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MODOS DE ADQUISICION DEL DOMINIO:

Ademas de los modos generales de adquirir los derechos reales (tradició n, prescripció n, sucesió n, etc), algunos
derechos reales tienen modos especiales de ser adquiridos, y el Cap. 2 del Titulo III se ocupa de ellos con relació n al
derecho eal de dominio.

 Apropiacion: es un modo unilateral y originario de adquirir el dominio de las cosas muebles no registrables sin
dueñ o. Se basa en la aprehensió n mateial, en la toma de posesió n, acompañ ada de la voluntad de sujetar la cosa al
poder del adquirente. Se exige capacidad y corpus.
En estos casos, asi como se adquiere la posesió n, se adquiere a la vez el dominio. Ello es asi si se tiene presente que
el sujeto actú a voluntariamente, y que se es poseedor cuando la persona se comporta como titular del derecho real.
Al no haber otro deñ o a quien reconocer y representar, ambos adquisiciones se producen simultá neamente.
Los inmuebles sin dueñ o pertenecen al dominio privado del Estado, al igual que las cosas muebles de dueñ o
desconocido que no sean abandonadas. Las cosas muebles registrables siempre tienen un dueñ o conocido,por eso
o tienen cabida en el régimen de la apropiació n, salvo que haya abandono explícito.
Dice el art. 1947: “el dominio de las cosas muebles no registrables sin sueño, se adquiere por apropiación.
Son susceptibles de apropiación:
a) Las cosas abandonadas;
b) Los animales que son el objeto de la caza y de la pezca;
c) El agua pluvial que caiga en lugares públicos o corra por ellos.

Cosas sin dueño y abandonadas. El abandono siempre tiene que ser volntario (sino no se lo considera abandono). Si
la cosa hallada es de algú n valor se la presume perdida y no abandonada. Por otro lado, si el deñ o es desconocido,
la cosa pertenece al dominio privado del Estado.
La persona que abandono la cosa mueble puede volver a tomarla si se arrepiente, si no fue todavía apropiada por
otro.
Tambien es susceptible de apropiació n el agua pluvial que caiga en lugares pú blicos o corra por ellos. Asi, por
ejemplo, el agua de lluvia puede ser apropiada en la medida en que haya caído en lugares pú blicos o, caído en lugar
privado pero corra por un lugar publico; no la que caiga en terrenos de particulares y no salga de allí.

Caza. El art. 1948 establece que “el animal salvaje o el domesticado que recupere su libertad natural, pertenece al
cazador cuando lo toma o cae en su trampa. Mientras el cazador no desista de perseguir al animal que hirió tiene
derecho a la presa, aunque otro la tome o caiga en su trampa.
Pertenece al dueño del inmueble el animal cazado en él sin su autorización expresa o tacita”.
La caza es una manera de apropiació n; en efecto, el animal herido o muerto por el cazador recién le pertenecerá
cuando lo tome. Lo mismo sucede con el que ha caído en las trampas puestas por él, ya que el cazador tiene su
posesió n desde que tiene la posibilidad física de tomarlo. No obstante, debe concretar ese acto con la aprehensió n,
debe realizar un acto material, para que no se interprete que desisitio.
El animal para ser cazado debe vivir en su libertad natural; se excluye a los animales domesticos (mientras lo son),
y también a los domesticados, porque no solo ya no viven en su libertad natural sino que también tienen dueñ o.
No se puede cazar en terrenos ajenos sin permiso del dueñ o; si esto ocurre, el animal cazado pertenece al dueñ o
del inmueble.
El acto de caza con armas comienza cuando se dispara el tiro y se hiere al animal; sigue cuando es perseguido por
el cazador, mientras huye y finalmente termina cuando quien lo hirió lo toma, vivo o muerto. Iniciado el
mismo,nadie puede interrumpirlo (mientras el animal huye nadie puede tomarlo). Por eso, si alguien lo toma, o cae
en su trampa, debe entregá rselo al cazador, porque éste,mientras lo fuese persiguiendo, tiene preferencia para
convertirse en el sueñ o del animal.
Ademas hay que tener en cuenta que diversas normas prohíben la caza en ciertos lugares especialmente
protegidos.
Pezca. El có digo aclara que se puede apropiar la especie acuá tica si se pesca en aguas de uso publico o con
autorizació n. Si bien en principio la pesca es libre en aguas de uso publico, como son las del mar territorial
argentino (hasta 12 millas marinas), ríos navegables o no navegables, y lagos navegables, ello solo puede hacerse
conforme a las disposiciones el Codigo y reglamentaciones generales o locales, atento al poder de policía
administrativa que tienen las provincias en sus respectivas jurisdicciones.

