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LA ISLA ENCANTADA

Es un día normal en la vida de Simón, sentado en su oficina, revisando los números de su compañía
de computación mientras bebe su taza de té con leche mirando por su ventana panorámica hacia la
calle.
Justo enfrente, un pequeña tienda de antigüedades manejado por un viejo sargento jubilado de la
marina llamado Carlos, que también era veterinario en los años setenta. Carlos, era una persona que
siempre parecía estar solo aunque era sociable y raramente, entrañable. Disciplinado como fue
enseñado en el ejército durante cuarenta años, pasó mucha parte de su servicio en el mar, donde
pudo coleccionar cientos de artículos de diferentes sitios exóticos, que le eran permitido visitar
mientras recorría el mundo, incluso algunos los exhibía al público en su tienda y las más extrañas
las guardaba en el sótano de su tienda, donde pocos lograban a echar un vistazo…

Ya son las cinco de la tarde, para Simón es la hora de salir de su oficina, se despide de los
empleados con entusiasmo y sale del edificio en dirección a su casa, montado en su preciosa
bicicleta antigua. Como si algo le obligase, se detiene frente a la tienda de Carlos buscando algo
nuevo que le llame la atención. En ese justo momento se abre la puerta y una voz amigable lo invita
a pasar - ¡Adelante mi vecino! dice Carlos. Esta semana no he tenido tanta suerte de conseguir algo
bueno para tu colección de mapas antiguos... lo siento mucho, pero pasa por aquí a final del mes a
ver si llega algo.

-Gracias Sr. Carlos- dice Simón. -Solo pasaba por curiosidad y he aprovechado el momento para
saludarle, cualquier cosa estaremos en contacto...-dice Simón mientras se dispone a marcharse.
-Sr Simón, antes que se vaya, le invito a pasar a ver el depósito. Puede que vea algo que te guste-le
replica con entusiasmo Carlos.
Disculpe Sr. Carlos, hoy estoy un poco apurado, ¿podría pasarme otro día? Así aprovecharé a traerle
algo de té para compartirlo juntos mientras veo la nueva mercancía.
Hablando de té... ¡ya lo tengo listo!- exclama Carlos- te sirvo una taza mientras tu rebuscas en el
sótano, te parece bien?
Está bien- dice Simón con cierta pena en su voz- pasaré unos minutos.
Carlos se retira a la cocina para servir el té, mientras Simón se aventura en el deposito lleno de
artículos viejos y montones de cajas. Hay estanterías largas que van desde el suelo de madera hasta
el techo con los más exóticos objetos traídos de sus viajes, con cajas y cajas de documentos y
papeles polvorientos saliendo de entre ellos. La luz tenue del único punto de luz le saca del trance,
ya que casi se da con el en la frente.
-Aquí está su te, espero que le guste, lo prepare con leche- dice Carlos
-Si es mi favorito, gracias. Aquí veo bastante artículos y cajas sin abrir... ¿Por qué no la saca del
sótano. las limpia y las pone a la venta?
-Oh, verá vecino. Aquí guardo lo más importante de mis colecciones. La mayoría no están a la
venta, pero por ti voy hacer una excepción-dice Carlos- revise con calma y si ve algo de su gusto,
estaré encantado de vendérselo.
Sabe usted muy bien que a mí me encanta las mapas antiguos. ¿Tiene alguno guardado?
Rápidamente, Carlos se mete al fondo del sótano y saca un cofre de madera.- Aquí tienes un poco
de mapas muy viejos- le dice a Simón- revise si le interesa algo.
Simón, muy emocionado, empieza revisar lo que había en el cofre, entre polvo y olores fuertes a
hojas secas, revisa con detalle cada mapa aunque ninguno le despierta demasiado interés. Pero antes
de rendirse, llega a su mano un mapa no tan antiguo y al abrirlo, escucha una voz susurrando: -
Búscame...-
Sorprendido, Simón sale con mucha prisa de la tienda, monta en su bici y pedalea a su casa con la
mapa en su mano. Llegando a casa, se toma un alto, suspira y se relaja un poco antes de entrar.
-¿Que fue eso?¿Algo me habló? No... no puede ser... debo estar perdiendo la cabeza- se dijo a si
mismo Simón, intentando comprender lo que había oído al abrir el mapa.
Intrigado, abre de nuevo el mapa y otra vez la misma voz -Búscame...-
Así Simón al haberlo escuchado por segunda vez, se convence y entra a su oficina en busca de una
lupa y examina a fondo el mapa. Al agrandar las letras, en el medio del océano Pacífico había una
isla pequeña que aparecía con el nombre de: ISLA ENCANTADA y al leerlo, otra vez escuchó la
intrigante voz.
