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@BLOODWHITED

comienzo.
abajo está la explicación de que significa hafefobia.10

Los padres del pequeño de cabellos rubios miraban desde la puerta


como Jimin jugaba con sus juguetes en su habitación.15

Cada vez que ellos intentaban abrazarlo o siquiera darle la mano, él se


alejaba y corría a un lugar lejano donde no pudieran tocarlo.4

Habían ido a muchos especialistas y todos les habían dicho lo mismo, el


pequeño sufría Hafefobia.55

No quería ni siquiera ir a la escuela, así que habían tenido que contratar


profesores particulares para él.

—Quizá deba compartir con otros niños de su edad, cariño. —Había


dicho el señor Park a su esposa. La mujer asintió con la cabeza, dándole
la razón.

—Debemos presentarle un amigo.

Y así fue como llegó otro niño a casa, Min YoonGi.7

Un pequeño de cabellos color menta que siempre tenía sueño, pero era
un buen chico. Sólo tenía dos años más que Jimin.11

—Mamá, ¿Por qué debo quedarme aquí, hoy?2

—Porque hay un chico allá adentro que te necesita.

YoonGi caminó junto a los padres de Jimin y entró en su habitación. Le


dijeron que debía presentarse.

—Umh, hola. . . Mi nombre es YoonGi.


—Hola, soy Jimin.

El pequeño de cabellos menta estiró su mano al otro, pero Jimin negó


con la cabeza y se alejó un poco.

—Mis manos están limpias, las lavé ¿Por qué Jimin no quiere
tomarlas?27

Sus padres se miraron y le explicaron al pequeño que Jimin era un niño


algo especial y debía tenerle paciencia.

*La hafefobia es el miedo intenso e irracional a ser tocado o a entrar en


contacto físico con otras personas, independientemente de quienes
sean.46

capítulo uno.
Jimin se encontraba sentado en su cama, tenía puesto un bonito sweater
color celeste porque hacía mucho frío. Estaba curioso porque había un
chico con un extraño color de cabello merodeando por la casa, y sus
padres le habían dado una charla muy larga sobre que YoonGi era un
amigo.5

Jimin jamás había tenido amigos, así que no sabía cómo hacer uno, ni
cómo tratarlo. Recordaba que la única vez que había ido a la escuela,
unos niños lo invitaron a jugar, pero Jimin no quería. Cuando tomaron su
brazo, pudo sentir como su corazoncito latía tan fuerte que temió que
este se saliera de su pecho. Se sintió muy mal, y su estómago se
revolvió como si hubiera subido a una montaña rusa.1

Y eso no le gustó.
No y no.

Había pasado lo mismo cuando mami y papi lo abrazaban. Jimin no


quería contacto con nadie. Le daba muchísimo miedo. Y por eso, ahora
no quería bajar de su cama. Porque eso significaba que tendría que
hablar con YoonGi.

El pequeño prefería colorear sus dibujos.

Sip, eso sonaba perfecto.

Jimin acercó su silla pequeña a la mesa de su habitación y acomodó


unas hojas y lápices.

Dibujó un gatito.11

YoonGi entró por la puerta dando pequeños saltitos.14

—¿Qué haces, Jiminie?

—Mamá dice que hago obras de Arte, me gusta el color azul.7

—Estoy muy aburrido, ¿jugamos? —Dijo YoonGi, queriendo acercarse


un poco a Jimin.

—Puedes irte.35

—Okay...

Y YoonGi abandonó otra vez la habitación con un mohín en sus labios.37

capítulo dos.
Pasó una semana.
La madre de Jimin se encontraba en su alcoba mientras el pequeño
jugaba con el peluche de kumamon que tanto le gustaba.

—Hijo, debes ser más amable con YoonGi. Él pregunta por ti todos los
días, y sabes que sólo quiere ser tu amigo.

—Nunca he tenido uno ¿Los amigos se dan galletas? —Al pelirrubio le


gustaban las galletas de chocolate, esperaba que YoonGi pudiera darle
algunas.4

—Si, pueden compartir galletas y jugar todos los días si quisieran. Sólo,
trata de mantenerte calmado cuando estés con él ¿Bueno?

—Oki doki.29

La mujer intentó acariciar la mejilla del infante en un gesto cariñoso, pero


Jimin puso una expresión de pánico y se escondió bajo la manta que
tenía a su lado.

—Lo siento, cariño. A veces lo olvido.

YoonGi entró a la habitación con una flor en sus manos, y la mujer olvidó
por un momento la tristeza que se le presentó, invitó al de cabellos
mentas más cerca de su hijo.2

—Los dejaré solos.7

YoonGi asintió y se sentó junto a Jimin pero sin llegar a hacer contacto.2

—Tu pelo es divertido, me gusta, es bonito.7

El de ojitos gatunos sonrió.

