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CUADERNILLO

ESCUELA DE ENSEÑANZA
TÉCNICO PROFESIONAL Nº 402

MATERIA: Historia

DOCENTES: Profesora Belén Druvetta

Profesor José López

CURSO: 2º Año A-B

RÉGIMEN: Anual, 4 hs. semanales

AÑO ACADÉMICO: 2023


EL ESTUDIO DE LA HISTORIA

¿QUÉ ES LA HISTORIA?

“Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado”.

GEORGE ORWELL

“La historia es muchas veces un espejo atroz en el que nos negamos a mirarnos: hombres enfrentados a los hechos,
momentos en los que el ser, simplemente, es. En la historia como en el cine, las excusas no se filman, y son los
hechos, crudos, los que nos definen como seres humanos”.

JORGE LANATA

“Interrogamos al pasado para obtener la respuesta del futuro, no para volver a él en melancólica contemplación, o
para restaurar formas abolidas, sino para que nos enseñe cuáles son los métodos con que se defrauda el presente, e
impedirlo”.

ARTURO JAURETCHE

“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengamos historia, no tengamos
doctrina, no tengamos héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la
experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece, así como una propiedad privada cuyos
dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

RODOLFO WALSH

“La historia es un proceso continuo de interacción entre el historiador y los hechos, un diálogo sin fin entre el presente
y el pasado”.

EDWARD H. CARR

"La destrucción del pasado es uno de los fenómenos más característicos y extraños de finales del siglo XX. En su
mayor parte, los jóvenes, hombres y mujeres, crecen en una especie de presente permanente sin relación con el
pasado del tiempo en el que viven. Esto otorga a los historiadores, cuya tarea es recordar lo que otros olvidan, mayor
importancia que la que nunca ha tenido".

ERIC HOBSBAWM
Heródoto

Se lo considera el primer historiador. Nació en Grecia, donde vivió entre los años 484 y 425 a. C. En su libro
Historias hizo una detallada descripción del mundo antiguo, centrándose especialmente en las Guerras Médicas entre
los griegos y los persas. Para la elaboración de esta obra monumental, hizo uso de fuentes muy diversas. En primer
lugar, recurrió a la observación directa; fue testigo de los hechos que narró. Pero no se limitó a su propia
interpretación de los acontecimientos, sino que también tomó en cuenta fuentes escritas y fuentes orales de diverso
origen. A pesar de las fallas que posteriormente se comprobaron en algunas de sus interpretaciones, podría decirse
que Heródoto sentó las bases del método histórico, que iría perfeccionándose con el correr de los siglos.

TÉCNICAS DE TRABAJO: CÓMO SE HACE UNA RED CONCEPTUAL

Éstos son los pasos que deberás seguir para organizar una red conceptual:

1. Leer atentamente el texto y subrayar las ideas principales.

2. Identificar las palabras c/aves que organizan cada idea principal. Puede resultar útil recuadrarlas.

3. Elegir entre las ideas subrayadas la más importante y la palabra clave que la representa.

4. Escribir esta palabra clave en el centro de la hoja, destacándola con un círculo o con un color.

5. Establecer las relaciones que hay entre las diferentes palabras claves.

6. Hacer un esquema que muestre las relaciones entre las palabras claves. Puede ser de utilidad indicar esas
relaciones con flechas y emplear palabras de enlace (por ejemplo, verbos y preposiciones) para expresarlas.
Una red conceptual sobre un tema determinado no siempre tiene la misma forma: ésta depende del punto de
vista del que la realiza.

EL CONOCIMIENTO DEL PASADO

Las sociedades recurren al conocimiento histórico para encontrar respuestas a sus inquietudes
actuales. Los historiadores le ofrecen un acercamiento al pasado para aclarar su complejidad.

Pasado y presente

A lo largo del tiempo, todas las sociedades han reflexionado acerca de sus orígenes y de su pasado. A través
de esa indagación han buscado otorgarle un sentido y una justificación a su presente. En este aspecto, la Historia
cumple una importante función social: conocer el pasado le permite a la sociedad comprender el presente y proyectar
el futuro.
El tipo de preguntas y las preocupaciones de los historiadores y de la sociedad de la que estos forman parte
determinan el modo en el que se produce el conocimiento histórico. Por lo tanto, las reconstrucciones del pasado que
hace la Historia no son definitivas, sino que están condicionadas por el propio contexto social de los historiadores.
Además, la aparición de nuevos hallazgos (documentos, restos materiales, testimonios, etc.) puede modificar el
conocimiento existente y hacer necesaria la revisión de las conclusiones aceptadas hasta entonces.

Podemos decir que la Historia se reescribe en forma permanente, tanto por la incorporación de nuevos
indicios como por las nuevas miradas y la formulación de nuevas preguntas.

Los protagonistas de la Historia

Tradicionalmente, la Historia se ocupaba del estudio política, entendida como las acciones de individuos
directamente vinculados con el gobierno de los Estados, con los reyes o los presidentes. Así, las alianzas
diplomáticas, guerras y las medidas de gobierno eran el principal objeto del interés de los historiadores. A mediados
del siglo XX, cambio, estos comenzaron a ocuparse principalmente a analizar la economía y el funcionamiento de la
sociedad.
En 1929 con la aparición en Francia de la Escuela de los Anales, la Historia Social adquiere un gran status.
Esta corriente historiográfica en la que participan autores de la talla de Fernand Braudel, Marc Bloch y Lucien Febvre,
estaba interesada en destacar la importancia de lo cotidiano, de lo que sucedía en los hogares y lugares de trabajo y
de diversión, no solo en las batallas y en las cortes.
Con el tiempo, la Historia ha ampliado sus horizontes. Actualmente considera protagonistas a los actores
sociales que antes no habían sido centrales para la disciplina, como las mujeres, los trabajadores, los jóvenes, los
estudiantes, los grupos étnicos y religiosos. Además, incluye dentro de su campo de interés todos los aspectos de la
existencia de los seres humanos, desde la vida cotidiana y las costumbres hasta las creencias y las tradiciones
culturales.

La complejidad de la realidad histórica

Para facilitar el análisis del pasado, los historiadores suelen distinguir en la realidad diferentes aspectos o
dimensiones: económicas, sociales, políticas y culturales.
La economía está relacionada con las diversas maneras en que una sociedad produce todo lo necesario
para vivir, los recursos naturales y humanos disponibles, el trabajo, el consumo, el ahorro y el intercambio, entre otras
cosas.
El análisis de la sociedad incluye las formas de organización de las familias, las aldeas, las ciudades, los
grupos diferenciados que la integran y las formas en que sus miembros se relacionan entre sí.
La política alude a la forma en que una sociedad es gobernada: quién y cómo gobierna, de qué forma llegó
al poder, cuáles son las instituciones de ese gobierno, entre otros factores.
La cultura abarca las creencias, las ideas, los valores y la producción artística de una sociedad.
En los hechos, estos diferentes aspectos que constituyen la realidad histórica no se encuentran
desconectados, sino que se hallan estrechamente interrelacionados. Aunque los analicen en forma separada, los
historiadores buscan establecer las conexiones entre ellos, dando cuenta de la complejidad del conocimiento
histórico.
Cada uno de esos aspectos de la realidad social, sin embargo, tiene su propio ritmo de transformación.
Por lo general, en el ámbito de la política; los acontecimientos se suceden con rapidez y pueden provocar
cambios bruscos. Por ejemplo, el resultado de una batalla puede derivar en cambios que alteren la situación interna
de las Naciones en lucha o que modifiquen sustancialmente el equilibrio internacional, lo que afecta desigualmente a
los países beligerantes. Un acto electoral puede significar un cambio importante en la distribución del poder entre los
partidos políticos que participaron en él.
La economía, en cambio, evoluciona a un ritmo mucho más lento. Durante milenios las sociedades
organizaron su producción en torno a la agricultura y la ganadería. Esto cambió a fines del siglo XVIII cuando la
industria comenzó a desplazar a ambas actividades y a adquirir centralidad en la organización de la economía.
En el plano de las ideas, la sociedad y la cultura, a menudo se observa una trayectoria similar. Así, las
percepciones de la gente acerca de los cambios sociales también suelen modificarse a un compás lento, que se
manifiesta en la continuidad de los valores y de las creencias con las que se juzga el presente.
En este sentido, cada uno de los planos mencionados de la realidad tiene una duración distinta (corta,
mediana o larga), aun cuando interactúan y se influyen mutuamente a lo largo del proceso histórico".

LAS FUENTES DE LA HISTORIA

Los procesos y los acontecimientos históricos dejan sus huellas en el presente, eso indicios constituyen las
fuentes de la historia. Los historiadores estudian hechos de los cuales, en su mayor parte, no han sido testigos
presenciales, sino que acceden de manera indirecta. Para reconstruirlos utilizan informaciones muy variadas, que
analizan por medio del método histórico.

Clasificación de las fuentes

A diferencia de otras disciplinas, en las que los científicos pueden observar directamente su objeto de estudio
y experimentar para recrear los fenómenos científicos, los historiadores se enfrentan con un gran inconveniente: su
objeto de análisis es el pasado, único e irrepetible. Para estudiarlo, disponen de un variado número de indicios o
rastros que el pasado ha legado, denominados fuentes.
Las fuentes se clasifican en dos grandes grupos.
Las fuentes primarias son testimonios de distinta índole que se originaron en el período de la historia que se
estudia.
Las fuentes secundarias son los resultados de otras investigaciones históricas y de los aportes de
disciplinas como la Sociología, la Economía, la Paleontología, la Lingüística o la Arqueología. Por lo habitual se las
llama bibliografía.

Tipos de fuentes primarias

Tradicionalmente, los historiadores consideraban a los documentos escritos como las únicas fuentes válidas
para conocer el pasado de una sociedad. En la actualidad se aceptan como fuentes diferentes tipos de testimonios
históricos. Estos pueden ser:
⬥ Documentos escritos: son los que se registran en forma manuscrita o están impresos en diferentes materiales.
Pueden ser leyes, censos, cartas, testamentos, diarios personales, mapas, libros, etcétera.

⬥ Restos materiales: pueden ser restos fósiles humanos o animales, o elementos que muestren indicios de
actividades de la vida en sociedad; como templos, viviendas, caminos, pinturas, medios de transporte,
herramientas, armas, vestimentas, adornos o instrumentos musicales.
⬥ Tradiciones y testimonios orales: son los que se transmiten a través de la palabra. Pueden ser leyendas,
canciones, cuentos, recuerdos, relatos sobre viajes o anécdotas. También se los conoce como historia oral.

Cada tipo de testimonio requiere un tratamiento específico, además, la elección de la fuente depende del
objetivo particular del historiador. Si, por ejemplo, le interesa averiguar las causas de una guerra, tendrá que revisar
fuentes escritas. Si, en cambio, pretende reconstruir cómo vivía la gente común en una época determinada, también
usará testimonios escritos, pero en su estudio será fundamental incorporar los restos materiales y la historia oral.

El método del historiador

Como todas las ciencias, la Historia cuenta con un conjunto de reglas para generar conocimiento científico,
que se denomina método histórico. Aunque con el tiempo las reglas se van modificando. Los historiadores están de
acuerdo en que su trabajo debe seguir una serie de pasos.
Primero deben elegir el aspecto del pasado que quieren estudiar y luego formular las preguntas que
pretenden responder. Para eso es necesario que estudien todo lo que se ha escrito hasta entonces acerca de ese
tema a fin de elaborar un estado de la cuestión, una síntesis de cómo ha sido tratado el tema hasta ese momento.
Esto les servirá para ver si sus preguntas ya habían sido respondidas.
Luego elaboran una o varias respuestas posibles y provisionales para esas preguntas, que se llaman
hipótesis y guían la investigación. En función de ellas los historiadores seleccionan las fuentes adecuadas y las
analizan para confirmar o refutar la hipótesis inicial; en este último caso, la reelaboran. Por último, formulan una
explicación en donde se exponen los resultados o conclusiones de la investigación.
Generalmente, estas explicaciones son dadas a conocer a sus colegas a través de la publicación de libros o
de artículos en revistas científicas. La discusión de las investigaciones permite corregir o profundizar las
interpretaciones históricas, para su posterior difusión al resto de la sociedad.
Como los demás científicos, los historiadores se preocupan por la calidad del conocimiento que producen.

D e b e n t r a t a r a

disponibles sobre el tema que investigan. En caso contrario, podrían caer en un error y generar un conocimiento falso
o incorrecto.
Otra cuestión a tener en cuenta con respecto a las fuentes es su autenticidad, es decir, que hayan sido
producidas realmente por un protagonista o un testigo de los hechos que describe. Luego debe establecerse la
veracidad de las fuentes. Los historiadores deben comparar diversos testimonios y no creer todo lo que las fuentes
dicen. Deben analizarlas críticamente y ponerlas en duda de manera sistemática para ver cuánto se ajustan a la
verdad.

EL TIEMPO EN LA HISTORIA

Los historiadores recurren a métodos y técnicas que les permiten comprender e interpretar las acciones que
las personas realizaron a través del tiempo. Estos hechos relacionados unos con otros forman parte del proceso
histórico de las sociedades.

El tiempo en una línea

Conocer el momento en que se produjo un hecho permite comprender las causas que le dieron origen y las
consecuencias que ese hecho ocasionó en la sociedad. A este procedimiento los historiadores lo denominan datación
y lo representan gráficamente a través de una línea de tiempo. Este gráfico permite ordenar los hechos del período
histórico que se necesita estudiar y resulta muy útil para observar la información y comparar los datos.

AÑOS DÉCADA = 10 años SIGLOS = 10 décadas MILENIOS = 10 siglos


o 100 años 100 décadas
1000 años En
una línea de tiempo:

⬥ Los años se indican en números arábigos (1, 2, 10), mientras que los siglos y milenios se escriben en números
romanos (I, II, X).
⬥ Se pueden observan de manera conjunta o individual años (unidades), décadas (decenas), siglos (centenas) y
milenios (unidades de mil).
⬥ Su elaboración debe respetar una escala matemática, por ejemplo 1 año = 1 mm.

⬥ Debe mostrar un proceso histórico, es decir que se deben anotar hechos políticos, económicos y sociales.

DIFERENTES TIEMPOS – DIFERENTES CALENDARIOS

Todas las civilizaciones crearon sistemas para fechar los acontecimientos históricos. Consideraron como
punto de referencia un suceso real o imaginario, que a su vez formaba la identidad de ese pueblo. Por ejemplo,
algunas sociedades, para dividir el tiempo, se basaron en los ciclos naturales del Sol y de la Luna, lo que fijó así la
duración de los días, los meses y los años gracias a lo cual se constituyeron los calendarios.
El calendario más difundido en la actualidad es el cristiano. Sin embargo, otros pueblos o naciones lograron
conservar sus calendarios como forma de preservar, sus tradiciones y memoria histórica.

El calendario gregoriano

Es el nombre real del calendario cristiano, que basa la división del tiempo en la duración del ciclo solar. Se lo
denomina calendario gregoriano en honor al Papa Gregorio XIII. Este fue quien propuso en 1582 una reforma del
calendario que se usaba en esa época, el calendario juliano.
A partir de 1582 el calendario gregoriano se adoptó gradualmente por los distintos países del mundo. Toma
como punto de referencia el nacimiento de Jesucristo (el cual se considera el año uno). Los hechos anteriores a esta
fecha se ordenan en forma descendente, cuanto más antiguo es un acontecimiento más lejos del 1 se sitúa, y se
agrega la sigla a. C. (antes de Cristo). Los hechos producidos después del año 1 tienen sentido ascendente, y se los
identifica con la sigla d. C. (después de Cristo). El paso de una era a otra se indica con el cero.
Actualmente se ha generalizado esta forma de ordenar el tiempo y es utilizada por, cristianos y no cristianos.
Es el calendario que se usa en la actualidad a nivel mundial.

El calendario judío

El calendario judío combina los ciclos solares y lunares para calcular la duración de los días, meses y años.
Establece su punto de partida en el momento de la creación mítica del mundo según lo narra la Biblia, y señala corno
fecha de creación el año 3760 antes de la era cristiana. El calendario antiguo se reformó en el año 258 por el rabino
Hilel y se conservó hasta la actualidad como símbolo de la tradición del pueblo judío.

El calendario musulmán

Este calendario se basa en los ciclos lunares de 30 años, los cuales se dividen en 19 años de 354 días y 11
años de 355 días. Consideran como punto de origen del calendario la Hégira o salida de Mahoma desde La Meca.
Los estudiosos señalan como fecha de inicio el 16 de Julio de 622. Millones de musulmanes guían sus vidas con los
ritmos de su calendario.

La ciencia que determina el orden y las fechas de los sucesos históricos se denomina cronología. A los
mismos se los puede estudiar de manera diacrónica (estudia la sucesión de los hechos producidos a través del
tiempo); o de manera sincrónica (se ocupa de los acontecimientos ocurridos a un mismo tiempo en diferentes
espacios).

LAS EDADES DE LA HISTORIA

Los historiadores reconocieron la dificultad que representa entender el tiempo. Para poder comprenderlo
desarrollaron métodos y técnicas, como calendarios y ejes cronológicos.
Los historiadores dividen la historia en edades o períodos que presentan características comunes. Siguieron
el modelo planteado por el historiador alemán del siglo XVII Cristóbal Celarius, quien observó en la historia de la
humanidad momentos de continuidades y de cambios.
Propuso una clasificación en edades históricas cuyo inicio se centra en la invención de la escritura. Todo lo
ocurrido antes pertenece a la prehistoria. Es importante recordar que los historiadores utilizaron este esquema para
estudiar principalmente la historia europea, por eso se afirma que esta es una visión eurocentrista de los
acontecimientos humanos.

⬥ La Prehistoria: abarca desde la aparición de los primeros hombres y mujeres sobre la Tierra, hace
aproximadamente 4 millones de años, hasta la invención de la escritura en el 3000 a.C. El hallazgo de nuevos
documentos indicaría que el hombre desarrolló antes la escritura. Este es el período más extenso de la
humanidad.

⬥ Edad Antigua (3000 a.C. hasta 476 d.C.): se inicia con la invención de la escritura y finaliza con la caída del
Imperio Romano de Occidente. Durante este período surgieron las primeras civilizaciones de la humanidad, que
conformaron grandes Imperios esclavistas. El área de expansión fue la cuenca del mar Mediterráneo.

⬥ Edad Media (476 hasta 1453): se desarrolla entre la caída del Imperio Romano de Occidente y la caída del
Imperio Romano de Oriente. Este período se caracteriza por la expansión en Europa del sistema político-
económico-social denominado feudalismo. Algunos historiadores consideran la fecha de finalización en el año
1453, con la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos, mientras que otros historiadores proponen al
año 1492 con la conquista de América.

⬥ Edad Moderna (1453 hasta 1789): se extiende desde la caída de Constantinopla hasta la Revolución Francesa.
La civilización europea se expande por otros continentes, se consolidan las monarquías absolutas y el sistema
económico capitalista.

⬥ Edad Contemporánea (1789 hasta la actualidad): la Revolución Francesa marca el inicio de los tiempos
actuales, caracterizados por la gran industria y los avances tecnológicos. Es el período de la defensa de
los derechos del hombre y de la participación política de la población.

LOS PRIMEROS SERES HUMANOS


EL CONOCIMIENTO DE LA PREHISTORIA

La Prehistoria es la etapa más larga en la historia de la humanidad. Su primera fase se inicia con la aparición
del hombre sobre la Tierra y se la denomina Paleolítico o Edad de Piedra.

Estudiando una sociedad ágrafa

Tradicionalmente, la Historia se basó casi con exclusividad en el análisis de los documentos escritos. La
escritura es una invención muy reciente si se considera el extenso período transcurrido desde la aparición del hombre
sobre la Tierra.
En la Prehistoria las sociedades todavía no habían desarrollado un sistema de comunicación escrita; eran
sociedades ágrafas. En consecuencia, los historiadores optaron por denominar "Prehistoria" a esa lejana etapa de la
vida de las sociedades humanas, un término que precisamente significa "antes de la Historia", motivo por el cual la
excluyeron de su campo de estudio.
A medida que la disciplina histórica desarrolló una perspectiva más amplia, se consideró que el término
"Prehistoria" no era adecuado y se la denominó "etapa ágrafa". Este período comenzó a ser estudiado por los
historiadores mediante fuentes alternativas que les proporcionaron otras ciencias.

Los aportes de la Arqueología

Los investigadores obtienen información acerca de las sociedades ágrafas del pasado observando distintos
elementos: el relieve, la composición del suelo, las formas de vida, los fósiles o los restos materiales que brindan
indicios de la cultura de la sociedad, como herramientas, utensilios o vasijas.
La Arqueología es la ciencia que se ocupa de estudiar los restos materiales y los rastros de la actividad de
los seres humanos en el pasado, con ayuda de otras disciplinas más específicas. Entre ellas se destacan:

⬥ La Geología, que estudia la forma y la composición de la Tierra y su evolución a través del tiempo.

⬥ La Topografía, que investiga las características del terreno.


⬥ La Paleontología, que se ocupa de los fósiles. Los de origen animal son estudiados por la Paleozoología,
mientras que los de origen vegetal son analizados por la Paleobotánica.

⬥ La Física y la Química aportan diferentes técnicas para determinar la antigüedad de los restos encontrados. Por
ejemplo, el método de datación por radiocarbono, conocido como carbono 14, se utiliza para este fin.

Todos los seres vivos absorben el carbono 14 que está en la atmósfera, a través de la fotosíntesis en el caso
de las plantas y de la alimentación en el caso de los hombres y de los animales. Este elemento comienza a decrecer
a partir de la muerte de los seres vivos: cada 5.700 años la presencia del carbono 14 se reduce a la mitad, y a los
11.700 años solo persiste la cuarta parte. Por lo tanto, este método de datación a través de la medición de la cantidad
de carbono 14 presente en los restos fósiles le sirve a la Paleontología para saber cuánto tiempo hace que murió ese
ser vivo y, a su vez, para calcular la antigüedad del resto de los objetos materiales que se hallan en el mismo
yacimiento. Esta técnica fue descubierta por el profesor Willard Libby. Por ella recibió el premio Nobel de Química en
el año 1949.

Los arqueólogos en acción

El primer paso en el trabajo del arqueólogo consiste en localizar el yacimiento en el que espera realizar los
hallazgos. Para ello utiliza una herramienta que también utilizan los geógrafos: la teledetección o detección remota.
Ya a comienzos del siglo XX, la Arqueología empleaba algunas técnicas de detección, principalmente la
fotografía aérea, que permitía observar el terreno desde la altura y descubrir señales de asentamientos humanos que
no se veían a simple vista.
En la década de 1970 se comenzó a aplicar la teledetección espacial, que a través de satélites ofrece una
imagen detallada de la superficie terrestre, a partir de la cual pueden descubrirse yacimientos arqueológicos.
Una vez ubicados sobre el terreno, los topógrafos analizan el relieve de la zona en busca de alguna
irregularidad. Los geólogos indagan sobre la composición del suelo, y ambos trabajan para encontrar las evidencias
de actividad humana existentes en el lugar. Por lo general, los testimonios de mayor antigüedad se encuentran a
mayor profundidad, en tanto los más recientes se ubican en capas más cercanas a la superficie.
Al localizar un sitio arqueológico, los estudiosos proceden inmediatamente a delimitarlo por medio de
cuadrículas de uno o dos metros de lado y a trazar planos del sitio. Luego inician la tarea de excavación con picos y
palas a fin de despejar la superficie. Es un trabajo paciente y minucioso, que busca preservar los hallazgos lo más
intactos posible. Además, como habitualmente el poblamiento humano se desarrolla en el mismo sitio a lo largo de los
siglos, es necesario distinguir los distintos niveles o capas del yacimiento, correspondientes a diferentes épocas, y
ubicar en forma adecuada los hallazgos.
Ante los primeros objetos descubiertos, pasan a utilizarse herramientas más pequeñas, como cucharones y
palas de albañil. Los objetos encontrados son fotografiados y dibujados en los planos en la posición en la que fueron
encontrados. A continuación, se los coloca en bandejas con rótulos correspondientes a las diferentes áreas y niveles,
y se los limpia con pinceles y cepillos suaves. Por último, en laboratorios fuera del sitio arqueológico, los especialistas
analizarán y datarán los hallazgos y, de ser necesario, los restaurarán para su mejor conservación. Tras la
finalización de esta etapa de análisis, el equipo de arqueólogos elabora un informe de la investigación.

EL ORIGEN DEL HOMBRE

A lo largo de la historia, las diferentes culturas han elaborado diversas explicaciones para responder a una
inquietud común: descubrir el origen del hombre. El ser humano actual es el producto de un largo
proceso de evolución. Su inicio se remonta a millones de años atrás. A pesar de las evidentes diferencias, los
humanos compartimos con los simios algunos ancestros lejanos.

Teorías distintas frente a un mismo interrogante

El interés de las sociedades por conocer sus orígenes ha sido una constante en todas las épocas. Frente al
enigma compartido acerca del origen de la especie humana, se han ensayado dos grandes interpretaciones.

⬥ Las explicaciones religiosas: encuentran la respuesta en la existencia de uno o varios seres superiores que
decidieron dar vida al mundo y a todos los seres que lo habitan, entre los que se incluye al hombre. Como afirman
que el ser humano resultó de la acción creadora de los dioses, se las conoce como teorías creacionistas. Según
esta perspectiva, desde el momento de su creación el hombre no sufrió cambios ni transformaciones: se mantuvo
idéntico e inalterado a lo largo del tiempo.

