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Envejecimiento normal o

exítoso

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MTLP M03 Evaluación y
Neurorrehabilitación cognitiva del
trastorno del lenguaje y del habla.
Introducción

Introducción

Envejecimiento normal

Cambios neuroanatómicos y neurofisiológicos asociados al envejecimiento

Datos de neuroimagen

Alteraciones neuropsicológicas

Ideas clave

Ideas clave

Contraportada

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Introducción

Introducción

En la sociedad actual es ampliamente aceptado el hecho de que el


envejecimiento normal comporta un cierto grado de deterioro cogni vo,
especialmente en las funciones amnésicas.

Algunas de las quejas de pérdida de memoria más comunes de las personas


de edad avanzada, y que se suelen considerar como «normales», incluyen el
olvidar el nombre de una persona que se acaba de conocer, listas de
productos de la compra, o el objeto que se iba a buscar a una habitación.

Debido a que la alteración de memoria es una de las primeras


manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer (EA), y de otras
demencias primarias, numerosos inves gadores y clínicos se cues onan qué
po de alteración de memoria se puede considerar normal por edad y qué
déficits de memoria pueden ser indica vos de un proceso neuropatológico
primario subyacente.

En esta unidad didáctica serás capaz de...


Reconocer los cambios neuroanatómicos asociados al
envejecimiento y las funciones cognitivas derivadas.

Objetivos

Esta capacitación se conforma con base en los siguientes objetivos:

Conocer los principales indicadores del deterioro cognitivo


atribuido a la edad avanzada.
Profundizar en los cambios anatómicos del SNC debido a los
avances en las técninas de neuroimagen.

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Envejecimiento normal

Envejecimiento normal

En la sociedad actual es ampliamente aceptado el hecho de que


e l envejecimiento normal comporta un cierto grado de deterioro cogni vo,
especialmente en las funciones amnésicas.

Algunas de las quejas de pérdida de memoria más comunes de las personas


de edad avanzada, y que se suelen considerar como «normales», incluyen el olvidar
el nombre de una persona que se acaba de conocer, listas de productos de la
compra, o el objeto que se iba a buscar a una habitación.

Debido a que la alteración de memoria es una de las


primeras manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer (EA), y de
otras demencias primarias, numerosos inves gadores y clínicos se cues onan qué
tipo de alteración de memoria se puede considerar normal por edad y qué déficits
de memoria pueden ser indica vos de un proceso neuropatológico primario
subyacente.

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Delimitación conceptual de envejecimiento normal

En la actualidad, no hay consenso acerca de la definición de «envejecimiento


normal». Por un lado, se puede u lizar el concepto de «normal» en el llamado
envejecimiento exitoso o sin alteraciones cogni vas significa vas y que
experimenta una minoría de la población anciana sin patologías físicas relevantes

De hecho, algunos estudios demuestran que los sujetos sanos sin patologías
sistémicas o tratamiento farmacológico instaurado no presentan un declive
cognitivo significa vo, incluso en edades muy avanzadas (Hickman y
colaboradores, 2000).

A pesar de que las enfermedades sistémicas, como la hipertensión o la diabetes,


pueden afectar al rendimiento neuropsicológico (Zelinski y colaboradores, 1998) y
pueden representar un factor de confusión en el estudio del envejecimiento
cognitivo, los factores de salud, por sí solos, no explican las diferencias
individuales en el rendimiento neuropsicológico.

Además, la ausencia de patología médica limita el concepto de


normalidad a una minoría de la población geriátrica, ya que la mayoría
de las personas ancianas presenta alguna de estas enfermedades
asociadas.

Una segunda definición de envejecimiento considera como normal el deterioro


cogni vo que se produce como resultado del envejecimiento fisiológico de
l a s estructuras cerebrales, independientemente de la causa, y que es
representa vo de la mayoría de la población geriátrica. Esta segunda definición,
que equipara la normalidad norma va o pica a la no patológica, es la que se
empleará a lo largo de la presente unidad didáctica.

