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LECCIÓN 1

Introducción al estudio de las sociedades mercantiles

1. LA SOCIEDAD COMO CONTRATO. REVISIÓN DE CONCEPTOS EN EL ÁMBITO DE


LAS OBLIGACIONES Y CONTRATOS.

 Fuentes de las obligaciones.


 Concepto de obligación y contrato
 Teoría del negocio jurídico
 Contratos típicos y atípicos
 La autonomía de la voluntad (art. 1255 C.c.) y la fuerza de ley de los
contratos (art. 1090 C.c.)
 Cláusulas imperativas y dispositivas
 Técnicas de redacción de contratos

2. LA PERSONA JURÍDICA.

Ya hemos visto como el empresario puede ser un comerciante individual o


persona jurídica.

Para introducirnos al estudio de las personas jurídicas que tienen la condición


de empresario (sociedades mercantiles) vamos a comenzar haciendo una serie de
precisiones.

2.1. Concepto de Persona jurídica.

Desde un punto de vista jurídico es persona todo ente dotado de personalidad


jurídica, es decir, capacidad para ser titular de derechos y obligaciones.
La personalidad jurídica no se le reconoce sólo a las personas físicas, sino que
también se le reconoce a determinadas entidades: las personas jurídicas (sociedades,
fundaciones, etc.)

La trascendencia de la personalidad jurídica es enorme, como se pone de


manifiesto en la titularidad de derechos y obligaciones.
Así, por ejemplo,

En caso de una sociedad, es ésta y nos sus socios la titular de los derechos y
obligaciones: Un coche o un inmueble de la sociedad es de su propiedad, y los socios
solo podrán usarlo si tienen un título que lo permita por parte de la sociedad. Las
deudas también serán de la sociedad y no de los socios.

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Sin embargo, y a diferencia de la sociedad, en la comunidad de bienes no hay
personalidad jurídica. Es una situación de hecho que existe cuando una cosa pertenece
a varios copropietarios en proindiviso.
En este caso son los comuneros los titulares de las relaciones jurídicas, en el mismo
porcentaje que tengan en el proindiviso, pues la comunidad no es más que una forma
de propiedad (la cotitularidad) y carece de personalidad jurídica (arts. 392 ss C.c).
Para dar explicación a la situación jurídica de la comunidad de bienes (ejemplo,
concesión de un NIF por parte de la administración, se recurre al argumento de la
sociedad civil que subyace tras la comunidad).

2.2. La doble faceta de la sociedad: como contrato y como ente.

Tradicionalmente se ha podido distinguir en todas las sociedades civiles y mercantiles


una doble faceta:

a) Por un lado existe una entidad: la persona jurídica. Esta es la llamada faceta
institucional u organizativa, que vamos a estudiar durante todo el primer
cuatrimestre.

b) Por otro, existe una relación contractual entre los socios, que se ponen de
acuerdo en aportar en común dinero bienes o industria, con ánimo de repartir
las ganancias.
Esta faceta contractual o negocial de las sociedades ha quedado desvirtuada
con las sociedades unipersonales, a las que nos referiremos más adelante.
Dada esta faceta contractual, vamos a repasar algunos aspectos de la teoría
general de obligaciones y contratos.

2.3. Clases de persona jurídica.

Las diferentes personas jurídicas pueden agruparse sobre la base de diversos criterios,
de entre los que destacan:

2.3.1. Personas jurídicas de base personal o patrimonial.

A) Personas jurídicas de base personal.


Las personas jurídicas de base personal son aquellas cuya estructura interna
está compuesta por una o varias personas (físicas o jurídicas).
Este es el caso de las sociedades civiles y mercantiles (que se constituyen con
el ánimo de lucrar o beneficiar a sus socios), de las asociaciones (que persiguen
una finalidad de utilidad pública) y de las personas jurídicas públicas (que son
aquellas que se hayan integradas en la organización estatal).

B) Personas jurídicas de base patrimonial.

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Son aquellas que no se estructuran entorno a una persona o personas, sino
entorno a un patrimonio al que el ordenamiento jurídico concede personalidad
jurídica.
Este es el caso de las fundaciones y las cajas de ahorro.

2.3.2. Personas jurídicas con ánimo de lucro y de interés general .

Según persigan una finalidad de interés público o general, o de utilidad particular o


privada (este es el criterio clasificatorio seguido por el art. 35 C.c.).

- Fundaciones y asociaciones.
- Sociedades.

2.3.3. Personas jurídicas con responsabilidad subsidiaria de los socios o


sin ella (es decir, con limitación de responsabilidad del socio).

