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COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL Y LEY

NATURAL
REFLEXIONES DE JRS
La ley natural (moral) es el concepto de una justicia, es decir, una ley
racional, previa y condicionante de cualquier legislación positiva. En otras
palabras: la idea de ley (moral) natural no es otra que la de la prevalencia de
la moral sobre cualquier derecho legal, cuya calificación de “derecho” se
reserva críticamente la razón a condición de la moralidad.
Sobre este punto no cabe disidencia sino sólo aquiescencia o
desobediencia: es una evidencia racional universal por principio. Y la
posición iuspositivista, que es la relativista, es pura sinrazón arbitraria,
contraintuitiva y, sobre todo, insincera, increíble.
Eso significa que, aunque se remita a Dios el origen de la ley
natural, se fundamenta en su validez intrínseca de cara a la razón. Y,
aunque sea actualmente sobre todo o únicamente la Iglesia la institución que
delata la progresiva y perversa inmoralidad de la legislación internacional en
algunos temas relativos a derechos fundamentales, el hecho es que cabe la
cuestión acerca de esa perversión, en tanto contraria a principios y
posiciones contrarios a lo que se venía considerando como de ley natural.
Es decir, lo que el derecho natural ha defendido a lo largo de la historia es de
una moralidad incuestionable e incuestionada; otra cosa es que no siempre o
desde el principio se hayan definido sus posiciones. Bueno, esto no es cierto:
se ha tolerado la esclavitud sin queja de la Iglesia católica, como tampoco de
Aristóteles. El documento de la CTI reconoce que la ley natural, que invita a
reencontrar en comunión con todas las religiones, sabidurías y filosofías de
nuestro tiempo, “no tiene nada de estático en su expresión, y no consiste en una lista de
preceptos definitivos e inmutables. Es una fuente de inspiración que siempre surge cuando se
busca un fundamento objetivo a una ética universal».
La aberración moral de moda es el aborto, la eutanasia y la negación
del sexo y la familia natural.
La ideología aberrante que sustenta estos crímenes es el subjetivismo,
o sea, el relativismo.
Juan Pablo II, en 2002, a la Congr Doc de la Fe, habla del deber de
defender la dignidad y los derechos del hombre. Mientras que Ratzinger en
2004, desde ese organismo, mandó una petición a los centros académicos de
todo el mundo de que investigaran la presencia de la ley natural en la
sociedad contemporánea, echando de menos consenso y pidiendo una
renovación de la ley natural. Ya como Benedicto XVI ha denunciado profusa
y enérgicamente el relativismo y señalando a Jesucristo como la plenitud de
la ley natural. Reconociendo que los contenidos de la ley natural son
previos al cristianismo, aunque éste haya sido su mejor valedor.
El doc de la CTI habla de un «redescubrimiento» de la noción de ley natural en el contexto
cultural actual, y la correspondiente «rehabilitación» de la racionalidad de la ética, después de
diferenciar entre la perspectiva teológica y la perspectiva “metafísica” (¿?)
propia de la filosofía.

La aparición de disparates legales en virtud de la extensión universal de la ideología de


género replantea el problema de la ley natural, o sea, objetiva o racional versus artificiosa
y arbitraria. Las nociones de ley natural y derechos humanos están en crisis, de ahí que
antiguos derechos fundamentales como el de la vida se cuestionen, al tiempo que se habla
absurdamente de “derechos de los animales”. Qué significa “natural” en el concepto de
“derecho o ley natural” debe ser reilustrado, recuperado, renovado.

Ahora bien, está claro que desde el inicio de la Modernidad en el mismísimo


Renacimiento (o, más aún, en la decadencia escolástica de al Baja Edad Media, con el
ockhamismo del siglo XIV) se ataca a la Iglesia y doctrina católica por fuerzas
irracionales disolventes que presumen de racionalidad pero son otra versión histórica de
relativismo: el protestantismo, la Ilustración y revolución francesa, el comunismo. El
enemigo a batir es el catolicismo y la institución social que lo sostiene: la familia.
Destruir la familia es destruir a los individuos para hacerlos más manejables, tal como
siempre pretenden el lado oscuro de la Fuerza, da igual como se llame o etiquete.
Destruir la religión católica y el derecho natural. Lo cual supone un atentado a la razón
misma. Y así ocurre, en efecto, cuando actualmente se viola el mismísimo principio de
identidad o no-contradicción en nombre la “libertad”, o a la equidad en nombre de la
“igualdad”, con la aberración lógica, lingüística, ontológica, científica de fundar la
“identidad” en la “autopercepción”, sin la menor reserva crítica sobre ella, es decir,
anulando la línea roja de la objetividad que diferencia entre verdad y apariencia, ser y
saber, saber y creencia.

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