⬥ Las explicaciones científicas: sostienen que la vida en la Tierra apareció de manera gradual y que todos los
seres vivos sufrieron prolongadas mutaciones durante un prolongado proceso. Conocida como teoría
de la evolución, esta explicación fue elaborada en líneas generales por el científico inglés Charles Darwin, autor
del libro El origen de las especies, publicado en 1859. Desde su punto de vista, la evolución de los organismos se
produjo como resultado de la necesidad de adaptación a las cambiantes condiciones del medio ambiente. Los
que podían adaptarse sobrevivían; y los que no podían ajustarse a las nuevas condiciones se extinguían. A lo
largo de este proceso de selección natural, basado en la supervivencia del más apto, las especies fueron
modificándose y evolucionando desde formas simples hasta otras más complejas.
El proceso de hominización

La explicación científica de Darwin no quedó siempre igual. Fue perfeccionada a lo largo del siglo XX por los
descubrimientos de otras ramas de la ciencia, como la genética, y por sucesivos hallazgos arqueológicos. El hombre
no fue ajeno a esa evolución.
Hace aproximadamente 60 millones de años aparecieron los primates, un grupo de mamíferos que tenían la
capacidad de asir objetos y que vivían en los árboles. Con el tiempo, evolucionaron y dieron lugar a distintos tipos de
simios y a una nueva familia con algunas características diferentes: los homínidos, que se caracterizaban por lo
siguiente:

⬥ Caminaban erguidos en forma bípeda, sobre las extremidades inferiores.

⬥ El pulgar de las manos era más largo que los otros dedos, lo que les permitía tomar y manipular objetos.

⬥ El cerebro era más grande que el de los simios.

⬥ Tenían la capacidad de comunicarse a través del lenguaje.

La evolución de los homínidos no fue un proceso lineal. Los hallazgos arqueológicos indican que algunas
especies del género Homo, del que derivamos los hombres y las mujeres actuales, coexistieron en el tiempo, algunas
se extinguieron y otras evolucionaron en un mismo sentido.
Algunas hipótesis afirman que estos antepasados del ser humano procedían de África, desde donde habrían
migrado hacia otros continentes. La existencia de yacimientos paleontológicos en ese continente avalaría su posición.
Otros científicos creen que surgieron simultáneamente en distintas partes del mundo y que evolucionaron de
manera independiente y distinta por su adaptación a ambientes diferenciados. De cualquier modo, reconocen que
América y Oceanía habrían tenido un poblamiento más tardío.
Durante mucho tiempo se consideró que el primer antecedente en la evolución de los homínidos fue el
Australopithecus, que vivió hace alrededor de 3,2 millones de años en las zonas tropicales de África. Tenía marcha
bípeda, un cerebro pequeño y baja estatura, y se alimentaba de frutas y de carroña.
Hallazgos recientes permiten probar la existencia de un homínido que lo precedió. Este se denominó
Ardipithecus y habría vivido en el mismo continente unos 4,5 millones de años atrás. De los Australopithecus habría
surgido el género Homo.
El primer representante fue el Homo habilis, también originario de África, que apareció hace unos 2,5
millones de años. Era más alto y débil que sus antecesores, pero su cerebro era más grande. Recibió ese nombre
("hombre hábil") porque fue el primero en desarrollar la habilidad de fabricar herramientas de piedra, como percutores
(usados para tallar) y raspadores (para quitarles el cuero a los animales).
Hace alrededor de un millón y medio de años apareció el Homo erectus, del que se encontraron fósiles en
África, Europa y Asia. Era más alto y tenía una capacidad craneal mayor. Vivía de la recolección de frutos y semillas,
pero también se dedicaba a la caza, para la que construyó armas más sofisticadas. Probablemente su mayor logro
fue la capacidad de manejar el fuego.
Hace unos 200.000 años apareció el Homo sapiens ("hombre racional"), un género del que también se
registran hallazgos en África, Europa y Asia. Sus rasgos físicos y su capacidad craneal eran similares a los del
hombre actual.

Hace unos 35.000 años se desprendió de él una nueva especie, el Homo sapiens sapiens, al que pertenece
el hombre moderno, y que se expandió por toda la superficie terrestre.

¿QUÉ SUCEDIÓ EN LA PREHISTORIA?

La Prehistoria abarca el estudio de todo lo acontecido antes de la historia. Es decir, todo lo que sucedió en la
Tierra, fundamentalmente en relación con el hombre, antes de la aparición de la escritura. Como la Prehistoria abarca
millones de años, su investigación exige el conocimiento de:

a) Modificaciones ambientales: la formación del terreno, el origen y la influencia de los glaciares, las variaciones de la
flora y la fauna.

b) Restos óseos: de animales y de hombres, para identificar su evolución.

c) Manifestaciones culturales: para determinar estructuras económicas o de organización familiar y política,


enterratorios, religión, etcétera.

El análisis de estos conocimientos brinda al prehistoriador los elementos de investigación, supletorios


de los documentos escritos, de los cuales carece este período. De acuerdo con estos datos, la Prehistoria se dividió
en las siguientes etapas:
PREHISTORIA

EDAD DE LA PIEDRA EDAD DE LOS METALES

Paleolítico Mesolítico Neolítico Cobre Bronce Hierro

Inferior
Medio
Superior

LA VIDA EN EL PALEOLÍTICO

En esta época la subsistencia estaba sujeta a circunstancias que escapaban al control de los hombres. La
disponibilidad de alimentos condicionó la vida en el paleolítico. Los primeros humanos llevaron una vida nómada
estrechamente ligada a las actividades que desarrollaron para obtener su alimento. Su existencia estuvo rodeada por
la incertidumbre y el peligro.

La lucha por el alimento

Los primeros humanos tomaban de la naturaleza los recursos disponibles en el lugar y en el momento en que
los necesitaban. Es por esto que su alimentación y su supervivencia dependían considerablemente de las
condiciones climáticas. No producían sus propios alimentos, por lo que puede decirse que tenían una economía
predatoria o parasitaria, que dependía de los recursos que encontraban disponibles en el lugar y en el momento en
que necesitaban alimentarse.
A comienzos del Paleolítico, los homínidos eran carroñeros. Su principal alimento eran los restos de
animales muertos que abandonaban otros depredadores, o animales pequeños que podían atrapar y matar con
facilidad. Esta fuente de alimentación era complementada con la recolección de frutos y hierbas silvestres, bayas,
tubérculos, raíces, huevos, insectos, etc., y en algunos casos con mariscos de las costas.
Con el paso del tiempo, comenzaron a dedicarse a la caza, para lo cual desarrollaron algunas armas
rudimentarias construidas con huesos, palos y piedras. En el Paleolítico superior perfeccionaron las armas y
construyeron lanzas, hachas, dardos, arcos y flechas con los que cazaban grandes piezas como, por ejemplo,
jabalíes, bisontes, ciervos, osos, renos, mamuts, etcétera. El uso de arpones, lanzas y redes hizo posible que también
se dedicaran a la pesca.
Los hombres hacían un uso intenso de las presas que cazaban. Esto significa que consumían su
carne y su médula, y también aprovechaban sus huesos para fabricar armas y agujas; utilizaban sus cueros para
confeccionar su vestimenta y su vivienda; y sus tendones, como lazos o tensores para los arcos.
Diversos estudios de esqueletos de los hombres de este período han demostrado que el tipo de alimentación
y su permanente exposición a las inclemencias del tiempo les habrían provocado problemas de salud: desnutrición,
problemas dentales, infecciones, artritis y otras enfermedades de los huesos.
En lo que respecta al clima, si bien variaba notablemente de un continente a otro, buena parte de este
período estuvo signado por las glaciaciones, una etapa en la que los avances de los glaciares provocaron un
descenso muy marcado de la temperatura.
La rigurosidad del clima, la falta de previsibilidad y la escasez de presas para cazar podían provocar épocas
de marcada falta de alimentos, agravada por la imposibilidad de almacenar. En esas coyunturas, la vida se veía
seriamente amenazada. Por eso, en general la esperanza de vida de los seres humanos en esta etapa de la historia
era muy baja.

El nomadismo

Los hombres del período paleolítico tuvieron un modo de vida nómada. Esto significa que no tenían
residencia permanente, sino que se trasladaban de un territorio a otro en busca de recursos para alimentarse.
Las migraciones constantes hacían innecesaria la construcción de viviendas complejas y de materiales
duraderos, ya que tarde o temprano debían abandonarlas.
Los nómadas vivían temporalmente en cuevas que les servían de refugio para protegerse del frío, de la lluvia
y de los animales que pudieran atacarlos. En algunos casos construyeron chozas con ramas o huesos para armar la
estructura, y pieles o paja para cubrirlas; esto dependía de los recursos disponibles en cada región y momento del
año. Estas viviendas provisorias eran de fácil fabricación, requerían poco tiempo de elaboración y no implicaban la
necesidad de instalarse en un sitio fijo.
El modo de vida nómada es propio de las sociedades del paleolítico, pero no es exclusivo de esos tiempos.
Ha sido adoptado por diversas sociedades a lo largo de la historia e incluso podemos encontrarlo actualmente en
varias culturas.
La construcción de herramientas

El ser humano se distingue del resto de los seres vivos por su capacidad para elaborar herramientas y
transformar el medio. Esa capacidad, que lo diferencia de los animales, se explica por el desarrollo de su cerebro,
que determinó la supremacía del hombre sobre el resto de los animales. Los cráneos de los hombres del pasado
revelan la evolución de este órgano: el cerebro de sus antecesores era mucho más pequeño que el del hombre
moderno.
En el transcurso de su evolución, el ser humano también experimentó cambios en la forma de los huesos,
como la pelvis, el fémur y la columna vertebral, que le permitieron adquirir una posición erecta sin necesidad de
apoyarse en las extremidades anteriores. De esta manera, pudo tener las manos libres para manipular objetos.
Las primeras herramientas que utilizó el hombre del Paleolítico eran simples piedras toscas, empleadas para
golpear y matar a sus presas. Posteriormente comenzó a tallarlas de uno o de dos lados para usarlas como hachas o
puntas de flecha. Al adquirir experiencia en la fabricación de herramientas, fue descubriendo diferentes materiales y
técnicas específicas para cada uso, como el pedernal o sílex para la elaboración de armas filosas, o las lascas como
puntas de flechas.

ORGANIZACIÓN SOCIAL

Nuestros antepasados del paleolítico no afrontaron aislados las duras condiciones de la vida nómada, sino
que contaron con cierto grado de organización social. Las sociedades de la Prehistoria tenían una organización
sencilla. Algunas mejoras técnicas en las armas y el crucial descubrimiento del fuego favorecieron su evolución hacia
formas más avanzadas.

Las primeras sociedades

Durante la mayor parte del Paleolítico, los hombres y mujeres vivieron en grupos poco numerosos, integrados
por varias familias, que les daban cierta seguridad en un medio hostil. Compartían el espacio donde vivían y todas las
actividades necesarias para la subsistencia: la alimentación, la reproducción y la defensa frente a las amenazas de la
naturaleza.
Estos grupos se denominan bandas u hordas. Entre los miembros no había diferencias de poder ni de
riqueza, por lo cual podemos decir que se trataba de sociedades igualitarias. Sin embargo, se reconocían algunos
líderes que en los hechos dirigían las actividades del grupo. Posiblemente esos jefes fueran los cazadores más
fuertes, o los que habían conducido a la banda a territorios ricos en recursos naturales. El liderazgo no implicaba
privilegios. Entre los miembros de la banda existían diferencias de funciones entre los sexos. Las mujeres y los niños
se ocupaban de las tareas de recolección, mientras que los hombres se dedicaban a la caza y a la pesca.

Surgimiento de los clanes

Las mejoras experimentadas por las técnicas en el Paleolítico superior permitieron que las sociedades
pudieran dedicarse a la caza de piezas de mayor tamaño. Pero esta actividad necesariamente grupal requería de la
participación de una mayor cantidad de cazadores, por lo cual las bandas tendieron a ser más numerosas. Estos
grupos más amplios son llamados clanes. Reconocían un antepasado común, el tótem, objeto sagrado que adoraban
colectivamente.
El descubrimiento del fuego

El fuego representó un gran adelanto tecnológico para los habitantes del Paleolítico. Su descubrimiento
modificó sustancialmente la vida de las sociedades prehistóricas. Se considera que el aprovechamiento del fuego
tuvo lugar durante la etapa en la que predominó el Homo erectus. Lo habría descubierto accidentalmente tras algún
incendio natural, resultante de rayos o erupciones volcánicas, o bien por la combustión espontánea de algunos
materiales en tiempos de sequía y calor extremo.
Durante esta etapa los hombres aprendieron a conservarlo y a transportarlo; sin embargo, pasó bastante
tiempo hasta que fueron capaces de generarlo por sus propios medios en el momento en que les era necesario. Se
conocen varias formas utilizadas en la prehistoria para generar fuego. Una de ellas es la percusión de dos piedras
entre sí; otra es la fricción de un palo sobre un trozo de madera.
El fuego trajo numerosos beneficios para la vida durante la Prehistoria. En primer lugar, era una fuente de
calor en los crudos inviernos, sobre todo en las regiones más frías del planeta. También fue empleado para
ahuyentar a los depredadores, para lo cual encendían fogatas a la entrada de las cuevas que les servían de refugio.
En las frecuentes luchas entre bandas por el control del territorio y en las cacerías, las antorchas encendidas fueron
utilizadas como armas.
Además, el uso del fuego sirvió para mejorar la salud y la nutrición de las personas, al permitirles la cocción
de los alimentos. De esta forma, se eliminaban las bacterias y los parásitos de la carne y se la volvía más tierna.
Para cocinar los alimentos se usaron varios procedimientos. El primero de ellos consistía en colocar la carne en una
varilla paralela al fuego, sostenida por dos palos verticales. Otra posibilidad era colocarla envuelta en barro sobre un
fuego que se encendía en un pozo, cubierto también por brasas, o bien cocinarla en recipientes de cuero recubiertos
de barro que se colocaban directamente sobre el fuego. Mucho más adelante se emplearían recipientes de cerámica,
hechos con barro cocido y moldeados. La cocción, así como la técnica del ahumado, permitió la conservación de los
alimentos por lapsos mayores y redujo la frecuencia de las cacerías al hacer innecesarias las salidas diarias en busca
de alimentos.
El fuego también se utilizó para la iluminación de las cuevas por las noches y para prolongar la jornada, lo
que también facilitó el florecimiento del arte rupestre. Una consecuencia central de la incorporación del fuego a la vida
cotidiana consistió en favorecer el proceso de socialización de las personas. Al reunirse alrededor de la fogata para
compartir los alimentos, se reforzaban los vínculos y la unión del grupo.
Por otra parte, el fuego también tuvo un uso religioso. En las ceremonias fúnebres del período era frecuente
el enterramiento de los muertos y la incineración.

Arte y religión

En las paredes y techos de las cuevas, los hombres del Paleolítico realizaron numerosas manifestaciones
artísticas. Estas representaciones tienen valor estético y parecen haber tenido también una finalidad religiosa.
Se puede suponer que las manifestaciones artísticas rupestres fueron simplemente un medio de
comunicación. Las pinturas y los grabados de grandes dimensiones que fueron hallados en diversos puntos del
planeta pueden estar efectivamente relacionadas con la transmisión de saberes y de experiencias de una generación
a otra, con la difusión de creencias, mitos y formas de ver el mundo.
Pero para algunos estudiosos del arte, eran mucho más que simples manifestaciones estéticas o
representaciones de la realidad. Se cree que para los habitantes del Paleolítico la pintura tenía, además, funciones
religiosas, y que era al mismo tiempo la representación y la expresión de deseo de aquello que manifestaban.
La mayoría de las pinturas reproducían figuras humanas y de animales, así como también escenas de caza.
Los investigadores suponen que al pintar estas escenas los hombres del Paleolítico aspiraban a tener éxito en sus
expediciones de cacería. Creían que el objeto real que representaban (caballos, bisontes, ciervos y otras presas) iba
a correr la misma suerte que el dibujado en las cuevas, por eso en las pinturas era frecuente que los animales
aparecieran atravesados por flechas o heridos de muerte.
En ese sentido, el arte era considerado un procedimiento mágico que les permitía controlar una naturaleza a
la cual temían. Ese temor a las fuerzas desconocidas dio gran prestigio a los chamanes o brujos, personas que
decían comunicarse con los espíritus para interceder por las necesidades de la sociedad.
Los hombres de este período dejaron sus testimonios artísticos sobre las paredes y los techos de roca de las
cavernas, de ahí el nombre de arte rupestre que reciben estos trabajos (rupes significa "roca"). El hecho de que
estas expresiones artísticas fueran realizadas sobre un material resistente como la piedra y, en la mayoría de los
casos, estuvieran protegidas de la intemperie por su localización en el interior de cuevas, hizo posible que hayan
llegado hasta nosotros. Un verdadero milagro si tenemos en cuenta que el arte rupestre más antiguo que se ha
encontrado se remonta a hace más de 40.000 años. Las obras más antiguas y significativas conocidas hasta ahora
se encuentran en España y en Francia.
En todas partes, a pesar de las distancias temporales y geográficas, las pinturas rupestres representaron los
temas que señalamos: animales y humanos en interacción, generalmente en el marco de actividades de caza.
Para pintar se utilizaban técnicas variadas. A veces eran pinturas planas, pero en otros casos se
aprovechaban las irregularidades de las rocas para dar sensación de volumen a las figuras, o se recurría al tallado de
algunas siluetas. Los materiales que empleaban eran el carbón, fluidos y desechos corporales, sangre de animales,
minerales y pigmentos vegetales que mezclaban con grasa animal o resinas vegetales. La paleta de colores que
resultaba incluía negros, amarillos, rojos y ocres. La pintura era aplicada sobre la piedra con el dedo, con pinceles de
fibra vegetal o soplándola contra la piedra con un hueso vaciado.

Hacia el final del Paleolítico, además de las pinturas, los hombres comenzaron a realizar grabados sobre las
rocas, denominados petroglifos, para lo cual tallaban las rocas con diferentes utensilios.

En síntesis

⬥ Paleolítico Inferior: los seres humanos en este período Vivían al aire libre en campamentos nómades, formando
grupos poco numerosos. Cuando el clima era templado y húmedo, quizá construyeran chozas con ramas. En
épocas frías, buscaban abrigo en las cavernas. El instrumento preponderante del Paleolítico Inferior es el hacha
de mano. Se usaba para la caza, para preparar pieles, raspar y cortar madera. Un hito muy importante fue la
aparición del fuego, a partir de su aparición, la vida humana cambió. Fue posible cocer los alimentos, protegerse
del frío, espantar a las fieras; pero, fundamentalmente, aprender a manejar la naturaleza, a servirse de ella. De
esta forma nació la "cultura".

⬥ Paleolítico Medio: los seres humanos forman grupos más numerosos y entierran a sus muertos; es decir,
aparecen los enterratorios intencionales. En cuanto a la industria lítica, es más rica que la anterior,
aparecen puntas de flechas y raspadores. También se encuentran hachas de mano.

⬥ Paleolítico Superior: en este largo período, los seres humanos, además de la caza y la recolección,
desarrollaron una nueva actividad: la pesca. El clima frío y seco, con largos inviernos, hizo necesario que
buscaran refugio en las cuevas o que comenzaran a construir chozas semienterradas. Fabricaron gran cantidad
de instrumentos de variadas formas, que emplearon en diferentes actividades. Punzones: se utilizaban para
agujerear. Raspadores: para alisar pieles. Arpones: hechos con cuernos de reno; para pescar en los ríos peces
grandes como el salmón. Silbatos: hechos con falanges de reno. Bastones utilizados como emblema de poder o
como bastones mágicos. Lámparas: objetos de piedra con mango, ahuecados, en los que se quemaban grasas
para alumbrar las cavernas. También se han encontrado las más antiguas "agujas de coser" hechas con
fragmentos óseos. Los hilos utilizados fueron posiblemente crines de caballo. Con estas agujas no sólo se
confeccionaban vestimentas sino también se cosían pieles para cerrar chozas.

EL MESOLÍTICO

Se denomina Mesolítico al período de transición entre el Paleolítico y el Neolítico, que comenzó entre el
10.000 y el 8.000 a.C.
Los hombres del Mesolítico se dedicaron a la caza, la pesca y lo recolección como los del Paleolítico
Superior, pero sus condiciones de vida fueron relativamente más duras. El clima sufrió grandes cambios: había
finalizado una etapa de glaciación. Las grandes masas de hielo y nieve se derritieron gradualmente, subió el nivel de
los mares y se inundaron muchas regiones bajas. Por otra parte, el aumento de lo temperatura provocó lo
desaparición o la migración hacia el Norte de los grandes mamíferos característicos del clima frío que habían
otorgado uno caza provechosa a los seres del Paleolítico Superior. La caza tuvo que orientarse hacia animales más
pequeños o buscar otras formas de alimentación. El mamut se extinguió y los rebaños de herbívoros fueron
sustituidos por animales de costumbres individuales, cuya caza era más compleja: el ciervo y los jabalíes. Los
cazadores comenzaron a utilizar perros, con algún grado de domesticación.
Las armas más importantes fueron los arcos, reforzados por tendones, y las flechas de piedra con variadas
formas geométricas (por ejemplo, triángulos y trapecios). Utilizaron también un tipo de flechas de hueso o de madera
para conseguir pieles sin dañarlas demasiado.
Durante este período se fabricaron trineos, en un principio tirados por hombres y luego por perros, y canoas
de piel o de corteza de árboles. De la corteza de abedul fabricaron un producto para pegar, que se ha
considerado probablemente como lo sustancia más antigua realizada por el ser humano.
Los hábitos de las culturas del Mesolítico eran nómades, con alojamientos de invierno y campamentos de
verano. En algunas regiones, donde las costas ofrecieron cantidades permanentes de alimentos, comenzaron a
ubicarse asentamientos durante todo el año.

LA REVOLUCIÓN NEOLÍTICA

El desarrollo de la agricultura y el pastoreo de ganado condujeron al sedentarismo. Estos cambios profundos


son conocidos como la Neolitización. Hace unos 12.000 años, algunas comunidades del Cercano Oriente
abandonaron sus prácticas de caza y recolección y comenzaron a desarrollar la agricultura y la domesticación de
animales. Este proceso no se produjo de manera homogénea ni fue simultáneo en todas las regiones.

El surgimiento de la agricultura

A fines del Paleolítico hubo un importante crecimiento de la población, que derivó en un desequilibrio entre
la cantidad de personas y los recursos para alimentarlas. Este aumento demográfico fue acompañado por cambios
climáticos que llevaron a la desaparición de plantas y especies animales.

Hasta ese momento, la economía de los primeros hombres era depredadora. La necesidad de aumentar la
cantidad de alimentos disponibles llevó a algunas comunidades a practicar algún tipo de almacenamiento y, con el
tiempo, a dar los primeros pasos hacia una economía productiva.
Las primeras especies que se cultivaron fueron cereales, como el trigo y la cebada en el Cercano Oriente, y
el arroz en China, granos que se caracterizan por su alto valor alimenticio y por no requerir cuidados excesivos. Estas
transformaciones se iniciaron en Asia y África y se desarrollaron posteriormente en Europa y América.

La domesticación del ganado

La extinción de las grandes manadas luego de la última glaciación también produjo modificaciones en los
hábitos de caza de los primeros hombres. Estos comenzaron a desarrollar una caza selectiva, evitando la matanza
de hembras y de animales pequeños.
Más tarde pasaron a capturar manadas enteras, que eran encerradas en corrales para disponer de carne
fresca a más largo plazo, sin tener que realizar constantes expediciones de caza. Con el tiempo decidieron comenzar
a cuidar y alimentar a estos animales de manera de garantizar su reproducción.
La primera especie domesticada fue la cabra, por ser un animal pequeño y menos salvaje que otros. Más
tarde se inició la domesticación de ovejas, cerdos, vacas, burros y caballos. Algunas de estas especies
proporcionaron a las comunidades una importante variedad de bienes de consumo, como carne, leche, lana y pieles;
otras fueron utilizadas como animales de carga o como complemento en las tareas agrícolas.
Tanto la agricultura como la ganadería estimularon la elaboración de nuevas herramientas, desde simples
instrumentos de labranza de madera hasta hachas y cuchillos de piedra pulida, no ya moldeada a golpes como
durante el Paleolítico. Esta nueva técnica da su nombre al período neolítico, que significa edad de la "piedra nueva".

El desarrollo del sedentarismo


Las actividades de cultivo y pastoreo de ganado tuvieron un impacto muy fuerte en las formas de
asentamiento de la población. Ya no era necesario que se desplazaran constantemente en busca de los lugares de
concentración de los recursos, sino que debían permanecer en un lugar para cuidar los sembradíos y los animales
domésticos.
Esto dio origen a un modo de vida sedentario y a la construcción de un nuevo tipo de vivienda.
Anteriormente las viviendas se realizaban con materiales que permitían que se las desarmara con facilidad y se las
trasladara a otras regiones. En el período neolítico, las casas se realizaron con ladrillos de adobe y paja, madera o
piedra. Para facilitar la cooperación en el desarrollo de las actividades agrícolas se formaron aldeas o poblados,
generalmente rodeados de una empalizada o de una fosa, que servían de protección a sus habitantes frente a
posibles ataques de otros seres humanos o de animales salvajes.
Además de las casas particulares, las aldeas neolíticas contaban con talleres artesanales donde se
realizaban diferentes actividades, como la confección de herramientas, la elaboración de productos textiles con fibras
vegetales o lana, y la fabricación de recipientes de cerámica para el almacenamiento de los alimentos e incluso para
cocinar sobre el fuego. Las técnicas para elaborar cerámica fueron evolucionando continuamente. Al moldeado
manual de la arcilla le siguió el uso de hornos para cocerla a temperaturas más altas y de tornos de alfarería para
darle forma.
Las aldeas disponían, asimismo, de graneros para guardar la producción que no consumían, para las épocas
de escasez o bien para intercambiar entre vecinos; también disponían de establos, de espacios, destinados a dar
sepultura a los muertos e incluso de incipientes santuarios.

