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Catch Me If You Can ➴vk 《

EDITANDO》

❝ El amor vuelve estúpida a la gente, ¿no crees, Jungkook?


❞.

➳ Vkook/Taekook )
01. Useless Weapons

Una vez más le tocaba quedarse a hacer el papeleo —y


eso que no había cosa que desease más en ese momento
que poder irse a casa y descansar hasta que no recordase
siquiera su nombre. Para su desgracia, tampoco podía
quejarse ya que había sido él mismo quien había accedido
a hacerse cargo de ello. Pensándolo con detenimiento,
ahora se arrepentía considerablemente de haber aceptado
tan fácil. Jimin se había acercado a él hacía un par de
horas con un gesto en su rostro que decía a gritos
"Jungkookie, necesito un favor".

Su sexto sentido pocas veces fallaba, y menos tratándose


de Jimin.

Jungkook conocía demasiado bien todas las expresiones


del mayor y lo que cada una de ellas significaba. Por
consiguiente, era más que obvio a ojos del moreno cuándo
Jimin quería algo de él, en este caso dedujo sin mayor
dificultad que se trataba de un favor.

Efectivamente, el mayor pretendía que Jungkook se


quedase cubriendo su turno en la comisaría ese viernes
noche ya que Jimin llevaba semanas planeando una cena y
se negaba a faltar por un repentino cambio en su horario
laboral. Jungkook consideró la opción de negarse
rotundamente, al fin y al cabo, él también tenía derecho a
hacer lo que quisiese con su viernes. Sin embargo, sabía
perfectamente que no podía decir no a Jimin. Menos aún a
su cara de cachorrito.

Porque sí, tenía un aprecio muy especial por Jimin. Era su


mejor amigo y compañero.
Aunque no engañaba a nadie: era mucho más que eso.

Hacía ya varios años que Jungkook conocía a Jimin.


Cuando entró a la academia de policía él fue uno de los
pocos apoyos que tuvo. Después, cuando consiguió
finalmente graduarse y entrar a ejercer, le tocó trabajar
codo con codo a su lado, lo que ya lo hizo caer
completamente por él. Era un trabajador nato, siempre
esforzándose al máximo y dando todo de sí en cada caso
que les asignaban. Tenía un innegable sentido de la
justicia. Ambos formaban un gran equipo: Jimin trabajando
desde la comisaría enfrascado en sus papeles y archivos y
Jungkook realizando el trabajo de calle, con más acción,
pero siempre con él cubriéndole las espaldas. Era un
maestro de la informática y aunque el menor siempre había
puesto la mano en el fuego diciendo que podría haber
llegado a ser agente al igual que el propio Jungkook, él
parecía sentirse conforme entre papeles y ordenadores.
Con eso le bastaba.

Al principio, el futuro de Jungkook se encaminó hacia la


investigación al igual que había hecho su padre a lo largo
de toda su vida —él había sido director de una empresa
farmacéutica. Pero esa idea cambió radicalmente después
de lo que sucedió hacía ya diez años.

Su hermano Heojoon, siete años mayor.

Jungkook nunca se había quejado de su vida, siempre


había sido feliz con aquello que tenía. Eran su padre, su
madre y su hermano mayor. No podía pedir más. Pero
aquel fatídico día llegó: el día en el que su hermano fue
asesinado. O bueno, quizás no. Los investigadores y
agentes encontraron gran cantidad de sangre en su
habitación y después de analizarla concluyeron que
coincidía casi en su totalidad con el ADN de Heojoon. Sin
embargo, no pudieron realizar la autopsia del cuerpo ya
que no se encontró ninguno. Simplemente se había
esfumado.

Los años pasaron y nadie fue capaz de arrojar un poco de


luz sobre el asunto así que se cerró y quedó en el montón
de casos sin resolver. Por ello, Jungkook se metió a policía
con su hermano en mente como aliciente, si nadie podía
resolver el caso, lo haría él mismo. Odiaba que alguien tan
importante para él se quedase como un simple
interrogante. Como un libro con final abierto e incierto que
no merecía siquiera ser terminado de escribir.

Si nadie escribía ese final, él mismo lo haría. Y así lo juró.

Por desgracia, y siguiendo con una cadena de eventos


realmente desafortunados para Jungkook, después de
aquel suceso su madre murió. Ella siempre había sido de
salud delicada y no pudo soportar el duro golpe de perder a
Heojoon. Se pasó semanas en cama, débil y decaída y
poco tiempo pasó hasta que se puso fin a su sufrimiento. A
pesar de todo, fue una gran madre que se sacrificó hasta
su último día por criar a sus hijos y por verlos sonreír. Igual
fue su padre, que falleció en un accidente de tráfico al
volver una noche del laboratorio en el que trabajaba.

A eso se le llamaba tener una mala racha. Jungkook se


preguntó noche tras noche qué había hecho mal en otra
vida para merecer todo lo que le había ocurrido. Sin
descanso, desgracia tras desgracia hasta quedar aislado
en su soledad, buscando consuelo en las lágrimas que
derramaba con dolorosa frecuencia.

Porque en efecto, Jungkook se encontraba solo.

Después de eso, tuvo que ingresar en un orfanato ya que


era menor de edad, pero en cuanto pudo valerse por sí
mismo aplicó en pequeños trabajos para poder alcanzar un
día su sueño de ser agente.
Y aquí se encontraba, un viernes noche haciendo el
papeleo rutinario de un pequeño atraco que había habido
en el centro de la ciudad. No era nada del otro mundo y por
fortuna no hubo víctimas que lamentar, pero aun así no era
su trabajo sino el de Jimin.

Maldito enano con su chantaje emocional, pensó.

Podría haberlo hecho él.

—Juro que esta es la última vez que me bajo los


pantalones por ti, Jimin —dijo en un suspiro mientras
desabrochaba algunos botones del cuello de su uniforme.
Estaba exhausto.

Se recostó levemente en la silla notando cómo las


pequeñas ruedas se movían y pasó sus manos por su
rostro intentado despejarse. Tenía el cuerpo entumecido de
tanto papeleo estúpido. Era increíble la tensión que se
acumulaba en sus hombros, sus trapecios parecían
cemento en lugar de músculo.

— Jungkook —oyó una voz delante de su puesto,


sorprendiéndose.

— ¿S-sí? —se incorporó rápidamente y recuperó la


compostura. Suspiró de alivio al ver que era Seokjin— Ah,
eres tú.

— Mi trabajo aquí ha terminado —le sonrió, poniéndose su


ropa de calle mientras colgaba la bata blanca— Me voy a
casa, ¿a ti te queda mucho?

— En realidad casi he terminado —dijo con cansancio.

— Déjame adivinarlo —especuló fingiendo que pensaba,


mas ya parecía tener su respuesta pensada de
antemano— Dos palabras: Park Jimin.
Le sonrió cómplice. Lo había pillado.

— Ya me conoces, no tengo remedio —rascó su cabeza


tímido— No sé decirle que no. Solamente no se lo digas a
Namjoon, por favor —suplicó.

— Eres demasiado bueno, Jungkook —susurró casi para sí


mismo— Tranquilo que de mi boca no saldrá una palabra
—hizo el gesto de la cremallera sobre sus labios— Nos
vemos mañana y no te quedes mucho tiempo más, ¿vale?
Es muy tarde y ya deberías estar durmiendo, hace tiempo
que terminó el horario infantil —revolvió el pelo de
Jungkook una vez estuvo vestido y se despidió agitando su
mano.

— ¡Ya soy mayorcito para que me digas esas cosas! —


gritó levantándose de la silla y plantando las manos en el
escritorio con indignación. El castaño salió por la puerta de
la comisaría y Jungkook se tiró de nuevo hacia atrás
cayendo torpemente al suelo.

Maldijo a la silla con sus estúpidas y giratorias ruedas.

Seokjin trabajaba como médico forense en la comisaría,


cosa que a Jungkook le había sorprendido desde que lo
conoció. Rara vez se le veía sin su bata blanca, siempre
paseando de un lado a otro de la morgue como si estuviese
disfrutando de un campo de flores en primavera. Cómo
alguien tan alegre y tan amante de la vida podía pasarse el
día entre cadáveres era algo que Jungkook no entendía.
Puede que los muertos se sintiesen más cómodos con la
compañía de alguien como él. Jungkook no tenía la más
mínima idea, pero si algo estaba claro en su cabeza era
que tenía un aprecio enorme por el mayor.

Se levantó torpemente a causa de la caída y volvió a


sentarse dolorido asegurándose esta vez de que la silla
estaba en su lugar. Miró los papeles esparcidos por la
mesa con frustración y se dispuso a terminarlos de una
vez. Archivar casos era lo más tedioso de su trabajo, ese
era el campo de Jimin, alias el experto del orden. A veces
incluso parecía un maniático archivando los casos. Como si
le fuesen a cortar un dedo por poner la H después de la I.

Una media hora después, Jungkook había terminado por


fin. Estiró sus brazos hacia atrás intentado relajar un poco
los músculos de la espalda. Sintió el uniforme tensarse y se
levantó triunfante dispuesto a archivar los papeles y no
volver a verlos.

Jimin le debía una.

Él sabía mejor que nadie que Jungkook era un hombre de


acción y aun así lo había coaccionado a encargarse de ello.
El tedioso y aburrido papeleo no era para alguien como él.
Cogió el trabajo que había estado realizando durante las
últimas dos horas y miró el reloj antes de dirigirse al
archivo.

La 1:00 AM.

Guardó los papeles en la caja correspondiente listos para


ser llevados con el resto. La cargó y comenzó a caminar.
Llegó hasta dónde se encontraban las escaleras y el
ascensor y optó por la primera opción. No era como si
Jungkook fuese un vago o algo por el estilo, al fin y al cabo,
solo tenía que bajar un piso. Nunca venía mal algo de
ejercicio. Abrió la puerta metálica con el pie y dejó la caja
sobre el pequeño escritorio que había a la entrada. Se
dirigió a la pared y presionó el interruptor. Poco a poco las
luces fluorescentes del techo comenzaron a parpadear
para finalmente encenderse acompañadas de un leve
sonido. Cogió de nuevo la caja y caminó entre los pasillos
llenos de estanterías con miles de papeles, cada uno de
ellos contando su historia. Dejó en el sitio correspondiente
la que él había traído y volvió caminando hacia la salida,
ansioso por irse ya a casa.

De repente escuchó un ruido, como si algo hubiese


golpeado una de las estanterías metálicas. Se supone que
a esas horas ya no debía haber nadie, a no ser que fuese
otro estúpido como Jungkook cubriendo el puesto de su
amigo.

— ¿Hay alguien ahí? —elevó la voz con desconfianza—


¿Capitán? ¿Capitán Namjoon?

No obtuvo respuesta alguna así que siguió con su camino,


receloso.

— Debe haber sido mi imaginación —susurró hablando


consigo mismo, intentando tranquilizarse.

Llegó hasta el escritorio de la entrada al archivo y se quedó


quieto observándolo. Juraría que estaba oyendo pasos.

Pasos que se aproximaban hacia él por la espalda.

Su pecho comenzó a latir con fuerza y Jungkook temió que


la persona que parecía encontrarse con él en la sala
escuchase sus palpitaciones casi saltando fuera de su
pecho. Se dijo a sí mismo que ponerse nervioso en una
situación como esta era lo peor que podía hacer, así que
respiró con calma, repitiendo las inspiraciones y
espiraciones en su mente como un mantra.

Lentamente y con cuidado extendió su mano hacia la mesa


y cogió unas tijeras que había encima. ¿Qué iba a hacer?
No llevaba más a mano. Jungkook no pensó que la pistola
fuese a ser necesaria para hacer el monótono papeleo así
que simplemente se equipó con aquello que tenía a mano.
Sin previo aviso se giró para neutralizar a quien fuese que
se encontraba detrás de él. Y de un momento a otro,
ocurrió.

— No te muevas —le dijo amenazador el desconocido.

Jungkook no sabía cómo había terminado en el suelo, pero


podía sentir el frío atravesando la tela del uniforme. Sobre
él, se encontraba sentado un chico rubio de
aproximadamente su edad y le estaba amenazando con...
¿Un cutter? Tenía el pelo dorado revuelto y parecía
nervioso.

Menuda situación más surrealista estaba viviendo. El chico


no hacía más que amenazarle con esa arma digna de la
sección de papelería de cualquier supermercado y
Jungkook hacía lo mismo. Él lo apuntaba con su cutter y
Jungkook con las tijeras, como si ambos fuesen algún tipo
de artefacto mortal. El moreno reconoció mentalmente que
podría hacerse un buen corte con cualquiera de ellos pero
aun así no le parecía una situación corriente.

— ¿Qué se te ha perdido aquí, bonito? —le preguntó


totalmente serio a pesar de encontrarse en desventaja por
estar debajo de él. ¿De dónde había venido ese descaro?
No tenía la más mínima idea.

Pareció ponerse aún más nervioso ante su pregunta ya que


su cara pasó a tener un ligero color rojo, aunque se
desvaneció bastante rápido. Recuperó la compostura en un
segundo.

— Eso a ti no te importa —gruñó cuando lo vio sonreír ante


su sonrojo.

— ¿Tú crees que no me importa estando en esta situación?


¿Acaso quieres que te eche una mano también o qué? —
sarcasmo tiñendo su voz— Hazme el favor, he tenido una
noche muy larga. No me hagas el trabajo más difícil.

— ¿Quién te dice que mi noche ha sido coser y cantar? —


preguntó ligeramente indignado— Colarse en una
comisaría requiere tiempo y planificación, ¿sabes? —
continuó apuntándole con su arma al igual que Jungkook.

— Lo que tú digas. Venga, te llevaré al calabozo y así


dejamos los juegos, ¿te parece? —sugirió, buscando hacer
su trabajo más fácil y terminar con la absurda situación.

—Lo siento mucho, pero creo que eso no va a ser posible


agente... —miró hacia la placa que descansaba en su
pecho y leyó. Entonces en sus labios apareció una sonrisa
que preocupó al moreno— Agente Jungkook.

Versión 2.0 de Catch Me If You Can :D

Tranquilos que sigue siendo la misma kk de antes pero con


alguna que otra modificación, sobre todo en el narrador

Voy a intentar ir editando cada día para así poder empezar


""""""pronto"""""" con ya sabéis qué (para los que ya leyeron
el final ah) aunque quiero deciros que ya estoy trabajando
en ello
Si es tu primera vez leyendo esta historia bienvenido
seas y espero que la disfrutes y no sufras demasiado ><

A los que ya me conocen nada, espero que me


acompañéis de nuevo en esta historia según la vaya
editando porque releerla no está de más de cara al futuro

♡ Gracias y nos vemos ♡


02. Drop His Guard

— Venga, te llevaré al calabozo y así dejamos los juegos,


¿te parece? —sugirió Jungkook, buscando hacer su trabajo
más fácil y terminar con la absurda situación.

— Lo siento mucho, pero creo que eso no va a ser posible,


agente... —miró hacia la placa de su pecho— Agente
Jungkook —sonrió.

— ¿Ah no? —preguntó con inocencia— ¿Y eso a qué se


debe si se puede saber?

— No pienso irme de aquí sin lo que he venido a buscar, de


lo contrario me meteré en un buen lío y preferiría evitar esa
desafortunada situación.

La mirada de Jungkook era de pura confusión. ¿En qué


andaba metido ese chico para que necesitase colarse en la
comisaría? ¿Qué buscaba? Muchas preguntas viajaban a
través de su mente a velocidad vertiginosa —a pesar de
seguir siendo amenazado por el material de papelería
enemigo— y solo había una manera de obtener
respuestas.

No le estaba facilitando las cosas así que no le dejaba otra


opción.

Con un rápido movimiento lanzó lejos tanto el cutter del


desconocido como sus propias tijeras, los cuales hicieron
un sonido metálico al chocar contra el suelo. En un abrir y
cerrar de ojos el moreno consiguió cambiar posiciones y
quedar sobre el cuerpo ajeno, que ahora se encontraba de
cara al suelo. Jungkook llevó una de sus manos hacia el
cinturón del uniforme en busca de las esposas. Mientras
tanto se recostó sobre el desconocido para así facilitarse la
tarea de inmovilizar sus manos con la suya libre. Jungkook
cogió las esposas para después colocárselas y se inclinó
hacia delante hasta alcanzar su oído.

— Si no quieres hablar por las buenas parece que va a


tener que ser por las malas —susurró Jungkook sintiendo
cómo se removía debajo de él en un intento inútil de
liberarse.

— No le creí capaz de usarlas, no sabía que le fuesen esas


cosas, agente Jungkook — emitió una suave carcajada.
Parecía disfrutar diciendo su nombre y aún más con el
hecho de que el moreno desconocía el suyo.

— Usaré lo que yo quiera —lo obligó a levantarse del


suelo— Y no me obligues a tener que sacar la porra —lo
sintió tensarse y eso le probó que efectivamente, su
presencia lo ponía nervioso aunque intentase ocultarlo.

Los dos comenzaron a caminar hacia el piso de arriba y


esta vez Jungkook decidió subir en ascensor ya que tenía
compañía. Seguía sujetándolo por la espalda y prefirió no
intercambiar palabra alguna con él. Al fin y al cabo iba a
interrogarlo en unos minutos. La verja oxidada del ascensor
chirrió indicando que se estaba abriendo la puerta y ambos
bajaron.

— Bonito el sitio, ¿no? Muy pintoresco —dijo divertido su


acompañante — Aunque está un poco desierto.

— No te jode, es más de la una de la madrugada, Sherlock


—respondió Jungkook de mala gana yendo hacia el
calabozo— Ni siquiera yo debería estar aquí.
— Bueno, bueno... Alguien no tuvo un buen día —lo estaba
disfrutando, no como el moreno— No lo pague conmigo,
agente.

— Cállate o te estrellaré contra la pared —gruñó el moreno


de nuevo. Estaba colmando su paciencia y eso que
Jungkook solía tener muy buen temperamento.

Quería ir a casa, quería dormir de una buena vez. Echaba


de menos a su cama.

— Uhh... Qué tentador —giró su rostro hacia Jungkook y


elevó la comisura de sus labios— Una pena que alguien
como tú esté del lado de los buenos.

— Entra y deja de darme el coñazo —Jungkook quitó en un


suspiro sus esposas y lo empujó hacia el interior de la
celda provocando que tropezase levemente. Después cerró
con un golpe metálico.

— Relájese agente o de lo contrario ese cuerpo suyo se


echará a perder —lo recorrió divertido con su mirada de
arriba a abajo mientras se apoyaba casualmente en las
barras del calabozo— Sería una verdadera desgracia
malgastarlo así.

— Deja de intentar marearme, de verdad que no sabes la


noche que he tenido —Jungkook se apoyó derrotado en la
pared enfrentando a su prisionero. Cruzó los brazos sobre
su pecho sintiendo cómo las mangas del uniforme se
presionaban alrededor de sus bíceps.

— Créeme que intento ser simpático contigo pero la verdad


es que no me interesa en absoluto tu horrible noche y no
haces más que hablarme de ello —rodó los ojos para
volver a posarlos en Jungkook— Así que te daré un
consejo —el moreno lo miró con curiosidad y expectación
esperando su respuesta— Ve al psicólogo.
— Vete a la mierda —sonó cortante.

— Ey, si lo prefieres también podrías descargarte con


alguna prostituta, yo no juzgo —se encogió de hombros
con indiferencia. Si supiese que él no tenía interés alguno
en las mujeres... Pero de cualquier forma, sus palabras
fueron la gota que colmó el vaso.

Se acercó en un arrebato de furia hasta los barrotes


metálicos y a través de éstos Jungkook cogió la camisa de
su prisionero, la cual se arrugó en su puño.

— Te juro que como vuelvas a decir una palabra te borraré


esa estúpida sonrisa que tienes de un puñetazo —escupió
en voz baja a centímetros de su rostro.

No obtuvo, sin embargo, la reacción que esperaba. Su


acompañante se limitó a elevar ligeramente sus cejas y
para sorpresa de Jungkook, tomó su uniforme por el cuello
al igual que había hecho el moreno, acercándose aún más
a él.

— ¿Por qué no nos dejamos de tonterías y me haces las


preguntas que sabes que no paran de pasar por tu mente?
—le sonrió con un ápice claro de desafío sin abandonar en
ningún momento su mirada.

Había dado en el clavo.

El desconocido soltó su uniforme no sin antes mostrarle un


semblante victorioso. Lentamente se alejó de él poniendo
distancia entre ellos y se sentó cómodamente en el viejo
banco que había pegado a la pared de ladrillo.

— Adelante, pregunta —sentenció con suma tranquilidad—


Al fin y al cabo mañana ya no estaré entre estos barrotes.

— Si crees que te soltaré estás demasiado equivocado.


— No necesito tu ayuda, Sherlock —imitó las palabras que
Jungkook le había dicho anteriormente con retintín.

— ¿Insinúas que saldrás de aquí por tus propios medios?


¿Así por arte de magia? —Jungkook no pudo retener una
carcajada, escéptico ante su convicción.

— No me creas, pero yo que tú me daría prisa con las


preguntas —lo único que había en su voz era seriedad.

— Como quieras, no me opondré a eso—se encogió de


hombros— ¿Cuál es tu nombre?

— Decirte mi verdadero nombre sería imprudente por mi


parte y no soy tan estúpido —elevó la mirada hacia el techo
pensativo— Para ti seré V.

— Te preguntaría por tu nombre real pero es evidente que


no me lo dirás, ¿cierto?

— Vaya, es usted realmente inteligente —dijo con sorpresa


fingida. Se burlaba de él— Y yo que creía ser conocedor de
la estupidez universal del cuerpo de policía...

A Jungkook le sorprendía como hacía uso del "usted" con


la misma facilidad con la que lo trataba de "tú". ¿Por qué se
intentaba distanciar?

— Me conformaré con eso —respondió el moreno


ignorando su peculiar humor— ¿Qué edad tienes, V?

— Veintitrés y sí lo sé, me conservo de maravilla —sacudió


su chaqueta, altivo— ¿Cuántos años tienes tú? Pareces
muy joven para estar tan amargado.

Y ahí estaba de nuevo.

— Veintiuno —articuló sin siquiera mirarlo— Y no soy


ningún amargado.
— Menos mal, si tú eres el que no está amargado no quiero
imaginarme a tu familia —rió, pero Jungkook tragó saliva
claramente molesto ante su declaración.

Tranquilo Jungkook, no pierdas los papeles.

— ¿Qué se te ha perdido en esta comisaría?

— He venido a buscar algo—comenzó a examinar las


paredes de la celda prestándole a Jungkook una atención
mínima.

— ¿El qué? —el moreno esperó una respuesta descuidada


dado su evidente despiste.

—Puedes pasar a la siguiente pregunta porque no


contestaré a eso —tocó la pared de ladrillo con cautela—
Interesante...

— ¿Por qué aquí? —Jungkook siguió intentado averiguar


algún dato más.

— No lo sé —respondió a la vez que terminaba de


examinar el cubículo en el que se encontraba encerrado.
Parecía satisfecho.

— Ja, ¿no lo sabes? —reprochó. No se lo tragaba— ¿Por


qué será que no me creo una sola palabra de lo que dices?

— Yo solo sigo órdenes agente —se acercó de nuevo a


Jungkook aproximándose hacia los barrotes metálicos—
No tengo necesidad de preguntar un por qué o quién,
simplemente lo hago. Yo también tengo unas reglas que
cumplir —sentenció— Somos muy parecidos, ¿sabes?
Seguimos con la edición pues, este capítulo ya estaba
"editado" pero he quitado mi comentario de hace ya
más de dos años jeje ><

Voy corriendo a por el siguiente!


03. Know The Enemy

— Yo solo sigo órdenes, agente —se acercó de nuevo a


Jungkook aproximándose hacia los barrotes metálicos—
No tengo necesidad de preguntar un por qué o quién,
simplemente lo hago. Yo también tengo unas reglas que
cumplir —sentenció— Somos muy parecidos, ¿sabes?

— ¿Parecidos tú y yo? —Jungkook repitió con incredulidad.


No lo creía. Aun así, no tenía ni idea de por qué ese
desconocido parecía querer camelarlo, como si estuviese
intentando convencerlo de algo— Permíteme dudarlo.

— ¿Eso crees? —había un ápice de diversión en su rostro


que ponía de los nervios a Jungkook, quizás saber que se
estaba entreteniendo con el hecho de que parecía saber
mucho más que él acerca de lo que estaba pasando—
Cada uno defendemos nuestra propia causa.

— Explícate —su tono sonó exigente.

— Yo diría que debido al uniforme que llevas, que por


cierto está haciendo mi tarea más difícil de lo que
esperaba, defiendes la justicia y la ley por encima de todo
—expuso con claridad, aunque desviándose ligeramente
del tema central.

— No te lo voy a negar —Jungkook ignoró su inoportuno


comentario acerca de su indumentaria reglamental.

— Si lo hicieses serías un hipócrita, aunque hay personas


sensatas que aunque trabajan en el lado de la justicia son
conscientes de la utopía que es —cualquier rastro de
diversión que alguna vez hubo en la conversación se
desvaneció en un segundo— Y en el otro lado estoy yo —
se señaló con orgullo.

— ¿Qué causa podrías defender tú? Alguien que se cuela


un viernes por la noche en una comisaría no parece tener
grandes expectativas de la vida —Jungkook sabía que lo
que estaba diciendo no tenía sentido alguno, pero quizás
tirando del hilo podía descubrir algo de ese personaje.

— Tú no sabes nada de mí —sentenció seco, cortándolo.

Así que el tema lo tocaba de cerca. Estaba claramente


afectado.

Un silencio incómodo se extendió por las frías y


desconchadas paredes.

— ¿Sabes una cosa? —rompió de nuevo la ausencia de


sonido, que a los ojos de Jungkook se había hecho eterna,
a pesar de durar solo unos segundos.

— Sorpréndeme.

— El dinero mueve el mundo —lo atravesó con su mirada


llena de sinceridad— Tus ambiciones y sueños no
importan, son irrelevantes. Insignificantes motas de polvo
—Jungkook se sorprendió ante su declaración— Lo que
siempre prevalece es la supervivencia del individuo y no
creo que seas consciente de lo que la gente es capaz de
hacer para ser el último que queda en pie.

— Te sorprenderías si te dijese las cosas que he visto —


contraatacó Jungkook— Tú tampoco sabes nada de mí.

Recibió algo entre un bufido y una suave risa como


respuesta.

— Con los años he aprendido que los valores y la moral


son para aquellos que no son capaces de sobrevivir. Hay
que saber adaptarse, de lo contrario date por muerto —
sentenció mirando a la nada, como si estuviese en otro
lugar muy lejano de dónde se encontraban— Cuando lo
único que te queda es desesperación te aferras a cualquier
cosa para seguir adelante y aprendes a diferenciar a
quiénes te conviene tener como aliados y a quiénes no.

— ¿Y no crees que la justicia puede jugar a tu favor? —


preguntó el moreno con curiosidad.

— Nunca ha estado de mi lado cuando la he necesitado así


que no le debo nada —su tono fue amargo— Solo aquellos
que tienen los medios necesarios son capaces de seguir.
Los que no, simplemente desaparecen y nadie se preocupa
por ellos. ¿Por qué iban a hacerlo? ¿O acaso me
equivoco?

Jungkook no supo responder ni contradecirle. En el fondo


sabía que lo que decía era la cruda y triste realidad. No era
como si Jungkook no la hubiese vivido. Cuando no puedes
proporcionar ningún tipo de beneficio, cuando no puedes
aportar nada a la sociedad, ahí es cuando se te tacha como
prescindible. ¿Quién iba a echarte de menos cuando no te
queda nadie que se preocupe por ti?

— ¿Ves ahora mi punto cuando te dije que nos


parecíamos? —preguntó V , trayéndolo a la realidad de
nuevo— Cada uno tenemos unas razones por las que
luchamos y aunque es algo que todavía no llego a
comprender, parece ser que eso me lleva a pertenecer al
bando enemigo —dijo sin demasiada preocupación—
Simplemente porque opino que la justicia está podrida y
corrupta y que no es fiable —continuó defendiéndose— La
justicia muchas veces no puede devolvernos aquello que
nos han arrebatado, ¿no crees? Por mucha compensación
que haya, hay cosas que son insustituibles.
En cierta manera, tenía razón. Y Jungkook estaba
conforme con la dirección que había tomado la
conversación. Aunque V no lo supiese le había dado a
conocer algunos datos y le había permitido saber más
acerca de él. No parecía ser una mala persona, pero sin
embargo la vida lo había traicionado de algún modo. Esa
debía ser la razón por la cual parecía desconfiar de todo
aquello que le rodeaba. No quería aventurarse a hacer más
suposiciones, pero apostaría que él tampoco tenía a nadie,
al igual que Jungkook y que eso fue lo que le hizo adoptar
esa postura tan escéptica. Algo le decía que solo quería
sobrevivir.

De repente sintió su móvil vibrar en el bolsillo trasero del


pantalón. Lo sacó de éste y al observar la pantalla que se
había iluminado, vio que le había llegado un mensaje.

1:48 AM: Gracias por cubrirme, la cena ha ido de maravilla.


Te debo una! Eres genial Kookie.

—Chimchim :)

Sonrió cuando terminó de verlo, al menos había merecido


la pena gastar su noche por ver a Jimin tan feliz.

— ¿Un mensaje de tu novia? —preguntó V sonriente de


nuevo provocando que el moreno levantase la mirada hacia
él.

Si él supiese...

— No exactamente —respondió Jungkook.

— Quizás debería volver ya a casa, agente. Al fin y al cabo


es tarde y seguro que está preocupada.
— Tranquilo, puedo estar aquí despierto toda la noche —
habló— Vigilándote. Cuando el capitán Namjoon llegue
mañana me dirá qué hacer contigo.

— Qué honor tener tu compañía durante toda la noche —


dibujó una sonrisa en su rostro y rodó los ojos.

Jungkook dejó de apoyarse en la pared y se dirigió a


buscar una silla para vigilar más cómodamente a V. Volvió
al calabozo y la colocó de forma que el respaldo quedase
enfrentando los barrotes. Puso cada una de sus piernas a
un lado del asiento y cruzó los brazos sobre el respaldo
para tener una buena vista del interior de la celda. Apoyó
su cabeza sobre éstos y bostezó sonoramente.

— No te cortes por mi presencia —hizo un ademán con la


mano, restándole importancia— Si tienes sueño, duerme.
Por un módico precio te canto una nana. Dicen que tengo
una voz preciosa —le susurró como si se tratase de algún
tipo de secreto de seguridad nacional.

— Claro, si quieres también me voy a casa y te dejo aquí


sólo —dijo con sarcasmo. En realidad, su mala broma le
robó una tímida sonrisa a Jungkook, que intentó esconderla
tras su antebrazo.

— ¿Dónde quedó la confianza que tenías en estos


barrotes? —se burló— ¿No decías que era imposible que
saliese de aquí? ¿De qué tienes miedo, Jungkook?

Esa había sido la primera vez que lo había llamado por su


nombre sin usar el "agente" y parecía estar disfrutándolo.

— ¿Y esas confianzas que te has tomado ahora? —sonrió


de lado Jungkook todavía apoyado sobre sus brazos.
— Supongo que no eres tan desagradable como esperaba
—se encogió de hombros— A no ser que aflore esa vena
de amargado que tienes.

— Te repito que no soy un amargado —replicó Jungkook


cerrando poco a poco sus ojos.

— No lo pongo en duda, agente —susurró con suavidad—


Tengo el presentimiento de que volveremos a vernos.

Jungkook sintió un peso sobre sus párpados y entonces vio


a V sonreír en su dirección antes de que la oscuridad y el
silencio lo envolviesen por completo.

— Buenas noches.

Creo que esto así ya está bien???

tengo sueño y ya no sé ni lo que leo ><

pd. qué recuerdos corregir estas cosas ay ;;


04. Once In A Dream

Jungkook comenzó a sentir un cosquilleo en su nuca e,


instantáneamente, se encogió ante el tacto misterioso pero
agradable al mismo tiempo.

— Mmm... —emitió un sonido ronco e indescifrable con su


garganta.

— Kook, despierta —escuchó una voz más que conocida,


lejana pero poco a poco cada vez más clara en sus oídos.

Abrió lentamente uno de sus ojos y lo cerró tras ser


golpeado por la cegadora luz del día. Con dificultad
consiguió finalmente ver la figura borrosa de Jimin al otro
lado de su escritorio. Vestía la misma ropa de todos los
días: corbata y pantalones oscuros, una camisa blanca y el
pase que lo identificaba como personal de la comisaría. Su
pelo resplandecía a causa de la luz.

— ¿Jimin? —preguntó algo confuso. Jungkook no tenía ni


idea de qué hora era— ¿Eres tú?

— ¿Quién iba a ser si no? —volvió a acariciar su nuca y le


revolvió el pelo con una brillante sonrisa en su
rostro— ¿Anoche te quedaste dormido? —se acercó al
adormilado Jungkook, permitiéndole apreciar cada detalle
de sus rasgos y haciéndole ver sus pequeñas gafas
redondas sobre el delicado puente de su nariz.

— Ahh... —se frotó las sienes— ¿Qué hora es...?

En ese momento, Jungkook se dio cuenta de que se


encontraba recostado sobre sus brazos en su puesto de
trabajo. Todos los papeles que estuvo terminando la noche
anterior seguían esparcidos por la mesa junto a la placa en
la que se encontraba escrito su nombre y los diversos
bolígrafos y coloridos post-its que había ido acumulando a
lo largo de los años sobre la pantalla de su ordenador.

— ¿Qué quieres decir con que me quedé dormido? —


preguntó incorporándose despacio y rascando su cabeza,
todavía adormilado— Si terminé todo el trabajo y bajé a
archivarlo... —recordó con dificultad, haciendo un gran
esfuerzo.

Entonces su imagen llegó a su mente en un veloz


fogonazo.

— ¿Dónde está? —Jungkook se levantó de su asiento


como un resorte, como si hubiese ingerido tres tazas de
café bien cargadas en una milésima de segundo— ¿Lo has
visto, Jimin? —miró a su alrededor intentado situarse y
aclarar sus ideas.

Sí, lo recordaba. Recordaba a la perfección lo que había


sucedido la noche anterior.

— ¿Ver a quién? —preguntó Jimin, todavía confuso


mientras Jungkook echaba a correr en dirección al
calabozo, prácticamente tropezándose con sus propios
pies.

El menor llegó con la respiración entrecortada y se


sorprendió al ver que no había ni rastro de él, al ver que los
calabozos estaban vacíos, todos y cada uno de ellos. Todo
se encontraba como si nadie hubiese puesto un pie por allí
en mucho tiempo.

Se había esfumado.
— ¿Qué...? No puede ser -susurró sin creer lo que sus ojos
veían.

Más bien lo que no veían.

Frotó sus oscuros orbes con la esperanza de verlo entre los


barrotes al volver a abrirlos. Pero nada cambió.

Cogió las llaves que se encontraban en la entrada y abrió la


celda adentrándose en su interior. Necesitaba asegurarse.

— ¿Qué está mal contigo, Jungkook? —Jimin entró en el


cubículo justo detrás de él— ¿Cenaste algo raro anoche?

— ¡Te digo que estaba aquí! —exclamó examinando cada


esquina e incluso debajo del banco a pesar de que se veía
que claramente no había nadie- No ha podido
desaparecer...

Pero entonces recordó las palabras que él mismo había


dicho la noche anterior y estas salieron inadvertidas de sus
labios.

— Por arte de magia.

— ¿Quién estaba aquí, Jungkook? Para un segundo y


explícame qué está pasando —su amigo lo tomó por los
hombros provocando que lo mirase directamente a los ojos.

— V —respondió revolviendo su cabello con frustración.

— ¿V? —repitió sin entender— ¿Qué es V?

— No es un qué, sino un quién. Ayer cuando bajé a


archivar tu trabajo —hizo hincapié en el tu— Él me atacó
por la espalda en el piso de abajo.

Jimin frunció el ceño y Jungkook se temió lo peor. No creía


sus palabras.
— ¿No crees que quizás fue todo un sueño? —apretó
ligeramente su bíceps— Te he encontrado dormido en tu
escritorio Jungkook —rió, intentando suavizar la atmósfera
de tensión- No tienes por qué avergonzarte, todos nos
hemos dormido alguna vez en el trabajo debido al
cansancio.

— Te estoy diciendo que fue muy real —respondió con un


tono que gritaba necesidad de aprobación. ¿Cómo podía
no creer sus palabras?— Mira, de hecho deberían estar las
pruebas en el suelo del archivo todavía. Te digo que no
estoy mintiendo, no fue un sueño —tomó a Jimin de la
mano y lo arrastró hacia las escaleras.

Ambos bajaron y llegaron hasta la puerta de la cámara, que


se encontraba entornada permitiendo ver poco de su
interior. Jungkook la abrió completamente a la vez que
encendía las luces y después, se acercó hasta la mesa
agachándose en dirección al suelo para buscar el material
de papelería. Poco a poco se iluminaron los pasillos.

— Ayúdame a buscar unas tijeras y un cutter —pidió a


Jimin, aunque sus palabras tenían poco de petición: eran
más una orden- Deberían estar por aquí cerca.

— Eh... Kook —lo llamó tocando levemente su


hombro— No tengo ni idea de qué está pasando aquí y
mucho menos dentro de tu cabeza, pero ahí hay unas
tijeras si es lo que buscas —señaló encima de la mesa
bastante confundido. En lugar de aclararse, Jimin no hacía
más que preocuparse más y más por las acciones de su
amigo. Había roto a Jungkook.

Las tijeras se encontraban justo dónde el menor las había


hallado la noche anterior. Como si no se hubiesen movido
de allí.
— Pero deberían estar aquí —susurró incrédulo señalando
hacia abajo— En el suelo...

— Aquí no hay nada de eso —Jimin suspiró, tenía que


hacer algo— Mira, lo siento mucho. Esta es la última vez
que te presiono para que te quedes en mi puesto. No
quiero que alucinaciones te coman la cabeza por el
cansancio —le sonrió, lleno de culpa y remordimientos por
haber hecho que Jungkook hiciese horas de más cuando
su condición no parecía nada buena— Perdóname, Kook -
su tono cariñoso hizo presencia.

— Sí, tranquilo —Jungkook respondió sin prestar


demasiada atención, le preocupaba más saber qué había
pasado con todos los rastros de la presencia de V que
debería haber de la noche anterior— No importa.

— ¿Por qué no hacemos una cosa? —Jimin pasó entonces


su brazo sobre los hombros del menor— Ya que tú ayer
me cubriste, hoy lo haré yo. Ve a casa, date una ducha,
duerme y esta noche salimos y tomamos algo. ¿Te
parece? —el más bajo sonrió provocando que sus ojos
desapareciesen.

— Podría intentarlo -respondió Jungkook mientras salían


en dirección al piso superior.

Quizás después de todo Jimin tenía razón y habían sido


solo imaginaciones suyas.

— Te llamaré a las diez —Jimin lo llevó hasta la salida de


la comisaría prácticamente echándolo de allí— Espero que
para esa hora estés preparado —cogió su chaqueta y se la
puso como si fuese un niño pequeño incapaz de valerse
por sí mismo— Nos vemos y no te preocupes que ya recojo
yo tu puesto —se despidió agitando su mano mientras
Jungkook se alejaba sin saber exactamente cómo negarse
a la oferta de su amigo.
Qué fácil y rápido lo arreglaba todo Jimin; y parecía que a
Jungkook tampoco le quedaba otra.

Comenzó a caminar en dirección a su edificio absorto en


sus pensamientos y reacio a todo lo que sucedía a su
alrededor.

Había parecido tan real.

Metió sus manos en los bolsillos y escondió el rostro en el


cuello de la chaqueta para evitar que el frío lo golpease. Su
casa no se encontraba muy lejos de la comisaría, a unos
veinte minutos a pie. Algunos días, si hacía mal tiempo,
cogía el coche para venir. Otros, optaba por el transporte
público. Sin embargo, la mañana anterior le apeteció
respirar un poco de aire fresco así que hoy le tocaba volver
andando. No le molestaba en absoluto ya que el tiempo
pasaba rápido cuando iba enfrascado en sus cosas.

Y hoy tenía más de un asunto en los que pensar durante el


camino.

Poco después vio a lo lejos su edificio y cruzó la carretera


con leves zancadas para llegar hasta el portal. Buscó las
llaves en el bolsillo de la chaqueta y abrió la puerta con
ellas, cerrando después detrás de él.
Vivía en el tercer piso, en un apartamento no muy grande
pero asequible. Cuando lo alquiló le pareció acogedor y con
todo lo básico para poder vivir cómodamente así que no lo
pensó demasiado y aceptó la oferta. Solía subir a pie todos
los días encontrándose alguna que otra vez a sus diversos
vecinos.

Cuando la puerta apareció en frente de sus ojos, abrió para


posteriormente entrar. Cerró y tiró la chaqueta lejos, hacia
el sofá. Desabrochó unos cuantos botones de su uniforme
y se estiró imitando a un felino.

— Estoy cansadísimo —gruñó— Tengo la espalda hecha


polvo —sobó sus hombros sobre la tela del traje.

Sin pensárselo dos veces comenzó a quitarse los zapatos y


a lanzarlos sin preocupación por la habitación. Tiró los
calcetines mientras se dirigía al baño, y a éstos se unieron
tanto sus pantalones como su camisa y ropa interior. Se
daría una ducha para relajarse y no le importaba ir como
Dios lo trajo al mundo por su propia casa.

Unos diez minutos después salió del baño. No había nada


como una ducha para despejar la mente. Abrió la puerta
provocando una salida masiva de vapor hacia el pasillo.

Llevaba una toalla enrollada alrededor de su cadera y otra


sobre la cabeza con la que se encontraba secando su
oscuro cabello. Pequeñas gotas de agua resbalaban por
los músculos de sus brazos, espalda y abdomen hasta
perderse en el interior de la toalla causándole un ligero
cosquilleo por todo el cuerpo.

Se pondría algo cómodo hasta que se fuese con Jimin.

Caminó hacia su habitación y optó por vestir unos vaqueros


desgastados, una camiseta XXL blanca básica y sus botas
marrones no sin antes coger unos calcetines. Ese calzado
era imprescindible para él, siempre iba consigo.

Una vez estuvo listo volvió al salón y se lanzó al sofá. Su


apartamento no era muy grande. Constaba de un pequeño
salón unido a la cocina con lo básico: una encimera,
frigorífico, microondas, una cadena de música, un televisor,
una pequeña mesa frente al sofá y alguna que otra
estantería con libros. A continuación, el pasillo conducía a
su cuarto. Solo había una estancia con una gran cama en
la que dormía. También tenía un armario empotrado dónde
guardaba toda su ropa y una mesilla de noche junto al
mirador con una lamparita sobre ésta. Finalmente, se podía
llegar al baño desde el dormitorio. Contaba con una ducha,
un lavabo y pocas cosas más: algún que otro perfume y los
utensilios de higiene.

¿Qué podría hacer ahora hasta que lo llamase Jimin?

Fácil respuesta: dormir.


Se tumbó en el cómodo sofá sin dudarlo y cerró los ojos.
Descansar un poco siempre venía bien y se agradecía un
lugar confortable,no como lo había sido su escritorio
durante la noche.

Una vibración comenzó a extenderse por la superficie del


sofá. Abrió lentamente los ojos y buscó prácticamente a
tientas su chaqueta ya que el teléfono móvil se encontraba
en el bolsillo. Consiguió alcanzarla y cogió el pequeño
aparato.

1 mensaje no leído en su bandeja de entrada.

¿No quedó Jimin en llamarme?, pensó.

Presionó la pantalla con su dedo pulgar y leyó.

21:49 PM: Gracias por hacer mi noche más amena,


amargado.

— ¿Qué...? —susurró sin dar crédito a lo que veía,el


número era desconocido.

Sin embargo, en su mente solamente se dibujó la silueta de


una persona.

Vuelvo con la edición 84 años después c':


05. Nevermind

— ¿Qué...? —susurró sin dar crédito a lo que veía, el


número era desconocido.

Frunció el ceño confuso y leyó el mensaje una y otra vez.


Como mínimo fueron cinco las veces que lo releyó y sin
embargo solo una palabra retumbaba en su cabeza como
un eco interminable.

Amargado.

Parecía incluso una firma, como si él quisiese que


Jungkook se diese cuenta de que el mensaje había sido
suyo.

«« — ¿Qué edad tienes, V?

— Veintitrés y sí lo sé, me conservo de maravilla —sacudió


su chaqueta, altivo— ¿Cuántos años tienes tú? Pareces
muy joven para estar tan amargado.

Y ahí estaba de nuevo.

— Veintiuno —articuló sin siquiera mirarlo— Y no soy


ningún amargado.

— Menos mal, si tú eres el que no está amargado no quiero


imaginarme a tu familia —rió.»»

¿No había sido un sueño después de todo?

Jungkook sabía que debía haberse fiado de sus instintos;


su cuerpo y su mente estaban convencidos de que aquel
episodio había sido tan real como lo era el cansancio que
tenía en ese momento, provocado por las pocas horas que
había dormido la noche anterior.

Casi de manera automática comenzó a pellizcarse los


brazos descubiertos y a continuación se golpeó con fuerza
en las mejillas.

Se quejó internamente ante el dolor, pero fue suficiente


prueba de que no estaba dormido.

— Esto parece muy real. Ahora sí que me niego a creer


que estoy soñando —habló en voz alta intentando
convencerse a sí mismo.

Faltaba poco tiempo para que Jimin lo llamase para salir,


así que decidió ir a vestirse. Por fin podría enseñarle una
prueba de que no había perdido la cordura durante la
mañana.

Caminó hasta su dormitorio y abrió la puerta corrediza del


armario. Sacó un jersey negro liso y cambió su camiseta
ancha blanca por una sin mangas del mismo color. Puso la
prenda oscura encima de ésta y optó por unas botas de
igual tonalidad.

Nunca le había gustado arreglarse demasiado, su forma de


vestir era bastante sencilla y rara vez la situación requería
que se arreglase más de lo habitual.

Por último, fue al baño, donde lavó su cara y


posteriormente la secó con una toalla. Se echó un poco del
perfume que Jimin le había regalado en su cumpleaños
pasado y revolvió su pelo dándole un toque desarreglado.

Y no necesitaba más, estaba más que listo.

Justo cuando terminó sintió cómo llamaban a su puerta.


Mientras Jungkook se dirigía a abrir miró el reloj que
llevaba en la muñeca.
21:59 PM.

Tenía que ser Jimin, solo él podía llegar un minuto antes.


Siempre desafiando el tiempo, así era su amigo.

Llegó a la puerta principal y la abrió para encontrarse con la


persona que esperaba. Se sintió aliviado al ver que Jimin
tampoco vestía demasiado arreglado. Llevaba puesta una
sudadera básica con capucha que revelaba levemente un
poco de su nítida piel y clavículas, unos vaqueros claros
que resaltaban sus piernas y unas zapatillas Converse.

— Me alegra que hayas sido puntual —le dijo el menor


sonriente.

Como si Jimin fuese a llegar tarde, pensó Jungkook para


sus adentros.

— Lo mismo digo —le devolvió el gesto, satisfecho al


comprobar que parecía estar ya completamente arreglado.

— ¿Quieres pasar o nos vamos?

— ¿Estás ya listo?

— Yo sí —respondió Jungkook— Déjame agarrar algo de


abrigo y nos vamos.

Volvió a entrar y cogió una chaqueta vaquera que había en


una de las sillas del salón.

— ¿Has cogido móvil, dinero, llaves, cartera...? —le


recordó Jimin, casi como si fuese un sustituto de su
madre— Ya sabes, esas cosas.

— Sí, lo llevo todo en el bolsillo —y como un flash de luz,


en ese momento recordó el mensaje que había recibido—
¡Ey, Jimin!
— ¿Qué pasa? — miró en su dirección, intrigado.

— ¿Recuerdas el chico del que te he hablado esta


mañana? ¿El que se coló anoche? —le recordó Jungkook.

— Ah sí, ¿el de tu sueño? —Jimin vaciló ligeramente al


responder— De verdad que lo siento mucho, te hice
trabajar demasiado. No quiero que tengas que terminar en
el psicólogo por alucinaciones —se disculpó de nuevo.

¿Qué obsesión tenían todos con mandarlo al psicólogo de


las narices?

— Te repito que no fue un sueño —replicó— Y tengo


pruebas.

El mayor suspiró, pasando una mano por los mechones


sedosos de su pelo— Jungkook, he revisado las
grabaciones de las cámaras de seguridad de la comisaría
esta mañana después de que te fueses. Está todo limpio.

— Jimin —contraatacó Jungkook—, sabes tan bien como


yo que no podemos fiarnos al cien por cien de esas
grabaciones. Mi puesto y el tuyo se encuentran justo en un
punto ciego de la comisaría.

El más bajo le devolvió una mirada contrariada. No sabía


cómo reaccionar, porque sabía que Jungkook tenía razón.
Justo la cámara que abarcaba la zona de sus escritorios
estaba en reparación, por lo que esa zona de la comisaría
no había grabado nada durante los último tres días. Pero
eso solamente lo sabían ellos dos y el capitán Namjoon;
nadie que pudiese usarlo para su beneficio.

Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que el resto de


grabaciones, excepto esa a la que se refería el menor,
estuviesen en orden. No habían registrado ningún
movimiento extraño.
Aun así, Jungkook continuó con su explicación y sacó el
móvil del bolsillo con un deseo irrefrenable de hacer que
Jimin se tragase sus propias palabras.

— Hace poco recibí un mensaje suyo en mi móvil —


comentó— No me preguntes cómo consiguió mi número
pero te digo que ha sido él.

Jungkook desbloqueó la pantalla con habilidad y presionó


el icono de SMS. Sin embargo, su mano se apretó
alrededor del aparato cuando sus ojos estudiaron el
contenido de su bandeja de entrada.

— Tienes que estar de broma —pasó la mano por su pelo


desordenándolo aún más, como si se tratase de un tic
nervioso.

— ¿Y bien? —preguntó Jimin con curiosidad.

Los ojos de Jungkook continuaban fijos en el último


mensaje que había registrado su teléfono: un mensaje de
Jimin de hacía algunas horas. Ni rastro del de V.

— No está, se ha borrado —exhaló Jungkook, visiblemente


sorprendido— ¿Cómo se ha podido eliminar solo? —
exclamaba exigiéndose a mí mismo una respuesta, hasta
que la realidad lo golpeó— Espera, la pregunta es, ¿por
qué me sorprende?

¿Por qué no se imaginó que esto sucedería? Todo lo que


rodeaba a ese hombre parecía ser una bruma espesa de
misterio. ¿Acaso podía competir contra eso?

— Jungkook... — Jimin llamó su atención.

— Sí, lo sé, tienes razón —dijo, enfadado, aunque no tenía


muy claro con quién— Olvídalo, debo estar perdiendo la
cabeza. Vamos, necesito un trago urgente.
Dicho esto, Jungkook lo arrastró fuera del apartamento no
queriendo saber nada más del tema y cerró la puerta detrás
de él. Guardó de nuevo el teléfono móvil.

Puede que la magia sí exista después de todo, pensó.

— ¿Así que aquí es adonde querías venir? —preguntó a


Jimin que se encontraba a su lado.

— Sí —respondió mirando hacia el cartel con vibrantes


luces de neón que se veía en la acera de enfrente— Un
amigo trabaja aquí y me comentó que podría colarnos.

— ¿Quién es ese amigo del que hablas? —preguntó


procurando que no se notase su excesivo interés por sus
compañías.

— Hoseok. Lo conocí en una reunión de trabajo y después


me enteré de que éramos vecinos cuando nos cruzamos un
día recogiendo el correo —soltó una carcajada y rascó su
nuca con timidez— Esta noche está aquí así que te lo
presentaré si surge la oportunidad.

— Me parece bien — sonrió con alivio, parecía un buen


tipo.
— Sé que por fuera parece un local de striptease pero
créeme que no lo es —le dijo divertido palmeando la
espalda de Jungkook— Vamos.

Ambos cruzaron la carretera y llegaron hasta la entrada del


local. Jungkook elevó la mirada para leer el deslumbrante
cartel que había sobre su cabeza. Desde tan reducida
distancia consiguió apreciar las letras y símbolos con
mayor claridad. Éstas tenían una tipografía algo
perturbadora, pero estilizada y elegante, y se encontraban
rodeadas de naipes. Había tanto rojos como negros y
algunos se encontraban esparcidos por el cartel mientras
que otros se encontraban apilados.

— House Of Cards—leyó.

Para variar, en la puerta principal se encontraba el típico


titán de tres metros que se encargaba de preguntar a los
clientes si tenían entrada o algún tipo de pase VIP. Ese
hombre tenía un cuerpo como dos de Jungkook y eso que
se ejercitaba y se consideraba en forma. Jimin tampoco se
quedaba atrás, pero con los años Jungkook se había vuelto
unos centímetros más alto que él a pesar de ser más joven.

— ¿Tenéis entrada? —los amenazó con la mirada.


Jungkook no tragaba la prepotencia que se gastaban a
veces los seguratas. ¿Costaba mucho ser mínimamente
agradable?

Jimin, sin embargo, no pareció achantarse, sino todo lo


contrario— Venimos de parte de Hoseok.

Su voz no titubeó y Jungkook casi pudo ver cómo sacaba


pecho orgulloso a pesar de que ese hombre, fácilmente le
sacaría un par de cabezas.

El hombre se midió en un silencioso pero implícito duelo de


miradas con Jimin y unos segundos después,
extrañamente satisfecho con su osadía, cedió— Adelante
—se apartó de la entrada para que pudiesen pasar, aunque
algo reacio.

— Gracias —canturreó Jimin.

Jungkook rió por lo bajo, su amigo era realmente un


hombre increíble.

— ¿Ves? Así hay que hablarles a los abusones —fingió ser


un buen ejemplo que Jungkook debía seguir.

— Soy agente de policía, Jimin —le recordó— Si se meten


conmigo les llamo a la patrulla entera.

— No lo dudo —rió— Aunque no deberías usar al cuerpo


de policía para hacer el mal. Tienen cosas mejores que
hacer que ayudarte a entrar en un bar.

Ambos comenzaron a caminar por un oscuro pasillo entre


bromas y pronto una fuerte música invadió sus oídos con la
cercanía. Poco a poco se empezaron a vislumbrar luces
multicolores al final del corredor y finalmente llegaron.

Era un local enorme, rebosante de gente por todas partes.


Las intermitentes luces de colores iluminaban los cuerpos
que se balanceaban al ritmo de la música y la profunda
oscuridad del lugar. Constaba al parecer de dos plantas: la
primera, ocupada por los aspirantes a bailarín y por una
barra detrás de la cual se veían cientos de botellas de
alcohol probablemente; y, la segunda, en la que parecían
estar los reservados.

Notó entonces cómo Jimin se acercaba a su oído.

— Vamos arriba, allí debe estar esperando Hoseok —habló


elevando el tono para que Jungkook lo escuchase.
Y al menor le encantaba sentirlo tan cerca. Ese pequeño
contacto, tan íntimo, hinchaba su pecho con una sensación
tremendamente cálida.

Jimin tomó su mano y lo arrastró entre toda la gente hasta


llegar a las escaleras que conducían al piso de arriba.

— Espera — frenó— Si quieres puedo ir a pedir algo a la


barra y lo subo, ¿te parece? —se ofreció.

— Como quieras, no te rechazaré una copa —sonrió Jimin


desde lo alto de las escaleras— Pídeme una cerveza
entonces.

— De acuerdo, ahora nos vemos —se despidió Jungkook


volviendo al tumulto de gente.

— Te haré señas para que nos veas —escuchó a Jimin


gritar a sus espaldas.

Jungkook levantó su mano e hizo el gesto del pulgar hacia


arriba dándole a entender que había captado el mensaje.

Le resultaba un poco agobiante la cantidad de gente que


había en el local a pesar de ser relativamente amplio. Con
dificultad consiguió llegar a la barra para pedir las bebidas.
Una vez la alcanzó miró en la dirección por la cual había
venido dando gracias por haber conseguido llegar sano y
salvo. Realmente había sido una aventura.

— ¿Qué te sirvo, Jungkookie? —escuchó una voz con


dificultad provenir del otro lado de la barra.
— Una cerveza y un vodka con... —laspalabras se ahogaron en su
garganta cuando levantó la mirada— Definitivamente debo estar
volviéndome loco.
— Una cerveza y un vodka con... —laspalabras se
ahogaron en su garganta cuando levantó la mirada—
Definitivamente debo estar volviéndome loco.
06. Out Of The Blue

— ¿Qué te sirvo, Jungkookie? —escuchó una voz con


dificultad provenir del otro lado de la barra.

— Una cerveza y un vodka con... —las palabras se


ahogaron en su garganta cuando levantó la mirada—
Definitivamente debo estar volviéndome loco.

— ¿Debo tomarme eso como una confesión? —se apoyó


sobre la barra y posó su rostro en una de sus manos.
Miraba con clara diversión en dirección a Jungkook y por
alguna razón que el menor no alcanzaba a comprender,
ese gesto le molestaba.

Quizás, porque parecía mucho más consciente de la


situación, sabía que verlo allí causaría esa reacción en
Jungkook. Él, sin embargo, no tenía ni idea de qué estaba
sucediendo.

Un chico idéntico a V se encontraba tras la barra del


minibar. Vestía una camisa negra que llevaba ligeramente
remangada, dejando parte de la tersa piel de sus
antebrazos expuesta, y una corbata alrededor del cuello.
Su cabello rubio y quizás algo largo tenía el mismo toque
desarreglado que Jungkook ya había visto antes y que
ahora, como consecuencia, le resultaba curiosamente
familiar.

Debo estar alucinando, pensó.

— ¿Jungkook? —intentó llamar su atención agitando la


mano frente a su rostro— ¿Te ha comido la lengua el gato?
— Ponme un vodka con limón —ordenó el menor, haciendo
caso omiso a la supuesta presencia de V. No tenía muy
claro qué reacción esperaba por parte del otro, pero estaba
seguro de que algo provocaría en él el hecho de que
estuviese haciéndole el vacío.

— Vaya, ¿y esa frialdad a qué se debe? —preguntó V con


tristeza fingida mientras se giraba. Jungkook supuso que
para preparar lo que le había pedido.

— Es imposible que estés aquí —sentenció, quitándole


importancia— Y voy a fiarme de Jimin cuando dice que me
imaginé todo lo que sucedió la otra noche. Simplemente te
pareces muchísimo a ese chico, nada más.

¿Qué estaba diciendo? Jungkook era plenamente


consciente de que aquello de lo que estaba intentando
convencerse, no tenía pies ni cabeza. Él sabía que tenía
razón, estaba seguro de que la otra noche, por muy
surrealista que fuese, había sido real. Real como el hombre
que tenía frente a sus ojos.

— ¿Eres consciente de que te he llamado por tu nombre y


de que soy muy real? —le preguntó alzando una de sus
perfectas cejas. El hecho de que pareciese leerle la mente
asustó a Jungkook— Si quieres puedes tocar y
comprobarlo por ti mismo.

Tenía razón, era muy real, y Jungkook no podía negarle


eso. Pero era algo que no entraba en su cabeza por más
que intentase comprenderlo. El hecho de que estuviese ahí
como si nada, de que hubiese desaparecido por arte de
magia la noche anterior, de que hubiese evadido a la
perfección las cámaras de seguridad de la comisaría, de
que se hubiese escapado delante de sus narices...

Y de que ahora hubiese aparecido de la nada de nuevo.


Simplemente no podía ser.

— Tráeme mi bebida por favor, y añade solo un poco de


limón —insistió Jungkook en un nuevo intento de ignorarlo.
No quería tener nada que ver con ese hombre, fuera quien
fuese

V se giró de mala gana, echó un par de hielos en un vaso


alargado y comenzó a mezclar el contenido de dos botellas
distintas con hombros tensos bajo la tela de la camisa. Una
vez hubo terminado, se giró y lo puso delante de Jungkook
con poca delicadeza, causando que salpicase ligeramente.
Estaba molesto.

— Aquí tienes, encanto —sonrió, entrecerrando sus ojos.


Ese pequeño enfado que Jungkook parecía haberle
causado con su actitud desinteresada fue extrañamente
satisfactorio.

No es agradable que no te sigan el juego, ¿eh?, quiso


decirle. Pocos segundos después, le pareció un
movimiento poco inteligente.

— Gracias —musitó en su lugar mientras cogía el vaso y le


daba un largo trago. Sintió el alcohol quemar su garganta
levemente; no estaba convencido de lo mucho que podría
desinhibirle el alcohol si lo tomaba a palo seco.

— Ahí tienes tu maldita bebida —V le sonrió forzadamente


una vez más— Dime, ¿qué puedo hacer para que creas
que soy real y no una ilusión? Si no te enfadas y
desesperas no tiene ninguna gracia que me haya
arrastrado hasta aquí —se apoyó casualmente sobre la
superficie de madera observando a Jungkook más de
cerca.

O sea que había venido especialmente a verlo a él. Pero,


¿cómo sabía que iba a estar en el House Of Cards? Ni
siquiera era un sitio que él soliese frecuentar: era la primera
vez que venía.

— ¿Vienes hasta aquí única y exclusivamente para


enfadarme? —preguntó entonces Jungkook, mirándole a
los ojos fijamente y buscando alguna respuesta en ellos—
¿Debería preocuparme por tu excesivo interés en mí? Ni
siquiera nos conocemos.

Le fue casi imposible reprimir una sonrisa y elevar sus


cejas con diversión. Si V podía pasárselo bien con su
desconcierto y sus reacciones ¿por qué no podía hacerlo
él?

Sin embargo, la jugada no le salió como esperaba.

V alargó lentamente uno de sus brazos en dirección a


Jungkook y tomó su jersey en su puño, arrugándolo, para
posteriormente acercarlo hacia él despacio, justo como ya
había hecho antes. Y Jungkook no supo más que dejarse
hacer. Por mucho que en su mente se hubiesen disparado
todas las alarmas indicándole que se apartase, su cuerpo
no respondía a ninguna orden.

Joder, sí que era real. Aunque no era como si no lo hubiese


sabido desde el principio.

— Depende de si te intereso o no —susurró V cuando fue


consciente de que tenía absolutamente toda la atención de
Jungkook centrada en él.

El gesto que había hecho provocó que se encontrasen a


centímetros el uno del otro. Jungkook sintió su oscura
mirada posarse sobre sus labios y entonces los humedeció
inconscientemente. V volvió a centrarse en sus ojos y a
continuación sonrió con un deje de satisfacción.
Al menor le sentó como una patada en el estómago que V
fuese consciente del efecto que tenía en él. Lo leía de
arriba abajo como un libro abierto y Jungkook quería
cerrarse en banda.

— En realidad venía a asegurarme de que mi identidad


seguía a salvo contigo —V lo soltó por fin y entonces,
Jungkook aprovechó y se apartó al instante.

— ¿A qué te refieres? Ni siquiera sé tu verdadero nombre.

El menor estaba algo confuso. Quería olvidar con todas sus


fuerzas lo que fuese que había pasado entre ellos hacía
escasos segundos. Había sido completamente incapaz de
rechazarlo.

— Ir a la cárcel no está en mis planes —dijo sin darle


mucha importancia— Pero parece ser que estoy a salvo ya
que nadie ha creído tu historia fantástica de un misterioso
chico que se cuela en una comisaría en busca de quién
sabe qué —se regodeó.

Jungkook frunció el ceño, receloso.

— Puedo detenerte aquí ahora mismo y lo sabes —


respondió seco.

— Y tú sabes que no lo harás —se burló, devolviéndosela.

— ¿Por qué no iba a hacerlo?

— ¿Acaso tienes alguna prueba contra mí? —lo perforó


con la mirada.

— Dudo mucho que seas camarero.

— Y haces bien —V enseñó sus blancos dientes—


Confirmas la regla de que siempre existe una excepción.
Entre la incompetencia de la policía parece haber alguien
salvable al fin y al cabo —se encogió de hombros— Una
pena que nadie más presenciase tu fantástica narración de
la otra noche.

— La policía no es incompetente.

Jungkook se sintió traicionado cuando su propia cabeza


empezó a recordarle que sabía que no tenía la razón.

— No voy a discutir eso contigo porque apuesto a que no


me dejarás quedar por encima de ti.

Inconscientemente, la mente de Jungkook pervirtió sus


palabras que, de primeras, no parecían encubrir segundas
intenciones. ¿Qué le había hecho ese inofensivo vaso de
alcohol para que ahora empezase a pervertir cualquier
cosa que salía de los labios ajenos?

V sonrió al ver que había pillado su doble sentido. Era difícil


no verlo con el curioso gesto que había hecho la expresión
de Jungkook tras sus palabras, casi torciéndose con horror.

— Eres menos inocente de lo que creía —río en una fuerte


carcajada que fue opacada por la música.

— ¿Por qué iba a ser inocente?

— Desprendes inocencia por cada poro de tu piel —dijo


mientras se recuperaba de los efectos secundarios de la
risa— No matarías ni a una mosca.

Era cierto que Seokjin no hacía más que repetirle lo


bondadoso que era —quizás incluso demasiado—, así
como la cantidad de veces que había cubierto el puesto de
Jimin y que le había hecho favores. Quizás, también
demasiados. Sin embargo, era su mejor amigo. ¿Es que
eso no era lo que se supone que debían hacer los amigos?
— Por esa misma razón al igual que somos parecidos
también somos muy diferentes —V volvió a hablar mientras
secaba sus manos con un trapo bastante andrajoso.

Entonces, su cuerpo se congeló y dejó de moverse. Con un


deje de molestia metió la mano en el bolsillo de su
pantalón. Su cara se iluminó tenuemente por una luz que
Jungkook supuso sería la de su teléfono móvil. No pudo
verlo con claridad. Observó sus pupilas moverse de un lado
al otro de la pantalla.

— Supongo que mi trabajo por hoy ha terminado —su


teléfono volvió al bolsillo— Espero que te aproveche la
bebida y que disfrutes del resto de la velada con quien sea
que has venido.

— ¿Te vas?

A Jungkook le sorprendió el inesperado interés que había


en su propia voz. El mismo interés que hizo que una tímida
sonrisa se abriese paso en los labios de V. Sus ojos lo
miraron incluso sorprendido.

— Siento decepcionarte ricura, pero no eres el único al que


dedico mi tiempo —secó la barra con el trozo de tela— Me
están esperando y créeme cuando te digo que no me
conviene llegar tarde.

— ¿Quién te espera? —preguntó Jungkook. Acto seguido


comenzó a vaciar de líquido su vaso, echando su cabeza
hacia atrás.

— Eso no te importa —escuchó las mismas palabras que le


había dicho la otra noche, pero con un volumen cada vez
más bajo.
Depositó el vaso de cristal sobre la barra y vio a V
escabulléndose por la puerta de servicio que había junto a
las estanterías de alcohol.

— ¡Ey, espera! —gritó Jungkook después de que la puerta


se cerrase tras él— ¡Mierda! —golpeó con el puño sobre la
barra.

Sin pensarlo dos veces saltó por encima de ésta y entró


ignorando las quejas y llamadas de atención de algunos
camareros y bármanes. Ante él apareció un largo y ancho
pasillo por el que transitaban, supuso, personas del servicio
del local. Debían de ser almacenes donde guardaban la
comida y la bebida. Buscó con la mirada a V y lo vio
girando en la esquina al final del pasillo. Corrió entre la
gente chocando con algunos y disculpándose tras ello.
Finalmente empujó una puerta metálica y sus oídos fueron
golpeados por el alboroto de la calle: había ido a parar a un
callejón que probablemente daba a la parte trasera del
local. Miró a ambos lados y consiguió vislumbrar a V
colocándose una chaqueta de vestir de color oscuro.

— ¡Espera! —gritó Jungkook consiguiendo llamar su


atención.
07. Closer

— ¡Espera! —gritó Jungkook, consiguiendo llamar su


atención.

Cuando V percibió la presencia del menor a su espalda, se


giró y lo miró con un gesto que Jungkook primero interpretó
como confuso y, segundos después, como uno
completamente lleno de satisfacción. Al principio ninguno
dijo nada, V esperando a que Jungkook explicase por qué
lo había seguido y el menor, incapaz de articular palabra.

V rompió el hielo tras comprobar que tan esperada


explicación no parecía tener intención de llegar.

— ¿Debería sentirme halagado por haber causado este


efecto en ti? —sonrió, devolviéndole las palabras que
Jungkook había usado para provocarlo en el interior del
club— Alguien parece tener ganas de pasar más tiempo
conmigo. ¿Tantas ganas tenías de verme de nuevo? O...
No, no puede ser. ¿No estarás celoso porque no eres el
único con el que salgo?

Jungkook bufó con incredulidad ante sus palabras.


Simplemente fue incapaz de contenerlo. El ego de ese
hombre no parecía tener principio ni fin. ¿Era realmente
posible ser así? No creía haber conocido a ningún ser
humano tan petulante y vanidoso en sus años de vida.

— Los vapores de ese lugar han debido freírte el cerebro


—Jungkook señaló el local mientras a su vez, intentaba
recuperar el aliento debido a la carrera.
— ¿Ah sí? —V se burló. Una sonrisa que no presagió nada
bueno para Jungkook, se dibujó lentamente en sus labios—
Puede que sea algo pretencioso decir esto, pero creo haber
interpretado de forma bastante acertada tus reacciones y el
efecto que causo en ti. ¿Pretendes negar lo que ha pasado
ahí dentro? —Jungkook lo observó con desconfianza, no le
gutaba hacia dónde estaba yendo esta conversación— No
me mires así, estoy seguro de que sabes de lo que hablo.
Y no tienes por qué hablar ni darme la razón. No necesito
que lo hagas, porque lo veo.

Jungkook sintió un mal presentimiento.

Entonces V se giró complementa, enfrentándolo, y después


comenzó a acercarse hacia donde él se encontraba, a unos
pasos de distancia. Jungkook no pudo evitar compararlo
mentalmente con un depredador listo para abalanzarse
sobre su presa; lista para ser cazada y sin posibilidad
alguna de escapar.

Y esa presa era Jungkook.

— Aunque tú no lo quieras admitir, tu cuerpo me habla, alto


y claro.

Jungkook retrocedió automáticamente ante sus palabras,


quizás porque ese hombre parecía leer su mente con una
facilidad que le resultaba apabullante y le causaba
verdadero pavor. No estaba acostumbrado a ser leído
como un libro abierto, mucho menos por un desconocido.

Se mantuvo alerta, al menos tanto como su mente nublada


le permitía en ese momento. Mientras V continuaba
aproximándose a Jungkook, sus manos se dirigieron al
cuello de su camisa y con un movimiento increíblemente
fluido y natural empezó a desaflojar la corbata que traía
puesta para posteriormente dejarla caer al suelo sin ningún
cuidado. Su expresión pareció brillar aún más, como si ese
pequeño gesto —que sin embargo hizo estragos en
Jungkook—, le hubiese devuelto el oxígeno a los
pulmones.

— Odio llevar corbata, es de lo más incómodo —gruñó


molesto— Como un bozal.

Con ágiles movimientos de sus dedos, casi rozando lo


hipnótico, desabrochó unos cuantos botones de su camisa,
revelando a Jungkook parte de su piel y clavículas. Acto
seguido el menor sintió la fría pared del callejón contra su
espalda.

— ¿Qué haces? —Jungkook hizo un esfuerzo


sobrehumano por mantener su voz imperturbable, pero no
estaba muy seguro de que hubiese funcionado.

V se limitó a cerrarle el paso con sus brazos, acorralándolo


contra la pared. Sus penetrantes ojos oscuros se posaron
en los de Jungkook y mantuvo el contacto visual sin
interrupción alguna. Lo miraba desde abajo, escrutándolo,
pero a pesar de todo ambos sabían que él era el que
manejaba la situación. Jungkook no se creía siquiera capaz
de controlar su respiración en ese momento.

Por Dios, Jungkook no era de piedra. Tenía ojos en la cara


y ese hombre, por mucho que no supiese quién era, era
innegablemente atractivo e imponente. Hacía que saltasen
todas sus alarmas con la más mínima interacción.

Jungkook no supo cuando fue que sus ojos abandonaron


los de V. Se encontró a sí mismo observando los labios
ajenos durante un ínfimo segundo. De nuevo, sin poder
controlarse, humedeció los propios inconscientemente.

— ¿Ves? —V sonrió satisfecho cuando sus sospechas se


confirmaron— Tu cuerpo reacciona ante mí y aunque creas
que puedes controlarlo, eso traiciona tu fachada. Crees ser
de piedra, imperturbable, pero tus verdaderas emociones
afloran solas. Eres tremendamente expresivo, seguro que
más de lo que te gustaría —Jungkook necesitaba que
parase de psicoanalizarlo, se sentía como un sujeto de
laboratorio— Tu máscara de indiferencia fingida se cae a
pedazos, agente.

Necesitaba cambiar de tema. Cualquier cosa.

— Yo... —comenzó, intentando recuperar el control de sus


emociones y de la situación— En realidad, quería
preguntarte algo.

— Dispara, Kookie —saboreó cada sílaba del que parecía


ser su nuevo apodo.

— ¿Qué viniste a buscar la otra noche?

¿De verdad era tan ingenuo como para esperar una


respuesta clara de ese hombre? Todo lo que salía de su
boca parecía estar encriptado o, por consiguiente, parecía
ocultar más de lo que se percibía a simple vista.

V torció el gesto ante su pregunta, contrariado.

— Va a ser complicado que te responda a eso, pero te


contaré un secreto a cambio —acercó su rostro todavía
más al de Jungkook, si es que eso era posible. Jungkook
quiso huir muy lejos cuando sintió la respiración de V caer
sobre su boca— Fuese lo que fuese... —tragó saliva
mientras él observaba sus labios. Esto no podía estar
pasando— Lo encontré.

¿Lo encontró?

— Entonces quiero que lo devuelvas a donde pertenece —


sentenció con la poca confianza que pudo aunar, aunque
todavía visiblemente alterado debido a su cercanía.
Fantástico, Jungkook. ¿Qué tenemos, cinco años?, se
reprendió.

V ignoró su respuesta completamente infantil— Me temo


que eso no es posible —en su lugar, se encogió de
hombros y rompió la situación tan íntima que había creado
al acorralarlo.

— En ese caso no me dejas otra opción que detenerte por


toma ilícita de documentos, o lo que sea que cogieses, en
una institución de ámbito público —elevó un poco su tono.

V sonrió ampliamente— De verdad que eres adorable.

Jungkook se sentía completamente desautorizado ante ese


hombre. Cualquier cosa que decía en su presencia le hacía
sentirse tremendamente avergonzado e infantil.

— Jungkook —continuó sin el más mínimo ápice de


preocupación—, no tienes razón alguna para arrestarme.
Sabes que no puedes probar que estuve anoche en esa
comisaría. Pero créeme, pronto tendrás razones para
querer ponerme la mano encima.

— ¿Qué...?

¿Qué se supone que quería decir eso?

Jungkook no supo descifrar si para variar, V quería dar a


entender más de lo que decía en sus palabras literalmente.
Sin embargo, para cuando Jungkook quiso volver a
replicarle, el rubio ya se encontraba andando hacia la calle
principal. Había vuelto a dejarle con la palabra en la boca.

— Nos vemos, Jungkook —elevó el tono y agitó su mano


sobre su cabeza mientras le daba la espalda y continuaba
su camino— Tenlo por seguro.
Jungkook tuvo la tentación de seguirlo de nuevo, pero por
alguna razón no lo hizo. Era suficiente por esa noche.

Se quedó parado en medio de aquel callejón, viendo su


misteriosa figura desaparecer en el ajetreo de la noche.
Después, no le quedó otra que volver al interior del local e
ir en busca de Jimin. Al fin y al cabo, el plan inicial era ir a
por unas bebidas y lo había olvidado por completo. Seguro
que Jimin estaría preocupado.

Definitivamente sus planes nunca salían como esperaba.

Jungkook abrió la puerta metálica de nuevo y deshizo todo


el camino que había recorrido anteriormente. La música
produjo en sus oídos un golpeteo familiar y los cuerpos
bailarines aparecieron una vez más en su campo de visión.
Cuando llegó a la barra del bar, la saltó con agilidad
haciendo, por segunda vez, caso omiso del servicio del
local. A este paso iban a echarlo a la calle. Se limitó a
meter sus manos en los bolsillos de los vaqueros y caminar
hacia el piso superior donde había quedado en encontrarse
con Jimin y el supuesto Hoseok.

Esquivó como pudo a las personas que se encontraban en


la pista de baile y después de subir unas cuantas escaleras
divisó los privados. Frenó en la entrada, oteando el espacio
poco alumbrado y observó que había alguien realizando
aspavientos en la lejanía.

Jimin.

Jungkook se acercó con calma y saludó. Su amigo y su


compañía se encontraban sentados en un sillón curvo
alrededor de una pequeña mesa redonda.

— Siento haber tardado tanto —se disculpó rascando su


nuca con nerviosismo.
— Puedo perdonarte que llegues tarde pero no que olvides
mi bebida, Jeon —Jimin clavó su mirada seria en él y se
hizo un silencio incómodo.

Jungkook se quedó sin palabras. Mierda, la cerveza.

— Yo...

— Es broma, estúpido. No te preocupes —se levantó de su


asiento, palmeó su espalda y le obligó a sentarse— Kook,
este es Hoseok.

Jimin señaló al chico que lo acompañaba que tendría más


o menos su misma edad. Rasgos marcados, pelo
anaranjado, aunque las luces del club no le dejaban
apreciarlo con claridad, y algo que llamó la atención de
Jungkook completamente.

Su brillante y confiable sonrisa, incluso sus labios parecían


emular un simpático corazón.

— Es un placer, Jungkook —le tendió la mano con


amabilidad y Jungkook le correspondió mientras asentía en
su dirección— Jimin me ha hablado mucho y muy bien de
ti.

Jimin le propinó un codazo— ¡Shhh! ¡Se supone que era un


secreto!

Pero Jungkook había dejado de escuchar


momentáneamente. Su corazón dio un vuelco dentro de su
caza torácica. ¿Jimin le había hablado mucho de él?

— Y dime, Kook, ¿qué es lo que te ha hecho olvidar mi


bebida? —preguntó su amigo receloso, centrándose en lo
que realmente importaba: su cerveza.

Cuando escuchó su nombre, Jungkook pareció volver a la


tierra.
— Me he encontrado con el chico de mis sueños —los dos
hombre lo miraron intrigados— ¡No, no, no! ¡No es lo que
parece! Hablo literalmente, el chico de la otra noche —agitó
sus manos frente a su cuerpo, nervioso— El de la
comisaría.

Jimin le lanzó una mirada llena de preocupación y antes de


que hablase, Jungkook ya supo qué estaba pensando.

— Tranquilo, no tendrás que pagarme ningún psicólogo,


estoy bien. Solo un poco cansado —le quitó importancia.

— En ese caso te llevaré a casa —Jimin acarició su mano


sobre la pierna de Jungkook demasiado cerca de zonas
conflictivas. Se tensó ante el tacto, aunque intentó
disimularlo lo mejor que pudo.

— Pero si acabamos de llegar...

Su mejor amigo frunció el ceño intentando parecer


amenazante, pero a Jungkook le pareció terriblemente
adorable— No me repliques, si te encuentras mal no tiene
ningún sentido estar aquí. Prefiero tu salud a cualquier
noche de fiesta. Te llevaré a casa y no acepto discusión.

Hoseok rió por lo bajo, observándolos con diversión.


Parecían tener unas dinámicas bastante interesantes.

— Bueno... Si no es mucha molestia... — Jungkook frotó su


sien. Sabía que no tenía sentido replicar a Jimin cuando se
ponía así.

— Perdónanos, Hoseok, pero me temo que debemos irnos


ya que mi amigo se encuentra indispuesto —dijo Jimin,
haciendo gala de su selecto vocabulario de secretario.
Práctica no le faltaba.
— Sin problema, no te preocupes. Ya nos veremos en otra
ocasión —se despidió de ambos— Ha sido genial volver a
verte, pasaos cuando queráis. Esta es vuestra casa.

Sin mucho más que decir se dirigieron a la salida. Jimin lo


arrastraba cogiendo su mano a través de la gente para
evitar perderlo de nuevo. Sin embargo y de la nada, Jimin
pegó un frenazo y Jungkook sintió su agarre tensarse
alrededor de sus dedos.

— ¿Jimin? ¿Va todo bien? —preguntó Jungkook, buscando


entre el jaleo la causa se su repentino cambio de humor.

Jimin tardó unos segundos en responder, como si hubiese


visto un fantasma.

— Sí... Todo va de maravilla. Vamos —dijo cortante y tiró


de Jungkook con mayor fuerza.

Se había arruinado la fiesta. Menuda noche.

Una vez llegaron, Jimin se disculpó con Jungkook por su


comportamiento y después, sin muchas más palabras, se
marchó. No recibió ninguna explicación por su parte y eso
dejó a Jungkook con una curiosidad enorme carcomiéndole
por dentro. Quería saber qué era lo que había causado que
estuviese tan molesto e irritable en el camino de vuelta,
porque era algo que ni se había molestado en ocultar.

Jungkook finalmente decidió no darle mayor importancia,


sobre todo cuando Jimin no parecía tener intención de
hablar del tema abiertamente. Si de verdad le consideraba
su amigo le comentaría algo al respecto más adelante.
Quizás solo necesitaba algo de tiempo.

Justo antes de disponerse a ir a dormir tras haber mirado


alarmado la hora que era, su móvil vibró sobre la mesilla de
noche. Lo cogió y observó la pantalla.

2:26 A.M. Mañana a mi despacho. En cuanto llegues.

—Capitán Namjoon.

— Genial, lo que me faltaba hoy... —Jungkook hundió su


cara en la almohada y apagó la luz rendido.
08. False Alarm

Y ahí estaba Jungkook, parado frente a la puerta de la


comisaría. Sus piernas no obedecían por más que
intentaba encaminarse hacia lo que fuese que le deparaba
su destino dentro del edificio.

Pero no podía engañarse: no quería ir al despacho del


capitán Namjoon.

Durante toda la noche Jungkook no hizo más que dar


vueltas en su cama pensando si el capitán habría
descubierto que V se coló y robó algo estando él de
servicio. A este paso podría perder su trabajo y así le
resultaría imposible conseguir la información que
necesitaba para arrojar luz sobre el caso de su hermano.
No podía permitirse el lujo de que lo echasen. Pero, sin
embargo, Jimin había dicho que en las cámaras de
seguridad no se había registrado ninguna actividad fuera
de lo común así que era imposible que Namjoon se hubiese
enterado. ¿No?

Al menos, eso esperaba Jungkook, porque a estas alturas


no sabía cómo explicarle lo que había sucedido. Ni siquiera
él mismo lo tenía claro.

¿Debería contárselo a pesar de que probablemente no


creería su palabra sin prueba alguna? Después de todo, el
asunto podría resultar ser más importante de lo que parecía
a simple vista.

— ¡Maldito V! —gritó Jungkook, alborotando su pelo y


resoplando en el proceso.
Entonces sintió una presencia a su espalda.

— ¿Buenos días, Jungkook? —saludó Seokjin, que venía


acompañado de Jimin. Ambos lo miraron conteniendo la
risa y a la vez completamente desconcertados por su
comportamiento.

— Hola... —articuló el menor, intentando recuperar la


dignidad perdida tras haber sido visto hablando solo.

— ¿Va todo bien? —Jimin lo observó con preocupación


genuina en sus ojos, aunque todavía medio riendo.

— En realidad no —Jungkook carcajeó algo nervioso— El


capitán me envió un mensaje durante la madrugada
diciendo que nada más llegar hoy fuese a su despacho —
respiró hondo y después suspiró— Me niego a morir tan
joven.

— Jungkook, por favor. Sabes que Namjoon te adora —


Seokjin intentó tranquilizarlo. Todo el mundo en el cuerpo
sabía que Jungkook era como un hermano pequeño para el
capitán, de la misma forma que podía serlo para Jimin y
para el mismo Seokjin— No va a pasar nada malo, créeme.
¿O es que acaso eres un bebé? Pensaba que tu miedo
injustificado e irracional hacia Namjoon ya había quedado
atrás.

— Bueno sí, pero...

— Venga, no seas cobarde —Jimin no tardó ni un segundo


en aliarse con Seokjin. Comenzó a empujar la espalda de
Jungkook para que entrase en el edificio y lo dirigió poco a
poco hasta la puerta del despacho de Namjoon,
forcejeando con el menor por los pasillos— Solo necesitas
una pequeña ayuda, es todo —Jimin llamó a la puerta
delicadamente una vez llegaron y acto seguido, salió
corriendo como el niño que, teóricamente, no era. Porque,
supuestamente, el niño era Jungkook.

¿Quién es el niño ahora?, se quejó internamente.

Para su desgracia la puerta no tardó en abrirse y detrás,


apareció Namjoon.

— Oh, Jungkook, me alegra que hayas llegado tan pronto.


Adelante, no te quedes fuera. Pasa —lo invitó a entrar
hacia lo que sería, probablemente, lo último que vería antes
de su muerte.

Poco a poco Jungkook consiguió movilizar sus pies y


comenzó a entrar en la sala. El capitán iba vestido como de
costumbre. Su pelo violáceo, bien peinado, traje oscuro y
corbata a juego, camisa blanca y zapatos. Siempre venía al
trabajo impecable.

— Siéntate, por favor —hizo un ademán hacia la acolchada


silla frente a su escritorio para que Jungkook se pusiese
cómodo. El menor no creía que fuese a ser tan fácil.

Con las manos temblorosas Jungkook separó el asiento de


la mesa y se sentó. Involuntariamente, su pierna comenzó
a subir y bajar como si tuviese un tic nervioso —que,
ciertamente, lo tenía—, y empezó a morder y pellizcar sus
labios con los dientes. Odiaba no poder evitar perder la
compostura cuando estaba bajo presión.

— ¿Te encuentras bien? Pareces algo tenso.

— Sí señor, es solo que el café a veces me afecta


demasiado —inventó con rapidez.

— Ten cuidado con eso, este trabajo a veces requiere


sangre fría y no puedes permitirte perder las formas en
momentos de tensión —explicó Namjoon mientras miraba
hacia la ventana, dándole así la espalda a Jungkook— Te
he estado observando, Jungkook.

¿Qué?, Jungkook tragó saliva sonoramente ante su


declaración.

Todos los músculos de su cuerpo se tensaron y notó cómo


empezaba a aparecer un sudor frío en su nuca. Abrió
ligeramente la parte superior de su uniforme ya que sentía
que se estaba ahogando por momentos. Mal, mal, mal.
Todo estaba mal.

Sonaba a que Namjoon definitivamente sabía lo que había


pasado la otra noche. ¿Pero cómo?

Fuese como fuese eso solo significaba una cosa:


problemas.

— He estado viendo cómo trabajas y los resultados de tu


equipo con Jimin. Llevas ya un tiempo en el cuerpo y nos
conocemos bien. Te conozco bien —continuó, girándose
para observarlo— Se está acercando una fecha muy
importante para la comisaría y no puedo permitirme ningún
error.

¿Error? ¿Jungkook era un error?

— Por ello y por tu diligencia, esfuerzo y colaboración he


decidido elegirte —sentenció— Serás el encargado de
representar a todo el cuerpo de policía del distrito.

¿Cómo?

— ¿Perdón? Espera, ¿qué? —Jungkook exclamó en un


tono quizás demasiado alto y abalanzándose sobre el
escritorio en el proceso, casi perdiendo el equilibrio.

Su capitán frunció el ceño con molestia ante el tuteo—


¿Disculpa?
Namjoon y Jungkook llevaban años siendo amigos,
compañeros de trabajo, y a pesar de que el mayor era su
superior, tenían una relación cordial. Una relación cordial,
pero que no le daba el lujo de perder las formalidades
cuando se encontraban en su horario laboral.

Jungkook carraspeó, recuperando la compostura.

— Lo siento, capitán, es que me ha tomado completamente


por sorpresa —Jungkook tomó asiento de nuevo— Creía
que usted se estaba refiriendo a otra cosa...

— ¿Otra cosa? —las cejas de Namjoon se elevaron con


interés— ¿Hay algo más que debería saber y de lo que no
se me haya informado, Jungkook?

— En absoluto —el menor agitó las manos frenéticamente


frente a su cuerpo— No, señor.

Jungkook se reprendió por casi abrir su bocaza y soltarlo


todo. Se había precipitado demasiado con sus
especulaciones: Namjoon no parecía saber nada de lo de
la noche anterior. Menos mal.

— Perfecto entonces.

— ¿Podría entonces explicarme todo eso de representar a


la comisaría? —Jungkook cambió de tema aprovechando la
pequeña fisura de la conversación.

— En unos días se celebrará una reunión a la que asistirán


varias comisarías de la ciudad. Como es de esperar
estamos invitados y, es más, debido al aumento de casos
resueltos en los últimos meses nos han nombrado
anfitriones —explicó— Nos han pedido que alguien escriba
unas palabras y las lea delante del resto de miembros del
cuerpo. Debido a tu buen servicio a pesar de tu corta
experiencia he decidido encargarte a ti la redacción —
Namjoon parecía un padre orgulloso y Jungkook no sabía
cómo sentirse al respecto. Menos aun cuando le estaba
mintiendo y ocultando información— Obviamente, siempre
y cuando tú estés conforme con ello.

— Cuente conmigo —Jungkook sonrió y se levantó de la


silla como un resorte. Realizó una leve reverencia sin
dedicar un solo segundo a pensar la propuesta.

Había salvado el pellejo y eso era lo que más le importaba


en este momento.

— Siento decírtelo tan tarde, pero creía que ya estabas al


corriente ya que es algo que lleva hablándose sin parar
desde hace unas semanas por la comisaría —se disculpó
su capitán— Fue Seokjin quien me comentó que no tenías
ni idea del evento.

— No se preocupe. Estará todo listo a tiempo —aseguró.


Ya se preocuparía más tarde de ello. Más le valía.

— Así me gusta. La reunión será el viernes que viene —le


indicó— Y no olvides ir elegante, seguro que hay más de
una persona importante que tiene ganas de conocerte.
Quizás sean encuentros decisivos para tu futuro en esta
profesión.

— ¿Conocerme? ¿A mí? —preguntó, algo sorprendido


porque alguien normal y corriente como él llamase la
atención de tales personalidades.

— Sí, no me preguntes por qué, pero creo recordar que


más de una persona mostró gran interés en conocerte.

— Entendido. Gracias —Jungkook se despidió mientras


salía de su despacho y cerraba la puerta tras de sí—
¡Sobreviví! —gritó por lo bajo levantando sus brazos al
cielo tan pronto como estuvo fuera.
Jimin justo pasó frente al despacho con una montaña de
papeles en sus brazos y rió al verlo.

— ¿Y tú que miras? —espetó a Jimin mientras veía cómo


se alejaba riendo. Riéndose de él, más concretamente—
¡Jimin! ¡Espera, Jimin! —llamó su atención.

— ¿Qué? —preguntó su amigo, mirándolo como pudo ya


que la pila de papeles casi tapaba en su totalidad su campo
de visión.

— Necesito tu ayuda, ChimChim —suplicó Jungkook


suavizando su voz.

— ¿Qué quieres ahora, Kook? —Jimin continuó andando


hacia el ascensor con los papeles en sus brazos.

Jungkook vio que comenzaban a cerrarse las puertas


metálicas y corrió para conseguir entrar antes de que
ocurriese. El más bajo ya se encontraba dentro. Y
Jungkook casi no lo cuenta.

— Dios, Jimin, dame un respiro —Jungkook intentó


recuperar el aliento con dificultad. Su pecho subía y bajaba
por la carrera que había dado.

Jimin lo miró de soslayo, satisfecho por el aparente interés


de Jungkook— ¿Tanto me necesitas?

— Un poco, el capitán me ha pedido que haga una especie


de discurso para la reunión de la comisaría la semana que
viene y no quiero defraudarle.

Las puertas del ascensor se abrieron y Jimin salió en


dirección al archivo.

— Vaya, eso es genial, ¿no? —sonrió en dirección a


Jungkook.
— Claro que lo es, siempre y cuando lo haga bien —el
menor se agobió con solo mencionarlo. Tenía que hacerlo
bien. Necesitaba hacerlo bien.

— ¿Y me necesitas para...? —Jimin preguntó con


curiosidad mientras dejaba los papeles sobre la mesa del
archivo.

— Quiero que me ayudes a escribirlo. Tú te pasas el día


entre papeles. Y hablas muy bien.

— Tengo mucho que hacer, Kook. Me pillas en mal


momento —se encaminó hacia los cientos de cajas
apiladas en estanterías, buscando alguna sección concreta.

Jungkook se planteó robarle los malditos papeles y


quitárselos de las manos para que le prestase atención.

— Por favor, Jimin, para un favor que te pido podrías


echarme una mano... —Jungkook fingió tristeza mientras lo
perseguía por los pasillos. Aunque si Jimin decidía no
ayudarle probablemente lloraría de verdad.

Jimin comenzó a guardar un gran taco de hojas en una


caja, suspiró audiblemente y finalmente habló de nuevo.

— Está bien, te ayudaré, pero no tengo tanto tiempo como


para escribirlo yo. Además, tiene que ser algo personal,
algo tuyo. Conozco a alguien que puede ayudarme a
corregirlo si quieres, pero necesito que me lo envíes cuanto
antes —comentó, todavía enfrascado en sus papeles.

Nada más oír sus palabras Jungkook sintió un gran impulso


de abrazarlo así que así lo hizo. Se acercó a Jimin por la
espalda y rodeó su pequeño cuerpo con los brazos. Lo
sintió sobresaltarse, casi lanzando por los aires los papeles
que sujetaba.
— ¿Qué haces? —preguntó Jimin, algo incómodo.
Jungkook no solía tener este tipo de gestos con él por muy
cercanos que fuesen.

— Te doy un abrazo —respondió, quitándole importancia—


Muchas gracias, Jimin. Esta noche lo tienes.

Dicho esto, Jungkook salió corriendo tras estrujarlo y


dejarle sin aliento.

— ¡Si vuelves a hacer eso esta va a ser la última vez que te


haga un favor! —Jungkook escuchó tras él una suave tos.

— ¡Vamos Jimin, sabes que te quiero! —exclamó


despidiéndose.

Sí que lo quería.
09. Undercover

— ¿Jungkook? ¿Has terminado ya el discurso? —preguntó


Jimin desde el otro lado de la línea.

— Justo ahora —Jungkook sujetó el teléfono contra su


hombro para poder desocupar sus manos y coger el
portátil— ¿Te lo envío por correo?

— Sí claro, sin problema. Me espera una buena noche de


trabajo extra.

El menor rodó los ojos— Ni se te ocurra quejarte, soy yo el


que siempre está cubriéndote y haciéndote favores. Una
vez no te hará daño.

Jimin no veía la expresión de Jungkook, pero casi podía


imaginarlo: en su mente, una imagen clara y nítida del
puchero que probablemente estaba haciendo su amigo.

— Sí, está bien, lo siento. Sabes que me gusta quejarme —


bromeó.

— Park, ¿quieres colgar ya? No me habrás hecho venir


para nada —Jungkook escuchó otra voz que no era la de
Jimin. Era grave y algo áspera.

El moreno frunció el ceño.

— ¿Tienes compañía? —preguntó Jungkook mosqueado.

— Sí, bueno... Es decir... Es la persona de la que te hablé.


Me ayudará con la corrección y edición de lo que
mandes —su voz dudaba, como si estuviese distraído con
algo— Te llamo más tarde, ¿vale? —se despidió con
prisas— ¡No te olvides de enviarlo! Nos vemos.

Y sin más, colgó.

— ¿Qué está mal contigo, Jimin? —habló Jungkook en la


soledad de su apartamento, todavía sujetando el teléfono
ya sin nadie al otro lado.

Tal como le había dicho a Jimin, mandó el borrador de lo


que había escrito por email, no sin adjuntar algunas
instrucciones o pequeñas anotaciones a tener en cuenta.
Jungkook evitó pensar en el episodio tan extraño que
acababa de vivir y en la misteriosa compañía de Jimin y
optó por irse a la cama. Estaba cansado de escribir, era
realmente difícil expresar con palabras todo lo que quería
decir. A veces no era suficiente y sentía que no llegaba por
completo el mensaje que quería dar.

El capitán Namjoon había decidido darle el día de la fiesta


libre para poder preparar su discurso lo suficiente, así que
no tenía planeado madrugar demasiado ese día. Tan
pronto como Jimin le devolviese el archivo corregido y
editado se pondría a estudiar por las noches y seguro que
el resto de días hasta el viernes pasarían en un suspiro
entre papeles y trabajo en la comisaría.

Jungkook se puso la camiseta y el pantalón de deporte que


utilizaba para dormir, apartó las sábanas de su cama y se
metió dentro disfrutando de la agradable sensación de
éstas contra su piel. Apagó la luz y colocó los brazos detrás
de su cabeza. Por mucho que intentase vaciar su cabeza
de preocupaciones y preguntas, éstas no le dejaban en
paz.

¿Quién podría estar en casa de Jimin a esas horas de la


noche?
Ya era la tercera vez que deshacía el nudo de su pajarita
para rehacerlo y verlo exactamente igual de horrible que la
anterior. Parecía como si el trozo de tela se estuviese
burlando de él, luciendo torcido e inestable una y otra vez.
Torcido e inestable como su vida.

Estaba muy nervioso. Mentira. Estaba histérico.

Como había prometido Jimin, su discurso estuvo listo más


que a tiempo. Antes de levantarse la mañana siguiente,
Jungkook encontró un correo de su amigo con el
documento de vuelta, por lo que dedujo que estuvo hasta
altas horas de la noche corrigiendo y editando. Se alegró
internamente al ver que prácticamente no había cambiado
nada del discurso original.

Sin embargo Jungkook no podía evitar preguntarse si se


habría quedado Jimin con esa persona que estaba en su
casa hasta la madrugada trabajando, o si le habría invitado
Jimin a quedarse al darse cuenta de lo tarde que era, o si
se habrían levantado juntos, o si quizás quien fuese que
estaba en casa de su amigo había tenido la suerte de
despertar y encontrarse con el perfil angélico de Jimin nada
más abrir los ojos por la mañana.
— Para —se dijo, agitando la cabeza de un lado a otro—
Ahora no es el mejor momento.

Jungkook vio su reflejo por enésima vez en el largo espejo


de su habitación y volvió a repasar mentalmente que
llevaba todo lo necesario. Mentiría si dijese que no se
sentía cohibido y extraño llevando traje, al fin y al cabo, él
era bastante sencillo cuando se trataba de ropa. Más bien,
práctico. No solía llevar nada ostentoso ni elegante en su
día a día, mucho menos teniendo en cuenta que su mejor
aliado era su informe.

La imagen que veía reflejada en el cristal mostraba a un


chico moreno y alto dentro de un elegante traje negro con
estampado de rayas. Además, una pajarita oscura
destacaba sobre la luminosa camisa blanca que se
escondía bajo la chaqueta. Por último, unos relucientes
zapatos a juego con el resto. Había hecho un trabajo
bastante decente, y sin pedir ayuda alguna a Seokjin.
Hinchó el pecho con orgullo.

Entonces miró el reloj que abrazaba su muñeca. Era un


regalo de su padre que le había quedado demasiado
grande en su pequeño brazo cuando se lo regaló hace
años.

21:40 P.M.

Tenía veinte minutos para llegar al lugar que le había


indicado el capitán Namjoon en un mensaje. Tiempo de
sobra.

Jungkook dobló torpemente el papel que contenía sus


palabras y lo guardó en el bolsillo de la chaqueta. Cogió las
llaves del coche y del apartamento y cerró tras de sí no sin
antes comprobar una vez más que llevaba todo lo
necesario.
Estaba todo listo para la gran noche.

El pulgar de Jungkook realizaba un impaciente y repetitivo


repiqueteo sobre el volante del coche. Había llegado más
pronto de lo esperado y por esa razón se limitaba
únicamente a observar desde su asiento a los asistentes de
la fiesta que iban entrando poco a poco.

Mala idea.

El capitán no mencionó en ningún momento que habría tal


cantidad de gente. No paraban de llegar de todas partes. Y
Jungkook tenía que hablar para todos ellos. La idea le
aterrorizaba.

¿Con todos los agentes que había tenía que ser él?

Tragó sonoramente ante el mero pensamiento y miró el


reloj del vehículo por enésima vez desde que había
aparcado.

21:59 P.M.

— Vamos, Jungkook, no es para tanto. Cuanto antes te


enfrentes a ello antes se terminará —suspiró, tirando de las
solapas de su chaqueta. De nuevo estaba hablando solo.

Quizás sí que necesitaba un psicólogo después de todo.


En un arrebato de valentía salió del coche y lo cerró para
no poder huir más. Jungkook tenía que admitir que el lugar
que habían elegido para el evento era realmente
impresionante. Densos y exuberantes jardines se extendían
a su alrededor, casi desafiando los límites del horizonte.
Todos ellos guiaban hacia una gran mansión que se
encontraba muy bien iluminada, destacando así entre toda
la vegetación. Casi podría haberla comparado con un
palacete, se erigía como un oasis en medio del desierto,
deslumbrante.

Entonces caminó hacia la entrada, camuflándose entre la


multitud que lucía sus mejores galas para la ocasión, lo que
provocó en Jungkook cierto sentimiento de inferioridad.
Observó con atención las prominentes y relucientes joyas y
los elegantes relojes, preguntándose cuántos de sus
sueldos podrían pagar con tal cantidad de lujo.

Él no encajaba allí.

Al llegar casi a la entrada del lugar pudo apreciar una gran


fuente frente a la mansión. En ella, se veía la figura de
piedra de lo que Jungkook interpretó como un ángel caído.
Lo cierto es que era una imagen perturbadora e
increíblemente bella a la vez; sin embargo, acompañaba
perfectamente al resto del lugar.

Unas escaleras cubiertas por una alfombra color sangre


digna de película de Hollywood, invitaban a entrar en el
edificio. De la misma forma el interior no se quedaba atrás.
Una vez dentro la boca de Jungkook se abrió aún más. El
lujo rezumaba por cada esquina, mueble y adorno. Un gran
salón comedor se extendió ante él y a cada uno de sus
lados unas relucientes y recargadas escaleras marmóreas
que supuso que conducirían al piso superior. Todo se
encontraba plagado de muebles, elegantes cuadros,
tapices, esculturas y llamativas obras de arte. Había una
cantidad de gente considerable, tanta que todavía no
llegaba a comprender cómo pudo distinguir a Seokjin entre
el gentío.

— ¡Jungkook! —el menor se aproximó al oír su voz cual


niño perdido que acababa de encontrar a su madre—
Llegas justo a tiempo.

— Perdona, he tenido dificultades para aparcar el coche —


mintió.

— Tranquilo —Seokjin le brindó una sonrisa comprensiva—


¿Estás nervioso?

Ja, gracias por recordármelo, amigo, pensó Jungkook.

— Bueno, puede que un poco —confesó, evadiendo la


horrible realidad.

— Lo vas a hacer increíble, eres tremendamente


espontáneo y estoy seguro de que eso va a jugar a tu
favor. Créeme —le guiñó un ojo.

Seokjin se veía genial y tenía aún más mérito, ya que había


escogido un color de traje que no era fácil lucir. Sin
embargo, parecía que Seokjin hubiese nacido para llevarlo.

Rosa.

Era un tono palo, ligeramente pálido que su amigo había


decidido combinar con una camisa blanca básica y una
corbata oscura con pequeños puntos claros. Finalmente,
unos zapatos oscuros a juego.

Jungkook quiso alabar su atuendo, pero cuando se dio


cuenta, Seokjin estaba arrastrándolo entre la gente hacia el
gran salón principal.

— Ven, Namjoon nos está esperando.


La gente pasaba rápidamente alrededor de Jungkook y no
tenía apenas tiempo para comprobar si alguna cara le
resultaba conocida.

— ¡Ey Jimin! —exclamó Seokjin sin preocuparse de las


miradas venenosas que varias personas le lanzaron
cuando gritó de la nada. El mayor comenzó a agitar sus
brazos frenéticamente.

Entonces Jungkook divisó con dificultad a su mejor amigo


ya que se encontraba de espaldas. Tras escuchar la voz de
Seokjin éste se giró y...

Y Jungkook sintió que el peso del mundo se le caía encima.


Había visto un ángel.

Jimin estaba... ¿Cómo decirlo? Jungkook no tenía


palabras.

Se había teñido su pelo rojo y ahora sobre su cabeza


brillaba un color plateado todavía más único y etéreo que el
anterior, pero que todavía iba acorde con su forma de ser.
Vestía completamente de blanco, de pies a cabeza,
únicamente usando colores oscuros en su camisa y
zapatos. Desprendía luz propia. No llevaba corbata como
Seokjin, ni pajarita como el propio Jungkook. Iba casual
pero elegante al mismo tiempo, mostrando ligeramente
algo de piel.

— Más te vale dejar de babear, Kook. Jimin viene hacia


aquí —Seokjin llamó su atención. Jungkook le agradeció
con una sonrisa cómplice— Voy a ir a buscar a Namjoon,
ahora vuelvo —le guiñó un ojo y se marchó dejándolo solo
con su amigo.

Qué bien lo conocía Seokjin. No era como si hubiesen


hablado del tema, pero aparentemente, Jungkook podía ser
algo obvio.
— Hola, Kook —cuando Jimin saludó, sus ojos
desaparecieron y se tornaron en medias lunas— ¿Hace
mucho que has llegado?

— Eh, y-yo acabo de llegar —Jungkook respondió como


pudo.

— Te ves genial, sabía que optarías por el negro. Aunque


no sueles innovar mucho en tu vestuario ni en los colores,
¿cierto? —acarició sus hombros como si tuviesen polvo—
Mírate.

Jungkook sintió cómo Jimin pasaba la mirada por su cuerpo


de arriba abajo. Además, comenzó a caminar alrededor de
Jungkook, observándolo, mientras él simplemente se
dejaba hacer. Si seguía así, probablemente empezaría a
hiperventilar.

— Ya estamos aquí, perdón que os interrumpa —Seokjin


había regresado junto a Namjoon. Era rápido sin duda.

Los dos los miraron sorprendidos saliendo de su pequeña


burbuja.

— Jungkook, déjame presentarte a Kim Minhyuk —el


capitán hizo un ademán hacia el susodicho.

Y a Jungkook le resultó extrañamente familiar.

Vestía un elegante traje color hueso con algunos detalles


negros. Bajo la chaqueta se apreciaba una camisa blanca y
nada al cuello, un par de botones desabrochados. Tenía el
cabello oscuro y algo largo, recogido en un moño bajo de
manera elegante pero a la vez extrañamente desenfadada,
algún mechón se escapaba y acariciaba delicadamente sus
mejillas rosadas. Jungkook percibió algo de vello fácil y
después observó la plateada y fina montura de unas gafas
redondeadas sobre el tabique de su nariz.
Jungkook inclinó la cabeza ínfimamente, intentando hacer
memoria, porque había visto su cara en algún sitio. Le era
tremendamente familiar.

Y cuando el supuesto Minhyuk articuló unas palabras que


Jungkook no llegó a escuchar y le tendió la mano sonriente,
Jungkook lo vio claro en la parte trasera de su mente.

Una imagen de aquel hombre que se coló en la comisaría.

Era él. Era V.

Y si no lo era y los nervios estaban distorsionando la


percepción de Jungkook, entonces tenían un extraño
parecido en la sonrisa.

— ¿Disculpa? —preguntó Jungkook confuso, volviendo a la


tierra.

— Kim Minhyuk —saludó el hombre de nuevo, dándole un


apretón de manos y repitiendo las palabras de su capitán—
Y permíteme decirte que no podía esperar a conocerte en
persona.

— Señor Kim, este es Park Jimin, compañero de Jungkook


—señaló al ahora peliplata y éste le devolvió el saludo—
Jungkook, por favor preséntate —susurró Namjoon y le dio
un codazo acompañado de una sonrisa forzada.

— Eh, s-sí, lo siento —recuperó la compostura— Jeon


Jungkook, encantado.

Si ese hombre era realmente V, ¿cómo había conseguido


entrar en aquella fiesta? ¿Estaban siquiera comprobando
las invitaciones de los invitados? Aunque ahora que lo
pensaba ni siquiera habían comprobado la suya.

¿Quizás había conseguido entrar usando una identificación


falsa?
¿Qué hacía ahí de todas formas? Aparte de probar el límite
de su paciencia, obviamente.

— El señor Kim es coordinador de eventos similares a este,


además pertenece al cuerpo de fuerzas especiales —
comentó su capitán con fascinación.

Jungkook seguía sin fiarse del todo de ese hombre. ¿Había


sido esa peculiar sonrisa lo que lo había delatado? No se
parecían en absoluto a primera vista sino fuese por ese
pequeño detalle.

— Efectivamente, capitán —Minhyuk lo miró y sonrió con


diversión. Jungkook vio la imagen clara de V de nuevo—
Es un placer haberlos recibido a todos, especialmente al
señor Jeon que tanta habilidad y capacidad ha demostrado.
Ansío escuchar las palabras que ha preparado para esta
maravillosa velada.

Una vez más Jungkook sintió un déjà vu cuando el hombre


frente a él sacó de su pantalón su teléfono móvil. Leyó la
pantalla rápidamente y después, tecleó algo no muy largo.

— Ha sido un verdadero placer conocerlos, mas tengo que


atender unos asuntos antes de irme. Siento que mi visita
sea tan breve —se disculpó casi como si fuese real.
Jungkook tenía que reconocer que si era V, era bueno
actuando— Debo marchar pronto pero no podría hacerlo
sin antes escuchar las palabras del agente Jeon —le
sonrió.

— Qué detalle por su parte —Jungkook no tuvo mucho


éxito disimulando su tono con retintín ya que recibió un leve
golpe de advertencia de su capitán— ¿Sería posible que
hablase en privado con usted, señor...? —había olvidado
por completo su nombre.
— Kim —le recordó. Podía ver la diversión bailando tras
sus pupilas.

— Me temo que no va a poder ser —interrumpió


Namjoon— Me están comunicando que Jungkook ya debe
irse a decir sus palabras. Aun así, espero volver a verle
pronto, señor Kim.

— Lo mismo digo —le sonrió. La cara de Jungkook en ese


momento debía ser un poema.

— Si nos disculpa... —se excusó Namjoon.

Y sin más, comenzó a arrastrarlo lejos de sus amigos y del


misterioso hombre. Jungkook giró su cabeza mientras era
apartado de ellos y vislumbró cómo sus amigos se
despedían educadamente de V, dejándolo solo.

Una vez se vio en esa situación de libertad su máscara se


evaporó. Y entonces Jungkook lo vio más que claro por si
todavía le quedaba alguna duda. V sonrió abiertamente de
lado cuando vio que Jungkook era inevitablemente
arrastrado, después agitó su mano despidiéndose.

Jungkook no lo podía creer. El descaro de V había llegado


al extremo de presentarse abiertamente delante de sus
compañeros. Increíble, era un tremendo farsante. Y lo peor,
estaba escondido a plena vista. No se molestaba siquiera
en disimularlo. Debía de estar regocijándose en su interior.
Al ser un supuesto superior de su capitán era
prácticamente intocable para Jungkook, por lo menos aquí
y ahora si quería conservar su puesto de trabajo.

Coordinador de eventos especiales duh, se burló en su


mente.

Sí, seguro. Y Jungkook era un conejo silvestre.

Definitivamente se había estado burlando de él en su cara.


— Que te diviertas —articuló V moviendo sus labios para
después desaparecer entre la gente.

Como si nunca hubiese estado.

Una vez más, Jungkook quiso forcejear con Namjoon y


seguirlo, pero se limitó a suspirar tras verlo escapar de
nuevo. Volvió su cabeza al frente, tremendamente
enfadado e impotente. Namjoon lo estaba guiando hacia un
improvisado escenario en el que se encontraba colocado
un atril.

— Bien Jungkook, confío en ti —le sonrió, dando un par de


palmadas de ánimo en su hombro— No nos decepciones.

Y dicho esto, Namjoon hizo un ademán para que


comenzase a subir las escaleras. Tragó saliva, al menos la
poca que le quedaba. Jungkook fue dejando atrás los
peldaños uno tras uno y finalmente se postró en el centro
del escenario dónde sacó su discurso para comenzar a
hablar.

Dentro de su cuerpo cundía el pánico. Desde ahí arriba se


podía ver la gran cantidad de gente que llenaba el salón,
sujetando sus copas y prestándole toda su atención. Todos
estaban expectantes porque Jungkook comenzase a
hablar. Y Jungkook nunca había tenido su boca tan seca ni
los pies tan listos para salir corriendo.
— Venga, sin presión —intentó relajarse a sí mismo— Vamos allá.

— Venga, sin presión —intentó relajarse a sí mismo—


Vamos aallá
10. First Touch

— Buenas noches —saludó Jungkook probando el


micrófono, tremendamente nervioso y adoptando una
postura inusualmente rígida y forzada. Juraría que incluso
pudo escuchar el temblor de su propia voz— El motivo que
nos congrega hoy aquí, en este acto, posee un gran
significado para la institución y la profesión; y de la misma
forma, me concierne a mí —comenzó a leer
disimuladamente su arrugado discurso— Recoge la
esencia misma de la profesión que realizamos con tanto
esmero cada día y que, algunos, como mi persona, hemos
aprendido a valorar más de lo que esperábamos al
principio. Y ahora, aquí arriba, recuerdo muchos de los
momentos buenos y malos que he vivido con mis
compañeros. Momentos de tensión, de alegría, de euforia,
de frustración, de impotencia... —enumeró— Me gustaría
agradecérselo a todos, porque este no siempre es un
trabajo llevadero y sin embargo, procuramos realizarlo con
la mayor diligencia posible. Por ello, la policía observa con
especial interés y valora el sacrificio, la entrega y la
dedicación de cada uno de sus miembros —los ojos de
Jungkook vagaban por los rostros de los invitados,
buscando hacer llegar sus palabras y ser más cercano a
ellos con cada mirada.

Pero entonces, lo vio.

Vio un par de ojos analíticos que lo estudiaban con


atención, expectante. La diversión bailaba tras cada uno de
los rasgos de su expresión ahora que era inalcanzable para
Jungkook al estar subido sobre el escenario.
V se encontraba apoyado casualmente sobre una de las
esbeltas columnas de mármol que había en la salida al
patio exterior. Había una serie de grandes ventanales y
balcones que se encontraban abiertos para que la gente
pudiese entrar y salir libremente hacia los jardines de la
mansión.

El moreno estudió a V: su semblante reflejaba curiosidad.


Curiosidad por las palabras que Jungkook iba a dirigir a
todos los invitados presentes en el salón.

Quizás era hora de cambiar el plan.

Sin titubear esta vez, Jungkook arrugó aún más el discurso


que tanto trabajo le había costado hacer y lo devolvió a su
lugar inicial: al bolsillo de su chaqueta. Esperaba que Jimin
no se lo tuviese en cuenta después de tanto trabajo.

Iba a hablar con el corazón, no con la cabeza, por lo que


aclaró su garganta dispuesto a empezar de cero. Cerró los
ojos, inspiró y comenzó de nuevo.

— La mayor parte de mi vida he estado solo —habló con


confianza en dirección a V, sin despegar su mirada de él—
Es algo que no es fácil de vivir, pero no me siento
avergonzado de decirlo. Tuve que hacerme fuerte y
aprender a levantarme una vez y otra, e incluso otra más si
era necesario. Siempre solo, sin nadie —Jungkook hizo
una pausa y divisó en el rostro de V algo parecido a un
ápice de compasión. O quizás fue empatía— A pesar de
todo, por esa misma razón luché con todo mi ser para
poder llegar a donde estoy hoy, aquí con todos vosotros. La
vida me dio muchos golpes, pero también una oportunidad
increíble. Me permitió conocer a personas admirables —
miró a su capitán, que le brindó una gran sonrisa— Y hacer
grandes amigos que sé con seguridad que durarán para
toda la vida —Jungkook dirigió su mirada a Seokjin y a
Jimin— Poco a poco he descubierto mi gran amor por la
profesión que realizo. Porque el sentimiento de satisfacción
tras saber que has sido capaz de ayudar a alguien, tras
saber que has sido útil de alguna forma, no lo cambiaría
por nada —dijo con orgullo— No siempre nos enfrentamos
a situaciones agradables y a veces nos toca llevar a cabo
tareas duras. Ver cómo una vida se escapa entre tus
manos sin ser capaz siquiera de hacer lo más mínimo para
evitarlo, o transmitir noticias difíciles y dolorosas a
familiares que nos miran con la esperanza de que no les
digamos lo que ellos ya intuyen que puede haber ocurrido.
Nunca es fácil, porque muchas veces el mundo es
caprichoso y la justicia puede no ser lo que, precisamente,
debería ser por definición: justa. Lo he probado en mi
propia piel más de una vez y no, no es fácil; pero es
nuestro trabajo, y estoy muy orgulloso de formar parte de
esta gran familia que siempre está ahí cuando la necesito.
De nuevo quiero agradecer a mis compañeros por todo el
trabajo y esfuerzo realizado, tanto a los de mi comisaría
como al resto compañeros que viven su día a día como lo
hago yo. Gracias de corazón por escucharme y por haber
conseguido que ame esta profesión como lo hago.

Jungkook hizo una reverencia parándose junto al atril y


dando por terminada su intervención y cuando volvió a
mirar al frente la gente estalló en aplausos.

Los ojos de Jungkook vagaron automáticamente en


dirección a V, que le devolvió la mirada, observándolo
fijamente. Había una tímida sonrisa en sus labios y estaba
aplaudiendo junto con el resto de invitados. Parecía que la
gente había sabido valorar sus palabras y la sinceridad con
la que había intentado dirigirse a ellos. Sin embargo, de
forma repentina, V paró de aplaudir y se dirigió a la salida
con calma, ocultando sus manos en los bolsillos y
encaminándose a la oscuridad de los jardines.
Tan pronto como Jungkook vio que comenzaba a alejarse,
huyó del escenario y se lanzó a su caza y captura una vez
más. Después del éxito de su discurso se sentía con la
fuerza suficiente como para no dejarlo escapar esta vez y
terminar con lo que fuese que se traía ese hombre entre
manos. Jungkook avanzó con dificultad entre la gente,
muchos de ellos lo felicitaban por su improvisado discurso
cuando lo veían pasar por su lado. Lo halagaban con
cumplidos a los que Jungkook simplemente respondía con
una sonrisa y una rápida reverencia. Por muy agradecido
que estuviese solo le estaban complicado la tarea de
alcanzar a V.

Tenía que llegar a él. Necesitaba saber su nombre de una


vez por todas. Qué quería de él.

Sin embargo, los invitados no cesaban de arremolinarse a


su alrededor.

— Lo siento, disculpen. Sí, muchas gracias. Gracias, de


veras —Jungkook comenzó a andar más rápido a
contracorriente, todavía siendo todo lo educado que pudo—
Lo siento, llevo prisa.

Unos cuantos piropos después, Jungkook por fin se vio


fuera del tumulto. Respiró profunda y entrecortadamente
cuando el aire puro por fin llegó a sus pulmones. Estudió
entonces con vistazos rápidos los oscuros jardines.

— Mierda... —gruñó.

Ni rastro de nadie.

Jungkook examinó su alrededor mientras recorría a


zancadas el camino empedrado que conducía a la salida.
Pero nada. ¿Se había desvanecido de nuevo?
— ¡Jungkook! —una voz llamándolo resonó detrás de él—
¿Dónde vas tan rápido? La fiesta continúa dentro.

— Yo... —era Jimin quien hablaba— Lo siento, Jimin. La


verdad es que no me encuentro muy bien, creo que quizás
debería irme a casa a descansar.

Jimin lo miró preocupado— ¿Te encuentras mal? ¿Qué te


ocurre?

— Creo que todo el estrés de estos últimos días por el


discurso me está pasando factura ahora. Sabes cuánto
odio hablar en público... —suspiró, poniendo cara de
cansancio— No es nada grave, pero tanta gente me resulta
un poco agobiante y yo ya he terminado mi papel aquí.

— Bueno, si realmente te encuentras mal no te preocupes.


Se lo diré a Namjoon.

— Gracias, Jimin.

Jungkook comenzó a caminar de nuevo en dirección a la


salida. Quería mucho a su amigo, pero necesitaba irse. Ya.
O lo perdería —si es que no lo había perdido ya.

