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El diván negro
Colección: Saberes, métodos y prácticas
SUPERVISIÓN CLÍNICA
TEORÍA, TÉCNICA Y ÉTICA
ISBN: 978-607-99628-8-3
© El diván negro
© Ruth Vallejo Castro
© Irene Concepción Carrillo
el.divan.negro@gmail.com
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Introducción
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intentos del paciente por recordar y lograr y asimilar insight, que
operan contra su yo razonable y su deseo de cambio” (p. 63).
La transferencia tiene que ver con “algo que se presta a
ser transferido a la persona del médico” Freud (1996, p. 1650),
en palabras coloquiales para una mejor comprensión del super-
visado, la transferencia significa los sentimientos que el pa-
ciente deposita en el terapeuta, transfiere sentimientos hacía él,
cuando en realidad esos sentimientos los está experimentando
con otra persona; en este sentido, Freud en 1996 dice:
131
Las variaciones del psicoanálisis practicado hoy en día, la psi-
cología del yo, la psicología del ego y la teoría de las relaciones
objétales, son todas llamadas psicología psicodinámica. Cada
aspecto de los enfoques psicodinámicos se centra en el efecto del
desarrollo de la primera infancia en las actuales condiciones
psicológicas, mecanismos de transferencia y defensa, y el papel
del inconsciente en los actuales estados psicológicos (p. 1)
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lugar, en cuanto a la formación académica profesional, a) estu-
dios en el área clínica psicoanalítica tanto a nivel profesional
como de especialidad, b) realizar un análisis personal, c) contar
con supervisión de casos. En tercer lugar, respecto a las capaci-
dades didácticas deben tener, a) capacidad de escucha, b) ser
abiertos a las discusiones teóricas, c) tener la capacidad de orga-
nizar seminarios en función de las necesidades de formación de
los estudiantes.
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profesionales en la rama de la psicología clínica); 2) la existencia
de un paciente (caso clínico), el cual pide servicios profesionales
derivado de un conflicto psicológico y/o emocional; 3) tera-
peuta como paciente (análisis personal, el cual consiste en asistir
a terapia con otro profesional de la psicología); al respecto
Tomas (s/f, p.1) plantea la “necesidad del propio análisis como
condición para ejercer la labor analítica”. 4) Supervisión de
casos. Este punto consiste que el supervisado exponga su caso
clínico ante el supervisor.
En lo que respecta a la supervisión de casos, se pude dar
en dos modalidades: la primera que consiste que entre colegas
profesionales de la psicología clínica supervisen sus casos clíni-
cos como retroalimentación, aprendizaje y al darse un impasse
(el terapeuta se da cuenta que no está avanzando en la resolu-
ción del conflicto de su caso clínico); la segunda, es la supervi-
sión brindada a los estudiantes de la licenciatura en psicología.
134
comprensión de la contratransferencia aportaría un gran pro-
greso para la técnica analítica”. Siguiendo en la misma direc-
ción, Freud en 1910 (citado en Coderch, 1987), estableció por
primera vez la contratransferencia, considerando que ésta se
presenta “en el terapeuta como resultado de la influencia del
paciente sobre sus sentimientos inconscientes y advirtió acerca
de la necesidad de que el analista reconociera y superara esos
sentimientos” (p, 117).
Al surgimiento de la contratransferencia, era vista como
un obstáculo en el proceso analítico, ya que el terapeuta su
única función era resolver los conflictos emocionales del pa-
ciente y no sentir sus propios conflictos dentro del contexto
terapéutico. Sin embargo, hoy en día la contratransferencia es
vista como uno de los recursos principales con los que cuenta
el terapeuta para poder escuchar y comprender al paciente
(Coderch, 1987).