LA EDAD DE LOS METALES

Aproximadamente hacia 5000 a.C., las comunidades humanas descubrieron la metalurgia; la posibilidad de
trabajar los metales para elaborar sus herramientas. En un principio los metales eran moldeados a golpes, pero luego
la aplicación del fuego permitió desarrollar la técnica de fundición y la construcción de instrumentos más resistentes
que la piedra y fácilmente reparables con el mismo procedimiento.
En un momento dado aparecieron culturas que utilizaron el cobre como material para fabricar instrumentos.
Según parece, fueron los pueblos del Cercano Oriente los que descubrieron la metalurgia. En Egipto y Mesopotamia
se han encontrado elementos hechos con cobre de una antigüedad de cinco mil años. Se supone que la utilización de
este metal se expandió gradualmente por las regiones cercanas junto con otros componentes de la vida sedentaria.
Las rutas probables de la expansión del cobre fueron marítimas: a través del Mediterráneo, hacia Grecia, Sicilia, sur
de Italia y España; y terrestre: desde las estepas rusas hacia Europa oriental y central.
El cobre fue, por ser muy maleable, el primer metal utilizado por el hombre. Quizás le haya parecido una
clase superior de piedra, porque puede ser doblado, modelado y reducido a láminas. Además, si se lo somete a la
acción del calor, se licua y adquiere la forma del recipiente o molde donde es volcado. Al enfriarse, retiene esa forma
y se vuelve tan duro como la piedra. De esta manera, el cobre presentó mayores ventajas que la piedra; una
herramienta de cobre puede volverse a afilar y, si se rompe, puede fundirse de nuevo. Más tarde, el cobre fue fundido
con el estaño y el hombre consiguió el bronce. Lo utilizó sobre todo para la fabricación de cuchillos, espadas y
puñales. Por último, al trabajar el hierro, los hombres pudieron desmontar selvas, combatir animales peligrosos,
construir embarcaciones, edificar ciudades. Pero debemos tener en cuenta que la metalurgia del hierro sólo logró
alcanzarse durante los tiempos históricos.

DE LAS ALDEAS A LAS CIUDADES

El sedentarismo y las actividades agrícola-ganaderas fomentaron la residencia estable en un territorio. A


medida que la sociedad se fue desarrollando se produjo en paso de las aldeas a las ciudades. Cuando la sociedad
creció y se hizo más compleja, surgieron formas jerárquicas de organización que tuvieron su culminación en la
formación del mundo urbano.

La organización aldeana

Inicialmente, las aldeas del Neolítico parecen haber estado organizadas de manera bastante igualitaria.
Fueron apareciendo jefes para dirigir a la comunidad en caso de conflictos con otras tribus o para la realización de
algunas actividades que exigían la coordinación de los esfuerzos colectivos, como algunas tareas de labranza, la
construcción de empalizadas, etcétera. Pero, al parecer, estos líderes no gozaban de privilegios por el cumplimiento
de sus funciones.
Las aldeas pequeñas estaban formadas, por lo general, por clanes emparentados, a diferencia de las más
grandes, cuyos habitantes no solían estar ligados por vínculos de sangre. Con el transcurso del tiempo, sin embargo,
se tendió a una división del trabajo; es decir, algunos aldeanos comenzaron a especializarse en la ganadería; otros,
en la elaboración de artefactos de cerámica o en el hilado y el tejido, aunque generalmente todos se dedicaban a la
agricultura.

La revolución urbana

A medida que las aldeas fueron creciendo por el incremento de la población, fue aumentando también el
tamaño de los asentamientos y comenzaron a necesitarse obras de envergadura para facilitar la defensa o la
producción de alimentos, como los canales de riego o los diques. En este contexto, surgieron otro tipo de líderes
comunitarios, que llevaron adelante la centralización del poder. Por el desarrollo de estas tareas comenzaron a
exigir un pago a los otros miembros de la sociedad, obligados a producir un excedente agrícola para sostenerlos. Es
decir, la comunidad comenzó a pagar un tributo, en alimentos o bien en trabajo, a las autoridades que se
encargaban de dirigir los asuntos colectivos.
De esta manera, la sociedad pasó a organizarse jerárquicamente sobre la base de la existencia de grupos
minoritarios que poseían derechos especiales, contrastantes con los del resto de la población, formada por
campesinos y artesanos. Esta fase en el desarrollo de la sociedad implicó una serie de transformaciones profundas
que Gordon Childe denominó "la revolución urbana" y que significaron el tránsito de las aldeas a las ciudades.

La aparición del Estado

La formación de las ciudades condujo al establecimiento de normas que regían los comportamientos de los
habitantes y de instituciones de gobierno encargadas de la realización de algunas tareas básicas, como la defensa,
la construcción de obras públicas, el orden o la organización del culto.
La urbanización llevó a la formación de Estados, dirigidos por autoridades que imponían obediencia al
conjunto de la población.
En el Cercano Oriente, donde se inició este proceso, las ciudades se organizaron como Estados y contaron
con funcionarios especializados en la administración y la recaudación, y con fuerzas militares que servían tanto para
defenderlas de una amenaza externa como para hacer cumplir la ley internamente. En este caso, los gobernantes
fueron los sacerdotes.

Religión

El desarrollo de la religiosidad hizo pasar a un primer plano los aspectos públicos del culto, a cargo de estos
especialistas. Su posición social era prestigiosa, por cuanto mediaban entre los dioses y los hombres, y por ello
recibían tributos y ofrendas.
Dada la importancia central de la religión en la vida de la sociedad, los sacerdotes se convirtieron en los
líderes naturales de la comunidad y se encargaron de la dirección de todos sus asuntos, fueran estos ultraterrenos o
mundanos. Por esta razón, en este período el centro del poder político, administrativo, espiritual y económico se
hallaba en los templos.
Las autoridades almacenaban los recursos que obtenían del resto de la sociedad y los utilizaban para la
realización de obras de uso colectivo, desde templos hasta diques o puentes; para intercambiar con otras sociedades
y adquirir bienes que no se producían localmente; para sostener a los sectores desvalidos de la población; o para
redistribuir en caso de sequías, malas cosechas, hambrunas o pestes.
Solo más tarde se produciría una separación entre el ejercicio del poder político y el religioso. Esto tendría
lugar cuando la expansión comercial y territorial de las ciudades desembocara en conflictos armados con otros
Estados vecinos. Estos conflictos otorgaron una clara influencia a los guerreros, que irían desplazando del poder a los
sacerdotes. Pero para eso todavía faltaban varios siglos.

LA INVENCIÓN DE LA ESCRITURA https://www.youtube.com/watch?v=nXYt_YUtf2s

Hacia el 4.000 a.C. los pueblos de la Mesopotamia llevaron a cabo un hecho trascendental al inventar la
escritura. Concebida inicialmente como un mecanismo útil para registrar las reservas de alimentos en
los palacios y los templos, este hallazgo terminó transformándose en un hito fundamental en la evolución de la
sociedad, que marca el fin de la Prehistoria y el inicio de los tiempos históricos.

La evolución de la escritura

A medida que las aldeas fueron convirtiéndose en ciudades, fueron creciendo las actividades económicas y la
sociedad se hizo más compleja.
Los administradores de los templos de Sumer percibieron la necesidad de perfeccionar los métodos usados
hasta entonces para llevar cuenta de los bienes recaudados y los recursos almacenados. Con ese objetivo,
comenzaron a registrarlos en tablillas de arcilla por medio de dibujos y de signos, valiéndose para ello de astillas de
madera o de puntas de caña. Las inscripciones se hacían cuando la tablilla de arcilla aún estaba fresca. Luego se la
dejaba secar al sol o se la cocía sobre el fuego, para que adquiriera consistencia tuviera una duración indefinida.
Inicialmente se usaron pictogramas, signos que representaban un objeto concreto de forma realista o
esquemática. Pero este sistema mostraba la desventaja de requerir una gran diversidad de signos para dar cuenta de
la realidad así, al principio los sumerios llegaron a emplear más de 2.000 pictogramas.
Por otra parte, algunas ideas más complejas eran difíciles de sintetizar por medio de un único signo, por lo
cual comenzaron a combinarse dos o más. Así, por ejemplo, para representar la acción de comer se escribían juntos
los símbolos que representaban el pan y la boca. La unión de estos signos se denomina ideograma. De todas
formas, este sistema de escritura tenía claras limitaciones, porque no podía ser usado para anotar nombres propios ni
para expresar ideas abstractas.
Se produjo entonces un nuevo avance en el desarrollo de la escritura. Los escribas, especialistas que
dominaban esta difícil tarea, descubrieron que combinando los sonidos de los signos podían registrar palabras
imposibles de expresar ideográficamente. Es decir, los signos dejaron de simbolizar objetos y pasaron a representar
sonidos. En consecuencia, se avanzó hacia el empleo de fonogramas, que ampliaron enormemente el campo de
posibilidades de la escritura y facilitaron su aplicación en otras actividades. Entre estas se destaca, sin duda, la
literatura, ya que fue posible poner por escrito historias tradicionales, transmitidas hasta entonces oralmente de una
generación a otra; las concepciones religiosas acerca del origen del mundo y de la sociedad; las hazañas de los
reyes e incluso las leyes que gobernaban a la sociedad.

La escritura cuneiforme

A lo largo del tiempo, la representación escrita se fue simplificando hasta perder toda semejanza con los
objetos originales.
Para obtener mayor rapidez y claridad en la escritura, se empezó a apoyar la punta de la caña en forma
oblicua sobre la tablilla, con lo cual el rasgo se imprimía con nitidez, aunque el dibujo quedaba reducido a un conjunto
de líneas quebradas. La escritura adquirió así la apariencia de una serie de clavos, de cuñas, de las cuales procede
el nombre de escritura cuneiforme, con el que se la conocería más tarde.
Los sumerios también modificaron la orientación de los textos. Inicialmente los signos se escribían en
columnas de arriba hacia abajo, que se iniciaban en el extremo derecho de la tablilla. Al volverse más complejos y
largos los documentos, se optó por escribir en forma horizontal y de izquierda a derecha, como hacemos en la
actualidad.

La difusión de la escritura

Pocos siglos después de la invención de la escritura por los sumerios, hacia 3100 a.C., en Egipto elaboraron
un sistema alternativo, el jeroglífico, que se basaba en ideogramas. Con el paso del tiempo, este lenguaje
experimentó transformaciones similares a las de la escritura cuneiforme.
Para agilizar y simplificar el proceso de escritura, los signos fueron haciéndose más sencillos y dieron lugar a
nuevos sistemas. Los egipcios escribieron sobre piedra y también sobre papiros.
El sistema cuneiforme adquirió una rápida difusión en el Cercano Oriente, dado que los diversos pueblos que
habitaran la región lo adaptaron a sus lenguas. Por otra parte, en el Lejano Oriente otras civilizaciones desarrollaron
su escritura de manera simultánea a Mesopotamia y Egipto.
China elaboró un sistema de miles de caracteres que sirvió de base a otras lenguas asiáticas, como la
japonesa, la coreana y la vietnamita. En su caso, el principal soporte para la escritura fue el papel, una invención
propia surgida hacia el siglo II a.C.
En la India se desarrolló un sistema basado en secuencias breves de signos, denominado idioma
protoíndico, que se escribía sobre piedras lisas llamadas lajas, y aún no ha podido ser descifrado.
El último paso en la historia de la escritura lo darían los fenicios siglos después al inventar el alfabeto.

LOS PUEBLOS DE LA ANTIGÜEDAD


Cuando nos referimos a los pueblos de la antigüedad estamos hablando de los que sentaron las bases de la
Cultura Occidental. De ellos tomaremos en cuenta las siguientes características:

ESPACIALMENTE
Los Sumerios, Acadios, Asirios, Babilonios, Medos y Persas ocuparon la Mesopotamia Asiática, es decir las
tierras cercanas y las comprendidas entre los ríos Tigris y Éufrates. Hoy en día sería el espacio ocupado por
Irak, Irán, Kuwait, Siria, Jordania y Turquía.

Los Fenicios y Hebreos ocuparán el Levante Oriental del Mediterráneo. Hoy en día es el espacio ocupado por
Israel y Líbano.

Los Egipcios ocuparán el espacio en torno al río Nilo. Hoy en día correspondería al territorio de Egipto y
Sudán.

Los Griegos (Atenas y Esparta) ocuparán, como en el presente Grecia, el extremo sur de la península
Balcánica e islas del Mar Egeo.

Los Romanos, al principio ocuparon un pequeño valle llamado Lacio a orillas del río Tíber, luego toda la
península Itálica (hoy Italia), y más tarde construyeron un vasto Imperio en torno al Mar Mediterráneo.

POLÍTICAMENTE

Se organizaron como MONARQUÍAS gobierno de una sola persona

centralizadas sin división de poderes

hereditarias y dinásticaslos hijos sucedían en el trono a sus padres

Las excepciones fueron

Los atenienses que entre los siglos VII a.C. y IV a.C. construyeron un sistema denominado
DEMOCRACIA (demos: pueblo – kratos: gobierno). En el participaban los ciudadano, es decir los
hombres mayores de 20 años nacidos en Atenas, de padres atenienses; las mujeres, los extranjeros y
los esclavos quedaban excluidos.

Los romanos que entre los siglos VI a.C. y I a.C. idearon un sistema denominado REPÚBLICA (res:
cosa – publicum: pueblo). De ella participaban las personas que poseían la ciudadanía romana.
Mujeres, esclavos y pueblos conquistados (a los que no se les otorgaba la ciudadanía) no podían
ocupar los cargos públicos, ni iniciar la carrera de los honores.

ECONÓMICAMENTE

Los pueblos de la antigüedad desarrollaron cuatro actividades claves: la agricultura, la ganadería, la minería y
el comercio.

Una vez satisfechas las necesidades, el excedente (lo que sobraba) se lo intercambiaba por vías de
transportes terrestres y acuáticas (marítimas y fluviales).

Como medio de transporte utilizaban: mulas, camellos, carretas y embarcaciones impulsadas a remo y vela

El comercio se realizaba a través del TRUEQUE (intercambio) de productos. La moneda metálica comenzó a
utilizarse a partir del siglo VII a.C.

La actividad económica fue uno de los pilares básicos para el desarrollo de la escritura, como así también
para el intercambio de pautas y creaciones culturales entre los diferentes pueblos.

SOCIALMENTE las sociedades de la antigüedad eran

Piramidales el rey era la cabeza de toda la sociedad.

Segmentadas o estratificadas existían diferentes clases sociales acorde a las funciones y roles que
desempeñaban: gobernadores, guerreros, funcionarios reales, comerciantes, artesanos, campesinos y
esclavos.
Esclavistas la mano de obra que generaba riqueza, para el estado o para los individuos, sin recibir
nada a cambio eran los esclavos. Las situaciones que generaban esta condición social eran las deudas o las
guerras.

Hidráulicas todas realizaron importantes obras de ingeniería (acequias, canales, represas) para
apropiarse del recurso vital para el desarrollo humano: el agua.

RELIGIOSAMENTE
Fueron POLITEÍSTAS creían en varios dioses

Adoraban a las fuerzas de la naturaleza y a los animales

Los sacerdotes hicieron construir numerosos templos y controlaban el ritual del culto

Las mujeres sólo podían ser sacerdotisas que colaboraban con los hombres

Prácticamente todas tuvieron libros sagrados

Las excepciones fueron

Los Hebreos que creían en un solo dios o Jehová

Los Egipcios durante el reinado de Amenofis IV o Akenatón, que impuso el culto a un solo dios: Atón
(sol)

LOS TIEMPOS MEDIEVALES


La Edad Media comienza en el año 476 con la caída de Roma, capital del Imperio Romano de Occidente, y
termina en el año 1453, con la caída de Constantinopla (hoy Estambúl) capital del Imperio Romano de Oriente o
Bizantino. Para una mejor comprensión de los procesos históricos que abarca se la divide tres grandes períodos,
cuyas características generales son:

● La Temprana Edad Media: este fue un período en el que el espacio cultural del Imperio Romano se fragmenta en
tres grandes espacios culturales: los Reinos Romanos-Germánicos, el Imperio Bizantino y el Islam. Esta época de
transición se extendió entre los siglos V y IX. Los principales acontecimientos que se produjeron:

✔ Desarrollo de grandes movimientos migratorios-invasores (pueblos germanos y hunos) y ruptura del orden
romano.

✔ Formación en el occidente europeo de los Reinos Romanos-Germánicos o Bárbaros y formación del Imperio
Carolingio.

✔ Conservación en el oriente europeo de la tradición grecolatina en el Imperio Bizantino.

✔ Surgimiento del Islam e irrupción del Imperio Árabe en el espacio del Mar Mediterráneo.

● La Alta Edad Media: este período se desarrolló entre los siglos X y XII, y corresponde al surgimiento de la
sociedad feudal. Entre los principales hechos que podemos mencionar se sucedieron:

✔ Desarrollo de las masivas invasiones de Normandos (Vikingos), Magiares (Búlgaros) y Sarracenos


(Musulmanes del norte de África).

✔ Apogeo del sistema feudal.

✔ Surgimiento del sistema económico señorial.

✔ Decadencia de la vida urbana y construcción de castillos.

✔ Fragmentación del poder real.

✔ Florecimiento de la sociedad estamental.

✔ Tutelaje cultural sobre el poder temporal (reyes), en Europa occidental, de la Iglesia Católica.
● La Baja Edad Media: este período se extendió entre los siglos XIII y XIV, y fue la época en que entra en crisis el
sistema feudal. Esta dio origen a nuevos y profundos cambios que se harán visibles a partir del siglo XV. Entre
los principales sucesos que podemos mencionar:

✔ Las Cruzadas.

✔ Recuperación de la autoridad monárquica.

✔ Reconstrucción urbana y comercial.

✔ Quiebre de la sociedad estamental y aparición de la burguesía.

✔ Renovación Cultural: surgimiento de las Universidades, Renacimiento y Humanismo.

EL FEUDALISMO
Fue un sistema político, social, económico y cultural que se desarrolló entre los siglos X y XII en Europa
occidental.

POLÍTICAMENTE fragmentación del poder real

Los señores feudales o nobles (duques, marqueses, condes, vizcondes, barones), al no poder los reyes
proteger sus dominios de las invasiones de los siglos IX y X, recibieron señoríos o feudos para gobernarlos y
cobrar impuestos

ECONÓMICAMENTE se paralizó el comercio y la vida urbana por las invasiones

Se implementó el sistema señorial

la tierra pasó a ser símbolo de poder y era trabajada por los siervos

se producía para la subsistencia

desaparición de la moneda y retorno al intercambio por trueque

Decadencia de la vida urbana y aparición del castillo, que además de ser la vivienda del señor feudal era la
fortaleza que refugiaba a la población en caso de ataques

El espacio del feudo se dividía en tres

tierras señoriales lo producido era para el señor feudal

bandos lo producido era para los siervos

tierras comunales bosques del señor que brindaban madera y animales para cacerías

SOCIALMENTE la sociedad se organizó de manera estamental y sin movilidad social

Nobles o señores feudales dueños de la tierra

tenían a su servicio a los caballeros (guerra) y a los siervos (tierra)

cobraban los impuestos y poseían todos los derechos

Clero también poseían tierras, cobraban el diezmo y también poseían siervos

Campesinos Libres eran pocos y trabajaban pequeñas parcelas de tierra

Siervos obligados a trabajar la tierra de los nobles por alimento, vivienda y protección
componían el mayor porcentaje de la población que, además, era analfabeta

LA CRISIS DEL FEUDALISMO


Luego de leer atentamente los textos que se presentan comienza a trabajar con las actividades propuestas:

1) Analiza el título del tema: ¿Qué significa para ustedes el término crisis?

2) Lee los dos primeros títulos del tema (El Feudalismo y Los Siglos de Expansión) y completa el siguiente
esquema:

FEUDALISM
O
El poder lo tienen los

Viven gracias al trabajo de los Se vinculan entre sí a través de

Su trabajo Promueve Se dedican a


El afán de
enriquecerse

Caracterizada por
Expansión de
los

Surge un nuevo sector social llamado Venden productos a

3) Escribe las causas y las consecuencias de la crisis del siglo XIV:

4) Piensa y responde: ¿Por qué las consecuencias de la crisis económica afectaron más a los señores feudales y a
los gremios que a los campesinos?

5) Explica cuáles eran las características del sistema de producción domiciliario.

EL FEUDALISMO

El feudalismo fue un sistema político, económico y social que se consolidó en Europa occidental a partir del
siglo XI.
Un rasgo fundamental de este sistema fue la fragmentación del poder político que anteriormente habían
tenido los reyes. Su poder pasó a manos de los señores nobles, tanto laicos como eclesiásticos: duques, condes,
marqueses, castellanos, obispos y abades. Aunque la monarquía no desapareció, quedó muy debilitada y los nobles
consideraron al rey como un simple primus inter pares ("primero entre iguales").
Entre los distintos señores se establecieron vínculos de fidelidad y dependencia, a través de las relaciones de
vasallaje. Al contraer esta relación, un señor que contaba con poder y riqueza se comprometía con el que aceptaba
ser su vasallo a protegerlo y a darle un feudo, que por lo general era una porción de tierra trabajada por campesinos.
Á cambio, el vasallo debía ser fiel a su señor y brindarle consejos y ayuda militar y económica, en caso de necesidad.
A su vez, el vasallo podía ser señor de otros vasallos y así sucesivamente. De esta forma, los lazos de vasallaje se
generalizaron a tal punto que, en forma piramidal, incluyeron a la totalidad de los señores. Éstos eran las únicas
personas consideradas libres y afirmaban que su condición social -la nobleza- era hereditaria y que sólo podía
adquirirse por nacimiento. De esta manera pretendía hacer aparecer como natural una situación de privilegio basada
en el ejercicio del poder.
Los señores utilizaron su fuerza militar y su, situación de terratenientes para beneficiarse del trabajo de los
campesinos, que eran el sector más numeroso y los productores fundamentales de esa sociedad. Su condición social
-la servidumbre- era hereditaria y suponía la dependencia con respecto a los señores, ya que no podían abandonar
sus tierras y estaban obligados a entregarles tributos de todo tipo.
Aunque todos los nobles vivían gracias al trabajo de los campesinos, existían entre ellos importantes
diferencias de acuerdo con la actividad central que desarrollaban: la guerra o la religión. Los señores laicos, desde el
vasallo más modesto hasta el más importante de los duques, consideraban que su función principal era hacer la
guerra y a ella consagraron su modo de vida. Las altas jerarquías eclesiásticas, además de formar parte de la
nobleza, eran el grupo alfabetizado y letrado de la sociedad. A partir de este dominio cultural, tuvieron un papel
privilegiado para explicar por qué el mundo era como era y elaboraron una interpretación sobre las actividades que
debían realizar las personas. Postularon que los miembros del clero debían orar, los señores guerrear y los
campesinos trabajar para sostener a todos.

LOS SIGLOS DE EXPANSIÓN

Entre los siglos XI y XIII se produjo una importante expansión en el continente europeo. Este crecimiento se
caracterizó por un gran aumento de la población, la utilización de nuevas técnicas agrícolas y la incorporación de más
tierras para la producción. Este avance sobre nuevos territorios fue consecuencia, en gran medida, de los mayores
tributos que los señores exigieron a los campesinos. Para poder pagarlos, los siervos tuvieron que aumentar su
producción y, para ello la superficie cultivada. Esta actividad fue autorizada y luego fomentada por los señores, ya
que el asentamiento de campesinos en territorios que estaban bajo su dominio y hasta ese entonces no se habían
cultivado les permitía continuar aumentando sus beneficios a través del cobro de tributos.
Estas transformaciones permitieron a Europa ingresar en una época de mayor prosperidad; los nobles
vivieron con más lujo y comodidad en sus castillos, catedrales o monasterios.
La expansión también favoreció un nuevo desarrollo de las ciudades que, luego de la caída del Imperio
Romano, prácticamente habían desaparecido. En estos centros urbanos burgos, rodeados por murallas, creció una
nueva clase llamada burguesía. Este sector, básicamente mercantil, abastecía a las cortes señoriales de artículos de
lujo. Entre otros productos les vendía paños de seda o de lana de muy buena calidad (producidos en las ciudades
bajo un estricto control) y especias, traídas desde Oriente. Los señores, además de comprarles estos productos,
aprovecharon que los burgos se nucleaban alrededor de los castillos para cobrarles todo tipo de tributos.
A medida que se desarrollaron, los burgueses se rebelaron contra los poderes señoriales. Les cuestionaron la
imposición de cargas fiscales desmedidas y buscaron participar en el poder político para llevar adelante sus
actividades sin temer la arbitrariedad señorial. Así pudieron organizar sus propios gobiernos urbanos, llamados
Comunas. En ocasiones, éstas fueron completamente autónomas, lo que significa que dirigieron sus asuntos con total
libertad e independencia respecto de otros poderes señoriales. Éste fue el caso de las ciudades italianas. En otros
casos, aunque administraron sus asuntos, siguieron dependiendo de algún obispo, conde o duque.

ESTALLA LA CRISIS

La expansión económica, basada en el aumento de la producción agraria, tenía un límite rígido. Pese a las
innovaciones de los siglos anteriores, las técnicas de producción campesinas eran muy primitivas, la tierra rendía
poco y su fertilidad se agotaba muy rápidamente. El crecimiento, entonces, dependía de la incorporación y
explotación de nuevas tierras. Para ello se roturaron bosques, se disecaron pantanos y, sobre todo, se expandieron
hacia Europa oriental. Hacía fines del siglo XIII ya no quedaban tierras útiles para seguir ocupando. Mientras que la
población seguía creciendo, los rendimientos agrícolas eran cada vez más bajos y en consecuencia, se disponía de
menor cantidad de alimentos. Para empeorar la situación, lejos de restringir sus gastos, los señores feudales
exigieron cada vez más a unos campesinos que tenían cada vez menos para dar.
En los primeros años del siglo XIV, el hambre atravesó Europa provocando las primeras muertes. La debilidad
física favoreció el ingreso de enfermedades y epidemias y, en 1348, un brote de peste bubónica -conocida como la
Peste Negra- diezmó a la población. Aunque las cifras son poco precisas, se calcula que al concluir el siglo se había
producido la merma de un tercio de los habitantes de Europa.
A todas estas calamidades se les sumaron las guerras, muy frecuentes en el siglo XIV. Para sostenerlas se
crearon impuestos, lo que agravó más aún la situación de la población. El conflicto bélico de mayor importancia fue la
Guerra de los Cien Años, que enfrentó a los reyes de Francia e Inglaterra. En sus inicios fue una disputa por la
sucesión del trono francés a lo que luego se agregó el temor del rey inglés a perder las posesiones que su familia
tenía en Francia desde varios siglos atrás. En 1337 se desató el conflicto que, con algunos intervalos y treguas, se
extendió hasta 1453, cuando triunfaron los franceses. Los señores, guerreros por naturaleza, murieron en grandes
cantidades, mientras que los constantes saqueos a campos y ciudades llevados a cabo por soldados y bandoleros
impidieron organizar cualquier actividad productiva.