—Gracias, Jiminie.
Aquella tarde, los pequeños pudieron hablar más de lo que habían
intentado en los últimos días. YoonGi se fue a su casa con un peluche de
Kumamon. Jimin tenía una flor en su mesita de noche, junto a un dibujo27

capítulo tres.
—Muy bien, Jimin. —Dijo el joven del pabellón infantil mientras dejaba
que el niño se sentara en el sillón que estaba en medio de la
habitación— Tu madre me contó que tienes un nuevo amigo. Eso es un
avance.

—El nombre de mi amigo es YoonGi.

—Espero que lo lleves todo con calma, ¿Está bien? ¿Recuerdas lo que
sucedió la última vez?

—Shi.23

Jimin ya había llegado a su hogar otra vez, y sólo quería ver televisión o
pintar uno de sus libros para colorear de su habitación. También quería
galletas, hizo un mohín con los labios y se sentó en la alfombra.7

YoonGi no había venido el día de hoy, quizá era porque Jimin tuvo que
salir temprano para ir a ese lugar frío y con gente que le hablaba de
cosas extrañas, gente que le preguntaba a cada instante si se sentía
bien. Si, por eso YoonGi no había ido.
Se paró y dio marcha a su habitación. Jimin era una bolita de sábanas en
su cama. Era el único lugar donde se sentía seguro, sin que nadie fuera
a hacerle nada.4

Y es que no le gustaba que las personas estuvieran muy cerca de él,


pero ellos parecían no entenderlo.

No importaba quien fuera, Jimin siempre temía al contacto con las otras
personas. Incluyendo a sus padres... incluso, al pequeño YoonGi. 4

capítulo cuatro.
Hoy YoonGi si había ido a casa, luego de algunos días.

Jimin se encontraba viendo caricaturas después de una larga clase de


matemáticas (las cuales odiaba) y el de cabellos menta estaba sentado a
su lado, aunque un poco lejos de él para que no saliera corriendo o algo
así. El pequeño pelirrubio estaba bastante cansado, así que no tardó en
cerrar los ojos y quedarse dormido.

YoonGi se dio cuenta de ello, así que se puso de pie y apagó la


televisión, pensó en ir a avisarle a la señora Park que Jimin estaba
dormido, pero sus piecitos lo dirigieron al sillón otra vez.

A YoonGi le caía muy bien Jimin, así que pensó que no habría problema
si él se quedaba dormido a su lado, porque el sueño le estaba ganando
la carrera.6

Cuando Jimin abrió los ojos, luego de algunas horas, se encontró


envuelto en los brazos de YoonGi, quiso gritar, o incluso escapar lo más
lejos que pudiera.
—¡Mamá!

YoonGi despertó algo confundido, Jimin se alejó corriendo a la puerta de


su habitación, gritó y lloró desde adentro.25

—¡No quiero verte nunca más en la vida!21

Luego de que el mayor les explicara a los padres de Jimin lo que había
sucedido, éste les pidió que por favor le dejaran quedarse en su casa por
aquella noche. Hizo una cama improvisada en el piso a las afueras de la
habitación de Jimin, y se quedó allí, mirando fijamente la puerta. Tenía la
esperanza de que ésta se abriera y pudiera pedirle disculpas a Jimin.13

Su corazoncito aún no sabía qué había hecho mal. Y dolía. 57

capítulo cinco.
—Minnie...

Había silencio dentro de la habitación. Los padres de Jimin habían traído


galletas y jugos de manzana en cajitas para ambos infantes, pero el de
cabellos rubios no quería hablar con YoonGi aún.

YoonGi sintió como sus ojitos se llenaban de lágrimas y sollozó. Él


realmente quería hablar con el menor. La puerta se abrió levemente y un
curioso Jimin lo observó al de cabellos mentas.

—YoonGi, ¿Por qué lloras?15

—Porque tú ya no me vas a querer nunca más.

—Yo si te quiero, sólo no quiero que vuelvas a hacer lo que hiciste.

—¿Entonces aún somos amigos?


—Sip, de los que comparten galletas.38

Ambos niños llevaron los jugos y galletas hasta la mesita de la habitación


de Jimin. Comieron y YoonGi intentó hacer reír a Jimin con algunos
chistes que había oído en la escuela. Sabía que el de cabellos rubios
nunca había ido a la escuela.2

—Minnie, ¿Por qué te habías enojado?

—No quiero abrazos, nop nop.2

—¿Por qué?

—No me gustan.1

—Oh, está bien.

YoonGi le sugirió que fueran a ver caricaturas a la sala de estar mientras


los padres de Jimin volvían de las compras. Pero cuando iban
caminando, YoonGi se detuvo y dio un saltito emocionado.

—¡Tengo una idea!

—¿Qué cosa?

—Yo te ayudaré a que te gusten los abrazos, así iremos a la escuela


juntos y yo te cuidaré.