— ¡Espera, Kook!

Jungkook se volvió a girar, confuso.

— ¿Qué ocurre?

— En realidad quería decirte algo —habló, aunque


Jungkook seguía estudiando los exuberantes jardines con
la vista y prestando poca atención a sus palabras.

Jungkook oteó entonces a lo lejos una figura que se


acercaba hacia ellos, por lo que se cuestionó la posibilidad
de que fuese V. Pero no podía ser él ya que lo había visto
marchándose y Jungkook no creía que tuviese intenciones
de volver a la fiesta. Lo dudaba mucho. Quien fuese que se
aproximaba a ellos vestía elegante, parecía de menor
tamaño que quien buscaba.

— ¿Quién es? ¿Te suena? —preguntó a Jimin.

El ahora peliplata hizo el esfuerzo de reconocer al individuo


entrecerrando sus ojos, provocando que éstos se
esfumasen. Casi acto seguido Jungkook vio a Jimin abrirlos
ínfimamente con sorpresa y entonces, ocurrió.

Jimin había tomado ambos lados de su rostro y lo estaba


besando.

¿Qué?

No era un beso hambriento ni apasionado. Jimin se limitaba


a mover levemente sus labios sobre los de Jungkook a
pesar de que él prácticamente no le respondía. Sus ojos se
encontraban abiertos a más no poder, no daba crédito a lo
que estaba pasando. Sin embargo, poco a poco los cerró y
se dejó llevar. Jimin acarició sus labios con su boca
suavemente mientras enterraba los dedos en el cabello
oscuro de su nuca. Jungkook quiso agarrar el cuerpo del
más bajo y demostrarle todo aquello que había estado
ocultando durante años pero su cuerpo se negaba a
obedecerlo, sus brazos paralizados a lo largo de su cuerpo,
inmóviles.

¿Qué le pasaba? Tanto tiempo queriendo esto y ahora que


lo tenía en frente de sus narices no sabía aprovecharlo.

Cuando todavía seguían ocupados, Jungkook sintió la


presencia de una persona pasando junto a ellos, supuso
que era la que se había estado aproximando en dirección a
la fiesta. Pareció aclarar su garganta antes de dirigirse al
interior del edificio junto con el resto de invitados.
¿Quiso hacer notar su presencia? ¿O dar a entender que
había visto el espectáculo que estaban dando en mitad del
camino a plena vista de todo aquel que quisiese mirar?

Justo después de que pasase, Jimin bajó sus manos por el


cuello y torso de Jungkook para posteriormente romper el
beso. Su amigo lo miró, con sus ojos llenos de pánico y
antes de que el menor pudiese articular una palabra, Jimin
salió corriendo.

— ¡Jimin! —lo llamó.

No recibió respuesta. Jimin continuó alejándose de vuelta a


la fiesta. Ahora sí que Jungkook se encontraba mal.

— ¿Qué acaba de...? —susurró Jungkook rozando sus


labios con los dedos, todavía sintiendo la boca de su
compañero sobre la suya propia.

Entonces, su móvil comenzó a vibrar en el interior del


bolsillo. Todavía observando cómo Jimin huía de él en
dirección a la fiesta, agarró el aparato.

1 mensaje nuevo en su bandeja de entrada.

¿Un mensaje?

Extrañado, Jungkook pulsó el icono en la pantalla y leyó.

23:13 PM. Yo que tú me daría prisa o aquí va a correr la


sangre.

—Número desconocido.

Junto al mensaje se adjuntaba una dirección en el centro


de la ciudad, concretamente en la zona empresarial y de
negocios si su memoria no fallaba. Invadido por la
confusión, Jungkook corrió en dirección a su coche
dispuesto a ver qué era lo que estaba sucediendo y cuál
era la razón de ese misterioso mensaje.

Llegó hasta el vehículo y frenó unos segundos para


recuperar el aliento antes de abrir la puerta y entrar en el
interior para partir hacia la dirección. Se giró para ponerse
el cinturón de seguridad y entonces vio que algo reposaba
en el asiento del copiloto. Algo que él no había dejado ahí.

Un sobre marrón.

Y no era cualquier sobre, tenía el mismo aspecto, tamaño y


forma que los que solían usar en la comisaría. Jungkook lo
palpó sin abrirlo por seguridad: parecían papeles, un taco
considerable. Comenzó a abrirlo con cautela y sacó el
contenido.

Efectivamente eran un montón de papeles de un caso


aparentemente reciente y que de hecho estaba siendo
investigado. Sacó una de las fichas, llena de datos
personales y la revisó.

— Nam Doyoung... —leyó en alto.

Al parecer era un empresario, uno de los más influyentes


de la ciudad. Casado con una mujer visiblemente más
joven que él, sin hijos. Había estado recibiendo amenazas
de muerte durante los últimos dos meses y por ello había
acudido a la policía. Eran bastante serias por lo que apreció
en las fotos de mensajes y cartas recibidas por la víctima.
Tendría unos cincuenta años, grandes bolsas púrpuras se
asomaban por debajo de sus oscuros y rasgados ojos.
Jungkook pudo observar también lo que le pareció un
indicio de calvicie importante y su aspecto hinchado y poco
agradable a la vista.

— Jung Youngmi... —observó la foto de la mujer.


Sin duda era más joven que Nam, fácilmente podría tener
la misma edad que el propio Jungkook. Era una
tremendamente conocida y famosa modelo. No dudó de
ello. Tenía unos rasgos finísimos, ojos expresivos y labios
cereza, de complexión delicada. Además, una larga melena
oscura caía sobre sus hombros y espalda. Parecía que
hasta hace unos años nadie había oído hablar de ella en el
mundo del modelaje.

Su móvil volvió a vibrar de nuevo, sacándolo de su


pequeña investigación. Jungkook dejó los papeles en su
regazo y tomó el aparato.

23:26 PM. Tic, tac, tic, tac...

—Número desconocido.

La dirección que Jungkook había recibido antes había sido


adjuntada de nuevo y gracias a ello fue gratamente
consciente de que era la misma que había en los papeles
del caso. Justo en la avenida en la que se encontraba el
bufete de abogados de Nam.

— No tengo un buen presentimiento acerca de esto —


arrancó en un abrir y cerrar de ojos y se dirigió a la
dirección para averiguar de una vez por todas qué diablos
estaba sucediendo.

Fuese lo que fuese, parecía que alguien quería que


Jungkook se uniese a la fiesta.
11. Second Touch

— Nam's Enterprise —leyó Jungkook desde el interior del


vehículo.

No había tardado mucho en llegar después de abandonar


la fiesta y se moría por descubrir qué estaba pasando.
Tenía una cantidad abrumadora preguntas rondando por su
mente y pidiendo a gritos que encontrase respuestas.

Grandes y relucientes letras plateadas se extendían


verticalmente por la fachada del descomunal rascacielos.
Los ventanales que cubrían toda la superficie reflejaban los
tonos anaranjados de las luces de la calle. Sin duda
alguna, era una construcción imponente y hacía justicia a la
profesionalidad y prestigio del que gozaba el reconocido
bufete —o al menos eso había escuchado Jungkook. La
verdad es que apenas se veía un alma en la calle:
empezaba a hacer cada vez más frío por la noche y
muchas personas optaban por volver a casa temprano.

Tras dar por finalizado su análisis del exterior, Jungkook


desaflojó la opresiva pajarita que había lucido en la fiesta y
la dejó reposando sobre el expediente del caso Nam en el
asiento del copiloto. Desabrochó un par de botones de la
camisa del traje y respiró hondo, preparándose
mentalmente para lo que fuese que podía estar sucediendo
dentro de ese edificio.

Cuanto más cómodo y casual trabajase, mejor.

Las barreras físicas creaban barreras mentales.

Salió del vehículo con decisión y cerró, dejándolo aparcado


en la acera opuesta a la puerta principal del edificio.
Rápidamente, pero sin llamar la atención, se encaminó
hacia la entrada cruzando la carretera con grandes
zancadas. Las puertas dobles se abrieron automáticamente
al detectar su presencia.

Jungkook entró y examinó el vestíbulo en un vistazo casi


inapreciable, sin encontrar ni rastro de vida humana. El
suelo de mármol blanco impecablemente reluciente llamó
especialmente su atención, la luz dentro del edificio
contrastando con la oscuridad de fuera.

Sillones vacíos, recepción vacía, ni una sola persona


transitando. Jungkook no pudo sino fruncir el ceño
extrañado: no era posible que ese edificio estuviese abierto
sin nadie en el interior controlando quién entraba y salía del
bufete.

Se acercó a la recepción y tocó el timbre dorado,


esperando que alguien saliese a atenderlo.

Nadie.

Volvió a tocar.

Todavía sin respuesta.

Jungkook divisó entonces a lo lejos un cartel que parecía


indicar a qué se destinaban las distintas zonas y plantas del
edificio y se acercó para leerlo con mayor claridad. Sus
ojos viajaron inconscientemente a un piso en concreto.

Planta 16. Oficina del Sr. Nam.

Receloso y tras debatir consigo mismo un par de minutos,


Jungkook decidió subir a su despacho al no tener la
oportunidad de solicitar una cita para verlo. No le quedaba
otra, no había nadie en la recepción ni en el vestíbulo.
Supuso que, en caso de encontrarse con alguien, sería
buena idea fingir que lo había mandado el capitán para
comprobar que todo estuviese en orden. No debería ser
extraño si tenía en cuenta el tema de las amenazas, que
era bastante reciente. Así por lo menos podría asegurarse
de que se encontraba sano y salvo porque la situación le
daba muy mala espina.

Buscó con la mirada algún ascensor que le pudiese llevar


hasta la planta indicada. No tardó en llamarlo cuando lo
localizó y una vez dentro, pulsó el botón que marcaba el
número dieciséis.

Tenía un muy mal presentimiento acerca de esto.

Poco tiempo después y tras haber masacrado su labio


inferior con los dientes a causa del nerviosismo y la tensión
durante el corto viaje, las puertas del ascensor volvieron a
abrirse. Una voz artificialmente femenina le indicó que
había llegado a su planta.

Ante Jungkook apareció un gran pasillo iluminado


escasamente por pequeñas lámparas que imitaban flores,
el suelo tapizado con una lujosa alfombra burdeos que
dirigía la atención hacia una gran puerta. Invitaba a entrar a
la sala que se encontraba al final del corredor casi como si
se tratase de una trampa para ratones con un deseable
queso por cebo.

Jungkook caminó con cautela estudiando cada paso que


daba y una vez se halló frente a la puerta, se dispuso a
llamar. Para su sorpresa, justo antes de que sus nudillos
entrasen en contacto con la madera, ésta se entreabrió con
un chirrido.

Genial. Para nada siniestro.

Abrió la puerta con cierta desconfianza. Distinguió en el


interior un amplio despacho completamente patas arriba.
Frente a él, una gran mesa llena de documentos
esparcidos por todas partes y tras ella, un gran sillón de
cuero oscuro que se encontraba delante de un amplio
mirador que ocupaba toda la pared y a través del cual se
veía el cielo nocturno. Los bolígrafos y papeles se
amontonaban en el suelo y todos los armarios y muebles
que allí había tenían sus cajones correspondientes
abiertos, sin contar alguno que había corrido peor suerte y
acabado sobre el suelo.

Definitivamente habían estado registrando el lugar. Y lo


habían hecho a fondo: habían mirado hasta debajo de la
alfombra y quitado los cuadros de la sala.

¿Profesionales?, consideró Jungkook.

— ¿Señor Nam? —preguntó, esperando una respuesta.


Sin embargo, ésta nunca llegó.

Ante la negativa de su objetivo por aparecer, Jungkook


inspeccionó la habitación en busca de alguna pista que le
indicase dónde se encontraba el empresario, sin éxito
alguno.

— Ya era hora. Creí que te ibas a perder toda la acción.


Casi me toca ir a buscarte.

Tan pronto como Jungkook escuchó una voz ajena, éste


giró sobre sí mismo y enfrentó el gran sillón oscuro que se
encontraba a contraluz, delante del mirador. El asiento dio
la vuelta y a pesar de la escasez de luz en la sala, la figura
le fue más que familiar.

No era complicado reconocerlo. En absoluto.

— ¿Qué coño haces tú aquí? —en un acto casi reflejo,


Jungkook sacó su pistola de la parte trasera del pantalón
de traje y apuntó hacia el inesperado invitado— Por el amor
de Dios, ¿es que no puedo librarme de ti?
— Ey, ey, ey, Kookie, vamos a calmarnos —V levantó las
manos por encima de su cabeza, parándose de pie y
alejándose poco a poco del sillón mientras colocaba los
brazos tras su nuca —Alguien debería castigarte por decir
esas palabras tan feas.

Paso tras paso, V terminó situado frente a Jungkook, a un


par de metros. El menor continuaba apuntándole con el
arma, imperturbable. No perdió el tiempo.

— ¿Qué haces aquí y dónde está el señor Nam?

— Bueno, bueno... —V rió con incredulidad— Encima que


te aviso, ¿así me lo pagas? Ya podrías agradecérmelo de
otra forma más cariñosa. No aceptaré tu frialdad e
indiferencia como pago —mostró su blanca sonrisa.

— ¿Avisarme? —entonces Jungkook cayó en la cuenta de


lo que había pasado— ¿Fuiste tú quién dejó el expediente
en mi coche?

— Tsk —chasqueó la lengua, molesto. Después murmuró


algo más para el cuello de su camisa que para Jungkook—,
de nada.

— ¿Por qué harías tú eso por mí?

— Ya sabes, órdenes de arriba.

— Está bien —Jungkook cedió dando por hecho que no le


explicaría más. Sería como darse cabezazos contra un
muro— Gracias por avisarme de todas formas... Supongo
—susurró de mala gana y ganándose una brillante sonrisa
por parte de V.

— Ya me lo pagarás, Kookie. Aunque los favores los cobro


caros, solo digo.
— No te equivoques, que me hayas avisado no cambia
nada. ¿Dónde está? —Jungkook volvió a apuntarlo con el
arma.

— ¡Joder! ¿Podrías dejar de apuntarme con eso? Pensé


que habíamos avanzado —el rubio estaba notablemente
agobiado— Soy completamente inofensivo. ¿No crees que
si realmente quisiese hacerte algo ya lo habría hecho? —
Jungkook consideró su propuesta y unos segundos
después, bajó lentamente la pistola creyendo sus palabras,
aunque no terminase de fiarse de él. La devolvió a su lugar
colocando antes el seguro— Gracias.

Entonces V soltó de golpe todo el aire que había estado


reteniendo sin percatarse de ello. Tener el cañón de un
arma apuntándote nunca era una experiencia agradable.

— ¿Me dirás ahora dónde está Nam, V? —insistió


Jungkook.

— Lo siento ricura, pero mi parte constaba solo de avisarte.


Ahora simplemente me quedaré a ver cómo resuelves esta
situación —se encogió de hombros— Presiento que va a
ser interesante.

— ¿No piensas ayudarme? —reprochó Jungkook. No tardó


ni dos segundos en plantearse apuntarle de nuevo con su
arma. No lo hizo.

— Así es —V se volvió a aproximar al sillón y se dejó caer.

— Gracias por nada entonces.

— Contigo siempre es un placer, pequeño —el retintín en


su tono ponía de los nervios a Jungkook. De una forma que
no creía que fuese capaz de expresar con palabras.

Jungkook se dispuso entonces a trabajar por su cuenta.


Primero examinó los cajones en busca de algo de valor que
pudiese ser objeto de robo o atraco, o siquiera de interés,
pero no encontró nada. Solo papeles y más papeles.
¿Quizás era eso lo que buscaban? ¿Papeles? ¿O lo que
fuese que habían venido a buscar lo habían encontrado y
se lo habían llevado? Le estaba resultando anormalmente
difícil hacer su trabajo y no pasar por alto ningún detalle por
pequeño que fuese. ¿La razón?

Sentía la mirada de V posada sobre su cuerpo en todo


momento. Siguiendo cada movimiento que hacía.

— ¿Podrías dejar de mirarme así? —preguntó Jungkook,


incómodo ante el notable peso de los ojos de V sobre él. Ni
siquiera se giró para enfrentarlo, continuó haciendo su
trabajo, o al menos intentándolo.

— ¿Cómo te estoy mirando? —el susodicho se apoyó


sobre el gran escritorio caoba y le sonrió con picardía.

Y si las miradas matasen, V ya estaría en el otro barrio.


Jungkook deseó que su tono seco fuese suficiente
advertencia para él.

— No lo sé, pero más te vale parar.

— ¿Y si no qué?

Jungkook rodó los ojos— Eres incorregible...

— ¿Qué quieres que te diga? Soy un rebelde sin causa.

Suspiró, desesperado.

Mientras caminaba alrededor de la mesa y discutía con V,


Jungkook vio relucir algo bastante sospechoso que le
sorprendió haber pasado por alto. Culpó de su error a la
presencia de V, que no hacía más que distraerlo de sus
prioridades. Así era imposible trabajar.
Era un pisapapeles de cristal aparentemente bastante
pesado. Estaba tirado junto al escritorio, cerca de la silla
dónde se encontraba el rubio.

Jungkook no pudo evitar mosquearse ante la idea de que V


probablemente se había dado cuenta del pisapapeles hacía
un rato pero había optado por mantener la boca cerrada.

— ¿Qué tenemos aquí? —el menor se agachó dando la


espalda a su compañía para examinar mejor el objeto.
Obviamente evitó tocarlo ya que existía la posibilidad de
que tuviese algún tipo de huella en su superficie.

Estaba cubierto de sangre, muy reciente ya que no


presentaba señal alguna de haber comenzado a secarse.

— Ya estabas tardando en darte cuenta... —comentó V y


eso confirmó su suposición anterior. Sin embargo, V
parecía distraído con algo cuando escuchó su voz.

Fuese lo que fuese, Jungkook se giró para encararlo y


reprocharle que no le hubiese informado de la existencia de
esa prueba tan relevante para su investigación. Pero
entonces lo vio: la causa de su distracción.

Lo estaba escaneando de arriba abajo sin ningún tipo de


pudor aprovechando que estaba dándole la espalda.

Lo hacía sin ningún tipo de refreno, como si tuviese en


mente abalanzarse sobre Jungkook en cualquier instante.
Su mirada hambrienta provocó escalofríos por todo su
cuerpo y por un momento lo vio como una amenaza real,
aunque se recompuso todo lo rápido que pudo.

— ¿Qué crees que estás haciendo? —gruñó Jungkook,


completamente indignado— ¿Acaso me estabas mirando
el...?
V abrió los ojos ínfimamente al ver que Jungkook lo había
pillado con las manos en la masa y cortó su frase antes de
que el menor fuese siquiera capaz de terminarla.

— Un poco quizás —se excusó—, pero te aseguro que con


fines entera y meramente científicos. En realidad, estudio la
relación existente entre el ejercicio de distintas profesiones
y el efecto que ello provoca en los glúteos, ¿sabes? —
soltó con total seriedad. Unos segundos después comenzó
a reír— Estoy de coña. Sí que te miraba el trasero y todo lo
demás y no me arrepiento de ello. Sin embargo, mejor que
no sepas lo que estaba pensando —restó importancia.

Jungkook iba a responderle con palabras bastante poco


agradables cuando sus pensamientos fueron interrumpidos
por unos golpes, sonidos sordos de objetos cayendo al
suelo. Se incorporó y levantó como un resorte ya que
todavía se encontraba agachado y se dio cuenta de que
había una puerta entreabierta en el ala izquierda de la sala
que había pasado desapercibida para él. Se había
centrado demasiado en el despacho y no se había fijado en
ella ya que su superficie se camuflaba a la perfección con
la textura de la pared.

— Vas a tener suerte —susurró a V, intentando no llamar


demasiado la atención— Si no te habría dado tu...

— ¿Me habrías dado? —le cortó la frase dándole el sentido


que él quiso — Creía que sería yo quien te daría a ti —
sonrió y contuvo la risa.

— Te voy a... —la rabia lo invadió, pero decidió ignorarlo y


ver qué ocurría en la habitación contigua. Respiró hondo—
No te muevas de aquí, ¿entendido? —lo reprendió.

— A la orden.
V imitó el típico movimiento militar mientras colocaba los
pies sobre el caótico escritorio, poniéndose cómodo. Y
Jungkook no pudo sino gritarle en el tono más suave que
supo articular.

— ¡No contamines la escena del crimen! ¡Quita los pies de


ahí!

Jungkook se acercó a la puerta de la que provenían los


ruidos y la abrió encontrándose con una decena de
escaleras que conducían a una habitación superior. Subió
los peldaños de dos en dos y se topó con la escena.

Una persona vestida completamente de negro y cubierta


con un pasamontañas arrastraba una oscura y gran funda
de plástico.

Era de complexión bastante robusta y rozaría el metro


noventa. Parecía más que preparado físicamente por la
facilidad con la que movía la misteriosa bolsa.

Antes de que pudiese sacar su arma para amenazar al


sospechoso, éste se abalanzó sobre Jungkook cuando lo
escuchó subir, desatendiendo la enorme bolsa. Debido a la
fuerza que usó en el placaje, terminó derribado con él
encima y Jungkook bocabajo sobre el suelo. Había caído
con un golpe seco que había causado bastante dolor en su
pecho. Se quejó después de la brutal caída.

Los intentos de Jungkook por liberarse eran inútiles, ese


hombre parecía un bloque de roca sólida e inamovible.

Sin posibilidad de evitarlo y estando el moreno


completamente inmovilizado con sus manos a la espalda,
el desconocido comenzó a cachearlo en busca de un arma
o algo similar. Como imaginó, rápidamente encontró la
pistola y la lanzó lejos de Jungkook. Sintió cómo se
levantaba de su cuerpo y acto seguido tomó el cuello de su
camisa lanzándolo contra la pared y provocando que su
cabeza chocase contra ésta.

El golpe lo dejó aturdido y poco a poco se deslizó sobre la


superficie vertical hasta terminar sentado en el suelo,
apretando los dientes y gruñendo de dolor. Intentó
moverse, pero el mínimo gesto oprimía su pecho y le
robaba el oxígeno de sus pulmones. Daba bocanadas,
luchando por recuperarse.

Con la vista borrosa observó al individuo debatirse


internamente entre si llevarse la gran funda o escapar.
Finalmente optó por la segunda opción y entonces
Jungkook gritó de frustración al ver cómo se desvanecía
justo frente a sus narices. Sintió un pinchazo en el pecho
aún más intenso y devastador.

— Mierda... —se reprendió notando cómo la impotencia


carcomía sus entrañas.

Después de mantener durante unos segundos los ojos


cerrados y de recuperar casi completamente la estabilidad
de su respiración, se levantó dando tumbos y pasos torpes.
Se quitó la chaqueta del traje y la lanzó con rabia a algún
lugar de la pequeña habitación. Se apoyó contra la pared
para que le proporcionase el equilibrio que él todavía era
incapaz de aunar y recogió su pistola.

Ojeó su alrededor y observó indicios muy visibles de pelea.


Cada rincón de la sala se encontraba destrozado, los
muebles y materiales desperdigados por el suelo sin orden
alguno. Parecía otro despacho, aunque mucho más
minimalista y práctico que el de la sala de abajo. ¿Era una
especie de despacho secreto?

Fue consciente entonces de que el sospechoso no se


había llevado la gran bolsa oscura consigo por lo que
Jungkook se arrastró hasta su lado temiendo lo peor al ver
la forma que tenía.

Forma humana.

— Por favor que no sea, que no sea, que no sea... —repitió


como si se tratase de un mantra, esperando que así su
deseo se hiciese realidad.

Desafortunadamente para Jungkook, cuando bajó la


cremallera para ver el contenido encontró lo que menos
quería encontrar.

El cuerpo sin vida de Nam Doyoung.

En su cabeza había una profunda herida, fresca y reciente,


de un color carmín vibrante y llamativo, bastante
desagradable a la vista. Sus ojos se encontraban abiertos e
inyectados en sangre, observando a la nada y provocando
que en Jungkook recayese un gran sentimiento de culpa.
Las bolsas purpúreas que había visto en las fotos se
acentuaban todavía más y su piel había adquirido un ligero
tono entre pálido y violáceo que hacía más notables las
venas de su cuerpo. Jungkook no era médico forense como
Seokjin, pero podía intuir con facilidad que había fallecido
hacía poco.

— Joder... —maldijo arrodillado al lado de la gran funda


oscura. Apoyó su frente en el suelo de la habitación,
desesperado y pasándose las manos por su pelo negro—
En menudo lío me acabo de meter.

Jungkook no podía evitar pensar que, si en la comisaría


eran conocedores del riesgo que corría Nam por esas
amenazas que recibía, deberían haberle puesto algún tipo
de seguridad. ¿Por qué no lo habían hecho? Aunque había
algo más importante: ese caso no se lo habían asignado a
él y tampoco había forma de que Jungkook supiese que
esto iba a pasar.

Si no hubiese sido por...

Jungkook escuchó la voz de V acercándose por las


escaleras. Sonaba preocupado.

— ¡Jungkook! ¿Estás bien? He oído ruid... —se interrumpió


al ver la escena— Oh, vaya...

Jungkook centró todo el peso de su mirada en el rubio,


dándole a entender que no estaba nada contento con la
situación. Enfadado con V y con el mundo, se encaminó
airado hacia las escaleras para bajar al despacho que
había registrado antes.

— Jungkook...

Escuchó los pasos de V detrás de él, siguiéndolo hasta la


sala baja. Si alguien quería subir tendría que pasar por allí
primero.

— ¿Por qué coño no has venido a ayudarme si has oído


ruido? —gritó Jungkook, bajando los peldaños y girándose
en dirección a V, que lo seguía de cerca— ¡Por tu culpa
Nam ahora está muerto!

El gesto de V se desencajó, casi haciendo una mueca.

— ¿Perdona? ¿Mi culpa? Primero, me has dicho que no


me moviese del despacho —exclamó con indignación
acercándose con grandes zancadas hasta llegar frente a
Jungkook. Ambos estaban de vuelta en el despacho
principal— Segundo, te avisé con tiempo de sobra. Quizás
esto no hubiese pasado si no hubieses estado tan ocupado
conociendo la lengua de tu amiguito Jimin. Si no hubieses
perdido el tiempo con él habrías llegado a tiempo para
evitarlo.
Su declaración desconcertó tremendamente a Jungkook,
que abrió los ojos.

— ¿Qué? ¡No metas a Jimin en esto! ¡Él no tiene nada que


ver aquí! —replicó, perplejo— ¡Además ni siquiera hubo
lengua!

Hubo un silencio a su parecer eterno, donde ambos se


miraron fijamente a los ojos con intensidad, hasta que
finalmente V habló.

— ¿En serio? —V se sorprendió primero y a continuación


cambió repentinamente su estado de ánimo. ¿Eso que veía
en su rostro era alivio?— ¿Entonces qué clase de beso fue
ese? Ni siquiera debería llamarse como tal.

— ¿De eso se trataba todo esto? ¿Estás celoso de Jimin?


—Jungkook no daba crédito— ¿Por qué estamos siquiera
discutiendo sobre esto? ¡No sé quién eres y no te importa
mi vida personal! ¡Tenemos un hombre muerto en el piso
superior!

V pareció atragantarse con el aire o algo similar ya que


comenzó a toser violentamente— No, no, no —habló
rápido— No tenemos un hombre muerto en el piso de
arriba. Tú lo tienes —recalcó— Y yo no estoy celoso en
absoluto, no me malinterpretes. Tú lo has dicho, ni siquiera
nos conocemos.

— Seguro —Jungkook le siguió la corriente. No merecía la


pena discutir con él— Una suerte para ti entonces, porque
he disfrutado mucho ese beso.

El moreno se intentó convencer de sus palabras, aunque lo


cierto es que no había sido nada parecido a como lo había
imaginado. Imaginó fuegos artificiales y movimientos
frenéticos en su estómago cuando besase a su mejor
amigo. Pero no fue así. No había sentido nada de eso, y
aunque le costase admitirlo, había sido un jarro de agua
fría para él. Una decepción.

— ¿Disfrutaste ese intento fallido de beso? —se burló—


Eso es triste, Jungkook. Ni siquiera lo hizo con ganas.

— Lo que tú digas.

Quería cerrar ya el tema. No era relevante en absoluto en


esos momentos. V bufó.

— Calla y déjame que te demuestre lo que es un beso de


verdad.

Acto seguido V tomó su nuca con brusquedad y estampó


su boca contra la de Jungkook.

Antes de que pudiese siquiera reaccionar, V comenzó a


caminar y lo empujó suavemente contra la pared que había
detrás. No produjo dolor alguno como el menor había
esperado, era una fuerza totalmente distinta a la que
estaba poniendo en el beso. Jungkook abrió los ojos
sorprendido como no había estado en su vida y posó la
única mano que se veía capaz de mover sobre el hombro
de V, intentando apartarlo. Su otra mano se encontraba
atrapada entre sus torsos. Sin embargo, V se acercó aún
más, pegando su cuerpo al de Jungkook sin todavía mover
sus labios, simplemente mantenía su boca caliente posada
sobre la del menor.

¿De dónde venía toda aquella necesidad que Jungkook


percibía en la fuerza con la que abrazaba su cuerpo? ¿Por
qué?

Jungkook volvió a intentar zafarse, pero cuando los labios


de V por fin se movieron sobre los suyos, sintió que algo lo
ataba allí en contra de su voluntad. Aunque su cabeza
siguiese mandando órdenes a su cuerpo para que
escapase y parase lo que fuese que estaba pasando,
Jungkook se sorprendió a sí mismo sumergiéndose en ese
inesperado momento que había surgido.

V inclinó su rostro y apresó los labios rosados de Jungkook


con los suyos una vez más. Sus párpados comenzaron a
pesar y aunque no sabía muy bien la razón ni el por qué, se
encontró devolviéndole el beso poco a poco.

Fantástico, esto era totalmente irracional y no tenía ningún


sentido.

La mano que Jungkook usó anteriormente para intentar


apartar a V, ascendió hasta su nuca y con sus dedos
acarició los mechones rubios, tiró con suavidad mientras le
correspondía el beso. Toda esta situación se sentía tan
surrealista y a la vez se sentía tan distinto a lo que había
vivido con Jimin hacía apenas un rato.

Las manos de V vagaban por el cuerpo de Jungkook


lentamente pero sin descanso, como si estuviese trazando
un mapa mientras sus labios seguían atacando los ajenos.
Apenas le dejaba respirar. Entonces posó sus delgados
dedos sobre su mejilla y con el pulgar acarició los labios de
Jungkook, abriéndolos ligeramente.

Jungkook sentía sus sentidos completamente nublados.

— Abre la boca para mí —susurró V mientras rozaba su


boca con sus dedos— Deja que te acaricie.

Toda su atención estaba en aquellas dos rosadas líneas,


ahora hinchadas debido a la intensidad del beso que había
compartido por alguna razón que todavía no llegaba a
comprender. Sus palabas habían sonado casi como una
súplica.

No quería más. Necesitaba más.


Y nada más oír sus palabras, Jungkook sintió un calor
inmenso y desconocido posarse en sus mejillas. Sus
pupilas eran oscuras y profundas y lo invitaban a seguir
descubriendo ese agradable placer que nunca antes había
experimentado.

Dios, estaba haciendo una locura que jamás se visualizó


haciendo.

Lentamente, V se volvió a aproximar a su boca y frenó justo


antes de llegar a tocarlo. Jungkook no pudo evitar
acercarse más para acortar la distancia que los separaba e
intentar capturar sus labios de nuevo.

— Shhh, no te impacientes —susurró sonriendo— Te daré


lo que quieres porque lo ansías tanto como yo —V delineó
los labios de Jungkook con su lengua para después
acariciarlos con ella.

Entonces V inclinó su rostro de nuevo e introdujo su lengua


en la boca caliente de Jungkook. Y aunque Jungkook
seguía sin entender por qué estaba haciendo lo que hacía,
sintió que también quería acariciarlo de aquella forma. Ya
no era solamente V el que exploraba su cuerpo con sus
manos, Jungkook también lo hacía y se ganó un gruñido
satisfecho por parte de V. Paseó sus manos por su
chaqueta, palpó sus hombros, su torso, su espalda y se
aventuró aún más allá.

Consiguió lo que quería.

De repente V acercó una de sus manos al rostro de


Jungkook y tomó su mentón con sus dedos índice y pulgar,
separándolo de sus labios.

Jungkook estudió sus ojos directamente, sintiendo que


ambos estaban intentando averiguar los pensamientos del
otro. Sintió su mano descender lentamente por su espalda
hasta llegar a la zona baja.

— Estoy deseando que podamos conocernos más a fondo,


Jungkook.

Las palabras se quedaron atascadas en la garganta del


menor. No se creía que hubiese sido capaz de hacer lo que
acababa de hacer.

— Suerte con este marrón —V lo miró fijamente y volvió a


besar de nuevo a sus labios, lento y profundo para después
encaminarse a la salida— Nos vemos —agitó su mano y le
dio la espalda.

Unos minutos habían pasado y Jungkook seguía ahí


clavado, con la espalda pegada a la pared y la respiración
irregular. Recordando el beso de V, lo sucedido con Jimin y
el bonito cadáver del que ahora tenía que hacerse cargo.

— Solo se me acurre a mí montar una escena erótica


teniendo un cadáver en el piso de arriba...—se golpeó la
frente— Eres increíble, Jungkook.

¿Cómo iba a explicar el hecho de que supiese que Nam iba


a ser atacado? ¿O al menos el que estuviese ocurriendo
algo sospechoso con él? Él no tenía asignado ese caso y
tampoco había tratado con él en su vida. Ni siquiera tenía
que haber estado allí, se suponía que se había marchado a
casa porque se encontraba mal.

Le tomó unos minutos meditarlo pero una vez hubo


aclarado sus ideas, sacó el teléfono y pulsó la marcación
rápida.

— ¿Capitán? —habló— Sí, voy a necesitar refuerzos en la


siguiente dirección. De acuerdo, esperaré.
Después de hablar con Namjoon, Jungkook metió la mano
en el bolsillo de su pantalón y sonrió para sus adentros,
sacando de éste su última y más nueva adquisición.

Un tarjetero que había encontrado en el pantalón de V.

Había aprovechado su momento íntimo de mutua debilidad


para cachearlo y revisar sus bolsillos, tanto en la chaqueta
como en los pantalones. Y bingo. Se había topado con una
agradable sorpresa.

Jungkook leyó el nombre del documento de identidad que


había en el interior de la billetera. Ahora los dos podían
jugar al mismo juego, en igualdad de condiciones.

— Te atrapé Kim Taehyung.


12. Bang

— Pasa y siéntate, Jungkook —la voz de Namjoon lo invitó


a entrar.

La voz de su capitán siempre le había parecido familiar y


reconfortante, aunque el menor sabía perfectamente que
Namjoon podía ser autoritario y seco cuando la situación lo
ameritaba. El hecho de que ese tono hostil ahora estuviese
dirigido hacia él le secaba la boca.

El moreno hizo caso a su superior y se adentró en la sala


de interrogatorios. Tragó saliva mientras estudiaba su
alrededor, familiar. Sin embargo, definitivamente todo se
veía distinto desde fuera.

Donde él solía estar.

Era un cuarto no muy grande, bien iluminado y con una


mesa y dos sillas: una a un lado y dos al otro. Las paredes
eran oscuras y en una de ellas, justo de cara al asiento que
se encontraba solo, donde Jungkook iba a sentarse, había
un gran espejo. Espejo a través del cual se podía ver desde
una habitación contigua, mientras que desde dentro de la
sala solo se reflejaba la imagen como en cualquier otro
espejo corriente.

Sabía que lo observaban desde el otro lado. Cada


movimiento y gesto sospechoso que hiciese.

El moreno tomó asiento y su capitán se sentó en frente de


él— Bien, Jungkook, estoy al tanto de todos los detalles de
la declaración que diste ayer por la noche pero tengo igual
que hacerte unas preguntas algo más específicas. Así que
terminemos rápido.

— Sí, señor.

— ¿Cómo supiste acerca del caso de Nam Doyoung


cuando no eras uno de los agentes asignados? —Jungkook
tragó saliva, Namjoon no había perdido el tiempo. Sin
embargo, había estado pensando toda la noche las
respuestas que daría a esas preguntas. Sabía que
Namjoon no era tonto, era muy bueno en lo que hacía y
sabía dónde y cuándo presionar a un sospechoso.

Y para desgracia de Jungkook, ahora el sospechoso era él.

— Ya sabe capitán que soy muy curioso, quizás demasiado


—relató, intentando con todas sus fuerzas que su voz
temblorosa no lo delatase— Hace unos días me
encontraba archivando expedientes de casos y ojeé
algunos de ellos.

— Debo suponer entonces que leíste acerca del caso de


Nam.

— Así es.

— Sin embargo, eso no explica cómo supiste que algo


ocurría con él. Más algo de este calibre. Apareciste en el
lugar y el momento justos.

Bingo. Y esa era la única pregunta a la que Jungkook no


supo encontrar respuesta la noche anterior. Su capitán no
era uno de los mejores de la ciudad por nada y en
comparación, la imaginación del menor no era nada
prodigioso. A eso había que añadirle que por mucho que lo
intentase, Jungkook no era ni de lejos el mejor y más
habilidoso mentiroso. Le costaba mucho controlar sus tics y
sus reacciones físicas y aunque a lo mejor sus palabras no
lo delatasen, si lo hacía su cuerpo.

— Yo... Recibí una llamada de la víctima pidiendo ayuda —


improvisó con una actuación bastante mediocre. Se estaba
condenando él solito.

Namjoon revisó un par de papeles que había en sus


manos— ¿Ah sí? Eso no consta en tu declaración —
Jungkook no articuló palabra— Y dime, Jungkook,
¿estabas solo ayer cuando todo esto ocurrió o había
alguien contigo?

Mierda. Tragó saliva.

— Claro que estaba solo, ¿por qué pregunta eso? —


Jungkook sintió sus manos sudar violentamente. Namjoon
lo estaba acorralando sin esfuerzo apenas.

Su capitán se levantó de la silla y plantó las palmas de sus


manos sobre la mesa— Mira, Jungkook, algo aquí no huele
bien y lo sabes, así que vamos a hacer una cosa. Vete a
casa y piensa si merece la pena ocultarme lo que sea que
pasó ayer o de lo contrario tendré que acusarte de
obstrucción a la justicia. En su defecto, espero que tengas
una cortada sólida para mañana porque sospecho que no
encontraré ninguna llamada a tu teléfono particular en el
listado de llamadas de la víctima —lo fulminó con los ojos,
estudiando su rostro y sus expresiones— Aun así, da por
hecho que me encargaré de comprobarlo personalmente.
Tendrás suerte si una sanción es lo mínimo que te llevas.

Jungkook bajó la mirada hacia sus pantalones vaqueros y


frotó sus manos en ellos, quitando el molesto sudor—
Gracias, capitán.

El moreno sabía que su capitán intentaba ayudarlo, darle


tiempo para que encontrase esa coartada que le salvaría el
culo. Probablemente deseaba que Jungkook no fuese
culpable incluso más que el propio Jungkook, así era él.
Namjoon confiaba en él y se veía reflejado incluso, en la
forma en la que lo había tratado durante sus años de
aprendiz. Podía ser tu más fiel aliado, pero también el más
temible enemigo si se encontraba en el bando contrario.

— No me des las gracias y preocúpate por ti ahora —


Namjoon lo despidió sin dirigirle una mirada.

— Entendido —se levantó e hizo una reverencia,


dirigiéndose hacia la puerta. Quería salir de allí.

Jungkook recorrió cabizbajo los pasillos de la comisaría y


los diversos puestos de trabajo de sus compañeros,
recibiendo en el proceso alguna mirada curiosa al verlo
salir de la sala de interrogatorios. Sentía el peso de sus
miradas sobre él. Justo cuando iba a salir por la puerta
principal, chocó de frente con alguien y al levantar su
rostro, una tímida sonrisa se dibujó en éste.

— Jimin —Jungkook miró de nuevo hacia el suelo y vio


todos los papeles que había traído su amigo, esparcidos
por éste— Oh, mierda, lo siento, déjame que te ayude.

El mayor observó cómo Jungkook se agachaba a


recogerlos. Se veía de lejos que tenía la cabeza en otra
parte— Jungkook...

— Perdóname, no te había visto —lo cortó antes de que


pudiese decir nada más. Rascó su nuca casualmente y
entregó de nuevo los papeles a su compañero,
perfectamente ordenados— Por cierto, quería hablar
contigo, Jimin. Ya sabes, sobre ayer.

Las pupilas de Jimin temblaron con horror— Sí, acerca de


eso...
— No, no, tranquilo —interrumpió Jungkook— Podemos ir
a un sitio más privado y hablarlo.

— En realidad no creo que eso sea necesario —el menor


sintió nervios sin razón aparente.

— Eh... Claro, como quieras —le sonrió.

— Mira, siento lo de ayer, ¿de acuerdo? Fue un completo


error y no debería haber pasado. Y no me malinterpretes,
no fue culpa tuya en absoluto. Fui yo, no sabía qué estaba
haciendo...

Bang. Fue como un disparo. El corazón de Jungkook se


rompió en mil pedazos junto con cualquier esperanza que
hubiese tenido. La sonrisa que se había dibujado en su
rostro el ver a Jimin se resquebrajó por completo y su
amigo lo notó.

— ¿Qué? —Jungkook articuló como pudo, haciendo un


esfuerzo titánico por retener sus ganas de llorar— Creía
que tú...

¿Como podía considerarlo un error cuando había sido tan


importante para él? Bueno, creía que había sido así para
los dos.

Pero parecía que se había equivocado.

— Dios, pensaste que yo... Que nosotros... —comenzó a


señalarse a sí mismo y a él alternativamente. Frotó su
rostro— Perdóname, ha sido todo un malentendido. Lo
siento, de veras.

— Pero Jimin... —en ese momento un desconocido de pelo


rojizo golpeó levemente el hombro de Jungkook en su
intento por entrar a la comisaría ya que Jimin y él estaban
obstruyendo el paso.
— Disculpa, estabas en medio —hizo un vago gesto
excusándose y siguió adelante prácticamente ignorando su
existencia.

Los ojos de Jimin siguieron al desconocido antes de que


volviese a hablar, sin despegar sus ojos del hombre—
Discúlpame, pero hablamos más tarde, ¿sí?

¿Acaso ahora era invisible?, pensó el menor.

— Como sea... —respondió Jungkook bastante molesto


con el penoso día que había tenido hasta el momento.

— Te llamaré —Jimin echó a correr— ¡Eh Min, dejamos


algo a medias ayer! ¡No me ignores, sé que me has oído!

Jungkook estaba cabreado, muy cabreado. Echaba humo.

Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y salió de


la comisaría azotando la puerta con fuerza tras de sí.

Arriba. Abajo. Arriba. Abajo. Izquierda. Derecha.

Jungkook lo golpeó una vez más, sintiendo el dolor recorrer


su antebrazo como una descarga, pero sin ningún tipo de
remordimiento.
Necesitaba desahogarse y de paso practicar. Había
dormido un par de horas con suerte la noche anterior, su
cabeza había estado demasiado ocupada pensando en
cómo responder a las preguntas que Namjoon le haría
probablemente al día siguiente; pero sobre todo, en lo fácil
que había sido vapuleado por el encapuchado. Hacía
tiempo que no se topaba con una amenaza física bastante
superior a la suya—menos aún, del calibre e aquel
hombre—, por lo que, con el tiempo, su cuerpo se había
oxidado en el terreno del combate cuerpo a cuerpo.

Por esa razón, Jungkook decidió ir al gimnasio al que había


ido desde los días en los que todavía soñaba con ser
agente. Esas paredes habían sido testigo de sus largas
madrugadas entrenando. Lo llevaba un viejo conocido
suyo, amigo de su padre, y normalmente le entregaba las
llaves después de cerrar el local para que nadie molestase
a Jungkook con su rutina. Le gustaba la soledad y la
atmósfera mágica y llena de concentración que se creaba
en el local vacío.

Ya llevaba más de una hora golpeando ese saco viejo de


boxeo.

Cuando llegó a casa después de su charla amarga con


Jimin, tenía pocas ganas de hacer nada. Su día había
pasado en un abrir y cerrar de ojos y cuando se dio cuenta,
se había hecho de noche. Ni siquiera se dio cuenta de
cuándo, ni de cuánto tiempo había pasado pensando en
sus cosas. ¿Había echado a perder su amistad con Jimin
por ese beso? ¿Podrían seguir siendo amigos aun teniendo
en cuenta sus sentimientos no correspondidos?

No quería pensar más en ello, no ahora cuando no había


nada en sus manos que pudiese hacer salvo perder poco a
poco su cordura dándole tantas vueltas al tema.
Corrió a su armario y se vistió para entrenar: necesitaba
despejarse. Una camiseta blanca de tirantes y unos
pantalones anchos hasta más o menos la rodilla sería
suficiente. Sin embargo, cuando llegó al gimnasio se quitó
el calzado: le gustaba pelear sin zapatos, sintiendo el frío
tatami bajo su piel.

Eran solo ellos: el saco, las sucias vendas que cubrían sus
nudillos y parte de sus manos y su adrenalina. O en este
caso su ira, pidiendo a gritos ser liberada.

¿Como iba a encontrar una coartada creíble para el día


siguiente?

Revolvió su pelo negro notablemente empapado de sudor y


comenzó a golpear una vez más el saco, asestando un
golpe por cada maldición que pronunciaba— ¡Maldito Jimin!
¡Maldita coartada! ¡Maldito beso! ¡Maldito Nam! —paró en
seco y respiró pesadamente, recuperándose— ¡Y maldito
V! —dio una última y devastadora patada girando sobre sí
mismo.

Debido a la fuerza que había puesto en ese último golpe,


Jungkook perdió el equilibrio levemente y eso provocó que
se alejase en dirección opuesta. Se tambaleó debido al
cansancio y se derrumbó de rodillas sobre el centro del
tatami, dejando caer los brazos a sus costados y alzando
su cabeza, observando el techo. Su pecho mojado subía y
bajaba incontroladamente y de forma irregular, buscando
desesperadamente una bocanada más de oxígeno. Sentía
la camiseta blanca pegada a su torso, asfixiándolo.

Miró entrecerrando los ojos hacia la ventana ligeramente


polvorienta y se preguntó la hora que sería ya que el
silencio del exterior era total, ni siquiera escuchaba coches.
¿Sería ya de madrugada?
Bajó su cabeza y dejó que su flequillo le acariciase el
rostro. Sintió gotas de sudor cayendo por su cara, cuello y
colándose a través de la fina camiseta, por sus brazos y
nuca. Se limpió con el dorso de su mano.

Estaba agotado, física y mentalmente.

De la nada, unos delicados dedos agarraron su mentón y le


obligaron a mirar hacia arriba.

— ¿Me habías llamado? —V le sonrió mostrando sus


perfectos dientes.

Jungkook dudó por un segundo dónde se encontraba hasta


que se situó espacial y temporalmente en el gimnasio: en el
suelo, de rodillas, agachado y justo frente a Taehyung en
una postura bastante comprometida. Mirando hacia arriba
completamente sumiso para él.

Vulnerable.

Cuando fue consciente de todo esto, Jungkook dio un


respingo y cayó hacia atrás, sentado, apoyando las manos
y prácticamente tumbado sobre el suelo.

— ¿Qué haces aquí? —su voz tembló ante la sorpresa,


señaló a V incrédulo, como si acabase de ver un fantasma.

— Una pena, me encantaba esa postura en la que estabas


—sonrió de lado y se encogió de hombros restándole
importancia— Solo venía a asegurarme de que estabas
bien. Ayer te vi algo agobiado

— Estoy bien, gracias —mintió mientras se levantaba y


retiraba la suciedad de sus manos.

— No lo dudo. Eso mismo pensé cuando vi cómo


destrozabas sin piedad a ese pobre saco de boxeo que ya
debería haberse jubilado hace años —se acercó al objeto y
pasó sus dedos por la tela— Déjame adivinar, estás
practicando porque te sientes culpable por haber dejado
escapar a ese tío.

Jungkook mantuvo el silencio entre ellos. ¿Le daría la


satisfacción de hacerle saber que tenía razón?

Quizás sí.

— Voy a perder mi trabajo —sentenció finalmente— Voy a


perderlo justo como lo perdí a él y no hay nada que pueda
hacer. Soy un inútil. Dejo que maten a Nam, dejo que el
sospechoso escape, que me pisoteen... Bravo, Jungkook,
eres un genio —éste agachó la cabeza.

No sabia de dónde venía ese ataque repentino de


sinceridad con V, al que apenas conocía. Quizás la presión
era demasiada para él, quizás no estaba preparado. O
quizás solamente necesitaba desahogarse y hablar con
alguien; alguien que sí sabía por lo que estaba pasando
porque había estado con él en aquel momento. Porque era
el único que conocía la verdad de lo que había pasado esa
noche.

V se aproximó rápidamente hacia él y tomó su rostro entre


sus manos, levantándolo— Ey, ey, ey —susurró— Si tú me
dejas yo puedo arreglarlo —el moreno evitó sus ojos—
Jungkook, mírame —el menor le hizo caso de mala
manera— Solo dilo y yo lo haré por ti, ¿me oyes?

¿Por qué ahora era tan dulce? ¿Había sido siempre


así? ¿Y qué más le daba a él lo que pasase en su vida?

Jungkook se sintió extraño, algo creó un torbellino en su


estómago. ¿Cómo podía confiarle una de las cosas que
más le importaban en su vida a un desconocido? Su
trabajo.
A un desconocido que ni siquiera sabía por qué se
empeñaba en acercarse a él y en permanecer a su
alrededor. ¿Cómo y por qué seguía apareciendo de la
nada?

— Dilo, Jungkook —insistió, todavía sosteniendo su rostro


y con un brillo desconocido en sus ojos.

Y Jungkook cedió.

— Te necesito. Necesito tu ayuda, V.

Y ahí iba la segunda locura que Jungkook hacía y que


jamás se habría visualizado haciendo. Debía estar
perdiendo la cabeza.

V sonrió al oír su nombre y la forma en la que lo había


dicho en un susurro— Así me gusta —y para sorpresa de
Jungkook, acarició su mejilla con su pulgar, un gesto que
quemó en su piel.

El menor se quedó de piedra mas no puso pega alguna o


hizo un escándalo por ello. Eso se había sentido...
Extrañamente bien. Muy bien, de hecho. Reconfortante.

Hacía tiempo que alguien no le brindaba un gesto así de


sincero. O al menos así lo había sentido Jungkook: lleno de
honestidad, como si realmente le doliese verlo preocupado.

— Entonces vayamos a lo que realmente importa ahora —


V se alejó de él y se dirigió hacia una de las esquinas del
tatami.

Llevaba una sudadera de capucha con cremallera, de color


azul oscuro y abierta, dejando ver una camiseta negra de
tirantes parecida a la de Jungkook. Unos vaqueros
ligeramente rotos a la altura de la rodilla y unas zapatillas.
Al llegar a la esquina del tatami comenzó a quitarse su
calzado y posteriormente se quitó la sudadera, la tiró sobre
la superficie y se aproximó a Jungkook.

— Aquí me tienes —abrió los brazos enfrentando a


Jungkook— Prueba conmigo. Úsame.

— ¿Qué? —Jungkook estaba bastante confuso.

— Un saco de boxeo nunca se defenderá ni se resistirá a la


hora de ser detenido o esposado. Aunque pensándolo bien,
yo a lo segundo tampoco me opondría...

— ¿Quieres que peleemos? —V sonrió de lado ante su


pregunta.

— Atrápame si puedes, Jungkook.


13. Exposed

— No creo que sea una buena idea pelear ahora —


Jungkook comenzó a desenrollar las vendas sucias y
desgastadas de sus manos.

— Yo no veo problema alguno.

— Llevo más de una hora entrenando y hasta con un dedo


podrías vencerme en estas condiciones —explicó, no le
parecía que esa fuese una pelea justa.

V parecía estar meditando algo en su cabeza hasta que


habló finalmente— Hagamos una cosa —se colocó a un
par de metros de Jungkook— Tengo entendido que aquí
hay duchas, ¿cierto?

— ¿Y...? —Jungkook exigió más explicación.

— Úsalas. Date una ducha, relájate y cuando salgas te


enseñaré algún movimiento. ¿Te parece?

El menor elevó una ceja. V parecía tener bastante claro lo


que quería. Era persistente y Jungkook no podía sino
preguntarse de dónde salía esa determinación.

— ¿Por qué insistes tanto?

— Vamooos —alargó casi suplicando— Me siento algo


culpable por haberte dejado tirado la otra noche. Mis
órdenes exigían que me mantuviese ajeno a todo lo que
pasase en Nam's Enterprise, que no interviniese, así que
eso fue lo que hice —se defendió— Pero no puedo evitar
querer ayudarte.
— ¿Por qué?

V no respondió, se mantuvo callado, observándolo.


Jungkook habló de nuevo ante la ausencia de ninguna
respuesta.

— No te habría costado nada echarme una mano.

— Créeme, Jungkook —su tono de repente se volvió serio,


un tono casi seco que contrastó enormemente con el tono
distendido que había tenido la conversación hasta ese
momento—, ya he cambiado demasiado mis planes por ti,
no podía arriesgarme más. No puedo jugármela más de lo
que lo hago.

Las palabras de V eran un laberinto a ojos de Jungkook,


como si le dejase todas las respuestas a la vista, pero al
mismo tiempo, esas respuestas eran indescifrables para él.
Las tenía delante de sus narices, pero eran palabras
opacas que no alcanzaba a leer ni comprender.

— Nadie te obliga a hacer eso. Tú no me debes nada. Ni


siquiera formas parte de mi vida como para querer hacer
algo así. Parece un gesto casi desinteresado y no sé por
qué, pero eso no parece ir contigo.

En el rostro de Taehyung se esbozó una pequeña


sonrisa— Vamos, no me digas que no me tienes ni un poco
de cariño —Jungkook no respondió, siguió observándolo
con atención e intentando descifrar la quimera que parecía
albergar ese hombre tras su fachada despreocupada— En
ese caso te diré que yo sí te he cogido aprecio, y aunque
no lo creas me la estoy jugando por ti. Más de lo que
quisiese.

— No entiendo a qué te refieres ni qué quieres decirme con


eso. Hablas, pero tus palabras están vacías.
— Fíate de mí por una vez y vete a dar esa maldita ducha
—comenzó a empujar al moreno hacia los vestuarios y
paseó las manos disimuladamente por los músculos de su
espalda— Hazme ese favor y no hagas que te acompañe.

— No serías capaz —se jactó Jungkook frenando un poco


el paso.

— ¿Me estás retando, Jungkook? —V elevó una de sus


perfectas cejas y sonrió con las manos todavía en su
espalda.

Jungkook intentó reprimir una sonrisa— Puede.

— Te lo advierto, no quieres retarme —bajó lentamente las


manos por su cuerpo hasta que paró cerca del borde de
sus pantalones— Te vas a arrepentir.

Antes de que Jungkook pudiese siquiera oponer


resistencia, V se abalanzó sobre él y lo cargó en su hombro
como pudo, posando una de las manos en su trasero y
comenzando a andar hacia las duchas mientras reía como
un niño.

Automáticamente, Jungkook comenzó a removerse sobre


el mayor— ¡Bájame V, puedo ir a la ducha yo solo!

V miró por encima de su hombro en dirección a Jungkook y


le sonrió— Ah, ¿ahora sí puedes? Eso no es lo que has
dicho hace un minuto, así que ahora no pararé hasta que
estés mojado para mí.

Le encantaba hacer de todo un doble sentido, Jungkook ya


lo tenía asumido a estas alturas. No había frase que se
resistiese a la manipulación lingüística de ese hombre.

Mientras el rubio seguía andando, Jungkook continuó


forcejeando con la esperanza de poder bajar y ducharse
tranquilamente pero cualquier mínimo movimiento le
provocaba unas cosquillas enormes que le quitaban todas
sus fuerzas. Parecía que ya había desatado a V tentándolo
de aquella forma y que le iba a resultar imposible librarse.
Tampoco se lo estaba pasando mal, este tipo de
interacción despreocupada le parecía curiosamente
novedosa.

Cuando Jungkook quiso darse cuenta, vio que el suelo


ahora estaba formado por luminosas baldosas de color
anacarado: habían llegado a los vestuarios.

Entonces V por fin frenó. El moreno por el contrario,


continuó quejándose— ¡Bájame!

— Tus deseos son órdenes —acto seguido, el mayor dejó a


Jungkook sentado sobre el frío suelo de la ducha y para
desgracia de éste, incluso antes de que pudiese
recuperarse del agitado viaje, abrió el agua, que cayó e
impactó contra él en una oleada de frío.

Jungkook jadeó.

— Serás... —el menor se puso de pie de nuevo y cerró el


grifo de mala manera, todo lo rápido que pudo. Pero era
demasiado tarde.

Comenzó entonces a retorcer su camiseta blanca,


separándola de su piel y esperando que el agua escurriese
de ésta. Maldijo mentalmente el frío gélido que se hacía
paso poco a poco hasta sus huesos.

Jungkook se extrañó ante el silencio que se hizo de


repente.

— ¿Qué pasa ahora? —preguntó intrigado, pasando las


manos por su pelo mojado e intentando apartarlo de su
rostro. Entonces miró en dirección al mayor, el cual lo
observaba fijamente, algo tenso.
— Yo mejor voy a irme —V habló con dificultad y señaló
con su pulgar en dirección a por dónde habían venido— Si
me quedo aquí no tardaré mucho tiempo en meterme
dentro de esa ducha contigo.

— ¿Qué? —articuló por fin Jungkook viendo cómo el rubio


se alejaba.

Se sintió tremendamente sorprendido al darse cuenta de


que la sugerente idea de V no le desagradaba en absoluto.
Llevaba demasiado tiempo solo, pensó. Su cuerpo ansiaba
calor humano, cariño y atenciones de otra persona que no
fuese él mismo.

Debía ser eso, sí.

En ese momento se percató de su camiseta blanca,


completamente empapada y no dejando absolutamente
nada a la imaginación, pegándose a su cuerpo de forma
demasiado explícita por lo que había intuido en el rostro del
mayor.

Jungkook se reprendió mentalmente mientras cerraba la


ducha completamente avergonzado y veía a su mayor
desaparecer por el pasillo oscuro.

— ¿Qué está mal contigo, Jeon? —se dijo.


Una vez Jungkook terminó de ducharse con algo de recelo,
ya que esperaba alguna aparición espontánea de V, salió
en dirección a la sala principal del gimnasio. Mientras
caminaba, la voz de Taehyung se fue haciendo cada vez
más clara en sus oídos. Se asomó sin hacer ruido, con
cautela, y lo observó dándole la espalda. Estaba hablando
con alguien por teléfono.

— Ey, relájate —dijo a quien fuese que se encontraba al


otro lado— Volveré contigo como hago siempre, sabes que
nunca te engañaría. No tienes que preocuparte por él, está
todo bajo control, es solo un trabajo más —algo molesto,
Jungkook se preguntó con quién estaría hablando con
tanta cercanía— Confía en mí, ¿vale? Soy consciente de lo
importante que es esto para ti y quiero ayudarte —hizo una
pausa y escuchó— De acuerdo, hasta esta noche.

Una vez colgó, el menor hizo su aparición como si acabase


de llegar— Ya está. ¿Contento? —preguntó aun estando V
de espaldas a él, guardando su teléfono.

— ¡Ponte algo! Está prohibido usar trucos sucios —


exclamó tras ver a Jungkook únicamente llevando una
toalla en la cadera.

— Bastante que he encontrado esto —señaló el trozo de


tela que cubría su cuerpo— Quizás podrías haber pensado
que necesito... No sé, ¿ropa? La tengo ahí en mi bolsa —
apuntó hacia una de las esquinas de la habitación— La
cojo, me la pongo y vuelvo.

Jungkook sintió la mirada de V seguir todos sus


movimientos hasta que de nuevo desapareció en dirección
a los vestuarios.
— Contrólate, contrólate —repetía, intentando contenerse.
Tenía unas ganas irrefrenables de abalanzarse sobre el
menor, quien se paseaba prácticamente desnudo frente a
él, tentándolo. Esto no era bueno para su salud mental.

Una vez estuvo en los vestuarios, Jungkook fue rápido. Se


colocó su ropa interior, unos pantalones hasta la altura de
la rodilla anchos y cómodos y salió de nuevo hacia el
gimnasio mientras se secaba el pelo un poco con la toalla.

— Dame un segundo que me ponga la camiseta y soy todo


tuyo —dijo dirigiéndose hacia su bolsa.

Taehyung resopló— A veces creo que lo haces aposta.

— ¿Cómo?

— ¿Crees de verdad que es una buena idea decirme que


vas a ser todo mío mientras te veo pasear así? —señaló el
torso desnudo de Jungkook.

— No lo hago aposta —mintió.

Le encantaba provocar a Taehyung. Era algo que había


descubierto recientemente. Era divertido no verlo tan
seguro de sí mismo como solía estar siempre. O al menos
como aparentaba estar la mayor parte del tiempo.

V emitió un sonido parecido a una risa— Ojalá te creyese.

Jungkook hizo caso omiso a la respuesta del mayor y se


dirigió a por una camiseta que ponerse. Intentando ocultar
una sonrisa, se agachó para buscarla. Cuando la encontró
se incorporó y mientras se dirigía de nuevo hacia V la pasó
sobre su cabeza, poniéndosela.

— Ilústrame entonces —habló Jungkook.


— Está bien. Dime, ¿el tío del otro día te inmovilizó de
alguna forma?

— Se sentó sobre mí.

— ¿Detalles?

El menor se extrañó— ¿Para qué quieres detalles?

— Los necesito —respondió seco— ¿Te hizo algo?

Jungkook suspiró y entonces habló— Yo estaba de cara al


suelo y él sobre mi espalda supongo... Inmovilizó mis
brazos atrás.

— Túmbate —ordenó el rubio de la nada.

— ¿Qué?

— Solo hazlo —V dijo con seriedad— Ponte como estabas


en ese momento.

Jungkook le hizo caso de mala gana y se recostó sobre el


tatami, sintiendo después cómo V se posicionaba sobre él
justo como el otro hombre lo había hecho.

— Bien —se aclaró la garganta— En esta posición estás


claramente en desventaja. Sin embargo, si consigues hacer
una cosa muy sencilla podrás ganar a tu oponente.

Jungkook miró a V por encima de su hombro— ¿Qué es lo


que tengo que hacer?

— Desequilibrarlo. Esa es tu mejor baza —sujetó con


mayor fuerza sus muñecas en la espalda— De poco te
servirá que te remuevas de lado a lado porque al estar
sentado tiene un centro de gravedad bastante estable —
Jungkook no pudo evitar pensar que parecía saber muy
bien de lo que estaba hablando— Tienes que intentar
sacarlo de ese estado de equilibrio.

El menor estaba impresionado por todos los conocimientos


que tenía V— ¿Y cómo hago eso?

— No tienes por qué escapar directamente, con poder


darte la vuelta ya tendrás mucho ganado. Así que solo
necesitas desequilibrarlo el tiempo suficiente como para
girarte. ¿Cómo lo harías? —preguntó.

— Mmm... ¿Quizás en vez de moverme de lado a lado


debería probar hacia arriba?

— Bingo, eso podría ser viable —se agachó y le habló—


Seguramente al estar sujetando tus manos con miedo a
que te liberes, su centro de gravedad estará más inclinado
hacia delante. Si por ejemplo golpeas su pelvis de forma
que tienda a caer hacia el frente, podrás tener tu
oportunidad para girar.

Jungkook asimiló la información como pudo— Entendido.

— Prueba conmigo entonces.

— ¿Contigo?

— Claro, no veo ningún problema. ¿Lo hay? —preguntó V


intentado ocultar su sonrisa.

— No, claro que no... —el menor se regañó internamente


por estar nervioso por una tontería como esa. Sin embargo,
la cercanía de V le era inevitablemente incómoda.

Después de repasar un par de veces en su cabeza las


instrucciones que V le había dado se dispuso a comenzar.
En un veloz movimiento Jungkook empujó sus glúteos
hacia arriba provocando que el mayor se inclinase hacia
delante y separando la pelvis de su cuerpo, lo que le
permitió girar y quedar frente a él.

Para evitar caer, V tuvo que apoyar los brazos a cada lado
de la cabeza de Jungkook, quedando bastante más cerca
de lo que Jungkook podía tolerar— Bien, aprendes rápido
—ambos se miraron durante unos segundos y el menor
relamió sus labios inconscientemente como ya era
costumbre.

De la nada, Taehyung se levantó y el moreno volvió en sí—


Gracias.

— Todavía no hemos terminado. Una vez estés en esta


posición tendrás más posibilidades de tomar las riendas de
la situación —habló mientras se tumbaba en el suelo de
nuevo. Jungkook se limitó a asentir— Todas estas tácticas
debes hacerlas rápido, aprovechando la confusión de tu
contrincante, que probablemente cree tener la situación
bajo control en todo momento; sobre todo, si tiene una
ventaja física como el tamaño. Se sentirá confiado y ese
puede ser su mayor error —explicó— Subestimarte.

El menor continuaba escuchando con atención y por el


contrario V se encontraba recostado en el suelo— ¿Y
entonces una vez que esté ahí qué hago? —preguntó
curioso.

— Móntame —V miró en su dirección y le hizo un gesto


indicando que se acercase a él.

Jungkook sintió que sus orejas ardían— ¡No lo digas así!

El rubio rió— Te noto algo nervioso, Jungkook. ¿Prefieres


que diga que pongas tu...?

— Está bien, está bien. Lo capto —elevó los brazos en


señal de rendición.
Jungkook se levantó de la posición en la que se encontraba
anteriormente y gateó hasta el mayor. Apoyó las manos
sobre el pecho de V y pasó una pierna sobre su cuerpo,
acomodándose sobre su pelvis.

— Hmm, perfecto. Te sientes tan bien.

— Cállate —Jungkook le lanzó una mirada que podría


haberlo matado y golpeó su torso.

El mayor soltó una carcajada— Eres tan divertido.

— Lo estás disfrutando —dijo molesto.

V miró fijamente a Jungkook, apoyándose sobre sus


antebrazos— ¿Acaso tú no?

Jungkook paseó la mirada por el rostro de V en silencio y


luego habló— ¿Entonces una vez esté en esta posición
qué hago? —apartó la mirada y volvió al tema principal algo
nervioso.

— ¿Qué harías tú, Jungkook? —preguntó con una media


sonrisa en su rostro— Poniendo que fueses el oponente y
tuvieses que dominarme y asegurarte de que no me
moviese.

El menor pensó en silencio y lentamente agarró las manos


de V y las colocó sobre el pecho de éste, inmovilizándolas
tímidamente.

— Exacto. Eso es lo que suelen hacer y ahí cavarán su


propia tumba si sabes aprovechar la oportunidad —
explicó— Te mostraré lo que debes hacer y después lo
harás tú —buscó aprobación en los ojos de Jungkook.

— Entendido.
— Lo primero que tienes que hacer es conseguir atrapar
una de sus manos de esta forma —V cogió delicadamente
una mano del menor y la puso en su pecho. A continuación,
usó el interior de su antebrazo para apretarlo hacia éste y
pegó sus codos a los costados dejándole sin escapatoria
alguna— Lo más lógico ahora es que tu oponente intente
soltarse y para ello se inclinará hacia delante y necesitará
apoyar una de las manos que le quedan libres cerca de tu
cabeza. En ese momento, cuando esté más pendiente de
liberarse y mantener el equilibrio, tienes que impulsar tu
pelvis hacia arriba. Así perderá la estabilidad —Jungkook
no dijo palabra debido a la cantidad de información que
estaba recibiendo— Te lo mostraré. Intenta sujetar mis
manos.

El menor asintió e hizo lo que le habían ordenado. Una vez


se dirigió a las manos de V, éste atrapó una de las suyas
con facilidad, provocando que intentase soltarse ahora y
apoyando la otra mano sobre el suelo, junto a su cabeza.
Como V había dicho, Jungkook se dio cuenta de que ahora
se necesitaba poner mucha más fuerza y atención en los
antebrazos y la parte superior del cuerpo.

Rápidamente, el rubio embistió la pelvis de Jungkook,


sorprendiéndolo y haciendo que perdiese el equilibrio.
Entonces, aprovechó que su cuerpo amenazaba con caer
hacia delante para empujar su abdomen de lado e
intercambiar posiciones. El cuerpo de V terminó
posicionado entre ambas piernas de Jungkook, sujetando
todavía su extremidad contra el abdomen del menor e
impidiendo así que ahora él pudiese atacarle.

El moreno, inconscientemente, casi en un impulso


irracional, enrolló las piernas alrededor de la cadera de V
para estar más cómodo. Y aunque Jungkook apenas
entendía las palabras del mayor, porque llegaban mudas a
sus oídos, siguió mirándolo.
— ¿Lo has pillado, Jungkook?

Sin embargo, la mente de Jungkook estaba lejos, volando.


Imaginando escenas que no le gustaría compartir en voz
alta. Podía sentir cada parte de V; podía sentirlo entre sus
piernas, rozándolo con cada mínimo movimiento o
respiración y eso disparaba todas sus alarmas.

De repente notó a Taehyung meciéndose contra su cuerpo


y embistiéndolo a través de la ropa. Jungkook se tensó
instantáneamente y volvió al mundo real tenso como nunca
lo había estado.

— ¿Me estás escuchando? —V reclamó su atención con


aquel movimiento, provocándolo— Estoy deseando saber
qué puede ser más interesante que la postura en la que
estamos ahora mismo.

Jungkook apartó a Taehyung lejos y se levantó rápido


como un resorte. No necesitaba más de lo que fuese que
estaba pasando allí, porque le hacía perder el control sin
darse apenas cuenta.

— Déjame probar a mí ahora —el menor tendió la mano a


su acompañante y éste la aceptó.

— Como quieras —V se levantó con su ayuda.

Una vez más y para que el rubio se asegurase de que


Jungkook había aprendido el movimiento, realizaron la
llave. Esta vez V se colocó sobre Jungkook y como si él
hubiese sido el maestro durante todo el tiempo, realizó el
movimiento a la perfección, quedando entre las piernas del
mayor.

Con el tiempo decidieron aumentar la intensidad y permitir


defenderse y resistirse a ser atrapados. Pelearon el uno
con el otro, dejando atrás las llaves. Terminaron agotados,
tendidos sobre el suelo después de repetir los movimientos
tantas veces que perdieron la cuenta. Las cabezas de
ambos se encontraban próximas, pero sus cuerpos
miraban a direcciones opuestas. Sus torsos subían y
bajaban y sus respiraciones irregulares eran lo único que
podía oírse en la sala. V entrecerró los ojos cuando la luz
de la luna acarició su rostro. Debía ser tarde.

— ¿Sabes? —el menor rompió el silencio.

V giró el rostro y miró en dirección a Jungkook, que


observaba el techo— ¿Hmm?

— Tenías razón —hubo un silencio de nuevo.

— Claro que tenía razón, siempre la tengo —sentenció


confiado y luego continuó— ¿Pero me recuerdas en qué?

Jungkook giró su cabeza y miró a V de mala


manera— Hablo con respecto a Jimin —volvió a focalizar
su atención en el techo— Dijo que besarnos fue un
completo error.

— Te diría que lo siento, pero eso sería mentirte —todavía


le costaba hablar debido al cansancio.

Jungkook no supo qué responder así que simplemente dejó


caer su cabeza hacia el lado, encontrándose entonces con
el rostro cansado pero refrescante de V, que le brindó una
tímida sonrisa.

El mentón del moreno se encontraba a la altura de los ojos


de V, y el mentón de éste a la altura de sus ojos.

— No te merece —su voz fue seca— Nunca debería haber


jugado así contigo.

— ¿Estás insinuando que eres mejor que él?


— No he dicho eso —miró sus ojos directamente y sonrió
algo dolido— Yo nunca podría llegar a darte todo aquello
que te mereces. No soy nadie, mucho menos una buena
persona, pero me gusta estar contigo.

Jungkook se levantó de repente, algo incómodo. Se sintió


un poco mal cuando se dio cuenta de que había roto esa
extraña conexión, esa atmósfera íntima que se había
creado entre ellos. Se alejó en dirección a la ventana para
ver la luna, necesitaba poner algo de espacio.

Poco después sintió una presencia detrás de él que lo


sorprendió. Irradiaba calor.

— ¿Sabes? —susurró V en el oído de Jungkook, que ni


siquiera lo había escuchado levantarse después de él—
Puede que Jimin no te merezca, y puede que yo tampoco,
pero hay algo que nos diferencia.

Jungkook sintió curiosidad.

— ¿Y qué es?

— Yo puedo hacerte olvidar todo, puedo hacerte volar y ver


las estrellas si quieres, porque por mucho que intentes
negarlo sé que tú también lo sientes. Lo que sea que es
esto entre nosotros.

Acto seguido y después de que ese suave susurro se


perdiese en el aire y en la soledad del gimnasio, Jungkook
sintió la respiración del mayor sobre su cuello.

V comenzó a dejar pequeños y húmedos besos sobre


aquella delicada zona y sobre la nuca de Jungkook,
haciéndole perder la cabeza poco a poco, tal y como había
prometido. Lentamente, su mano derecha le tomó la
mandíbula y giró su rostro para tener mejor acceso y
Jungkook no sabía cómo decirle que parase, porque
tampoco tenía claro si eso era lo que deseaba. Jungkook
jadeó cuando sintió la mano libre de Taehyung colarse de
bajo de la parte delantera de su camiseta, las yemas de
sus dedos le hicieron cosquillas y le quemaron el abdomen.

Jungkook se dejó hacer, jadeó, incapaz de reaccionar de la


forma más racional una vez más. En algún punto perdió la
vergüenza a ser escuchado, a que V fuese consciente de lo
pesada que se estaba volviendo su respiración. Ese
pequeño gesto solamente pareció encender al mayor, que
seguía trazando un reguero de besos a lo largo de la piel
expuesta del cuello Jungkook.

Exhaló cuando en lugar de sentir suaves y húmedas


caricias, sintió un leve mordisco.

Si seguían así esto se les iba a ir de las manos. Pronto,


muy pronto.

Notó entonces cómo V paraba de besarle el cuello para


tomar su nuca con la mano derecha y girarlo en su
dirección, yendo al encuentro de su boca justo como lo
había hecho la noche anterior— No sabes cómo me has
tenido durante toda la noche.

Jungkook jadeó sobre los labios de Taehyung, que se


encontraba todavía completamente pegado a su espalda—
Tú has sido el que ha elegido la llave.

— Y no me arrepiento de nada —Taehyung humedeció sus


labios, anticipando lo que ocurriría en cuestión de
segundos— ¿Lo sientes? ¿Sientes cómo me tienes? —
Taehyung se pegó aún más contra Jungkook si era posible.
Y entonces el menor lo sintió— Vas a tener que pagármelo.

— Pero si t... —las palabras de Jungkook se perdieron en


la boca de V, transformándose en un gemido involuntario
cuando sintió sus lenguas rozándose de nuevo sin ningún
tipo de aviso, desde el primer contacto.

Una vez más, Jungkook no se negó. ¿Cómo podía hacerlo


cuando su cuerpo parecía ir por libre? Levantó la mano
izquierda sobre su hombro y tomó también la nuca de V,
acariciando su sedoso cabello rubio y profundizando aún
más el beso, haciendo más placentero el roce entre sus
labios.

Sintió las manos de V abandonar su nuca y pasearse en


dirección a su pantalón, donde se colaron y acariciaron la
banda elástica superior de su ropa interior. Jungkook no
dudaba de que, si veía luz verde, seguiría descendiendo.
Volvió a atacar su cuello, mordiendo, lamiendo, chupando.

Jungkook no se veía demasiado capacitado para pensar


con lucidez en ese preciso momento, pero, sin embargo, a
su mente atontada le pareció idóneo soltar la bomba. Así
que lo hizo.

— T-Taehyung... —susurró de la forma más natural que


pudo.

Instantáneamente, cualquier movimiento que el mayor


estuviese haciendo se perdió y Jungkook sintió el cuerpo
de éste tensarse desde la cabeza hasta los pies.

— ¿Qué has dicho? —la voz de V tembló.

Jungkook ocultó la sonrisa como pudo— Taehyung, he


dicho Taehyung.

El mayor se apartó de él como si fuese radiactivo y


entonces, acto seguido palpó todos y cada uno de sus
bolsillos.

Mientras hacía esto, Jungkook se dirigió a su bolsa—


¿Acaso buscas esto? —levantó su tarjetero y se lo mostró.
V estaba completamente perplejo— Tú... ¿Cuándo?

— La otra noche —sonrió Jungkook. Se sentía genial ser


quien controlaba la situación por una vez— Mientras me
besabas. ¿O debería decir mientras conocía tu lengua? —
imitó las palabras que él había dicho sobre Jimin.

— ¡Joder, lo sabía! Sabía que algo no iba bien —se


regañó— Todo esto es por no ser capaz de controlarme.
Tú, Jeon, tú no estabas en mis planes y eres peor que un
dolor en el trasero.

— Lo siento, Kim Taehyung, pero aun así pareces haberme


cogido cariño, ¿o me equivoco? Me aventuraría a decir que
incluso te gusto.

— Es la última vez que me dejo llevar por ti.

El menor soltó un bufido, entretenido— ¿Y lo de ahora qué


ha sido?

— Me gusta besarte, nada más —se acercó a Jungkook—


De todas formas, mi nombre no tiene mayor relevancia. Sí,
mi nombre es Kim Taehyung. ¿Y qué?

— ¿Cómo?

Ya estaba otra vez, intentando recuperar las riendas y


haciéndole creer que ese paso aparentemente enorme
para Jungkook era en realidad parte de sus planes. Un
descubrimiento sin ningún valor real.

— Mi nombre es algo que tarde o temprano te iba a revelar


así que tampoco importa realmente. Es solo que lo has
conocido antes de lo previsto —de repente el móvil de
Taehyung comenzó a vibrar y éste lo miró en un rápido
vistazo— Debo irme.
— ¿Huyes? ¿O acaso es la persona con la que estabas
hablando antes?

Taehyung sonrió y elevó sus cejas— Uh, ¿me espías, niño


malo?

— No exactamente, simplemente no quise interrumpir —


restó importancia.

— No lo habrías hecho —dijo— ¿Sabes? Tengo un sitio


perfecto para que nos revolquemos y peleemos la próxima
vez.

Jungkook veía por dónde iban los tiros, pero no le importó


seguirle el juego— ¿Ah sí? ¿Dónde?

Taehyung dejó un beso rápido y casto sobre los labios del


menor aprovechando que estaba distraido, uno beso que le
supo a despedida— En tu cama.

— Eres un fantasma —Jungkook lo golpeó, alejándolo.

Taehyung sonrió, dirigiéndose hacia la salida— Piénsalo.


Tú. Yo —el menor rodó los ojos— Ah, y no te preocupes
por la coartada, está todo controlado. Hasta otra —se
despidió— Cuando quieras repetimos.

El moreno observó cómo la figura de Taehyung se


desvanecía entre la oscuridad y se negó a perseguirlo una
vez más. Definitivamente era inofensivo.

O al menos eso parecía.

Entonces, la pantalla de su móvil se iluminó y comenzó a


vibrar dentro de su bolsa de deporte, que se encontraba
abierta. Jungkook se acercó y lo cogió temiéndose lo peor.
01:38 PM. Nam no recibió llamadas antes de su muerte.
Más te vale tener una coartada para mañana o estás fuera.

—Namjoon.

Jungkook habló para sí mismo en voz alta, resoplando—


Espero que no me falles, Taehyung.
14. Allibi (1/2)

7:13 A.M. ¿Listo? El show va a comenzar. PD. Ten cuidado


con tu boca y no la abras sin mi permiso. Desobedece y te
castigaré.

— Número desconocido.

Estaba más claro que el agua quien era el remitente del


aparentemente misterioso mensaje que se había
encontrado al despertar en su teléfono. ¿Era este un buen
momento para guardar su número —o al menos el número
desde el que siempre parecía mensajearle—, teniendo en
cuenta la frecuencia con la que se estaban viendo
últimamente?

Era ya la tercera vez que lo leía y cada vez estaba más


convencido de que se arrepentía de haber confiado en
Taehyung. Durante la noche dio vueltas y vueltas tratando
de encontrar una coartada comodín por si la propuesta del
rubio resultaba ser una simple broma, o en su defecto, una
coartada terriblemente poco creíble que no pudiera sacarle
del aprieto en el que se encontraba. Sin embargo, parecía
dar igual lo mucho que lo pensase: la bombilla no se
encendió.

Por alguna razón que no terminaba de comprender, quería


brindarle a Taehyung un voto de confianza, quería darle
una oportunidad y así saber que no lo defraudaría y que
podía confiar en él —cosa que era absolutamente irracional
por parte de Jungkook.

¿Cuántas veces se había dicho en los últimos días que


todo este asunto en el que fuese que se estaba
involucrando era algo de lo que debía mantenerse alejado?
Se lo repetía una y otra vez y al segundo, se encontraba a
sí mismo queriendo darle una oportunidad a Taehyung, que
probablemente ni la merecía en primer lugar. ¿Qué estaba
mal con él?

Aunque al fin y al cabo Taehyung tampoco se había


portado tan mal con Jungkook y había demostrado querer
ayudarlo en más de una ocasión. ¿No?

A pesar de todo, Jungkook seguía preguntándose en qué


momento se le ocurrió que poner su puesto de trabajo en
manos de Taehyung era buena idea. Definitivamente jugar
a la ruleta rusa habría sido menos arriesgado que lo que
estaba a punto de hacer.

Sin pensarlo dos veces —porque si no, nunca se dignaría a


hacerlo—, Jungkook entró en la comisaría. Ese día vestía
casual ya que únicamente se requería su presencia para
prestar declaración en la sala de interrogatorios.

Ojalá fuese un día normal.

Una vez se adentró en el edificio, buscó con la mirada a


Namjoon sin tener mucho éxito. Había bastante tránsito de
personal esa mañana y Jungkook supuso que todos esos
agentes estaban movilizados debido al asesinato de Nam.
Y él, al contrario que sus compañeros, estaba ayudando a
encubrir la respuesta a algunos de los interrogantes que
ellos intentaban esclarecer.

Hoy parecía que no era su día de suerte y en lugar de


encontrarse con su capitán se encontró con otra persona,
la última que quería ver en ese momento.

Jimin.
Estaba sentado tras el escritorio que llevaba su nombre, las
letras plateadas dibujaban los trazos de las palabras Park y
Jimin; su amigo rodeado de papeles y situado justo al lado
de escritorio de Jungkook. No quería verlo ahora, pero su
vista se deslizaba inconscientemente hasta su figura, hasta
la forma en la que fruncía el ceño cuando pensaba, hasta
sus labios y la forma en la que mordía suavemente el
bolígrafo, buscando concentrarse en la tarea que fuese que
estaba haciendo.

Jungkook no quería que lo viese; conociéndolo, querría


explicarse o encontrar alguna forma de arreglar lo que
había pasado entre ellos.

Ese gran error como él lo había calificado. Y Jungkook no


creía estar preparado para ello.

Para su desgracia, Jimin justo levantó la vista de su trabajo


para estirarse en su asiento y su mirada se encontró con la
de Jungkook. Al instante abrió los ojos y le brindó un gesto
que Jungkook reconoció como uno lleno de culpabilidad, un
ápice gris y lánguido cubrió sus iris. Conocía de memoria
sus expresiones.

Si optaba por huir eso lo convertía en un cobarde, ¿cierto?


Por ello, Jungkook se propuso zanjar el tema lo más rápido
posible y evitar así más daños —o al menos posponerlo.
Sí, parecía una buena idea.

Caminó con decisión hacia la mesa de Jimin viendo cómo


éste se levantaba para recibirlo de manera amistosa, pero
Jungkook tenía otros planes. Bajar la guardia ahora solo lo
dejaría aún más expuesto y vulnerable.

El moreno frenó frente al escritorio de Jimin y habló con


tono frío— ¿Has visto a Namjoon?
— Creo que está atendiendo a alguien en la sala de
interrogatorios —murmuró con notable inseguridad en su
voz. Pasó una mano por su pelo plateado, apartándolo de
su frente como tenía por costumbre cuando estaba
cansado; o nervioso, como era el caso.

— Gracias —respondió impasible y después, comenzó a


caminar hacia dónde le había indicado.

No tardó en escuchar la voz de Jimin llamándolo.

— ¡Jungkook, espera! ¿Podemos al menos...?

— Lo siento, Jimin, ahora no es un buen momento —ni


siquiera se giró para encararlo; siguió su camino dejando a
Jimin con la palabra en la boca, sin oportunidad alguna de
explicarse. Sentía sus ojos vidriosos con solamente
escuchar su voz tan familiar. Antes de que ninguna lágrima
resbalase, Jungkook la limpió con su manga rápidamente.
Se negó a que su amigo lo viese de esa forma.

No quería darle pena.

Esta incómoda situación le dolía: el hecho de que nunca


pudiesen llegar a ser algo más y de que tampoco pudiese
culpar a su amigo por no corresponderle. Lo entendía. Pero
lo que realmente le asustaba era que existiese una
posibilidad de que nunca pudiesen traer de vuelta la gran
amistad que habían construido entre los dos. Eso sería
siempre lo que más le dolería: perder a su mejor amigo.

¿Qué les quedaría entonces? ¿La fría e impersonal


relación que tenían ahora?

Respiró hondo intentando calmarse. Poco tardó en llegar al


ala de la comisaría que alojaba las salas de interrogatorios.
Antes de que Jungkook tuviese la oportunidad de
plantearse en cuál de ellas estaría Namjoon, lo divisó a lo
lejos hablando con una mujer que se encontraba dándole la
espalda a Jungkook. Vestía un elegante traje negro que
realzaba su silueta perfectamente, combinado con unos
tacones altos y una chaqueta americana, ambos de la
misma tonalidad oscura y a juego con el color azabache de
su larga melena: incluso a la legua se podía reconocer que
vestía de luto.

En ese momento, Namjoon pareció notar su presencia tras


la mujer— Oh, Jungkook, buenos días —saludó
provocando que la desconocida girase sobre sí misma para
mirar en su dirección.

— Buenos días, capitán —le correspondió.

— Disculpa mis malos modales —se excusó— Esta es


Jung Youngmi —señaló a su acompañante femenina— Es
la esposa del difunto señor Nam. Ha accedido a prestar
declaración muy amablemente y a ponernos al corriente de
la situación en la que vivía su marido.

— Siento mucho lo de su marido —Jungkook tomó su


mano y se inclinó ligeramente, dándole sus condolencias.
Sintió sus finos dedos fríos contra la palma caliente de su
mano: estaba helada.

— Gracias —le brindó una tímida sonrisa.

Era aún más radiante que en la foto que Taehyung le había


dado en el expediente. Perfectamente maquillada, aunque
no demasiado, joven y de rasgos finos y delicados. No era
de extrañar que fuese una de las modelos más mediáticas
del momento y definitivamente tendría que rondar su
misma edad.

Entonces Namjoon volvió a intervenir— Éste es Jeon


Jungkook, uno de nuestros mejores y más jóvenes agentes
del cuerpo.
Youngmi pareció sorprendida— ¿De verdad? Desde luego
parece muy joven, incluso diría que de mi edad.

— Tengo veintiún años —puntuó.

— Eso es muy impresionante. Ha tenido que trabajar


realmente duro para llegar donde está, y tan joven.

— Gracias, vivo completamente entregado a mi trabajo —le


devolvió el gesto amablemente.

La joven observó su reloj de muñeca.

— Oh, discúlpenme pero creo que debería irme. Tengo que


hacer algunos trámites ahora que Doyoung... Ya saben —
evitó decir las palabras.

— Comprendo, no se preocupe —la reconfortó Namjoon.

— En cuanto a lo que me ha estado comentando, capitán,


creo que el agente Jeon sería un candidato perfecto para el
trabajo —recorrió al moreno de pies a cabeza y sonrió—
No tengo el placer de conocerlo, pero parece realmente
dedicado con pasión a su trabajo y eso es algo que
siempre es admirable.

— ¿Eso cree? —Namjoon pareció algo confuso— En estos


momentos me temo que es una posibilidad algo remota
pero en caso de que haya un cambio de planes se lo haré
saber de inmediato.

— Me parece correcto, es muy amable —la mujer asintió


con un gesto conforme— ¿Mañana empezamos entonces?

— Sí todo sigue como ahora y según lo planeado, así será.

— De acuerdo, muchas gracias, capitán —se despidió


tendiéndole la mano— Ha sido un placer también, agente
Jeon —le brindó una pequeña sonrisa mientras
desaparecía al ritmo del repiqueteo de sus tacones por el
pasillo de la comisaría.

Namjoon habló sin despegar su mirada de la mujer que


todavía se alejaba de ellos— Ya era hora de que llegases,
Jungkook. Te estábamos esperando.

— Lo siento, señor —se disculpó con una reverencia y


después procesó atentamente las palabras de Namjoon—
Espere, ¿estábamos? ¿En plural?

El mencionado comenzó a caminar hacia una de las salas


de interrogatorios— Acompáñame — Jungkook lo siguió
obedientemente y frenó cuando su superior lo hizo.
Posteriormente abrió una de las puertas y lo invitó a
entrar— Pasa, nos están esperando.

Jungkook tuvo mala espina acerca de lo que se avecinaba.


Y nada más entrar en la sala, su corazonada se confirmó.

Taehyung se encontraba sentado en uno de los extremos


de la mesa de la sala, junto a una silla vacía y en frente de
él, otro asiento sin ocupante. Supuso que sería ocupado
por Namjoon. Se veía casual como siempre; vistiendo un
look desarreglado que consistía en vaqueros rotos,
chaqueta vaquera oscura con llamativas y coloridas
decoraciones en la espalda, un jersey básico negro y
zapatos de la misma tonalidad. Jungkook no pudo evitar
verlo como una persona completamente distinta vestido de
aquella manera tan casual y... ¿Normal? Jungkook apreció
un par de gafas en su nuca, nunca había visto a nadie
llevarlas de aquella forma.

Tan pronto como Jungkook entró en la sala, Taehyung fue


en su busca. El menor casi saltó ante el inesperado
contacto.
— ¿Dónde estabas, Jungkook? Estaba preocupado —
habló Taehyung brindándole un gesto de preocupación que
él percibió como genuino.

Jungkook iba a responderle cuando recordó el mensaje que


había recibido.

Ten cuidado con tu boca y no la abras sin mi permiso.


Desobedece y te castigaré.

Tenía que andar con pies de plomo, cuidando cada una de


sus palabras para no delatarse frente a Namjoon. Al menos
esa era la idea que le había transmitido el mensaje del
mayor. Ahora y más que nunca estaba en las manos de
Taehyung, le gustase o no tenía que confiar en él y en lo
que fuese que tenía planeado.

Dios mío, que alguien le recordase por qué estaba


haciendo esta locura.

Porque quieres conservar tu puesto de trabajo, se


respondió solo.

— Eh... Yo... Lo siento, no quise preocuparte, tuve algunos


problemas para llegar —se disculpó Jungkook algo
inseguro mientras se sentaba a su lado. ¿Había sido esa
una respuesta adecuada?

Por otro lado, Namjoon estaba recogiendo una carpeta


llena de folios que alguien le había entregado en la entrada
de la sala, justo antes de que éste la cerrara para prestar
completa atención a las dos personas sentadas a la mesa.
Desde el primer momento en el que Jungkook y Taehyung
interactuaron, Namjoon se interesó por la cercanía que
parecía haber entre ambos hombres, aunque no lo
manifestó en voz alta— Bien, repasemos antes de
comenzar lo que me dijo hace un rato —se dirigió al mayor.
— Cómo no, faltaría más —Taehyung rezumaba confianza.

— Su nombre es Kim Taehyung, ¿correcto? —éste


asintió— Veintitrés años y nacido aquí en la ciudad —
buscó aprobación en la mirada del hombre rubio y éste
volvió a agitar la cabeza de forma afirmativa— Perfecto.
Entonces dígame en qué puedo ayudarle.

— Vengo a despejar todas las sospechas que puedan


quedar sobre Jungkook y su relación con el asesinato de
Nam Doyoung —explicó con calma— Se podría decir que
soy una coartada con patas.

Namjoon arqueó una ceja. Y Jungkook sintió que se le caía


el mundo encima. Taehyung no iba a delatarlo, ¿verdad?
Esto no era una trampa. No podía serlo. ¿Verdad?

— ¿Habla en serio? —Namjoon recuperó la compostura—


Créame cuando le digo que yo soy el primero que quiere
volver a tener a Jungkook de vuelta al trabajo, rindiendo al
cien por cien como siempre ha hecho —parecía algo
afligido y ver a su capitán preocupado por él realmente le
emocionó— Si ese es el caso, de cualquier forma me
gustaría hacerle algunas preguntas.

— Adelante, no se corte —Taehyung hizo un ademán con


la mano para que iniciase el interrogatorio.

— Bien, ¿dónde estaba usted la noche que tuvo lugar el


homicidio de Nam Doyoung?

— Estuve en casa.

— Y alrededor de las once y media, que es la hora


estimada del fallecimiento de la víctima, ¿dónde se
encontraba?

— En casa también —respondió sin titubear una vez más.


Namjoon apuntaba todas las respuestas de Taehyung en
su carpeta rápidamente y Jungkook sentía sus manos
sudar y sudar, por lo que las apoyó torpemente sobre sus
vaqueros esperando deshacerse de esa horrible sensación
de incomodidad— ¿Estaba solo o acompañado?

— Tenía compañía.

— ¿Con quién se encontraba?

— Con mi pareja —Jungkook se sintió extrañamente


incómodo en ese momento. ¿Se estaba refiriendo quizás a
la persona con la que hablaba la noche anterior por
teléfono? ¿Qué pintaba en la que fuese que era su
coartada milagrosa?

— De acuerdo —el capitán apuntó con detalle mas se


mostró algo decepcionado— Mire, no quiero ser
maleducado, pero, ¿podría decirme cuál es su relación
entonces con el agente Jeon? ¿Por qué es esto relevante
para el caso? Si estuvo con su pareja eso no nos ayuda a
despejar ninguna sospecha que haya sobre él.

Taehyung esbozó una sonrisa teñida de diversión y posó


una mano sobre la de Jungkook, que todavía se
encontraba posada sobre su muslo— En realidad sí que
nos ayuda puesto que Jungkook es mi pareja.
14. Allibi (2/2)

Taehyung esbozó una sonrisa teñida de diversión y posó


una mano sobre la de Jungkook, que todavía se
encontraba sobre su muslo— En realidad sí que nos ayuda
puesto que Jungkook es mi pareja.

El moreno mandó su mandíbula al suelo mentalmente y los


ojos de Namjoon tampoco pudieron ocultar su gran
sorpresa— ¿Usted y el agente Jeon mantienen una
relación sentimental? —hizo una pequeña pausa— No
tenía constancia de ello.

Ni siquiera yo lo sabía, quiso responder Jungkook.

¿En qué momento se le ocurrió al mayor la maravillosa


idea de decir que eran pareja? ¿Era este un buen momento
para desear que la tierra se abriese y lo tragase?

Jungkook hizo amago de explicarse, pero Taehyung lofrenó


por debajo de la mesa antes siquiera de que pudiese decir
nada. Acto seguido esbozó un amistoso gesto que parecía
encubrir algo como "atrévetea abrir la boca y te las verás
conmigo". Decidió obedecer por su propio bien, al fin y al
cabo, no tenía mejor opción que ponerse en sus manos,
¿verdad?

Comenzaba a dudarlo.

— Jungkook y yo llevamos ya un tiempo juntos, pero él me


pidió discreción debido a su trabajo en la comisaría —
explicó con tanta convicción que incluso el propio Jungkook
se lo creería si no supiese la verdad— Tenía miedo de
poder ser juzgado por su orientación sexual —miró en
dirección al menor— ¿Cuántas noches has llegado
preocupado acasa, amor? Creo que ya he perdido la
cuenta.

Jungkook se limitó a bajar la cabeza algo abrumado por la


situación y la mirada incrédula que le brindaba su superior.
Tenía unas ganas irrefrenables de matar a su "amado"—
Yo...

Taehyung apretó el agarre sobre la mano de Jungkook que


se encontraba sobre su muslo— Vamos, no me pongas esa
cara —el mayor tomó el rostro deJungkook y depositó un
suave beso en sus labios; un beso que lo dejó helado pero
con un extraño cosquilleo en la boca— Todo saldrá bien,
confía en mí —y por primera vez Jungkook se relajó y vio a
través de sus ojos que no se trataba de una actuación.

Le estaba pidiendo que confiase en él de verdad, sin


trucos.

Se quedó sin habla.

Namjoon tosió levemente interrumpiendo la intensa mirada


que los otros dos se estaban regalando— Jungkook, como
capitán tuyo que soy me siento responsable de decirte que
nadie te juzgará aquí por tus gustos. Eres libre de estar con
aquella persona que sea que te haga feliz y ni yo ni nadie
de esta comisaría tenemos el derecho de juzgarte por ello.
Lo único que a mí me concierne es el rendimiento en tu
trabajo y con esa parte siempre he estado completamente
satisfecho.

Jungkook se sintió conmovido ante las palabras de su


capitán. Él era homosexual desde hacía tiempo, pero
nunca se planteó siquiera el ser objeto de burla de sus
compañeros por ello, todos eran muy abiertos y
comprensivos en cuanto a ese tema— Muchas gracias,
señor —le sonrió.
— Por mucho que me alegre de que hayas decidido
sincerarte y compartir esta confesión conmigo, eso sigue
sin eliminar la sospecha de tu persona —se mostró algo
impaciente— ¿Cómo supiste que algo estaba ocurriendo
con el señor Nam esa noche, Jungkook? —y a eso no tenía
respuesta.

— Yo puedo responderle a eso —interrumpió Taehyung.


Jungkook nunca se había alegrado tanto de que le
salvasen el culo— Trabajo en Nam's Enterprise como
secretario personal de la víctima —rectificó— Bueno,
trabajaba. Muy pocas personas sabían acerca del servicio
que le prestaba al señor Nam ya que no era una parte
muy... Podríamos decir respetada, de mi trabajo —
Jungkook estaba anonadado con la facilidad con la cual
relataba una gran mentira como esa. Porque era mentira,
¿verdad?— Me encargaba de investigar e incluso a veces
infiltrarme en empresas rivales o que hacían competencia a
Nam's Enterprise y por ello y por la cercanía que tenía con
el patrón estaba al corriente de las amenazas que éste
recibía diariamente. Yo fui quien le pidió a Jungkook que
fuese a ver si todo estaba correcto ya que había oído que
iba a tener una misteriosa reunión esa misma noche y no
estaba en absoluto tranquilo. Tan pronto como vi a
Jungkook llegar de la fiesta de la comisaría le pedí el favor
de que se acercase hasta la sucursal.

Namjoon no paró de escribir en sus folios en ningún


momento— A ver si me ha quedado claro, entonces usted
estaba al tanto de las amenazas debido a su puesto de
trabajo y se aprovechó de la posición privilegiada del
agente Jeon para asegurarse que todo estaba en orden.

— Efectivamente —confirmó— Ni siquiera a mí quiso


revelarme quién iba a ser su invitado a esa reunión y eso
me hizo sospechar. Supongo que después de que tuviese
lugar fue cuando Jungkook se encontró con el responsable
de su asesinato, justo con las manos en la masa.

— Por lo que podemos sospechar que quien fuese su


misterioso invitado, terminó la reunión con un resultado
nefasto —puntuó Namjoon mientras movía el bolígrafo
entre sus dedos con agilidad.

— Eso pensé yo también.

— ¿Puedo hacerle una pregunta? —Namjoon se rascó la


nuca inquieto.

— Faltaría más, para eso estoy aquí.

— No pude evitar fijarme en que tiene un enorme parecido


a Kim Minhyuk, aunque él parece algo más mayor que
usted. ¿Lo conoce? —Jungkook se paralizó. Había
olvidado por completo la escena en la que Taehyung se
presentó en la fiesta de la comisaría usando una identidad
falsa.

Era cierto que se había tomado la molestia de


caracterizarse: el cabello más largo de lo habitual, el vello
facial, las gafas... Hasta al propio Jungkook le había
costado reconocerlo al principio. Pero su capitán podía
llegar a ser muy perspicaz.

Los habían pillado.

Sin embargo, Taehyung no pareció verse afectado en


absoluto— Minhyuk es mi hermano gemelo, aparte de
pertenecer al cuerpo de fuerzas especiales dirige eventos
como el que hizo para la comisaría y por ello también es
dueño de un par de empresas.

Namjoon cambió su expresión a una más relajada, como si


hubiese comprendido algo con sus palabras— Así que
sospecho que usted es en realidad lo que se llama un
agente doble, ¿me equivoco?

Jungkook captó de lo que estaban hablando por fin e


intervino— ¿Fingías trabajar para Nam cuando en realidad
pasabas información a tu hermano? —preguntó una vez
había sido completamente atrapado por la mentira de
Taehyung. Creyó que así le daría mayor credibilidad.

— Siento no habértelo dicho, Kookie —tomó delicadamente


ambas manos de Jungkook sobre la mesa y las abrazó con
el calor de las suyas, mirándolo directamente a los ojos— A
veces puede llegar a ser muy arriesgado y quería
protegerte. Hay cosas que es mejor que no sepas —el
moreno sintió que Taehyung se estaba refiriendo a algo
más que su mentira oportuna. Lo observó buscando algún
indicio en su expresión y su mirada, pero rápidamente la
apartó.

— Supongo que por esa misma razón usted procuraba que


el menor número de gente posible lo viese en Nam's
Enterprise y lo relacionase con su entorno —continuó
Namjoon.

Taehyung siguió explicándose aún sin soltar las manos del


menor— Intentaba por todos los medios que únicamente el
señor Nam supiese de la labor que yo hacía. Así en caso
de que fuese descubierta mi tapadera, solo él sería
conocedor de mi existencia.

— Comprendo —el bolígrafo de Namjoon no paraba de


moverse sobre el papel— ¿Y a qué hora le pidió al agente
Jeon que fuese hacia Nam's Enterprise?

— Sobre las once y cuarto de la noche aproximadamente


—hizo un gesto confuso como si hiciese memoria.
Realmente Taehyung no estaba mintiendo sobre eso: era la
hora a la que le había mandado el mensaje con la dirección
adjunta.

— Según el informe del médico forense, la autopsia reveló


que Nam fue asesinado sobre las once y media de la
noche. Su reloj se paró al caer el cuerpo —buscó entre sus
diversos papeles y leyó— ¿Cuánto tiempo hay desde su
apartamento hasta el bufete?

Taehyung pensó en silencio— Entre veinticinco y treinta


minutos en caso de que se utilice coche.

— Por lo tanto es imposible que el agente Jeon estuviese


presente a las once y media en el edificio... Hemos
chequeado las cámaras de seguridad que están en la
entrada y sitúan su vehículo en la puerta después de que
tuviese lugar el homicidio así que eso encaja. Además,
Jimin me avisó pocos minutos antes de las once y media
de que el agente Jeon se encontraba mal y por lo tanto se
iba a casa —pareció satisfecho con la respuesta y acto
seguido cerró su carpeta en un rápido movimiento— Bien,
creo que eso es todo por ahora. Me veo obligado a
advertirle de que toda esta información que me ha
proporcionado será comprobada en nuestros archivos,
obviamente. Pero muchas gracias por su tiempo y espero
que siga cuidando de Jungkook como parece que lo ha
hecho hasta ahora. Ya no le estoy hablando como su
capitán, sino como amigo. Es un gran chico.

Taehyung sonrió y el menor sintió cómo éste posaba su


gran mano sobre su muslo y lo acariciaba, subiendo y
bajando sobre esa cálida zona. Se tensó al instante e
intentó apartarla, pero Taehyung cazó su mano al vuelo
bajo la mesa y la volvió a acariciar suavemente con su
pulgar— No se preocupe, yo me encargaré de Jungkook
como lo he estado haciendo hasta ahora.
Namjoon se levantó entonces— Pues si son tan amables y
gustan, ya pueden marcharse —se dirigió hasta la puerta y
abrió.

— Gracias a usted —se despidió el mayor mientras tomaba


la mano de Jungkook y comenzaba a caminar hacia la
salida.

Éste se tensó de nuevo al sentir cómo sus dedos se


entrelazaban, encajando de una forma extrañamente
agradable— ¿Esto es necesario? —preguntó molesto.

Taehyung rió— No querrás tirar mi maravillosa actuación


por la borda por una tontería infantil como esta —miró en
dirección al menor— Esto es lo más inofensivo que te
puedo hacer —susurró regodeándose ante la imagen de
sus manos unidas.

— Lo que tú digas —entrelazó sus dedos de mala gana,


apartando la mirada hacia un lado.

— Así me gusta, que seas obediente —respondió.


Jungkook sintió la mirada curiosa de sus compañeros ya
que estaban recorriendo prácticamente todo el edificio
tomados de la mano.

Definitivamente quería pedir el divorcio.

— Tengo que hablar contigo —dijo Jungkook en voz baja.


El peso de la mirada de sus compañeros lo cohibía
tremendamente.

— Adelante —respondió con una ligera risa. Lo estaba


disfrutando.

— No, aquí no. Sígueme —Jungkook comenzó a tirar de él


pero el mayor frenó al ver que Jimin los observaba con
atención
— Espera un momento.

— ¿Qué ocurr...? —y una vez más, sin previo aviso,


Taehyung tomó su rostro y lo besó provocando que sus
palabras se perdiesen y se transformasen en un suave
gemido lleno de sorpresa.

Lo besó delante de toda la maldita comisaría y en especial


de Jimin, el cual los miraba incapaz de abrir más sus ojos.

Quería matar a Taehyung.

Jungkook pensó que sería un beso pequeño y delicado,


pero no pudo equivocarse más.

Justo desde el primer contacto sintió la lengua de


Taehyung acariciarle el labio inferior, pidiendo permiso para
demostrarle una vez más la revolución que podía causar en
su cuerpo. Aunque Jungkook intentó evitarlo, no tardó en
derretirse en sus brazos y casi sin darse cuenta, Taehyung
tomó la parte delantera de la chaqueta vaquera del menor
para pegarlo más a él. Una vez estuvo más cerca, ahuecó
la nuca de Jungkook e inclinó su cabeza, profundizando
más el beso. Sintió que los estragos que hacía Taehyung
sobre él le nublaban el raciocinio.

Pocas veces lo habían besado de forma tan hambrienta y


pasional. Cuando Jungkook creyó que se desmayaría por
la intensidad del beso, el mayor se separó de él.

Jungkook respiró pesadamente, al compás de


Taehyung— ¿Qué crees que estás haciendo? —le
reprochó con el poco aire que todavía quedaba en sus
pulmones, pero todavía manteniendo su apariencia
superficial de pareja feliz. O al menos intentándolo.

Entonces se dio cuenta de que Taehyung observaba


directamente en dirección a Jimin— Estoy marcando mi
territorio —y deslizó su lengua por sus labios, saboreando
el exquisito beso que, de nuevo, había robado a Jungkook.

Y éste estaba totalmente indignado.

— ¿Qué eres acaso? ¿Un perro? Hazme el favor y crece.

Taehyung iba a responder, pero de repente Jungkook lo


empujó con brusquedad, introduciéndole en el cuarto que
usaban para almacenar los productos de limpieza y
cerrando tras de sí.

— No sabía que eras tan impulsivo —sonrió Taehyung, a


quien Jungkook estaba acorralando contra la pared
mientras agarraba en sus puños el cuello de su chaqueta—
Me gusta.

— Cállate, ¿cómo te atreves a besarme de nuevo? ¿Y


cómo se te ocurre decirle todas esas mentiras a mi
capitán? Por si no lo sabías lo primero que hará será
comprobar si lo que dices es verdad, ya te ha avisado. ¡Lo
has oído! —el menor estaba empezando a entrar en
pánico.

— ¿Y? —Jungkook apretó el agarre que tenía sobre el


cuello de la chaqueta de Taehyung.

Lo miró incrédulo— ¿Cómo que "y"? ¿Acaso tienes un


hermano gemelo o un apartamento a media hora en coche
de las oficinas de Nam?

Taehyung rió— Ya te gustaría.

— ¿Entonces cómo puedes estar tan tranquilo? —


Jungkook elevó notablemente el tono de su voz e
instantáneamente se reprendió, bajándolo.

— Te sorprendería lo fácil que es piratear la base de datos


de la policía. ¿De verdad pensabas que vendría aquí a la
aventura sin tener nada preparado? Soy un hombre de
recursos.

El menor no daba crédito— ¿Has hackeado la base? ¡No


me lo puedo creer! ¿Cómo pretendes que esté tranquilo?
¿Quién eres? —preguntó muy cerca del rostro ajeno.

— En vuestra defensa diré que en realidad no ha sido tan


sencillo como esperaba, vuestra seguridad es bastante
decente. Simplemente soy demasiado bueno, tarde o
temprano habría conseguido entrar —Taehyung estudió el
gesto de Jungkook, lleno de pánico. Le resultó divertido,
incluso adorable, pero sabía que por otro lado el menor lo
estaba pasando realmente mal— Ey, relájate —habló con
voz casi aterciopelada. Taehyung cubrió las manos de
Jungkook que agarraban su ropa con las suyas, evitando
que se alejase.

Entonces se acercó a su boca con la intención de moder su


labio inferior. Cuando lo vio inclinar la cabeza en su
dirección, Jungkook automáticamente se apartó de él y
retrocedió, chocando con una estantería que había a su
espalda al otro lado del pequeño cuarto. Se tapó
rápidamente la boca con ambas manos.

— ¿Qué haces?

El mayor estiró su ropa, que había quedado arrugada con


la poca delicadeza del agarre que había ejercido el
agente— Quería que me soltases y conociéndote, tenía
claro que te apartarías como un conejito asustado si
intentaba algo así.

Mientras Taehyung seguía agitando su ropa intentando


colocarla, su jersey se levantó ligeramente y Jungkook
alcanzó a ver algunas marcas esparcidas por su abdomen.
Sin avisar se acercó a éste y levantó la tela, dejando esa
zona de piel a la vista— Dios, Taehyung, ¿qué te ha
pasado? —se agachó frente a él para observar mejor.

Jungkook se encontraba completamente anonadado con la


vista que tenía. Alrededor del abdomen de Taehyung se
extendían manchas de color violáceo que Jungkook
identificó como moratones, dos o tres. ¿Quizás de una
pelea?

— ¿Esto? —Taehyung se rascó la nuca— No es nada,


gajes del oficio —y bajó rápidamente su ropa cubriéndose
de nuevo.

El moreno se levantó— Eso no tiene buena pinta, deberías


hacer que alguien te lo mirase. Podría ser más grave de lo
que parece. Al menos ponte algo de hielo, todavía está
reciente.

— En serio, no es nada, Jungkook. No te preocupes —


quiso cortar el tema. Jungkook se sorprendió ante la
afirmación del mayor.

Ciertamente se estaba preocupando por él.

— Está bien —Jungkook comenzó a escuchar lo que le


pareció un teléfono vibrando. Pensó que podría ser el suyo
pero entoncesTaehyung sacó el suyo de su bolsillo y
comenzó a hablar.

— ¿Sí? —hizo un gesto con la mano indicando que iba a


salir del cuarto y a continuación articuló un "tengo que
irme"— Lo siento, pero sabes que lo de antes no fue nada,
yo puedo con mucho más que eso. Creía que ya me
conocías a mí y a mis límites —abrió la puerta y se marchó
mientras reía, dejándolo solo— Confía en mí, solo lo estoy
haciendo más interesante para los dos —y finalmente su
voz se perdió tras la puerta.
Después de que Taehyung se marchase, Jungkook se topó
con Seokjin en el pasillo y éste le había sugerido ir a House
Of Cards a tomar unas copas. Podían pasarlo bien: bailar,
charlar un rato con Hoseok ya que la otra noche apenas
habían tenido tiempo de conocerse. El menor aceptó,
quería olvidarse de todo.

De su amistad con Jimin que pendía de un hilo.

De la peligrosa cercanía que tenía últimamente con


Taehyung incluso cuando lo único que sabía de él era su
nombre.

De las misteriosas y molestas llamadas que éste recibía en


los momentos más inoportunos.

Y de la imagen de Jimin siendo extremadamente atento y


cercano a ese molesto hombre de pelo oscuro y reflejos
rojizos con el que lo había visto trabajando últimamente.

Todo le molestaba.

Por ello estuvo horas y horas bebiendo con Seokjin y


Hoseok. Ambos congeniaron muy bien y cuando Hoseok
tuvo que marcharse a atender unos asuntos, entonces
Jungkook aprovechó para poner a su amigo al día con su
vida: le contó todos sus problemas y preocupaciones.

Le contó que Jimin lo había rechazado amablemente


incluso antes de que él siquiera se declarase y se inventó
una bonita y super cliché historia sobre cómo poco después
había conocido a Taehyung y empezaron su maravillosa
"relación". Obviamente tuvo que modificar un poco el
tiempo y fecha en la que todos estos sucesos habían tenido
lugar. Gran parte se lo tuvo que agradecer al alcohol, que
avivó bastante su oxidada imaginación.
Jungkook rara vez se emborrachaba, pero esa noche se le
fue un poco de las manos. Llegó a un punto en el que ni
siquiera podía caminar recto ni sostenerse por sí mismo,
por lo que Seokjin tuvo que acompañarlo a casa y cargarlo
hasta su cama, donde lo dejó profundamente dormido
todavía llevando la ropa que se había puesto para salir.
Apestaba a alcohol.

Cuando escuchó la puerta principal cerrándose e indicando


que Seokjin se había marchado y lo había dejado solo, miró
el reloj sosteniendo su mareada y dolorida cabeza.

3:38 A.M.

Su mundo daba vueltas y sentía que cada sonido llegaba a


sus oídos por los menos diez veces amplificado. Todo se
movía vertiginosamente por lo que sus ojos se cerraron,
cansados. Sin embargo, por alguna extraña razón
Jungkook era incapaz de dormir del tirón y por ello daba
vueltas y vueltas en su gran cama. Por tercera vez miró el
reloj de su mesilla y de nuevo cerró los ojos. Ya no sabía si
estaba soñando o despierto. Ni siquiera distinguía el sueño
de la vigilia.

4:26 A.M.

El moreno intentó girarse para volver a conciliar el sueño,


pero fue consciente de que no podía. Había un peso
inusual sobre él, un peso que inmovilizaba su cuerpo.
Agudizó sus sentidos e hizo un gran esfuerzo por enterarse
de lo que estaba pasando a su alrededor. Abrió los ojos de
mala gana y miró al techo: definitivamente estaba en su
habitación. Veía con mayor claridad ya que parte del efecto
del alcohol había desaparecido o al menos se había
atenuado, pero seguía notablemente desorientado.

Entonces intentó mirar hacia abajo y se sorprendió al


acariciar algo parecido a cabello con su barbilla. Abrió los
ojos con dificultad y se heló al ver que alguien estaba
encima de su cuerpo. En su cama. Acariciándolo. Besando
su cuello lentamente.

— ¿Qué...? —articuló Jungkook con voz ronca ya que


acababa de despertar. Quien fuese que estaba encima de
él se sorprendió al oírlo hablar y se incorporó sobre sus
antebrazos, mirándolo.

Taehyung.

— Despertaste, bello durmiente —dibujó en su rostro una


tímida sonrisa, pero increíblemente encantadora, y se
inclinó para lamer ligeramente los labios de Jungkook.
Después, volvió a su tarea y continuó dejando pequeños
besos por su cuello y clavículas descubiertas— Te he
estado llamando.

— Tae... Taehyung —alcanzó a decir entre gemidos


mientras se arqueaba sintiendo al mayor sobre su cuerpo—
¿Qué estás...? —sus palabras volvieron a ahogarse en su
garganta.

— Me voy a meter en un lío por esto —acarició su rostro y


posteriormente su labio inferior con el pulgar,
sosteniéndose con un brazo y mirándolo directamente a
sus ojos— Pero a la mierda. Quiero esto. Necesito esto.

— No creo que... —Taehyung lo calló con un beso.

— Shh, déjate hacer —movió sus largos dedos en dirección


a la camiseta de Jungkook y la elevó, acariciando su
abdomen y ascendiendo por su torso desnudo— Por favor.
Solo por esta noche.
15. Blur (1/3)

— Ah... —se quejó Jungkook, revolviéndose.

Se sentía completamente desorientado y sin consciencia


alguna de dónde se encontraba o la hora que era. Cada
sutil sonido que llegaba a sus oídos le resultaba
tremendamente molesto. Gruñó.

— Qué maldito dolor de cabeza...

Abrió los ojos en busca del reloj que siempre tenía sobre su
mesilla de noche, albergando la esperanza de encontrarse
en su cama.

10:51 A.M.

Torpemente, el moreno se apoyó sobre uno de sus


antebrazos y se incorporó poco a poco mientras se sobaba
la sien. Sintió entonces pinchazos agudos recorrerlo de
arriba a abajo. Le dolía el cuerpo como nunca antes le
había dolido.

¿Acaso se había caído de la cama?

Algo confuso, recorrió su habitación con la mirada,


acostumbrándose a la luz del día que se filtraba por las
cortinas. Su mente fue invadida por el recuerdo de la
dificultad que había tenido para conciliar el sueño la noche
anterior: recordaba calor, un calor asfixiante. Prueba clara
de ello era el desastre que estaba hecho su cama, con las
sábanas enredadas y almohadones sobre el suelo; incluso
parecía haberse quitado la ropa en mitad de la noche.
Definitivamente no había hecho otra cosa que dar vueltas
durante las pocas horas que había dormido.

Entonces recordó fugazmente la razón por la cual quizás


había estado dando tumbos y retorciéndose sobre su
colchón. Aquella voz hizo un vago pero nítido eco en su
mente.

Por favor, solo por esta noche.

Taehyung.

Una bombilla que perfectamente podría haber pasado por


explosión nuclear se encendió en el interior de la cabeza de
Jungkook.

— ¡Mierda! —exclamó alarmado. Su primer instinto fue


comprobar que aún llevaba su ropa interior bajo las
sábanas. Suspiró aliviado— Menos mal... —se derrumbó
de nuevo sobre el colchón al ver que efectivamente llevaba
sus boxers puestos. Acto seguido, tapó su rostro con el
antebrazo anhelando el refugio de la oscuridad y después,
se revolvió el pelo frustrado— Pareció tan malditamente
real que casi muero del susto. No me puedo creer que haya
tenido un sueño húmedo con él.

Jungkook juraría haber sentido con una claridad


apabullante el hipnótico tacto de Taehyung sobre su piel.
Despacio, acercó las yemas de sus dedos a su abdomen
desnudo y las pasó por el mismo lugar donde había sentido
las del mayor. Todavía le quemaba de hecho, justo como si
hubiese estado allí. Sin embargo, no recordaba mucho más
de lo ocurrido en aquel sueño. Todo estaba completamente
borroso, probablemente por culpa del alcohol. O gracias a
él, no lo tenía claro todavía.

Aún con un dolor de cabeza insoportable en su cuerpo,


Jungkook decidió levantarse e ir a lavarse su cara y manos
para desayunar. Supuestamente ese día tenía que recibir
noticias de Namjoon y de su confirmación de la cortada que
dio Taehyung.

O quizás el anuncio de su despido. Eso tampoco lo tenía


demasiado claro todavía.

Dando pequeños traspiés y apoyándose en las paredes,


Jungkook consiguió llegar finalmente al cuarto de baño.
Reposó sus manos sobre el lavabo con la cabeza gacha,
su flequillo cayó hacia delante y posteriormente elevó el
rostro para comprobar la imagen que se reflejaba en el
espejo.

Tenía un aspecto horrible. Y no esperaba menos después


de la borrachera que había cogido. Jungkook no solía
beber mucho, pero cuando se lo proponía era mejor pararle
los pies a tiempo y evitar males mayores.

Físicamente no se encontraba demasiado mal, quitando las


espantosas ojeras de color púrpura enfermizo que se
extendían bajo sus ojos rasgados. Éstas se acentuaban
aún más debido al color pálido de su piel. Por el contrario,
el dolor agudo que le recorría todo el cuerpo provocaba que
se viese tremendamente agotado. O esa era la forma en la
que percibía su propia aura. Si observaba su cuerpo
expuesto se veía aparentemente normal pero sus ojos
cansados no mentían.

Normal por fuera, exhausto por dentro.

