga Gálvez Murillo y Patricia Prieto Silva • 128

LA “SUPER”VISIÓN CLÍNICA A PARTIR DE TRES ELEMENTOS:


INSTITUCIÓN, FORMACIÓN DEL ANALISTA Y CLÍNICA PSICOANALÍTICA
Cinthya Berenice Rodríguez Piedra y Ruth Vallejo Castro • 161
ELEMENTOS PARA ANALIZAR EN UN ESPACIO DE
SUPERVISIÓN CLÍNICA CON ENFOQUE PSICODINÁMICO

Olga Gálvez Murillo


Patricia Prieto Silva

Los fenómenos que se suscitan dentro de un proceso terapéu-


tico, en la mayoría de las ocasiones se tornan incomprensibles
para los terapeutas o entrevistadores que apenas inician en la
práctica clínica. Resulta de suma importancia que los alumnos
de licenciatura de la Unidad Académica de Psicología de la Uni-
versidad Autónoma de Zacatecas, que comienzan a realizar su
servicio social en la práctica clínica, se les brinde un lugar idó-
neo para que puedan aprender a partir de otras miradas, como
puede ser la del supervisor con un supervisado o con un grupo
de supervisados dentro del aula u otro espacio, lo que permite
reafirmen su conocimiento, esclarecimiento de dudas, enrique-
ciendo técnicas terapéuticas y obteniendo un mejor manejo teó-
rico en el caso clínico. Todo esto con la finalidad de comprender
y dilucidar aspectos transferenciales, contra transferenciales y re-
sistenciales que emergen en una relación terapéutica. Este trabajo
pretende mostrar la importancia de la supervisión como base fun-
damental para conformarse como psicoterapeutas clínicos.

Introducción

Resulta confuso para los estudiantes que apenas inician en la


práctica clínica, relacionar aspectos teóricos con la práctica clí-
nica, los alumnos, que en lo sucesivo se les llamará “supervisa-
dos” tienen discernimiento de los conceptos teóricos pero al
momento de relacionarlos con la práctica, dista de lo que en-
tiende y hacen del quehacer terapéutico, es decir, en muchos
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casos, no detectan e incluso tienen problema para trabajar la
transferencia y la contratransferencia, y en otros tantos casos las
resistencias aun detectadas no las trabajan de manera adecuada;
en este sentido, las problemáticas más comunes que se presen-
tan en una situación de supervisión por parte de los supervisa-
dos, son:

1. En el espacio terapéutico, el supervisado presenta dudas de


cómo trabajar la transferencia, se les dificulta ver qué papel les
está asignando el paciente, olvidando un poco su propio rol
como terapeuta.
2. El supervisado tiene problemas para detectar la contratrans-
ferencia en el espacio terapéutico, por ende, es un obstáculo
para trabajar con el paciente de manera acertada, esto les ge-
nera dudas respecto al papel que ellos están jugando en su
quehacer como terapeutas.
3. En lo que se refiere a las resistencias, el supervisado al no
detectarlas en tiempo y forma, entorpecerá la labor terapéutica.

Antes de definir los conceptos anteriores de los puntos ya seña-


lados, se menciona en que consiste la entrevista; es así que, en
el quehacer terapéutico se hace uso de la entrevista psicológica
como punto inicial de un proceso terapéutico, éste desde que
inicia se presenta invariablemente la transferencia, contratrans-
ferencia y las resistencias. Las entrevistas permiten ir formu-
lando la historia clínica de uno o varios individuos, donde
inicialmente se elabora una evaluación del estado mental, psi-
cológico y emocional; después de esta evaluación se realiza un
diagnóstico y finalmente un tratamiento terapéutico.
Es relevante conceptualizar la transferencia, contratransfe-
rencia y resistencia; en lo que se refiere a esta última, Greenson
(citado en Díaz, 1994); apuntala que la resistencia significa “opo-
sición, conjunto de fuerzas que obstruyen los procedimientos y
procesos del análisis, estorban la libre asociación, obstaculizan los

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intentos del paciente por recordar y lograr y asimilar insight, que
operan contra su yo razonable y su deseo de cambio” (p. 63).
La transferencia tiene que ver con “algo que se presta a
ser transferido a la persona del médico” Freud (1996, p. 1650),
en palabras coloquiales para una mejor comprensión del super-
visado, la transferencia significa los sentimientos que el pa-
ciente deposita en el terapeuta, transfiere sentimientos hacía él,
cuando en realidad esos sentimientos los está experimentando
con otra persona; en este sentido, Freud en 1996 dice:

Conforme a la naturaleza de las relaciones del paciente con el


médico, el modelo de esta inclusión habría de ser el correspon-
diente a la imagen del padre (según la feliz expresión de Jung).
Pero la transferencia no tiene que seguir obligadamente este
prototipo, y puede establecerse también conforme a la imagen
de la madre o del hermano (p. 1649).

Por el contrario, y con la idea de un mejor aprendizaje por parte


de los supervisados, se puede mencionar que la contratransfe-
rencia son todos aquellos sentimientos que el paciente le trans-
fiere al terapeuta y estos tienen que ver con la historia de vida
tanto pasada como presente del terapeuta. En palabras de Freud
“la contratransferencia que se instala en el médico por el influjo
que el paciente ejerce sobre su sentir inconsciente” (1910, p.
136). La contratransferencia como técnica innovadora en el psi-
coanálisis, fue un trabajo presentado como discurso inaugural
en el Segundo Congreso Internacional de Psicoanálisis, reali-
zado en la Ciudad de Núremberg en 1910.
La identificación de la transferencia, contratransferencia,
las resistencias, y la interpretación de estas, son parte de la téc-
nica analítica. Estos tres conceptos teóricos deben ser detecta-
dos y trabajados en el momento de su aparición.
El supervisado debe tener la claridad teórica y ponerla en
práctica, por lo tanto, se hace un recorrido teórico de algunos
aspectos de la entrevista psicológica, la transferencia y
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contratransferencia. Así mismo se responderá al planteamiento
¿a qué se refiere cuando se habla de supervisión clínica con en-
foque psicodinámico? Se hará uso de una viñeta clínica con el
propósito de que los supervisados obtengan una mejor com-
prensión teórica y práctica. En cuanto a las resistencias, como
parte de la labor de la supervisión, se puntualizan como fuerzas
que se oponen a cualquier tratamiento, de manera que se in-
tenta dar un panorama para poder detectar de dónde se origi-
nan, cómo reconocerlas y poder abordarlas en el quehacer tera-
péutico.