La transferencia y contratransferencia son dos componen-
tes que indudablemente están presentes en toda relación inter-
personal. Se puede decir en términos simples que la transferen-
cia significa transferir, es decir, el paciente enlaza un senti-
miento con el terapeuta cuando ese sentimiento es lo que siente
por otra persona; entonces la transferencia son las vivencias
muy tempranas que se trasladan al terapeuta en el aquí y en el
ahora. Las vivencias tempranas son los afectos que al inicio eran
transferidas a los papás y hermanos y ahora estarán transferidas
al terapeuta; al respecto dice Corderch (1995), es “aquello que
se transfiere al analista, pese a que debemos recordar que tam-
bién son objeto de transferencia otras personas en el curso de
la vida cotidiana son las mismas pulsiones y sentimientos que
el paciente había dirigido a sus objetos en la primera infancia”
(p. 89).
Mientras tanto, la contratransferencia es la respuesta
emocional del analista a los estímulos que provienen del pa-
ciente; es decir, es el resultado de la influencia del analizado
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sobre los sentimientos inconscientes del analista. La contra-
transferencia tiene dos componentes, por un lado, la historia
del terapeuta y por otro lado la historia del paciente, el tera-
peuta debe hacer conscientes ambas historias para quedarse con
la suya y devolver al paciente la suya a través de la interpreta-
ción; ya que la interpretación transferencial está íntimamente
conectada con la contratransferencia (Rocker, 19960, p. 96).
Con el propósito de esclarecer cómo se presenta la con-
tratransferencia en el contexto terapéutico y sea identificada y
trabajada por los supervisados, a continuación, se ilustra ésta
con una viñeta clínica, la cual surge de la primera entrevista:
Viñeta clínica
136
Ambos padres se presentan el día y hora señalada…. A
continuación, buenas tardes, adelante, tomen asiento…. en que
los puedo ayudar…. (Psicoterapeuta). Enseguida, la señora AN
dice que tanto ella como su esposo ya están en un proceso tera-
péutico y que ahora acuden para que su hijo OS sea atendido
ya que presenció la muerte de su hijo mayor…….(silencio), a de-
cir de la señora AN “mi hijo se suicidio, bueno fue un suicidio
por accidente, eso nos dijeron las autoridades; mi hijo tenía 14
años y lo que paso fue el día 14 de febrero, nos preocupa que
nuestro hijo OS no pueda superar la muerte de su hermano y
en lo futuro le resulte traumas por cómo murió su hermano”,
(…mientras tanto el señor HR permanece en silencio...); conti-
nua hablando la señora AN, “mi hijo mayor y mi hijo OS se
encontraban jugando a taparse la cabeza con una bolsa de plás-
tico y sujetarla alrededor de su cuello con los hilos de las corti-
nas, mi hijo OS dice que estuvieron jugando de la misma ma-
nera por un rato, de pronto se da cuenta que su hermano mayor
no se movía, que algo estaba sucediendo, no sabía qué hacer,
hasta que fue por unas tijeras, una silla para alcanzar y corta el
hilo de donde estaba colgando su hermano” …(silencio)… quien
les informa de lo sucedido (terapeuta)… en ese momento el se-
ñor HR dice haber salido hacer unas compras, no tardo tanto,
al llegar a casa se da cuenta de lo sucedido y su hijo OS le platica
como paso todo. Manifiesta que después las autoridades revisa-
ron toda la casa, la computadora de su hijo mayor, y de acuerdo
con las declaraciones tanto de él como de la señora AN y su hijo
OS; las pruebas obtenidas dictaminaron que había sido un sui-
cido accidental. Señor HR “yo ese día lo había regañado porque
no había hecho la tarea, pero no fue una discusión fuerte, en
eso me salí de casa hacer unas compras y al llegar ya había pa-
sado todo”. Ambos padres, cada uno por su cuenta manifiestan
lo siguiente “esto que sucedió fue la voluntad de Dios, nadie es
responsable, las autoridades dijeron que encontraron en la
computadora de su hijo videos con gente encapuchada donde
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se apretaban el cuello con una soga, al parecer a su hijo le gus-
taba verlos y jugarlos. Ese día ambos hermanos jugaron, el
grande no logro desamarrarse ya que el cordón se había enre-
dado… Se termina el tiempo de la entrevista.