Extendió el brazo para abrir el grifo y dejar correr el agua.


Haciendo un pequeño cuenco con sus manos cogió un
poco y la extendió por su rostro esperando despertarse.
Después de repetir el proceso un par de veces escurrió sus
manos y se incorporó, mirando su reflejo mojado en el
espejo. Con la poca agua que le quedaba entre sus dedos
se refrescó la nuca y el cuello repetidamente. Lentamente
fue frenando sus movimientos y finalmente paró con sus
manos aún en la nuca, aterrorizado por lo que veía en el
espejo. Lo miró fijamente.

— Oh no —sus palabras salieron en un suspiro mientras se


inclinaba hacia el espejo para asegurarse de que no estaba
alucinando— No. No, no, no.

No se lo podía creer. O más bien no se lo quería creer.

Una preciosa e inoportuna mancha violeta se extendía por


la piel de su blanquecino cuello.

Era eso lo que él pensaba que era o... No.

— No, no, no —repitió. ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo había


llegado eso ahí? Porque Jungkook dudaba mucho que
Seokjin se hubiese tomado la libertad de dejarle tal
recuerdo y en un lugar tan visible. Definitivamente, no
tenían ese tipo de amistad.

¿Acaso se había liado con alguien anoche en House of


Cards y debido al alcohol era incapaz de recordarlo?

— ¿Qué has hecho ahora, Jungkook? En qué lío te has


metido... —se frotó los ojos, frustrado porque todo lo que
era capaz de visualizar era un borrón de la noche anterior.

Se esforzó un poco más.

De repente, un gran fogonazo. Jungkook se apoyó con una


mano en el lavabo y mientras, la otra se dirigió a su frente,
donde sintió un molesto pinchazo.

««— Despertaste, bello durmiente —dibujó en su rostro


una tímida sonrisa, pero increíblemente encantadora, y se
inclinó para lamer ligeramente los labios de Jungkook.
Después, volvió a su tarea y continuó dejando pequeños
besos por su cuello y clavículas descubiertas— Te he
estado llamando.

— Tae... Taehyung —alcanzó a decir entre gemidos


mientras se arqueaba sintiendo al mayor sobre su cuerpo—
¿Qué estás...? —sus palabras volvieron a ahogarse en su
garganta.

— Me voy a meter en un lío por esto —acarició su rostro y


posteriormente su labio inferior con el pulgar,
sosteniéndose con un brazo y mirándolo directamente a
sus ojos— Pero a la mierda. Quiero esto. Necesito esto.

— No creo que... —Taehyung lo calló con un beso.

— Shh, déjate hacer —movió sus largos dedos en dirección


a la camiseta de Jungkook y la elevó, acariciando su
abdomen y ascendiendo por su torso desnudo— Por favor.
Solo por esta noche.

El menor no supo identificar la fuerza que se había


apoderado de él para que hiciese lo que hizo, pero antes
de que se diese cuenta sus manos ya se encontraban
aventurándose en dirección a la nuca de Taehyung.

Estaba quizás —y solo quizás—, demasiado borracho para


cuestionarse lo que estaba haciendo. Sea lo que fuese.

Acarició su sedoso cabello dorado entre sus dedos y al


mismo tiempo lo atrajo para besarlo, acortando la distancia
que los separaba. Cuando su boca tocó la del mayor,
Jungkook se retorció debajo de él y entreabrió los labios
por el placer que le proporcionaba ese simple pero íntimo
contacto. Taehyung aprovechó para probarlo con su lengua
una vez más y maldijo mentalmente el delicioso y adictivo
sabor, tan familiar y a la vez tan desconocido.
— No creo que pueda tener suficiente de ti, Jungkook —
susurró con la voz notablemente más ronca mientras
dibujaba un camino de besos hacia su cuello de nuevo—
Esto es mejor que cualquier sueño que haya podido tener.

Oír esas palabras salir de la boca del mayor encendió a


Jungkook, y éste se aferró a su espalda, clavando sus
dedos mientras procesaba lo que Taehyung acababa de
decir. ¿Había soñado con él? ¿Había soñado con él
haciendo ese tipo de cosas? Taehyung separó las piernas
del menor y se posicionó más cómodamente entre ellas .
Cuando sintió la fricción, el contacto directo al estar encima
del cuerpo de Jungkook, siseó.

Con el paso de los minutos, ambos encontraron su propio


ritmo, besándose profundamente y acariciándose mientras
Taehyung se mecía lentamente contra la entrepierna de
Jungkook con cada beso que colmaba sus labios.
Cualquier diría que estaba simulando que penetraba su
cuerpo a través de la ropa, pero la verdad era que
necesitaba aliviarse de algún modo sin aventurarse todavía
en terreno más peligroso. Terreno donde ya no hubiese
vuelta atrás. Necesitaba saciar su hambre y su sed.
Jungkook no pudo evitar abrazar las caderas de Taehyung
con sus piernas en busca de sentirlo más, más cerca —si
es que eso era posible.

— Quiero verte, Jungkook —hizo amago de levantar poco a


poco su camiseta, su respiración pesada y cálida— Lleva
rato sobrándome tu ropa.

Dicho esto, ambos se ayudaron mutuamente, a desvestir al


otro de forma ansiosa, quedando la ropa completamente
esparcida por la habitación y los dos en ropa interior,
disfrutando de la sensación de piel contra piel.

Taehyung se negó a dejar de estar sobre el moreno:


amaba lo adictivo que se sentía el vaivén lento contra el
cuerpo de Jungkook. En ningún momento dejaron de
besarse, de ir en busca de los labios ajenos. Era delicioso
sin siquiera llegar al final. Y Taehyung no podía imaginarse
cómo sería estar unido a Jungkook si solamente aquel roce
lo atontaba así, unido de la manera más íntima en la que
podían unirse dos personas.

Poco tiempo después, y sin previo aviso, se separó de la


boca de Jungkook, no sin antes tirar con sus dientes de su
labio inferior para llamar su atención. Fue suave, casi
acariciándolo, pero sin abandonar sus ojos durante un
segundo.

Comenzó a bajar los besos por el pecho del menor y éste


no hacia otra cosa que exhalar el nombre de Taehyung
mientras tiraba ligeramente del cabello de su nuca,
arqueándose en busca de más roce. Frenó entonces frente
a uno de sus pezones y lo lamió con movimientos
circulares para después morderlo y realizar el mismo
proceso con el otro. Jungkook necesitaba más, sus ojos
estaban comenzando a humedecerse y sentía que el calor
que se acumulaba en su parte baja empezaba a ser
insoportable.

Taehyung continuó bajando, besando cada centímetro de


piel de su abdomen y rozándola con la punta de su nariz,
inhalando el aroma de su piel hasta que finalmente se topó
con la ropa interior de Jungkook, que era incapaz de ocultar
su evidente excitación. La única barrera que los separaba.

— Me encanta saber que soy yo el que te hace estar así de


caliente —gruñó frente su entrepierna para después morder
suavemente su erección a través de la tela. Taehyung hizo
pequeñas embestidas con su boca y posteriormente dio
alguna que otra caricia con su lengua.

— No juegues conmigo —Jungkook susurraba mientras se


retorcía, jadeando de forma irregular. Agarró el cabello
dorado de Taehyung entre sus dedos cuando sintió la
calidez y humedad de su boca donde más lo necesitaba—
Oh Dios, no sé qué estás haciendo, pero no pares.

El mayor rió besando su miembro sobre la tela con cariño—


Jugar es lo que más me gusta hacer contigo, Jungkook.

Sintió entonces que Taehyung tomaba entre sus dientes el


elástico de su ropa interior y lo bajaba lentamente,
disfrutándolo, dejando al descubierto su prominente cadera
para morderla después suavemente. De repente el mayor
comenzó a succionar su piel y Jungkook tomó en su puño
las sábanas de la cama, arrugándolas y echando la cabeza
hacia atrás mientras entreabría la boca.

— A-Ah... ¿Qué estás haciendo? —preguntó subiendo y


bajando su pecho frenéticamente.

Taehyung no respondió hasta un tiempo después—


Marcarte —comenzó a ascender de nuevo con un reguero
de besos y mordidas hasta el cuello de Jungkook— Por eso
también lo haré aquí, donde todos puedan verlo. Que
sepan que ya tienes a alguien que te mima.
El menor sintió la húmeda lengua de Taehyung pasar sobre
sus clavículas y después la ardiente succión de nuevo,
pero esta vez a la altura de su cuello, mientras el mayor
volvía a recuperar el adictivo vaivén que habían establecido
aanteriormente

— D-Duele —se quejó Jungkook mientras mordía su labio


inferior, intentando reprimir un gemido.

— No te contengas —Taehyung se acercó a la boca del


menor tras marcarlo por segunda vez y acarició con su
lengua los rosados labios— Quiero escucharte gemir mi
nombre.

Jungkook sentía su cuerpo delirar. Una fina capa de sudor


comenzaba a formarse sobre sus cuerpos— Tae... —llamó
su atención.

Éste se incorporó sobre el cuerpo de Jungkook mientras


acariciaba de arriba a abajo la notable excitación del
moreno sobre la tela— ¿Sí?

— Más... —el menor mordió delicadamente el cuello de


Taehyung para así evitar gemir y éste sonrió contra su
cabello azabache.

— Tus deseos son órdenes.»»

Instantáneamente, el menor volvió en sí, encontrándose de


nuevo en el lavabo. Casi de manera automática sus dedos
se deslizaron torpemente hasta la marca de su cuello y
pasó éstos por encima. Era muy real, definitivamente.
— Joder, la que he liado... —se reprendió Jungkook
sobando su frente— ¿No fue un sueño?

Era demasiado vívido para haberlo sido. Eso sin tener en


cuenta las pruebas sobre su cuerpo.

El moreno comenzó a preguntarse cuán lejos había llegado


la noche anterior con Taehyung, incapaz de recordar. Sin
embargo, se sintió gratamente aliviado cuando volvió a su
habitación y descubrió que como de costumbre, el mayor
había desaparecido después de su encuentro.

Con el poco tiempo que había pasado conociéndolo había


descubierto su hábito de desaparecer después de
conseguir lo que quería, así que no le extrañó el hecho de
no haberlo encontrado junto a él al despertar. De todas
formas, no habría sabido cómo actuar si se hubiese topado
con el mayor durmiendo a su lado. Menos aun cuando ni
siquiera recordaba con claridad lo que había pasado entre
ellos.

Jungkook volvió a retomar su viaje en dirección a la cocina


con paso torpe y lento, sintiéndose extrañamente
confundido al escuchar a lo lejos ruidos familiares, como de
comida haciéndose.

Jungkook llegó por fin a la entrada del salón donde también


se encontraba la cocina y se apoyó sobre el marco de la
puerta con uno de sus brazos tras inspeccionar el interior,
negándose a ver la imagen que tenía frente a él. Por
enésima vez, se frotó los ojos.

— Lo que me faltaba.
15. Blur (2/3)

Él de nuevo. Siempre él.

Taehyung, el cual se encontraba únicamente en bóxers al


igual que el propio Jungkook, estaba preparando el
desayuno con calma, tarareando una melodía vaga pero
alegre mientras le daba la espalda. La postura erguida pero
a la vez relajada del mayor le permitió a Jungkook recorrer
sin prisa toda su parte trasera y no pudo evitar
sorprenderse ante la imagen al estudiarla con atención.

Tenía la espalda llena de horribles marcas.

Primero los moratones y ahora esto. Perfecto. El menor se


encontró a sí mismo preguntándose una vez más en qué
narices andaba metido Taehyung y casi al instante, fue
consciente de que, probablemente, el culpable de esas
marcas estaba más cerca de él de lo que pensaba.

¿Había sido él la noche anterior?

Cuando las maldiciones y gruñidos de Jungkook llegaron a


los oídos de Taehyung, éste se giró para observar de arriba
a abajo su figura casi desnuda junto a la puerta. Jungkook
frenó cualquier signo de paranoia que pudiese haber
estado manifestando mientras el mayor no era consciente
de su presencia.

— Vaya, apuesto a que esto es en lo que piensa la gente


cuando dice buenos días —y le brindó a Jungkook la
sonrisa más devastadora que jamás había visto, con su
cabello dorado, desordenado y caótico cayendo
suavemente sobre su frente. Las ondas acariciaban sus
facciones con delicadeza— Estabas mirando las marcas
que me hiciste anoche, ¿verdad, gatito? No tuviste piedad.

Jungkook vio con claridad la ceja arqueada de Taehyung,


teñida de provocación y que le invitaba a cuestionar sus
palabras. Su afirmación lo descolocó tanto que tuvo que
parpadear repetidamente y frotar sus ojos con el dorso de
sus manos para asegurarse de que efectivamente estaba
despierto.

¿De verdad estaba Taehyung en su cocina, casi desnudo y


preparándole el desayuno? ¿No le había dejado como
hacía siempre? ¿No había desparecido? ¿Se había
quedado con él? Y lo más importante...

¿Gatito?

¿Qué...? ¿Había sido él entonces? ¿Lo había arañado en


un ataque de...? De lo que fuese que le había abordado la
noche anterior. No creía necesaria ninguna explicación. Era
bastante obvio.

— Buenos días —habló Jungkook con un tono que ni él


mismo supo identificar, ignorando sus insinuaciones. Si le
seguía el juego luego no sabría parar.

— Desde luego que lo son —Taehyung estudió su cuerpo


sin disimulo alguno y Jungkook sintió instantáneamente
que la tela de su ropa interior no era suficiente barrera para
separarlos— Te he preparado un zumo de naranja —
señaló la encimera que había justo detrás de él.

El mayor se volvió a girar con una sonrisa tímida en sus


labios y después, centró toda su atención de nuevo en las
tortitas que parecía estar haciendo. No era un chef
profesional, pero aparentemente se las apañaba para no
quemar su cocina.
Jungkook se sorprendió cuando procesó sus palabras—
¿Cómo has sabido que me gusta?

De sus labios escapó una suave carcajada— Tienes una


cantidad industrial de naranjas en el frigorífico y varias
apiladas junto al zumero. No hay que ser muy inteligente —
se encogió de hombros y dio la vuelta a una de las tortitas
para, poco después, dejarla en un plato amontonada junto
al resto.

Jungkook bebía poco a poco su zumo dando la espalda a


Taehyung. No estaba muy seguro de cómo debía
enfrentarlo, mucho menos cuando ni siquiera tenía la
certeza de hasta dónde habían llegado. Entonces, de un
momento a otro sintió cómo su acompañante en la cocina
lo abrazaba por detrás, repartiendo algunos besos por su
cuello. Al menor se le pusieron los pelos de punta al
percibir cada parte de Taehyung pegada a su cuerpo,
encajando perfectamente, la forma en la que sus dedos
acariciaron con un toque casi etéreo la sensible piel de su
abdomen. Comenzó a hacer pequeños círculos en la zona.

— ¿Qué te pareció lo de anoche, Kookie? —se inclinó y


susurró. La voz ronca y grave denotaba que no hacía
mucho tiempo que había abandonado la cama.

Dio un leve tirón a su lóbulo con los dientes cuando no


recibió respuesta alguna por parte de Jungkook.

El menor no estaba seguro de qué debía responder.


¿Debía mentirle o decirle que apenas recordaba siquiera
cómo Seokjin lo había cargado hasta su cama? Después
de unos segundos sopesando, optó por la segunda opción:
engañar a Taehyung probablemente no tendría ningún
beneficio e incluso podría traerle aún más complicaciones.

— No te voy a mentir —Jungkook hizo una pausa, respiró


hondo y después se estremeció al sentir los largos dedos
de Taehyung haciendo amago de colarse en sus bóxers,
jugueteando con el elástico de éstos— No recuerdo lo que
pasó.

Entonces se hizo el silencio. Un silencio que heló la sangre


a Jungkook momentáneamente. Taehyung frenó en seco
sus movimientos y a Jungkook le pareció que el mayor
había dejado de respirar, reteniendo el aire. Lo giró de la
nada, acorralándolo contra la encimera.

— ¿No recuerdas nada? —se inclinó y pegó más a él,


amenazante. Sin embargo, Jungkook creyó percibir un
ápice de tristeza en sus orbes, detrás de toda esa fachada
feroz. Vio decepción— ¿Absolutamente nada?

Jungkook se sintió algo abrumado ante la proximidad de su


rostro, que se encontraba peligrosamente cerca.
Demasiado cerca, como si Taehyung estuviese intentando
cerciorarse de que lo que decía era real y no una simple
broma. Cerciorarse de que realmente no recordaba nada
más que un borrón.

— Algo sí recuerdo... Pero no mucho más —habló después


de haber tragado saliva nervioso.

¿Por qué Taehyung parecía tan molesto? Quizás podía


entenderlo. No estaba muy seguro, pero tampoco le quería
dar demasiada importancia, ¿no? No la tenía. ¿O sí?

Antes de que pudiese replicarle, su actitud cambió en un


abrir y cerrar de ojos. Sin mayor discusión se mostró
despreocupado de nuevo, apartándose bruscamente de
Jungkook.

— Supongo entonces que tienes curiosidad por saber qué


pasó —se dirigió hacia la mesa con el plato de tortitas y su
café todavía humeante como si nada hubiese pasado.
Como si nunca le hubiesen molestado sus palabras.
— ¿Cómo no voy a preguntarme lo que pasó cuando te
encuentro así en mi cocina? —Jungkook siguió de pie,
apoyado en la encimera con los brazos cruzados sobre su
torso descubierto.

— Es irónico —rió tomando un pedazo de tortita y


masticando para después beber un sorbo del oscuro café.
Debió encontrarlo amargo, porque añadió bastante leche—
Sobre todo cuando fuiste tú el que me pidió que viniese.

Jungkook abrió los ojos vertiginosamente. Se acercó rápido


a Taehyung visiblemente indignado, aunque todavía
manteniendo las distancias— ¿Que yo te pedí que
vinieses? Permíteme dudarlo. Estaba borracho a más no
poder. Ni siquiera habría podido desbloquear mi teléfono en
ese estado.

Taehyung bufó divertido— ¿Tú no sabes eso de que los


que menos mienten son los niños y los borrachos? Quizás
ebrio digas más verdades que sobrio. No te digo que tu
caligrafía fuese la más acertada, aunque tu corrector debió
hacer un gran trabajo porque entendí el mensaje a la
perfección. Me querías aquí, contigo.

— Apenas sabía que estaba en mi habitación.

— No tienes por qué creerme, sabes que yo no gano ni


pierdo nada con mentirte, pero fue lo que pasó —se
recostó en la silla una vez terminó de comer— Yo fui el
primero que se sorprendió al ver tu mensaje.

— Bien —Jungkook se frotó la cara, incrédulo—,


supongamos que en efecto fui yo el que te pidió que
vinieses —tenía miedo de preguntar lo siguiente— ¿Qué
fue lo que te escribí?

Taehyung intentó ocultar una sonrisa tras su taza de café


mientras daba un sorbo— Te lo diré con una condición.
— ¿Cuál?

— Siéntate.

El menor se desconcertó— Qué estupidez —tomó asiento


en la silla frente a él.

Taehyung sonrió de nuevo y separó ligeramente su asiento


de la mesa— Ahí no —entonces señaló sus piernas y miró
en su dirección, desafiándolo— Aquí.

Jungkook se quedó un par de segundos paralizado ante la


naturalidad con la que le salía comportarse de aquella
forma con él, provocándolo como si llevase haciéndolo toda
la vida. No quiso darle más importancia de la que requería
y se levantó molesto. Paró sus pasos frente a Taehyung,
que lo miraba sonriente desde abajo, sentado.

— Eres tan infantil... —se quejó el menor.

— ¿Quién es el infantil aquí? ¿El que dice que te sientes


en sus piernas o el que se niega pensando que algo más
puede pasar? —Taehyung elevó una ceja divertido.

Lo provocaba de nuevo, pero para desgracia de Jungkook,


tenía razón. No podía exaltarse por el simple hecho de que
le pidiese que se sentase. A pesar de que fuese en sus
piernas.

El moreno cedió y se aproximó más a Taehyung. Cuando


estuvo a su alcance sintió su cálida mano posarse en la
parte trasera de su muslo atrayéndolo, quemándole la piel.
Lentamente guió el cuerpo de Jungkook e hizo que
colocase una pierna a cada lado de sus caderas, quedando
sentado a horcajadas encima de él.

— Hmm —emitió un sonido ronco con su garganta— Así,


bebé, justo como anoche.
Tan pronto como Jungkook vio cómo Taehyung se burlaba
de él y de su incapacidad para recordar lo que había
pasado la noche anterior, hizo amago de huir y alejarse de
él. No estaba de humor para tonterías.

— Ey, ey, era broma —Taehyung lo retuvo posando una


mano en su espalda baja para evitar que se alejase—
Vamos, siéntate. Te prometo que no haré nada raro.

Jungkook rodó los ojos fingiendo molestia. Nunca admitiría


que las palabras del mayor, lo que aparentemente había
sido una broma, habían viajado como un rayo candente
hasta zonas que no quería que despertasen en ese
momento. No gracias.

— Más te vale parar —Jungkook lo encaró enfadado e


incómodo por sentir cada parte del cuerpo de Taehyung
debajo de él. Éste se limitó a responder con una burlona
sonrisa— ¿Me dirás ahora qué fue lo que te envié?

Lentamente acercó sus hábiles dedos a su nuca y tiró de


Jungkook hacia abajo.

— Escribiste "te necesito, Tae" —dijo casi en un


suspiro— "Ahora" —hizo hincapié en esas últimas
palabras, saboreándolas— Ni siquiera sé en qué momento
pasamos de V a Tae.

El menor se exaltó— ¡Me niego a creer que yo te dije eso!

Taehyung no podía estar divirtiéndose más con la


situación.

— Incluso adjuntaste una foto —dijo, ante lo que Jungkook


dejó caer su mandíbula en estado de shock— Vale, eso
último era broma, pero el resto es cierto.

Quiso golpearlo sin piedad, pero se resistió.


— Dios, debía estar muy muy borracho —pasó la mano por
su pelo, reprendiéndose por ser tan irresponsable.

— No lo parecías, eras totalmente consciente de lo que


hacías. Otra cosa es que tu mente quizás haya bloqueado
esas imágenes de contenido adulto por tu propio bien —
dejó escapar una leve risa— Aun así, ¿por qué te molesta
tanto que hayamos podido acostarnos? Que hay química
entre nosotros es algo que no puedes negar. Llamémoslo
tensión sexual si lo prefieres —le restó importancia.

Taehyung acarició los muslos descubiertos de Jungkook y


algo receloso, éste posó sus manos en los hombros del
mayor. Iba a responderle cuando de repente otro fogonazo
invadió su mente, haciéndole recordar.

«« —Tae... —llamó la atención del mayor.

Éste se incorporó sobre el cuerpo de Jungkook mientras


acariciaba de arriba abajo la notable excitación del moreno
sobre la tela— ¿Sí?

— Más... —el menor mordió delicadamente el cuello


de Taehyung para así evitar gemir y éste sonrió contra su
cabello azabache.

— Tus deseos son órdenes.

Acto seguido Taehyung giró hábilmente sobre el cuerpo


de Jungkook, quedando esta vez debajo de él. Era incapaz
de resistir sus ganas de probarlo de nuevo.

Estaba malditamente caliente y sensible por su culpa. Ni


siquiera sabía por dónde empezar: lo quería todo y a la vez
nada si eso significaba que ese momento podía durar para
siempre.
Una vez más, Taehyung lo besó hambriento, ahuecando su
nuca para atraerlo hacia su cuerpo recostado sobre el
colchón y yendo al encuentro de su lengua
instantáneamente. Su otra mano se deslizó por la espalda
de Jungkook, acariciando con las cálidas yemas de sus
dedos la hendidura en su centro que albergaba su columna
y que finalmente se perdía en el interior de la única tela que
se empeñaba en separarlos. Entonces frenó en su trasero,
agarrándolo lentamente e impulsándolo contra sus caderas
para aliviarse.

— Muévete, Jungkook —susurró sobre los labios del menor


en medio del beso.

Los dos cuerpos ardían desesperados por seguir, por ir


más allá, pero ninguno había hecho amago de apartar la
única y fina tela que los separaba. Les gustaba explorarse
sin prisa, disfrutar el encuentro que ambos habían
anhelado tanto que llegase, o al menos así lo sentía
Jungkook: como algo que llevaba tiempo necesitando y
que, sin embargo, no era consciente de ello. Como algo
que te falta y no sabes exactamente qué es, pero te hace
sentir incompleto. No tenían por qué correr, querían que el
momento durase, o al menos que no pareciese tan efímero
como seguramente parecería cuando todo hubiese
terminado.

Lento, Jungkook se incorporó sobre el cuerpo de


Taehyung, no sin antes volver a besarlo, a él y a su cuello y
abdomen. Lamió, chupó y mordió su piel dorada haciendo
especial hincapié en proporcionar mimos y cariño a los
misteriosos moratones que se extendían por su estómago.
Era una aberración que esa piel que parecía irradiar luz
propia, destellos húmedos, hubiese sido corrompida por
aquellas marcas violetas.
Taehyung tomó las caderas de Jungkook con fuerza pero
sin llegar a ser brusco, inconscientemente clavando sus
uñas en la piel blanquecina, y comenzó a mecerlas sobre
su entrepierna creando fricción. Jungkook exhaló y cuando
entendió lo que quería Taehyung, empezó a moverse del
mismo modo, justo como le había indicado. Siguió el ritmo
que había marcado Taehyung mientras apoyaba las manos
sobre el su torso para impulsarse. Supo que lo estaba
haciendo bien cuando Taehyung echó la cabeza hacia
atrás, su ceño fruncido y aunque no lo dijese de forma
explícita, Jungkook sabía que no era suficiente porque él lo
sentía de la misma forma.

— Así, justo así —Jungkook aumentó el ritmo con el que


sus caderas y entrepiernas rozaban, haciendo gruñir
a Taehyung— Oh Dios, sí. Sigue...

El mayor se incorporó quedando sentado y con Jungkook a


horcajadas sobre él. Sin previo aviso, el moreno sintió una
de las manos de Taehyung ascender por su torso, cuello y
clavículas hasta llegar finalmente a sus labios. Los delineó
embriagándose con la vista.

— ¿Qué haces? —preguntó Jungkook todavía meciéndose


y frotándose contra la cada vez más notable erección
de Taehyung. Éste acariciaba los labios de Jungkook con
sus dedos, aguantando sus ganas de volver a probarlo.

— Chupa —susurró, humedeciendo sus propios labios al


sentir cómo se le secaba la garganta— Voy a prepararte.
No creo que aguante mucho más.

Jungkook pareció dudar. ¿Debían seguir? Y lo más


importante: ¿quería? Necesitaba pensar en frío pero en ese
momento frío era lo que menos estaba. ¿De verdad quería
esto?
Su cabeza daba vueltas: se sentía asfixiado entre el calor
que provenía de dentro de su propio cuerpo y el que le
propiciaba el de Taehyung, que era incapaz de frenar sus
caricias. Su mente procesaba información borrosa y
confusa, su parte más íntima palpitaba ansiosa y la imagen
de Taehyung jadeante, despeinado pero arrebatador, con
sus labios brillantes e hinchados y pupilas dilatadas... Le
estaba poniendo las cosas muy difíciles. Esos ojos llenos
de esperanza por no ser rechazado le invitaban a
entregarse a descubrir más placer de aquel que parecía
dispuesto a mostrarle, no a pararse a pensar.

Taehyung esperaba expectante y ansioso su respuesta,


con un tenue brillo oculto en sus ojos entrecerrados.

De repente, sintió a Taehyung tomar su mentón entre sus


dedos. Le obligó a mirarlo— Prometo ser cuidadoso, no
haré nada que no quieras, ¿de acuerdo?

Eso fue todo lo que le hizo falta. Jungkook asintió e hizo


caso obediente. Agarró suavemente la muñeca de
Taehyung para acercarla más, aprovechando también para
acomodarse mejor sobre él. De un momento a otro se
encontró haciendo sugerentes movimientos circulares con
su lengua sobre los dedos, metiéndolos y sacándolos de su
cavidad para así humedecerlos. Taehyung no pudo evitar
morder su labio inferior buscando reprimir las ganas que
tenía de hacerle de todo.

— Lo haces tan bien... —eventualmente apartó la mano de


su boca y dejó un lento pero profundo beso en ella antes
de aventurarse en el interior de su ropa interior.

Por fin lo tanteó con cuidado y Jungkook gimió en su


oído dejando escapar su cálido aliento. Taehyung quería
que estuviese relajado así que decidió intentar focalizar su
atención en otra cosa. Comenzó a hacer círculos con su
yema en la zona dándole tiempo, pero preparándolo a la
vez para lo que vendría después. Mientras tanto lo besó
lento, haciendo que se derritiese en sus brazos al sentir su
lengua delinear sus labios, pidiendo permiso para
acariciarlo de la forma más deliciosa posible.

Poco a poco sintió al menor relajarse y hacer los


movimientos de sus caderas más naturales y fluidos,
dándole a entender que estaba
preparado. Taehyung maldecía en su interior. Sentía que
en cualquier momento su entrepierna explotaría pero tenía
que aguantarlo. Por Jungkook.

Taehyung realmente quería asegurarse de que no haría


ningún daño a Jungkook por lo que le preguntó si tenía
lubricante en algún lugar de su habitación. Señaló el último
cajón de su mesilla de noche y para fortuna de Taehyung
fue capaz de cogerlo simplemente estirando su brazo. No
quería alejarse de Jungkook. No tardó en verter un poco
del líquido en su mano y calentarlo para que no estuviese
demasiado helado. Estaba listo.

Lentamente aventuró el primer dígito, sintiendo cómo


Jungkook se retorcía y tensaba contra él. El menor echó la
cabeza hacia atrás y Taehyung aprovechó la vulnerabilidad
que le había regalado para besar despacio su
cuello, saboreándolo. Cuando besó su nuez la sintió vibrar
contra sus labios debido a los gruñidos que dejaba escapar
ante la intrusión de su dedo. Jungkook tembló en sus
brazos cuando lamió su piel con la punta húmeda y cálida
de su lengua, torturándolo.

— Shh, pronto pasará. No me moveré hasta que


te acostumbres, ¿sí? —besó suavemente el hombro
de Jungkook y volvió a su boca de nuevo, intentando
tranquilizarlo.
Poco tiempo después, el menor comenzó a moverse contra
las caderas de Taehyung y a empujar su dedo a la vez
hacia el interior. Entonces supo que ya tenía vía libre.

— Hazlo, Tae —jadeó en su oído, moviéndose inquieto.

En ese punto Taehyung comenzó a dilatar a Jungkook,


introduciendo un dedo más cuando sentía que el menor
estaba listo y preparado para recibirlo y pasar al siguiente
nivel. De este modo, Taehyung terminó llenando
a Jungkook hasta con tres, preparándolo así para cuando
estuviese de verdad en su interior.

Jungkook no paraba de gemir y engullirlo en su interior,


seguía frotándose contra él ansioso— Tae...

El mayor creyó poder correrse solo con la imagen que tenía


delante. Simplemente era demasiado para soportar.

Jungkook jadeaba completamente entregado a él. Sus


labios rojos e hinchados por los besos constantes,
sonrojado, gimiendo y pidiéndole más sin parar de mecerse
contra su entrepierna... Iba a explotar como no fuesen más
lejos.

— ¿Hmh? —sin aliento Taehyung emitió un sonido desde


su garganta mientras seguía embistiendo al menor sin
piedad.

Jungkook lo besó dulce, casi acariciando sus labios con los


propios— Quiero hacerlo.

Taehyung se sorprendió. Parecía que el tiempo se hubiese


congelado, al igual que él.

— ¿Estás seguro? —acarició el rostro de Jungkook con su


mano
libre, quitando así los mechones azabaches que caían sobr
e su frente y se pegaban debido a la ligera capa de sudor.
— Hazlo.

Una bombilla se encendió dentro de la mente de Taehyung.


Finalmente se atrevió a preguntar.

— ¿Cómo y dónde quiera? —Jungkook asintió y el mayor


sonrió satisfecho— ¿Sabes? Creo que tengo una ligera
idea de lo que quiero.»»

Como un resorte, Jungkook se apartó del regazo de


Taehyung completamente alterado. Estaba sudando y
respirando de forma pesada, su pecho subiendo y bajando.
¿Se ponía así por un simple recuerdo de la noche anterior?

— ¿Jungkook? —el mayor extendió el brazo en su


dirección, preocupado— ¿Estás bien?

— Yo... —tragó saliva— Ayer bebí demasiado —frotó su


cabeza confuso.

Taehyung frunció el ceño, como si no entendiese qué


quería decirle con eso.

— ¿Y a mí qué? —se levantó— ¿Por eso no tienes la


madurez suficiente para reconocer que nos atraemos? Que
estuvieses borracho no significa que no tengas que
responsabilizarte de tus actos.

— Yo solo estoy diciendo que no era consciente de lo que


hacía —comenzó a alterarse— ¿Por qué te molesta tanto?
Apenas nos conocemos.

Taehyung ignoró su pregunta.

— Y yo te digo que a veces ebrios decimos más verdades


que sobrios —el mayor pareció impactado— ¿O me estás
intentando decir que si no hubieses estado borracho no te
habrías acostado conmigo?

— No recuerdo habernos acostado así que...

— ¿Qué más pruebas necesitas? ¿No te parece suficiente


el destrozo que has hecho a mi espalda o que haya
despertado aquí contigo? Me he quedado toda la noche a
tu lado —parecía a punto de explotar, si es que no lo
estaba haciendo ya— Ni siquiera tienes por qué creer mi
palabra. ¡Míralo con tus propios ojos!

— ¡Nadie te pidió ayuda, mucho menos que vinieses! ¡Me


fui a beber porque estaba estresado por tu cutre
coartada! —respondió con el mismo tono exaltado.

Taehyung lo miró incrédulo, echando chispas por los


ojos— ¡Ahora mismo estarías llorando por haber perdido tu
trabajo sin mi puta ayuda!

— ¡Podría haberme apañado solo!

El mayor rió con un deje amargo— ¿Ah sí? ¿De verdad


crees eso? —pareció sorprendido, dolido, pero a la vez
intentaba camuflarlo debajo de toda esa ira
explosiva— Entonces comprobémoslo. Eres un mentiroso
penoso, Jeon.

— ¡No estoy mintiendo! —gritó, sintiendo arder sus


pulmones.

— ¡Recibí una maldita paliza por ti, gilipollas! —exclamó


Taehyung exterminando cualquier sonido que hubiese en la
sala. Ninguno de los dos dijo nada durante los segundos
que precedieron. Ahora sí que parecía tremendamente
dolido— Y total, ¿para qué?

Jungkook se quedó helado durante ese tiempo, paralizado


en su sitio. Se negaba a creer que había sucedido lo que
Taehyung relataba ¿Por eso tenía todas aquellas horribles
marcas por el cuerpo? ¿Le habían dado una paliza? ¿Y por
él?

Quiso extender su mano y alcanzarlo, no tenía muy claro


para qué. No sabía qué decirle, por dónde empezar,
siquiera si quería disculparse. Las palabras se habían
atascado en su garganta, haciéndole imposible hablar. En
ese momento creyó arrepentirse de todas las cosas
horribles que le había dicho, pero su orgullo pudo con él y
se apoderó de su lengua otra vez, manejando sus palabras.

— ¿Quieres irte? ¿Quieres alejarte de mí? —el menor se


encogió de hombros— Adelante.

Taehyung bufó sin creer que Jungkook pudiese ser tan


ciego. Soltó alguna maldición que éste no entendió.
Después habló por fin.

— Me voy —dijo seco.

Entonces salió escopetado, hecho una furia en dirección al


cuarto de Jungkook. Enseguida volvió a aparecer como un
huracán con sus pantalones y zapatillas ya puestos
mientras tiraba la camiseta por encima de su cabeza. Se
encaminó a la puerta principal y cerró con un gran portazo,
casi haciendo temblar el suelo.

Jungkook gritó en dirección a la puerta, escuchando los


pasos del mayor alejarse— ¡Vete! ¡Al fin y al cabo no te
necesito!
15. Blur (3/3)

_______________

¿Qué acababa de pasar?

Jungkook se lo seguía preguntando aun cuando ya habían


pasado varios minutos desde la explosiva marcha del
mayor.

La sangre hervía en el interior de sus venas e incluso podía


sentir la de su cuello palpitando bajo su piel. Respiraba de
forma irregular, histérico y nervioso, inmóvil en el mismo
lugar que había ocupado al separarse abruptamente de
Taehyung. Los puños cerrados a cada lado de su cuerpo,
tensos y llenos de furia provocando que las uñas se
clavasen como cuchillas en la palma de sus manos.

¿Realmente habían peleado? ¿De verdad se habían


gritado de esa forma?

Inevitablemente un amargo sentimiento de arrepentimiento


se instaló en su pecho. Se sentía mal por haberse dirigido
al mayor de aquella forma, en aquel registro tan hostil. Sin
embargo, el enfado y la ira que lo llenaban en ese
momento se superponían a cualquier sentimiento pacífico.

Estaba muy cabreado.

De mala gana, Jungkook se sentó a desayunar lo que


había preparado Taehyung. Sintió un pinchazo en su
cuerpo cuando observó frente a él el café todavía
humeante del mayor, reposando donde había estado
sentado. Entonces apareció como un vago recuerdo, justo
delante suyo, con esa rectangular pero encantadora
sonrisa que tenía la costumbre de brindarle.

Parecía estar burlándose de él.

El menor no se dio cuenta pero de repente estalló.

- ¡Déjame en paz de una vez! -exclamó haciéndose daño


en la garganta.

En un segundo, antes de que pudiese darse cuenta, había


tomado la taza de café y la había lanzado contra la pared
haciendo que el sonriente recuerdo de Taehyung se
desvaneciese. Un estruendo se escuchó y después, el
sonido de pequeños trozos de cerámica precipitándose
hacia el suelo invadió la sala.

De nuevo se alteró, respirando pesadamente y de manera


descoordinada, dando grandes bocanadas de aire como si
éstas pudiesen traerle paz de nuevo.

Instantáneamente volvió en sí y se dio cuenta de lo que


acababa de hacer. Corrió hacia la taza y observó los
pedazos rotos esparcidos sobre el suelo, reflejando su
rostro confuso en el que se dibujaba la ira, la furia. Sin
embargo sus ojos hablaban por si mismos, revelando algo
distinto.

Denotaban el arrepentimiento y la tristeza que ocultaba en


su interior.

Sin siquiera saber qué era lo que realmente sentía,


Jungkook comenzó a recoger el estropicio que había
causado, retirando también el líquido que había derramado.
Lanzó los pedazos a la basura, al igual que había hecho
con la agradable mañana que se le había presentado, y se
encaminó hacia la ducha dispuesto a recuperar su cordura.
O al menos a calmarse un poco.

Entró en el cuarto de baño y se quitó la única prenda que


quedaba en su cuerpo para después cerrar tras él la puerta
transparente de la ducha y abrir el grifo. El agua impactó
helada contra su cuerpo y se deslizó delicadamente por su
piel.

Entonces, de nuevo y por tercera vez en la mañana, su


mente fue invadida por un recuerdo de la noche anterior.

《 - T-Tae...

- ¿Hmh? -sin aliento Taehyung emitió un sonido desde su


garganta mientras seguía embistiendo al menor sin piedad.

Jungkook lo besó dulce, casi acariciando sus labios con los


propios- Quiero hacerlo.

El mayor se sorprendió. Parecía que el tiempo se hubiese


congelado, al igual que él.

- ¿Estás seguro? -acarició el rostro del moreno con la


mano que no se encontraba penetrándolo, quitando así los
mechones azabaches que caían sobre su frente y se
pegaban debido a la ligera capa de sudor.

- Hazlo.

Una bombilla se encendió dentro de Taehyung hasta que


finalmente se atrevió a preguntar.

- ¿Cómo y dónde quiera? -Jungkook asintió y el mayor


sonrió satisfecho- ¿Sabes? Creo que tengo una ligera
idea de lo que quiero.
- Sorpréndeme -el moreno soltó una leve risa sintiendo un
ligero cosquilleo en su parte baja.

- La última vez te mojaste por culpa de la ducha -inclinó


su rostro y lo besó - Ahora seré yo quien te
haga mojarte.

Sin dejar de chocar sus labios con los del menor, Taehyung
agarró con fuerza su trasero y lo cargó sobre sus caderas
mientras comenzaba a caminar. Tanteó poco a poco y
torpemente las paredes de la habitación, tropezando
ligeramente con alguna de las prendas que habían lanzado
al suelo antes pero sin llegar a caer. Ambos soltaban
alguna suave carcajada entre el beso, riéndose ante
el pensamiento de precipitarse al suelo ahora que habían
decidido llegar más lejos.

El mayor apoyó el cuerpo de Jungkook contra la pared y


aprovechó para pegarse más a él, meciéndose contra su
entrepierna y permitiéndole sentir así lo excitado que
estaba. Usó únicamente un brazo para sostener al moreno
y con la mano libre acarició su mejilla para después
enredar los dedos en su pelo y profundizar más el contacto.
Inclinó la cabeza y delineó su labio inferior, pidiéndole
permiso para iniciar un húmedo beso que excitó aún más a
ambos.

De un momento a otro Taehyung continuó con su travesía y


cargó a Jungkook de nuevo sobre sus caderas, todavía sin
dejar de ir en busca de su lengua. Entonces, el menor se
dio cuenta de hacia donde lo estaba llevando.

El cuarto de baño.

Nada más entrar, Taehyung dejó el cuerpo


de Jungkook sobre el lavabo y lo acorraló con sus brazos,
apoyándose en éste. El moreno rodeó su cuello
instantáneamente, acariciando el suave cabello de
su nuca entre sus dedos y frotándose contra él. Entonces,
una de las cálidas manos del mayor comenzó a recorrer su
abdómen en dirección hacia sus bóxers hasta que
finalmente, entró con facilidad.

Con sus hábiles dedos comenzó un lento vaivén sobre la


erección del menor, subiendo y bajando suave. El
movimiento hizo a Jungkook temblar de anticipación y el
mayor no pudo evitar deleitarse con la imagen y los
gemidos que escapaban de los rosados e hinchados labios
del moreno.

Taehyung repartió besos por su cuello ya marcado


mientras aumentaba el ritmo de los movimientos de su
mano. Jungkook sintió que su vista se nublaba y echó su
cabeza hacia atrás, jadeante. El mayor mordió suavemente
su mandíbula y gruñó al sentir el cuerpo del moreno mecer
sus caderas, buscando una mayor fricción con su mano.

- Hazlo m-más rápido -exigió el menor. Sin


embargo, Taehyung fue frenando poco a poco los
movimientos sobre su miembro. Éste se quedó frustrado,
sintiendo que la explosión de placer que intentaba alcanzar
lo abandonaba de manera paulatina.

- Perdóname -besó su hombro- Pero necesito


que aguantes un poco más.

Jungkook gruñó y maldijo- Entonces no me calientes, hijo


de puta. Duele.

El castaño rió entre dientes y dejó un casto beso sobre su


frente- Eres un mal hablado.

Sin perder un segundo más, Taehyung cogió de nuevo al


menor, el cual rodeó sus caderas con las piernas. El
castaño pegó bruscamente su cuerpo a los azulejos de la
ducha, cerrando la puerta transparente tras ellos. La mano
de Jungkook se dirigió instintivamente al grifo, haciendo
amago de abrirlo para así bajar su temperatura corporal.
Sin embargo de repente, y para aumentar aun más su
urgencia, sintió la mano de Taehyung envolviendo la suya,
frenándolo.

- ¿Desde cuando uno se baña con la ropa puesta,


Kookie? -sonrió.

El menor lo miró algo molesto- ¿Y a mí qué?


Pues quítatela -recibió una indescifrable sonrisa por parte
de Taehyung.

- Quítamela tú.

- ¿En serio? -se hizo el silencio. Jungkook rodó los ojos al


ver que el mayor no respondía, dándole a entender que lo
decía completamente en serio.

Comenzó a dirigir sus manos al elástico de los bóxers del


castaño y de nuevo fue frenado por la mano de éste.

- ¿Y ahora qué? -habló Jungkook casi


exasperado- ¿Quieres que te quite los
malditos bóxers o no? -recibió una suave carcajada
de Taehyung.

- Quiero que me los quites desde luego -lentamente


posó su mano en la parte superior de la cabeza
de Jungkook e hizo que se agachase hasta quedar frente a
su abultada entrepierna- Pero hazlo con la boca.

Jungkook sonrió internamente.

- Definitivamente eres un caliente de mierda -el menor lo


miró de soslayo desde abajo, divertido por lo peculiar de la
situación. Sin embargo, no se levantó ni cambió su
posición.
- Consiénteme -acarició su cabeza, enterrando los dedos
en su pelo mientras gruñía ronco - Hoy me han dado una
paliza y necesito que me cuiden -el mayor buscó
aprobación en la mirada de Jungkook y sonrió al ver que
finalmente cedía, acercándose a su notable erección- Así
me gusta.

El moreno posó sus manos en las caderas de Taehyung y


comenzó a repartir pequeños besos por el interior de sus
muslos, recibiendo algún jadeo del mayor en respuesta.
Poco a poco subió las caricias hasta las violáceas marcas
de su abdómen y finalmente bajó hasta el elástico de
los bóxers, dejando un casto beso y después un pequeño
mordisco sobre su notablemente excitado miembro.
Taehyung no pudo evitar agarrar entre sus manos el pelo
del menor, mostrándole así lo urgido que estaba al
presionarlo contra su entrepierna.

- Joder me encantaría saber qué más maravillas puedes


hacer con esa boca pero ya será en otra ocasión -jadeó,
apoyado contra la pared ya que anteriormente habían
intercambiado posiciones- Quítalos. Rápido.

Sin perder más tiempo, el menor tomó entre sus dientes el


elástico de la ropa interior y tiró de él hacia abajo con
lentitud, observando la excitante imagen de su
acompañante desde ese ángulo. Taehyung gimió al sentir
las manos de Jungkook aventurarse hacia su trasero y
apretarlo mientras terminaba de bajar la prenda.

Entonces el moreno se incorporó frente al mayor y cambió


posiciones con él, quedándose ahora pegado a la pared.

Jungkook no pudo evitar mirar al castaño de arriba a abajo,


completamente desnudo y excitado frente a él- Te toca.

- Será un placer -Taehyung sonrió mientras se inclinaba


hacia el oído del menor, dejando caer su cálido aliento en
éste y provocándole escalofríos por todo el
cuerpo- Terminemos con esto rápido. Necesito más.

Comenzó entonces a dejar húmedos besos por su cuello


mientras colocaba su rodilla entre las piernas del menor,
separándolas y presionando hacia arriba causando así que
liberase un sonoro gemido. Poco a poco fue bajando y
aumentando la intensidad de sus caricias ya que además
había empezado a sobar sobre la tela la erección de
Jungkook, haciéndolo retorcerse de nuevo. Después de
bajar por su abdómen finalmente llegó a los bóxers y sin
dudar tomó la tela entre sus dientes, deslizándola hacia
abajo para después agarrar tanto la prenda de Jungkook
como la suya y lanzarlas fuera de la ducha.

Ahora sí, el menor abrió el grifo sin recibir impedimento de


Taehyung. El agua comenzó a mojarlos y de nuevo ambos
retomaron la sesión de besos que habían interrumpido,
enredando sus lenguas una vez más, explorándose.

Los minutos pasaban mientras ambos continuaban


acariciándose el uno al otro sin descanso.
Sus manos viajaban frenéticas de un lugar a otro,
deleitándose con la suave piel, los sonoros gemidos y los
adictivos labios del contrario. Eventualmente, necesitaron
separarse para recuperar oxígeno.

- Jungkook -llamó su atención- Voy a hacerlo -Taehyung


juntó sus frentes jadeante y acarició el rostro del menor
sintiendo el agua caer sobre ellos- ¿De verdad quieres
esto?

El moreno gimió al sentir las caderas del mayor mecerse


contra las suyas descaradamente, rozando sus
miembros- No me hagas suplicarte -susurró en su oído
para después tirar de su lóbulo.
Taehyung sintió que explotaba por dentro; ya no tenía por
qué contenerse. Impaciente, indicó al menor que se girase,
pegando su abdómen a la pared y con sus brazos
apoyados en ésta. Con su rodilla le separó las piernas de
nuevo y tomó sus caderas haciendo que separase su parte
inferior de los azulejos, dándole un mejor acceso y vista de
su trasero.

Una vez más, tanteó la entrada de Jungkook e introdujo


despacio un par de dedos, asegurándose de que estaba lo
suficientemente preparado para recibirlo.

Cuando sintió que el menor se tensaba comenzó a besar


dulcemente su nuca, pasando de vez el cuando la nariz
sobre su piel para deleitarse con su suavidad. Dedicó unos
minutos a acostumbrarlo y rápidamente el interior del
menor lo acogió sin problemas.

- Ya estás mojado y listo para mí, no hay razón para


esperar más -dicho esto el mayor separó las nalgas del
moreno, tomó su miembro y lo alineó en su entrada.
Jungkook gimió al sentirlo entrar lento pero profundo.

- Mierda -jadeó el menor tensándose mientras apretaba los


dientes y cerraba sus manos en puños sobre los azulejos
de la pared. Taehyung observó cómo Jungkook mordía su
labio inferior intentando reprimir pequeños gemidos.

- Joder, te sientes increíble -gruñó el castaño una vez


estuvo completamente dentro. El contraste de temperatura
entre el interior del menor y el agua helada que caía sobre
ellos lo hacía delirar.

Taehyung posó ambas manos en los hombros


de Jungkook y poco a poco fue subiendo y acariciando su
piel en dirección a sus manos. Mientras tanto, besaba su
columna y nuca esperando distraerlo y que se
acostumbrase a la intromisión. Cuando llegó a sus manos,
las cuales se encontraban sobre su cabeza, entrelazó sus
dedos con los del menor.

- ¿Quieres que me mueva? -preguntó el castaño ansioso


en su oído, meciéndose contra su cuerpo casi de forma
imperceptible en busca de alivio.

- Sí, m-muévete. Pero hazlo despacio, duele -dijo


respirando pesadamente mientras dejaba caer su cabeza
hacia delante.

No quería esperar más.

El mayor no pudo hacer otra cosa que obedecer y comenzó


lento y profundo a embestir el cuerpo Jungkook, que
se arqueaba buscando hacer el contacto lo más placentero
posible. Una de las manos de Taehyung viajó desde la
mano del menor a su cadera, dónde clavó las uñas y guió
los movimientos del otro contrariamente a los de su pelvis.

- Bésame Jungkook -exigió el mayor tomando el mentón


del otro entre sus dedos y girando su rostro. Poco a
poco acompasó los movimientos de sus estocadas,
haciéndolos más profundos y placenteros para el moreno.

Sin pensarlo dos veces volvió a intentar distraer al menor


acortando la tortuosa distancia entre sus bocas y yendo en
busca de su lengua para acariciarla con la suya. Sus
suaves labios lo reclamaban en todo
momento, cuativándolo con su adictivo sabor.

No tardaron mucho en encontrar un ritmo lento pero


placentero que los hiciese perder la cabeza. Ambos gemían
y gruñían sin control entre el beso soltando de vez en
cuando alguna que otra maldición.

Taehyung deliraba por la maravillosa sensación que que le


brindaba el interior de Jungkook, apretándose
y cerniéndose alrededor suyo. El menor por otro lado, se
veía incapaz de soportar el placer que vibraba en su interior
cada vez que Taehyung se impulsaba profundo dentro de
él, guiando sus propias caderas con las manos.

Ambos querían hacer este momento íntimo y duradero,


disfrutarlo al máximo, pero con los minutos el ritmo lento y
sensual que habían estado llevando se les quedó
insuficiente.

- Tae -el menor susurró al otro entre gemidos- Más... Más


rápido.

El castaño mordió suavemente el hombro de Jungkook y


después su cuello- No me lo digas dos veces -acto
seguido Taehyung salió del menor y lo giró para dejar un
casto beso sobre sus labios mientras rodeaba su cintura
con los brazos- Sube Kookie.

Dicho esto, el mayor volvió a cargar a Jungkook en sus


caderas, pegando su cuerpo a la pared para sujetarlo y
después se introdujo en él lentamente.

Una vez se encontró completamente dentro, comenzó a


embestir al menor de nuevo; pero esta vez lo hizo fuerte y
aún más profundo, haciendo temblar a Jungkook cuando lo
sintió golpear su próstata. El moreno no pudo evitar
aferrarse a la espalda de Taehyung, clavando las
uñas en su piel.

- Oh joder, Tae -jadeó el moreno, echando su cabeza


hacia atrás mientras entreabría la boca- Es ahí...
Sigue golpeando ahí.

Taehyung obedeció sin rechistar.

- Mierda, estoy enloqueciendo día tras día Jungkook -


embistió el cuerpo del menor e hizo sus estocadas más
rápidas e intensas sobre el mismo punto que lo había
hecho antes- Y es culpa tuya. Solo tuya.

Entonces, Taehyung continuó sujetándolo con sus caderas


mientras todavía seguía penetrando su estrecha entrada.
Sus manos se dirigieron a las de Jungkook y entonces las
guió y posó sobre la cabeza de éste, entrelazándolas
cuando comenzaba a aumentar el ritmo con el que
introducía su miembro en el interior del menor. El cuerpo
del moreno chocaba frenéticamente contra los azulejos a
su espalda de la misma forma que lo hacían las caderas
de Taehyung contra las suyas cuando lo embestía duro y
rápido.

- N-No voy a aguantar mucho más -dijo Jungkook entre


gemidos, sintiendo que su orgasmo se construía en su
interior poco a poco gracias a las estocadas que el
mayor propinaba en su punto dulce.

- Espera -gruñó Taehyung.

De un momento a otro, la mano del castaño se cernió sobre


la palpitante erección de Jungkook. Comenzó a mover su
mano arriba y abajo, lento sobre su longitud, aumentando
la velocidad conforme lo hacían también sus caderas
contra la fruncida entrada del menor. Lo besó húmedo sin
parar de masturbarlo; ambos estaban muy cerca de tocar el
cielo juntos.

- Ven -exigió el mayor acercándose a sus labios y


acompasando los movimientos de su pelvis y mano,
haciéndolos aún más rápidos e irregulares.

El moreno obedeció y guió su cabeza en busca de los


suaves labios de Taehyung. Una vez más y sin cansarse el
uno del otro se besaron hambrientos sintiendo que sus
cuerpos comenzaban
a cosquillear, avecinando los espasmos y el dulce placer qu
e llegó poco tiempo después. Sus gemidos fueron
acallados en el beso y ambos se derritieron, buscando
cobijo en los brazos del otro.

Jungkook sintió cómo Taehyung lo llenaba cálidamente y el


rastro blanquecino que el menor había dejado en su mano
fue arrastrado de un momento a otro por el agua que
seguía deslizándose sobre ellos.

- Mierda -maldijo Taehyung besando suavemente el


hombro del menor. Su respiración era completamente
irregular- Ha sido lo mejor que he hecho en mi puta
vida.

Jungkook sentía su pecho subir y bajar frenéticamente


mientras luchaba por una bocanada de aire- Ha sido... -
tomó oxígeno- Increíble -dijo como pudo, sintiendo cómo el
cuerpo de Taehyung se recostaba contra el suyo. Podía
sentir su esencia resbalar por el muslo, siendo arrastrada
por el agua, y sus piernas temblando por las sensaciones
explosivas y vibrantes que acababa de vivir. 》

Poco a poco, las imágenes que antes habían estado


borrosas comenzaron a dibujarse nítidas.

Entonces, Jungkook revivió fotograma a fotograma los


momentos que había experimentado junto al mayor antes
de caer dormido en un profundo sueño: cómo se habían
bañado el uno al otro después de haber tenido sexo, cómo
lo había arropado con su cuerpo y la toalla por la espalda,
secándolo, cómo se habían vestido de nuevo y cómo se
habían tumbado en su cama.

Juntos.
Jungkook sintió una horrible sensación oprimirle el pecho al
revivir esos instantes claros en su mente.

Sintió el agua de la ducha todavía correr por su piel y


llevarse su confusión. Se alegró de que ésta camuflase de
forma casi perfecta la lágrima que había escapado de sus
oscuros ojos, haciéndola casi imperceptible.

Apoyó su cabeza en los azulejos de la pared y habló,


esperando que estuviese donde estuviese el mayor
pudiese oír sus palabras. Éstas, sin embargo, fueron
opacadas por el sonido del agua cayendo al suelo- Lo
siento Tae.

Quizás Taehyung nunca podría llegar escucharlo.

《 Pasaron unos minutos así, Taehyung abrazando al


menor por la espalda, dibujando círculos sobre la pálida
piel que anteriormente había marcado. Luego, después de
haber estado unos minutos quietos y ocupados intentando
normalizar su respiración, se bañaron. Se ayudaron a
lavarse, y con calma frotaron el cuerpo del otro.

Cuando terminaron, Taehyung tomó una suave


e impecable toalla blanca entre sus manos y la extendió
sobre su espalda para después abrazar al menor por detrás
y cubrirlo con ella.

Taehyung besó su cabeza suavemente envolviéndolo entre


sus brazos- Vamos a la cama, Kookie.

El menor hizo caso, resguardándose en el calor del otro.


Hacía mucho que nadie le brindaba ese tipo de cariño:
cálido y reconfortante.

Caminaron lento hacia la habitación y una vez


llegaron, Taehyung ayudó al moreno al ponerse
unos bóxers idénticos a los que había llevado antes,
cogiendo también unos para él mismo.

Los dos se tumbaron y Jungkook se acurrucó contra el


cuerpo de Taehyung, estando el uno frente al otro. El
mayor posó sus labios sobre la cabellera azabache
de Jungkook, aspirando su dulce esencia.

- Jungkook -lo llamó.

- ¿Hmm? -el nombrado emitió un sonido ronco con la


garganta, sintiendo que por fin iba a ser capaz de conciliar
el sueño si se encontraba en los brazos del mayor.

- Prométeme que mañana cuando despiertes


recordarás esto- susurró estrechándolo entre sus brazos.

Un silencio se extendió por la habitación como un eco


interminable. Hasta que el menor finalmente habló- ...Te lo
prometo. 》

__________

N/A: (메아리) Your Echo-Yesung.


Esta canción fue la que me inspiró durante todo el capit
ulo♡
_______________

Siento deciros que hasta aquí llegó Blur,


ésta es la última parte ;-;

Felicidades a los que acertaron(?

Originalmente tendría unas 1500 palabras pero como s


oy un monstruo de la edición ha acabado teniendo una
s 3500. De nada ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Os podéis creer que esta es mi primera vez escribiendo


limón? De verdad lo siento si quedó horrible, a mi no
me gusta el resultado y por eso me costaba tanto subir
el capitulo...
(っ;͡ ͡°; ͜ ʖ ;͡ ͡°; ς)

Quería decir varias cosas en este final tan doloroso que


me apetecía escribir…

La primera es que tengo pensado editar los primeros c


apítulos del fic y ponerlos en tercera persona porque la
verdad es que
ya me he acostumbrado a este tipo de narración y creo
que también es más acertado, aunque alguna parte que
considere oportuna la dejare en primera (*゚ー゚)v

Luego también quería pedir perdón porque no he podid


o actualizar estos días ya que me quedé sin datos y mi
padre que era al que robaba internet se ha ido de la
playa a mi casa (yo
aun sigo de vacaciones y él ya volvió a trabajar)

También quería disculparme porque supongo


que os habréis dado cuenta de que me gusta responder
a todos los comentarios y a pesar de que yo lo haga co
n mi mejor intención porque quiero
que sepáis que leo todos y cada uno de ellos, pues no
se... Quizás podríais llegar a pensar que soy una pesad
a o algo así que lo siento ಥ‿ಥ

Uy! También iba a decirlo por si alguien no lo sabe ya,


que estoy con un proyecto entre manos junto con @Tx
eplz <3 y pos estamos escribiendo un Vminkook en una
cuenta que compartimos
las dos que se llama @txekukplz. Así que si os interesa
y eso pos pasaos ^^

Por último quería hablar del anuncio


que os mencioné, que en realidad estaba pensado desd
e que empecé el fic... Pero he decidido que todavía no e
s tiempo de decirlo así que nada♡

Nos vemos y gracias por todo 💕💕

PD.
Tenía estos dos gifs para poner al inicio del capitulo pe
ro finalmente me decante por el fanart, así que aquí los
dejo y enjoy
(╭☞ ͡ ͡° ͜ ʖ ͡ ͡°)╭☞

Me voy ya a la cama que son casi las 3AM!


щ(ಥДಥщ) Perdón si veis algún fallo me avisais, si?
16. Sorry

Ya habían pasado tres días y Jungkook seguía sin saber


nada de Taehyung.

Nunca antes había notado tanto su ausencia, y es que


durante esos días, el moreno se había dado cuenta de lo
acostumbrado que estaba a tenerlo a su alrededor de una
manera u otra: costumbre fruto de los recurrentes contactos
que habían tenido últimamente, y sin embargo, no tan
íntimos como lo había sido el último.

Aquella noche que pasaron juntos seguía torturándolo.

En un inicio, la mente de Jungkook parecía haberla


bloqueado, pero eso ya era agua pasada: recordaba cada
detalle que había estado oculto en algún recoveco de su
cerebro, claro y nítido, como si lo estuviese viviendo en ese
mismo momento. Todavía podía sentir el tacto de
Taehyung sobre su piel, quemándolo con el amargo
recuerdo. De todas formas, aún más vívida era la escena
que vivieron al despertar, cuando Taehyung se marchó
furioso. Realmente, su conciencia lo carcomía por dentro
cada vez con más intensidad. No sabía por qué había
arrementido contra él de aquella forma, poniéndose a la
defensiva con tal hostilidad. Se sentía culpable por haber
dudado de su palabra, aunque tampoco tenía obligación de
creerle: no lo conocía en absoluto, al menos nada más allá
de su nombre y edad —si es que siquiera eso era cierto—,
e inevitablemente sentía desconfianza hacia cualquier cosa
que proviniese de él. Sin embargo, Jungkook le había
reprochado engañarle con respecto a lo que había pasado
entre ellos y al final, resultó que eso era nada más y nada
menos que justo lo que había sucedido.

Los días pasaron desde la mañana en la que salió


escopetado de su salón y en el fondo, Jungkook albergaba
la extraña esperanza de que regresara con él y solo quizás,
disculparse entonces por la forma en la que lo trató. No
pedía ningún tipo de compromiso por su parte puesto que
él era el primero que no quería eso. Tan solo quería saber
que estaba bien y que no había hecho ninguna estupidez
después de abandonarlo poseído por la ira. En caliente se
hacen cosas de las que uno puede arrepentirse más tarde.
Jungkook lo sabía bien.

De cualquier manera él seguía teniendo su cartera y eso no


era algo sin lo que se pudiese ir por la vida tranquilamente,
¿verdad?

Aunque Taehyung era definitivamente un tipo especial.


Quién sabe.

¿Era realmente así de fácil separarse de una persona? ¿Lo


había borrado por completo de su vida tras lo que pasó
aquella mañana? ¿O es que Jungkook se había
acostumbrado demasiado a su presencia junto a él? ¿Y por
qué le importaba? Era inesperada y oportuna, justo como lo
había sido desde el primer momento que lo conoció. Sin
embargo, a veces se veía incapaz de negar esa conexión
inexplicable que parecía haber entre ellos. Química.

A esas alturas, casi había olvidado ya cómo comenzó todo:


con Taehyung colándose en la comisaría en busca de un
enigmático objeto. O simplemente en busca de algo que el
menor desconocía por completo, menos aún la razón por la
cual lo buscaba. Simplemente lo ignoraba sin mayor
preocupación, deseando que no tuviese demasiada
importancia. Aunque no podía negar que lo intrigaba
enormemente.
Y justo ahora, Jungkook se dirigía a aquel lugar después de
días sin pisar por allí. Namjoon le había enviado un
mensaje de nuevo solicitando su presencia en la comisaría.
Había pasado día y noche esperando con ansias que su
capitán contactara con él para informarlo acerca de si tenía
intención de seguir contando con él en su equipo. Y para
recibir noticias de la confirmación de su coartada.

Cortada que no habría sido posible sin Taehyung. Y de la


misma forma, coartada que no habría necesitado si no
fuese por él.

El menor se reprendió instantáneamente por colarlo en su


cabeza una vez más. Últimamente le sucedía demasiado
para su gusto y lo aborrecía: solo le traía a la memoria la
profunda culpa que sentía, sentimientos contradictorios que
le decían que no confiase enTaehyung pero que a la vez,
tampoco se merecía la hostilidad con la que lo echó de su
apartamento. Por la mente de Jungkook cruzaron dos
pensamientos adversos: por un lado matar al mayor si su
coartada fallaba y le hacía perder su trabajo, o por el
contrario, abrazarlo si conseguía salvarlo del aprieto de
Nam.

Espera, ¿abrazarlo?

— Buenos días, Jungkook —Namjoon interrumpió sus


pensamientos. El susodicho saludó ya que justo se
encontraba saliendo de la comisaría.

— Buenos días, capitán —correspondió nervioso ante la


repentina aparición de su superior. No había tenido tiempo
siquiera de prepararse mentalmente para la situación.

— Vamos dentro. Tengo muchas cosas que hablar contigo


hoy y no nos podemos permitir malgastar ni un segundo de
nuestro tiempo —apresuró, su tono demandante pero
extrañamente cálido al mismo tiempo.
Jungkook observó a Namjoon adentrarse de nuevo en la
comisaría y sin dudarlo siguió sus pasos— Sí, señor.

Los pasillos que habían comenzado a hacerse borrosos en


su cabeza se refrescaron cuando su vista colisionó con el
ambiente tan familiar, Jungkook incluso fue capaz de otear
en la distancia su puesto de trabajo, curiosamente cubierto
de un gran montón de papeles. Sin embargo, no tuvo
tiempo de inspeccionarlo y averiguar de qué se trataba: su
máxima preocupación en ese momento era conservar su
tan preciado puesto de trabajo, el que tanto tiempo le había
costado conseguir.

Copió el camino de Namjoon hasta la sala de


interrogatorios en la que había estado él mismo hacía unos
días con Taehyung. Él de nuevo. Todo le recordaba a su
inoportuna persona. Suspiró. Incluso para colarse en su
recuerdo era increíblemente inoportuno.

Sin embargo y para su sorpresa, no entraron por la puerta


por la que acostumbran a entrar los sospechosos, sino por
la del personal de la comisaría: donde se encontraba la
sala contigua cubierta por un espejo a través del cual solo
se podía ver desde fuera, mientras que desde dentro,
únicamente se reflejaba el interior.

Lo que en su profesión se conocía como espejo


unidireccional.

Jungkook quiso hablar y preguntar qué hacían allí pero las


palabras no salían de su garganta. Una vez entró y observó
el interior se descubrió observando a la misma mujer que
su capitán le había presentado el día que prestó
declaración para el caso Nam. Su capitán y él frenaron
frente al espejo unidireccional, estudiando ambos a la joven
de su interior.
— ¿Ves a esa mujer? —lo sorprendió de repente
Namjoon— ¿La recuerdas?

Jungkook titubeó un poco y finalmente respondió— Es


Jung Youngmi si mi memoria no falla. La mujer del difunto
empresario Nam.

— Recuerdas bien por lo que veo —habló sin dejar de


mirar el interior de la sala, donde la mujer parecía estar
siendo interrogada— Quiero que te encargues de su
protección.

— ¿Cómo? —las palabras se atascaron en su pecho, casi


incapaces de salir sin alteración alguna— ¿Eso significa
que estoy dentro de nuevo?

Namjoon se sorprendió ligeramente— ¿Por qué no ibas a


estarlo?

— Dijo que no podría tomar parte en el caso hasta que no


se confirmase mi coartada.

— No veo el problema pues. Comprobé los movimientos


de tu teléfono y todo estaba más que correcto. ¿Acaso lo
hay? —miró a Jungkook que hizo un gesto rápido
negándolo— Debes de estar muy agradecido a tu pareja
por ayudarte.

Y Jungkook no lo negaba. Al contrario, apostaba lo que


fuese a que alguien que ya le era más que familiar había
tenido algo que ver con que todo estuviese en orden con su
teléfono.

Jungkook, sin embargo, casi se atraganta con su propia


saliva al recordar que efectivamente, para Namjoon, él y
Taehyung eran pareja— Eh... —alargó— Claro, por
supuesto que lo estoy.
— Dale recuerdos de mi parte. Realmente me alegro por ti,
Jungkook —contempló al moreno directamente,
sonriendo— Te mereces a alguien bueno y atento que
cuide de ti.

— Gracias, lo haré señor —disimuló lo mejor que pudo.


Namjoon no podía haber escogido un mejor momento para
hablar de la maravillosa relación que tenía con Taehyung.
Ni siquiera sabía si seguía con vida o si se había casado en
las Vegas la noche anterior. Podría estar en cualquier sitio:
lejos o tal vez, más cerca de lo que Jungkook esperaba.

— Volviendo al tema que nos ocupa —continuó—, lo cierto


es que consideramos que la señorita Jung tiene un riesgo
considerable de ser el siguiente objetivo de quien quiera
que asesinó a su marido y cuando le propusimos la idea de
vigilar su domicilio las veinticuatro horas del día no puso
inconveniente. Incluso diría que se sintió más que
agradecida.

— Eso es un alivio, ¿no?

— Sí que lo es —concordó— Sin embargo, pidió


especialmente que fueses tú el encargado de su seguridad.

Jungkook no pudo evitar sorprenderse— ¿Yo? No veo


razón alguna.

— Ya somos dos —respondió igual de


desconcertado— Quizás puede ser por la estrecha relación
que tienes con el caso. Encontraste el cadáver de su
marido —puntuó— De todas formas no soy quien para
cuestionar su petición. Eres uno de nuestros agentes y eres
igual de válido que cualquier otro para este trabajo. Aunque
realmente tienes ventaja sobre los demás al haber visto al
sospechoso.
— Pero no pude contra él, señor —reconoció con
amargura, apretando la mandíbula.

— Tranquilo, Jungkook. Te pilló desprevenido y lo entiendo


—lo reconfortó— Ahora eres consciente del peligro y estoy
seguro de que darás tu mejor esfuerzo por proteger a esa
mujer. Además no estarás solo, enviaremos varios agentes
más. Lo único es que tú serás el más cercano a ella, como
si custodiases su puerta.

Jungkook no estaba completamente seguro de sí mismo y


sus capacidades a estas alturas, pero no podía negarse a
la petición de su superior, tenía que volver a ganar su
confianza después de haber sido sospechoso de homicidio.
Además, siempre podía contar con la ayuda de sus
compañeros— Lo haré lo mejor que pueda.

— Así me gusta, sabía que aceptarías —posó una mano


sobre su hombro— Myungsoo, Jaehyun y unos cuantos
agentes más llevan ya unos días vigilando a la señorita
Jung, aunque todo era provisional por si finalmente podías
unirte a nosotros.

— Igual sabe que físicamente soy incapaz de encargarme


de ella yo solo las veinticuatro horas del día, tengo algunas
necesidades básicas —bromeó.

— Ya lo sé, Jungkook. Después de todo eres humano —


Namjoon sonó despreocupado— Ayer llamé a la señorita
Jung y le transmití eso mismo que tú me estás diciendo.
Sin embargo, fue sorprendentemente previsora e incluso
ofreció la antesala contigua a su habitación para que te
instalases allí provisionalmente durante tus turnos al igual
que otros puntos de descanso para tus compañeros por si
pudiese ser necesario.
— Vaya, cómo podría rechazar toda la amabilidad que me
está brindando... —Jungkook se sintió abrumado por tanta
preparación.

Su superior asintió de acuerdo con la afirmación— La


verdad que es una mujer encantadora. Una pena que no
mantenga una buena relación con su familia...

— Namjoon —Seokjin apareció de la nada abriendo la


puerta educadamente— Necesito hablar contigo cuando
termines. Es sobre algo extraño que hemos encontrado en
el cuerpo. Me gustaría que vinieses a la morgue cuanto
antes.

— Claro —respondió. A continuación Seokjin cerró la


puerta, marchándose— Como te decía, todo está más que
preparado para tu estancia si de verdad estás conforme
con ello. La señorita Jung ha ofrecido una habitación y todo
lo que conllevaría tu estadía allí. Lo único que necesito es
tu visto bueno y hoy mismo por la noche podrías instalarte
en su casa.

— Sé que no me está presionando para hacerlo, capitán —


habló—, pero realmente me sentiría un desagradecido si
rechazo todos los preparativos y las molestias que se han
tomado para que cuide de la viuda del señor Nam —
Jungkook suspiró, frotando sus manos levemente cubiertas
de sudor frió por sus vaqueros— Cuente conmigo, señor.

— Perfecto —sonrió, revelando unos adorables hoyuelos


que contrastaban con su feroz mirada— En ese caso
puedes ir a casa a recoger algo de ropa. No creo que sea
necesario tu uniforme.

— Gracias, señor —Jungkook se encaminó hacia la salida


y justo de antes de abrir la puerta la voz de su superior
volvió a cogerlo desprevenido.
— ¡Ah, Jungkook! —elevó ligeramente el tono— Antes de
que te vayas pasa a ver a Jimin —el nombre de su amigo
golpeó de lleno su estómago, llenándolo de estupor— Le
encargué que te hiciese una copia del expediente de la
investigación con todos los datos y detalles que hemos
hallado hasta el momento, incluída la autopsia, obviamente.
Dile además que te apunte la dirección del domicilio de la
señorita Youngmi, ¿de acuerdo?

Ver a Jimin era lo último que quería hacer en ese momento.


Jungkook llevaba unos días pensando y había decidido
finalmente luchar por la amistad que había construído con
su compañero, pero sin embargo todavía no estaba
preparado para hablar con él. La herida que había dejado
aún era lo suficientemente reciente para que hiciese arder
sus pulmones y humedecer sus ojos. No quería hacerlo, no
ahora. Su estómago se revolvía de solo pensarlo— Sí,
señor —respondió haciendo una reverencia antes de salir
de la sala.

Una vez estuvo fuera, Jungkook suspiró y llenó sus


pulmones de oxígeno con una profunda inhalación,
preparándose para lo que vendría cuando estuviese cara a
cara con el hombre que tanto daño le había hecho. Con
paso lento pero decidido, recorrió de vuelta los pasillos que
había atravesado junto a Namjoon, encaminándose hacia
el corazón de la comisaría dónde se encontraban todos los
puestos de trabajo de los agentes y el personal del edificio.

Su mirada se encontraba fija en sus botas desgastadas,


probablemente imaginando en su mente la conversación
hipotética y tremendamente incómoda que tendría con
Jimin.

Mientras seguía imbuido en sus tortuosos pensamientos,


sus pies ya lo habían llevado hasta el destino que buscaba.
A lo lejos divisó la figura de su amigo. Estaba concentrado
en su ordenador, tecleando rápidamente mientras sostenía
en su boca un bolígrafo casi gastado y colocaba su pelo
hacia atrás con la mano, peinándolo con sus dedos.

— Hola —articuló de forma escueta cuando estuvo frente al


escritorio de Jimin, al lado del suyo mismo.

— Lo siento, ahora mismo estoy... —habló


automáticamente mientras seguía concentrado en su
trabajo. Sin embargo él mismo se interrumpió al reconocer
la voz de su amigo— Kook... —musitó al levantar su vista
hacia el nombrado, parecía que sus ojos se saldrían de las
cuencas— ¿De verdad me estás hablando a mí?

— ¿Con quién iba a hablar? Te estoy mirando a ti,


¿cierto? —Jungkook le brindó una tímida sonrisa.
Realmente se le hacía difícil comportarse de manera fría
con Jimin y por esa misma razón lo había evitado: no
quería parecer débil ante él. Sin embargo, lo era.

— Es solo que me sorprende —habló todavía sin creerlo—


El otro día creí que me lanzarías un pisapapeles a la
cabeza.

— Y ganas no me faltaban, supongo... —se encogió se


hombros. El moreno entonces observó de nuevo el gran
montón de papeles que había en el escritorio contiguo: el
suyo— Oye, ¿y todos esos papeles que hay en mi puesto?

Jimin miró la pila de hojas— Papeleo.

— Pero si me acabo de incorporar —Jungkook frotó su


rostro con frustración.

— Tranquilo, está todo hecho ya.

— Pero... —Jimin sonrió con una mezcla entre ternura y


arrepentimiento— Espera, ¿has sido tú?
El mayor se rascó la nuca, restándole importancia— Tenía
que devolverte de alguna forma todos los favores que me
has hecho así que me he estado quedando estas últimas
noches para terminarlo por ti. No podía dejarte toda esa
pila para ti solo y más vale tarde que nunca.

— No tenías por qué hacerlo.

— Sabes que sí —se levantó parándose frente al


moreno— En realidad yo quería disculparme... —comenzó.

Sin embargo Jungkook lo interrumpió.

— Me gustaría hablar primero si no te importa —Jimin lo


miró confuso hasta que finalmente asintió lentamente— Sé
que el otro día quizás no me comporté bien contigo, pero
no me malinterpretes, no estoy diciendo que haya sido mi
culpa —aclaró— No sé cual fue la razón por la cual me
besaste y creo que tampoco quiero saberla, solo te pido
que no vuelvas a hacerlo —Jimin lo miró con amargura en
sus ojos— No juegues conmigo. Realmente eres uno de
mis mejores amigos, si no el mejor, y lo que más me
dolería es perder tu amistad y tener que tratarte como un
desconocido cada vez que nos crucemos por la comisaría.
Te quiero Jimin, y soy consciente de que no es
correspondido. Sé que me ves como un hermano pequeño
y aunque todavía me duela, no voy a renunciar a esta
amistad que hemos construido por esto. Quiero volver a
empezar de cero y sobre todo, quiero poder volver a ser yo
mismo contigo a mi lado.

—Yo... —hizo un pausa— De verdad lo siento, Jungkook.


No quise hacer lo que hice, pero cuando quise darme
cuenta ya te estaba besando. No supe dónde meterme
después de que sucediese, así que huí. Y créeme que
estoy tremendamente arrepentido por ello. Por haberte
confundido y por darte una esperanza que yo nunca había
considerado, por jugar contigo y por no decirte la verdad. Si
realmente puedes perdonarme algún día yo seré el primero
que querrá recuperar tu valiosa amistad —se explicó.

Jungkook no pudo contenerse más y abrazó a Jimin


despacio, casi temiendo que rechazase el contacto. Sin
embargo, éste lo correspondió al segundo— No volvamos a
pelear, ¿de acuerdo? —habló el moreno. Sintió entonces la
pequeña cabeza de Jimin hacer un gesto afirmativocontra
su hombro y se relajó de golpe— Si no, ¿quién me hará
ahora el papeleo? —el mayor golpeó su espalda con fuerza
pero Jungkook lo sintió extrañamente cálido mientras
comenzaba a reír, como si de nuevo pudiese ser él mismo
con Jimin. Relajado y distendido.

— De todas formas hay algo a lo que no he podido parar de


dar vueltas y que realmente no entiendo. ¿Puedo
preguntarte? —Jimin retomó la conversación al terminar el
abrazo.

— Claro, adelante —Jungkook lo invitó a seguir.

— ¿Por qué te molestaste tanto conmigo si tienes novio?

Jungkook casi se atraganta por segunda vez— Eh... —


alargó— La verdad es que me costó... Me costó mucho
comenzar a salir con Taehyung —paró—, y cuando ya
creía que tenía todo claro volviste tú, trayéndome
recuerdos del pasado y confundiéndome.

— Desde luego el otro día no parecías confundido —hizo


memoria, divertido— Cuando te comió la boca, me
refiero —soltó una carcajada.

— Por Dios, no me lo recuerdes —frotó su rostro


avergonzado— Él es... —pensó algún adjetivo que
puediese aplicarse a Taehyung—, es muy espontáneo.

Y no era mentira.
— No hace falta que lo jures. Disteis un gran espectáculo y
algo de lo que hablar durante días.

— Apuesto a que sí —Jungkook apretó la mandíbula,


matando mentalmente a Taehyung.

Entonces, de repente Jimin se inclinó en dirección a su


oído y después susurró— Lo pasasteis bien la otra noche
los dos, ¿me equivoco?

Los ojos de Jungkook no podrían haberse abierto más ni


aunque hubiese querido. Instantáneamente tomó la nuca
de Jimin y tapó con su otra mano la boca de éste, sintiendo
su risa vibrar en la palma— ¿Cómo sabes eso? —observó
de manera paranoica su alrededor, cerciorándose de que
nadie los escuchaba.

Jimin hizo un gesto indicando que le destapase la boca y el


menor obedeció receloso— ¿Nunca te han dicho que hay
formas de tapar un...? —señaló disimuladamente la piel
violácea de su cuello.

— ¡Oh, mierda! —subió de manera exagerada el cuello de


su chaqueta, tapando casi hasta la altura de sus ojos.

— Eres demasiado divertido —Jimin rió sin tapujos.

— Olvidé por completo que tenía eso —se resguardó un


poco más en el cuello de la prenda, ocultándose
abochornado.

De repente el mayor rió bajito, como si hubiese recordado


algo— Por Dios Jungkook, dime que todavía no has ido a
ver a Namjoon.

— Justo acabo de... —entonces fue consciente de lo que


quería decir Jimin— Oh, no —volvió a maldecir
golpeándose la frente— ¿Crees que lo habrá visto?
— ¿Te ha comentado algo?

— En realidad no —suspiró algo aliviado— No debe


haberlo visto.

— No lo ha visto o... ¿No ha querido verlo quizás? —Jimin


hizo una pose sobreactuada como si estuviese pensando y
después estalló en una gran risotada. Jungkook quería que
la tierra lo tragase y que después lo escupiese en dirección
a la Luna.

— Tengo que huir de aquí e ir a por maquillaje —su


paranoia comenzó.

— Llévate al menos la copia del archivo del caso —rió al


ver que el menor comenzaba a estudiar las posibles vías
de huída viables.

— Ah sí, también tienes que apuntarme la dirección del


domicilio de la viuda de Nam —habló algo sofocado.

— Como quieras —garabateó rápidamente en una hoja y


entonces Jungkook tomó bajo su brazo los documentos del
caso dispuesto a escapar del país y comprar un pasaporte
falso.

— ¡Nos vemos Jimin! Hablaremos con más calma en otra


ocasión. No he terminado contigo —se despidió mientras
salía escopetado de la comisaria— ¡Gracias por lo del
papeleo!

— ¡Ten cuidado! —Jimin agitó su mano despidiéndose y


viendo cómo Jungkook abandonaba el edificio— De verdad
que todavía no sé cómo consiguió este trabajo. Es todo un
niño grande.
17. Kiss Me

Jungkook sacó su teléfono móvil una vez más, dispuesto a


releer el mensaje que horas antes había recibido de su
capitán.

Por circunstancias caprichosas de la vida el moreno había


terminado aceptando hacerse cargo de la protección de la
viuda de Nam Doyoung, y por mucho que le pesase la
tarea, ahora tenía que cumplir su palabra. Lo último que
quería era volver a decepcionar a Namjoon.

Nadie podía culparle por querer recuperar su honor perdido


tras haber sido sospechoso de homicidio, pero Seokjin
siempre le decía que debía pensar las cosas en frío,
meditarlas con cabeza y pensar en las posibles
consecuencias que ello podría conllevar. Sin embargo, no
importaba cuántas veces el mayor le repitiese esas
palabras, Jungkook simplemente era impulsivo y
espontáneo y tendía a hacer lo que quería y cuando quería.
Eso sí, siempre guiado por su instinto: instinto que dicho
sea de paso, también le había causado problemas más de
una vez.

Por esa y varias razones más, en ese momento se


encontraba frente a una gran entrada de barrotes
metálicos, decorada con detalles ornamentados
cuidadosamente elaborados, esperando a que alguien se
dignase a abrirle la puerta.

De cualquier modo si realmente quería conseguir entrar


debía llamar al timbre primero, ¿no? Los nervios casi
habían hecho que se olvidase de lo más básico.
¿Esperas que te abran la puerta sin siquiera saber que
estás esperando fuera, estúpido?, pensó.

Antes de hacer saber su presencia a los habitantes de la


casa decidió chequear una vez más la dirección que
Namjoon había adjuntado al mensaje de texto así como la
que le había dado Jimin. Dejó la gran bolsa que cargaba
con sus pertenencias personales reposando sobre el
asfalto y buscó el teléfono en su bolsillo. Tras leer
deliberadamente tanto la dirección que tenía enfrente como
las que le habían sido proporcionadas, se cercioró de que
efectivamente estaba en la casa correcta.

El moreno había tenido que conducir media hora para


conseguir llegar hasta ese pequeño complejo que parecía
sacado del mejor y más lujoso best seller. En ambas
aceras se extendían casas y casas de ensueño, cada cual
más utópica que la anterior.

Entonces Jungkook finalmente se armó de valor y tocó la


campanilla de la imponente vivienda, que pareció resonar
por cada rincón del edificio. Pocas veces había visto una
casa tan cuidada. En cierta medida le recordó al lugar en el
que se había celebrado la fiesta de las comisaría hacía ya
unos días: con su entrada vallada pero a la vez permitiendo
la entrada de los vehículos, un gran jardín atravesado por
un camino de piedra y siguiéndolo hasta el final, el
impresionante edificio donde había residido en vida el
señor Nam.

Jungkook, que todavía estaba enfrascado en sus


pensamientos y fantasías, apenas notó que por fin alguien
se había dignado a venir en su busca.

— Buenos días —saludó una chica aproximadamente de


su edad, vestida con un traje que parecía el que
probablemente tendría el servicio de la casa— Lo siento
pero si viene a vender algún producto de la teletienda le
adelanto que no queremos nada —y dicho esto se dispuso
a dar carpetazo a la conversación, haciendo amago de
cerrar la puerta y dejar a Jungkook con las palabras en la
boca.

— Me temo que aquí hay algún error —el moreno llamó su


atención extendiendo el brazo en su dirección. La joven
pareció mostrar intriga en sus pupilas— Mi nombre es Jeon
Jungkook y trabajo como agente en el departamento de
policía encargado del caso de Nam Doyoung —se presentó
educadamente mientras realizaba una leve pero correcta
reverencia— Mi capitán, Kim Namjoon, me pidió como
favor personal de la señorita Youngmi que me hiciese
cargo de ella. Si es posible me gustaría poder incorporarme
a mis compañeros en su labor.

— ¿Usted es el agente Jeon? —la desconocida se


sorprendió súbitamente y después hizo un par de torpes
reverencias disculpándose— ¡Lo siento mucho!
Perdóneme, pero nunca imaginé que sería usted tan joven.
Le pido disculpas de nuevo.

— No se preocupe, no tiene mayor importancia —sonrió


intentando calmarla— Suelen sucederme este tipo de
confusiones debido a mi edad.

— Por favor, acompáñeme si es tan amable —hizo un


ademán invitándolo a entrar mientras abría rápidamente las
verjas— Lo estábamos esperando.

Jungkook tomó la bolsa que había dejado en el suelo con


anterioridad y la cargó sin esfuerzo sobre su hombro,
dispuesto a pasar al interior del recinto.

— Siento haberme incorporado más tarde y causar estas


molestias pero tuvimos unos pequeños percances después
de que ocurriese el desafortunado incidente del señor Nam
—el moreno caminó detrás de la joven, ajeno a todo menos
el paisaje, casi incluso a sus propias palabras.

— La verdad que es horrible lo que le ha sucedido al señor


Nam, los empleados de esta casa todavía seguimos en
shock. Era un hombre trabajador y admirable—habló con
sinceridad— Me pone la piel de gallina pensar que el
monstruo que lo mató quiera hacer daño a la señorita Jung
también.

— En realidad no esta confirmado que sea su próximo


objetivo pero las probabilidades son bastante altas y no
podemos permitirnos descartar ninguna variable ni dejar
algún camino sin cubrir ya que el resultado podría ser
nefasto —explicó.

— Me alegro de que un agente tan diligente como usted


vaya a encargarse de la señorita —sonrió frenando frente a
la puerta principal, esperando que abriesen desde el
interior.

Un hombre perfectamente uniformado los invitó a pasar


pocos segundos después, dejando a la vista el enorme
recibidor de la casa. Era un perfecta combinación entre
elegancia y sencillez, culminado a su vez con un toque
desconocido que curiosamente le inspiraba un sentimiento
familiar, le hacía sentirse agusto y cálido.

— Si es tan amable de esperar, la señorita lo recibirá en


unos minutos. Anda algo ocupada ya que esta noche va a
tener lugar un congreso en el que se decidirá qué medidas
tomar y qué perspectiva adoptar para el funcionamiento
futuro del bufete, ya sabe, ahora que el señor Nam no se
encuentra al frente del proyecto —puntuó.

— Sí, no hay problema, esperaré —Jungkook respondió


amablemente.
— Supongo que únicamente lo recibirá y le indicará dónde
se encuentra su habitación o dónde puede descansar,
después se preparará para la reunión.

— Entendido —el moreno sonrió y se despidió con una


ligera inclinación de su torso— Muchas gracias.

Durante los minutos que Jungkook tuvo que esperar, sus


sentidos se entretuvieron analizando y estudiando las
distintas características del lugar. Sus ojos se deleitaban
con el aterciopelado reflejo de la luz sobre el mármol
tímidamente rosáceo, su nariz se embriagaba con el
afrutado y dulce aroma que viajaba por el aire y sus oídos
se dejaban seducir por la agradable música de un piano
lejano. Pudo haber estado así cerca de unos cinco minutos
hasta que de repente, algo distinto del hipnotizante sonido
del piano llegó a sus oídos desde la distancia, el sonido de
pasos acercándose. Tacones para ser más exactos.

— Qué sorpresa, me alegro de que por fin se una a


nosotros y nos honre con su presencia, agente Jeon —una
voz delicada como el cristal resonó en el piso superior, al
que se accedía a través de unas grandes escaleras de
mármol.

Ante Jungkook apareció la figura de la mujer que había


visto el día que Taehyung lo ayudó a confirmar su coartada:
Jung Youngmi.

Vestía una camisa color hueso metida por dentro de la


falda oscura de tubo que cubría su estilizada silueta, unos
zapatos de igual tonalidad hacían juego con su larga
melena azabache.

— Buenos días, señorita —de nuevo se inclinó


educadamente.
— Llevaba días preguntándome cuándo podría por fin ver
su rostro en mi casa. Da gusto ver una cara distinta que de
un toque novedoso a este lugar, más si es tan
tremendamente atractivo como lo es usted.

La mujer carcajeó, tapándose tímidamente el rostro con su


mano pálida.

Jungkook se sorprendió ante el repentino cumplido. Sin


embargo, optó por seguir manteniendo la compostura y
sonrió con gratitud— Muchas gracias, es usted muy
agradable.

— Si es tan amable de seguirme le mostraré dónde puede


dejar sus pertenencias —comenzó a caminar escaleras
arriba de vuelta— Me alegra que finalmente haya sido
capaz de incorporarse. Realmente quería que usted
formase parte de el equipo de protección, no sabría
explicarle el por qué pero me transmite mucha confianza y
tranquilidad.

— Tráteme de tú si es tan amable, se siente muy extraño al


ser ambos de la misma edad —habló Jungkook.

— En ese caso, me gustaría que también me tutease —tan


pronto como dijo sus palabras se retractó y posteriormente
corrigió— Tutees.

— Claro... Youngmi —articuló Jungkook igualmente con


algo de incomodidad.

Iba a tener que acostumbrarse a esto.

— Ya que tú pareces ser la voz cantante del equipo que


hay en mi casa, he decidido que podrías quedarte en la
habitación contigua a la mía —explicó mientras continuaba
caminando a algún lugar desconocido para el moreno,
siempre acompañada del sonido monótono de sus zapatos
de tacón— Sé que suena algo extraño pero cuando veas el
cuarto lo entenderás.

Tan pronto como dijo sus palabras, ambos frenaron frente a


una gran puerta doble de madera oscura y reluciente, casi
como si la hubiesen terminado de limpiar y pulir justo en
ese momento. Entonces Youngmi tomó el tirador de la
puerta entre sus estilizadas manos. Jungkook casi temió
que pudiese romperse en pequeños pedazos al tirar de
aquella robusta puerta con ese cuerpo tan delicado. Sin
embargo -y no sorpresivamente- a pesar de su pequeño
cuerpo abrió sin problemas.

— Este cuarto está conectado al mío —comenzó a hablar


su anfitriona— Podría decirse que es casi como un mini
apartamento contiguo a mi cuarto —ante Jungkook había
aparecido una gran sala acogedora y perfectamente
decorada en tonos burdeos— Esta sala de aquí es la
central, si atraviesas esa puerta de allí encontrarás tu
dormitorio y si cruzas aquella, encontrarás el cuarto de
baño —señaló una detrás de otra las diversas puertas que
se apreciaban desde el cuarto central— El único
inconveniente es que el baño es común tanto a tu cuarto
como al mío por lo que tendremos que compartirlo —
puntualizó— Por lo demás todo es completamente
individual.

— Veo que has pensado en cada detalle.

— Es lo menos que puedo hacer por la persona que se


encarga de mi seguridad —juntó ambas manos en la parte
delantera de su falda e hizo una pequeña pero apreciable
reverencia— Oh, casi lo olvido —recordó— Esa puerta de
allí es la que conduce a mi cuarto —señaló en dirección a
la única puerta que no había mencionado anteriormente—,
solo para que lo sepas. Si necesitas cualquier cosa no
dudes en llamar y preguntarme.
— Muchas gracias.

— Además hemos mandado colocar un escritorio en esta


sala para que puedas continuar con tu trabajo de la
comisaría si gustas. No queremos que lo dejes de lado por
tener que encargarte de mi seguridad —sonrió haciendo
desaparecer momentáneamente sus ojos ámbar.

— Es todo un detalle, la verdad es que podría serme útil


por un asunto personal que debo resolver.

De hecho así era. Jungkook llevaba meses insistiendo a


Namjoon para que le dejase echar una ojeada al
expediente del caso de su hermano. Necesitaba ver si era
capaz de esclarecer algún detalle por su cuenta, no había
nadie que conociese a su hermano mejor que él. Sin
embargo, debido a la gran cantidad de casos y trabajo que
lo habían estado ocupando los últimos meses -e incluso
abrumando- se había visto incapaz de encontrar la
oportunidad de recordárselo de nuevo a su superior.

— Me alegro de que vaya a serte útil —entonces, Youngmi


miró el reloj que abrazaba su frágil muñeca y después
habló de nuevo— Me gustaría quedarme aquí conversando
contigo pero me temo que tengo un compromismo que
cumplir en unas horas y debo irme.

— No te preocupes, con lo que me has dicho hasta ahora


creo que seré capaz de sobrevivir hasta que vuelvas —
bromeó.

De repente el teléfono de Jungkook comenzó a vibrar en su


bolsillo haciéndole saber que alguien lo estaba llamando.

¿Quién era? Que él supiese no esperaba la llamada de


nadie.
— Si me disculpas —Jungkook se excusó saliendo al
pasillo para así no molestar a Youngmi, no sin antes hacer
una reverencia como de costumbre. Nadie podía culparlo,
el cuerpo se lo pedía casi de forma automática. No se
imaginaba cómo no le dolía la espalda de tanta reverencia
por aquí y por allá.

El moreno tomó entonces el aparato de su bolsillo y se


sorprendió al ver que era Namjoon quien lo reclamaba. No
tardó ni dos segundos en responder su llamada.

— ¿Capitán? —contestó.

— ¿Jungkook? —escuchó al otro lado de la línea.

— Sí.

— Tranquilo, no quiero que te preocupes, nada ha


sucedido. Simplemente quería asegurarme de que habías
llegado sin problemas a casa de la señorita Jung —habló
calmadamente.

— Sí señor, he llegado sin problemas, justo acaba de


recibirme —explicó.

— Me alegra oír eso. También necesitaba comentarte algo


en relación al caso de Nam.

Jungkook se extrañó al oír lo que Namjoon acababa de


decir— ¿Hay algo que deba saber, señor?

— No tiene demasiada importancia en realidad, solo quería


decirte que por fin han comparado la ficha dental del
cadáver que hallaste y que evidentemente era del
señor Nam, pero igual es algo que tenemos que cotejar y
poner en el informe —explicó— Estaban saturados en la
central donde analizan las pruebas forenses y por ello se
han retrasado con la ficha hasta ahora, pero era de esperar
que ambas coincidiesen, sería realmente insólito sino fuese
así.

— Comprendo, me alegro de que por fin se hayan cotejado


todos los datos biológicos y químicos de los que
disponemos.

— Yo también, por fin podemos seguir investigando con la


certeza absoluta de quién es la víctima que tenemos entre
manos —continuó hablando a través del altavoz— He
hecho que Jimin te envíe una copia del expediente del caso
a casa de la señorita Youngmi para que puedas echarle un
vistazo en caso de que quieras hacer alguna pregunta
personal a su esposa o de que quieras revisar algunos
archivos de su oficina.

— Parece lógico —Jungkook concordó— Haré lo que


pueda.

— Te he enviado también otra cosa de regalo, espero que


te sientas satisfecho.

El menor no pudo extrañarse más— ¿Ha enviado algo


más? ¿Qué es?

— Paciencia, en un rato debería presentarse alguien allí


con ambas cosas.

— Supongo que esperaré abajo a que lleguen


entonces... —no sonó muy convencido.

— Venga, te encantará —Namjoon por el contrario sonó


animado— Hablamos más tarde.

Dicho esto, Jungkook colgó y volvió de nuevo al interior de


la habitación. Ahora que se encontraba solo podía prestar
mayor atención a la estancia. Era bastante amplia y se
encontraba muy bien iluminada aunque precisamente en
ese instante ya estaba cayendo la noche. La habitación
estaba equipada con lo básico aunque no podía evitar
verse extremadamente ostentoso: un escritorio de madera
oscura, estanterías llenas de libros y pequeñas figuras, un
sofá frente a una mesita de café y un par de ventanas que
se encontraban abiertas, a través de las cuales se veía un
gran árbol de cerezo que escalaba en dirección al cielo
desde el jardín. El suelo se encontraba cubierto por una
alfombra de estampado realmente elegante; curiosamente
la gama de marrones y rojos que la recorrían le inspiraba
un toque exótico muy llamativo y atractivo a la vista.

Entonces, Jungkook escuchó el sonido característico de los


tacones de Youngmi en la sala contigua y decidió bajar al
recibidor a esperar a que llegase el expediente del caso.
Así no la molestaría mientras se preparaba para su cita de
negocios.

La verdad es que al menor se le hizo eterna la espera en el


vestíbulo; se encontraba solo y no hacían más que pasar
personas de un lado a otro. Mientras tanto, el moreno no
tenía otro entretenimiento que no fuese contar cuántas
personas iban y venían. Hasta que finalmente, y después
de unos veinte minutos, alguien entró acompañado de la
chica que justo lo había recibido a él también. Reconoció
entonces a su compañero Sehun, de la misma comisaría y
departamento que él.

Se acercó a él rápidamente y le dio las gracias tras recibir


el paquete que tanto había esperado. Sin dejar pasar un
segundo más corrió escaleras arriba dispuesto a abrirlo y
ver qué más había metido en la caja su capitán. Se sentía
como si fuese Navidad.

Una vez llegó arriba y descubrió lo que le habían traído se


sorprendió al ver que una copia del caso de su hermano se
encontraba dentro del paquete. Por fin, después de tanta
espera y esfuerzo. Rápidamente los ojeó de forma
superficial, apreciando evidencias forenses,
biológicas, químicas, de balística... No cabía en sí de
alegría. Se sentía como un niño en una tienda de
caramelos.

Jungkook decidió que si era posible le gustaría darse una


ducha y después examinar y leer ambos con calma y
poniendo el cien por cien de sus sentidos y concentración.
Dejó ambos documentos sobre el escritorio de su
habitación y se dirigió hasta la puerta del cuarto de
Youngmi.

Cuando estuvo frente a ella, golpeó suavemente la madera


con sus nudillos— ¿Youngmi? —esperó una respuesta del
otro lado.

— ¿Sí? —su dulce voz alcanzó sus oídos.

— Me voy a dar una ducha si no te importa —habló


elevando un poco el tono para que lo escuchase con
claridad a través de la puerta.

— Sí claro, adelante, estás en tu casa —respondió.

— Gracias.

El menor se dirigió a la bolsa en la que había traído todas


sus pertenencias y se aseguró de que efectivamente había
cogido toda la ropa que iba a necesitar durante su estancia.
No esperó más tiempo y se metió al cuarto de baño casi en
un suspiro. Realmente quería tener la oportunidad de leer
por fin el expediente del caso de su hermano.

Jungkook sintió que se había quitado cinco años de tensión


y trabajo después de esa ducha caliente, había sido tan
relajante que lo había dejado como nuevo. Casi había
vuelto a nacer.
Con una toalla en sus caderas y el cuerpo todavía algo
empapado, Jungkook salió en dirección a su habitación,
dejando salir una gran nube de vapor húmedo al abrir la
puerta. Para su suerte, ambas ventanas se encontraban
abiertas por lo que los cristales no se empañaron y la
habitación se ventiló casi al instante, haciendo desaparecer
la asfixiante humedad.

— Se ha quedado buena noche, ¿cierto? —una voz le


arrebató el aire que abastecía sus pulmones.

Jungkook se llevó una mano al pecho al darse cuenta de


que había alguien en su habitación. El solo escuchar su voz
grave y aterciopelada le puso la piel de gallina.

— ¿Tae? —Jungkook habló casi sin creerse lo que veía. La


mano que había volado en dirección a su nuca terminó su
recorrido apartando el cabello mojado de su frente,
peinándolo hacía atrás con los dedos a pesar de que igual
volvía a su posición inicial— Casi me matas del susto.

— Oh vaya, ¿vuelvo a ser Tae? —rió falsamente mientras


jugueteaba con una pequeña figura de Buda.

Se encontraba recostado en el sofá, sus pies en lo alto de


la mesita de café. Curiosamente venía vestido de traje
aunque había dejado la chaqueta reposando en el respaldo
del asiento, traía un par de botones abiertos dejándole ver
su piel y para su sorpresa parecía más peinado que de
costumbre, su flequillo ligeramente abierto. Jungkook no
sabía por qué pero su corazón comenzó a latir
erráticamente bajo la piel de su pecho.

— ¿Qué haces aquí? No toques eso —Jungkook corrió en


dirección a Taehyung y le arrebató la figurita de las
manos— ¿Cómo narices has entrado?
— Pasaba por aquí en esta bonita noche y me dije, ¿por
qué no ver qué tal le va a Kookie sin mí? Además estaba
abierto —señaló despreocupadamente la ventana abierta.
Miró a sus ojos directamente por primera vez desde que
había notado su presencia en la habitación y a pesar de
que él se encontraba erguido y Taehyung sentado, se sintió
completamente vulnerable— Dime, ¿te la estás tirando? —
preguntó como si fuese la cosa más casual del universo—
A la esposa de Nam, digo.

Jungkook lo miró incrédulo. ¿Realmente había dicho


eso?— ¿Qué? ¡Por supuesto que no!

— Espera, ¿pero dices de la misma forma que nosotros


"no" nos acostamos?

— ¿De qué hablas ahora?

— Creo que lo sabes bien —rió, aunque realmente sonó


dolido.

El menor exhaló. Alguien tenía muchas ganas de hablar


acerca de lo que había pasado la otra noche. Y ese alguien
no era Jungkook. Pero le daría el gusto.

— Mira, sobre lo de la otra noche... —Jungkook no supo


cómo empezar la conversación que sabía que
inevitablemente iba a ser el centro de la misma—
Reconozco que me porté mal contigo.

— ¿Qué escuchan mis oídos? ¿Suena como si una


disculpa se estuviese haciendo camino hasta tus labios? —
Taehyung se levantó del sofá e inconscientemente, casi en
acto mecánico y automático, Jungkook mantuvo la
distancia. Más aún al encontrarse tan indefenso y solo con
una toalla separándolo del mayor.

— No debí haberte tratado de la manera que lo hice.


— ¿Reconoces entonces por fin que sí que pasó algo entre
nosotros?

Jungkook suspiró— Después de que te fueses recordé la


mayoría de cosas que sucedieron... Así que podría decirse
que sí.

— ¿Irme? Prácticamente me echaste de tu casa, Jungkook


—Taehyung caminó hasta posicionarse frente al menor—
Todavía sigo esperando tu disculpa, pequeño —
inevitablemente Jungkook apreció con todo detalle cómo
los ojos del mayor viajaban por su piel descubierta, todavía
con gotas cristalinas resbalando sobre la superficie.

— ¿De verdad puedes culparme por no creer tu palabra?


—habló el moreno con algo de decepción en su voz—
Podrías haber intentado engañarme.

Taehyung de repente estaba serio— Ya te expliqué que no


gano ni pierdo nada mintiéndote.

— Sabes que tampoco tengo razones para creer eso...

— Jungkook, nunca habría hecho nada que tú no hubieses


pedido, nada que tú no quisieses —afirmó con una
convicción que llegó clara y firme— Sé que quizás estabas
algo borracho y ahí te doy toda la razón, también estuvo
mal por mi parte, pero me reitero, jamás te haría daño o
haría algo que tú no quisieses. No me aprovecharía de ti.
Ahora que recuerdas todo, sabes que no estoy mintiendo.

— Lo recuerdo, pero no puedo evitar no confiar en ti del


todo, sé poco más que tu nombre —entonces Jungkook
recordó— Que por cierto, tengo tu cartera —el menor se
dirigió hacia su bolsa y sacó de un bolsillo lateral la
billetera— Aquí tienes, siento haberme visto obligado a
quitártela —le tendió lo que le pertenecía.
— ¿Por qué quieres conocerme? ¿Por qué quieres saber
más acerca de mí? —Taehyung ignoró completamente su
cartera, parecía no darle mayor importancia.

El moreno suspiró, cruzando ambos brazos sobre su pecho


buscando taparse un poco— Necesito saber si puedo
confiar en ti, si realmente soy solo un entretenimiento para
ti... Simplemente no sé qué te traes entre manos, mucho
menos qué es lo que buscas de mí. ¿Qué tengo que te
hace volver a mí una y otra vez cuando menos lo espero?
No entiendo nada.

— Jungkook —Taehyung llamó su atención, frenando así la


retahíla de palabras sin sentido que brotaban de sus labios
con torpeza.

El menor elevó el rostro y se encontró con los ojos oscuros


y profundos de Taehyung, mirando a través de su alma—
¿Buscas mi perdón? ¿Quieres que olvide lo que sucedió el
otro día? ¿Que borre el dolor de tu indiferencia? —
Jungkook no se vio capaz de responder, sin embargo sabía
que en el fondo anhelaba hacerlo, recuperar la aparente
confianza que habían tenido en algún momento, aunque
fuese solo para estar de nuevo en paz consigo mismo. El
menor movió de forma afirmativa la cabeza, sin articular
palabra alguna— Entonces, bésame.

Las palabras de Taehyung pillaron a Jungkook


desprevenido, lo último que esperaba era que el mayor
dijese eso. Pero a quién iba a engañar, ya se había dejado
llevar más de una vez por el sabor de sus adictivos labios y
si él quería besarlo probablemente no se negaría.
Simplemente le era imposible resistirse a tal tentación, lo
incitaba al pecado de maneras inimaginables y la química
que tenían era magnética e imposible de ignorar.

Jungkook casi se imaginó viéndose en tercera persona, su


figura frente a Taehyung con los ojos cerrados y esperando
recibir los labios del mayor sobre los suyos al igual que
sucede en esas películas tan cliché de romance
adolescente.

Sin embargo, la boca ajena no parecía llegar.

De la nada, la risa del mayor resonó e hizo eco por la


sala— ¿Esperas acaso que sea yo quien se acerque?
¿Después de lo que hiciste el otro día? Ja, más
quisieras —soltó una suave carcajada— Ni lo sueñes —y
dichas esas palabras se alejó del menor, dejando un frío
espacio frente a él y cierta decepción.

El moreno se tentó a hacer un mohín adorable para su


mayor.

Jungkook rió entonces entendiendo por dónde iba


Taehyung diciendo todo esto— Pretendes que me arrastre
ahora, ¿cierto? ¿Ese es mi castigo?

— ¿Yo? —sonrió divertido sin ocultar siquiera sus


intenciones tras una buena actuación— Qué va.

— ¿Por qué crees que no podría aguantar en la misma


habitación que tú sin besarte o mantener algún contacto
contigo? Soy mayorcito ya —explicó confiado— Además
tengo cosas más importantes que hacer, como vestirme por
ejemplo, así que si me disculpas —el moreno comenzó a
caminar en dirección al cuarto de baño de nuevo.

— ¿Te vas? —la voz de Taehyung lo frenó— Ya no hay


ninguna parte de ti que me quede por ver —se acercó a
una de las paredes de la habitación y se recostó contra
ella— Puedes cambiarte delante de mí aquí mismo, no es
como si no pudiese aguantar en la misma habitación que tú
sin tocarte o abalanzarme sobre ti —imitó sus palabras
visiblemente divertido.
— Por mí bien —Jungkook quiso aparentar una calma que
en el fondo no tenía. Se acercó a su bolsa y sacó un par de
bóxers, unos pantalones vaqueros y una camisa de
cuadros amarilla— Podrías echarme una mano también si
quieres —una valentía que hasta entonces no sabía que
existía en su cuerpo se apoderó de él, sintiéndose intrépido
por un momento.

— No te pases Jungkook o la mano te la echaré al cuello —


Taehyung rió— Me niego a ser otro más en tu lista, más
aún a estar a la misma altura que la tía esa que está en la
habitación de al lado.

Jungkook de verdad esperaba que Taehyung estuviese


bromeando, porque la señorita Youngmi no le había dado
ninguna razón para que la odiase de esa forma. La sonrisa
que parecía querer dibujarse en los labios del mayor le
decía que así era pero aun así Jungkook no podía evitar
que le molestase un poco.

— Y dale... —Jungkook se exasperó— Que no me la estoy


tirando, no existe nada entre ella y yo. Es más, la conocí el
otro día.

— Vaya, o sea que os acabáis de conocer y ya te invita a


su casa. No sabía que fueses tan precoz, está bien saberlo.
Es increíble cómo son los jóvenes de hoy en día —hizo una
mala actuación simulando decepción.

— Ni que fueses un octogenario —Jungkook se dispuso a


vestirse.

Taehyung nunca lo admitiría pero le encantaba ver los


músculos de la espalda del menor contorneándose. Era
consciente de que había dicho que era perfectamente
capaz de estar en la misma habitación que él sin
abalanzarse encima suyo, pero no podía negar que se
moría por probarlo una vez más, hundir suavemente los
dientes en su piel, acariciándolo, deslizar su cálida y
húmeda lengua por la hendidura que atravesaba su
espalda.

¿Qué estaba pensando? Si seguía así pronto habría


evidencia física dentro de sus pantalones de los
pensamientos que estaba teniendo.

Cuando quiso darse cuenta el menor había terminado de


ponerse los bóxers y casi los vaqueros. Entonces, se
aproximó a Taehyung mientras pasaba sobre sus hombros
la camisa de cuadros aún con la cremallera de los
pantalones todavía abierta y dejando su torso al aire.

— Déjame ver si lo he entendido bien, no me perdonarás lo


del otro día a no ser que te bese —explicó mientras
abrochaba un botón, cubriéndose— Y no tienes intención
alguna de acercarte a mí por lo que la iniciativa la tengo
que tomar yo.

— Exacto, bésame y te perdonaré —sonrió


adorablemente— Imagina que de este beso dependiese el
volver a vernos, ¿cómo me besarías entonces?

— Mmm —Jungkook hizo una expresión pensativa


mientras abrochaba otro botón. Una idea pasó rauda y
veloz por su cabeza y abruptamente sus manos
abandonaron la tarea de abotonar la camisa y viajaron
hacia Taehyung.

Ambas manos del menor se posaron a cada lado del rostro


de Taehyung, tomándolo y obligándolo a mirarle a los ojos.

— Quiero hablarte —dijo casi en un susurro— Quiero ser


sincero contigo, sin trucos. Sólo yo, Jungkook, y tú,
Taehyung.
El mayor casi se asustó del brillo indescifrable que se había
apoderado de los ojos de Jungkook. Vio que un pequeño
rubor apareció en la superficie de sus mejillas e
involuntariamente tragó saliva haciendo un ruido
demasiado notable para su gusto.

Finalmente consiguió articular palabra— Adelante, te


escucho.

Jungkook se tomó un momento para pensar sus palabras y


después de unos segundos comenzó a hablar sin guión,
simplemente queriendo ser honesto consigo mismo. Y con
Taehyung.

— De verdad siento cómo resultó todo el otro día, me porté


horrible contigo y no fui más que un cínico —enfocó su
mirada en la del mayor mientras su pulgar derecho
comenzaba a deslizarse por la mejilla, poseído por el
instinto más primario. Ese pequeño gesto sin embargo,
estaba lleno de dulzura— Te negué, y negué haberme
acostado contigo y me arrepiento de ello, sobre todo
después del cariño con el que me trataste. Jamás imaginé
que pudieses ser así debajo de todo este ego y rebeldía
incondicional —sonrió.

— Sé que eso es justo lo que te atrae de mí —le devolvió la


cálida sonrisa, embelesado por sus ojos.

— Intento ser serio aquí, Tae —Jungkook rió suavemente.

— Disculpa —sintió un impulso irracional de besar su nariz,


sin embargo se contuvo y continuó escuchando las
palabras que el menor intentaba decir.

— La cosa es que no sé quién eres —dijo con tono


decaído— Hemos compartido demasiadas cosas estos
últimos días y sin embargo no sé nada de ti, qué te gusta
hacer los fines de semana, qué películas que gusta ver,
cuál es tu color favorito, si prefieres el salado o el
dulce... —enumeró— Conozco tu nombre y edad y porque
te encerré en un calabozo y te robé la cartera —bromeó.

Madre mía, ahora que lo pensaba en frío, esa última frase


sonaba como la guinda del pastel.

— Eres tan ingenuo... —rió de igual manera— ¿De verdad


crees que no me di cuenta de que la cogiste?

Jungkook se sintió confuso y estúpido a la vez. ¿Lo había


sabido durante todo este tiempo y aún así fingió que no
tenía ni idea?

— ¿Quieres decir que lo dejaste preparada para que la


cogiese?

— No exactamente, pero no importa, ese no es el punto —


Taehyung cortó— Estabas a punto de disculparte y de
continuar diciendo lo genial que soy así que por favor, si
eres tan amable de continuar.

El moreno bufó divertido y prosiguió— Siento que puedo


confiar en ti, eso es lo que me inspiras, pero no al cien por
cien, al menos no hasta que sepa quién eres.

La mano de Taehyung se movió en dirección a la de


Jungkook y se posó sobre la que estaba todavía en su
mejilla— Hay veces que es mejor no saber las cosas,
Jungkook —dijo realmente serio— Solo dime una cosa.

— Dime —Jungkook escuchó con atención.

— ¿Quieres besarme en este momento? —Taehyung


buscó ese deseo incontenible que él albergaba en ese
momento en su interior en los ojos del menor.
¿Era ese desoe irrefrenable que sentía cálido dentro de su
pecho recíproco? Porque se moría por probarlo una vez
más.

Jungkook deslizó su mirada por el rostro del mayor. Delineó


sus perfectas cejas, estudió sus profundos ojos castaños y
terminó el recorrido en sus labios. Lo reclamaban— Sí.

— ¿Entonces a qué esperas para venir a por mí y recibir tu


castigo? —de igual forma Taehyung terminó focalizando
toda su atención en los labios rosados del menor, que en
ese mismo momento estaban siendo humedecidos por su
lengua.

Lentamente y en lo que a Taehyung le pareció una


eternidad, Jungkook afianzó el agarre de su rostro y
comenzó a acercar sus labios hambrientos. Ambos miraban
la boca ajena, deseando saborear por fin el almíbar que
seguro encontrarían en los brazos del otro.

Por fin sucedió, por fin hicieron contacto en un beso lento


que les robó el aliento. Al principio las riendas las llevaba el
menor, pero en cuanto Taehyung sintió que el moreno lo
había besado como él exigía, tomó el control.

No quiso espantarlo por lo que mantuvo su lengua fuera de


juego y únicamente movió sus labios al compás.

Su boca se deslizaba ágil sobre la de Jungkook, ansiando


tomar todo de él. Le había sido realmente difícil no
acercarse al menor en esos días pero se había sentido
enormemente orgulloso al ver que todavía conservaba la
marca que le había dejado en el cuello aquella noche.

Él y sus estúpidas inseguridades, pensando que ya se


habría olvidado de él.
Taehyung sucumbió ante la tentación que era tener a
Jungkook frente a él y sin pensarlo dos veces desabrochó
el par de botones que había abrochado con anterioridad y
deslizó sus cálidas manos en dirección a su espalda baja,
para después pegar su cuerpo contra el suyo, que se
encontraba reposando en la pared.

Intensificó el beso al igual que su agarre, ahuecando su


nuca mientras enredaba los dedos en su pelo mojado e
impulsaba su entrepierna contra la contraria, que se
encontraba abierta permitiendo un mayor roce.

No pasó mucho tiempo hasta que Taehyung incorporó su


lengua al armonioso movimiento, yendo en busca de la
ajena al instante. Sin embargo, comenzaba a sentir que
dentro de poco no le sería suficiente con su boca: quería
tomar todo de él una vez más.

Sin permiso alguno del menor, deslizó sus manos en


dirección a sus hombros y retiró suavemente la tela de
éstos, quería tener acceso a su cuello.

Jungkook gimió. Tenían que parar. Pero la verdadera


pregunta era: ¿quería hacerlo?

Comenzó entonces a desviar su boca de la de Jungkook y


la llevó a sus clavículas, besándolas sin prisa, dedicando la
misma atención a cada una para después aventurarse a su
cuello y deleitarse con la perlada piel de esa zona. Besó de
forma húmeda y después mordió arrancando a Jungkook
sonidos que si no estuviese en esa situación, le habría
avergonzado escuchar.

— ¡Jungkook! —una voz llegó a sus oídos aturdidos—


Jungkook, ¿estás ahí fuera? —el menor tardó en identificar
la voz pero poco tiempo le hizo falta para reconocerla.

Youngmi.
— ¿Sí? —respondió elevando el tono mientras Taehyung
continuaba torturándolo con sus increíbles besos.

— Necesito tu ayuda —dijo, desde que lo que Jungkook


percibió como la puerta que conducía al cuarto de baño.

El mayor entonces separó los labios del cuello de Jungkook


y le miró directamente a los ojos, nublados y enturbiados
por el deseo que ambos estaban conteniendo— Ignórala —
y volvió a besarlo de forma posesiva, reclamándolo.

Jungkook tuvo que separar al mayor con todo el dolor de su


corazón, aun cuando éste se resistía a abandonar su boca.
Finalmente lo consiguió después de que tomase con fuerza
su labio inferior, pidiendo que se quedase.

— ¡Es mi trabajo Tae! —le suplicó con la mirada que lo


dejase ir— ¡Rápido, escóndete!

Taehyung dudó pero finalmente hizo caso de mala gana


tras soltar un bufido molesto— Como quieras —no hizo
falta decir más. De un momento a otro Taehyung tomó su
cartera de encima de la mesa y después salió dando un
salto a través de la misma ventana por la que había
entrado.

— Ya voy —dijo Jungkook mientras abrochaba su camisa y


sus pantalones y peinaba rápida y torpemente su pelo
revuelto. Sabía que el mayor seguía vigilándolo, supuso
que se había quedado en alguna de las ramas del árbol
que ascendía desde el jardín.

Para sorpresa de Jungkook, en el momento en el que abrió


la puerta se topó con el cuerpo desnudo de su anfitriona,
que intentó esconderse ocultando su falta de ropa, y al
segundo, en un acto reflejo, el propio Jungkook se giró
dándole la espalda.
¡Jungkook llama a la puerta antes de abrir! ¡Llama para
evitar precisamente situaciones como esta!

— ¡Dios, lo siento muchísimo! —se excusó mientras


intentaba borrar la imagen de su silueta marfil de su mente.
Agitó la cabeza de un lado a otro con nerviosismo.

— No te preocupes —rió con nerviosismo, probablemente


tan roja como lo estaba él— En realidad quería pedirte que
me trajeses una toalla o le pidieses una a alguien del
servicio. Parece ser que se han acabado las limpias que
teníamos aquí. Has debido coger la última al ducharte.