Psicología clínica y supervisión; un enfoque psicodinámico

Whitehouse (2017), plantea que la psicología clínica es una


rama de la psicología y los individuos que la practican intentan
comprender, prevenir y aliviar las tensiones o trastornos psico-
lógicos. Los psicólogos clínicos trabajan bajo bases científicas,
teorías específicas y conocimiento clínico con el objetivo de pro-
mover el bienestar emocional del individuo. Este autor men-
ciona la existencia de cuatro enfoques básicos para aplicar la
psicología clínica: humanísticos, conductual cognitivo, familiar
y psicodinámico.
Los profesionales de la rama psicológica hacen uso de una
serie de herramientas científicas, así como teorías propias de la
psicología, así mismo del conocimiento clínico práctico para lo-
grar y fomentar el bienestar psicológico como parte de la salud
emocional. Uno de los enfoques de la psicología clínica es el
psicodinámico, el cual surge del psicoanálisis.
En este sentido, se puede plantear lo siguiente: ¿a qué se
refiere cuando se habla de supervisión clínica con enfoque psi-
codinámico?
Al respecto Whitehouse (2017) dice:

131
Las variaciones del psicoanálisis practicado hoy en día, la psi-
cología del yo, la psicología del ego y la teoría de las relaciones
objétales, son todas llamadas psicología psicodinámica. Cada
aspecto de los enfoques psicodinámicos se centra en el efecto del
desarrollo de la primera infancia en las actuales condiciones
psicológicas, mecanismos de transferencia y defensa, y el papel
del inconsciente en los actuales estados psicológicos (p. 1)

Lobato (2007), menciona que el concepto de supervisión se de-


riva del latín super (sobre) y videre (ver), lo que significa mirar
desde arriba, mirar desde lo alto; es así que super-visar tiene que
ver con el acto de observar algo con una visión global y a una
cierta distancia. Por otro lado, Moliner (citada en Lobato,
2007), dice que supervisar significa “ejercer la vigilancia o ins-
pección general o superior de una cosa” (p. 30). Estrada (2016),
refiere que el individuo que tiene la función de supervisar debe
poseer una visión superior al supervisado que contribuya a me-
jorar el desempeño de éste y sobre todo con miras a lograr re-
sultados en beneficio del caso clínico en supervisión.
Normalmente los encargados de la enseñanza psicoanalí-
tica, no cuentan con una formación oficial como “superviso-
res”, sin embargo, generalmente la persona que cumple la fun-
ción de supervisar en el campo psicológico debe cumplir “una
formación como psicoterapeuta o analista, que cuente con la
experiencia clínica en la práctica con sus pacientes en el campo
psicoanalítico y cuente con un tiempo considerable dedicado a
su propio análisis” (Saucedo y Álvarez 2018, p. 4).
Por otro lado, el supervisor debe poseer ciertas cualida-
des, en primera instancia, como lo señala Saucedo y Álvarez
(2013, p. 1), son:

En primer lugar, el supervisor debe tener ciertas características


personales, a) ser ético, b) respetar el encuadre psicoanalítico, c)
capacidad de escucha, d) respeto por los alumnos en formación,
e) deseo de enseñar y supervisar profesionalmente. En segundo

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lugar, en cuanto a la formación académica profesional, a) estu-
dios en el área clínica psicoanalítica tanto a nivel profesional
como de especialidad, b) realizar un análisis personal, c) contar
con supervisión de casos. En tercer lugar, respecto a las capaci-
dades didácticas deben tener, a) capacidad de escucha, b) ser
abiertos a las discusiones teóricas, c) tener la capacidad de orga-
nizar seminarios en función de las necesidades de formación de
los estudiantes.

La supervisión es una práctica fundamental y básica en el queha-


cer terapéutico, donde dicho quehacer terapéutico implica una
actividad teórico-práctica, es decir, relacionar los conceptos teó-
ricos con la práctica de un caso clínico (terapia en la modalidad
individual: niño, adolescente, adulto; terapia de pareja y fami-
liar), en la que debe usar la técnica de asociación libre, confron-
tación y aclaración, donde además se presentan mecanismos de
defensa, la transferencia y contratransferencia, como herra-
mientas que se deben de supervisar con los supervisados.
El supervisado debe presentarse a la supervisión con dis-
posición de escucha, presentarse con notas escritas de todo lo
que ocurre en el contexto terapéutico en el que está trabajando.
Se puede sintetizar de manera metafórica el trabajo terapéutico,
a razón del quehacer del supervisor y supervisado de la siguiente
forma:
Una mesa debe poseer cuatro patas, éstas son la columna
vertebral que hace que tenga un óptimo funcionamiento. En
cambio, sí posee tres, se supondrá que funcionará un setenta y
cinco por ciento; si tiene solo dos, es muy posible que la mesa
estará tambaleando, conllevando fallas de sostenimiento fun-
cional.
Es así, que los individuos que se sustentan como psicote-
rapeutas, para que se dé el logro de resultados óptimos en su
quehacer terapéutico en un contexto clínico, se requiere de
cuatro elementos fundamentales que debe poseer el supervi-
sado: 1) como terapeuta (individuo que presta sus servicios

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profesionales en la rama de la psicología clínica); 2) la existencia
de un paciente (caso clínico), el cual pide servicios profesionales
derivado de un conflicto psicológico y/o emocional; 3) tera-
peuta como paciente (análisis personal, el cual consiste en asistir
a terapia con otro profesional de la psicología); al respecto
Tomas (s/f, p.1) plantea la “necesidad del propio análisis como
condición para ejercer la labor analítica”. 4) Supervisión de
casos. Este punto consiste que el supervisado exponga su caso
clínico ante el supervisor.
En lo que respecta a la supervisión de casos, se pude dar
en dos modalidades: la primera que consiste que entre colegas
profesionales de la psicología clínica supervisen sus casos clíni-
cos como retroalimentación, aprendizaje y al darse un impasse
(el terapeuta se da cuenta que no está avanzando en la resolu-
ción del conflicto de su caso clínico); la segunda, es la supervi-
sión brindada a los estudiantes de la licenciatura en psicología.

La transferencia y contratransferencia como elementos


presentes a supervisar

Al realizar la práctica clínica como psicoterapeutas, la experien-


cia ha dictado que sea cual sea el enfoque teórico abordado (psi-
codinámico, cognitivo conductual, humanista) para llevar a
cabo una intervención terapéutica, se da la diada –terapeuta–
paciente-; en la que el terapeuta siente diferentes emociones
con el discurso del paciente por todas las experiencias vividas a
través del tiempo; así mismo, el paciente al estar frente al tera-
peuta también siente diferentes emociones que tienen que ver
con su historia de vida. En el campo del psicoanálisis “la trans-
ferencia surge necesariamente en toda cura psicoanalítica”
(Freud, 1996, p. 1648).
Respecto al tema de contratransferencia, Freud en 1910
(citado en Tumas, s/f, p.1) la define como “un obstáculo, la
ubica en el contexto del futuro del análisis, es decir que la

