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Evangelio

El Evangelio (del latín evangelĭum, y este del griego


εὐαγγέλιον [euangelion], «buena noticia»,
propiamente de las palabras εύ, «bien», y -αγγέλιον,
Evangelio
«mensaje») es la narración de la vida y palabras de
Jesucristo; la buena noticia, del cumplimiento de la
promesa hecha por Dios.1 ​

En un sentido más particular, los evangelios son


escritos de los primeros cristianos que recogen las
primigenias predicaciones de los discípulos de Jesús
de Nazaret, siendo el núcleo central de su mensaje la
muerte y resurrección de Jesús. El Nuevo
Testamento de la Biblia cristiana incluye cuatro
evangelios que se denominan canónicos porque son
reconocidos como parte de la Revelación por las
diferentes confesiones cristianas.

Son conocidos con el nombre de los autores que les


fueron asignados a mediados del siglo II: Mateo, Representación de los evangelistas
Marcos, Lucas y Juan. Hoy se siguen usando dichos Tema(s) Jesús de Nazaret
nombres por facilidad aunque los historiadores
Idioma Arameo y griego antiguo
dudan que fuesen los autores reales.2 ​
Contenido
La mayoría de los expertos consideran que estos
cuatro evangelios fueron escritos entre los años 65 y
100 d. C., aunque otros proponen fechas más
tempranas 3 4​ ​o más tardías. Mateo Marcos Lucas Juan

Existen otros relatos de la vida y palabras de


Jesucristo, conocidos como evangelios apócrifos, Nuevo Testamento
que no son reconocidos como canónicos por las
Libros proféticos Hechos de los
iglesias cristianas actuales, aunque sí fueron Evangelio
(A. T.) Apóstoles
considerados «escritura» por algunas de las
facciones en que se dividió el cristianismo durante
los primeros siglos de su historia. En particular la corriente gnóstica fue la que aportó la mayor parte de
estos textos, así como las comunidades judeocristianas. Este último es el caso del evangelio de los hebreos y
el evangelio secreto de Marcos, que diversos autores (como Morton Smith) datan como contemporáneos de
los evangelios canónicos y aun como fuente de algunos de estos. Debido a este tipo de debates, hay autores
que prefieren hablar de «evangelios extracanónicos», en vez de «apócrifos», para evitar un término que
implica a priori la falsedad de los textos. El evangelio de Tomás es incluso datado por algunos expertos en
el año 50 d. C., hipótesis que lo convertiría en el más antiguo conocido.5 6​ 7​ ​

Origen del término


La palabra «evangelio» es empleada por primera vez en los escritos de las primeras comunidades cristianas
por Pablo de Tarso, en la primera carta a los corintios,8 ​redactada probablemente en el año 57:
Γνωρίζω δὲ ὑμῖν, ἀδελφοί, Os recuerdo, hermanos, el
τὸ εὐαγγέλιον ὃ evangelio que os anuncié,
εὐηγγελισάμην ὑμῖν, ὃ καὶ que recibisteis, y en el que
παρελάβετε, ἐν ᾧ καὶ habéis perseverado.
ἑστήκατε,

El Evangelio es el relato de la vida y las enseñanzas de Jesús.


También habla del amor que Dios muestra a la humanidad
mandando a su único Hijo Jesucristo a redimir el mundo. Es así que
muere por nuestros pecados; es sepultado y al tercer día resucita de
entre los muertos conforme él mismo lo había predicho. Se aparece
a sus doce apóstoles (además de otras personas), durante cuarenta
días. Con su muerte se restauran los lazos de amor quebrados desde
la desobediencia de los primeros padres y se abren las puertas del
cielo (que hasta ese momento se encontraban cerradas) en beneficio
de todos aquellos que sigan su palabra, esto es "El amor a Dios por
sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a sí mismo".
La primera página del Evangelio de
Con el mismo "sentido" aparece la palabra en el evangelio de Marcos en armenio, de Sargis
9 10
Mateo ​ y en el evangelio de Marcos. ​ Posiblemente esta palabra Pitsak, siglo xiv.
sea la traducción al griego de una expresión aramea empleada en su
predicación por Jesús de Nazaret, pero no existen datos
concluyentes. En total, la expresión «evangelio» es usada en setenta y seis ocasiones en el Nuevo
Testamento. Es significativo que sesenta de ellas tengan lugar en las cartas de Pablo, y que no exista
ninguna mención del término en el evangelio de Juan y en el Evangelio de Lucas, aunque sí aparece en los
Hechos de los Apóstoles, atribuidos a Lucas. El número de menciones de cada término es el siguiente:11 ​