DECADENCIA SEÑORIAL Y VITALIDAD CAMPESINA

Si bien la crisis afectó a toda la economía, su consecuencia más notable fue la desorganización de la vida
económica que, durante siglos, había beneficiado a la nobleza feudal.
Debido a la disminución de los campesinos y al aumento de las obligaciones generadas por las guerras, los
señores quedaron en una situación de extrema debilidad. La escasez de mano de obra no les permitía sostener la
explotación de sus tierras y resultaba muy costoso emplear trabajadores asalariados. Por otra parte, los señores
tampoco disponían de la capacidad militar suficiente para enfrentar los reclamos y las rebeliones campesinas, que se
hicieron más frecuentes en este período.
La alternativa que encontraron fue arrendar sus tierras, aunque fuese por un monto bajo. Así, muchos
campesinos que habían sobrevivido mejoraron su situación. Además, los nobles perdieron poder efectivo porque
muchos campesinos dejaron de ser siervos y se convirtieron en hombres libres.
La crisis de los señores también afectó la producción de textiles de lujo, ya que su consumo disminuyó
notablemente. Los gremios, que eran las instituciones que organizaban y controlaban la cantidad, calidad, precio y
formas de producción, no permitieron que se modificaran estas formas tradicionales y costosas, lo cual agudizó más
la crisis.
Muchos campesinos se, beneficiaron con las dificultades atravesadas por la producción textil urbana. Ellos
conocían perfectamente las técnicas de hilado y tejido, debido a que confeccionaban sus propias ropas, y
aprovecharon entonces para aumentar su producción, que era menos lujosa y podía venderse a precio más barato.
Hacia mediados del siglo XV, muchos comerciantes de las ciudades vieron en esta producción un buen
negocio, y comenzaron vincularse con campesinos para que trabajaran para ellos. Les entregaban la materia prima y
luego les pagaban por cada producto terminado. Este nuevo sistema de producción, que supuso la realización de las
tareas en el campo, sustraídas del control gremial, es conocido como sistema domiciliario.

LA REVANCHA DE LOS REYES

La crisis, además, tuvo consecuencias políticas que también afectaron profundamente al feudalismo.
Durante años, el Papado y los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico disputaron el lugar de
prominencia en Europa como cabeza de la cristiandad. El siglo XIV marcó la decadencia definitiva de estas dos
autoridades. Su crisis fue tan profunda que, a partir de allí, el emperador nunca lograría subordinar ni siquiera a los
propios príncipes alemanes, que mantuvieron una total autonomía y un poder indiscutible en sus territorios. Tampoco
los Papas lograron imponerse a las poderosas ciudades de la península Itálica y perdieron jerarquía frente a otros
poderes.
En cambio, los monarcas, que durante los siglos de expansión del feudalismo eran poco más que señores,
comenzaron un largo proceso de concentración del poder. Así sucedió fundamentalmente con los reyes de Francia,
Inglaterra y en menor medida Castilla (uno de los reinos que tiempo después conformaría España).
La primera razón de este proceso fue que los señores feudales ya no estaban en condiciones de ejercer el
poder político puesto que, a las dificultades económicas, se sumaba su debilidad para hacer frente a los reclamos
campesinos. Algo similar ocurrió en las ciudades, donde los burgueses encumbrados ya no podían controlar los
recurrentes conflictos provocados por los grupos populares. Frente a ello, las ciudades autónomas pusieron fin a las
instituciones que permitían la participación ciudadana y recurrieron al poder personal de caudillos militares capaces
de restablecer el orden. En otras ciudades, la solución fue apelar a la ayuda real, a cambio de resignar todos los
derechos autónomos que habían ganado siglos atrás.
También la guerra favoreció la concentración de poder de los reyes. La Guerra de los Cien Años, que había
comenzado como una disputa entre los monarcas y los nobles de Francia e Inglaterra, fue convirtiéndose en una
lucha entre grandes estados. Las batallas entre caballeros con lanzas y armaduras dejaron lugar a otras donde se
movilizaba a las poblaciones urbanas y a los campesinos. Sólo los reyes podían contar con los recursos necesarios
para ello.
De este modo, la crisis y la guerra estimularon la revancha de los reyes sobre los señores feudales.

LA FORMACIÓN DEL MUNDO MODERNO


1) Escribe el título en tu carpeta, copia o imprime y pega la siguiente red conceptual.

2) Interpreta la siguiente red conceptual y a partir de ella escribe un texto.

LA RENOVACIÓN CULTURAL
Luego de leer atentamente los textos que se presentan comienza a trabajar con las actividades propuestas:

1) Lee los textos que desarrollan la temática, las páginas 25 a 28, y resuelve las actividades que siguen.

2) Explica el contexto socio-económico de los siglos XV al XVII.

3) Piensa y responde: ¿Qué entiendes por renacimiento?

4) ¿Qué fue el Humanismo? ¿Dónde surgió?

5) ¿Qué manuscritos leyeron los humanistas? ¿En qué lengua escribieron? ¿Qué valioso aporte realizaron?

6) Menciona los principales pensadores de este movimiento.

7) ¿Qué visión del hombre tuvieron los humanistas?

8) ¿Cuál fue el lugar que le otorgaron a Dios los humanistas?

9) ¿Qué invención favoreció la difusión de las ideas humanistas? ¿Por qué?

10) Explica la nueva visión del universo que surgió en esta época.

11) Lee las siguientes oraciones referidas al Renacimiento y responde si son verdaderas o falsas.
● En movimiento renacentista se inició en Italia ……….
● Los mecenas eran poderosos comerciantes, banqueros y aristócratas que financiaban y protegían a los artistas y
pensadores ……….
● Para lograr el realismo en sus obras los artistas del Renacimiento recurrieron al uso de la perspectiva……

● Los Médicis fueron importantes mecenas que promovieron las actividades artísticas en Florencia ……….

12) Menciona y explica cuáles fueron las razones que desencadenaron la Reforma.

13) Completa las siguientes oraciones referidas a la Reforma:

● A los líderes de este movimiento se los llamó…………….…….… y a sus seguidores……….………..………

● Lutero sostenía que la salvación se obtenía gracias a la….……. y no por las………………

● El movimiento reformista se extendió por…………………………………………………………………………

● Los calvinistas seguidores de…………………………………, creían en la ………………………………….. y recibían


el nombre de………………………………. en Francia y de….…………………………. en Inglaterra

14) Explica que fue la Contrarreforma y qué medidas tomó la Iglesia en el Concilio de Trento.

15) Indaga sobre la vida de Nicolás Copérnico y responde:

a- ¿Cuál fue su teoría?


b- ¿Qué reacción tuvo la Iglesia Católica frente a esta nueva teoría?
c- Dibuja la teoría que desestima y la que plantea él.
d- La teoría que el planteó es la misma que sostienen los astrónomos hoy en día ¿Por qué?

16) Indaga sobre los pintores del Renacimiento y responde:

a- ¿Quiénes fueron los más destacado?


b- Busca imágenes que reflejen sus obras.
c- ¿A cuál de ellos elegirías cómo el mejor? ¿Por qué?

17) Observa el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=6i9aya7VTE4 y responde:

a- ¿Cuáles son los inventos de Da Vinci?


b- Menciona los 5 que te hayan llamado más la atención y en cada caso explica los por qué.

18) Indaga que quiso representar Miguel Ángel con la siguiente imagen:
LA RENOVACIÓN CULTURAL

Hacia mediados del siglo XV comenzaron a manifestarse señales concretas de que los largos años de
calamidades habían finalizado. Las pestes y las guerras disminuyeron, la población comenzó a crecer y la producción
y el comercio empezaron a prosperar. Era el inicio de un largo ciclo de expansión y crecimiento que se extendería
hasta los primeros años del siglo XVII.
Una de las señales más notables de que las cosas cambiaban fue la aparición de un amplio movimiento
cultural y espiritual que se manifestó en diversos ámbitos, desde el artístico hasta el religioso, y afectó en mayor o
menor medida a todos los sectores de la sociedad. Este movimiento de renovación es conocido con el nombre de
Renacimiento, ya que sus protagonistas sintieron que asistían al renacer de la cultura greco-romana, perdida durante
lo que ellos consideraron los oscuros años de una Edad Media que comenzaban a dejar atrás.
El Renacimiento, en realidad, constituye la culminación de un proceso cultural que se había iniciado en los
siglos XI y XII, a partir del crecimiento de las ciudades y de la aparición de un nuevo grupo social: las burguesías
urbanas. Estas burguesías, a través del desarrollo de sus actividades y de sus actitudes mundanas, cuestionaban los
principios predominantemente religiosos que regían la sociedad feudal.
En efecto, durante el feudalismo, la Iglesia había explicado que el mundo material -los bienes creados por el
hombre y todos los objetos que lo rodeaban- y la propia vida humana eran sólo un pasaje terrible (un "valle de
lágrimas", como solían decir) hacia la vida verdadera que esperaba luego de la muerte, en el más allá. Por eso, esta
visión religiosa consideraba despreciables las cosas materiales y postulaba que lo realmente importante eran las
verdades espirituales, transmitidas por Dios a través de la Iglesia.
Los burgueses advirtieron que estos principios resultaban poco prácticos para su nueva forma de vida y para
el desarrollo de sus actividades comerciales y productivas, que requerían el conocimiento efectivo de rutas, caminos,
precios y otros tantos asuntos cotidianos. Debido a ello, fueron elaborando nuevas interpretaciones del mundo, más
apegadas al conocimiento de la realidad terrenal. Así, en aquellas zonas donde las ciudades eran más numerosas e
importantes -y por lo tanto había una fuerte burguesía-, como en el norte de la península Itálica y los Países Bajos, se
inició un largo camino de cambios culturales que dio origen al movimiento renacentista.

EL HUMANISMO: NUEVAS VISIONES DEL HOMBRE Y LA SOCIEDAD

El Renacimiento introdujo un cambio importante con respecto a la visión medieval, en la que todo giraba en
torno de Dios. Pese a que no se perdió el sentido religioso, el hombre -que hasta entonces había ocupado un
segundo plano- fue colocado en el centro de todas las preocupaciones científicas, artísticas y filosóficas.
Debido a esta importancia atribuida al ser humano, se denomina Humanismo a la corriente de pensamiento
protagonizada por un grupo de escritores y pensadores, caracterizados por su afán de conocimiento, que se
destacaron durante esta época,
El Humanismo surgió en los centros urbanos más desarrollados de Italia Venecia, Roma y sobre todo
Florencia, en los cuales se produjo un renovado interés por la cultura y las letras clásicas. Para lograr una plena
comprensión de la Antigüedad, revalorizada como una época de brillo y esplendor, los humanistas estudiaron con
entusiasmo los manuscritos originales griegos y latinos. Sin embargo, muchos de ellos escribieron sus obras en la
lengua hablada en sus regiones, lo cual constituyó un valioso aporte para el desarrollo de las literaturas nacionales y
las lenguas europeas. Los precursores más significativos de este movimiento fueron Dante Alighieri, Francisco
Petrarca y Giovanni Boccaccio. Fuera de Italia destacaron el holandés Erasmo de Rotterdam y el inglés Tomás Moro.
Los humanistas entendieron que el ser humano era un verdadero microcosmos -un mundo en pequeño,
reflejo y resumen del Universo, único e irrepetible-. Como tal, era la más perfecta creación de Dios. Además,
consideraron que estaba dotado de razón, una capacidad humana a través de la cual el individuo podía analizar y
comprender todo aquello que lo rodeaba.
Los humanistas destacaron la necesidad de desarrollar un conocimiento reflexivo, razonado y crítico, En este
sentido, cuestionaron los saberes tradicionales basados en la memorización de las viejas obras y en el respeto y la
obediencia directa a lo sostenido por las autoridades, sin ser sometidas a ningún tipo de crítica.
La nueva idea del hombre derivó, además, en una concepción renovada de la sociedad. En su libro Utopía,
Tomas Moro planteó la posibilidad de una sociedad ideal sin diferencias sociales ni prejuicios religiosos. Por su parte,
el pensador Nicolás Maquiavelo realizó un análisis sobre los medios para acceder, controlar y mantener el poder,
cimentado en una visión absolutamente profana de la política y desligada de la moral y los principios de la religión.

LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA

El Humanismo defendía la existencia de Dios, aunque le otorgaba un nuevo protagonismo frente a la realidad
humana y la naturaleza. Durante la Edad Media, el pensamiento cristiano consideraba que la intervención divina en el
mundo era total y que, por lo tanto, era la causa inmediata de cualquier fenómeno. Por ejemplo, se explicaba una
lluvia por la voluntad de Dios y no por la condensación de las nubes. En cambio, para los humanistas, Dios había
creado el mundo, pero también había, establecido causas y efectos en los cuales su intervención era innecesaria.
Sobre esta realidad, decían, el saber humano podía no sólo conocer, sino también actuar para producir cambios. Este
razonamiento constituyó la base de una nueva actitud frente al conocimiento, centrada en la experimentación y en el
uso de la razón.
A esta nueva actitud -que por sí sola bastaba para gestar una era de grandes descubrimientos científicos- se
le sumó otro factor fundamental la; invención de la imprenta tipos móviles, inventada por Johannes Gutenberg en
1450. Esta imprenta utilizaba planchas de metal formadas por letras (tipos móviles) que, al entintarse y estamparse
sobre el papel, reproducían una página de texto tantas veces corno se quisiera. Gracias a ello, los libros dejaron de
ser una tarea de copistas que trabajaban manualmente y comenzaron a hacerse en la cantidad que fuese necesaria.
Con este invento se generó una verdadera revolución cultural ya que, al multiplicarse, los libros se hicieron accesibles
a un mayor número de personas.
Al comenzar el Renacimiento, la concepción del Universo estaba dominada por la interpretación geocéntrica
del griego Tolomeo (siglo II), según la cual todos los astros giraban alrededor de la Tierra, que permanecía inmóvil en
el centro del Universo.
En 1543, el astrónomo polaco Nicolás Copérnico postuló la teoría de que el Sol era el centro del Universo y
de que la Tierra giraba una vez al día sobre su eje y realizaba, a lo largo de un año, una traslación completa alrededor
del Sol. Su teoría, conocida como heliocéntrica, fue abiertamente desaprobaría por la Iglesia y en sus inicios no tuvo
gran repercusión. Sin embargo, más tarde fue difundida y perfeccionada por, entre otros, Tycho Brahe (1546-1601),
Johannes Kepler (1571- 1630) y Galileo Galilei (I5fi4 Hi42), quien introdujo el uso del telescopio.
Debido a la nueva importancia dada a la existencia del hombre en la Tierra, se produjo un renovado interés
por el cuerpo humano. Esta preocupación abarcó tanto al arte como a la ciencia. Muchos estudiosos -incluyendo al
propio Leonardo da Vinci- se preocuparon por establecer las proporciones ideales del cuerpo a través de la utilización
de la matemática y la geometría. Asimismo, la medicina avanzó en la técnica de análisis y experimentación con
cadáveres humanos, En esta práctica se destacó el médico de origen belga Andrés Vesalio (1514-1564), quien
ofreció una importante descripción de todos los órganos del cuerpo.

EL BRILLO DEL ARTE

Aunque la renovación cultural se extendió por buena parte de Europa, las ciudades italianas mantuvieron un
claro predominio en una de sus expresiones más notables: el arte.
Este predominio artístico se explica por la revalorización de la tradición greco romana -considerada como una
época en la que las creaciones humanas habían alcanzado la perfección- y, sobre todo, por la prosperidad económica
de estas ciudades.
En efecto, los grandes negocios del comercio internacional, controlados por encumbradas familias italianas,
daban ganancias tan elevadas que muchos no sabían en qué gastarlas. Los poderosos comerciantes, banqueros y
aristócratas se convirtieron entonces en mecenas, personas que financiaban y protegían a los más renombrados
artistas. Los mecenas ganaban para sí el prestigio que otorgaban las obras de arte, pero también embellecían y
prestigiaban a sus ciudades, de las que se sentían orgullosos. Desde las comunas italianas, el arte renacentista se
extendió por el resto de Europa, favorecido por el incremento de los viajes y los desplazamientos de los artistas, pero,
sobre todo, por el afán de príncipes, reyes, aristócratas y ricos burgueses de estar a la altura de las ciudades
italianas.
En las obras renacentistas quedó plasmada la nueva imagen del hombre y de la sociedad. En este sentido se
destacaron el realismo, la expresividad y el respeto por las proporciones de las figuras humanas. En las pinturas
también se pusieron de relieve la naturaleza y la belleza de los paisajes. Para lograr el realismo, surgió una
innovación fundamental: la perspectiva. Esta técnica posibilita crear, a través de la convergencia de las líneas de la
obra en un punto central y del empequeñecimiento del tamaño de las figuras a medida que se alejan del primer plano,
la ilusión del espacio real en una superficie plana, obteniendo una sensación de profundidad y volumen.
En la escultura, los artistas destacaron, con elegancia y naturalidad, el dinamismo y la fuerza de los cuerpos
humanos. En las edificaciones de palacios e iglesias, por su parte, rea parecieron las líneas rectas, las columnas y los
arcos de medio punto, característicos de las construcciones grecolatinas.
Durante el siglo XV, conocido también como el Quatrocentro, la ciudad de Florencia marcó el rumbo de la
renovación artística. Esto no fue una sorpresa, ya que desde fines de la Edad Media era la ciudad más importante de
Italia, Además, en ella residían los Médicis, una rica y poderosa familia de banqueros que gobernaron durante mucho
tiempo la ciudad y se constituyeron en los más distinguidos mecenas, ya que apoyaron y promovieron la actividad de
destacados artistas, poetas y filósofos, y favorecieron el embellecimiento de la ciudad.
Los Médicis encargaron al arquitecto Brunelleschi la iglesia de San Lorenzo, en la que el artista impuso un
estilo inspirado en los rasgos típicos de la arquitectura clásica griega y romana. El también elaboró muchos proyectos
de los edificios más importantes de la ciudad. Su obra más destacada fue la construcción de la cúpula de la catedral
de Florencia, Santa María dei Fiore, basada en un cuidadoso diseño que le permitió levantar la cúpula más grande de
su tiempo sin armazón fija.
La otra rama del arte que inició el camino de la renovación fue la escultura. En ella se destacaron
especialmente Lorenzo Ghiberti y Donatello, quienes expresaron en sus obras los más finos detalles del cuerpo
humano y, en particular, la sensación de volumen.
En la pintura, Masacio introdujo las innovaciones más relevantes, en particular los primeros ensayos para el
uso de la perspectiva y las proporciones, es decir, el uso del espacio tridimensional. Siguieron este camino otros
artistas como Piero della Francesca, Fra Angélico, Sandro Boticelli, Filippo Lippi y Paolo Uccello. Cierra este período
Leonardo da Vinci, quien luego se trasladó a Roma.
Junto a Leonardo, la capital de la renovación artística se trasladó a Roma, que sería su sede durante el siglo
XVI o Cinquecento. La ciudad de Roma estaba políticamente dominada por los Papas. Al comenzar el siglo XVI, dos
de ellos, Julio II y León X, juzgaron que debían colocar a Roma a la altura de su historia y de su condición de centro
de la cristiandad católica, para lo cual comenzaron a llamar a los artistas florentinos a fin de embellecerla. Así, los
Papas también se convirtieron en mecenas. Julio II encargó al arquitecto Bramante la construcción de la nueva
Basílica de San Pedro. Allí trabajaron Miguel Ángel Buonarroti y Rafael Sanzio.
Miguel Ángel fue uno de los más destacados representantes del arte renacentista, autor de esculturas como
“El Moisés” y “La Piedad” y de muchas pinturas que decoran los techos y paredes de la Capilla Sixtina.
Fuera de la península itálica, otra región donde se produjo una significativa y precoz renovación artística fue
la de los Países Bajos. Allí, los hermanos Huber y Jan van Eyck adoptaron el método de la perspectiva en la misma
época que en Italia. Además, originaron importantes innovaciones en el tratamiento de los colores, gracias al
perfeccionamiento de técnica de la pintura al óleo.
En Alemania, el artista más reconocido fue Alberto Durero, quien se destacó tanto por sus pinturas como por
sus grabados.

LA REFORMA: UNA NUEVA ACTITUD HACIA DIOS

A comienzos del siglo XV, una parte importante de la población europea vivía una profunda insatisfacción
espiritual. Mientras que los Hombres, en particular las activas burguesías que prosperaban en las ciudades, confiaban
cada vez más en sus aptitudes para sobrellevar la vida cotidiana; en sus discursos la Iglesia seguía considerando lo
terrenal como un asunto menor despreciable. Una vida coronada por el éxito en los negocios no garantizaba la
salvación cristiana luego de la muerte, lo cual generaba una gran angustia.
Para acceder a la salvación, la iglesia sostenía que las personas debían realizar buenas obras, confesar sus
pecados y cumplir con penitencias. En estos actos, los sacerdotes ocupaban un lugar fundamental, ya que, como
intermediarios entre Dios y los hombres, eran quienes administraban los sacramentos, medían las faltas y otorgaban
el perdón. De esta forma se producía una brecha entre la nueva mentalidad de los burgueses, que aspiraban a
enriquecerse y alcanzar el éxito por su propia cuenta, y su dependencia respecto de la institución eclesiástica.
Por otra parte, los papas se involucraban en los asuntos políticos de todos los estados y se observaba una
enorme distancia entre las propuestas morales y religiosas de la Iglesia y su comportamiento real. Así se multiplicaron
los cuestionamientos a esta institución, incluso entre los propios eclesiásticos.
Justamente, fue un monje alemán de la orden de los agustinos, Martín Lutero, quién desencadenó una serie
de críticas que terminaron por quebrar la unidad del cristianismo de Europa occidental. Lutero fue un teólogo que
viajó a Roma en 1510 y quedó asombrado por las riquezas y el estilo mundano del clero romano. Años después tomó
conocimiento de la existencia de un decreto papal de venta de indulgencias, destinadas a recaudar dinero para cubrir
los gastos que ocasionaban los arreglos encargados a grandes arquitectos y artistas. El 31 de octubre de 1517,
Lutero clavó en la puerta de la catedral Wittemberg, en la actual Alemania, las 95 tesis o proposiciones con las cuales
criticaba al papado y revisaba muchos de los dogmas sostenidos por la Iglesia Católica. En 1520, Lutero fue
condenado y declarado hereje por el Papa, pero el apoyo de muchos príncipes alemanes le permitió seguir
difundiendo y precisando su doctrina hasta su muerte.
A los líderes de este movimiento crítico respecto del catolicismo y que clamó por modificaciones en la Iglesia
se los llamó reformadores, y a sus seguidores, protestantes.
La clave central de la doctrina de Lutero se basó en el principio de la salvación por la fe y no por las obras, a
las cuales la iglesia católica consideraba muy importantes.
Según Lutero la salvación sólo se adquiría a partir de un profundo sentido individual de la fe y por ello
negaba la necesidad de la intermediación sacerdotal para lograrla.
Lutero complementó esta convicción con la certeza de que cualquier creyente podía, por su propia cuenta,
encontrar la verdad en los Textos Sagrados. La noción de interpretación de la Biblia contrariaba la posición católica,
la cual sostenía que los únicos que debían realizar esa interpretación eran los miembros de la Iglesia. De esta
manera Lutero no consideraba al sacerdocio como una condición especial, sino como una simple tarea que podía ser
asumida por cualquier cristiano.
Estas ideas tenían dos consecuencias fundamentales: reducían la autoridad de los eclesiásticos (incluyendo
al Papa) y, fundamentalmente, tendían a establecer una vinculación directa entre el creyente y Dios, sin mediación de
ninguna Iglesia o sacerdote.
En una época dominada por la inquietud espiritual y por el ascenso del individualismo humanista, esta nueva
forma de creer y vincularse con Dios tuvo gran éxito. Para quienes estuvieran dispuestos a romper con la Iglesia
Católica, la salvación pasaba a depender de la fe individual y no de los sacramentos administrados por los
eclesiásticos. Al respecto, Lutero sólo reconoció como sacramentos auténticos el bautismo y la eucaristía.
También fue muy importante la negativa de Lutero a reconocer la autoridad terrenal del Papado. Sostuvo que
ningún eclesiástico podía pretender una autoridad mayor que la de los príncipes y reyes laicos. Esto le aseguró a
Lutero el apoyo de muchos príncipes alemanes, que buscaban desprenderse de la autoridad papal y se sentían
tentados a confiscar los cuantiosos bienes que la Iglesia tenía en Alemania. Además, fue un duro mensaje para el
emperador Carlos V, quien, pese a su condición de defensor de la Iglesia, tuvo que resignarse a admitir la presencia
de varios principados luteranos.
Aunque Lutero abogaba por la lectura individual de la Biblia, él no creía que pudieran hacerse de ella
múltiples interpretaciones. Por el contrario, sostenía que en las sagradas Escrituras se encontraba la verdad y todos
los que tuvieran una auténtica fe llegarían a ella. Sin embargo, una vez aceptada la libre interpretación, la lectura
individual posibilitó que surgieran diferentes análisis del texto bíblico. A partir de aquí, el movimiento de crítica y
revisión del dogma religioso ya no se detuvo. Por eso, con la reforma protestante aparecieron, frente a la iglesia
católica, múltiples iglesias y sectas.
El reformismo se extendió rápidamente hacia los Países Bajos, Suiza, Escandinavia, Inglaterra, Francia y
algunas zonas de Europa central.
En Ginebra, el reformador Juan Calvino introdujo varias novedades al pensamiento de Lutero, en especial la
noción de la predestinación. Según este principio, la salvación es una gracia divina otorgada por Dios desde el
nacimiento sólo a algunos hombres, frente a lo cual los demás nada pueden hacer para modificar su situación. Así,
ciertos individuos están predestinados a la vida eterna y otros a la condenación.
Calvino también sostuvo que los éxitos terrenales (éxito económico, social, político o moral) eran señales que
Dios enviaba a los hombres para indicarles que habían sido elegidos, por lo que el calvinismo fue bien recibido por
muchos burgueses. Esta religión, además, se preocupó profundamente por el ascetismo y la moralidad. Por ello
Calvino estableció en Ginebra un tribunal teocrático que controló y juzgo todas las actividades de los ciudadanos,
imponiendo un régimen basado en sus principios de rígida moral y disciplina.
Diferentes versiones del calvinismo dieron origen al movimiento hugonote en Francia y a los diferentes
movimientos y sectas puritanas en Inglaterra.
En este último país, la Iglesia oficial tomó el nombre de anglicana, luego de un conflicto que enfrentó al rey
Enrique VIII con el Papado.