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En general, se puede dis nguir entre dis ntos pos de envejecimiento que se
sitúan en un continuo entre el envejecimiento exitoso y el envejecimiento
patológico o demencia. En estadios intermedios de rendimiento se sitúa el
envejecimiento normal, entendido como una condición no patológica, y el
deterioro cogni vo leve (DCL), entendida como una etapa de transición entre
el envejecimiento normal y la demencia (Petersen y colaboradores, 1999).

El DCL hace referencia a las alteraciones cogni vas que, sin cumplir criterios
d e demencia ni afectar significa vamente la capacidad funcional, representan
u n deterioro respecto a lo esperado por edad, e iden fica a un subgrupo
de personas con riesgo de desarrollar una demencia en un futuro.

Reflexión

Es importante destacar que la dis nción entre estas en dades es arbitraria y


se basa en criterios diagnós cos establecidos con una finalidad clínica. De
este modo, la frontera entre estos pos de envejecimiento no está clara, ya
que existe un solapamiento entre el envejecimiento normal y el DCL y entre
este último y la demencia.

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Cambios neuroanatómicos y neurofisiológicos
asociados al envejecimiento

Cambios neuroanatómicos y
neurofisiológicos asociados al
envejecimiento

Para los profesionales implicados (psicogeriatras, neuropsicólogos, neurólogos y


geriatras), habituados al manejo diagnós co consistente en la integración de
signos y síntomas para diagnos car una sola enfermedad, en el manejo del
paciente anciano en el que concurren con frecuencia patologías y
fármacos múl ples supone un reto diagnóstico, de enfoque terapéu co y
pronóstico.

Se trata sin duda de un Sistema Nervioso Central con variaciones respecto al


adulto más joven, de una población muy heterogénea y de manifestaciones
clínicas con frecuencia a picas y poco focalizadoras, corroborable en
l a práctica por el hecho de que es frecuentemente un estado confusional o
frecuencia de caídas como el síntoma inicial de patologías dispares, incluso de
etiología no neurológica (Odenheimer, 1998).

No obstante, más de la mitad de las personas por encima de los 85 años


conservan la capacidad para realizar sus ac vidades básicas de la vida diaria,
siendo las complejas las que sufren un progresivo deterioro con los años y las
básicas como la higiene, la deambulación y la alimentación las que se conservan
en mayores de 85 años en más de 80 %.

Clínicamente, y en la actualidad, la enfermedad de Parkinson (EP), la


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enfermedad de Alzheimer (EA) y la patología cerebrovascular (ACV)
son las tres patologías neurológicas más prevalentes en los pacientes
ancianos. Parece que, en contra de la creencia extendida hace años, su
incidencia aumenta con la edad hasta estabilizarse en las personas
nonagenarias.

Esto podría tener relación con la selección natural que haría que llegasen
a determinadas edades pacientes especialmente predispuestos y, por
t a n t o , genéticamente seleccionados, en los que el riesgo de algunas
enfermedades es menor que en el total de la población, que ha prolongado su vida
p o r intervenciones sociales y médicas y presentaría, en este
caso, patologías asociadas a su envejecimiento (Perls y colaboradores, 1993). Es
importante, en cualquier caso, diferenciar el proceso del envejecimiento de las
patologías relacionadas con la senectud, algunas de las cuales disminuyen
su incidencia por encima de una determinada edad.

Respecto a signos neurológicos concretos, en un 32 % de los casos, son los


reflejos de hociqueo y de prensión los que más aparecen en personas en las que
se desconoce patología médica por encima de los 85 años. Más del 80 % de este
grupo de edad presenta un tono normal, ausencia de temblor, sensación vibratoria
normal, sin alteraciones neurológicas de la marcha y un Romberg
negativo (Odenheimer y colaboradores, 1994). Esto debe hacer pensar que
la detección de signos patológicos en pacientes ancianos debe determinar siempre
una ac tud diagnós ca y sólo se deberá relacionar con la edad una vez descartada
la patología sistémica o neurológica de base.