Jungkook recordó entonces haber visto un par de toallas en


la sala principal en la que él había dejado sus pertenencias
y los expedientes, por lo que rápidamente salió escopetado
en busca de una. Puede que esas toallas fuesen las que
habían preparado para él y se suponía que tendría que
haber cogido esas y no las que había en el baño. Ya era
demasiado tarde para preguntárselo. Buscó alterado con la
mirada la tela impecable y después de localizarla la tomó
sin cuidado entre sus manos.

Sin embargo, cuando echó a correr hacia el baño el


moreno no esperó que al girarse se fuese a encontrar el
cuerpo de Youngmi, que chocó contra el suyo después del
brusco movimiento.

Jungkook se vio obligado a estirar sus brazos para


agarrarla y evitar así que cayese. Para su fortuna, la mujer
tomó entre sus puños su camisa amarilla esperando de la
misma forma, mantenerse de pie y ambos consiguieron
evitar así la caída, aunque Youngmi todavía no estaba en
una postura que le permitiese mantener el equilibrio. Se
sujetaba únicamente con su pierna derecha, su cuerpo
inclinado.
Jungkook no tardó ni un segundo en mirar al techo para
evitar ver nada que no fuese adecuado.

— Lo siento, no pensé que te moverías —se disculpó


Jungkook una vez más, al borde de un ataque de nervios—
Por favor, coge la toalla o moriré de vergüenza.

— No tiene importancia —la joven se cubrió el cuerpo de


mala manera con la toalla que sostenía contra su cuerpo.
Se notaba que acababa de salir de la ducha, olía a limpio.

El menor se mantenía sujetándola, haciendo una fuerza


sobrehumana por no tocar su cuerpo con el suyo. Un
silencio incómodo se extendió por la sala y cuando
Jungkook hizo amago de moverse lejos de Youngmi, que
parecía estar más estable y recuperada del susto, ésta
tomó la tela del pecho de la camisa sin decir palabra, solo
reteniéndolo.

Jungkook se vio obligado a dejar de prestar atención al


techo y observarla, preguntándose por qué no quería que
se alejase.

— ¿Estás seguro de que quieres moverte? —susurró


mirando sus ojos curiosos.

— Yo... —las palabras de Jungkook volaron a algún lugar


desconocido. No sabía qué se suponía que debía decir en
una situación como esta.

¿Por qué no iba a querer moverse?

De repente un sonido de vibración comenzó a resonar por


la sala.

Salvado por la campana, pensó el menor.


— L-Lo siento, alguien me reclama —comenzó a apartarse
evitando mirar a su anfitriona, estaba realmente
avergonzado— Debo cogerlo.

Jungkook casi salió corriendo en dirección a su teléfono,


que se encontraba sobre el escritorio. Para su sorpresa no
lo estaban llamado, era un mensaje.

De Taehyung.

23:35 PM. La próxima vez no estaré para salvarte el culo.


Buenas noches, amargado. Pásalo bien con tu anfitriona.

— Taehyung.

Jungkook sonrió a la pantalla del teléfono al ver el mote


que el mayor había usado con él el día que se conocieron,
aunque parecía algo enfadado. Cuando se dispuso a
enfrentar a Youngmi se dio cuenta de que ya no se
encontraba en la habitación. Menos mal, pensaba que
moriría de vergüenza.

Por fin podía dedicarse con calma a leer los expedientes,


sin interrupción. Justo los había dejado encima de la mesa,
dentro de su... caja.

Espera, ¿qué?

La caja estaba vacía.

¿La caja estaba vacía? ¿Se habían llevado los


expedientes?
EL CAPÍTULO MÁS LARGO DE MI PUTA EXISTENCIA♡

NO SABÉIS LA CANTIDAD DE HORAS QUE HE


INVERTIDO EN ESTO, TANTO PARA ESCRIBIRLO
COMO PARA EDITARLO :)))))

ESTOY MUERTA ASI QUE ESPERO QUE ESTÉIS


CONTENTXS CON ESTE CAPÍTULO DE MÁS DE 6000
PALABRAS

POR FIN VOLVIÓ TAE(?


WEHEE *muere de cansancio*

Realmente estoy agotada y no tengo mucho que decir,


estoy muriendo de sueño asi que de verdad espero que
apreciéis el esfuerzo que he hecho ;.;

MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LOS MÁS DE 30K💕


CUANDO EMPECÉ A ESCRIBIR ESTA COSA JAMÁS
PENSÉ QUE LLEGARÍA A TANTO, TODO ES GRACIAS A
VOSOTRXS ASÍ QUE EL APLAUSO ES TODO VUESTRO
🌚👉👉

También quería dar la bienvenida a todxs lxs nuevxs


lectorxs que día tras día veo que comienzan a dar amor a
esta historia rara ♡

Gracias de verdad, y siento haberos mantenido tanto


tiempo sin actualizar pero espero que esto lo compense♡

¿Qué creéis que pasará o ha pasado?


18. Guilty

Un pitido ensordecedor y estridente dentro de su cabeza


bloqueó todos sus sentidos, imposibilitando cualquier tipo
de contacto con lo que le rodeaba.

Se sintió aturdido, incapaz de focalizar su atención en


aquello que la requería.

Las luces lo cegaban de una manera abrumadora y por


más que intentaba situarse y volver a la realidad, no podía.
Simplemente no quería hacerlo.

Quería permanecer en su burbuja, dentro de su zona de


confort. Resguardado y a salvo, ajeno al exterior corrupto,
contaminado.

- Jungkook -una voz lo alcanzó en su vorágine de oscura


insensibilidad, llegando opacada y tímida a sus oídos. Sin
embargo, no cesó. Se hizo más clara- Jungkook.

En su campo de visión surgió paulatinamente la presencia


de una figura que se aproximaba a él. Intentaba alcanzarlo,
obtener su atención, traer de vuelta sus pies a la sala y su
cabeza al mundo. Mas el moreno todavía permanecía
atontado.

- ¿Jungkook te encuentras bien? ¿Puedes oírme? -inclinó


su cabeza, buscando aquellos ojos que vagaban errantes
sin descanso.

Como un jarro de agua helada, la voz distorsionada de


Namjoon llegó hasta él. Eso lo calmó, una presencia
conocida sobre la que poder empezar a situarse, a dibujar
su situación.

Jungkook agitó su cabeza, sintiéndose un poco mareado al


frenar abruptamente el movimiento. Para su sorpresa, tuvo
un mejor resultado del esperado y el molesto tapón que
obstruía sus oídos desapareció. Hasta ese momento los
sonidos habían llegado a él de manera difusa, casi como si
estuviese debajo del agua y las voces intentasen
alcanzarlo.

Observó a su alrededor. Vio a Namjoon sentado en una


mesa frente a él. Ambos se encontraban en una sala
oscura y fría, iluminada pobre y únicamente con una triste
bombilla que pendía de un cable mohoso que parecía que
fuese a partirse en cualquier momento. Éste se balanceaba
de un lado a otro, hipnotizando a Jungkook, haciéndole
desear mecerse de la misma manera, constante y
monótona como si se tratase de un trance.

- Jungkook -Namjoon reclamó su atención una vez más,


esta vez teniendo éxito finalmente- ¿Quieres que te lo
vuelva a repetir o me has escuchado?

El menor no tenía la más remota idea de lo que le estaba


hablando. Simplemente era como si acabase de aterrizar
en esa situación sin conocimiento previo de qué hacía allí.
En el aquí y el ahora. No recordaba nada, ni siquiera cómo
había llegado hasta esa tétrica sala.

¿Que había sido de Youngmi?

¿Y de Taehyung?

¿Se habían esfumado de repente?

- Sí, por favor -titubeó intentando concentrarse- Si hace el


favor de repetírmelo, señor...
Namjoon estaba serio, más de lo que jamás lo había visto.
Su rostro impasible le ponía nervioso, sus gestos distantes
y rozando el estatismo lo inquietaban. Por alguna extraña
razón el ambiente de la habitación estaba cargado de
tensión. Tensión incómoda, palpable.

- Estamos prácticamente seguros de quién asesinó a tu


hermano -su voz retumbó por las viejas paredes.

Y ahí estaban de nuevo, las palabras que lo habían


golpeado y dejado en ese estado de conmoción absoluta.
Tan fuerte que creyó oír sus huesos resquebrajándose uno
por uno, lenta y dolorosamente como la taza de cerámica
que él mismo había destrozado días atrás en un arrebato
de ira.

Jungkook tragó saliva y pestañeó desorientado, dispuesto a


hablar como le fuese posible. Sus labios resecos le
dificultaban el hablar con fluidez- ¿A qué se debe esta
afirmación tan repentina? Creía que no se disponía de más
vías de investigación que seguir.

- Hace unos días recibimos los perfiles psicológicos de las


personas cercanas a tu hermano, así como los testimonios
originales que se dieron la mañana siguiente después del
homicidio -explicó manteniendo una expresión fría-
Incluídos los de tus padres y el tuyo mismo.

Jungkook no entendió, sin embargo estaba totalmente


invadido por la inquietud. Por alguna razón no le estaba
gustando en absoluto hacia dónde estaba dirigiendo su
capitán la conversación.

- ¿Y de qué manera ha sido eso concluyente? -preguntó.

Namjoon no respondió a su pregunta. La reformuló.


- Dime Jungkook, ¿qué recuerdas del día que hallaste el
cuerpo de tu hermano? -Namjoon apoyó ambas manos
cruzadas sobre la mesa, severo.

Inconscientemente Jungkook comenzó a raspar con sus


uñas el lateral de la mesa en la que se encontraba,
arrancando pequeños trozos de pintura desgastada.
Intentaba calmarse sin éxito alguno.

- Yo... -vaciló- Realmente no recuerdo mucho. Casi es


como si al abrir los ojos su cadáver hubiese aparecido
frente a mí -frenó, haciendo memoria-, pero después, de un
momento a otro... -el menor sintió que el tiempo se paraba,
como si le esperase sólo a él- De un momento a otro
simplemente se esfumó.

Namjoon anotó en su libreta algo de forma bastante


escueta y rápida, anticipando lo siguiente que diría al
menor.

- ¿Por qué nunca nos dijiste que cuando encontraron el


cadáver ver de tu hermano tú estabas en la misma
habitación? -inquirió con un tono que sonó a reproche- Te
encontraron temblando en una esquina, llorando, histérico -
hizo una pausa- Estabas cubierto de la sangre de HeoJoon,
Jungkook.

- ¿Cómo sabe eso?

- Tú mismo hiciste esa declaración -explicó- ¿No te parece


curioso que todos tus recuerdos estén borrosos?

- ¿Si mis recuerdos son borrosos cómo sabe que puede


fiarse de mi palabra? ¿Cómo sabe...? No entiendo qué es
lo que quiere decir, señor...

De nuevo ese sentimiento de que algo no estaba bien.

Namjoon pareció dolido.


- Jeon Jungkook -llamó su atención- Queda detenido por el
homicidio de Jeon HeoJoon.

De un momento a otro su capitán se levantó de la silla que


había ocupado y se aproximó a Jungkook sin darle siquiera
la oportunidad de explicarse.

Sin resistencia alguna por parte del menor, colocó un par


de esposas en sus muñecas- Tiene derecho a permanecer
en silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su
contra ante un tribunal. Tiene derecho a solicitar un
abogado, si no puede pagar uno se le asignará uno de
oficio -comenzó a recitar los derechos que él tantas veces
había recitado en la academia para aprendérselos.

¿Qué? ¿Había sido él? Había asesinado... ¿a su hermano?

¿Realmente estaba pasando?

De nuevo el pitido llegó a él, lo ensordeció e hizo


enmudecer. Se propagó como si de metástasis se tratase,
extendiendo un dolor insufrible en el interior de su cabeza.
Voces infernales gritaban dentro de él, sus demonios le
reprochaban haber arrebatado la vida a su hermano y
como garantía robaban el aire que hacía posible la vida de
Jungkook. Comenzó a gritar completamente descontrolado,
agarrando sus sienes, que vibraban tortuosamente. Se
asfixiaba por momentos y sin embargo la impotencia lo
corroía.

Estaba teniendo un ataque de ansiedad.

Rápidamente sus piernas fallaron y se desplomó en el


suelo. Sus ojos se cerraron con fuerza y su respiración
pasó a ser irregular e inestable de un momento a otro. Por
más que gritaba en silencio por aire en su organismo, éste
parecía no querer socorrerlo. Merecía morir. Se acurrucó
con histeria en el suelo, buscando aislarse y escapar de la
realidad como le fuese posible. Sólo quería que el griterío
inhumano que se había instalado en su cráneo parase.
Sólo quería escuchar silencio de nuevo.

Solo quería morir.

Con una gran bocanada de aire Jungkook se incorporó,


sintiéndose aliviado al sentir que por fin el aire se había
dignado a viajar hacia sus pulmones. Abrió los ojos de
sopetón y éstos se toparon con la luz clara de la luna
colándose a través de su ventana.

Su pecho subía y bajaba. De forma realmente torpe


intentaba abastecer de aire su cuerpo, que gritaba por
oxígeno.

Rápidamente se vio en su habitación, tumbado en su cama.


Giró hacia la mesilla y vio el reloj.

3:17 A.M.

- Jungkook -alguien lo llamó y éste se giró paranoico, sin


saber quién lo llamaba- ¿Qué ocurre? -tomó su rostro entre
sus manos, acariciándolo con preocupación en sus ojos.

- T-Taehyung... -tartamudeó todavía fuera de sus


facultades.

Había tenido una pesadilla. Muy real, pero después de todo


una pesadilla.

Taehyung, que se encontraba en la cama recostado a su


lado, intentó calmarlo sin prisa. Poco a poco lo recostó de
nuevo en la cama y lo estrechó contra su cuerpo.

- Está bien, Kookie -susurró mientras acariciaba su pelo y


pasaba delicadamente sus labios por la cabellera azabache
del menor- Ha sido sólo una pesadilla. Estoy aquí, contigo.
No voy a irme a ningún lado.
- Abrázame, p-por favor -Jungkook sintió su propio cuerpo
temblar contra el de Taehyung y de forma involuntaria una
lágrima se deslizó por su mejilla, llegando al brazo desnudo
del mayor.

Taehyung miró al moreno y sin contenerse, besó la


siguiente lágrima que amenazaba con salir, sintiéndola
salada en sus labios- Estoy aquí Jungkook, prometo que no
me dormiré hasta que tú lo hagas. Cuidaré de ti -dicho esto
besó corta pero lentamente la boca de Jungkook. Después,
volvió de nuevo a su tarea de calmarlo.

- Gracias -dijo casi inaudible.

- Ahora duerme -aspiró su aroma mientras le brindaba su


calor- Mañana te prepararé el mejor desayuno que
probarás en tu vida.

Algo receloso y sintiendo todavía cada célula de su cuerpo


vibrar por el terror, Jungkook buscó cobijo en los brazos de
Taehyung. Le producía un pánico inimaginable la idea de
tener que volver a cerrar los ojos, pero en cierta manera se
sentía más confiado de hacerlo con el mayor a su lado.

Se sentía seguro con él protegiéndolo. Y más que eso.

Se sentía querido.
Jungkook se removió lentamente cuando comenzó a sentir
la luz del día entrar tímidamente por la ventana,
transmitiendo un algo cálido que lo reconfortaba al chocar
con la piel descubierta de sus brazos.

Después de que Taehyung lo envolviese con sus brazos y


enredase su cuerpo con el suyo la noche anterior,
Jungkook sintió que nada malo podría pasarle. Gracias a él
finalmente había sido capaz de conciliar el sueño, y a pesar
de que él mismo había sido consciente de haberse movido
mucho durante la noche, no se había despertado en ningún
momento.

El menor se movió una vez más, emitiendo un sonido ronco


desde lo más profundo de su garganta. Sintió uno de los
brazos de Taehyung todavía alrededor de su cuerpo,
protegiéndolo y calmándolo como había estado haciendo
durante la noche. De verdad estaba muy agradecido.

Jungkook buscaba cobijarse en su calor, acurrucarse


contra él y sentir en primera persona los latidos de su
corazón, brotando directamente de su pecho.

Sin embargo por alguna razón esto no sucedía.

¿Por qué Taehyung no se movía? ¿Por qué su cuerpo no


emitía la calidez que lo caracterizaba?

Extrañado, Jungkook se frotó los ojos dispuesto a darle los


buenos días a Taehyung si es que todavía no se había
despertado, como sospechaba que estaba ocurriendo.

Por el contrario cuando sus propias manos tocaron su cara


supo que algo no andaba bien. Sus dedos al hacer
contacto con la piel se sintieron pegajosos y el menor se
sintió confuso.
Abrió los ojos, encontrándose con que su cabeza estaba
apoyada en el abdomen del mayor, únicamente veía desde
sus caderas hasta sus pies desde esa posición. Entonces
dirigió sin mover su cuerpo una de sus manos hasta la de
Taehyung, que se encontraba posada delicadamente en su
cintura.

La sintió como un peso muerto, por lo que dedujo que


seguía completamente dormido.

Jungkook decidió que ya era hora de despertar al mayor


por lo que esta vez hizo viajar su mano hasta el pecho de
Taehyung para llamar su atención, mas cuando el moreno
movió su mano y la encontró frente a sus ojos no pudo
evitar echarse a temblar y ahogar un espantoso grito.

Su mano cubierta de color carmín reseco. Sangre.

Alarmado, se incorporó para avisar a Taehyung, dirigiendo


su mirada hacia él. Juró entonces poder morir en ese
mismo momento con la imagen frente a sus ojos.

Simplemente no podía ser posible.

En el pecho de Taehyung había un cuchillo clavado,


hundido profundamente hasta que el oscuro mango hacía
contacto con la ahora pálida piel de su pecho. Colgando de
su cuello lívido y enredado con la afilada hoja del arma, un
collar que jamás había visto, plateado pero ahora cubierto
de carmín al igual que todo el torso de Taehyung. Por
alguna extraña razón a pesar de no haberlo visto nunca
antes en el cuello del mayor, le resultaba familiar.

Jungkook, conmocionado y aterrorizado con la imagen,


completamente abrumado por la situación, comenzó a
retroceder torpemente sobre las sábanas hasta que terminó
por caer de la cama, haciéndose un daño horrible al caer y
apoyar su muñeca.
Desde ese ángulo la escena era aún peor.

Vertiginosamente, sin orden ni control alguno, los pupilas


inestables de Jungkook viajaron por el cuerpo y rostro del
mayor.

Estaba apoyado en el cabecero de la cama, sentado, sus


ojos mirándolo fijamente, pero sin rastro alguno de vida.
Esa viveza que él siempre tenía... Simplemente ya no
estaba allí. Se había esfumado.

Una mano viajó en dirección a su boca, cubriendo y


opacando el llanto nervioso y lleno de pánico que comenzó
a brotar de lo más hondo de su ser. Sin ser capaz de frenar
la agitación frenética de sus manos hizo amago de ponerse
de pie, sin éxito alguno. Sus piernas temblaban tanto que el
mínimo esfuerzo de incorporarse lo devolvía al suelo de
nuevo con un estruendo. Su cuerpo se negaba a
sostenerlo, se negaba a responder.

No podía seguir mirándolo. Era horrendo. Terrorífico pensar


que había pasado delante de sus narices.

Jungkook quería pensar rápido pero estaba bloqueado,


agitándose nervioso como un cachorro asustado.

Intentó hacer memoria acerca de la noche anterior pero ahí


estaba de nuevo esa nube borrosa que le impedía recordar,
justo como había sucedido con su hermano. No era capaz
de recordar nada de lo que había sucedido. Sólo había
despertado y se había encontrado con... con un cadáver de
nuevo.

- T-Tae...

Las lágrimas caían sin control por su rostro manchado de la


sangre que una vez perteneció a Taehyung. La habitación,
ahora con menos vida en su interior que el día anterior,
hacía resonar su repiración errática como un eco
interminable. Su pecho subía y bajaba, hipaba
bruscamente.

Tenía que hacer algo. No podía quedarse mucho tiempo


más viendo cómo el cadáver de Taehyung lo observaba
desde la cama. Casi culpándolo por alguna razón.

Una parte de su cerebro quería acercarse a él y abrazar su


cuerpo pálido e inmóvil, llorar sobre su pecho
ensangrentado y nunca separarse de él. La otra parte le
decía que corriese, que se alejase, que huyese lo más lejos
posible.

Que la culpa era suya.

Gateando torpemente, arrastrándose de forma realmente


patética, Jungkook comenzó a acercarse hacia la mesilla
de noche junto a Taehyung donde se encontraba el
teléfono móvil.

Definitivamente tenía que pedir ayuda. Tenía que avisar a


Namjoon.

En lo que fue eterno para el menor, finalmente se encontró


cerca de la mesilla. Estiró como pudo su mano hasta el
aparato, sintiéndolo resbalar debido a su pulso irregular y
descontrolado y a la sangre más o menos reciente
mezclada con sus lágrimas saladas y el sudor frío.

Jungkook intentó respirar hondo sin éxito, no podía


permitirse ser arrastrado por la histeria ahora. Aunque
quizás ya era demasiado tarde para plantearse eso.

Con sus movimientos convulsivos buscó el contacto de


Namjoon, alejándose lo más que pudo del cuerpo de
Taehyung y acurrucándose en una esquina de la habitación
llorando silenciosamente. El pitido de comunicación
volviéndolo paranoico.

- ¿Sí? -una voz respondió al otro lado. Namjoon. Jungkook


quiso hablar, pero nunca le había resultado tan difícil,
estaba aterrado y sus palabras salían ahogadas- ¿Hay
alguien? -repitió.

- C-Capitán... -Jungkook articuló, su mirada sin abandonar


los ojos vacíos del mayor en la distancia.

Namjoon escuchó con claridad el hilo de voz que salió de


mala manera- ¿Jungkook? -sonó sorprendido ante su tono
de voz- ¿Estás bien? ¿Qué ocurre?

- Y-yo... -soltó un llanto desconsolado, escondiendo su


rostro tembloroso entre sus piernas, dejando que todo su
dolor lo abandonase sin control- Creo... Creo q-que lo he
m-matado.

___________________

Canción que escuché mientras escribía el capítulo:

Soldier - Taemin.

___________________

*huye antes de que la lancen piedras por el capítulo*

SIENTO MUCHO TENER QUE PUBLICAR ESTO PERO


PENSANDO EN UN GIRO QUE PODER DARLE AL FIC
ME TERMINÓ SALIENDO ESTO

TODO ES CULPA DE TAEMIN D:

Antes de que me asesinéis os pido que por favor


esperéis al siguiente capítulo ya que aclarará muchas
cosas. En realidad este capítulo era necesario para
introducir un detalle minúsculo pero en el fondo super
importante :')

Perdón una vez más y nos veremos pronto, lo prometo,


que no cunda el pánico por favor♡

Me estoy muriendo de sueño así que con vuestro


permiso me voy a dormir que estoy muertísima y
mañana tengo universidad^^

♡ NOS VEMOS ♡
19. Caught

- Nos gustaría llamar a declarar al acusado Jeon Jungkook


al estrado, señoría.

La voz del abogado de la acusación lo sacó de sus


pensamientos. Al parecer, el principal individuo de la
acusación contra él estaba de camino al juicio y tardaría
algunos minutos en llegar a la sala. Mientras tanto,
Jungkook tenía bastante de lo que preocuparse. Aquellas
personas querían mandarlo a la cárcel por más años de los
que pudiese aguantar cuerdo entre barrotes. No duraría
mucho en sus cabales, rodeado de presos y desconocidos
que en cualquier momento podrían acabar con su
existencia.

Pensándolo bien, la idea no le asustaba tanto.


Desaparecer.

No sonaba mal teniendo en cuenta el futuro que quizás le


esperaba. Podría ser peor el remedio que la enfermedad.

Por otro lado, Jungkook había tenido la suerte de poder


celebrar pronto su juicio por... Jungkook tragó saliva aun
cuando estos pensamientos se manisfestaban en su mente
y no llegaban a salir al exterior y compartirse con la gente
del juzgado.

Todavía no se acostumbraba a decirlo ni para sus propios


adentros.

Por el asesinato de Taehyung.


A veces los juicios podían alargarse meses y meses e,
incluso en algunos casos, años. El moreno no creía poder
aguantar tanto con el peso que sentía sobre sus hombros,
el nudo que había anidado en sus entrañas quitándole por
completo el apetito desde hace ya semanas.

Tras llamar por teléfono a Namjoon preso de su propia


paranoia y víctima de la histeria más sobrecogedora que
jamás había experimentado, su capitán condujo con un
número inusual de refuerzos hacia su apartamento. Lo
encontraron, como se suele decir, con las manos en la
masa. La sangre del mayor por todo su cuerpo y ropa que
había usado para dormir, además de sobre la hoja y mango
de uno de sus perfectamente afilados cuchillos de cocina.
Uno de los que Jin le había regalado el año anterior
durante su cumpleaños para que aprendiese a cocinar. No
había dado muy buen resultado después de todo.

Los investigadores le quitaron toda la ropa que pudiese


contener pruebas biológicas, además de transformar su
apartamento en una escena del crimen en toda regla. La
acordonaron, recogieron huellas -obviamente las suyas
estaban por todas partes-, se llevaron a la morgue el
cuerpo de Taehyung... Y Jungkook no pudo hacer más que
gritar y gritar cual demente intentando alcanzar el cuerpo
sin vida del mayor. Los agentes, y sus antiguos
compañeros, lo sujetaron con fuerza, estrangulando sus
extremidades, asfixiando sus brazos y piernas e impidiendo
que se tirase sobre Taehyung. Las lágrimas fluían sin
control, nublando su vista y mojando su rostro.

Pero todo eso ya le daba igual. Sólo quería alcanzarlo,


llegar hasta él.

En un corto espacio de tiempo el cielo se nubló,


adquiriendo un color oscuro y asimilándose demasiado al
torrente de emociones que recorrían su cuerpo en ese
momento.

Jungkook no podía negarlo, no recordaba qué era lo que


había pasado, pero aún así no quería creer que había sido
él... Menos tratándose de Taehyung.

Curiosamente se sintió más a gusto encarcelado que fuera,


el exterior amenazaba con destruir su cordura. Una vez que
todo el revuelo mediático se calmó un poco, Jungkook se
recreó en su soledad e inmergió en sus propios
pensamientos, los cuales lo ahogaban paulatinamente. Más
y más. Su interior siendo carcomido por la culpa y su
cerebro torturado por los interrogantes que lo asaltaban
noche tras noche en la húmeda celda, impidiéndole dormir.

Le habían colocado un mono carcelario bastante más


grande de su talla. Pero extrañamente se sentía bien, como
si la áspera tela protegiese su frágil cuerpo del exterior.
Había sufrido un rápido aislamiento que en el fondo lo
reconfortaba, no quería que nadie supiese qué horribles
pensamientos estaban cruzando su mente, la cantidad
apabullante de insultos y reproches que se gritaba a sí
mismo en su interior.

Se estaba volviendo loco. Era un maldito asesino.

No vales nada, eres un ser despreciable, se repetía noche


tras noche.

Jungkook estaba herido y demacrado físicamente puesto


que apenas comía ni dormía, pero aún se evidenciaba más
lo destrozado que estaba emocionalmente. Simplemente
conmocionado con todo lo que le estaba sucediendo y la
repercusión que ello había tenido en la gente y el ambiente
que le rodeaba.
Quería ver a Taehyung. Abrazarlo. Sentir su calor
envolviéndolo, sentir que pertenecía a algún lugar, a
alguien.

Aun cuando no eran nada.

Ya era demasiado tarde de todas formas. Él ya no estaba


más.

Volviendo a lo que le ocupaba, Jungkook se levantó del


banquillo de los acusados, las cadenas produciendo un
ruido metálico al arrastrarse por el suelo de madera de la
gran sala, haciendo eco. Sus muñecas oprimidas por el
férreo agarre, al igual que sus tobillos, imposibilitándole
moverse con libertad y dificultándole caminar sin parecer
torpe.

Según pareció haber revelado su perfil psicológico de la


época en la que su hermano fue asesinado, sufría algún
tipo de enfermedad de la cual ahora mismo no podía
recordar el nombre -no era médico ni nada por el estilo-
pero que en definitiva le provocaba amnesia. Podía ser en
bloque y afectar a largos períodos de tiempo que
eventualmente quedaban borrosos y vacíos
o fragmentarios y englobar poco tiempo, como cuando te
emborrachas.

Su abogada le explicó -o al menos intentó que Jungkook lo


entendiese a través de una explicación sencilla- que sus
pérdidas de memoria eran sobre todo debidas a causas
orgánicas provocadas por, probablemente, algún tipo de
trauma que tuvo lugar durante su infancia o la ingesta de
drogas, ya que no se tenía registro alguno de
enfermedades que pudiesen conducir a la amnesia en
aquellos años.

Sin embargo, a pesar de ser ésta una explicación muy


viable, la doctora que le había realizado de nuevo los
exámenes médicos que el tribunal solicitó para el caso,
barajaba otra alternativa por la que se decantaba todavía
más. Al tratarse de un caso de asesinato parecía bastante
posible que su propia mente hubiese bloqueado esos
recuerdos para protegerlo.

¿Amnesia histérica post-traumática lo llamó?

- ¿Confirma que usted es Jeon Jungkook? -preguntó la


jueza trayendo sus pies al suelo de nuevo.

El moreno llevaba días sin articular palabra. No las


necesitaba. Únicamente lloraba en silencio entre los
barrotes después de haber gritado hasta que sus pulmones
ardieron, no había otra cosa que quisiese hacer tras ver
cómo se llevaban el cadáver de Taehyung. Sólo había una
persona con la que quería hablar en ese momento y ya no
iba a poder escuchar más lo que tenía que decirle, así que
¿cuál era el punto en hablar?

Días y días había pasado vagando por los recovecos de su


cabeza, buscando la mínima pista, el mínimo atisbo de
lucidez en la noche que ocurrió la desgracia. No tuvo éxito.
Como si navegase en una barca a la deriva rodeada de
niebla, nada a su alrededor estaba dispuesto a
proporcionarle respuestas por más que buscase y buscase,
hasta el punto de no dormir.

No quería cerrar los ojos. Tenía miedo de que las


pesadillas lo atrapasen, que sus garras no lo soltasen y
despedazasen la poca cordura que creía conservar latente
en su interior.

- Sí -su voz salió en un suave susurro al haber estado en


desuso- Jeon Jungkook, señoría.

La mujer subió ligeramente las gafas sobre su tabique


nasal- Bien, damos por abierta la sesión entonces. Jeon
Jungkook es el principal sospechoso de... -comenzó a ojear
los papeles sobre su mesa-, del asesinato de Kim
Taehyung. Puede comenzar a hacer las preguntas que
crea pertinentes al acusado, abogado Moon.

- Muchas gracias, señoría -el hombre rubio perfectamente


trajeado contrastando con la apariencia andrajosa de
Jungkook, grandes y violáceas ojeras decorando sus ojos-
Empecemos pues con algo sencillo y de carácter general.
¿Cuál era su relación con la víctima, señor Jeon?

Jungkook dudó. Menos mal que era una pregunta


fácil, pensó escondiendo una pequeña sonrisa.

- No sabría explicárselo. No creo que ninguno de los dos lo


supiésemos con certeza, nunca pusimos las cartas sobre la
mesa. Tampoco hablamos de ello en ninguna ocasión.

- ¿Mantenían una relación sentimental entonces? -insistió


mordaz por otra vía.

El moreno no dudó en esta- No.

- ¿Algún tipo de relación consentida de carácter físico? -oír


esas palabras lo incomodó notablemente.

- Nos... Nos acostamos una única vez, aunque nos


veíamos con bastante frecuencia últimamente. No creo que
nuestra relación fuese más allá de eso sin embargo.

- ¿Estaba todo en buenos términos entre ustedes? ¿Fue


todo bien en ese encuentro sexual que compartieron?

¿Por qué tanto interés en ese punto? No le concernía en


absoluto su vida sexual y por ello, Jungkook decidió
enmascarar el descarado intento de invadir su privacidad
del abogado con algo que pudiese echarle hacia atrás.
- ¿Qué quiere decir? -replicó confuso- ¿Pregunta acaso
quién fue el activo y quién el pasivo o algo por el estilo? -
fue la primera vez que hacía un intento de humor en
semanas. No parecía ser el momento adecuado para
querer mostrar sus pinitos de humorista en cualquier caso.

- No, por favor, preferiría ahorrarme detalles de ese calibre


-el menor sonrió para sus adentros al ver que su plan había
funcionado- sobre todo teniendo en cuenta que estamos
hablando de un fallecido -agitó las manos frente a su pecho
y las palabras que salieron de su boca fueron como una
bofetada para Jungkook, instantáneamente su leve sonrisa
se desvaneció- Y dígame, ¿qué sabía usted acerca de él?
Dice que ni siquiera tenía clara su relación.

- Yo... Realmente sabía su nombre, edad y... Y creo que


eso es todo -se sintió realmente avergonzado por saber
cero de la vida del mayor, aunque no es como si él se lo
hubiese puesto fácil con tanto secretismo.

- ¿Y dice que se acostaron? -el señor Moon pareció


sorprendido.

- Así es.

- ¿No le parece algo insensato e imprudente acostarse con


un desconocido? Porque eso es lo que era para usted en
definitiva.

De nuevo metiéndose en su vida sexual, donde no tenía


nada que opinar. Jungkook quiso responderle de mala
manera, pero se contuvo.

- Desde luego que lo era pero, no sé, simplemente lo sentía


familiar, me sentía cómodo con él, casi como si pudiese
haberlo conocido en otra vida -explicó jugueteando con las
cadenas de sus muñecas- Conectamos, eso es todo.
- Si tanto apreciaba al señor Kim, ¿qué le llevo al
asesinarlo? -cambió drásticamente el rumbo de las
palabras que en un principio le habían sonado amigables.
Ahora eran hostiles, mordaces y severas: acusativas.

Jungkook hizo un intento torpe de explicarse- Ya dije en mi


declaración que yo no fui. Al menos no podría
proporcionarle detalles de ello aunque quisiese ya que no
recuerdo apenas nada de esa noche.

Moon mantuvo el silencio por unos segundos, poniéndolo


nervioso en el estrado- Llamó usted al señor Kim Namjoon
aquí presente alegando ser el asesino, ¿sí o no?

El moreno estaba entre la espada y la pared y la mirada de


decepción que le brindaba su capitán no ayudaba. No
podía mentir- Sí... ¡Pero fue simplemente lo que me pareció
a primera vista! -poco a poco la voz de Jungkook adquirió
un tono desesperado, elevando el volumen- ¿Qué habría
pensado usted si al despertar encontrase a su lado el
cadáver de la persona que...? -las palabras de Jungkook se
ahogaron cuando se dio cuenta de que había comenzado a
llorar- Yo... Yo solo quiero justicia para él, condenar a quien
sea que lo mató con el peor de los castigos.

- Entonces me está dando usted la razón -concordó- Usted


fue quien arrastró al señor Kim hasta su apartamento,
usted durmió con él aquella noche y usted hundió aquel
cuchillo en su pecho mientras todavía era de madrugada y
él seguía dormido a su lado. Y sabemos por qué -entonces
el abogado llamó la atención de la jueza- Señoría, me
acaban de avisar que mi cliente ha llegado. ¿Podría pasar?

La mujer asintió- Por supuesto.

- Bien, en ese caso llamo a declarar a la señorita Jung


Youngmi. Puede volver al banquillo de los acusados señor
Jeon, me gustaría que escuchase lo que mi clienta va a
decir.

¿Qué mierda estaba pasando? ¿Qué coño pintaba


Youngmi allí?

Una vez el abogado de la acusación llamó a su clienta, las


puertas de la sala se abrieron, dejando el camino libre para
Youngmi, que entró cabizbaja. Iba completamente vestida
de negro como Jungkook ya había visto alguna vez. Iba de
luto.

¿Acaso era por la muerte de Taehyung?

Más confuso que nunca, Jungkook se levantó del estrado y


se dirigió de nuevo al banquillo junto a su defensora.

- Buenos días, señorita Jung -saludó el abogado Moon.

Youngmi subió al estrado haciendo un sonido monótono


con sus tacones y después se sentó con aura alicaída-
Buenos días.

- Como ya sabe estamos aquí para arrojar luz sobre el


asesinato de Kim Taehyung y me gustaría pues poder
hacerle unas preguntas para que el señor Jeon comprenda
la razón por la que es el principal sospechoso del
homicidio. ¿Le parece correcto? -habló con suma
educación y cautela.

Youngmi suspiró con cansancio- Haré todo lo que este en


mi mano para responder.

- Muchas gracias -dijo- Bien, sé que esta pregunta no será


fácil para usted pero, ¿podría decirnos cuál era su relación
con la víctima?

- Taehyung... -inevitablemente Youngmi comenzó a llorar,


aunque intentó disimularlo- Él era mi pareja.
Jungkook se congeló. ¿Taehyung y Youngmi? ¿Juntos?
¿Qué mierda?

Sus oídos de nuevo comenzaron a pitar, provocando que el


sonido rebotase dentro de su cabeza.

- ¿Pero usted no estaba casada con el difunto señor Nam?


-continúo, dando pie a que siguiese con el desarrollo de su
explicación.

- Mi matrimonio con Nam llevaba ya tiempo atravesando


una época no muy buena... En ese momento conocí a
Taehyung. Él era simpático, extrovertido y el único que
conseguía animarme y sacarme una sonrisa cada día. Lo
conocí una noche en un bar y conectamos enseguida -
sonrió nostálgica- Me salvó.

Jungkook no pudo evitar sentir su pecho oprimirse cuando


escuchó que Youngmi había sentido la misma "conexión"
que el mismo Jungkook sintió cuando conoció a Taehyung.
Se preguntó si le pasaba con todo el mundo.

- Supongo que su marido no estuvo contento con esto.

- Al contrario -dijo, secando sus lágrimas- Lo cierto es que


mi marido pensaba pedirme el divorcio, pero se encontraba
en medio de unas negociaciones muy importantes que
había basado durante su campaña publicitaria en la
estabilidad familiar. ¿Qué imagen daría si a la semana
siguiente anunciase su divorcio? Su negocio se
desmoronaría, por no hablar del revuelo mediático y las
acusaciones de hipocresía que recibiría. Mi marido se
enteró de lo mío con Taehyung y para mi sorpresa me
permitió seguir viéndolo mientras conservásemos la
apariencia de matrimonio feliz de puertas hacia fuera.
Jungkook no daba crédito. Su miraba estaba perdida en
algún lugar de la sala, el sonido llegando distorsionado
hasta sus oídos.

- Su matrimonio se destruía por momentos pero los


negocios de su marido requerían de usted al menos en la
imagen de la empresa -apoyó sus argumentos el abogado.

- Así es.

- ¿Podría mostrarnos alguna prueba de su relación con el


señor Kim?

- He traído esto... -comenzó a buscar en su bolso y sacó un


papel que a los ojos de Jungkook se asimiló a una
fotografía- La hicimos el mes pasado -se la entregó al
abogado algo reacia y éste se encaminó hacia el moreno
para mostrársela.

- Observe, señor Jeon.

Una vez la fotografía estuvo lo suficientemente cerca,


Jungkook apreció los detalles con dolor. Una herida
insoportable pareció abrirse en su pecho.

Se veía a Taehyung sonriente, vivo, en un parque de


atracciones junto con Youngmi. Ambos visiblemente felices
y desinhibidos con el otro. El mayor cargándola a la
espalda.

Jungkook sintió su corazón partirse en mil pedazos.

Taehyung le había mentido todo este tiempo. Lo había


engañado como a un tonto. Y él había creído sus palabras.

Todo este tiempo había estado atrapado en una mentira.


Viviendo según sus reglas del juego.
- También tengo esto aunque es bastante más personal -
dicho esto, Youngmi sacó del cuello de su jersey un collar
plateado.

Uno exactamente igual al que Jungkook había visto


colgando en el pecho inerte de Taehyung cuando encontró
su cadáver.

- ¿De dónde has sacado eso? -preguntó Jungkook, incapaz


de contener su curiosidad. Había visto ese colgante en
algún sitio distinto, en algún momento anterior de su vida a
parte de sobre el mayor.

- Me lo regaló Taehyung, él tenía uno exactamente igual.


No es un colgante normal, es realmente especial para mí
por aquello que alberga en su interior -habló, abriendo de
repente el pequeño dije como si fuese un librito de bolsillo-
Dentro llevo una foto de Taehyung y él llevaba un mía -una
lágrima resbaló por su piel- Esto es más personal así que
me gustaría que sólo lo viesen aquellas personas
estrictamente necesarias como mi abogado.

- También tenemos esta grabación de una llamada que el


difunto señor Kim hizo a mi clienta hace unas semanas, por
si todavía se duda de su relación -habló Moon.

A continuación comenzó a sonar un pitido similar al que se


escucha cuando se realiza un llamada y, segundos
después: su voz. Su piel se erizó con el recuerdo.

- ¿Qué sucede Young? ¿Estás bien? ¿Por qué lloras? -el


sonido de Taehyung trajo lágrimas a los ojos de Jungkook
de nuevo.

- ¿Cómo que por qué lloro? ¿Estás con él de nuevo? Ya te


dije que esa investigación es demasiado peligrosa, Tae -la
voz completamente familiar de Youngmi se escuchó.
- Ey relájate. Volveré contigo como hago siempre, sabes
que nunca te engañaría. No tienes que preocuparte por él,
está todo bajo control, es sólo un trabajo más -Taehyung
intentaba tranquilizar a Youngmi.

Jungkook casi ríe de incredulidad. Él mismo había


escuchado esa conversación, de hecho estaba delante
cuando tuvo lugar.

Increíble. Esas eran las palabras que escuchó Jungkook a


escondidas cuando se encontró con el mayor en el
gimnasio.

¿Había estado hablando por teléfono con Youngmi antes


de enseñarle a luchar?

- Tus trabajos nunca son algo más, arriesgas tu vida día a


día y te quiero de vuelta sano y salvo -ella lloraba.

- Confía en mi, ¿vale? Soy consciente de lo importante que


es esto para ti y quiero ayudarte.

No pareció convencida, pero sin embargo, cedió- Está bien.


Ten cuidado, ¿vale? Nos vemos luego.

- De acuerdo, hasta esta noche -y colgó.

Jungkook se desplomó en el suelo, comenzando a llorar en


silencio todavía oprimido por las cadenas. Taehyung le
había engañado, le había atrapado en su mentira.

- El señor Kim trabajaba como investigador privado y el


último encargo que se le había proporcionado era el del
joven Jeon, averiguar si había asesinado o no a su
hermano -Jungkook se tapó los oídos de forma torpe por
los grilletes mientras el abogado hablaba. No quería oír
más mierda, el sonido de su llanto bastaba- Tuvo que
acercarse a él de la manera que pudo, y éste último caso le
costó su propia vida.
Jungkook no podía más. Esta era la traición más dolorosa
que jamás pudo imaginar. Taehyung era un mentiroso, y él,
un patético asesino después de todo.

- Sospechamos que el señor Jeon se enteró esa noche de


la existencia de Youngmi, averiguó que eran pareja y que le
habían engañado y por ello, quiso vengarse cobrando su
vida -puso el punto final- Jeon Jungkook, usted es el
culpable y asesino de Kim Taehyung.

Las palabras hicieron eco en su cabeza, robándole el


aliento y las ganas de vivir. Lloró más fuerte, sintiendo
arder sus pulmones y sus lágrimas precipitarse sobre la
tela del traje anaranjado.

Ya no quería sufrir más.

De la nada, un sonido familiar alcanzó los oídos del menor.


Estridente y desconcertante pero de alguna forma, lo
calmó. Se transmitía por el aire de manera repetitiva y
molesta, opacando su llanto. Miró a su alrededor en busca
de la fuente del sonido.

Giró sobre sí mismo, y al hacerlo, se vio tumbado en una


habitación borrosa y poco conocida, pero sin duda la había
visto antes.

El cuarto donde dormía en casa de Youngmi.

Desorientado y confuso, Jungkook buscó con la mirada de


forma torpe el lugar del que provenía el fastidioso sonido.
Cuando sus ojos se posaron en la mesilla de noche
encontró la respuesta que buscaba.

Su teléfono móvil.

Sin mirar siquiera quién llamaba y sin pararse siquiera un


segundo a pensar qué era lo que había sucedido o por qué
su almohada estaba completamente empapada, lo cogió.
- ¿Sí? -preguntó para después soltar un bostezo y frotar
sus ojos húmedos, adormilado.

- Buenos días, amargado -la voz gruesa heló cada fibra de


su cuerpo y casi como si se tratase de un acto reflejo soltó
el teléfono asustado, el cual cayó sobre las sábanas con un
sonido sordo.

Su pecho se movió errático de repente, sus respiraciones


irregulares agobiándolo al no poder respirar de forma
apropiada.

Nunca confundiría esa voz. Nunca más.

¿Acaso no era esa la voz de Taehyung?

*huye por segunda vez*

HEY HEY HEY


(si alguien reconoce al personaje de anime que estoy
imitando por este saludo ya tiene mi amor eterno♡)

No se cómo he terminado subiendo hoy un capítulo lol

Simplemente me dije que hacía ya más de una semana


que no actualizaba y bueno, a pesar de que quería
esperar a los 40K estoy segura de que mañana cuando
me levante ya los habremos pasado ^^

Sé que este capítulo de nuevo es una fumada pero qué


deciros, me abordó la idea y me encantó :v
Lo siento pero soy una fanática de los
sueños random que parecen irrelevantes y luego
tienen mucho significado detrás♡

Para aquellos que os lo preguntéis la llamada


de Youngmi a Taehyung es la que menciono en el
capitulo llamado Exposed (volved allí si no
la recordáis y veréis que es la misma)

Me gustaría saber qué es lo que habéis entendido de


este capítulo o que creéis que son las cosas relevantes
a las que me refiero :v

Creo que no tengo mucho mas que decir, son casi la


1 y mañana tengo universidad ;-;

GRACIAS POR TODO DE VERDAD Y NOS VEMOS


PRONTO♡
20. Freedom

- ¿Sí? -preguntó para después soltar un bostezo y frotar


sus ojos húmedos, adormilado.

- Buenos días, amargado -la voz gruesa heló cada fibra de


su cuerpo y casi como si se tratase de un acto reflejo, soltó
el teléfono, asustado, el cual cayó sobre las sábanas con
un sonido sordo.

Su pecho se movió errático de repente, sus respiraciones


irregulares agobiándolo al no poder respirar de forma
apropiada.

Nunca confundiría esa voz. Nunca más.

¿Acaso no era esa la voz de Taehyung?

Un silencio se extendió por la sala, evidenciando todos los


pensamientos confusos que bombardeaban la cordura de
Jungkook -al menos la poca que le quedaba después de lo
que acababa de vivir.

Únicamente los reclamos del mayor interrumpían la


ausencia de sonido.

- ¿Jungkook? -lo llamó, su voz opacada notablemente ya


que el teléfono ahora se encontraba sobre las sábanas
revueltas- Jungkook, ¿estás ahí? -continuó reclamándolo.

Completamente aterrorizado y sintiendo sus manos


agitarse violentamente, Jungkook hizo un tímido amago de
coger el aparato, estirando la mano en su dirección.
- ¿Tae-Taehyung? -preguntó, tartamudeando con un hilo
de voz.

- El mismo, conejito -respondió alegremente- ¿Estás bien?


Suenas como si hubieses visto un fantasma.

Y en cierta forma así era.

Taehyung había muerto. Lo había matado él. Con sus


propias manos, el recuerdo horriblemente vívido en su
mente, haciéndolo estremecer. Grabado a fuego. Los ojos
del mayor inyectados en sangre y cubiertos de dolor ante
su traición, observándolo fijamente, culpándolo con sus
facciones cadavéricas y su cuerpo marchito.

No recordaba el momento ni cómo sucedió exactamente.


Todo estaba borroso, pero las pruebas que habían
presentado en su contra parecían bastante concluyentes.
Definitivamente tenía pocas posibilidades de haber sido
declarado inocente.

Youngmi y Taehyung. ¿De verdad existía alguna relación


entre ellos?

Decidió resolver todas sus dudas por su propia cuenta y


medios. Necesitaba respuestas como fuese. Podía parecer
estúpido relacionar un sueño con la vida real, mas nadie
podía llamar loco a Jungkook por querer asegurarse de
ello. Después de todo, existen coincidencias muy curiosas
e inesperadas en la vida.

El menor tenía una sensación extraña deambulando por su


mente y recorriendo su cuerpo. ¿Por qué parecía que todos
sabían algo que él no?

Entonces, se focalizó fugazmente en Taehyung- Perdona,


creo que he tenido una pesadilla y... Estoy un poco
descolocado -habló distraído, prestando mayor atención al
desastre que se extendía por su habitación.

La almohada estaba completamente empapada al igual que


su rostro: estaba casi cien por cien seguro de que había
estado llorando en sueños. Algunos cojines esparcidos por
el suelo, las sábanas completamente revueltas y sacadas
de debajo del colchón y junto a su cama, la bandeja en la
que le habían traído la cena la noche anterior, justo la
misma chica que lo confundió el primer día con un
repartidor.

Entonces Jungkook recordó.

Llevaba ya aproximadamente -si la memoria no le fallaba-


una semana trabajando como escolta de Youngmi. Se
encargaba en su mayoría de llevar a la mujer a aquellos
lugares que requería, además de velar por su seguridad
casi las veinticuatro horas del día. Normalmente los
trayectos no variaban mucho, de su oficina en Nam's
Enterprise a casa, quizás algún restaurante en el que
comían juntos. Jungkook descubrió que más lejos de aquel
incómodo incidente que tuvieron en el baño, la mujer era
inteligente y astuta, con bastante facilidad para entablar
conversación y culta.

Su compañía era muy agradable y ella dulce y refrescante.

Además, durante la semana había hablado con Taehyung


más a menudo de lo que acostumbraba. Después de recibir
el mensaje del mayor aquella noche en la que ocurrió el
incidente de Youngmi, Jungkook decidió responderle. Y no
sabe cómo, llevan hablando por mensajes desde entonces.
No de nada realmente relevante pero igual le permitía
distraerse un poco del trabajo.

Por costumbre, el mayor solía preguntarle cómo le había


ido el día y si había surgido algún percance durante sus
rondas, o en su defecto algo fuera de lo normal,
sospechoso. Aunque todo estuvo bastante tranquilo a
Jungkook le extrañó el repentino interés de Taehyung en
todo lo que ocurría a su alrededor. Nunca se había
comportado así antes.

Quería pensar que era simplemente un gesto amable por


su parte, de interés y preocupación hacia su persona, pero
algo no terminaba de encajar.

Por otra parte, Jungkook se vio obligado a pedir a Namjoon


una copia nueva de los expedientes, tanto de su hermano
como del caso de Nam. Hay que decir que de ninguna
forma se libró de la bronca monumental que le echó su
capitán por perder unos documentos tan importantes y
además confidenciales de la policía. Pero tratándose de
Namjoon y por mucho que él diga, tenía un cariño especial
por Jungkook así que no tardó mucho en acceder a su
petición de proporcionarle una copia nueva a cambio de
descubrir qué había sido de la primera que le entregó.

Por alguna razón Jungkook tuvo dos pensamientos


inmediatos cuando vio que se habían esfumado.

Uno, había sido Taehyung; o dos, había sido Youngmi.

Nadie más había tenido tal acceso a ellos. Estaba


segurísimo de que habían llegado en perfectas condiciones
a sus manos y tras un rápido vistazo superficial los dejó
desamparados sobre el escritorio. Fallo suyo. Sin embargo
nunca imaginó que desaparecerían por arte de magia.

El servicio de la casa también podía haber sido... Quizás


bajo las órdenes de su anfitriona, pero nada le garantizaba
que no hubiesen tomado su propia iniciativa por algún
razón que desconocía por completo.
La verdad es que no quería sospechar de ninguno de los
dos. No veía razón aparente para querer hacerse con tales
documentos. Ni por parte de Youngmi ni por la de
Taehyung, mas no podía fiarse de ninguno, al menos solo
por prevenir.

Por ello, los pondría contra las cuerdas.

- ¿Una pesadilla? ¿Vuelves a tener pesadillas otra vez? -


preguntó el mayor, preocupación tiñendo su voz.

Jungkook arqueó sus cejas, extrañado- ¿Otra vez? -hizo


una escueta pausa, reflexionando- ¿Cómo sabes tú lo de
mis pesadillas?

Al otro lado de la línea se hizo un breve silencio que el


menor no supo interpretar. Sin embargo, antes de que
pudiese exigirle una respuesta y continuar en su línea,
Taehyung trajo de vuelta su tono sospechosamente
animado. Jungkook pensó que ya se encargaría de
preguntarle a qué se debía, porque parecía extrañamente
contento ese día.

- Jungkook -llamó su atención, ignorando completamente la


pregunta anterior.

- ¿Hmm? -emitió un sonido afirmativo, incitándolo a


continuar.

- Tengamos una cita.

Jungkook sintió una patada en el estómago, comenzó a


toser violentamente.

¿Qué quería decir Taehyung con que tuviesen una cita?

Intentó frenar momentáneamente su tos- ¿De qué hablas?


¿Cómo que una cita? -casi se atragantó con el aire de
nuevo al decirlo en voz alta.
Taehyung rió al otro lado de la línea- Vamos Kookie, no me
digas que no sabes lo que es una cita porque no te creeré
una palabra -habló divertido- Ya sabes, quedas con una
persona, tienes una charla agradable y distendida... -
enumeró con tono animado- ¿Algún beso quizás? Y quién
sabe qué más puede surgir..

- Cállate -el menor sintió sus orejas ardiendo cada vez más
y un calor molesto posarse en sus mejillas, otra patada de
nuevo ante sus palabras- Tú lo que quieres es
aprovecharte de mi inocencia.

- ¿Inocencia? -exclamó incrédulo, haciendo evidente que


estaba bromeando con el menor- Después de lo que te hice
el otro día eres de todo menos inocente. Por no hablar de
la boca tan sucia que tenías cuand-

De nuevo la tos- Vale, vale, lo capto -el moreno lo


interrumpió.

- ¿Entonces qué me dices? ¿Tendrías una cita conmigo?

Jungkook no sabía qué hacer.

Ahora mismo tenía un asunto importante del que hacerse


cargo -más conocido como Youngmi-, y no podía permitirse
volver a decepcionar a Namjoon una vez más.

El menor se compadeció de su capitán al pensar en todo


aquello con lo que tenía que lidiar por su culpa: primero lo
acusaron de sospechoso, después le robaron los
expedientes... Jungkook era un desastre y él lo sabía, era
consciente de ello. Por eso no se podía permitir fallarle de
nuevo. Era su capitán y por encima de todo: su amigo.

- Me gustaría tener una cita contigo, Tae... -fue sincero.

- Bien, entonces genial -se le notaba especialmente feliz,


satisfacción rondando en su voz grave.
- Pero tengo que hacerme cargo de Youngmi -continuó- No
puedo volver a joderla... Namjoon ya tiene que cargar con
bastante papeleo por mi culpa.

- ¿No tienes días libres o algo por el estilo? -preguntó,


buscando una vía.

- La verdad es que no lo he consultado.

- Me refiero, cuidar de esa mujer veinticuatro horas al día


los siete días de la semana me parece un poco excesivo,
¿no crees? Necesitas al menos un día para ti, en este caso
un día para ti que me darás a mí.

- No estoy intentando quitarte la razón, es solo que no se


me ha ocurrido consultarlo.

- Yo mismo iré allí y convenceré a esa mujer -propuso- No


hay ser humano que se resista a mis encantos, créeme.
Tengo una labia impresionante, ¿sabes? Soy encantador
por naturaleza.

- Y un ego de cuidado también -rió Jungkook, escuchando


también la risa del mayor al otro lado del altavoz.

- Venga, Kookie, no me arruines el buen día que estaba


teniendo -suplicó a través de la línea- No te hagas de rogar,
no va contigo.

Después de unos segundos dudando, Jungkook finalmente


cedió.

- Está bien, puedes venir a buscarme...

- ¡Así me gusta! Confía en mí Kookie, convenceré a esa


mujer como que me llamo Kim Taehyung.

- Pero yo me encargaré de convencer a Youngmi -terminó


la frase- Tú confórmate con llegar sano y salvo hasta aquí.
El simple hecho de imaginarse algún tipo de contacto o
interacción entre el mayor y Youngmi le produjo un nudo en
el estómago. Tenía que evitarlo a toda costa.

- Bueno, está bien -dijo algo reacio- Arréglate.

Jungkook entonces usó un tono serio- Prométeme que no


la liarás.

- Habló -dijo con retintín- ¿Te recuerdo quién te salvó el


culo la última vez?

Jungkook no pudo evitarlo y rió suavemente, dando la


razón al mayor. Poco después se despidieron. Taehyung
colgó el teléfono, e inevitablemente, Jungkook no pudo
hacer otra cosa que observar una vez más como se
encontraba su habitación con curiosidad.

Definitivamente esa pesadilla estuvo al límite de volverlo


demente.

Casi automáticamente, Jungkook cogió la bandeja de la


cena y la puso sobre la cama delante de él, examinándola.
¿Podría haberle sentado mal la comida o algo por el estilo?

Observó los restos con atención y tras recordar una vez


más cómo el cadáver del mayor lo había mirado con sus
ojos lívidos puestos en la nada, dio una patada a la
bandeja, alejándola de él con miedo. Estaba comenzando a
desconfiar de todo y todos a su alrededor.

Se levantó por fin, dispuesto a vestirse e ir a convencer a


su anfitriona para que le diese un día que poder pasar con
el mayor.

Mientras recogía la habitación y buscaba las prendas que


se iba a poner su mente comenzó inevitablemente a dar
vueltas a las palabras de Taehyung.
¿Cómo sabía el mayor acerca de sus pesadillas? Apenas
él era capaz de recordarlo.

Cuando Jungkook era pequeño tuvo problemas realmente


graves para conciliar el sueño. Por la noche, pesadillas
demasiado reales se colaban en su cabeza, provocándole
hablar, gritar, balbucear, llorar e incluso sonambulismo.
Algunas veces en mayores grados y otras más leves.

Solía tomar unas pastillas muy fuertes que deprimían


ligeramente aquellas áreas de su cerebro que se
encargaban de producir los sueños y además, como
costumbre, dormía junto a su hermano en su gran cama. Él
siempre era capaz de tranquilizarlo.

No era capaz de imaginar por qué razón Taehyung sabía


esto. ¿Acaso lo había mencionado con anterioridad?

Lo dudaba mucho.

Genial. Una razón más para desconfiar de él.

Sin romperse mucho más la cabeza, Jungkook se metió a


al cuarto de baño: quería limpiar su cuerpo ya que estaba
totalmente convencido de haber sudado como un cerdo con
las pesadillas que había tenido. Para su fortuna, cuando
habló a través de la puerta del cuarto de Youngmi para
avisarla, vio que la mujer no estaba, su habitación
completamente ordenada y su cama perfectamente hecha,
contrastando con el desastre que se había apoderado de la
suya.

El moreno se lavó sin prisa, pero tampoco eternizándose,


ya que ella podía aparecer en cualquier momento. Una vez
terminó, se colocó la ropa que había elegido con
anterioridad. Nada demasiado elaborado pero se veía bien,
o eso pensaba. Esperaba que fuese suficiente para el
"arréglate" de Taehyung.
Una camiseta de manga larga con rayas horizontales
blancas y azules, unos vaqueros rotos ajustados y sus
queridísimas e imprescindibles botas.

A lo tonto había gastado casi una media hora entre recoger


el cuarto, ducharse, vestirse, hacer la cama... Por lo que
decidió no perder más tiempo e ir en busca de Youngmi.

Salió de la habitación en dirección al hall esperando que


con un poco de suerte hubiese alguien que le pudiese
ayudar a localizar a su anfitriona si es que se encontraba
en la mansión siquiera. Ya que siempre había gran tránsito
de empleados en el edificio, esperaba ser lo
suficientemente afortunado para recibir una pequeña
ayudita.

Jungkook recorrió los pasillos en dirección a las escaleras


que conducían al piso de abajo y para su sorpresa, halló
allí a Youngmi. Además, con compañía.

Taehyung.

El mayor se encontraba hablando animadamente con ella


en la entrada. Siendo visiblemente encantador como de
costumbre. Incluso en la distancia se apreciaba.

Vestía una camisa de patrón entre rojo y azulado metida


por la cintura de unos pantalones oscuros de traje, un
cinturón de elegante hebilla plateada y todo esto
acompañado de un par de zapatos negros y casi tan
relucientes como el suelo marmóreo de la mansión. De su
brazo, colgaba una chaqueta de traje oscura.

Más receloso de lo que jamás se había sentido, Jungkook


bajó los peldaños prácticamente corriendo, yendo en su
dirección como un cohete.
- ¿Tae? -preguntó Jungkook con su tono un poco más
elevado para llamar la atención de ambos.

- Oh, Jungkook -dirigió su mirada a él mientras se acercaba


a ellos- Justo estaba a punto de ir a por ti.

- ¿Ah sí? -un ápice de escepticismo tiñendo su voz de


forma inevitable.

Ante su respuesta, Taehyung no pudo contener su cara de


sorpresa, elevando una ceja confuso ante su repentina
actitud hostil. Casi le preguntó con la mirada si todo estaba
bien.

- La señorita Youngmi ha sido muy amable y te ha dado un


día libre así que lo menos que puedes hacer es estar
agradecido con ella -lo reprendió implícitamente con sus
ojos.

El nombre de su anfitriona en los labios de Taehyung le


provocaba ganas de vomitar. No pretendía ser
desagradecido, simplemente le recordaba la mala noche
que había pasado.

- Disculpa mis malos modales -pidió perdón a Youngmi,


aunque estaba más enfocado casi en satisfacer al mayor,
buscando su aprobación con la mirada- Gracias por
concederme un día libre, es todo un detalle por tu parte.

La mujer, que había observado con diversión sus peleas


malamente disimuladas, sonrió- No te preocupes, te lo
mereces. Además, Taehyung tiene una labia
impresionante. Me ha sido prácticamente imposible
negarme. Es un hombre encantador.

¿Taehyung? ¿Se acababan de conocer y ya lo trataba con


esa familiaridad?
El mencionado brindó una sonrisa sincera a su anfitriona y
Jungkook sintió sus tripas retorcerse.

- Espero que lo pases bien con tu amigo, Jungkook -dijo-


Supongo que te veré de nuevo esta noche cuando vuelvas.

- Sí -respondió, intentando sonar lo más imparcial posible


pues sintió que de su garganta saldrían hidras, demonios
dignos del Hades. Instantáneamente se reprendió él solo.

Para ya, no tienes ninguna razón para ser tan borde con
ella, se dijo.

- Nos vemos pues -comenzó a caminar hacia las escaleras


mientras agitaba la mano despidiéndose y haciendo sonar
sus caros zapatos de tacón.

Una vez su figura desapareció, Jungkook clavó sus ojos en


el mayor.

- ¿Qué ha sido eso, Tae? -Jungkook inquirió realmente


molesto- ¿No habíamos quedado que yo convencería a
Youngmi?

- Wow, ¿por qué tan molesto, Kookie? -Taehyung pareció


realmente sorprendido y a la vez extrañamente satisfecho-
Pensé que simplemente lo podría hacer más rápido que tú.
Ya te dije que mi don de gentes es innegable.

Jungkook no puedo evitar preguntarse si realmente había


sido su don de gentes el que había logrado convencer a
Youngmi o si había algo más.

Entonces, Taehyung comenzó a examinar al menor de


arriba a abajo- Te dije que te pusieses guapo, Jungkook.
¿Qué diablos es esto? -cogió su camiseta y la levantó
ligeramente de forma despectiva e incluso rozando lo
ofensivo, mirándola con desaprobación.
Jungkook dio un golpe alejando la mano ajena- Eres un
imbécil, Kim Taehyung -y el mayor no pudo contener la
risa.

- Solo era un broma -intentó ocultar su sonrisa, sin


demasiado éxito- Hasta con una bolsa de basura estarías
perfecto -rodeó su cintura con un brazo y con un tirón seco
hizo amago de pegar sus cuerpos- Incluso sin ropa estarías
perfecto -susurró contra su oído, asegurándose de que
solamente Jungkook lo eschaba y borrando cualquier resto
de humor que pudiese haber habido en la conversación
previamente.

Jungkook sintió sus palabras viajar hasta sus orejas, que


ardieron al instante e hicieron que se tensase por completo.

- Tae, aquí no -lo apartó, todavía visiblemente molesto por


el tema de su anfitriona.

- Como quieras -se encogió de hombros- Ya me rogarás


luego.

- Claro, lo que tú digas -le siguió el rollo- Y bien, ¿dónde


piensas llevarme?

- Ponte esto -le tendió una venda de color negro y


Jungkook se sorprendió.

- Ni que me fueses a llevar a un sitio de lujo.

Taehyung sonrió en su dirección y giró el cuerpo del menor


para tener un mejor acceso y poder colocarle la venda
sobre los ojos apropiadamente. Una vez estuvo puesta
sintió el cálido aliento de Taehyung sobre su oído,
haciéndolo estremecer levemente.

- Es mejor que eso Kookie -el menor no pudo estar más


perdido, entonces susurró- Voy a mostrarte una parte de mi
alma.
HEY HEY HEY HE VUELTO AUNQUE SÉ QUE
NADIE ME ECHA DE MENOS WE :v </3

Siento haber tardado con este capítulo pero he estado


ocupada enamorándome de todos los fics que he
comenzado a traducir *hace spamsito*

Os recomiendo que les echéis un vistazo si no lo


habéis hecho ya♡

Me alegro de que por fin hayamos terminado con el


rollo raro este de inception que me saqué de la manga (
ノ Д')
Por fin tenemos a Tae de nuevo vivito y
coleando aunque a Jungkook parece haberle dejado
huella ese sueño...
Tengo muchas ganas de escribir lo que va a pasar en el
siguiente capitulo ah♡

En realidad vosotros no lo entenderéis hasta el final


del fic pero luego ya apuesto a que
lo comentaréis conmigo o('ー'o) ♪

Quería dar las gracias a todxs lxs que siguen esta


historia y tambien tambien aquellxs nuevxs que se
enganchan, VOSOTROS ME DAIS EL ANIMO
PARA ESCRIBIR Y MEJORAR ASI QUE GRACIAS💕

MUSHO AMOH PAH VOSOTRXH

EN SERIO DEJANDO LA COÑA A UN LADO, GRACIAS


Y ESPERO QUE OS GUSTASE EL CAPITULO AUNQUE
NO TIENES MUCHA COSA ;-;

♡NOS VEMOS♡

PD. ¿Que creeis que le va a enseñar Tae al conejito?


( ͡°; ͜ʖ ͡°;)

PD. PD. Cualquier error me avisáis si?♡


21. Memories (1/2)

Jungkook nunca se había sentido tan frustrado en su vida.

Después de que el mayor le colocase la venda sobre sus


ojos, Taehyung le hizo ir hasta el lugar al que quería
llevarlo, así: a ciegas -sin mencionar que incluso le obligó a
ir con los ojos tapados hasta el restaurante en el que
comieron juntos. Obviamente durante la comida le permitió
quitarse la venda, pero tan pronto como regresaron a la
calle sus ojos volvieron a estar cubiertos y rodeados de
oscuridad. Un miedo horrible lo invadió y las situaciones
más pesimistas que podía imaginar comenzaron a
perturbar la calma que había tenido en un principio. La
impotencia de no poder cerciorarse él mismo de que no
estaba dirigiéndose hacia una muerte segura.

Daba pasos torpes y cortos, esperando alguna advertencia


espontánea de Taehyung en caso de que se fuese a
chocar con algo. Sin embargo, ninguna llegaba y lo único
que era capaz de distinguir propagándose por el aire eran
las risas malamente contenidas de Taehyung cuando
Jungkook tropezaba con algún pequeño desperfecto o
bache de la acera. O cuando se asustaba al oír pasar un
coche demasiado cerca, temiendo por su vida.

Por supuesto, Taehyung no tardó mucho en ofrecerle, sin


duda de forma completamente desinteresada como él
mismo había señalado, que tomase su mano para sentirse
más seguro.

Jungkook no pudo evitar rodar sus ojos ante la


propuesta muy supuestamente desinteresada del mayor.
Sin embargo, aceptó. Era demasiado joven para morir
atropellado por ir haciendo el idiota por la calle.

A partir de ese momento, ambos fueron juntos. Y lo que


comenzó con Jungkook tomando la mano de Taehyung,
terminó siendo Jungkook colgado su brazo y de ahí a
Taehyung rodeando desde atrás el cuerpo del menor,
guiando sus pasos con cuidado gracias al agarre en su
cintura.

El moreno no podía dejar su desconfianza a un lado a


pesar de estar casi seguro al cien por cien de que
Taehyung nunca querría hacerle daño. Menos aún por una
tontería como esta.

Durante su travesía, que para fortuna de Jungkook no duró


más de una hora, ambos fueron conversando
animadamente, hablando de cualquier tema estúpido que
surgía. Cabe decir que parte del diálogo se basaba en
amenazas del menor hacia Taehyung, advirtiéndole
constantemente que si lo dejaba caer o le tomaba el pelo,
lo mataría.

Taehyung no podía tomarse menos en serio estas


amenazas ya que al fin y cabo venían del conejito más
inofensivo del universo, pero aún así brindaba palabras de
calma al menor, prometiéndole no soltarlo. Jungkook había
notado el extremadamente buen humor que tenía
Taehyung y no hacía más que preguntarse cuál era la
razón de su repentina e incontenible felicidad.

Cuando Jungkook comenzó a sentirse dolorido por la


tensión que había estado ejerciendo de forma inconsciente
en sus hombros y en general en cada articulación de su
cuerpo, Taehyung le hizo saber que ya habían llegado.
Había estado rígido involuntariamente, encogido y aterrado
ante todo lo que le rodeaba, aquello que ahora no podía
ver y que sin embargo, lo abrumaba con sonidos familiares.
- Bien... -empujó ligeramente la espalda de Jungkook con
su torso- Ya hemos llegado.

Jungkook dio un par de pasos torpes y frenó, palpando el


aire frente a él de forma cómica a ojos de Taehyung-
Genial, ¿puedo quitarme ya esta cosa de la cara? -señaló
la venda. Ya estaba harto de caminar con miedo, con el
mayor siendo sus ojos, aunque había terminado
acostumbrándose con el tiempo.

Taehyung dio un pequeño manotazo a Jungkook cuando


éste hizo amago de quitársela por sí mismo.

- Ouch, ey, no a la violencia -se quejó elevando sus manos.

- Estáte quieto y déjame que te la quite yo -pidió, aunque


sonó más a exigencia.

- Solo dilo en lugar de golpearme -contuvo las ganas de


hacer un puchero.

- Considéralo un pequeño castigo por haber sido antes


maleducado con tu anfitriona -las palabras del mayor no
pudieron molestar más a Jungkook, como si estuviesen
impregnadas de veneno. Dio gracias por tener sus ojos
tapados, encubriendo la mirada fulminante que vibraba con
fuerza en sus cuencas. Deseaba desatarla, liberarla y ver
arder el mundo.

- Simplemente deberías haberme hecho caso y haber


esperado a que yo la convenciese -intentó sonar menos
enfadado de lo que realmente estaba, sin mucho éxito.

- ¿Qué te pasa, Kookie? -preguntó Taehyung, girando el


cuerpo de Jungkook mientras le quitaba la venda para que
no viese el lugar al que lo había llevado.

Sin embargo, cuando el moreno por fin vio los edificios que
se erigían delante de él, tuvo un sentimiento de familiaridad
aunque el lugar realmente relevante era el que estaba
detrás, aquel que Taehyung no le permitía ver y al que le
había llevado.

- Es solo que veo innecesario que te involucres con ella. Ni


siquiera sabe qué eres de mí y tú vas con toda confianza a
su casa -explicó esperando que fuese suficiente respuesta-
Sin mencionar que ya te habías colado con anterioridad.

- ¿Acaso sabemos siquiera nosotros qué es lo que somos?


-preguntó con una sonrisa socarrona adornando sus labios.

Jungkook sintió cómo era golpeado por la realidad con


fuerza. El mayor tenía razón y esa pregunta no era algo
que realmente quisiese responder ahora. Más bien
deseaba evadirlo a toda costa. Evitarlo costase lo que
costase.

- Creía que la odiabas -continuó evadiendo aquello que le


convenía- Ignórala, dijiste -hizo una mala imitación de la
voz de Taehyung, casi burlándose.

- La juzgué indevidamente, sin justificación alguna, es todo


-explicó serio- Ya sabes, estábamos ocupados y quiso
interrumpir. De hecho lo consiguió -paró de hablar,
pensando- Estuvo mal por mi parte lanzarme así. Después
de todo ella cuida de ti y te acoge en su casa.

¿Desde cuando Taehyung se disculpaba por sus impulsos?


Al contrario, solía alardear de ellos.

Jungkook se sintió dolido, dolido porque parecía que su


sueño se estuviese haciendo realidad por momentos y el
solo sentimiento le recordaba las horribles e incontenibles
ganas que había tenido de vomitar al despertar esa
mañana. Las náuseas nublando su vista y agitando su
mundo en una vorágine que lo paralizaba.
- Y bien, ¿adónde me has traído? -prosiguió, ignorando su
creciente indisposición e intentado borrar el sentimiento
desagradable de su cuerpo.

- Este es un lugar muy importante para mí -dijo, sonriente


como nunca antes lo había visto, contrastando con su
seriedad anterior- Pero todavía no has visto lo mejor.
Vamos, sígueme -tomó su mano y lo giró, tirando de él
como si fuesen un par de niños.

Cuando el cuerpo de Jungkook vio el lugar que había


estado detrás, sintió de nuevo la sensación cálida en su
pecho. Frente a él se extendía un pequeño lago y el menor
lo reconoció casi al instante: se encontraba relativamente
cerca de la casa en la que había residido durante su
infancia junto a sus padres y su hermano. En su mente
bailaban fotogramas completamente nítidos del lugar, sus
aguas cristalinas y prácticamente estáticas transmitiendo
calma a cada célula de su organismo. No había cambiado a
pesar de haber recaído en él el paso de los años.

Conocía el lugar sin duda.

Pero por alguna razón que no supo identificar no


consideraba una buena idea decírselo a Taehyung, así que
permaneció en silencio, dejándose arrastrar.

Para la sorpresa de Jungkook, quien pensó que se


sentarían en la orilla o algo por el estilo, el mayor pasó de
largo y continuó tirando de su mano. Rodearon el agua y
comenzaron a aproximarse hacia el no demasiado
profundo bosque que había al otro lado. Los pies de
Jungkook seguían los de Taehyung, casi como si ya
conocieran el camino.

Y de repente, se adentraron en el pequeño bosque, la luz


que se filtraba por las copas de los árboles acariciando su
cabello.
- ¿Sabes lo sospechoso que parece que me arrastres al
interior de un bosque sin gente alguna? -bromeó Jungkook,
mirando a su alrededor con desconfianza.

- Espera un poco -se quejó, pero dejando entrever un tono


divertido- No seas impaciente. El encanto de este lugar es
que casi nadie lo ha visto y tú vas a ser uno de esos pocos
afortunados, así que hazme el favor de dejar de quejarte.

Jungkook no quiso insistir más, así que se dedicó a


observar aquello que le rodeaba con un ligero puchero
dibujado en su rostro. Por alguna razón, a pesar de que
intentaba prestar atención y concentrarse en el hermoso
paisaje que estaba atravesando, la sensación de su mano
entreñazada con la de Taehyung parecía de mayor interés
para sus sentidos. Se sentía cálida, transmitiendo la
expectación y emoción del hombre al que pertenecía.
Necesitaba saber de dónde provenía tal entusiasmo.

Entonces, poco después vislumbró de nuevo luz siendo


reflejada por el agua en las hojas de los árboles que oteaba
a lo lejos. Y cuando por fin el mayor frenó, Jungkook se
quedó de piedra.

Frente a él apareció una escena de ensueño, los árboles


que un principio habían sido poco frondosos ahora apenas
dejaban que la luz se colase entre las hojas de sus ramas,
creando un aura mágica a su alrededor que los envolvía.
Algunas de esas hojas habían caído y ahora bailaban ocres
sobre otro pequeño lago, que ondeaba sus aguas al ritmo
del viento o de las aves que perturbaban su calma.
Jungkook se sorprendió al distinguir un pequeño templete
flotando sobre el enorme espejo acuoso, la roca con la que
había sido construido ya un poco erosionada y deteriorada
debido al paso del tiempo y el temporal. Realmente era un
sitio irreal, casi fantástico.
- Es precioso -murmuró Jungkook, ensimismado. Sin
embargo podía sentir la mirada del mayor sobre él en todo
momento, estudiando su reacción y expresiones, casi en
busca de algo.

- Sí que es precioso -concordó mirándolo, sin siquiera


prestar atención al lugar y Jungkook sintió la tentación de
dudar entre si seguía hablando del paisaje o no- Vamos -
agarró de nuevo la mano del moreno, arrastrándolo ya con
más calma.

Para la sorpresa de Jungkook, Taehyung lo llevó frente al


templete, una pequeña pasarela de madera vieja permitía
llegar hasta él y ambos cruzaron, el mayor guiando y
Jungkook inevitablemente siguiéndolo.

Sintió entonces la mano de Taehyung abandonar la suya,


pero a Jungkook no le importó: seguía anonadado con la
sensación reconfortante que la vista del lugar hacia brotar
en su pecho.

- Jungkook -llamó Taehyung su atención. Éste se giró,


observando que el mayor se había sentado en el suelo del
templete, cubierto también por alguna que otra hoja
dorada- Ven, siéntate. Desde aquí abajo también puedes
ver el paisaje.

Jungkook obedeció, sentándose junto a él y apoyando su


espalda en la roca, levemente fría contra su tibia piel al
atravesar la ropa no demasiado gruesa. Le era imposible
dejar de mirar la escena, fascinado, queriendo atesorar y
grabar en su mente lo que veía a su alrededor.

En todo momento sentía la mirada de Taehyung sobre él,


analizando sus expresiones con diversión y un ápice de
algo que no supo identificar.
- Basándome en lo embobado que estás voy a atreverme a
decir que te ha gustado el sitio -sonrió, buscando que
Jungkook por fin le prestase un segundo de atención y
apartase la vista del lugar.

- Sin duda, es precioso -no desvió sus ojos hacia él-


¿Cómo descubriste este pequeño paraíso?

- Solía venir aquí con una persona muy importante para mí


-dijo, observando el agua ondear en la lejanía, apartando
ahora él la mirada- Fue esa persona quién lo encontró.

Jungkook se sorprendió. ¿Era esta su oportunidad para


intentar que Taehyung se abriese a él? Parecía dispuesto a
ello esta vez, al menos más que en otras ocasiones.

- ¿Dónde está ahora? -se atrevió a preguntar con algo de


miedo, previendo que sería inevitablemente rechazado.

A Taehyung le tomó un tiempo responder pero finalmente


lo hizo, haciendo un esfuerzo- Ya no está más en este
mundo -soltó, provocando que una enorme tristeza se
estableciese en el pecho del menor- Pero no puedo
quejarme, al fin y al cabo la culpa fue mía, incluso si quizás
sólo contribuí indirectamente.

- ¿Por qué dices eso? -Jungkook se inclinó, acercándose a


él, buscando sus ojos para brindarle algo de apoyo,
confianza para seguir compartiendo sus pensamientos.

- Por mi culpa... -suspiró, frotando su rostro con algo de


rabia- Por mi culpa le hicieron daño, mucho daño. Y eso es
algo que nunca me he perdonado ni me perdonaré -hizo
una escueta pausa y continuó- Yo dejé que le hicieran
daño, justo delante de mis ojos vi su sufrimiento y no me
interpuse. Por ello es mejor que no pueda acercarme más a
esa persona, es lo que merezco.
Jungkook no sabía qué responder, principalmente porque
para él toda esta conversación era algo abstracta. Sin
poner nombres ni cara a nadie. Tampoco quería forzar
excesivamente al mayor para una vez que compartía sus
sentimientos. Quizás esto era suficiente por el momento, al
menos era un avance considerable.

- Estoy seguro de te apreciaba mucho, Tae. Sobre todo si


en el fondo te importaba tanto como me estás diciendo -
Jungkook decidió brindarle apoyo incondicional de todas
formas y Taehyung giró su cabeza para mirarlo confuso-
Apuesto a que si supiese cuánto lo sientes, te perdonaría.
De hecho, apuesto a que lo sabe ahora. Y te perdona.

Taehyung lo observó, sorprendido por cómo el menor le


había hablado, tratado con cariño, algo que nunca había
sentido. Al menos no desde aquella vez.

- ¿Tú crees? -Jungkook asintió con una pequeña sonrisa


en sus labios y Taehyung dejó la conversación morir
momentáneamente. Miró hacia abajo, a sus pies, pensativo
para después decir con una tímida sonrisa- De todas
formas estoy feliz porque estoy convencido de que se
habrá convertido en una gran persona y de que estará
rodeada, dondequiera que esté, de gente que valora lo
especial que es. Últimamente no hago más que acordarme
de cuando solíamos pasar tiempo juntos. Pero por suerte
falta poco para que todo eso termine. Por fin podré vivir mi
vida, sin deber nada a nadie.

Y dicho esto, Taehyung se tumbó sobre el regazo de


Jungkook mientras dejaba salir un largo suspiro, como si se
hubiese quitado un peso de encima. El menor no podía
negar que le habría gustado continuar con la conversación,
saber más a pesar de haber sido una conversación tan
inconclusa. Pero por la forma en la que Taehyung había
hablado, sonaba como un final implícito al tema.
El mayor permaneció así, en silencio, apoyado sobre su
regazo con sus ojos cerrados y con una prácticamente
imperceptible sonrisa en sus labios, los brazos cruzados
tras su cabeza, tensando la ropa sobre su cuerpo.

Jungkook comenzó entonces a observar el rostro de


Taehyung. Recorrió sus cejas, su nariz donde apreció un
pequeño lunar, sus labios entreviendo una sutil sonrisa,
llena de paz.

Estaba tan concentrado observando al mayor que no se dio


cuenta de que éste había abierto sus ojos y lo estaba
mirando también, una amplia sonrisa rectangular ahora
dibujada con claridad, enseñando sus dientes. Jungkook se
sobresaltó.

- ¿Qué ocurre? -preguntó con curiosidad. Taehyung se


limitó a sonreír.

- Dímelo tú -y entonces el mayor miró en dirección a su


pecho para después elevar la mirada como si intentase
observar la parte superior de su propia cabeza. Le estaba
incitando a hacer lo mismo, a mirar donde él había mirado.

Y Jungkook quiso que la tierra lo tragase en ese momento.

Al mirar en dirección al pecho del mayor vio su mano allí


posada, su propia mano. De la misma forma descubrió su
otra extremidad acariciando el pelo de Taehyung, llevando
sus dedos a través de los mechones.

- Lo siento -hizo el típico gesto de manos arriba y apartó


automáticamente sus extremidades de Taehyung, que
continuaba mirando la situación con diversión.

- Por mí no pares. Si quieres hasta puedes echar una foto.


Te durará más.
Y dicho esto tomó la mano del menor y la llevó hacia su
boca. Los labios de Taehyung rozaron la piel de la
superficie mientras clavaba sus ojos en el moreno, que lo
miraba expectante, sin saber cómo reaccionar. Paseó
entonces la punta cálida y húmeda de su lengua por la la
palma, haciendo cosquillas a un Jungkook paralizado ante
la cercanía del contacto. Por último, depositó un beso
suavemente en la palma, para después llevar la mano de
Jungkook de nuevo a su pecho y abrazarla entre las suyas.

- Acaríciame, Jungkook -susurró, clavando su mirada en la


del menor- No te contengas, por favor.

Y de nuevo Taehyung cerró los ojos, esta vez aferrándose


a la mano ajena. La mano de Jungkook que había
abandonado el pelo de Taehyung se elevó de nuevo,
dubitativa entre si debía continuar su tarea o no. Pasear
sus dedos de nuevo en un contacto íntimo.

Había sentido una tremenda necesidad teñida de algo


desconocido en la voz del mayor, algo que lo impulsaba a
querer cumplir sus deseos. Aunque no supiese por qué lo
ansiaba tanto.

Finalmente decidió seguir sus instintos y la mano que se


había debatido entre retroceder u obedecer sus instintos
primarios, terminó por decantarse por la segunda.
Jungkook posó su mano lentamente sobre la cabeza de
Taehyung y cuando éste sintió que retomaba los pequeños
masajes, emitió un grave sonido de satisfacción con la
garganta.

Después de eso no hubo mucha conversación más, el


silencio junto a Taehyung no se sentía incómodo en
absoluto por lo que se limitó a apreciar el paisaje, sintiendo
su mano protegida por el calor de Taehyung y sus dedos
acariciando el cabello con reflejos dorados con suavidad.
- Tae -Jungkook rompió el silencio que se había formado,
no porque no fuese cómodo estar en silencio con el mayor.
De hecho, lo era. Pero tenía demasiadas preguntas que
quería hacerle, y ese parecía el momento adecuado para
satisfacer su curiosidad.

- ¿Hmm? -hizo un sonido interrogativo, indicándole que


podía continuar, sus ojos permanecieron cerrados.

- ¿Crees que es posible que nos conociésemos en otra


vida?

Ante sus palabras Taehyung abrió los ojos, mirándolo


desde abajo con un ápice de confusión en sus pupilas- ¿A
qué te refieres?

- Me refiero a que no sé nada de ti y sin embargo tengo la


sensación completamente imprudente de que puedo confiar
en ti. Y no debería, lo sé -miró abajo, focalizando su mirada
en la de la persona sobre su regazo- No me malinterpretes,
eso no quiere decir que no esté molesto porque no quieras
contarme nada acerca de ti -le brindó un tono malamente
camuflado de reproche.

Taehyung sonrió con ternura, de una forma que lo


destrozó- ¿A qué crees que se debe el que sientas que
puedes confiar en mí, Jungkook? -preguntó- A parte de a
mi única e irresistible personalidad -bromeó aliviando un
poco la atmósfera seria que se estaba creando a su
alrededor.

Jungkook bufó medio riendo- Yo... -echó la cabeza hacia


atrás intentando pensar, mas nada racional lo abordaba,
recuperando la seriedad- No lo sé, sólo te siento familiar.
No puedo buscarle pies y cabeza a algo que no lo tiene.

- Quizás sientas que no me abro a ti, y no te equivocas -


habló mirándolo, acariciando con el pulgar la mano de
Jungkook entre las suyas- Y no sabes cuánto lo siento -le
sonrió, claramente ocultando algo no tan alegre detrás de
la sonrisa que le brindó.

Jungkook quería saber qué ocurría, pero era como darse


golpes contra una pared que era incapaz de atravesar.
Taehyung no le diría nada.

- No sé qué quieres que diga, Tae.

- Quiero que me hables de ti, de lo que te gusta hacer, de


lo que odias, de tu familia, de cualquier recuerdo bueno que
tengas -enumeró- Todo aquello que quieras compartir
conmigo, te escucharé.

Jungkook pensó- No sé por dónde comenzar...

- Háblame de tu hermano.

YAAAAAS HE VUELTO ^^
Ya echaba de menos actualizar, aunque no esto de
estar editando hasta las 2 de la mañana aquí en mi país
;;-;;

Espero que valoréis el esfuerzo y entendáis si


veis algún error garrafal por ahí que es que estoy
muy cansada 😷 (y que me aviséis obvio)

Quería decir varias cosas...

Una de ellas es que muchísimas gracias por los 50K♡,


de verdad que no esperaba llegar a tanto, además
que hace poco más de 5 capítulos estaba dando
gracias por los 10K así que LOL

Decir también que este capítulo tendrá una segunda


parte y que subiré más o menos pronto dependiendo
de vosotros (ya está escrita, ah♡) así que voten
fantasmas! 👻

♡GRACIAS POR TODO Y NOS VEMOS PRONTO♡

PD. Una pregunta por curiosidad, ¿os gustaría


que os avisase de cuando va a terminar o a subirse el
último capítulo de Catch Me If You Can o preferís que
sea así como sorpresa? ( ͡°; ͜ʖ °͡ ;)
21. Memories (2/2)

- Quiero que me hables de ti, de lo que te gusta hacer, de


lo que odias, de tu familia, de cualquier recuerdo bueno que
tengas -enumeró- Todo aquello que quieras compartir
conmigo, te escucharé.

Jungkook pensó- No sé por dónde comenzar...

- Háblame de tu hermano.

Jungkook clavó sus ojos en él, su mirada escondiendo algo


que no supo discernir.

- ¿Cómo sabes que tenía un hermano? -preguntó, casi


alarmado al ver que Taehyung era conocedor de la
existencia de Heojoon.

- No te lo voy a negar, soy curioso -habló, tranquilo- Vi esos


papeles sobre el escritorio en casa de Youngmi y no pude
evitar echarles un vistazo por encima. Sobre todo teniendo
en cuenta que fui una parte importante en tu coartada con
lo de Nam. Sólo quise ver si realmente había sido de ayuda
y te habían descartado como sospechoso -explicó- Sin
embargo, al coger el expediente también parece que tomé
otro que había debajo y cayó al suelo -lo miró- Cuando vi
escrito el apellido Jeon y la edad no tardé mucho en atar
los cabos sueltos. Te juro que apenas leí nada.

Al oír las palabras de Taehyung, Jungkook sintió que un


gran peso abandonaba su cuerpo. El mayor parecía saber
acerca de su hermano, pero no demasiado aparentemente.
Sin embargo, eso no le permitía asegurar cien por cien que
no hubiese cogido él los expedientes y que no supiese
más. En este caso por algún tipo de interés en el caso de
Nam e incluso interés en algo que desconocía
completamente.

De hecho ni siquiera podía asegurarse de que no le estaba


mintiendo en lo que se refería a por qué sabía que tenía un
hermano. Con Taehyung nunca nada parecía ser seguro.

Tenía que preguntarlo, no podía arriesgarse y confiarse


demasiado.

- Tae -llamó su atención, provocando que el mayor lo


mirase desde abajo- Tú no tienes los expedientes,
¿verdad?

Su ceja se elevó, escéptico- ¿Qué quieres decir? -preguntó


con indignación palpable.

- Cuando te fuiste de casa de Youngmi ambos expedientes


desaparecieron. Solo tú estuviste durante esa franja de
tiempo, además has admitido haber ojeado los expedientes
confidenciales de la policía. Y me reitero con lo de
confidenciales.

- ¿Y estás seguro de que solo pude haber sido yo? ¿Qué


hay del servicio?

- Nadie más entró en ese período, Tae -sin embargo,


Jungkook también pensó en la posibilidad de que hubiese
sido Youngmi, después de todo su incidente con ella lo
había dejado bastante descolocado. Probablemente había
tenido las defensas bajas.

Ahora que lo pensaba bien, traerse a alguien tan metido en


el caso como lo había estado él podía conllevar que llevase
archivos allí de interés a la hora de hacer sus guardias. De
repente, Jungkook encontró una razón para querer tenerlo
precisamente a él de escolta.

- Bien, en ese caso te lo diré. No, yo no los tengo -dijo


notablemente molesto porque dudase de él- Y por si has
olvidado las palabras que te he dicho ya más de una vez -
continuó-, créeme o no, haz lo quieras. Pero yo no gano
nada mintiéndote.

- No te enfades, Tae. No puedes culparme por dudar de ti,


si confiase ciegamente podría darme de bruces después -
dijo, al borde de la súplica. Aun así, Jungkook nunca se
arrastraría, menos aún cuando sabía que esta vez tenía
razón. Si Taehyung quería enfadarse con él por ser
sincero, entonces adelante- Mi vida y mi trabajo me han
enseñado a no fiarme de nadie, y mírame ahora
traicionando mis principios por ti.

- No importa.

Jungkook vio con claridad que Taehyung quería dejar el


tema de lado y aprovechó la oportunidad. No quería que su
día con él se estropease. Tendrían más ocasiones para
hablar de ello.

- ¿Entonces quieres que te hable de Heojoon? -intentó


satisfacer los deseos del mayor y traer de vuelta la
atmósfera agradable que habían creado.

- Por favor -Taehyung pareció retomar su alegría anterior,


aunque no con demasiado entusiasmo. Le había dejado
algo tocado.

Jungkook suspiró, preparándose para hablar, porque no


importaba cuántas veces le hablase a la gente sobre
Heojoon, él siempre también se quedaba algo tocado. Sus
palabras parecían no querer abandonar su garganta.
Nunca iba a resultarle fácil al parecer.
- Tenía siete años más que yo, pasábamos muchísimo
tiempo juntos ya que mi padre siempre solía estar en el
trabajo.

- ¿Y tu madre? -preguntó.

- Mi madre tenía una salud bastante frágil, debido sobre


todo a problemas respiratorios. No queríamos cargarla con
el cuidado de dos niños y la casa así que procurábamos
ayudarla mucho. En otras ocasiones Heojoon cuidaba de
mí en lugar de ella.

- Parece un buen hermano -Jungkook sintió tristeza en sus


palabras.

- Lo era, sin duda. Tenía sus ideas muy claras y cuando se


proponía algo siempre lo conseguía, tarde o temprano.
Perseverancia y planificación eran sus premisas. No le
importaba el tiempo que invirtiese con preparativos para
cualquier proyecto, lo importante era obtener el resultado
que quería -explicó, sintiendo sus ojos arder al recordar
cuánto echaba de menos a su hermano, tener alguien en
quien apoyarse cuando las noches parecían querer volverlo
loco, recordándole su soledad y los buenos momentos que
había pasado junto a su familia. Momentos que ya no
existían más- Nunca lo vi fracasar, además él deseaba
poder dedicarse a la química. Pasaba horas y horas
estudiando y probando diferentes fórmulas e incluso
enseñándome a mí algunas de ellas, de esas con colores
llamativos que todos los niños adoran -recordó,
melancólico- Amaba la química. Lamento mucho que todo
ese esfuerzo terminase siendo en vano -entonces frenó,
siendo consciente de que quizás se había emocionado
demasiado al enfrascarse en sus recuerdos- Supongo que
el resto de su historia ya lo sabes.

- Lo siento mucho -susurró Taehyung, sonando casi como


una disculpa.
- ¿Por qué? No es como si hubieses tenido la culpa -
Jungkook lo incitó. Tenía una corazonada que necesitaba
confirmar.

- Simplemente suena duro, por eso siento que hayas tenido


que pasar por toda esa soledad sin el apoyo de nadie.

- Supongo que algo positivo habré sacado de la situación.


Aprendí a no depender de nadie, a valerme por mí mismo -
dijo, realmente sintiendo sus palabras. Era verdad.

- De verdad que lo siento, Jungkook.

El menor no respondió, pero le brindó una sonrisa


comprensiva, retomando su tarea y acariciando su cabello
de nuevo. El sol estaba comenzando a ponerse, y la luz
anaranjada se reflejaba sobre el agua, provocando una
mágica ilusión óptica, casi como si el agua estuviese
ardiendo. Jungkook se deslumbró, algo había reflejado la
luz. Fuera lo que fuese, le había obligado a cerrar los ojos
con rapidez. Se tapó la cara durante un breve momento y
después, buscó de dónde provenía la luz. Pocos segundos
pasaron hasta que localizó el origen.

El cuello de Taehyung.

Alrededor de su cuello una cadena brillaba y Jungkook no


recordó haber visto nunca al mayor con algo al cuello.

Sin previo aviso tiró de la cadena, sacándola de su pecho y


provocando que Taehyung abriese los ojos abruptamente.
Jungkook pudo ver un ápice de depredación extrema
cuando sintió el tacto, preparándose para saltar sobre
quien hubiese osado tocar la cadena. Sin embargo, en el
instante en que se dio cuenta de que solo se encontraba
con Jungkook, se relajó con rapidez, intentando ocultar esa
reacción anormalmente extraña.
A pesar de todo, Jungkook lo había visto con claridad,
quizás para desgracia de Taehyung.

Cuando tuvo el dije entre sus manos una fuerte náusea


viajó desde lo más hondo sus entrañas, sus manos
temblando violentamente. Lo soltó como si estuviese
ardiendo. Impactó contra el pecho de Taehyung y éste
mandó una mirada desconcertada en dirección a Jungkook.

Era el colgante de su sueño, aquel que llevaba Youngmi y


el mismo que había reposado sobre el pecho inerte de
Taehyung, cubierto de sangre reseca.

- ¿Qué pasa, Kookie? -preguntó Taehyung alarmado ante


la mala cara de Jungkook: pálida, lívida.

El moreno intentó normalizar su respiración y tono de voz


para no sonar demasiado alterado. Pero lo estaba. Y
mucho.

- ¿Qué es eso? -señaló al collar que ahora descansaba en


el torso de Taehyung, intentando ocultar los espasmos de
sus manos.

- ¿Esto? -lo tomó entre sus dedos sonriendo ampliamente,


Jungkook asintió- Es una de mis posesiones más
preciadas, la había perdido y después de mucho esfuerzo
por fin he conseguido recuperarla. Este colgante es mi vida,
tiene un valor incalculable para mí.

Jungkook se removió incómodo al comprobar que era


efectivamente el mismo colgante que había visto en su
sueño. Quería verlo más de cerca, examinarlo, pero tenía
miedo. Miedo de que sueño se hiciese realidad, de
comprobar que había algo en su interior que Taehyung le
había estado ocultando. Y de que quizás tuviese que ver
con Youngmi.
- ¿Por eso estabas tan contento? -se sorprendió de lo
indiferente que sonó.

- Supongo que no se me da muy bien ocultarlo -rascó su


nuca- Pero lo importante es que lo recuperé después de
mucho trabajo.

Taehyung rió entonces, pero su risa frenó abruptamente


cuando el mayor comenzó a toser, agarrando su estómago
con una expresión dolorida.

Jungkook recordó los moratones que habían adornado su


abdómen y se preguntó cuál sería su estado actual.
Esperaba que como mínimo, el número de manchas fuese
el mismo y no hubiese ido a más.

- ¿Cómo llevas los moratones? -se abstuvo de preguntar


por su origen, estaba completamente seguro de que
Taehyung sería evasivo. Ya comenzaban a conocerse un
poco el uno al otro a estas alturas.

Las comisuras de su boca se elevaron tímidamente- Mejor,


ya casi no están. Me sorprende que te acuerdes.

- Me sorprende que consideres normal tener esa cantidad


de heridas -siguió su juego, aunque realmente le veía muy
poca gracia. Por no decir ninguna.

- Touché -respondió, una clara sonrisa conforme en sus


labios.

Jungkook miró a su alrededor y se sorprendió al comprobar


que la luz del sol ya se había desvanecido casi por
completo. La noche comenzaba al cernirse sobre ellos.

- Quizás deberíamos volver -habló, removiéndose para ir


apartando el cuerpo del mayor- Se está haciendo de noche
y tengo que volver con Youngmi.
- Claro -comenzó a levantarse y le tendió la mano al menor.
Jungkook la tomó sin dudarlo y Taehyung dirigió de nuevo
sus pasos hacia la salida del parque.

Comenzaba a hacer frío y la humedad de las plantas y el


propio agua del lago principal y del más pequeño no
contribuían a disminuir la sensación gélida, que se colaba a
través de su ropa y después, de sus huesos. El camino de
regreso fue silencioso, el frío que Jungkook empezaba a
notar en su cuerpo contrastando con la cálida y
reconfortante mano del mayor, que tiraba de la suya propia.
Quería aprovechar cada minuto que le quedaba con él y
Jungkook tuvo la sensación de que Taehyung estaba
tomando el camino más largo para volver.

Sin embargo, por mucho que quisiesen alargar su estancia


juntos, pocos minutos después volvieron a encontrarse en
la salida, donde Taehyung había devuelto la luz a los ojos
de Jungkook tras quitarle la venda hacía ya unas horas.

El menor ahora podía recorrer el camino de vuelta viendo


las calles. Éstas estaban poco transitadas, en su mayoría
por coches que con sus faros anaranjados contribuían
dibujando patrones irregulares sobre la acera y sus
peatones. Entre ellos Jungkook y Taehyung.

Ninguno hablaba, Jungkook caminando con las manos en


sus bolsillos en busca de calor, mirando sus pies distraído,
repasando todo lo que Taehyung había sido capaz de
compartir con él esa tarde. Podía parecer poco e incluso
demasiado abstracto y vago, pero era una avance y quizás
ese era el primer paso para que el mayor derrumbase sus
defensas.

Taehyung, por su parte, no podía evitar mirar de reojo a


Jungkook, sus anchos hombros encogidos debido al frío
que comenzaba a recorrer las calles. Se veía adorable, tan
grande pero tan indefenso ante la sensación que le privaba
de calor.

- Toma, anda -Jungkook sintió un peso caer sobre su


cabeza. Olía a Taehyung.

El menor sacó su cabeza y observó con atención.


Taehyung le había lanzando su chaqueta para que se la
pusiese. Éste seguía caminando únicamente con su
camisa, como si fuese inmune al frío, sin siquiera echar la
vista atrás a pesar de que Jungkook se había quedado
parado.

Jungkook se la puso y echó a correr para alcanzar a


Taehyung.

- Gracias -murmuró mientras escondía su cabeza


levemente en el cuello de la prenda.

Jungkook nunca lo reconocería pero esa postura encogida


le facilitaba apreciar el olor de Taehyung, y eso lo
reconfortaba de una manera indescriptible. Taehyung por
su parte, tampoco reconocería abiertamente que no podía
apartar su mirada del menor, aunque fuese únicamente de
reojo para disimular un poco.

- Gracias también por lo de hoy, Taehyung -dijo Jungkook


contra el cuello de la chaqueta.

- Gracias a ti por dejarte arrastrar -le brindó una sonrisa


mientras seguían caminando, sus hombros rozándose
aunque ambos llevaban las manos en sus
correspondientes bolsillos- Hacía mucho tiempo que quería
pasar un día así. Solos, tú y yo.

- Ha estado bien -Jungkook murmuró.

De repente Taehyung frenó y unos segundos después una


sonrisa aún mayor se dibujó en su rostro- ¿Te hacen unas
fotos para conmemorarlo? -señaló con el dedo a la acera
de enfrente.

Jungkook giró su cabeza y agudizó la vista. Al otro lado de


la calle había un pequeño fotomatón.

- ¿A estas horas? -Jungkook suspiró con agotamiento-


Estoy cansado, Tae.

- Vamos, Kookie. No seas amargado - y en un abrir y cerrar


de ojos agarró su mano, tirando de él hacia la carretera y
cruzando sin siquiera mirar si venía algún vehículo. Sin
embargo, él sonreía como un maniático.

Jungkook mentiría si negase que casi se tropieza y que


temió por su vida de una forma espeluznante.

Nada más alcanzar terreno seguro agarró la camisa de


Taehyung en su puño, arrugándola- ¿Es que acaso estás
demente? ¡Podríamos haber muerto atropellados! -exclamó
algo histérico.

Sin embargo, no predijo que ver de nuevo la cadena


plateada reluciente en el cuello de Taehyung provocaría
que sus manos se volviesen gelatina y que lo dejasen
escapar.

- Lo siento, lo siento -se disculpó agitando sus manos


frente a su torso- Simplemente creo que necesitas un
pequeño empujón, estás demasiado amargado para lo
joven que eres. Diviértete un poco.

Jungkook no pudo evitar recordar la noche en la que se


conocieron cuando palabras similares habían salido de sus
labios. Cuando se comportó como un agente y no como lo
estaba haciendo ahora: de forma completamente
irresponsable.

- ¿Pequeño empujón? -elevó su tono con incredulidad.


- Venga, no te enfades ahora que casi ha terminado la
noche -lo empujó al interior del fotomatón- Tengo algunas
monedas que gastar. Primero hagamos una de prueba para
ver si estamos bien colocados -examinó los precios y sacó
un par de monedas de su bolsillo- Sonríe -dijo, e introdujo
las monedas.

El sonido metálico de éstas cayendo se escuchó por la


cabina, seguido de una serie de pitidos y después del
sonido de un flash, aunque no hubo luz alguna.

Taehyung tomó la foto que salió poco después y cuando la


vio, su expresión emocionada se tornó a una con un ápice
de decepción.

- ¿En serio? -el tono de reproche de Taehyung hizo eco por


las paredes mientras mostraba la foto a Jungkook.

En la imagen se veía al mayor, con una expresión sonriente


pero natural. En contraposición estaba Jungkook, apenas
sonriente y haciendo la v con sus dedos índice y corazón.

- No sabía qué pose poner -se excusó.

- No quiero mirar esta foto y quedarme indiferente,


Jungkook. Quiero verla y recordarnos a nosotros, cómo
somos el uno con el otro -dijo conteniendo las ganas de
hacer un puchero- Vamos a probar otra vez, te echaré una
mano.

Una vez los pitidos comenzaron a sonar de nuevo tras a


introducir las monedas, sin previo aviso, Taehyung
comenzó a hacer cosquillas a Jungkook, pillándolo
desprevenido y pellizcando una de sus mejillas para
después estirarla. Casi de forma automática las manos del
menor se dirigieron también al contrario, en este caso
tomando su labio inferior con los dedos y tirando de él.
Ambos parecían dos niños peleándose. Un flash se
escuchó.

De nuevo, Taehyung continuó con las cosquillas, esta vez


pasando el brazo sobre los hombros de Jungkook mientras
ambos reían sin control debido a los dedos traviesos del
contrario. Otro flash.

Taehyung tomó la mano de Jungkook de mala manera


intentando apartarla de su abdomen. No fue consciente de
que quizás ejerció más fuerza de la debida, lo que provocó
que la expresión de Jungkook pasase de ser feliz a algo
dolorida, sus cejas frunciéndose.

- Ay, ouch, Tae, Tae, ¡eso duele! -se quejó. Un flash más.

Entonces, Jungkook por fin contraatacó y fue en busca de


su venganza. Le devolvió el mismo juego al que el mayor
había estado jugando: comenzó a hacerle cosquillas
prácticamente subiéndose a horcajadas sobre él en el
pequeño cubículo.

- ¡No, no! ¡Lo siento, Jungkook! ¡Para por favor! -reía a


carcajadas. Un último flash.

Después de su batalla improvisada, en el silencio de la


cabina solamente se escucharon los jadeos de ambos,
agotados de reír y de tantas cosquillas. Jungkook se apoyó
sobre la pared intentando normalizar su respiración.
Taehyung, por el contrario, tomó las fotos que salieron
poco tiempo después. La expresión decepcionante que
antes había aparecido esta vez no hizo acto de presencia.
Ahora sonreía ampliamente.

- ¿Ves? -mostró la fotografías a Jungkook- Estos sí que


somos tú y yo. Quiero una foto que la mire y me haga
sonreír, no una fría e impersonal con una sonrisa fingida.
Jungkook observó las imágenes, la forma en la que
aparecían arrugas en las esquinas de sus ojos al sonreír, la
naturalidad con la que los había captado la cámara a pesar
de que en la última imagen de todas apenas se veía la cara
del mayor y principalmente se apreciaba a Jungkook sobre
él.

- ¿Sabes? -habló Taehyung de nuevo, llamando su


atención mientras introducía un par de monedas más-
Mucha gente no sabe que lo importante de las fotografías
no es captar sonrisas o expresiones perfectas. Lo
importante es captar el alma, quiénes son -dijo, colándose
bajo la piel de Jungkook con sus palabras- Cuando mire
esta foto me acordaré de ti, de cuando nos peleamos, de
cuando bromeamos, de cuando nos queremos. Y sonreiré,
porque no quiero una fotografía en la que salgamos
perfectos. Quiero simplemente que seamos nosotros, tú y
yo. Porque no necesito a nadie más.

El menor estaba paralizado, de piedra porque aquello


sonaba a... ¿una confesión?

Taehyung lo miraba fijamente al igual que hacía Jungkook


y ambos comenzaron a sentir cómo los pitidos hacían eco
en el cubículo que de repente había quedado
completamente en silencio. Lentamente y casi pidiendo
permiso, Taehyung hizo viajar su mano hasta la de
Jungkook que se encontraba sobre su muslo, entrelazando
sus dedos gentilmente. El moreno bajó la vista para
después volver a los ojos de Taehyung. Un flash sonó.

Siguiendo un impulso completamente irracional los dedos


de Jungkook escalaron sobre la fina tela que cubría el
pecho de Taehyung, mandando escalofríos a través de su
columna vertebral, vibrando con anticipación. Los delgados
dedos de Jungkook rozaron la piel descubierta de sus
clavículas e hicieron un camino hasta la nuca de Taehyung,
deslizando los dedos a través del cabello con suavidad y
tirando ligeramente de él.

- Jungkook -llamó su atención, pitidos propagándose de


nuevo por las paredes. El menor le brindó una mirada
intrigada mientras sentía el dedo pulgar de Taehyung rozar
su labio inferior- Voy a besarte.

Y dicho esto no hicieron falta más palabras. Segundos


después se escuchó un nuevo flash, cuando el mayor ya
había separado gracias a su pulgar los labios de Jungkook,
permitiéndole así arremeter contra su boca desde el primer
momento. Taehyung no parecía ansioso ni desesperado,
es más, disfrutaba profundizando el beso con calma
procurando pegar su cuerpo todo lo que podía al de
Jungkook, acorralándolo contra la pared.

Su lengua se deslizaba cálida contra la de Jungkook, que


inclinaba la cabeza en busca de más de ese sabor adictivo
que había terminado por robarle el aliento y la cordura.
Jungkook se sentía conquistado, tirando inevitablemente
del pelo de la nuca de Taehyung mientras se arqueaba
contra él. No era suficiente. Otro flash.

En un arrebato Taehyung movió sus manos, que


anteriormente habían estado acariciando gentilmente el
rostro de Jungkook, a sus muslos, apretándolos e
indicándole que se subiese a horcajadas sobre él. El menor
obedeció.

Jungkook deslizó sus dedos por el pecho de Taehyung,


sintiendo su respiración errática bajos sus manos, su
corazón palpitando más y más rápido con cada caricia. El
mayor suspiró contra sus labios cuando sintió la lengua de
Jungkook colarse de nuevo en su boca en busca de la
suya, queriendo rozarse de la forma más húmeda posible.
Las grandes palmas de Taehyung recorrían sus muslos,
acercando gracias al agarre, el cuerpo del menor a su
entrepierna. Ambos gemían y emitían sonidos roncos que
eran opacados por los labios contrarios. Un último flash se
escuchó.

Cuando Taehyung escuchó las fotografías salir, cortó el


beso con lentitud no sin antes morder con suavidad el labio
inferior de Jungkook, tirando de él con sus dientes.

Tomó las imágenes, sintiendo cómo Jungkook apoyaba su


frente contra la suya, buscando recuperar el aire por la
profundidad y espontaneidad del beso.

Dios, qué vergüenza, pensó Jungkook escondiendo su


rostro en el hombro del mayor.

Que la tierra lo tragase.

Disimuladamente, Jungkook observó la expresión de


Taehyung con atención, el mayor humedeciendo sus labios
ligeramente hinchados y rosados por el contacto íntimo que
habían compartido. Nunca lo reconocería en voz alta, pero
se sintió extrañamente orgulloso de saber que el causante
del desastre que ahora era Taehyung había sido él.

Entonces, éste miró con una tímida sonrisa en sus labios


en dirección a Jungkook, que todavía se encontraba
sentado sobre sus muslos.

- Creo que es mejor que volvamos a casa, Kookie.


MUJAJAJAJAJA SORPRESA(?

Sentí que tenía que compensaros el trolleo del otro día


así que aquí tenéis dos actualizaciones seguidas

Ahí bien de diabetes con estos dos ;-; que tiernos

No sé por qué me puse sentimental con la redacción de


este capitulo y eso que no me gusta mucho cómo ha q
uedado...

Quería decir que me encanta veros haciendo teorías lol


aún más que algunxs me llamen hija de Big Hit, es un h
onor kdcrt ( ͡°; ͜ʖ °͡ ;)

Btw no os avisaré cuando llegue el final de Catch Me ya


que la mayoría lo quiso así ^^

Son casi las 2AM


y mañana tengo universidad así que me voy corriendo
a dormir, pero es que no quería dejaros sin capítulo <3

NOS VEMOS Y BIENVENIDOS NUEVXS LECTORXS 😚


💕

Pd. Cualquier error me avisáis


22. Vertigo

El camino de vuelta a casa de Youngmi fue tremendamente


silencioso, cada uno enfrascado en sus propios
pensamientos sin animarse a entablar una conversación.
Jungkook se preguntaba qué era lo que tenía el mayor que
lo hacía volver a él una y otra vez, ser arrastrado sin poder
casi evitarlo. Simplemente estaba ahí, siempre ahí.

Ahora que Jungkook estaba de vuelta en el edificio se


sentía mucho más relajado, capaz de pensar con mayor
claridad y de asimilar toda la información que había
recabado durante las últimas horas. Habían sido en su
mayoría palabras puestas en un contexto abstracto, pero
parecían tener una gran importancia para Taehyung y eso
significaba que podrían revelar más sobre su vida. Sobre
él.

La tarde que había pasado con el mayor le había abierto


los ojos de una forma que lo hizo sentir estúpido y
avergonzado, como nunca lo había estado antes. Desde
que Taehyung había aparecido en su vida, Jungkook no
había hecho más que ser descuidado e insensato. En
definitiva, se había dejado influenciar demasiado por
Taehyung y lo que fuese que estaba pasando entre ellos y
eso le había provocado meter la pata una y otra vez.

Por esa misma razón Jungkook se encontraba ahora en


esta situación.

Después de que Taehyung lo dejase en casa de Youngmi


sin mucho más que decir —incluso con algo de prisa—,
Jungkook decidió ponerse a hacer aquello que más le
gustaba: investigar, elucubrar. Y esta vez en condiciones.
Había pasado demasiado tiempo jugando a los policías y
Namjoon se habría avergonzado completamente de él, de
él y de su incompetencia en su profesión. Después de todo
lo que había trabajado no se podía permitir ser un inútil
como lo había estado siendo.

Se encontraba sentado en el alféizar de la ventana, en el


cuarto que Youngmi le había asignado junto al suyo.
Jungkook era consciente de que su anfitriona no estaba en
la habitación contigua, y después de haber preguntado a
varios empleados se enteró de que había salido a una cena
importante llevándose otros escoltas consigo.
Aprovechando su ausencia, y vestido más cómodamente
con una camiseta ancha y unos pantalones de deporte,
Jungkook decidió tomar un bolígrafo y papel y apuntar todo
aquello por lo que había estado pasando en las últimas
semanas. Buscaba poder atar cabos, establecer preguntas
prioritarias que resolver.

Tomó el bolígrafo con seguridad y trazó en el centro de la


hoja una línea recta de arriba a abajo que dividía dos
partes bien diferenciadas. En un lado escribió Youngmi y
en el otro Taehyung.

En la columna correspondiente al mayor apuntó aquello


que le venía inmediatamente a la cabeza al pensar en él,
desde datos hasta preguntas que se hacía y a las que
quería encontrar respuesta.

- Encontró lo que sea que buscaba en la comisaría

- Manejo profesional de la tecnología (modificó y eliminó


documentos) ¿Hacker que lo hace en su lugar?

- ¿Trabaja para alguien? ¿Negocio legal/ilegal?


¿Venganza/favor/deuda?
- Familiar/conocido en paradero desconocido
(probablemente muerto)

- ¿Compañero? ¿Trabaja solo?

- Moratones/paliza

- Collar (valor sentimental)

Iba a continuar escribiendo cuando en ese momento una


idea bastante obvia pasó por su mente. Estiró su brazo y
alcanzó el teléfono que se encontraba sobre la mesa junto
a la ventana. Buscó entre sus contactos y pulsó el de Jimin,
escribiendo rápidamente ahora que estaba trabajando de
forma apropiada, concentrado y en situación.

Jungkook

00:43 Jimin, ¿podrías mirarme si existen antecedentes


penales a nombre de Kim Taehyung? Gracias.

Jungkook volvió a prestar atención a su hoja, relativamente


satisfecho con el pequeño boceto que había hecho de
Taehyung. Al menos era un comienzo, podía ir alargándola
y añadiendo cosas con el tiempo. Se preparaba para
rellenar entonces la parte de Youngmi cuando de repente
sonó un mensaje casi de forma instantánea,
sorprendiéndolo.

ChimChim

00:51 ¿Investigando a tu pareja, Kookie? ¿Es que no


confías en él o qué? xD Es broma, todavía estoy atrapado
en la comisaría así que te lo miraré en seguida, dame un
segundo.

Jungkook
00:53 Gracias ChimChim ^^ No es nada de eso,
simplemente quería asegurarme. Ya sabes, por si acaso.

Y lo cierto es que Jimin había dado justo en el clavo. Ahora


que por fin se había dado cuenta de lo negligente que
había estado siendo —más vale tarde que nunca— no
podía permitirse confiar más en Taehyung. De hecho él era
el primero que debía saberlo. Y la próxima vez que lo viese
se lo diría sin rodeos —aunque no tuviese muy claro
cuando sería eso. Desde luego, él no pensaba llamarlo y
conociéndolo, en unos días como mucho, volvería a verlo
por alguna razón. Jungkook se imaginó que esa extraña
fuerza que se empeñaba en cruzar sus caminos una y otra
vez actuaría de nuevo.

Jimin lo reclamó con un beep una vez más, haciendo que


Jungkook desbloquease ansioso la pantalla y sujetase el
bolígrafo entre sus dientes, mordiéndolo.

ChimChim

01:05 Está limpio, Kookie, como una patena. Sin


antecedentes y además con una foto de carnet de identidad
bastante decente, sale mono y todo.

Jungkook

01:06 Te debo una Jimin, gracias.

ChimChim

01:07 No hay de qué Kookie. Acuéstate ya que es tarde!

Jungkook sonrió a la pantalla de su teléfono, porque a


pesar de que era consciente de que nada más podría
suceder entre él y Jimin que una amistad, aún así estaba
contento de poder contar con el mayor. Había sido uno de
los apoyos más importantes de su vida, especialmente en
los últimos años y perderlo dejaría un cicatriz incurable, un
hueco vació en su corazón que nadie más podría
reemplazar.

Si por casualidad Jungkook iba a la comisaría un día de


estos se aseguraría de buscar casos en los que pudiese
haberse visto involucrado Taehyung, quizás por temas
familiares o algo parecido. Sin embargo, tenía el
presentimiento casi certero de que el mayor se encontraba
solo.

Cotejados los antecedentes de Taehyung con la base de


datos de la policía, Jungkook apuntó en su columna sin
antecedentes y a continuación trazó una flecha hasta el
lugar donde había apuntado Manejo profesional de la
tecnología (modificó y eliminó documentos) ¿Hacker que lo
hace en su lugar? Que no hubiese antecedentes a nombre
de Kim Taehyung en su base de datos, no quitaba el hecho
de que pudiesen haber sido modificados. De hecho
Taehyung ya lo hizo una vez así que, ¿quién le garantizaba
que no había ocurrido de nuevo?

Hecho esto, se dispuso a trabajar en el perfil de Youngmi.


En la hoja apuntó cosas como su profesión, edad, el
extraño comportamiento —casi indiferente— ante la
repentina y violenta muerte de su marido, el perturbador
hecho de que lo solicitase especialmente a él como
escolta... Entre otros.

Ciertamente le convendría informarse acerca de cómo y


cuándo surgió su fama como modelo, porque
sinceramente, Jungkook no lo sabía. Pasó de no ser
conocida en ningún sitio a casarse con uno de los
empresarios más reconocidos de la ciudad, además de
ocupar ahora la portada de gran cantidad de revistas y ser
la cara de varias cadenas de moda y cosméticos.

Había un par de cosas más que Jungkook quería escribir


en la hoja pero en el fondo estaba aterrado de hacerlo. Por
otro lado, había pasado demasiado tiempo mintiéndose a sí
mismo, ignorando hechos frente a sus ojos y esperando
que así se desvaneciesen. Quería volver a ser la persona
que había sido antes de conocer a Taehyung: diligente,
precavido. Quería encontrar respuestas y saber qué se
traía entre manos, averiguar de una vez por todas quién
era Kim Taehyung. Había estado engañándose y aun así
los hechos prevalecían.

No sabía qué era lo que le hacía Taehyung pero lo


transformaba en un imprudente.

Apoyó la punta del bolígrafo sobre el papel, temblando


ligeramente ante la idea de escribir y dejar constancia de
aquello que llevaba ya un tiempo molestándole. Quería
hacerlo, porque era lo que debía hacer, pero gritárselo al
mundo de alguna forma, le hacía titubear.