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comprensión de la contratransferencia aportaría un gran pro-
greso para la técnica analítica”. Siguiendo en la misma direc-
ción, Freud en 1910 (citado en Coderch, 1987), estableció por
primera vez la contratransferencia, considerando que ésta se
presenta “en el terapeuta como resultado de la influencia del
paciente sobre sus sentimientos inconscientes y advirtió acerca
de la necesidad de que el analista reconociera y superara esos
sentimientos” (p, 117).
Al surgimiento de la contratransferencia, era vista como
un obstáculo en el proceso analítico, ya que el terapeuta su
única función era resolver los conflictos emocionales del pa-
ciente y no sentir sus propios conflictos dentro del contexto
terapéutico. Sin embargo, hoy en día la contratransferencia es
vista como uno de los recursos principales con los que cuenta
el terapeuta para poder escuchar y comprender al paciente
(Coderch, 1987).
La transferencia y contratransferencia son dos componen-
tes que indudablemente están presentes en toda relación inter-
personal. Se puede decir en términos simples que la transferen-
cia significa transferir, es decir, el paciente enlaza un senti-
miento con el terapeuta cuando ese sentimiento es lo que siente
por otra persona; entonces la transferencia son las vivencias
muy tempranas que se trasladan al terapeuta en el aquí y en el
ahora. Las vivencias tempranas son los afectos que al inicio eran
transferidas a los papás y hermanos y ahora estarán transferidas
al terapeuta; al respecto dice Corderch (1995), es “aquello que
se transfiere al analista, pese a que debemos recordar que tam-
bién son objeto de transferencia otras personas en el curso de
la vida cotidiana son las mismas pulsiones y sentimientos que
el paciente había dirigido a sus objetos en la primera infancia”
(p. 89).
Mientras tanto, la contratransferencia es la respuesta
emocional del analista a los estímulos que provienen del pa-
ciente; es decir, es el resultado de la influencia del analizado

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sobre los sentimientos inconscientes del analista. La contra-
transferencia tiene dos componentes, por un lado, la historia
del terapeuta y por otro lado la historia del paciente, el tera-
peuta debe hacer conscientes ambas historias para quedarse con
la suya y devolver al paciente la suya a través de la interpreta-
ción; ya que la interpretación transferencial está íntimamente
conectada con la contratransferencia (Rocker, 19960, p. 96).
Con el propósito de esclarecer cómo se presenta la con-
tratransferencia en el contexto terapéutico y sea identificada y
trabajada por los supervisados, a continuación, se ilustra ésta
con una viñeta clínica, la cual surge de la primera entrevista:

Viñeta clínica

De acuerdo con el trabajo terapéutico realizado en el Centro de


Intervención y Servicios Psicológicos perteneciente a la Univer-
sidad Autónoma de Zacatecas, en el cual se proporcionan servi-
cios psicológicos a la población en general.
Es así como se contacta vía telefónica una señora para pe-
dir apoyo psicológico para su menor hijo de 5 años, se les da la
cita a ambos padres con el propósito de trabajar el motivo de
consulta por cual desean llevar a su hijo a terapia.
Estos puntos tienen que ver con el trabajo que realizo una
docente de la Unidad Académica de Psicología, terapeuta del
Centro de Intervención de Servicios Psicológicos perteneciente
a la misma unidad. Misma docente que funge como supervisora
de alumnos de octavo semestre de la Licenciatura en Psicología
área clínica, los cuales están en proceso de servicio social, viñeta
que se expone para una mejor comprensión de los supervisados.

Entrevista: Datos de identificación: El señor HR de 35


años, señora AN de 34 años de edad, hijo OS de 5 años
de edad e hijo (a los 14 años de edad falleció, un mes
anterior a la fecha de la primera entrevista).

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Ambos padres se presentan el día y hora señalada…. A
continuación, buenas tardes, adelante, tomen asiento…. en que
los puedo ayudar…. (Psicoterapeuta). Enseguida, la señora AN
dice que tanto ella como su esposo ya están en un proceso tera-
péutico y que ahora acuden para que su hijo OS sea atendido
ya que presenció la muerte de su hijo mayor…….(silencio), a de-
cir de la señora AN “mi hijo se suicidio, bueno fue un suicidio
por accidente, eso nos dijeron las autoridades; mi hijo tenía 14
años y lo que paso fue el día 14 de febrero, nos preocupa que
nuestro hijo OS no pueda superar la muerte de su hermano y
en lo futuro le resulte traumas por cómo murió su hermano”,
(…mientras tanto el señor HR permanece en silencio...); conti-
nua hablando la señora AN, “mi hijo mayor y mi hijo OS se
encontraban jugando a taparse la cabeza con una bolsa de plás-
tico y sujetarla alrededor de su cuello con los hilos de las corti-
nas, mi hijo OS dice que estuvieron jugando de la misma ma-
nera por un rato, de pronto se da cuenta que su hermano mayor
no se movía, que algo estaba sucediendo, no sabía qué hacer,
hasta que fue por unas tijeras, una silla para alcanzar y corta el
hilo de donde estaba colgando su hermano” …(silencio)… quien
les informa de lo sucedido (terapeuta)… en ese momento el se-
ñor HR dice haber salido hacer unas compras, no tardo tanto,
al llegar a casa se da cuenta de lo sucedido y su hijo OS le platica
como paso todo. Manifiesta que después las autoridades revisa-
ron toda la casa, la computadora de su hijo mayor, y de acuerdo
con las declaraciones tanto de él como de la señora AN y su hijo
OS; las pruebas obtenidas dictaminaron que había sido un sui-
cido accidental. Señor HR “yo ese día lo había regañado porque
no había hecho la tarea, pero no fue una discusión fuerte, en
eso me salí de casa hacer unas compras y al llegar ya había pa-
sado todo”. Ambos padres, cada uno por su cuenta manifiestan
lo siguiente “esto que sucedió fue la voluntad de Dios, nadie es
responsable, las autoridades dijeron que encontraron en la
computadora de su hijo videos con gente encapuchada donde

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se apretaban el cuello con una soga, al parecer a su hijo le gus-
taba verlos y jugarlos. Ese día ambos hermanos jugaron, el
grande no logro desamarrarse ya que el cordón se había enre-
dado… Se termina el tiempo de la entrevista.
La terapeuta estuvo escuchando a los entrevistados sin in-
terrumpir su discurso, salvo en los silencios de los entrevistados,
esto con el objetivo de no limitar la asociación libre de los mis-
mos; solo señala el día y hora de la próxima sesión a trabajar
con el niño OS.
Finalmente… al terminar la entrevista y una vez que los
entrevistados salieron del consultorio…. la terapeuta presentó
una crisis de llanto, y se preguntaba una y otra vez que había
pasado por que se sentía con tanto dolor. Al respecto se argu-
mentan con los siguientes puntos.