Con frecuencia, los cambios macroscópicos e histológicos por el


envejecimiento exitoso han sido de difícil diferenciación de los propios
respecto a la patología asociada al envejecimiento y, más
concretamente, de las demencias.

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Estudios de neuroimagen estructural y estudios anatómicos post mortem revelan
que la reducción del volumen cerebral no se produce de forma homogénea en
todas las áreas cerebrales, sino que es más evidente en la corteza frontal y
temporal y en el cuerpo estriado, con relación a la corteza parietal y occipital.
Aunque no está claro cuál es el significado funcional de la reducción del volumen
cerebral, desde el punto de vista neurofisiológico parece que no se debe a una
pérdida de neuronas, sino a una reducción del tamaño neuronal (Haugh y Eggers,
1991) y, otros estudios, asocian la reducción volumétrica a una pérdida de
sustancia blanca, mientras que la sustancia gris no experimenta cambios
significativos (Guttmann y colaboradores, 1998).

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Respecto a los cambios microscópicos, se han comunicado en pacientes
ancianos cambios en la sustancia blanca, en el tamaño ventricular o pérdida
neuronal cor cal, cambios que en la actualidad se asocian a patologías más
prevalentes en la senectud. Los depósitos de pigmento como la lipofucsina,
combinación heterogénea de lípidos, proteínas y carbohidratos, depositada
e n diferentes grados y ritmos según grupos neuronales, probablemente es
e l único cambio considerable en la actualidad propio del envejecimiento y
utilizable como medida de este (Nakano y colaboradores, 1995).

La detección de ovillos neurofibrilares, de predominio en el lóbulo temporal, y de


placas seniles o amiloide vascular, de predominio prefrontal y temporal, se ha
considerado asimilable y consustancial al envejecimiento cerebral (Arraigada,
Marzloff e Iman, 1992). El desarrollo de técnicas inmunocitoquímicas ha permi do
la diferenciación entre las «placas seniles» propiamente dichas y aquellas
asociadas a la enfermedad de Alzheimer (EA), así como la asociación del depósito
de amiloide en la pared vascular, con distribución caracterís ca, a la EA y a otras
patologías neurodegenerativas.

Aunque la distribución de los cambios patológicos en el envejecimiento es similar


a la que se da en la EA, estos se producen en menor can dad y no se detecta la
pérdida neuronal significa va que es caracterís ca de esta enfermedad.
Inclusiones citoplasmá cas como los cuerpos de Lewy o cuerpos de Hirano,
asociados a patologías neurodegenera vas concretas, han sido descritos en
pacientes ancianos sin sintomatología de aquellas patologías en el momento de la
muerte. También se han descrito inclusiones intranucleares como los Cuerpos de
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Marinesco, de significación incierta.

Se han implicado también en el proceso de envejecimiento exitoso factores


gené cos tales como una familia de genes reguladores de la apoptosis (SARP o
proteína reguladora de la apoptosis, secretada). La apoptosis se puede contemplar
como un mecanismo celular de fragmentación del ADN en células lesionadas por
un amplio abanico de agresores celulares, que permite el control de la «fidelidad
feno pica» de un organismo, es decir, la eliminación de las células que
aumentarían el riesgo de la proliferación de «errores» en una misma línea celular.
Basándose en este concepto, sería posible suponer que la alteración de sus genes
reguladores por el propio proceso del envejecimiento daría lugar a la expresión de
más mutaciones y, por tanto, a un cambio fenotípico.

De hecho, es bien conocido que con el envejecimiento aumenta la


sensibilidad a agentes lesivos para el ADN, presentando las células
somáticas mayor número de mutaciones y de aberraciones
cromosómicas (Tomei y Umansky, 1998).

