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1.- Imperativos de orden económico han ido desplazando al empresario individual del campo
de la actividad industrial y mercantil, cuando las fuerzas aisladas de esos empresarios resultan
impotentes para montar y conjugar los elementos heterogéneos que requiere la explotación
de una empresa, y para asumir los riesgos que implica del ejercicio de la actividad empresarial
a gran escala. Se inicia el fenómeno asociativo de fuerzas individuales que da nacimiento a las
sociedades mercantiles.
Las sociedades, como entes jurídicos que permiten repartir entre pluralidad de personas el
capital, el riesgo y la actividad, pueden sustituir ventajosamente a los empresarios
individuales en la titularidad de esos organismos
El fin individual se convierte así en fin social, colectivo o común. Para alcanzarlo, se precisa un
sistema de vínculos, una disciplina de grupo, un ordenamiento “que limite la actuación
individual e impulse la actuación unitaria o conjunta”. A este sistema lo llamamos derecho de
sociedades cuya misión, en último término, es anular la distinción entre el empresario
individual y el empresario social, considerando a este último en el tráfico al nivel de la persona
física
2.- El derecho de sociedades es una de las partes más relevantes y características del derecho
mercantil, se constata una tendencia a su autonomía. El contrato de sociedad es, junto con el
derecho de propiedad, la institución que ha servido para organizar la economía capitalista.
Pero el Estado ha regulado siempre las sociedades con el fin de fomentar la inversión y
garantizar la seguridad jurídica y del tráfico. A medida que avanza el derecho de sociedades, va
aumentando la lista de los intereses protegidos: cogestión o participación de los trabajadores
en la gestión, grupos de sociedades… Es un derecho preocupado por su vigencia, de ahí los
numerosos mecanismos de control interno y externo a que se sujeta
Sociedad y asociación
La asociación es toda unión voluntaria, duradera y organizada de personas, que ponen en
común sus fuerzas para conseguir un fin determinado. Pero frente a los fines de naturaleza
ideal (benéficos, artísticos…) y no lucrativos que persigue la asociación (Ley orgánica 1/2002,
de 22 de marzo), la sociedad es una especie dentro del concepto más amplio de la asociación
(art. 35 CC) concretamente cualificada por perseguir generalmente un fin económico peculiar:
la explotación lucrativa de una empresa.
En general se estima que la presencia del “ánimo de partir entre sí las ganancias” constituye un
requisito imprescindible de la sociedad, pero progresivamente se va extendiendo y aceptando
un concepto más amplio de sociedad que permite sujetar a su régimen, en beneficio de
terceros, el fenómeno de la atipicidad societaria.
Por ej., la doctrina dilata la noción estricta de ánimo de lucro considerando que el beneficio
individual puede consistir en un incremento de riqueza o en cualquier otra ventaja patrimonial
de distinto orden, aunque no se traduzca directamente en una ganancia por ej., la evitación de
pérdidas o gastos (ej., Uría). Y en general la evolución del derecho de sociedades muestra una
constante erosión del requisito del ánimo de lucro, por ej., el legislador reconoce el carácter
societario de las entidades de base mutualista (cooperativas, mutuas de seguros), subraya la
neutralidad causal de las sociedades de capital (art. 2 LSC), y la agrupación de interés
económico –AIE-(regulada en la Ley 12/1991) se configura como una sociedad que no tiene
ánimo de lucro pero “persigue ventajas patrimoniales para sus miembros”.
Parte de la doctrina considera que la causa del contrato de sociedad ya no puede identificarse
en el criterio material del ánimo de lucro, sino en el formal del fin común. Se acepta un
concepto más amplio de sociedad diciendo que es una asociación de personas, que quieren
conseguir una finalidad común a ellas, mediante la constitución de un tipo o clases de
organización previstas por la ley. Normalmente el fin común será conseguir beneficios que
pueden repartirse entre los socios, pero ese fin puede ser también la consecución de la
satisfacción de un interés común para todos los socios de otra naturaleza (ej., mantener un
club de futbol, satisfacer la afición por la música de los socios…)
El art. 116 del CCom dice que el contrato será mercantil “siempre que se haya constituido con
arreglo a las disposiciones de este Código”, pero ha formulado un concepto de contrato de
sociedad en general, en vez de limitarse a mencionar los ingredientes de mercantilidad que
transforman el contrato civil.