Tras mucho debate interno, lo hizo, la palabra justo en


medio de ambas columnas, como englobando a las dos
personas que había sobre la hoja.

Heojoon, escribió.

Jungkook llevaba ya tiempo pensando y teniendo la


aterradora sensación de que Taehyung sabía algo de su
hermano que él no, pero había hecho un gran esfuerzo por
ignorarlo y relegarlo a algún rincón oscuro de su cerebro.
Definitivamente sabía de su existencia antes de que él le
hablase sobre el tema. No podía cerciorarse de si lo había
conocido en persona —y en efecto, en vida— o si
simplemente había leído información sobre él, pero ahí
estaban los hechos, y lo más importante: los gestos y
palabras del mayor que poco a poco lo habían ido
delatando.

Y si las teorías que se estaban construyendo en su cabeza


resultaban ser ciertas, entonces Youngmi también sería
consciente de los datos sobre su hermano. Jungkook no
descartaba el hecho de que trabajasen juntos con algún fin
común, de hecho lo veía más que viable. Y dolía.

Rodeó ambos nombres con la tinta y posteriormente los


unió. Ahí tenía una razón más de peso para no confiar ni en
él, ni en ella. Sin embargo, seguía atrapado en la tarea de
cuidar de Youngmi y velar por su seguridad.

Además de añadir el nombre de su hermano entre los dos,


apuntó también la palabra Nam, puesto que era un caso
abierto en el que ambos estaban involucrados en mayor o
menor medida y quizás pudiese existir alguna conexión
aparentemente inconcebible o simplemente no apreciable a
simple vista.

De repente, Jungkook comenzó a oír unos ruidos


extendiéndose por la habitación y miró a su alrededor
curioso por averiguar de dónde provenían. Unos segundos
después se echó a reír en silencio, bajando la vista hacia
su abdomen.

Era su estómago.

Negándose a que su pequeña investigación pudiese


desaparecer de nuevo, dobló el papel en el que había
estado trabajando y levantó su camiseta ligeramente,
colocándolo en el elástico de la cintura del pantalón.
Bajaría a la cocina a comer algo, después de todo, desde
que el mayor lo dejó en casa no había comido nada y se
había saltado la cena para trabajar aprovechando que
estaba solo y que la inspiración parecía haber venido a
visitarlo.

Jungkook bajó las escaleras sintiéndose algo nervioso ante


el silencio sepulcral que se extendía por las paredes de la
casa, que se encontraba completamente a oscuras, incluso
el servicio durmiendo. Ni siquiera sus pies descalzos
perturbaban el mutismo, permitiendo que el moreno
escuchase el sonido de su propio cuerpo, la sangre
viajando a través de sus venas. Jungkook sentía que sus
latidos eran anormalmente audibles y temía que pudiese
despertar a alguien con ellos.

Llegó a la cocina, sorprendiéndose al ver que había una


figura más en la oscuridad de la habitación. Era un espacio
abierto, diáfano, con una larga encimera de mármol blanco
a juego con el resto de muebles, ahora únicamente
iluminado por la luz de la luna que entraba por los grandes
ventanales. Jungkook se acercó a la silueta
silenciosamente, preparándose para inmovilizarla de
inmediato si no la reconocía como familiar, pero no tuvo
necesidad de hacerlo.

- ¿Youngmi? -susurró Jungkook, acercándose poco a poco


a la mujer, que se encontraba sentada. Su cabeza
descansaba sobre una de sus manos, la mirada de su
anfitriona clavada en sus pequeños pies desnudos y sus
hombros agitándose con ligeros espasmos. Vestía lo que a
sus ojos pareció un camisón de seda, su larga melena
azabache cayendo como una cascada sobre su pequeña
espalda color porcelana y sobre su rostro, cubriéndolo.

- ¿Jungkook? -levantó la cabeza sorprendida de


encontrarlo allí a esas horas, su voz sonando algo rota. Y el
menor pudo apreciar que el rostro de la mujer estaba
mojado. Había estado llorando.

- ¿Estás bien?

Jungkook se colocó frente a ella. Las luces estaban


apagadas pero podía ver con claridad los rastros húmedos
de lágrimas sobre su piel.

Ante la pregunta, Youngmi limpió rápidamente su cara, con


manos torpes y temblorosas, intentado aparentar
normalidad sin mucho éxito- Sí, estoy bien. Gracias. No te
había oído entrar.

La conversación murió entonces. Jungkook tenía curiosidad


por saber qué le pasaba a la mujer pero tampoco quería
abrumarla con preguntas encontrándose en ese estado tan
delicado. Mucho menos hacer tan obvio que tenía intereses
personales ocultos. Decidió fingir durante unos cuantos
minutos que únicamente venía a comer y cuando el silencio
entre ellos se hizo lo suficientemente incómodo, lo rompió.

- Puede que sólo sea tu escolta, pero si necesitas


desahogarte o hablar con alguien puedo intentar hacer una
excepción -dijo Jungkook, aparentando desinterés mientras
sacaba una tartera con algo de pasta del frigorífico y
comenzaba a comer.

La mujer miró en su dirección, extrañada- ¿Me prometes


que no me juzgarás? -preguntó bajo, evitando su mirada
pero levantando ligeramente la cabeza.

El menor observó las manos de su anfitriona. Estaban


lívidas, las venas marcándose en la superficie con un color
violáceo y Jungkook apreció que temblaban ligeramente.
Sus uñas estaban destrozadas, con claras señales de
haber sido torturadas por sus dientes. Estaba nerviosa y
emocionalmente inestable.

- Sólo si me respondes a una pregunta -habló Jungkook


estudiando sus movimientos, la mujer esperó a que el
menor formulase su pregunta, intrigada- ¿Tuviste tú algo
que ver con el homicidio de tu marido?

- ¡No! ¡Claro que no! -elevó un poco el tono, moderándolo


inmediatamente. Youngmi arañaba la encimera con lentitud
y Jungkook comprobó que había conseguido justo lo que
buscaba con su respuesta: alterarla más.
- Entonces puedes confiar en mí -aseguró- Sin embargo,
debo advertirte de que cualquier dato que me proporciones
del que no hayas dejado constancia en tu declaración,
estoy obligado a hacérselo saber a mi capitán. Siempre y
cuando tenga alguna relación con el caso o pueda ser de
relevancia para la investigación.

- Lo entiendo -susurró dudosa, pero por el contrario,


también sonó conforme.

- Entonces soy todo oídos -cruzó los brazos sobre su


pecho, dispuesto a escuchar.

Youngmi suspiró y Jungkook no pudo evitar pensar lo


diferente que se veía esta mujer, comparada con la que
conoció y la que había estado escoltando los últimos días.
Parecía, vulnerable, desvalida, inestable, frágil y sobre todo
dolida por alguna razón. Finalmente, habló con calma.

- Lo cierto es que mi matrimonio con Doyoung fue


organizado por mis padres -comenzó y Jungkook deseó
poder sacar el trozo de papel de sus pantalones y apuntar-
Yo nunca estuve interesada en él de forma romántica -dijo,
apartando el cabello que caía sobre su frente, sus manos
moviéndose con torpeza- Él sin embargo siempre fue muy
amable conmigo, entendió mi situación, mis sentimientos y
me prometió que lo haría lo mejor que pudiese, que sería
un buen marido y que esperaría el día en que pudiese
corresponderle.

Jungkook asintió levemente siguiendo su historia con


atención, indicándole que podía continuar y al mismo
tiempo intentado empatizar para que se abriese más a él.
Youngmi asintió de vuelta, con una sonrisa casi
imperceptible en su rostro, dispuesta a proseguir.

Jungkook observaba con suma atención el lenguaje


corporal de la mujer, sospechando que no se encontraba
en sus plenas facultades, ni física ni mentalmente. Algo
pasaba con ella.

- Yo quería contentar a mis padres pero cuando nos


casamos... -tomó aire, nerviosa- Mi corazón ya pertenecía
a otro hombre -inevitablemente, comenzó a llorar de nuevo-
Creía que lo que teníamos era especial, creía que era
mutuo -se limpió las lágrimas con el dorso de su pálida y
convulsa mano- Pero él sólo me usó. Debí suponer que no
había nada más importante que su trabajo. Siempre era el
trabajo, antes que nadie.

- ¿Dices que la otra persona, de la que ya estabas


enamorada, te usó? -recapituló, inclinándose en busca de
poder ver su rostro con mayor nitidez.

- No sé ni por qué me sorprende, él me avisó -rió con


incredulidad, visiblemente afectada- Me dijo que estaba
destrozado, que su corazón estaba ruinas -se levantó de
mala manera, a Jungkook le pareció que incluso se
desplomaría en el suelo- Me advirtió. Todo aquel que
intenta salvarme termina siendo arrastrado conmigo, me
dijo. Y aún así caí y siempre vuelvo a caer, ayudándolo. Es
perfectamente consciente de que es mi debilidad y lo
aprovecha.

- No tienes que contarme—

- Si me disculpas, me voy a ir a dormir -lo interrumpió,


impávida de repente. Pareció ser consciente de lo mucho
que había hablado. Quizás más de lo que debía- Que
aproveche.

Y dicho esto comenzó a caminar, tambaléandose


torpemente y usando la encimera como apoyo improvisado.

- ¿Estás segura de que no necesitas ayuda? -Jungkook se


acercó a ella, desatendiendo su comida. Parecía que en
cualquier momento se caería al suelo, sus piernas
incapaces de sostenerla.

Sin previo aviso Jungkook la tomó por los hombros, justo


antes de que cayese al suelo. Entonces le apartó el pelo de
la cara suavemente intentando no asustarla ni realizar
movimientos bruscos, buscando sus ojos. Cuando éstos se
abrieron, mirándolo, Jungkook confirmó la sospecha que
había tenido durante todo el rato que habían estado
hablando.

Estaba bajo los efectos de alguna droga. No sabía si por


propia voluntad o forzado, pero era evidente que había
ingerido algo.

Sus pupilas, ahora más negras que nunca e inyectadas en


sangre la delataban, y el casi imperceptible rastro de polvo
blanquecino bajo su nariz también.

Rápidamente los ojos de Jungkook estudiaron sus brazos,


muñecas y piernas en busca de alguna marca de jeringuilla
pero con ver el rastro sobre sus labios le era más que
suficiente. No parecía probable que hubiese ingerido una
dosis doble, no pensando tan poco, y menos por vías
distintas. A eso había que añadir el hecho de que si se
hubiese pinchado ella misma con los temblores y
espasmos que estaba teniendo, probablemente habría
dejado marcas o algún vaso sanguíneo intervenido de mala
manera.

En cuanto la mujer sintió los brazos de Jungkook a su


alrededor lo apartó de un empujón, provocando que la
soltase y se alejase unos metros. Quedó con la cabeza
gacha, respirando erráticamente, visiblemente agitada, y
dejando que su oscura melena cubriese su rostro. Sus
hombros subían y bajaban y sus tobillos y piernas
descubiertas por el camisón temblaban ligeramente.
- No me toques por favor -susurró entre sollozos, sus
palabras atropellándose- Yo—Yo siento lo del otro día, fui
muy descarada contigo. Simplemente ya no sé qué hacer
con mi vida y verte nervioso, tus reacciones, me hizo
sentirme poderosa por un pequeño momento. Siempre se
aprovechan de mí y por una vez sentí que yo tenía el
control, ¿sabes? Yo... -levantó la mirada en dirección a
Jungkook, su rostro todavía mayormente cubierto por su
pelo oscuro- Me siento tan sola -se encogió, envolviéndose
con sus pequeños brazos.

Y Jungkook casi vomita sobre el suelo al ver la imagen


frente a él.

El camisón de Youngmi, que se había descolocado debido


al forcejeo dejando su pecho y clavículas más visibles,
mostraba ahora alrededor de su cuello una cadena
plateada que desaparecía colándose entre la fina tela.

Jungkook sintió el suelo moverse bajo sus pies, su


estómago recién alimentado se retorcía y daba vueltas. Se
tambaleó en el sitio, su corazón comenzó a palpitar
rápidamente de nuevo. Hizo amago de acercarse a ella
torpemente, extendiendo la mano, pero la mujer retrocedió,
asustada.

- Buenas noches, Jungkook -se despidió mientras se


alejaba lo más rápido que le permitían sus piernas débiles.

Jungkook la vio desaparecer, inmóvil y sintiendo arcadas


golpear su abdómen y garganta. Entonces echó a correr de
mala manera en dirección al baño del piso inferior, en el
que se encontraba la cocina. Tan pronto como llegó se
desplomó y echó la comida que hacía apenas cinco
minutos había ingerido.

El mundo daba vueltas bajo sus rodillas, apoyadas contra


el frío suelo. Su cabeza hacía un macabro vaivén mientras
la poca comida que había tomado lo abandonaba, cayendo
en el retrete. Jungkook sintió sus ojos vidriosos y poco
después lágrimas comenzaron a deslizarse por sus
mejillas.

Ya no tenía claro si lloraba por el esfuerzo de estar


vomitando, por la impotencia o por el hecho de que lo que
había descrito Youngmi de forma tan abstracta le sugería el
nombre de Taehyung por todas partes.

Jungkook permaneció un rato solo en el cuarto de baño


intentando normalizar su respiración y recuperar las
fuerzas, los nudillos blancos de sujetar el retrete. Se
preguntó entonces cómo había llegado a esa situación.
Cuándo se había vuelto tan débil. Se encogió en el frío
cuarto, con una sensación en el cuerpo similar a la que
tuvo la noche de su pesadilla.

Cuando se sintió con relativas fuerzas de nuevo se enjuagó


la boca y lavó la cara. Después subió las escaleras poco a
poco de vuelta a su habitación. Buscó entonces el bolígrafo
para escribir en la hoja una última cosa antes de acostarse.

Posicionó la punta sobre la línea que había trazado entre el


nombre de Taehyung y el de Youngmi, dejando que la tinta
se esparciese levemente ante el estatismo sobre la
superficie. Finalmente escribió y se fue a dormir, colocando
el trozo de papel en la funda de la almohada. La palabra
recién trazada en su caligrafía danzando en su cabeza
entre ambos nombres.

¿Amor?
Jungkook no pudo alegrarse más cuando un par de días
despué, su móvil vibró con un mensaje de su capitán
reclamándolo en la comisaría para firmar unos papeles. El
menor mentiría si dijese que no se aburría en casa de
Youngmi. Echaba de menos la acción que solía vivir en la
comisaría, moverse en su ambiente.

Jungkook quiso avisar a Youngmi personalmente, pero la


chica que lo confundió el primer día con un vendedor
ambulante —cuyo nombre había descubierto que era
Sohye— le dijo que seguía dormida. El moreno no se
extrañó de que la mujer se encontrase mal, mucho menos
de que quizás no quisiese verlo. Su capitán había mandado
a un par de agentes más para que lo cubriesen las horas
que iba a estar fuera.

Los días que transcurrieron tras la noche que se


encontraron en la cocina fueron silenciosos. Jungkook
siguió a Youngmi a todos los lugares que visitó, por unas
circunstancias u otras, pero casi siempre sin intercambiar
palabra. Lo cierto es que no parecía feliz, y eso que había
heredado una cuantiosa cantidad de dinero tras la muerte
de su marido.

Jungkook supuso que como se solía decir: el dinero no da


la felicidad.

El moreno iba en su coche en dirección a la comisaría.


Echaba de menos ver a Seokjin y trabajar junto a Jimin y
tenía que admitirlo: también ver a su capitán. Tan pronto
como puso los pies dentro, su compañero lo recibió con los
brazos abiertos.
- ¡Jungkook! -exclamó lanzándose a sus brazos. Jungkook
le correspondió y unos segundos después Jimin se apartó
algo dudoso, casi preguntándole con la mirada si estaba
bien que lo abrazase.

- Tranquilo, Jimin -lo reconfortó, estrujando levemente sus


hombros. El chico le sonrió.

- Se te echaba de menos por aquí, ¿sabes? -habló


mientras comenzaba a andar entre los escritorios de los
agentes, indicándole que lo siguiese con un ademán.

Jungkook respiró profundamente porque esta sí era su


casa, el lugar al que pertenecía- Yo también os he echado
de menos. Lo cierto es que lo de ser escolta es bastante
aburrido.

- Me imagino -concordó- Hoy es tu día de suerte entonces -


envió una sonrisa con un ápice de algo indescifrable en
dirección al menor.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó, curioso.

- Namjoon quería tu opinión en uno de esos casos raros de


lingüística que tanto te gustan, de hecho creo que tiene
relación con lo de Nam.

Y Jungkook casi da palmas con las orejas al oírlo- ¿De


verdad? -contuvo las ganas de saltar de emoción- ¿Nota
falsificada? -intentó adivinar.

- Amenaza, para ser exactos -concluyó, frenando frente a


uno de los módulos de la comisaría, cercano al
departamento de narcóticos.

- Capitán -Jimin llamó la atención de Namjoon, quien tenía


la apariencia de haber estado trabajando toda la noche, su
ropa descolocada y su pelo alborotado. El hombre se
encontraba rodeado de unos cuatro agentes, dando
órdenes sin descanso.

Finalmente levantó la cabeza- Jungkook -dijo al ver al


menor, una sonrisa haciendo presencia- ¿De vuelta con los
mundanos?

- Justo donde usted me quería, señor -hizo una leve


reverencia cuando Namjoon se posicionó frente a él.

- Me alegra ver que sigues sano y salvo -dijo, sacando una


cajetilla de cigarrillos de su bolsillo- ¿Te importa? -
Jungkook negó con la cabeza- Perdona pero llevo toda la
noche trabajando en el caso de Nam y necesito un poco de
descanso, -explicó- algo se nos tiene que estar escapando.

Jungkook sabía que Namjoon no solía fumar, de hecho lo


odiaba. Pero era una mala costumbre que tenía de su
juventud y aunque había mejorado muchísimo controlando
la cantidad de cigarrillos que fumaba, de vez en cuando
todavía necesitaba alguno. Solamente en casos extremos.

- Jimin me ha dicho algo de una amenaza -nombró,


esperando que le pidiese su opinión. Se giró en busca de
Jimin y sus palabras morieron en su boca al ver que se
había esfumado.

- Oh, sí, cierto -dijo, encendiendo un cigarrillo- Es la más


reciente que tenemos de las que recibió Nam, nos llegó
ayer y ya que sé que te gusta analizar ese tipo de notas
pensaba dejarte la tarea aprovechando que venías -dio una
larga calada, relajando sus hombros- Siempre y cuando tú
quieras.

- Claro que sí, señor, solo déjeme verla -Jungkook siguió a


Namjoon a través de las mesas hasta que frenaron en una
y el mayor le entregó un trozo de papel en una funda de
plástico transparente.
Jungkook la leyó un par de veces y tras familiarizarse con
la letra y el contenido comenzó a buscar patrones de
consistencias e inconsistencias como le habían enseñado
en sus años de aprendiz.

Namjoon observaba con atención al menor- ¿Y bien? ¿Qué


puedes decirme de la persona que escribió esta nota?

- Mmm -Jungkook terminó de leerla una última vez- Está


claro que está aparentando ser otra persona,
concretamente alguien poco alfabetizado para enmascarar
su identidad.

- ¿En qué te basas para afirmar eso?

- ¿Ve aquí? -señaló una de las oraciones de la nota-


Comete faltas de ortografía relativamente sencillas
como voy ha matar con h pero sin embargo la mayoría de
palabras están perfectamente acentuadas e incluso usa
términos como liquidez financiera -Namjoon emite un
sonido afirmativo mientras el menor continúa señalando las
palabras en la hoja- Además ha escrito e iniciar en lugar
de y iniciar, que es una falta de ortografía muy común y lo
que cabría esperar de una persona poco educada.

- ¿Cuáles son tus conclusiones entonces? -preguntó,


abriendo la ventana un poco para que el humo del cigarrillo
no se acumulase en la habitación.

- Está claro que esta persona es culta y que sabe de


economía por los términos que usa -dice- Por la forma de
escribir también diría que es hombre. Lo que no sabría
discernir es qué relación tendría con el señor Nam y qué le
pudo llevar a querer escribir esta nota. Aquí dice ya sabes
de lo que estoy ablando, así que él si que parecía ser
consciente del tema al que se evita aludir en la nota, sin
mencionar otra falta de ortografía.
Jungkook estaba absorto en en sus pensamientos cuando
de repente sintió un golpe en su espalda. Entonces se giró
alarmado, encontrándose con Namjoon, sonriente —
hoyuelos incluidos —, el menor lo miró confuso- Te he
enseñado bien, Jungkook -da unas palmadas en su
espalda.

- ¿Gracias señor? -respondió, dudoso.

- Gracias a ti, ahora tenemos por dónde empezar.

- No hay de qué, señor -Jungkook se sintió realmente


satisfecho siendo útil a Namjoon, como recordándose a sí
mismo que no todo estaba perdido y que había ganado su
puesto por algo.

Por otro lado, pensar en el hecho de que llevaba semanas


siendo completamente incompetente y jugando por ahí sin
preocupaciones, devolvía a su cuerpo el sentimiento de
vergüenza que lo había golpeado días antes.

- En tu mesa tienes los papeles que debes firmar, ¿sí? -le


indicó- Yo debo volver al trabajo.

- Claro -respondió- ¿No hay nada más en lo que necesite


mi ayuda?

Por si no se veía claro que Jungkook no quería volver a su


trabajo de escolta, buscó algo más en lo que entretenerse.

- En lo que a mí me concierne, no, pero puedes probar con


Jimin -dijo mientras comenzó a caminar de vuelta a la
habitación con el resto de agentes del equipo- Creo que
estaba haciendo un informe pericial de un robo.

- Gracias, señor -Jungkook se despidió echando a correr


hacia su escritorio de nuevo en busca de Jimin.
Cuando llegó al ala principal vio a Jimin sentado en su
mesa con una mirada de frustración en su rostro. Su amigo,
sobando sus sienes y mordiendo la tapa del bolígrafo.
Jungkook se acercó a él.

- ¿Necesitas ayuda, Chimchim? -dijo Jungkook


apoyándose en su escritorio, una mirada divertida en su
rostro.

- En realidad creo que el informe está terminado... -su tono


cada vez más bajo, como dejando la frase sin terminar- Es
solo que no entiendo cómo nadie vio el robo cuando se
estaba produciendo.

- ¿Tienes fotos del lugar? -preguntó Jungkook, curioso- Les


echo un vistazo si te parece.

- Claro -Jimin comenzó a revolver los papeles que tenía


esparcidos por la mesa hasta que encontró un sobre
oscuro. Lo abrió y sacó algunas fotos- Aquí tienes.
Tampoco te esfuerces mucho, cogimos a los culpables
huyendo con el botín pero Namjoon dice que si alguien los
hubiese visto podríamos haberlos pillado con las manos en
la masa. Estuvieron bastante tiempo dentro del
establecimiento llenando bolsas - Jungkook escuchó
atentamente mientras observaba la fotografía con atención.

- ¿Tienes fotografías de la acera de enfrente? -preguntó,


más pendiente todavía de la imagen que de la respuesta de
Jimin.

- Mmm, sí, tienen que estar por aquí -murmuró buscando


entre las que sostenía el menor entre sus manos- Aquí.

Jungkook observó entonces con atención las fotografías y


tras mirarlas un par de minutos rió entre dientes- Creo que
tengo una ligera idea de qué hicieron los ladrones para
asegurarse de que nadie los viese.
Una mirada aún más confusa hizo presencia en el rostro de
Jimin, que lo miró con cierta incredulidad- A ver, ilumíname
-dijo, anticipando que Jungkook fallaría estrepitosamente
en su deducción.

- Dime, ¿qué ves? -lo incitó Jungkook.

Jimin no entendía el propósito de su pregunta pero igual


hizo el intento y respondió- Poco, la verdad. Hay un parque,
árboles, farolas... ¿un banco?

- Muy bien, y dime, ¿qué le ocurre al banco? -guió poco a


poco a Jimin con sus preguntas.

- ¿Está recién pintado?

- Bien. ¿Y quién crees que lo ha hecho?

- ¿Un pintor? -carcajeó

- ¿Y qué me dirías si te digo que fueron los propios


ladrones?

Sus cejas se elevaron- Te diría que me lo explicases


porque no le veo ningún sentido -Jimin sonrió nervioso,
más confuso que un principio.

- Voy a jugármela y decir que probablemente los propios


ladrones pintaron el banco para asegurarse de que nadie
se sentase y presenciase el robo -Jungkook sonríe en
dirección a Jimin, viendo su cara pasar por distintas fases
que no sabe identificar- Puedes imaginarte lo fácil que es
disfrazarse de pintor y hacerlo incluso a plena luz del día -
termina de explicar- ¿Qué te parece mi aportación?

- Vale, admito que suena extrañamente viable -dijo,


dejándose caer en su silla- ¿Desde cuándo eres tan
perspicaz?

Jungkook sonrió ampliamente- He estado algo dormido


estas últimas semanas, pero he vuelto.

- El amor nos vuelve idiotas, ¿eh?

Jungkook agudizó el oído ante sus palabras, mirándolo y


elevando una ceja- ¿Nos?

Jimin le sonrió- No me mires así, ya te contaré. Aún estoy


esperando nuestra charla.

- Y la tendrás, no lo dudes. Ahora con más razón -dijo


Jungkook- Creo que debería ir a firmar los papeles.

- Claro, nos vemos, Kookie -le despidió mientras el menor


echaba a caminar en dirección a su mesa.

- Y de nada por lo del caso -elevó un poco el tono de voz y


Jimin le sonrió.
Jungkook no podía estar más feliz. El hecho de haberse
sentido como un pez fuera del agua las últimas semanas
realmente había influido en su autoestima de manera
negativa. No se tenía mucha estima recientemente a pesar
de que eran pensamientos que prefería mantener en
silencio.

Jungkook llegó a su escritorio y deslizó sus dedos por la


placa que llevaba su nombre: por fin se sentía como él
mismo. Miró sobre la mesa y vio allí los papeles.

Tras leerlos rápidamente vio que era la solicitud de una


nueva copia de los informes que habían desaparecido en
casa de Youngmi, esta vez a su nombre en lugar de a
nombre de Namjoon. Jungkook leyó los documentos con
atención y firmó en cada hoja que lo requería. De repente,
justo cuando se disponía a revisarlo, el teléfono de la mesa
de su compañero comenzó a sonar.

- ¡Chanyeol! -gritó Jungkook- ¡Chanyeol te están llamando!


-miró a su alrededor, mas el mayor no estaba.

- Cógelo, Jungkook -le dijo otro de sus compañeros, Minho,


que se encontraba a un par de mesas de él tecleando algo
en su oordenador

Jungkook asintió levemente en su dirección y lo cogió.

- ¿Sí? -el moreno tomó un bolígrafo en caso de que


necesitase apuntar algo y cogió la primera hoja de papel
sucio que pilló.

- Buenos días -dijo la voz al otro lado, definitivamente de


hombre- ¿Policía?
- Sí, señor, ¿en qué puedo ayudarle?

- Acabo de encontrar un cuerpo en mi cocina -dijo, su voz


completamente monótona. Jungkook se alarmó.

- ¿Un cuerpo? ¿Quiere decir un cadáver? -preguntó.

- Sí -llegó la respuesta, imperturbable.

- ¿Podría identificarlo?

Un silencio se produjo al otro lado de la línea, hasta que el


hombre finalmente volvió a hablar- Es mi mujer.

Jungkook comenzó a hacer gestos en dirección a Minho-


¿Podría decirme su nombre y la calle en la que se
encuentra?

- Claro, vivo en la calle justo en frente del ayuntamiento,


número quince. Mi nombre es Kwang Youngsoo.

- Muchas gracias, ya va una patrulla en camino -y dicho


esto Jungkook colgó- Minho, hazme el favor de mandar una
patrulla a la calle frente al ayuntamiento, número quince, ha
habido un asesinato -indica a su compañero- Ah, y llevad
una orden de arresto a nombre de Kwang Youngsoo, por lo
tranquilo que ha hablado del cadáver de su mujer es
prácticamente seguro que fuese él. Comprobad primero
que es una identidad real registrada.

- Entendido -y dicho esto Minho coge el teléfono de su


mesa y marca un número- ¿Taemin? Sí -frena unos
segundos, escuchando- Bueno pues dile a Jimin que le
diga a Namjoon que mande una patrulla al número quince
de Insadong. Y una orden de arresto para Kwang... -mira a
Jungkook en busca del nombre que ha olvidado.

- Youngsoo -lee Jungkook en su hoja.


- ¿Lo has oído no? -continúa la charla y el menor la
desatiende, sintiéndose por tercera vez en el día satisfecho
y realizado.

Entonces, Jungkook vuelve a releer los documentos que


Namjoon le ha dejado sobre la mesa, absorto en ellos
hasta que una voz lo reclama.

- Buenos días, me gustaría prestar declaración -dijo la voz.


Jungkook, sin embargo, no apartó la vista de sus
documentos.

- Lo siento, si quiere hacer alguna declaración debe seguir


por ese pasillo -señaló, todavía sin separar sus ojos de las
hojas- Allí lo atenderán.

- ¿Está seguro de que no quiere ayudarme usted, agente


Jeon? -susurró la voz, repentinamente comenzando a
toser.

Entonces Jungkook por fin se dignó a levantar la mirada y


en ese momento sus ojos se abrieron, desorbitados.

- ¿Tae? -se sorprendió, su tono algo elevado. Lo corrigió


rápidamente, hablando bajo- ¿Qué haces aquí?

Jungkook se extrañó ante el gran abrigo que llevaba


Taehyung, casi como si estuviese envuelto en él. Entonces
apreció rasguños en su rostro, además de que parecía que
le hubiesen partido el labio. Y algo comenzó a olerle mal a
Jungkook.

- Ya se lo he dicho, agente. Quiero prestar declaración -


murmuró. Y entonces, de repente abrió su abrigo con
disimulo, volviendo a toser- Aunque puede que también
necesite un médico.

Jungkook sintió las náuseas de nuevo en el estómago,


vértigo en su cabeza e inestabilidad bajo sus pies.
Náuseas al ver la ropa sobre el torso de Taehyung
manchada de carmín una vez más.

Náuseas al sentir que sus pesadillas nunca parecían


terminar.

HEY HEY HEY

AQUÍ YO DE NUEVO DESPUÉS DE ESTAR EDITANDO


COMO 2 HORAS YAY ( °͡ ; ͜ʖ ͡°;)

Echaba de menos actualizar kdcrt, no se por que esta v


ez tardé tanto en subir capitulo pero bueno, aquí está ^
^ Además como mil palabras mas largo después de la e
dición hardcore :v

POR CIERTO FELIZ AÑO NUEVO OYA OYA ξ\('▽')/ξ


OS DESEO LO MEJOR EN ESTE 2017 (ㅅ' ˘ ')♡

Volviendo al fic quería aclarar que Yugyeom que aparec


ió en el capitulo 17 creo recordar ha sido
sustituido por otro ídol ah, porque lo cierto es que teng
o otros planes para Yugyeom mas adelante
(っ;͡ ͡°; ͜ ʖ ;͡ ͡°; ς)

Son las 2:30


AM en España y estoy muriendo de sueño así que me v
oy a ir despidiendo ^^

MUCHAS GRACIAS POR LOS VOTOS Y COMENTARIOS


, BIENVENIDXS NUEVXS LECTORXS, FELIZ AÑO Y CU
ALQUIER ERROR ME DECÍS 😘💕
23. See You

- ¿Tae? -se sorprendió, su tono algo elevado. Lo corrigió


rápidamente, hablando bajo- ¿Qué coño haces aquí?

Jungkook se extrañó ante el gran abrigo que llevaba


Taehyung, casi como si estuviese envuelto en él. Entonces
apreció rasguños en su rostro, además de que parecía que
le hubiesen partido el labio. Y algo comenzó a olerle mal a
Jungkook.

- Ya se lo he dicho, agente. Quiero prestar declaración -


murmuró. Y entonces, de repente abrió su abrigo con
disimulo, volviendo a toser- Aunque puede que también
necesite un médico.

Jungkook sintió las náuseas de nuevo en el estómago,


vértigo en su cabeza e inestabilidad bajo sus pies.

Náuseas al ver la ropa sobre el torso de Taehyung


manchada de carmín una vez más.

Náuseas al sentir que sus pesadillas nunca parecían


terminar.

Jungkook pensó que sus piernas fallarían al levantarse de


forma tan brusca, sin embargo y para su sorpresa,
aguantaron. El menor se acercó a Taehyung rápidamente
para sujetarlo, temiendo que en cualquier momento cayese
al suelo por la pérdida de sangre. Extendió los brazos para
envolver su cuerpo por los hombros y el primer
pensamiento que cruzó su mente fue llevarlo a la
enfermería: buscaría a Seokjin y le pediría ayuda, que
revisase y curase a Taehyung.
Las manos de Jungkook temblaban ligeramente sobre el
abrigo oscuro de Taehyung. Tenía que mantener la calma
para poder serle de utilidad al mayor, pero no podía evitar
estar asustado ante la imagen demasiado similar y ahora
más que vívida de sus pesadillas, justo frente a él, delante
de sus ojos. Quería hablar y preguntar a Taehyung qué
había pasado, cómo había terminado así, pero estaba
prácticamente seguro de que las palabras morirían en su
garganta—sin tener en cuenta que probablemente
Taehyung no soltaría prenda.

Aún así lo intentó, obteniendo un mejor resultado del que


esperaba, al menos articulando sus palabras.

Su voz salió débil, pero al fin y al cabo salió- ¿Qué mierda


te ha pasado, Taehyung? -intentó con todas sus fuerzas
que no sonase temblorosa, pero ahí sí fracasó.

Taehyung tosió, amortiguando el sonido con la manga de


su abrigo. Cuando la apartó Jungkook sintió sus manos
temblar aún más en violentos espasmos que procuraba
reprimir con toda su voluntad: Taehyung había tosido
sangre sobre la tela.

Lo cierto es que Jungkook estaba bastante acostumbrado a


ver sangre en su trabajo pero ver la sangre de Taehyung
era algo diferente. Se sentía diferente de alguna forma. Y
eso lo aterraba.

Rápidamente llegaron a la enfermería y Jungkook se


sorprendió al verla vacía: sin Seokjin en su interior. Por un
momento cundió el pánico en su cuerpo y comenzó a pasar
su mano nerviosamente por su pelo, revolviéndolo mientras
todavía sujetaba a Taehyung. Éste mantenía la cabeza
baja y respiraba pausadamente, de forma profunda, y se
dejaba arrastrar por Jungkook.
Podría esperar a que Seokjin volviese, pero quería
cerciorarse lo antes posible de que Taehyung estaba fuera
de peligro por lo que decidió encargarse personalmente de
la tarea. Al fin y al cabo sabía lo básico para atender
heridos.

Jungkook lo dejó con cuidado sentado sobre la camilla de


la sala y rápidamente se giró en busca de desinfectante y
otros instrumentos que pudiesen hacerle falta, buscando
vertiginosamente en las estanterías. Sus ojos se negaban a
focalizarse de forma apropiada, haciendo que todo a su
alrededor se viese borroso e impreciso. Se obligó a respirar
con calma, dándose instrucciones dentro de su cabeza
para actuar como exigía la situación.

- Jungkook -la voz del mayor lo llamó casi en un suspiro,


haciendo que Jungkook mirase instantáneamente en su
dirección y se acercase para ver si necesitaba algo.

- ¿Qué sucede? -apoyó ambas manos sobre sus muslos y


se agachó para buscar sus ojos, ocultos tras su flequillo.

Taehyung levantó despacio la cabeza y lo miró fijamente,


posando una de sus manos sobre la que Jungkook había
colocado en su pierna- No te preocupes por mí. Soy más
fuerte que esto -sonrió de esa forma tan característica- He
soportado cosas mucho peores.

Jungkook mentiría si dijese que no se sintió un poco


aliviado al escuchar sus palabras, pero aún debía confirmar
que en efecto estaba fuera de riesgo.

- Quítate la ropa -dijo seco, concentrándose de nuevo en


buscar el material- Abrigo y camiseta. Fuera.

Taehyung le brindó una tímida sonrisa que el menor no


apreció al encontrarse de espaldas, pero de igual manera
obedeció y comenzó a quitarse la ropa, emitiendo algún
que otro quejido ante la molesta sensación de la tela contra
sus heridas.

Jungkook mientras tanto buscaba con sus manos torpes y


convulsivas las cosas básicas. Cuando se dio la vuelta una
vez que hubo encontrado todo, se sorprendió al ver a
Taehyung ya completamente desnudo de torso para arriba
para él, su ropa esparcida por el suelo. Jungkook nunca lo
admitiría pero la imagen de Taehyung mostrando más piel
de la que debería trajo a su mente como un huracán, la
noche que pasaron juntos.

- Eres rápido -dijo Jungkook acercándose al mayor para


examinarlo, intentando ocultar el ligero rubor que
amenazaba con cubrir sus mejillas.

Taehyung le sonrió. Y el menor sintió su alma partirse al


verlo tan vulnerable frente a él- Supongo que para lo que
me interesa puedo ser bastante rápido.

Jungkook paseó su vista por el torso del mayor, aliviado al


ver que era menos grave de lo que esperaba. Lo cierto es
que Taehyung tenía un buen corte de arma blanca en el
costado pero parecía más bien superficial. Eso no quitaba
que estuviese sangrando como un demonio. Era bastante
probable que Taehyung hubiese perdido una cantidad
considerable de sangre y por esa razón se encontraba
ahora tan débil. Aparte de eso, apreció algún que otro
pequeño corte y moratones bastante similares a los que ya
había visto con anterioridad, nada demasiado grave.

- No vas a decirme cómo te has hecho esto, ¿verdad? -


susurró Jungkook pasando suavemente sus dedos por la
piel amoratada, ensimismado.

Taehyung tomó el mentón de Jungkook entre sus dedos y


antes de que el menor pudiese darse cuenta Taehyung
estaba depositando un suave beso sobre su frente. Su
respiración cálida y lenta chocando contra su piel y sus
labios suaves transmitiéndole algo, un sentimiento, que
Jungkook tenía miedo de reconocer, de identificar.

Lentamente Taehyung se separó, todavía sujetando su


rostro- Hay cosas que es mejor no saber, Kookie.

- Dijiste que recibiste una paliza por mi, Tae. Quizás si no


tuviese que ver conmigo podría dejarlo pasar pero estoy
metido en esto de alguna forma. Lo sabes. Y yo también lo
sé -Jungkook era consciente de que estaba mintiendo,
porque cualquier cosa que tuviese que ver con Taehyung,
quería saberla; nunca podría dejarlo pasar. Más aún si lo
dejaba en ese estado tan deplorable.

Qué irónico pensar que en realidad no sabía nada de él.

- Prometo contártelo, Jungkook. Sólo—Simplemente no es


el mejor momento para hacerlo, tampoco el mejor lugar.

Jungkook se mantuvo en silencio pero después habló- ¿Por


qué has venido aquí entonces? Estoy seguro de que estas
heridas podrías habértelas curado solo.

Taehyung se encogió de hombros- Supongo que me atraía


la idea de que me curases tú. O quizás te echaba de
menos. Quién sabe -lo miró entonces con algo de la
diversión que caracterizaba a Taehyung- No irás a negar
ayuda a un herido, ¿cierto?

Jungkook rodó los ojos y se dispuso a desinfectar y cubrir


las heridas de Taehyung. Primero las limpió y con un
algodón y pinzas aplicó peróxido sobre la más grande, la
del costado, Taehyung emitiendo sonidos extraños ante el
escozor, pero todavía comportándose como un buen
paciente.
Jungkook nunca lo admitiría pero estaba realmente
enfadado con Taehyung, enfadado por no ser capaz de
atravesar el muro que el mayor se había empeñado en
levantar entre ellos. El menor sentía que su conflicto interno
había dejado el plano de su mente y se estaba
manifestando en la fuerza que ponía al presionar el
algodón contra la piel de Taeyung. Lo escuchaba emitir
quejidos ante el poco cuidado que estaba poniendo.
Completamente distraído y recreándose en su rabieta,
Jungkook cogió otro pedazo de algodón para proseguir con
el pequeño corte de su pómulo y su labio partido.

Jungkook ejercía—ahora suavemente—, presión sobre el


labio del mayor, prestándole total atención a la zona
mientras lo hacía. Pero no a los ojos de Taehyung, que lo
miraban fijamente, cada movimiento que hacía sobre su
piel con delicadeza lo hacía arder por dentro deseando
sucumbir una vez más ante el pecado que tenía delante.

Pero no debía hacerlo. Él lo sabía. Sólo complicaría las


cosas y a él nunca le habían atraído las complicaciones.
Era irónico, pensaba Taehyung, sobre todo teniendo en
cuenta que pronto tendría que dejarse de juegos y poner
las cartas sobre la mesa.

Jungkook frenó entonces los movimientos sobre su labio


inferior para soplar un poco sobre éste y el filtro de
Taehyung falló.

- No sabes las ganas que tengo de besarte en este


momento -salieron sus palabras, sin control alguno. Y las
palabras de Taehyung eran ciertas. Jungkook no sabría
nunca cuán cierto era lo que estaba diciendo.

Jungkook no respondió, pero cuando escuchó sus palabras


no pudo evitar mirarlo a los ojos, buscando ver sinceridad
en ellos. Permaneció sumergiéndose en su profundidad un
par de segundos pero rápidamente los apartó, porque no
quería ceder ante él.

Sin embargo, él también iba en serio con su enfado hacia


Taehyung. No podía negar que estaba preocupado por el
mayor, pero en cuanto terminase de curarlo lo llevaría a
tomar declaración y ahí se terminaría. Era lo mejor para él.
Si de verdad Taehyung valoraba lo que fuese que tenían,
tenía que abrirse a él, porque Jungkook no podía soportar
más ser el único que daba su brazo a torcer, que le
contaba sobre su vida a pesar de que Taehyung ya parecía
saber suficiente.

Comenzó a aplicar con total atención el peróxido sobre el


pómulo del mayor, ignorando con todas sus fuerzas su
comentario, hasta que de repente sintió que agarraban su
muñeca, frenando sus movimientos. Jungkook se mantuvo
mirando su pómulo, evitando a toda costa los ojos de
Taehyung. Sabía que en cuanto lo mirase se colaría debajo
de su piel y descubriría lo que estaba pensando, porque
siempre era así. Y Taehyung parecía tener esa ventaja
sobre él. Era capaz de leer sus expresiones y
pensamientos, cosa que Jungkook era incapaz de hacer
con la coraza que el mayor tenía.

- Jungkook -lo llamó- Jungkook, mírame -insistió al ver que


el menor se negaba a obedecerlo, Taehyung todavía
sujetando su muñeca.

- ¿Qué? -de mala manera respondió.

- ¿De verdad estás enfadado? ¿En serio?

Y ahí explotó.

- ¿Qué quieres que te diga, Taehyung? -habló Jungkook,


elevando quizás demasiado su tono de voz y tirando el
algodón a la basura con violencia- Apareces de la nada una
vez más, ¿y esperas que te ayude amablemente y que siga
fingiendo que no me molesta tu actitud? -clavó sus ojos en
el mayor, buscando una respuesta, pero éste se mantuvo
impávido frente a él- ¿Por qué tengo que ser el único que
hable de su vida? ¿Por qué no puedo saber nada de ti?
Dímelo Taehyung, porque no creo que pueda seguir con lo
que sea que sea esto si no me dejas saber quién eres.
Simplemente no te entiendo y quiero hacerlo.

- ¿Qué es esto? ¿Una especie de ultimátum o algo así? -


casi rió, incrédulo.

- Llámalo como quieras, pero yo no puedo más con esta


situación. Desde que apareciste no he hecho más que
meter la pata y descuidar las cosas que realmente me
importan -explicó- Quiero descubrir qué pasó con mi
hermano y esa es mi prioridad -dijo buscando algún tipo de
reacción en Taehyung, mas permaneció imperturbable-
Aunque apuesto a que ya sabías eso, ¿verdad? -Jungkook
sonrió, pero detrás del gesto no había diversión alguna.
Había dolor, dolor porque sabía que no importaba lo que
dijese, Taehyung no hablaría.

Y en efecto, Taehyung no respondió, mantuvo su postura


de mutismo- ¿Por qué te empeñas en no dejar marchar el
pasado, Jungkook? Tú hermano ya no está. Acéptalo.
Sigue con tu vida. Es lo mejor que puedes hacer.

Jungkook no podía creer lo que escuchaban sus oídos.

- Dame pruebas de que está muerto y quizás entonces te


crea -le miró a los ojos, decidido- Háblame de ti y quizás
pueda volver a confiar en tu palabra -continuó- Por lo que
respecta a mí... -hizo un pausa, sintiendo su pecho
romperse antes de siquiera decir las palabras- Por lo que
respecta a mí he terminado con esto -dijo serio,
encaminándose hacia la salida de la enfermería para
buscar a Namjoon- Querías prestar declaración, ¿no?
Avisaré a Namjoon y él te dará algo de ropa limpia y te
llevará a la sala de interrogatorios. Llámame cuando estés
dispuesto a decirme algo más que tu nombre.

Y dicho esto Jungkook salió del cuarto, porque de verdad


estaba sintiendo que la situación lo superaba—además, se
negaba a que Taehyung lo viese llorar, porque sentía sus
ojos arder y cómo éstos comenzaban a estar vidriosos.
Quería dar un oportunidad a Taehyung, porque sentía que
algo lo atraía inevitablemente hacia él, pero por otro lado
no podía entregarse a alguien que se negaba a ser sincero
con él.

- Jungkook, ¡Jungkook, vuelve aquí! -escuchó detrás de él,


sin embargo lo ignoró y siguió caminando, un fuerte
estruendo salió de la habitación y supuso que Taehyung
había golpeado algo.

Le daba igual.

Jungkook no tardó mucho en encontrar a Namjoon y


explicarle la situación, en un abrir y cerrar de ojos los dos,
Taehyung y él, se introdujeron en la sala de interrogatorios.
Jungkook no quiso saber nada por el momento de la
conversación que estaban teniendo por lo que se dirigió
hacia su escritorio y se dejó caer sobre la silla, apoyó sus
codos sobre la mesa y escondió su rostro entre sus manos.

Pasaron un par de minutos y de repente, el teléfono de su


mesa comenzó a sonar. De mala gana y sintiendo que
habían interrumpido su momento de meditación, Jungkook
cogió el teléfono.

- ¿Sí? Policía.

- Buenos días, queríamos reportar una incidencia.

- Dígame -se colocó erguido, dispuesto a escuchar.


- Lo cierto es que hace aproximadamente unos veinte
minutos llegó un hombre a nuestra sucursal exigiendo
entrar en el depósito y en las cajas fuertes del señor Nam
Doyoung. Preguntamos por su nombre y nos aseguramos
de que efectivamente era pariente del titular como decía
ser. Le pedimos la documentación y todos los documentos
que requeríamos.

Jungkook se extrañó- ¿Cuál es el problema entonces?

- Cuando comprobamos sus datos la primera vez todo


estuvo correcto, pero de repente poco tiempo después
nuestros ordenadores comenzaron a colgarse y a tener
problemas. Le pedimos que esperase hasta que
volviéramos a tener el sistema a punto pero él se negó a
esperar y entró. Es bastante sospechoso y nos gustaría
que enviasen unos cuantos agentes. Al menos como
medida preventiva.

- ¿Puede describirme al hombre? En seguida mandaremos


una unidad allí.

- Es bastante alto, aproximadamente de un metro noventa


o metro ochenta y mucho. Bastante robusto. Moreno y de
facciones muy marcadas. Puede que tenga cerca de unos
treinta años. No sabría decirle más.

Jungkook apuntó todo con rapidez y comenzó a ponerse su


chaqueta mientras sujetaba el teléfono a duras penas con
su hombro- Entendido, ya vamos para allá -y colgó.

- ¿Qué ocurre, Jungkook? -preguntó Minho al verlo coger


su arma y guardarla en la cintura de la parte posterior de
sus vaqueros.

- Manda refuerzos a la dirección del banco de Nam


Doyoung, parece haber alguien intentando colarse en las
cajas fuertes de nuestro muerto -entonces Jungkook echó a
correr como alma que lleva el diablo en dirección a la salida
de la comisaría- Iré yendo para allá.

- ¡Jungkook, es peligroso que vayas solo! ¡Vuelve! -y una


vez más Jungkook hizo oídos sordos. Era irresponsable por
su parte pero la adrenalina de su trabajo muchas veces lo
cegaba.

Jungkook condujo lo más rápido que pudo en dirección a la


sucursal, llegando en un tiempo récord pero respetando
todos y cada uno de los semáforos y las señales. En un
suspiro buscó el mostrador y se dirigió hacia la mujer
detrás de él, enseñando su identificación de agente.

- Agente Jeon, ¿sigue el sospechoso dentro de las


cámaras?

- Sí. Lleva ya casi media hora dentro, menos mal que han
llegado.

- Tienen cámaras en el interior, ¿cierto?

- Sí.

- ¿Podría mostrármelas?

- Claro, deme un segundo.

La mujer comenzó a teclear rápidamente en su ordenador y


poco tiempo después giró la pantalla para mostrarle la
figura del sospechoso dentro de la caja fuerte.

Jungkook apreció que en vez de ser una gran caja fuerte


como esperaba, las paredes de la habitación estaban
cubiertas de pequeñas cajas fuertes, como pequeñas
cámaras.

- ¿Todas esas cámaras pertenecen a Nam Doyoung?


- Sí, solía venir aquí cada semana para archivar
documentos importantes.

Jungkook observó con atención al hombre, que parecía


estar probando claves en distintos compartimentos de la
sala, supuso que en busca de algo o en su defecto
esperando que alguna se abriese.

- Voy a entrar -sentenció- Me gustaría que una vez que yo


entre bloquee las puertas. Supongo que tendrán un sistema
para ello.

- Claro.

- Bien, en cuanto cierre la puerta detrás de mí y lo acorrale


en la habitación, bloquee las puertas. Intentaré inmovilizarlo
para llevarlo a comisaría cuando los refuerzos lleguen.

- De acuerdo.

Dicho esto Jungkook se encaminó hacia el largo pasillo que


daba a las distintas cámaras y buscó aquella en la que
había visto que se encontraba el hombre. Dando pasos
cautelosos entró en la habitación haciendo el menor ruido
posible, la enorme figura frente a él ignorando por completo
su presencia. Se encontraba demasiado ocupado probando
claves. Una vez se encontró dentro y agradeciendo que no
se hubiese dado cuenta de que no se encontraba solo en la
gran sala, cerró la puerta con el pie, escuchándose
después un clic.

El hombre frente a él dio entonces un respingo, girándose


rápidamente en dirección a la puerta. Jungkook pudo ver
por fin su rostro, mas no le dijo nada, no le sonaba haberlo
visto antes y no parecía conocerlo de ningún sitio.

Por eso mismo, las palabras que escuchó le mosquearon.


- ¿Tú otra vez? -dijo el hombre, casi bufando ¿Acaso lo
conocía?- ¿Es que no voy a librarme nunca de ti?

De un momento a otro el desconocido se estaba


abalanzando sobre él, placándolo con violencia. Una
sensación de déjà vu invadió su cuerpo de pies a cabeza.
Ya había vivido antes esta situación. Y antes de que
pudiese siquiera plantearse dónde la había experimentado,
el recuerdo lo golpeó.

La noche que asesinaron a Nam.

_______________

Han pasado 84 años... Y YO ME PRESENTO CON ESTA


MIERDA DE CAPÍTULO YAY ;)

Siento haber tardado tanto pero estuve de exámenes c'


: y prometí a @KookieMar que le dedicaría un capitulo
por su cumpleaños así que aquí lo tienes y...

FELIZ CUMPLEAÑOS, QUE AQUÍ EN ESPAÑA YA ES 11


💕
Debería estar durmiendo porque mañana voy a la japan
weekend aquí en Madrid y tengo que madrugar pero bu
e, os merecíais un capitulo ^^
GRACIAS A AQUELLAS PERSONAS QUE VOTARON P
OR ESTA HISTORIA EN LOS VKOOK AWARDS💕💕

NO ME PUEDO CREER QUE GANASE MEJOR ESCRITO


R Y MEJOR HISTORIA DEL 2016 REALLY
(っ╥﹏╥)っ ME EMOCIONÉ

GRACIAS DE VERDAD Y ESPERO QUE ESTA VEZ NOS


VEAMOS PRONTO😘

PD. No sobreviviré a los dos mvs, ay...

Pd. Pd. Cualquier error me avisáis, que estoy muerta de


sueño :')
24. « α »

Surprise madafaka(? ( ͡°; ͜ʖ °͡ ;)

─ ¿Tú otra vez? ─dijo el hombre, casi bufando ¿Acaso lo


conocía?─ ¿Es que no voy a librarme nunca de ti?

De un momento a otro el desconocido se estaba


abalanzando sobre Jungkook, placándolo con violencia.
Una sensación de déjà vu invadió su cuerpo de pies a
cabeza. Ya había vivido antes esta situación. Y antes de
que pudiese siquiera plantearse dónde la había
experimentado, el recuerdo lo golpeó.

La noche que asesinaron a Nam.

Pero esta vez iba a ser diferente, porque esta vez


Jungkook se negaba a dejarlo escapar.

Con un veloz movimiento de su mano sacó la pistola de la


parte trasera de sus vaqueros y la posicionó frente a su
rostro, sujetándola con firmeza y apuntando directamente al
cuerpo del hombre sin dejar que su pulso temblase lo más
mínimo. Estaba decidido a hacer las cosas bien esta vez.

─ No te muevas ─su voz salió más decidida de lo que


esperó.

El hombre levantó sus brazos al instante, alarmado por el


arma de fuego. Jungkook supuso entonces que no llevaba
nada encima para defenderse─ Esto no es justo, ─se quejó
en voz alta─ la otra vez peleamos cuerpo a cuerpo, en
igualdad de condiciones.
Jungkook elevó una de sus cejas con curiosidad, porque el
sujeto frente a él estaba confirmando abiertamente que era
el hombre que estuvo con él en Nam's Enterprise─ Así que
eres tú el de aquella noche. Por fin puedo verte la cara
bastardo ─escupió─ De todas formas estoy convencido de
que esta vez te ganaría incluso sin arma ─le respondió.

Y sí, quizás Jungkook era un poco ─léase demasiado─


impulsivo.

Una carcajada incrédula llega a sus oídos con claridad,


después de rebotar por las paredes─ Me gustaría ver eso.

─ Lo vas a ver ─y esta vez fue Jungkook quien se lanzó a


por el desconocido, embistiéndolo con su cuerpo con
fuerza mientras guardaba la pistola.

Lo suyo con ese tío ya era personal. Y por fin lo iban a


solucionar por muy insensato por su parte que fuese
lanzarse sin pensarlo contra él ─ sobre todo cuando se
encontraba en clara desventaja física.

El hombre seguía siendo un auténtico titán y su complexión


era estable y sólida como una roca.

Ambos cayeron al suelo tras el placaje y para desgracia de


Jungkook, su oponente quedó encima de él y el menor
tumbado boca arriba sobre el suelo.

─ Eres igual de imprudente que la otra vez. No aprendes,


mocoso ─escupió el hombre que de encontraba sobre
Jungkook mientras dirigía ambas manos al cuello del
moreno.

Los dedos de sus manos ásperas comenzaron a oprimir la


zona, y Jungkook sintió que el oxígeno se escapaba de sus
pulmones en un segundo. El moreno llevó sus manos de
igual forma a las del desconocido, poniendo todas sus
fuerzas en quitarlas de su cuello, apretándolas y clavando
sus uñas con espasmos. Empezó a boquear, su boca se
secó de tantos intentos inútiles de inhalar aire. Pocos
segundos después comenzó a marearse, a ver borroso. Y
sintió sus extremidades cosquillear y sus ojos volverse
vidriosos.

Se negaba a morir estrangulado.

Jungkook se revolvía de lado a lado buscando que el


hombre perdiese el equilibrio para así conseguir una
oportunidad de escapar. Sin embargo, el desconocido se
mantenía sólido sobre su cuerpo, como los cimientos de un
edificio: fuertes y estables. Y a él se le estaban terminando
las fuerzas para luchar, sus extremidades más que débiles.

Jungkook necesitaba ayuda y la necesitaba pronto ─o en


su defecto un plan para salir airoso.

Continuó luchando por su libertad con la poca energía que


le quedaba y, de repente, en el proceso de buscar una
alternativa a moverse de lado a lado, Jungkook recordó la
llave que Taehyung le había enseñado en el gimnasio.

No tenía un plan mejor en esos momentos desesperados


así que merecía la pena intentarlo.

Jungkook embistió hacia arriba con la parte inferior de su


cuerpo al desconocido sobre él, usando en el proceso gran
parte de la poca fuerza que le quedaba. El moreno vio con
asombro cómo, efectivamente y de la misma forma que le
había enseñado Taehyung, el hombre perdía el equilibrio.
Entonces, con una gran bocanada de aire que devolvió a
Jungkook a la vida, giró sobre el hombre para quedar ahora
encima de él.

Con la punta del pie Jungkook empujó su cuerpo para que


quedase de cara al suelo y aprovechando la confusión del
hombre, sacó su pistola y pegó el cañón del arma a su
sien.

─ Muévete esta vez y te volaré la cabeza ─Jungkook


escupió mientras todavía recuperaba su aliento y limpiaba
con el dorso de su mano la sangre que caía silenciosa de
su ceja. Debía haberse golpeado durante el forcejeo.

El moreno no quería arriesgarse a que aquel hombre


jugase con él de nuevo y por desgracia no tenía esposas a
mano. Tendría que buscar un método más convencional.

─ Callado estás más guapo ─habló y entonces golpeó su


cabeza, aunque sin usar demasiada fuerza, con el mango
de la pistola. Sólo lo suficiente para que estuviese un rato
callado─ Así me gusta.

Y de un momento a otro el cuerpo inconsciente del hombre


dejó de moverse debajo del suyo. Al igual que había
ocurrido con el moreno, un poco de sangre comenzó a
brotar, pero no era nada que no pudiese arreglarse con
unos puntos.

Y Jungkook por fin pudo respirar de nuevo.


Jungkook frenó en la entrada de la comisaría mientras
Chanyeol y Minho escoltaban al sospechoso y lo llevaban
en dirección a la sala de interrogatorios. No quería tirarse
demasiadas flores por haberlo atrapado solo, pero lo cierto
era que no podía evitar hinchar el pecho con orgullo, casi
pavoneándose ─Jungkook omitió el hecho de que casi le
cuesta cara su osadía a la hora de enfrentarse a él.

Poco tiempo después de que el hombre cayese


inconsciente en la sucursal, sus compañeros llegaron a
socorrerlo. Y Jungkook pocas veces se había sentido tan
contento de verlos.

De repente sintió un golpe en la nuca que lo devolvió a la


realidad e, instantáneamente dirigió su mano hacia la zona
en la que sentía gran quemazón para sobarla. Giró aturdido
sobre sí mismo, preguntándose quién narices lo había
golpeado. Se sorprendió, sin embargo, al ver que la
persona en cuestión era Namjoon, una mirada que gritaba
enfado por todas partes dibujada en sus ojos.

─ ¿Acaso quieres que te suspenda, Jungkook? ─gruñó,


claramente molesto─ Porque si de verdad es lo que quieres
sólo tienes que decírmelo. El papeleo es bastante rápido y
nos ahorraríamos más de un disgusto.

Jungkook no sabía qué responder, mucho menos de qué


estaba hablando su capitán─ ¿Sí, señor? ─dijo en voz baja
sin filtro alguno, las primeras palabras que pasaron por su
cabeza saliendo de sus labios.

─ ¿Cómo se te ocurre ir solo? ¿Eh? ¿Eres estúpido? ¿Qué


habría pasado si el sospechoso hubiese estado armado?
─atropelló su represalia, y el ceño fruncido en la frente de
Namjoon le dijo que la respuesta que había dado no era la
que su superior quería escuchar ─mucho menos la más
inteligente.
─ Lo siento, señor ─prácticamente exclamó mientras
realizaba una perfecta reverencia de noventa grados─ A
veces la movilización de los agentes puede ser lenta y
pensé que si esperábamos demasiado el sospechoso
podría irse. Sé que fue irresponsable e insensato por mi
parte hacerlo, pero al menos serví de entretenimiento para
retenerlo en la sucursal ─explicó apenas sin respirar, sus
ojos cerrados con fuerza. Después comenzó a elevar su
rostro lentamente para mirar de soslayo a Namjoon,
todavía con su cuerpo inclinado y los brazos pegados con
fuerza a sus costados─ Pero... conseguí atrapar al
sospechoso. ¿No es eso algo de lo que habría que
alegrarse, señor?

Namjoon dio un nuevo golpe al hombro de Jungkook, casi


haciendo que perdiese el equilibrio.

─ Sabes que no puedo reprocharte que hayas atrapado al


sospechoso, pero también sabes que ir solo nunca es una
buena opción, mucho menos una que debas tomar sin mi
consentimiento ─habló, imperturbable─ Para algo soy tu
superior. Debes respetar mi autoridad, Jungkook. Estoy a
cargo de ti y de tu seguridad. Y si te pasase algo-

─ Lo sé, señor, y siento haber sido tan impulsivo ─Namjoon


continuó manteniendo su apariencia de enfado, pero poco
a poco destensó la fina línea que formaban sus labios,
éstos curvándose en una leve sonrisa.

─ Me alegro de que lo hayas atrapado, Jungkook. Más aún


de que hayas salido ileso ─cedió finalmente, dando un
ligero apretón a su bíceps.

─ Gracias, señor ─sonrió a su capitán.

─ Pero vuelve a irte solo y sufrirás las consecuencias


─volvió a ponerse serio─ ¿Entendido?
─ Sí, señor ─colocó su mano en posición de saludo militar,
delante de su frente.

─ Perfecto.

─ Oh ─Jungkook recordó─ Creo que hay algo que debería


saber con respecto al caso Nam, señor.

Namjoon elevó una de sus perfectas cejas, inquisitivo─


¿De qué se trata?

─ Es sobre la señorita Youngmi ─comenzó Jungkook─


Hace unas noches pude ver en ella claros signos de que
había ingerido algún tipo de droga. La encontré sola en la
oscuridad de la cocina, realmente alterada.

─ ¿Droga? ─Namjoon pareció sorprendido durante un


breve segundo y luego, sonrió casi con diversión─ Vaya,
creía que teníamos entre manos un caso de homicidio y
resulta que vamos a tener que llamar a algún oficial de
narcotráfico. Esto se pone interesante.

─ Creo que sería conveniente hacerle análisis sanguíneos


y ver si suele tener niveles relevantes o no de droga en
sangre. Y si es así y obtenemos resultados positivos, ver
de qué droga estamos hablando ─sugirió el menor.

─ Concuerdo contigo. Aun así, me gustaría saber qué


observaste que te llamase la atención. En cuanto a su
comportamiento, quiero decir.

─ Bueno, ─Jungkook rememoró la noche en su cabeza con


el mayor detalle posible─ estaba bastante nerviosa y en
general emocionalmente inestable. Reía, luego lloraba,
gritaba de la nada ─explicó─ No vi ninguna marca de aguja
en los lugares comunes, pero sí un poco de polvo
blanquecino bajo su nariz. Si tomó algo debió de ingerirlo
por esa vía pero no tenemos forma de saber si fue
voluntario o obligado.

Namjoon escuchaba con atención las palabras de


Jungkook y según el agente explicaba asentía con
vehemencia, concentrado─ Podría ser cualquier droga,
sobre todo ahora que parecen haber aflorado nuevas
fórmulas y bandas que trafican. Son bastante recientes,
pero están teniendo un éxito apabullante. Cuando
empiezan a venderse suelen ser baratas para hacerse
conocidas. En ese periodo es cuando consiguen ir
enganchando a sus futuros clientes ─murmuró, Jungkook
pensó que era casi más para sí mismo que para él─
Tendré que pedir algunos archivos al departamento de
narcotráfico. Estoy realmente emocionado con este caso
─se le notaba a la legua que le encantaba su trabajo─
¿Hay algo más que quieras decirme, Jungkook?

─ Lo cierto es que no sé si es consciente de esto, pero la


señorita Youngmi mencionó anoche a otro hombre aparte
de su marido ─y nada más decir esto Jungkook sintió que
el sabor asqueroso del vómito que había escupido aquella
noche era regurgitado desde lo más hondo de su ser. Su
esófago ardió. Respiró un par de veces y continuó,
intentando aparentar no estar afectado─ Dijo que se casó
con Nam por voluntad de sus padres, no propia, debido a
intereses económicos por ambas partes. Parece ser que ya
estaba enamorada de otro hombre incluso antes de que
organizaran su matrimonio.

─ No me sorprende la verdad ─Namjoon se encogió de


hombros─ Matrimonios con tanta diferencia de edad sólo
pueden explicarse por intereses económicos. Muy poca
gente se enamora de verdad en esos casos.

─ A mí tampoco me sorprendió. Fue más cómo describió a


aquel otro hombre, al que sí quería. Lo describió como si
fuese realmente peligroso, y como si la manipulase y
usase. Puede que ella lo amase realmente, pero me dio la
impresión de que ese él se estuvo aprovechando de ella.
No tengo ni idea de si siguen manteniendo algún tipo de
contacto ─Jungkook intentó eliminar de su mente el
pensamiento de que fuese Taehyung.

─ ¿Nombre?

─ No lo dijo, no dio detalle alguno que pudiese ayudar a


localizarlo. Tampoco quise presionarla en su condición.

─ Bueno, por ahora podemos permitirnos dejar esa vía en


punto muerto ─Namjoon habló con calma─ Tenemos un
sospechoso que está esperando para ser interrogado y me
muero por ver cuánto sabe.

Jungkook también quería saber. Tenía una curiosidad


incontenible por descubrir qué tenía este hombre que ver
con Nam. Por qué lo mató si es que fue él. Qué se traían
entre manos.

─ Estoy seguro de que este hombre nos conducirá a algo


─sonrió con un ápice de diversión algo macabro mientras
crujía sus dedos.

─ Sé que es más que probable que se lo hayan dicho por


teléfono cuando lo atrapamos, señor, pero ese hombre fue
con el que me topé la noche de asesinato de Nam. No
sabemos si fue él quien lo mató o si había alguien más con
él allí que huyó, pero definitivamente él estuvo allí. Lo
reconoció abiertamente delante de mí.

─ Tranquilo, Jungkook. Yo me encargaré de interrogarlo e


informarte más tarde de lo que pase.

─ ¿No puedo entrar con usted, señor? Realmente quiero


preguntarle algunas cosas ─Jungkook intentó sonar lo más
imparcial posible pero su tono de voz inevitablemente
denotó sus ganas.

Namjoon no respondió, se mantuvo pensativo, mirando


cuán nervioso estaba Jungkook frente a él─ Está bien,
puedes pasar conmigo. Pero te quiero concentrado. Nada
de distracciones ni preguntas incoherentes. ¿Entendido?
Intervendrás si yo quiero que lo hagas.

Jungkook dio un bote de alegría en su interior─ Sí, señor.

Y dicho esto ambos se encaminaron hacia la sala de


interrogatorios. Jungkook se moría por preguntar al
sospechoso más de una cosa.

No tardaron mucho tiempo en llegar a la pequeña


habitación. Como de costumbre estaba poco iluminada, y
en ella había únicamente una mesa y un par de sillas a
cada lado de ésta. Era sencilla, con el espejo unidireccional
que permitía ver desde fuera pero no desde dentro.
Jungkook se sintió de nuevo como en casa, retomando las
viejas costumbres.

Justo antes de entrar Namjoon cogió una carpeta llena de


folios que Jimin le entregó y entró con seguridad en la sala,
clavando sus ojos en los del sospechoso en cuanto los tuvo
en su campo de visión. Jungkook lo siguió por detrás,
dispuesto a preguntar únicamente datos que fueran de
utilidad para la investigación.

─ ¿Yoon Seok Hwa? ─preguntó Namjoon, mirando con


ojos despectivos al sujeto sentado al otro lado de la mesa─
¿Conque usted fue el hombre que pilló mi agente con las
manos en la masa? Interesante ─sonrió, y Jungkook supo
en ese instante que su capitán había activado su modo
depredador, muy habitual durante los interrogatorios─
Sobra decir que no me confirmarás tu nombre. Pero debo
informarte de que hoy es tu día de suerte, tomamos rastros
tuyos de sangre en la sucursal y al cotejarlos con la base
de datos nos ha salido tu perfil. Lleno de preciosas
medallas delictivas ─poco a poco Namjoon se apoyó sobre
la mesa, poniéndose cómodo.

El tal Seok Hwa se mantuvo impávido al otro lado de la


superficie, recostado hacia atrás. Sus facciones marcadas
estaban más tensas de lo normal y sus nudillos, blancos de
la fuerza con la que estaba tensando los brazos sobre su
pecho.

Está a la defensiva, pensó Jungkook.

Su posición corporal lo delata, quiere recuperar su espacio.


Se siente invadido, eran algunos de los pensamientos que
llegaban a su cabeza.

─ Bien, Seok Hwa, voy a serte sincero ─comenzó Namjoon


con calma, abriendo su carpeta y esparciendo algunos
papeles por la mesa, leyéndolos por encima rápidamente─
Podemos hacer esto por las buenas o por las malas.
Puedes colaborar y ser amable con la policía. Eso siempre
es agradable y quién sabe, quizás pueda hablarle bien al
fiscal de ti. De tu predisposición y tus ganas de colaborar
─sonrió en dirección al hombre mientras hablaba con tono
suave. Estaba siendo tan amable que sus hoyuelos de
repente aparecieron. Sin embargo, no tardaron mucho en
desaparecer─ O si quieres podemos hacerlo por las malas
y entonces buscaré encerrarte hasta la edad en la que
únicamente puedas alimentarte de purés y papillas. El
homicidio suele salir bastante caro. Convendría que
pusieses de tu parte para esclarecer los hechos porque te
garantizo que la diferencia en las condenas se nota. No es
lo mismo un asesinato en primer grado que uno en tercer
grado ─explicó─ Tú eres el que decide.

El hombre no cambió su semblante, se mantuvo callado y


mirando a la nada, a un punto fijo. Pero Jungkook
observaba en silencio que estaba claramente nervioso,
debatiéndose. Su labio inferior temblaba y el hombre se
estaba dedicando a masacrar el interior de sus mejillas
insistentemente. De forma totalmente inesperada, sin
embargo, el sujeto decidió abrir la boca y hablar.

─ ¿Promete de verdad ayudarme con la condena?


─murmuró, descruzando sus brazos e inclinándose sobre
la mesa, como si se tratase de un secreto.

Namjoon siguió tirando de los hilos─ Sólo si estás


dispuesto a colaborar.

El hombre se volvió a recostar sobre la silla lentamente,


todavía algo dudoso, pero no parecía ver una mejor
opción─ Está bien. Yo lo maté.

Vaya, eso fue pan comido, pensó Jungkook cuando


escuchó la confesión, clara y concisa.

─ ¿A quién mataste, Seok Hwa? ─insistió Namjoon,


siempre se requería una confesión completa, además de la
confirmación de que, en efecto, estaban atajando el mismo
tema.

─ Doyoung. Nam Doyoung. Yo lo maté.

─ Muy bien ─Namjoon asintió con satisfacción, apuntando


en sus folios─ Y dime, ¿cuál fue el motivo?

─ ¿Motivo?

─ Sí.

─ Me enfadé. Perdí los estribos y me lo cargué ─soltó de


forma más bien escueta.

─ ¿Cómo lo mataste?
─ Le golpeé la cabeza con un pisapapeles, fue lo primero
que encontré y parecía más o menos efectivo.

─ ¿Y por qué te enfadó?

─ ¿Qué más da eso? Me cabreó y yo sólo quería que


cerrase la puta boca así que lo golpeé. Cayó al suelo y se
desangró. Es todo ─Jungkook observó cómo empezaba a
alterarse, sin hacer esfuerzo alguno por ocultarlo.

─ Necesito razones, Yoon. Si no me das la razón por la que


lo hiciste no podré ayudarte.

Seok Hwa dudaba y Jungkook veía claramente que de


nuevo se estaba debatiendo entre hablar o morderse la
lengua.

─ Me debía dinero ─murmuró finalmente, bastante reacio.

─ ¿Dinero? ─Namjoon pareció más que sorprendido─


¿Cómo puede el empresario más reconocido de la ciudad
relacionarse con un delincuente de poca monta como tú y
encima deberle dinero? Suena algo insólito, ¿no crees?

─ Sólo digo la verdad. Me debía dinero, y mucho. Yo sólo


quería recuperarlo. Si él no asumía las consecuencias
entonces me habría tocado a mí cargar con el muerto.

─ ¿Por qué te debía dinero? ─Namjoon insistió. El hombre


comenzó a moverse incómodo en la silla mientras se
mantenía en silencio. Y su capitán de nuevo insistió,
poniéndolo nervioso─ Seok Hwa...

─ ¡Droga! ─exclamó realmente enfadado─ ¡Ese hijo de


puta me había pedido una barbaridad de cristales! ¡Me dijo
que me daría mi puto dinero después, en cuanto se la
diese! ¡Y luego va y se niega a pagar! ─de repente se
levanta como un resorte de la silla y comienza a caminar de
un lado al otro del cuarto, completamente paranoico,
revolviendo su pelo con furia─ Si ese tío me hubiese
devuelto mi dinero entonces nada de esto habría pasado
─escupió mientras golpeaba la mesa con las palmas de
sus manos.

─ O sea que me estás diciendo que fue todo un ajuste de


cuentas ─concluyó Namjoon.

─ Justo eso. Yo cumplí, le di la droga por adelantado y él


prometió pagar ─explicaba algo más calmado─ Pero luego
no lo hizo.

─ ¿De qué tipo de droga estamos hablando? ¿Cocaína?

─ No te molestes, no la conocerías. Ni siquiera yo sé cómo


se llama en realidad. Algunos dicen que ni siquiera tiene
una fórmula y aspecto fijo ─dijo con desgana para sentarse
después en la silla donde antes había estado.

Namjoon, sin embargo, sólo se interesó más por las cosas


que contaba el hombre─ Prueba. ¿Por qué no iba a
conocerla?

─ El nombre completo, el real, parece ser que está en latín,


griego o alguna mierda de esas ─habló.

Namjoon abrió sus ojos con curiosidad─ ¿Y cómo la sueles


llamar tú?

─ Alfa, así la llaman todos. Creo que es porque el nombre


completo empieza o termina por esa letra o... ─el hombre
comenzó a fruncir el ceño, haciendo gestos extraños al
pensar. Jungkook entonces pensó que no era muy
inteligente─ No sé. No tengo ni idea. Yo sólo la distribuyo.

─ Es griego señor, la primera letra del alfabeto griego


─Jungkook murmuró en voz baja a su capitán.
─ Lo sé ─respondió, para luego continuar con el
sospechoso─ ¿Y dices que tú sólo la distribuyes?
¿Entonces de dónde la sacas?

Entonces, de repente, el humor del hombre cambió, y su


expresión de repente se tensó. Una vez más Jungkook lo
observó adoptar una postura defensiva, con sus brazos
cruzados sobre su pecho y sentándose en una posición
realmente rígida.

─ No diré más ─habló con seriedad, nervioso─ Me han


dicho que tengo derecho a un abogado así que hasta que
no me proporcionen uno no diré más.

Namjoon miró fijamente al hombre. Jungkook no


necesitaba meterse en la mente de su capitán para saber
que se estaba preguntando por qué tan pronto como
mencionó la procedencia de la droga, se negó a decir
palabra. El moreno miró a su capitán y le pidió permiso con
la mirada para intervenir. Namjoon le devolvió la mirada y
entonces, asintió dando pie a que hablase con el
sospechoso.

─ Seok Hwa ─comenzó Jungkook, inclinándose sobre la


superficie de la mesa y apoyándose en ésta─ ¿Puedo
hacerte unas preguntas?

─ Ya he dicho que no responderé nada más.

─ ¿Y si no te pregunto por la procedencia de la droga?


─Jungkook sugirió, esperando que picase en el anzuelo─
Nosotros queremos saber qué pasó con Nam. De donde
venga tu droga nos da igual ─mentira─ Nosotros no somos
de narcotráfico.

El hombre su mantuvo pensativo unos segundos,


analizando la expresión de Jungkook en busca de alguna
prueba que lo delatase. Finalmente cedió ante su
semblante imperturbable que únicamente lo invitaba a
hablar─ ¿Qué quieres saber?

─ La noche en la que Nam murió, ¿estuvo premeditado?


¿Planeaste ir hasta el edificio?

─ Me presionaron desde arriba, ¿de acuerdo? Querían el


dinero de vuelta y yo solo fui a buscar lo que me
correspondía.

─ Dinos con detalle cómo fue.

─ Me colé allí y fui a verlo a su despacho. Esa noche le


pedí vernos y me aseguró que haría que no hubiese
vigilancia para que pudiese pasar sin problemas. Era
consciente de que había cámaras así que fui preparado y
cubierto ─explicó gesticulando mientras hablaba─ Llegué
arriba y comenzamos a hablar, pero no tardó en
transformarse en una discusión cuando me empezó a
explicar que no tenía mi dinero. ¡Cómo no iba a tener
dinero siendo el empresario más importante de la ciudad!

─ ¿Pensaste en la posibilidad de que no te pagase?

─ Claro que sí, por eso preparé algunas cosas en caso de


que se torciese.

─ ¿Entonces el asesinato no fue premeditado, pero terminó


resultando que si lo tenías preparado por si pudiese
suceder?

─ Algo así. Sí que es cierto que lo maté en un arrebato. Yo


realmente esperaba que me pagase, pero no lo hizo y no
sé ─dudó─ Comencé a ponerme nervioso y en una de esas
veces que se giró cogí el pisapapeles y lo golpeé en la
cabeza. Cuando lo vi tendido en el suelo desangrándose
sólo se me ocurrió meterlo en la bolsa que traje para
guardar el dinero.
─ ¿Por qué estaba el despacho patas arriba entonces?

─ Cuando metí el cuerpo en la bolsa pensé que no podía


irme con las manos vacías así que simplemente empecé a
buscar en caso de que hubiese dinero o alguna caja fuerte
por el despacho. Pero no había nada.

─ ¿Fuiste completamente solo?

─ Así es.

─ ¿Y nadie te avisó de que yo aparecería allí?

─ ¿Quién iba a avisarme? ─Jungkook no respondió,


porque simplemente había tenido la corazonada de que
Taehyung podría haberle hecho saber que iba a ir.
Después de todo él fue quién lo llamó y le dijo que algo
estaba pasando. No podía haberlo sabido sin haber estado
allí y haber visto a Seok Hwa─ Simplemente preguntaba.

─ Yo fui el primero que se sorprendió al ver a alguien allí.


Pensaba que íbamos a estar completamente solos.

De la nada Namjoon los interrumpió─ Mandaré un par de


agentes para que sigan interrogándole ─su capitán apuntó
un par de cosas más en las hojas y las recogió
rápidamente para levantarse y dirigirse hacia la salida─
Vamos, Jungkook ─ordenó, y una vez que el menor se
encontró fuera de la sala, se dirigió de nuevo al
sospechoso─ Ah, debo decirle que voy a intentar conseguir
una orden judicial para inspeccionar su domicilio.

Instantáneamente el hombre se levantó como un resorte de


la silla y comenzó a gritar─ ¡Eh! ¡Dijo que me ayudaría!
¿Qué es esto de inspeccionar mi casa ahora?

─ Te ayudaré Seok Hwa, pero primero tengo que saber


toda la verdad. Y si tú no me la cuentas, la tendré que
destapar yo ─dijo Namjoon, cerrando la puerta.
Jungkook se mantuvo callado y pensativo, analizando los
nuevos datos que habían descubierto en la interesante
charla.

─ Señor ─llamó Jungkook─ Cree que esa droga, la tal


alfa... ¿Cree que puede ser la misma que tomó la señorita
Youngmi? Me refiero, su marido la había comprado.

─ Es posible. Pero primero tenemos que encontrar la forma


de conseguir la que fuese que Seok Hwa llevó a Nam y
compararla con la que haya en la sangre de Youngmi
─meditó─ Lo malo es que no sabemos cuánto dura el
efecto en el torrente sanguíneo, durante cuánto tiempo hay
indicio de que se ha ingerido. Sería genial si pudiésemos
encontrar alguna pequeña dosis en su domicilio, aunque
quizás no lo mantiene en su casa. Sería lo más probable.

─ Si quiere puedo mirar en su casa, señor. Mejor ver si


consigo que me diga algo, aunque últimamente no habla
mucho.

─ No te preocupes por eso, Jungkook. Primero voy a ir al


departamento de narcotráfico y ver qué saben de esa droga
alfa ─lo tranquilizó─ Además tengo otra tarea para ti ahora.

Jungkook abrió sus ojos sorprendido─ ¿De qué se trata,


señor?

─ Sé que quizás te suene raro, ─comenzó, y lo cierto es


que Jungkook se asustó un poco ante sus palabras─ pero
parece haber alguien intentando inculparte por el asesinato
de Nam.
Jungkook se quedó helado─ ¿A mí?

─ Sí, alguien parece haberse enfadado mucho después de


que Taehyung confirmarse tu coartada. Supongo que no
contaban con que te cubriría las espaldas ─y tan pronto
como Jungkook escuchó el nombre de Taehyung sintió su
pecho doler.

─ ¿Y qué debemos hacer, señor?

─ Sospechamos que persiguen a Taehyung, que alguien


quiere deshacerse de él por haberte descartado como
posibilidad.

─ Pero si Seok Hwa ha confesado haber sido él.

─ Lo sé, y por esa razón es más extraño todavía. Quizás


culpan a Taehyung por habernos dirigido de una forma u
otra hasta Seok Hwa.

─ No sé qué decirle, capitán.

─ Sé que estás preocupado por su seguridad, Jungkook.


Puedo ver lo mucho que lo quieres ─Namjoon posó una
mano compasiva sobre el hombro de Jungkook, un
sentimiento de empatía que le dolió en lo más hondo─ Y
por eso voy a hacerte un gran favor.

El menor se tensó al instante─ ¿Cómo?

─ Consideramos que actualmente el riesgo de asesinato


para Taehyung es mayor que el de la señorita Youngmi
─explicó. Jungkook se temió lo peor─ Ambos pueden ser
objetivos, pero a diferencia de Youngmi, Taehyung ya ha
recibido agresión física, por lo tanto, ya es una amenaza
real.

─ ¿Qué quiere decirme con eso?

─ Recoge tus cosas, tu genial capitán ha conseguido que


puedas ser el encargado de su protección de testigos
─concluyó, sus hoyuelos haciendo aparición estelar de
nuevo.

Y no en el mejor momento.

La mandíbula de Jungkook cayó al suelo, porque una vez


más no importaba cuánto quisiese apartarse de Taehyung,
éste parecía apañárselas para volver a él. Como un maldito
imán.

─ Señor, lo cierto es que no nos encontramos en un buen


momento en nuestra relación... ─Jungkook intentó explicar.
─ Mejor, así podéis aprovechar la situación y hablarlo con
calma.

Jungkook se negaba a rendirse ante la insistencia de su


capitán─ Pero señor-

─ Jungkook, he tenido que mover muchos hilos para poder


conseguir que cuidases de él así que, por favor,
simplemente acepta y arregla las cosas con él ─le cortó─
Tendrías que haber visto cuán preocupado estaba por ti. Le
han pegado una buena paliza por protegerte. Por darte una
coartada.

Jungkook suspiró con cansancio, porque el mundo parecía


querer ir en su contra. Y justo ahora que había sido fuerte y
decidido que no quería ver más a Taehyung, su capitán no
sólo le decía que tenía que verlo, sino que además debía
convivir con él. En la misma casa.

─ Sígueme y te diré los detalles. Después podréis iros


juntos. No desperdicies esta oportunidad, Jungkook. Y
espero que te mantengas centrado. Puede que Taehyung
sea tu pareja, pero te quiero siempre encima de él como
agente. Hay alto riesgo de que intenten hacerle daño.

Jungkook dejó escapar un largo suspiro y habló sin


demasiadas ganas, rindiéndose por completo ante su
inevitable destino.

─ Sí, señor.

El menor siguió a su capitán receloso, casi arrastrando sus


pies como un niño pequeño que está siendo regañado por
su madre y mandado a su habitación sin postre. ¿Por qué
esas cosas sólo le pasaban a él?

─ Ya me lo agradecerás ─Namjoon seguía en su mundo,


convencido de que le había hecho un gran favor.
El menor continuaba caminando situado tras su capitán. Se
dirigieron a una habitación de la comisaría y cuando
frenaron frente a una puerta y Namjoon la abrió, Jungkook
volvió a sentir esa extraña mezcla de sentimientos
contradictorios que lo abordaban cada vez que veía a
Taehyung. Sólo había pasado un rato desde la última vez
que lo había visto, pero Jungkook sentía que lo había
echado de menos, como si hubiesen pasado años
separados.

Y una vez más se ablandó, se derritió ante la sonrisa que le


brindó cuando lo vio entrar, porque lo cierto es que no
quería dejar de ver esa sonrisa─ Cuánto tiempo, Kookie.

_______________

CHAN CHAN CHAAAAN ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Alguien más aparte de mi que no se esperaba una


actualización? :v

Han pasado 84 años (de nuevo) desde la última vez


que actualicé y de verdad lo siento pero
últimamente no hacen más que mandarme trabajos en
la universidad ;;--;;

Además ya sabéis (lo repito mucho así que supongo


que sí) que ando ocupada con el concurso
de Crossing Words c':

Btw muchas gracias a los que os pasáis a leer


mis one shots y me decís esas preciosas
palabras♡ vuestro apoyo es increíble

Siento que este capítulo no tenga mucho salseo y que


sea tan kk pero tiene datos importantes y es necesario
para la trama c':
Por fin pude dedicar este capítulo a la persona que
correspondía, FELICIDADES ATRASADAS
@MrsClifford777 ♡♡♡ tocaya de mes ;)

Son más de las dos de la mañana en mi país y me estoy


muriendo así que... lo dicho, siento que sea
tan kk el capítulo y haber tardado pero tengo vida c':

Aun así me negaba a irme a dormir sin actualizar ^^

GRACIAS DE VERDAD POR LOS 80K💕


(WTF MAAAAN 😲) Y ESPERO NO TARDAR TANTO
PARA EL SIGUIENTE c:

BIENVENIDXS NUEVXS LECTORXS😙😙

♡NOS VEMOS♡
25. Let Me In

Jungkook conducía en silencio. Mantenía sus manos


aferradas al volante con fuerza, descargando su frustración
con la presión que ejercía. Era tanta que empezaba a sentir
que éstas se adormecían. Además, sus nudillos estaban
blanquecinos y eso provocaba que se marcasen aún más
las venas azuladas bajo su pálida piel. Daba golpecitos
arrítmicos sobre el volante con su pulgar y de la misma
forma, se mantenía apoyado ligeramente en la ventana. No
podía aguantar más, quería llegar a donde fuera que se
estaban dirigiendo.

─ En la siguiente gira a la derecha ─murmuró Taehyung,


que se encontraba en el asiento junto al suyo, en la parte
delantera del coche.

Jungkook emitió un sonido afirmativo, dando a entender al


mayor que había captado su mensaje.

No quería hablar con Taehyung, quería mantenerse firme


en la postura que había decidido adoptar hacía apenas
unas horas. Pero lo cierto es que Namjoon se lo había
puesto difícil. ¿Cómo iba a comportarse indiferente con
Taehyung cuando iban a tener que vivir en la misma
maldita casa? Si realmente decidía no dirigirle la palabra
iba a ser más que incómodo ─y Jungkook era el primero
que quería realizar su trabajo de la forma más llevadera
posible.

─ Sé que no te hace gracia que tengamos que vivir juntos


─habló de repente Taehyung, leyéndole la mente. Y a
oídos de Jungkook sonó dolido, pero no quiso escuchar el
tono, no quería ablandarse.
─ Lo cierto es que no. No me hace gracia ─respondió
Jungkook con seriedad─ Apuesto a que a ti tampoco te
gustaría tener que vivir con un desconocido, menos aún
ocuparte de su seguridad.

Taehyung giró su cabeza en dirección a Jungkook y lo


fulminó con incredulidad─ ¿Desconocido? ¿Eso es lo que
soy para ti, Jungkook? ¿Un puto desconocido?

─ Exacto, eres justamente eso, Taehyung ─confirmó, su


tono de voz monótono e imperturbable encubriendo el
torbellino de emociones que lo estaban arrollando por
dentro.

─ Eres increíble ─bufó, girando la cabeza hacia su


ventanilla, notablemente molesto─ Coge la segunda
salida─el menor siguió las indicaciones.

─ Ya hemos hablado de esto, Tae. De hecho, me estoy


cansando de repetirlo ─y Jungkook frenó ante el diminutivo
que había salido inadvertido de sus labios─ Puede que tú
me conozcas, pero yo no sé nada de ti. Y hasta que eso no
se solucione no puedo confiar en ti. Necesito saber que no
soy el único que colabora en lo que sea que sea esto.

─ ¿Qué quieres saber de mí? Pregúntamelo y te lo diré


─Taehyung se inclinó hacia el asiento de Jungkook
mientras decía estas palabras, buscando sus ojos─
Espera, frena, es aquí ─desvió la mirada hacia la calle.

Jungkook hizo caso omiso a la pregunta de Taehyung y


aparcó el coche en la acera, apagándolo y saliendo
después para ir hacia el maletero y coger sus bolsos llenos
de ropa y otras pertenencias personales.

─ ¿Qué piso es? ─preguntó Jungkook mientras cogía dos


bolsos grandes de color oscuro y los cargaba a la espalda.
─ El cuarto ─respondió Taehyung cogiendo sus bolsas
también. Cerró el maletero de mala gana y siguió al menor,
que ya había empezado a subir hacia el piso─ ¡Pero coge
el ascensor, imbécil! ─exclamó Taehyung tras ver que
Jungkook estaba cargando las maletas por las escaleras y
subía de dos en dos los peldaños─ Este chico me va a
volver loco, lo juro... ─farfulló para sí mismo.

Un par de minutos después ambos se encontraban


entrando en el piso que Namjoon había habilitado para la
protección de testigos. Jungkook había observado que
había cámaras de vigilancia, tanto en el portal, como en la
calle y el rellano. El apartamento no era muy grande, más
bien práctico y más o menos acogedor. Jungkook dejó caer
los enormes bolsos sobre el suelo de madera y comenzó a
inspeccionar el lugar, dejando a Taehyung sólo y
silenciosamente clavado en el recibidor. Lo cierto es que
tampoco tenía muchas estancias: un baño, un dormitorio,
un despacho y la cocina, que se encontraba unida al salón,
separada por una encimera. Dentro del piso no parecía
haber ninguna cámara, Jungkook supuso que para
preservar un mínimo de intimidad.

Jungkook frenó bajo el marco de la puerta que conducía al


dormitorio, observando con frustración contenida la única
cama de toda la casa ─de matrimonio, para dos personas.
Obviamente si Namjoon pensaba que eran pareja no le
habría chocado que durmiesen juntos. Pero todo cambiaba
con un pequeño detalle.

No eran pareja. Taehyung y él no eran nada.

El moreno sintió entonces una presencia detrás de él y


cuando se giró se sorprendió al encontrarse a Taehyung
extremadamente cerca.

─ ¿Prefieres dormir en la cama o en el sofá? ─preguntó


serio.
Jungkook lo miró confuso, porque lo cierto es que ni se
había planteado esa posibilidad. Se sintió entonces
tremendamente avergonzado. Avergonzado por no haberse
molestado en pensar en otra opción, simplemente había
asumido con resignación que tendrían que dormir juntos─
Yo pensé que nosotros-vaya sí, tienes razón. Olvida lo que
acabo de decir.

Taehyung intentó reprimir una sonrisa, pero falló y las


esquinas de su boca se curvaron─ ¿Acaso querías dormir
conmigo?

─ No, por supuesto que no ─respondió rápidamente.

El mayor hizo algo entre un bufido y una risa─ Eso


suponía. Quédate en la cama entonces, el sofá parece
cómodo. Yo dormiré allí.

Jungkook sabía que mentía, porque había observado con


atención el sofá al entrar. Tenía pinta de ser realmente
incómodo, de hundirse hacia dentro en cuanto dejases caer
tu peso. El moreno estaba seguro de que los muelles se
clavarían hasta los huesos de Taehyung. Nunca lo
admitiría, pero ese pequeño gesto de Taehyung,
cediéndole la cama para que durmiese lo más cómodo
posible, lo destrozó un poco por dentro.

─ Si quieres puedes guardar tus cosas en el armario, yo


cocinaré algo para cenar ─habló Jungkook. Necesitaba
salir de allí, alejarse del mayor. Pensar.

─ De acuerdo ─respondió Taehyung mientras miraba


extrañado cómo Jungkook salía escopetado por el pasillo.
De repente frenó abruptamente, volviendo sobre sus pasos
en dirección a la habitación.

─ Dame un segundo para que me ponga algo más cómodo


y te dejo la habitación libre ─Jungkook fue a buscar sus
bolsas y las llevó junto a la cama. Se sentó en el colchón y
abrió una de ellas para después comenzar a quitarse la
chaqueta vaquera. La dejó sobre la cama y rebuscó entre
su equipaje un jersey azul oscuro que le encantaba ─ancho
y que incluso tapaba sus manos de lo largas que eran las
mangas. Agarró entonces el cuello de la sudadera que
llevaba puesta y comenzó a tirar de la prenda hacia arriba,
quitándosela y quedando con el torso desnudo.

Jungkook sabía que estaba siendo observado. Era


imposible no saberlo cuando la mirada de Taehyung lo
quemaba mientras se cambiaba de ropa; y lo cierto es que
al menor no le importaba que lo mirase. Jungkook no pudo
evitar reprimir una sonrisa cuando recordó el gimnasio, la
forma en la que Taehyung lo había devorado con sus ojos y
lo bien que se sintió en ese entonces, incluso divirtiéndose
ante la reacción del mayor.

Le iba a ser más difícil de lo que pensaba mantenerse


hostil con Taehyung, porque el mayor tenía esa forma de
ser, ese algo que casi le gritaba que disfrutase de su
presencia, de su compañía y de la cotidianidad que le
brindaba con cada gesto, natural y único. Jungkook se
preguntó entonces cómo sería realmente vivir con
Taehyung. Cómo sería y qué sentiría cada mañana al
despertar cuando lo primero que viesen sus ojos fuese el
rostro de Taehyung durmiendo a su lado.

¿Se sentiría tan bien como lo estaba imaginando ahora?


¿Tan agradable como esa sensación que se instalaba en
su pecho cada vez que lo veía?

Jungkook giró su rostro mientras se ponía el jersey y como


había imaginado, Taehyung lo miraba expectante, sus ojos
clavados en su figura pero al mismo tiempo acariciándolo
con suavidad. Estaba apoyado sobre el marco de la puerta
con los brazos cruzados sobre su pecho, en su rostro algo
que parecía una sonrisa pero que, sin embargo, no
terminaba de aparecer.

El menor cerró las bolsas y las dejó a un lado de la


habitación, donde no estorbasen. Después se encaminó
hacia la puerta, donde se encontraba Taehyung. Y algo
insensato y desconocido en su mente le habló entonces:

Juega, Jungkook.

Por alguna razón que no llegaba a comprender, quería


hacer caso, provocarlo y desatarlo. Se acercó a Taehyung,
anticipando lo sorprendido que seguramente estaría el
mayor; sin embargo, Jungkook tenía la certeza de que le
seguiría el juego.

─ ¿Te gusta lo que ves, Tae? ─preguntó, sonando


sorprendentemente desinhibido, casi rozando lo descarado.

Taehyung abrió sus ojos con sorpresa tal y como Jungkook


había previsto. Su expresión, sin embargo, no fue de
sorpresa; al contrario. Una sonrisa juguetona se abrió
camino en sus labios antes de responder. Taehyung amaba
jugar, y Jungkook lo sabía.

─ Sabes que me encantas, Jungkook.

El menor deseó ser entonces el que estuviese apoyado en


la pared, porque necesitaba algo que lo sujetase después
de escuchar a Taehyung. Sus palabras fueron como un
fuerte puñetazo en el estómago, dejándolo revuelto y patas
arriba. Procuró ocultar esas sensaciones a toda costa, y
simplemente sonrió intentando coger las riendas antes de
que lo hiciese Taehyung.

─ Ten cuidado, creo que se te ha caído la baba ─y dicho


esto Jungkook acarició el labio inferior de Taehyung con su
pulgar, simulando que lo limpiaba.
Taehyung siguió con atención el camino que los ojos de
Jungkook recorrían sobre su boca, sintiendo que ardía por
dentro. Y de un momento a otro, antes de que alcanzase la
comisura, Taehyung atrapó su muñeca haciendo que
Jungkook se sobresaltase ante la brusquedad del
movimiento.

Con lentitud tomó su índice entre sus dedos y lo acercó


hacia su boca. Taehyung era malditamente impredecible, y
Jungkook no imaginaba qué era capaz de hacer el mayor
─otra parte de él se moría de ganas de descubrirlo.
Entonces, su lengua se abrió camino a través de sus
rosados labios y Jungkook sintió cosquillas en la yema
cuando Taehyung la lamió con lentitud. Para su desgracia,
cuando el mayor envolvió toda la primera falange con la
calidez de su boca, e hizo círculos con la lengua en el
interior, las cosquillas que Jungkook había sentido en la
mano viajaron como un relámpago hasta su entrepierna.
Sus brillantes labios lo acogían de la forma más perfecta y
Jungkook sintió que la jugada no le había salido como
esperaba. Se sentía pequeño y vulnerable, débil cuando
Taehyung jugaba con él de esa forma, tentándolo como
había intentado hacer él.

Jungkook casi quiso quejarse con un gemido cuando


Taehyung sacó el dedo de su boca y dejó un beso
increíblemente ligero sobre la yema.

─ Dame pronto algo de comer o mi cena serás tú ─y sí, si


juegas con fuego te puedes quemar. Jungkook lo había
comprobado al intentar jugar con Taehyung y ─sin
embargo─ haber terminado derritiéndose por dentro con
sus palabras.

Ser comido por Taehyung sonaba más que tentador. Como


el puto paraíso, de hecho.
Jungkook miró al mayor y le sonrió con una inocencia
completamente antagónica al comentario de Taehyung─
Voy a preparar algo de comer entonces ─murmuró.
Después, casi le faltó tiempo para huir en dirección a la
cocina.

¿Cómo había pensado siquiera por un segundo que podría


ganar a Taehyung en su terreno?

El menor se preguntó mientras se dirigía a la cocina si


Namjoon habría equipado el piso con algo de comida,
porque salir a estas horas de la noche a comprar algo a la
tienda de la esquina ─si es que con suerte estaba abierta
todavía─ no era un plan tentador en absoluto. Se remangó
y abrió la puerta del frigorífico. No había muchas cosas,
pero al menos no estaba completamente vacío, lo cual era
un alivio. Podrían sobrevivir. Se agachó para quedar a la
altura de la estantería bajo la vitrocerámica y analizó el
interior.

Comenzó a pensar y su mente no tardó mucho en darle la


idea de una receta que podría hacer.

─ ¿Necesitas ayuda con eso? ─escuchó la voz de


Taehyung detrás de él, y Jungkook dio un bote. No se
esperaba que fuese tan rápido colocando su ropa.

─ ¿Ya has terminado? ¿Qué eres? ¿Flash? ─el moreno no


daba crédito.

Taehyung posicionó sus manos tras su espalda y se acercó


a la de Jungkook hasta que pudo asomar la cabeza sobre
su hombro y observar los ingredientes que había
seleccionado el menor y que ahora se encontraban sobre la
encimera de mármol.

─ ¿Con qué va a deleitar hoy nuestros paladares, chef?


─las palabras de Taehyung sonaron dolorosamente
cotidianas. A Jungkook le encantaba escucharlo siendo tan
natural.

─ No hay gran cosa, pero podemos sobrevivir. Me ha dicho


Namjoon que mañana necesita mi ayuda con una última
cosa por lo que cuando te despiertes probablemente yo ya
no estaré. Mandarán a algún compañero mío ─Taehyung
asentía mientras el menor sacaba un bol pequeño de una
estantería elevada─ Cuando vuelva traeré algo de más de
comer. ¿Alguna cosa que se te antoje en especial?

Taehyung pensó por un breve momento pero después,


negó con la cabeza─ Si algo se me ocurre te enviaré un
mensaje.

─ Entendido.

Una vez más, el mayor se acercó con curiosidad a


Jungkook y a los cacharros que estaba sacando─
Volviendo a la comida, ¿qué vas a hacer?

Jungkook abrió una estantería y sacó una olla y una


sartén─ Había pensado hacer un poco de arroz con huevo
y verduras. Si te parece podemos echar también algo de
soja, eso siempre le da un poco más de sabor.

─ Suena muy bien, mejor que morir de hambre. ¿A qué


quieres que te ayude? Me pongo en tus manos, chef.

─ Yo voy a poner el arroz a cocinarse y a partir las


verduras ─explicó el menor mientras hacía un ademán en
dirección al montón de verduras que había sobre la
encimera, pimiento, zanahoria, cebolla entre otras─
Podrías batir un par de huevos o tres y cuando termines me
ayudas con la verdura.

─ A la orden, chef ─colocó su mano sobre su frente,


haciendo el típico saludo militar.
─ Manos a la obra entonces.

Jungkook comenzó a llenar de agua la olla, echó un diente


de ajo y una hoja de laurel para que le diese un poco más
de sabor. Cuando el agua estuvo caliente vertió el arroz en
el interior y lo tapó, dispuesto a ponerse entonces con las
verduras. El menor no sabía cuán bueno era Taehyung en
la cocina por lo que no hacía más que observarlo de reojo.
Jungkook lo había visto cocinar con anterioridad, pero lo
cierto es que hacer unas tortitas tampoco tenía demasiado
misterio por lo que no podía usar ese hecho aislado como
prueba fiable de que podía hacer algo de comida ─eso sin
provocar que la cocina terminase en llamas.

Taehyung se puso manos a la obra en cuanto Jungkook dio


la señal de salida. Sacó tres huevos ─porque más vale que
sobre que no que falte─ y los posicionó al lado del bol
pequeño que Jungkook había sacado con anterioridad.
Buscó entre las estanterías la sal y cuando la encontró
buscó un par de palillos. Jungkook se sorprendió
gratamente cuando lo vio cascar los huevos sin problema,
sin el más mínimo trozo de cáscara que cayese. Cuando
los tres estuvieron en el plato los batió sin problemas con
ambos palillos y después añadió un poco de sal.

─ Listo ─afirmó con un ápice de orgullo, porque Taehyung


sabía que Jungkook pensaba que sería un cero a la
izquierda cocinando.

─ Quizás deberías haber hecho tú la cena. Pareces tener


más dotes de chef que yo ─Jungkook continuó cortando el
pimiento del que estaba encargándose ahora.

Taehyung soltó una leve carcajada mientras abría el


frigorífico─ Estás tú al mando, Jungkook. No me consideres
una amenaza porque no lo soy. Oye, podemos echar un
poco de pollo, aquí hay.
─ Sí, claro ─pollo sonaba bien─ Pártelo y lo añadimos
después.

Cuando Jungkook quiso darse cuenta la cena estaba lista y


ambos, sentados en el sofá del salón mientras veían un
poco la televisión ─ninguno de ellos prestaba demasiada
atención, sin embargo. El mayor se encontraba en el suelo
comiendo mientras Jungkook lo hacía en el sofá ─el sofá
realmente incómodo en el que dormiría Taehyung.

─ Está muy rico, oye ─murmuró Taehyung, tapando su


boca ya que estaba masticando.

El moreno enarcó una de sus cejas─ ¿Por qué eso suena a


sorpresa? ¿Pensabas que te cocinaría veneno o algo?
─Jungkook sonó indignado y el mayor no pudo evitar reír y
agitar la mano con la que sujetaba la cuchara frente a su
rostro.

─ No quise que sonase así, Kookie ─Taehyung carcajeó,


casi atragantándose.

─ Más te vale. Como esto casi todas las semanas y todavía


sigo vivo. Sólo para que sepas que es una de esas cosas
que domino.

─ Estaré esperando tus próximos menús entonces


─continuó comiendo después de decir esto.

El arroz no tardó mucho en desaparecer y para sorpresa de


Jungkook, la cena con Taehyung había sido, ¿muy
agradable? Habían hablado de temas aleatorios, en
realidad, de cualquier cosa que había surgido y había sido
espontáneo y distendido. Era innegable que ambos
congeniaban realmente bien, y que no les resultaba difícil o
incómodo hablar de lo que fuese─ Jungkook y Taehyung
harían que hasta una conversación sobre berenjenas fuese
interesante para ambos.
En algún punto, sin embargo, la conversación murió y
Jungkook decidió que quizás ya era hora de recoger los
platos y prepararse para dormir. Sin avisar, el menor se
levantó llevándose ambos platos─ Recogeré esto.

Cuando Taehyung escuchó las palabras del moreno se


levantó como un resorte, arrebatándole los platos de las
manos─ Deja que me encargue yo de esto. Tú has
cocinado.

Jungkook lo miró, clara confusión en sus ojos─ ¿Qué


quieres decir con que yo he cocinado? Pero si tú me has
ayudado, Tae.

─ Jungkook, tú-sólo siéntate, ¿sí? Descansa ─dijo y


comenzó a caminar hacia la cocina.

─ ¿Estás bien? ¿Ocurre algo, Tae?

─ Sólo-quiero serte útil, ¿vale? Ayudarte. De verdad quiero


hacerte amena mi compañía, sé que no te hace gracia esta
situación─Jungkook sintió pena, porque Taehyung
realmente se veía a sí mismo como una carga.

─ Tae ─Jungkook lo llamó, reclamando con el tono que el


mayor lo mirase─ Déjame ayudarte también. No eres una
carga ni nada parecido, ¿entiendes? ─Taehyung lo observó
fijamente, sin saber muy bien qué hacer─ Freguemos esto,
¿de acuerdo? Cuando terminemos vamos a sentarnos y
vamos a hablar. Necesito poner las cartas sobre la mesa, y
tú también ─el mayor apartó la mirada y entonces
Jungkook le propinó un codazo no demasiado fuerte en las
costillas, uno que no causó dolor pero que sí le llamó la
atención─ Y quita esa cara tan larga por Dios, no pareces
tú si no estás sonriendo ─Jungkook sonrió a Taehyung con
ternura y todo mereció la pena cuando vio que se la
devolvía, la peculiar forma rectangular haciendo amago de
salir.
Ante la insistencia de Taehyung, Jungkook dejó que lavase
él los dos platos. Lo cierto es que no era siquiera una razón
lógica para discutir, pero Taehyung parecía hablar en serio
cuando dijo que quería sentirse útil y no ser una carga para
Jungkook. Fue rápido en terminar y cuando todos los
cacharros estuvieron escurriendo, los dos se dirigieron al
sofá.

Ninguno de los dos parecía saber qué decir, quizás el


problema era por dónde empezar. Cada uno se mantenía
en una esquina del sofá, poniendo la mayor distancia
posible entre ellos, más que prudencial. Alguien tenía que
empezar y como Jungkook parecía ser el que más tenía
que perder en esta situación, decidió dar un paso adelante
─si no decía las cosas claras ahora no sabía cuando sería
su próxima oportunidad. Ese era el momento adecuado
para hablar con Taehyung, sin posibles interrupciones y
nada que se interpusiese entre ellos. Sólo Taehyung y
Jungkook.

El moreno se incorporó, acercándose al cuerpo del mayor.


Cuando terminó de moverse, Jungkook se encontraba en la
mitad del sofá, los pies de Taehyung rozaban contra sus
piernas ya que él todavía se mantenía medio tumbado en la
esquina. Taehyung lo miró con expectación, esperando que
Jungkook hablase. Sin embargo, nunca imaginó que las
palabras que Jungkook dijo lo fuesen a afectar tanto.

─ Me gustas, Tae.

Taehyung quería que alguien le pellizcase en ese


momento, porque no sabía cuánto tiempo había esperado
porque Jungkook le dijese esas palabras, palabras que
ahora sonaban como música para sus oídos. Era una
sensación contradictoria: sonaba como música celestial y
sin embargo hacía que su pecho rebosase de dolor, que se
oprimiese.
Estúpido.

El mayor no quería que Jungkook notase lo mucho que lo


habían golpeado esas tres palabras, quería mantenerse
imperturbable, que su máscara de chico cool no se
rompiese. Siempre había querido impresionar a Jungkook y
ahora no podía dejarse amedrentar por un par de palabras
melosas. Taehyung quería decir algo sobre cómo su
encantadora e irresistible personalidad ─obviamente─
habían hecho caer a Jungkook en sus brazos. Sin
embargo, las palabras que dijo fueron otras completamente
distintas:

─ Tú también me gustas, Jungkook ─su boca soltó sin filtro


alguno, y no parecía querer parar de decir cosas sin su
permiso─ De hecho, me encantas ─Taehyung se golpeó la
frente mentalmente─ En serio.

Lo estás arreglando, pensó.

Taehyung se encontró diciendo esas palabras sin


posibilidad de evitarlo y Jungkook parecía tan sorprendido
como él. El menor no daba crédito a lo que escuchaba,
pero lo cierto es que, al igual que Taehyung, había
esperado esas palabras durante mucho tiempo. Y ahora
que llegaban a sus oídos sonaban casi irreales.

─ Entonces déjame entrar, Tae. Déjame conocerte ─los


ojos de Jungkook suplicaban, y Taehyung lo veía con
claridad─ No hago más que darme cabezazos contra un
muro que sé que no seré capaz de traspasar. Y quiero
hacerlo, sé que quieres que lo haga. Pero sólo puedo
hacerlo si tú me dejas.

─ Quiero que entres, Jungkook ─Taehyung se incorporó,


quedando a la altura del menor. Sus manos ardían: quería
abrazarlo, hacerle saber que todo iba a estar bien─, pero
es peligroso. Y me importas demasiado como para dejar
que corras el riesgo de salir herido, no pasará si puedo
evitarlo.

─ Pero necesito algo. Lo que sea para que me demuestras


que de verdad te importo.

Taehyung mantuvo sus ojos sobre los de Jungkook y en


algún punto de la conversación había envuelto las manos
de Jungkook con las suyas como tanto había deseado
hacer. Suspiró antes de hablar─ Pregúntame algo, lo que
quieras. Te responderé a una pregunta que me hagas.

¿Por fin?

─ ¿Serás sincero conmigo? ¿De veras? ─Jungkook no


creía que por fin tuviese la oportunidad de preguntar algo.

─ Lo prometo ─Taehyung levantó el meñique frente a


Jungkook, haciéndole una promesa─ Después de todo lo
que te he hecho pasar es lo mínimo que te debo.

Jungkook se sumergió en sus pensamientos, rebuscando


qué era lo que más deseaba saber, algo que Taehyung
pudiese esclarecer y que para él fuese todavía
incomprensible. Había demasiadas cosas. Pero siempre
hubo una primordial para él, la que le había llevado hasta
donde se encontraba ahora. Preguntaría eso. Sin embargo,
en vez de sonar como una pregunta, fue una rotunda
afirmación:

─ Conociste a mi hermano. A Heojoon ─la luz que en algún


momento brilló en las pupilas de Taehyung se apagó en un
instante. Jungkook había dado en el clavo─ La pregunta
es, ¿de qué? ¿Qué sabes tú de su muerte?

Taehyung suspiró y se frotó la cara─ Si estás tan


convencido supongo que ni siquiera merece la pena
negarlo. Después de todo te prometí sinceridad ─sonrió
con resignación─ Conocí a tu hermano.

Jungkook ya llevaba algo de tiempo teniendo certeza de


ello, pero nunca imaginó que escucharlo dolería tanto.
Porque sí, dolía, y mucho. De un momento a otro Jungkook
sintió sus ojos arder y un cosquilleo molesto en los
párpados. Sintió que su pecho se oprimía, y no pudo evitar
dejar que la primera lágrima fluyese. Habían sido
demasiados años de sufrimiento en silencio, de
incertidumbre y noches en vela solo, sin nadie que lo
consolase.

Cuando Taehyung lo vio, se alarmó, y rápidamente, sin


pedir ningún tipo de permiso pero con una delicadeza
increíble, se acercó a Jungkook y lo envolvió entre sus
brazos.

─ Tu hermano me ayudó en el momento más difícil de mi


vida: me acogió y me dio un hogar cuando huí del mío
─Jungkook sentía las grandes manos de Taehyung sobre
su espalda y nuca, acariciándolo suavemente. Había
conseguido reprimir el sollozo que amenazaba con salir,
únicamente escapaban algunas lágrimas silenciosas. Aun
así, Jungkook agradecía el gesto de Taehyung, se sentía
protegido en el momento en el que era más vulnerable. Y
nunca nadie lo había hecho─ Mi casa era un infierno y en
cuanto pude me escapé de allí. Me fui pensando que todo
sería fácil, que la vida era pan comido y que conseguiría
todo sin esfuerzo, que se me daría en bandeja de plata.
Ahí, cuando estuve a punto de tirar la toalla, ahí fue cuando
Heojoon me encontró.

Taehyung cerró los ojos entonces, recordando aquel día.

Parecía que hubiese sido ayer.


«Taehyung llevaba horas corriendo, necesitaba alejarse
todo lo que pudiese de aquella casa de locos. No había
tardado apenas veinte minutos en recoger sus cosas ─al fin
y al cabo apenas tenía nada que llevar consigo. Tomó su
pequeña mochila y metió su hucha con forma de cerdito y
un par de chaquetas viejas por si hacía frío. Había
conseguido ahorrar bastante, cerca de cincuenta mil won
en los últimos meses. Todo gracias a vender tonterías y
cachivaches en la calle; y cincuenta mil won daban para
mucho.

El pequeño Taehyung también tenía un par de anillos ─no


dudaba de su valor, pues su abuelita se los había dado
antes de morir y sabía lo importantes que eran para ella, al
igual que ella lo había sido para Taehyung. Habían
pertenecido a sus abuelos: eran sus anillos de boda, la
prueba del verdadero amor que habían compartido. Por
ello, Taehyung los atesoraba más que su propia vida,
nunca habría podido venderlos.

Taehyung no hacía más que imaginar lo maravillosa que


sería su vida en cuanto se fuese de ese lugar.

Sin embargo, un par de horas después, allí se encontraba:


acurrucado en una esquina de la calle, empapado,
sintiendo sus pequeños pies temblar del frío. Tenía los
dedos amoratados y sentía un dolor agudo en las
extremidades. Su ropa estaba completamente calada y con
su cuerpo tembloroso, protegía entre sus brazos la mochila
en la que llevaba guardados todos sus sueños y
esperanzas. Rezaba para que su dinero no estuviese igual
de empapado.

Taehyung ni siquiera sabía dónde estaba, sus pequeños


pies habían caminado sin rumbo, buscando alguna tienda
en la que poder encontrar trabajo. Sin embargo, a pesar de
la ilusión y las ganas que había mostrado a todos los
dependientes, había sido echado de cada establecimiento
sin ni siquiera un poco de educación.

No sabía qué hacer, por eso lloraba. El agua chorreaba de


su flequillo y sus lágrimas se camuflaban con ésta. En una
de esas bocanadas de aire que dio, empezó a toser con
violencia, sintiendo su pecho romperse y sus pulmones
arder dentro de su caja torácica.

Estaba condenado a morir allí de una hipotermia.

¿Por qué el todo el mundo era tan cruel?

─ Ey, ¿qué haces aquí solo? ─de repente Taehyung


escuchó una voz e instantáneamente, las gotas de lluvia
que se habían sentido como cuchillas sobre su cuerpo,
dejaron de caer─ Deberías ir a casa, chaval.

Miró hacia arriba. Era un chico─ ¡No! ─exclamó el pequeño


instantáneamente─ ¡No puedo volver allí!

─ Bueno, bueno, está bien ─el chico se agachó para


quedar de cuclillas a la altura de Taehyung, todavía
cubriéndolo con su paraguas. Taehyung lo observó
entonces. El chico frente a él no debía tener muchos años
más. Tenía el pelo oscuro y los ojos vibrantes de paz, eran
suaves y profundos. Vestía una sudadera, vaqueros y
botas, completamente secos a diferencia de su ropa─ ¿Por
qué no quieres volver a casa?

Taehyung sorbió su nariz, ya apenas la sentía y


respondió─ Eso no es una casa, es un infierno ─habló
enfadado, limpiando con el dorso de su manga,
completamente empapada, sus lágrimas─ Mi madre no me
hace caso, se pasa todo el día bebiendo como mi padre.
Me odian, dicen que sólo soy una carga para ellos, otra
boca que alimentar ─Taehyung sintió las heridas recientes
que su padre le había hecho de nuevo con el cinturón hace
apenas unas horas. No las había curado, y al estar en
contacto con la ropa empapada las sentía arder y escocer
como mil demonios.

El chico acercó su mano a la cabeza de Taehyung,


palmeándola. Después, al ver que su flequillo chorreaba
demasiado lo apartó hacia un lado. Su mano se congeló
entonces.

─ Estás herido ─murmuró casi más para él mismo,


incrédulo al ver el golpe en la cabeza que había bajo el
pelo empapado de Taehyung─ Ven, vamos a curarte, ¿sí?

Taehyung se levantó del suelo, casi cayéndose cuando sus


piernas adormecidas hicieron amago de levantarse─ Ahora
que lo pienso, si te ayudo me deberás un favor, ¿no?
─dibujó una expresión pensativa en su rostro─ Es lo justo.

El pequeño niño lo miró desde abajo con confusión─ ¿Qué


puedo darte yo?

─ Déjame pensar. Hmm... ─el chico intentaba dar una


apariencia más familiar a Taehyung, para que no se
pusiese triste y volviese a llorar─ ¿Una sonrisa?

Y lo cierto es que Taehyung casi curvó sus labios hacia


arriba, porque se sentía genial tener a alguien que te
protegiese, que se encargase de llevarte por algún camino,
que te tendiese una mano amiga.

─ ¿Qué dices? ¿Trato? ─una mano se tendió frente a


Taehyung, invitándole a tomarla.

─ ¿Cómo te llamas? ─preguntó Taehyung en un susurro.

─ Heojoon.

Taehyung sonrió hacia sus adentros, porque ese chico


parecía irreal, alguien inalcanzable que había aparecido
ante él como una fantasía o un sueño. Y entonces el
pequeño Taehyung se decidió.

Si tenía que ser como alguien de mayor, quería ser como


él.

─ Trato hecho, Heojoon ─tomó su mano. »

HASTA AQUÍ QUE SI NO SUELTO DEMASIADA INFO c':

Una vez más he tardado 84 años en actualizar but por


eso mismo he procurado hacer este capítulo más largo
e interesante ><

Además para que no os quejéis he revelado alguna que


otra cosilla nueva :v

Que Taehyung conoció a Heojoon llevaba ya unos


capítulos siendo bastante obvio pero necesitábamos
igual la confirmación de Taehyung y la relación entre
ellos(¿

Tengo que decir que me sentí realmente sensible y


cruel escribiendo la parte de Taehyung de pequeño,
con todas sus ilusiones y esperanzas destrozadas al
darse de bruces contra el realismo del mundo T.T
Siento que es algo a lo que todos tarde o temprano nos
enfrentamos, ese paso de niño a adulto que algunos
(como yo) nos negamos a aceptar

He estado seis horas metida en el coche escribiendo


así que también tengo parte del siguiente capítulo jeje

Espero que podamos vernos pronto a no ser que


publiquen otra fase nueva del concurso (si paso, quiero
decir)

GRACIAS POR TODO EL AMOR Y LAS VISITAS Y NOS


VEMOS AH♡

PD. Qué pasará ahora? ( ͡°; ͜ʖ ͡°;)

PD.PD. Cualquier error me avisáis ^^


26. Honey

ESTO SÍ ES UN CAPÍTULO, SURPRISE(?

Taehyung había conocido a Heojoon. Jungkook por fin lo


sabía con certeza.

Por fin entendía por qué Taehyung sabía tanta información


de su hermano y es que esta era, probablemente, una de
las primeras grandes verdades que el mayor le revelaba.
Con el tiempo, Jungkook había dejado de llorar, absorto en
la historia que le acababa de contar Taehyung. Sus
palabras lo habían absorbido por completo, su mente y su
cordura, y había procurado asimilar cada detalle con
milimetrada atención. Esta nueva información lo superaba.