La terapeuta estuvo escuchando a los entrevistados sin in-
terrumpir su discurso, salvo en los silencios de los entrevistados,
esto con el objetivo de no limitar la asociación libre de los mis-
mos; solo señala el día y hora de la próxima sesión a trabajar
con el niño OS.
Finalmente… al terminar la entrevista y una vez que los
entrevistados salieron del consultorio…. la terapeuta presentó
una crisis de llanto, y se preguntaba una y otra vez que había
pasado por que se sentía con tanto dolor. Al respecto se argu-
mentan con los siguientes puntos.
138
c) Culpa por dejar solos a sus hijos en casa
d) Finalmente se menciona que la terapeuta acude a su propio
análisis con orientación psicoanalítica una sesión por semana.
Esto es primordial para un adecuado trabajo terapéutico, es de-
cir, una vez que se inicia con la labor terapéutica, es aconsejable
que “inicie su actividad con un autoanálisis y lo profundice de
manera ininterrumpida a medida que hace sus experiencias en
los enfermos. Quien no consiga nada con ese autoanálisis
puede considerar que carece de la aptitud para analizar enfer-
mos” (Freud, p. 136, 1910)
139
ya que ésta fue percibida por la terapeuta de forma abrumadora
y paralizadora por lo que le estaban transfiriendo los entrevista-
dos, que no logró en el momento de la entrevista identificarla y
trabajarla. Al respecto, Money-Kyrle (citado en Mancera, 2011)
señala que se paraliza el proceso, ya que el terapeuta se ha iden-
tificado con aspectos suyos que no entiende, en este sentido, “el
único camino para salir es que el terapeuta tenga la capacidad
de aceptar “de no saber”, permitiéndose el tiempo necesario
para ir discriminando los aspectos que el paciente está introyec-
tando”; es decir, cuando el terapeuta se identifica con aspectos
del paciente, tiene que darse cuenta que no son suyos, aun a
pesar de su propia historia de vida. Ya que de lo contrario el
terapeuta va a actuar lo no actuado por el paciente. En la viñeta
clínica, resulta importante mencionar estos dos puntos:
Una vez expuesta la viñeta clínica, y dado que esta surge de una
primera entrevista, ésta como punto clave al momento de su-
pervisar a los estudiantes en la licenciatura en psicología.
La entrevista
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afectuosa, de confianza, de aprecio y respeto mutuo entre el en-
trevistador y entrevistado, con la intención de provocar en el
entrevistado estado de ánimo adecuado para que se sujete a las
indicaciones del entrevistador.
La entrevista tiene que ver con el mirar entre dos perso-
nas: el entrevistador y el entrevistado. La entrevista psicológica
como técnica trata de obtener la mayor información del com-
portamiento de una persona durante la entrevista mediante la
observación, la vivencia y la escucha.
141
el entrevistador no puede alterar ninguna de estas disposicio-
nes. En la entrevista abierta, el entrevistador tiene amplia liber-
tad para las preguntas o para las intervenciones, en ésta existe
toda la flexibilidad necesaria en cada caso particular (Bleger,
1985).
Por otra parte, Segal y Hersen (citado en Perpiña, 2012)
mencionan la existencia de tres tipos de entrevista, 1) no estruc-
turada, este tipo de entrevista sólo se lleva a cabo en función de
algunas líneas en general; el proceso de interacción es el que
determinara el orden de preguntas y de qué tipo, en tanto que
permite tratar a cada entrevistado de forma idiosincrásica. 2)
Estructurada, las preguntas están previamente establecidas, ade-
más en el orden de cómo plantearlas y las posibilidades de res-
puestas del entrevistador están acotados y restringidos, existe
orden de dirección de la entrevista a través de sus secciones y la
combinación de ciertos criterios, permitiendo la interpretación
de las respuestas del entrevistado. 3) semiestructurada, las pre-
guntas están estructuradas por áreas concretas, lo que hace que
el entrevistador formule las preguntas que le parezcan oportu-
nas, siguiendo algún tipo de orientación algo detallada.