Evangelio de Evangelio de Evangelio de Hechos de los Evangelio de


Término
Mateo Marcos Lucas Apóstoles Juan

Evangelio
4 8 0 2 0
(euangélion)
Evangelizar
1 0 10 15 0
(euangelízō)

Se ha especulado sobre si las comunidades cristianas helenísticas adoptaron el término «evangelio» a partir
del culto al emperador. Existe en Priene una inscripción dedicada a Augusto, fechada en el año 9 a. C., en
que aparece esta palabra con un sentido muy similar al que después le darían los cristianos; tras celebrar la
aparición (epiphanein) de este emperador divinizado como salvador (soter) de la humanidad, dicho texto
termina así:

El natalicio del dios comenzó para el mundo las buenas noticias (euangelion) que vinieron por
él.

La terminología empleada en Priene aparece también en otras inscripciones similares, lo que ha llevado a
considerar a algunos autores como altamente probable que el autor de Marcos conociera ese tipo de
lenguaje, dados los paralelismos encontrados al inicio de este evangelio.12 ​ En cualquier caso, la palabra
había sido frecuentemente utilizada en la literatura anterior en lengua griega, incluyendo la primera
traducción de la Biblia a este idioma, conocida como Biblia de los Setenta.

Evangelios canónicos
Del elevado número de evangelios escritos en la Antigüedad, solo cuatro fueron aceptados por la Iglesia y
considerados canónicos. Establecer como canónicos estos cuatro evangelios fue una preocupación central
de Ireneo de Lyon, hacia el año 185. En su obra más importante, Adversus haereses, Ireneo criticó con
dureza tanto a las comunidades cristianas que hacían uso de un solo evangelio, el de Mateo, como a los que
aceptaban varios de los que hoy son considerados como evangelios apócrifos, como la secta gnóstica de los
valentinianos. Ireneo afirmó que los cuatro evangelios por él defendidos eran los cuatro pilares de la Iglesia.
«No es posible que puedan ser ni más ni menos de cuatro», declaró, presentando como lógica la analogía
con los cuatro puntos cardinales, o los cuatro vientos (1.11.18). Para ilustrar su punto de vista, utilizó una
imagen, tomada de Ezequiel 1, del trono de Dios flanqueado por cuatro criaturas con rostros de diferentes
animales (hombre, león, toro, águila), que están en el origen de los símbolos de los cuatro evangelistas en la
iconografía cristiana.

Tres de los evangelios canónicos, Marcos, Mateo y Lucas, presentan entre sí importantes similitudes. Por la
semejanza que guardan entre sí se denominan sinópticos desde que, en 1776, el estudioso J. J. Griesbach
los publicó por primera vez en una tabla de tres columnas, en las que podían abarcarse globalmente de una
sola mirada (synopsis, «vista conjunta»), para mejor destacar sus coincidencias.

Origen de los evangelios canónicos

La historia del desarrollo de los evangelios es confusa, existiendo varias teorías acerca de su composición,
como se expone a continuación. Los análisis de los estudiosos se han centrado en lo que se llama el
problema sinóptico, es decir, las relaciones literarias existentes entre los tres evangelios sinópticos, Mateo,
Lucas y Marcos.

La teoría que ha obtenido el mayor consenso es la «teoría de las dos fuentes».