No sirve el criterio de la personalidad jurídica porque gozan de ella tanto la sociedad mercantil
como la civil (arts. 116 CCom y 1669 CC).
Según el art. 116 CCom la constitución de una sociedad con arreglo a las disposiciones del
CCom tiene el doble efecto de condicionar su calificación mercantil y de condicionar la
adquisición de la personalidad jurídica. Para el CCom la adopción de una forma mercantil
(colectiva, comanditaria, anónima) servía para distinguir las sociedades mercantiles de las
civiles antes de la publicación del CC.
Pero el art. 1670 CC al permitir que las sociedades civiles revistan todas las formas previstas
por el CCom ha borrado la distinción por la forma. Y con posterioridad al CC la jurisprudencia
entiende el requisito de la constitución con arreglo al CCom como equivalente al otorgamiento
de la escritura pública e inscripción en el Registro Mercantil.
Después de publicarse las leyes sobre SA, SRL y de regularse la sociedad comanditaria por
acciones, el doble criterio de distinción desaparece respecto de estos tipos sociales (también
respecto de la AIE), las cuales son siempre mercantiles por la forma, es decir, por el sólo hecho
de adoptarse estos tipos mercantiles, cualquiera que sea el objeto de su actividad. Sin
embargo, las sociedades colectivas y las sociedades comanditarias simples siguen sometidas
al doble criterio de distinción (formal y real).
c) la sociedad anónima (S. A.), es el prototipo de las sociedades de capital, que no toma
en cuenta las condiciones personales de los socios, sólo su aportación, tiene su capital
dividido en acciones y sus socios no responden del cumplimiento de las deudas
sociales.
e) la sociedad comanditaria por acciones (S. Com. p.A.), sociedad de capital con un
régimen muy similar al de la SA. Su particularidad radica en que uno o varios
accionistas tendrán la consideración de socios colectivos y como tales estarán
encargados de la administración de la sociedad y responderán de las deudas sociales.
La fórmula utilizada por el art. 122 CCom “por regla general” plantea el tema de la atipicidad
en el Derecho de sociedades mercantiles
La atipicidad propiamente dicha supone la invención de otro tipo societario respecto a los que
contiene la ley. La idea central es que se requiere el numerus clausus de tipos societarios por
estar en juego intereses de terceros y de seguridad y claridad del tráfico, lo que forzosamente
restringe la libertad contractual en la materia a la elección “dentro de los tipos” que ofrece el
legislador.
Las necesidades del tráfico ejercen constantemente presiones sobre el tipo social haciendo
surgir subespecies o subtipos, para adaptarlos a las necesidades de una determinada empresa
o sector, bien por voluntad de las partes, bien por intervención del legislador (sociedades
especiales).
Las sociedades de base mutualística
Identifican otras formas de organizar la colaboración de una pluralidad de personas para
realizar en común una actividad económica por medio de una empresa.
Son las cooperativas (S. Coop.,), las mutuas de seguros y las sociedades de garantía recíproca
(S.G.R.). En los tres tipos concurren rasgos comunes que las diferencian de las sociedades
típicas tradicionales, como es su carácter mutualístico o de ayuda recíproca, el principio de
puerta abierta, el hecho de ser sociedades de capital variable y su auto-organicismo como
principio.