LA CONTRARREFORMA

El Papado, alarmado por el irrefrenable avance de la Reforma protestante, decidió retomar la iniciativa y
adoptar medidas para reorganizar a la propia Iglesia católica. Para plasmar esas intenciones convocó al Concilio de
Trento, que sesionó entre 1545 y 1563. En él se definieron y ratificaron las bases dogmáticas y organizativas de la
Iglesia, a la vez que se aclararon todas las cuestiones sujetas a controversia.
En el aspecto doctrinario se confirmó la autoridad papal y también a la Iglesia como única intérprete de la
palabra de Dios. Además, se confirmó la validez de los siete sacramentos y se definió que las buenas obras, junto
con la fe, son los medios por los cuales puede alcanzarse la salvación.
Por otra parte, se tomaron medidas tendientes a mantener un mayor control sobre el clero y reforzar su
disciplina. Así entre otras decisiones, se acordó el mantenimiento del celibato, la residencia de los obispos en sus
diócesis, la prohibición de la acumulación de bienes y el mejoramiento de la formación sacerdotal en los seminarios.
También se decidió realizar una labor de catequesis profunda y sistemática.
En esta tarea tuvieron gran importancia la Inquisición (antiguo tribunal creado por la Iglesia para perseguir y
castigar los delitos contra la fe) y la creación, por Ignacio de Loyola, de la Compañía de Jesús. La tarea de
adoctrinamiento que realizaron los jesuitas fue incansable, en especial a través de sus instituciones educativas, que
cobraron fama en toda Europa. Su obra misionera también se extendió a América, que en esta época comenzaba a
ser colonizada.
IMPERIOS Y MONARQUÍAS EN EL SIGLO XVI
Luego de leer atentamente los textos que se presentan comienza a trabajar con las actividades propuestas:

1) Revisa, señala y copia en tu carpeta los párrafos que explican:


a- la centralización de la autoridad;
b- el poder absoluto del rey;
c- las funciones de las nuevas instituciones.

2) Recorta la red conceptual que representa las relaciones entre estos tres temas, y complétala.
3) Redacta un breve texto explicando la red conceptual.

4) ¿Qué características del Estado moderno del siglo XV están presentes en los Estados actuales y cuáles no?

5) ¿Existen actualmente las instituciones mencionadas? ¿Qué otras instituciones del Estado conoces?

6) Completa un cuadro como el siguiente sobre los gobernantes de los principales reinos europeos del siglo XVI:

REINO PRINCIPALES DINASTÍA(S) RELIGIÓN DEL PRINCIPLAES


MONARCAS ESADO ACONTECIMIENTOS
ESPAÑA
FRANCIA
INGLATERRA

7) Lectura de mapas históricos: los historiadores suelen utilizar todo tipo de mapas para apoyar sus análisis. Pero su
uso más elemental es para comprender la delimitación política en un determinado momento del pasado y, si es
necesario, resaltar las diferencias que existen con la actualidad. Por ejemplo: cuando en este capítulo leemos
nombres como Francia o Italia corremos el riesgo de imaginarnos los contornos de los actuales estados nacionales
que llevan ese nombre. Sin embargo, en términos políticos, ambas eran realidades muy diferentes en el siglo XVI: el
Reino de Francia de los Valois era algo más pequeño que la Francia actual, mientras que Italia sencillamente no
existía.
Observen detalladamente el mapa de Europa en el siglo XVI y respondan:

a- ¿Qué estados identifican en el mapa del siglo XVI?


b- ¿Cuáles eran las unidades políticas más importantes del siglo XVI de acuerdo con su extensión?
c- ¿Qué territorios eran dominados por el emperador Carlos V?
d- ¿Por qué creen que dentro del Imperio Germánico había territorios enemigos de Carlos?
e- ¿Cuál era la situación de la península itálica?
f- Compara el mapa del siglo XVI con uno de la actualidad y señala: ¿cuáles son las diferencias que
observan entre ambos períodos?, y ¿qué estados actuales se prefiguran en el mapa del siglo XVI?

HACIA UNA NUEVA FORMA DE ORGANIZACIÓN POLÍTICA: EL ESTADO MODERNO


Al mismo tiempo que en la economía y en la sociedad de la Europa occidental de mediados del siglo XV se
desarrollaban las transformaciones estudiadas —la reconstitución de la agricultura, los cambios en la organización del
trabajo artesanal, el gran desarrollo del comercio y los descubrimientos de nuevas tierras—, también se producían
cambios en la forma de organización política. A través de diferentes caminos, las monarquías de España, Francia e
Inglaterra lograron una progresiva centralización del poder político.

De la fragmentación a la centralización de la autoridad


La fragmentación de la autoridad fue, en el plano político, la característica más importante del feudalismo. En
cada señorío, los señores dictaban y aplicaban la justicia, imponían y cobraban los tributos a los campesinos,
imponían las obligaciones a los siervos y formaban ejércitos. Pero la desaparición gradual de la servidumbre, a partir
de la crisis del siglo XIV, amenazó directamente la autoridad de los señores feudales. El concepto de servidumbre se
refiere a la condición de tos campesinos —también llamados siervos—, que en tiempos del feudalismo estaban liga-
dos a la tierra de por vida y debían pagar tributos a los señores feudales. Los tributos podían ser en trabajo (por
ejemplo, cultivando las tierras del señor), en productos y, desde el siglo XV, también en dinero.
La producción agrícola comenzaba a destinarse al mercado, y el trabajo, en algunas regiones rurales, ya no
estaba asegurado por obligaciones personales, Los ejércitos privados de los señoríos (a veces, sólo bandas
armadas) resultaron cada vez más insuficientes para asegurar el trabajo y el orden en las tierras de los señores, ya
que los campesinos se trasladaban en diferentes direcciones a escala regional.
Una autoridad centralizada, en cambio, podía organizar un ejército también centralizado, Por esto, la
centralización de la autoridad política fue un instrumento eficaz para mantener al campesinado bajo la dependencia y
explotación de la aristocracia feudal.

El fortalecimiento del poder real

Desde el siglo XIII, la autoridad de las monarquías de Europa occidental se fue fortaleciendo.
Para consolidar la autoridad real, esas monarquías tuvieron que enfrentarse con la nobleza feudal. Los señores no
estuvieron fácilmente dispuestos a ceder al rey su autoridad. Pero el mantenimiento del dominio de la nobleza como
grupo sobre los campesinos, hizo necesaria la destrucción de aquellos señores que se opusieron a los avances de la
monarquía. Al mismo tiempo, y para compensar la pérdida de autoridad política de la nobleza feudal, la tierra dejó de
considerarse como una retribución de la fidelidad del vasallo al rey y pasó a ser propiedad privada de los señores.
A partir del siglo XV, las características de los Estados modernos fueron las siguientes:
● la centralización del poder político y su concentración en un soberano —el rey o príncipe—, que era el único que
tomaba las decisiones;
● la obligación de obediencia al rey por parte de todos los habitantes de los territorios del reino (incluidos los que
vivían en los territorios de los señoríos);
● la creación y utilización de instrumentos nuevos para asegurar la obediencia al poder centralizado: las nuevas
instituciones políticas como el derecho, la burocracia administrativa, el ejército, y la diplomacia, entre otras.
El jurista francés Jean Bodin contribuyó con su obra a la fundamentación del nuevo Estado de los inicios de la
Edad Moderna. Su obra Los seis libros de la República se publicó en 1576, en una época en que peligraba la unidad
del país y del reino de Francia. Por esto, sus “lecciones de soberanía” tuvieron como primer objetivo el mantenimiento
de Francia y de la monarquía francesa. Para Bodin la soberanía significaba:
✔ el control absoluto del poder por parte del soberano;

✔ el ejercicio vitalicio del reinado;

✔ el rey podía dictar leyes y derogarlas, según su voluntad.


Pero, según Bodin, el rey debía respetar las llamadas normas inquebrantables del derecho natural (la familia,
la propiedad priva-da), y las leyes fundamentales del país.
La soberanía del rey dependía de obtener la obediencia de un número cada vez mayor de habitantes del
reino. Para consolidar su poder, en un Estado del siglo XVI, las monarquías tuvieron que luchar contra quienes hasta
entonces tenían autoridad política sobre los habitantes de su territorio: los señores feudales, en sus señoríos, y las
comunas de algunas ciudades que en otras épocas habían obtenido esa libertad.
En el plano de las relaciones exteriores, para definir el territorio que le pertenecía, cada Estado tuvo que
establecer su independencia y autonomía frente a los demás Estados.
Fidelidad y sumisión era el lema de los empleados administrativos del rey de Francia, incluso de aquellos que
ocupaban los más altos cargos en la administración del Estado.
El escritor florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527) en su obra El Príncipe, sostuvo que en la política los
principios deben someterse a las exigencias fortuitas del momento y a una táctica oportunista. Su ideal ya no era el
soberano moderado, justo y generoso de los teóricos medievales, sino el príncipe que sólo tiene en cuenta el interés
del Estado, que es el suyo propio. En la dedicatoria que Maquiavelo escribió en El Príncipe, afirmó: “No puede un
señor prudente, ni debe, observar la fe cuando tal observancia se le vuelve en contra.” Sostuvo que los príncipes y
reyes debían realizar el buen gobierno: esto era el orden necesario, la unidad del país, la paz y el bienestar. Según
Maquiavelo, “ésta era la razón de Estado que justificaba las acciones de los gobernantes que trasgredían los
principios morales”.

Las nuevas instituciones

Desde el siglo XVI, en los nuevos Estados se fueron consolidando nuevas instituciones políticas. Las
instituciones políticas son los instrumentos a través de los cuales los gobernantes ejercen su autoridad sobre los
gobernados y que, además, les permiten obtener la efectiva obediencia de éstos. Las instituciones son, por ejemplo,
las normas y las leyes; y también forman instituciones las personas empleadas por los gobernantes para cumplir
funciones de gobierno, como recaudar impuestos o luchar en el ejército contra un enemigo extranjero.
Los Estados del siglo XVI sirvieron para proteger la propiedad y los privilegios de la nobleza feudal, y para
mantener a los campesinos bajo su dominio. Pero las nuevas instituciones políticas también beneficiaron a los grupos
burgueses dedicados al comercio y a las manufacturas, las que cada vez eran más importantes. La centralización
económica, la expansión ultramarina y la unificación de un sistema legal, contribuyeron al proceso de transición del
feudalismo al capitalismo.
EL DERECHO: a partir del siglo XV, las monarquías de Europa occidental comenzaron a organizar los
sistemas de leyes necesarias para el gobierno de los Estados. De este modo, los soberanos pusieron en
conocimiento de los habitantes qué acciones estaban permitidas y cuáles estaban prohibidas en el territorio de cada
reino. Además, muchos principios del antiguo derecho romano fueron incorporados a esos sistemas de leyes. El
derecho romano resultó útil porque contenía dos principios que la sociedad de esa época necesitaba: la propiedad
privada y la soberanía absoluta de los príncipes y reyes.
EL EJÉRCITO: los Estados modernos organizaron ejércitos permanentes, sometidos exclusivamente a las
órdenes de la autoridad centralizada del rey o príncipe. Ésta fue la primera forma de ejército profesional, el que
estuvo compuesto por extranjeros que cobraban por sus servicios, llamados mercenarias. Los reyes necesitaban
contar con ejércitos para llevar adelante la expansión territorial de sus dominios y, al mismo tiempo, defender el
territorio propio de ataques extranjeros.
LA BUROCRACIA ADMINISTRATIVA: la burocracia era el conjunto de administradores que trabajaban bajo
las órdenes del rey y que se fueron especializando en la atención de los problemas del gobierno. El número de los
administradores fue creciendo a medida que el poder real centralizaba la resolución de todos los asuntos
económicos, socia- les, judiciales y políticos, con el objetivo de someter al país a una voluntad única. Los cargos de
mayor jerarquía y más cercanos al soberano, general- mente estuvieron ocupados por los miembros más poderosos
de la nobleza. Pero el sistema que se generalizó para formar parte de la administración fue la venta de cargos, que
benefició sobre todo a los burgueses ricos. Consistía en comprar un cargo en la administración real del Estado y
considerar como retribución del trabajo los beneficios que se podían obtener del ejercicio de ese cargo.
EL SISTEMA DE IMPUESTOS: la organización de un sistema general de impuestos sirvió para integrar la
sociedad y el territorio de los nuevos Estados. Se establecieron impuestos regulares y obligatorios. Se generalizó un
impuesto que debían pagar todas las personas por ser habitantes del país, y varios impuestos sobre las
transacciones comerciales que debían pagar los burgueses y los campesinos. Estos últimos frecuentemente fueron
recaudados por la fuerza. En cambio, los nobles, aunque pertenecían al país, en la práctica no pagaban el impuesto
directo.
LA DIPLOMACIA: como cada Estado moderno pretendía delimitar su territorio, cada vez fueron más
frecuentes los conflictos entre ellos. Por esto, y para conseguir ese objetivo, pero evitando las guerras cuan do fuera
posible, los reyes y príncipes nombraron embajadores, encarga- dos de mantener relaciones diplomáticas. Un
objetivo no desdeñable de la diplomacia fue así la obtención de territorios por medio de alianzas matrimoniales entre
reyes de diferentes países. Las uniones matrimoniales fueron la forma pacífica de expansión territorial; eran menos
costosas que la guerra, pero también menos seguras.

EL PREDOMINIO ESPAÑOL

En la segunda mitad del siglo XV, la reina Isabel de Castilla y el monarca Fernando de Aragón se unieron en
matrimonio. Este enlace de los Reyes Católicos constituyó un paso fundamental para la unificación española.
Además, ambos impulsaron una importante política de expansión territorial. En 1492 conquistaron Granada -el último
reducto musulmán de la península Ibérica- y, ese mismo año, una expedición comandada por Cristóbal Colón
desembarcó en América y abrió el camino para la conquista de un gran imperio colonial.
A la muerte de Fernando en 1516 –doce años después del fallecimiento de Isabel- el trono real fue ocupado
por su nieto Carlos I. Por línea paterna, Carlos también era nieto del emperador Maximiliano I de Habsburgo
(monarca de Austria, entre otros territorios, y poseedor de los derechos a la corona imperial) y de María de Borgoña.
Gracias a ello, el monarca español logró ser elegido por los príncipes alemanes como emperador del Sacro Imperio
Romano Germánico, con el nombre de Carlos V (manteniendo el nombre del Carlos I como rey de España), en 1519.
Así, la dinastía de los Habsburgo pasó a controlar gran parte de Europa.

El imperio Habsburgo bajo el reinado de Carlos I (1516-1556)

Carlos intentó revivir la vieja idea del imperio medieval -tal como el de Carlomagno o el del Sacro Imperio-
cimentada en la unificación europea bajo una única corona y una única religión: el catolicismo. Sin embargo, este
ideal unificador fracasó y, en cambio, se consolidaron monarquías menos ambiciosas, aunque más sólidas.
De hecho. Carlos fue un gobernante mucho más débil de lo que expresaba su pomposo título imperial. En
España, la nobleza recibió de muy mala gana a este nuevo monarca que, educado en los Países Bajos, ni siquiera
conocía el idioma castellano -hablaba flamenco- y designaba a extranjeros en importantes cargos, a la vez que
intentaba profundizar la centralización del reino, eliminando sus particularismos. Pronto se desataron rebeliones
contra el intento centralista monárquico y las exigencias fiscales de la corona, que fueron reprimidas violentamente.
Carlos también aplicó su política centralizadora en el plano religioso. Con el apoyo del tribunal de la Santa
Inquisición, y a costa de expulsar de España a judíos y moriscos, logró detener cualquier crítica al catolicismo oficial.
En Alemania, su autoridad fue muy escasa, ya que los príncipes regían sus territorios ejerciendo un poder sin
discusión. Muchos de ellos no dudaron en convertirse al protestantismo luterano o calvinista, en abierto desafío a las
convicciones católicas del emperador. Esto desató una lucha que culminó con una clara afirmación del poder de los
grandes nobles alemanes frente al poder imperial, la división religiosa de Alemania -de acuerdo con la Paz de
Augsburgo firmada en 1555, los súbditos alemanes de cada principado debían adoptar la religión que eligieran sus
príncipes-, y el debilitamiento definitivo del Sacro Imperio Romano Germánico.
Finalmente, Carlos no pudo afirmar su intento de expansión europea. El territorio francés fue defendido con
éxito por su monarca Francisco I, quien durante un tiempo también protegió sus posesiones en el norte de Italia. Por
otra parte, el monarca español nunca pudo perder de vista a quien fue su rival más formidable: el imperio de los
turcos otomanos. Los turcos conquistaron Constantinopla en 1453 y. desde allí, avanzaron sobre el Mediterráneo y
los Balcanes y sólo se detuvieron ante las murallas de Viena. El ideal de los turcos, que también era formar un
imperio único pero bajo la fe musulmana, desembocó en un conflicto abierto con la aspiración universalista de Carlos.
Agotado por los constantes enfrentamientos y consciente del fracaso de su sueño de unidad europea, Carlos
dividió su corona y abdicó en 1556. Cedió los dominios austríacos y el trono imperial a su hermano Fernando. Su hijo
Felipe II recibió España, los Países Bajos, las regiones italianas de Sicilia, Cerdeña, Nápoles y Milán, y las
posesiones coloniales en América, conquistadas recientemente.

Felipe II (1556-1598)

Durante el reinado de Felipe II, que abarcó la segunda mitad del siglo XVI. España alcanzó el apogeo de su
poder. Sólo al final de su gobierno comenzaron a evidenciarse señales de una decadencia que se acentuaría en el
siglo siguiente.
Como veremos en el capítulo siguiente, a fines del siglo XV los españoles llegaron a América. A medida que
avanzaron en la conquista del continente, fueron descubriendo la existencia de importantes yacimientos minerales y
comenzaron a explotarlos. Con estas riquezas minerales, Felipe II pudo mantener un poderoso ejército con el que
resolvió las disputas con Francia y consolidó sus dominios en Italia. Al mismo tiempo, la victoria contra los turcos en
la batalla naval de Lepanto (1571) le permitió controlar el Mediterráneo. En España derrotó la sublevación de Aragón,
que clamaba por la defensa de sus leyes y privilegios autónomos, y logró unificar la península Ibérica al ser coronado
como rey de Portugal y sus extensas colonias.
Pero también aparecieron nuevos rivales. Por un lado, una sublevación en los Países Bajos que, luego de
largos años de enfrentamientos armados, terminó con la independencia de su zona noirte (llamada comúnmente
Holanda) y su adhesión al calvinismo. Por otro, Inglaterra, que armaba y alentaba a sus corsarIos para atacar los
cargamentos de plata que venían de América. Dispuesto a terminar con el problema, Felipe decidió invadir Inglaterra,
para lo cual organizó una poderosísima flota cuya magnitud llevó a que se la llamara la Armada Invencible. En 1588,
la Armada fue completamente destruida: el orgullo español fue echado a pique por los buques livianos y ágiles de los
ingleses.

LA MONARQUÍA EN FRANCIA

Al comenzar el siglo XVI, la dinastía de los Valois había logrado imponer cierta autoridad en Francia,
suficiente como para resistir los ataques de Carlos v. El sucesor de Francisco I, Enrique II, continuó la guerra contra
España, que finalizó en 1559 con la firma de la paz en Cateau-Cambrésis. Desaparecida la principal amenaza
externa (España), las resistencias internas al avance real se hicieron sentir en toda su intensidad: grupos nobiliarios,
junto a poderosas burguesías del sur del reino, se negaron a aceptar el centralismo monárquico. Para agravar las
cosas, una corriente calvinista, los hugonotes, ganaba cada vez más adeptos en el interior del país. Este avance era
visto por los reyes como una grave amenaza a su poder, ya que ellos basaban su autoridad en su rol de defensores
del catolicismo, de modo que los intereses políticos estaban unidos a los móviles religiosos.
Luego de la muerte de Enrique, lo sucedieron los breves reinados de sus tres hijos, todos ellos controlados
por la intrigante figura de su madre, Catalina de Medicis.
En 1562 estalló la guerra religiosa entre el bando católico, apoyado por España, y el de los hugonotes, que
contaba con la asistencia de Holanda e Inglaterra. Los episodios militares fueron seguidos por acuerdos que pocas
veces se respetaron, Catalina rompió uno de ellos desatando, en 1572, la famosa matanza de San Bartolomé, una
verdadera cacería de hugonotes.
Al llegar al trono en 1574, Enrique III -el último de los hijos de Enrique II y Catalina de Medicis- trató de lograr
un acuerdo. De esta iniciativa nació un tercer partido, católico pero moderado, dispuesto a negociar con los
hugonotes. Pero todo se complicó con la muerte del rey en 1589, ya que no quedaban herederos varones para
sucederlo y, para escándalo de los católicos, quien tenía más derechos era el jefe hugonote Enrique de Navarra,
pues estaba casado con una hermana del rey. Enrique negoció hábilmente con los católicos moderados y él mismo
se convirtió al catolicismo, según se cuenta, luego de pronunciar una famosa frase: ''París bien vale una misa". Para
sellar la paz concedió a los hugonotes el Edicto de Nantes, que no sólo les garantizaba sus derechos a profesar su
religión sino también a tener órganos de gobierno propios y hasta fuerzas militares y plazas fuertes, como la de La
Rochelle. Así. Enrique IV logró la pacificación del reino de Francia y, con él, se inauguró una nueva dinastía real, la
de los Borbones.

LOS SOBERANOS DE INGLATERRA

Al culminar la Guerra de los Cien Años, la dinastía reinante de los Lancaster se encontró muy debilitada, por
lo que otras casas nobiliarias, como los York, aspiraron al trono. De este conflicto, conocido como Guerra de las Dos
Rosas (1455-1485), resultó victoriosa una rama de los Lancaster, los Tudor, quienes coronaron a Enrique VII. Su
sucesor, Enrique VIII, inició el proceso de centralización del poder. Aunque era católico, un juego de alianzas
matrimoniales desató el conflicto con la Iglesia: Enrique estaba casado con una hija de los Reyes Católicos de
España, con quien sólo tuvo una hija, María. El hecho de no contar con un descendiente varón le generaba un serio
problema para garantizar la sucesión de la dinastía en el trono. Esta situación y la ruptura de su alianza con España
llevó a Enrique a pedir al Papa la anulación de su matrimonio. Como la demanda fue rechazada, el rey declaró
anulado su matrimonio y se casó con Ana Bolena, con quien también tuvo una hija, Isabel. Un año después, en 1534,
hizo aprobar por el Parlamento el Acta de Supremacía que separó la Iglesia de Inglaterra, que tomó el nombre de
Iglesia Nacional Anglicana, de la de Roma. El monarca se constituyó como cabeza de la nueva iglesia, que unía
algunos principios calvinistas con los tradicionales rituales católicos.
Este acto ayudó a consolidar las finanzas reales, puesto que el reino confiscó los inmensos bienes
eclesiásticos, pero desató una crisis religiosa que tendría importantes consecuencias en la historia futura de
Inglaterra. Hasta los mismos reyes provocaban el desconcierto: al morir Enrique sin dejar hijos varones, fue coronada
su hija María Tudor, quien restableció el catolicismo. Sin embargo su rápida muerte permitió el ascenso al trono de su
media hermana, Isabel I, que reinstauró el anglicanismo. Una consecuencia de estos grandes vaivenes fue la
profunda crisis y debilidad institucional de la Iglesia Anglicana.
Isabel siguió la política de su padre en cuanto a la centralización de la autoridad. Combatió .ferozmente a los
católicos, en una lucha en la que no dudó en hacer asesinar a la reina de Escocia, María Estuardo. Mientras tanto, se
alió políticamente con un sector moderno y más bien reciente de los terratenientes, la gentry, que se había
beneficiado con la venta de los bienes eclesiásticos adquiriendo tierras. Con este respaldo, la corona combatió a la
alta nobleza, permitiendo a la gentry acceder al Parlamento y otorgándole un importante poder local en los distritos
donde ella poseía tierras, a fin de contrarrestar el poder de la vieja nobleza.
La política emprendida por Isabel también modificó el lugar de Inglaterra en el concierto internacional:
luego de la victoria contra la Armada Invencible dejó de ser una nación de segunda línea para convertirse en una
nueva potencia mundial.

LA EXPANSIÓN ULTRAMARINA EUROPEA


Luego de leer atentamente los textos que se presentan comienza a trabajar con las actividades propuestas:

1) Observa los siguientes mapas y determina cuál hace referencia a la expansión marítima portuguesa y cuál a la
castellana. Justifica tu elección.
2) Establece en qué siglo empezó y los elementos que la hicieron posible.
3) Responde: ¿Cuáles fueron los motivos de la expansión ultramarina?
4) Menciona los adelantos científicos-tecnológicos que la hicieron posible e indaga de que se trataba el que más te
llamó la atención.
5) Completar el siguiente cuadro:

CONSECUENCIAS DE LA EXPANSIÓN ULTRAMARINA


POLÍTICAS
ECONÓMICAS
SOCIALES
CIENTÍFICAS
CULTURALES
▷ Comenzó hacia principios del siglo XV.