—¿Cómo harás eso?

El pequeño Jimin lo miraba ladeando la cabeza, algo confundido por


todas las cosas que decía YoonGi. El chico hablaba mucho todo el
tiempo.

—No lo sé aún, pero quiero ayudar. Iremos despacito, de a poquito.


Como pasitos de pingüino.92
YoonGi imitó los cortitos pasos de los pingüinos y Jimin rió a carcajadas.3

A Jimin le gustaban los pingüinos.8

capítulo seis.
A YoonGi le gustaba asistir a la escuela, pero ahora no podía dejar de
pensar en que el pobre Jimin debía estar sólo en casa todo el día. Nunca
había sentido la emoción de ir a recreo.

O jugar con sus amigos.

O ir a almorzar en grupo.

¡Que feo sería eso para YoonGi!

Ahora se encontraba en medio de la clase de Artes, dibujando una tarjeta


con un pingüino para su nuevo amigo. Y nunca se había preocupado
tanto de pintar sin salirse de la línea.9

—YoooooonGi, vamos a jugar. —Un despeinado Hoseok de cabellos


castaños apareció. Se veía mucho más pequeño que YoonGi, pero
asistían al mismo grado.23

—Hobi, no puedo jugar. Debo terminar mi tarjeta para Minnie.

—¡Qué bonitoooo! Pero ¿Quién es Minnie?

—Es mi nuevo amigo.

—¿Dónde está? ¿Es imaginario?17

—Que malo eres. Minnie no viene a esta escuela y si existe.2


YoonGi le sacó la lengua y siguió pintando su dibujo. Aunque también
pensaba en cómo podría ayudar al niño de cabellos rubios a que pudiera
asistir con él a la escuela.

¡Que ganas tenía de que Minnie le esperara afuera del salón para poder
ir a recreo juntos! Pero para ello, tendría que trabajar mucho. Y así le
podría presentar más amigos al menor.1

Sonrió, dejando ver sus encías y miró por última vez su dibujo antes de
guardarlo en su mochila.8

capítulo siete.
El cumpleaños número 10 de YoonGi estaba a la vuelta de la esquina.
Sus padres le habían preguntado si quería una fiesta, para celebrar con
sus amigos.4

Pero YoonGi sabía que Jimin no podría asistir.

Y se sentía muy triste por ello.

Por lo que decidió que haría dos fiestas, una con sus amigos y otra muy
pequeña sólo para Jimin y él. Así, a la semana siguiente, YoonGi jugó y
comió muchos dulces con sus amigos de la escuela el día de su
cumpleaños. Al día siguiente invitó a Jimin a su casa por primera vez.6

—Feliz cumpleaños, Yonnie. Aunque fue ayer, pero no pude venir. —


Jimin hizo un mohín con sus labios.

—Gracias, Minnie.2

YoonGi estaba acostumbrado a abrazar a la persona que le decía


aquello, pero respetaba tanto al menor, que le dio su espacio y
simplemente jugaron a las escondidas. A Jimin le gustaba el jugo de
manzana, así que YoonGi le pidió a su madre que comprara varias
cajitas para el pelirrubio.8

El niño conocía a Jimin hace tan poquito tiempo y aun así sentía como si
el de cabellos rubios fuera el mejor amigo de toda su corta vida.

—Te quiero, Minnie.

—Yo también a ti, Yoonie.

—Pero aún no puedes ni siquiera darme la mano.

—No creo que los amigos tengan que darse la mano.39

—Umh.

YoonGi ignoró lo que había dicho el menor sólo para seguir jugando los
vídeo juegos que su padre le había regalado. Le enseñó a jugar a Jimin,
pero el menor perdió en todas las partidas.

capítulo ocho.
—¿Minnie puede venir a la escuela conmigo?2

YoonGi se había emocionado un montón cuando los padres de Jimin le


comentaron que su hijo necesitaba visitar la escuela para un ejercicio de
rutina.

Querían intentar que Jimin viera como era un día normal de clases con
niños de su edad, Pero requerían de la ayuda del de cabellos menta.

—Si, YoonGi. Jimin necesita ir a la escuela mañana, pero tienes que


cuidarlo muy bien ¿Ok?
—¡Sí! ¡Minnie estará bien conmigo!