Son sociedades caracterizadas por el hecho de que su fin no es obtener un lucro directo que
sea repartible entre los socios, sino el desarrollo de una actividad económica al servicio de sus
socios, satisfaciendo con ello necesidades comunes a todos ellos
La sociedad es así un sujeto distinto de sus socios, a pesar de que éstos tomen las decisiones
de aquélla a través del control de sus órganos. Sólo la necesidad de impedir abusos cometidos
mediante la personalidad jurídica justifica la penetración en el sustrato personal que oculta, el
levantamiento del velo de la persona jurídica (SSTS de 28-5-1984 RJ 2800, de 2-4-1990, RJ
2687, de 20-6-1991, RJ, 4526; Sª 673/2021, Sala Civil, de 5 de octubre de 2021).
Esta doctrina tiene que aplicarse a los casos concretos evitando crear inseguridad jurídica y
privar de efectos al “beneficio de la responsabilidad limitada” vinculada al riesgo empresarial,
ya que ha sido uno de los elementos que ha contribuido al progreso económico
Domicilio y nacionalidad de las sociedades
El domicilio de la sociedad es el lugar elegido contractualmente por las partes para localizar su
actividad jurídica, tiene que consignarse en el contrato y referenciarse en toda su
documentación (art. 24 CCom). Ha de localizarse en España, excepto si existe un Convenio
internacional que autorice a trasladar el domicilio a otro país manteniendo la nacionalidad
española.
Hay libertad para fijar el domicilio social sin estar vinculados los socios por la necesidad de que
coincida con un centro de intereses efectivos de la sociedad (domicilio real), aunque en caso
de divergencia entre ellos, los terceros pueden optar por considerar como domicilio cualquiera
de ellos (art. 10 LSC).
Cuando una sociedad es española, se rige por el derecho español del tipo social
correspondiente. El criterio para atribuir la nacionalidad a las sociedades es el de la
constitución de la sociedad con arreglo a las normas españolas (arts. 28 CC y 15 CCom), lo que
sólo exige que su domicilio estatutario o formal esté en España. Pero la nacionalidad de las SA
de las SRL se atribuye en atención al criterio del domicilio efectivo o sede real (arts. 8 y 9 LSC)
FUNDACIÓN DE SOCIEDADES
Los elementos de la fundación son distintos según los tipos de sociedad, y entre ellos está el
contrato fundacional. Ej., en las sociedades de capital el nacimiento de la sociedad con la
naturaleza correspondiente no se produce sólo con el contrato, se requiere además por ej., la
inscripción (art. 20 LSC); y otros elementos en determinados tipos están próximos al campo de
los derechos reales por el rigor de las exigencias que determina la organización de la sociedad,
ej. en lo relativo a la constitución del patrimonio, desembolso mínimo… en la SA.
-la comunidad de fin: en el contrato de sociedad las partes tienen una finalidad
unitaria, en cuya consecución todos los socios tienen el mismo interés: generalmente
un lucro y división de ganancias. Por eso las respectivas prestaciones, aun pudiendo
tener distinto valor económico, son cualitativamente iguales y no proporcionan a nadie
un goce inmediato de las mismas, sino que se funden entre sí para proporcionar a
todos las ventajas que resultan de la buena utilización del fondo social.
-la organización: todo contrato de sociedad tiende a crear una organización que será
sencilla si la sociedad es personalista o más compleja si la sociedad es capitalista. Pero
en todas es necesaria cierta organización que haga posible durante la vida de la
sociedad la consecución del fin social. Que haya una doble organización, interna y
externa, es exigencia de la actividad de las sociedades mercantiles orientada hacia el
público consumidor. Y a esta exigencia responde el derecho con la consecución de la
personalidad jurídica.
Sin embargo, las sociedades de capital exigen la escritura pública “ab solemnitatem” (LSC).
2.- Las SA y las SRL se organizan con autonomía patrimonial absoluta e incomunicación entre
socios y terceros. La protección de los acreedores se realiza mediante múltiples medidas
conservativas del capital desde la fundación hasta la extinción. En otros tipos sociales se da
autonomía patrimonial relativa y comunicación entre socios y terceros. En las sociedades
personalistas los acreedores de la sociedad pueden dirigirse contra los socios, la organización
de estos tipos se realiza mediante un lazo comunicador entre el patrimonio social y el
patrimonio de los socios.