A continuación, se plantean los puntos a trabajar en la
primera entrevista o entrevista inicial. Posteriormente se plasma
el formato para la elaboración de la historia clínica, la cual se
conforma a través de varias entrevistas. De esta manera se guía,
supervisa y se les proporciona a los estudiantes de la licenciatura
en psicología clínica de la Universidad Autónoma de Zacatecas,
las herramientas necesarias respecto a cómo debe conducir la
primera entrevista.
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indistintamente entrevistador o psicoterapeuta; entrevistado o
paciente.
143
objetivos, las expectativas y las dificultades a los que se compro-
mete en el tratamiento.
8) Finalmente, se considera que en toda entrevista el entrevis-
tador (supervisado) debe de aplicar la regla de oro que consiste
en tres aspectos: a) Escuchar, conlleva estar atento al discurso
oral, que es lo que el paciente está comunicando de su proble-
mática; b) Callar, implica que el supervisado, ahora psicólogo
en un contexto terapéutico, calle ante el discurso espontaneo
del paciente y no sea interrumpido para no interferir en la
asociación libre de éste, y por último, c) Observar, el lenguaje
hablado y corporal del paciente, sobre todo estar atento a la
sintomatología del mismo. Todo lo anterior permitirá contras-
tar la coherencia de lo que dice y siente, los síntomas tengan
relación con los signos, para finalmente estar en condiciones
en el transcurso de varias entrevistas proporcionar un diagnós-
tico más certero.
Ficha de identificación
• Nombre
• Edad
• Sexo
• Escolaridad
• Ocupación
• Estado civil
• Nacionalidad
• Lugar de nacimiento
• Lugar de residencia
• Nivel socioeconómico
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• Religión
• Referido por
• Fuente de información
• Grado de confiabilidad
• Sesiones por semana
• Fecha de inicio
• Nombre del entrevistador y/o psicoterapeuta
Motivo de consulta
• Motivo de consulta manifiesto (consciente)
• Motivo de consulta latente (inconsciente)
Antecedentes
• Familiares
• Personales
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Enfermedades psicológicas, psiquiátricas y médicas
• Descripción de las enfermedades psicológicas, psiquiátricas y
médicas, tanto del entrevistado o paciente, así como de cada
uno de sus familiares (padres, hermanos, abuelos paternos y
maternos, tíos y otros familiares cercanos)
Transferencia
El supervisado debe reseñar brevemente la transferencia de
acuerdo con el caso clínico en el que se encuentra trabajando.
Contratransferencia
El supervisado debe reseñar brevemente la contratransferencia
ya identificada y trabajada en el caso clínico.
Diagnóstico
• Psicodinámico (Este tipo de diagnóstico busca la compren-
sión de las fuerzas que actúan en la producción del trastorno
y las presiones ambientales e internas que expresan los sínto-
mas, los problemas de carácter y la perturbación de las rela-
ciones interpersonales)
• Clínico de acuerdo con el DSM-5 (Se deben manejar signos
y síntomas)
Pronóstico
• Está en función del motivo de consulta, de la conciencia de
enfermedad del entrevistado o paciente, y sobre todo del
diagnóstico
El valor de la supervisión
146
fundamentales para abordarse en el proceso de supervisión, esta
vista también como un espacio, un lugar en el que el supervi-
sado tiene la posibilidad de aprender y demostrar sus conoci-
mientos teóricos, técnicos, su actitud frente al paciente, sin de-
jar como segundo término la personalidad como herramienta
de trabajo, misma que el sujeto debe reconocer bajo el análisis
propio. Para Freud (2005/1912), el inconsciente del terapeuta
es el receptor del inconsciente del otro, funge como instru-
mento de análisis para comprender la subjetividad del paciente.
Cuando el terapeuta lleva a cabo su propio análisis, los señala-
mientos e interpretaciones que se hacen con el paciente, son
más acertados y los puntos ciegos son menos evidentes; pilar
fundamental para conformarse como terapeuta en el campo del
psicoanálisis. La supervisión no se lleva de forma aislada, se re-
quieren de los otros tres cimientos, como el manejo de la teoría,
de la práctica y la experiencia personal, para forjarse como tera-
peuta.