Aquel día, YoonGi apenas pudo controlar su emoción cuando iba a


dormir. Se puso su pijama de autitos de colores y se acostó en su cama,
pero no encontraba una posición cómoda para dormir. Se dio muchas
vueltas entre las cobijas, hasta que por fin cayó en el sueño profundo
esperando el gran día de mañana.4

Cuando se levantó, ocupó su uniforme y arregló su mochila, colocando


un jugo de manzana extra para Jimin. Aunque le habían explicado que
sólo estaría dos horas con él, para el niño eso era suficiente para estar
tan feliz. Le presentaría a sus amigos y le enseñaría su lugar favorito de
juegos.2

Se fue todo el camino a la escuela escuchando una de sus canciones


favoritas en el auto de su padre y cuando llegó, un pequeño Jimin con un
uniforme nuevo que le quedaba algo grande, le esperaba balanceando
sus piecitos sentado en una de las bancas de afuera. 8

capítulo nueve.
Los dos pequeños entraron a la escuela. La madre de YoonGi había
hablado con los profesores para dejar que el de cabellos mentas se
ausentara la primera clase.

Así que, Jimin y YoonGi, pasarían la mañana juntos para que el mayor le
enseñara la escuela a su amigo. Caminaban con pasitos lentitos por los
pasillos mientras YoonGi le mostraba al de cabellos rubios los múltiples
dibujos que estaban en las paredes. Los padres de Jimin estaban
hablando con el director para ver la posibilidad de que su hijo se
integrara en el segundo semestre.

Cuando tocaron el timbre para recreo, Jimin vio como todos los niños
salían corriendo al patio, y se sintió incómodo entre tanta gente. YoonGi
lo notó y lo llevó a la cafetería, que solía estar vacía en aquel momento.

—¿Estás bien, Minnie?

—Sip, me gusta la escuela.

—¿En serio? ¡Eso es muy bueno! Si vienes, podríamos estar juntos todo
el día, todos los días.

Otros niños llegaron a la mesa donde estaban sentados, eran amigos de


YoonGi.

Taehyung y Hoseok se sentaron en los puestos libres.9

—¿Quién es él? —Un curioso Taehyung apuntó al de cabellos rubios que


observaba la situación con los ojitos muy abiertos.

—Es Minnie, es un nuevo amigo.

Hoseok estiró su manita para intentar saludar a Jimin, pero él se apartó.

Hoseok hizo un mohín triste con los labios.14

—Parece que no quiere ser nuestro amigo.

—Si quiere, es sólo que no le gusta que sean muy cariñosos con él. No
le gusta tocar a la gente. —Lo último había sonado algo inseguro, pero
los otros niños habían entendido y asintieron.

—Bueno, entonces todos seremos amigos de Minnie.


Los tres niños le sonreían al de cabellos rubios y él se sintió, por primera
vez, a gusto con otros.7

capítulo diez.
Habían pasado algunos años desde que la amistad de Jimin y YoonGi
había comenzado, y desde que el menor había logrado ir a una escuela
normal.6

El de cabellos rubios había recibido algunos tratamientos, había estado


con varios especialistas, incluso con los mejores del país, pero nadie
había logrado quitar su mal.

Jimin ahora tenía 15 años y YoonGi tenía 17.

Seguían siendo amigos.

Y YoonGi aún cumplía su promesa de ayudarlo con lo que pudiera. El de


cabellos menta había estudiado mucho acerca de la fobia de Jimin. Pero
el menor no lograba avances y las únicas personas en las que confiaba
seguían siendo sus padres y YoonGi solamente.

Pero con eso le bastaba, además ahora tenía nuevos amigos que le
comprendían y parecía poder vivir con ello.

—Me voy a suicidar si no tengo una buena calificación en matemáticas.60

—Taehyung. —Habló Jimin con tono divertido— No seas dramático.

Jimin y Taehyung tenían la misma edad así que asistían a clases iguales.

—No es dramatismo, sólo es la verdad.


Jimin rodó los ojos y ambos entraron al aula, el de cabellos rubios se
sentaba en un puesto alejado del resto al final de la sala y eso lo
mantenía tranquilo. Luego de hacer la clase, el profesor empezó a decir
las calificaciones de la prueba, de menor a mayor.

Para la sorpresa de todo el mundo (menos de Taehyung), Jimin había


obtenido la mayor nota.

Cuando salieron de clases, YoonGi esperaba a su amigo afuera. Jimin no


podía con su felicidad, jamás le habían gustado las matemáticas
realmente, pero ahora al menos le gustaban un poquito.3

YoonGi le dio unas palmaditas en el hombro para felicitarlo, olvidando


por un momento lo que le sucedía al menor.

Se arrepintió al instante.32

capítulo once.
Jimin se alejó rápido y chocó con la pared por culpa del reflejo
involuntario.

Se lastimó el brazo e hizo una mueca de dolor. Quizá el golpe no había


sido tan fuerte, pero había dolido un poquito.

—Minnie, lo siento. Yo... Yo lo olvidé, perdón, perdón, perdón.

YoonGi juntó ambas manos a la altura de su pecho, rogando por que el


menor aceptara sus disculpas. Jimin asintió lentamente y se incorporó
con algo de duda.

—Me iré, adiós Jimin, adiós YoonGi.


Taehyung abandonó el lugar.