3.- Las relaciones sociales están sometidas a continuo desenvolvimiento, cambio y adaptación.
En algunos tipos sociales por acuerdo mayoritario puede adecuarse el clausulado convenido a
las nuevas situaciones, por lo que aparece contradicha la intangibilidad del contrato. Y las
mutaciones del patrimonio social por regla general provienen de las relaciones externas,
mientras que las relaciones contractuales suelen conservar la relatividad del contrato.
VICIOS DE LA FUNDACIÓN
Las particularidades en el tratamiento de los vicios de la fundación se sintetizan con dos
términos: la sociedad de hecho, que contiene un reconocimiento de la existencia efectiva de
una sociedad afectada por un vicio de cualquier clase; y las sociedades irregulares tratan de un
supuesto de vicio que afecta a la materia de forma y publicidad.
Se invierte por tanto el punto de partida del tratamiento técnico de la nulidad ya que la
sociedad viciada debe considerarse como si no lo estuviera, en vez de suponer la inexistencia
se parte de lo contrario y en su caso se disuelve y liquida. El fundamento de la doctrina se
sitúa en la eficacia de la voluntad manifestada por el hecho concluyente de la efectividad de la
vida social, con la puesta en práctica de la colaboración de los socios.
Por otro lado, la anulación de una declaración de voluntad en el contrato de sociedad no debe
afectar a la subsistencia del contrato, sino que debe reducirse a la ruptura del vínculo social
que liga al socio en cuestión, a no ser que la ineficacia de la declaración afecte a una
aportación esencial, sin la que la sociedad no podría nacer o subsistir.
a) ser una sociedad de trabajo, todos los socios son gestores natos de la sociedad,
excepto si renuncian a este derecho;
EJ., D. Aurelio Álvarez y D. Benito Bueno junto con los tres hijos de este último acuerdan
constituir una sociedad colectiva con el nombre “Aurelio Álvarez y Compañía, Sociedad
Colectiva”. Pero D. Benito subiere adoptar la razón social “Luisa López y compañía, SC” dado
que su esposa Luisa López, aunque no sea socia, ha Prestado a los hijos de ambos el capital
para sus respectivas aportaciones
1.- ¿qué consecuencias tiene adoptar como razón social “Luisa López y compañía, SC”?, vid.,
art. 126 CCom
2.- ¿puede la sociedad constituirse con la razón inicial “Aurelio Álvarez y Compañía, Sociedad
Colectiva”?, vid., art. 126 CCom y 403.2,2 RRM.
3.- En la fundación rigen las normas comunes a la constitución de toda sociedad. El art. 125
CCom recoge las menciones mínimas de la escritura. En la razón social hay que reflejar que se
trata de una sociedad colectiva o su abreviatura S.C o S.R.C. Se pueden aportar bienes o
trabajo (el socio se llama industrial si aporta sólo trabajo). La escritura pública y la inscripción
no se exigen para la valida constitución de la sociedad, sólo para su regularidad.
4.- Las relaciones jurídicas internas constituyen el contenido de la relación socio-sociedad. El
CCom especifica derechos y obligaciones del socio contra la sociedad (administrativos o
políticos, o económicos o patrimoniales) y viceversa.
En relación con la gestión social, sin necesidad de autorización, todo socio tiene la facultad de
concurrir como gestor nato en la dirección y manejo de los negocios comunes (art. 129 CCom),
aunque se cuestiona si deben actuar conjunta o mancomunadamente o pueden hacerlo
aislada o solidariamente. Pero la gestión puede encomendarse a uno o varios socios en
particular, con el carácter de cláusula contractual y como tal inmutable (art. 132 CCom), sin
perjuicio de las directrices genéricas acordadas por todos los socios.
El derecho de información del socio se regula con gran amplitud ya que puede examinar el
estado de la administración y de la contabilidad y también sus justificantes (art. 133 CCom).