Puntos que tienen que ver con los entrevistados:

a) Tranquilidad en discurso y emociones aplanadas de los


padres del menor ante la pérdida de su hijo mayor
b) Etapa de negación de los entrevistados por el suicidio de su
hijo “fue la voluntad de Dios”
c) Preocupados por las consecuencias emocionales de su menor
hijo

Puntos que tienen que ver con el entrevistador:

a) La terapeuta durante la entrevista conforme escuchaba a los


entrevistados sentía un profundo dolor, un nudo en la gar-
ganta y con deseos profundos de llorar
b) La terapeuta con dos hijos adolescentes (uno de 12 años y
otro de 15 años), pensando que mientras ella estaba aten-
diendo este caso que estarían haciendo sus hijos en casa, ¿acaso
viendo la computadora con videos que pudieran perturbarlos
y así lastimarse?, o al estar solos sin la supervisión de un adulto
les pudiera pasar algo malo

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c) Culpa por dejar solos a sus hijos en casa
d) Finalmente se menciona que la terapeuta acude a su propio
análisis con orientación psicoanalítica una sesión por semana.
Esto es primordial para un adecuado trabajo terapéutico, es de-
cir, una vez que se inicia con la labor terapéutica, es aconsejable
que “inicie su actividad con un autoanálisis y lo profundice de
manera ininterrumpida a medida que hace sus experiencias en
los enfermos. Quien no consiga nada con ese autoanálisis
puede considerar que carece de la aptitud para analizar enfer-
mos” (Freud, p. 136, 1910)

Descripción de esta entrevista: Los padres del menor, durante la


entrevista se muestran tranquilos, en ningún momento nin-
guno de los dos manifiesta su dolor con llanto; su discurso es
claro y coherente con su decir de acuerdo con los resultados
periciales y aunado a la “voluntad de Dios” sobre el suicidio.
Sin embargo, las emociones de ambos son aplanadas, puede de-
cirse que esto obedece a que ambos se encuentran en la primera
etapa del duelo que es la negación, la cual consiste en el rechazo
consciente o inconsciente de la situación dolorosa, como meca-
nismo de defensa cuya función es amortiguar el dolor que están
viviendo.
Es sabido que la conceptualización de la contratransferen-
cia en términos simples, es todo aquello que siente y le mueve
emocionalmente al terapeuta a través del discurso del paciente,
y que además tiene que ver con la propia historia de vida del
terapeuta tanto pasada como presente.
Money-Kyrle (citado en Mancera, 2011), dice que, por
medio de la comunicación, el terapeuta se identifica introyecti-
vamente con el paciente por medio de la comunicación, enten-
dida esta por su movimiento interno, para después proyectarla
al mundo externo, toda vez que se ha digerido y elaborado, lla-
mado esto como contratransferencia normal.
Según la viñeta clínica descrita anteriormente, se puede
mencionar que no se presentó una contratransferencia normal,

139
ya que ésta fue percibida por la terapeuta de forma abrumadora
y paralizadora por lo que le estaban transfiriendo los entrevista-
dos, que no logró en el momento de la entrevista identificarla y
trabajarla. Al respecto, Money-Kyrle (citado en Mancera, 2011)
señala que se paraliza el proceso, ya que el terapeuta se ha iden-
tificado con aspectos suyos que no entiende, en este sentido, “el
único camino para salir es que el terapeuta tenga la capacidad
de aceptar “de no saber”, permitiéndose el tiempo necesario
para ir discriminando los aspectos que el paciente está introyec-
tando”; es decir, cuando el terapeuta se identifica con aspectos
del paciente, tiene que darse cuenta que no son suyos, aun a
pesar de su propia historia de vida. Ya que de lo contrario el
terapeuta va a actuar lo no actuado por el paciente. En la viñeta
clínica, resulta importante mencionar estos dos puntos:

1) Una vez que la terapeuta se identificó introyectivamente con


aspectos de los entrevistados, era imprescindible hacer una di-
ferenciación consciente de lo que le están trasfiriendo y darse
cuenta que ese introyecto no es de ella que no le pertenece
2) Una vez que ha identificado y se ha hecho consciente la con-
tratransferencia, se debe señalar puntualmente a los entrevista-
dos por ejemplo “me llama la atención que se muestren resig-
nados ante la pérdida de su hijo, y acepten que es la voluntad
de Dios”

Una vez expuesta la viñeta clínica, y dado que esta surge de una
primera entrevista, ésta como punto clave al momento de su-
pervisar a los estudiantes en la licenciatura en psicología.

La entrevista

Normalmente, hablando de entrevistas en el ámbito psicológico


clínico, esta es relevante, así lo menciona Vallejo (citado por
Díaz, 1994), ya que la entrevista debe ir siempre dirigida
establecer un buen rapport, debe darse una relación cordial,

140
afectuosa, de confianza, de aprecio y respeto mutuo entre el en-
trevistador y entrevistado, con la intención de provocar en el
entrevistado estado de ánimo adecuado para que se sujete a las
indicaciones del entrevistador.
La entrevista tiene que ver con el mirar entre dos perso-
nas: el entrevistador y el entrevistado. La entrevista psicológica
como técnica trata de obtener la mayor información del com-
portamiento de una persona durante la entrevista mediante la
observación, la vivencia y la escucha.

La entrevista psicológica es una relación de índole particular


que se establece entre dos o más personas. Lo específico o par-
ticular de esta relación reside en que uno de los integrantes de
esta, es un técnico de la psicología que debe de actuar en ese
rol, y el otro o los otros, necesitan de su intervención técnica
(Bleger, p. 45)

Por otro lado, Sullivan (citado en Díaz, 1994), habla de otro


tipo de entrevista, sin que en ésta se pierda la interrelación entre
una o más personas, este autor define la entrevista psiquiátrica
de la siguiente manera:

Es principalmente, una situación de comunicación vocal, en


un grupo de dos, más o menos voluntariamente integrado, sobre
una base progresivamente desarrollada de experto-cliente, con
el propósito de elucidar pautas características de vivir del sujeto
entrevistado, el paciente o el cliente y qué pautas o normas
experimentan como particularmente productoras de dificulta-
des o especialmente valiosas, y en la revelación de la cuales
espera obtener algún beneficio.

En el ámbito de la psicología, la entrevista es un instrumento


muy utilizado, la cual puede ser de dos tipos fundamentales,
abierta y cerrada. En la entrevista cerrada, las preguntas ya están
previstas, en orden e incluso la forma de plantearla, por lo que

141
el entrevistador no puede alterar ninguna de estas disposicio-
nes. En la entrevista abierta, el entrevistador tiene amplia liber-
tad para las preguntas o para las intervenciones, en ésta existe
toda la flexibilidad necesaria en cada caso particular (Bleger,
1985).
Por otra parte, Segal y Hersen (citado en Perpiña, 2012)
mencionan la existencia de tres tipos de entrevista, 1) no estruc-
turada, este tipo de entrevista sólo se lleva a cabo en función de
algunas líneas en general; el proceso de interacción es el que
determinara el orden de preguntas y de qué tipo, en tanto que
permite tratar a cada entrevistado de forma idiosincrásica. 2)
Estructurada, las preguntas están previamente establecidas, ade-
más en el orden de cómo plantearlas y las posibilidades de res-
puestas del entrevistador están acotados y restringidos, existe
orden de dirección de la entrevista a través de sus secciones y la
combinación de ciertos criterios, permitiendo la interpretación
de las respuestas del entrevistado. 3) semiestructurada, las pre-
guntas están estructuradas por áreas concretas, lo que hace que
el entrevistador formule las preguntas que le parezcan oportu-
nas, siguiendo algún tipo de orientación algo detallada.
A continuación, se plantean los puntos a trabajar en la
primera entrevista o entrevista inicial. Posteriormente se plasma
el formato para la elaboración de la historia clínica, la cual se
conforma a través de varias entrevistas. De esta manera se guía,
supervisa y se les proporciona a los estudiantes de la licenciatura
en psicología clínica de la Universidad Autónoma de Zacatecas,
las herramientas necesarias respecto a cómo debe conducir la
primera entrevista.