La intersubjetividad entre el supervisado, supervisor e ins-
titución, hace posible la comprensión psíquica del paciente den-
tro del proceso terapéutico. Rochkovski (2016), reconoce a la
supervisión como uno de los tres ejes fundamentales para el
ejercer la psicoterapia psicoanalítica, lo que se transforma y sos-
tiene es el intercambio de ideas, de opiniones que fortifican la
técnica y aspectos teóricos. Es un espacio de apertura a la crítica
reconstructiva, al análisis y a la reflexión de la labor clínica.
La capacidad de escucha del supervisor es fundamental
para el desarrollo de las habilidades del supervisado. Es un
espacio de interjuego de vínculos transferenciales y contratrans-
ferenciales, con el propósito de encontrar significados al con-
flicto del caso presentado en supervisión. Es un lugar donde el
supervisado se permite mostrar sus debilidades, errores, destre-
zas con la intención de ser escuchado, respaldado y hasta cierto
punto protegido por otro. El supervisado consigue teorizar,
147
observar y reelaborar las intervenciones ya efectuadas en su
paciente.
Según Ferrari (2002), al supervisor se le deposita un su-
puesto saber, se le ubica como un alguien que orienta, escucha
y señala, su experiencia hace la diferencia ante la relación con
el supervisado, esto implica una cuestión trasferencial, de de-
manda, y esta requiere ser atendida o gratificada. Resultando
una situación que puede ser idealizada por el supervisado, o
vista como una deficiencia en la supervisión. Analizar las situa-
ciones transferenciales y contratransferenciales dentro del
campo y proceso de la supervisión es fundamental para no caer
en actuaciones que puede perjudicar el vínculo que se establece
entre los participantes.
Desde hace ya varios años en la Unidad Académica de
Psicología, se han creado espacios en los Centros de Interven-
ción y Servicios Psicológicos (CISP), incluso otras instituciones
de salud, en la que los alumnos atienden a pacientes producto
de su servicio social o prácticas profesionales. En los CISP y au-
las son espacios de supervisión clínica, la dinámica consiste en
que una o dos veces por semana, con duración de aproximada-
mente dos horas, el alumno presenta su caso clínico y entre el
supervisor y los compañeros del grupo, van realizando observa-
ciones al supervisado.
Sánchez (2007), considera que la supervisión se compone
de tres elementos indispensables; el supervisor, el terapeuta y la
institución; cada uno tiene diversas formas de abordar el caso,
difiere la perspectiva, el ángulo, el modelo, el vínculo que se da
entre el paciente y el terapeuta; la relación afectiva con el super-
visor y el terapeuta, la formalidad entre el supervisor y la insti-
tución, y otras más formas de triangulación pueden degradar,
obstaculizar o avanzar en la intención de la supervisión.
El propósito es integrar y equilibrar los aspectos teóricos,
técnicos y clínicos, conscientes e inconscientes, por los que atra-
viesa el supervisado en relación con el caso clínico que presenta,
148
así como tratar de sugerir dentro del aprendizaje, las interven-
ciones en el tiempo idóneo para realizarlas con el paciente, se-
ñalar aspectos ciegos y contratransferenciales que no esté iden-
tificando por sí mismo.
El autor plantea que la supervisión se hace para ayudar al
estudiante a que desarrolle su potencialidad como terapeuta y
como herramienta del proceso terapéutico, realizar observacio-
nes teóricas y técnicas para que el supervisado aprenda y lo apli-
que, así como mostrarle actitudes que pudieran estar relaciona-
dos directamente con su paciente.
Las dificultades más comunes que presentan los supervi-
sados para el autor, usualmente son la falta de comprensión de
los componentes metapsicológicos observados en el caso clí-
nico, lo cual merma para el entendimiento de la patología del
paciente, la falta de dominio del método y su técnica, así como
oscilaciones que imperan en el supervisado en relación con el
paciente sobre aspectos contratransferenciales. De tal forma
que, en las sesiones de supervisión en este caso, dentro de la
institución, se da la oportunidad de observar los señalamientos
que realiza el alumno (entrevistador) con el paciente, los distur-
bios psíquicos que se generan en base a dicha relación, así como
procurar fortalecer la alianza terapéutica.