▷ Los elementos que la hicieron posible fueron: la disminución de las guerras y de las epidemias; el aumento de
la producción de alimentos, de manufacturas, del comercio y de la población. Lo anterior da la pauta de que
Europa a principios del siglo XV se hallaba en condiciones de expandir sus circuitos comerciales.
▷ Los motivos de la expansión fueron: Entre los siglos XV y XVI, los europeos intensificaron su expansión hacia
otros territorios. Si hasta entonces la mayoría de sus viajes se había limitado a las tierras cercanas al mar
Mediterráneo, durante aquellos años exploraron las costas del África, la India y China, y conquistaron gran parte
del continente americano.
La expansión ultramarina europea fue el resultado de una variedad de motivos políticos y económicos,
acompañados de una justificación religiosa.
El crecimiento de la población, la reactivación económica y el aumento de la actividad mercantil en Europa
occidental incrementaron la demanda de oro y plata como medios de cambio. Los reyes los necesitaban para
pagar los gastos del Estado y de las guerras; los comerciantes, para los intercambios locales e internacionales.
Unos y otros esperaban encontrar nuevas fuentes de esos metales preciosos en Asia y África.
El Asia oriental era, además, el principal proveedor de los productos exóticos que consumían las clases
pudientes de Europa. Por ejemplo, la seda, las especias y los perfumes se compraban en China y llegaban al mar
Mediterráneo luego de haber pasado por el Imperio bizantino. Pero como hacia mediados del siglo XV los turcos
otomanos conquistaron ese imperio (Constantinopla en el año 1453) y asumieron el control del comercio con el
Lejano Oriente, los mercaderes europeos se vieron obligados a encontrar nuevas rutas para llegar a la India y
China.
Además de la búsqueda de metales preciosos y productos exóticos, la expansión estuvo motivada por la
necesidad de incorporar territorios. Para los reyes, la obtención de nuevas posesiones era un medio para
incrementar su prestigio y su poder. También los nobles menos afortunados o los hijos segundones esperaban
encontrar nuevas tierras para compensar la escasez de terrenos en Europa occidental.
La búsqueda de riquezas y el afán de lucro fueron, entonces, los factores fundamentales de la expansión. Sus
protagonistas, sin embargo, formaban parte de una cultura profundamente religiosa y necesitaban una
justificación espiritual para su empresa. El enfrentamiento de los cristianos con los musulmanes y la vocación
misionera de la Iglesia aportaron a los europeos esa justificación, ya que despertaron en ellos el deseo de
cristianizar a los "infieles" que pudieran encontrar en las tierras a las que llegaran.

▷ Los adelantos científicos-tecnológicos que hicieron posible los viajes de exploración fueron: La construcción
de nuevas embarcaciones (carabelas y naos) que eran más rápidas y maniobrables que las viejas galeras que
surcaban el Mediterráneo; y la utilización de instrumentos que permitían a los navegantes tener idea de su
posición en el globo (brújula, astrolabio, cuadrante, portulano).

▷ Las primeras exploraciones fueron llevadas a cabo por los reinos de Portugal y Castilla, estos se vieron
favorecidos por:

Su posición geográfica con respecto a los demás reinos europeos, puesto que la península ibérica es la
porción territorial de Europa más adelantada sobre el Océano Atlántico.

La larga tradición y experiencia de sus marinos en el arte de la navegación.

El espíritu de conquista y de evangelización producto de 800 años de luchas de reconquista de los reinos de
la península (Portugal, León, Castilla, Cantabria, Navarra, Cataluña y Aragón) contra el invasor moro-
musulmán.

▷ Los portugueses se lanzaron hacia la navegación oriental y comenzaron la exploración de las costas africanas
(en ellas establecieron factorías) hasta que en 1498 lograron atravesar Sudáfrica y llegar a la India. Serán los
primeros europeos en establecer colonias en el Lejano Oriente.

▷ Los españoles (castellanos) se lanzaron hacia la navegación occidental, comenzaron con la exploración y
conquista de las Islas Canarias y luego uno de sus navegantes, Cristóbal Colón, llegó al Nuevo Mundo o Indias
Occidentales (recién se lo comenzó a denominar continente americano hacia el siglo XVIII).

▷ Generó grandes consecuencias, entre ellas:

Culturales: Posibilitó el encuentro entre civilizaciones que hasta ese momento no habían establecido contacto
alguno. La cultura europea-cristiana estableció relaciones con las culturas americanas, subsaharianas y asiáticas
a las cuales consideró y trató como inferiores. Al tiempo que provocaron conflictos y enfrentamientos, hicieron
evidente la variedad y diversidad de culturas humanas.
Económicas: Los contactos culturales generaron nuevos circuitos económicos-comerciales. Se formó el
denominado sistema mundo, donde Europa pasó a ser el centro y Asia, África y América las periferias. Europa
proveía manufacturas y los demás continentes materias primas.
Políticas: Desde el punto de vista político los reyes europeos lograron (casi todos) consolidarse como reyes
absolutos. Los reinos europeos comenzaron un proceso de expansión y ocupación territorial que en más de una
oportunidad generó grandes conflictos.
Sociales: La estructura social se modificó paulatinamente. Aunque los nobles mantuvieron su predominio social,
la burguesía mercantil y financiera se hizo fuerte en las ciudades y en los puertos comerciales.
Científicas: Al tiempo que promovía adelantos científicos y tecnológicos, la expansión conmovió la mentalidad de
los europeos. La ampliación del mundo conocido puso en duda muchas ideas consagradas durante siglos. El
ansia por el saber y por conocer lo nuevo cuestionó el lugar de la tradición y las verdades indiscutibles.

¿PORQUÉ ESTUDIAMOS LA CONQUISTA DE AMÉRICA?


Algunos relatos sobre la conquista y la colonización de América centran la atención en el desmesurado afán
de riquezas de los conquistadores europeos y las crueles acciones que realizaron para obtenerlas. Otros afirman que
los europeos realizaron en América una acción civilizadora difundiendo entre los pueblos aborígenes los bienes y las
ideas del progreso del mundo moderno, y comunicándoles los principios de la religión cristiana.
En esta unidad te proponemos comprender la conquista y colonización de América por los europeos como un
proceso histórico complejo. Para esto es necesario conocer a los protagonistas y ubicarlos como hombres que
vivieron en una época determinada. Hombres que, cuando realizaron las acciones, tuvieron —como nosotros hoy—
necesidades, intenciones, motivaciones, dudas, saberes, ignorancias.
Ya conoces a los europeos del siglo XVI, pero ¿quiénes eran los habitantes de América en esa época y cómo
vivían? ¿Cómo fue posible que grupos de más o menos 200 europeos conquistaran imperios en los que vivían
millones de personas y que tenían una importante organización militar? ¿Qué pasó con los vencidos? ¿Por qué, en la
actualidad, una parte de la población americana es de raza negra si ésta es originaria del continente africano? ¿Cómo
fue la vida cotidiana de los conquistadores y colonizadores a miles de kilómetros de sus patrias y en un mundo
desconocido? ¿Sabían lo que estaban haciendo? ¿Qué problemas tuvieron que enfrentar?
Conocer las respuestas a estas preguntas puede ayudarte a comprender mejor el origen de
algunos de los problemas que comparten hoy la mayor parte de las sociedades del continente americano. La
condición de periferia en el mercado internacional, el problema de la relación de dependencia económica entre los
países productores de materias primas y los países industrializados, y la dificultad de muchos pueblos para integrar
sus raíces aborígenes con los aportes europeos en una multi cultura plural que los identifique, son tres de los
problemas que hoy enfrenta América y que se originaron en el siglo XVI.

Interpreta la siguiente red conceptual y a partir de ella escribe un texto:

LA CONQUISTA Y DERROTA DE LAS SOCIEDADES ORIGINARIAS


Luego de leer atentamente los textos que se presentan comienza a trabajar con las actividades propuestas:
1) Busca el significado de las siguientes palabras: indios, indígenas, aborígenes. ¿Cuál crees que es el concepto
que mejor define a las culturas que se desarrollaron en América antes de la llegada de los españoles? ¿Por qué?
2) Al que hayas elegido como correcto cotéjalo con el de pueblos originarios. ¿Por cuál optarías para designar a los
habitantes originarios del continente americano? ¿Por qué?
3) Con los siguientes conceptos: encuentro, asombro y dominación, escribe un texto de no más de cinco renglones
que explique que sucedió a la llegada de Colón a las Indias.
4) Explica cuáles fueron los motivos que hicieron posible que los españoles lograran vencer a los pueblos
americanos.
5) Menciona y explica que objetivos impulsó a los españoles a participar de las expediciones de conquista.
6) Explica cómo se organizaban las expediciones de conquista.
7) Piensa y responde: ¿Por qué los primeros asentamientos españoles en América no cumplieron con las
expectativas económicas de los conquistadores?
8) Realiza una breve síntesis de la conquista de México, Perú y Chile.
9) Explica cómo y por qué se produjo la ocupación del Río de la Plata.
10) Menciona los objetivos que perseguían y las ciudades que fundó cada una de las tres corrientes colonizadoras
del actual territorio argentino.
11) Explica cómo impactó la conquista española en referencia a las causas de la derrota, a la desestructuración de la
economía, el derrumbe demográfico y la destrucción de las religiones indígenas.
12) Describe las diferentes visiones de la conquista.
13) Elabora una red conceptual que explique el significado del concepto aculturación.
14) Menciona qué regiones quedaron fuera del control español y explica los por qué.
15) ¿Por qué Europa ocupó América, y no Asia o África?
16) Enumera cinco adjetivos que permitan entender que características tuvo la conquista. Explica el por qué de cada
uno de ellos.
17) En un mapa del continente americano (tamaño oficio):
a- Colócale como título: Los Centros de expansión de la conquista.
b- Señala los centros de expansión de la conquista española en América.
c- Colorea los espacios que no fueron ocupados en un principio por los conquistadores.
d- Señala los Océanos: Pacífico, Atlántico, Antártico y Ártico.
18) Señala en un mapa de República Argentina (tamaño oficio):
a- Colócale como título: Las corrientes colonizadoras del actual territorio argentino.
b- Señala las corrientes colonizadoras y las ciudades que fundaron.
c- Colorea los espacios que no fueron ocupados por el hombre blanco hasta el siglo XIX.
d- Señala los Océanos: Pacífico, Atlántico, Antártico y Ártico.
19) Completa el siguiente cuadro:

PRINCIPALES CENTROS DE EXPANSIÓN DE LA CONQUISTA

ESPAÑA

ISLAS CANARIAS RÍO DE LA PALTA

........................................... .............................................

......................... COLOMBIA ...................... AMÉRICA CENTRAl ......................

....................... SUR OESTE DE EE. UU. ........................ BOLIVIA

AMÉRICA CENTRAL ......................................

Encuentro, asombro, dominación

El viaje de Colón representó el primer encuentro entre dos mundos (el americano y el europeo) que hasta ese
momento desconocían su mutua existencia. Y las consecuencias para ambos mundos fueron enormes. La primera
reacción fue de asombro. Colón describe en su diario de viaje la geografía fantástica y exuberante de las tierras que
recorre, que le recuerda la narrada por viajeros medievales en Asia. Y también describe a los hombres que encuentra
a su paso. Él trata de conquistar la amistad de esas criaturas desnudas que le ofrecen bonetes, cascabeles y collares
de vidrio. Y enfatiza en sus cartas a los reyes de España que esas criaturas parecían muy dispuestas a convertirse a
la "Santa Fe", es decir, al catolicismo.
Pero la empresa de Colón era también económica: si esas eran tierras del Oriente, él quería saber dónde
estaban las riquezas tan celebradas por los viajeros. Los "indios" -tal el nombre que les dio pues creía que eran
habitantes de las Indias (como se llamaba al Oriente)- no parecían demasiado ricos ni tampoco interesados en oro u
otras riquezas. Al asombro que le causaba esta nueva gente se sumó en él la idea de explotar las tierras
recientemente ocupadas en beneficio de España.
Colón no comprendió jamás la trascendencia de su viaje y murió en 1506 (luego de tres viajes más a las
nuevas tierras) convencido de haber llegado al Lejano Oriente. A partir de estos viajes, Europa y América se
conectaron para siempre e intercambiaron sus recursos, poblaciones, culturas. Pero este intercambio no se efectuó
en forma recíproca. Los viajes de Colón fueron también el comienzo de la idea de conquista y dominación de América
por Europa, un proceso que involucró un alto grado de violencia.

La Conquista

La historia de la conquista de América es uno de los grandes episodios épicos de la historia de la humanidad
por la magnitud de la empresa, la violencia involucrada y la disparidad de número de sus protagonistas. Bernal Díaz
del Castillo, al reflexionar sobre la conquista de México, de la que había participado como soldado, comparaba lo que
veía con las escenas de los libros de caballería leídos en su juventud en España. Todo parecía maravilloso. Las
ciudades y villas que encontraba en el camino, con edificios imponentes, torres y palacios, le recordaban el mundo de
fantasía de sus lecturas. Para los españoles de comienzos del siglo XVI, la conquista se asemejaba a un romance
medieval, con caballeros atacando castillos y conquistando tierras lejanas en un paisaje fantástico.

Los motivos de la rápida victoria de los conquistadores

Una pregunta surge inmediatamente: ¿cómo lograron unos pocos cientos de aventureros europeos derrotar a
imperios guerreros de millones de habitantes?
Para algunos historiadores, la victoria de los conquistadores se explica por su marcada superioridad
tecnológica sobre los indígenas. Es verdad que los españoles tenían armas de fuego y de hierro, y los aztecas e
incas sólo de madera y piedras duras. Sin embargo, las armas de fuego eran ineficaces, no muy largo alcance y se
recargaban con dificultad. En climas húmedos la pólvora se humedecía, y en un combate cuerpo a cuerpo no eran
demasiado útiles. La ballesta, un arco horizontal que permitía apuntar a blancos a la distancia e impulsar la flecha con
gran velocidad, era sin duda el arma más útil que los españoles emplearon en la conquista.
Una ventaja muy importante de los españoles era el uso del caballo, que aterrorizaba a los aborígenes pues
jamás habían visto uno. Por un tiempo, los indígenas pensaron que eran los caballos los que conducían a los jinetes y
no lo contrario. Los perros (mastines) que los españoles emplearon en combates cuerpo a cuerpo causaban pavor en
los nativos.
Para otros historiadores, la clave de la rápida conquista se relaciona con las creencias religiosas de los
grupos indígenas. Por ejemplo, los aztecas creían que su dios Quetzalcoatl (la serpiente emplumada) volvería un día
por el Este y se haría cargo de su reino. Cuando los españoles se asomaron a las costas de México, los enviados del
rey azteca Moctezuma pensaron que eran los enviados del dios que volvía a su tierra. Preso de un supersticioso
temor, Moctezuma les envió regalos (entre ellos oro) para aplacarlos e invitarlos a que se retiraran de sus tierras. Los
españoles no hicieron ninguna de ambas cosas y prosiguieron adelante con la conquista.
Su habilidad para explotar las disidencias internas de los indígenas, también ayudó en gran medida a su
empresa conquistadora. Al conseguir aliados entre los rivales de los aztecas y de los incas, los conquistadores se
aseguraron tropas con conocimiento del terreno y de las tácticas de guerra de los nativos, a la vez que debilitaban
internamente los imperios al aliarse con sus enemigos.
Para historiadores más recientes, los españoles fueron asistidos en su empresa por aliados microscópicos e
inesperados. Los europeos que vinieron a América traían consigo microbios, virus y bacterias a las que eran inmunes
por haber estado expuestos a ellos durante siglos. Para los indígenas americanos, en cambio, estos virus eran
totalmente desconocidos. Aun una enfermedad simple como la gripe podía ser letal para ellos. La gripe, el sarampión,
la rubéola, el tifus, la neumonía fueron las epidemias que debilitaron a la población indígena, que resultó diezmada
por la exposición a estas fatales enfermedades, a tal punto que algunos historiadores denominan a este efecto como
"colapso" o "catástrofe" demográfica.

Los objetivos de la conquista

¿Qué impulsaba a algunos europeos a realizar el riesgoso cruce del Atlántico para participar de expediciones
de dudoso resultado? En primer lugar, la ambición, el afán de obtener riquezas inimaginadas en España. Los
conquistadores eran en su mayoría hombres de escasa fortuna y educación. Algunos, como Hernán Cortéz, líder de
la conquista de México, eran miembros de una nobleza de baja jerarquía con prestigio local pero muy pocos bienes.
Otros eran hombres de baja posición social y sin educación, como Francisco Pizarro, jefe de la conquista del Perú,
que criaba cerdos en su Extremadura natal y no sabía leer ni escribir. Según la frase de la época, los conquistadores
arriesgaban su vida (y quienes la tenían, también su fortuna) para "valer más": mejorar su posición social y
enriquecerse.
Además, los conquistadores compartían un fervor religioso que los impulsaba y a la vez justificaba la violencia
de su empresa. Estaban convencidos que tenían, por así decirlo, una misión divina: incorporar los territorios
descubiertos y sus poblaciones a la fe católica. Este espíritu de cruzada (o de lucha contra los infieles) hacía que
consideraran a la conquista como una continuación de la guerra santa contra los musulmanes, ahora en un escenario
completamente desconocido y contra nuevos enemigos.

¿Cómo se organizó la conquista?

Las expediciones de conquista estaban organizadas como empresas privadas. El jefe de


la expedición conseguía en primer lugar la autorización de la corona de España para emprender la conquista de un
determinado territorio. Esta autorización, se hacía por medio de un documento llamado capitulación. La corona se
reservaba para sí el dominio de todas las tierras conquistadas y de un quinto de las riquezas obtenidas. El jefe de la
expedición era nombrado adelantado (el primero en intentar la conquista de una región hasta ese momento
inexplorada), y también gobernador y capitán general de los territorios conquistados. Conseguida la autorización real
por medio de la capitulación, el jefe de la expedición se encargaba de conseguir dinero para financiarla (con
inversores, prestamistas, su propia fortuna y los aportes de los expedicionarios) y soldados. Con ellos se formaba la
"hueste" o tropa de conquista. Algunos soldados aportaban su dinero, caballos y armas, y otros sólo su persona. Las
ganancias, de existir, se repartían proporcionalmente de acuerdo con los aportes hechos por los financistas, jefes y
soldados de la expedición, luego de descontada la quinta parte correspondiente a la corona.

Los primeros asentamientos españoles

Los primeros asentamientos españoles se ubicaron en las islas Antillas. Desde la ciudad de Santo Domingo
en la isla que Cristóbal Colón llamó La Española —actual territorio de Santo Domingo y Haití—, se organizaron la
primera recolección de oro americano y la conquista de las islas adyacentes y del continente.
Entre 1492 y 1520, los españoles no obtuvieron de los territorios conquistados las riquezas esperadas —
especias y grandes cantidades de oro— sino sólo perlas, algo de azúcar y una escasa cantidad de oro. Pero el oro
que los españoles encontraron en las Antillas era de aluvión: pepitas arrastradas por los cursos de los ríos desde
algún yacimiento superficial y poco abundante. Los aborígenes fueron obligados a recolectar el metal precioso. Los
indígenas antillanos no opusieron resistencia armada a los conquistadores, pero en pocos años casi todos ellos
desaparecieron. Un gran número de estos indígenas murieron a causa de las enfermedades transmitidas por los
europeos. Además, la dominación a que se los sometió, provocó en muchos de ellos el deseo de no tener hijos, con
lo que disminuyó drásticamente el índice de natalidad.
A partir de 1510, La Española perdió importancia y Santiago de Cuba se transformó en el centro de las
operaciones coloniales españolas. Desde allí, en febrero de 1519, partió Hernán Cortez, al mando de 11 naves y 600
hombres, con destino a la tierra firme del continente, a la búsqueda de las fabulosas riquezas en oro mencionadas
por los indígenas.

La conquista de México

Las armas de fuego y los caballos que usaban los hombres de Cortéz atemorizaron a las primeras tribus con
las que los españoles entraron en contacto. Una de ellas, la de los tlaxcaltecas —pueblo que había sido sometido por
el imperio azteca y debía entregarle fuertes tributos—, se alió con las tropas invasoras. El avance de los españoles se
vio favorecido por el descontento existente entre los dominados por los aztecas.
El emperador Moctezuma envió embajadores ante Cortés con obsequios de oro y plata para que desistiera de
seguir avanzando. Pero esto no hizo más que aumentar la codicia de los españoles.
La llegada de Cortés en 1519 a la capital azteca, Tenochtitlán, fue pacífica. Los aborígenes los recibieron
creyendo que podían ser enviados del dios Quetzalcoátl, pero Cortés tomó prisionero a Moctezuma. Poco tiempo
después, la matanza de numerosos miembros de la nobleza azteca que realizaron los españoles en el Templo Mayor
provocó la sublevación del pueblo, liderado por Cuauhtémoc. Los españoles fueron sitiados y Cortés obligó a
Moctezuma a hablar con su pueblo para detener el ataque. Pero la lluvia de flechas y piedras que lanzaban los
guerreros aztecas hirieron de muerte al propio Moctezuma y Cortés se dispuso a huir. En la llamada noche triste, los
españoles que huían fueron apuñalados y sólo unos pocos —entre ellos, Cortéz— lograron escapar con los tesoros
obtenidos.
Luego las tropas españolas se reorganizaron y, con el apoyo de los tlaxcaltecas, aplastaron sangrientamente
la resistencia de los aztecas en Tenochtitlán. Una vez sometida toda la región, el rey Carlos V recompensó al
conquistador con tierras y riquezas y nombró a Cortéz Gobernador y Capitán General de Nueva España, como se
denominó al territorio azteca. A partir de entonces, México se convirtió en uno de los centros del imperio español en
América.

La conquista de Perú

Desde su asentamiento en Panamá los españoles comenzaron a explorar la costa del Pacífico hacia el sur. El
hallazgo de piezas de oro los animó a emprender nuevas expediciones.
En noviembre de 1532, Francisco Pizarro, con 200 hombres, llegó a Cajamarca, donde acampaban 30.000
incas al mando del emperador Atahualpa. Pizarro pensaba aprovechar a su favor la división interna entre los incas,
enfrentados en una guerra civil en la que dos hermanos descendientes del Inca —Atahualpa y Huáscar— se
disputaban el trono.
A pesar de la inferioridad numérica, Pizarro convenció al jefe inca para parlamentar y lo tomó prisionero. Al
ver a su soberano cautivo, muchos soldados se dejaron matar sin defenderse. La orden de Atahualpa de matar a
Huáscar, que dominaba el sur del imperio, facilitó la alianza entre grupos incas y los españoles. Finalmente, en
noviembre de 1534, Pizarro entró al Cuzco, capital del imperio, y reconoció como emperador a un miembro de la
nobleza inca. De este modo, Pizarro obtuvo el apoyo de un sector de la sociedad conquistada.
En el Perú, la capital española no se superpuso —como en México— a la indígena. En 1535 Pizarro fundó
Lima, la Ciudad de los Reyes. La ciudad fue establecida cerca de la costa para asegurar las comunicaciones con las
otras tierras de españoles, situadas sobre el Pacífico, y también por temor a instalarse en una región tan aislada
como la del Cuzco. Las grandes cantidades de oro y de plata que los españoles obtuvieron en el Perú hicieron de
esta región la más importante de todas las conquistadas por España en América.
Las sublevaciones indígenas y las luchas entre los mismos conquistadores, ávidos de enriquecerse
rápidamente —y que le costaron la vida al propio Pizarro—, obligaron la intervención de la corona, que en 1544 creó
el Virreinato del Perú.

La conquista de Chile

Cuando los españoles se establecieron en el Perú, desde Lima partieron expediciones que atravesaban el
imperio incaico. Hacia el sur, se extendía el mundo de los araucanos a quienes los incas nunca dominaron
completamente. A esta región los españoles la llamaron Chile. Diego de Almagro realizó una primera expedición, pero
como no encontró oro abandonó la empresa. Pedro de Valdivia, en febrero de 1541, fundó la ciudad de Santiago en
el valle del río Mapocho. Pero fueron necesarios casi veinte años para vencer a los araucanos. Sólo después de la
muerte de sus dos jefes, Lautaro y Caupolkán, los indígenas se refugiaron en el sur del país. Consolidada la
dominación española de Chile, se organizó desde allí la colonización de la región de Cuyo, y se fundaron las
ciudades de Mendoza, San Juan y San Luis, en el actual territorio argentino.

El descubrimiento del Río de la Plata

En enero de 1516, los hombres de la expedición de Juan Díaz de Solís fueron los primeros españoles en
arribar al litoral atlántico del actual territorio argentino. Solís había partido de España con el objetivo de buscar un
paso interoceánico que comunicara el océano Atlántico con el océano Pacífico y encontrar, por fin, una ruta española
que llevara a las especias de las Indias Orientales. El ancho del estuario: del actual río de la Plata confundió a Solís:
no creyó que fuera un río aunque sus aguas eran dulces. Por eso lo llamó Mar Dulce. Convencido de que se trataba
del paso buscado, remontó el curso del río y desembarcó en la banda oriental. Allí, Solís y un grupo de sus hombres
fueron atacados y muertos por los indígenas de la zona.
En 1520, la expedición al mando de Hernando de Magallanes exploró el rió de Solís, confirmó que no era un
pasaje interoceánico y continuó hacia el sur, descubriendo el paso interoceánico que lleva su nombre.
En 1527 arribó una nueva expedición al estuario del Plata al mando de Sebastián Gaboto. El objetivo de
dicha expedición era encontrar las Sierras del Plata. Exploró el río Paraná y a la altura de la desembocadura del río
Carcarañá fundó el primer asentamiento en estas tierras: el fuerte Santi Spíritu.