Otro mecanismo implicado en el envejecimiento al que el cerebro sería


par cularmente sensible, dado su elevado consumo de oxígeno y su menor
capacidad rela va de limpiar radicales libres, sería el estrés oxida vo. Se dispone
de estudios que relacionan el envejecimiento con la alteración de mecanismos de
protección an oxidante y la intervención del estrés oxida vo en patologías
asociadas a la senectud, pero todavía hay una escasa evidencia de su relación con
el envejecimiento normal (Joseph y colaboradores, 1998).

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Datos de neuroimagen

Datos de neuroimagen

Un frecuente hallazgo en la resonancia magné ca (RM) craneal de pacientes


ancianos son las hiperintensidades periventriculares y profundas en el T2, que
afectan al 65 % de las personas en la sép ma década, cuya correlación
neuropatológica es muy heterogénea, abarcando procesos inflamatorios, edema
citotóxico o vasogénico, vacuolización del parénquima, infartos pequeños o
incompletos, depósitos perivenosos, desmielinización y gliosis. Su importancia
clínica también es discu da, dado que, a pesar de relacionarse con frecuencia con
pacientes con factores de riesgo vascular, también es posible detectarlas en
pacientes sin ellos y neurológicamente sanos (Ketonen, 1998).

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Los depósitos de hierro en los ganglios basales, sobre todo en el putamen, el
núcleo rojo, la sustancia negra y el núcleo dentado, asociados al envejecimiento y
a patologías concretas como el SIDA o la EA, son también un hallazgo común,
detectable en estudios anatomopatológicos y cuya traducción radiológica es el
acortamiento de T2 en la RM.

Son probablemente los estudios centrados en la detección de la atrofia los más


extendidos entre la población anciana sana o patológica. En ancianos sanos se ha
demostrado, como se ha comentado anatómicamente, la reducción del volumen
cerebral, siendo evidente por RM en más del 50 % de los mayores de sesenta y
ocho años, pero no siempre esta reducción se acompaña de atrofia y, si acontece,
suele ser leve.

La dilatación de los surcos cor cales


está esencialmente relacionada con la
pérdida en el número total y la
reducción de volumen de las
neuronas cor cales. Es posible que la
pérdida neuronal en la corteza
cerebral, aunque contribuya al declive
mental, no sea el elemento clave en la
disminución del rendimiento
cogni vo propio del envejecimiento
normal. En este sen do, podemos
recordar que existe una pérdida
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neuronal durante la época de
maduración del sistema nervioso
central que se corresponde a una
progresiva del rendimiento
intelectual.

Este hecho se ha denominado


«escultura nega va» por el hecho de
que de una gran masa neuronal a
través de la pérdida de elementos se
llegará a formar la figura, más
reducida pero más trabajada, que
sustentará los procesos cogni vos
complejos. Rela vamente reciente, en
neurobiología, se ha propuesto el
término »apoptosis» para describir
este fenómeno de la muerte celular
programada.

Este término sustenta la idea que la muerte celular durante el desarrollo puede ser
causada por la expresión de genes que codifican las llamadas proteínas de la
«muerte» o «suicidio». Por otro lado, los datos procedentes del estudio de
plas cidad cerebral y recuperación de funciones tras lesiones cerebrales muestran
que se puede perder grandes masas neuronales sin que ello suponga un deterioro
importante para el funcionalismo intelectual general. Hay que tener en cuenta, sin
embargo, que esta plas cidad cerebral para la recuperación funcional tras lesión
decrece notablemente con la edad.