YoonGi miró a Jimin quien estaba tratando de controlar su respiración.

—Hey, mira. Inhala, exhala. —El de cabellos mentas imitó una


respiración calmada, la cual Jimin intentó seguir— ¿Recuerdas lo que
siempre te digo? Hazlo despacio, como los pasitos de pingüino.9

—Si, y-ya estoy bien.

—¿Vamos a casa?

Jimin asintió.

Ambos caminaron en silencio hasta su hogar. Ahora que YoonGi se


había mudado a la casa junto a la del menor, les era más sencillo irse
juntos de regreso. Al llegar, se despidieron y cada uno entró a su
respectivo lugar.

YoonGi dejó sus cosas en la cama, y se recostó a un lado mientras


miraba la pantalla de su teléfono. Su madre regresaría del trabajo más
tarde.

Le escribió un mensaje a Jimin.

Lo siento, por lo de hoy.

Sabes que nunca haría nada para hacerte daño ¿Cierto? Somos amigos,
y prometí protegerte de todo lo malo.

YoonGi se quedó dormido poco tiempo después de presionar el botón


"enviar". Y no vio la respuesta del menor.

Disculpas aceptadas, no te preocupes.

Te quiero mucho, YoonGi-Hyung.


21

Jimin rió cuando vio la foto que le había enviado a YoonGi, porque nunca
le había dado un abrazo al mayor y tampoco se sentía capaz de hacerlo.
Pero esperaba poder algún día.8

capítulo doce.
YoonGi y Jimin no se veían todos los días, porque lo fines de semana, el
mayor debía asistir a una de sus actividades con sus amigos. YoonGi
asistía a un pequeño club de basketball con NamJoon y Hoseok.4

Entrenaban los sábados y jugaban todos los Domingos. Se sentía muy a


gusto allí, pero no había experimentado tal emoción como cuando Jimin
apareció mágicamente en uno de sus juegos.

Había llegado con sus padres justo antes de que él juego comenzara y
buscó al mayor con la mirada por toda la cancha hasta que lo encontró
por su inconfundible color de cabello.

YoonGi anotó una canasta casi enseguida.

Jimin aplaudió contento y gritó ánimos para el mayor.

—¡Vamos, YoonGi-Hyung!6

El chico de cabellos mentas se volteó y vio la sonrisa del pequeño Jimin.


Esa sonrisa hermosa, sólo para él. Su mejor amigo había llegado allí sólo
para apoyarlo.22

Y desde ese momento, jugó con más ganas que cualquier otro partido. Y
anotó muchas veces más.
Estaba demasiado feliz.

El equipo de YoonGi ganó y clasificó al campeonato de la ciudad. Los


padres de ambos jóvenes Jimin molestó a YoonGi porque el helado
sabor chicle tenía el mismo color de su cabello.1

Definitivamente, Jimin era la luz de los días de YoonGi.5

capítulo trece.
YoonGi era un chico de 17 años con gustos comunes para alguien de su
edad. Por eso, después de un tiempo, su relación con Jimin se fue
distanciando poco a poco.

YoonGi salía más con sus amigos a fiestas y juntas, mientras Jimin
volvía a su estado antisocial otra vez.27

El pequeño rubio no tenía a nadie más, Taehyung iba a verlo cuando


tenía tiempo. Veían películas juntos, pero no era lo mismo que estar con
YoonGi.

Lo peor era que Jimin no sabía cómo decirle a YoonGi lo que estaba
sintiendo. Se veían tan pocas veces ahora, y no encontraba el momento
para decírselo. Creía que ya no le importaba al mayor.

Los días fueron pasando.

Jimin marcaba en su calendario los días que YoonGi vendría a casa,


eran poquitos. Cada uno tenía un sticker de un pingüino pequeño. Pero
el mayor a penas y le prestaba atención.

Jimin estaba triste.


Se cansó de la situación con rapidez, su madre le decía que cuando uno
quería mucho algo, hacía lo que fuera necesario para conseguirlo. Así
que un día, mientras estaban sentados en el sillón viendo caricaturas,
Jimin tomó aire y se armó de valor para hacer lo que tenía pensado.

YoonGi iba a pararse para ir a su casa, pero Jimin estiró los brazos y
abrazó su cuerpo justo antes de que el mayor pudiera hacer algo.79

El de cabellos mentas quedó sin respiración por un segundo.

—Jimin, tú...

—No te vayas, por favor, Hyung. No quiero que dejes de ser mi amigo. —
El rubio estaba llorando, soltando toda su angustia y sintiendo el miedo y
ansiedad recorrer su cuerpo, mas no le importó. Trató de ser valiente.14

Y YoonGi comprendió que sí sabía que estaba alejándose de Jimin, pero


era para evitar exactamente lo que estaba sintiendo en ese momento.3

Supo que ya no quería a Jimin como un amigo, en realidad, lo quería


como algo más.45

capítulo catorce.
—Jimin, jamás dejaría de ser tu amigo. —YoonGi se dio la vuelta
lentamente y con cuidado de no espantar más al menor. Los brazos de
Jimin seguían rodeando su cintura, y al ser casi de la misma estatura, no
fue difícil que los brazos de YoonGi rodearan los hombros contrarios.