Uno de los elementos fundamentales que se trabaja en la
supervisión es desarrollar la capacidad de escucha y la atención
flotante, aflorando procesos asociativos para la comprensión del
paciente, inculcando ser “receptivo, sintético y perceptivo”. El
supervisado se cultiva en ejercer su capacidad sintético- integra-
tiva, realizando para sí mismo sus propias hipótesis metapsico-
lógicas sobre su caso presentado. Aprende a reconocer el nivel
de ansiedad y las resistencias que se manifiestan en el transcurso
de las sesiones terapéuticas y estima el nivel de empatía acce-
diendo a la comprensión psíquica del paciente.
Otro de los aspectos es que en las sesiones se intenta que
se logre reconocer el tiempo adecuado del timming para realizar
149
los señalamientos e interpretaciones, así como la sintonía y sen-
sibilidad para ejecutarlas, dando como resultado un afiancia-
miento en la alianza terapéutica. El supervisado (alumno)
aprende a reconocer los elementos transferenciales y contra-
transferenciales.
Cuando se hace referencia a los obstáculos o sesgos que
ocurren dentro del proceso terapéutico, en la supervisión, la pri-
mera tarea es que se reconozca si ocurre una resistencia, si hay
algo percibido como un obstáculo en el avance del proceso te-
rapéutico. Dentro de la supervisión se sugiere que se determine
si la resistencia es parte del modo defensivo del yo o es una re-
sistencia producida y derivada del inconsciente. Existen resis-
tencias sutiles, que se pueden detectar fácilmente, hay compli-
cadas, que pareciera que están disfrazadas y las ego sintónicas,
las cuales son parte del carácter del paciente.
150
de otras representaciones, es decir; dentro del inconsciente hay
movilizaciones en donde la fantasía y otros elementos, determi-
nan el nivel de angustia, el tipo de defensas que operan en el yo
y los síntomas que manifiesta el sujeto.
El autor considera que no es suficiente el hacer interpre-
taciones para que se produzca un avance en el tratamiento, tam-
bién dependerá de manera imperante la actitud del terapeuta,
la forma en cómo hace sus señalamientos, su técnica y el lugar
que ocupa para el paciente. El vínculo que se establece entre los
dos va más allá de la sola interpretación, hay que considerar el
tiempo adecuado, la forma en cómo se formula un señala-
miento y se le comunica al otro.
Cuando el sujeto se enfrenta con un gran monto de an-
gustia, inmediatamente comienzan a operar procesos defensivos
con la intención de nivelarla o disminuirla. Bleichmar al igual
que otros autores las dividen en dos grupos; la primera son los
mecanismos de defensa que se activan cuando las representacio-
nes se tornan displacenteras, estos intentan ocultar a la cons-
ciencia ciertos contenidos para que no se desborde la angustia.
La segunda son los procesos defensivos, los cuales funcionan en
la transformación de representaciones desde el inconsciente; las
divide en:
• Asunción defensiva de identidades inconscientes; es decir, el
carácter y la personalidad del sujeto funcionan como una
gran defensa para disminuir la angustia, ya sean actitudes de
dependencia, sentimientos de debilidad, sentimientos hosti-
les, persecutorios y demás.
• La defensa simbiótica inconsciente: Permea una necesidad
por conservar al otro con el fin de sentirse seguro, protegido,
vigorizado o encontrarle un sentido a su existencia. Se ad-
hiere al otro simbióticamente, de una forma precaria, en el
cual requiere de su presencia física para cubrir las nece-
sidades básicas y sentirse tranquilo.
151
• Desactivación del deseo en el inconsciente: Desinterés por sí
mismo y por los otros, desconectando modos de interactuar.
Se pierde completamente el interés por alguna área de su vida
o de los que le rodean.
• Defensas aloplásticas y autoplásticas. Las primeras señalan
que el sujeto mantiene fuera de la conciencia estados afec-
tivos que le pueden producir angustia, se altera su mundo
externo para que se pueda adaptar a sus propias necesidades.