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Neuroevaluación de atrofia cerebral

El tamaño ventricular es el parámetro de medida de atrofia cerebral que mejor


denota el grado de declive mental. Podríamos pensar que esta relación es debida
al hecho de que la dilatación ventricular refleja la atrofia de estructuras
subcor cales que están más directamente relacionadas con el declive de
l a s funciones cogni vas afectadas por el envejecimiento: memoria, velocidad,
funciones motoras y funciones visoperceptivas, esencialmente. En este sen do,
l a dilatación del cuerpo de los ventrículos laterales puede reflejar pérdida de
sustancia blanca periventricular, la dilatación de las astas frontales de los
ventrículos laterales, la reducción del cuerpo estriado en general y de la cabeza del
núcleo caudado en par cular, y finalmente, la dilatación del tercer ventrículo
secundaria a pérdida de estructuras hipocampales. La degeneración de estas
estructuras puede explicar una gran parte del deterioro senil.

Los estudios de neuroimagen funcional en reposo demuestran una reducción del


metabolismo cerebral en la mayoría de las áreas cerebrales estudiadas, con
una disfunción predominante de las áreas frontales con la edad. En par cular, los
adultos mayores presentan un patrón basal de hipofrontalidad (Shaw y
colaboradores, 1984), que contrasta con la hiperfrontalidad, entendida como una
mayor ac vación de los lóbulos frontales respecto al resto del
cerebro, característica de los sujetos jóvenes.

En los úl mos años, los avances técnicos han permi do estudiar mediante
técnicas de neuroimagen funcional los cambios en la ac vidad cerebral durante
tareas cogni vas concretas. Aunque el número de estudios realizados es todavía
muy reducido, varias revisiones (Hickman y colaboradores, 2000; Cabeza, 2001;
Langley y Madden, 2000) permiten establecer algunas conclusiones preliminares.

1. Patrón de asimetría hemisférica prefontal

Los sujetos mayores no muestran el patrón de asimetría hemisférica prefontal


durante pruebas de memoria que se observa en los sujetos jóvenes. Mientras
que los sujetos jóvenes experimentan una mayor activación frontal izquierda
durante la codificación y frontal derecha durante la recuperación de la
información (modelo de asimetría hemisférica en la codificación y
recuperación o HERA), en los sujetos mayores hay una reducción de la
actividad del hemisferio típicamente activo en los jóvenes y un incremento de
actividad del hemisferio contralateral, tanto durante la codificación como
durante la recuperación. Es decir, con la edad, se observa un patrón simétrico
de activación de la corteza prefrontal durante tareas de memoria, fenómeno
que se conoce como el modelo de la «reducción de la asimetría hemisférica
en adultos mayores» o HAROLD (Cabeza, 2001). Estos resultados han sido
replicados en distintos estudios y también se han demostrado en otras
pruebas de memoria, como la memoria de trabajo.

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2. Menor actividad en las zonas cerebrales

Durante la ejecución de otras tareas cognitivas, como las que requieren


decisión léxica, atención o percepción visuales, los adultos mayores muestran
una menor actividad en las zonas cerebrales típicamente activas en los
jóvenes, y una mayor activación de otras zonas cerebrales, entre las que
predomina una activación no diferenciada de la corteza prefrontal (Grady,
2000).

Ejemplo

En pruebas de percepción visual, los adultos mayores muestran una menor


actividad de la corteza visual, pero una mayor actividad de la corteza
prefrontal, respecto a sujetos jóvenes.

La reducción de la asimetría cerebral y la ac vación inespecífica de zonas


cerebrales que no se ac van en personas jóvenes sugiere que, con la edad, hay
una reorganización funcional que podría reflejar la existencia de un mecanismo
compensatorio. Según esta teoría, los adultos mayores involucrarían un mayor
número de zonas cerebrales para contrarrestar el déficit cogni vo. Por otro lado,
la reducción de la asimetría y la especificidad cerebral se puede interpretar como
una mayor dificultad en el envejecimiento para reclutar mecanismos neurales
específicos, lo cual podría estar relacionado con un menor rendimiento en algunas
pruebas cognitivas.

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Alteraciones neuropsicológicas

Alteraciones neuropsicológicas

Numerosos son los estudios que han demostrado que el deterioro


cognitivo asociado a la edad no es unitario, es decir, no se produce de forma
uniforme, ni afecta del mismo modo a todas las funciones cognitivas (Christensen,
2001).