Teoría de las dos fuentes

Las diferencias y semejanzas entre los evangelios sinópticos se han explicado de diferentes formas. Una de
las teorías no comprobadas, es la llamada «teoría de las dos fuentes». Según esta teoría, Marcos sería el
evangelio más antiguo de los tres, y que habría sido utilizado como fuente por Mateo y Lucas, lo que puede
explicar la gran cantidad de material común a los tres sinópticos, sin embargo, dado que los evangelios
fueron escritos en tiempo y lugares diferentes, no habría sustento en ello. Entre Lucas y Mateo se han
observado coincidencias que no aparecen en Marcos y que se han atribuido a una hipotética fuente Q (del
alemán Quelle, fuente) o protoevangelio Q, que consistiría básicamente en una serie de logia («dichos», es
decir, «enseñanzas» de Jesús), sin elementos narrativos. El descubrimiento en Nag Hammadi del evangelio
de Tomás, recopilación de dichos atribuidos a Jesús, contribuye a consolidar la hipótesis de la existencia de
la fuente Q.

La existencia de Q fue defendida por los teólogos protestantes Weisse (Die evangelische Geschichte kritisch
und philosopisch bearbeitet, 1838), y Holtzmann (Die Synoptischen Evangelien, 1863), y desarrollada
posteriormente por Wernle (Die synoptische Frage, 1899), Streeter (The Four Gospels: A Study of Origins,
treating of the manuscript tradition, sources, authorship, & dates, 1924), quien llegó a postular cuatro
fuentes (Marcos, Q, y otras dos, que denominó M y L) y J. Schmid (Matthäus und Lukas, 1930). Aunque
para Dibelius y Bornkann pudo tratarse de una tradición oral, lo más probable es que se tratase de una
fuente escrita, dada la coincidencia a menudo literal entre los evangelios de Mateo y Lucas. También se ha
considerado probable que el protoevangelio Q fuera redactado en arameo, y traducido posteriormente al
griego.
Si bien la fuente Q es una hipótesis de los eruditos para intentar explicar el problema sinóptico, esta
colección de dichos de Jesús —también conocido modernamente como Logia— era de lectura y estudio
cotidiano en la iglesia primitiva y Lucas la menciona en Hechos de los Apóstoles como “Las Palabras del
Señor”. De tal forma la hipótesis de Q y de Logia adquiere sustancia.

Otras teorías

Existen otras hipótesis que prescinden de la existencia de una fuente Q. De estas, algunas afirman la
prioridad temporal de Mateo y otras consideran que Marcos fue el primer evangelio. Las más destacadas
son las siguientes:

La hipótesis propuesta por Farrer postula que el evangelio de Marcos se escribió primero y
fue utilizado como fuente por Mateo. Lucas, en una tercera etapa, habría utilizado ambos
como fuentes.
La hipótesis de Griesbach da prioridad al evangelio de Mateo. Lucas lo habría utilizado
como fuente, y, finalmente, Marcos habría hecho uso de los dos precedentes. Fue propuesta
por Johann Jakob Griesbach en 1789.
La hipótesis agustiniana sostiene que Mateo fue el primer evangelio, seguido de Marcos y
de Lucas, y que cada evangelista utilizó el precedente como fuente. Esta es la teoría más
próxima a los planteamientos de los Padres de la Iglesia, y la más frecuente en la tradición
católica.
La hipótesis de los esenios sostiene que fue este grupo quien escribió y recopiló la mayor
parte de los escritos de la vida de Jesús y dio inicio al evangelio de Q.
La hipótesis de Goinheix dice que el primer evangelio que circuló fue el de Mateo en
lengua aramea. Siguiendo la narrativa de este, y ayudándose con el documento que
llamamos Q o Logia, Marcos y luego Lucas escriben sus respectivos evangelios. Luego,
Mateo, conociendo ya estos dos evangelios, traduce el suyo al griego y toma elementos de
aquellos. Finalmente es Juan quien da a conocer el evangelio que estuvo escribiendo por
años en Jerusalén primero y en Éfeso finalmente.