Enjambres. El art. 1950 establece los requisitos para que sea posible conservar o adquirir un enjambre: “el dueño de
un enjambre puede seguirlo a través de inmuebles ajenos, pero debe indemnizar el daño que cause. Si no lo persigue o
cesa en su intento, el enjambre pertenece a quien lo tome. Cuando se incorpora a otro enjambre, es del dueño de éste”.

Cosas no susceptibles de apropiación: (art. 1947).


a) Las cosas perdidas. Si la cosa es de algún valor, se presume que es perdida, excepto prueba en contrario;
b) Los animales domesticos, aunque escapen o ingresen en inmueble ajeno;
c) Los animales domesticados, mientras el dueño no desista de perseguirlos. Si emigran y se habitúan a vivir en
otro inmueble, pertenecen al dueño de éste, si no empleo artificios para atraerlos.
d) Los tesoros.
Los animales domesticos son aquellos que viven con el hombre desde hace muchísimas generaciones.
Los animales domesticados son en realidad animales salvajes que, por medio de la domesticació n, se los ha
acostumbrado a la vista y compañ ía del hombre.

Tesoros. Art. 1951 “es tesoro toda cosa mueble de valor, sin dueño conocido, oculta en otra cosa mueble o inmueble.
No lo es la cosa de dominio publico, ni la que se encuentra en una sepultura de restos humanos mientras subsista esa
afectación”.
Dispone 4 caracteristicas que debe reunir:
a) Se toda cosa mueble de valor, debiéndose entender por tal el objeto material que, ademá s de poder
desplazarse, tenga un valor mayor al comú n, no quedando sin embargo circunscripto el concepto a las
monedas, joyas y objetos preciosos;
b) Sin dueñ o conocido (tiene dueñ o pero no se sabe quien es);
c) Oculto en otra cosa mueble o inmueble; esto es esencial para diferenciar el tesoro de la cosa perdida.
d) No estar en una sepultura, ya que los objetos que allí se encuentran se presume que tienen dueñ o, no
fueron puestos ahí por razones de ocultamiento sino en homenaje a la memoria del muerto.
Tampoco se considera tesoro la cosa mueble oculta que pertenezca al dominio publico (ej, los documentos oficiales
del Estado).
El tesoro no pertenece al propietario del inmueble, es decir al propietario del suelo donde se encuentre enterrado,
o al dueñ o de la casa donde se haya escondido, el pertenecerá al primero que lo haga visible.
El art. 1952 dispone que “es descubridor del tesoro el primero que lo hace visible, aunque no sepa que es un tesoro. El
hallazgo debe ser casual”.
É l no necesita aprehenderlo, sino simplemente hacerlo visible; y lo hace suyo aun en el caso de que no haya tenido
esa intenció n.
El hallazgo debe ser casual, esto es, sin querer, sin habérselo propuesto. No debe ser el fruto de trabajos destinados
a buscar un tesoro determinado.
El mencionado articulo continua diciendo que “solo tienen derecho a buscar tesoro en objeto ajeno los titulares de
derechos reales que se ejercen por la posesión, con excepción de la prenda”.
Por lo tanto, los ú nicos que pueden buscar tesoros son:
- Los titulares de derechos reales que se ejercen por la posesió n, ya sea un objeto propio, parcialmente
propio, o ajeno, con excepció n de la prenda.
- Los terceros que tengan permiso del dueñ o.
El art. 1953 establece la “propiedad del tesoro”, diciendo que el mismo le pertenece a quien ha encontrado un
tesoro en su propio fundo; pero si lo ha hallado en predio ajeno (ya sea un titular de un derecho real sobre cosa
ajena o un tercero descubridor o con permiso), la mitad es de él y la otra mitad del propietario del inmueble.
Si el marido o la mujer hallan un tesoro, éste para ellos es un bien ganancial; y si quien encontró el tesoro es un
tercero, éste se hara dueñ o de la mitad, y la otra mitad pertenece como bien ganancial a los conyuges, aunque el
propietario del inmueble donde se halló el tesoro fuere solamente uno de ellos.
Busqueda por el propietario de un tesoro. El art. 1954 dispone que “cuando alguien pretende que tiene un tesoro que
dice haber guardado en predio ajeno y quiere buscarlo, puede hacerlo sin consentimiento del dueño del predio; debe
designar el lugar en que se encuentra y garantizar la indemnización de todo daño al propietario. Si prueba su
propiedad, le pertenece. Si no se acredita, el tesoro pertenece íntegramente al dueño del inmueble”.

Regimen de cosas perdidas.