En general, se puede afirmar que el envejecimiento normal se caracteriza por el


declive de algunas funciones cogni vas como la memoria, las habilidades
visoespaciales, la velocidad de procesamiento y las funciones ejecu vas, mientras
que otras capacidades, como el lenguaje o el nivel de conocimiento general, se
mantienen intactas y pueden incluso mejorar con el paso de los años.

Perfil de las funciones cognitivas típicamente alteradas y preservadas


en el envejecimiento normal o exitoso

Funciones cognitivas alteradas Funciones cognitivas


preservadas

Velocidad de procesamiento Conocimiento generales.


(bradipsiquia)
Vocabulario.
Velocidad motora (bradicinesia)
Atención simple.
Memoria declarativa con esfuerzo.

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Funciones visoespaciales Lenguaje.

Funciones visoconstructivas Razonamiento verbal.

Pérdida de flexibilidad mental.

Del mismo modo, aunque el deterioro cognitivo depende de la edad del sujeto y se
manifiesta más claramente en los llamados viejos-viejos (mayores de ochenta
años) que en los viejos-jóvenes (entre sesenta y cinco y setenta y cuatro años), ya
que los primeros muestran un menor rendimiento cognitivo y un declive más
pronunciado a lo largo de los años (Zelinski y Kennison, 2001), la progresión del
declive y la edad de inicio de este varían en función de la capacidad cognitiva
estudiada. Así, mientras que algunas funciones cognitivas se mantienen
relativamente estables y sólo experimentan un cierto grado de deterioro a partir
de la octava década, otras empeoran progresivamente a lo largo de la vida y desde
una temprana edad.

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Cambios cognitivos típicamente observables en el envejecimiento normal o exitoso.

FUNCIONES COGNITIVAS MANIFESTACIÓN CLÍNICA IMPLICACIÓN FUNCIONAL

VELOCIDAD DE •Disminuye con la edad Efectos de dispersión en la


debido a la percepción.
PROCESAMIENTO función cognitiva.
•Tiempo de reacción y de
elección
ATENCIÓN • La atención sostenida se Un marcador declive ebn la
preserva en la octava década.
habilidad para mantener la
•La atención selectiva en la
novena década. atención se interpreta como
patológico.
MEMORIA • La memoria inmediata, la Los déficits, que son
remota y la implícita son
conscientes, no tienen
bastante resistentes a la
edad. importancia a escala
• La memoria a corto plazo funcional en ausencia de
puede empezar a declinar en una franca demencia.
la sexta década.
LENGUAJE • La memoria inmediata, la Los problemas de lenguaje
remota y la implicita son
más allá de una discreta
bastante resistentes a la
edad. anomia podrían
• La memoria a corto plazo reconocerse como
puede empezar a declinar en evidencia de patología.
la sexta década.
FUNCIONES • Declive en la habilidad Se hace evidente en los
perceptual y construccional.
VISOESPACIALES resultado psicométricos
pero no tiene un significado
en el ámbito funcional.

A través de diversos métodos de inves gación se ha llegado a la conclusión de


que existen funciones que van declinando de forma lentamente progresiva
durante toda la vida adulta, otras se man enen hasta etapas muy tardías y
finalmente existen algunas que no sólo no deterioran, sino que incluso mejoran
con el paso del empo. Como ejemplo de estas úl mas tenemos las funciones
lingüís cas. El espectro de alteraciones neuropsicológicas que presentan los
sujetos seniles no dementes se centra en los siguientes aspectos:

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Enlentecimiento motor y cognitivo

En general está presente un enlentecimiento en la ejecución, que afecta tanto


al nivel intelectual (en el procesamiento de la información o velocidad de
rastreo mental) como al nivel de ejecución motriz.