Taehyung rompió el flujo de pensamientos en el que


Jungkook estaba envuelto, su voz salió en un hilo.

─ Todavía puedo sentir los golpes de mi padre ardiendo en


mi piel ─Taehyung pasó su mano sobre su propio hombro y
acarició su espalda sobre la ropa─ Tu hermano fue la
cuerda que me sacó de aquel hoyo al que había sido
arrastrado. Heojoon fue una gran persona, y desde el
momento en que lo vi supe que se había convertido en mi
héroe, en todo lo que me habría gustado llegar a ser algún
día. Alguien que pudiese sacar de la desesperación a los
demás ─Taehyung elevó la mirada hacia el techo,
intentando evitar que sus ojos vidriosos derramasen alguna
lágrima.
─ ¿Qué fue de Heojoon? ¿Cómo terminó muerto? ─el tono
de Jungkook tembló más de lo que esperaba y Taehyung
pareció meditar la respuesta durante un par de segundos
antes de finalmente, responder.

─ Su ambición llegó demasiado lejos, quiso hacer cosas


que escapaban a su control, que lo superaban a él y a sus
capacidades. Se metió en terrenos muy peligrosos con
ganas de comerse el mundo, de cambiar las cosas. Esas
decisiones arriesgadas que tomó, por desgracia terminaron
por consumirlo hasta el final.

Y fue en ese momento cuando Taehyung se dio cuenta.


Cuando aprendió una lección que le acompañaría el resto
de su vida, una lección que ya había dicho a Jungkook
anteriormente.

─ Sólo aquellos que tienen los medios necesarios son


capaces de seguir. Los que no, simplemente desaparecen
y nadie se preocupa por ellos ─el mayor recitó casi de
memoria─ Te lo dije la noche que nos conocimos y no será
la última vez que lo repetiré. Es la realidad del mundo que
hay tras estas paredes y tu hermano lo probó en su propia
piel. ¿Quién va a quererte cuando no hay nada que puedas
aportar?

─ ¿Quién mató a Heojoon, Taehyung? Dímelo ─Jungkook


pensó que en ese momento perdería los papeles. Porque
quien fuese el responsable iba a saber de lo que era capaz
un Jeon. Jungkook no se había dado cuenta, pero había
agarrado el cuello de la camiseta de Taehyung entre sus
puños, arrugándola.

─ Creo que por esta noche esto es más que suficiente para
asimilar, Jungkook ─Taehyung intentó calmarlo, sus manos
se dirigieron a las de Jungkook y las acarició en un intento
de conseguir que lo soltase.
─ ¡No me jodas con eso ahora! ─el agarre se intensificó.

Taehyung se puso serio de un momento a otro y clavó sus


ojos en los del menor, envolviendo sus manos más fuerte─
Jungkook, he dicho que te iba a responder a una pregunta
y no sólo he respondido, sino que te he contado toda la
historia. Puedes enfadarte conmigo, gritarme y pegarme
todo lo que quieras, pero no diré más. Considero que esto
es suficiente por hoy ─cuando apreció los ojos vidriosos y
determinados a cortar de raíz el tema, Jungkook supo que
hablaba en serio.

Buscó un ápice de duda en los ojos del mayor, pero éstos


permanecieron firmes y al moreno no le quedó otra que
ceder─ Lo siento. Espero que entiendas que era mi
hermano y que no es algo fácil de olvidar, la herida sigue
abierta ─admitió mientras soltaba lentamente la camiseta
del mayor y apoyaba la frente en su pecho. Sabía que
Taehyung no lo rechazaría si buscaba refugio en él.

─ No te disculpes. Siento habértelo ocultado aun sabiendo


lo importante que era para ti saber la verdad sobre
Heojoon. No eres el único al que le afecta esta historia,
¿sabes? A mí también me cuesta hablar de ello
─Taehyung miró a Jungkook a los ojos y con delicadeza
apartó el flequillo de su frente para dejar un suave beso,
quizás tomándose más tiempo del necesario para rozar la
piel del menor con sus labios─ De verdad quiero que
estemos bien, Kookie. De verdad lo quiero. No puedo
permitirme perderte como me pasó con Heojoon, no me lo
perdonaría nunca.

Sólo había silencio, pero casi se podían palpar todos los


interrogantes flotando en el aire que los rodeaba. ¿De
verdad podía funcionar algo así? ¿Con un abismo lleno de
secretos entre ellos, pero pretendiendo que no estaba allí?
─ Jungkook, no necesito que pongamos nombre a lo que
sea que hay entre nosotros. Solo te necesito a mi lado.

Jungkook se sintió atrapado en una encrucijada. Él


tampoco deseaba que le pasase nada malo a Taehyung,
¿pero hasta qué punto llegaba lo que sentía por él? ¿Y
hasta qué punto estaba dispuesto a vivir en una mentira?
Era como si existiese una cortina de humo entre los dos
que no les dejaba verse con claridad. Estaban el uno en
frente del otro, mirándose y buscando apreciarse sin
distorsión.

Pero eso no era posible. Al menos no ahora, daba igual lo


mucho que doliese.

─ No puedo, Tae ─las palabras resonaron con dolor en los


oídos de Taehyung─ No puedo entregarme por completo a
alguien que no me dice toda la verdad. Y te agradezco que
hayas compartido esto conmigo, pero todavía hay
demasiadas cosas que me ocultas y que yo necesito saber.

A Jungkook le dolía escuchar esas a palabras en alto,


saliendo de sus propios labios, pero al fin y al cabo tenía
todo el tiempo del mundo para cambiar de opinión y
aceptar a Taehyung si es que de verdad quería algo serio
con él. No iba a ir a ninguna parte. Quién sabe, quizás
algún día sería capaz de aceptar a Taehyung aun con
todos los secretos que eso conllevaba.

Por otro lado, Taehyung permaneció en silencio, casi


esperando que Jungkook cambiase de opinión y se lanzase
a sus brazos sin dudar de él. Se sintió un estúpido por
creer que por una vez en su vida iba a tener un final feliz.

No existían los finales felices para él, nunca había sido así.
El mayor se limitó a suspirar y brindar a Jungkook una
sonrisa tímida y claramente poco convincente. Estaba
dolido. Jungkook pretendió no verlo.

─ Lo sé, lo entiendo. No sé qué me hizo pensar que...


─frenó─, ¿sabes qué? Olvídalo, respeto tu postura.

De verdad comprendía el rechazo de Jungkook ¿Por qué


iba a elegirlo a él cuando no tenía nada que ofrecerle? Era
un simple pedazo de basura, una carga como lo fue para
sus padres, nada con lo que Jungkook tuviese que
involucrarse. Quizás era mejor así porque no le deseaba a
nadie estar con alguien como él. Sin embargo, no podía
evitar querer probar un poco de todo aquello que quizás en
otra vida habría podido tener.

─ ¿Puedes prometerme al menos que me dejarás disfrutar


de tu compañía mientras estemos aquí? Me muero por
tratarte cómo te mereces. Por tratarte como yo lo haría ─se
corrigió. Jungkook no merecía lo poco que él podía darle.

Jungkook dejó escapar una leve risa, avergonzado en parte


por la facilidad con la que Taehyung estaba hablando con
tanta sinceridad. Había tantas cosas que él quería decir
pero que estaban atascadas en su garganta...─ Puedo
prometer eso.

─ Prométeme que no lo olvidarás ─Taehyung buscó sus


ojos─ Quizás algún día desaparezcan todos los obstáculos
que se interponen entre nosotros ─se recostó sobre el sofá
de nuevo, arrastrando a Jungkook con él cuando sus
brazos se enredaron alrededor de su torso─ ¿Te lo
imaginas?

─ ¿Sin secretos? ─el menor preguntó, más bien hablando


consigo mismo─ Suena bien.

Sonaba de maravilla.
─ ¿Es una promesa entonces?

─ Lo es.

─ Estás lo suficientemente sobrio como para recordarlo


mañana cuando despertemos, ¿verdad? ─bromeó, y al
instante recibió un golpe por parte del menor.

─ Esta vez no lo olvidaré. Lo prometo ─deslizó su mano


hasta la nuca de Taehyung y la acarició con suavidad,
enterrando sus dedos entre los mechones mientras
apoyaba la cabeza contra su pecho.

Necesitaba escucharlo, su cuerpo decía muchas veces


más que sus palabras.

Taehyung y Jungkook permanecieron un largo rato


acurrucados juntos. El moreno no podía negar que la
conversación que habían tenido había dejado en su boca
un sabor más bien amargo.

¿Quería a Taehyung? ¿Quería estar con él? ¿Estaba


dispuesto a correr todos los riesgos que eso conllevaba?
¿Más secretos y preguntas sin respuesta? No tenía
ninguna prisa para pensarlo, pero por alguna razón
Jungkook sentía que tenía que decidir lo más pronto
posible.

Estando tumbado con el mayor, resguardado entre sus


brazos y únicamente escuchando su respiración y sus
latidos, la respuesta parecía fácil y casi luchaba por salir
inadvertida de sus labios. Pero la situación no lo era.
Jungkook había aprendido de sus errores, sobre todo
después de lo imprudente que había estado siendo las
últimas semanas. Se negaba a repetir eso y a dejarse llevar
con tanta ligereza.

Necesitaba pensar seriamente.


Jungkook se removió sobre el pecho de Taehyung, y éste
miró hacia abajo en dirección al menor─ ¿Ocurre algo?

─ Creo que es hora de que me vaya a la cama, es todo


─Jungkook se incorporó y levantó del sofá, sintiendo la
mirada de Taehyung sobre él, una sonrisa tierna en sus
labios─ Ha sido un día largo ─se estiró una vez estuvo de
pie.

─ Disfrutaré de este cómodo sofá por ti ─Taehyung se


incorporó también, sentándose mientras apoyaba los codos
en sus piernas.

─ Seguro.

Mentiroso, pensó Jungkook mientras le sonreía.

Siempre mintiendo.

─ Buenas noches, Tae ─murmuró y después frenó


abruptamente a mitad de camino hacia la habitación─
Gracias por ser sincero conmigo. De verdad te lo
agradezco.

Taehyung sonrió en dirección a Jungkook y lo vio


desaparecer por el pasillo. El mayor se tumbó entonces
completamente sobre el sofá. Como había previsto cada
maldito muelle del asiento se clavó a lo largo de su
espalda. Fue apoyar su cuerpo y el sofá se vino abajo, sin
oponer ningún tipo de resistencia. Para sentarse podía
llegar a ser decente, pero para dormir iba a ser peor que el
infierno. Mientras estuvo con Jungkook sentado no había
notado realmente hasta qué punto alcanzaba la
incomodidad del asiento ─pero era cierto que hasta una
cama de clavos le parecería perfecta si Jungkook se
encontraba tumbado junto a él.
Últimamente no dormía muy bien así que pasar toda la
noche pensando no sonaba como un mal plan ─desde
luego era mejor que dormir en ese artefacto de tortura
medieval. Además, tenía más de una cosa de la que
preocuparse en estos momentos por lo que podía
permitirse una noche en vela. Sacó su móvil y lo miró
reposando entre sus manos.

¿Estaría bien llamar a estas horas? Lo cierto es que se les


había hecho tarde recogiendo sus cosas y las de Jungkook,
pero quizás no llamar ahora le haría merecer un castigo
más tarde.

Olvídalo, podrás soportar lo que sea que te echen encima,


eres más fuerte que eso Taehyung, se respondió solo.

Taehyung cruzó los brazos tras su cabeza y devolvió su


teléfono al bolsillo. Mejor mantenerse alejado y no llamar.
Una parte de él se sentía realmente aliviado de haber dicho
la verdad a Jungkook. Como había dicho el moreno había
sido una especie de garantía de que de verdad le
importaba, incluso para él mismo. Y sí que le importaba.
Taehyung daría su vida por Jungkook.

Después de todo ya lo hizo una vez. Y lo repetiría de


nuevo.

Redimiría sus pecados protegiéndolo.

Pero, ¿está justificado mentir, aunque sea con el fin de


proteger a alguien?

¿Era eso lo que realmente estaba haciendo? ¿Protegerlo?

Antes de que siquiera pudiese responderse a sí mismo, las


respuestas comenzaron a fluir sin control en su cabeza. Se
sintió mareado.

No.
Esto no va a terminar bien, para ninguno.

Es como una bomba con temporizador.

Y la cuenta atrás está llegando a su fin.

Vais a salir heridos. Los dos.

Lo sabes.

─ ¿A qué esperas para venir a la cama? ─llegó de la nada


la voz de Jungkook, provocando que se incorporase de un
bote.

Taehyung lo miró con una expresión confusa, clavado en el


marco de la puerta como había estado antes─ Creí que
dijiste que dormiría en el sofá.

─ No voy a dejar que duermas en esa cosa de tortura, Tae


─Jungkook le sonrió juntando los brazos tras su espalda,
su gran camiseta cubriendo hasta medio muslo. Entonces,
hizo un ademán indicando que lo acompañase al
dormitorio─ Vamos.

Y Taehyung lo tuvo aún más claro.

Moriría por él una y mil veces si hiciese falta.

***

Cuando Jungkook sintió la luz del sol chocar contra sus


párpados cerrados, no pudo evitar comenzar a revolverse
entre las sábanas.

La cama se sentía extrañamente vacía, sobre todo


teniendo en cuenta que habían dormido dos personas en
ella y ahora parecía ocupada solo por él. Jungkook estiró
sus extremidades, palpando el colchón vacío todavía con
los ojos cerrados, casi como si estuviese haciendo un ángel
de nieve.

¿Dónde estaba Taehyung?

Con dificultad Jungkook abrió únicamente su ojo izquierdo


y se sorprendió al ver el cuerpo del mayor frente a la
ventana, mirando al exterior. No apreciaba más que su
espalda cubierta por una camiseta vieja y los brazos
flexionados sobre su torso. Sintió un tremendo alivio al ver
que se encontraba allí junto a él. Al ver que no se había
marchado a ningún sitio.

Jungkook siguió revolcándose sobre el colchón,


acurrucándose entre el calor residual de Taehyung que
todavía teñía las sábanas y sin poder evitarlo emitió un
sonido ronco con la garganta. Taehyung lo escuchó.

Giró entonces su cuerpo ante el sonido e


instantáneamente, cuando vio al menor recién levantado,
con esa suave y adormilada expresión en su rostro, no
pudo reprimir una sonrisa. Jungkook le devolvió el gesto,
algo tímido por mostrarse así de natural, curvando su boca
sin apenas abrir los ojos. Seguro que se veía horrible
recién levantado.

─ Buenos días ─murmuró Taehyung mientras se acercaba


al colchón de nuevo.

─ Hmm ─Jungkook volvió a emitir un sonido ronco. Sí, le


costaba despertarse─ Buenos días.

Taehyung se sentó en el borde del colchón, cerca del


cuerpo recostado de Jungkook. Sin contenerse, posó su
mano en la frente del menor y comenzó a apartar el
flequillo oscuro, acariciándolo con delicadeza─ ¿Has
dormido bien?

Jungkook se acurrucó más contra el cuerpo de Taehyung,


posicionándose cerca de sus piernas─ Muy bien ─mantuvo
sus ojos cerrados.

─ Me alegro ─el mayor continuó pasando sus dedos a


través del cabello oscuro hasta que Jungkook finalmente
abrió los ojos, todavía un poco ─bastante─ dormido.

─ ¿Y tú? ¿No has dormido bien?

─ Pocas veces he dormido mejor ─Taehyung brindó un


gesto amable en dirección a Jungkook, sonriéndole con
ternura.

─ ¿Por qué te has despertado tan temprano entonces?

Taehyung sonrió de lado y Jungkook no supo por qué, pero


algo se retorció en lo más profundo de sus entrañas. El
rostro del mayor se acercó hasta el suyo lentamente, tanto
que Jungkook deseó sin darse cuenta que se inclinase
unos centímetros más.

─ Alguien lleva toda la noche dando vueltas tratando de


lanzarme fuera de la cama. Quiero creer que ha sido sin
querer, pero no sé qué pensar.

El menor estalló en una carcajada sin quererlo, y Taehyung


lo observó con incredulidad dando vueltas en el colchón
mientras se agarraba el estómago.

─ ¿Encima te ríes? ─Taehyung intentó sonar molesto pero


las comisuras curvadas de su boca lo delataron por
completo─ Ven aquí.

Jungkook intentó escapar dando un salto fuera de la cama,


pero Taehyung fue más rápido y lo atrapó lanzándolo de
vuelta sobre el colchón. El mayor lo envolvió con sus
brazos y enroscó sus piernas alrededor del cuerpo de
Jungkook, casi asfixiándolo en un mortal abrazo ─o quizás
era más como una llave de judo.

─ ¡Taehyung! ─exclamó mientras reía ante lo infantil que


era el mayor─ ¡Ay! ¡Cuidado!

─ Podría haber terminado de verdad en el suelo, imbécil.

─ El suelo sigue siendo mejor que el sofá, qué quieres que


te diga ─continuaba provocándolo entre carcajadas.

─ Eres un caso, Jeon ─Taehyung aflojó un poco el agarre


alrededor de Jungkook, limitándose a abrazarlo y apretarlo
con suavidad contra su pecho. El menor sintió los labios de
Taehyung posarse sobre su cabello, aspirando su aroma y
el silencio cómodo que se había establecido entre los dos
fue roto por él mismo de nuevo: la atmósfera había
cambiado por completo en un segundo─ Gracias por
dejarme dormir aquí contigo, Jungkook.

─ No las des, no soy tan cruel como para dejarte morir en


ese sofá ─el moreno sonrió contra su pecho.

Hasta ese momento Jungkook había mantenido los brazos


estáticos a cada lado de su cuerpo, pero pronto se
encontró a sí mismo abrazando el torso del mayor y
enterrando su rostro en el hueco de su cuello.

Taehyung separó el rostro de Jungkook para poder mirarlo


a los ojos y en un rápido movimiento agarró ambos lados
de su cara y depositó un casto beso en la punta de su
nariz.

─ Deberíamos levantarnos. Namjoon te dijo que te quería


hoy en la comisaría, ¿no? ─Taehyung dio un bote y salió
escopetado del colchón hacia el baño mientras estiraba sus
brazos hacia el techo. Jungkook sintió con dolor la pérdida
del calor del mayor alrededor de su cuerpo.

─ No quiero ─Jungkook hizo un pequeño puchero y luego


continuó con sus vueltas sobre la cama, enredándose más
y más entre las sábanas hasta el punto en que pensó que
ya no sería capaz de salir de allí.

Podría pasar todo el día con Taehyung en la cama


durmiendo o simplemente charlando.

─ Vamos, Jeon ─escuchó el tono autoritario proveniente


del baño─ No me obligues a ir a por ti y sacarte de esa
cama.

Jungkook se debatió entonces entre dejar que Taehyung lo


sacase ─porque realmente sonaba tentador─ o demostrar
un poco de madurez. Con todo el dolor de su corazón y
muy a su pesar, escogió la segunda ─sobre todo después
de ver al mayor asomar su cabeza por la puerta del baño y
brindarle una mirada que no prometía nada demasiado
bueno.

De mala gana Jungkook finalmente se levantó para


después encaminarse al baño donde estaba Taehyung.
Cuando se adentró en él se encontró a Taehyung
lavándose la cara y buscando algo entre los productos que
había colocado perfectamente la noche anterior sobre la
repisa.

─ ¿Qué buscas? ─preguntó el menor al verlo buscar a


tientas algo que no conseguía ver ya que todavía tenía
jabón en la cara. Jungkook se tragó una carcajada que
amenazaba con salir.

─ La espuma de afeitar ─murmuró, todavía palpando los


productos─ Por qué no me echas una mano en vez de
estar ahí parado y burlarte de mí, ¿eh?
El menor se rió por lo bajo mientras se acercaba al lavabo
para coger el bote de espuma─ No quiero que te sientas
menos macho por lo que voy a decir pero, ¿tienes siquiera
barba? Yo te veo bastante lampiño.

El comentario de Jungkook se ganó una mirada de odio por


parte de Taehyung─ ¿Qué sabrás tú? Apuesto a que das
saltos de alegría cuando ves que te ha salido un pelo ─y
entonces el moreno le devolvió esa mirada de odio, aunque
ahora Taehyung se limitaba a reír por lo bajo observando la
incredulidad que brillaba en los ojos de Jungkook─ Vamos,
ven aquí ─Taehyung estiró su brazo y rodeó el cuerpo de
Jungkook, tirando de él para que se acercase al suyo─ No
te habrás enfadado, ¿verdad?

─ No soy un bebé, Taehyung ─y si las miradas matasen el


mayor ya estaría criando malvas.

─ Uy no sabría yo qué decirte... ─lo provocó Taehyung


aposta, riendo entre dientes incluso antes de ver la
reacción de Jungkook, quien intentaba zafarse de sus
brazos─ Era broma, Kookie ─el mayor tomó su rostro entre
sus manos y le obligó a mirarlo─ Perdóname ─le sonrió.
Jungkook quería enfadarse con él ─de hecho ya lo había
intentado más de una vez y no, no funcionaba. Por eso
dejó que su expresión seca se suavizase y entonces
Taehyung le brindó su sonrisa rectangular característica
casi de forma instantánea.

─ Estás loco, Tae.

Ante sus palabras el mayor giró el cuerpo de Jungkook y lo


acorraló contra el lavado. De un momento a otro posó sus
manos con suavidad sobre la cintura del moreno y lo
levantó para que quedase sentado sobre la superficie de
mármol.

─ Estoy loco, pero loco por ti.


Taehyung rodeó la cintura de Jungkook y entrelazó sus
dedos sobre su espalda baja, mirándolo fijamente a los ojos
con una pequeña sonrisa en sus labios.

Jungkook estaba atónito, abrumado. ¿Dónde estaba el


Taehyung que conocía y quién era esta gran nube rosa y
descarada de algodón de azúcar frente a él?

─ ¿Taehyung? ─Jungkook posó su mano sobre la frente


del mayor, como si le estuviese tomado la temperatura─
¿Te encuentras bien? ¿Tienes fiebre?

─ ¿Qué pasa? ¿Que si soy dulce ya no soy Taehyung?


─preguntó mientras acercaba su rostro al de Jungkook y
frotaba su nariz contra la contraria─ Pensé que estaría bien
mostrarte otra faceta mía por una vez, pero supongo que
puedo volver a ser lo que ya sé que te gusta.

Al mismo tiempo que hablaba su voz se fue haciendo más


y más ronca hasta que finalmente terminó perdiéndose en
un susurro cuando su boca comenzó a atacar con suavidad
la piel descubierta que dejaba la camiseta ancha de
Jungkook en la zona del cuello y las clavículas. El menor
quiso apartarse del tacto echándose hacia atrás, pero
cuando sintió una de las hábiles manos de Taehyung
empujándolo más cerca de él y la otra colarse bajo la tela y
recorrer su espalda de abajo a arriba hundiendo sus dedos
con fuerza, no pudo evitar arquearse contra el cuerpo del
mayor.

─ Me gusta el Taehyung dulce ─murmuró como pudo


Jungkook sintiendo que su cabeza se echaba hacia atrás
casi de manera inconsciente─ No hay una faceta tuya que
no me guste.

Cuando Taehyung escuchó sus murmullos pegó aún más


el cuerpo arqueado de Jungkook contra el suyo, todavía
besando su cuello con extrema lentitud y delicadeza, pero
dejando que sus labios permaneciesen en cada punto más
tiempo del necesario.

─ ¿Sabes? ─preguntó Taehyung, y Jungkook emitió un


sonido indicándole que continuase hablando─ La cena de
ayer estuvo muy bien, pero siento que no importa lo que
comamos, nada saciará mi hambre como lo haces tú
─frenó sus caricias y agarró el mentón del menor para que
lo mirase─ Eres el plato más apetecible de esta casa,
Jungkook.

Jungkook deseaba que Taehyung se inclinase más, que lo


besase. No había probado su boca desde aquella noche en
el fotomatón, simplemente había recibido besos, quizás
incluso demasiados, pero ninguno en los labios. No le
desagradaba que lo besase en la frente o en la nariz, en
absoluto, simplemente echaba de menos la sensación de
sentirlo de aquella manera de nuevo.

─ ¿Me echarías una mano con la espuma? ─preguntó


Taehyung agachándose un poco hasta estar a la altura de
su torso y mirando hacia arriba en dirección a Jungkook.

─ Claro, ¿por qué no contribuir a tu fantasía en la cual


tienes algún tipo de barba? ─rió comenzando a echar un
poco en su mano mientras sentía las de Taehyung tensarse
alrededor de su cintura. El mayor bufó.

Jungkook comenzó a extender la espuma por la parte


izquierda del rostro de Taehyung─ Ya, bueno, a lo mejor
deberías plantearte ser humorista en lugar de agente de
policía ─bromeó todavía con odio en sus ojos.

Ante las palabras de Taehyung, Jungkook no pudo


contenerse y entonces cogió un buen puñado de espuma y
la estampó contra la frente del mayor y luego contra su
nariz.
Taehyung cerró los ojos bruscamente y se quedó estático
con Jungkook todavía sobre el lavabo. El moreno reprimió
la primera carcajada que amenazó con salir, mordiendo su
labio inferior con fuerza, pero cuando la segunda comenzó
a burbujear en su estómago no tuvo tanto éxito y salió
violentamente, casi escupiendo a Taehyung en su ─ya
desfavorecido─ rostro.

Taehyung parecía realmente indignado e incrédulo con la


situación. En todo momento mantuvo los brazos apoyados
a cada lado de Jungkook sobre el lavabo, con su cabeza
gacha y el flequillo cayendo sobre sus ojos. El menor era
incapaz de ver sus expresiones desde ese ángulo, pero
percibía con claridad los músculos de su espalda tensarse
bajo la ligera tela.

─ ¿Tae? ─finalmente Jungkook se atrevió a hablar, sus


manos en alto todavía llenas de espuma de afeitar─ Estás-

Tan pronto como hizo amago de terminar la oración


Taehyung lo envolvió por la cintura y acercó en un rápido
movimiento su rostro al de Jungkook, buscando posar su
mejilla manchada de espuma sobre la ajena.

─ No te resistas ─murmuró Taehyung entre dientes


mientras intentaba acercarse al rostro de Jungkook. El
moreno se mantenía erguido hacia atrás, casi recostándose
sobre la superficie del lavabo. No iba a tardar mucho en
empezar a tirar botes y utensilios del baño.

─ Tae, por Dios ─intentaba zafarse del agarre mientras se


resistía a la vez, apartando su rostro.

Después de unos segundos de forcejeo, Jungkook cedió,


porque después de todo, no era para tanto. Dejó de ejercer
fuerza en las extremidades que intentaban alejar a
Taehyung ─había terminado casi apartándolo colocando su
pie sobre el pecho del mayor─ y entonces sintió la
esponjosa textura en su mejilla. Aunque Taehyung no se
conformó con eso.

Después de manchar su mejilla y su nariz hizo amago de ir


hacia su pelo y entonces Jungkook decidió que era hora de
correr.

Y así fue como ambos empezaron a perseguirse por la


casa buscando llenar al contrario de espuma de afeitar.
Jungkook no tardó en descubrir que le esperaba una
mañana muy larga. Larga pero divertida.

Porque si estaba con Taehyung no podía no serlo.

***

Jungkook nunca pensó que se sentiría tan estúpido, pero


después de ese viaje en coche todo había cambiado.

Taehyung era el causante de todo.

Por su culpa se había sentido como un adolescente de


quince años, atontado e irracional como si estuviese
experimentando su primer amor. No era como si Taehyung
lo hubiese sido, pero eso no había impedido a Jungkook
haber conducido todo el camino hasta la comisaría con una
sonrisa estúpida dibujada en su rostro. El menor no podía
dejar de visualizar en su mente la noche anterior al igual
que la mañana que acababa de vivir.

Taehyung lo había hecho derretirse por dentro con sus


gestos, con sus acciones, con las miradas sinceras cuando
le relató la historia de su hermano. Con sus caricias cuando
se recostó junto a él, con sus palabras y el cuidado con el
que lo trató. Se sentía extrañamente bien.
Jungkook agitó su cabeza, esa mañana necesitaba
centrarse. Namjoon había decidido llamarlo por un asunto
que parecía urgente y por ello había enviado un par de
agentes a sustituirlo y vigilar a Taehyung. No podían
permitirse ningún fallo.

Aparcó el coche en el parking y con seguridad entró en la


comisaría, saludando a algunos de sus compañeros
cuando lo vieron entrar.

─ Namjoon ha dicho que esperes un par de minutos en tu


puesto y que en seguida vendrá a buscarte ─Jimin le
comentó al pasar junto a su lado y brindarle una matutina
sonrisa─ Se te ve contento ─le guiñó un ojo antes de
continuar su camino con una pila de papeles entre sus
brazos.

Jungkook le devolvió la sonrisa, que gritaba "si" a su


pregunta por todas partes.

Estaba feliz.

Se sentó entonces en su sillón de cuero frente al escritorio,


más que familiar para su cuerpo y comenzó a dar
pequeñas vueltas, esperando recibir noticias de su capitán.
De la nada, su móvil comenzó a vibrar dentro de su bolsillo.

Tae: estás ya en la comisaría?

Jungkook: sí

Tae: dónde?

Jungkook: en mi puesto? por qué?

Taehyung no respondió más.

Jungkook no supo identificar exactamente el por qué, pero


entonces sintió miedo. Observó a su alrededor con
atención mientras todavía mantenía en móvil con la
pantalla del chat de Taehyung entre sus manos.

Nada parecía distinto: los agentes paseaban, Jimin como


de costumbre llevaba en sus brazos una pila de papeles
más grande que él, sonidos de oficiales tecleando... Nada
fuera de su lugar.

Entonces Jungkook apreció de repente un sonido mecánico


y monótono y cuando quiso darse cuenta una hoja estaba
llegando a través del fax situado detrás de su escritorio.

─ No me lo puedo creer ─murmuró Jungkook mientras se


levantaba a recogerlo. Quería parecer molesto, pero
cuando leyó las palabras recién impresas no pudo reprimir
una sonrisa.

Compra leche, se ha terminado.

Ah, y una cosa más.

Te echo de menos.

Taehyung.

Sin siquiera darse cuenta, las comisuras de sus labios se


curvaron en una sonrisa algo tímida, que dio paso a un
tremendo calor en sus orejas cuando leyó una postdata
situada un poco más abajo.

Postdata: Tampoco tenemos lubricante. Puedes comprarlo


tú o si no lo haré yo ;)

Jungkook casi se atraganta con el café que estaba


bebiendo. Taehyung no quería ni besarlo en condiciones
pero sí estaba preocupado porque no tenían lubricante
¿Qué estaba mal con él?

Sus ojos siguieron bajando, encontrándose con más.


Postdata de la postdata: Quizás deberíamos discutir los
sabores ;)

¿Dos emojis de guiños? ¿En serio? ¿No era eso


demasiado?

No podía parar de mirar con asombro ese par de líneas


cuando sintió una voz detrás de él e instantáneamente
escondió el trozo de papel tras su espalda.

─ ¡Señor! ─saludó a su capitán.

─ Buenos días, Jungkook. Siento no haberte recibido en


condiciones, pero tenemos un poco de prisa hoy, por eso te
he llamado tan repentinamente. Coge tu chaqueta porque
nos vamos ya.

─ ¿Qué ocurre?

─ Nos han dado la orden judicial para registrar la casa de


Seok Hwa. Y quiero que vengas conmigo.

ALGUIEN MÁS COMO YO QUE NO ESPERABA


ACTUALIZACIÓN LOL?
Lo cierto es que el capítulo estaba casi completo
cuando me cargué mi ordenador y cuando hoy he visto
que Catch Me hA PASADO 100K VISTOS -OMG- PUES
ME HE SENTIDO CON GANAS SUFICIENTES COMO
PARA TERMINARLO, CORREGIRLO, EDITARLO Y
SUBIRLO :D

Aún así son más de la una de la madrugada aquí en mi


país y no sé si habrá algún error así que si lo hay os
agradecería que me lo dijéseis ^^

Pensaba actualizar la semana que viene pero tomadlo


como un adelanto para el upcoming marathon(?

Nótese que en este capítulo os he dejado ver más


acerca de los pensamientos de Taehyung,
normalmente suelo narrar en tercera pero desde Kook
:v

También felicidades adelantadas a @elzukulentoAlien


que su cumpleaños es el 31, MUCHAS FELICIDADES
ADELANTADAS Y AQUÍ TIENES LA DEDICACIÓN QUE
PROMETÍ <3

MUCHAS GRACIAS POR TODO EL APOYO Y LA


PACIENCIA RLLY JAMÁS PENSÉ QUE ESTO
LLEGARÍA A 100K CON APENAS 25 CAPÍTULOS <3

OS AMO MUCHO Y NOS VEMOS PRONTO!

PD. Qué creéis que pasará ahora? c:

Btw nice teorías las vuestras, me encanta ver a


vuestros cerebros trabajar xD
27. Cigarette

I'M BACK AFTER 84 YEARS(?

Namjoon no había exagerado cuando le dijo a Jungkook


que llevaban prisa.

Tan pronto como su capitán le proporcionó la información


relativa a cuál era esa tarea tan importante que tenían que
hacer, Jungkook fue prácticamente empujado y arrastrado
fuera de la comisaría por sus compañeros y el mismo
Namjoon. Subieron rápida pero organizadamente a los
coches de patrulla y se pusieron rumbo al apartamento de
Seok Hwa.

Jungkook albergaba la pequeña esperanza de que la


inspección aclarase alguno de los interrogantes que tenían
entre manos. ¿Por qué querría Doyoung droga? ¿Era para
su consumo propio o también se encargaba de distribuirla
luego a otros clientes quizás de su propio entorno? ¿Y por
qué se relacionaría con Seok Hwa en lugar de directamente
con quien fuese que le proporcionaba la mercancía? ¿Era
acaso la misma droga que había ingerido Youngmi?

Y lo que más preocupaba a Jungkook...

¿Tenía Taehyung algo que ver con todo esto? Y si era así,
¿cuál era su papel? ¿Qué motivos tendría para
involucrarse en algo así?

─ ¿Alguna información nueva que tengamos acerca del


sospechoso? ─preguntó Jungkook mientras observaba a
su capitán conducir, necesitaba apartar su cabeza de esos
interrogantes y mantenerse enfocado en las prioridades. Si
pensaba ese tipo de cosas no sabía cómo iba a ser capaz
de mirar a Taehyung a los ojos cuando volviese con él al
apartamento.

─ Hemos estado rastreando su localización los días


anteriores a su detención. Seguimos el rastro que fue
dejando con su tarjeta de crédito pero no parece haber
comprado nada sospechoso, ni siquiera parecía haber sido
usada una sola vez. Si compró algo debió pagarlo en
metálico, ya sabes que de esa forma es mucho más difícil
seguirle la pista.

─ ¿Entonces estamos como al principio?

Namjoon sonrió─ Sin embargo, a pesar de que no haya


comprado nada sospechoso, si hay algo que resulta
curioso.

─ ¿El qué, señor?

─ Seok Hwa frecuentaba un bar a las afueras de la ciudad


cada tres o cuatro días. Sin falta ninguna y siempre a la
misma hora.

Jungkook elevó una ceja─ ¿Cree que se reunía con alguien


allí?

─ No podemos saltar a conclusiones tan rápido, pero el


hecho de que sea a la misma hora y de que fuese en
intervalos periódicos de tiempo suena demasiado
planificado para ser fruto de un simple antojo ─reflexionó─
Sea como sea parece ser que hace cosa de una semana
Seok Hwa dejó de presentarse y también lo hizo la persona
que lo acompañaba.
¿Por qué dejarían de visitar el lugar tan repentinamente?
¿Un cambio de planes?

─ ¿Deberíamos ir allí y preguntar entonces? ¿Averiguar si


se veía con alguien?

─ No te preocupes, Jungkook. Tengo esa variable cubierta.


He mandado un par de agentes para allá. Además, te
necesito aquí. Eres de mucha utilidad en este tipo de
escenarios.

─ Gracias, señor. Haré todo lo que esté en mi mano para


ayudar ─Jungkook habló sinceramente ─ Ojalá podamos
descubrir algún dato de utilidad. Parece que sólo
conseguimos nuevas preguntas y cabos sin atar en lugar
de respuestas.

─ Este es un trabajo complicado, lo sabes. Hay que tener


paciencia y avanzar con cautela. Llegará un momento en el
que todo encajará y verás las respuestas claras frente a tus
ojos.

Jungkook giró su cabeza en dirección a la ventanilla y miró


al cielo oscuro para después murmurar─ Sólo espero que
no encaje demasiado tarde.

Namjoon no tardó mucho tiempo en frenar el coche patrulla


frente a un bloque viejo de apartamentos que parecía que
en cualquier momento se desplomaría. Cuando aparcó y
después bajó del automóvil, un montón de agentes
cargando maletines aparecieron y caminaron
ordenadamente tras Namjoon.

─ Bien, primero vamos a asegurarnos de que no hay nadie


en el apartamento. Esperad aquí y si comprobamos que
efectivamente está vacío, os daremos una señal para que
entréis ─su capitán se dirigió a todos los forenses y
personal de criminalística que tapaban sus rostros con
máscaras para evitar la posible contaminación de la
escena. Había que ser realmente cautelosos en este tipo
de situaciones porque a la mínima podían perderse huellas
y pruebas biológicas quizás de vital importancia para la
investigación─ Vamos pues ─Namjoon hizo un gesto a
Jungkook y a un par más de agentes.

Subieron las escaleras en una fila silenciosa hasta el piso


en el que se encontraba la supuesta residencia de Seok
Hwa. Los pasillos estaban escasamente iluminados y el
polvo y la tierra se acumulaban en cada esquina ─sin
mencionar que la suciedad de los cristales de las vetanas
apenas dejaba que la luz del exterior se filtrase. A pesar de
que Jungkook y sus compañeros no hacían ruido, sí lo
hacía el suelo de madera al crujir bajo sus pies cuando lo
pisaban.

─ ¡Policía! ─exclamó Namjoon tras golpear un par de veces


con fuerza sobre la madera de la puerta. Nadie respondió─
¡Polícia! ¡Abra la puerta!

Los dos agentes, su capitán y Jungkook mantenían la


pistola apuntando en dirección a la puerta, preparados ante
la posible aparición de alguien tanto como por el pasillo
como por el apartamento. Namjoon, sin embargo, no volvió
a gritar una tercera vez, en lugar de eso hizo un ademán
con su cabeza en dirección a Jungkook después de
comprobar que la puerta estaba cerrada, invitándolo a
abrirla de la manera más convencional ─y la favorita de
Jungkook sin duda.

El moreno se alejó un par de pasos de la puerta, y después


de usar la primera zancada para coger carrerilla golpeó la
superficie robusta de madera con un ágil movimiento de su
pierna. La puerta no resistió y se abrió de golpe con un
estruendo dando pie a que entrasen. Namjoon fue el
primero, seguido de Jungkook. Todos mantenían la pistola
frente a su rostro, apuntando mientras comenzaban a
explorar el apartamento y cerciorándose de que no había
nadie en el interior.

Los pasos sonaban ligeros, sordos al principio pero luego


haciendo eco debido a las paredes prácticamente vacías.
Jungkook se dirigió a la que parecía la habitación principal
mientras los otros dos agentes revisaban el salón y el
interior de varios armarios. Namjoon avanzó después hacia
el cuarto de baño y revisó también debajo de la cama
mientras Jungkook comprobaba que no había nadie en el
alféizar de las ventanas ocultándose.

─ Está limpio, señor ─habló Jungkook por fin─ Pero parece


que alguien ha estado aquí hace poco.

Nada más entrar Jungkook había visto un par de cigarrillos


sobre el cenicero del salón.

─ Estoy de acuerdo contigo ─Namjoon se veía pensativo─


Moonbin, llama a los forenses y diles que pueden subir.

─ Sí, señor ─Moonbin desapareció por la puerta principal.

Jungkook bajó por fin la pistola y la guardó en la funda que


colgaba de la cintura de sus vaqueros. Sacó entonces un
par de guantes y después corrió las cortinas del
apartamento porque realmente parecía una cueva de lo
oscuro que estaba y su tarea se iba a complicar si apenas
podían ver dónde ponían sus pies.

─ Parece que quien sea que estuvo aquí no quería ser


visto por nadie. Ni siquiera se molestó en ventilar las
habitaciones un poco. Está todo completamente cerrado a
cal y canto.

─ Ya han pasado varios días desde que arrestamos a Seok


Hwa por lo que él no pudo ser quien estuvo aquí. Otra
persona ha entrado ─sentenció─, y debía tener la llave o
habérsela pedido al portero, porque la puerta no parece
estar forzada.

─ Concuerdo con usted, señor.

La mirada de Namjoon viajaba con extrema cautela por el


piso hasta que de repente sus ojos frenaron sobre la mesa
del salón. Había un ordenador portátil.

Se acercó a él y ya con los guantes de látex puestos al


igual que Jungkook, abrió el portátil. Después de dar al
botón de encendido el ordenador pidió una contraseña para
entrar a la única cuenta que parecía almacenar, una con
una fotografía completamente negra. Namjoon bufó con
frustración e instantáneamente Jungkook apreció cómo sus
ojos se iluminaban con un ápice de esperanza.

─ Oh, Yoongi justo a tiempo ─habló de repente cuando un


hombre trajeado y rubio entró por la puerta del apartamento
cargando un maletín─ Hazme un favor a ver qué puedes
sacar de este portátil después de que comprueben si hay
huellas en él.

El moreno miró al recién llegado con curiosidad.

─ Faltaría más, en seguida me pongo a ello, señor ─el tal


Yoongi parecía realmente diligente, su tono serio lo
delataba. Y en ese momento Jungkook se dio cuenta de
por qué esa voz y ese rostro le habían resultado tan
familiares.

Ese hombre era el que había visto acercarse a la fiesta de


la comisaría justo antes de que Jimin lo besase, sin
mencionar que Jimin últimamente parecía andar pululando
mucho a su alrededor. Hace un tiempo a Jungkook le
habría molestado ese pensamiento de Jimin con alguien
que no fuese él pero en ese momento se sorprendió
alegrándose por lo que fuese que había entre Jimin y el
rubio.

Jungkook lo había superado; y le daba un poco de


vergüenza admitirlo, pero ahora tenía otra persona que
ocupaba su atención.

El moreno se acercó a su capitán lentamente mientras veía


a Yoongi encaminarse en dirección al salón dónde se
encontraba el portátil. Se sentó en el sofá después de que
comprobasen que no había nada de valor que recuperar de
la tela y a continuación sacó su propio portátil del maletín─
¿Señor?

─ ¿Sí, Jungkook?

─ ¿Quién es él?

─ ¿Yoongi? ─preguntó algo confuso─ Oh cierto, no os


habéis presentado. Él es Min Yoongi, lo transfirieron hace
poco con nosotros de Asuntos Internos. Su especialidad
está en todo el tema técnico y de ordenadores. Creo que
nos será de gran ayuda con este caso ─Namjoon murmuró
esto último.

─ Ya veo...

─ No hay huellas en el ordenador, capitán ─uno de los


forenses habló en voz alta─ Está limpio.

¿Cómo no iba a haber huellas en un ordenador? Jungkook


manifestó su sorpresa.

─ O sea que alguien lo ha limpiado para evitar dejar sus


huellas. Es imposible que algo como un portátil que está
constantemente manipulado por manos no tenga huellas
dactilares.
¿Alguien se había tomado la limpieza con mucha cautela,
pero luego, sin embargo, había sido tan descuidado de
dejar el ordenador a plena vista y las colillas en el
cenicero?

Algo fallaba ahí.

Jungkook se alejó de su capitán para ver qué más podía


encontrar. Siempre llevaba un par de guantes en este tipo
de situaciones ─aprendió la lección después de cargarse
una prueba importante y contaminarla con sus huellas
cuando estaba en la academia de policía, sin mencionar
que también le permitían integrarse en el proceso de
investigación e ir en busca de posibles pruebas o pistas por
su cuenta.

Jungkook dejó que sus ojos vagasen por la estancia y de


forma magnética, estos cayeron sobre el cenicero de la
mesa central. Se acercó por fin a los cigarrillos que había
visto al entrar y se colocó de cuclillas cuando llegó a la
mesilla en la que se encontraba el cenicero. Frunció
entonces el ceño, desconcertado cuando observó algo que
a primera vista no había apreciado.

Los cigarrillos estaban intactos. Completamente enteros y


sin usar.

Sin embargo y por alguna razón que desconocía alguien


parecía haberlos puesto allí como si se los hubiese fumado.
¿O intentaba decir algo con ellos?

Inclinó la cabeza ligeramente, enfocando su vista aún más.


De la nada, una inesperada sensación arrampló por
completo con su cordura.

¿Por qué razón le resultaban extrañamente familiares esos


cigarrillos?
El olor que desprendían, su color... Jungkook incluso podía
sentir la textura del tabaco que seguro habría en el interior
sobre las yemas de sus dedos si frotaba su índice contra su
pulgar. Cerraba los ojos y allí podía ver los cigarrillos en su
propia mano.

¿Por qué?

─ ¿Capitán? ─escuchó la voz de Yoongi de repente,


sacándolo de su trance.

─ ¿Ocurre algo, Yoongi?

El susodicho continuaba tecleando en el ordenador que


había traído con él en el maletín mientras observaba el
monitor del que habían encontrado en el apartamento. Su
expresión no denotaba nada bueno─ Esto es muy raro.

Más cosas raras no, por Dios, pensó el menor.

─ ¿Qué quieres decir? ─tanto Namjoon como Jungkook se


acercaron a él y posicionaron detrás del sillón en el que
estaba sentado.

─ Ni un niño de cinco años sería tan estúpido. Cuando he


puesto en marcha el ordenador el programa no ha tardado
apenas cinco de minutos en descifrar la clave y parece
tener toda la información completamente a la vista,
absolutamente desprotegida y desnuda.

Namjoon frunció el ceño─ Eso no suena bien.

Jungkook comenzó a torturar el interior de sus mejillas con


sus dientes como solía hacer cuando estaba nervioso─
Parece como si alguien estuviese intentando dárnoslo en
bandeja de plata. ¿Primero Seok Hwa confesando tan fácil
el asesinato y ahora dejando todo un rastro de información
detrás de él? ¿Era esta la razón por la que se enfadó tanto
cuando dijimos que pediríamos una orden de registro?
─ Lo sé, Jungkook. No suena fiable en absoluto.

─ ¿Qué hacemos, señor? ─preguntó Yoongi seriamente.

Namjoon meditó unos segundos, pasó su mano a través de


su pelo rubio, claramente frustrado por la forma tan extraña
en la que se estaban desarrollando los acontecimientos─
Sigue mirando a ver qué encuentras, Yoongi. Cogeremos la
información que encontremos con pinzas y la analizaremos
con más cuidado que nunca, interrogaremos a la gente que
haga falta y contrastaremos las declaraciones. No podemos
hacer más, necesitamos seguir avanzando por algún
camino.

─ A la orden.

Jungkook giró su cabeza de nuevo hacia los cigarrillos, sus


ojos atraídos hacia ellos de forma inexplicablemente
magnética. Entonces uno de los forenses los recogió y
metió en una bolsa transparente por lo que Jungkook se vio
obligado a reaccionar y volver a posar sus pies en la tierra.

─ Disculpa, vais a analizarlos, ¿no? Podrían tener saliva.

─ Están sin usar, no creo que tengan saliva. Huellas quizás


─el hombre tras la máscara tenía una de sus cejas
elevadas, preguntándose probablemente por qué un
cigarrillo sin usar tendría saliva.

Jungkook resopló y pasó una mano por su pelo con un


ápice de frustración─ Solo... Simplemente echad un
vistazo, podría tener saliva. Hay gente que se siente
aliviada con el simple hecho de tener el cigarrillo sin usar
en la boca. Por favor ─insistió.

─ De acuerdo... ─lentamente el hombre se alejó de


Jungkook con la bolsa de plástico entre sus manos. Y si
Jungkook no hubiese estado ocupado intentando recordar
dónde había visto esos mismos cigarrillos se habría reído
de la mirada de loco que le echó su compañero de trabajo.

De repente el teléfono de Jungkook comenzó a vibrar en su


bolsillo e instantáneamente el menor pensó que sería
Taehyung con otro mensaje aparentemente dulce pero que
seguramente terminaría siendo tan descarado como lo era
él.

Antes de coger el teléfono Jungkook ya estaba sonriendo,


anticipando la voz de Taehyung al otro lado.

─ Jeon, las llamadas de tu pichoncito mejor déjalas para


fuera del horario laboral ─se burló Namjoon cuando pasó
por su lado.

Jungkook carcajeó suavemente y después le devolvió la


pulla a su capitán─ Permítame recordarle señor, que fue
usted quién metió a mi pichoncito ─Jungkook hizo comillas
con sus dedos─, incluso dentro mi horario laboral.

Namjoon hizo un ademán en dirección a Jungkook,


indicándole que cogiese el teléfono en lugar de seguir
haciendo el tonto con él. El aprecio y cariño que sentía
hacia su capitán, eso no podía explicarlo con palabras.
Simplemente le estaba tremendamente agradecido.
Jungkook sonrió a Namjoon y aclaró su voz levemente
antes de coger el teléfono por fin.

─ ¿Sí?

─ ¿Jungkook? ─y cuando el moreno escuchó la voz no


pudo estar más decepcionado.

─ ¿Youngmi? ─fue incapaz de ocultar su confusión y su


tono ligeramente desinteresado─ ¿A qué se debe tu
llamada? ¿Ocurre algo?
─ ¿No estás en la comisaría? Pensaba que estarías aquí y
cuando he llegado me han dicho que estabas fuera.

Jungkook comenzó a moverse por la estancia en busca de


Namjoon─ Sí, estamos revisando un apartamento a las
afueras. ¿Por qué me estabas buscando?

─ He venido a entregarte algo.

─ ¿A mí? ─Jungkook se preguntó por qué tantas cosas


raras juntas en un mismo día.

─ ¡Capitán! ─la voz de Yoongi resonó por todo el


apartamento y Jungkook dejó de atender
momentáneamente a su teléfono para poner toda la
atención en el rubio─ ¡He encontrado algo!

Namjoon entonces hizo aparición en la escena de nuevo,


parecía que hubiese salido un momento al pasillo para
hablar con uno de los forenses─ ¿Qué es ahora, Yoongi?

─ He encontrado en la papelera unos cuantos correos


electrónicos bastante recientes. No he podido recuperarlos
todavía pero parecían fáciles de rastrear así que he
intentado triangular la posición del dispositivo desde el que
se enviaron siguiendo la dirección IP del term-

─ Si puedes ahorrarte los tecnicismos me harías un gran


favor ─Namjoon lo interrumpió.

─ Básicamente he conseguido triangular la posición desde


donde se escribieron. Es aproximadamente en esta zona
─apuntó a la pantalla de su portátil en la que se veía un
mapa de la ciudad.

Y Jungkook casi se atraganta. Porque él mismo había


estado en ese lugar.
─ Señor ─llamó Jungkook. Namjoon lo miró con una
expresión similar a la suya propia─ Esa es la casa de Nam,
donde vive Youngmi.

Si Doyoung estaba muerto y los correos habían continuado


hasta hacía poco entonces eso sólo podía significar una
cosa.

Casi paralizado ante el giro de los acontecimientos


Jungkook volvió a retomar la llamada, su teléfono había
estado colgando a uno de sus costados y Youngmi
continuaba reclamándolo desde el otro lado de la
línea─ ¿Jungkook? ¿Sigues ahí?

Lentamente tragó saliva y respondió─ Sigo aquí. Qué...


¿Qué era lo que querías entregarme?

Jungkook casi la escuchó reírse a través del teléfono.

─ Ven a comisaría y descúbrelo tú mismo.

Soy consciente de que este capítulo es más corto que


los anteriores pero era necesario hacerlo así (sin
mencionar que no es que este sea demasiado corto
sino que llevo varios capítulos haciéndolos más
extensos pero debo recordar que originalmente eran
como 2K de largo eh)
Pido perdón de todas formas porque como de
costumbre no estoy satisfecha con el resultado
(además no han pasado muchas cosas interesantes) y
no sé, simplemente tenía ganas de actualizar ;-;

i missed u :c

Siento haber tardado tanto en actualizar pero hoy por


fin me han dado las notas y dejadme deciros que...
APROBÉ TODO A LA PRIMERA Y CON MEDIA
BASTANTE ALTA YAY

y ahora aún mejores noticias para vosotros...

ESTE CAPÍTULO INAUGURA EL MARATÓN FINAL DE


CATCH ME IF YOU CAN

No diré cuántos capítulos quedan porque así lo


quisisteis vosotrxs pero el final se acerca amigos, solo
aviso c:

Mis planes son dedicarme exclusivamente a este fic y


cuando lo termine ponerme con Ink, This Is War y Fate
que realmente quiero continuarlos...

(sobre todo Ink *cof cof* va a ser bien dirty *cof cof*)

A ver si consigo actualizar una vez a la semana o así


(aunque todavía tengo inglés y baile y quizás tarde algo
más pero lo intentaré)

♥♥♥ GRACIAS POR LOS MÁS DE 100K DE NUEVO Y


ESPERO QUE NOS VEAMOS PRONTO♥♥♥

PD. ¿Qué pasará ahora? ¿Qué hay de Tae? ;)

PD. PD. Cualquier error ya sabéis <3


28. Connection

AMADME(?

─ Estoy empezando a hartarme de este caso ─sentenció


Namjoon mientras se dejaba caer sobre el sillón de su
despacho.

Jungkook miró a su capitán con preocupación porque


definitivamente no era el único que estaba perdiendo la
cordura con este asunto. Lo que se había planteado
inicialmente como un simple homicidio había terminado
involucrando al propio Jungkook e incluso a Taehyung,
droga y quién sabe qué más.

Quizás todo habría sido más fácil si Taehyung no le


hubiese proporcionado coartada alguna, si lo hubiese
abandonado a su suerte. Quizás lo habrían suspendido de
su puesto, sí, pero con todas las meteduras de pata que
había hecho pensaba que lo merecía lo suficiente.

Había antepuesto sus intereses personales a su trabajo,


del que dependían muchas personas, su seguridad. Si lo
pensaba fríamente el propio catalizador de su vocación
había sido el hecho de querer averiguar la verdad sobre la
muerte de Heojoon ─otro interés plenamente personal─ y
hasta el momento no había tenido resultado alguno. Ni
siquiera después de tantos años había sido capaz de
revisar el expediente del caso ─eso sin mencionar la
desaparición del mismo que todavía flotaba como un
interrogante en el aire.
Jungkook sabía que debía ser imparcial, razonable y
meticuloso a la hora de analizar las evidencias, pero le era
tremendamente difícil serlo y su cerebro gritaba por
hacerse el loco, por intentar desechar esa descabellada y a
la vez más que probable posibilidad de que Taehyung
hubiese sido el que se llevó todo el material. El mayor ya le
había demostrado de lo que era capaz y Jungkook no sabía
hasta qué punto Taehyung estaba escondiéndole la
verdad.

Taehyung conoció a Heojoon, Jungkook estaba seguro


ahora, no como en aquel momento cuando desapareció el
expediente. ¿Lo había cogido él para intentar alejarlo de un
recuerdo que era doloroso para ambos? ¿Para protegerlo
de algo que quizás solo conseguía frenarlo en el pasado en
lugar de dejarlo avanzar con su propia vida? ¿O porque
había más detrás de su muerte de lo que él estaba
dispuesto a revelar?

No tenía forma de saberlo.

Sólo Taehyung podía darle las respuestas que buscaba y


Jungkook quería obtenerlas de él, que saliesen de sus
labios voluntariamente para poco a poco construir un
pequeño hilo de confianza que los uniese. No sabía cuánto
tiempo le costaría conseguir que Taehyung se abriese a él
pero Jungkook estaba convencido de que era lo que
necesitaba y más aún: lo que quería.

Definitivamente había alcanzado un punto de inflexión en el


que estaba planteándose tomar decisiones que nunca
pensó que siquiera se pasarían por su cabeza; pero
situaciones desesperadas a veces requieren medidas
desesperadas.

Y esta era una de esas situaciones.


─ Déjeme entonces que recapitule ─Jungkook habló por
fin. Namjoon hizo un ademán con su mano de mala gana,
indicándole que procediese─ Los perros encontraron una
pequeña cantidad de droga en casa de Seok Hwa bajo una
de las baldosas del baño ─Namjoon asintió─ Sin embargo
ya es demasiado tarde para analizar la droga que Youngmi
parecía haber ingerido aquella noche porque no deja casi
rastro en el torrente sanguíneo, mucho menos después de
días. Aun así, a primera vista parece la misma, con los
mismos efectos que vi en Youngmi aquel día.

─ Correcto, pero no tenemos evidencia alguna para


probarlo.

─ Pero señor, el hecho de que Youngmi se haya auto-


exculpado del crimen nos dice mucho. Antes incluso de que
nosotros supiésemos que las pistas en el apartamento de
Seok Hwa nos llevarían hasta ella, ya estaba preparando la
declaración escrita. Sabía que tarde o temprano
encontraríamos una conexión.

─ Lo sé, Jungkook. Entiendo tu razonamiento, pero no


tenemos más pruebas sólidas y es lo que se pide desde
arriba. Necesitamos que ella admita tener algo que ver con
la muerte de su marido, que confiese tener algún tipo de
relación o conexión y el porqué de esa conexión, si no, no
será válido, mucho menos delante de un juez.

Y lo cierto es que a pesar de que el movimiento de


Youngmi parecía estúpido, no les había proporcionado
nada sólido en su contra. Lo único que había conseguido
era descolocar aún más a los agentes.

Cuando Jungkook recibió la llamada y la joven le pidió que


fuese a la comisaría, Namjoon lo mandó para allá. ¿Por
qué razón el menor no hacía más que ir y venir? Pensó que
se encargaría de la protección de Taehyung, que serían
días tranquilos sin viajes de un lado para otro, mucho
menos que el caso se enredaría aún más. Pero cuando
llegó a la comisaría y Youngmi le entregó eso que tan
fervientemente había insistido que viese con sus propios
ojos, Jungkook no pudo estar más confuso.

Youngmi le entregó una declaración escrita en la que


culpaba abiertamente de todo a Seok Hwa y se eximía de
cualquier responsabilidad.

Y tan pronto como Seok Hwa se enteró de que intentaban


ponerlo tras barrotes de metal, decidió arrastrar a Youngmi
con él costase lo que costase.

Así había resultado todo, y ahora era la palabra de


Youngmi contra la de Seok Hwa.

Considerando la reputación de la joven y su dinero


─heredado del testamento de su difunto marido, por
supuesto─ Jungkook estaba seguro de que tenía más
posibilidad de salir exenta que Seok Hwa. Definitivamente
podía pagarse un buen abogado, no como el hombre, que
además había admitido abiertamente la posesión de
drogas, mientras que Youngmi se negaba a admitirlo y sólo
tenía la palabra de Jungkook en su contra.

Era de nuevo su palabra contra la de Jungkook.

Youngmi alegaba que Seok Hwa era el cabecilla de todo y


que la había amenazado con hacerla daño si lo delataba.
Decía haber visto incluso cómo Seok Hwa asesinaba a
Nam, los encontró con las manos en la masa, forcejeando,
pero cuando Seok Hwa terminó matándolo y ella como
testigo, éste le dijo que fuese inteligente y mantuviese la
boca cerrada o sería peor para ambos. Todo se había
mantenido así hasta que, después de enterarse de que la
policía había dado con él, Youngmi se sintió lo
suficientemente audaz como para quitarse su máscara de
víctima y dar la cara. Al no tener antecedentes previos
y simplemente ser cómplice al mantenerlo en secreto,
podía salir bastante bien parada, quizás incluso con unos
pocos meses de cárcel de los que se libraría fácilmente
pagando una nimia fianza.

Seok Hwa por otro lado decía ser una mera pieza de
Youngmi. Nam le debía dinero y él quería aclarar las
cuentas, recuperarlo como le había prometido el
empresario. La mujer estuvo de acuerdo en que le metiese
algo de miedo a su marido y cuando todo se torció no se
mostró afectada en absoluto y en su lugar responsabilizó a
Seok Hwa de todo y cortó cualquier lazo que pudiese
relacionarlos. Seok Hwa decía haber sido incluso mandado
por Youngmi a la sucursal en la que estaba la caja fuerte
de Nam Doyoung y una vez se vio allí no esperó encontrar
a Jungkook, mucho menos ser detenido.

Todo seguía siendo tremendamente extraño. Youngmi


había cortado de raíz los hilos que pudiesen relacionarla
con Seok Hwa pero no había dudado ni un segundo en
admitir esa conexión cuando se enteró de que habían
cogido al hombre y de que no tardarían mucho en dar con
ella.

Desde luego tenía varias variables cubiertas desde hacía


tiempo, se notaba que estaba preparada por si se daba la
ocasión y su barco comenzaba a hundirse. Había
construido un bote salvavidas con suficiente antelación.
Definitivamente un movimiento muy inteligente.

Y ahí llegaba otra de las piezas que no le encajaban a


Jungkook.

─ Señor ─llamó la atención de su capitán. Namjoon giró su


silla para quedar de cara a su escritorio y el menor tomó
asiento al otro lado─ ¿No cree que el comportamiento de
Youngmi es algo extraño?
Namjoon elevó una ceja─ Creo que no te estoy
entendiendo, Jungkook. Es obvio que sacar esta baza de la
nada nos deja con las manos atadas.

─ No, sí ─Jungkook se trabó con sus propios pensamientos


y se vio obligado a parar un segundo para relajarse─ Lo
que quiero decir es que esta Youngmi que estamos viendo
no se parece nada a la que hemos visto hasta ahora.

Namjoon abrió sus ojos con interés─ Explícate.

─ Como alguien que la ha visto en su entorno, y ya no sólo


por su comportamiento sino por sus propias palabras, la
señorita Youngmi no es calculadora como parece ser
ahora. Yo, que la observé en su momento de
vulnerabilidad, ahí parecía una mujer frágil y ella misma dijo
haber sido usada más de una vez, manipulada incluso.

Su capitán pareció entender por dónde iban los tiros─


¿Quieres decir que no podemos asegurar que estas
acciones que está llevando a cabo sean de su propia
voluntad?

─ Bueno, obviamente son voluntarias, nadie está


apuntándola a la cabeza con una pistola que sepamos
─Jungkook rascó su nuca─, pero nadie garantiza tampoco
que alguien no esté moviendo sus hilos desde la oscuridad.
Quizás sea parte de algo más grande que todavía somos
incapaces de ver, señor.

─ Veo realmente viable tu teoría, es más, la señorita


Youngmi podría estar cubriendo a alguien. Protegiéndolo
─puntuó─ ¿Pero quién sería tan importante para ella como
para dejarse encarcelar en su lugar?

Taehyung, gritó su mente. Y Jungkook no pudo hacer otra


cosa más que agitar ligeramente su cabeza para alejar
esos pensamientos.
─ Sé que suena descabellado, señor, aún más ahora que
Youngmi parece haber puesto sus cartas y supuesto
ingenio sobre la mesa, pero creo que quizás podría
conseguir sacarle algo.

Namjoon rió suavemente por lo bajo y Jungkook no pudo


evitar sentirse un poco ofendido─ ¿Y cómo piensas hacer
eso? ¿Hay alguna razón por la que a ti te diría algo que a
nosotros no?

Jungkook quiso demostrar a su capitán que se equivocaba,


que realmente era capaz de hacerlo, pero lo cierto es que
no había nada que le asegurase cien por cien que iba a
salir bien. La única información que Jungkook consiguió
obtener de la mujer fue porque no estaba en las
condiciones adecuadas.

─ No, señor ─admitió, sintiendo la amargura de las


palabras en su garganta.

─ Entonces dejemos eso de lado por ahora, ¿de acuerdo?


─tan pronto como Namjoon comenzó a hablar unos golpes
en la puerta se superpusieron a su voz─ Adelante.

Jimin asomó entonces la cabeza por la puerta, su pelo


castaño cubrió parte de sus ojos─ Tienes visita, Jungkook
─sonrió en dirección al menor y después cerró rápidamente
la puerta no sin antes decir─ Te espera en tu puesto.

Jungkook apenas tuvo tiempo de dar una respuesta


afirmativa─ Por favor, señor piense lo que le he dicho.

Namjoon hizo un gesto amable en dirección a Jungkook y


después le indicó que se marchase─ Lo haré, Jungkook.

El moreno hizo una reverencia y después salió del


despacho de Namjoon. Realmente quería demostrarle que
era capaz de conseguir que Youngmi cayese en su trampa,
que dijese la verdad, pero no veía a su capitán siquiera por
la labor de dejarle intentarlo. Jungkook se movió en
dirección a su mesa, arrastrando sus pies de mala gana y
resguardando sus manos en los bolsillos.

¿Cómo estaría Taehyung? Jungkook casi podía verlo en su


cabeza tirado en el sofá de los muelles mortales con las
piernas mirando al techo y su cabeza boca abajo,
abrumado por el aburrimiento a causa de estar solo en
casa ─y de no tenerlo allí para burlarse un rato de él.

Como el menor caminaba con sus ojos puestos sobre sus


pies, notó en seguida en el cambio del color de las
baldosas que había llegado a la zona en la que se
encontraba su puesto. Levantó su mirada y como dos
imanes sus ojos se clavaron en aquella sonrisa. Aquella
sonrisa rectangular que tan pronto como Jungkook entró en
la sala lo recibió con los brazos abiertos.

Comenzaba a hacer frío en las calles y se podía notar


perfectamente en la forma en la que estaba vestido
Taehyung. La ropa ligera que alguna vez había llevado
había sido sustituida por un abrigo de tono gris más bien
largo, y una camisa lisa color vino que desaparecía dentro
de sus pantalones. Jungkook casi se deslumbra del brillo
que desprendían sus zapatos negros.

Ese hombre irradiaba luz propia.

─ Wow... ─Jungkook no pudo retener el sonido en su


cabeza. ¿Había algún tipo de situación especial por la cual
Taehyung se había arreglado tanto? Porque el menor
juraba no haberlo visto tan... eh, arreglado. Nunca.

Taehyung simplemente sonrió de nuevo, echando otro


vistazo a su propia ropa de arriba a abajo. Después volvió a
los ojos de Jungkook, que seguían más abiertos de lo que
deberían estarlo─ ¿Hay algo más que quieras añadir a
tu wow? No cuestiono tu elección léxica, pero te resto
puntos por la creatividad.

─ ¿Qué haces aquí, Tae? Deberías estar en el


apartamento ─afortunadamente Jungkook consiguió volver
a sus cabales y limpiar de su cabeza la imagen sonriente y
deslumbrante de Taehyung por todos lados.

─ Iba en serio cuando te dije que te echaba de menos,


¿sabes?

El moreno hizo un gran esfuerzo por no sonreír ante sus


palabras, pero fracasó de forma vergonzosamente
estrepitosa.

─ Para, Tae, por Dios ─Jungkook tapó la boca de


Taehyung. Realmente deseaba que ninguno de sus
compañeros hubiese escuchado eso, pero cuando
Taehyung rodeó la cintura de Jungkook con sus brazos y
pegó sus cuerpos el menor tuvo algo nuevo de lo que
preocuparse.

─ No te avergüences, Jungkook ─Taehyung estaba


intentando permanecer impasible pero su sonrisa se hacía
camino fácilmente─ Recuerda que nos han visto hacer
cosas peores.

Por mucha seriedad que Jungkook intentase mantener, sus


palabras lo hicieron bufar y terminó con su rostro apoyado
─más bien escondido─ en el pecho de Taehyung,
buscando ocultar el color rojo que casi con total seguridad
cubría en ese momento su cara. Y a pesar de todo, a pesar
de estar escondido para no ver a nadie, Jungkook sintió a
Taehyung sonreír contra su coronilla cuando lo envolvió
con sus brazos.

─ No pares, parece que esos tíos por fin se están poniendo


incómodos ─murmuró Taehyung, se refería a los dos
hombres que lo habían escoltado en su ausencia─ Llevan
toda la mañana siguiéndome y he sido incapaz de
quitármelos de encima.

Jungkook carcajeó todavía entre los brazos de Taehyung y


después de salir del abrazo, echó su pelo para atrás con la
intención de dirigirse hacia los dos agentes ─y sus
compañeros─ que habían escoltado al mayor durante la
mañana.

─ Muchas gracias por vuestro trabajo. Podéis ir a


descansar, yo me encargaré de él ahora. Después de todo
debería ser yo el que cuidase de él ─Jungkook brindó una
sonrisa a Taehyung de nuevo y después a sus
compañeros, que se despidieron con una reverencia
rápida.

─ Menos mal, pensé que me volvería loco ─resopló─ Me


he sentido observado mientras me duchaba, ¿vale? Y no
es que yo sea un paranoico ─Taehyung se dejó caer en la
silla de Jungkook y el moreno se apoyó ligeramente en su
mesa para darle la cara─ ¿Qué tal has pasado tú la
mañana, Jungkook?

─ Mas o menos como tú, volviéndome loco también, pero


por el caso ─el menor echó la cabeza hacia atrás y miró al
techo, sujetándose con fuerza al borde de la mesa en la
que estaba apoyando su peso─ Youngmi parece ser ahora
una pieza clave, pero dudamos que vaya a decirnos la
verdad. Se mantendrá fiel al abogado que seguro ya tiene
contratado.

─ ¿Y qué pensáis hacer ahora?

─ He intentado convencer a mi capitán para que me deje


intentar hablar con ella, pero no parece estar muy a favor
de mi idea. Creo que no me cree capaz de hacer que
confiese algo relevante.
─ Apuesto a que hasta yo podría hacerlo ─Taehyung bufó─
De hecho soy yo a quien buscan, ¿cierto? Más fácil no
puede ser, sin mencionar la labia que tengo. Dame unos
minutos y la tendré a mis pies.

Jungkook elevó una ceja en su dirección y se encontró con


el rostro sonriente de Taehyung, observándolo fijamente y
luego paseando por la comisaría.

─ No es tan sencillo, Tae. Youngmi probablemente ya sabe


que estás cooperando con nosotros y no creo que confíe
en un completo desconocido para contarle si tuvo algo que
ver o no en la muerte de su marido ─Jungkook explicó
mientras miraba al techo de nuevo─ Solo tenemos que
encontrar otro camino libre que poder considerar, estoy
seguro de que todavía hay muchas pistas que nos pueden
llevar a la verdad sin necesidad de jugárnosla viendo qué
revela o no.

Jungkook se mantuvo en silencio por unos segundos


esperando algún tipo de reacción por parte del mayor, pero
la respuesta de Taehyung nunca llegó. Giró su rostro para
ver qué sucedía con él y cuando lo hizo se sorprendió al
ver que Taehyung ya no estaba más sentado en la silla.

─ ¿Tae? ─Jungkook se levantó de un bote de la mesa y


buscó con su mirada la figura de Taehyung por la sala.

No tardó en encontrarlo. Estaba hablando con uno de los


agentes y haciendo una rápida reverencia mientras echaba
a correr por el pasillo principal. Jungkook no quería
imaginar qué tramaba ahora Taehyung, pero por desgracia
lo había escuchado en la distancia preguntar dónde se
encontraba el despacho de Namjoon. Y eso daba cualquier
cosa a Jungkook menos buena espina.
─ ¡Taehyung, vuelve aquí! ─Jungkook gritaba ─todo lo que
le permitía la situación─ al mayor, persiguiéndolo en la
distancia.

Para su desgracia el moreno vio delante de sus ojos cómo


Taehyung llamaba a la puerta de su capitán y entraba sin
dudarlo. Jungkook corrió todo lo rápido que pudo, incluso
esquivando a Jimin con ─como de costumbre─, una pila de
papeles más grande que él mismo por el camino. Cuando
llegó a la puerta golpeó primero al igual que había hecho
Taehyung y luego se hizo paso mientras prácticamente
gritaba a su capitán.

─ ¡No le escuche, señor! Sea lo que sea lo que le ha dicho


no le haga caso ─Jungkook rodeó a Taehyung por los
hombros y cubrió su boca rápidamente para que no dijese
una palabra más.

Namjoon lo miró extrañado─ Todavía no ha dicho nada,


Jungkook. Pero hazme el favor y relájate. Deja al chico que
se explique.

Jungkook miró en dirección a Taehyung, que todavía tenía


la boca tapada por su mano. Taehyung elevó una ceja
esperando que Jungkook obedeciese las órdenes de su
superior y cuando el moreno lo hizo, Taehyung no pudo
evitar mostrar sus colmillos con satisfacción.

─ Capitán Namjoon, si no recuerdo mal ─estiró ligeramente


su ropa.

─ En efecto. ¿Qué le trae de nuevo por aquí, señor Kim?


─Namjoon se levantó de su asiento y le tendió la mano
amablemente.

─ Primero de todo perdone los modales de Jungkook. Creo


que ya es hora de que alguien le enseñe algo de disciplina
─Taehyung le echó una mirada fugaz por encima del
hombro y Jungkook no sabía si llevaba segundas
intenciones o si su cabeza ya había empezado a
tergiversar las palabras de Taehyung cada vez que abría la
boca.

Namjoon volvió a sentarse y apoyó ambos brazos sobre su


escritorio─ Por ahora en lo que se refiere a su trabajo,
estamos bastante satisfechos.

─ Me alegra oír eso ─Taehyung tomó asiento frente a


Namjoon─ Discúlpeme, me voy por las ramas ─aclaró su
garganta─Quería excusar también el hecho de que no he
podido evitar preguntarle a Jungkook cómo le ha ido el día
y me ha dicho que están pasando por alguna dificultad con
el caso.

─ Sí, así es ─admitió.

Taehyung se inclinó hacia delante─ Me gustaría hacerle


una sugerencia ─tan pronto como las palabras
abandonaron sus labios Namjoon elevó una ceja con
evidente interés y curiosidad.

─ Soy todo oídos.

Taehyung sonrió con satisfacción y después se recostó


sobre la silla adoptando una postura despreocupada─
Jungkook me ha dicho que usted no parece estar muy de
acuerdo con que él hable con la señorita Youngmi.

─ Así es. Youngmi es consciente de la completa


cooperación de Jungkook con la policía. No la creo tan
estúpida como para revelarle la verdad.

─ Estoy completamente de acuerdo con usted ─concordó─


Por eso me gustaría pedirle permiso para poder hacerlo yo.

Namjoon sonrió, completamente sorprendido con la


propuesta─ ¿Usted?
─ Le garantizo que funcionará.

─ Le agradecería que me ilustrase con sus razones para


pensar eso.

─ Usted dijo que yo era el objetivo de quien fuese que


intentó inculpar a Jungkook. Puedo acercarme a ella y
simplemente preguntarle cuan relacionada está con la
muerte de su marido, fingir que yo solo quiero asegurarme
de que no corro peligro alguno a su alrededor.

Jungkook tenía miedo porque su capitán parecía interesado


en el nuevo giro de los acontecimientos─ Continúa.

─ Yo soy una víctima más, usadme a mí. Ya he probado mi


labia y habilidad de persuasión con ella antes y se nota a la
legua lo manipulable que es. Necesita alguien que guíe sus
pasos como hizo su marido mientras estuvo con ella
─expuso─ Además, puede parecer astuta pero lo cierto es
que se ve la desesperación en sus ojos. Busca constante
aprobación.

Namjoon se quedó sin palabras, al igual que Jungkook.


¿Desde cuándo Taehyung era tan bueno analizando a las
personas?

─ Por favor. Déjeme intentarlo ─insistió.

Namjoon se levantó de la silla y se puso de cara al mirador,


dándoles la espalda. Jungkook no escuchaba más que una
retahíla de por favor que diga que no por favor que diga
que no en su cabeza. Su capitán parecía estar meditándolo
seriamente y esa idea no le gustaba.

─ Está bien ─sentenció, sus palabras clavándose como


puñales en el pecho de Jungkook.

─ ¿Cómo que está bien? ─casi salta sobre Namjoon, y


cuando éste le devolvió una mirada asesina, el menor se
dio cuenta de que había olvidado las formalidades─ Señor
─rectificó.

─ ¿Cuál es el problema, Jungkook?

─ No creo que sea adecuado poner a Taehyung en esa


situación de riesgo. Él mismo lo ha dicho, es el objetivo.
Quién sabe lo que pueden intentar contra él.

─ No saldrán de la comisaría, Jungkook. Estate tranquilo


que nada malo pasará a Taehyung.

Para ser sincero, eso no le daba más tranquilidad.

Jungkook no quería callarse, no quería dejar que pasasen


por encima suyo pero su capitán no parecía dispuesto a
cambiar de opinión ahora.

─ Decidido entonces ─se encaminó rápidamente hacia la


salida─ Usemos esta oportunidad como última baza.
Taehyung, acompáñame, vamos a ponerte el micro y a
prepararlo todo.

Jungkook miró con odio a Taehyung. ¿No podía contar por


una vez con él? ¿Con su opinión? Namjoon salió del
despacho visto y no visto y Taehyung y Jungkook quedaron
solos en la sala. El menor miraba enfadado sus zapatos y
de repente percibió los de Taehyung en su campo de
visión.

Un par de manos tomaron su rostro y lo elevaron. Jungkook


se encontró con los ojos de Taehyung, brillantes, y le
devolvió la mirada sólo que mucho más fría. De la nada
Taehyung acercó su nariz a la de Jungkook y después dejó
un suave beso en la punta como había hecho esa misma
mañana.

Estaba molesto sí, ¿pero es que todavía Taehyung no se


acordaba de que también tenía labios?
─ Volveré sano y salvo, Jungkook. Sólo espera y verás
─murmuró.

Taehyung sonaba dulce ─tremendamente dulce de


hecho─, pero Jungkook no quería tirar su fachada de
enfado tan rápidamente así que simplemente respondió
con tono severo.

─ Más te vale.

Taehyung elevó las comisuras de sus labios ante el ─en su


opinión─, adorable enfado fingido de Jungkook.

─ En cuanto todo esto termine, volvamos a casa, ¿de


acuerdo?

POR LA RAP MONJA LA ÚLTIMA VEZ QUE FUI TAN


RÁPIDA ESTÁBAMOS EN EL 2016 D:

Tengo que decir que este fin de semana he sido


─inexplicablemente─ productiva y en dos días he
escrito lo que antes solía escribir en un mes o dos :D

He hecho este capítulo de unas 4000 palabras y el


siguiente tiene más o menos la misma cantidad
(porque sí, DE ALGUNA FORMA TAMBIÉN HE
CONSEGUIDO TERMINARLO)

Lo cierto es que en tres o cuarto capítulos voy a tener


que volver a sacar a relucir unas habilidades que hace
mucho que no saco a pasear, no sé si me
entendéis ( °͡ ͜ʖ °͡ )

y estoy segura de que escribir ese capítulo me va a


llevar más tiempo, por lo que estoy muy contenta
habiendo adelantado tanto trabajo c:

ESTO ESTÁ EMPEZANDO A PARECER UN MARATÓN


DE VERDAD AY

Muchas felicidades a @catovkooksuarrr que hoy es su


cumpleaños y me pidió una actualización por su día
especial, MUCHAS GRACIAS POR DAR LOF A MI
HISTORIA Y ESPERO QUE LO PASES GENIAL♥

En el siguiente capítulo va a haber salseo (y bardo) así


que preparen sus palomitas jeje

DEN MUCHO AMOR A ESTA TXEKUK TRABAJADORA


Y NOS VEMOS PRONTO ♥♥

PD. Cualquier error ya sabéis ;)


29. Lie

MISSED ME(?

Jungkook no estaba de acuerdo en absoluto con la decisión


que había tomado Namjoon.

¿Y si poner a Taehyung en el punto de mira terminaba por


pasarles factura más adelante?

Quizás Youngmi no sería capaz de hacerle ningún daño ─o


sí─ , pero era más que probable que la mujer no estuviese
sola en esto y quien fuese que estuviese detrás de sus
movimientos no iba a estar contento con la actuación de
Taehyung. Primero exculpando a Jungkook gracias a su
coartada, después arrestando a Seok Hwa y ahora
consiguiendo que Youngmi escupiese la verdad y con
suerte terminase en la cárcel junto a su posible compañero.

Sí, definitivamente no iba a estar contento con Taehyung.

Y desde luego, si Jungkook fuese él, se aseguraría de


destrozarlo de la manera más horrible posible.

Jungkook no tenía certeza de qué tipo de intereses se


escondían realmente detrás de todo el asunto, pero
sospechaba que iba más allá de esa nueva droga
innovadora de la que tanto habían oído hablar los últimos
días pero que seguía siendo un interrogante en el aire.

─ Está todo listo, señor ─Jimin entró en la sala en la que


estaban esperando Namjoon y el menor. Ambos se habían
mantenido en silencio, principalmente por la negativa de
Jungkook hacia el plan que habían trazado su pareja y su
capitán.

─ Vamos a ello entonces ─Namjoon se levantó de la silla


en la que había estado sentado y se dirigió hacia la sala en
la que se encontraba Taehyung, ya con el micrófono y toda
la parafernalia colocada y lista para la acción.

Jungkook caminó detrás de él en silencio, porque, aunque


no estuviese de acuerdo con su iniciativa, quería estar en
primera fila y ser capaz de intervenir si la situación lo
requería. Nada malo le iba a pasar a Taehyung, no delante
de él.

─ ¿Estás listo, Taehyung? ─preguntó Namjoon una vez


estuvieron dentro de la sala.

─ Sí, nunca he estado más listo ─sonaba bastante seguro


de sí mismo.

─ Perfecto ─la satisfacción se apreció en el tono de voz de


su superior─ Vamos a explicarte qué es lo que tienes que
hacer, ¿de acuerdo?

─ Soy todo oídos.

─ Bien. Tan pronto como Youngmi entregó su declaración


escrita hace unas horas, la llevamos a la sala de
interrogatorios. Ella no ha salido de allí desde entonces
─Taehyung asintió. siguiendo el hilo de la explicación─
Vamos a darle un descanso para que tome un café, algo de
beber, y ahí es donde entras tú.

─ Entendido.

─ Simplemente entabla una conversación con ella, que sea


natural, hazle saber que has venido aquí para que te
interroguemos al igual que a ella y a partir de ahí ya tienes
tú libertad para continuar como desees.
─ De acuerdo.

Parecía haber entendido las instrucciones perfectamente.

Namjoon, sin embargo, puntuó un detalle más─ Si de


verdad sacamos algo útil de esto el abogado de Youngmi
probablemente intentará desacreditar la información
alegando que su cliente no era consciente de que estaba
siendo grabada, pero si conseguimos una confesión sólida
de su colaboración en el asesinato de Nam todo habrá
merecido la pena.

─ Hagámoslo entonces ─había clara determinación en su


tono de voz.

─ Simplemente entra en la habitación y comienza a hacerte


un café o algo, unos minutos después la señorita Youngmi
debería llegar hasta ti. El resto está en tus manos para que
hagas tu magia.

Taehyung hizo una reverencia rápida─ No le decepcionaré,


no se preocupe.

─ Buena suerte, Taehyung. Cuando estés listo,


comenzamos ─Namjoon se dirigió a la puerta y salió de la
sala, dejando al mayor a solas con Jungkook. Y a pesar de
ser dos personas en la habitación, el silencio tenía mucha
más presencia que ellos.

Taehyung fue el primero en romper la ausencia de sonido─


Jungkook, no me culpes por intentar revelar la verdad.

El menor rió, pero no sonó como una risa genuina─


¿Sabes? Realmente no te entiendo, Taehyung.

El mayor hizo algo parecido a una mueca, elevando sus


cejas desconcertado─ ¿De qué hablas?
─ Te metes en mi vida como un huracán, negándote a
contarme nada sobre ti, ¿pero ahora quieres revelar la
verdad sobre algo que no tiene relación alguna contigo?
─reprochó, quizás en voz demasiado alta─ ¿Por qué tanto
interés de repente?

─ Se llama proteger las cosas que me importan y por si no


lo sabes tú estás entre ellas y tan involucrado en esto como
yo ─Taehyung parecía realmente molesto─ ¿Te olvidas
acaso de que alguien está, literalmente, intentando cargarte
con un muerto? ─elevó el tono aún más, acercándose al
menor─ Alguien te quiere entre rejas Jungkook,
pudriéndote en un agujero oscuro y si quieres que le deje
hacerlo, espera sentado, porque primero tendrá que pasar
por encima de mí.

Jungkook se quedó mudo ante sus palabras, la


determinación de sus facciones lo paralizó por completo
pero finalmente fue capaz de responder con un hilo de voz.

─ Perdóname. Solo tengo miedo, Tae. Miedo porque siento


que puedo proteger a mucha gente pero no a ti. No todo lo
que me gustaría. Y no quiero pensar qué haría si te pasase
algo malo.

Taehyung hizo viajar su mano hasta el rostro de Jungkook


y acarició la mejilla con sus nudillos─ Sé que es difícil
confiar en mí y considero que no tengo derecho a pedirte
que lo hagas. Yo si fuese tú tampoco lo haría.

El menor se sintió inexplicablemente dolido─ No digas eso.

─ Es la verdad, Jungkook. Y es lo que tú haces. Sé que en


el fondo no confías en mí, que me tienes en el punto de
mira constantemente, que estás atento a mis movimientos,
y no te culpo por ello. Al contrario. No sabes lo orgulloso
que estoy de ti ─Taehyung sonreía, pero las sensaciones
que despertaban en Jungkook no tenían ningún ápice de
alegría─ Siempre lo he estado. Y sé que si alguna vez te
falto serás lo suficientemente fuerte para levantarte y
seguir, porque ese eres tú y siempre has sido así.

El menor buscó sus ojos, intentaba comprender de qué


demonios hablaba─ ¿Qué estás diciendo, Tae?

─ Sólo necesito que me prometas una cosa, Jungkook


─Taehyung tomó las manos de Jungkook entre las suyas y
las llevó hasta sus labios.

Se sorprendió a sí mismo respondiendo al instante.

─ ¿El qué?

Taehyung fijó sus ojos en él─ Prométeme que pase lo que


pasé avanzarás sin mirar atrás. Sabes que no me necesitas
para poder continuar tu camino, ni a mí, ni a Heojoon. No
necesitas a nadie, Jungkook, porque eres lo
suficientemente fuerte y siempre has sabido valerte por ti
mismo.

─ No entiendo qué quieres decirme.

Taehyung curvó sus labios en una tímida sonrisa─ No


tienes por qué entenderlo todavía. Cuando llegue el
momento lo sabrás y sé que no puedo pedirte que confíes
en mí pero, por favor, prométemelo ─apretó sus manos─
Prométeme que por muchas veces que te tropieces, te
levantarás. Con o sin mí.

Jungkook no sabía qué estaba pasando, mucho menos qué


era lo que debía decir. Pero lo que sí tenía claro era que al
menos quería que Taehyung no sintiese desasosiego ni
preocupación. Y si prometerle eso lo tranquilizaba entonces
no lo dudaría un segundo.

─ Lo prometo, Tae.
El mayor sonrió complacido con la respuesta─ Me gustaría
poder decir que siempre voy a estar a tu lado, Jungkook,
cuidando de ti.

El moreno soltó una suave carcajada─ Puedes intentarlo.

─ Sé que puedo, y realmente me gustaría, pero hay una


cosa como mínimo que nos puede separar en un segundo.

─ ¿El qué?

Taehyung estaba más serio que nunca y la atmósfera


parecía haberse arruinado por completo, el aire era pesado
a su alrededor.

─ La muerte.

Su sonrisa se borró, y sus palabras se sintieron peor que


una patada en el estómago. Jungkook no tenía ni idea de
qué estaba pasando, pero tenía miedo, mucho miedo de
repente.

Antes de que pudiese pedir ninguna explicación, Taeyhung


ya estaba preparándose para irse.

─ Deséame suerte, Kookie. Y recuerda, cuando todo haya


terminado ─Taehyung lo abrazó y después susurró en su
oído─ cuando todo haya terminado, volvamos a casa, ¿sí?

Jungkook asintió realmente desconcertado mientras


Taehyung todavía sostenía delicadamente su rostro entre
sus cálidas manos. El mayor curvó ligeramente las
comisuras de sus labios y después dejó un suave beso
sobre la frente de Jungkook. No supo por qué, pero sintió
que su alma se partía un poco cuando percibió el vació del
mayor, primero alejándose de él y luego saliendo por la
puerta.
Se quedó allí parado en medio de la sala, sintiendo la zona
de la piel en la que Taehyung había posado sus labios
vibrar. ¿Qué acababa de pasar?

Se sentía un poco mareado incluso, sus piernas se


tambaleaban, pero tampoco tenía tiempo para quedarse allí
como un pasmarote. Jungkook se dio unos segundos para
inspirar y espirar y después salió por la puerta justo como
había hecho Taehyung. Caminó hasta la sala en la que
Namjoon monitorearía todos los movimientos del mayor.
Habían pensado proporcionarle un auricular para que
pudiesen ir dándole instrucciones, pero Taehyung pidió
expresamente que por favor no le pusiesen uno. Había
dicho que no quería escuchar varias voces dándole
órdenes, que al final sería contraproducente y solo
conseguiría distraerlo de su tarea principal. Por ello, ahora
únicamente podían verlo y escucharlo al contrario que él,
que se encontraba completamente solo en la sala sin nadie
que lo guiase.

Jungkook entró y vio una fila de varias pantallas que


mostraban la habitación en la que ya se encontraba
Taehyung desde distintos ángulos.

─ Casi voy a buscarte, Jungkook. ¿Por qué has tardado


tanto? ─cuestionó Namjoon.

─ Lo siento, señor ─Jungkook se excusó como pudo─


Quería desearle suerte a Taehyung.

─ Te he notado realmente preocupado antes. No hay


necesidad de que te pongas así. Taehyung va a estar
perfectamente, te lo aseguro ─el menor sonrió de la forma
más convincente que pudo pero estaba seguro de que
había parecido más una mueca que un gesto sincero.

─ Lo sé, señor.
De repente, Namjoon llamó la atención de Jimin y Yoongi
─a quienes Jungkook no había visto cuando entró en la
sala─ Youngmi está dentro ─había seriedad y
profesionalidad en su tono.

Ambos se sentaron frente a las pantallas y Yoongi


comenzó a teclear rápidamente─ Estamos listos, señor.

─ Bien, que comience la cacería ─Namjoon curvó sus


labios con la emoción de un cazador a punto de atrapar a
su presa.

La sala en la que estaban, que había estado anteriormente


sólo perturbada por el silencio, se llenó del sonido
proveniente de la habitación en la que se encontraba
Taehyung, del sonido de sus uñas repiqueteando sobre la
mesa.

─ Oh, hola ─saludó Youngmi con una reverencia cuando


entró y vio a Taehyung sentado en la mesa central de la
sala tomando un café tranquilamente.

─ Buenos días.

─ Kim Taehyung, ¿cierto? ─la mujer sonrió en dirección al


mayor mientras se adentraba un poco más a la sala con
algo de timidez.

─ Buena memoria la suya.

─ Muchas gracias, suelen decírmelo ─Youngmi mantuvo


una pequeña sonrisa y tomó asiento frente a Taehyung, no
parecía tener intención de tomar nada.

─ ¿Se encuentra bien? Se la ve algo decaída ─el mayor


murmuró de forma desinteresada mientras tomaba un
sorbo de su café.
─ Una mañana larga, es todo ─sobó su hombro derecho
sobre el vestido negro que llevaba puesto en un gesto de
cansancio.

Taehyung le brindó una perfectamente natural sonrisa de


comprensión─ Dígamelo a mí, llevo aquí toda la mañana
siendo interrogado.

─ Vaya, parece que ya somos dos.

─ Disculpe mi atrevimiento pero supongo que es su difunto


marido la razón por la cual está aquí.

Youngmi resopló ligeramente y después apoyó la cabeza


sobre la palma de su mano. Su larga melena negra se
movió y su vestido oscuro corto se subió ligeramente
cuando cruzó sus piernas bajo la mesa.

─ No se preocupe, supongo que es algo obvia la razón por


la que estoy aquí ─le restó importancia─ Simplemente
quiero que todo este asunto termine y encarcelen al
responsable de una vez.

─ Se la ve convencida de quién lo hizo.

─ Estoy más que convencida, los vi delante de mis ojos


─aseguró.

─ Ha debido ser duro, la muerte de su marido quiero decir.

─ No se crea, era más una unión con intereses que un


matrimonio. Eso sin mencionar la diferencia de edad.

Taehyung elevó una ceja mientras escondía su sonrisa tras


la taza y daba un sorbo─ Desde luego está usted en la flor
de la vida. A ese anciano le tocó la lotería cuando se casó
con usted.
Un repentino rubor se extendió por las mejillas de la mujer,
que hizo amago de cubrirse la cara y Jungkook quiso entrar
y estampar a Taehyung contra la pared.

¿Estaba acaso coqueteando con ella? ¿Con una


sospechosa de homicidio?

Jungkook escuchó a Jimin silbar y eso le molestó aún más.

─ Soy un estúpido, perdóneme. Nunca debí decir eso ─se


disculpó Taehyung.

La mujer agitó sus manos frente a ella mientras se


colocaba recta, sus zapatos de tacón negro resonaron en la
sala─ No se preocupe. Es agradable escuchar algo bonito
de vez en cuando.

─ Debería beber algo y relajarse. No hace falta que tome


un café como yo, puedo prepararle un té si gusta. No es
ninguna molestia.

Youngmi sonrió tiernamente─ No se preocupe, lo haré yo


misma. Gracias por la oferta, aun así. Es todo un detalle
por su parte y usted un caballero.

La mujer se levantó de su silla y Jungkook quiso gritarle


que ya era hora de que se preocupase un poco por la altura
a la que se estaba subiendo su vestido. Entraría ahí él
mismo si hacía falta y le podría una vestimenta de monja y
un rosario en las manos. Después, la rociaría con agua
bendita y la mandaría de camino al convento.

Youngmi tomó una taza de la encimera de la sala y vertió


agua caliente en el recipiente hasta que estuvo lo
suficientemente llena, casi rozando el borde. Echó su pelo
hacia atrás, dejando la piel de porcelana de su cuello al
descubierto. Después buscó con la mirada alguna bolsita
de té, sin éxito.
─ En la estantería superior ─le indicó Taehyung sonriendo.
La postura casual en la que estaba sentado ─piernas
cruzadas y brazo apoyado en el respaldo─ mientras miraba
el pequeño cuerpo de la mujer de espaldas, de arriba
abajo, estaba haciendo que la vena del cuello de Jungkook
se hinchase vertiginosamente.

Youngmi giró el rostro y le brindó a Taehyung una sonrisa


por encima de su hombro. Abrió la estantería tal y como le
había indicado el mayor y después, sus cejas se fruncieron
ligeramente: al abrir la estantería vio que ésta tenía varias
repisas y las bolsitas de té se encontraban en la más alta.
Era obvio que no llegaba a cogerlas.

Se puso de puntillas sobre sus tacones oscuros de


plataforma, estirando sus dedos todo lo que pudo hasta
que sintió sus yemas rozar la caja, sin embargo, eso era lo
máximo que alcanzaba a hacer. Hizo de nuevo un intento y
se sorprendió a sí misma jadeando cuando sintió el cuerpo
de Taehyung detrás de ella, pegado completamente por la
espalda mientras cogía con facilidad la caja y la dejaba
sobre la encimera.

─ Podría haberme pedido ayuda, ¿sabe? ─Taehyung habló


sobre el oído de la mujer, todavía presionado
completamente contra su espalda─ No muerdo apenas.

Jungkook, que había agarrado un lápiz para darlo vueltas y


calmar sus nervios, se dio cuenta entonces de que la pieza
de grafito ya no existía más. Se había cargado el lápiz,
justo por la mitad.

Quería entrar ahí. Oh, sí quería entrar.

Quería entrar y gritarle a esa mujer en la cara que no se


acercase a Taehyung, porque Taehyung ya tenía a alguien
a quien coger el té de repisas altas y ese era él, no ella.
Espera.

¿De verdad quería transformar la mentira en la que todos


vivían en su realidad? ¿Quería que Taehyung fuese su
pareja realmente? ¿De manera oficial?

El menor volvió a la realidad cuando observó a Taehyung


en la pantalla prácticamente rodeando el pequeño cuerpo
de Youngmi con sus brazos y contra la encimera mientras
ella todavía permanecía de espaldas. Estaba
─supuestamente, porque Jungkook lo dudaba mucho─
ayudándola a preparar el té, metiendo la bolsita en la taza y
después, apartándola a un lado para no tirarla.

Youngmi no se movía, no hacía esfuerzo alguno por salir


del refugio que los brazos de Taehyung habían creado
alrededor de ella, pero sí se mantenía algo cohibida y
encogida entre ellos.

─ Vaya hombre. ¿Te conquistó así también, Kookie? ─se


burló Jimin.

Y Jungkook se habría reído ante la broma si no se hubiese


sentido tan identificado con la mujer en aquel momento.
Jungkook lo recordaba. Recordaba haberse sentido
abrumado por la presencia de Taehyung desde el primer
momento en que lo vio, todavía seguía sintiéndose de la
misma forma de hecho.

─ Creía que usted tenía algo con el agente Jeon ─murmuró


la joven, bajando lentamente la cabeza y mirando hacia sus
pequeñas manos apoyadas sobre la encimera de mármol.
Sus delicados dedos contrastaban con las grandes manos
de Taehyung que se encontraban también apoyadas,
aunque a cada lado de las suyas.

─ No realmente ─respondió con desdén.


Jungkook sintió un pinchazo en el corazón. Primero, porque
estaba seguro de que Youngmi podía sentir el caliente
aliento de Taehyung sobre la piel descubierta de su cuello,
sobre su oído y sobre su pronunciado escote. Imagen que
prefería ahorrarse ver.

Segundo, porque al contrario de lo que todos pensaban,


Taehyung no estaba mintiendo. Por una vez estaba
diciendo la verdad. Jungkook y él no eran nada y una vez
más el universo se lo recordaba.

Y lo peor es que no eran nada únicamente porque


Jungkook lo quería así.

─ Creía que estabais juntos ─la voz de Youngmi sonaba


cada vez más baja, casi en un susurro, probablemente por
la presencia abrumadora de Taehyung y la mujer se
sorprendió a sí misma perdiendo cualquier tipo de
formalidad con el mayor.

─ Simplemente juego con él ─dijo con calma.

Por fin Youngmi reunió la audacia suficiente como para


girarse y quedar de cara a Taehyung, aunque eso no
significaba que él hubiese dejado de acorralarla entre sus
brazos─ ¿Jugar?

─ No me diga que no le gusta jugar. A mí me encanta


─mostró sus colmillos en una sonrisa juguetona ─, y sé que
a usted también.

La mujer no pudo parecer más confusa─ ¿Qué quiere


decir?

─ Vamos, no me diga que no es divertido jugar con el


agente Jeon. Es genial, enriquecedor e increíble.
Tremendamente estimulante ver cómo sus expresiones se
descontrolan cuando ve que la situación se le escapa de
las manos, cómo sus pupilas oscuras vibran con
desesperación dentro de sus ojos ─las palabras de
Taehyung no hacían más que desconcertar a Jungkook, al
contrario que Youngmi, que parecía hipnotizada e incluso
embelesada con ellas─ Sé que lo probó. Y aún más, sé
que le gustó. Se sintió la reina del juego por una vez.

Youngmi se llevó una de sus pequeñas manos a la cabeza,


casi como si le doliese y después continuó─ No sé de qué
me habla.

─ Usted es como yo, no lo niegue ─insistió el mayor,


sonriente─ Tiene un aliado en mí. Simplemente déjelo salir,
sabe de qué hablo.

La joven pareció meditar en silencio, sus ojos fijos en


Taehyung, que estudiaba su cuerpo y reacciones con una
extraña e incluso espeluznante diversión.

─ Quizás tenga una ligera idea de lo que está hablando


─admitió finalmente.

─ Oh, sí la tiene. Se ve a la legua que le gusta manipular,


controlar ─continuó trazando su tela de araña en la que
Youngmi, definitivamente parecía estar cayendo poco a
poco─, aunque sospecho que casi le gusta más que la
controlen a usted, ¿me equivoco?

El cuerpo de la joven respondió con un sonrojo ante el


descaro característico de Taehyung, quizás ─de nuevo─ ,
con sus dobles sentidos.

─ Necesito hacerle una pregunta, señorita Youngmi


─prosiguió─ Necesito que me ayude.

─ ¿En qué podría serle yo de ayuda? ─la mujer no parecía


tener idea de por dónde iban los tiros.
─ Necesito que sea sincera conmigo ─puntuó, todavía
demasiado cerca de ella─, acerca de la muerte de su
marido.

Instantáneamente se puso a la defensiva─ Ya he dicho


todo lo que tenía que decir en mi declaración, no entiendo
qué más quiere que le diga.

─ ¿Ah no? Yo creo que sí me entiende. ¿Pretende acaso


que crea que no hay más detrás de todo esto? Sé que lo
hay, y sé que usted sabe que no es capaz de engañarme.

─ ¿Por qué iba a engañarlo?

─ ¿Mentir no es acaso una de las formas más sencillas de


garantizarse la supervivencia? ─Taehyung curvó las
comisuras de sus labios, divirtiéndose claramente con la
situación.

Por un momento pareció asustada─ ¿Qué quiere de mí?

─ No tengo intención alguna de revelarle información a la


policía, únicamente quiero saber la verdad, porque por
alguna razón he terminado involucrado en el asesinato de
su marido también. Sólo quiero una prueba, una garantía
de que estoy a salvo y que nadie quiere hacerme daño, al
menos por su parte.

─ ¿Cómo puedo saber que me está diciendo la verdad?

─ No puede, no puedo probárselo de ninguna forma al


menos. Pero no le debo nada en absoluto a la policía,
nunca estuvieron de mi lado cuando necesité ayuda y yo no
tengo por qué ser el bueno de la película y sí ayudarles a
ellos ─Taehyung hizo un además en su dirección─Usted
elige qué lado tomar.

Youngmi se mantuvo callada, mirando a Taehyung


fijamente a los ojos. Ambos se mantenían serios y nada se
escuchaba en el cuarto, aunque el mayor parecía incitarla
con una medio sonrisa que intentaba ocultar penosamente.
Finalmente, Youngmi habló de nuevo.

─ Está a salvo. Al menos ni Seok Hwa ni yo tenemos que


ver nada en ese asunto. Nuestros intereses viajan por un
camino completamente distinto. Él quería su dinero y yo,
librarme de mi marido.

─ Supongo que no es tan estúpida como para dejarse


atrapar ahora.

─ ¿Cree que una mujer como yo duraría mucho en la


cárcel? ─preguntó─ En realidad no es tanto negar que mi
colaboración en su asesinato, sino más bien quedar como
una simple cómplice para conseguir una pena mínima. Ya
soy consciente de que ir a la cárcel es inevitable llegados a
este punto, por ello solo intento salir airosa de la mejor
forma posible.

─ ¿Puedo hacerle una pregunta?

La joven se encogió de hombros, algo indiferente─


Adelante, al fin y al cabo ya he hablado más de lo que
debería.

¿Qué estaba haciendo Taehyung? Ya tenían la información


que necesitaban, la confesión. ¿Qué más estaba
buscando?

─ ¿Por qué mató a su marido? ─concluyó.

La joven bufó con incredulidad─ Porque era un infierno,


estar encadenada a un hombre que yo no amaba por el
resto de mi vida era insoportable ─Taehyung la miró,
compasión en sus ojos─ Me encontré con Seok Hwa un día
en el bufete, en Nam's Enterprise, y le pregunté qué venía
a hacer, a quién buscaba. No quiso explicarme nada hasta
que finalmente le dije que yo era su esposa.

─ ¿Le contó todo entonces?

─ Sí, me contó que mi marido le debía dinero de droga y


que venía a recuperarlo. En ese momento me sentí
horrible, porque él no consumía, nunca lo había hecho.

Taehyung intervino─ Era suya, ¿verdad? Era usted la que


tomaba esa droga.

Youngmi lo miró atónita, aterrorizada y después, en un


segundo, comenzó a sollozar en silencio─ Nunca quise
matarlo, simplemente estaba cansada. Doyoung compró
esa droga para mí y yo no tenía ni idea de que él era
consciente de que yo la tomaba. No hasta que me enteré
de su deuda y de qué droga era.

─ Pero usted no parece adicta en absoluto.

─ No lo soy, al menos no demasiado. Simplemente me da


tranquilidad cuando la tomo. Me recuerda a alguien
especial para mí ─Youngmi escondió su cabeza en el
pecho de Taehyung y continuó llorando en voz baja.

─ Lo siento mucho ─murmuró el mayor reconfortándola, y


Youngmi levantó la cabeza con su ceño fruncido.

Las lágrimas oscuras del rímel se deslizaban por sus


mejillas─ ¿Por qué lo sentiría usted?

─ Porque me crea o no, somos más parecidos de lo que


piensa ─el rostro de la joven se mantuvo inmerso en la
confusión─ Queremos culpar a las circunstancias de
nuestros malos actos, queremos creer que somos víctimas
de ellas. Pero eso no es así. Nadie nos obliga a llevar a
cabo actos atroces, somos nosotros los que tomamos la
iniciativa de hacerlos ─Youngmi observaba a Taehyung
con desesperación en sus ojos, casi suplicando por su
perdón─ Realmente lo siento por usted, pero no puede
quedar exenta de su crimen y debe pagar por los pecados
que ha cometido.

Ya era más que suficiente.

─ Señor, deberíamos entrar ya.

─ Sí, creo que tienes razón, Jungkook. Que entren los


agentes y la arresten. Ahora sí que se ha terminado el
juego ─ordenó su capitán.

Jungkook salió de la habitación detrás de Namjoon en


dirección a aquella en la que se encontraban Taehyung y
Youngmi. Cuando la mujer vio a los agentes entrar y
esposarla de un momento a otro, se quedó de piedra y
comenzó a retroceder en dirección a la pared.

─ ¿Qué...? ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando?


─tartamudeaba, nerviosa.

─ Jung Youngmi, queda detenida por la colaboración en el


homicidio de Nam Doyoung. Tiene derecho a permanecer
en silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su
contra ante un tribunal ─uno de los compañeros de
Jungkook comenzó a recitar los derechos básicos.

La mujer no se resistió cuando la esposaron, parecía más


en shock que otra cosa. Sus ojos estaban más abiertos de
lo habitual y Jungkook pudo apreciar cómo el rímel que
alguna vez había llevado con elegancia había comenzado
a correrse debido a las lágrimas. De repente, Youngmi
sonrió con tristeza.

─ Ahora lo entiendo todo ─murmuró, y Jungkook casi no


llega a escuchar esas palabras del tono tan bajo que usó─
Al fin y al cabo una marioneta es lo que he sido siempre.
Los agentes comenzaron a guiarla por el pasillo y cuando
la mujer pasó frente a Jungkook, que se encontraba en la
puerta de la sala en la que la habían estado monitoreando
junto a Taehyung, frenó de repente frente a él.

Jungkook sintió pena por ella.

─ ¿Sabe una cosa, agente Jeon? ─habló Youngmi y


después se inclinó, para acercarse un poco más hacia él,
hacia su oído.

Jungkook sintió sus piernas flaquear cuando Youngmi dijo


las siguientes seis palabras, palabras que nunca pensó que
saldrían de la boca de la joven pero que sin embargo le
oprimieron el pecho con fuerza e hicieron que sus ojos se
humedeciesen instantáneamente.

La mujer se apartó de él, y el conjunto del maquillaje


corrido y la sonrisa de su rostro mientras era arrastrada por
el edificio no dieron buena espina a Jungkook.

La vio desaparecer por el pasillo, caminando con


demasiado orgullo para haber sido acusada de asesinato.
Pero a Jungkook eso ya le daba igual, porque lo único que
podía escuchar ahora en su mente eran aquellas últimas
palabras que había dicho la mujer antes de esfumarse
frente a sus ojos. Palabras que no paraban de repetirse
dentro de su cráneo, haciendo eco.

¿Sabe una cosa, agente Jeon?

Se parece mucho a su hermano.


CHAN CHAN CHAAAAAAAAN OTRO CAPÍTULO MÁS
GENTECILLA :D

Perdón por haber tardado un poquillo más con este


capítulo pero lo cierto que es no he actualizado no por
este capítulo, sino por el siguiente, que me está
costando horrores terminarlo c':

El día 1 voy a la survival zombie y pos si veis que no


vuelvo a aparecer por aquí es que me comieron(?

JAJAJAJAJJAJA BROMAS APARTE...

Cada vez le queda menos al fic pero adelanto que


quedan menos de diez capítulos ><

Quién sabe...

Quizás queden incluso menos de cinco ahhhhhh no c


zae :v

El día 4 voy a estar viajando a Navarra y tendré unas 6


horas de coche así que espero terminar el siguiente
capítulo para entonces e incluso poder adelantar el 31
c:

MUCHAS GRACIAS POR TODO EL AMOR Y EL APOYO


Y PARA AQUELLOS QUE LEYESEN MIS ONE SHOTS
PARA EL CONCURSO DE CROSSING WORDS
DECIROS QUE... NO SÉ CÓMO PERO HE GANADO YAY
:D
Pienso publicarlos individualmente para que sea más
fácil saber de qué van y bueno, ya no me enrollo más
<3

Espero que os gustase el capítulo, que os confundiese


más la cabeza y eso...

♡♡NOS VEMOS PRONTO♡♡

PD. Cualquier error u already know ;)

¿Ayuda?

Mi amada txeplocs me ha mandado una serie de capturas


por wa hace un rato que me han dejado algo confusa...

Primero me ha mandado esto (lo he censurado yo porque


los nombres no son necesarios)

Hasta aquí todo bien, todos preguntamos por los nombres


de los fics cuando no los sabemos y me parece algo normal
(obviamente se ve que está hablado de Catch Me If You
Can)

Pero aquí es dónde viene el problema, en uno de los


comentarios del post...

¿Están diciéndome que he plagiado un fic que es 100%


mío? :v

¿O que si el fic es mío hay alguien por ahí plagiando mi


trabajo en otra página? :v

Sé que esto no tiene nada que ver con vosotros y una vez
más siento haceros entrar para algo que no es un capítulo
pero si tuvieseis algo de información me harías un gran
favor :c

Es muy triste poner todo tu esfuerzo, tiempo y cariño en


una historia y luego enterarte de que alguien te la está
robando, de verdad

No sé si esto es siquiera cierto (ojalá que no) pero si os


enteráis de algo o veis algo por ahí os agradecería que me
avisáseis, sin reportar la historia ni nada ya que quiero ser
yo la que se encargue personalmente del tema T^T

Nos vemos y perdón por las molestias ♡

sad txekuk ☹
30. First Love

♡DISFRUTAD ESTE CAP ETERNO OS LO MERECÉIS♡

Jungkook estaba agotado, tanto mental como físicamente.

Hacía ya un par de días que habían arrestado tanto a Seok


Hwa como a Youngmi y el menor se había pasado las
noches en vela rellenando el papeleo correspondiente
desde el apartamento en el que cuidaba de Taehyung ─no
podía permitirse dejarlo más tiempo solo. El asesinato de
Nam podía parecer resuelto a primera vista, pero lo cierto
es que todavía había algunas piezas que no terminaban de
encajar, sobre todo si tenían en cuenta la probabilidad de
que Youngmi hubiese estado siendo manipulada durante
todo este tiempo. Faltaba encontrar eso, esa pieza clave
que consiguiese que todo por fin hiciese click.

Por ahora, sin embargo, las pruebas apuntaban a Seok


Hwa y Youngmi y se iban a atener a ello hasta que se diese
un nuevo giro o apareciesen nuevas evidencias.

Y luego ─para desgracia de Jungkook─ estaba el tema de


Taehyung.

Desde que su trampa a Youngmi terminó, el mayor se


mantuvo ausente y silencioso, casi como si no fuese él y su
viveza se hubiese desvanecido de repente. Salió de la sala
tras una Youngmi en estado de shock, que todavía no daba
crédito a lo que estaba ocurriendo, y se dirigió al baño
porque al parecer necesitaba refrescarse un poco la cara.
Después, y tras pasar la tarde ultimando detalles con
Namjoon y recibiendo agradecimientos por su colaboración,
ambos regresaron al apartamento. Taehyung condujo en
silencio, sin radio ni palabras de por medio, solo sus ojos
oscuros perdidos en alguna parte de la carretera.

Jungkook hizo varios amagos de hablar, pero no sabía


cómo esperaba el mayor que reaccionase; no supo
descifrar si quería que le preguntase qué le ocurría o si
prefería que le dejase un poco de espacio para decirlo él
mismo. El moreno ya había aprendido de sobra la lección:
Taehyung no hablaba sobre él con facilidad.

Jungkook no sabía qué tenía que hacer, pero tampoco


quería quedarse con los brazos cruzados. Realmente
parecía que hubiesen robado la vida de su cuerpo y eso lo
destrozaba por dentro.

Y así, habían pasado varios días. Jungkook y Taehyung


comían juntos, dormían juntos y en definitiva vivían juntos,
pero no intercambiaban más que las palabras necesarias.
A pesar de hacer todo juntos, había una distancia
innegable a nivel emocional.

Pásame esto, dame aquello y poco más, era el único


diálogo que se daba entre ellos.

¿Cómo habían terminado así de nuevo? Alejándose una


vez más tras haber dado un paso gigante hacia delante.
Parecía que solo supiesen hacer eso: avanzar, e
instantáneamente retroceder al punto de partida.

Y era realmente frustrante, pensaba Jungkook mientras


tomaba un baño. Hacía tiempo que no lo hacía
─demasiado tiempo malgastado cuando podía darse una
ducha rápida de apenas cinco minutos─y realmente
necesitaba relajarse de alguna forma. Quería dedicar un
poco de su tiempo a sí mismo, meterse sin prisa en la
bañera y poder permitirse enfrascarse en sus
pensamientos.

Después de terminar otro de los informes, estiró un poco su


cuello y dijo de forma escueta a Taehyung que iba a tomar
un baño largo. El mayor asintió con lentitud sin siquiera
brindarle la más mínima mirada, y Jungkook no se sentía
con fuerzas para reprocharle su actitud, simplemente se
marchó. Llenó la bañera, echó algunas sales de baño y
después de desvestirse, se metió y dejó que tanto su
cabeza como sus brazos colgasen del borde del recipiente.

Hacía mucho tiempo que no se tomaba un descanso. Este


caso lo había desgastado más de lo que nunca hubiese
esperado. Simplemente quería quedarse allí en el agua por
un largo rato, hasta que apenas pudiese reconocer sus
dedos de las arrugas. Quería vaciar su cabeza de cualquier
pensamiento que pudiese molestarlo.

Relajarse de verdad después de la montaña rusa que había


sido el último par de semanas.

Jungkook permaneció así, con sus ojos cerrados y la mente


en blanco, sintiendo las pequeñas olas que se crearon en
el agua cuando se sumergió y empapó por completo,
golpear los costados de su cuerpo. Poco después escuchó
que alguien llamaba a la puerta del cuarto de baño y tras
unos segundos, la puerta se abrió para mostrar el rostro de
Taehyung.

─ ¿Puedo pasar? ─murmuró cuando asomó la cabeza.

─ Depende ─respondió Jungkook, girando su cabeza que


todavía permanecía en el borde de la bañera─ ¿Piensas
dirigirme la palabra o no?
Taehyung curvó ligeramente las comisuras de sus labios─
Sea lo que sea lo que estás pensando, déjame decirte que
estás equivocado.

El menor elevó una ceja en su dirección─ Si me hablases y


me dijeses qué te ocurre quizás no estaría equivocado.

─ Oh vaya, conque en ese plan estamos... Se te ve más


amargado que nunca ─Jungkook sabía que estaba
intentando disminuir la tensión, pero no estaba
funcionando. No esta vez.

─ Quizás la culpa de que esté amargado sea tuya.

Puede que estuviese siendo un poco borde, pero las cosas


no parecían funcionar con Taehyung si no las llevaba al
extremo. Situaciones desesperadas requieren medidas
desesperadas, y su situación con el mayor estaba
empezando a rozar esos niveles. Jungkook de verdad
quería ayudarlo si estaba en sus manos la posibilidad de
hacerlo, pero él solo se empeñaba en encerrarse en sí
mismo y no compartir nada con nadie.

─ ¿Puedo pasar? ─insistió Taehyung y un atisbo de


sonrisa se dibujó en sus labios─ Te prometo que si me
dejas entrar podremos hablar de ello. Todo lo que quieras.

Jungkook suspiró, últimamente se le estaba complicando


más y más lo de decirle que no. Cedió con bastante
facilidad─ Adelante.

Taehyung abrió la puerta completamente, dejando ver su


cuerpo cubierto por ropa bastante casual. Llevaba una
camiseta de manga corta gris y unos pantalones de deporte
oscuros, sus pies descubiertos. Cerró la puerta detrás de él
y se aproximó hacia la bañera. Se acercó hasta Jungkook y
entonces, palmeó su cabeza con cariño, que todavía
reposaba en el borde. Después, se apoyó en la pared y se
dejó caer lentamente contra ésta hasta que terminó
sentado en el suelo justo detrás del lugar en el que
descansaba la cabeza del menor.

El mayor entró y se colocó junto a él, pero, sin embargo,


ninguna palabra había abandonado todavía sus labios.
Jungkook no podía ver a Taehyung desde la posición en la
que estaba, pero casi podía escuchar el cerebro del mayor
en funcionamiento, pensando cómo debía empezar a
explicarse. Jungkook decidió dejarle todo el tiempo que
necesitase, porque de verdad quería escucharlo de él y no
tenía prisa alguna, ni intención de presionarlo. Cuando
pasaron algunos minutos, finalmente habló.

─ Lo siento mucho, Jungkook ─dijo, y el menor tuvo que


girarse un poco para poder mirarlo. Taehyung tenía las
piernas dobladas hacia su pecho y sus brazos reposaban
sobre las rodillas mientras que su cabeza se mantenía
apoyada en la superficie de la pared, miraba hacia el techo.

─ ¿Por qué lo sientes, Tae? ─preguntó Jungkook, que


sentía la espuma sobre el agua haciéndole cosquillas por el
torso.

─ Por mi comportamiento estos últimos días, por haber


querido solucionar yo solo el tema de Youngmi, por haberte
distraído de tus verdaderas prioridades, de tu trabajo y de
tus amigos... Lo siento por todo, todas las molestias que
haya podido causarte y que sé que te he causado.

─ No te disculpes por eso, al fin y al cabo la culpa es mía


también. No me habrías distraído si yo no te hubiese dado
pie a hacerlo ─reflexionó, y era una gran verdad─ Podría
haberte ignorado o haberte dejado claro desde el primer
momento que te quería lejos de mí, pero mis ojos no
pueden evitar mirarte cuando estás cerca. Por mucho que
me diga que no te necesito siempre termino buscándote.
Taehyung sonrió─ Cuando necesites ayuda, dímelo,
Jungkook. Llámame. Porque yo siempre estaré ahí para ti,
para ser tu héroe ─el menor sintió su pecho vibrar
satisfecho por haber conseguido animarlo un poco.

Jungkook hizo emerger una de sus manos del agua y tomó


la de Taehyung, mojándola ligeramente cuando hizo
contacto. Tiró de ella con suavidad, acercándola al borde
de la bañera, y ésta quedó colgando sobre la superficie del
agua pero sin tocarla. Jungkook acarició la mano de
Taehyung, maravillándose una vez más con lo bonitas que
le parecían, con sus largos y delgados dedos y sus uñas de
ángulos suaves. Los recorrió sin hacer demasiada presión
sobre la piel, simplemente trazando patrones por la
superficie, también por el dorso que recorrían una infinidad
de azuladas venas. Jungkook las rozó levemente y casi
pudo sentir la sangre siendo bombeada hacia el corazón de
Taehyung, que latía quizás demasiado rápido dentro de su
pecho.

─ ¿Puedes explicarme qué te ha pasado estos últimos


días? ─Jungkook por fin tocó el tema que tanta curiosidad
le había suscitado últimamente y Taehyung pareció un
poco dudoso al principio, pero luego habló.

─ Simplemente me sentía culpable ─Jungkook continuó


jugueteando con la mano de Taehyung entre las suyas
mojadas de manera distraída─ No me sentí bien conmigo
mismo y no he tenido la conciencia tranquila desde
entonces. Manipulé a Youngmi para que confiase en mí, y
en cuanto lo hizo, le di la puñalada en la espalda
─murmuró─ Nunca olvidaré sus ojos, la forma en la que me
miró.