Por ejemplo, crear fobias o ataques de pánico para manten-
erse acompañado permanentemente. En este tipo de defensa
permea la identificación proyectiva y la manipulación del ob-
jeto. Las segundas, el sujeto transforma las representaciones
para eliminar o hacer desaparecer los estados afectivos que le
pueden estar causando angustia, crea realidades escindidas o
disociadas con el fin evitar o bloquear el conflicto.
152
internamente sus normas, sus reglas y de estar al pendiente de
cumplir con ellas, entonces la persecución externa no infligirá
castigo, porque éste ya cumplió con su mandato.
Todo lo que implique sentimientos de persecución e
inseguridad, el superyó buscará la forma de reforzarse. No se
puede desvincular la representación que tiene el sujeto ante la
realidad con los mandatos del superyó. Por lo que, en las sesio-
nes terapéuticas, se vuelve una resistencia casi indisoluble por
el deseo continuo de sentirse culpable y afligido.
Otra lectura de resistencia del superyó, es que el sujeto
puede idealizar esta estructura para sentir que él sí cumple con
las normas y que está por encima de los demás, como una satis-
facción narcisista, ferviente al cumplimiento de las reglas, pre-
ceptos y dogmas. Si hay satisfacción por el cumplimiento de la
norma, el sujeto no tendrá motivación por realizar cambio al-
guno en el tratamiento terapéutico. Intentar cambiar los valores
o sus modelos, sería como intentar romper o desarticular sus
objetos de amor, esto implicaría un gran monto de angustia,
por lo tanto, se torna complejo su disposición al cambio.
153
• El sufrimiento del paciente; su yo racional que le da cuenta
que no puede resolver sus conflictos por sí mismo.
• Elementos que buscan su descarga y que están a favor del ello
manifestándose en el contenido de su discurso.
• La alianza que se establece entre el paciente y el terapeuta
concede que se establezca un espacio de confianza y colabo-
ración.
• La transferencia positiva permite que el paciente vea al tera-
peuta como un sujeto experto que seguramente le ayudará a
sobrellevar y curar su aflicción.
• El deber ser y las obligaciones ligadas al superyó del paciente,
hacen que sea constante, puntual y que se aproxime al encua-
dre terapéutico.
• La motivación por conocerse a sí mismo, la curiosidad, la
competitividad y otros.
154
• Otra fuerza que puede imperar en el proceso es el temor,
duda y desconfianza por los cambios que puedan acaecer en
el paciente, aferrándose a su yo primitivo e infantil.
• El elemento masoquista aliado al superyó, en el intento por
aferrarse a sentirse responsable y culpable de hechos que le
afligen permanentemente.
• Por otro lado, se encuentra la transferencia hostil que en el
transcurso del tratamiento tarde o temprano se manifestará
en diversos niveles en el cual puede suceder que haya un afán
por devaluar constantemente el tratamiento o bien, incesan-
temente estar en competencia con el terapeuta.
• Parte de la transferencia negativa u hostil, se descubre la
transferencia erótica, la cual hace considerar terriblemente
incómodo al terapeuta, o bien se puede sentir seducido nub-
lando lo que el paciente no intenta abordar.
• Los arrastres sádicos y masoquistas que conllevan al paciente
a las actuaciones impulsivas como una forma de mermar su
conflictiva dan como resultado un repliegue en el proceso
terapéutico.
• Las ganancias secundarias como parte de la aflicción pato-
lógica no acceden a desprenderse de su neurosis. Estas fuer-
zas que se oponen al tratamiento pueden ser reconocidas efi-
cientemente en la supervisión.
155
resiste, porqué se resiste y cómo manifiesta la resistencia. Se le
sugiere al supervisado que le muestre al paciente las defensas y
obstáculos que están presentándose en la relación terapéutica.