Emocionado, Simón decide investigar e ir busca de la isla, así que, se prepara para su aventura. Al
día siguiente alquila un barco, compra algunas provisiones y, al atardecer y sin demora, emprende
su viaje por el océano en búsqueda de la isla encantada.
En su viaje, usualmente se encontraba con pescadores y les preguntaba si sabían algo de una isla
encantada, pero nadie tenía idea de la existencia de esta …
Después cinco días de su salida, Simón logra ubicar a la isla.
-Por fin la encontré, soy el primero que descubre esta isla , seguro que hay un tesoro por aquí ya que
nadie sabe de su existencia ¡estoy emocionado!- gritaba .
Al acercarse a la isla, notó la presencia de unas casas viejas y poco a poco perdió su entusiasmo.
-Al parecer esta isla está habitada, fue todo una ilusión, voy embarcar unas horas y después volveré
a la casa- dijo Simón decepcionado-
Deja su barco y sale a ver el pueblo, llamando a las puertas de las casas. -¿Hola? ¿Hay alguien por
aquí? Solo necesito descansar un poco…
Total silencio. Todo estaba abandonado, parecía una isla desierta. Sin vida.
-¡No puede ser! ¿Dónde esta la gente? Quien vivía por aquí?- decía Simón- Tengo que salir rápido
de aquí … cuando de repente, una anciana se le acerca.
-Hola joven, como le va?- saluda la anciana.
Asustado al no esperar a nadie ya en la isla, Simón corre hacia el barco.
-No joven, tranquilo, no me temas. ¿Porque huyes?- Se pregunta la anciana.
-Ahhh... no... yo... -farfulla Simón sin saber que decir- Discúlpeme solo estoy sorprendido, pensaba
que no había nadie por aquí.
-¿Que ocurrió? Donde se fueron todos?- pregunta Simón
- Joven, yo soy la única habitante que queda aquí, todos se fueron hace mucho tiempo. Mi nombre
es Janet, pero puedes llamarme tia Janet.
-Es un placer conocerla, Sra. Janet, es un alivio verla por aquí porque necesito descansar unas horas
antes de volver al barco- le dice Simón aliviado-
-Ven hijo, sígueme, mi casa está aquí cerca. Estoy muy feliz de tener compañía después tanto
tiempo sola.
Simón sigue a tía Janet hasta su casa, lo invita a pasar para descansar de su viaje y Simón acepta
con gratitud.
La casa era pequeña, pero muy acogedora y con encanto como toda casa de campo. Dentro todo
estaba cálido y las paredes estaban llenas de fotos de personas y planas. Todo parecía normal, así
que Simón decide quedarse un rato a descansar. Cansado por el viaje, se queda dormido en el sofá
de la sala de estar.
Por la mañana se despierta, arropado en una manta que tía Janet le había echado por encima. Tía
Janet ya tenía el desayuno preparado y lo invita a acompañarla al jardín para aprovechar el buen sol
de la mañana. Sentados a la mesa, Simón le cuenta como consiguió la mapa y logro llegar hasta la
isla. Ella también le contó como vivía en la isla sin nadie y que se sentía muy sola.
De repente, un caballo blanco con ojos muy expresivos, aparece en el jardín y se acerca a tía Janet
como si fuera saludando, relinchando y trotando al mismo tiempo mientras sacudía sus crines. Ella
saca un trozo de pan y le da a comer, cuando al rato, una vaca blanca con ojos idénticos al del
caballo se acerca de la misma forma y la tía le ofrece pan al igual que hizo con el caballo, después
unas jirafas blancas pasan a saludar, unas gacelas, unos elefantes.. en unos minutos el jardín estaba
lleno de criaturas diferentes, todas de color blanco y ojos grandes tan expresivos, que casi hablaban.
-Que extraño… de donde salieron estos animales? Y como es que le conocen?- Preguntó Simón no
muy seguro de haber visto lo que acababa de ver-
Estas son mis mascotas por aquí- le dijo tía Janet- hace tanto tiempo que convivo con ellos que
desarrollamos una amistad y mucha confianza. Tengo miedo que cuando llegue mi hora, se queden
solos sin que nadie más los cuide.
-¡Que maravilloso tía Janet!- dijo Simón- Si promete enseñarme como sobrevivir por aquí y como
crear ese vinculo con los animales de la isla, podría quedarme un tiempo más.
-¿En serio?- pregunto tía Janet. Te voy a enseñar toda la isla primero y luego te enseñaré todo lo que
se. Solo te pido que por las noches no salgas de casa, ya que todo se vuelve oscuro y no quiero que
te pase algo.
-Asombroso, ¿Cuando empezamos? Quiero aprender todo rápido para poder conectarme con estas
criaturas.
Así, tía Janet le muestra toda la isla, las colinas, la laguna, el bosque... todo era muy pacífico y lleno
de criaturas blancas caminando tranquilas y finalmente llegan hasta un pozo seco muy profundo de
piedras negras que se sentía como un vacío.