Evangelio según Juan

Juan es sin duda el último de los evangelios canónicos, de fecha bastante más tardía que los sinópticos. En
él, los milagros no son presentados como tales sino como «signos», es decir, gestos que tienen una
significación más profunda: revelar la gloria de Jesús (ver Rivas, L. H., El Evangelio de Juan). La hipótesis
elaborada por Rudolf Bultmann (Das Evangelium des Johannes, 1941) postula que el autor de este
evangelio tuvo a su disposición una fuente, oral o escrita, sobre los «signos» de Cristo, independiente de los
evangelios sinópticos, que ha sido denominada Evangelio de los Signos, cuya existencia es meramente
hipotética.

Autoría de los evangelios canónicos

Tradicionalmente, desde mediados del siglo II, se atribuye la autoría de los evangelios a Mateo, apóstol de
Jesús; a Marcos discípulo de Pedro; a Lucas, médico de origen sirio discípulo de Pablo de Tarso y a Juan,
apóstol de Jesús. Sin embargo, no se conoce la autoría real de cada evangelio. Por ejemplo, sería extraño
que el autor del evangelio de Marcos fuese discípulo de Pedro porque es el evangelio que peor pinta a dicho
apóstol, llegando Jesús a llamarle «Satán».13 ​
En el seno de la Iglesia católica, el Concilio Vaticano II en su Constitución Dei Verbum señaló que «la
Iglesia siempre ha defendido y defiende que los cuatro evangelios tienen origen apostólico. Pues lo que los
Apóstoles predicaron por mandato de Cristo, luego, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ellos y los
varones apostólicos nos lo transmitieron por escrito, fundamento de la fe, es decir, el evangelio en cuatro
redacciones, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan».14 ​

Fechas de los evangelios canónicos

No hay información acerca de las fechas exactas en que fueron redactados. La mayoría de los expertos
considera que los evangelios canónicos fueron redactados en la segunda mitad del siglo i d. C., alrededor de
medio siglo después de la desaparición de Jesús de Nazaret, aunque muchos expertos consideran que
fueron redactados antes de la destrucción del Templo de Jerusalén (p. ej. J.A.T. Robinson en su libro
Redating the New Testament, J. Carrón García y J. M. García Pérez en su obra ¿Cuándo fueron escritos los
evangelios?, entre otros).

También existe una minoría que propone que los evangelios fueron redactados tras la destrucción definitiva
de Jerusalén durante el reinado de Adriano.

Raymond E. Brown, en su libro An Introduction to the New Testament, considera que las fechas más
aceptadas son:

Marcos: c. 68-73.
Mateo: c. 70-100 (aunque algunos autores, que no aceptan la prioridad de Marcos, sitúan su
redacción en una fecha anterior al año 70).
Lucas: c. 80-100 (una mayoría de estudiosos lo data en torno al año 85).
Juan: c. 90-110 (fecha propuesta por C. K. Barrett; R. E. Brown no ofrece una fecha
consensuada para el evangelio de Juan).

Estas fechas están basadas en el análisis de los textos y su relación con otras fuentes.

En cuanto a la información que nos proporciona la arqueología, dejando aparte el papiro 7Q5 del que no se
conoce el contexto, el manuscrito más antiguo de los evangelios canónicos es el llamado papiro P52, el cual
contiene una breve sección del evangelio de Juan (Juan 18: 31-33,37-38). Según los papirólogos, y sobre la
base del estilo adriánico de escritura, dataría de la primera mitad del siglo ii, aunque no existe consenso total
acerca de la fecha exacta.15 ​ De todos modos, el lapso que separa la fecha de redacción tentativa del
manuscrito original de Juan respecto de la del papiro P52, considerado la copia sobreviviente más antigua,
es extraordinariamente breve, si se compara con la de otros manuscritos de la antigüedad preservados. Y
esto se constata —en menor grado— en todos los evangelios cuyas copias más antiguas guardan menos de
un siglo de diferencia respecto de la fecha estimada de redacción de sus originales.