La ocupación del Río de la Plata

Después de las expediciones de Solís y Caboto, en España circularon versiones que aseguraban que en las
cercanías del Mar Dulce, descubierto por Solís, existía una sierra de la plata. Estos relatos legendarios y el interés de
la corona española de asegurarse el control de una zona cercana a los dominios portugueses, impulsaron el envío de
una expedición hacia una región de América muy distante de los ricos territorios de aztecas e incas.
En 1536 se organizó una gran expedición hacia lo que se comenzó a llamar el Río de la Plata. Pedro de
Mendoza firmó una capitulación con Carlos V que le concedía el título de Adelantado. Al frente de 14 naves y 1500
hombres llegó al Río de la Plata y, según había sido establecido en la capitulación, el 3 de febrero de 1536 fundó un
fuerte al que llamó Nuestra Señora del Buen Aire. Esta fue la primera fundación de la actual ciudad de Buenos Aires.
Los grupos de cazadores nómadas que habitaban la región fueron hostiles con los españoles. La falta de
alimentos y la inexistencia de metales preciosos desalentaron a los conquistadores. Mendoza enfermó y murió
durante el viaje de regreso a España.
Juan de Ayolas y Domingo de Irala continuaron la búsqueda de la sierra de la plata y se dirigieron hacia el
norte, remontando las aguas del río Paraná. Al llegar al territorio de los guaraníes, en 1537, los españoles fundaron
Asunción. El trato amistoso de los guaraníes, la abundancia de alimentos y la creencia de estar más cerca de las
fuentes de plata, los decidieron a despoblar Buenos Aires y establecer su base de operaciones en Asunción.
Algún tiempo después, Irala llegó al yacimiento de plata de las sierras del Potosí —probablemente las
mencionadas por las leyendas—, pero éstas ya habían sido descubiertas por hombres enviados por Pizarro desde el
Perú. En Asunción, entonces, se repartieron tierras entre los españoles y se intensificó la explotación agrícola. El
conocimiento de la agricultura y la naturaleza pacífica de los guaraníes permitieron a los colonizadores disponer de
una numerosa y productiva fuerza de trabajo.
La situación de aislamiento hacía cada vez más difícil la vida cotidiana de los colonizadores en Asunción, ya
que los productos que llegaban desde España primero debían recorrer el trayecto de Panamá a Lima y luego de Lima
a Asunción. Fue por esto que Juan de Garay, desde Asunción, propuso al rey "abrir puertas a la tierra": la única
posibilidad para romper el encierro era establecer una ruta por el Atlántico.
En 1573, Garay fundó la ciudad de Santa Fe, a mitad de camino entre Asunción y el Río de la Plata. Y, desde
allí, se propuso la repoblación de la ciudad de Buenos Aires, con lo que se completaba la ruta de salida al mar. Unos
años después, en 1580, Garay fundó por segunda vez la ciudad de Buenos Aires, a la que llamó Ciudad de Trinidad y
Puerto de Santa María de los Buenos Aires. Con el tiempo, Buenos Aires adquirió cada vez mayor importancia y llegó
a convertirse en rival de la ciudad de Lima.
El territorio que actualmente ocupa la República Argentina fue poblado por grupos de conquistadores que
provenían de tres direcciones distintas. A cada uno de estos grupos se los llama corrientes colonizadoras. Los
objetivos de cada una de estas corrientes eran diferentes, pero las tres fundaron las primeras ciudades a partir de las
cuales se fue poblando nuestro país.
▷ La corriente de Asunción o del este tenía el objetivo de buscar una salida al aislamiento del Paraguay. Fundó las
ciudades de Buenos Aires, Asunción, Corrientes y Buenos Aires.
▷ La corriente del Alto Perú o del norte se proponía buscar fuentes de aprovisionamiento para la gran mina de
Potosí y, además, encontrar una comunicación con España a través del Atlántico. Fundó las ciudades de
Santiago del Estero, San Miguel de Tucumán, Córdoba, Salta, La Rioja, San Salvador de Jujuy y San Fernando
del Valle de Catamarca.
▷ La corriente de Chile o del oeste intentaba crear un cerco de ciudades al otro lado de la cordillera de los Andes
para defender a las ciudades chilenas de los ataques de los indígenas. Fundó las ciudades de Mendoza, San
Juan y San Luis.

El impacto de la conquista

La invasión europea produjo un tremendo impacto entre los pueblos que habitaban América. Para estas
sociedades que habían vivido aisladas del resto del mundo, los europeos representaban algo totalmente
desconocido. Toda su vida cambió a partir de la conquista. Su organización económica, social y política, sus
creencias religiosas, su visión del mundo y las costumbres de su vida cotidiana, se derrumbaron.

La desestructuración de la economía

La conquista española alteró el funcionamiento y la organización de las economías indígenas.


En el Perú, por ejemplo, el triunfo español alteró el sistema basado en la reciprocidad y la redistribución. Los
conquistadores ocuparon el lugar del Inca en la jerarquía social. Las comunidades continuaron obligadas a entregar
tributos y los curacas fueron mantenidos como los funcionarios encargados de controlar el cumplimiento de la
obligación y el almacenamiento de los productos. Pero los españoles quebraron el principio de la redistribución: el
excedente que los curacas entregaban a los conquistadores no volvía a las comunidades. Además, con la
introducción de la moneda y el mercado, los españoles destruyeron el principio de la reciprocidad: los indígenas
dejaron de intercambiar productos entre comunidades de acuerdo con lo que cada una producía y se vieron obligados
a comprar y vender.

La destrucción de las religiones indígenas

Cuando los españoles llegaron a México, se encontraron con una civilización que tenía una religión muy
diferente de la cristiana. Lo que más impactó a los conquistadores fue la poderosa religión estatal que rendía culto a
las principales divinidades indígenas a través de sacrificios humanos que eran acompañados de diversos ritos. De
acuerdo con su mentalidad de hombres europeos del siglo XVI, la entendieron como una religión demoníaca —que
rendía culto al demonio y a las fuerzas del mal— y se propusieron su completa destrucción.
Los conquistadores y los misioneros —sacerdotes y religiosos que llegaban a América con la misión de
evangelizar, es decir, de enseñar a los indígenas los principios de la que consideraban la verdadera fe: la religión
cristiana— se propusieron extirpar la idolatría (porque los europeos llamaron ídolos a los dioses de los aborígenes).
La muerte de los emperadores azteca e inca contribuyó a que esas sociedades perdieran confianza en sus dioses:
con la muerte de Moctezuma o de Atahualpa, no sólo desaparecían los jefes del Estado sino también los hijos del Sol,
su protector. Otra forma en qué los españoles se propusieron reemplazar las creencias tradicionales indígenas, fue la
edificación de iglesias en los lugares en los que antes habían existido templos o centros de culto.
Durante los primeros tiempos y terminada la etapa de la resistencia armada, los misioneros fueron optimistas
porque los indígenas parecían aceptar la nueva religión y recibían en masa los sacramentos del bautismo y del
matrimonio. Sin embargo, al poco tiempo comenzaron a advertir que la aceptación del cristianismo era sólo superficial
ya que, a escondidas de los españoles, continuaban realizando los ritos de su culto tradicional.

Las causas de la derrota

Un proceso tan complejo como la conquista de un continente no puede explicarse por un solo factor. Si
tenemos en cuenta que un pequeño número de europeos lograron dominar en muy poco tiempo a comunidades muy
numerosas y que habían alcanzado un elevado nivel de organización social, ¿cómo explicar que los 200 hombres de
la expedición de Cortés conquistaran una región habitada por más de 10 millones de personas? Sin duda influyeron
factores técnicos como la superioridad de las armas de fuego, y el terror que producían las explosiones de pólvora y
los caballos. Otros factores serían de tipo religioso, como las leyendas que hablaban de la llegada de enviados de los
dioses.
Pero tal vez haya que prestarle particular atención a un elemento de tipo político: la organización imperial y
militarista de los aztecas e incas. Si bien esto puede aparecer como un símbolo de fortaleza, también lo es de
debilidad.
Muchos de los pueblos dominados por los aztecas y los incas colaboraron con los europeos convencidos de
que ése era el medio para liberarse de quienes les exigían pesados tributos. Además, la organización imperial muy
centralizada de los incas, por ejemplo, facilitó el triunfo de los españoles. Éstos atacaron directamente la cabeza del
imperio —el Inca y el Cuzco— y frente a la derrota de ésta, el poderío inca sucumbió. Los españoles aprovecharon la
situación y mantuvieron parte de la estructura de dominio impuesta por los incas, pero se ubicaron ellos a la cabeza
de esa estructura.

El derrumbe demográfico

Antes de la llegada de los europeos, la población americana no estaba distribuida de manera uniforme por el
continente. Las zonas más densamente pobladas eran las de las civilizaciones urbanas de Mesoamérica y la región
andina. En esas dos zonas, la población aumentaba a medida que mejoraban las técnicas de cultivo y crecían el
intercambio y los centros urbanos. La conquista interrumpió bruscamente esta tendencia y diezmó la población
indígena.
El derrumbe demográfico se produjo por un conjunto de factores que actuaron de manera simultánea: las
muertes provocadas por la violencia de los conquistadores; la desorganización de la vida económica, que hizo
disminuir la producción de alimentos, provocando hambrunas; la explotación del trabajo indígena en las minas; la
desorganización de la vida familiar tradicional; los efectos devastadores de las epidemias de enfermedades
infecciosas como la viruela, frente a las que los indígenas no tenían desarrolladas defensas orgánicas. También
influyeron factores de tipo psicológico, como la pérdida del deseo de vivir en un mundo que se derrumbaba, donde
todo lo conocido iba desapareciendo.
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, los indígenas que sobrevivieron a la conquista se transformaron —en su
mayoría— en campesinos. Algunas comunidades o individuos llegaron a competir con los europeos por los beneficios
producidos por la economía colonial americana.
Los especialistas en demografía histórica intentaron calcular cuál era el volumen de la población americana
antes de la llegada de los conquistadores. Por la escasez de datos de que se dispone llegaron a conclusiones muy
dispares. Para algunos, la población total no llegaba a los 10 millones, mientras que otros la estiman en más de 100
millones (equivalente a la de Europa en la misma época). Si aceptamos como posible una cifra intermedia (alrededor
de 50 millones) y la comparamos con los 12 millones de indígenas que habitaban América hacia 1650, tendremos una
visión bastante aproximada de la magnitud del derrumbe demográfico. Un ejemplo extremo de esta situación está
referido a los indios quimbaya —de la actual Colombia— que eran unos 15.000 en 1539 y quedaron reducidos a sólo
69 un siglo después. La disminución de la población indígena fue también un elemento que facilitó la conquista y el
dominio europeo.

Diferentes visiones de la conquista

La visión de los conquistadores: La conquista del Nuevo Mundo fue impulsada por instituciones como los
Estados monárquicos, la Iglesia Católica y las grandes compañías comerciales. Pero la importancia de estas
instituciones no debe hacernos olvidar que los protagonistas de este proceso histórico fueron los conquistadores,
hombres reales, de carne y hueso. ¿Quiénes fueron estas personas? ¿Qué motivos los impulsaron a cruzar el
océano, pese a los riesgos que la empresa suponía? ¿Cuál fue la visión que estos hombres tuvieron al tomar
contacto con una realidad geográfica y humana tan diferente de la propia?
Los conquistadores eran hombres con poca o ninguna fortuna en tierras o en dinero, aunque algunos de ellos
eran de origen noble. Llegaron a América esperando lograr en el Nuevo Mundo los objetivos que en Europa, les
resultaban inaccesibles. Estos objetivos eran la riqueza, el prestigio social y su contribución a la misión cristiana de
evangelizar a los indígenas americanos.
Sobre todo en los primeros años de la conquista, los conquistadores imaginaban que iban a alcanzar sus
utopías sin conflicto. Esperaban que las riquezas fueran la base de una posición de reconocimiento social en tierras
americanas; y que, al regresar a España, la fortuna y el prestigio social recién adquiridos estuvieran legitimados por
su servicio prestado a la expansión del cristianismo. Sin embargo, en la práctica, la mayoría de los conquistadores no
realizó sus utopías.
Los conquistadores se fueron diferenciando entre sí. Rápidamente, entre ellos se establecieron diferencias de
jerarquía y autoridad: los que actuaban en México y en Perú obtenían mayores recursos económicos que los que
actuaban en las islas del Caribe. Pero, en el continente, sólo un reducido grupo de hombres relacionados
directamente con los jefes de las expediciones (sucesivamente, Colón, Velázquez, Cortés, Pizarro, Valdivia, por
ejemplo) obtuvieron el título de encomenderos. A los encomenderos se les confiaban porciones de población indígena
y se les otorgaba el derecho de obtener de ella tributos, emplearla como mano de obra en sus empresas particulares
(minería, plantaciones, talleres textiles, entre otras), y recibir el pago de sus jornales si trabajaban fuera de la
encomienda. Estos beneficios se otorgaban teóricamente a cambio de la obligación de evangelizar a los indígenas
encomendados.
Como resultado de esta diferenciación, muchos conquistadores vieron cerrado su acceso a los niveles
superiores de riqueza y prestigio social. Fueron frecuentes las intrigas políticas y los enfrentamientos armados entre
grupos que se oponían a los conquistadores más poderosos.
La visión de los vencidos: La conquista violenta significó para los indígenas un gran sufrimiento espiritual.
Su mundo y sus tradiciones se desmoronaron. Algunos historiadores denominaron a este impacto en la mentalidad de
los pueblos americanos como el traumatismo de la conquista.
Para los vencidos, la derrota tuvo un carácter religioso y cósmico: se sintieron abandonados por sus dioses.
La caída de Tenochtitlán, por ejemplo, no fue sólo una derrota militar; significaba también la caída del reino del Sol.
Los dioses habían muerto o eran débiles ante el avance de la nueva fe cristiana que imponían los conquistadores.
Las nuevas condiciones de existencia impuestas por los europeos provocaron la desmoralización de los
americanos. El alcoholismo se difundió como una epidemia. El desgano vital, producido por la falta de incentivos para
vivir en un mundo hostil, llevó a muchos a un estado de auto abandono e incluso a la disminución de la natalidad.
Para Nathan Wachtel —historiador francés contemporáneo—, "saqueos, masacres, incendios, es la
experiencia del fin de un mundo. Pero se trata de un fin sangriento, de un mundo asesinado".

Aculturación

Cuando dos culturas se ponen en contacto se establece entre ellas una serie de relaciones que modifican a
ambas. En el proceso de la conquista europea en América se relacionaron dos culturas que, hasta ese momento, se
habían desarrollado por separado, sin que una tuviera noción de la existencia de la otra.
Frecuentemente las culturas que entran en contacto no se enfrentan en condiciones de igualdad. En
ocasiones, por circunstancias diversas, una cultura tiene la fuerza suficiente como para imponerse sobre la otra. La
conquista de América fue una historia de vencedores y vencidos. Unos lograron imponer su dominio sobre los otros.
En la relación entre sus culturas ocurrió algo similar. La cultura europea derrotó a la indígena.
El concepto de cultura se refiere a la forma en que los miembros de un grupo de personas piensan, creen y
viven, la manera en que resuelven sus problemas, sus manifestaciones artísticas y su vida espiritual, las normas y
acuerdos que establecen. Por esto, cuando se produce un choque entre culturas, se enfrentan todos los aspectos de
la vida social de los pueblos en lucha.
En las ciencias sociales —como la antropología y la historia, por ejemplo— se utiliza el término aculturación
para explicar procesos como el de la conquista de América, en el cual una cultura se modificó por el contacto violento
con otra, y en ese proceso de modificación perdió los rasgos más importantes que le eran propios. En un proceso de
aculturación, el pueblo vencido pierde su identidad cultural tradicional e incorpora a su visión del mundo muchos
elementos de la cultura de los vencedores. El resultado final de este proceso es la imposición de los rasgos
principales de la cultura vencedora a la cultura vencida.

Los límites de la conquista

Fuera del control español quedaban tierras que le estaban vedadas, en parte por razones geográficas, en
parte por razones culturales.
En primer lugar, aquellos territorios alejados, más o menos inhóspitos y sin demasiados recursos no atrajeron
demasiado a los españoles. La Patagonia, las grandes praderas de América del Norte y el sudeste de los Estados
Unidos quedaron fuera del control efectivo de los conquistadores. Estas tres regiones también eran de difícil
conquista, ya que estaban habitadas por poblaciones indígenas nómades y guerreras. Las selvas tropicales también
impusieron un freno a la conquista. La espesura de la vegetación y las poblaciones nómades o semisedentarias de
estas áreas las hicieron poco codiciadas. En realidad, las poblaciones de las selvas de América del Sur habían
escapado también a la dominación inca y en esto los límites de ambas expansiones, española e incaica, coincidieron.
En general, la dominación española se impuso con mayor rapidez y eficacia en aquellas regiones donde
existía una fuerte jerarquía política, con una economía basada en la agricultura y con poblaciones acostumbradas a
un ritmo de trabajo disciplinado y regular. Los mejores ejemplos de esta situación son México y los Andes, donde
aztecas e incas habían impuesto su dominación sobre poblaciones que estaban incorporadas a una sociedad
jerarquizada desde hacía mucho tiempo. En las zonas donde estas características no existían o eran débiles
(combinadas con un medio ambiente difícil para el asentamiento humano), la conquista se detuvo.

La primera expansión europea

América estaba indefensa: si los europeos la ocuparon fue porque ofrecía múltiples ventajas. Los aztecas de México
y los incas del Perú eran, en muchos aspectos, pueblos civilizadísimos y bien organizados militarmente, pero sus
armas correspondían a las de Europa en la edad de piedra, por lo que no podían competir con los métodos bélicos de
los conquistadores. Vencidos militarmente estos imperios, los pueblos que los formaban no estaban en condiciones
de oponer resistencia alguna. Los primeros imperios coloniales fueron producto de la ambición y de la habilidad con
que los europeos supieron aprovechar sus propios medios, más que de una superioridad efectiva sobre el resto del
mundo. Los europeos se extendieron al otro lado del Atlántico para huir de la realidad de su propio continente. Las
potencias marítimas no estaban en condiciones de expandirse por África o por Asia. Los turcos siguieron
amenazando las costas mediterráneas hasta finales del siglo XVI. La Europa cristiana estaba a la defensiva frente al
mundo islámico y escapó del cerco hacia el oeste, hacia el continente americano que era más débil."
David K. Sieldhouse, historiador inglés contemporáneo.

LA CONSTRUCCIÓN DEL ORDEN COLONIAL EN AMÉRICA


Luego de leer atentamente los textos que se presentan comienza a trabajar con las actividades propuestas:
1) Responde: ¿Qué objetivos se perseguían con los denominados viajes de exploración?

2) Elabora un cuadro de llaves que muestre como se explotaron los recursos económicos americanos.

3) Completa el siguiente cuadro comparativo:

LA ORGANIZACIÓN DEL DOMINIO COLONIAL SIGLOS XVI a XVIII

CARACTERÍSTICAS COLONIZACIÓN ESPAÑOLA COLONIZACIÓN COLONIZACIÓN


PORTUGUESA INGLESA
MOTIVOS QUE
LAIMPULSARON
SISTEMA COMERCIAL
PRINCIPALESPRODUCCIONES
ORGANIZACIÓNPOLÍTICA
ORGANIZACIÓN SOCIAL
PAPEL DE LA IGLESIA

LOS VIAJES DE EXPLORACIÓN

Durante los primeros años del siglo XVI, mientras los españoles emprendían la conquista de las Antillas y de
México en el continente, numerosos europeos de diferentes nacionalidades exploraron las costas y los ríos
americanos. España, Portugal, Francia e Inglaterra promovieron continuos viajes de exploración: necesitaban conocer
las verdaderas dimensiones del continente americano y las características del suelo, el clima, la vegetación y la fauna
antes de decidirse a ocupar de manera efectiva el territorio.

1. Juan Caboto. Marino italiano al servicio del rey de Inglaterra recorrió las costas de Terranova, en América del
Norte.
2. Alonso de Ojeda. Exploró el río Orinoco hasta el lago de Maracaibo, al que llamó Venezuela, en el año 1500.
3. Vicente Yáñez Pinzón. Descubrió las bocas del río Amazonas.
4. Pedro Alvares Cabral. Marino portugués que llegó a las costas de Brasil en el 1500; exploró la bahía de Todos los
Santos y la de Río de Janeiro.
5. Américo Vespucio. En 1501, por encargo de Portugal, siguió la ruta de Cabral y navegó hacia el sur,
probablemente hasta San Julián, en la Patagonia.
6. Juan Ponce de León. Partió de Puerto Rico, exploró las Bahamas y, en 1513, descubrió la península de la
Florida.
7. Vasco Núñez de Balboa, en 1513, exploró el istmo de Panamá y luego de un mes de marcha por la selva fue el
primer europeo que encontró el océano Pacífico, al que llamó Mar del Sur.
8. Juan Díaz de Solís. Descubrió el río de la Plata en 1516.
9. Hernando de Magallanes. En 1519, continuó la ruta de Solís, recorriendo las costas de la Patagonia. Descubrió el
paso para conectar los océanos Atlántico y Pacífico (el estrecho de Magallanes). Murió durante el viaje, y el
mando de la expedición pasó a Sebastián Elcano, quien llegó a España en 1522. Fue el primer viaje en el que se
completó la vuelta al mundo.
10. Sebastián Caboto. Hijo de Juan Caboto, exploró el río de la Plata y remontó el Paraná. En 1521, en la confluencia
del Carcarañá y el Paraná fundó el fuerte de Sancti Spiritus, primer asentamiento español en el actual territorio
argentino.
11. Giovanni Verazzano. Navegante veneciano que recorrió la costa oriental de América del Norte, al servicio del rey
de Francia, en 1524.
12. Jacques Cartier. Remontó el río San Lorenzo y llegó hasta Quebec, en 1535.
LOS VIAJES DE EXPLORACIÓN

LOS RECURSOS ECONÓMICOS AMERICANOS

La explotación económica de los recursos americanos se realizó en dos etapas de características diferentes.
Durante la primera mitad del siglo XVI se desarrolló una etapa extractiva. En este período, españoles y
portugueses extrajeron los productos americanos que tenían valor para el intercambio con Europa sin la necesidad de
realizar un gran esfuerzo para obtenerlos.
Los españoles primero se apoderaron de los tesoros que habían sido acumulados en México y Perú por los
aztecas y los incas; y luego recolectaron todo el oro de aluvión que encontraron. Los indígenas guiaron a los
conquistadores hasta los ríos de los que tradicionalmente habían extraído el oro y en cuyas cercanías habían
instalado fundiciones. La extracción de oro de aluvión se intensificó en varias regiones de la América española y, en
pocos años, el oro se agotó.
Los portugueses no encontraron metales preciosos en el Brasil hasta el siglo XVIII. Pero la explotación del
palo brasil tuvo las características de la etapa extractiva. Los portugueses talaron los bosques hasta agotar la
existencia de estos árboles en las regiones costeras.
Una vez extraídos y agotados estos primeros recursos, para obtener riquezas del suelo americano los
europeos realizaron algunas inversiones productivas.
La etapa productiva comenzó en la América española a partir de 1550 con la explotación de los yacimientos
de plata en las minas de Zacatecas en México y del Potosí en el Perú. En la América portuguesa el primer ciclo
productivo fue el de la caña de azúcar.

LA COLONIZACIÓN ESPAÑOLA
Una vez sometidos los aztecas y los incas, la Corona española comenzó a advertir la potencial riqueza que
encerraban los territorios americanos debido a la disponibilidad de minerales y a la abundancia de mano de obra
indígena. Pero también comprendió lo difícil que resultaría gobernar a la distancia un territorio tan extenso y diverso.
En la historia americana, los siglos XVI y XVII fueron los de la conquista y la colonización, es decir, la etapa
en que se estableció definitivamente la dominación hispana y en la que empezó a surgir una nueva sociedad, en la
que la riqueza y el poder estaban concentrados en manos de los españoles. Esta nueva sociedad estuvo legitimada
por ideas que afirmaban la superioridad del hombre blanco europeo.
La primera etapa de este período se caracterizó por las acciones de los conquistadores, a los que la Corona
cedió derechos sobre determinados territorios a cambio del reconocimiento de su soberanía y la entrega de un quinto
de los beneficios obtenidos. A partir de mediados del siglo XVI, aumentó la presencia del poder real. Fue entonces
cuando se dividieron los nuevos territorios en dos grandes áreas administrativas: el Virreinato de Nueva España, cuya
capital fue la ciudad de México, y el Virreinato del Perú, con capital en Lima. Al frente de cada virreinato había un
virrey, que era un delegado directo del monarca español y que tenía amplios poderes.
Más de trescientos años de dominación colonial consolidaron una sociedad profundamente desigual, en la
que hombres y mujeres de origen español, indígena y africano gestaron importantes procesos de cambio cultural que
aún permanecen vigentes en Latinoamérica.

La ciudad indiana

En Hispanoamérica, la fundación de las nuevas ciudades se realizó teniendo en cuenta un nuevo criterio
urbanístico: la planta de damero. En esta organización totalmente racional, las calles son rectas y se cruzan
perpendicularmente unas con otras, formando cuadras y manzanas.
Originalmente cada cuadra tenía 4 lotes y éstas fueron las unidades de medida de los solares que la corona
repartió entre los primeros vecinos fundadores de cada ciudad. Con el tiempo, los nuevos vecinos recibieron solares
cada vez más alejados del centro. Pero las viviendas urbanas debían ubicarse dentro de los límites del ejido urbano.
Fuera de sus límites comenzaba la zona de chacras y huertas y una zona de pastos comunales que era una reserva
de uso público y común.
Para ser considerado vecino había que tener casa poblada en la ciudad. Este era un requisito para poder
asistir a las reuniones del cabildo y participar en el gobierno de la ciudad.
Las ciudades que fundaron los españoles en América tenían diferentes funciones. La mayoría de las veces
fueron fundadas como un fuerte, por la necesidad de los españoles de defenderse de la hostilidad de los indígenas y
también por las frecuentes luchas entre los mismos conquistadores. Otras ciudades surgieron como puertos y
cumplieron la función de centros de distribución de mercancías. Muchas de estas ciudades-puertos se fortificaron
para defenderse de los ataques de los piratas. También se fundaron ciudades con el propósito de establecer una
escala segura o un centro de reagrupamiento de personas antes de proseguir la marcha hacia regiones más lejanas.
Un ejemplo de ciudades fundadas con esta función fueron Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Córdoba, que eran
puntos intermedios en el largo camino entre el Alto Perú y el Río de la Plata.