-¿Y este pozo porque esta así, sin vida?-le pregunta Simón- Solo al mirarlo se siente una tristeza y
un dolor el en pecho.
-Me apena que lo sientas así Simón- le contesta tía Janet - A mi me da mucha alegría y paz este
pozo. Todas las noches vengo por aquí y me paso las horas sentada mirando el fondo.
Simón se queda callado mirando al pozo y pensando lo mucho que le perturba y da escalofríos ese
pozo negro.
-Bueno, basta de hablar del pozo. Es hora de volver a casa antes de que se haga mas tarde- dice tía
Janet.
Vuelven de camino a casa por la senda de tierra hecha a través de los años y los andares de
diferentes criaturas, y lo más sorprendente era que cada vez que se oscurecía el cielo, menos
criaturas se veían. Simón supuso entonces que irían a sus lechos a descansar como ellos.
Llegando a casa, tía Janet prepara una suculenta cena y después lo lleva a su cuarto.
-Aquí estarás a salvo mi querido Simón, recuerda que no hay salida de noche , te veo por la mañana
y que tengas dulces sueños-le dice la tía Janet con cierto tono de autoridad.
-Igualmente, que descanse usted también- le contesta Simón.
Janet se retira y Simón muy cansado por todos los paseos por la isla con tía Janet, se va directo a la
cama y se queda dormido al instante, con la luna recién salida, vigilante por la ventana.
A eso las tres de la madrugada unas voces lo despiertan, parecían personas hablando. Simón se
acerca a la ventana pero no logra ver a nada entre las sombras de la noche y regresa a su cama.
seguro era un sueño pensaba simón mientras intenta volver a ese placentero sueño. Pasan unos
minutos y de nuevo algo lo despierta. Rápidamente va hacía la ventana y aparecen unos grandes
ojos expresivos que le miran desde fuera.
-¡Por dios!¿Qué fue eso? Hay alguien fuera de mi ventana, en el bosque, en la noche. No puede
ser… -¡Tia Janet! ¡Tia Janet!- llamaba Simón por toda la casa a la anciana-
Janet no contestaba, así que Simón se acerca cautelosamente aunque asustado a ver que era eso que
tanto le había asustado y al llegar hasta la ventana, de nuevo, nada. Y así pasa toda la noche hasta
por fin salió el sol.
-¡Tía Janet! ¡Está aquí! No sabe que noche más mala he pasado, no he dormido porque alguien
estaba fuera, le vi por la ventana y trate de llamarle pero no contestaba.-le dijo un asustado Simón-
-Tranquilizate hijo, aquí no hay nadie, yo no escuche nada, seguro fue un mal sueño. -le contestó
tranquila tía Janet- ven a desayunar y después voy enseñarte como comunicarte con los animales.
-Puede que fuera un sueño pero era muy real, créeme.-le dijo Simón- Deja que me cambie de ropa
y asee y nos vemos en el jardín-
Así, Simón y la tía Janet pasan toda la mañana en el jardín, donde todo tipo de criaturas blancas
aparecieron a saludar y comer como habían hecho ya todos los días.
-¿Cómo lo hace tía Janet? A mi ningún animal se me acerca-le pregunta Simón-
-Tienes que darles su tiempo para que se acostumbren a ti, por el momento, intenta hacer contacto
visual con ellos, así dejarán de temerte.-le contesta tía janet- Luego ya podrás darles de comer tu
también. Acompáñame a casa, que ya es hora de almorzar.

Sentados en la mesa, Simón le pregunta sobre las fotos que tiene de tantas personas en las paredes,
pero ella lo ignora y se mete en su cuarto sin mediar palabra.
Simón aprovecha lo que queda de luz para revisar su barco, pero cuando llega al muelle no lo ve.
Lo busca en toda la costa y nada. Al anochecer, contrariado por no haber encontrado su barco,
regresa a casa y busca a tía Janet pero no lo consigue. Se mete en su cuarto a descansar y no pasa
mucho tiempo cuando una voz lo despierta nuevamente: - búscame…- era la misma voz que lo
había traído a la isla, así que Simón le responde -¿Quien eres? Donde te busco?
-Búscame en el pozo...-dice la voz susurrante-
Simón, asustado, se levanta de la cama y mira hacia la ventana. Todo estaba en la mas completa
oscuridad y silencio cuando de la nada, aparecen dos ojos grandes mirándole fijamente y por detrás
logra ver la cara de una persona, solo iluminada por un rayo de luz de luna que apareció de repente
de entre las nubes del cielo.