Los textos de los evangelios no se fijaron inmediatamente sino que fueron evolucionando, apareciendo
diferentes variantes hasta al menos el siglo IV.16 ​

Armonización y concordismo
La «armonización» fue un recurso utilizado cuando se buscaba la forma de «forzar» textos de los
evangelios que parecen contradecirse o que no están totalmente de acuerdo entre sí, para que parezca que
expresan lo mismo. De allí el nombre de «problema armónico», con el que se refería la dificultad para
reunir los cuatro relatos evangélicos en uno solo.17 ​
Uno de los ejemplos más famosos fue el «Diatéssaron», nombre griego que se podría traducir como
«formado por cuatro». Se trata de una obra griega escrita entre los años 165 y 170 por el autor sirio
Taciano, que consiste en un solo evangelio compuesto con elementos tomados de los cuatro evangelios
canónicos, y posiblemente también de alguna fuente apócrifa. Taciano eliminó las repeticiones y armonizó
los textos para ocultar las posibles discrepancias que se encuentran en los evangelios.

Esa obra tuvo mucha popularidad en la Iglesia de lengua aramea, hasta llegar a convertirse en el evangelio
de las Iglesias de Siria. Efrén de Siria (306-373) escribió un comentario al Diatéssaron que se conserva en la
actualidad. Para sus adversarios, la obra de Taciano no reflejaba fielmente el texto de los evangelios debido
a sus armonizaciones y omisiones. También criticaban que, al mostrar un evangelio «único», no permitía
ver el mensaje propio que ofrece cada uno de los evangelistas. Por esa razón, se ordenó en el siglo v que se
volvieran a leer los evangelios por separado.

El «concordismo» fue otro recurso que se utilizó cuando ciertos textos bíblicos en general, que reflejan
conceptos científicos de épocas en las que las ciencias estaban mucho menos desarrolladas, son presentados
de manera forzada para que expresen lo mismo que dice la ciencia en la actualidad.17 ​

Estos recursos, utilizados en otros tiempos con cierta frecuencia hasta llegar a ser populares, han sido
dejados totalmente de lado en la actualidad. El objetivo de los autores de los evangelios era catequizar,
anunciar la salvación, no proclamar verdades científicas en general. Esto no impide, obviamente, que los
evangelios puedan ser analizados además como cualquier escrito antiguo mediante la crítica histórico-
literaria, la crítica textual, etc.17 ​

Evangelios apócrifos
Véase también: Evangelios apócrifos

Textos fragmentarios
Evangelio de los Hebreos
Evangelio griego de los egipcios
Evangelio de Marción
Evangelio secreto de Marcos
Evangelio de Judas
Evangelio de María Magdalena
Evangelio de la esposa de Jesús
Fragmentos de Oxyrhynchus

Apócrifos de la Natividad
Protoevangelio de Santiago
Evangelio del Pseudo Mateo
Libro sobre la Natividad de María
Liber de infantia Salvatoris

Apócrifos de la infancia
Evangelio del Pseudo Tomás
Evangelio árabe de la infancia
Historia de José el carpintero
Evangelio armenio de la infancia
Libro sobre la infancia del Salvador

Apócrifos de la Pasión y Resurrección


Evangelio de Pedro
Actas de Pilato
Evangelio de Bartolomé

Apócrifos gnósticos de Nag Hammadi


Evangelio de Tomás
Evangelio de Felipe
Evangelio de María Magdalena

Véase también
Evangelio según san Mateo
Evangelio según san Marcos
Evangelio según san Lucas
Evangelio según san Juan
Búsqueda del Jesús histórico
Fuente bíblica
Fuente teológica