Para hacer el señalamiento de la resistencia, tiene que darse un
momento apropiado (timming), en el cual el paciente está sin-
cronizado a través de la empatía, de tal manera que está prepa-
rado para reconocer el señalamiento. En este punto el terapeuta
muestra al paciente todas las señales clínicas de las fuerzas de
resistencia que están transcurriendo en el proceso. Esta parte
sería la confrontación de la resistencia, si el señalamiento tiene
algún significado para el paciente, es que sí la está registrando,
por lo que el terapeuta tendrá la tarea de averiguar qué afectos
dolorosos está tratando de ocultar, lo cual, se le sugiere al super-
visado que aclare la resistencia, es decir, que se indague porqué
evade el paciente, de que intenta huir o evitar y cómo lo hace.
¿Qué situación dolorosa, representación o afecto displacentero
intenta el paciente evitar? En la aclaración se pretende averiguar
las motivaciones que conllevaron a presentar determinadas re-
sistencias, buscar los significados posibles para comprender la
fuerza opositora que manifiesta en el proceso terapéutico. Hasta
este momento, el terapeuta debe estar seguro de que el paciente
tiene bien definido el material que se le ha mostrado y seña-
lando. Al haber analizado todo lo anterior, ya está preparado
para incurrir en las interpretaciones, mostrar el contenido in-
consciente, sus causas, los significados y lo que provoca de la
manifestación de las resistencias, sin dejar a un lado de estar al
pendiente constantemente del ambiente transferencial que pu-
diera estar suscitando.
Conclusiones
156
terapéutico. En la Unidad Académica de Psicología de la Uni-
versidad Autónoma de Zacatecas, se brindan espacios para su-
pervisar a los alumnos de licenciatura que están trabajando con
pacientes. Por lo cual, se les pide para la presentación de sus
casos clínicos, una historia clínica, con el objetivo de que la in-
formación esté organizada en cada uno de los rubros para lograr
reconocer elementos psicodinámicos que afloran en el discurso
del paciente. Se brinda al supervisado un espacio donde pueda
esclarecer aspectos transferenciales y comenzar a reconocer e
identificar sus reacciones contratransferenciales. Aclarando que
estos elementos, en algún momento del tratamiento, también
consiguen formar parte de las resistencias, de modo que el su-
pervisado accede a un mejor entendimiento de lo que acontece
en el proceso terapéutico.
La supervisión conlleva a establecer un balance para el su-
pervisado de sus conocimientos teóricos, técnicos y prácticos, se
desarrolla la constancia del pensamiento analítico, facilitando
la accesibilidad al inconsciente. En este espacio, el supervisado
(en este caso el alumno) se da cuenta de sus propios límites, de
sus faltas, de sus capacidades y de sus habilidades para atender
a personas que acuden a un tratamiento psicológico. Es una es-
fera donde se intenta encontrar los significados y las causas re-
sistenciales del discurso del sujeto que solicita ayuda, así como
identificar los elementos que emergen de la relación que hay
entre el terapeuta y al paciente.
Es un lugar para que se vayan registrando los avances te-
rapéuticos, los estancamientos y los obstáculos. Expuestas las
observaciones, indagaciones y reflexiones por parte del supervi-
sor y de los compañeros, el alumno tendrá mayor facilidad de
detectar los modos resistenciales, los podrá reconocer y mostrar
al paciente en forma de aclaración, confrontación e interpreta-
ción en un tiempo adecuado, con el propósito de promover el
insight, elaborar y tras elaborar los señalamientos realizados en
el proceso terapéutico. Se le muestra al supervisado en la sesión,
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tanto el supervisor como sus compañeros, su actitud ante el pro-
ceso terapéutico y la importancia de reconocerse como su pro-
pio instrumento de trabajo.
Las limitaciones que se pueden presentar cuando se su-
pervisa en una institución es que no siempre se le da un segui-
miento continuo al supervisado (alumno); en la Unidad de
Psicología, el supervisor es asignado por la institución cuando
es en grupo, y cuando el alumno egresa o termina sus prácticas
o servicio social, comúnmente se interrumpe el proceso de su-
pervisión. No obstante, tienen las puertas abiertas para seguir
acudiendo a las actividades enfocadas a la supervisión.
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