El deber de fidelidad se manifiesta en la S.C dados los lazos íntimos del régimen legal. El deber
de no hacer la concurrencia a la sociedad es la manifestación más fuerte (arts. 136 y 137
CCom), pero no la única, ya que también orienta la gestión y obliga a abstenciones ej., no
publicar secretos o dar informaciones…
El CCom atribuye a la S.C un patrimonio social con un destino o afectación al fin común social.
Hay discrepancia sobre el concepto de ganancia. Para Girón tena es ganancia en la S.C el
excedente del patrimonio al final del año sobre el estado de éste al comienzo del mismo, ya que
no hay en la S.C una cifra de capital retentiva de un patrimonio mínimo constante en garantía
de acreedores, hay responsabilidad personal de los socios. Sin embargo, para Garrigues sólo
existe ganancia cuando el activo de la sociedad supera la cifra del capital de la misma, porque
la primera garantía que tienen los terceros contratantes con la sociedad es el patrimonio de la
sociedad, que es independiente de los patrimonios de los socios.
También se contempla el derecho del socio a cantidades asignadas para gastos particulares
(art. 139 CCom) (sueldos).
Se cuestiona el estatuto del socio industrial ya que si no responde de pérdidas (art. 141
CCom), no podrá participar en la gestión ya que nada arriesga, y tampoco incluir su nombre en
la razón social porque si lo hace responde solidaria e ilimitadamente. Pero Vergez muestra que
existe un estatuto único ya que todos los socios tienen acceso a la gestión (art. 129 CCom),
todos responden ilimitadamente de las deudas sociales (art. 127 CCom) y tampoco se excluye
el nombre del industrial de la razón social (art. 126 CCom). La no participación en pérdidas se
refiere por tanto al aspecto interno, por lo que cuando el socio industrial responda frente a
terceros con todo su patrimonio, podrá repetir contra el resto de los socios hasta reintegrarse
totalmente de los desembolsos efectuados.
EJ., D. Antonio Álvarez, D. Mario Menéndez y D. Pedro Pérez proyectan constituir una sociedad
colectiva “ÁLVAREZ, MENÉNDEZ Y PÉREZ, S.R.C.,” con el propósito de fabricar y vender quesos
artesanos. A ese fin los dos primeros (D. AA y D. MM) aportan respectivamente 10.000 euros y
una marca registrada en la OEPM valorada en 15.000 euros, y D. PP aporta su trabajo o
servicio profesional como químico. En el proyecto de contrato de sociedad incorporan estas dos
cláusulas, que debemos enjuiciar:
1.- La administración y representación se encomiendan a D. Pedro Pérez. vid., arts. 129 y 138
CCom
2.- D. Pedro Pérez puede seguir desarrollando por su cuenta la actividad consistente en
distribuir mantequillas de distintas firmas. Vid., art. 138 CCom.
5.- La S.C puede ser titular de derechos y obligaciones en el tráfico. El modelo legal parece
partir de que en las relaciones jurídicas externas pueden representar a la sociedad quienes
pueden gestionarla, y pueden hacerlo además separada o individualmente (art. 130 CCom). El
poder de representación es ilimitado dentro del objeto de la sociedad
La responsabilidad de los socios por las deudas sociales es: a) personal e ilimitada; b) solidaria
entre los socios; c) subsidiaria o de segundo grado frente a la responsabilidad del patrimonio
social (arts. 127 y 137 CCom).
Ej., una sociedad regular colectiva, constituida por tres socios (que aportaron cada uno de ellos
la cantidad de 100.000 euros) tiene deudas por importe de 600.000 euros. Liquidados los
activos de la sociedad la deuda asciende todavía a 250.000 euros
¿Pueden los acreedores reclamar a los socios el pago de esta última cantidad? en su caso ¿qué
cantidad podrán reclamar a cada uno de ellos? vid., art. 127 CCom
Es esencial la existencia de dos grupos de socios: los colectivos que responden ilimitadamente
como en la S.C y los comanditarios que responden sólo hasta la cifra de una cantidad
determinada. Y es esencial la desigualdad de los derechos correspondientes a uno y otro
grupo: los primeros dirigen con carácter exclusivo las operaciones sociales, los segundos se
limitan a estar a las resultas de las operaciones sociales.