La primera reacción de Jimin fue alejarse un poco, respiró pesado, pero


YoonGi esperó a que tomara su tiempo para que se acostumbrara al
primer contacto que recibía en mucho tiempo.
No tardaron en juntarse sólo un poquito más, para que el polerón de
YoonGi fuera el pañuelo de las lágrimas que soltaba el pequeño Jimin.
Desde ese momento, YoonGi sintió el verdadero peso de cuidar al
menor.9

Y le gustaba el hecho de que Jimin haya dado el primer pasito con él.

Era un granito de arena en el extenso camino que debían recorrer.

Pero lo harían juntos.

Porque YoonGi no pensaba dejarlo sólo otra vez.

El corazoncito de Jimin latía muy fuerte, tenía miedo. Pero, el calor de


YoonGi le daba una sensación agradable que jamás había
experimentado. Se sentía como en casa. Como la nieve para los
pingüinos.

YoonGi era su hogar.4

Sus padres llegaron para ver la conmovedora escena y la madre de Jimin


no pudo evitar soltar lágrimas de felicidad al ver el pequeño logro de su
hijo.

Jimin levantó la mirada y sonrió como siempre lo hacía en dirección a sus


padres y luego al mayor, mientras YoonGi moría por dentro, porque
quería decirle a Jimin que era el ser más precioso de todo el mundo.14

capítulo quince.
Jimin y YoonGi volvieron a pasar tiempo juntos luego de aquel día.
YoonGi se arrepintió mucho tiempo de haberlo dejado sin explicación
alguna cuando el niño era un amor completamente. El menor había
vuelto a terapia para ver de qué modo le había afectado el contacto con
el de cabellos mentas, y estaba progresando poco a poco.

Aún llevaba consigo aquella fobia, pero estaba aprendiendo a


controlarse. Y con los cuidados de YoonGi, estaban seguros de que
aquel miedo poco a poco dejaría su cuerpo.

El mayor ahora había teñido su cabello de negro, y según sus amigos, se


veía más guapo.5

Jimin también lo creía, pero no se lo diría porque le daba mucha


vergüenza.

El psicólogo de Jimin creyó que lo mejor era que se ausentara en la


escuela por las siguientes dos semanas, el pequeño no tuvo mucho
problema porque tenía buenas calificaciones. Así que, cada día, YoonGi
iba a verlo después de salir del colegio.

Le llevaba galletas de chocolate y jugaban vídeo juegos.

Eran mejores amigos otra vez.

Pero a YoonGi le seguía incomodando aquello que crecía cada día más
como cuando le pones agua a una plantita. Era una flor que se abría
paso por su interior, que gritaba que nunca más quería ver otra sonrisa
que no fuera la de Jimin.

Y se sentía mal por ello, porque creía estar traicionando las intenciones
inocentes del menor.

Porque Jimin no sentía lo mismo. O eso creía. Era muy pequeño para
notar algo así, aunque YoonGi sólo tuviera dos años más que él.
capítulo dieciséis.
Jimin estaba feliz de volver a asistir a clases.

Excepto por matemáticas.6

A pesar de que le iba muy bien, siempre se ponía nervioso cuando le


tocaba salir a la pizarra a resolver un ejercicio. Sobre todo, con el
profesor que tenía.4

YoonGi lo acompañó hasta la puerta de su salón.

Y hasta ese momento, Jimin estuvo feliz. Pero no esperaba que su


profesor decidiera que como había faltado tanto a sus clases, él sería el
primero en pasar adelante. Lo malo era que Jimin no entendía nada de lo
que estaban haciendo.1

El ejercicio estaba allí, era álgebra simple.

Pero para el pequeño estaba siendo todo un reto leerlo.

Su profesor le gritó muchas veces, porque según él, esto debería ser
algo aprendido. Jimin se sintió diminuto.

—¿Quién quiere hacer este ejercicio? Al parecer este niño no sabe


nada.55

Jimin fue a su asiento muy desanimado.

Taehyung le hizo dibujos para que riera, pero no lo consiguió.5

Jimin sólo quería ver a su Hyung.

Se le hizo una eternidad hasta que su clase acabó y por fin, pudo ver a
YoonGi a la salida. El menor no pudo aguantar las lagrimitas que llenaron
sus ojos cuando recordó lo mal que lo había tratado aquel hombre de los
números.