─ Esa mujer había tomado parte en el asesinato de su


marido, Tae, no tienes por qué sentirte mal por haberle
dado el castigo que se merecía.
Taehyung no parecía haber prestado mucha atención a su
respuesta, pero, sin embargo, parecía estar abriéndose un
poco, hablando de cómo se sentía y de lo que le
perturbaba. Mantenía sus ojos fijos en alguna parte de la
habitación.

─ Sentí verdadera pena por ella, empatía incluso. Me vi a


mí mismo reflejado en sus ojos ─señaló ensimismado─ Yo
también estuve atrapado y sin salida, buscando alguien en
quien confiar. Youngmi me encontró a mí, me brindó su
confianza y tan pronto como dejó de serme útil, la vendí
─Taehyung miró su mano─ Yo creo sus palabras, cuando
dijo que no quiso matar a su marido. Yo la creo. Creo que
solo quería buscar una salida a esa desesperación y como
no supo encontrarla, la construyó con sus propias manos.

─ Sus circunstancias no importan, ¿es que no lo ves? ─el


menor tenía que hacerlo entrar en razón. Así no
funcionaban las cosas─ Asesinó a su marido con
premeditación, da igual si fue o no con sus propias manos,
si fue el cerebro de todo o no. Lo que importa es que
colaboró en la muerte de una persona. Eso va en contra de
la ley, y quien rompe la ley merece un castigo.

Taehyung sonrió mínimamente y después habló de nuevo─


¿Recuerdas la primera noche que nos vimos en la
comisaría? ─Jungkook asintió sin saber exactamente por
qué traía eso a flote ahora─ No has cambiado nada desde
entonces, Jungkook. Y yo tampoco.

─ ¿Cambiar? Nadie puede cambiar en tan poco tiempo.

El mayor rió entre dientes, pero a oídos de Jungkook fue


una risa suave de todo menos genuina─ Tienes razón, por
desgracia nadie cambia en tan poco tiempo. Hay gente que
nunca cambiará.

─ Aun así, ¿a qué te refieres con lo de cambiar?


─ Quiero decir que sigo pensando lo mismo acerca de la
ley, acerca de la justicia.

─ Pero esta vez has ayudado a la justicia, Tae.

─ No ─respondió con sequedad─ No ayudé a atrapar a


Youngmi porque fuese lo correcto o lo justo ─ciertamente
su tono sonó algo asqueado cuando las palabras
abandonaron sus labios─ Lo hice por ti, porque la última
persona que quiero que termine en la cárcel eres tú. Mi
postura sigue siendo la misma que viste aquella noche y no
creo que haya nada ni nadie que pueda cambiarla.

─ No te creo ─dijo Jungkook.

─ ¿Cuándo me has visto ayudar a la policía porque fuese lo


justo? ─preguntó─ ¿Cuándo mentí con tu coartada para
salvarte el culo? ¿Cuándo modifiqué la base de datos de la
policía para crear la identidad de un supuesto hermano
gemelo mío que no existe? ¿Cuándo te oculté la verdad
sobre que conocí a tu hermano? ─enumeró con un tono
que Jungkook no supo cómo interpretar─ Todo lo hice por
ti, Jungkook, no por ellos. Mucho menos por la ley.

Jungkook no supo responderle, las cosas que había


enumerado no eran ni éticas ni morales y lo peor es que
eran ciertas. Quizás, después de todo, Taehyung no había
cambiado desde la primera noche que lo vio, ni siquiera por
él.

─ Puede que no hayas ayudado a la justicia porque es lo


correcto, pero por algún sitio se empieza. Hoy lo has
hecho, aunque fuese por mí ─Taehyung hizo un ademán
cortándolo e indicándole que parase.

─ Antes de que sigas voy a dejar algo claro. Puede que te


haya ayudado, pero no pienses que cambiaré por ti. Podrás
tener mucho control sobre mí, pero no en esto. Es
demasiado personal.

Jungkook se impacientó de nuevo. Quería saber, quería


saberlo todo acerca de Taehyung─ ¿Por qué es tan
personal para ti? ¿Puedes decírmelo?

─ No creo que sea el mejor momento ─apartó la mirada─


No me malinterpretes, algún día me gustaría ser capaz de
hablarlo contigo, o con alguien. Quien fuese. Pero es algo
con lo que llevo cargando años yo solo y al igual que a ti te
cuesta hablar de Heojoon, este es uno de mis dos puntos
débiles.

─ No quiero presionarte, Taehyung, pero no me juzgues


por ser ansioso. Simplemente quiero conocerte, saber a
quién estoy confiando una parte de mí. Cuando te sientas
preparado estaré aquí para escucharte ─ahora era él el
que estaba intentando destensar el ambiente─ Quiero que
demos pequeños pasos, que avancemos a nuestro ritmo,
pero juntos. No hay prisa, ¿de acuerdo? Eres una buena
persona, tengo la certeza de ello. Y por muy cierto que sea
eso de que siento que no debería confiar en ti, en el fondo
lo hago. Confío en ti ciegamente, sobre todas las mentiras
y los secretos. Siempre encontrarás un aliado en mí,
Taehyung.

Sonrió con amargura─ Te agradezco tus palabras,


Jungkook, pero no sabes de lo que estás hablando.

─ Tienes razón. Quizás no sepa muchas cosas sobre ti


pero lo que sí que sé es que no harías daño a una mosca
¿Recuerdas que dijiste eso de mí? Pues sé que somos
iguales.

El gesto que se dibujó fue más genuino esta vez─ ¿Sabes?


Al igual que necesitaría días para pedirte perdón, también
necesitaría días para agradecerte todo lo que has hecho
por mí.

─ No creo haber hecho mucho, la verdad ─el menor le


devolvió la sonrisa y acarició la mano de Taehyung con sus
labios.

─ Has hecho mucho más de lo que crees. Me has hecho


recordar cosas que creía haber olvidado hace mucho
tiempo.

─ ¿Cómo qué?

─ Hacía mucho que había olvidado la sensación de querer


proteger algo importante. Contigo he vuelto a sentirla, he
vuelto a querer dar mi vida por alguien.

─ No lo digas ni en broma, Tae, no necesitas dar tu vida


por mí.

─ Puede que no, pero aun así lo haría un millón de veces


sin dudarlo si eso garantiza tu felicidad.

Taehyung tomó la mandíbula de Jungkook y giró su rostro


en su dirección. Los dos se miraron, y un par de segundos
después todo lo que Jungkook veía era los ojos de
Taehyung fijos en sus labios y su rostro inclinándose hacia
el de él.

No podía creer que Taehyung lo estuviese besando de


nuevo, después de lo que había parecido una eternidad.

No lo había sentido de esta forma desde la noche en el


fotomatón y mentiría si dijese que no lo había echado de
menos, que su cuerpo no había anhelado su calor, la
suavidad de los labios de Taehyung contra los suyos,
acariciándolo de la forma más íntima.
La boca caliente de Taehyung sobre la de Jungkook se
movía sin prisa y de forma tremendamente dulce y
delicada. Jungkook no paraba de ver fuegos artificiales en
la oscuridad de sus párpados: definitivamente era como el
paraíso. Taehyung lo acariciaba con sus labios lento pero
profundo, casi como si tuviese miedo de que en cualquier
momento Jungkook se fuese a esfumar entre sus manos.

El moreno no era un gran partidario de ir rápido


─contrariamente al primer encuentro sexual que tuvieron
que fue algo precipitado─, le gustaba disfrutar cada
pequeño gesto, deleitarse con cada detalle, pero no podía
negar que necesitaba más de Taehyung, y de hecho, el
mayor parecía estar conteniéndose, manteniendo cautiva
una bestia que deseaba salir a cazar.

Jungkook, que había permanecido recostado dentro de la


bañera, con casi la totalidad de su cuerpo cubierto de agua
y espuma, se irguió y giró más para poder besar a
Taehyung mejor, más profundamente. Sin embargo, en
cuanto su torso abandonó el agua y emergió a la superficie,
Taehyung se separó del menor.

─ Yo... ─comenzó a hablar, pero sus palabras murieron


mientras sus ojos permanecían fijos en los labios
ligeramente más rojizos e hinchados de Jungkook─ Te
espero fuera ─murmuró finalmente, todavía sujetando su
mandíbula entre sus delgados dedos y dejando un beso en
su frente mojada.

Dicho esto, se levantó y salió del cuarto de baño, dejando a


Jungkook con una fiesta universitaria dentro de su
estómago. Había sido solo un beso y Jungkook ya podía
sentir la necesidad creciendo y manifestándose en su parte
baja, reclamando atención de la única persona que podía
saciarlo.
¿Era su imaginación o Taehyung prácticamente había
huido? ¿Realmente se estaba controlando?

El menor se hundió en la bañera de nuevo, esta vez hasta


la altura de sus ojos e hizo un puchero debajo del agua.

No le des demasiadas vueltas, se dijo. Y entonces se


dispuso a dar por finalizada su ducha y comenzar a vestirse
para salir con el mayor e irse a dormir.

No tardó mucho en salir del agua y ponerse algo similar a


lo que llevaba Taehyung, una camiseta de manga corta
─por primera vez no demasiado ancha y más bien
ajustada─ y unos pantalones anchos de sport. Abrió la
puerta del cuarto de baño y apreció la figura de Taehyung
tendida sobre la cama, mirando su teléfono móvil boca
arriba. Jungkook le echó un rápido vistazo y luego continuó
secando su pelo con la toalla que traía en mano,
revolviéndolo con ésta. Después, agitó su cabeza un poco
y arregló su pelo mojado rápidamente, pasando de forma
desordenada sus dedos a través de los mechones.

Jungkook lanzó la toalla sobre la silla que había junto a la


pared y después se dejó caer al lado de Taehyung sobre la
cama, boca arriba también. Se estiró sobre el colchón y su
mano cayó sobre el pecho de Taehyung en el proceso. El
mayor lo miró de reojo y una vez Jungkook sintió su cuerpo
más relajado dejó que su mano viajase por el torso de
Taehyung en dirección a su mandíbula. Jungkook la
acarició con sus dedos, al igual que su cuello y lo sintió
sonreír bajo su tacto.

─ ¿Sabes que eres mucho más encantador cuando


sonríes? ─dijo Jungkook, girando su cabeza para mirar al
mayor.
Taehyung emitió un sonido brusco, algo entre una risa y un
bufido y luego apartó rápidamente la mirada─ Oh Dios mío,
¿por qué me siento tan avergonzado de repente?

─ Vamos, sabes que en el fondo te encanta que te diga


cosas bonitas ─el moreno giró su cuerpo para quedar boca
abajo sobre el colchón y después reptó torpemente hasta
pegar su cuerpo al costado de Taehyung, que se mantenía
mirando con interés al techo─ Tae ─lo llamó─ Tae,
mírame.

Sin demasiadas ganas Taehyung obedeció y cuando sus


ojos oscuros se encontraron, Jungkook sintió de nuevo esa
necesidad de unirse a él, de unir sus labios. De unir sus
cuerpos.

─ ¿Por qué has huido del baño? ─Jungkook posó su mano


sobre la mejilla de Taehyung y se inclinó un poco más para
quedar frente a su rostro y que se viese obligado a mirarlo,
sin posibilidad de evitarlo.

Taehyung movió su mano también y la dejó reposar sobre


la espalda baja de Jungkook─ Te estabas bañando, ¿te
parece poco?

El menor sintió la necesidad de rodar los ojos─ Sabes que


no me refiero a eso. El Taehyung que conozco se habría
quedado e incluso quizás, se hubiese metido conmigo en la
bañera.

─ Qué bien me conoces ─Taehyung curvó sus labios


levemente y después la mano que había estado sobre la
espalda de Jungkook comenzó a dibujar patrones
imaginarios sobre la zona─ Es porque no puedo
controlarme, no cuando se trata de ti.

─ ¿Por qué te controlas? ¿Acaso te lo he pedido yo?


─ No es por ti, es por mí ─su mano viajó hasta la mejilla de
Jungkook─ Porque sé que si lo hago una vez más ya no
habrá vuelta atrás.

─ ¿A qué te refieres?

─ A que me habrás atrapado por completo ─su pulgar


acarició la mejilla de Jungkook─, y entonces ya no podré
separarme más de ti. Querré verte cada día cuando me
despierte y cada noche cuando me acueste. Siempre a mi
lado.

Jungkook abrió los ojos, sorprendido. Eso eran desde luego


palabras mayores, pero por alguna razón, su boca habló
sin permiso─ Entonces hazlo.

Taehyung emitió una carcajada suave al escuchar las


ganas en el tono impaciente del menor─ Espero que sepas
lo que estás haciendo Jungkook, porque como no pares
ahora te garantizo que yo no lo haré. Tendrás que
apañártelas para encontrar un modo de detenerme.

Jungkook sintió la advertencia como una invitación más


que tentadora, como tener en sus manos la manzana del
pecado. Y no dudaría en morderla si así podía probar a
Taehyung una vez más.

El menor sonrió tan pronto como tomó el rostro de


Taehyung entre sus manos. Y Jungkook sintió su pecho
rebosante de alegría cuando Taehyung sonrió también
contra sus labios mientras se besaban como si fuese la
primera vez. La vida había vuelto al cuerpo del mayor de
nuevo. La mano que alguna vez estuvo únicamente
reposando en la espalda baja de Jungkook ahora estaba
aferrándose a su cuerpo, atrayéndolo más y más, y
prácticamente podía sentir a Taehyung debatiéndose entre
si clavar sus uñas en la piel o no.
Jungkook decidió ponerle las cosas fáciles y todavía medio
riendo contra la sonrisa del mayor, pero sin dejar de
besarlo, se acomodó encima de él, una pierna a cada lado
de su cintura mientras se inclinaba hacia delante para no
abandonar ni un segundo ese sabor adictivo que sabía que
tenía su boca.

Eran incapaces de frenar sus manos, de dejarlas quietas


en un único lugar.

El moreno enterró sus dedos en los mechones de


Taehyung, acarició su cuello, su nuca, y tiró de su pelo al
ritmo que deslizaba su lengua húmeda contra la de él.
Taehyung no tardó un minuto en colar sus manos bajo la
camiseta de Jungkook y recorrer con las yemas calientes
de sus dedos la piel de su espalda, suave y levemente
temblorosa bajo su tacto. Cuando Jungkook se arqueó
sobre su cuerpo no fue capaz de contener el gemido ronco
que llevaba tiempo deseando escapar de su garganta.

¿Por qué se sentía como si esta fuese la primera vez que


se tocaban? ¿Por qué se sentía tan distinto?

¿Quizás porque esta vez era consciente de lo profundo que


llegaban sus sentimientos por Taehyung? Porque sabía
que el mayor le correspondía y que ya no había solamente
deseo sexual entre ellos sino... ¿algo más?

Fuese lo que fuese a Jungkook le gustaba, lo hacía sentir


como un adolescente suspirando por su primer amor. El
cariño con el que Taehyung lo tocaba, la suavidad en cada
una de sus caricias casi como si fuese del cristal más frágil,
Jungkook lo percibía como algo increíblemente familiar y
natural. Un gesto que le llenaba el pecho de mariposas.

Jungkook sabía que estando en manos de Taehyung nada


malo podía pasarle, porque confiaba en él y con él se
sentía protegido. Porque en el fondo siempre había
confiado en él.

Y esta vez no iba a ser distinto. Quería entregarse a él una


vez más.

Se separó del mayor por un breve momento y entonces lo


miró a los ojos. Así, despeinado y con sus labios hinchados
y brillantes por los besos, Taehyung se veía precioso. Lo
más bonito que Jungkook hubiese visto nunca.

─ ¿Ahora eres tú el que quiere parar? ─Taehyung sonrió y


el menor sintió que esa sonrisa podía iluminar su mundo en
un segundo.

─ Quiero verte ─Jungkook acarició su mejilla una vez más


y Taehyung inclinó su rostro ligeramente hacia su palma
para sentir el contacto con más intensidad. Cerró sus ojos
cuando el pulgar del menor frotó suavemente su mejilla y
después delineó sus labios─ Quiero grabar este momento
en mi mente. Grabarte a ti.

Jungkook casi se cae de la cama cuando Taehyung le


sonrió más ampliamente en la oscuridad. No creía ser
capaz de cansarse de esa sonrisa tan única, nunca.

─ No tendrás pensado parar esta vez, ¿verdad? Kim


Taehyung es un hombre de palabra, que siempre va hasta
el final sin importar qué ─dijo Jungkook con un tono y gesto
burlones. Todo lo que recibió a primeras como respuesta
fue la gran mano de Taehyung envolviendo la suya que se
encontraba todavía en su mejilla.

─ Si quieres que siga, seguiré ─habló─ Pero tendrás que


lidiar con las consecuencias.

Jungkook elevó una ceja, confuso─ ¿Qué consecuencias?


─ Tendrás que lidiar con el hecho de que esta vez haré las
cosas bien. De que te trataré con aún más cuidado y cariño
que la primera vez ─Taehyung dejó un beso casi
imperceptible sobre la mano en su mejilla y clavó sus ojos
en él─ Voy a ir despacio y con calma y si piensas que voy a
acostarme contigo estás muy equivocado.

─ ¿Por qué? Creía que ese era el plan.

─ Porque voy a hacerte el amor, Jungkook, no a acostarme


contigo.

Una sensación cálida y burbujeante brotó en el pecho del


menor y por un momento sintió que se echaría a llorar;
porque nunca se había sentido tan feliz en compañía de
nadie, tan querido. Jungkook solo pudo devolverle una
sonrisa sincera─ Me encantaría.

─ Piénsatelo bien, porque cuando te des cuenta de lo


enamorado que estás de mí y de que me estás entregando
tu corazón en bandeja quizás sea demasiado tarde
─Jungkook no pudo evitar sonreír ampliamente rozando
incluso la risa. Ese sí era el Taehyung que había conocido
y escucharlo así de nuevo, rebosando descaro, era más
que satisfactorio.

─ Hace tiempo que estoy entre tus manos, Tae. Y sé que si


estoy contigo no corro ningún peligro porque tú me
protegerás, siempre me has protegido.

Taehyung abrió sus ojos con sorpresa, fue casi


inapreciable, pero un par de segundos después su
expresión se suavizó─ Y siempre te protegeré.

Jungkook sonrió hacia abajo en dirección al mayor y


rápidamente se inclinó para dejar un montón de besos,
rápidos y castos por todo su rostro y su cuello. Para
finalizar, lo besó algo más profundo en los labios, haciendo
que sus lenguas se encontrasen de nuevo.

El mayor rió entre dientes y después habló─ ¿Debería


tomar eso como un sí?

─ Cómo negarme a semejante oferta.

─ Tus deseos son órdenes ─Jungkook reconoció esas


palabras como las mismas que Taehyung le había dicho la
primera noche que pasaron juntos.

Pero esta vez se sentía completamente distinto y tan pronto


como las palabras abandonaron sus labios envolvió entre
sus brazos a Jungkook y como si se tratase de un juego de
niños, lo tumbó sobre la cama para después posicionarse
sobre él.

─ Abre las piernas, bebé ─Taehyung se inclinó sobre


Jungkook y le susurró al oído a la vez que apoyaba su peso
sobre uno de sus brazos y con el otro acariciaba el interior
de los muslos de Jungkook, intentando separarlos para
dejarse caer entre ellos y así estar más cómodos.
Jungkook obedeció─ Buen chico.

A partir de ese momento fue cuando la ropa comenzó a


desaparecer poco a poco entre besos y caricias. Cuando
Jungkook retiró su camiseta, Taehyung no tardó un
segundo en marcar su torso con besos en cada esquina, a
veces daba pequeños mordiscos que arrancaban más de
un gemido a Jungkook. Instantáneamente, y
completamente avergonzado, el menor se tapaba con al
antebrazo.

Jungkook sintió que Taehyung frenaba sus caricias y


cuando apartó ligeramente su brazo para ver por qué lo
había hecho, se topó con la sonrisa de Taehyung, amplia y
deslumbrante. Lo miraba como si fuese un tesoro que solo
él pudiese admirar. El mayor envolvió su mano alrededor
de la muñeca de Jungkook y tiró de ella hacia sus labios.
Jungkook vio cómo Taehyung dejaba un beso casto sobre
la parte interior de su muñeca.

─ No te tapes, idiota ─su expresión era increíblemente


tierna─ Eres precioso.

Y si Jungkook ya había sentido su cara roja anteriormente


ahora no sabía cómo debía estar ─aparte de al borde de un
paro cardíaco. La cosa no mejoró cuando Taehyung emitió
una carcajada suave como el terciopelo y a continuación
agarró el cuello de su propia camiseta. Cuando Jungkook
quiso darse cuenta estaba embelesado y deleitándose con
la imagen del mayor deslizando la pieza de tela hacia arriba
para quitársela y después cernirse sobre su cuerpo de
nuevo. Esta vez, la sensación de sus torsos piel contra piel
mandó una descarga eléctrica directa a su entrepierna.
Estaba ansioso, ahogándose en el deseo que le causaba
esa maravillosa persona que se encontraba sobre su
cuerpo, adorándolo.

─ ¿Mejor? Ahora ambos estamos en igualdad de


condiciones ─las manos de Taehyung vagaron por los
costados calientes de Jungkook tan pronto como se tumbó
entre sus piernas de nuevo, grabando en su memoria los
movimientos que los músculos hacían bajo su tacto─ La
primera vez que lo hicimos fuiste mucho más atrevido,
Kookie. ¿Dónde están tu arrojo y descaro ahora?

─ Esto es distinto, estúpido ─Jungkook apartó la mirada y


casi dibujó un puchero en sus labios.

─ Me dan ganas de borrarte ese gesto de niño con algunos


besos para más de dieciocho ─Jungkook casi se atraganta
con el aire.
─ ¡No te estás tomando esto en serio, Kim! ─el moreno se
revolvió debajo de él, intentando escapar.

─ Uff, no sé si eso de que me llames Kim me hace gracia o


me pone aún más ─Taehyung rió, y cuando vio que
Jungkook se sorprendía todavía más se inclinó sobre su
cuello sin borrar la sonrisa de lado que había dibujada en
él.

─ Eres un imbécil ─se quejó el menor mientras intentaba


mantener la compostura, era bastante difícil cuando
Taehyung estaba lamiendo y besando su cuello con
dedicación, a veces incluso dejando que sus dientes se
deslizasen por la superficie o se hundiesen levemente
sobre la sensible piel.

─ Seré un imbécil, pero te encanta.

Continuó bajando por el esternón de Jungkook con un


reguero de suaves y húmedos besos. Después se desvió
hacia uno de sus pezones mientras comenzaba a tentar el
otro con sus hábiles dedos.

─ Ojalá fuese solo eso... ─murmuró Jungkook, porque


estaba bastante seguro de que lo que sentía por Taehyung
iba mucho más allá de que simplemente le encantase. No
pudo reprimir un gemido cuando el mayor tiró de la sensible
piel con sus dientes.

Lo sintió sonreír y entonces continuó torturándolo con su


boca. Lo besaba y succionada y cuando Jungkook creía
que ya no podía estar más excitado, Taehyung sopló
suavemente sobre la zona e hizo que un torrente de deseo
fluyese como un relámpago por su espina dorsal. Quería
más.

A Jungkook le encantaba dejar que Taehyung hiciese


magia con sus manos, con su boca y que consiguiese que
su cuerpo se derritiese gracias a él, pero él también quería
hacer que el mayor se sintiese bien, parecía que Taehyung
siempre hiciese todo el trabajo. Había pasado ya un tiempo
desde que Jungkook había notado que había algunas
zonas que estaban empezando a reclamar atención. El
bulto entre sus piernas era ya más que prominente y saber
que era todo debido a él... eso solo lo urgía más a tocarlo y
darle placer. Esta vez hizo su mejor esfuerzo por
escabullirse de debajo del mayor.

Lo consiguió.

─ Déjame hacer que te sientas bien también, Tae ─dijo


Jungkook con determinación una vez consiguió sentarse a
horcajadas sobre Taehyung como había estado
anteriormente. Apoyó sus manos sobre el estómago cálido
del mayor y esperó una respuesta afirmativa y conforme.
Lo sintió tensarse con anticipación bajo sus dedos cuando
usó sus manos para impulsarse hacia delante y hacia atrás
sobre su entrepierna, tentándolo. Sabía cómo persuadirlo.

El mayor le brindó una sonrisa y después habló finalmente.

─ Estoy en tus manos, pequeño.

Jungkook curvó las comisuras de sus labios ante el apodo


y después se inclinó sobre Taehyung─ ¿Ibas en serio
cuando dijiste que debíamos comprar lubricante?

Taehyung mostró sus colmillos siguiéndole el juego a


Jungkook, que parecía haber recuperado algo de su
descaro─ Yo siempre hablo en serio. Compré un sabor que
me recordó a ti.

Jungkook no supo si sorprenderse por el hecho de que un


sabor de lubricante le hubiese recordado a él o porque
Taehyung había previsto que se iban a volver a acostar─o
al menos, había dado por hecho que iba a suceder de
nuevo.

El moreno emitió un sonido entre una risa y un bufido y


después habló─ A ver, sorpréndeme.

─ Fresa.

─ Luego soy yo el que no es original.

─ No juzgues cuando todavía no te explicado ─intervino


Taehyung y Jungkook lo invitó a continuar con su
explicación después de tumbarse sobre su pecho, todavía
a horcajadas sobre él─ El sabor de las fresas me recordó a
ti, porque a veces pueden ser ácidas y te hacen querer
darle otro mordisco para descubrir dónde se encuentra lo
dulce. A veces que son ácidas, otras encuentras su
dulzura... Y entonces simplemente no puedes tener
suficiente. Así eres tú, a veces dulce a veces ácido, pero
siempre me dejas con ganas de más, de seguir
explorándote y conociéndote en busca de tu mejor sabor.

Jungkook sintió que se derretía por dentro, porque cada


vez que esa faceta tremendamente dulce de Taehyung
emergía y lo golpeaba de lleno en el estómago, él se
quedaba sin palabras, mudo y sin saber qué decir.
Milagrosamente, encontró la forma de continuar hablando y
mantener su fachada intacta. No quería ponerse
demasiado empalagoso, no todavía.

─ Tu talento con las palabras está desaprovechado,


deberías hacerte abogado o vendedor de la teletienda
─bromeó en su lugar─ De todas formas deja de intentar
enamorarme más y pásame el bote como el buen chico que
eres.

─ Segundo cajón ─indicó sonriente.


El moreno siguió las indicaciones y efectivamente, encontró
el bote nuevo y sin empezar. No tardó mucho en despejar
el camino y quitar los pantalones y la ropa interior de
Taehyung, que gruñó cuando Jungkook rozó su ya excitado
miembro sin querer, en el proceso de deslizar las prendas
por sus largas y torneadas piernas.

Jungkook subió hasta sus labios y los colmó de besos


mientras Taehyung acunaba su rostro entre sus manos.
Los movimientos de la lengua del mayor contra la suya iban
más allá de lo pecaminoso, casi como si le estuviese
haciendo el amor con su boca. Y Jungkook no pudo
reprimir una sonrisa al pensar que pronto iba a hacérselo
también con su cuerpo.

Sin abandonar sus labios, Jungkook acarició su pecho, sus


costados, su abdomen y después dejó que sus manos se
aventurasen hacia terreno prohibido. Lo tocó entonces
donde más ansiaba después de lubricar un poco su mano,
suavemente y sin prisa y el cuerpo del mayor se tensó en
su totalidad bajo sus dedos. Jungkook lo envolvió con su
mano y lo sintió suave y cálido mientras continuaba
besándolo con profundidad.

Dejó que su mano juguetease, que subiese y bajase por la


longitud ya despierta y sensible. Era suave pero a la vez
duro, seda sobre acero caliente. Jungkook quiso apartarse,
apartar su boca de los labios de Taehyung para darle alivio
donde más lo necesitaba, pero el mayor no parecía querer
perder sus besos ni un segundo porque se topó con las
manos de Taehyung escalando por su cuello y
adentrándose en el cabello de su nuca para atraerlo más
hacia sus labios cuando amenazó con alejarse.

─ No dejes de besarme, Jungkook ─aprovechó para


murmurar y a la vez tomar algo de aire. Jungkook quiso
responder, pero cuando Taehyung lo atrajo y enredó sus
lenguas de nuevo lo único que pudo hacer fue emitir un
gemido que Taehyung se tragó y llevó a lo más hondo de
su ser.

Jungkook continuó con su tarea, masturbando a Taehyung


lento pero envolviéndolo con algo de presión. Quería darle
placer, pero no tanto como para terminar la diversión tan
pronto. Todavía quería que Taehyung cumpliese su
promesa y le hiciese el amor como nunca nadie se lo había
hecho antes.

Se sentía poderoso cuando escuchaba al mayor gemir


debajo de él, cuando mordía sus labios en medio del beso
y lo atraía aún más cerca si es que eso era posible. Con
esos pequeños gestos le demostraba cuan ansioso estaba,
pero, sin embargo, estaba siendo un hombre de palabra y
tomándoselo con calma, tratándolo con cariño y respeto.
Taehyung no lo había tocado todavía, pero Jungkook ya
podía sentir cómo su parte más necesitada comenzaba
humedecerse con la imagen frente a él, con lo insaciable e
incansable que parecía Taehyung en ese momento. Quería
más y solo él podía saciar su hambre.

Los movimientos de su mano no habían cesado y en el


momento en el que Jungkook comenzó a notar que el
mayor llegaba a su límite decidió que era mejor parar por
ahora. Cuando Taehyung sintió la mano de Jungkook
abandonar su erección se incorporó y quedó sentado con el
moreno encima. Llevó las manos a su musculosa espalda y
deslizó las yemas calientes de sus dedos de los omóplatos
del menor hasta su espalda baja, pegando sus torsos.

Lo besó como si hubiesen pasado años desde la última vez


que había probado sus labios, despacio y queriendo grabar
cada detalle de Jungkook en su memoria: su olor, su tacto,
la delicadeza y el amor en sus caricias.
Quería recordar para siempre todo lo que le iba a quedar:
el recuerdo.

El moreno todavía tenía los bóxers puestos, pero le era


imposible no sentir la excitación de Taehyung a través de la
tela de la misma forma que se sentía a sí mismo ya lo
suficientemente duro y ansioso. Se arqueó contra el cuerpo
del mayor cuando sus labios comenzaron a besarlo con
suavidad, torturando la zona entre su cuello y sus hombros,
sus clavículas. Echó la cabeza hacia atrás, rindiéndose
ante las sensaciones abrumadores que le proporcionaba el
tacto de Taehyung.

El mayor continuó besándolo mientras lo tendía


suavemente sobre el colchón y volvía a cernirse sobre él.
Esta vez no se colocó entre sus piernas, sino que no perdió
un segundo más y comenzó a besar sus muslos, repletos
de músculos fuertes y cubiertos de suave piel de porcelana.
Posó cada una de sus manos en una pierna de Jungkook y
las abrió para tener mejor acceso. Después besó despacio
el interior de sus muslos, dejando de vez en cuando caer
algún que otro mordisco que causaba que Jungkook se
arquease y retorciese sobre el colchón.

─ Déjame aliviarte un poco, Jungkook ─la voz de Taehyung


llegó en un susurro mientras separaba sus labios de la piel
sensible del interior de sus muslos.

Subió hasta sus bóxers, donde se apreciaba un bulto más


que prominente reclamando atención. Taehyung se inclinó
sobre la tela que todavía lo cubría y lo besó por encima,
torturándolo. Dejó que sus labios besasen la longitud sin
prisa, y Jungkook simplemente se limitó a animarlo y casi
halagar sus habilidades con los tirones que propinaba a su
cabello. Había enterrado sus dedos en los mechones y
tiraba de ellos no con demasiada fuerza.
─ Levanta las piernas, bebé ─pidió en un susurro, elevando
ligeramente sus piernas con las manos. Jungkook obedeció
y en un abrir y cerrar de ojos los dos estaban cuerpo a
cuerpo, sin nada que entorpeciese el contacto.

Taehyung se volvió a colocar entre las piernas de


Jungkook, sin embargo, no dejó que su peso cayese y lo
aplastase, se mantuvo erguido sobre él, aguantando su
peso con sus brazos a pesar de que su mitad inferior
estaba completamente en contacto con la ajena.

─ Dame tu mano, Jungkook ─pidió.

El mayor la tomó y entonces la dirigió hacia sus miembros,


que se encontraban cerca el uno del otro y prácticamente
rozándose. Taehyung entrelazó sus dedos con los del
menor y después envolvió sus erecciones juntas, con su
mano y la de Jungkook unidas.

─ Muévete conmigo, hagamos esto juntos.

Jungkook se sentía mareado ante la sensación de la


erección de Taehyung, deslizándose caliente contra la suya
en el movimiento lento y acompasado que habían
establecido sus manos en sincronía. El menor hizo que su
otra mano viajase en dirección a la nuca de Taehyung y lo
atrajo hacia sus labios para besarlo. Taehyung mantenía su
brazo libre apoyado al lado de la cabeza de Jungkook,
sujetando su peso mientras mecía lentamente su cuerpo
hacia delante y atrás para facilitar el trabajo de sus manos.

Sentía la excitación de Taehyung en todo su esplendor,


cómo su cuerpo vibraba y palpitaba deseando continuar
explorando ese torbellino de sensaciones abrumadoras. No
parecía que fuesen a tener suficiente del otro, nunca.
─ Voy a dilatarte, Jungkook ─murmuró Taehyung
separándose de sus labios─ Si seguimos así no aguantaré
mucho más y quiero llegar hasta el final contigo.

Taehyung había prometido ir despacio, y hasta el momento


pensaba que lo había hecho bastante bien, pero era
consciente de lo dolorosamente impaciente que estaba. Su
cuerpo ansiaba enterrarse en la calidez de Jungkook y
sentir cómo su interior lo abrazaba, cómo lo acogía sin
juzgarlo y únicamente viendo lo bueno en él. Con Jungkook
se sentía un hombre nuevo, y Jungkook le hacía querer ser
mejor persona.

Tomó el bote en sus manos y lubricó sus dedos. Los fue


introduciendo en su interior con calma, sintiendo cómo
Jungkook se tensaba a su alrededor y cómo anhelaba algo
que lo llenase cuando sus dígitos lo abandonaban para
introducir uno más y moverse con audacia en su interior. El
cuerpo de Taehyung temblaba con anticipación, porque el
recuerdo de la primera noche todavía lo torturaba y no
podía esperar más para revivir la increíble sensación del
menor acogiéndolo con estos nuevos sentimientos vibrando
ahora dentro de su pecho.

Estaba loco y perdidísimo por Jungkook. Hasta el cuello.

Por fin lo veía claro, en la forma en la que su corazón se


aceleraba cada vez que lo veía a lo lejos o cada vez que le
sonreía y pintaba su mundo de colores brillantes.

Siempre había vivido en las sombras, viendo el universo en


blanco y negro, pero Jungkook le había regalado unos ojos
nuevos con los que ver la vida. Le había llenado de
esperanza y ganas de ser mejor y enmendar sus errores.
Quería redimir sus pecados y empezar de cero una nueva
vida, pero siempre junto a él.

Quería tener una segunda oportunidad.


Cuando lo sintió suficientemente preparado inclinó su
cuerpo hacia la mesilla de noche en busca de un condón,
pero antes de llegar, la mano de Jungkook envolvió su
muñeca y lo detuvo.

─ Quiero sentirte sin nada de por medio ─le suplicó con la


mirada y Taehyung no podía negarle nada, no a Jungkook.

Taehyung asintió lentamente y después se aseguró una


vez más de que Jungkook estaba lo suficientemente
dilatado, para que no le doliese tanto. Tomó su propia
mano resbaladiza y luego bombeó un par de veces su
miembro para facilitar la tarea también.

─ Ni siquiera te plantees cubrirte ahora, Jungkook


─Taehyung se inclinó sobre él y tomó su propia longitud
para dirigirla a la entrada del menor. Tentó su entrada,
únicamente frotando la punta contra el anillo de músculos,
que se tensaba anhelando algo en su interior que lo hiciese
tocar el cielo─ Quiero verte, ver cada reacción de tu
cuerpo.

─ Vas a tener que prestar mucha atención entonces,


porque mi cuerpo se vuelve loco cuando se trata de ti
─sonrió Jungkook y el mayor acunó su rostro con la mano
que no sujetaba su peso.

Taehyung apartó el flequillo todavía húmedo de la frente de


Jungkook y dejó un suave beso para después juntar sus
frentes mientras acariciaba su mejilla.

─ Quiero que mires a través de mí y que veas mi alma,


Jungkook, porque voy a decirte todo aquello que no puedo
expresar con palabras. Necesito que me escuches.

─ Siempre he visto más allá de ti, Tae.


─ No quiero ponernos etiquetas, ni a nosotros ni a lo que
tenemos. No necesito nada de eso, solo te necesito a ti.
Tenerte en este momento, así y a mi lado, no hay nada
más que pudiese desear.

Jungkook asintió hechizado por sus palabras. ¿Cómo podía


dejar escapar a alguien como Taehyung, que le brindaba
tanto amor con tan solo una mirada? Fácil. No podía.

El mayor por fin empezó a enterrarse en su interior, lento y


sintiendo cómo Jungkook se tensaba ante su tamaño y la
intromisión. Con sus caderas se abría paso poco a poco en
su interior y juró que podría correrse simplemente por la
sensación de Jungkook envolviéndolo, caliente y
abrumador a su alrededor. Se ajustaba perfectamente y lo
acogía como nadie antes lo había hecho.

Taehyung se enterró profundamente hasta que su miembro


desapareció por completo en el interior del menor. Los
brazos de Jungkook, que se habían mantenido tensos y
clavando sus uñas sobre la piel de su espalda, se
suavizaron con el tiempo y abrazaron el cuerpo de
Taehyung, que le devolvió el abrazo envolviéndolo con su
cuerpo.

Taehyung sabía que tenía que ser paciente, esperar hasta


que Jungkook se acostumbrase a él. Quería que fuese
placentero para ambos y, sobre todo, que los uniese aún
más. Dios sabe que Taehyung había intentado alejarse de
Jungkook desde aquella noche en la comisaría, pero lo
necesitaba demasiado.

Taehyung necesitaba a Jungkook tanto como necesitaba el


oxígeno para vivir.

Además, era un egoísta sin remedio y aunque sabía que no


podía tener a Jungkook todavía quería intentarlo con cada
fibra de su cuerpo. Todo el sufrimiento durante todos esos
años había merecido la pena. Las lágrimas, las noches en
vela, los golpes, sus manos manchadas de sangre...
Volvería a pasarlo todo si eso significaba poder estar con
Jungkook en este momento.

Unidos de la forma más íntima en la oscuridad y el silencio.

El aire estaba cargado de preguntas, de miedos, de


inseguridades, incertidumbres y riesgos. Pero también de
respuestas.

Si alguien los preguntase en ese momento si darían la vida


por el otro, ellos lo sabían con certeza: lo harían una y mil
veces.

Taehyung continuaba abrazando el cuerpo de Jungkook


debajo de él, y como su respiración era tan lenta y
acompasada cualquiera habría asegurado que había caído
en un profundo sueño. Jungkook había sentido
incomodidad en un inicio, pero la paciencia del mayor le
había permitido ajustarse sin prisa y ahora no podía
esperar a que Taehyung comenzase a hacer estragos con
su cuerpo.

─ Tae ─lo llamó en un susurro. Ante sus palabras, el mayor


sacó su cabeza del hueco de su cuello y lo miró inquisitivo.

─ ¿Te he hecho daño? ─había preocupación en sus ojos y


Jungkook no pudo hacer más que sonreír en su dirección y
posar su mano en la mejilla de Taehyung.

─ Has sido todo un caballero ─la expresión del mayor se


relajó con notable alivio y después agachó su cabeza.

─ Qué susto, pensé que te había hecho daño.

Jungkook ahuecó su mandíbula y lo obligó a juntar sus


labios. Era demasiado bueno para ser real, ese hombre y
su infinita ternura serían su perdición. Taehyung no se
negó a la profundidad del beso y cuando el moreno se
arqueó hacia arriba en busca de más contacto Taehyung
deslizó su mano libre por la cintura y la rodeó con su brazo,
atrayéndolo aún más.

─ Has sido un buen chico, Tae ─murmuró Jungkook


cuando cortó el beso─ Ahora muévete.

Y el mayor no tardó en obedecer. Si la sensación estática


de estar dentro de Jungkook ya era abrumadora, no podía
imaginar cómo sería moverse dentro de él mientras su
cuerpo le decía todo aquello que sus palabras no
alcanzaban a expresar, mientras le hacía el amor.

Comenzó a mecerse lento sobre Jungkook, asegurándose


de que no lo aplastaba y de que se enterraba dentro de él
lo más profundo posible. Repitió el proceso varias veces
hasta que sintió el cuerpo del menor relajarse contra el
suyo y hacer sus movimientos más fluidos.

─ No te contengas por mí, estoy bien ─susurró Jungkook


deslizando las manos por su espalda, reconfortándolo y
arañándolo con suavidad.

Taehyung lo miró con sus ojos llenos de ternura y sonrió a


la persona que se encontraba debajo de él mientras
asentía. Cambió el ritmo, dejando atrás la excesiva lentitud,
pero manteniendo la profundidad de sus embestidas.
Encontraron su ritmo, siempre lo hacían. No demasiado
lento ni excesivamente ansioso, simplemente era el
perfecto para los dos, uno que les permitía sentirse con
cada fibra de su piel.

Taehyung juntó su frente con la de Jungkook mientras


continuaba meciéndose contra su cuerpo, sus caderas no
le daban tregua ni un momento de descanso. El mayor lo
sentía temblar debajo de él y quiso calmarlo. Apartó
algunos mechones que caían sobre su frente perlada y
llevó su mano hasta su nuca para acariciar el cabello
oscuro entre sus dedos.

─ Jungkook ─llamó su atención sin perder el ritmo de sus


caderas. El menor mantenía sus ojos entrecerrados y
Taehyung no sabía si era de dolor o de placer, pero pareció
reaccionar ante su llamada. Jungkook lo miró.

Y las siguientes palabras que iba a decir se desvanecieron,


casi como si se las hubiese llevado el viento. No podía
culparse, porque la imagen frente a él le había robado el
aliento y dejado la mente en blanco.

Los labios rosados y brillantes de Jungkook, entreabiertos y


dejando escapar algún gemido cuando Taehyung golpeaba
el punto adecuado, su pecho subiendo y bajando mientras
respiraba pesadamente, su pelo oscuro despeinado y
abrazando sus facciones con delicadeza. Su pecho no
podía sino encogerse con todo lo que veía dentro de sus
pupilas, con el cariño con el que lo miraba.

Jungkook no lo juzgaba con sus ojos, veía lo bueno en él.

Le derretía el corazón y lo hacía temblar.

Porque Taehyung era fuerte, pero se sentía débil y


vulnerable con cada gesto que Jungkook hacía.

¿Qué había hecho bien en esta vida para merecer un


regalo como él?

─ ¿Recuerdas cuando te dije que me gustabas? ─murmuró


Taehyung por fin, acunando el rostro del menor entre sus
manos, que lo miraba expectante. Jungkook asintió con
lentitud ante sus palabras, sin embargo, estaba claramente
confuso─ Te mentí.

Jungkook inclinó su cabeza sin entender, y se limitó a decir


lo mismo─ ¿Me mentiste?
─ Te mentí. No me gustas ─y Jungkook sí que no pudo
sorprenderse más cuando una lágrima, solitaria y cristalina,
se deslizó por la mejilla de Taehyung─ Te quiero,
Jungkook.

Fue instantáneo, las manos del menor acunando el rostro


de Taehyung con preocupación. ¿Estaba llorando? ¿Por
qué lloraba?

─ Tae, ¿qué pasa?

El mayor se inclinó contra su mano, sintiendo el contacto


con más intensidad─ Estoy bien ─lo tranquilizó─ Solo
déjame demostrarte lo mucho que te quiero. Una noche no
parecer ser suficiente para hacerlo.

Y Taehyung lo besó. Fue un beso suave y ligero pero


profundo que mandó a la mierda cualquier preocupación
que pudiese perturbar la calma de Jungkook. Quería
disfrutar ese momento tan preciado entre los dos. Lo
atesoraría para siempre, de eso no había duda.

El mayor lo embistió con determinación sin abandonar la


tarea de besarlo. Recorrió su cuerpo con sus manos y lo
atrajo más hacia él. Jungkook sintió que se derretía contra
su cuerpo cuando golpeó con certeza y precisión su punto
dulce. No lo dijo en voz alta, pero sus gemidos y la forma
en la que se arqueó fueron suficientes para que Taehyung
entendiese el mensaje. Se sintió en una nube cuando el
mayor combinó sus embestidas con darle placer
bombeando su miembro de nuevo, ejerciendo la presión
justa.

Jungkook no se había sentido tan feliz en su vida. Después


de años solo, viviendo anclado en el pasado, una persona
como Taehyung, dispuesta a todo y más por él era algo
que jamás habría imaginado.
Taehyung le hizo una promesa esa noche y la cumplió. Le
hizo el amor varias veces y lo más importante, le hizo
sentirse querido por primera vez en años de oscuridad.

Fue como volver a casa, a un sitio seguro, acogedor y


familiar después de haber vagado por la nada durante
años. Jungkook no se había dado cuenta del mal que le
había hecho la soledad y Taehyung era como un rayo de
esperanza que había devuelto la luz a su mundo ─e incluso
le había agregado algo de chispa. Era refrescante y
espontáneo como nadie y no podía disfrutar más de su
compañía y de su peculiar forma de ser.

Taehyung y Jungkook tocaron el cielo juntos y encontraron


refugio en los brazos del otro cuando se derrumbaron
exhaustos.

Iba a ser una noche difícil de olvidar, para ambos.

Y después de varias rondas de cariño mutuo y


demostraciones de amor, la cama era un auténtico
desastre: cojines desperdigados por el colchón y las
sábanas cubriendo sus cuerpos de mala manera.

Taehyung cumplió su palabra con creces: lo trató con sumo


cuidado y le hizo disfrutar con cada gesto y cada
movimiento. Hubo fuegos artificiales en la oscuridad de sus
párpados cuando sus caderas lo llevaron por encima del
límite y sus labios le dieron la bienvenida al paraíso.

La descripción más acertada sería decir que ahora estaban


enredados, entre ellos y también con respecto a las
sábanas. Llevaban ya un rato besándose, Taehyung
tumbado boca arriba y Jungkook en su costado. El mayor
mantenía una mano tras su cabeza y la otra pasando sus
yemas de arriba a abajo por la columna de Jungkook
mientras deslizaba su lengua contra la del menor. Poco
después, Jungkook se mantenía demasiado ocupado
besando cada trozo de piel bronceada que estuviese al
descubierto. Besaba su torso, su cuello...

─ Kookie ─Taehyung comenzó a reir suavemente cuando


Jungkook dejó que los besos viajasen por su estómago
probablemente hacia zonas más peligrosas─ Jungkook
─insistió y el menor levantó la mirada.

En ese momento le parecieron unos ojos inocentes,


ligeramente cubiertos por su precioso cabello azabache,
pero luego recordó las cosas que había hecho hace un rato
y oh sí, definitivamente Jungkook no era un ser inocente
por muy ángel que pareciese.

─ ¿Qué?

─ ¿No crees que deberíamos dormir o no sé, al menos


parar? ─sonrió al ver que Jungkook lo ignoraba y
continuaba mordisqueando y lamiendo su estómago. Y si
no lo paraba ahora terminaría acorralándolo contra el
colchón y haciéndolo suyo de nuevo.

─ ¿Por qué? Todavía es pronto.

─ Son las cuatro de la madrugada, Jungkook ─señaló


después de echar un vistazo al reloj sobre la mesilla─ Hace
rato que los bebés como tú se fueron a la cama.

─ Estoy en la cama ─Jungkook comenzó a subir y bajar


sus cejas, sonriente─ Aunque quizás no durmiendo por
culpa de alguien.

¿Era siquiera posible querer a alguien tanto como


Taehyung quería a ese hombre?

─ Ven aquí ─Taehyung tomó su mentón entre sus dedos y


lo besó, los familiares labios dándole la bienvenida y su
lengua explorando cada recoveco de nuevo─ Durmamos
amargado, mañana será un día largo y necesitamos
descansar después de tanta acción.

─ El amargado aquí eres tú ─hizo un pequeño puchero─


¿Cuánto crees que podremos estar juntos ahora que lo del
asesinato parece resuelto?

─ No lo sé, Youngmi dijo que ni ella ni Seok Hwa tenían


nada que ver con ese asunto ─murmuró─ Pero presiento
que no será mucho.

─ ¿Mañana prepararás tú el desayuno? Me gustó tu


comida ─cambió drásticamente de tema, parecía realmente
ilusionado.

Y eso lo destrozaba.

Taehyung lo miró, una tímida sonrisa en sus labios─ Si te


hace feliz que diga que sí entonces sí. Lo haré.

─ Podríamos hacer muchas cosas mañana, ir al cine o ver


una película aquí, salir a tomar algo...

─ Mejor no hagamos planes, imagina que después de tanta


preparación luego no podemos hacerlos.

─ ¿Por qué no íbamos a poder?

─ No hacen más que llamarte de la comisaría. Además,


quizás sea yo el que mañana no te deje salir de esta cama
─frotó su nariz contra la del menor.

Jungkook golpeó a Taehyung sin demasiada fuerza


mientras reía, pero finalmente, cedió─ Está bien, veremos
mañana.

─ Así me gusta ─Taehyung revolvió su cabello oscuro


como si estuviese premiando a un niño pequeño y
Jungkook le devolvió una enorme sonrisa mientras se
acurrucaba contra él.

─ Buenas noches, Tae.

Taehyung lo miró con atención, pegado a más no poder a


su cuerpo en busca de calor. Sus pestañas tupidas y
negras como el carbón rozando con delicadeza sus mejillas
y su expresión alegre y relajada. Quería grabar esa imagen
para siempre en su mente. No se permitiría olvidarla nunca.

─ Buenas noches, Kookie.

Dicen que el hogar está donde está el corazón y, para mí


─pensó Jungkook antes de caer dormido─ para mí ese
lugar eres tú, Tae.

ALGUIEN QUE ME DÉ UN VASITO DE AGUA DESPUÉS


DE ESTE CAPÍTULO ETERNO :v

No sabéis lo que me ha costado escribirlo, mis


habilidades nulas de smut estaban de por sí oxidadas
xD
Dejadme recordaros que es la segunda vez que escribo
smut en mi vida y weno, por eso es tan horrible, no me
juzguéis c':

Y eso que tuve la ayuda de una lista bien sad que la


txekuk tiene en spotify...

Quería hacer una pequeña aclaración que no tiene nada


que ver con esto pero no sé por qué me acordé >< La
cosa, mucho me decís en los comentarios qué dónde
narices consiguió Jungkook el título de agente
haciendo las cosas que hace (complemente insensatas
vaya xD)

Tengo que decir que el personaje de Jungkook está


hecho así intencionadamente, no es negligencia mía
jeje Quería que se viese que a Jungkook le falta
madurez todavía y que la responsabilidad que tiene
sobre sus hombros lo supera con creces ¿cómo vas a
velar por la seguridad de los demás cuando ni siquiera
eres capaz de ser el dueño de tu vida y de solucionar
tus propios problemas?

Era simplemente eso :3

Muchas gracias como de costumbre por todo el amor


(sobre todo en estos últimos días lol) y por el apoyo a
esta cosa mata neuronas ♡ ♡

PD. No sé si conseguí transmitirlo y expresarlo bien


pero quise que este capitulo estuviese lleno de muchos
feels, espero que pudiese llegar a vosotros el amor con
el que lo escribí ><

PD. PD. Cualquier error ya sabéis c:


31. Reflection

PERDÓN POR LA TARDANZA ><

Su cuerpo se sentía tremendamente pesado en la


oscuridad, al igual que sus párpados. Había una fuerza
sobre sus hombros, algo más contundente que la
gravedad, una fuerza que lo impulsaba hacia el suelo. Sus
brazos colgaban a cada lado de su cuerpo, también sus
pies, que incluso se balanceaban suavemente, como si
estuviesen siendo empujados por una tímida brisa.

Quería salir de esa oscuridad, encontrar la luz. Una salida.

Concentró todas sus fuerzas en abrir sus párpados y muy


poco a poco, lo consiguió. Su cabeza estaba mirando hacia
abajo y lo primero que apreciaron sus ojos adormilados
fueron sus manos: uñas redondeadas y venas
serpenteando por la superficie como ríos sobre un mapa.
Su piel todavía era pálida, su tez rosácea y sus dedos
delgados y algo huesudos.

Todo seguía igual.

Jungkook irguió su cabeza y se sorprendió cuando se vio a


sí mismo frente a él, reflejado en un gran espejo. Se veía
cansado. No había ningún tipo de expresión en sus
facciones, solo ojeras violáceas bajo sus pupilas. El
flequillo oscuro caía sobre sus ojos y Jungkook no supo por
qué, pero no parecía solamente derrotado: parecía triste.
Por un momento dejó de prestar atención a su reflejo, y
entonces, apreció que se encontraba sentado en una silla
de color claro. Si giraba su rostro a ambos lados lo único
que distinguía era un pasillo blanco que se perdía en la
distancia, sin final, y que conducía hasta una luz del mismo
tono luminoso. Las paredes eran pulcramente diáfanas, al
igual que el techo y el suelo. No había ningún tipo de
sonido, nada que perturbase aquella calma.

Su mirada volvió a su propio reflejo, que lo miraba de


vuelta. ¿Realmente se veía así de mal?

De repente, pequeñas chispas comenzaron a brotar de los


dedos de su reflejo, como si se estuviese quemando.
Comenzó por las uñas y poco a poco se fue extendiendo
hasta el dorso de las manos. Ese fuego oscuro lo estaba
quemando, y según recorría su piel y avanzaba por ella,
nueva piel aparecía debajo, más brillante y pura, pero a la
vez, diferente por alguna razón.

Jungkook miraba fascinado cómo pequeñas cenizas


candentes comenzaban a caer también de sus piernas y
cuando sintió un agudo pinchazo en sus manos, cuando el
fuego ya había comenzado a ascender por sus antebrazos,
no pudo evitar bajar la mirada hacia sus propias manos
para cerciorarse de que no le estaba pasando lo mismo
que a su reflejo.

Sin embargo, cuando sus ojos se posaron en sus manos,


no pudo evitar jadear.

Sus uñas redondeadas seguían allí, pero mucho más


pequeñas. Si las observaba con atención podía ver que
estaban mordisqueadas y llenas de irregularidades por
todos lados. Sus dedos habían dejado de ser largos, y
ahora frente a sus ojos solo había unos pequeños y
carnosos, que no acentuaban en absoluto sus nudillos y
falanges. Ya no había venas llamativas, solo piel tersa y
más blanca que nunca que continuaba hacia unas
muñecas realmente pequeñas.

¿Por qué se sentía tan familiar?

Levantó su vista para apreciar su reflejo y en aquel


momento juró que casi se cae de la silla. Porque la persona
que ahora estaba en el espejo seguía siendo él.

Sin embargo, ese Jungkook no tendría mucho más de diez


años. ¿Once o doce quizás?

Se alarmó y comenzó a palpar su rostro con estupor. Su


cara había menguado y sus facciones ya no eran tan
marcadas. Su cuerpo se sentía tremendamente pequeño y
torpe y cuando bajó su mirada en dirección a sus pies se
sorprendió al verlos colgando del asiento. Ni siquiera
llegaba a posar sus pequeñas zapatillas en el suelo.

¿Había vuelto a ser un niño?

El moreno tenía bastante de lo que preocuparse con este


nuevo acontecimiento, pero unas voces captaron su
atención. Al principio eran susurros que venían de todas
partes, por ambos lados del pasillo, del techo e incluso juró
que del suelo y poco a poco, se fueron haciendo más
claras, definiéndose. Jungkook miró el suelo desde lo alto
de la silla y parecía que esta aumentase su altura por
momentos, porque la superficie cada vez parecía más lejos
de sus pies. Se armó de valor y pegó un salto hasta
aterrizar en tierra firme.

Tan pronto como lo hizo, el suelo engulló la silla con un


extraño sonido.

Del susto, Jungkook retrocedió unos pasos hacia atrás y


cuando quiso acordarse de que al otro lado del pasillo
estaba el espejo, se encontró a sí mismo atravesándolo
como si siempre hubiese sido un charco de agua y no un
cristal duro. Simplemente lo engulló como al asiento.

Jungkook cayó de culo al suelo y en cuanto aterrizó sobre


la fría superficie, comenzó a sobar la zona con molestia.

─ Ay... ─masculló entre dientes. Observó sus piernas


delgadas y pequeñas, cubiertas por unos pantalones que
llegaban hasta más o menos la espinilla. Eran vaqueros, y
en sus pies había un par de zapatillas que recordaba haber
llevado durante su infancia, de color rojo y con algunos
dibujos. Jungkook se miró una vez más, incrédulo, y
reconoció también la camiseta que llevaba puesta, una de
rayas azules y blancas que le encantaba de pequeño.

Agudizó sus oídos. Las voces se escuchaban más claras


que nunca.

─ Sé que suena complicado, pero al menos debemos


agradecer que no haya llegado a más ─escuchó Jungkook.

Le costaba controlar un cuerpo tan pequeño acostumbrado


al de veintiún años, pero no era extremadamente difícil;
únicamente se sentía un poco más lento, más torpe en
general. Se levantó del suelo de mala manera y cuando
quiso girar su rostro para ver si podía volver por donde
había entrado, el espejo había desaparecido.

El pasillo que alguna vez había sido blanco ahora era de


tonos grises y la atmósfera oscura e increíblemente
agobiante. Parecía que el aire estuviese repleto de polvo,
de suciedad y las paredes tenían la pintura destrozada,
llenas de huellas de manos por todas partes. Las baldosas
ámbar del suelo habían perdido el brillo que probablemente
tuvieron algún día, tenían muchísimos rasguños y arañazos
y los huecos entre ellas estaban rellenos de tierra.
Jungkook sintió que le era difícil respirar allí. Ese lugar solo
le inspiraba desasosiego.

─ Los daños son mínimos comparado con las


consecuencias que pensábamos que podría haber tenido
inicialmente ─la voz continuaba hablando. ¿Un hombre
mayor quizás?─ Es un chico con suerte, aunque seguirá
necesitando alguien que le ayude y que sea sus ojos.

Estaba asustado.

Miró a un lado y a otro, pero el pasillo seguía sin tener fin


por ninguno de los lados, ambos se perdían en la infinidad
a lo lejos, esta vez en una luz oscura.

─ Jungkook ─escuchó de repente a lo lejos, una voz


amortiguada─ Jungkook, ven aquí.

El moreno giró sobre sí mismo en busca de la voz que le


hablaba, cada vez más limpia, más cercana. Alguien
estaba aproximándose a él. Una serie de sombras
comenzaron a danzar al final del pasillo y de repente, tras
comenzar a girar en lo que a Jungkook le recordó a una
vorágine, una figura surgió.

El cuerpo se irguió, todavía con la cabeza gacha y los


brazos tensos y en una postura poco natural. Respiraba
pesadamente y su torso se movía de manera exagerada.
Jungkook lo estudió mientras daba un par de pasos hacia
detrás, desconfiado ante su presencia.

─ Jungkook ─escuchó de nuevo. Y entonces se dio cuenta


de que era esa persona al otro lado del pasillo quien lo
llamaba, pero no era la misma voz que había escuchado al
principio. Era chillona, molesta a los oídos.
─ ¿Q─Quién eres? ─preguntó, elevando el tono y
apreciando que incluso su voz había vuelto a ser aguda
como cuando tenía diez años.

─ Ven aquí, Jungkook. Es la hora ─murmuró la figura


desconocida, todavía sin mirarlo ni levantar siquiera la
cabeza─ No te resistas, es inútil. Sabes que lo necesitas.

Si el moreno analizaba al desconocido con atención,


parecía vestir la ropa de un hospital. Una bata verde
azulada que prácticamente cubría su cuerpo entero y un
gorro ajustado sobre su cabeza. Aun así no tenía ni idea de
a qué se estaba refiriendo.

─ ¿La hora de qué? ¿Qué necesito?

Lentamente y con un movimiento mecánico, la persona


comenzó a elevar su cabeza. Llevaba una mascarilla sobre
la boca del mismo color que el atuendo y no tenía ojos
corrientes, sólo cuencas oscuras, casi como si estuviesen
vacías.

─ Tu inyección, Jungkook.

Esas palabras le pusieron la piel de gallina y aunque no vio


sonreír a la figura por la mascarilla, sabía que le estaba
mostrando los dientes tras la tela. Se los imaginó, brillando
en su boca con un ligero brillo plateado. Esa imagen solo
mandó una única orden, absoluta y rotunda a sus
pequeños pies:

Corre.

No tardó ni un segundo en echar a correr en dirección


contraria, daba igual si el pasillo no tenía fin, se mantendría
corriendo hasta que se desplomase de cansancio.
Cualquier cosa antes que dejar que ese ser le pusiese una
inyección.
No más inyecciones.

─ No huyas, Jungkook ─escuchó detrás de él. La figura era


claramente más lenta que él y se movía dando pasos
mecánicos, pero parecía divertirse con la escena y el miedo
del pequeño.

Jungkook miró hacia atrás mientras seguía corriendo,


viendo cómo la otra persona comenzaba a desvanecerse
en la distancia. Lo estaba dejando atrás. Sin embargo,
poco a poco, y para desgracia de Jungkook, fue cogiendo
velocidad. Lo que empezó con pasos mecánicos y secos se
fue transformando en una marcha normal y después
comenzó a correr tras él casi a su mismo ritmo. La sonrisa
lo perseguía en la oscuridad.

Tenía mucho miedo. Todas las células de su cuerpo


vibraban con terror.

─ Jungkook ─canturreó─ Ven aquí y sé un niño bueno.

Jungkook movió sus pequeños pies tan rápido como pudo,


pero al ritmo que llevaba no tardaría en alcanzarlo. Sus
zancadas habían dejado de ser grandes y eso era una
clara desventaja. Miró detrás de él y vio a la figura levitando
sobre el suelo, recta y sin mover sus pies, pero todavía
intentando atraparlo y con sus cuencas oscuras fijas en él.
Una jeringuilla se erguía majestuosamente entre sus
manos pálidas, casi saludando a Jungkook.

Para su desgracia, empezó a cansarse demasiado rápido,


sus extremidades se negaban a obedecerlo como él quería
y no tardó mucho en abandonarse a la idea de que fuese lo
que fuese lo que había dentro de esa jeringuilla del
demonio, terminaría en su organismo.
De repente, su salvación. Una puerta apareció frente a él,
grande y llena de esperanza. Había sido girar su cabeza y
simplemente había aparecido allí de la nada.

Dos voces distintas comenzaron a llamarlo.

─ Perdóname, Jungkook ─decía la que provenía de la


puerta, suave y llena de tristeza─ No pude protegerte. Yo...
lo siento.

Y mientras tanto, la de la figura que lo perseguía llegaba a


sus oídos estridente y distorsionada, casi en un grito─ Es la
hora de tu inyección, Jungkook. Sé un buen chico.

No era capaz de reconocer la primera voz, pero


definitivamente le inspiraba más confianza que esa cosa
que lo estaba persiguiendo. Agitó su cabeza e hizo un
esfuerzo sobrehumano por intentar concentrarse en salir de
allí ileso. Continuó corriendo sin bajar el ritmo. Sentía que
se mareaba poco a poco, que el oxígeno no abastecía
suficientemente sus pulmones.

Pero entraría en esa puerta o moriría en el intento.

El ser detrás de él había estirado su mano para alcanzarlo,


y mantenía su cuerpo levitando con rapidez sobre una nube
de humo, no los separarían mucho más de tres metros,
pero la puerta también estaba más cerca que nunca.

Cerrando sus ojos con fuerza y sintiendo a la vez cómo la


figura rozaba su pequeña camiseta, Jungkook abrió la
puerta y dio un salto para meterse.

Mantuvo sus ojos cerrados con fuerza ante la idea de que


lo que le esperaba al otro lado de la puerta era aún peor
que aquello de lo que había estado huyendo. Sinceramente
no sabía qué podía ser peor que el ser que lo había
perseguido.
─ Jungkook ─lo llamaron.

Estaba empezando a hartarse de su propio nombre y del


uso excesivo que hacía la gente de él.

Pero el moreno se dio cuenta de que esa era la misma voz


que había escuchado antes, la del hombre mayor, y por
alguna razón se sintió reconfortado─ Pasa, no tengas
miedo.

Jungkook abrió los ojos con recelo y se vio en una


habitación pequeña y acogedora. En las paredes había
diplomas y títulos colgados por todas partes y en el centro,
sobre una alfombra de colores fríos, había un escritorio.
Tras la pieza de madera estaba un hombre mayor, de
apariencia apacible y sosegada.

─ Por favor, toma asiento ─lo invitó de nuevo haciendo un


ademán en dirección a la silla que había en frente de su
mesa.

Jungkook iba a obedecer, a dar un paso aunque fuese con


algo de desconfianza, pero entonces vio que no le hablaba
a él.

Hablaba con el Jungkook de poco más de diez años, que


se encontraba parado en la puerta.

El moreno se observó a sí mismo en la distancia, dando


pasos tímidos con la cabeza gacha en dirección al
escritorio. Se sentía cómo un espectador, porque el hombre
no parecía poder verlo, mucho menos el pequeño
Jungkook.

Definitivamente estaba soñando. Y no podía sino


congelarse ante esa curiosa escena a la que no era capaz
de hallar sentido alguno.
Su mirada siguió al niño con nostalgia y no pudo contener
una sonrisa cuando se sentó en la silla y sus pies colgaron
del asiento de forma adorable. Habían pasado casi diez
años desde que Jungkook había sido así de pequeño y su
pecho se llenaba de una sensación cálida al recordar
aquella buena etapa de su vida: su infancia. Las manos del
niño estaban sobre sus muslos y sus ojos fijos en sus
propios dedos, con los que jugueteaba nervioso.

─ ¿Cómo te encuentras hoy, Jungkook? ─preguntó el


hombre con tono dulce, pero lo único que recibió fue una
respuesta escueta.

─ Mejor.

─ ¿Tienes sueño? ¿Te sientes torpe o adormilado? ─se


notaba que el hombre estaba intentando tratarlo de forma
familiar para no espantarlo. Parecía funcionar.

─ Antes tenía más sueño ─murmuró prestando más


atención a sus dedos que a la pregunta─ Pero ahora estoy
bien.

─ Eso es bueno ─sonó aliviado─, has estado haciendo los


ejercicios que te dije, ¿verdad? ─el pequeño asintió de
forma distraída─ Y dime, ¿has soñado con algo
últimamente?

─ Sí.

Interés se dibujó en su rostro─ ¿Qué has soñado?

El niño apartó la mirada, y focalizó su atención en los


papeles de las paredes. Después de pensarse mucho la
respuesta, habló─ Con mi hermano.

Frunció el ceño─ ¿Qué pasaba en el sueño?


─ Heojoon me enseñó el experimento del
yodo ─murmuró─ Lo he visto muchas veces, pero él sabe
que es mi favorito y por eso lo hace para mí. Tiene unos
colores muy bonitos.

─ ¿Y qué más? ─insistió.

Esta vez el niño no necesitó mucho tiempo para pensarse


la respuesta─ No me acuerdo de más.

Y el hombre no pareció satisfecho con sus palabras.


Insistió─ Vamos, Jungkook. Haz memoria.

─ Ya le he dicho que no lo recuerdo.

─ Ni siquiera estás intentándolo. Tómate algo de tiempo


para pensar.

Pero el pequeño Jungkook parecía tenerlo claro.

─ Lo siento mucho. Estoy hablando en serio ─comenzó a


hipar, nervioso. No tardó en echarse a llorar del
agobio─ Por mucho que quiera recordarlo no puedo. Yo...

El niño se encogió más en su silla y escondió su rostro


húmedo, lleno de lágrimas. Sus hombros subían y bajaban.
El pequeño había comenzado a respirar de manera
irregular, de la frustración y la rabia que sentía. De verdad
quería ser capaz de responder a la pregunta, pero
simplemente no podía.

Era todo un gran borrón en su cabeza.

─ Jungkook, tienes que esforzarte más. No es tan difícil ─el


tono de hombre había pasado a ser severo y autoritario y
Jungkook quiso hacer aparición en la escena y recriminarle
su comportamiento con el niño. Forzarlo más no iba a
ayudarlo en absoluto a recordar nada. Al contrario.
Decidió intervenir sin importar si podían verlo o no, pero
cuando dio el primer paso para acercarse al hombre, otra
persona se le adelantó y exigió que se detuviese con un
tono severo.

─ Ya es suficiente, señor Jung.

Jungkook no necesitó pensar quién era el dueño de esa


voz, porque la reconocería en cualquier parte.

Taehyung corrió rápidamente en dirección al niño y lo


envolvió en sus brazos. Jungkook se quedó helado. Al
principio el pequeño tardó en corresponderle porque seguía
demasiado alterado, pero después, sus bracitos se
aferraron a él como si fuese su única salvación. El mayor
acarició su cabeza con lentitud y poco a poco, sintió al
pequeño relajarse contra su cuerpo.

Sus llantos cesaron con el paso del tiempo, todavía hipaba


pero el pequeño Jungkook se negaba a dejar marchar a
Taehyung.

─ Ya está, Kookie. Ya pasó ─le susurró.

Jungkook no se había parado a observarlo con atención,


pero el Taehyung frente a sus ojos también era más joven.
Probablemente tenía algo más de quince años. Sin
embargo, su aura era la misma. Emanaba la misma
seguridad que el menor había visto vibrar en sus ojos, la
misma fortaleza y ternura interior.

─ ¿Ves a ese niño de allí? ─Jungkook se asustó cuando,


de nuevo, una voz más que familiar le habló de repente.

El moreno giró su rostro y se encontró con el de Taehyung,


que se observaba a sí mismo y al pequeño Jungkook con
ternura y nostalgia en sus ojos. Esta vez era el Taehyung
de ahora, el que ya había superado la veintena de años.
Había dos Jungkook y dos Taehyung en aquella sala, un
par mayor y como se veían en la actualidad y otro par joven
que era completamente ajeno a ellos.

Una escena curiosa donde se viese.

─ ¿Tae?

El menor no daba crédito a este sueño tan rocambolesco.

Taehyung pareció ignorar el asombro de Jungkook. Se


mantuvo quieto, observando a las personas de la sala con
un ápice de nostalgia en sus ojos.

─ ¿Sabes por qué llora ese niño?

Jungkook negó lentamente cuando el mayor ni se molestó


en mirarlo, su atención estaba en sus copias más jóvenes
que continuaban reconfortándose.

─ Llora porque no sabe quién es. Porque es un folio en


blanco esperando ser reescrito.

─ ¿Un folio en blanco?

─ Ha sufrido suficiente y a veces pienso que es mejor así


─dijo, sin apartar la mirada del pequeño, que se mantenía
refugiado en los brazos del otro Taehyung, su pequeña
espalda subía y bajaba.

─ ¿Qué deberíamos hacer, Taehyung? ─preguntó el


hombre que se encontraba detrás del
escritorio─ Perdóname, a mí y a mi comportamiento. Pero
de verdad intento hacer todo lo que está en mi mano para
ayudarte.

Y lo siguiente que Jungkook escuchó humedeció sus ojos.


El Taehyung joven y el que se encontraba a su lado, los
dos hablaron a la vez y emitieron las mismas palabras. El
moreno sintió que su pecho se oprimía, porque tener a
alguien como el mayor, cuidando con tanta dedicación de
él, simplemente no podía pedir más.

─ Yo sólo quiero que sea feliz ─dijo a coro con el Taehyung


más joven, como si ya conociese las palabras de memoria.

El pequeño Jungkook parecía más calmado, aunque se


negaba a abandonar el refugio que había encontrado en
los brazos de Taehyung. Y Jungkook lo entendía mejor que
nadie, porque entre esos brazos él se había sentido
protegido muchas veces.

─ Taehyung ─murmuró el niño entre sollozos. El mayor


apartó el flequillo de su rostro y lo miró con
curiosidad─ Tú... tú me protegerás siempre, ¿verdad?

Taehyung sonrió, su corazón se derretía con la dulzura que


irradiaba el pequeño.

─ Claro, pequeño. Siempre cuidaré de ti ─revolvió su pelo


con cariño.

Jungkook sintió su rostro húmedo de repente y cuando


levantó la mano para tocar su mejilla, se dio cuenta de que
estaba llorando. Quiso limpiarse, pero la mano de
Taehyung, que seguía junto a él, fue más rápida y secó sus
lágrimas. Y el tacto se sintió increíblemente real, más de lo
que jamás hubiese esperado. Pudo sentir la calidez de
Taehyung sobre su piel fría y mojada.

─ No llores, Kookie. Dije que siempre cuidaría de ti,


pequeño. Y Kim Taehyung es un hombre de palabra
─acarició su mejilla mientras sus ojos acariciaban su perfil─
Te protegeré hasta el final, cueste lo que cueste.

Jungkook observó en la distancia cómo el Taehyung joven


cogía en brazos al niño: se preparaban para marcharse. Y
su pecho se encogió cuando los labios del mayor
pronunciaron las palabras que él mismo había escuchado
hace apenas horas, pero esta vez eran para el pequeño.

─ Cuando todo esto termine, volvamos a casa, ¿sí?

El pequeño sonrió algo tímido y luego asintió mientras


limpiaba sus lágrimas con el dorso de su mano. Taehyung
secó su rostro con su manga y acarició su pequeña nariz
con la suya.

─ Así me gusta, pequeño.

Jungkook no sabía qué pensar. Ni siquiera sabía por qué


estaba soñando esto. ¿Era uno de esos sueños a los que
hay que buscarles el significado? ¿Debía ir al psicólogo
después de todo?

Estaba congelado, paralizado y confuso; pero al ver esa


imagen sí hubo algo que vio con claridad: no encontraría a
otra persona que lo cuidase como lo hacía Taehyung.

Frente a él había una prueba de que no debía negar más


sus sentimientos.

Debería haberlo visto venir, el hecho de que terminaría


enamorándose de Taehyung. Porque después de todo
ahora era incapaz de pensar en otra persona a quien
pudiese pertenecer su corazón. Taehyung lo tenía, quizás
desde hace más tiempo del que pensaba.

─ Jungkook ─lo llamó el Taehyung que todavía se


encontraba a su lado.

La habitación había comenzado a desvanecerse, a


volverse etérea por momentos. Las personas que alguna
vez había ocupado la sala eran cada vez más borrosas y el
hombre junto a él, la figura que tan bien conocía, no era
menos. Poco a poco estaba disipándose frente a él.
─ Solo no olvides nuestra promesa, ¿de acuerdo? ─una
sonrisa se dibujó en su rostro difuso─ Cuando todo haya
terminado, volvamos a casa juntos. Te estaré esperando.

El moreno sabía que era un sueño, que el Taehyung que lo


acompañaba no era el real, pero simplemente no podía
quedarse de brazos cruzados cuando estaba viendo la
figura del mayor desaparecer delante de sus ojos. Quería
que se quedase con él.

Hizo amago de abrazarlo, y aunque el primer contacto se


sintió lo suficientemente real, poco después sus brazos
atravesaron el cuerpo etéreo.

De la nada, se despertó.

Jungkook sintió una brisa gélida golpear su espalda


desnuda y a partir de ahí le fue imposible volver a conciliar
el sueño. Le dolía todo el cuerpo de la noche anterior,
sentía sus músculos entumecidos de las veces que
Taehyung le demostró lo mucho que lo quería.

Supuso que el sueño era para reforzar ese amor que había
sentido la noche anterior.

Y Jungkook no podía sentirse más feliz. Cada vez que


respiraba su pecho se hinchaba con una sensación
reconfortante y agradable.

Se estiró sobre el colchón, extendiendo sus brazos y sus


piernas y sintiendo cómo las sábanas se descolocaban
ante el movimiento. Jungkook se veía incapaz de no
sonreír, el gesto simplemente se negaba a borrarse de su
rostro.

Estaba deseando levantarse y darle los buenos días a


Taehyung, quizás encontrárselo en la cocina haciendo el
desayuno como ya había hecho anteriormente.
Ya podía apreciar el aroma a comida, que viajaba a a
través del pasillo y se colaba en el dormitorio.

El moreno se incorporó y bostezó sin preocuparse


demasiado por su apariencia, si Taehyung lo quería
durante el día también lo querría recién levantado. Buscó
con sus ojos torpes su ropa interior y se la puso tras
localizarla sobre el suelo del dormitorio. Echó un vistazo
alrededor de la habitación y se sorprendió al encontrar la
ventana abierta. Se acercaba el invierno y le parecía
extraño que el mayor hubiese abierto la ventana. Jungkook
supuso que quizás quería ventilarla ya que la noche
anterior el olor a sexo se palpaba por toda la casa.

De nuevo, sonrió ante el recuerdo.

Una vez estuvo de pie, se dirigió al baño para lavarse la


cara. Abrió el grifo y dejó que el agua corriese un poco
antes de empaparse la cara y también la nuca. Las gotas
transparentes comenzaron a gotear por su cuello y
después continuaron hacia su torso desnudo. Se secó con
la toalla y ahora sí, se preparó para darle los buenos días a
Taehyung.

Había decidido que ya era hora de rendirse. Por mucho que


intentase luchar y alejarse de Taehyung hasta que le
contase algo más sobre él, no podía. Simplemente le era
imposible. La idea al principio le había parecido la única
viable, ¿cómo iba a estar con alguien que se negaba a
dejarse conocer?

Eso había pensado, ese era su plan inicial. Pero como


siempre, sus planes no salían como esperaba y se había
sorprendido encontrándose a sí mismo barajando otras
posibilidades.

Posibilidades como dejar de intentar negar su amor por


Taehyung y rendirse ante él de una vez. Ya era hora.
Daba igual cuanto intentase enfadarse con él, el mayor
siempre encontraría un aliado en Jungkook. Y aun con los
ojos a ciegas confiaría en él.

Jungkook caminó lento por el pasillo en dirección a la


cocina y al salón. El olor a comida era cada vez más
intenso. Se sentía nervioso por alguna razón, quizás
porque en el fondo esta mañana era distinta de las otras,
quizás porque había aclarado sus ideas por fin. No estaba
seguro, pero parecía haber millones de mariposas
revoloteando en su estómago.

Llegó a la cocina y a lo lejos vio un desayuno


perfectamente preparado sobre la encimera: un café
todavía humeante y un plato repleto de tortitas apiladas.
Jungkook casi podía imaginarse a Taehyung preparándolas
únicamente con su ropa interior puesta.

Pero cuando se acercó más a la encimera para observar el


desayuno de cerca, el corazón se le calló a los pies.

Había dos desayunos preparados, pero uno de ellos estaba


destrozado sobre el suelo: el líquido que alguna vez había
contenido la taza estaba esparcido por la superficie y la
pared, y tanto el plato como la taza, hechos añicos.

─ ¿Qué...? ─murmuró Jungkook. ¿A qué se debía ese


desastre? ¿Y cómo no había escuchado nada mientras
dormía?─ ¿Taehyung? ─lo llamó─ ¿Tae? ¿Qué mierda ha
pasado en la cocina?

Pero ninguna respuesta llegó a sus oídos.

─ ¿Taehyung? ─Jungkook volvió sobre sus pasos en


dirección al dormitorio y al cuarto de baño. Miraría en cada
esquina del maldito apartamento─ ¡Taehyung!
¡Respóndeme, joder! ¡Me estás asustando! Si esto es una
broma no tiene ninguna gracia.
Pero estaba vacío. Allí no había nadie. Ni rastro de mayor.

Taehyung no estaba.

Jungkook quiso mantener la calma, pero el ritmo que había


empezado a marcar su corazón no parecía querer
ayudarlo. Un ataque de ansiedad ahora no, por favor.

Comenzó a dar vueltas por la cocina ─con cuidado de no


pisar ningún cristal con sus pies desnudos─, sus ojos
estaban fijos en los restos de cristal roto y en lo que
quedaba del segundo desayuno y no podía evitar revolver
su pelo con frustración. De repente le faltaba el aire.

¿Había habido un forcejeo en la cocina?

Necesitaba inspeccionar el apartamento bien antes de


saltar a conclusiones precipitadas.

Jungkook corrió descalzo en dirección a la habitación. Miró


en los armarios, en el cuarto de baño y de nuevo en la
cocina y el salón. Todo con la esperanza de encontrar
alguna pista que le dijese qué había sido de Taehyung y
por qué no había rastro de él.

Pero nada.

Con las manos temblorosas y una sensación terrible


de déjà vu cogió el su teléfono móvil y marcó el número
que se sabía de memoria. ¿Por qué estaba pasado? ¿Por
qué otra vez? Sentía sus ojos humedecerse una vez más
por la impotencia.

─ ¿Jungkook? ─la voz de su capitán se escuchó al otro


lado de la línea y el menor no pudo evitar sentirse mareado
por la sensación familiar. Él ya llamó una vez a Namjoon en
su sueño y Taehyung, él...
─ Capitán ─murmuró notablemente alterado. Parecía que
las palabras se hubiesen atascado en su garganta, de
nuevo le faltaba el aire─ Taehyung...

─ ¿Qué pasa con Taehyung, Jungkook? Cálmate.

─ Capitán, Taehyung ─frenó, sintiendo un mal


presentimiento crecer dentro de su pecho─ Creo que algo
le ha pasado, hay cubertería rota en la cocina y no hay
rastro de él por al apartamento, yo...

El moreno pensó que en ese momento vomitaría porque de


repente todo el cariño del mayor la noche anterior, sus
palabras, sus gestos... todo pareció cobrar sentido en su
cabeza.

Él ya sabía que esto iba a pasar, que algo le iba a pasar a


él.

─ Respira, Jungkook ─pero Jungkook no pudo reprimirlo


más y se encogió sobre sí mismo mientras sentía las
lágrimas arder en sus ojos.

─ Señor, creo que alguien se ha llevado a Taehyung.

DEVOLVEDME A TAE CON JUNGKOOK AHORA D:


*saca la escopeta*

Es broma, todos sabemos que la culpa de que sufran


es mía ah :D

Esta vez fue un sueño y Jungkook lo sabía así que no


veo necesidad de amenazarme de muerte... quizás por
lo de Tae pero vamos eso es una nimiedad xD

Ay que esto se acerca lenta pero inexorablemente a su


final c':

Me reitero en mi postura de no decir cuantos capítulos


quedan, solo lo sabréis cuando os topéis con un
capítulo que diga "epílogo" y ahí querréis matarme
definitivamente

Ya anticipo vuestras amenazas y luego vuestro amor :v

Gracias por el amor hardcore en el último capítulo lleno


de feels y entended por favor que hasta la semana que
viene no tengo internet aka que vuelvo a casa ><

Igual sí adelanto que se vienen un par de caps más


bien cortitos y que probablemente los suba casi
seguidos para luego BAM!

Nos vemos babes ^^

PD. Cualquier error ya sabéis

PD. PD. Odié cómo quedó el cap pero ya lo editaré en el


futuro junto al resto de la novela T^T
32. MAMA

ADIVINAD QUIÉN HA VUELTO DESPUÉS DE 84 AÑOS(?

Jungkook estaba al borde de un ataque cardíaco. Lo que


había prometido ser una mañana increíble se había
convertido en una pesadilla en cuestión de segundos.

No había rastro alguno de Taehyung por el apartamento.

─ ¿Entonces dices que te despertaste y ya no


estaba? ─cuestionó Namjoon.

─ Así es, señor. Tan pronto como me desperté fui a la


cocina y me encontré este desastre ─Jungkook no creía
haber hecho un esfuerzo mayor en su vida por contener las
lágrimas. Lo estaba consiguiendo difícilmente, pero ni aun
así el ardor que había en sus ojos lo abandonaría.

Le daba rabia, mucha rabia porque, ¿cómo no había


escuchado el forcejeo ni el plato y la taza romperse? Era
culpa suya, por relajarse y pensar que ya estaba todo
solucionado, que ya no corría peligro. Una vez más había
demostrado lo inútil era.

Su capitán llegó al apartamento más rápido de lo esperado


tras su llamada, obviamente acompañado de unos cuantos
agentes compañeros suyos que se encargarían de analizar
el lugar. Jungkook se vistió rápidamente antes de que
llegasen y después empezaron las preguntas y la recogida
de pruebas.
─ Repasemos entonces una vez más lo que sucedió,
Jungkook ─insistió su capitán.

─ Ya se lo he dicho, señor. Fue todo normal ─habló, la


verdad es que si hubo algo raro la noche anterior─, aunque
ahora que lo dice su actitud si que me resultó algo extraña.

Y Jungkook no podía sentirse peor, porque con la escena


que se había encontrado al despertarse solo se le ocurría
una posibilidad de qué era lo que había ocurrido. Por eso
Taehyung se había comportado así la noche anterior.

Jungkook solo podía pensar que Taehyung ya sabía que


esto pasaría, que algo le pasaría a él, y algo le decía que el
mayor se había marchado para protegerlo.

Sabía que no les quedaba mucho tiempo juntos y por eso


se mostró tan decidido en demostrarle que le importaba.

¿Pero por qué no confió en él para pedirle ayuda?

─ ¿Qué indicios dio o qué cosas hizo fuera de lo normal


para que te pareciese que su actitud era extraña?
─preguntó Namjoon.

─ No sabría decirle, simplemente lo sentí extraño. Parecía


que se estuviese despidiendo de mí por alguna razón
─Jungkook no podía contarle a Namjoon todo lo que había
pasado la noche anterior. Era demasiado íntimo y personal,
pero debía procurar acercarse lo más posible a la verdad.

─ Si no escuchaste a nadie entrando a la fuerza por la


puerta solo tenemos dos opciones viables ─dijo, con
absoluta seriedad─ Uno, que la ventana del dormitorio que
encontraste abierta sea por donde entró; o dos, que
Taehyung abriese la puerta porque conocía a su agresor.
─ Sí que me resultó extraño que la ventana estuviese
abierta, sobre todo cuando cada vez hace más frío
─concordó.

─ La mujer que vive abajo dice haber escuchado el sonido


de cristal rompiéndose hace no más de cuatro o cinco
horas ─explicó Namjoon─ Hay suficiente luz del día a esas
horas así que es cuestión de tiempo que encontremos algo
en las cámaras de tráfico de la zona o en las del edificio.
Quizás hayan grabado algo de utilidad sobre quién se llevó
a Taehyung ─Jungkook asintió con poca efusividad─ No
dejes que tus defensas se relajen, Jungkook. Ahora es
cuando más te necesitamos, eres el que más conoce a
Taehyung de todos los que nos encontramos aquí.

Jungkook casi quiso reír ante la ironía de sus palabras,


porque él apenas sabía nada del mayor y sin embargo
confiaban en que él fuese sus ojos en este asunto. Si
empezaban a preguntarle por datos personales de
Taehyung, Jungkook se iba a ver en un aprieto.

─ Haré lo que pueda, señor ─murmuró─ Solo estoy algo


abrumado por toda esta situación.

─ Lo encontraremos, Jungkook. No te preocupes ─lo


reconfortó─ Tengo agentes recogiendo huellas por todo el
apartamento, pero a primera vista sí parece que ha habido
un forcejeo.

─ Me gustaría haber escuchado algo pero sabe que tengo


el sueño profundo debido a las pastillas.

─ Lo sé, Jungkook. No te preocupes, no ha sido culpa tuya.

No quería cuestionar la palabra de su capitán, pero él


estaba convencido de que, si había alguien a quien echar
la culpa, entonces ese era él.
¡Era el encargado de su seguridad, por Dios!

Últimamente no hacía más que cuestionarse cuan útil era


para su profesión y ahora, con Taehyung desaparecido y
potencialmente secuestrado, no podía evitar sentirse un
cero a la izquierda más que nunca.

─ Si me permite, señor, necesito tomar algo de aire. No me


encuentro muy bien ─se excusó de mala manera. Sentía
que le faltaba el oxígeno allí dentro.

─ Puedes tomarte el día libre, Jungkook. Entiendo que esto


no es fácil para ti pero no te martirices ─Namjoon puso su
brazo alrededor su hombros─ Cualquier novedad te la
haremos saber.

Jungkook asintió agradecido con su capitán y luego cogió


una chaqueta y bajó cabizbajo a la entrada del edificio. Se
sentaría allí a pensar un rato. Tenía que haber algo que
pudiese hacer para ayudar.

El cielo estaba nublado y gris, empatizando a la perfección


con la sensación de vacío dentro de Jungkook. No le
extrañaría que se pusiese a tronar en cualquier momento y
cayese el diluvio del siglo. El moreno estaba solo, su
cabeza refugiada entre sus manos y su mirada perdida en
la alguna parte de la calle, pero no pasó mucho tiempo
hasta que sintió que alguien se sentaba a su lado en las
escaleras de la entrada.

─ He venido en cuanto me he enterado ─su voz fue suave


como el terciopelo─ y te pido perdón si quieres estar solo
ahora mismo, pero no pienso irme ─ se puso de cuclillas a
su lado─ Porque te conozco y sé que eres de los que
terminan haciendo locuras si no tienen a alguien que le
pare los pies.
─ Me conoces mejor que yo mismo ─Jungkook curvó
ligeramente las comisuras de sus labios y lo miró,
encontrándose con una tímida sonrisa que lo saludaba.

─ ¿Cómo te encuentras, Jungkook? ─preguntó entonces


Jimin.

─ No lo sé ─reconoció, escondiendo su rostro entre sus


manos─ Quise morir cuando me levanté y no lo encontré a
mi lado esta mañana. Me confiaron su seguridad y no soy
capaz ni de eso: de proteger lo que me importa ─rectificó al
pensar en su familia, en su hermano─ Nunca he sido capaz
de hacerlo.

─ Daremos con él, Jungkook. Todavía es pronto y sea


donde sea que se lo han llevado no pueden haber ido
demasiado lejos.

─ Gracias por intentar animarme, Jimin, pero no creo que


nada pueda hacer que me sienta mejor ahora. Si alguien se
lo ha llevado, si alguien le ha hecho algún daño... ─apretó
los dientes, lleno de rabia─ Entonces no me lo perdonaré.
Soy un imbécil. Imprudente y descuidado.

Su amigo no pudo contener una pequeña sonrisa.


Jungkook había crecido desde que lo acogió como
aprendiz y no creía haberlo visto preocuparse tanto por
nadie, nunca─ Lo quieres mucho, ¿eh?

─ Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde ─dijo,


sintiendo la ironía amarga en su boca─ Es una frase que
nunca había entendido del todo. Supongo que ahora sí,
aunque quizás es demasiado tarde.

─ Nunca es demasiado tarde, Jungkook. Si te rindes ahora


sí que lo será. No soy quién para decirte por quién debes
luchar y por quién no, pero antes incluso de que me dijeses
que estabais juntos, lo vi.
─ ¿Ver?

─ La forma en la que te miraba ─dijo─ Había amor genuino


en sus ojos, Jungkook. Si tuviese que confiarte a alguien
para que cuidase de ti, ese sería un favor que le pediría a
Taehyung. Él nunca miró a nadie más. Y puede que tú no
lo vieses, pero yo lo noté desde el primer momento. Sólo
tenía ojos para ti.

Jungkook no supo responder, porque saber estas cosas


ahora solo lo destrozaba más por dentro. ¿Por qué él no
fue capaz de ver esas cosas antes? ¿Por qué no supo
abrazar el amor de Taehyung más pronto?

─ Nunca he creído en el amor a primera vista ─continuó


Jimin─, sigo sin creer en él. Pero Taehyung parecía
quererte incluso antes de saber nada de ti, como si su alma
te hubiese estado buscando a lo largo del tiempo.

Si Jimin seguía así, se iba a echar a llorar. No quería eso.

─ Has estado viendo demasiados dramas últimamente,


ChimChim ─Jungkook carcajeó falsamente. Hizo su mejor
esfuerzo porque la humedad de sus ojos se mantuviese
cautiva y ninguna lágrima se deslizase.

─ Puede que sí ─rió también─, pero hablo en serio.

Jungkook sabía que lo hacía, conocía a Jimin tan bien


como él lo conocía, y le agradecía de corazón que
intentase levantar su ánimo; pero era complicado. Sobre
todo cuando el menor sentía que él era el único culpable de
todo lo que estaba pasando.

─ Ha sido agradable charlar contigo, Jimin. Gracias por


hacerme compañía, pero acabo de recordar que debo ir a
un sitio. Hace mucho que no voy y me echarán de menos
─Jungkook sonrió y Jimin le devolvió el gesto.
Él ya sabía a qué se refería.

─ Seguro que te han echado de menos. Salúdalos de mi


parte ─sus ojos desaparecieron cuando sonrió─ Y por
favor, prométeme que no harás ninguna locura ─el menor
asintió lentamente, calmando a Jimin.

Jungkook se alegraba de tener un amigo como Jimin,


siempre estaba ahí para él y lo conocía aún mejor de lo que
se conocía él mismo. Le fue imposible no derramar una
pequeña lágrima mientras comenzaba a caminar en
dirección a su coche.

Necesitaba salir de allí, respirar un poco de aire fresco.

Entró en el coche, el mismo que Taehyung había


conducido, y sintió sus ojos humedecerse más cuando
percibió que su aroma todavía estaba impregnado en el
asiento del conductor. Poco a poco, el sonido de gotas de
agua cayendo sobre el parabrisas comenzó a inundar el
coche y se sintió aliviado cuando opacaron los
pensamientos locos que Jimin le había pedido contener.

Si algo malo le pasaba a Taehyung no iba a poder


perdonárselo nunca en la vida.

Condujo en relativo silencio, sin emisora alguna,


negándose a admitir que había llorado durante todo el
camino a la floristería. Nunca reconocería haber escondido
su rostro en el volante cuando encontró un semáforo en
rojo y haber sollozado desconsoladamente como un niño.
Cada vez que caía una lágrima la limpiaba de mala manera
con la manga de su chaqueta vaquera, frustrado.

Cuando bajó del coche ─obviamente después de haberse


calmado─ y la chica de la tienda lo saludó en la distancia
de manera familiar, Jungkook le sonrió. Hacía años que
frecuentaba este sitio y siempre pedía lo mismo.
Tres ramos de flores. Coloridos y vibrantes.

Era una floristería pequeña, pero repleta de vida y color.


Había plantas por todas partes: colgando del techo, en las
paredes y construyendo pequeños caminos por el suelo
con sus macetas. Era acogedora y tristemente, o quizás no,
se había convertido casi en su segunda casa al igual que lo
era la comisaría.

Taeyeon intentó preguntar a Jungkook por su vida, como


siempre hacía, como había hecho durante años, pero supo
captar el mensaje cuando el moreno se limitó a responderle
con monosílabos y casi dándole una mirada de disculpa por
ser tan cortante. Algo pasaba con él y la joven lo entendía y
respetaba. Preparó los ramos que Jungkook había pedido y
se los dio.

No hicieron falta palabras, pero con sus ojos el moreno le


agradeció que comprendiese que no era su mejor
momento. Taeyeon era una dulzura de persona. Se
despidió de él y le deseó un buen día.

Jungkook conocía el camino al cementerio de memoria, ya


eran demasiados años yendo a visitar a sus padres y su
hermano. Desearía que hubiesen sido menos.

Apretó los ramos contra su pecho mientras sentía el frío y


la humedad de la lluvia contra su ropa helar sus huesos.
Definitivamente se estaba acercando el invierno y
Jungkook ni se había planteado coger un paraguas así que
sí, ahora estaba empapándose por completo.

Este era sin duda su día de suerte.

No era como si le importase demasiado. Sentía casi una


satisfacción masoquista ante la sensación heladora y
punzante de las gotas cayendo raudas y veloces como
agujas, como si fuese un castigo por haber dejado que se
llevasen a Taehyung.

Sabía que eso no lo traerá de vuelta, pero sufriendo se


sentía un poco mejor.

Recorrió el camino de piedra que atravesaba el cementerio,


ahora mojado y brillante por el agua. A su alrededor, un
sinfín de tumbas llenas de color que contrastaban con todo
lo que las rodeaba. El cielo estaba oscuro, nublado, pero
entre las lápidas y los panteones parecía brillar el sol más
deslumbrante, todo gracias al cariño que la gente dejaba a
sus seres queridos. Por desgracia o por fortuna, Jungkook
sentía aquel sitio como un hogar.

Los cementerios se suponía que eran lugares tristes, así


los solía describir la gente. Para Jungkook significaba otra
cosa.

Ya había llorado suficiente a lo largo de los años. ¿Por qué


seguir recordándolo con dolor en vez de dar las gracias por
la maravillosa familia que había tenido?

Jungkook pensaba eso cada vez que pisaba el cementerio.


No quería venir para llorar, quería visitar a sus padres y su
hermano y contarles cómo le iba, no preocuparlos más.

Hubo un tiempo en el que lo único que hizo fue llorar y


cuando sintió que ya no le quedaban más lágrimas que
derramar quiso dejarlo atrás. Desde entonces adoptó una
nueva perspectiva y a partir de ahí se propuso visitar a su
familia siempre con una sonrisa en la cara, porque sabía
que si lo veían triste ─desde donde fuese que estuviesen─,
entonces únicamente los preocuparía más. Y Jungkook
quería demostrarles que era fuerte y que podía valerse por
sí mismo.
Frenó delante de las lápidas, en la piedra blanquecina
grabado el apellido Jeon.

─ Hola papá, mamá, Heojoon ─saludó Jungkook. Dejó los


ramos mojados junto a ellos─ Sé que hace demasiado
tiempo que no vengo, pero estas últimas semanas han sido
una locura. Han pasado muchas cosas y tengo tanto que
contaros.

Y esa era una verdad como un templo. Ni siquiera parecían


semanas. Habían parecido meses, incluso años. Jungkook
resguardó sus manos del frío y la humedad metiéndolas en
sus bolsillos y se encogió dentro de su chaqueta. Gotas de
agua se deslizaban por los mechones oscuros de su
flequillo y por sus mejillas.

─ ¿Recuerdas mamá cuando te decía que todos en el


colegio tenían alguien que les gustaba y yo tenía envidia de
ellos porque no tenía a nadie? Nunca era capaz de
encontrar alguien que hiciese mi corazón palpitar ─recordó
con nostalgia, sintiendo que eso había pasado hace
apenas unos días─ Pues creo que por fin he encontrado a
alguien. Y sé que dije lo mismo con Jimin, pero lo nuestro
no creo que hubiese llegado demasiado lejos. Él siempre
me ha visto como su hermano pequeño, y lo cierto es que
me alegro de que fuese así, porque gracias a ello desvíe mi
vista hacia otro lado.

Se sentía raro, hacer memoria y recordar todas las cosas


que habían pasado en ese corto periodo de tiempo.
Todavía le dolía lo que había pasado con Jimin, pero era
increíble lo rápido que había crecido en su interior el amor
por Taehyung. Fue como si siempre hubiese estado allí y
simplemente hubiese tenido que recordarlo, que probarlo
otra vez para volverse adicto.

Un amor del que bebió en otra vida pero que en esta,


también lo conquistó en cuanto lo encontró de nuevo.
─ La forma en la que nos conocimos no es la mejor forma
para empezar una historia de amor. Tampoco sabría decir
si es un hombre muy legal ─Jungkook rió internamente
cuando recordó todas las cosas poco éticas que Taehyung
había hecho por él─ La verdad es que no sé mucho sobre
él, pero creo que os gustaría. Me cuida, me hace reír, y
muchas veces me dan ganas de pegarle un puñetazo
─reconoció─, pero nunca me he sentido así con nadie y no
sé si podré volver a sentirlo si no es con él.

Así era Taehyung. Solo él podía hacerle sentir toda esa


clase de emociones contradictorias en un par de minutos.

─ Sé que probablemente esperabas que te viniese a hablar


de una mujer pero también sé que si estuvieses aquí lo
único que te importaría sería que fuese feliz, sin importar
con quién sea. No estoy muy seguro de qué opinaría papá,
pero siempre lo tuviste muy bien dominado así que
supongo que concordaría contigo y querría lo mejor para
mí.

Sus padres siempre habían sido como una pareja de


adolescentes enamorados. Sentían su amor como si fuese
el primer día y les encantaba bromear y picar al otro con los
recuerdos de su juventud. Jungkook recordaba con cariño
cómo su madre le contaba que tuvo un montón de chicos
atractivos y descarados detrás de ella, intentando ganarse
su corazón, pero los ojos de su progenitora tuvieron que
fijarse en el tímido estudiante de la última fila que había
sido su padre, con sus grandes gafas y su flequillo quizás
demasiado largo. La madre de Jungkook se preguntaba
cómo podía ver la pizarra con ese peinado tan
desarreglado. Pero con el tiempo fue capaz de sacar lo
mejor de él y se enamoró perdidamente de la persona que
escondía todo ese pelo rebelde.
─ Me gustaría haberlo traído antes y que lo hubieseis
conocido ─continuó Jungkook, sintiendo que lloraría de
nuevo─, pero hoy no creo que sea posible... ─reconoció
con amargura─ Igual Heojoon puede hablaros de él. Me
contó que le echó una mano hace uno años, ya sabéis que
a Heojoon siempre le ha encantado hacerse el héroe.

Su hermano siempre lo había ayudado, siempre le había


hecho sentirse útil. Jungkook recordaba con claridad a la
señora Yoo, que había vivido en frente de su casa. Era una
ancianita que siempre perdía cosas: sus gafas, a su perro,
su dentadura... Y Heojoon siempre terminaba
encontrándoselas; pero en vez de devolvérselas
directamente a la mujer, procuraba dejarlos en sitios en los
que Jungkook pudiese encontrarlos para que se los
devolviese el pequeño Jungkook. Así se ganaba unas
chuches o algunas galletas.

Jungkook se sentía como un pequeño héroe cada vez que


le devolvía algo a la despistada mujer y no fue hasta que
creció que se dio cuenta de que era gracias al gran héroe
que tenía detrás que había podido llegar a sentirse como
uno.

─ De verdad prometo traerlo otro día y presentároslo ─y a


pesar de que seguía hablándoles a ellos, Jungkook sintió
que esas palabras eras más una promesa para él mismo.
No se permitiría el lujo de perder a Taehyung, no ahora que
había descubierto que lo quería en su vida─ Lo traeré de
vuelta.

Su teléfono comenzó a vibrar dentro de su bolsillo y sin


pensarlo lo cogió. Rezaba porque fuesen noticias del
paradero de Taehyung.

─ ¿Sí? ─buenas noticias, buenas noticias, repetía en su


mente.
─ Tengo novedades ─Jungkook había esperado un tono de
voz emocionado al igual que el suyo al responder, después
de todo eran noticias. Pero el tono no parecía augurar nada
bueno.

─ ¿Han averiguado algo acerca de quien se llevó a


Taehyung? ─preguntó, ansioso por conocer la respuesta.

─ Hemos analizado las huellas que había por el


apartamento y sobre los cubiertos que encontramos rotos
en la cocina.

─ ¿Y bien? ¿De quién son? ¿Está fichado?

─ No hay más huellas, Jungkook. Sólo de Taehyung y


tuyas.

Jungkook se heló. Tenía que haber más huellas. ¿Habían


sido tan cuidadosos de no dejar huellas aún cuando habían
dejado ese destrozo en la cocina?

─ ¿Está insinuando acaso que se lo llevó un fantasma?

─ Es aún mejor que eso ─sentenció Namjoon con seriedad


a través de la línea─ Te estamos enviando una copia de
vídeo de la grabación de seguridad de esta mañana. Míralo
con tus propios ojos.

Jungkook dejó en espera la llamada de su capitán y


recorrió su móvil en busca del vídeo en cuestión. No tardó
mucho en encontrarlo y descargarlo. No estaba dispuesto a
esperar más tiempo por lo que en cuanto la descarga
terminó pulso instantáneamente el botón de reproducción.

─ Lo siento, Jungkook ─escuchó la voz de su capitán


desde el otro lado mientras el vídeo comenzaba a
reproducirse.
Jungkook observó la pantalla con atención, sintiendo cómo
el dispositivo temblaba al estar sujeto por sus manos
nerviosas. Se veía la entrada del edificio en el que habían
convivido durante los últimos días, nadie salía ni entraba, y
se mantuvo desierto durante unos segundos más.
Después, una figura vestida completamente de negro y con
un gorro tapando su cabello apareció de repente saliendo
del edificio. Iba bastante bien tapado, pero su cara se veía
y Jungkook la reconocería en cualquier sitio.

─ Taehyung no fue secuestrado, nadie le obligó a


abandonarte en contra de su voluntad ─continuó
Namjoon─ Taehyung se fue por su propio pie, Jungkook.

¿Quizás en el fondo nadie se llevó a Tae? :'D

I'm sorry, me gusta jugar con vuestras cabezas,


perdonad mi oscura alma c:

He resucitado de entre los muertos después de leer el


último capítulo de 19 days solo para traeros este
capítulo y como sé que es un poquito más corto de lo
normal intentaré subir otro en un par de días ^^
El lunes vuelvo a irme a la playa con lo cual se me
acaba el internet but he contratado 2 Gs solo para
poder subiros cosillas (normalmente tengo 500 megas
que vuelan en un suspiro vaya ;-;)

A VER SEÑORES CÓMO ES QUE ESTA HISTORIA


TIENE CASI 160K QUE ALGUIEN ME EXPLIQUE D:

OMG MUCHÍSIMAS GRACIAS DE VERDAD POR TODO


EL AMOR EN CADA CAPÍTULO ♡♡♡

(Y SÉ QUE TODAVÍA NO HE RESPONDIDO


COMENTARIOS DEL CAPÍTULO 30 Y EL 31 PERO LO
HARÉ CUANDO TERMINE DE EDITAR EL 33(?)

No sé por qué estoy gritando pero ya paro :v

Gracias también por todas vuestras preguntas con


respecto al último capítulo, espero no decepcionar
cuando les de una respuesta c':

Creo que no tengo mucho más que decir... y me


encanta como siempre digo esto después de hacer un
pedazo tocho hablando cuando termina el capítulo xD

Siento ser tan pesada de verdad, no sé cómo hay gente


que escribe solo un par de líneas jejeje

GRACIAS COMO SIEMPRE POR EL AMOR, LA TXEKUK


OS ECHÓ DE MENOS AY

♡NOS VEMOS PRONTO BEIBIS♡

PD. Cualquier error... ya sabéis ><


33. Awake

Pocas veces había dormido tan mal ─si es que a eso se le


podía llamar dormir.

Hacía tiempo que Jungkook no tomaba pastillas para


conciliar el sueño e inhibir sus pesadillas, pero estos
últimos días simplemente habían sido un infierno.

Había vuelto a tener pesadillas como las que lo habían


torturado cuando era pequeño. Sueños llenos de figuras
oscuras que no descansaban hasta atraparlo y confundir su
realidad. Jungkook corría todo lo que podía, intentaba huir,
pero sus piernas nunca parecían ser suficientemente
rápidas y terminaba cayendo en sus garras y despertando
sudoroso y agitado en mitad de la noche.

Las palabras destrozado y devastado no alcanzaban a


describir cómo se sentía por dentro. Y su cabeza no paraba
de repetirse la misma pregunta una y otra vez.

¿Por qué lo había abandonado Taehyung?

No lo sabía. Y esa actitud suya, marchándose después de


una noche en la que por fin pareció que habían aclarado en
qué punto se encontraban, esa actitud solo lo confundía
más.

Y aunque Jungkook no tenía la certeza de cuál era la razón


por la cual Taehyung se había marchado sin avisar y sin
siquiera despedirse, su cabeza no podía evitar hacer sus
propias deducciones. Necesitaba respuestas que hiciesen
enmudecer el griterío dentro de su mente, donde solo había
interrogantes y palabras desagradables de culpa.
Una pequeña parte de él le decía que quizás Taehyung
nunca lo tomó en serio, que tenía pensado irse desde el
principio; pero se negaba a creer eso. No podía creer que
nunca se había preocupado realmente por él, no después
de todas las pruebas que el mismo Taehyung le había
dado.

Sí, era cierto, Jungkook seguía sin saber apenas nada de


Taehyung pero sus acciones dejaban ver más de lo que al
mayor le hubiese gustado.

Todas esas palabras de amor y cariño, los riesgos a los


que se había expuesto por él, por protegerlo...
Simplemente no podía haberse tratado todo de una
mentira.

Jungkook no sabría mucho sobre Taehyung pero cuando él


le dijo que lo quería, el menor lo creyó sin dudar un
segundo.

Eran palabras que nunca se habían dicho antes ─y ahora


que Jungkook lo pensaba, ni siquiera le dijo que él también
lo quería─, pero el menor sentía que llevaban ya un tiempo
flotando a su alrededor, implícitas en el aire cada vez que
estaban juntos.

Por eso el hecho de que hubiese huido en la madrugada


seguía sin tener sentido.

Aunque Jungkook tenía una teoría que explicaba por qué


podría haberse marchado sin decir nada.

Taehyung siempre había parecido estar protegiéndolo de


algo. Primero dijo haber recibido una paliza por él, le dio a
entender que se la estaba jugando cuando se acercaba a
él más de lo que debería, y luego haciéndolo prometer que
seguiría adelante si algún día le pasaba algo.
El cerebro de Jungkook no podía evitar poner carteles de
neón alrededor de la idea de que Taehyung se había
marchado para hacer frente a algo.

Algo de lo que quería mantener alejado a Jungkook a toda


costa. Quizás porque no quería que se involucrase o quizás
porque podía salir herido de algún modo.

Jungkook podía entenderlo. Si él se hubiese enfrentado a


una situación difícil y quisiese proteger al mayor, lo último
que habría hecho sería contárselo y preocuparlo ─mucho
menos si sabe que querrá acompañarlo y que entonces
correrá aún más peligro.

Además, era agente. Era lógico que Jungkook hubiese


sugerido recurrir a la policía o al menos colaborar con ellos.
Y el menor no sabía hasta qué punto era bueno involucrar
a la policía ─eso sin mencionar cuan reacio parecía
Taehyung a relacionarse con nada que tuviese que ver con
la ley.

Aun así, Jungkook creía que habían avanzado, que si


Taehyung tenía alguna preocupación se la contaría.

Y se sentía un ingenuo, porque Taehyung le había hecho


creer que todo estaba bien. Lo había ilusionado para, a la
mañana siguiente, romperle el corazón.

No fue el simple hecho de no encontrarlo con él al


despertar, sino el pensamiento de que algo podía haberle
pasado, de que alguien podía habérselo llevado y haberle
hecho daño.

Todo para descubrir que se había ido por su propia


voluntad.

Sin embargo, eso seguía sin dar una explicación al plato y


la taza rotos.
Un forcejeo lo habría explicado perfectamente, pero si
Taehyung estaba solo cuando se rompieron... ¿qué sentido
tenía?

¿Qué le impulsaría a destrozar el desayuno que él mismo


se había molestado en cocinar poco antes?

Jungkook vio la imagen en su cabeza: el desayuno


perfectamente dispuesto sobre la encimera de la cocina y
Taehyung arramplando con todo y lanzándolo con fuerza al
suelo y contra la pared.

¿Ira? ¿Rabia? ¿Frustración?

¿Y si Taehyung en realidad no quería marcharse?

Eso podría explicar... No. Jungkook, debes parar, se dijo.

El moreno llevaba días sin salir de casa y por consiguiente,


sin saber nada del paradero de Taehyung.

Namjoon había pinchado su supuesto teléfono y estudiado


los movimientos de sus tarjetas bancarias, pero para su
desgracia el mayor ni siquiera tenía ingresos, mucho
menos una cuenta bancaria, y el teléfono al que el menor
había estado llamando durante todas estas semanas no
daba más ninguna señal.

Ahora que Jungkook lo pensaba en frío, Taehyung ya había


demostrado sus habilidades colándose en la base de datos
de la policía ─o al menos tenía a alguien lo suficientemente
capacitado para hacer ese trabajo por él. No sería extraño
que hubiese limpiado su ficha, tanto de posibles
antecedentes como de datos de residencia, ingresos,
familiares, etc.

Estaban dando palos de ciego y sea por donde fuese que


Taehyung se estaba moviendo, era invisible para ellos.
Ni siquiera sabían cómo se había marchado del
apartamento de protección de testigos. El coche que
habían usado para venir seguía aparcado cuando ellos
llegaron y el mayor había dejado todas sus pertenencias
allí.

Jungkook se percató cuando revisó las pruebas, de que


Taehyung no había traído mucha ropa, lo que le hizo
pensar que efectivamente tenía planeado con antelación lo
de huir en la madrugada.

Al menos no pensaba que su estancia con él fuese a durar


mucho.

«¿Puedes prometerme al menos que me dejarás disfrutar


de tu compañía mientras estemos aquí? Me muero por
tratarte como te mereces. Por tratarte como yo lo haría.»

Eso le dijo Taehyung la noche que llegaron al apartamento


y ahora todo parecía cobrar sentido.

Jungkook intuía que debajo del Taehyung descarado e


incluso debajo del Taehyung tierno, allí, en lo más hondo,
Jungkook tenía el presentimiento de que el mayor era
tremendamente analítico.

Esa escenita que montó con Youngmi le abrió los ojos por
completo, supo leer en ella lo que a otras personas les
habría costado semanas de observación. La manipuló
como un profesional y una vez más hizo alarde de su labia
y la facilidad con la que sabía controlar a los demás, guiar
sus acciones por donde él quería que fuesen.

Kim Taehyung era un personaje donde los hubiese y


Jungkook había tenido la suerte o la desgracia de cruzarse
en su camino.
Le gustaría convencerse de que conocer a Taehyung había
sido un regalo en su vida, pero cada vez que intentaba
acercarse a él, las cosas simplemente parecían
complicarse más y más.

Jungkook había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba


pensando, enfrascado en sus deducciones y reflexiones.
Por las ventanas de su apartamento ya no entraba más la
luz del día: se había hecho de noche. Lo cierto es que
pensaba mucho mejor en solitario, a veces se sentía
presionado cuando estaba rodeado de sus compañeros y
de su capitán.

Su concentración, sin embargo, dejó de fluir cuando su


móvil comenzó a vibrar sobre la mesa de su salón, en la
pantalla un número oculto.

Jungkook lo cogió y observó el número con curiosidad.


¿Número privado?

─ ¿Sí? ─dijo cuando descolgó.

Y Jungkook tuvo que apartar el teléfono de su oído al


momento, porque al otro lado se escuchó un pitido que le
taladró la cabeza por dentro. No pudo evitar fruncir el ceño
con molestia.

Cuando el pitido cesó, insistió de nuevo─ ¿Hay alguien


ahí?

Y esta vez sí hubo respuesta.

─ No más juegos. No más mentiras.

¿Era esa la voz de un niño? Le resultaba extrañamente


familiar.
─ ¿Quién habla? ─preguntó Jungkook, poniéndose algo
nervioso, pero quien fuese que se encontraba al otro lado
colgó sin más.

Jungkook separó el teléfono de su oído y lo miró confuso,


no tardó ni un par de segundos en volver a vibrar de nuevo,
esta vez con un mensaje de un número que no conocía.
Antes siquiera de mirarlo, el moreno lo marcó con rapidez.

─ El teléfono al que llama no existe. Si cree que se trata de


un error puede contactar... ─Jungkook colgó.

─ Mierda ─maldijo. Alguien se estaba molestando en cubrir


sus huellas muy bien.

Ante la imposibilidad de seguir el rastro del teléfono y sin


tener el equipo necesario para triangular la posición,
Jungkook decidió centrarse en el mensaje de texto que
había recibido. Su gesto se torció cuando lo leyó.

¿Quieres saber qué fue de tu hermano?

Jungkook jadeó, y cuando creyó que había terminado de


leer todo, otro mensaje llegó con una leve vibración.

Fdo: Youngmi.

¿Qué?

Y tan pronto como leyó el mensaje alguien llamó a su


puerta, sorprendiéndolo de lleno y provocando que se
girase con rapidez en dirección a la puerta principal de su
apartamento.

─ ¿Quién anda ahí? ─exclamó, esperando que lo


escuchasen desde el otro lado─ ¿Youngmi?

No hubo respuesta.
El moreno pensó entonces que no podía tratarse de la
joven, estaba arrestada en la comisaría, ¿no? De cualquier
forma, ¿por qué insistía de nuevo en el tema de su
hermano? ¿Qué mierda sabía ella que él desconocía?

Jungkook se levantó con rapidez y se posicionó frente a la


mirilla de la puerta, pero allí no había nadie. Solamente
algo en el suelo.

Abrió la puerta con cuidado, lentamente. Salió al rellano


vestido cómodamente con su camiseta ancha y sus
pantalones de deporte, descalzo, y todo lo que vio allí fue
una caja negra.

Miró el paquete con absoluto recelo. ¿Se suponía que


debía cogerlo?

Así parecía. Pero no se podía permitir ser descuidado así


que entró dentro de su apartamento un breve momento y
después salió con sus manos cubiertas por un par de
guantes que impedirían que cualquier huella que pudiese
haber en el embalaje se estropease.

Ahora que lo pensaba tenía el material necesario para


cerciorarse de si había alguna huella o no, por lo que
decidió echar un rápido vistazo. No se sorprendió cuando
metió el paquete dentro de su apartamento y encontró la
superficie de la caja impoluta, sin rastro de una sola huella
dactilar.

Lo cierto es que la caja suscitaba mucho respeto a


Jungkook, dentro de ella podía haber cualquier cosa,
incluso un artefacto explosivo si se ponía en uno de los
peores escenarios ─aunque no le parecía muy probable.

¿Acaso le quedaba más opción que abrirlo? No. Y de


cualquier forma, Jungkook era demasiado curioso como
para dejar las cosas así.
Abrió la caja lentamente. Dio gracias al cielo cuando vio
que allí dentro solo había una cámara de vídeo. Todo había
que decirlo, tenía ya sus años. Parecía ciertamente vieja.

La sacó de la caja y esperó encontrar algo más, pero eso


era todo lo que había dentro de aquel embalaje. Nada más.

Jungkook la abrió y sonrió internamente cuando vio que


dentro de la vieja cámara había una cinta ─no habría
estado muy seguro de qué hacer con ella si la encontraba
vacía. La cámara era vieja, pero por fortuna todavía podía
enchufarla a su televisor para ver lo que había en su
interior. Así lo hizo.

No tardó nada en preparar todo: tenía la cámara conectada


y él estaba sentado en el suelo frente a su televisor.

Tenía miedo. Miedo porque Youngmi había mencionado a


su hermano en el mensaje, y le daba terror pensar que ahí
dentro podría haber algo relacionado con Heojoon.

Pero no podía dejar que el miedo lo frenase, había


esperado demasiado por una pista acerca de su
desaparición y quizás este era el momento de encontrar
algo.

Jungkook encendió la cámara y esperó a que la cinta


comenzase a reproducirse con un nerviosismo horrible
vibrando en cada fibra de su cuerpo. La pantalla se
encendió y el moreno creyó ver césped, no estaba muy
seguro ya que todo estaba tremendamente borroso y la
imagen se distorsionaba con pequeñas interferencias.

Pero pocos segundos después la imagen se volvió nítida.

─ Ahh, por fin ─se escuchó, era una voz joven y parecía
provenir de la persona que sujetaba la cámara. La pantalla
solo mostró hierba verde durante los segundos siguientes y
después, se elevó ligeramente. Jungkook vio agua al fondo,
¿un lago quizás? Quien fuese que grababa, que era
claramente un chico, comenzó a correr de repente─ ¡He
conseguido hacer que funcione! Te dije que lo haría, soy
demasiado genial. Este cacharro no ha sido lo
suficientemente fuerte como para vencerme.

─ No te creo ─la segunda voz se escuchó lejana, parecía


también un chico joven─ Dijimos que no más mentiras.

Esa voz, esa voz era la misma que la que había escuchado
en la llamada. Era ese niño el que le había hablado.

─ ¡Por fin puedo grabarte! ─exclamó.

Quien fuese que grababa se mantenía corriendo, pero no


tardó mucho en aparecer alguien en el plano. Un niño serio
y moreno sentado sobre la hierba, de ojos grandes y
oscuros como el carbón. Jugueteaba con sus dedos y
miraba hacia abajo en dirección a sus pies.

Era él. Era Jungkook.

─ No quiero que me grabes, idiota ─murmuró.