-¿Quién eres tú? ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¡Espérame voy salir a buscarte!-le grita desde su
cuarto Simón-
Simón sale de la casa con una linterna que encontró en la cocina y sigue esa cara que vio unos
momentos antes. A medida que se adentra en el bosque le cuesta más y más verla y de repente,
desaparece. Simon se encuentra solo en medio de la nada, perdido, sin lograr ver la casa ni el
camino. Se quedó paralizado y en su mente pensaba que era solo un sueño cuando nuevamente la
voz susurró: Buscame en el pozo...
Simón corre, y corre sin parar desorientado y al fin llega a la casa, se mete en su cuarto y espera
que salga el sol de nuevo. Todo se repetía día tras día , noche tras noche. Lo más extraño, es que por
la mañana, todo era igual con tía Janet y por la noche, desaparecía.
Pasaron los meses así, y todo era igual que el primer día, hasta que Simón decidió cambiar la rutina.
Esperó que tía janet se fuese a su cuarto y cuando lo hizo, salió a buscar el pozo. En el camino,
todo parecía normal hasta que noto algo extraño: Que las criaturas blancas desaparecían como
fantasmas.
Decidió seguir el camino cuando la misma voz susurrante se escuchó de nuevo: búscame…
Simón se apresura y logra llegar a unos metros del pozo cuando empieza a escuchar muchas voces
que se oían llorando y susurrando: Aquí viene! ¡Escondanse!
Asustado, Simón se esconde dentro de un árbol viejo mirando fijamente hacia el pozo. Entre el
espesor del bosque, aparece tía Janet y de la nada, el pozo se ilumina con una luz cegadora y las
criaturas blancas que salen del pozo, se convertían en personas vivas como las de las fotos de las
paredes de la casa. Todos miraban con temor a tía Janet que susurraba unas palabras que Simón no
lograba entender y todos se quedaron así, en forma humana hasta unos minutos antes del amanecer,
cuando se lanzaron de nuevo al pozo, saliendo minutos después, las criaturas blancas al bosque.
Asustado con todo lo que había visto, Simón corre hacia la casa temiendo que la tía lo descubriese.
Se mete en su cuarto y espera que lo llame, como hacía todas las mañanas.
-Simón querido, ven que el desayuno está listo…- le llama tía Janet desde la cocina-
-Buenos días tía, como ha pasado la noche?-le pregunta Simón, intentando disimular su
nerviosismo-
-Muy bien querido, dormí como un bebe toda la noche- le responde la anciana-
-Es usted una mentirosa. ¡Ha estado todo este tiempo engañándome! Anoche le vi en el pozo…
¿Qué fue eso? ¿Quien es usted de verdad?- le pregunta Simón, que ya no pudo reprimirse más.
-Puesto que ya lo has visto todo, ahora se me hace más fácil contarte la verdad:
Ese pozo es mi fuente de vida, sin el yo estaría muerta. Tengo 480 años y cómo ves, sigo saludable
y muy activa.Cada noche me acerco a el y me llena de energía, launque antes del final de cada año,
el pozo pide un sacrificio humano. Primero empecé con los habitantes de la isla. Uno por uno, tenía
que lanzarlo al pozo y gritar el nombre del animal que deseo y él lo convierte directamente en una
criatura color blanco. Así el se llena de energía y me da un año más de vida y cada noche voy a
visitarlo para agradecerle por un día más de vida y así, todas las criaturas también cada noche
renacen como personas de nuevo pero antes de que salga el sol, se convierten en animales. Así
todos los días y las noches mientras los años pasaban hasta que no quedó nadie en la isla y tuve que
buscar una forma de atraer a las personas a esta isla. Fué cuando se me ocurrió la idea del mapa que
durante años me funcionó hasta el momento de hoy, que te tocó a ti, mi querido Simón …
-¡No! ¡No lo entiendo, yo no tengo nada que ver…- Exclama Simón indignado por el relato de la
anciana.
Entonces, tia Janet saca un palo y golpea a Simón en la cabeza, que pierde el conocimiento en el
momento.
-Este año es tu turno Simón, es hora de llevarte al pozo- le dice tía Janet mientras Simón sigue
inconsciente.
Así la tía arrastra a Simón con gran esfuerzo hasta el pozo. Llegando a él, se arrodilla y dice:
-¡Pozo!¡Pozo! Pozo de la vida, te regalo esta vida por un año más de la mía…-
Se levanta y busca a Simón quien ya estaba despierto, en esto, Simón se resiste y con un brusco
movimiento logra lanzar a tía Janet al pozo. Simón se sienta el suelo, asimilando todo lo ocurrido y
entonces unas luces salen por todos lados; unos gritos y las criaturas blancas empiezan a convertirse
en personas mientras el pozo se convierte en cenizas y todo vuelve a la normalidad.
Así es como Simón logro terminar con la magia negra de tía Janet y su pozo, y devolverle la vida a
los agradecidos habitantes de la isla…

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