La sociedad colonial

Durante el período colonial, los españoles formaron una sociedad profundamente desigual con una
organización jerarquizada, en la que la posición de los individuos se estableció según el origen y el color de la piel.
En esa sociedad, el sector dominante estaba ocupado por los blancos españoles, seguidos por los criollos y
luego, en escala descendente, se ubicaba una amplia mayoría de personas con piel más o menos oscura. Hacia
1570, el 96 % de los habitantes de las colonias españolas en América eran indígenas; el 3 %, negros y mestizos,
mientras que sólo el 1 % eran blancos.
Los españoles, primero conquistadores o militares y posteriormente funcionarios o comerciantes, fueron el
sector dominante de la sociedad colonial. Este grupo, que era propietario de las principales tierras y riquezas
mercantiles o mineras, comenzó a diversificarse desde el momento mismo en que nació la primera generación de
blancos en América: los criollos.
Los criollos se sentían los verdaderos dueños de estos territorios, pero no podían ocupar algunos cargos de
la administración colonial, que estaban reservados sólo a los españoles. Pronto los peninsulares comenzaron a recibir
sobrenombres despectivos: en México los llamaban gachupines, en Perú, chapetones, y en Chile y en el Río de la
Plata, godos. A pesar de las antipatías, criollos y españoles en general se unieron en matrimonio.
La mezcla de los españoles con las mujeres indígenas dio lugar a los mestizos. Un poco más adelante, la
población de las colonias se volvió más compleja al sumarse los africanos y las diferentes formas de descendencia
que resultaron de su combinación con indígenas, españoles y mestizos.
Desde un principio, los mestizos fueron considerados inferiores, poco confiables y enemigos del orden. Y
como continuaron aumentando en número, la Corona española dictó medidas restrictivas contra los hijos ilegítimos, a
los que prohibió ser encomenderos o pertenecer al ejército.
Los mulatos y los zambos estaban en peor situación, porque al ser hijos de esclavas y españoles, y de
esclavas e indígenas, respectivamente, debían pagar tributo, estaban sometidos a trabajos forzados, tenían escasa
libertad de movimientos e incluso su vestimenta estaba reglamentada.

Los sistemas de trabajo forzoso


El objetivo de la Conquista fue obtener riquezas y ganancias rápidamente. Sin embargo, se justificó en la
necesidad de cristianizar y civilizar a los pueblos indígenas. Por esa razón, algunas instituciones creadas para
someterlos tenían un doble cariz, económico y evangelizados
Una de las formas más usadas para controlar y explotar la mano de obra indígena fue la encomienda. Por
este sistema, la Corona asignaba a particulares, usualmente los conquistadores, el derecho a percibir un tributo en
trabajo o en productos de un grupo de indígenas a cambio de la obligación de cuidar de su bienestar, fomentar su
evangelización y acostumbrarlos a vivir en el orden impuesto por los españoles. Sin embargo, estas obligaciones de
los encomenderos por lo general no se cumplían, a pesar de estar estipuladas en normas escritas.
La mita, un sistema de trabajo rotativo y obligatorio creado por los incas para realizar tareas comunitarias,
también fue utilizado por los españoles. Pero los conquistadores le cambiaron su sentido original al reducirlo a la
obligación de los indígenas a prestar trabajo forzado en las minas.
La disminución de la población indígena en los años posteriores a la Conquista provocó una reducción de la
fuerza de trabajo disponible. Ésta fue compensada con la introducción de mano de obra esclava. A partir del siglo
XVI, la Corona española autorizó el "comercio de negros" en la zona de plantaciones centroamericana, la costa
caribeña de las actuales Colombia y Venezuela, la región ecuatoriana de Guayaquil y, en menor medida, los valles de
la costa peruana. Sin embargo, este sistema de explotación del trabajo fue menos utilizado en las colonias españolas
que en otras regiones del continente. Durante el período colonial, más de tres millones de esclavos africanos fueron
vendidos en tierras americanas: el 16 %, en las zonas españolas; el 50 %, en las colonias inglesas del sur de América
del Norte o en las Antillas, y el 34 %, en el Brasil portugués.

La minería, centro de la economía colonial

La minería de plata fue la actividad económica fundamental en la época colonial y, por lo tanto, la principal
fuente de ingresos de la Corona española, que recibía un quinto de todos los metales que se extraían en América.
Las principales minas se localizaron en distintas zonas del actual territorio mexicano y en Potosí, en el sur de la actual
Bolivia.
El auge minero se inició en 1545 con el descubrimiento de plata en un cerro cercano a Zacatecas, setecientos
kilómetros al norte de la ciudad de México. Como en esa zona no había mano de obra indígena, se pagaban salarios
relativamente altos para atraer a trabajadores desde lugares lejanos. Poco después se comenzaron a explotar otras
minas en Guanajuato, Taxco, Pachuca y San Luis Potosí. Entre 1545 y 1570, la primacía de las minas mexicanas fue
absoluta, pero a partir de 1575, el yacimiento sudamericano tomó la delantera por un siglo y medio.
La explotación minera en Potosí se inició en 1548 y fue todo un éxito, porque las vetas eran superficiales y en
las cercanías había abundante mano de obra indígena. Cuando la extracción de plata se incrementó, fue necesario
penetrar en socavones cada vez más profundos. Entonces, el trabajo se hizo agobiante ante el enrarecimiento del
aire por el polvo, la falta de ventilación en túneles muy estrechos, las bruscas diferencias de temperatura entre las
galerías y el exterior de la mina (localizada a 4.980 metros de altura), y la fatiga que producía subir a la superficie por
precarias escaleras con la carga de mineral colgada al cuello.
Un régimen de trabajo tan insalubre y extenuante provocó una gran mortandad entre los trabajadores. El
regreso de los mitayos era tan incierto que cuando partían se les leía la oración para los difuntos. En las zonas del
Perú donde los indígenas fueron obligados a trabajar en las minas, en un siglo se redujo el 87 % de la población.
Para el abastecimiento de los centros mineros se conformó un amplio espacio económico especializado en
proveer los artículos más necesarios. El comercio de mulas fue uno de los rubros importantes: en el actual territorio
argentino, este ganado se criaba en zonas de Córdoba, Santa Fe y el norte de Buenos Aires, mientras que en Salta
se engordaba y vendía. También eran famosos y muy requeridos los artículos de madera (carretas y ruedas)
elaborados en Tucumán.

La evangelización

La evangelización de los pueblos indígenas resultó fundamental para justificar la Conquista y formó parte
de la dominación colonial que se impuso en América. En los primeros años, esta labor fue realizada por misioneros
que estudiaron las lenguas y las culturas indígenas para escribir diccionarios y gramáticas que permitieron traducir los
textos cristianos. Muchos de estos estudios nos sirven hoy para conocer las culturas precolombinas. Las órdenes
religiosas también alertaron sobre el trato dado a los indígenas y promovieron una legislación para protegerlos.
Posteriormente, con la centralización de decisiones en la Corona española, también se limitó la acción de las órdenes
religiosas, para lo cual fueron colocadas bajo el poder de los obispos.
Para imponer el cristianismo, sacerdotes y misioneros tuvieron que destruir las concepciones religiosas de las
sociedades aborígenes y, al mismo tiempo, difundir nuevos valores culturales para suplantar las costumbres
indígenas. Sin embargo, el contacto entre las creencias indígenas y la religión católica generó, en muchos casos,
expresiones religiosas mixtas, que incorporaron símbolos y prácticas de ambas, tal como se advierte en las
celebraciones mexicanas para honrar a los muertos, en las que cementerios y capillas se llenan de colores, flores e
incienso.
El culto al Sol fue lo primero que se trató de suprimir, y por eso las fiestas indígenas fueron transformadas en
celebraciones cristianas, como se hizo con la ceremonia incaica del Inti Raimi, al asimilarla a la del Corpus Christi.
También se multiplicaron prácticas religiosas, como procesiones y misas solemnes, que fueron bien recibidas por los
pueblos indígenas, acostumbrados a las ceremonias rituales. Las iglesias y los santuarios, de carácter monumental,
se construyeron durante largos años con el esfuerzo de los indígenas en lugares donde antes adoraron a sus dioses
tradicionales.
5
EL COMERCIO COLONIAL

El comercio colonial

El mercantilismo fue la política económica practicada por la mayoría de los Estados europeos en la época
del absolutismo. El ideal de la época era: vender a los países lo más posible (lo que significaba un ingreso de dinero)
y comprarles lo menos posible (lo cual implicaba una salida de dinero), para así evitar que la riqueza del propio
Estado quedase en manos extranjeras.
Los mercantilistas partían de un supuesto: que en el mundo existía una cantidad limitada de riqueza cuya
principal fuente eran los metales preciosos: oro y plata. Por lo tanto, el Estado más rico sería aquel que lograse
acumular la mayor cantidad posible de oro y plata, aun a costa de arrebatárselos a otros. A partir de esta concepción
estática de la riqueza, los Estados absolutistas lucharon por apoderarse de ella y, para lograrlo, con frecuencia
recurrieron a la guerra.
Allí donde se aplicaron las políticas mercantilistas, el Estado participaba activamente en la producción y
reglamentación de las actividades económicas e incluso creaba y dirigía algunas manufacturas, como la de los
gobelinos en Francia y la de tapicería y cristalería en España.
El comercio colonial funcionó con un esquema monopolista y centralizado. Esto significa que España tenía
la exclusividad del intercambio de productos con América. La Casa de Contratación, que se encontraba en la ciudad
de Sevilla, en el sur de España, era la institución encargada de organizar este comercio.
Como la Corona quería asegurarse el cobro de impuestos, dispuso que las mercaderías destinadas a
América fueran embarcadas sólo desde un puerto (primero, el de Sevilla; más tarde, el de Cádiz). Al mismo tiempo,
estableció que sólo unos pocos puertos americanos estarían habilitados para comerciar con España.
El viaje a América se hacía en conjunto, ya que ninguna embarcación podía navegar sola. La flota, que partía
dos veces al año, estaba integrada por 53 buques de carga, escoltados por 48 galeones, con cañones y piezas de
artillería para asegurar protección contra los piratas. Este convoy se separaba en el Caribe: algunas embarcaciones
iban a Veracruz (México) y La Habana (Cuba), mientras que otras se dirigían a Cartagena (Colombia) y Portobelo
(Panamá). Luego, las mercaderías eran transportadas por vía terrestre hasta el Pacífico, donde eran embarcadas
hasta el puerto de El Callao (Perú), desde donde los comerciantes limeños las distribuían a lomo de muía hasta los
lugares más alejados del Imperio español, como Chile y el Río de la Plata.
Este sistema se financiaba con el aumento de los precios de los artículos europeos enviados a las colonias
americanas, donde la oferta limitada y el encarecimiento de los productos fomentó la aparición del contrabando, es
decir, del comercio ilegal.
Los tesoros americanos pronto fueron codiciados por piratas franceses, holandeses e ingleses, que atacaban
y robaban las embarcaciones españolas, sobre todo en la zona del Caribe. En algunos casos, llegaron a establecer
pequeñas comunidades al margen de la ley en lugares estratégicos, como las islas de San Andrés y Tortuga.
Algunos nombres, casi de leyenda, inspiraban terror por sus audaces ataques. En 1562, John Hawkins
organizó su primera expedición a las Antillas. Algunos años más tarde, su sobrino, Francis Drake, que estaba
protegido por la reina Isabel de Inglaterra, saqueó Portobelo, capturó un cargamento de plata potosina, incendió
Santo Domingo, exigió rescate por Cartagena e intentó atacar La Habana, en Cuba. Hacia fines de siglo, ambos
piratas murieron en un ataque conjunto contra ciudades caribeñas. La piratería declinó cuando Francia e Inglaterra se
instalaron en varias islas del Caribe (como Haití y Jamaica) y ayudaron a combatirla a cambio de que España
reconociera su soberanía sobre esas islas.

La organización política-administrativa del Imperio Español en América

Virrey: representante directo del Rey. Responsable de la administrador) del virreinato y del envío a España
de lo recaudado por impuestos; de la construcción y conservación de las obras públicas: del reparto de tierras; de la
defensa del territorio contra las agresiones externas y las rebeliones internas, de dictar leyes complementarías a las
de la Corona y de apoyar a la Iglesia y proteger a los indígenas.
Audiencia: tribunal de justicia, sus miembros (oidores) que asesoraban y controlaban al virrey.
Gobernadores: encargados de la administración de las gobernaciones, que eran subdivisiones de los
virreinatos. En las, gobernaciones que limitaban con espacios ocupados por otros países europeos o por indígenas, la
misma autoridad era un capitán general.
Cabildo: era la institución encargada del gobierno de las ciudades. Estaba formado por varios miembros que
compraban los cargos, excepto el de alcalde, que era el principal. Entre sus funciones estaban: estimular la
realización de obras públicas, vigilar el abastecimiento de la ciudad, controlar el abastecimiento de hospitales,
mantener el alumbrado, controlar los precios y crear escuelas. Los fondos necesarios para cumplir sus funciones los
obtenía a través de impuestos y multas.
Visitas: fueron los mecanismos usados por la corona para conocer la situación real de los territorios
americanos. Todo aquel que hubiese ocupado un cargo público, al finalizar el mismo era investigado a través de
juicios llamados de "visita" y "residencia", realizados por funcionarios del Consejo de Indias (los visitadores).
LA COLONIZACIÓN PORTUGUESA

Portugal comenzó más tarde que España la ocupación del territorio americano que (según el Tratado de
Tordesillas) le correspondía, porque como metrópoli tenía otros negocios coloniales más rentables en Asia y África.
De las Indias Orientales obtenían especias y textiles de lujo, y de África, esclavos y oro. Sólo cuando la explotación
de las Indias Orientales dejó de ser rentable, Portugal comenzó la colonización del Brasil.
En las costas del Brasil los portugueses no hallaron poblaciones indígenas sedentarias ni metales preciosos.
Aunque tuvieron la ventaja de conquistar el territorio sin enfrentar la resistencia de los aborígenes, a diferencia de los
españoles, estuvieron obligados a traer desde el exterior todos los recursos necesarios para la explotación económica
de la colonia.

Los ciclos económicos

En las primeras porciones de territorio exploradas, los portugueses descubrieron grandes cantidades de palo
brasil, un árbol de cuya corteza se extraía una sustancia que servía para teñir las fibras textiles.
Con el objetivo de incorporar este producto tropical en el mercado comercial europeo, los portugueses, en
veinte años, ayudados por los aborígenes, talaron y recolectaron todo el palo brasil disponible en las tierras más
cercanas a la costa. Para realizar esta explotación no necesitaron asentarse ni invertir capital, ya que los troncos eran
enviados a Europa y allí se los procesaba para obtener la tintura.
La tala de los bosques de las franjas costeras dejó al descubierto un tipo de suelo que los colonizadores
reconocieron apto para el cultivo de la caña de azúcar. Esta planta (desconocida por los europeos que obtenían el
azúcar de la remolacha) había sido traída desde Asia por comerciantes portugueses y desde el siglo XV se cultivaba
en las islas Azores y Madeira.
Con esta experiencia previa, la corona portuguesa decidió la explotación del azúcar en el Brasil. En 1549
retomó el control administrativo de la colonia: designó un gobernador general que dependía directamente del rey y
estableció la capital en la ciudad de Bahía.
El problema más importante que tuvieron que resolver los colonizadores para iniciar la producción del azúcar,
fue la obtención de la mano de obra necesaria. La población indígena nómada, que en los primeros tiempos había
colaborado con los conquistadores, se había retirado hacia el interior. Como Portugal no tenía población excedente
para enviar al Brasil, la solución que encontraron fue la utilización de negros africanos como mano de obra esclava.
En la segunda mitad del siglo XVI, Portugal consolidó la organización de su dominio colonial sobre bases muy
diferentes de las de la América española. Las plantaciones tropicales de caña de azúcar para la exportación eran
inmensos latifundios dedicados a ese monocultivo. Utilizaban mano de obra esclava y su funcionamiento requería
importantes inversiones de capital en maquinarias y trabajadores especializados. Entre 1600 y 1650, Portugal se
convirtió en el primer productor mundial de azúcar.

El funcionamiento de una plantación de caña de azúcar exigía fuertes inversiones de capital. Los ingenios
(las fábricas en las que se procesaba la caña y se obtenía el azúcar) eran muy costosos y sólo algunos colonos
pudieron instalarlos en sus tierras. Los labradores fueron los colonos que, sin capital suficiente, se dedicaron
únicamente al cultivo de la caña. Los señores de los ingenios fueron los dueños de los ingenios y los que, además de
obtener la producción de sus propias tierras de cultivo, compraban la zafra de los labradores. Estos señores tenían el
capital suficiente para comprar esclavos y herramientas de cobre y construir obras de ingeniería en los ríos, molinos,
talleres y habitaciones. A comienzos del siglo XVII, la producción del azúcar era realizada por no más de cien familias
de portugueses. Casa grande era el nombre que recibía la casa en la que habitaba el señor del ingenio y su familia, y
la senzala era el lugar destinado a la habitación de los esclavos negros. El ingenio era la fábrica donde se procesaba
la caña y se obtenía el azúcar. Casa grande, senzala e ingenio constituyeron el núcleo del latifundio productivo que
fue la plantación.
A fines del siglo XVII, la disminución de la producción de azúcar en el nordeste del Brasil y la competencia de
las plantaciones holandesas en las Antillas marcaron el final del ciclo del azúcar. En el siglo XVIII, la economía del
Brasil se organizó alrededor de otro producto: el oro. Fue tanta su importancia que a esta época se la conoce como el
ciclo del oro.
Los yacimientos de este metal precioso fueron descubiertos por grupos de hombres deseosos de
enriquecerse (llamados bandeirantes), que realizaban exploraciones en el interior del territorio brasileño. Además de
buscar metales y piedras preciosas, los bandeirantes cazaban indígenas para, luego, venderlos como esclavos.
El ciclo del oro hizo que los portugueses ocuparan un territorio hasta entonces inexplorado, alejado de las
costas. El descubrimiento de oro en una región provocaba el surgimiento vertiginoso de centros urbanos muy
poblados. La más importante de estas poblaciones fue Minas Gerais.
La irrupción de una gran cantidad de metálico influyó en la economía de las colonias portuguesas debido a
que muchos hombres abandonaron sus antiguas ocupaciones y se lanzaron a buscar oro en ríos y montañas,
ayudados por sus esclavos. Por esta razón, durante el siglo XVIII se incrementó el número de muertes de esclavos y,
consecuentemente, aumentó el tráfico de negros. Por su parte, la corona portuguesa estableció un monopolio para la
venta de diamantes que le permitió mejorar su situación financiera.
En las últimas décadas del siglo XVIII, cuando decayó la producción de oro, se renovó la producción de
azúcar en el nordeste y comenzó a explotarse un nuevo cultivo que fue el más importante de la economía brasileña
en los años siguientes: el café.

La organización política del Imperio Portugués en América

La primera forma de control que la corona portuguesa adoptó sobre sus territorios americanos fue las
capitanías hereditarias. Dividió el territorio de Brasil en 15 franjas de tierra que limitaban al este con el Atlántico y
hacia el oeste se prolongaban en el interior hasta la imprecisa línea de Tordesillas. Los capitanes donatarios tenían
autorización para explotar con absoluta libertad esas tierras o entregarlas a otros particulares. Con este sistema la
corona se propuso atraer capitales privados para su colonia americana en la que no existían tesoros de fácil captura.
Excepto en la región de Pernambuco donde se implantó el cultivo de la caña de azúcar, la experiencia fracasó y la
corona se hizo cargo de la colonización.

La sociedad colonial en Brasil

Durante el siglo XVIII, en la sociedad brasileña avanzó el proceso de mestizaje. También se incrementó
notablemente el tráfico de esclavos, siendo aproximadamente unos dos millones los que ingresaron en ese tiempo.
Pero a diferencia de lo que ocurría en los dominios españoles entre peninsulares y criollos, en el Brasil no se
produjeron tensiones entre los blancos nacidos en Portugal (los reinos) y los nacidos en América. La razón de ello es
que Brasil se transformó en el centro del Imperio portugués, por lo que no se produjo una diferencia tan marcada
entre metrópoli y colonia.

LA COLONIZACIÓN INGLESA

Las transformaciones económicas, sociales y políticas que se produjeron en Inglaterra durante el siglo XVI,
favorecieron su expansión colonial en el siglo siguiente. El crecimiento económico originó capitales disponibles para
ser invertidos en empresas coloniales. Además, a comienzos del siglo XVII, entre la población inglesa había grupos
dispuestos a migrar en busca de nuevas tierras. La reforma religiosa realizada por Enrique VIII había producido
fuertes enfrentamientos entre la corona y diversos sectores de la sociedad que se oponían a la iglesia oficial
anglicana y que preferían abandonar Inglaterra para poder practicar libremente su fe y vivir según sus tradiciones.
La emigración hacia tierras americanas comenzó en los primeros años del siglo XVII. Fue la solución para
muchos perseguidos por cuestiones religiosas. Para los hombres de negocios ingleses, la organización de nuevas
compañías colonizadoras fue una oportunidad para obtener beneficios económicos. Y para la corona, esta corriente
migratoria significó una disminución de la intensidad de los conflictos religiosos y políticos, muy frecuentes durante
todo el siglo XVII.
El proceso de organización de las Trece Colonias inglesas en América del Norte se inició en 1606 y concluyó
en las primeras décadas del siglo XVII. Las colonias tuvieron diferentes orígenes:
 Algunas fueron fundadas por compañías comerciales que se organizaban con el aporte de capitales de nobles y
de hombres de negocios, y a veces también con aportes de grupos de perseguidos religiosos. Este fue el origen
de Virginia, Massachusetts y Georgia
 En cambio, Nuevo Hampshire, Maryland, Carolina y Delaware fueron fundadas por particulares;
 Nueva Jersey y Pensilvania, por grupos religiosos. Nueva York, originalmente fue territorio de una colonia
holandesa, conquistado luego por los ingleses.
La primera colonización inglesa de América del Norte fue realizada por la iniciativa de un grupo de
comerciantes que, con la autorización de la corona, organizaron compañías. La Compañía de Plymouth recibió el
territorio comprendido entre los paralelos de 41 y 45 grados de latitud norte, y la Compañía de Londres, las tierras
que se extendían entre los paralelos de 38 y 34 grados de latitud norte. La corona reservó bajo su jurisdicción directa
la zona comprendida entre los paralelos de 38 y 41 grados. En los acuerdos de 1606, esta última zona fue
considerada neutral y sujeta a la condición de que no podía ser colonizada por ninguna de las dos compañías.
Frente a las colonias españolas, las Trece Colonias inglesas eran pobres: no contaban con yacimientos de
metales preciosos ni con una población indígena densa y estable para ser utilizada como mano de obra. Su población
crecía muy lentamente y faltaban capitales para impulsar el crecimiento económico.
Durante el siglo XVII, la actividad económica más importante fue la agricultura y la ganadería. La
división de la tierra en propiedades de pequeñas dimensiones (en comparación con los latifundios de
plantaciones y haciendas españolas y portuguesas) fue una característica de la organización social y económica de
los primeros tiempos de las Trece Colonias. La superficie de cada una de las propiedades estaba relacionada con la
cantidad de mano de obra familiar con la que podía contar cada familia de colonos.
En el siglo XVIII, las colonias continentales y las de Jamaica, Barbados y otras islas del Caribe (que Inglaterra
adquirió mediante tratados de paz que pusieron fin a guerras europeas), se fueron especializando en actividades
económicas diferentes. Las tierras del sur y de las islas se dedicaron al cultivo de productos tropicales en
plantaciones con mano de obra esclava. En cambio, las colonias del centro y del norte permanecieron como
colonias dedicadas a la actividad agrícola y comercial.
Cada colonia tenía un tipo diferente de gobierno de acuerdo con las circunstancias de su fundación:
 Gobierno Provincial: si el gobernador era un delegado del rey.
 Gobierno de Cartas: si el gobernador era elegido por todos los colonos, de acuerdo con el derecho de
autogobierno concedido por la corona a través de una Carta.
 Gobierno de Propietarios: si el gobernador era elegido exclusivamente por los miembros de las compañías
comerciales fundadoras o sus descendientes.
En todas las colonias existía una:
 Asamblea Legislativa (funciones legislativas): en la que participaban miembros de la sociedad de cada colonia
eligiendo sus representantes. Tenían derecho a elegir o a ser elegidos los propietarios de tierras o los que
alcanzaban un determinado nivel de renta.
 Administración de Justicia (funciones judiciales): la ley inglesa era común a todas las colonias. Los jueces eran
designados por el rey y funcionaban los juicios con jurados.
Durante el siglo XVIII, la colonización de América del Norte tomó un gran impulso. Los colonos, en su gran
mayoría agricultores, fueron avanzando hacia el oeste, poblando territorios cada vez más alejados de las costas.
En esta época, en Norteamérica comenzaron a definirse dos zonas muy distintas desde el punto de vista
económico, social, político y cultural: el norte y el sur.
En el norte predominaban las actividades comerciales y la vida urbana. En sus ciudades se desarrollaron un
comercio de ultramar muy activo, la pesca y la construcción de embarcaciones. Estas actividades económicas
impulsaron la llegada de nuevos contingentes de inmigrantes europeos. Muchos de ellos llegaron a América
obligados a prestar su trabajo en forma gratuita y dieron origen a una servidumbre blanca. Aunque se utilizó mano de
obra esclava africana, en la sociedad norteña predominó la población de origen europeo y las formas de vida
burguesas.
Entre los siglos XVI y XVIII, el dominio económico de las metrópolis europeas sobre sus colonias americanas
estaba asegurado por el sistema de monopolio comercial y por la prohibición de producir en las colonias productos
manufacturados. Esta prohibición incluía, muy especialmente, la fabricación de embarcaciones: si las colonias
disponían de naves propias para realizar el transporte de mercaderías, la metrópoli perdía un instrumento de control y
una fuente de ingresos. La fabricación de barcos en las colonias inglesas del norte permitió el desarrollo de un circuito
comercial no controlado por Inglaterra. El desarrollo de este comercio, a su vez, originó la acumulación de capitales
que luego fueron invertidos en la producción de manufacturas. La producción industrial que tuvo lugar en el territorio
de las Trece Colonias fue la primera del continente americano.
En las colonias del sur, la principal actividad económica fue la exportación a Inglaterra de materias primas,
como el algodón, el arroz, el tabaco y el añil (una tintura muy requerida por la industria textil británica). Estas materias
primas se obtenían de plantaciones, de las que eran propietarios una minoría de colonos blancos muy ricos. El
trabajo lo realizaban esclavos traídos de África. En la sociedad sureña de Norteamérica existió una gran polarización
social: una mayoría de esclavos negros (en Carolina del Sur la población negra triplicaba a la blanca) era explotada
en beneficio de los señores de las plantaciones. Esta minoría le impuso a la región un carácter fuertemente agrícola y
conservador, opuesto al del norte, donde se desarrolló una sociedad más abierta y dinámica.

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