Entrevista inicial o primera entrevista

Puntos por trabajar en la primera entrevista:


Antes de mencionar los puntos de la entrevista; se hace la si-
guiente observación, en lo sucesivo se puede mencionar

142
indistintamente entrevistador o psicoterapeuta; entrevistado o
paciente.

1) Saludo neutral y cordial (buenos días, buenas tardes, buenas


noches)
2) Señalar al entrevistado que pase (contexto terapéutico-espa-
cio físico)
3) Señalar al paciente que tomen asiento (se le da la opción
que elija el asiento que mejor le acomode; esto depende de
cada entrevistador, ya que algunos elijen esta opción o bien
designan el asiento al entrevistado)
4) Indagar el motivo de consulta (estilo personal de cada entre-
vistador… ¿en qué le puedo ayudar?, ¿a sus órdenes?, ¿dígame
porque está aquí?) manifiesto-consciente; en el transcurso de la
o las entrevistas el motivo latente-inconsciente; para esto es ne-
cesario investigar los síntomas del paciente (síntomas es todo
aquello que en el individuo manifiesta sentir). Los síntomas se
deben de relacionar con los signos manifiestos en el paciente.
El síntoma es subjetivo, no se puede medir, pero si se puede
describir. El signo es objetivo en tanto que es observable, tan-
gible y medible
5) Plantearle al paciente la siguiente pregunta ¿Qué espera ob-
tener o lograr al asistir a terapia?, por consiguiente, toca al en-
trevistador indagar que es lo que realmente necesita según su
solicitud de atención psicológica
6) Llenar ficha de identificación (obtener los datos personales
del paciente que lo identifiquen con claridad). El entrevistador
o psicoterapeuta puede iniciar la entrevista con la ficha de iden-
tificación, o bien, al final de esta.
7) No necesariamente en la primera entrevista se debe fijar un
encuadre o contrato terapéutico con todos los puntos que este
conlleva. Sin embargo, según sea el caso, establecer un escua-
dre o pre-encuadre (cuanto se va a cobrar, tiempo de duración,
día y hora de la sesión).
El encuadre o contrato terapéutico tiene la finalidad de definir
concretamente las bases del trabajo terapéutico, de modo que
ambas partes (terapeuta-paciente) tengan una idea clara de los

143
objetivos, las expectativas y las dificultades a los que se compro-
mete en el tratamiento.
8) Finalmente, se considera que en toda entrevista el entrevis-
tador (supervisado) debe de aplicar la regla de oro que consiste
en tres aspectos: a) Escuchar, conlleva estar atento al discurso
oral, que es lo que el paciente está comunicando de su proble-
mática; b) Callar, implica que el supervisado, ahora psicólogo
en un contexto terapéutico, calle ante el discurso espontaneo
del paciente y no sea interrumpido para no interferir en la
asociación libre de éste, y por último, c) Observar, el lenguaje
hablado y corporal del paciente, sobre todo estar atento a la
sintomatología del mismo. Todo lo anterior permitirá contras-
tar la coherencia de lo que dice y siente, los síntomas tengan
relación con los signos, para finalmente estar en condiciones
en el transcurso de varias entrevistas proporcionar un diagnós-
tico más certero.

Se toman algunos puntos del formato de Menninger para


la elaboración de la historia clínica.

Cabe aclarar que todos los datos para la conformación de la


historia clínica, se van indagando a través de cada entrevista/se-
sión con el paciente, sin embargo, lo más importante es la es-
pontaneidad del paciente en su discurso.

Ficha de identificación
• Nombre
• Edad
• Sexo
• Escolaridad
• Ocupación
• Estado civil
• Nacionalidad
• Lugar de nacimiento
• Lugar de residencia
• Nivel socioeconómico

144
• Religión
• Referido por
• Fuente de información
• Grado de confiabilidad
• Sesiones por semana
• Fecha de inicio
• Nombre del entrevistador y/o psicoterapeuta

Descripción del o la paciente.


• Descripción física y emocional del entrevistado y/o pa-
ciente

Motivo de consulta
• Motivo de consulta manifiesto (consciente)
• Motivo de consulta latente (inconsciente)

Antecedentes del problema


• Descripción de la enfermedad a partir de los primeros cam-
bios que está presentando el entrevistado y/o paciente
• Forma en la que inició la sintomatología
• De qué manera se ha venido manifestando dicha sintomato-
logía

Antecedentes
• Familiares
• Personales

Pautas de ajuste a la vida adulta


• Familiares
• Escolares
• Laborales
• Sociales
• Sexuales
• Religiosos

145
Enfermedades psicológicas, psiquiátricas y médicas
• Descripción de las enfermedades psicológicas, psiquiátricas y
médicas, tanto del entrevistado o paciente, así como de cada
uno de sus familiares (padres, hermanos, abuelos paternos y
maternos, tíos y otros familiares cercanos)

Transferencia
El supervisado debe reseñar brevemente la transferencia de
acuerdo con el caso clínico en el que se encuentra trabajando.

Contratransferencia
El supervisado debe reseñar brevemente la contratransferencia
ya identificada y trabajada en el caso clínico.

Diagnóstico
• Psicodinámico (Este tipo de diagnóstico busca la compren-
sión de las fuerzas que actúan en la producción del trastorno
y las presiones ambientales e internas que expresan los sínto-
mas, los problemas de carácter y la perturbación de las rela-
ciones interpersonales)
• Clínico de acuerdo con el DSM-5 (Se deben manejar signos
y síntomas)

Pronóstico
• Está en función del motivo de consulta, de la conciencia de
enfermedad del entrevistado o paciente, y sobre todo del
diagnóstico

Enfoque psicoterapéutico clínico


• Psicodinámico

El valor de la supervisión

La supervisión es uno de los tres cimientos para conformarse


como psicoterapeuta en el campo del psicoanálisis y el recono-
cimiento de las resistencias son una de las funciones