Era la primera vez que se sentía así y sin pensarlo dos veces, corrió
hasta donde estaba el mayor y se lanzó a sus brazos, queriendo
experimentar otra vez el calor de aquel día.31

YoonGi se sorprendió, pero le hizo cariños hasta que el menor pudo


calmarse del todo.

Los nervios llenaron su cuerpo en un instante, pero logró pensar que con
YoonGi estaba seguro.

Lo que más le gustaba a Jimin, era que, con el mayor, ya no sentía


miedo.12

capítulo diecisiete.
Jimin seguía siendo lejano a los demás, pero había aprendido a
acercarse a YoonGi.

Y YoonGi, había aprendido muchos gestos de Jimin. Lo conocía muy


bien.

Cuando Jimin se enojaba o estaba cansado, su boca formaba un


puchero demasiado tierno para el pelinegro.

Cuando comía o sonreía, sus mejillitas se marcaban mucho.

Y, sobre todo, que amaba su sonrisa. Era el gesto más sincero que había
visto en el menor. Cuando estaba feliz, irradiaba luz por todos sus poros.2

Jimin era un Sol...9


Pero un Sol de invierno.1

Porque estaba ahí brillando, pero aún no podía entregar su calor y luz a
todo el mundo.

Era un Sol para pingüinos.34

YoonGi notó con el tiempo, que Jimin y el estaban casi en la misma


estatura. Y eso que él era el mayor. Ahora al pequeño de cabellos rubios
le gustaba molestar a YoonGi por lo bajito que era. Aunque el pelinegro
seguía siendo un poco más alto que él.

Pero el mayor no le diría nada, porque amaba que Jimin estuviera feliz.

Las tardes juntos le alegraban el alma, y agradecía la idea de su madre


de que ambos fueran amigos desde pequeños.

Pero había algo que YoonGi no había visto hasta un día. Algo que había
pasado desapercibido ante su intelecto por todos aquellos años.

Ese algo, era que Jimin le tenía miedo a una persona en específico.33

Y cuando YoonGi lo descubrió, supo de inmediato que desde ahí venía


su trauma.35

capítulo dieciocho.
Dicen que los padres siempre quieren lo mejor para nosotros.

¿Pero qué pasa cuando uno de ellos no ha confesado la verdad?56

YoonGi estaba seguro de que, si hubiera tenido la oportunidad, Jimin no


habría elegido a aquel hombre.
El padre de Jimin, o mejor dicho su padrastro, era el culpable de que las
consecuencias de sus actos se siguieran notando en su hogar. Que
siguieran afectando al hijo de su esposa.20

Jimin no era culpable de nada, el pequeño era demasiado joven como


para saber que estaba mal guardar un secreto como el que tenía. Pero
había sido amenazado desde el primer momento.

Jimin era un niño, no podía saber que tan mal estaba lo que le había
ocurrido al menos en ese entonces. Ahora si sabía que había perdido su
inocencia con la corta edad de 4 años.96

YoonGi notó que el menor se ponía nervioso cuando su padre llegaba a


casa. Pero el hombre parecía haber olvidado todo rastro de culpa. El
mayor sintió la necesidad de que Jimin le dijera la verdad, y lo molestó
tanto que terminó escuchando lo que preferiría no haber sabido nunca de
los labios del rubio.

No podía imaginar cómo había sufrido Jimin todo ese tiempo. Que su
miedo a ser tocado por las personas se originara por los toques de aquel
hombre mayor en su frágil cuerpo de niño.22

Le daba asco.5

Estaba seguro de que jamás volvería a dirigirle la palabra de buena


manera.

Y también trataría de alejarlo de Jimin a como diera lugar.

Quería mucho a Jimin y por ello no dejaría que nunca más nadie le
hiciera daño. Jimin se merecía mucho más que lo que estaba viviendo.14
capítulo diecinueve.
Jimin y YoonGi hacían sus deberes en la pequeña mesa de la sala.
Como esta era baja, estaban sentados en la alfombra. La televisión
estaba encendida, con un programa musical.

—YoonGi, ¿Qué ocurre?

—Tengo sueño. Anoche no pude dormir, quiero morir un rato.

—No, no ¿Qué haría yo sin ti?1

Aquello hizo que el estómago de YoonGi se sintiera extraño y doliera


agradablemente, de alguna manera. No sabía cómo explicarlo.

YoonGi puso su lápiz en el cuaderno de Jimin y dibujó un Solcito en la


esquina.2

—Ese eres tú.

—¿Es un Sol? Parece una flor.

Jimin rió y YoonGi frunció el ceño.

Jimin dibujó un gatito en el cuaderno del mayor.

—Pues, tu eres un gatito.

—¿Por qué?

—Porque no eres amable con todos, tú eliges a las personas con las que
eres como siempre. A parte, te gusta dormir mucho.9

—Buen punto, Park Jimin.

—Pues gracias, Min YoonGi-Hyung.