2.- Los elementos de la fundación son los mismos que rigen para la constitución de la sociedad
colectiva (art. 145 CCom), pero se prohíbe la inclusión del nombre de socios comanditarios en
la razón social quedando sujetos si se infringe a las mismas responsabilidades que los gestores
(arts. 146 y 146 CCom), y hay que añadir a la firma la expresión “en comandita” o su
abreviatura “S. en C” o “S. Com”.
(EJ., en una sociedad comanditaria don Antonio Antúnez, que es un socio colectivo, incluye su
nombre en la razón social
¿Es correcta la decisión? ¿y si quien decide incluir su nombre es un socio comanditario?. vid.,
art. 147 CCom).
3.- Los socios colectivos tienen los mismos derechos y obligaciones que en la sociedad
colectiva, y los comanditarios coparticipan de las comunidades que refunde la sociedad, pero
no pueden hacer acto alguno de administración de los intereses de la sociedad ni aun en
calidad de apoderados (art. 148 CCom), y se les reconoce un derecho de información limitado
(art. 150 CCom).
EJ., La sociedad “Antonio Andrés y Víctor Valverde, Sociedad en Comandita” está integrada por
D. Antoni y D. Víctor como socios colectivos, y dos socios comanditarios más, socios
comanditarios que aportaron a la sociedad 15.000 euros cada uno. La sociedad contrae deudas
por importe de 300.000 euros, una vez liquidados sus bienes. Un acreedor reclama 50.000
euros a cada uno de los socios comanditarios.
1.- ¿corresponde a los socios comanditarios abonar los 50.000 euros reclamados por el
acreedor? vid., art. 147 CCom
2.- ¿cambiaría algo si uno de los socios comanditarios hubiera asumido sistemáticamente la
gestión? vid., arts. 149 y 218.2 CCom.
LAS CUENTAS EN PARTICIPACIÓN
1.- La cuenta en participación es una contribución al negocio de otro con participación en sus
resultados (art. 239 CCom).
2.- Constituye un instrumento para obtener recursos financieros que es intermedio entre el
préstamo y la sociedad, figuras desde las que se trata de explicar también su naturaleza
jurídica. Pero el hecho de que no se forme un fondo común (no hay un capital propio de la
asociación sino aportación a la empresa del titular. vid., SSTS de 5-12-1946, RJ 1408, de 6-10-
1986, RJ 5240, de 4-12-1992, RJ 10393, de 5-2-1998, RJ 407) y de que no nazca una persona
jurídica que sí es característica en la sociedad, permitiría acoger la teoría del contrato sui
generis: es una simple comunidad de intereses (en ello coincide con la sociedad) en la que hay
fin común y acción individual, así como negocio y gestión totalmente individuales, con
resultados comunes y divisibles.
3.- En los aspectos relativos a la celebración del contrato, lo corriente es que el partícipe no
sea comerciante. Pueden aportarse en general todo tipo de bienes, pero no servicios, porque
no posibilitan mantener el carácter oculto de la participación
4.- El único que tiene facultades de gestión, exclusivas y excluyentes, es el comerciante que
lleva el nombre de la negociación. El CCom habla de gestor para expresar que administra no
sólo los intereses propios sino también los ajenos.
Los contratantes se hacen partícipes de los resultados propios o adversos en la proporción que
determinen.
5.- En las relaciones externas el gestor se manifiesta como único dueño del negocio y actúa en
su propio nombre. El art. 241 CCom condiciona la gestión por una doble prohibición: la de
adoptar una razón común a los partícipes y la de usar más crédito directo que el del
comerciante gestor.
Así los terceros que contratan con el gestor no tienen acción directa contra el partícipe,
(excepto si gestiona o más inciertamente si revela su nombre, se da a conocer…) y tampoco el
partícipe tiene acción contra los terceros con quienes contrata el gestor, salvo que el gestor le
ceda sus derechos.