146
fundamentales para abordarse en el proceso de supervisión, esta
vista también como un espacio, un lugar en el que el supervi-
sado tiene la posibilidad de aprender y demostrar sus conoci-
mientos teóricos, técnicos, su actitud frente al paciente, sin de-
jar como segundo término la personalidad como herramienta
de trabajo, misma que el sujeto debe reconocer bajo el análisis
propio. Para Freud (2005/1912), el inconsciente del terapeuta
es el receptor del inconsciente del otro, funge como instru-
mento de análisis para comprender la subjetividad del paciente.
Cuando el terapeuta lleva a cabo su propio análisis, los señala-
mientos e interpretaciones que se hacen con el paciente, son
más acertados y los puntos ciegos son menos evidentes; pilar
fundamental para conformarse como terapeuta en el campo del
psicoanálisis. La supervisión no se lleva de forma aislada, se re-
quieren de los otros tres cimientos, como el manejo de la teoría,
de la práctica y la experiencia personal, para forjarse como tera-
peuta.
La intersubjetividad entre el supervisado, supervisor e ins-
titución, hace posible la comprensión psíquica del paciente den-
tro del proceso terapéutico. Rochkovski (2016), reconoce a la
supervisión como uno de los tres ejes fundamentales para el
ejercer la psicoterapia psicoanalítica, lo que se transforma y sos-
tiene es el intercambio de ideas, de opiniones que fortifican la
técnica y aspectos teóricos. Es un espacio de apertura a la crítica
reconstructiva, al análisis y a la reflexión de la labor clínica.
La capacidad de escucha del supervisor es fundamental
para el desarrollo de las habilidades del supervisado. Es un
espacio de interjuego de vínculos transferenciales y contratrans-
ferenciales, con el propósito de encontrar significados al con-
flicto del caso presentado en supervisión. Es un lugar donde el
supervisado se permite mostrar sus debilidades, errores, destre-
zas con la intención de ser escuchado, respaldado y hasta cierto
punto protegido por otro. El supervisado consigue teorizar,

147
observar y reelaborar las intervenciones ya efectuadas en su
paciente.
Según Ferrari (2002), al supervisor se le deposita un su-
puesto saber, se le ubica como un alguien que orienta, escucha
y señala, su experiencia hace la diferencia ante la relación con
el supervisado, esto implica una cuestión trasferencial, de de-
manda, y esta requiere ser atendida o gratificada. Resultando
una situación que puede ser idealizada por el supervisado, o
vista como una deficiencia en la supervisión. Analizar las situa-
ciones transferenciales y contratransferenciales dentro del
campo y proceso de la supervisión es fundamental para no caer
en actuaciones que puede perjudicar el vínculo que se establece
entre los participantes.
Desde hace ya varios años en la Unidad Académica de
Psicología, se han creado espacios en los Centros de Interven-
ción y Servicios Psicológicos (CISP), incluso otras instituciones
de salud, en la que los alumnos atienden a pacientes producto
de su servicio social o prácticas profesionales. En los CISP y au-
las son espacios de supervisión clínica, la dinámica consiste en
que una o dos veces por semana, con duración de aproximada-
mente dos horas, el alumno presenta su caso clínico y entre el
supervisor y los compañeros del grupo, van realizando observa-
ciones al supervisado.
Sánchez (2007), considera que la supervisión se compone
de tres elementos indispensables; el supervisor, el terapeuta y la
institución; cada uno tiene diversas formas de abordar el caso,
difiere la perspectiva, el ángulo, el modelo, el vínculo que se da
entre el paciente y el terapeuta; la relación afectiva con el super-
visor y el terapeuta, la formalidad entre el supervisor y la insti-
tución, y otras más formas de triangulación pueden degradar,
obstaculizar o avanzar en la intención de la supervisión.
El propósito es integrar y equilibrar los aspectos teóricos,
técnicos y clínicos, conscientes e inconscientes, por los que atra-
viesa el supervisado en relación con el caso clínico que presenta,

148
así como tratar de sugerir dentro del aprendizaje, las interven-
ciones en el tiempo idóneo para realizarlas con el paciente, se-
ñalar aspectos ciegos y contratransferenciales que no esté iden-
tificando por sí mismo.
El autor plantea que la supervisión se hace para ayudar al
estudiante a que desarrolle su potencialidad como terapeuta y
como herramienta del proceso terapéutico, realizar observacio-
nes teóricas y técnicas para que el supervisado aprenda y lo apli-
que, así como mostrarle actitudes que pudieran estar relaciona-
dos directamente con su paciente.
Las dificultades más comunes que presentan los supervi-
sados para el autor, usualmente son la falta de comprensión de
los componentes metapsicológicos observados en el caso clí-
nico, lo cual merma para el entendimiento de la patología del
paciente, la falta de dominio del método y su técnica, así como
oscilaciones que imperan en el supervisado en relación con el
paciente sobre aspectos contratransferenciales. De tal forma
que, en las sesiones de supervisión en este caso, dentro de la
institución, se da la oportunidad de observar los señalamientos
que realiza el alumno (entrevistador) con el paciente, los distur-
bios psíquicos que se generan en base a dicha relación, así como
procurar fortalecer la alianza terapéutica.
Uno de los elementos fundamentales que se trabaja en la
supervisión es desarrollar la capacidad de escucha y la atención
flotante, aflorando procesos asociativos para la comprensión del
paciente, inculcando ser “receptivo, sintético y perceptivo”. El
supervisado se cultiva en ejercer su capacidad sintético- integra-
tiva, realizando para sí mismo sus propias hipótesis metapsico-
lógicas sobre su caso presentado. Aprende a reconocer el nivel
de ansiedad y las resistencias que se manifiestan en el transcurso
de las sesiones terapéuticas y estima el nivel de empatía acce-
diendo a la comprensión psíquica del paciente.
Otro de los aspectos es que en las sesiones se intenta que
se logre reconocer el tiempo adecuado del timming para realizar

149
los señalamientos e interpretaciones, así como la sintonía y sen-
sibilidad para ejecutarlas, dando como resultado un afiancia-
miento en la alianza terapéutica. El supervisado (alumno)
aprende a reconocer los elementos transferenciales y contra-
transferenciales.
Cuando se hace referencia a los obstáculos o sesgos que
ocurren dentro del proceso terapéutico, en la supervisión, la pri-
mera tarea es que se reconozca si ocurre una resistencia, si hay
algo percibido como un obstáculo en el avance del proceso te-
rapéutico. Dentro de la supervisión se sugiere que se determine
si la resistencia es parte del modo defensivo del yo o es una re-
sistencia producida y derivada del inconsciente. Existen resis-
tencias sutiles, que se pueden detectar fácilmente, hay compli-
cadas, que pareciera que están disfrazadas y las ego sintónicas,
las cuales son parte del carácter del paciente.