El enlentecimiento de las ac vidades motoras es demostrable mediante


pruebas de tapping y de empo de reacción. También están presente un
enlentecimiento de las ac vidades sensi vas, inves gadas en los campos
visual, auditivo y somatosensorial.

Este enlentecimiento sensoriomotor no sólo se debe a las alteraciones en los


niveles periféricos, sino que también hay un factor del sistema nervioso
central en la génesis de este enlentecimiento.

Finalmente hay que señalar que no todas las ac vidades disminuyen en


velocidad en la misma proporción. A nivel del sistema nervioso, parece ser que
la degeneración de la sustancia negra juega un papel en la afectación motora
relacionada con el envejecimiento y la degeneración de la sustancia blanca
está implicada en el enlentecimiento cognitivo.

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Alteraciones de la memoria

Las quejas más frecuentes de memoria asociadas al envejecimiento se


caracterizan por la dificultad en evocar datos concretos (en general
rela vamente poco importantes para el individuo) y también de rememorar
fragmentos de la experiencia propia vivida. Estas memorias se han
denominado, como ya hemos dicho anteriormente, semán ca y episódica
respec vamente. Son ejemplos de memoria semán ca los nombres de
ciudades o personas y ejemplos de memoria episódica los hechos ocurridos
alrededor del nacimiento de un hijo o de las úl mas vacaciones. La capacidad
de fijación de nueva información es una de las funciones de memoria más
afectada por el envejecimiento.

En general, el individuo que presenta estos problemas es consciente del déficit


y demuestra una preocupación al respecto. Esta disfunción tan frecuente de la
memoria fue denominada por Kral en 1962 forma benigna de alteración de la
memoria para contrastarla a la forma maligna que va asociada a la demencia
senil. La forma maligna de la memoria afecta tanto a los hechos importantes
como a los irrelevantes y va acompañada a la ausencia de conciencia del
déficit (llamada clínicamente anosognosia) o en su mínima expresión a la
despreocupación del déficit. El trastorno de memoria maligno va acompañado
a menudo de desorientación temporal, espacial y personal, y también de
fabulaciones.

Para explicar el déficit benigno de la memoria o AMAE (Alteración de la


Memoria Asociada a la Edad) se han propuesto diversas hipótesis sobre el
papel del déficit de determinados neurotransmisores. El déficit colinérgico ha
sigo probablemente el que ha focalizado más atención por parte de la
inves gación neuroquímica. Aparte del papel de la ace lcolina en la memoria,
se ha descrito además una disminución de las catecolaminas (noradrenalina y
dopamina) en los cerebros de mamíferos envejecidos incluyendo al hombre.

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Funciones visoperceptivas y visuoespaciales

A menudo se alega que la ejecución deficiente en estas tareas puede ser


justificada por las pérdidas sensoriales (visión), o motoras, o por el decremento
de la velocidad. Un hallazgo clásico del estudio psicológico del envejecimiento
es el hecho de que, en la prueba de inteligencia de WAIS, la escala
manipula va disminuye de una forma mucho más marcada con el paso de los
años que la escala verbal de la misma prueba.

Los estudios neuropsicológicos sobre el deterioro espacial asociado al


envejecimiento concluyen en describir un declive gradual en la habilidad de
ejecutar tareas como la orientación de líneas y el reconocimiento de caras, la
evocación visuoespacial, la memoria espacial, el reconocimiento de escenas
modificando la perspectiva y la imaginación del espacio.

Funciones lingüísticas

Existen un conjunto de inves gaciones que concluyen que el lenguaje es una


de las funciones cogni vas menos afectada por el envejecimiento normal. Por
el contrario, el trastorno lingüís co cons tuye una de las primeras
manifestaciones de demencia en la enfermedad de Alzheimer, la cual cosa
implica que el examen de habilidades lingüís cas ene un alto interés clínico
ya que permite el diagnós co diferencial entre la pérdida de funciones
intelec vas asociada a la edad y el inicio de un proceso patológico como la
demencia. Así, el estado del lenguaje nos permite diferenciar entre la
demencia de Alzheimer y la pseudodemencia depresiva.