Y Jungkook estaba estupefacto: habían usado su voz de


niño para hacer esa llamada, habían cogido sus propias
palabras dichas hace años.

─ Eh, vigila esa lengua, pequeño ─quien grababa quería


sonar serio, pero no había tenido mucho éxito─, o sino
alguien tendrá que enseñarte modales.

─ ¿Serás tú quién lo haga? ─podía haber sonado burlón,


pero lo cierto es que parecía una pregunta seria e inocente.
Una que haría cualquier niño.

─ ¡Claro que seré yo!


─ Entonces deberías aprender modales primero, luego
podrás enseñarme.

De una de las esquinas del plano surgió una mano. Se


acercó al rostro del pequeño Jungkook y lo tomó del
mentón para elevarlo y que dejase de mirar al suelo. Por fin
miraba a la cámara─ ¿Te han dicho alguna vez que eres
raro?

El niño se deshizo del agarre, nervioso─ No soy raro.

─ ¡Vamos, haz algo divertido! Te estoy grabando, saluda a


la cámara ─tomó su mano y la agitó en el aire.

─ No quiero.

─ No seas amargado, Jungkook ─y ahí estaba.

Jungkook se heló. Porque solo había una persona en este


mundo que lo llamaría amargado, de hecho, ya lo había
hecho más de una vez. Y escucharlo de nuevo lo
destrozaba por dentro.

El niño se mantuvo cabizbajo, pendiente de lo que le


interesaba. Taehyung premaneció en silencio y luego
pareció encontrar una forma de salirse con la suya.

─ ¿Ah no? ¿No quieres? ─preguntó, burlón─ Entonces


quizás no debería enseñarte lo que me regaló Heojoon el
otro día.

Los ojos del pequeño centellearon con


curiosidad─ ¿Heojoon?

─ Ajá.

─ ¿Qué es? ─ahora Jungkook sí parecía interesado.


─ ¿Quieres saberlo?─y Taehyung se burlaba de él ahora
que sabía que había captado su atención.
─ ¡Claro que sí! ¡No más secretos, Tae!

─ ¿Ahora soy Tae? ─sonó indignado─Haz algo divertido


entonces.

─ No sé hacer eso, lo sabes ─farfulló, un puchero adorable


en sus labios rosados.

─ Déjamelo a mí.

Y dicho esto la cámara comenzó a moverse violentamente:


la estaba dejando sobre algo. Un Taehyung mucho más
joven que el que él conocía apareció en la pantalla de su
televisor, concentrado mientras manipulaba la cámara para
que no cayese. Tenía el flequillo largo y castaño y cuando
sonrió, Jungkook quiso echarse a llorar. Daría lo que fuese
por ver esa peculiar sonrisa rectangular una vez más.

─ Creo que ya está... ─murmuró, haciendo gestos extraños


de concentración con sus cejas y su lengua.

El pequeño Jungkook se mantenía entretenido mirando a


alguna parte del césped. El moreno reconoció el sitio en el
que estaban gracias a este nuevo ángulo: era el parque del
templete, aquel en el que hacía poco habían pasado la
tarde.

─ Ven aquí, Kookie. Vamos a ver si conseguimos que le


pierdas un poco el miedo a las cámaras ─el niño no prestó
mucha atención a las palabras del mayor, estaba distraído
con sus cosas.

Pero no pudo evitar soltar un chillido agudo cuando


Taehyung prácticamente se lanzó encima de él y comenzó
a hacerle cosquillas y a tirar de sus mejillas. Jungkook
recordó inconscientemente el fotomatón, cuando el mayor
se comportó de forma similar con él.

De nuevo ardor en los ojos. Todas las cosas que Jungkook


creía haber vivido por primera vez con Taehyung... Ya
sucedieron una vez en el pasado, porque no había forma
de que ese video fuera falso.

El pequeño Jungkook empezó revolviéndose con molestia


e intentando librarse del mayor pero poco después ambos
estaban revolcándose por el césped y riendo como los dos
niños que eran. Taehyung frenó y comenzó a mirar hacia
su izquierda.

─ Hey, Joon ─saludó con su mano.

Ese vídeo estaba siendo demasiado para la cordura de


Jungkook porque ver a su hermano de nuevo lleno de vida
después de tanto tiempo, le oprimía el pecho con un dolor
insoportable. Vestido con su sudadera favorita de color
oscuro y sus vaqueros desgastados. Jungkook reconoció
las zapatillas que años después heredaría. Cuando
Heojoon desapareció.

─ ¿Qué hay, Tae? ─Heojoon le devolvió el gesto. Después


se acercó al niño que todavía yacía tendido en el césped y
le revolvió el pelo sonriente─ ¿Soportas bien a este
pesado, Kook?

─ No me deja en paz ─le respondió.

─ Ay, ¿por qué dices eso, Kookie? Me haces daño ─fingió


echarse a llorar─ Iba a enseñarle el collar que me regalaste
el otro día, Joon, pero se me quitan las ganas de hacerlo
cuando me habla así de mal.
─ Es broma, Tae ─el pequeño se acercó a Taehyung y
apoyó la barbilla en su hombro─ Ensénamelo.
Porfaaa ─alargó, intentando convencerlo.

Taehyung sonrió y entonces sacó de su pecho una cadena


plateada que Jungkook ya conocía de sobra. El dije que
colgaba del final comenzó a girar y a brillar cuando incidía
sobre su superficie la luz del sol.

─ Es bonito, ¿verdad? ─Taehyung lo meció frente a


Jungkook, que intentaba alcanzarlo con sus pequeñas
manos todavía apoyado en su hombro─ Estaba en la caja
que te enseñé el otro día.

─ ¿Caja? ¿Qué caja? ─preguntó confuso.

─ La caja oscura ─Taehyung parecía sorprendido y de un


momento a otro su gesto se tornó
preocupado─ Espera, ¿no lo recuerdas?

El niño negó con la cabeza lentamente y Taehyung giró su


rostro en dirección a Heojoon.

─ Me prometiste que no lo harías, Joon. Quedamos en que


lo haría yo ─dijo, molesto.

─ Tenía prisa, Tae, y tú no estabas en casa así que no me


quedó más remedio. ¿Qué te importa a ti de todas
formas? ─le restó importancia.

─ No me importa, pero no fue lo que acordamos. Yo


cumplo mi palabra.

─ ¿Entonces por qué estamos siquiera discutiendo?


Relájate.

Taehyung y Heojoon estaban hablando en la parte de atrás


del plano, al fondo. El pequeño Jungkook seguía sentado
delante de la cámara e ignorando olímpicamente la
conversación de los dos mayores pero de repente empezó
a moverse. Sus brazos se extendieron para alcanzar la
cámara.

─ Ten cuidado, Jungkook, o la romperás ─habló Taehyung


en su dirección pero sin descuidar su conversación con
Heojoon que parecía más importante.

Y efectivamente, la cámara comenzó a inclinarse poco a


poco y después se precipitó hacia el suelo.

─ ¡Jungkook! ─se escuchó gritar a Taehyung antes de que


la imagen se volviese de nuevo borrosa y confusa, llena de
interferencias.

El vídeo terminó entonces, inundando la sala del sonido de


la televisión estática.

Jungkook estaba paralizado en medio del salón de su


apartamento, sentado y encogido sobre sí mismo con sus
pupilas moviéndose vertiginosamente. Estaba buscando
una explicación a lo que acababa de ver, pero su cerebro
parecía bloqueado.

Acababa de ver un video en el que aparecía él mismo de


joven y no solo eso, sino que Taehyung estaba en ese
video con Heojoon y con él mismo.

¿Por qué Jungkook no recordaba haber vivido eso? ¿Por


qué Taehyung estaba allí con él? Sabía que había tenido
contacto con Heojoon pero nunca imaginó que sería de
forma simultánea.

Taehyung y él no se conocían de antes, siempre había


estado seguro de ello. Pero ese vídeo probaba lo contrario.

Taehyung y Jungkook se habían conocido y a juzgar por la


antigüedad del vídeo haría ya unos diez años.
¿Era él el único que no recordaba haber conocido a
Taehyung o el mayor tampoco recordaba haberlo conocido
a él? No, eso no tenía sentido. Taehyung recordaba todo,
por eso supo de sus pesadillas.

¿Pero por qué ocultárselo? ¿Para protegerlo de nuevo?

Estaba hecho un completo lío.

Si rebuscaba entre sus recuerdos... Taehyung no tenía un


hueco allí. Sin embargo ese vídeo le demostraba que sí
que estuvo.

¿Por qué ya no estaba más? ¿Y por qué era incapaz de


recordarlo? Su cabeza palpitaba de dolor.

De repente la televisión hizo un ruido molesto y Jungkook


miró en su dirección. Las interferencias de la pantalla
habían parado y ahora había una palabra en la pantalla, la
tipografía era blanca y se encontraba sobre un fondo negro.

αμνησία.

Jungkook paró la cámara y fue en busca de su portátil.


Tecleó la palabra para ver qué significaba y frunció el ceño
cuando vio cómo todo, extrañamente, parecía encajar de
alguna forma.

αμνησία significaba amnesia en griego.

Jungkook no pudo evitar pensar en Seok Hwa, en cómo les


había hablado de la droga alfa y en cómo, casualmente, la
palabra que estaba visualizando empezaba por alfa y
además, terminaba por la misma letra.

Aun así, ¿por qué relacionarían un video en el que él


aparecía con una droga nueva en el mercado?

Su cabeza iba a explotar.


A Jungkook le gustaría haber seguido meditando esa
pregunta, pero cuando volvió a dejar que la cámara
continuase reproduciendo todo lo que había en la cinta, vio
que había más.

Una dirección y una fecha. Lo citaban dentro de dos


noches.

Jungkook se levantó nervioso y comenzó a dar vueltas por


su salón como si estuviese atrapado y buscase una salida.
Y ciertamente lo estaba haciendo, porque no tenía ni la
más remota idea de cómo hacer frente a todo esto que
había pasado en cuestión de minutos.

¿Debía llamar a su capitán?

No.

¿A Jimin?

Tampoco.

¿A Taehyung?

Ah no, espera, que está desaparecido y además me


abandonó sin posibilidad de contactar con él, pensó.

No podía acudir a nadie y tampoco quería involucrar a más


personas en algo que sabía que le concernía solo a él. De
todas formas, Taehyung ya se había sacrificado suficiente
por él, por intentar protegerlo.

Y no quería que más gente saliese herida cuando el tema


no iba con ellos.

Unos diez minutos después el moreno creía tener un plan,


pero antes de llevarlo a cabo tenía que atar algunos cabos.
Ya era hora de usar aquel truco tan genial que le enseñó
Heojoon cuando era pequeño. Pero antes, tenía que ir a
comprar todo lo que iba a necesitar, porque no iba a ser
fácil.

Corrió hacia su cuarto con la esperanza de que los grandes


almacenes de las afueras todavía siguiesen abiertos. Se
cambió de ropa con rapidez y antes de salir metió en el
bolsillo de su chaqueta unos cuantos billetes.

Algo como lo que tenía en mente solo podía ser pagado en


metálico.

Se puso sus botas casi cayéndose al suelo en el proceso y


tomó las llaves de su apartamento y del coche. Bajó las
escaleras de dos en dos y se metió como un rayo en el
vehículo.

─ Lo siento, Jimin. Te prometí que no haría ninguna locura


─murmuró Jungkook mirando sus manos sobre el volante
del coche─, pero creo que estoy a punto de cometer una
muy grande.

_____

A la mañana siguiente Jungkook se encontraba en la


puerta de la comisaría y no creía haber estado tan nervioso
por ir allí, en su vida.

Llevaba meditándolo días y días y la noche anterior


finalmente había tomado una decisión.

No era una decisión fácil, pero sí la más acertada si quería


llegar hasta el final con todo este asunto. Tenía que hacerlo
sí o sí, ya no le quedaba otra salida.

Entró y saludó como hacía todas las mañanas que iba a


trabajar, pero sabía que hoy era distinto. Los pasillos por
los que pisaba parecían más largos de lo normal, como si
su distancia hubiese aumentado. Sabía que era todo cosa
de su imaginación, pero hacía la espera más desesperante
y tortuosa.

─ Buenos días, Seokjin ─saludó rápidamente cuando vio al


mayor en la distancia, no podía permitirse encontrarse a
Jimin por esos pasillos o sino, podía terminar soltándole
todo─ ¿Sabes si Namjoon anda ocupado con algo?
Necesito verlo con urgencia.

─ Vaya, alguien está algo alterado, buenos días a ti


también ─bromeó─ Estoy seguro de que sigue ocupado
con el tema de Taehyung, no quiere decepcionarte. Pero
también estoy convencido de que no ocurrirá nada si entras
en su despacho.

─ Muchas gracias ─Jungkook hizo una reverencia a la


velocidad de la luz y salió escopetado en dirección al
despacho de su capitán dejando a Seokjin con la palabra
en la boca.

─ ¡Jungkook, espera! ─exclamó─ ¡Mañana probablemente


tendré los resultados de los cigarros que pediste analizar!
─poco a poco fue bajando el tono cuando vio que la figura
del menor se perdía en la distancia, pero parecía haberlo
escuchado.

─ ¡Gracias! ¡Eres el mejor! ─levantó ambos pulgares.

En un suspiro, Jungkook se vio frente a la puerta de su


capitán. Tenía que entrar ahora o nunca. Respiró
profundamente cerrando los ojos y después expulsando el
aire lentamente por la boca. Llamó y después abrió.

─ ¿Puedo pasar, señor?

─ ¿Jungkook? ¿Qué haces aquí? ─Namjoon se veía


realmente sorprendido─ Ya te lo dije, es mejor que te
apartes del caso de Taehyung por un tiempo.
─ No vengo por eso, señor ─Jungkook se mantuvo
asomando su cabeza por la puerta. ¿De verdad iba a
hacerlo? ¿Después de todo el esfuerzo y las noches en
vela?

─ Oh, ¿qué es entonces? Pasa, ponte cómodo.

─ Lo cierto es que seré rápido, señor ─la mirada


desconcertada de Namjoon lo intimidó un poco.

Jungkook entró por fin y mientras caminaba aproximándose


hacia su capitán metió la mano en su bolsillo derecho,
palpando el objeto metálico. Ya no había vuelta atrás.

Dejó la placa sobre el escritorio de Namjoon, ganándose


una mirada aún más confusa. Y entonces, Jungkook lo
soltó.

─ Vengo a entregar mi arma y mi placa, señor ─sentenció


con seguridad─ Renuncio.

JUNGKOOK ERES UN ESTÚPIDO AH T^T

Yo debería estar durmiendo porque mañana me voy de


viaje y madrugo, pero como sé que voy a tardar más en
subir el siguiente al irme de mi casa y quedarme sin
internet pues os subo dos capítulos bien seguiditos y
llenos de chicha ja ><

EFECTIVAMENTE JUNGKOOK Y TAE SE CONOCÍAN


DE MUCHO ANTES, DIEZ AÑOS VAYA

He terminado este capítulo súper rápido y siento que


ha quedado caótico y confuso (va a necesitar edición
hardcore vaya y seguro que está lleno de faltas de
ortografía), así que cualquier duda que tengáis no
dudéis en preguntarme por favor c':

Como sigo viendo mucha gente desesperada con el


final os voy a dar una última oportunidad, ¿queréis
saber cuántos capítulos quedan?

(comentad donde prefiráis)

NO

Yo lo dejo a vuestra elección jóvenes, decir cuántos


caps quedan a mí la verdad es que me da igual... En
unos días miraré a ver cuánta gente hay en cada
opción y entonces, si gana el sí, diré cuantos capítulos
quedan exactamente ^^

Creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir...

AH SI! MUCHA SUERTE A TODOS AQUELLOS QUE


ESTÁN DE EXÁMENES, ÁNIMO Y DUERMAN Y COMAN
BIEN <3

GRACIAS POR TODO EL AMOR Y PERDONAD COMO


DE COSTUMBRE MI ALMA SAD Y OSCURA c':

Nos vemos pronto y cualquier error me avisáis >


34. Stigma

♡GRACIAS♡

─ ¿Jungkook? Jungkook, por favor, sé que estás ahí.


Maldita sea coge el teléfono de una vez y deja de evitarme.
Tenemos que hablar. ¿Estás loco acaso? ¿Por qué tiras
por la borda el trabajo de tantos años? Jungkook, por favor,
hablemos ─escuchó la voz de Jimin retumbando en la
oscuridad de su coche, sonaba terriblemente preocupado.
El vehículo se mantuvo en silencio cuando el mayor dejó de
hablar y unos segundos después, se dio por vencido de
nuevo─ Llámame.

Y ahí iba el décimo mensaje de voz de Jimin en dos días.

El moreno quería explicarle todo, pero no podía, no quería


poner a su amigo más preciado en peligro.

Una vez más, miró la calle a través de los cristales del


coche, estaba levemente iluminada por la luz tenue y
anaranjada de las farolas a cada lado de la carretera. No
había ni un alma. Dejaría el coche allí y recorrería el resto
del camino andando.

Y así, Jungkook pasó más de una hora caminando por las


calles desiertas, había empezado a pensar que quien fuese
que le mandó aquel vídeo también podía tener rastreado su
coche.

Y le gustaba más la idea de aparecer en aquel lugar sin


avisar. No podía no presentarse en aquella dirección, no
después de toda la información que parecían tener acerca
de su hermano y él.

Después de investigar la dirección, descubrió que el lugar


en el que lo citaban era una vieja fábrica de envasado de
fármacos. El edificio cerró después de que la empresa que
la suministraba, tanto con productos como con capital,
atravesase un mal momento financiero. No tardó en
reconocer el nombre de la farmacéutica cuando lo vio en la
pantalla de su portátil.

Porque su padre había trabajado allí antes de fallecer.

Y por alguna razón su intuición le decía que el hecho de


que hubiesen escogido ese lugar para citarlo no era
casualidad.

Jungkook se había preparado todo lo que había podido


para lo que fuese que le esperaba en aquel lugar. ¿Una
persona? ¿Varias? ¿Más videos de momentos que él no
recordaba haber vivido?

No lo sabía. Pero más valía estar preparado. Por eso


decidió ir de compras hacía ya un par de días.

Necesitaba guardarse un as bajo la manga. Solo por si


acaso. Por si las cosas se torcían.

En el vídeo no especificaba nada de que tuviese que ir


solo, o de que no pidiese ayuda a la policía, pero Jungkook
quería enfrentarse a esto él mismo. Estaba harto de
terminar involucrando gente que no lo merecía o de que al
intentar protegerlo luego saliesen heridos. No quería eso.

No quería que lo abandonasen para protegerlo como había


hecho Taehyung.

Además, si desde un principio se ahorraba involucrar a la


policía, la probabilidad de que lo recibiesen era más alta. Si
hubiese pedido ayuda quizás los habría espantado, eso sin
mencionar que Namjoon habría querido hacer las cosas
siguiendo el protocolo y por primera vez, Jungkook quería
hacer las cosas a su manera. Sin seguir las órdenes de
nadie.

No había dimitido por nada.

Eso sin mencionar que puede que tuviese en mente hacer


algo quizás no demasiado legal.

Había dejado el trabajo de sus sueños y aparcado la


posibilidad de descubrir qué fue de su hermano porque
quería descubrir qué quería esa gente de él.

Si Taehyung se fue para protegerlo es que en el fondo


buscaban a Jungkook, después de todo ya había recibido
amenazas físicas en su lugar. El por qué, lo desconocía.

Pero ya estaba cansado de dejar que los demás recibiesen


las balas que lo apuntaban a él.

Jungkook daba pasos lentamente, porque tampoco se


especificaba hora alguna en el vídeo, solo que debía ser
por la noche ─eso le garantizaba que quien fuese que lo
había citado tenía que estar probablemente esperando su
llegada dentro o fuera del edificio, vigilándolo. Un par de
calles más y tendría la fábrica delante de sus ojos.

Cada vez hacía más frío y Jungkook optó por vestirse


completamente de negro, pero abrigándose lo suficiente.
No era un frío invernal, pero definitivamente el otoño se
marchaba poco a poco. Llevaba una chaqueta oscura
vaquera que lo protegía de la escarcha nocturna, unos
pantalones largos negros y botas de la misma tonalidad,
fuertes y robustas, perfectas para correr gracias a lo bien
que se abrazaban a sus tobillos.
Realmente esperaba que no lo cacheasen o le quitasen su
chaqueta, porque su as estaba allí escondido. Y si
intentaban hacerle algo y no tenía su arma secreta a
mano...

Entonces podía darse por muerto.

Un par de minutos después, el edificio ruinoso apareció


delante de él, alto e imponente a pesar de no encontrarse
en su momento álgido. Los años habían pasado por su
fachada y lo único que quedaba era un mal reflejo de lo que
fue en sus días gloriosos de actividad frenética, lleno de
gente activa. De vida.

Jungkook llevó las manos a la parte trasera de la cintura de


su pantalón y su mano se preparó para agarrar su pistola
─se había asegurado antes de salir de su apartamento de
ponerle el silenciador. Pensó en traer una linterna, pero
únicamente delataría su posición y con lo alto que brillaba
la luna, le serviría de iluminación con bastante efectividad.

Buscó la puerta principal del edificio con la mirada pero sus


ojos frenaron sobre la entrada del garaje, que se
encontraba tapiada de mala manera por unos cuantos
tablones de madera viejos. Podía pasar por ahí.

No dejó que sus manos se apartasen del arma mientras


caminaba con pasos lentos hasta el garaje, mirando a
ambos lados y detrás en busca de compañía. Antes de
entrar, inspeccionó un poco el interior a través de las
rendijas que dejaban los tablones y cuando vio que lo único
que había eran cajas viejas y la maquinaria estática y
oxidada de la fábrica, decidió entrar. Maniobrando un poco
consiguió que su cuerpo cupiese por las aberturas que
había dejado la negligencia de las personas que tapiaron la
entrada para vehículos.
Una vez dentro el olor a viejo se hizo más intenso. Olía a
humedad y madera carcomida por los insectos. El suelo
estaba cubierto de polvo blanquecino y de piedrecitas,
suciedad y polvo en cada esquina o acumulándose encima
de las máquinas y el mobiliario. El sonido de las botas de
Jungkook retumbaba por cada esquina sin importar cuan
silencioso intentase ser.

Por más que Jungkook inspeccionaba el edificio era


incapaz de hallar señales de vida de otro ser humano, era
como si no hubiese nadie allí.

Parecía desierto, vacío, hasta que Jungkook escuchó algo


moverse detrás suyo. En un segundo tuvo el arma frente a
su rostro y el cañón dispuesto a disparar.

Provenía de un pasillo oscuro.

Se acercó a la entrada completamente alerta, pero para su


desgracia la luna no alcanzaba a iluminar el interior.

Un par de pasos al frente, otros tres más y después un


empujón fuerte que llegó de la nada por detrás y lo obligó
de lleno a entrar en el cubículo.

La puerta se cerró con violencia tras él, dejándolo


completamente a oscuras excepto por la luz que entraba
por los tragaluces del pasillo.

Jungkook giró sobre sí mismo en dirección a la entrada que


se había cerrado, todavía apuntando con el cañón del
arma. Levantó sus botas militares y propinó una fuerte
patada a la puerta, que no cedió lo más mínimo.

No podía quedarse quieto o lo acorralarían más.

Se movió con rapidez en dirección a la otra vía de escape,


al pasillo, y sus ojos captaron con dificultad una sombra
moviéndose entre la luz tenue. Jungkook disparó sin dudar
y a sus oídos llegó un leve siseo de dolor antes de que otra
puerta se cerrase. Sea quien fuese le había dado con el
disparo, al menos rozado.

Pero ahora estaba encerrado y completamente a oscuras.

Todo lo que sintió entonces fue un fuerte pinchazo en la


parte delantera de su cráneo y después, su cuerpo
cayendo al suelo inconsciente.

_____

Su cabeza palpitaba y daba vueltas, un dolor agudo que


hacía que le pitasen los oídos.

Jungkook frunció el ceño ante la molestia y emitió un


gemido. Quiso llevar su mano derecha hacia su sien, pero
no pudo: no podía moverse.

¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente?

Había mantenido sus ojos cerrados ya que sentía su


cuerpo tremendamente cansado y pesado, pero tenía que
abrirlos. Lo hizo de manera pausada, encontrándose con
suelo oscuro cuando por fin los abrió del todo, aunque con
torpeza. La superficie estaba manchada de sangre, sangre
que parecía gotear de su cabeza y que Jungkook sentía
cayendo por su sien.

Le habían dado un buen golpe.

Hizo amago de tocarse la herida, pero todo lo que percibió


fue un sonido metálico sobre su cabeza: una vez más, sus
manos no se movieron.

Jungkook miró hacia arriba, entrecerrando levemente sus


ojos cuando se encontró de lleno con una luz cegadora.
Había un único foco que descendía del techo y lo
iluminaban a él y a una pequeña área circular a su
alrededor.

¿Eso que veía en sus manos eran esposas?

Sus muñecas estaban oprimidas con un par de ellas, de


metal robusto, pero algo oxidado. Colgaban del techo y eso
provocaba que Jungkook estuviese sobre el frío suelo de
rodillas, sus brazos sobre su cabeza, colgando del techo.
Consiguió que sus manos cayesen al suelo todavía atadas
cuando dio un fuerte tirón. Pero seguía enganchado al
techo, una cadena que colgaba estaba enganchada en uno
de los eslabones de las esposas.

No sabía si era cosa de su imaginación, pero no hacía más


que ver sombras a su alrededor, moviéndose con rapidez y
burlándose de él, que no podía hacerlo.

Jungkook se dio un par de minutos para situarse y aclarar


sus ideas y entonces, comenzó a tirar con violencia de las
cadenas, poniendo toda la fuerza posible en cada tirón. No
era una sensación agradable, sus muñecas le dolían como
el infierno con cada intento de huida pero más le valía no
estar ahí para cuando su visita llegase.

Siguió tirando con toda la energía que le quedaba, pero lo


único que cambiaba era el color de su piel, que había
pasado a ser violáceo alrededor de sus muñecas.

─ Ahh ─siseó, cada vez dolía más. Estaba empezando a


no sentir las muñecas.

Entonces a sus oídos llegó un sonido muy familiar: su


teléfono, estaba sonando.

La música rebotó como un eco infinito por las paredes y el


moreno empezó a mirar a todos lados en busca del
aparato, pero no parecía estar más en su bolsillo ni
tampoco a su alcance. Estaba en una sala amplia ─o eso
deducía por el tremendo eco─ y poco iluminada, solamente
un pequeño círculo a su alrededor era visible, el resto era
pura oscuridad. No se conservaba en buen estado, seguía
teniendo una cantidad considerable de suciedad.

De repente, y como si se tratase de una salvación, su


teléfono se deslizó por el suelo frente a sus ojos.

Jungkook se levantó con dificultad, pero lo más rápido que


pudo y caminó en dirección al teléfono que vibraba sobre el
suelo mientras su pantalla se encendía.

El moreno leyó en la pantalla el nombre de Seokjin.

Apretó los dientes con fuerza cuando extendió su pie todo


lo que pudo para alcanzarlo. Aun así, no llegaba por culpa
de las esposas, su bota apenas rozaba el aparato.

Vale, estaba empezando a ponerse nervioso.

Y cuando comenzó a escuchar pasos calmados retumbar


por las paredes vacías, casi anunciando que su visita había
llegado, entonces sintió un cosquilleo vomitivo en el
estómago.

Tenía miedo.

Hizo un último intento desesperado, el teléfono giraba


sobre sí mismo cuando Jungkook lo rozaba con su bota,
pero era incapaz de moverlo de su sitio. Y los pasos cada
vez se escuchaban más cercanos, como una marcha
fúnebre que se acercaba a él lenta pero inexorablemente.

Los pasos cesaron y también lo hicieron los movimientos


de Jungkook.

Había alguien allí parado frente a él, oculto en la oscuridad,


el moreno podía ver sus ojos brillar en la oscuridad y
cuando una suave risa brotó del cuerpo e hizo eco como un
grito del inframundo, entonces Jungkook se asustó.

Una mano surgió de la oscuridad bajo la atenta mirada del


menor, que estaba paralizado y encogido sobre el suelo
todavía con sus manos oprimidas. Como una araña, la
mano abrazó con agilidad el teléfono y lo cogió.

─ ¿Jungkook? ─el moreno quiso llorar cuando escuchó la


voz de Seokjin en el manos libres─ ¡Gracias a Dios,
Jungkook, menos mal que has cogido el teléfono!
Acabamos de recibir los resultados del análisis de los
cigarros del apartamento de Seok Hwa. ¡Tenías razón, sí
que tenían restos de saliva!, pero hemos tenido que pedir
que repitan todo el proceso. Namjoon está paranoico,
poniendo la comisaría patas arriba.

Sus palabras salían sin control, y Jungkook quería gritar y


pedir ayuda, pero sus cuerdas vocales simplemente se
negaban a hablar. Los ojos seguían intimidándolo desde la
oscuridad y él estaba aterrorizado por la imponente
presencia.

─ Los análisis dijeron que la saliva era de tu hermano,


Jungkook. Eso no puede ser, ¿no? Heojoon desapareció
hace años.

─ Suficiente ─se escuchó.

Y de un momento a otro la mano que había sostenido el


aparato dejó que este se precipitase hacia el suelo. La
pantalla comenzó a volverse loca y cuando el cerebro del
moreno procesó el golpe, por fin se sintió dueño de su
cuerpo, como si hubiese despertado de un trance.

─ ¿Jungkook? ¿Estás ahí? ─insistió Seokjin.


El menor gritó con todas sus fuerzas en dirección al
teléfono, reaccionando─ ¡Seokjin!

─ ¿Jungkook? ─sonó confuso y preocupado─ Qué está p-

Pero Seokjin fue incapaz de terminar la frase, porque de la


oscuridad surgió una bota formidable que pisó con fuerza la
pantalla del teléfono, destrozándola por completo y dejando
el aparato inservible.

El moreno hizo amago de levantarse, pero cuando el rostro


de la figura que se ocultaba en la penumbra surgió y se
mostró a la luz, Jungkook cayó sobre sus rodillas,
devastado. Esa sonrisa acabó con la poca cordura que le
quedaba.

─ Cuánto tiempo, hermanito.

La voz de Jungkook se quebró por completo cuando sintió


que sus pulmones habían dejado de funcionar. La opresión
que sentía en el pecho y la quemazón de sus ojos lo
abrumaron por completo. Con sus ojos abiertos como
platos, incapaces de creer lo que veían y como si tuviesen
un fantasma frente a ellos, Jungkook empezó a llorar en
silencio.

Esa imagen había sido como un golpe devastador en el


estómago.

─ Heojoon ─murmuró como pudo, arrastrándose hacía él,


queriendo tocarlo; sentía que cuando sus yemas lo rozasen
su figura simplemente desaparecería frente a él una vez
más, como tantas veces le había ocurrido en sueños─
Estás...

─ ¿Vivo? ─terminó la frase, mostrando sus blancos dientes


en una sonrisa─ Sí, lo estoy.
─ ¿Por qué...? ¿Dónde has estado todos estos años?
─sonó desesperado por respuestas─ ¿Por qué te fuiste?

Jungkook no pudo evitar soltar todas esas preguntas que lo


habían torturado tanto tiempo. Parecía irreal el hecho de
ver a su hermano allí, frente a él. Su pelo seguía siendo
oscuro como el del propio Jungkook y su piel parecía
irradiar luz propia; parecía realmente sano y en forma
vestido con aquella ropa casual que siempre había
acostumbrado a llevar.

No había cambiado absolutamente nada en todos estos


años.

─ Ey, cálmate, Jungkook ─se puso de cuclillas frente a él y


le revolvió el pelo como tantas veces había hecho─,
tendremos todo el tiempo del mundo para ponernos al día.

De repente Jungkook empezó a escuchar más pasos


acercándose, el sonido de zapatos resonando y rebotando
por las paredes inundó sus oídos e hizo que se tensase
bajo el tacto familiar de su hermano. El moreno no tardó un
segundo en asociar ese sonido con Youngmi y la
característica melodía que hacía al caminar. Al igual que
había hecho Heojoon al principio, la persona frenó en la
oscuridad y después de que su hermano se levantase y
posicionase de pie frente a Jungkook, la otra persona que
se encontraba en la sala se agachó hasta que su rostro
quedó frente al de él. No estarían separados más de dos
palmos de distancia.

─ Mírate, Jungkook ─se burló, mostrando su característica


sonrisa y mirando las esposas que lo inmovilizaban─
¿Nunca te han dicho que no debes confiar en
desconocidos?

Y el moreno sintió esas palabras como una bofetada bestial


en su mejilla.
─ Tae... ─su voz salió en un hilo, estaba atónito─ Estás
bien.

Jungkook quiso mantenerse firme, pero ver al mayor frente


a él, sano y salvo, simplemente no pudo evitar notar cómo
sus ojos se humedecían. Había tenido una horrible
corazonada de que algo le había sucedido y verlo así...
Estaba increíblemente feliz de que estuviese bien.

Llevaba ropa similar a aquella con la que lo grabaron las


cámaras la mañana que se marchó: un jersey negro de
cuello alto y vaqueros y botas del mismo color. Finalmente,
un gorro de la misma tonalidad oscura que cubría
ligeramente su cabello, ahora de un color marrón.

─ Gracias a Dios que estás bien, Tae. Pensaba que te


había pasado algo. Estaba muy preocupado.

Jungkook intentó alcanzarlo, pero el mayor se apartó al


instante, alejándose como si el menor tuviese algún tipo de
enfermedad contagiosa.

─ No es por mí por quien debes preocuparte, Jungkook.

Taehyung le dio la espalda, acercándose a Heojoon y


entonces Jungkook se quedó pensativo. Se dio cuenta por
fin y cuando lo hizo su voz salió en un hilo, débil e
inestable.

─ Fuisteis vosotros los que me mandasteis aquel vídeo


─quiso preguntarlo, pero fue más una afirmación.

─ Por fin pareces darte cuenta, Jungkook ─habló Heojoon─


No tienes que preocuparte por mí ni por Taehyung. El único
que debe preocuparse aquí eres tú.

Jungkook no entendía qué estaba sucediendo, pero esas


palabras extrañamente amenazadoras de su hermano no le
estaban suscitando nada bueno. Por su mente estaban
empezando a pasar pensamientos muy desagradables.

─ ¿Por qué?

Y sus sospechas se confirmaron cuando su hermano volvió


a hablar. El mal presentimiento lo pilló por sorpresa de
lleno.

─ Porque esta noche pienso terminar lo que empecé hace


diez años ─explicó sin borrar la sonrisa de su rostro─, me
desharé de ti como debí haber hecho hace diez años
cuando tuve la oportunidad.

De un momento a otro el pánico comenzó a cundir dentro


del menor. Estaba asustándose y mucho.

─ ¿De qué mierda hablas, Joon? ¿Deshacerte de mí?


¿Acaso te has vuelto loco?

─ No te molestes en hacer preguntas, Jungkook ─intervino


Taehyung, intentando calmarlo─ Estás aquí por una razón.
Y esa razón es para desaparecer por fin.

¿Qué clase de estupideces estaba diciendo Taehyung?

─ ¿Tú te estás escuchando, Tae? ─Jungkook sonaba


desesperado.

─ Tú mismo lo dijiste, Jungkook. La gente no cambia tan


fácil ─dijo, acercándose a él─ y yo tampoco lo he hecho.
Sigo siendo la misma basura que conociste aquella noche
en la comisaría y la misma basura que conociste hace diez
años.

─ ¿De qué hablas? ¿Por qué no te recuerdo, Taehyung?


Explícame ─el menor se veía incapaz de frenar las
preguntas que brotaban sin control de sus labios─ ¿Por
qué apareciste de nuevo en la comisaría después de tantos
años?

Jungkook estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por


no llorar delante de él y parecer aún más patético. No
entendía nada de lo que estaba pasando, era simplemente
surrealista.

─ Ya te lo dije, y a Youngmi también. No eras más que un


juego y siempre has sido eso para mí durante todo este
tiempo. Nada más.

Jungkook agachó la cabeza con incredulidad, sintiendo un


vacío enorme en su pecho. Todo lo que había vivido con
Taehyung durante este tiempo... ¿Todo había sido una
gran mentira? ¿Había jugado con él?

No. Eso no era posible. Y Jungkook se negaba a escuchar


más mentiras.

Taehyung nunca...

─ Te lo advertí, Jungkook, y te negaste a escucharme. No


soy bueno para ti y nunca tuve intención de poner un final
feliz a nuestra historia, solo obedecía órdenes.

Cada palabra que salía de los labios de Taehyung le


quitaba más y más las ganas de vivir, los destrozaban por
dentro y le robaban el aliento. No quería seguir escuchando
más mierda, quería que se callase. Que parase.

─ No lo digas ─murmuró Jungkook.

Se negaba a creerlo, se negaba a tirar por la borda todo el


amor que le había regalado, todos los recuerdos, toda la
confianza que la había brindado.

─ Yo solo tenía que vigilarte y mantenerte alejado de


Heojoon, por eso me llevé los expedientes del caso ─y ahí
iba otro golpe, directo a lo más hondo de su pecho,
hundiéndolo aún más en su miseria─ Llevo haciéndolo
años y aquella noche en la comisaría simplemente sentí
que necesitaba emoción, acercarme a ti y verle las orejas al
lobo; quería sentir la adrenalina de nuevo.

─ Cállate, Taehyung ─insistió, no queriendo escucharlo


más.

Esto era una broma, sí. Debía ser eso, una broma de mal
gusto.

Esto no podía estar pasándole a él. Simplemente no podía


ser real.

─ La verdad es que me alegro de que Heojoon me diese


una lección después, no debí haber seguido mis impulsos y
haberme acercado a ti de nuevo. Esa no era mi tarea, yo
tenía que mantenerme en la sombra, pero simplemente no
pude resistirme.

─ Y yo me alegro de que los golpes te hiciesen


escarmentar, Tae ─intervino Heojoon─ Sabes que yo
solamente quiero lo mejor para ti. Lo pasaba realmente mal
cuando veía como mis hombres prácticamente te dejaban
inconsciente en el suelo.

─ Lo sé, Joon, y te lo agradezco. Los golpes pusieron mis


pies en la tierra de nuevo. Fue todo culpa mía, por querer
jugar de nuevo con él, manipularlo.

─ ¡Cállate! ¡Cierra la boca de una puta vez! ─gritó


Jungkook, sintiendo que por mucho que lo intentase las
lágrimas comenzarían a caer─ No quiero escucharte más,
Taehyung. Cállate ─y ahí fue la primera lágrima─ Por favor,
cállate.
Su voz salió débil y rota cuando se derrumbó por fin,
después de fingir que esto, que su traición, no le dolía.
Dolía y mucho. Se sentía un imbécil, un gilipollas por
haberse enamorado de alguien como Taehyung.

Taehyung nunca se preocupó por él, nunca quiso ayudarlo.


No tenía intención alguna de protegerlo. Nunca la tuvo.

Jungkook continuó mirando hacia sus rodillas y pronto


comenzó a ver cómo el suelo se mojaba con sus lágrimas.
Caían sin control mientras jadeaba destrozado, eran
cristalinas y estaban llenas de frustración. Seguía sin
creerlo.

Escuchó pasos aproximándose hacia él, lentos y calmados


y después alguien tomando su mentón y levantando su
rostro empapado.

Sintió náuseas cuando vio a Taehyung frente a él, de


cuclillas.

El mayor lo había tocado muchas veces, lo había


acariciado así con anterioridad, pero Jungkook nunca había
sentido ese sentimiento. Esta vez cuando Taehyung lo tocó
no sintió amor en el gesto: sintió asco, un sentimiento de
completa y absoluta repugnancia.

Taehyung le daba asco.

─ No oses llorar delante de mí ─ordenó, serio.

─ Pensé que nunca me dejarías, que me protegerías


─murmuró Jungkook, incapaz de dejar de llorar─ Pensé
que me querías, Taehyung.

─ Sí, bueno ─sonrió─, obviamente te equivocaste.

Jungkook se negó a apartar la mirada, no era tan débil por


mucho que sus lágrimas lo delatasen y no parasen de
mojar sus mejillas. Taehyung sabía que le estaba haciendo
daño con cada palabra y no parecía importarle lo más
mínimo. No se mostraría débil ante él, no cuando sabía que
sus verdaderas intenciones eran verlo destrozado y echo
polvo en el suelo. Sí, le dolía el pecho, muchísimo, como
mil infiernos, como si le estuviesen clavando mil puñales y
los retorciesen regodeándose de su patetismo, pero ni aun
así dejaría que ganase y quedase sobre él.

─ Para de llorar ─repitió, con el mismo tono autoritario y


molesto. Taehyung se levantó cuando el moreno ignoró su
orden.

Se le estaba agotando la paciencia.

Pero Jungkook no le daría esa satisfacción, no bajaría la


mirada y se mostraría sumiso. Puede que fuese a morir ahí,
o incluso puede que ya estuviese muerto por dentro
después de toda esta mierda, pero no se iría al otro barrio
sin respuestas. Necesitaba saber el por qué, por qué dos
de las pocas personas en las que más había confiado en
toda su vida lo habían traicionado así.

No iba a morir en vano.

─ ¡Para de llorar maldita sea! ─exclamó Taehyung. Había


llegado a su límite de paciencia.

Jungkook sintió un dolor agudo, primero en el estómago y


luego en el pómulo. Una patada que pareció destrozarle
varias costillas y luego un puñetazo en la mejilla. Golpes
que lo lanzaron al suelo de lleno como un muñeco de trapo.

El dolor físico no se comparaba con el dolor que sentía


latiendo dentro de su pecho, consumiéndolo.

Quién le habría dicho a Jungkook que la persona a la que


había confiado su corazón lo iba a tratar de esta forma.
Pisoteándolo y destrozándolo como si fuese algo
insignificante.

Taehyung había tenido las agallas de golpearlo. Le había


pegado sin dudarlo.

Jungkook tosió con violencia sobre el suelo, y éste se


manchó ligeramente de sangre.

Pero después, lo que el menor hizo lo descolocó por


completo. Taehyung no daba crédito.

¿Jungkook se estaba riendo?

Miró el cuerpo del moreno tirado sobre el suelo sucio y


después vio uno de sus ojos entre los mechones
manchados de sangre de su flequillo.

No había miedo en sus ojos, esas pupilas oscuras lo


desafiaban entre las lágrimas.

─ Vamos ─murmuró Jungkook, todavía medio riendo─


¿Quieres golpearme por llorar? Adelante, traidor. Mátame
con tus propias manos si quieres.

Taehyung sintió sus entrañas hervir con ira, porque


Jungkook se estaba burlando de él aun cuando era él quien
tenía las riendas. ¿No entendía que él era el dueño de su
destino? ¿Qué podía arrancarle la vida en un segundo?

En un arrebato de cólera el mayor se acercó al cuerpo débil


de Jungkook y tomó el cuello de su chaqueta sin
delicadeza, topándose con la boca ensangrentada del
moreno y sus ojos llorosos. Hacía tiempo que había dejado
de oponer resistencia.

─ ¿Todavía te quedan ganas para reír? ─escupió


Taehyung.
Jungkook sonrió enseñando sus dientes manchados de
carmín.

─ Ya todo me da igual, ¿es que no lo entiendes? Ya no me


quedan razones para seguir viviendo. Todo lo que tenía...
todo lo que tenía lo he perdido.

Una lágrima se deslizó silenciosa por su mejilla hinchada,


pero Taehyung no titubeó.

─ Era mi vida o la tuya, Jungkook. Y creo que la respuesta


está más que clara.

Y lo peor, pensó Jungkook, es que él daría su vida sin


dudarlo si así podía salvar a Taehyung.

Sí quería matarlo para salvarse él entonces Jungkook


sacrificaría su vida gustoso. Y le dolía, le dolía porque
sabía que Taehyung no habría hecho lo mismo.

─ Adelante, Tae. Hazlo. Sabes que mi vida es tuya.

Se sintió un estúpido por haberse enamorado de alguien


como Taehyung, de alguien que durante todo este tiempo
no había sido más que un desconocido.

Jungkook sostuvo la mirada al mayor, y vio cómo su


mandíbula se tensaba y sus ojos viajaban por su rostro.
Jungkook sabía que debía verse patético, lleno de sangre y
lágrimas. Taehyung le había partido el pómulo y la patada
que le había dado probablemente le había roto alguna
costilla, había sentido el sabor metálico en su boca.

Pero aguantaría hasta el final. No se rendiría tan


fácilmente.

Taehyung soltó su chaqueta y lanzó a Jungkook al suelo.


Entonces dirigió su mano a la parte trasera del vaquero del
moreno y sacó la pistola con un rapidísimo movimiento. En
un segundo tuvo el cañón junto a la sien de Jungkook.

─ ¿Qué te parece un suicidio, Joon? ─Taehyung miraba


con furia desde arriba el cuerpo casi inerte del menor,
tirado como basura en el suelo.

─ Me gusta ─dijo, conforme con la propuesta─ Después de


todo me has dejado el terreno perfectamente preparado,
Jungkook; dimitiendo y dejando claro a tus compañeros
cuan destrozado estás con la desaparición de Taehyung.
No les extrañará que te hayas sentido culpable y hayas
tomado una decisión precipitada ─reflexionó, acercándose
al menor─ Me has regalado un final perfecto, hermanito.
Envuelto con papel de regalo.

─ ¿Algo que objetar antes de que te vuele la cabeza?


─preguntó Taehyung, presionando aún más el cañón del
arma contra su sien─ ¿Una última voluntad?

Jungkook tragó saliva y se armó de suficiente valor como


para retar a Taehyung con la mirada una vez más. Sentía
el cañón del arma temblar casi de forma imperceptible
contra su sien.

Si su destino era morir allí, entonces no se iría sin


respuestas.

─ Quiero la verdad, Taehyung. Toda. Al menos concédeme


ese último deseo.

Se sintió patético al suplicar a alguien como él, que


simplemente lo había engañado durante todo este tiempo,
un demonio disfrazado de ángel. Sentía repugnancia hacia
esta nueva faceta que estaba conociendo de Taehyung.

Aunque ahora que lo pensaba, no era ninguna faceta


nueva. Este era Taehyung. El Taehyung de verdad.
El mayor creía tener todo control, pero lo cierto es que
Jungkook no se iba a dejar amedrentar aun cuando había
cogido su corazón y lo había destrozado como un pedazo
inservible de papel viejo. Pagaría por ello.

Jungkook todavía era lo suficientemente inteligente como


para saber cómo provocar a Taehyung.

─ ¿O acaso tienes miedo de decirme la verdad? ─ se


burló─ Siempre has sido un cobarde, nunca te has atrevido
a ser sincero conmigo y hasta ahora todo lo que he creído
saber de ti era una asquerosa mentira. Ten agallas por una
vez, Taehyung. Mírame a los ojos y dime la verdad.

Taehyung se rió ante la osadía de Jungkook, que todavía


tenía las agallas de enfurecerlo aun cuando sabía que
tenía todas las de perder.

─ No tienes ni puta idea de lo que estás hablando,


Jungkook ─inclinó su rostro todavía más hacia el de él─
¿Acaso crees que no te decía la verdad por miedo a
hacerte daño? ¿Para protegerte? ─bufó─ Simplemente
hacía mi trabajo: te mantenía controlado y te paraba los
pies cuando llegabas demasiado lejos. Todo para que este
día terminase toda esta mierda. Llevo años intentando
pagar mi deuda con Heojoon. Me salvó la vida y yo se la
debo.

─ Vamos, Taehyung ─lo animó Heojoon, sonriendo desde


la pared en la que estaba apoyado, observando toda la
escena con satisfacción─ Ábrele los ojos a mi hermanito.
Concedámosle su último deseo.

─ ¿Quién eres, Kim Taehyung? ─inquirió Jungkook.

─ Te lo dije. Tu hermano me sacó del infierno que era mi


vida, me acogió y me cuidó como nadie lo había hecho
nunca. Se lo debo todo, él fue mi héroe. Cuando os conocí
a los dos tus padres todavía estaban vivos ─Taehyung
hablaba con nostalgia, pero increíblemente serio─ Después
Heojoon fingió su muerte para poder encargarse mejor de
los negocios que realmente le importaban. Su producto
comenzaba a gustar en las calles e incluso en círculos más
selectos. Estaba cada vez más más y más ocupado y
entonces fue cuando me encargó tu cuidado. Lo hice
durante mucho tiempo después de que tus padres
fallecieran. Al principio me encargaba de pequeños recados
que me pedía Heojoon, pero el recado definitivo y el que
más tiempo me ocupó fuiste tú.

─ ¿Por qué yo no te recuerdo? Tú nunca has tenido un


hueco en mi memoria.

En otras condiciones Jungkook habría usado un tono suave


para hacer esta pregunta, pero la persona que estaba
frente a él no le suscitaba más esas sensaciones
agradables. Ese era un hombre distinto.

Taehyung rió─ Cuando te conocí eras un niño muy alegre y


activo, te encantaba salir, correr, saltar... Simplemente no
podías estarte quieto un segundo ─dijo─ Pero un día todo
cambió. Empezaste a cansarte, a tener mucho sueño, a
estar serio y triste. Cuando noté el cambio se lo conté a
Heojoon. Entonces él me reveló su secreto.

Su hermano habló por fin, soltando las palabras como si no


fuesen nada del otro mundo.

─ Comencé a probar mi droga contigo, Jungkook.

Y el moreno sintió que el mundo se le caía encima y que el


suelo se derrumbaba bajo sus pies. Jadeó. Su hermano, la
persona que tanto lo había cuidado y querido... ¿había
hecho esa atrocidad? No podía ser. Jungkook lo recordaba
con cariño y amor, lo recordaba como el héroe de su vida,
como la persona que él siempre había aspirado a ser.
¿Heojoon había sido capaz de drogar a un niño de apenas
diez años? ¿Por eso su infancia estaba tan borrosa?

Jungkook apenas pudo articular palabra, sentía su corazón


latir frenéticamente─ ¿Qué dices, Joon? Tú... Tú no serías
capaz de hacer esa atrocidad.

Heojoon carcajeó.

─ Es tal y como lo oyes, Jungkook. Eras mi conejillo de


indias personal.

Estaba en shock. Todo esto... Simplemente lo superaba.


Todas las personas que Jungkook había amado y
admirado, todas esas personas se estaban cayendo poco a
poco del pedestal en el que habían estado.

─ No tardé en darme cuenta de que los efectos en niños no


serían probablemente los mismos que en adultos, pero no
estaba mal para empezar ─se encogió de hombros con
desinterés─ Al final terminé cogiéndole el gusto a verte
indefenso y tirado en el suelo como la basura que eres.
Apenas podías hablar después de que te pusiese tu
inyección.

Los oídos de Jungkook pitaban, era un sonido molesto y


estridente, y deseó que se hiciese más fuerte y que le
taladrase la cabeza para así no escuchar las
monstruosidades que estaba soltando su hermano.

─ Pero al ser tan pequeño tu cuerpo no aguantó muchas


dosis. Taehyung me sugirió cambiar de conejillo cuando tu
cuerpo no admitió más sustancia. Ojalá te hubiese
inyectado más, y ojalá hubiese muerto en aquel sótano
oscuro de una sobredosis.
─ ¿Qué mierda dices, Joon? ─el moreno hablaba sin vida,
no le quedaba nada dentro, ni siquiera más lágrimas para
llorar.

Quería gritar, gritar y desgarrarse la garganta hasta que


doliese como el infierno. Pero la voz simplemente no
saldría estable.

─ Me arruinaste la vida, Jungkook. Eres el fruto del amor


de dos personas que odio y aborrezco con todo mi ser
─Jungkook vio su mandíbula tensarse a pesar de que
quería parecer sereno.

─ ¿Odiabas a mamá y papá?

Heojoon comenzó a caminar con calma por la habitación,


camuflándose en la oscuridad de la habitación y haciendo
que sus zapatos hiciesen eco. Ignoró la pregunta de
Jungkook por completo.

─ A papá le encantaban estos cigarrillos ─murmuró


haciendo caso omiso a su pregunta y sacando una cajetilla
de cigarros del bolsillo de su chaqueta. Colocó uno entre
sus labios. No lo encendió─ Él estaría orgulloso de mí, del
dinero que he amasado con mis habilidades.

─ Fuiste tú quien estuvo en el apartamento de Seok Hwa


─dijo Jungkook, dándose por fin cuenta de por dónde iban
los tiros. Los cigarrillos le habían resultado familiares
porque probablemente debía habérselos visto a Heojoon en
alguna ocasión─ Estaba bajo tus órdenes, ¿verdad?

─ A veces uno tiene que mancharse las manos si quiere


que las cosas salgan bien. Haber dejado que Taehyung
fuese habría levantado sospechas. No había nadie más a
quién pudiese confiarle tal tarea, solo yo.
─ ¿Por qué lo entregaste? Porque supongo que no fue
coincidencia el hecho de que lo atrapásemos y hablase tan
fácilmente, eso sin mencionar el portátil sin seguridad
alguna.

─ Seok Hwa y Youngmi siempre fueron meros peones y yo


fui quien se deshizo de ellos cuando no los necesité más.
Llegó un punto en el que comenzaron a ser solo una carga
─explicó─, y en este negocio no puedes dejar cabos
sueltos.

De repente, Taehyung despareció en la oscuridad y luego


apareció de nuevo arrastrando una figura corpulenta por el
suelo. La dejó caer justo frente a los ojos de Jungkook.

Era Seok Hwa, atado y amordazado.

─ Nadie quiere cabos sueltos, ¿verdad? ─su hermano se


agachó sonriente hasta la altura de Seok Hwa, que se
revolvía de mala gana sobre el suelo. Estaba desorientado
y probablemente drogado.

En un segundo, Heojoon sacó una navaja del bolsillo de su


chaqueta y Jungkook vio con horror cómo lo degollaba sin
piedad con un movimiento rápido y seco.

No pestañeó.

Seok Hwa comenzó a gritar como si le estuviesen


arrancando la piel o clavando hierros candentes en los
ojos, el pañuelo que tapaba su boca los amortiguaba
levemente, pero Jungkook todavía percibía a la perfección
su desesperación, su dolor. El miedo. Cómo su garganta se
desgarraba con cada alarido, suplicado por su vida.

Heojoon mantenía su mano agarrando la mandíbula del


hombre con fuerza y eso provocaba que la herida, que el
corte limpio, se abriese aún más. La sangre salía a
borbotones, como una cascada roja, infinita y brillante. El
hombre convulsionaba en las manos de Heojoon, que lo
sujetaba con fuerza por el cuello mientras sentía cómo la
vida del hombre se desvanecía poco a poco.

Jungkook sintió la sangre correr por sus venas a una


velocidad que nunca había experimentado. Sus ojos no
podían apartarse del hombre, que boqueaba buscando
conseguir un poco de aire. Puso los ojos en blanco,
revolviéndose con todas sus fuerzas, pero tenía las manos
atadas y no estaba en condiciones de luchar.

El olor metálico llegó como una bofetada hasta la nariz de


Jungkook y sintió verdaderas náuseas.

El moreno estaba paralizado. Su hermano, la persona que


lo había cautivado con su humildad y dulzura, la persona
por la que se convirtió en agente... Esa persona acababa
de degollar a un hombre sin siquiera pestañear.

Esa persona que estaba frente a sus ojos no era su


hermano, esa persona no era ni siquiera un ser humano.

Era un monstruo.

¿Cómo había terminado transformándose en esa cosa?

Heojoon sostuvo el cuerpo de Seok Hwa unos segundos


más entre sus manos hasta que éste dejó de luchar por la
vida. Unas cuantas gotas de sangre habían alcanzado la
ropa y el rostro de su hermano, pero no parecía importarle
lo más mínimo. Dejó que la navaja cayese al suelo y
después se levantó, estirando las mangas de su chaqueta.

Los ojos de Jungkook no podía apartarse del cuerpo de


Seok Hwa cuando cayó como un peso muerto al suelo. Sus
ojos lo miraban, culpándolo, inyectados en sangre y con un
ápice de opacidad. Su ropa estaba empapada de sangre al
igual que el suelo. Jungkook sintió ganas de vomitar una
vez más cuando miró con horror la herida abierta que
recorría su cuello horizontalmente.

─ Youngmi no me delatará, me quiere demasiado como


para hacerlo.

─ Eres un monstruo... ─escupió Jungkook, todavía


espantado.

Nunca pensó que tendría miedo de su propio hermano.

─ ¿Un monstruo? ─jadeó, sorprendido─ Esto es como el


ajedrez, Jungkook. A veces hay que sacrificar algunas
piezas para salvar al rey y todo vale con tal de que él siga
en pie. Sin mí Seok Hwa no sería nada, sin mí Youngmi no
sería nada. Sin mí Taehyung no sería nada ─habló─ Todo
lo que tienen me lo deben a mí.

─ ¿Qué relación tienes tú con Nam y su esposa?


─preguntó con miedo.

─ Lo de Nam no tiene mucho misterio ─dijo con


desinterés─ Solamente era un pobre viejo intentando
complacer a su esposa. Me compraba mi droga para poder
dársela a ella, porque sabía que la necesitaba, quería que
fuese feliz. Esa mujer lo llevó a la ruina. Nam comenzó a
apostar para ganar aún más dinero y al final terminó
gustándole el juego, se volvió un auténtico ludópata. Se
arruinó. No tardó en comenzar a deberme cantidades
importantes, nunca dejó de comprarme mi droga alfa, y
cuando parecía levantar cabeza volvía a apostar en vez de
pagar su deuda. No tuve más remedio que presionarlo un
poco ─dijo, como si no le hubiese quedado otra opción─
Fijamos una fecha límite para que me devolviese el dinero
pero la fecha llegó y Nam no lo tenía.

Jungkook empezaba a entender.


─ Entonces mandaste a Seok Hwa y las cosas se torcieron.

─ Matarlo no me proporcionaba ningún beneficio pero ese


imbécil de Seok Hwa se puso nervioso y lo jodió todo. Ya
que Taehyung había vuelto a acercarse a ti, decidí que
quizás podía darle aún más emoción al juego y meterte allí.
Quería que atrapases a Seok Hwa aquella noche y por ello
le dije a Taehyung que te pusiese al corriente de la
situación ─chasqueó la lengua─ Pero fuiste un inútil y se te
escapó, entonces tuve que deshacerme de él de otra
forma. Le dije a Youngmi que mandase a Seok Hwa a la
sucursal de Nam para ver si podía recuperar algo de mi
dinero. Era todo mentira obviamente, solo quería que lo
atrapasen y si no, igual tenía un plan B para deshacerme
de él.

─ ¿Por qué no te delató? ─preguntó, Jungkook─ Estoy


seguro de que se hizo una idea de que querías deshacerte
de él después de tantos intentos.

Heojoon carcajeó─ No me delató porque sabía que estaría


mejor en la cárcel que conmigo buscándolo. Si se hubiese
librado y se hubiese topado conmigo lo habría mandado al
otro barrio. Aunque lo cierto es que iba a matarlo de todas
formas. Gastar mi dinero para mantener callado a una
mierda como él habría sido un desperdicio.

─ ¿Y Youngmi? ─esa pieza seguía estando inconecta.

─ Youngmi se entregó porque se lo dije yo también. Le


prometí que después de pasar la condena que seguro iba a
recibir, se ganaría mi amor de nuevo ─Heojoon rió, y
Jungkook vio con demasiada claridad por qué Youngmi
había hablado de aquella forma del hombre que le había
robado el corazón. Jungkook sintió pena por ella, pero,
sobre todo, por sí mismo. Porque al igual que esa pobre
chica se había enamorado del hombre equivocado, de una
persona que nunca sería buena para ellos y que
simplemente se habían dedicado a jugar con ellos y
engañarlos─ El amor vuelve estúpida a la gente, ¿no crees,
Jungkook?

El moreno no pudo evitar mirar de reojo a Taehyung y


Jungkook se topó con una expresión satisfecha en su cara.
Seguía riéndose de él, de cómo se había enamorado de un
hombre que nunca había existido.

─ ¿Por qué os conocíais?

Heojoon suspiró con cansancio, como si fuese una historia


que prefería no contar.

─ La conocí una noche en un club mientras buscaba


nuevos distribuidores. Me fascinó que una belleza como
ella pudiese estar en un lugar como aquel. Me compadecí
de ella porque me recordó a la mujer de la que yo estaba
perdidamente enamorado. Y fue un error, porque después
no hizo más que estorbar. Suerte que terminó casándose
con Nam y ese viejo se hizo cargo de ella ─dijo con alivio─
La saqué de aquel hoyo y gracias a mí se hizo un hueco
entre las modelas más reconocidas. Llevaba quién sabe
cuánto tiempo mintiendo a sus padres, diciéndoles que
ganaba todo ese dinero con un trabajo honrado. Yo nunca
la menosprecié por ser lo que era, pero ella estaba
avergonzada. Muchísimo. Me dijo que solo quería salir de
allí y yo le ofrecí una salida a cambio de su lealtad cuando
alcanzase la cima. Fue tremendamente obediente y no
tardé en darme cuenta de que la tenía comiendo de la
palma de mi mano. Una pena que se enamorase de alguien
como yo ─Jungkook no vio ningún tipo de arrepentimiento
en sus ojos, de hecho no había nada allí dentro: solo ego y
aires de grandeza─ Ella se convirtió en mi contacto entre
las modelos y yo satisfacía sus deseos de ocultar sus
inseguridades. Hice pasar mi droga por un medicamento
revolucionario e innovador y aun cuando mi producto no
tenía patente ni ningún tipo de registro ni reconocimiento
legal, ellas creían mis palabras cuando yo alegaba que era
un medicamento inofensivo. Estaban desesperadas por
probar el éxito y habrían aceptado cualquier remedio
milagroso. Patético.

Su hermano acababa de revelar muchísima información


importante, pero por alguna razón solo hubo un pequeño
dato que captó su atención más de lo normal.

─ No creo que alguien como tú tenga la profundidad


emocional suficiente como para amar a alguien.

Heojoon sonrió en dirección a Jungkook y le brindó una


mirada que el menor no supo interpretar─ Pues sí, hasta
alguien como yo puede enamorarse. Aunque fuese un
amor imposible yo le ofrecí una vida llena de lujo a mi lado.
Ella dijo que nunca aceptaría mi dinero ─su cuerpo entero
se tensó, lleno de ira─, que era dinero sucio y que estaba
manchado de la sangre de todos aquellos que maté para
llegar a donde estaba.

─ Parece una mujer sensata, no como tú ─escupió


Jungkook. Se alegraba de que esa pobre mujer hubiese
escapado de las garras de Heojoon.

─ Lo era. Fue la mujer más hermosa e inteligente que


jamás he visto. Odiarla fue lo peor que pude hacer en mi
vida ─murmuró y por un segundo en todo el tiempo que
Jungkook había estado en aquella sala oscura, creyó ver
dolor en los ojos de su hermano─ Pero qué hago
contándote esto, no es algo que deba hablar contigo,
hermanito.

Todavía necesitaba respuestas.

─ ¿Qué tiene que ver Taehyung en todo esto?


Heojoon se acercó al mencionado y lo miró fijamente a los
ojos. Una de sus manos se dirigió a su mandíbula y la
acarició con lentitud.

Jungkook quiso vomitar.

─ ¿Haces los honores? Después de todo tú quisiste ser


quien le dijese toda la verdad ─Taehyung pareció
conforme.

─ Como desees.

Taehyung se acercó hacia Jungkook, que lo miraba


expectante. ¿Qué había sido del Taehyung que le había
dicho que lo quería hacía unas noches? ¿Dónde estaba el
hombre al que había confiado su corazón?

Era un cambio radical que lo había dejado devastado y


derrotado. Todo lo que alguna vez pudieron haber sido,
todo eso, Taehyung se había deshecho de ello sin reparo.

El mayor se agachó hasta quedar a su altura y una vez


más, Jungkook le sostuvo la mirada ignorando el nudo que
sentía en la garganta y las ganas que tenía de derrumbarse
y echarse a llorar frente a Taehyung.

─ ¿Qué fuiste a buscar aquella noche en la comisaría,


Taehyung?

─ ¿Todavía no lo entiendes? ─rió─ Te buscaba a ti,


Jungkook. Llevaba años mirándote en la distancia,
vigilándote y asegurándome de que no te acercabas
demasiado a los asuntos de Heojoon. Aquella noche me
propuse empezar a jugar contigo de nuevo, sentir la
emoción otra vez. Y así lo hice. Continué vigilándote, más
cerca que nunca. Ya sabes, mantén a tus amigos cerca y a
tus enemigos aún más. Si hasta conseguí meterme en la
protección de testigos ─Taehyung sonrió, orgulloso─ Me
hice un hueco en tu vida otra vez. Y no solo eso, sino que
conseguí que me entregases tu corazón en una bandeja de
plata. El amor realmente vuelve estúpida a la gente, ¿no
crees?

─ Me das asco, Taehyung

Y Jungkook sabía que muy muy en el fondo, mentía.


Porque nunca podría odiar aquello que lo había hecho
sentir vivo después de tantos años de soledad.

─ Llevó años siguiéndote ─Taehyung continuó, mirando


sus manos─ Te vi crecer, conseguir ese trabajo que tanto
ansiabas y te vi cumplir con tus deberes como agente con
diligencia. Pero cuando me metí en tu vida y puse todo
patas arriba te volviste imprudente e insensato. Pensé que
me costaría mucho más manejarte a mi antojo, pero me
equivoqué ─murmuró─ Aunque tu cabeza me hubiese
olvidado tu alma parecía recordarme. Me tratabas con tanta
familiaridad que por un momento pensé que me habías
reconocido, pero no. Para ti siempre fui Taehyung el
delincuente que se coló en la comisaría aquella noche,
nunca fui Taehyung, el niño que estuvo a tu lado en los
años más difíciles de tu vida.

─ La droga que Heojoon probaba conmigo... es por eso


que no te recuerdo, ¿verdad?

─ El cerebro es un misterio, Jungkook ─habló, sereno, sin


prisa─ Siempre hay unos efectos generales, pero en
niños... Nunca se sabe lo que puede pasar. Los efectos
que tuvo en ti nunca fueron más allá de la somnolencia, el
déficit de atención, a veces estabas triste y decaído... Eso
fue todo. Pero luego vino la amnesia y al igual que
olvidaste lo que pasó aquella noche por los efectos del
alcohol, con la droga comenzaste a olvidarte de pequeñas
cosas ─Taehyung levantó su mirada y lo observó fijamente
a los ojos─ Hasta que hubo un momento en el que ni
siquiera reconociste mi rostro.

Jungkook seguí pensando que toda esta situación era


simplemente rocambolesca. Todavía no veía el porqué de
todo esto. ¿Por qué la venganza y por qué contra él?

─ Sigo sin creer que fueseis capaces de drogar a un


maldito niño ─el moreno sintió el escozor en los ojos de
nuevo.

─ Tenía que vengarme de alguna forma, Jungkook ─habló


Heojoon de nuevo─ ¿Qué mejor forma que destrozando
por completo al hijo de las dos personas que más odio en
este mundo?

─ ¿Pero de qué hablas? ─Jungkook explotó─ ¿Qué


pudieron haberte hecho mamá y papá para que los
odiases, Heojoon? ¡Explícamelo porque no lo entiendo!

─ No es algo que necesites saber ─apartó la mirada.

Taehyung tomó su mentón y dirigió su atención hacia él de


nuevo, que todavía se mantenía de cuclillas frente a él.

─ ¿Y bien, Jungkook? ¿Cómo te sientes al saber que has


salvado a la persona que te ha roto el corazón?

Jungkook quería lanzarse encima de él y partirle la cara.

─ Vete al infierno, Taehyung ─escupió.

Pero sentía que cada palabra despectiva que le decía al


mayor rebotaba contra él, hiriéndolo. Nunca imaginó que le
diría cosas tan horribles como esas.

─ Llevo años viviendo en un infierno, Jungkook. Una


persona como tú no lo entendería ─se regodeó─ Puede
que sufrieses en el pasado, pero para tu fortuna apenas
recuerdas nada de esos días. Yo recuerdo cada atrocidad,
cada puto día de ese infierno que viví. No tienes idea de la
de personas que he matado con estas manos, de la de
puñaladas por la espalda que he asestado. Este soy yo y
esto es lo que hago y no puedo hacer nada para redimir
mis pecados ya.

Jungkook se odiaba a sí mismo por sentir pena por


Taehyung en lo más profundo de su ser. Taehyung no se
merecía su compasión.

─ Soy un egoísta asqueroso. Desde el principio y hasta el


final, siempre he sido así ─dijo, brindando a Jungkook una
sonrisa que le puso los pelos de punta─ Si alguien tenía
que destrozarte el corazón, ese quería ser yo.

El menor sintió que comenzaba a llorar de nuevo y se


reprendió mentalmente por demostrar esa debilidad─ ¿Por
qué haces todo esto, Taehyung? Creía que te importaba.

Taehyung rió suavemente, una risa como las que Jungkook


ya había escuchado con anterioridad, pero esta vez no fue
como terciopelo en sus oídos. Lo enfureció.

─ Si no me hubiese aferrado a la mano que me tendió


Heojoon habría terminado desapareciendo, Jungkook. Al fin
y al cabo solo sobreviven aquellos que tienen los medio
necesarios, ¿recuerdas? ─y esas palabras ya eran más
que familiares a oídos de Jungkook─ Yo no tenía nada, no
era nadie. Solo era un niño humilde que se crió en una
casa de locos. Quería salir de allí, y Heojoon me ayudó
mostrándome la cara más cruda de este mundo, el
verdadero aspecto de la vida ─dijo─ Nunca han existido los
finales felices para mí y contigo no iba a ser de otra
manera.

Jungkook no quería escuchar más, estaba harto de toda


esta mierda. Quería hacerse un ovillo en el suelo y llorar
todo lo que no había llorado en su vida. Llorar hasta que no
le quedasen más lágrimas que derramar.

─ Creías que te protegía, Jungkook. Pero no se te ocurrió


pensar que quizás era de mí de quien debías protegerte.

Taehyung se levantó y miró la pistola en su mano. La cargó


con calma y habilidad como si fuese algo que hiciese todos
los días al levantarse.

─ Supongo que ha llegado la hora.

Una vez más el mayor colocó el cañón en la sien de


Jungkook, dispuesto a disparar en cuanto Heojoon le diese
luz verde para hacerlo.

─ Cuando tú digas, Joon.

─ ¡Espera! ─gritó Jungkook, cuando escuchó el dedo de


Taehyung empezando a apretar el gatillo─ Una última
pregunta, Heojoon. Por favor.

─ Adelante, después de todo sí que será tu última pregunta


─se encogió de hombros.

─ Hay algo que todavía no entiendo.

─ ¿Qué? ─su hermano parecía realmente confuso.


─ Esos cigarrillos. Has dicho que a papá le encantaban.

─ Sí, así es.

Algo no cuadraba.

─ Papá nunca fumó ─dijo Jungkook.

Y Heojoon sonrió, mirando el cigarrillo entre sus dedos y


luego a Jungkook─ ¿No se te ha ocurrido pensar que
quizás no estamos hablando del mismo hombre?
Y esa pregunta sí que lo pilló por sorpresa. ¿Estaba
intentando decir lo que el menor suponía?

─ ¿Cómo?

─ Lo que oyes, Jungkook. Mi padre y tu padre son


personas distintas.

Jungkook frunció el ceño, desconcertado─ Eso no tiene


ningún sentido.

─ Puedes creerme o no, pero deberías saber que a estas


alturas ya no tengo nada que perder, tampoco necesidad
alguna de mentirte ─habló─ Nosotros no somos hermanos,
Jungkook. Nunca lo hemos sido. No hay ni un mínimo de
parentesco en nuestro ADN.

─ ¿Entonces por qué...? ─Heojoon lo cortó.

─ Tus padres me arruinaron la vida y luego no se les


ocurrió mejor forma de compensarlo que acogerme y
hacerme parte de su familia. Tus padres son unos asesinos
y por su culpa los míos no están más en este mundo. Por
eso los odio con toda mi alma y por eso también te odio a
ti.

Jungkook nunca había visto tan furioso a su hermano, sus


ojos echaban chispas y parecía ansioso por golpear algo,
por destrozarlo y gritar buscando alivio, desahogarse.

─ Despídete de este mundo, Jungkook. Porque este


agujero sucio será lo último que veas antes de morir.
Aléjate, Taehyung ─ordenó─ No quiero que te manches
cuando le revientes la cabeza con el disparo. Un detalle lo
del silenciador, hermanito.

¿Por qué seguía llamándolo así? Jungkook comenzó a


llorar en silencio con la cabeza gacha mientras asimilaba lo
último que había dicho Heojoon.
Ni siquiera eran hermanos. Nunca habían sido familia,
durante todo este tiempo.

El mayor obedeció, y dio unos pasos hacia atrás. ¿De


verdad iba a morir aquí?

Heojoon metió la mano en el bolsillo de su chaqueta:


alguien lo estaba llamando. Presionó la pantalla y dejó que
la voz se extendiese por la sala.

─ ¿Qué ocurre, Minho?

─ La comisaría está patas arriba, jefe. Seokjin le ha


contado a Namjoon que es incapaz de localizar a Jungkook
y están preparándose para ir a buscarlo. No puedo
garantizarles más de unos quince o veinte minutos antes
de que salgan en su busca.

─ No te preocupes, Minho. Ya casi hemos terminado aquí.


Gracias por la información. Cualquier novedad tendrás
noticias mías ─Heojoon colgó, guardando el aparato de
nuevo.

─ Hay un topo en la comisaría ─murmuró Jungkook, más


para sí mismo. Todo este tiempo había alguien infiltrado.

─ No dije por nada que la justicia y la ley estaban


corruptas, Jungkook ─intervino Taehyung, todavía
apuntándolo con el arma.

─ Ya lo has oído, Tae. No nos queda mucho tiempo así


que, cuando quieras.

Jungkook no podía mentirse, tenía miedo. Mucho miedo y


la sensación era aún peor cuando pensaba que Taehyung
sería quien pondría fin a su vida.

Taehyung lo miraba fijamente, y Jungkook se preguntaba


qué estaría pensando. ¿Sentiría pena por él? Así,
ensangrentado y débil, lleno de suciedad y polvo: seguro
que pensaba que era patético, que ni siquiera había sido
un juego que mereciese la pena.

Ni para entretenerlo había servido.

Jungkook no pudo evitar pensar que Taehyung era un muy


buen actor, que lo había engañado como nadie lo había
hecho. Supuso que era porque Heojoon había sido un
magnífico maestro.

No sabía con certeza si existía algo entre ellos, lo único


que sabía Jungkook era que estaban hechos el uno para el
otro: ambos mentirosos, manipuladores, y personas
despreciables y monstruosas con las manos manchadas de
sangre.

No tenía fuerzas para enfrentarse a ellos. Y si lo hacía


tenía todas las de perder.

Jungkook supo entonces que el momento que había


mencionado Taehyung había llegado. El momento de
seguir adelante sin su hermano. Sin su hermano y sin él.

¿Pero cómo podía Jungkook cumplir su promesa y


levantarse destrozado del suelo cuando Taehyung había
jugado con él y lo había mentido desde el primer momento
que se conocieron?

¿Le iba a dar la satisfacción de pasar por encima de él?


¿Sin siquiera luchar por su vida? ¿Por una vida por la que
había peleado tanto, con o sin él?

¿Lo echarían de menos sus amigos si se dejase morir


ahora? ¿Si se rindiese?

No pudo evitar notar un nudo áspero en su garganta


cuando imaginó a Jimin llorando frente a su tumba, junto
con Seokjin y Namjoon.
No quería eso.

¿Estarían sus padres decepcionados si se daba por


vencido?

Sí, era cierto, Jungkook no era gran cosa y probablemente


moriría intentando escapar de allí. Pero no había preparado
un plan B para nada.

No tenía ganas de vivir. Pero no se creía lo suficientemente


egoísta como para no pensar en sus amigos, en su familia.
Ellos no habrían querido esto para él.

Jungkook siempre había demostrado ser un luchador nato


y después de todo se lo prometió a Taehyung. Quizás no a
este Taehyung que lo había decepcionado y dado la
espalda, pero sí a aquel del que se enamoró. Y lo haría por
él y por todas aquellas personas que lo habían
acompañado en su viaje por la vida durante todos estos
años.

Por aquellas personas en las que se había apoyado y que


le habían demostrado que nunca caminaba solo.

Jungkook se había mantenido serio e impasible mirando a


Taehyung, pero cuando por fin decidió que lucharía, no
pudo reprimir una sonrisa.

Y eso extrañó a Taehyung, que lo miró confuso y


expectante, porque no todo el mundo sonríe cuando están
a punto de volarle los sesos.

─ No voy a rendirme tan fácilmente, Taehyung ─le dijo.

Y Jungkook se sorprendió cuando el mayor le devolvió la


sonrisa, una sonrisa tierna como aquellas que le habían
derretido el alma tantas veces.

Pero no podía permitirse titubear ahora. Tenía que actuar.


Jungkook fingió tirar de nuevo de las esposas intentando
soltarse y entonces aprovechó el movimiento brusco para
deslizar un par de dedos en la manga de su chaqueta.

Dio las gracias cuando sintió que su plan B seguí allí.

Tomó el compuesto en sus manos y lo lanzó en dirección a


Heojoon. No calculó la trayectoria tan bien como le habría
gustado, pero estaba terriblemente nervioso y tampoco
podía exigirse mucho más.

Lo importante es que tan pronto como el material azulado


hizo contacto con la pared junto a Heojoon, éste explotó
con un sonido atronador.

Jungkook se había asegurado de coger aire, porque el


humo que soltaba el mercurio fulminado era muy tóxico y
respirarlo, aunque fuese un poco, podía tener
consecuencias fatales.

La sala no tardó en llenarse de humo y Jungkook pasó a


preocuparse de cómo liberarse de las esposas que todavía
abrazaban sus muñecas amoratadas.

Rebuscó en su otra manga y con la habilidad de sus dedos


extrajo la ganzúa: si a estas alturas un ex agente de policía
como él no sabía cómo abrir un par de esposas sin la llave
entonces sus años de entrenamiento no habían servido
absolutamente para nada.

Jungkook escuchó toses a su alrededor, pero las ignoró


completamente: debía preocuparse de él mismo, de salir de
allí lo más rápido posible.

Comenzó a introducir la ganzúa y a doblarla y retorcerla


como había aprendido a hacer hace años y para su fortuna
no tardó mucho en liberarse. Quizás solo un poco más de
lo esperado, pero es que sus muñecas dolían mucho.
Se puso en pie con rapidez, sintiendo un fuerte pinchazo en
sus costillas cuando se tapó la nariz con su chaqueta.

Tenía que salir de allí.

Caminó entre el humo en busca de una pared y cuando la


sintió contra sus palmas empezó a caminar con rapidez
siguiéndola. Jadeó contra la tela que le cubría la boca
cuando su pie se topó con el cuerpo inerte de Seok Hwa
sobre el suelo. Aquellos ojos todavía lo miraban
juzgándolo.

Jungkook cerró los ojos con fuerza e hizo un esfuerzo


sobrehumano por continuar con su camino.

Quiso llorar de alegría cuando vio una luz en la distancia.

Poco después se vio fuera en la calle y cuando sintió que


por fin se encontraba a salvo se desplomó sobre el suelo.

Ahora sí pudo llorar sin nada que lo frenase. Sollozó y gritó,


arrastrándose por el suelo y buscando escapar.

Quería morir allí. A quién había engañado diciendo que iba


a seguir con su vida como si nada hubiese pasado.

Siguió arrastrándose por el frío suelo, y cuando levantó la


mirada en dirección a la carretera se sorprendió al ver entre
la humedad de sus ojos un coche esperándolo.

Hoseok.

─ ¡Sube, Jungkook! ¡Tenemos que pirarnos de aquí! ¡Y


rápido! ─exclamó haciendo aspaviento se indicándole que
entrase en el coche.

─ ¡No puedo irme, Hoseok! ¡Tengo que volver ahí dentro y


sacar a Taehyung! ¡No puedo abandonarlo! ─gritó,
desesperado por volver al interior y sacar a Taehyung con
vida.

─ ¿Es que todavía no lo entiendes, Jungkook? ─Hoseok


bajó del coche y prácticamente lo arrastró al interior─
¡Taehyung te ha vendido para salvarse el culo! ¡Te ha
traicionado! ¡Acéptalo de una vez y supéralo!

Jungkook lo miró con sus ojos abiertos como platos y en un


segundo cayó sobre sus rodillas de nuevo, derrotado.

Quería que Hoseok lo dejase allí tirado, solo, pero él no


parecía entender el mensaje. Lo tomó en sus brazos y tiró
de él hasta el interior del coche. Lo sentó y abrochó y en
cuanto estuvieron listos, arrancó.

Jungkook vio a través del espejo retrovisor las llamas que


rotaban de la vieja fábrica, brillante y luminosas. El
mercurio también era bastante inflamable.

¿Qué acababa de pasar? ¿Era esto acaso un sueño?


¿Otra de sus pesadillas?

No lo sabía.

Jungkook solo sabía que quería olvidar todo, estas últimas


semanas que habían sido un infierno; pero probablemente
no podría hacerlo.

Nunca había sido un chico afortunado y su suerte no iba a


empezar ahora.

_____

─ Jungkook ─Hoseok lo llamó, pero el moreno no quería


escuchar nada ni a nadie, quería hundirse en ese asiento y
morir allí─ Jungkook, deja de llorar.
─ Déjame en paz.

─ Sé que no nos conocemos apenas, y que no soy quien


para decirte qué debes hacer ─habló, intentando
calmarse─, pero al menos creo que me merezco un
agradecimiento por salvarte el culo.

─ Nadie te pidió que vinieses a ayudarme. Ojalá hubiese


muerto allí ─Jungkook miró en dirección al techo, sintiendo
que sus ojos ardían, la quemazón empezaba a dolerle
demasiado. Se abandonó a cerrar sus ojos con fuerza e
intentar reprimir las lágrimas, pero se negaban a dejar de
salir. Lo hacían sin control y empapando el rostro del
moreno, lleno de suciedad y cenizas debido a la explosión.

De repente, Hoseok dio un volantazo y frenó en una


explanada que había junto a la carretera. Y tan pronto
como las ruedas estuvieron estáticas el hombre lo tomó del
cuello de su chaqueta y le miró a los ojos, molesto.

─ ¿Sabes qué? Tu actitud es una mierda, Jungkook.

─ ¿Qué sabrás tú? ─no se molestó ni en liberarse de su


agarre, si quería pegarlo y hacerlo sangrar más, entonces
esperaba ansioso que lo hiciese. Ojalá lo dejase
inconsciente.

─ Quizás no sepa nada, o quizás sepa más de lo que crees


─escupió asqueado ante su comportamiento─ Pero hazme
el favor y en lugar de ser un cobarde enfréntate a la vida.
Ya no eres un niño, Jungkook. A todos nos traicionan
alguna vez, a todos nos pisotean nuestros sueños y
esperanzas, pero después hay dos tipos de personas: los
que aprenden y siguen adelante y los que se quedan por el
camino lamentándose. ¿Cuál de los dos eres tú?
Jungkook comprendió entonces que este era el momento
que había dicho Taehyung: el momento de valerse por sí
mismo aun cuando él no estuviese a su lado.

Le hizo una promesa.

¿Pero cómo podía cumplir su promesa cuando Taehyung


había destrozado todo lo que alguna vez hubo entre ellos?
Lo había destrozado a él.

─ Yo... ─sorbió su nariz─ No lo sé.

Hoseok buscó la respuesta en sus ojos: no la encontró.


Sabía que había sido quizás un poco duro con Jungkook,
sobre todo después de lo que acababa de pasar. Se había
enfrentado a los fantasmas de su pasado, a unos
fantasmas que en el fondo él nunca supo que habían
estado allí pero que lo había acechado desde las sombras
con el único objetivo de destruirlo. Y no pudo evitar
compadecerse de él.

─ Haz lo que te dé la gana, solo sé consciente de que te


acabo de regalar una nueva oportunidad para vivir ─dijo
con sequedad, volviendo a sentarse en su asiento
apropiadamente y liberando la ropa de Jungkook de sus
puños─ Todos perdemos a alguien importante alguna vez,
Jungkook, y las traiciones duelen precisamente por eso,
porque vienen de personas de las que nunca las
esperamos, de personas que queremos. Pero no dejes que
eso te tire al suelo. Y si lo hace, al menos ten la fuerza para
levantarte y mirar a la vida a los ojos.

─ ¿Sabes? Alguien me dijo una vez una frase que me


marcó y desde ese momento yo decidí que quería vivir así.

Jungkook no le preguntó por la frase, pero supuso que,


aunque no lo hiciese, Hoseok se lo diría. No se equivocó.
─ La muerte nos sonríe a todos así que, devolvámosle la
sonrisa.

─ Perdí a alguien importante hace tiempo, simplemente


tomó el camino equivocado ─dijo─, pero no dejo que eso
me frene. Al contrario. Miro a los ojos a todo aquello que se
me ponga por delante, a la muerte y a la vida, y lo supero.
Por mí y por ella. Porque sé que lo habría querido así.

─ Hablo demasiado ─rió─, deberíamos seguir con el viaje.

─ Llévame a la comisaría.

─ No creo que sea tu mejor opción ahora mismo, te


meterás en un lío.

─ Ya no soy policía, Hoseok.

─ Oh, vaya. Eso no entraba en mis planes ─sonó


sorprendido─ Supongo que entonces no hay problema.

─ Te lo agradecería mucho.

─ Como quieras ─dijo, haciendo una u con el coche y


tomando una dirección distinta─ Ah, por cierto, tengo algo
para ti.

Y dicho esto, Hoseok metió la mano en un bolsillo que


había en el interior de su chaqueta, a la altura de su pecho
y lanzó el objeto en cuestión en dirección a Jungkook, que
lo atrapó al vuelo cuando lo vio brillar en la oscuridad del
coche. Ese brillo plateado no se le olvidaría.

El collar que Taehyung y Youngmi tenían. Jungkook por fin


lo tenía entre sus manos.

No podía creérselo.
─ La persona que me lo dio dijo que ya no lo necesitaba
más y que tú sabrías qué hacer con él.

Jungkook dejó que vagase por sus manos y entonces vio


que tenía un pequeño cierre. El collar se abría. Y no tardó
un segundo en ver qué había en su interior.

Tan pronto como sus ojos hicieron contacto con el interior,


Jungkook quiso lanzarlo lejos por la ventanilla del coche.
Volvían a arder, de nuevo la quemazón odiosa que hacía
que se sintiese débil y vulnerable.

Dentro del dije estaba una de las fotografías que se habían


hecho aquella noche en el fotomatón, peleándose como
dos niños. Las sonrisas que se brindaban... daría lo que
fuese por volver a ese momento.

Se acordó de las palabras que le dijo Taehyung. Y ahora,


después de verse a sí mismo tocando fondo tras el
huracán, por fin creía entenderlas.

No quiero mirar esta foto y quedarme indiferente,


Jungkook. Quiero verla y recordarnos a nosotros,
cómo somos el uno con el otro. Mucha gente no sabe
que lo importante de las fotografías no es captar
sonrisas o expresiones perfectas. Lo importante es
captar el alma, quiénes son. Cuando mire esta foto me
acordaré de ti, de cuando nos peleamos, de cuando
bromeamos, de cuando nos queremos. Y sonreiré,
porque no quiero una fotografía en la que salgamos
perfectos. Quiero simplemente que seamos nosotros,
tú y yo. Porque no necesito a nadie más.

Los ojos de Jungkook se volvieron a humedecer ante la


ironía de la foto que había al lado.

Porque eran ellos dos de niños, en una postura parecida.


Jungkook reconoció en el fondo de la imagen el templete
en el que habían pasado la tarde juntos el mismo día del
fotomatón.

El pequeño Jungkook miraba hacia el frente mientras


intentaba apartar las manos del mayor de sus mejillas y
Taehyung... Simplemente no podía apartar sus ojos de
Jungkook, sonreía con ternura en dirección al pequeño
mientras peleaban.

─ Lo siento, Jungkook ─murmuró Hoseok.

Y Jungkook también lo sentía. Porque quería odiar a


Taehyung con toda su corazón pero sabía que la razón por
la cual latía era él. ¿Cómo puedes odiar aquello que te
hace sentir vivo?

No aborrecía a Taehyung, aborrecía que hubiese sido tan


fácil para él deshacerse de ese collar, de todos los
recuerdos que alguna vez construyeron juntos, como si no
fuesen nada.

Sin él se sentía vacío, y lo cierto es que era como si le


hubiesen robado la vida.

Hoseok tenía razón, las traiciones duelen, y si duelen es


porque vienen de quienes menos lo esperamos.

Fue como si sus manos lo hubiesen salvado y después lo


estrangulasen, disfrutando de su imagen ahogándose,
patético en busca del mínimo aire que lo devolviese a la
vida.

Jungkook no quería llorar, pero pensar que todo lo que


habían vivido era una mentira, que el propio Taehyung del
que se había enamorado nunca había existido... Se sentía
un imbécil.

Taehyung siempre lo había engañado, desde el principio


había fingido ser alguien que en realidad no era. Y así se
ganó su confianza. Todo comenzó con una mentira y
Jungkook supuso entonces que no podía terminar de otra
forma: mas que con una mentira.

Giró su cuerpo hacia la ventanilla del coche, acurrucándose


en su propio cuerpo y buscando refugio en su soledad. Le
iba a costar superar a Taehyung, olvidarlo, lo sabía y era
consciente de cuánto dolería su recuerdo, pero pasaría
página con el tiempo. Saldría de esta. Se arrastraría,
caminaría y correría hasta por fin ser capaz de desplegar
sus alas rotas y volver a ser libre y dueño de su vida de
nuevo.

Lo haría. Esperaba ser lo suficientemente fuerte.

Porque Jungkook nunca esperó que los brazos que una


vez lo abrazaron y protegieron se volverían en su contra.

FIN

Nunca tuve claro el final de este fic, la idea surgió hace


ya más de un año...

Pero cuando Taehyung sacó su solo y vi la letra


simplemente no pude resistirme
Stigma representa a la perfección el personaje de
Taehyung en este fic y no me arrepiento de nada ;;--;;

Siento haberos destrozado el corazón tanto como a


Kook pero todavía queda el epílogo

Solo os pido que confieis en mí una vez más c':

PD. Llevo más de 5 horas editando este capítulo y no


podéis imaginar la de horas que he pasado
escribiéndolo así que espero que al menos lo
disfrutaseis y encontrasteis las respuestas que
buscábais

Siento si decepcioné a alguien ;;--;;

pero igual haré un cap especial para dudas o


explicando yo misma la trama entera

Si hay alguna falta de ortografía lo siento, pero tantas


horas editando no son buenas y al final todo termina
sonando igual, lo corregiré en el futuro casi seguro

Gracias una vez más por haber dado tanto amor a esta
historia y nos vemos pronto con el epílogo y más
cosillas

la txekuk ♡♡

Aquí la txekuk reportándose después del capítulo caótico


de ayer c':

Vengo a dar unas cuantas explicaciones y a aclarar unas


cuantas cosas así que antes de matarme dejadme hablar
xD
Antes que nada quiero daros las gracias una vez más, por
leer, por soportarme a mí y a mis delirios, por aguantar la
espera entre capítulos y por estar conmigo hasta el final,
gracias por enésima vez ♡

Nunca pensé que esta historia, mi primera historia del


vkook en wattpad, iba a tener tanta gente que la apoyase

Sé que no todo el mundo tiene gente que los lea desde el


otro lado y me siento afortunada de verdad de tener a
alguien que reciba mis palabras al otro lado de la pantalla y
que pueda llegar a emocionarse con ellas

A todos aquellos que os guste escribir y tengáis miedo de


empezar, no os cortéis, hacedlo. Os puede sorprender la
cantidad de gente que puede terminar enganchándose a
vuestras historias (aprovecho también para decir que no
tengáis vergüenza y que si alguna vez necesitáis ayuda u
opinión aquí tenéis a la txekuk >< más de una persona me
ha pedido consejo)

Esta historia lleva mucho tiempo en mi cabeza y el final


siempre había estado claro, sabía que no todo el mundo
estaría conforme con él pero yo quería ser fiel a mi idea
original

Nunca quise darle un final "predecible", "corriente" ni que


dejase indiferente a nadie, quería algo distinto y creo que lo
conseguí

Hacer un fic como Catch Me If You Can no ha sido fácil,


hay gente que pensará que es coser y cantar pero para mí
lo más difícil ha sido dosificar las pistas, los datos para que
poco a poco descubrieseis la verdad

Sabía que en el último capítulo más de uno ya se esperaría


que Heojoon drogase a Jungkook, así lo quería yo, y por
eso decidí que tenía que meter algo que SÍ os
impresionase

La atrocidad de Heojoon es algo que impacta pero todos


sabemos que lo que más duele de este último capítulo no
es eso: es la actitud de Taehyung

Yo soy la primera que no es fan de los finales tristes, pero


no todo en esta vida es felicidad

Tenía mis dudas acerca de si este final sería aceptado o no


pero cuando salió Stigma y leí la letra fue como si Big Hit
me mandase una señal

Catch Me If You Can tenía que terminar así, con la traición


de Taehyung

Mentiría si dijese que no lo pasé bien vendiéndoos el


personaje de Taehyung, borrando de vuestra mente
cualquier posibilidad de que él fuese el malo de la película

Fue un alivio para mí que nadie quisiese creer que


Taehyung era una mala persona, ni siquiera Jungkook
quería creerlo y como vosotros veis la historia desde los
ojos de Jungkook no os queda más opción que creerle a él

Lo cierto es que siempre quise hacer un capítulo desde el


punto de vista de Taehyung como capítulo especial o algo,
¿os gustaría que lo hiciese?

Y si es así, ¿qué capítulo os gustaría?

Por cierto, esta tarde he escrito todo el epílogo, pero me ha


parecido demasiado pronto como para subirlo así que
esperaré un par de días hasta que se calmen las aguas ^^

Quería preguntar también si necesitais que os explique


algún detalle de la trama o algo, o si tenéis alguna duda no
tengáis reparo en preguntar, también, como ya dije, podría
explicar la trama entera, ya no sé ni qué digo son casi las
dos de la mañana :v

Gracias una vez más, siento que todo el agradecimiento


que pueda daros nunca será suficiente

Espero que disfrutaseis el fic tanto como yo lo hice


escribiéndolo y gracias por acompañarme en este camino
hasta el final

Nunca he caminado sola c':

♡Nos vemos pronto ♡


Epilogue: Begin I

dos meses después

Un nuevo pitido anunció que tenía un mensaje de voz sin


escuchar en su contestador.

Jungkook no le prestó mucha atención y continuó con su


tarea, sirviéndose otra copa y moviendo el vaso en círculos
para escuchar el sonido de los pequeños hielos chocando
unos contra otros. Estaba sentado en el suelo de su
apartamento, junto a su mesilla central, vestido con una
camiseta y un par de vaqueros viejos.

Estaba seguro de que era Jimin. Otra vez.

─ Jungkook, estoy empezando a cansarme de que no


hagas más que evitarme y nunca me cojas el teléfono ─no
se había equivocado, sonaba enfadado─ Solo llamo para
decirte que esta noche saldremos a House Of Cards y no
aceptaré un no por respuesta, Hoseok nos ha ofrecido
entrar gratis. Te arrastraré hasta el local si hace falta,
mandaré a una patrulla si así lo quieres ─Jungkook sabía
que Jimin estaba intentando hacerse el duro, pero lo
conocía demasiado bien y también sabía que eso no
duraría mucho─ Mierda Jungkook, sé que estás dolido,
pero todos estamos preocupados por ti. Tienes que salir del
apartamento, vivir tu vida. No puedes frenarte por alguien
como él. No le des la satisfacción de destrozar tu futuro, de
destrozar lo que has construido durante todos estos años.
El tiempo no va a esperar por ti, Kook ─se hizo el silencio
unos segundos mientras Jungkook tomaba un largo trago
que quemó su garganta. Después, Jimin se
despidió─ Pasaré a buscarte y espero verte listo y
preparado.

Otro mensaje comenzó a reproducirse tan pronto como


terminó el de Jimin. Y esta vez Jungkook reconoció la voz
de Seokjin el otro lado.

─ Haz caso a Jimin, Jungkook ─y colgó.

Seokjin era breve pero conciso.

El moreno se desplomó de espaldas sobre el suelo,


derrotado. Hinchó su pecho con una respiración profunda
mientras enfocaba sus ojos en el techo. Era consciente de
que Jimin tenía razón. De verdad lo sabía, pero no se
sentía preparado para hacerlo. No todavía.

Estaba harto, harto y cansado de recibir llamadas de sus


amigos compadeciéndose de él. No necesitaba su
compasión.

Quería estar solo, que lo dejasen en paz de una vez. Era él


el que no quería que sus amigos frenasen su ritmo de vida
por él.

Podía apañárselas solo.

Todo lo que le había pasado, todo eso se lo había buscado


sin ayuda de nadie. Había recibido su merecido por confiar
en las personas equivocadas.

Y aunque habían pasado ya cerca de dos meses desde


que Taehyung le destrozó la vida, Jungkook seguía
teniendo pesadillas con esa noche.

Soñaba que Taehyung lo ayudaba, que el final era distinto.


Que volvía con él y lo envolvía en aquellos brazos que lo
habían hecho sentir seguro.
Pero entonces se despertaba para descubrir que era todo
una mera ilusión, un espejismo, y que en realidad estaba
solo en su cama, encogido y apoyado sobre una almohada
empapada de lágrimas.

Aquella noche Hoseok cumplió con su palabra y lo llevó a


la comisaría. Jungkook entró en el edificio como un alma en
pena y cuando vio a Seokjin a lo lejos, mirándolo con una
mezcla de preocupación y alivio en sus ojos, entonces se
desplomó sobre sus brazos y lloró hasta que sintió que no
le quedaban más lágrimas.

Seokjin lo llevó con Namjoon y Jungkook se vio obligado a


contarle todo lo que acababa de pasar hacía apenas una
hora. Todavía veía las imágenes en la oscuridad de sus
ojos como si las estuviese viviendo de nuevo: los golpes de
Taehyung, las palabras de odio de su hermano, la
explosión...

Todo estaba ahí en su cabeza, y se negaba a abandonarlo,


a dejarlo dormir en paz.

Cuando Namjoon se enteró de que había sido Taehyung


durante todo este tiempo, golpeó con fuerza la silla de su
despacho y aseguró y juró que lo mandaría entre rejas.
Jungkook tuvo que pasar unos cuantos días en el hospital y
luego hacer reposo, tenía quemaduras que necesitaban ser
tratadas además de rasguños y arañazos, eso sin
mencionar que tuvieron que hacerle una radiografía para
ver cómo tenía las costillas y si se había roto alguna
aquella noche.

Pero todo eso ya había pasado hacía dos meses. Y


Jungkook seguía sin superarlo, sin creerlo.

Mentiría si dijese que no se había descuidado. Su cabello


oscuro, aquel que alguna vez Jungkook había mantenido
corto para que le molestase menos a la hora de trabajar,
había quedado en el olvido. Durante esos meses que
habían pasado, aunque Jungkook sintiese que el tiempo
pasaba lentamente, casi como si se hubiese parado... No
podía estar más lejos de la realidad. Su cabello ahora más
largo de lo que jamás lo hubiese tenido así lo denotaba,
tanto que ahora incluso se apreciaban sus ondulaciones
naturales.

Dos meses...

Mierda, necesitaba salir a tomar el aire. Se estaba


ahogando en esa casa. Pero no saldría con Jimin, no tenía
ganas de fiesta. Ninguna.

Tú no necesitas aire, lo que necesitas es a Taehyung.

Cuando su cabeza le dijo lo que no quería oír Jungkook


lanzó con todas sus fuerzas el vaso de cristal todavía lleno
de alcohol en dirección a la pared, sintiendo un extraño
alivio cuando éste se hizo añicos en el suelo.

Ese vaso roto se parecía a él.

Se encogió sobre sí mismo, pegando las piernas a su


pecho. Su respiración volvía a ser inestable. Le pasaba
mucho últimamente, esos pequeños ataques de ansiedad
que lo abordaban de la nada. Necesitaba salir y respirar.

Se levantó de mala manera y se dirigió hacia su armario


para coger una chaqueta. Cuando lo abrió sintió de nuevo
esa opresión familiar en el pecho. Creía que ver esa hoja
vieja de periódico todos los días le ayudaría a superarlo,
pero no parecía estar funcionando.

Simplemente terminaba por destrozarlo un poco más cada


vez que abría las puertas en busca de alguna prenda de
ropa.
Jungkook leyó una vez más la noticia y sintió sus ojos
arder.

Explosión en fábrica abandonada reabre antiguo caso de


asesinato.

Respiró con profundidad, intentando relajarse. La línea que


estaba debajo del titular siempre era la peor, la más
dolorosa y siempre terminaba por arrancarle una pequeña
lágrima.

Hallados tres cadáveres calcinados entre los escombros.

Debajo, la fotografía de Seok Hwa junto a la de Heojoon y


la de Taehyung.

Tenía que salir de allí, sentía que se ahogaba.

Jungkook abandonó rápidamente su apartamento tras


coger una sudadera fina y cerró la puerta con fuerza tras él.
No iba a ningún sitio, simplemente quería caminar.

Cuando salió del portal el frío golpeó su rostro, las calles


oscuras estaban vacías y los establecimientos ya cerrados.
El moreno sentía que toda esa soledad que percibía a su
alrededor era un reflejo de cómo se encontraba por dentro.

Vacío.

Sus pies se arrastraban por el suelo, ni siquiera miraba


hacia el frente, ver sus pies le bastaba. Respirar un poco le
bastaba.

Estaba completamente solo pero de la nada sintió un golpe


fuerte en el hombro y después alguien que le llamaba la
atención.

─ ¡Eh, mira por dónde vas, imbécil! ─eran dos hombres.


Jungkook bufó, no tenía el cuerpo para altercados.
Los ignoró, siguiendo con su camino.

─ ¡Discúlpate al menos, gilipollas! ¿Quieres pelea acaso?


─exclamó el mismo, frenando en medio de la calle y
encarándolo a pesar de que el moreno le daba la espalda.

Jungkook continuó haciendo caso omiso, lo último que


quería eran problemas; pero entonces sintió que lo
tomaban de la sudadera y lo estampaban contra la chapa
metálica de uno de los establecimientos cerrados.

─ Mírame a los ojos cuando te hablo ─murmuró el


desconocido, apretando los dientes. Estaba enfadado.

El moreno le plantó cara, consiguiendo que soltase su


sudadera cuando deshizo su agarre de un manotazo. Clavó
sus ojos en los del hombre, algo más mayor que él y con
barba oscura de unos pocos días.

─ Suéltame ─dijo Jungkook, con calma. Solo quería que lo


dejasen solo.

Pero cuando Jungkook quiso darse cuenta un puño estaba


volando hacia su rostro. Genial, justo en el mismo lugar en
el que Taehyung lo había golpeado. De nuevo aquel sabor
metálico desgraciadamente familiar. Jungkook no opuso
resistencia alguna mientras lo golpeaban, simplemente se
dejó caer contra la chapa metálica.

¿Si dejaba que lo golpeasen lo dejarían en paz?

Jungkook aguantó la lluvia de golpes en silencio, la forma


en la que lo lanzaban violentamente contra los
establecimientos cerrados hacia que su cabeza diese
vueltas. Para su fortuna los hombres parecían ir un poco
borrachos y pronto se cansaron de pegarle. Un par de
golpes más, y ambos se fueron, dejándolo allí tirado.
Jungkook miró con alivio el cielo oscuro y nublado. Por fin
paz.

Se levantó con lentitud del suelo, apoyándose en la pared y


sintiendo un dolor agudo en el pómulo. Necesitaba cubrirse
el rostro, al menos para no llamar la atención por si se
encontraba con alguien. Tomó su capucha entre sus manos
y se la puso, cubriéndose la cabeza. Así al menos nadie se
asustaría al verlo en ese estado.

Cuando estuvo finalmente de pie de nuevo, siseó de dolor,


las costillas se resentían todavía. Pero retomó su caminata
con las fuerzas que le quedaban, ya se curaría en casa. No
tenía rumbo, ni ningún sitio adonde ir. Jungkook quería
volver a su hogar, volver a aquel lugar en el que se había
sentido protegido y seguro.

Pero ese lugar ya no existía y por más que le dijese a sus


pies que lo llevasen allí, ellos no podían hacerlo.

Jungkook frenó en un paso de cebra y se quedó


embelesado mirando el semáforo de la acera de en frente
parpadear. Estaba rojo para los coches.

Rojo.

Rojo.

Rojo.

Verde.

Los pies de Jungkook se movieron solos. Querían llevarlo a


casa, a aquel lugar en el que Taehyung le prometió que le
esperaría.

Pero Taehyung había muerto.


Entonces... ¿qué otra forma le quedaba a Jungkook para
verlo de nuevo?

No había nada más que pudiese hacer.

Giró su rostro. Un par de faros lo cegaron y un fuerte


bocinazo hizo eco dentro de su cráneo.

Después todo fue oscuridad y Jungkook pensó que por fin


tenía paz. Que, por fin, las voces dentro de su cabeza se
habían callado.

Antes de que me matéis leed el título una vez más c':

Si pone Begin I es porque hay...


Epilogue: Begin II

una semana después

Entró en el edificio como un huracán. El sonido que brotaba


de su pecho, sus latidos fuertes y rápidos, le opacaban los
oídos.

Todo el ruido y el barullo que había a su alrededor


simplemente no estaba allí, sus oídos no lo procesaban.

Había venido como un rayo, tan pronto como recibió la


llamada─ ojalá se hubiese enterado antes y no una
semana después. Era la primera vez en su vida que llegaba
tarde. Cuando escuchó a la persona al otro lado, la fuerza
que había sujetado el aparato contra su oído se desvaneció
y éste se escapó de sus manos, impactando contra el
suelo. Se quedó allí, estático en medio de la sala, mirando
a la nada con sus pupilas temblando dentro de las cuencas.

Quería creer que lo que había escuchado era una broma


de mal gusto, pero sabía que él no mentiría.

Recogió su teléfono del suelo y corrió en busca de las


llaves de su coche. Mentiría si no dijese que casi se mata al
saltarse un semáforo en rojo. Pero ya le daba igual. Todo le
daba igual menos él.

Cuando estuvo en el hall luminoso y lleno de gente, tuvo


que mirar su teléfono de nuevo para refrescar su memoria.
Estaba demasiado nervioso como para haberse quedado
con el número de la habitación.
¿Cómo iba a estar tranquilo en una situación como esta?

Giró sobre sí mismo en busca de un ascensor que lo


llevase hasta la planta que deseaba, pero lo que vio lo
alteró aún más.

Había agentes, por todas partes. Y uno de ellos lo había


visto.

Miró con horror cómo el agente echaba un rápido vistazo al


corcho a su izquierda donde había una foto suya debajo de
un se busca, y luego volvía la mirada hacia su rostro,
comprobando si eran la misma persona.

Ahora sí que tenía que correr.

─ ¡Todo el mundo al suelo! ─exclamó uno de los agentes


cuando lo reconoció.

Dio grandes zancadas en dirección al ascensor y pulsó el


botón repetidas veces antes de dejarse caer al suelo y
agacharse también. Esperaba poder ganar unos cuantos
segundos, despistar a los agentes con la gran cantidad de
gente que había en el hall, la mayoría ahora tendida en el
suelo de la misma forma que lo estaba él.

Vamos, vamos, vamos, repetía en su cabeza. Joder, se le


iba a salir el corazón del pecho.

Jadeó aliviado cuando el ascensor se abrió frente a sus


ojos. Esperaría hasta que estuviese a punto de cerrarse y
entonces, se levantaría.

Miró sobre su hombro, ocultando gran parte de su rostro


con el brazo. Vale, se estaban acercando demasiado.
Respiró con profundidad y contó mentalmente volviendo su
mirada al ascensor.
Cuando el ascensor comenzó a cerrarse apoyó las manos
en el suelo y echó a correr. Entró como un rayo y pulsó de
nuevo el botón con efusividad, aun cuando las puertas ya
estaban en proceso de cerrarse.

─ Ciérrate, joder ─masculló, pulsando todavía con más


rapidez el botón. A este paso iba a romperlo.

Se dejó caer contra la pared del ascensor cuando éste se


cerró por fin casi pillando una de las manos de los agentes.
Escuchó un golpe fuerte después de que se cerrase en sus
narices. Los había enfadado.

¿Cómo se le había ocurrido siquiera pensar que era buena


idea?

Se había condenado viniendo. Debía estar mal de la


cabeza.

Miró la pequeña pantalla, que indicaba que el ascensor


estaba llegando al quinto piso y cuando las puertas se
abrieron mantuvo el botón presionado para que no se
cerrasen. Estaba seguro de que los agentes de la planta
baja habrían alertado a los demás de su presencia en el
edificio. Y no era difícil deducir qué lo había hecho salir de
su escondite y arrastrarse hasta allí.

Porque solo podía haber una razón por la cual se


arriesgaría tanto y sería tan imprudente.

Se pegó a la pared, echando un vistazo rápido para ver si


había más agentes en aquella planta. Claro que los había.
Y estaba más que seguro de que lo estaban esperando.

Estaban cerca de la puerta, pero podía alcanzarla si corría


rápido.

Tenía que hacerlo. Necesitaba hacerlo, aun cuando sabía


que probablemente terminarían cogiéndolo.
Decidió contar hasta tres. Después, saldría. Y entonces se
enfrentaría a lo que fuese que le estuviese esperando allí.

Había aguantado cosas peores y a estas alturas aguantaría


cualquier cosa que le echasen.

─ Uno... ─tragó saliva─, dos ─debía estar loco si de verdad


pensaba hacer esto. Sí, definitivamente estaba loco─, ¡tres!

Echó a correr por el largo pasillo como nunca había corrido


en su vida. Sus ojos solo podían enfocarse en los números
de aquella puerta que danzaban frente a él a unos pocos
metros. No dejaría que sus pies frenasen hasta que se
viese dentro de aquella sala. Extendió sus manos en
dirección al pomo de la puerta y con un movimiento ágil de
su muñeca la abrió. Frenó allí, sintiendo cómo su pecho
subía y bajaba de manera irregular y errática.

El interior de la habitación era igual de luminoso que el


pasillo, no tenía muchos muebles. Solo una gran cama que
captó su atención al instante.

Tan pronto como puso un pie en la habitación los ojos de


Jimin y de otro hombre alto y castaño que lo acompañaba
se posaron sobre él.

El castaño estaba enfadado, rezumando ira y odio por cada


poro de su piel. Sus hombros estaban muy muy tensos y su
figura crispada. No pasó un segundo antes de que
Taehyung sintiese un dolor punzante en la mandíbula
cuando estampó su puño férreo contra su rostro.

El golpe lo mandó de lleno al suelo y ante el dolor se sobó


la zona. Su cabeza daba vueltas.

Jimin se lanzó sobre el chico e intentó frenarlo con todas


sus fuerzas pero el alto no parecía tener intenciones de
parar, no hasta verlo inconsciente en el suelo.
─ ¡Seokjin! ─exclamó Jimin, realmente alarmado. Tiraba de
sus brazos intentando apartarlo.

─ ¡Suéltame, Jimin! ─ gritó, revolviéndose─ ¡Pienso matar


a este hijo de puta con mis propias manos! ¡Si Jungkook
está así es por su culpa! ¡Lleva una semana postrado en
esa cama sin despertarse! ¡Si no lo matas tú lo haré yo!

Taehyung miró la cama, pero el golpe lo había


desorientado y desde el suelo le era difícil ver qué había en
ella. Quería ver qué había allí, era lo único que le importaba
ahora, no los golpes que ese desconocido pudiese darle.

En ese momento tuvo miedo. Lo merecía. Se merecía todo


el sufrimiento y el dolor, lo aguantaría sobre sus hombros
como siempre había hecho.

Pero él no. Él no tenía por qué cargar con sus pecados,


con las atrocidades que había hecho.

Taehyung nunca había tenido miedo, no desde que


Heojoon lo rescató aquella noche lluviosa. Sin embargo,
ésta fue la segunda vez que tuvo pánico. Y sintió que esta
era mucho peor, más aterradora. Tanto que quiso morir allí
mismo o al menos intercambiar los papeles, ser él el que
aguantase el dolor.

Era basura, no era mejor que eso. Lo sabía, siempre lo


había sabido.

Y ahora no podía sentirse más que como lo que era: un


monstruo.

Taehyung se tambaleó mientras se levantaba, sentía un


dolor intenso en sus sienes. En cuanto estuvo parado de
pie y observó la cama, sintió un nudo insoportable en la
garganta, sus piernas temblaron cuando todas sus fuerzas
se esfumaron en un segundo.
No fue capaz de sostenerse en pie.

Se desplomó sobre sus rodillas y agachó la cabeza,


mirando sus manos. Sus pupilas vibraban, ardían, porque
aquellas manos frente a sus ojos estaban manchadas de
sangre, de la sangre de la única persona que siempre
había querido proteger.

Entonces empezó a sentir empujones a su


alrededor,gente zarandeándolo, tirando de él y después,
levantándolo del suelo. Sintió una opresión metálica en sus
muñecas y luego un suave click. Taehyung giró su rostro y
miró por encima de su hombro. Una lágrima silenciosa dejó
un rastro húmedo por su mejilla.

Era Namjoon.

─ Estás detenido, hijo de puta ─escupió. Y Taehyung


observó perfectamente cómo apretaba los dientes y
tensaba la mandíbula. Colérico ni siquiera rozaba el nivel
de intensidad de su furia.

Namjoon tiró con violencia de sus brazos, ahora inmóviles


tras su espalda y comenzó a sacarlo de la habitación con la
ayuda de otros dos agentes.

Pero Taehyung no quería dejar esa habitación, no quería


apartarse de su lado. No otra vez.

Había esperado demasiado por una segunda oportunidad.


Por hacer las cosas bien.

Sin embargo, no tenía apenas fuerzas, y la imagen que


había visto en el interior de aquella habitación seguía
grabada a fuego dentro de su cabeza, torturándolo.

Su pelo oscuro seguía siendo como el carbón, pero había


perdido su brillo. Su piel blanquecina de porcelana, que
siempre había irradiado vida y luz, ahora estaba apagada.
No pudo evitar pensar que, a pesar de todo, seguía siendo
precioso.

Pero sabía que si alguien tenía la culpa de que no brillase


más, de que no riese más y pintase el mundo de colores,
esa culpa la cargaba él sobre sus hombros.

Porque allí, postrado en aquella cama y rodeado de cables


y luces intermitentes, allí estaba Jungkook, apenas
empañando la mascarilla que cubría gran parte de su
rostro.

Taehyung comenzó a resistirse, a dar empujones a los


agentes que lo llevaban y que intentaban sacarlo de la
habitación. No podía dejarlo solo, no de nuevo. No tenía
fuerzas pero encontraría energía para luchar una vez más,
siempre lo había hecho.

─ ¡Jungkook! ¡Jungkook! ─comenzó a gritar, llamándolo─


¡Jungkook! ¡Mierda, Jungkook! ¡Despierta!

Taehyung se sorprendió a sí mismo cuando se encontró


llorando, desesperado por alcanzar a Jungkook, porque no
lo alejaran de él. Ni siquiera recordaba la última vez que
había llorado.

─ ¡He vuelto, Jungkook! ¡He vuelto por ti!

Gritaba sin control, sintiendo las lágrimas resbalar por sus


mejillas como nunca lo habían hecho antes. Llamaba a
Jungkook desgarrando su voz, quería que despertase, que
lo mirase a los ojos una vez más con la ternura con la que
siempre lo había hecho.

Pero entonces Jimin jadeó y sus ojos se enfocaron con


estupor sobre la mano de Jungkook, llena de vías.

Su dedo índice. Se había movido.


Taehyung lo vio. Jungkook estaba respondiendo,
respondiéndole a él. A su llamada.

─ ¡Jungkook! ¡Jungkook abre los ojos! ─continuó, todavía


resistiéndose. Seguían intentando sacarlo de la habitación.

¿No veían que Jungkook se estaba moviendo?

La sala se llenó con un pitido estridente y todos los ojos


viajaron con rapidez en dirección a la cama en la que
estaba tendido el moreno. Su frecuencia cardíaca, estaba
creciendo, haciéndose más estable. Taehyung dio un
nuevo empujón aprovechando la confusión y se acercó
corriendo hasta la camilla cuando se liberó del agarre de
los agentes.

─ Jungkook ─lo llamó con más suavidad, inclinándose


sobre la camilla.

Y Taehyung vio con estupefacción cómo, aun dormido, el


menor comenzaba a llorar. De sus ojos cerrados brotaron
un par de lágrimas que terminaron cayendo sobre la
almohada.

¿Jungkook lo estaba escuchando?

Taehyung quiso limpiar sus lágrimas, pero seguía teniendo


las malditas esposas. Quería acariciarlo, protegerlo.

─ Jungkook, no llores ─suplicó en un susurro─ Deja de


llorar. Por favor.

Se sintió como una mierda cuando recordó la forma en la


que había dicho esas mismas palabras aquella noche,
cuando lo destrozó sin piedad.

Y se sintió todavía peor cuando se topó con los ojos


oscuros y profundos de Jungkook, mirándolo fijamente.
Había despertado después de una semana. Había abierto
los ojos por fin.

Taehyung no pudo reprimir una sonrisa. Jungkook había


vuelto a la vida.

Se sintió terriblemente expuesto, desnudo, mientras lloraba


sin reparo alguno frente a la única persona que lo hacía
sentir débil y vulnerable.

─ Hola ─murmuró Taehyung, dándole la bienvenida.

Se derritió cuando Jungkook le devolvió la sonrisa,


adormilado y con sus ojos vidriosos. Su mascarilla se
empañó con más intensidad y eso lo hizo sentir feliz, su
pecho rebosaba de alegría.

─ Hola ─le devolvió el saludo con voz débil. Escuchar su


voz después de tantos meses era inexplicablemente
reconfortante. Lo había echado de menos, muchísimo.

Nadie salvo él sabía cuan difícil había sido estar lejos de él


durante todos estos meses. Durante todos aquellos años.

Tenía tantas cosas que decirle, tantas cosas que contarle.


Esta vez quería hacer las cosas bien con él. Pero las
palabras salieron solas de sus labios.

─ Perdóname, Jungkook.

Taehyung vio los ojos del moreno viajar por sus facciones
lentamente, casi estudiándolo. Analizándolo. ¿Qué
pensaría de él, viéndolo tan vulnerable, llorando frente a él?
Jungkook parecía algo desorientado pero la sonrisa tímida
no se borraba de su rostro, debía estar sedado o medicado.

─ Te perdono ─musitó─, pero con una condición.


Por alguna razón que Taehyung desconocía, las palabras
de Jungkook no le dieron buena espina. Algo pasaba con
él.

Sus sospechas, se confirmaron cuando el moreno habló y


el mayor las sintió como un golpe devastador en el
estómago.

─ ¿Quién eres tú y por qué debería perdonarte?

Taehyung se quedó de piedra, helado sobre sus pies. Su


mundo simplemente se vino abajo en un segundo.

¿Acaso Jungkook lo había olvidado?

C O N T I N U A R Á...

He aquí la pequeña sorpresita que tenía preparada como


compensación por romperos el corazón pero que subí
antes de tiempo por error y algunas personas vieron c':

Catch Me If You Can tendrá segunda temporada, no hay de


qué ♡♡♡

Nos vemos allí en unos días con una nota y alguna


explicación^^

Gracias por haberme acompañado durante más de un año,


por haber hecho posible que esta historia haya recibido
tanto amor ♡♡♡ la txekuk os da las gracias de corazón

Y ahora sí...

Doy por terminado Catch Me If You Can (23.03.16 -


19.08.17)
BOOKTRAILER!

HOLA AMORES :D

Pasaba por aquí un segundito para dejar el enlace del


booktrailer maravilloso que hizo @JunkMochy para Catch
Me, que con tanto lío de la universidad etc se me olvidó
ponerlo aquí además de en el tablón ><

Espero que si podéis le deis muchísimo amor porque de


verdad que ha hecho un trabajo increíble dando vida a esta
historia. Le estoy tremendamente agradecida y también a
todos los que decidáis pasaros por allí.

Muchas gracias por la paciencia y por el amor, nunca podré


pagároslo <3

PD. Os echo mucho de menos ;;

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