Sobre las resistencias

Laplanche y Pontalis (2013), señalan que las resistencias se pre-


sentan en actos y palabras que se contraponen a la cura y el
acceso al inconsciente. Como primer momento, las resistencias
se oponen a ser conscientes, estas parten del funcionamiento
defensivo con el fin de evitar afectos dolorosos y que no se des-
cubran cuestiones vergonzosas. Este tipo de resistencias están
vinculadas directamente con la represión, los fenómenos trans-
ferenciales y las ganancias secundarias. Como un segundo mo-
mento también se pueden observar las resistencias del incons-
ciente; la compulsión a la repetición y la culpa del superyó.
Bleichmar (2011), considera que las fuerzas que operan
en el paciente y que se manifiestan en un tratamiento como
forma oponente a éste, no solo devienen del funcionamiento
defensivo del yo, con el propósito de que ciertos contenidos no
accedan a la conciencia, sino que existen elementos en el in-
consciente que operan dentro de sí y forman representaciones

150
de otras representaciones, es decir; dentro del inconsciente hay
movilizaciones en donde la fantasía y otros elementos, determi-
nan el nivel de angustia, el tipo de defensas que operan en el yo
y los síntomas que manifiesta el sujeto.
El autor considera que no es suficiente el hacer interpre-
taciones para que se produzca un avance en el tratamiento, tam-
bién dependerá de manera imperante la actitud del terapeuta,
la forma en cómo hace sus señalamientos, su técnica y el lugar
que ocupa para el paciente. El vínculo que se establece entre los
dos va más allá de la sola interpretación, hay que considerar el
tiempo adecuado, la forma en cómo se formula un señala-
miento y se le comunica al otro.
Cuando el sujeto se enfrenta con un gran monto de an-
gustia, inmediatamente comienzan a operar procesos defensivos
con la intención de nivelarla o disminuirla. Bleichmar al igual
que otros autores las dividen en dos grupos; la primera son los
mecanismos de defensa que se activan cuando las representacio-
nes se tornan displacenteras, estos intentan ocultar a la cons-
ciencia ciertos contenidos para que no se desborde la angustia.
La segunda son los procesos defensivos, los cuales funcionan en
la transformación de representaciones desde el inconsciente; las
divide en:
• Asunción defensiva de identidades inconscientes; es decir, el
carácter y la personalidad del sujeto funcionan como una
gran defensa para disminuir la angustia, ya sean actitudes de
dependencia, sentimientos de debilidad, sentimientos hosti-
les, persecutorios y demás.
• La defensa simbiótica inconsciente: Permea una necesidad
por conservar al otro con el fin de sentirse seguro, protegido,
vigorizado o encontrarle un sentido a su existencia. Se ad-
hiere al otro simbióticamente, de una forma precaria, en el
cual requiere de su presencia física para cubrir las nece-
sidades básicas y sentirse tranquilo.

151
• Desactivación del deseo en el inconsciente: Desinterés por sí
mismo y por los otros, desconectando modos de interactuar.
Se pierde completamente el interés por alguna área de su vida
o de los que le rodean.
• Defensas aloplásticas y autoplásticas. Las primeras señalan
que el sujeto mantiene fuera de la conciencia estados afec-
tivos que le pueden producir angustia, se altera su mundo
externo para que se pueda adaptar a sus propias necesidades.
Por ejemplo, crear fobias o ataques de pánico para manten-
erse acompañado permanentemente. En este tipo de defensa
permea la identificación proyectiva y la manipulación del ob-
jeto. Las segundas, el sujeto transforma las representaciones
para eliminar o hacer desaparecer los estados afectivos que le
pueden estar causando angustia, crea realidades escindidas o
disociadas con el fin evitar o bloquear el conflicto.

Para Bleichmar (2011), no solo se deben observar los factores


transferenciales, sino tomar en cuenta qué hace el paciente
fuera de una sesión terapéutica, cómo es y cómo interactúa éste
en su contexto, porque pudiera parecer que, si solamente el te-
rapeuta se enfoca en señalar todos los aspectos transferenciales,
está dejando de lado los personajes que introduce en las sesio-
nes, son parte de su realidad psíquica, estos están vinculados
por sus vivencias del pasado y por sus deseos. El psiquismo in-
teractúa y se alimenta de situaciones vivenciales, no solamente
de una relación dentro de una sesión paciente - terapeuta. Se
tendría que estar al pendiente qué lugar ocupa el terapeuta
fuera de las sesiones.
En cuanto al superyó, visto como una resistencia desde el
inconsciente, Bleichmar (2011), sostiene que no solo es una es-
tructura que funciona para incitar angustia, también funciona
como defensa para evitarla. El superyó hace un intento de mer-
mar la angustia para evitar el sentimiento de persecución del
exterior; cuando el sujeto toma las riendas de imponer

152
internamente sus normas, sus reglas y de estar al pendiente de
cumplir con ellas, entonces la persecución externa no infligirá
castigo, porque éste ya cumplió con su mandato.
Todo lo que implique sentimientos de persecución e
inseguridad, el superyó buscará la forma de reforzarse. No se
puede desvincular la representación que tiene el sujeto ante la
realidad con los mandatos del superyó. Por lo que, en las sesio-
nes terapéuticas, se vuelve una resistencia casi indisoluble por
el deseo continuo de sentirse culpable y afligido.
Otra lectura de resistencia del superyó, es que el sujeto
puede idealizar esta estructura para sentir que él sí cumple con
las normas y que está por encima de los demás, como una satis-
facción narcisista, ferviente al cumplimiento de las reglas, pre-
ceptos y dogmas. Si hay satisfacción por el cumplimiento de la
norma, el sujeto no tendrá motivación por realizar cambio al-
guno en el tratamiento terapéutico. Intentar cambiar los valores
o sus modelos, sería como intentar romper o desarticular sus
objetos de amor, esto implicaría un gran monto de angustia,
por lo tanto, se torna complejo su disposición al cambio.

Detección de resistencias en supervisión

Para Greenson (2004), las resistencias no son solo las dificulta-


des que se van presentando en el desarrollo de un proceso tera-
péutico, sino que también indican parte de la personalidad
del paciente, su modo defensivo y sus relaciones objetales. Tal
como ya lo había mencionado Freud (2005/1914), las resisten-
cias no solo deben verse como un obstáculo, sino como una
herramienta para el trabajo terapéutico, es decir, que al analizar
las resistencias se está promoviendo el insight y permite que se
afiance la alianza terapéutica. Para Greenson existen fuerzas que
están a favor de un proceso terapéutico:

153
• El sufrimiento del paciente; su yo racional que le da cuenta
que no puede resolver sus conflictos por sí mismo.
• Elementos que buscan su descarga y que están a favor del ello
manifestándose en el contenido de su discurso.
• La alianza que se establece entre el paciente y el terapeuta
concede que se establezca un espacio de confianza y colabo-
ración.
• La transferencia positiva permite que el paciente vea al tera-
peuta como un sujeto experto que seguramente le ayudará a
sobrellevar y curar su aflicción.
• El deber ser y las obligaciones ligadas al superyó del paciente,
hacen que sea constante, puntual y que se aproxime al encua-
dre terapéutico.
• La motivación por conocerse a sí mismo, la curiosidad, la
competitividad y otros.