Referencias
correl.htm) Archivado (https://web.archive.or
1. cf. Hechos 13:32 (https://www.biblegatewa g/web/20110127114101/http://users.miseric
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5. John P. Meier,A Marginal Jew: Rethinking 1%CE%84+15%3A1&version=DHH)
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6. Theissen, Gerd; Merz, Annette (1998). El passage/?search=Mateo+4%3A23&version
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Minneapolis: Fortress Press. pp 38-39. ay.com/passage/?search=Mateo+9%3A35
ISBN 0-8006-3122-6. &version=DHH)
7. Stevan L. Davies, Análisis de correlación (h 10. Marcos 1:15 (https://www.biblegateway.co
ttp://users.misericordia.edu//davies/thomas/ m/passage/?search=Marcos+1%3A15&ver
sion=DHH)
11. Rivas, L.H. El Evangelio de Juan practice of modern textual criticism, pp. 84 y
12. Bermejo Rubio, Fernando (2018). La 99) (http://books.google.com/books?hl=es&
invención de Jesús de Nazaret. Siglo XXI lr=&id=2pYDsAhUOxAC&oi=fnd&pg=PR5
de España Editores. pp. 489-490. ISBN 978- &dq=autor:Aland+autor:Kurt&ots=bfTAbdKt
84-323-1921-1. At&sig=RZ8WK0QgBNrPIpZj91S6wAtNKQ
8#v=onepage&q&f=false) señalan «ca.
13. Mordillat, Gérard; Prieur, Jérôme (2004).
125». Antonio Piñero (Guía para entender
Jésus après Jésus: l'origine du
el Nuevo Testamento, p. 328) indica: «se
christianisme (en francés). Éd. du Seuil. fecha entre el 125/130». Gerd Theissen y
pp. 39-40. ISBN 978-2-02-051249-7. Annette Mertz (El Jesús histórico, p. 33)
14. Constitución Dei Verbum 18. sugieren una datación de «la primera mitad
15. Raymond Edward Brown (El Evangelio del siglo II». Eduardo Arens (Los
según Juan, vol. I, p. 104) (http://books.goo evangelios ayer y hoy, p. 362.) (http://book
gle.com/books?id=YRlDUUFtbSAC&pg=P s.google.es/books?id=e82ivxJIfXUC&pg=P
A152&lpg=PA152&dq=Boismard+El+martir A362&dq=papiro+p52&cd=4#v=onepage&
io+de+Juan&source=bl&ots=CLOTE-WFN q=p52&f=false) propone como fecha ante
q&sig=tHqmvmoxi72GxcECmgo0BET3h0o quem el año 130.
&hl=es&ei=p-xwTfyzCcqitgfN06nuDg&sa= 16. Mordillat, Gérard; Prieur, Jérôme (2008).
X&oi=book_result&ct=result&resnum=10&v Jésus contre Jésus. Points (en francés). Éd.
ed=0CDwQ6AEwCQ#v=onepage&q&f=fals du Seuil. p. 139. ISBN 978-2-7578-1102-3.
e) señala: «ha sido ampliamente aceptada
17. Rivas, Luis H. (2010). «Armonización -
la datación de este papiro en 135-150». Concordismo». Diccionario para el estudio
Kurt Aland y Barbara Aland (The text of the
de la Biblia. Buenos Aires: Amico. p. 20.
New Testament: an introduction to the
ISBN 978-987-25195-1-3.
critical editions and to the theory and

Bibliografía
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arameo y griego. 3ª edición 2000, 2ª impresión 2003. Madrid: Biblioteca de Autores
Católicos. ISBN 978-84-7914-490-6.
Rivas, Luis H. (2001). ¿Qué es un Evangelio?. Buenos Aires: Claretiana. ISBN 978-950-512-401-
5.
Santos Otero, Aurelio de (2009 [2003]). Los evangelios apócrifos. 1ª edición, 12ª impresión.
Edición bilingüe. También en colección BAC Selecciones. Madrid: Biblioteca de Autores
Católicos. ISBN 978-84-7914-044-1 / ISBN 978-84-220-1409-6.
Piñero, Antonio (2009). Todos los evangelios. Madrid: Editorial Edaf. ISBN 978-84-414-2116-5.
Rivas, Luis H. (2008 [2005]). El Evangelio de Juan. Introducción, Teología, Comentario.
Buenos Aires: San Benito. ISBN 987-1177-18-6.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Evangelio.
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre evangelio.
Constitución dogmática Dei Verbum sobre la Divina Revelación (http://www.vatican.va/archi
ve/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html)
Evangelio de hoy (https://www.evangeliodehoy.net/)

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