YoonGi recordó que el cumpleaños número 16 de Jimin estaba cerca.

Pero no quería mencionar nada al respecto. Le había pedido permiso a


su madre para poder llevarlo a algún lugar especial ese mismo día o
quizá la semana entera. Para que estuviera lejos de todo por un
momento.

—¿En qué piensas, Hyung?

—¿Eh? —El pelinegro salió de sus pensamientos y miró al menor, que


repentinamente se había acercado más a él— Nada, Minnie.2

—Hyung.

—¿Mmh?

—¿A ti alguna vez te ha gustado alguien?10

—¿Por qué lo preguntas?

—Solo quiero saberlo. —Jimin se concentró otra vez en su tarea. YoonGi


tuvo el impulso de reír por la actitud del menor.

—Minnie.

—¿Quép?

YoonGi le tocó el hombro y al instante en que el rubio levantó la cabeza


en dirección a su amigo, este se acercó lento a él y dejó un casto beso
en sus labios en cuanto vio la aprobación en los ojos de Jimin.56

—La única persona que me ha gustado has sido tú.19

Jimin tapó su rostro y sintió lágrimas en sus ojitos. Pero no eran de


ansiedad o nerviosismo como antes, con YoonGi las cosas eran
diferentes ahora. Tenía tanta vergüenza que podría morir por ello.
YoonGi hacía que el menor pudiera olvidar su problema, le hacía sentir
como alguien normal.4

capítulo veinte.
YoonGi no podía si quiera imaginar la situación a la que Jimin tenía que
enfrentarse todos los días. Se preguntaba qué haría cuando su "padre"
se despedía de él en las mañanas antes de ir al trabajo. Por suerte,
YoonGi estaba con él cuando el hombre llegaba a casa en las tardes.

Jimin seguramente temía que fuera a hacerle daño otra vez.

¿La madre de Jimin no sospechaba nada? ¡¿Por qué todo se había


vuelto tan confuso ahora?!5

YoonGi acarició suavemente el cabello de Jimin, quien estaba dormido


en el sofá. El mayor estaba esperando que su madre terminara de hacer
sus quehaceres para poder marcharse.

Pero sentía la necesidad de hablar con aquella mujer que siempre fue
amiga de su familia, aquella que consideraba como otra madre para él,
porque siempre le había cuidado.2

Quería abrirle los ojos para que supiera por lo que estaba pasando su
hijo.

Pero justo cuando se estaba armando de valor, el hombre en cuestión


llegó al hogar.

—Hola, YoonGi ¿Cómo estás? ¿Qué tal estuvo la escuela?

—Bien, señor Park. Nada de otro mundo.


—Estos adolescentes, espero que Jimin sea más comunicativo cuando
tenga tu edad.20

—Ah, por supuesto.

YoonGi ni siquiera le miraba, seguía concentrado en las facciones del


pequeño durmiente.

Recibió un texto en el que se vio obligado a volver a casa, así que le dio
un pequeño beso en la mejilla a Jimin, se despidió de la madre del menor
y salió del hogar más que preocupado.

Obviamente, evitando al tipo que había hecho sufrir a lo más importante


que tenía en la vida.11

capítulo veintiuno.
Era un día normal, Jimin estaba en terapia como siempre. YoonGi y la
madre del pelirubio estaban en la sala de espera.5

La madre de YoonGi estaba de viaje y también tenía que cuidar a su


hermanito pequeño, así que por ello el mayor prefería estar siempre con
la madre de Jimin.1

YoonGi miraba el reloj mientras escuchaba música.

Se sentía algo incómodo. Miraba a la mujer a su lado, se veía tan


tranquila, como hace tiempo no la veía.

Sin duda aquella noticia destruiría su vida.

Pero tenía que decirle.


Faltaba media hora para que terminara la revisión de Jimin cuando
YoonGi le dijo lo que sabía.

La mujer no lo creyó posible en un principio, pero bastó con que pensara


un poco para darse cuenta.

Lloró y YoonGi estuvo allí para consolar a aquella mujer que era tan
amable con él.

—Por favor, YoonGi. Llévate a Jimin lejos de aquí por una semana, faltan
tres días para su cumpleaños. Veré como soluciono esto, pero por favor,
no quiero que esté aquí.25

—Lo haré, lo juro. Jimin no puede volver a tener contacto con él. Por su
culpa hemos sufrido todos.

Jimin salió con una sonrisa de la habitación y la mujer secó sus lágrimas
rápidamente.

El menor no sospechó nada.

Cenaron todos juntos aquel día, pero el padre de Jimin tuvo un contacto
algo cercano con el menor.16

YoonGi sintió su sangre arder cuando el hombre abrazó a Jimin para


felicitarlo por su progreso.

Esa noche, Jimin tuvo una crisis de pánico.37

capítulo veintidós.

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