Esta segunda es a menudo reversible mediante el correspondiente


tratamiento farmacológico de la depresión. El vocabulario o bien se man ene
sin cambios o mejora con la edad, la fluencia verbal (can dad de palabras
emitidas por unidad de tiempo) padece un claro declive.

Se han descrito también dificultades lingüís cas para tareas que exigen la
comprensión de estructuras grama cales complejas, especialmente si estas
requieren un procesamiento con esfuerzo. Por el contrario, el procesamiento
sintáctico automático parece estar preservado.

La preservación del lenguaje a nuestro entender puede ser debida al hecho


que el lenguaje supone conexiones cór co-cor cales, por el contrario, las
funciones visopercep vas requieren conexiones cór co-subcor cales. Ello
implica que la patología de la sustancia blanca propia del envejecimiento
puede afectarlas más. Hay que contar además con el papel que enen los
ganglios basales en las funciones visoespaciales y la mayor vulnerabilidad de
los núcleos grises de la base al paso del empo y a diversas patologías
asociadas al envejecimiento.

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Inteligencia y funciones prefrontales

En la psicología del envejecimiento, clásicamente se ha diferenciado la


inteligencia cristalizada de la inteligencia fluida. La inteligencia cristalizada
hace referencia a las habilidades de razonamiento que están muy
consolidadas, automa zadas y emergen sin prác camente esfuerzo. La
inteligencia fluida requiere por el contrario actuación nueva y con esfuerzo en
el momento en que se está realizando una determinada tarea. Las
discrepancias observadas entre el cociente de inteligencia verbal y
manipula vo conforme pasan los años se han interpretado también en este
sen do. La inteligencia manipula va sufriría un mayor declive debido a su
saturación en aspectos menos consolidados y automa zados, en
consecuencia, menos cristalizados. Dentro de los tests que sufren más el
efecto de edad destaca la prueba de razonamiento visoespacial de Raven.

La mayoría de las tareas que valoran el lóbulo frontal decrecen notablemente


con la edad, dato que está en clara relación al deterioro estructural y funcional
detectado en los estudios de neuroimagen estructural y funcional que hemos
mencionado anteriormente. Otro factor importante para tener en cuenta
respecto al deterioro de la función frontal es el hecho que este lóbulo posee
amplias y extensas conexiones cór co-cor cales y cór cosubcor cales, con lo
que la degeneración de la sustancia blanca y de los ganglios basales
indirectamente afectan su actividad.

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Ideas clave

Ideas clave

Para finalizar, repasemos algunas ideas clave:

El envejecimiento normal comporta un cierto grado de deterioro cogni vo,


especialmente en las funciones mnésicas.
La alteración de memoria es una de las primeras manifestaciones clínicas
de la enfermedad de Alzheimer (EA), y de otras demencias primarias.
Se puede distinguir entre distintos tipos de envejecimiento que se sitúan en
un con nuo entre el envejecimiento exitoso y el envejecimiento patológico
o demencia.
En la actualidad, la enfermedad de Parkinson (EP), la enfermedad de
Alzheimer (EA) y la patología cerebrovascular (ACV) son las tres patologías
neurológicas más prevalentes en los pacientes ancianos.
Más de la mitad de las personas por encima de los 85 años conservan la
capacidad para realizar sus actividades básicas de la vida diaria
Los adultos mayores involucrarían un mayor número de zonas cerebrales
para contrarrestar el déficit cognitivo, según una teoría.
El espectro de alteraciones neuropsicológicas que presentan los sujetos
seniles no dementes se centra en los siguientes aspectos: Enlentecimiento
motor y cogni vo, alteraciones de la memoria, funciones visopercep vas y
visuoespaciales, funciones lingüís cas y la inteligencia y funciones
prefrontales

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Contraportada

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