En las sociedades de capital, dada su personalidad jurídica, las deudas son de la


sociedad y no de los socios. Por tanto, los socios no responden de las deudas sociales.

Sin embargo, en otros tipos sociales mercantiles (la colectiva y las comanditarias, con
relación a los socios colectivos), el socio es responsable subsidiario de las deudas
sociales.

Esta nota diferencial ha hecho que prácticamente la totalidad de las sociedades


mercantiles que se constituyen sean SA o SL.

2.4. MOTIVOS PARA LA CONSTITUCIÓN DE UNA SOCIEDAD. LAS SOCIEDADES


UNIPERSONALES.

2.4.1. La necesidad de asociarse. Las sociedades unipersonales.

El motivo principal por el que tradicionalmente se ha constituido una sociedad es


recogido en los arts. 116 C.co y 1665 C.c: algunos proyectos empresariales por su
envergadura no puedan ser abordados por una sola persona, y nace la necesidad de
asociarse para que entre varios aporten los bienes, capital o trabajo necesario.

Sin embargo, en tiempos más modernos han surgido otras motivaciones legales
para la constitución de una persona jurídica:
- La limitación de responsabilidad del empresario.
- Aspectos fiscales.

2.4.2. La limitación de responsabilidad del empresario.

La limitación de responsabilidad existente en la SA y la SL significa que los socios


sólo arriesgan el capital que aportan o se obligan a aportar a la sociedad, existiendo

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una total separación entre el patrimonio del socio y el de la sociedad (a diferencia de lo
que le ocurre al socio colectivo).

El régimen de limitación de responsabilidad que presentan estas formas societarias


constituye un eje fundamental para el funcionamiento de la economía moderna, pues
pocos particulares arriesgarían todo su patrimonio participando en una empresa en la
que exista un régimen de responsabilidad ilimitada.

Por otro lado, el privilegio que significa la no responsabilidad de los socios y la


consiguiente limitación de su responsabilidad, hace necesarias ciertas exigencias a la
sociedad y a los socios:

A) Que aporten capital social a la sociedad, para que ésta disponga de un


patrimonio para cumplir sus obligaciones.
B) El cumplimiento de régimen de normas imperativas protectoras de los
intereses de terceros acreedores de la sociedad, del que destaca la
obligación de mantener el patrimonio descrito anteriormente y de dar
publicidad a la situación jurídica de la sociedad.

2.4.3. Aspectos fiscales.

Motivos fiscales basados en el diferente régimen de tributación de las personas físicas


y de las sociedades.

2.5. LA DOCTRINA DEL LEVANTAMIENTO DEL VELO DE LA PERSONA JURÍDICA.

La concesión de personalidad jurídica a ha llevado en numerosas ocasiones a la


utilización abusiva, fraudulenta y con mala fe de estas entidades (tanto para eludir la
aplicación de normas jurídicas como para defraudar a terceros).

Ante esta situación el TS ha elaborado la llamada doctrina del levantamiento del velo o
de desestimación de la personalidad jurídica (basándose en diversas normas del
ordenamiento jurídico, como por ejemplo el art. 6.4 C.c. que regula el fraude de ley,
pues la jurisprudencia no es fuente del derecho), de la que existe una abundante
jurisprudencia.

La finalidad de ésta doctrina es eliminar los efectos que conlleva la personalidad


jurídica y reconocer a los socios de las compañías como titulares de las relaciones
jurídicas de estas entidades.
Se trata de levantar el velo que supone la personalidad jurídica para ver que intereses
y personas existen tras la misma, y en tal caso anular el efecto de la personalidad, de
tal forma que la persona jurídica no pueda ser utilizada para esconder ningún tipo de
fraude legal ni a terceros.

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Tradicionalmente esta doctrina se utilizó para destapar las sociedades unipersonales,
utilidad que carece de sentido con al admisión legal de las mismas.
No obstante esta doctrina sigue siendo de gran ayuda. Veamos un ejemplo:

Autocontratación del comisionista:


El art. 267 C.co. prohíbe la autocontratación del comisionista (de la misma
forma que lo hace el art. 1459. 2 C.c. para el mandatario):
- Salvo autorización expresa, no puede comprar lo que se le ha mandado vender
ni vender lo que se le ha mandado comprar
- Fin de la norma: evitar conflicto de intereses

Ante esta situación es posible constituir una persona jurídica que impida apreciar la
autocontratación. La doctrina del levantamiento del velo permitirá investigar la
realidad existente tras la persona jurídica y servirá para destapar la verdadera realidad
subyacente y el incumplimiento de la norma.

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