Al estar inmerso en un proceso terapéutico se puede tornar


complicado reconocer las resistencias, por estar en relación di-
recta con el paciente. La supervisión es un auxiliar para el reco-
nocimiento de estas, desde otra perspectiva se observa lo que
está ocurriendo entre el paciente y el terapeuta, y a través de las
aportaciones que le hacen los compañeros o colegas, facilita al
terapeuta una mejor comprensión de la aflicción de su paciente,
de la actitud del terapeuta y de los fenómenos que se suscitan
en el proceso terapéutico; es otra mirada y otra escucha que en-
riquece y discierne. Greenson (2004) discurre que las fuerzas en
el paciente que obstaculizan el tratamiento son:

• Los componentes defensivos; siendo éstos las primeras for-


mas de actuar resistencialmente, es decir que en su discurso
se observan mecanismos como la negación, la proyección, la
identificación proyectiva, la represión entre otros. Estos me-
canismos operan dentro del proceso terapéutico como pa-
trones para la manifestación de estas.

154
• Otra fuerza que puede imperar en el proceso es el temor,
duda y desconfianza por los cambios que puedan acaecer en
el paciente, aferrándose a su yo primitivo e infantil.
• El elemento masoquista aliado al superyó, en el intento por
aferrarse a sentirse responsable y culpable de hechos que le
afligen permanentemente.
• Por otro lado, se encuentra la transferencia hostil que en el
transcurso del tratamiento tarde o temprano se manifestará
en diversos niveles en el cual puede suceder que haya un afán
por devaluar constantemente el tratamiento o bien, incesan-
temente estar en competencia con el terapeuta.
• Parte de la transferencia negativa u hostil, se descubre la
transferencia erótica, la cual hace considerar terriblemente
incómodo al terapeuta, o bien se puede sentir seducido nub-
lando lo que el paciente no intenta abordar.
• Los arrastres sádicos y masoquistas que conllevan al paciente
a las actuaciones impulsivas como una forma de mermar su
conflictiva dan como resultado un repliegue en el proceso
terapéutico.
• Las ganancias secundarias como parte de la aflicción pato-
lógica no acceden a desprenderse de su neurosis. Estas fuer-
zas que se oponen al tratamiento pueden ser reconocidas efi-
cientemente en la supervisión.

Tanto las defensas del yo como las defensas del inconsciente se


presentan como resistencias en cualquier momento del proceso
terapéutico, por consiguiente, es necesario detectarlas, señalar-
las, aclararlas, confrontarlas e interpretarlas. No solo basta lo
que obtiene el terapeuta de su paciente, sino que una tercera
mirada desde otra perspectiva, desde un ángulo que no inter-
viene directamente en la relación terapeuta-paciente, un tanto
neutral, es la supervisión.
Para trabajar con las resistencias, Greenson (2004), pro-
pone revisar el caso en supervisión y averiguar qué es lo que

155
resiste, porqué se resiste y cómo manifiesta la resistencia. Se le
sugiere al supervisado que le muestre al paciente las defensas y
obstáculos que están presentándose en la relación terapéutica.
Para hacer el señalamiento de la resistencia, tiene que darse un
momento apropiado (timming), en el cual el paciente está sin-
cronizado a través de la empatía, de tal manera que está prepa-
rado para reconocer el señalamiento. En este punto el terapeuta
muestra al paciente todas las señales clínicas de las fuerzas de
resistencia que están transcurriendo en el proceso. Esta parte
sería la confrontación de la resistencia, si el señalamiento tiene
algún significado para el paciente, es que sí la está registrando,
por lo que el terapeuta tendrá la tarea de averiguar qué afectos
dolorosos está tratando de ocultar, lo cual, se le sugiere al super-
visado que aclare la resistencia, es decir, que se indague porqué
evade el paciente, de que intenta huir o evitar y cómo lo hace.
¿Qué situación dolorosa, representación o afecto displacentero
intenta el paciente evitar? En la aclaración se pretende averiguar
las motivaciones que conllevaron a presentar determinadas re-
sistencias, buscar los significados posibles para comprender la
fuerza opositora que manifiesta en el proceso terapéutico. Hasta
este momento, el terapeuta debe estar seguro de que el paciente
tiene bien definido el material que se le ha mostrado y seña-
lando. Al haber analizado todo lo anterior, ya está preparado
para incurrir en las interpretaciones, mostrar el contenido in-
consciente, sus causas, los significados y lo que provoca de la
manifestación de las resistencias, sin dejar a un lado de estar al
pendiente constantemente del ambiente transferencial que pu-
diera estar suscitando.

Conclusiones

Los designios de la supervisión consisten en guiar, orientar


y discurrir sobre los fenómenos transferenciales, contratransfe-
renciales y resistenciales que emergen durante el proceso

156
terapéutico. En la Unidad Académica de Psicología de la Uni-
versidad Autónoma de Zacatecas, se brindan espacios para su-
pervisar a los alumnos de licenciatura que están trabajando con
pacientes. Por lo cual, se les pide para la presentación de sus
casos clínicos, una historia clínica, con el objetivo de que la in-
formación esté organizada en cada uno de los rubros para lograr
reconocer elementos psicodinámicos que afloran en el discurso
del paciente. Se brinda al supervisado un espacio donde pueda
esclarecer aspectos transferenciales y comenzar a reconocer e
identificar sus reacciones contratransferenciales. Aclarando que
estos elementos, en algún momento del tratamiento, también
consiguen formar parte de las resistencias, de modo que el su-
pervisado accede a un mejor entendimiento de lo que acontece
en el proceso terapéutico.
La supervisión conlleva a establecer un balance para el su-
pervisado de sus conocimientos teóricos, técnicos y prácticos, se
desarrolla la constancia del pensamiento analítico, facilitando
la accesibilidad al inconsciente. En este espacio, el supervisado
(en este caso el alumno) se da cuenta de sus propios límites, de
sus faltas, de sus capacidades y de sus habilidades para atender
a personas que acuden a un tratamiento psicológico. Es una es-
fera donde se intenta encontrar los significados y las causas re-
sistenciales del discurso del sujeto que solicita ayuda, así como
identificar los elementos que emergen de la relación que hay
entre el terapeuta y al paciente.
Es un lugar para que se vayan registrando los avances te-
rapéuticos, los estancamientos y los obstáculos. Expuestas las
observaciones, indagaciones y reflexiones por parte del supervi-
sor y de los compañeros, el alumno tendrá mayor facilidad de
detectar los modos resistenciales, los podrá reconocer y mostrar
al paciente en forma de aclaración, confrontación e interpreta-
ción en un tiempo adecuado, con el propósito de promover el
insight, elaborar y tras elaborar los señalamientos realizados en
el proceso terapéutico. Se le muestra al supervisado en la sesión,

157
tanto el supervisor como sus compañeros, su actitud ante el pro-
ceso terapéutico y la importancia de reconocerse como su pro-
pio instrumento de trabajo.
Las limitaciones que se pueden presentar cuando se su-
pervisa en una institución es que no siempre se le da un segui-
miento continuo al supervisado (alumno); en la Unidad de
Psicología, el supervisor es asignado por la institución cuando
es en grupo, y cuando el alumno egresa o termina sus prácticas
o servicio social, comúnmente se interrumpe el proceso de su-
pervisión. No obstante, tienen las puertas abiertas para seguir
acudiendo a las actividades enfocadas a la supervisión.

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