Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
D1EG0 Dios Ha Muerto o El Ubermensch Ha
D1EG0 Dios Ha Muerto o El Ubermensch Ha
Diego fue más allá de todo lo establecido, no sólo se enfrentó al sistema, sino que
vivió a su manera. Podemos estar de acuerdo o no con las decisiones que tomó,
pero ese no es el punto. Fue consciente de estas decisiones y de lo que generaron,
sin renegar de ellas. Él abrazó la vida, con todo lo hermoso, pero también con lo
monstruoso, abrazó sus orígenes, su humildad, las necesidades vividas, su familia,
sus victorias, sus derrotas, sus aciertos y errores, sus adicciones, su enfermedad, y
estoy seguro que en el último aliento, abrazó a la misma muerte.
Experimentó su vida hasta lo más profundo; a donde algunos nunca llegan y otros
tantos permanecen subordinados por los horrores que habitan en lo más oscuro de
la existencia; pero a Diego, eso no lo detuvo.
El hombre es algo que debe ser superado, nos dijo Nietzsche a través de su
Zaratustra. Aquellos que critican a Diego - aun en muerte lo siguen haciendo - ¿qué
han hecho para atravesar las murallas de su posición de hombres? Él fue más allá,
rompió los esquemas y superó las barreras. ¿Cómo no amarlo? Si abrazó el
camino, lo transitó sin detenerse nunca, sin mirar atrás, sin hundirse en el ocaso que
representa el propio hombre; vivió en aras de llegar a convertirse en el superhombre
(aún sin saberlo).
Todos recordamos ese niño de tan sólo 10 años, allá por inicios de la década del
´70, diciendo que sus sueños eran: jugar el mundial con la selección y salir
campeón. Cumplió, y de qué manera lo hizo. Diego nunca dejó de ser ese niño, con
una sonrisa eterna y esa diversión sin fin. Ese niño que para Nietzsche era el
espíritu creativo, la pureza, la inocencia y el juego. Juego a través del cual se crean
nuevos valores. El niño es un nuevo comienzo, libertad, deseo y una nueva
promesa. Donde se impone a sí mismo las reglas de sus juegos. Volvemos al
comienzo de estas líneas; Diego creaba sus propios valores y el fútbol fue el juego
que usó como herramienta.
Diego hizo de su fútbol un arte creador, ese arte que, para el autor alemán, era la
fuerza transformadora de todo. Su fútbol era amor, alegría, libertad; pero también
era coraje, rebeldía y lucha.
Está claro, que Diego asumió la vida y la afirmó a pesar de todo el dolor y
sufrimiento que pudo haber enfrentado. Vivió su vida como una obra de arte, dando
rienda suelta a su libertad creadora, sin ataduras, y que lo llevó (a mi humilde
entender) a convertirse en el Superhombre que Nietzsche nos presentó en sus
obras.
La muerte es otra etapa más de la vida, eso lo tenemos claro, pero no es un punto
final. Al menos no lo es para alguien que dejó tanto en el corazón de los argentinos
y del mundo. Guardaremos su arte en el lugar más seguro de nuestros corazones,
haciéndolo inmortal, transmitiendo su memoria para que todos sepan lo que fue y lo
que siempre será para nosotros.
Leí por ahí que a Diego se lo ama en virtud de ver - en contraposición- quienes son
aquellos que lo odian. Me parece simplemente, una perfecta definición. Algunos
intentarán desviar el foco de atención, por razones políticas o hasta amarillistas,
señalarán sus errores, lo reducirán simplemente a “el mejor futbolista de la historia”
(como si eso fuera poco), pero su lucha quedará en la memoria, su arte y su magia
permanecerán intactas. La vida se termina sí, pero la pelota y el legado NO SE
MANCHAN.