El Codigo establece que si alguien encuentra y toma una cosa perdida, debe restituirla o entregarla a las
autoridades. Art. 1955, “el que encuentre una cosa perdida o esta obligado a tomarla, pero si lo hace asume las
obligaciones del depositario a titulo oneroso. Debe restituirla inmediatamente a quien tenga derecho a reclamarla, y
si no lo individualiza, debe entregarla a la policía del lugar del hallazgo, quien debe dar intervención al juez”.
A su vez, el art. 175 del CP establece que “sera reprimido con multa de $1000 a $15000 el que encontrare perdida
una cosa que no le pertenezca o un tesoro y se apropiare la cosa o la parte del tesoro correspondiente al propietario
del suelo, sin observar las prescripciones del CCYC”.
Cosa perdida es la que ha salido de la custodia de su propietario o poseedor, de modo que éste ignore donde se
encuentra; y debe reunir los siguientes caracteres:
a) Ser ajena, puesto que presupone u propietario o poseedor anterior;
b) Que no esté en poder de nadie, es decir, que persona alguna ejerza sobre ella tenencia o situació n de hecho
semejante, pues de lo contrario se cometeria un hurto o robo;
c) Que no haya sido abandonada por su dueñ o, ni se trate de una cosa sin dueñ o.
Quien halle la cosa perdida debe poner diligencia en informar a quien tenga derecho a la cosa si lo conociere, o
individualiza; esto ultimo hace referencia la hecho de que muchas veces en la misma cosa hallada se esá indicando
o está grabado en ella quien es el dueñ o o su direcció n.
Si el hallador hubiese conocido o podido conocer al sujeto con derecho a la cosa hallada, debe dá rsela
inmediatamente, pero si no supiese quien es, debe entregá rsela a la policía del lugar la que dará intervenció n al
juez que quedara encargado de concretar el procedimiento. Si en lugar de esto, decide transmitirle la cosa a un
subadquirente, éste, aun cuando sea de buena fe y a titulo oneroso, esta expuesto a la reivindicació n del titular del
derecho real, ya que no hay adquisició n legal cuando se trata de cosas perdidas. La ú nica posibilidad que le queda
al tercero es la usucapió n, breve o larga, segú n si es de buena o mala fe.
El art. 1956 establece “la restitución de la cosa a quien tiene derecho a reclamarla debe hacerse previo pago de los
gastos y de la recompensa. Si se ofrece recompensa, el hallador puede aceptar la ofrecida o reclamar su fijación por el
juez. Sin perjuicio de la recompensa, el dueño de la cosa puede liberarse de todo otro reclamo del hallador
transmitiéndole su dominio. Transcurridos 6 meses sin que se presente quien tiene derecho a reclamarla, la cosa debe
venderse en subasta publica. La venta puede anticiparse si la cosa es perecedera o de conservación costosa. Deducidos
los gastos y el importe de la recompensa, el remanente pertenece a la ciudad o municipio del lugar en que se hallo”.
Aunque no lo dice la norma, deberá n ponerse uno o mas avisos, y como ellos deben ser puestos por el juez, pueden
ser los edictos judiciales. Tambien el juez podría recurrir a otros métodos para individualizar al titular.
A su vez, el art. 236 inc. D dispone que pertenecen al dominio privado del Estado “las cosas muebles de dueño
desconocido que no sean abandonadas”. Aquí, en principio, no es la cosa sino el dinero obtenido en la subasta.

Transformacion de cosas muebles.


Art. 1957 “hay adquisición del dominio por transformación si alguien de buena fe con una cosa ajena, mediante su
sola actividad o la incorporación de otra cosa, hace una nueva con intención de adquirirla, sin que sea posible volverla
al estado anterior. En tal caso, solo debe el valor de la primera.
Si la transformación se hace de mala fe, el dueño de la materia tiene derecho a ser indemnizado de todo daño, si no
prefiere tener la cosa en su nueva forma; en este caso debe pagar al transformador su trabajo o el a mayor valor que
haya adquirido la cosa, a su elección.
Si el transformador es de buena fe y la cosa transformada es reversible a su estado anterior, el dueño de la materia es
dueño de la nueva especie; en este caso debe pagar al transformador su trabajo; pero puede optar por exigir el valor
de los gastos de la reversión.
Si el transformador es de mala fe, y la cosa transformada es reversible a su estado anterior, el dueño de la cosa puede
optar por reclamar la cosa nueva sin pagar nada al que la hizo; o abdicarla con indemnización del valor de la materia
y del daño”.

Transformacion y cosa no reversible. Para que haya transformació n es necesario que una persona, co su trabajo
sobre materia ajena, realice un obejto nuevo, distinto del material utilizado y que lo haga con intenció n de
adquirirlo.
Si la transformació n se hizo de buena fe y la materia prima no puede volver al estado anterior, el transformador
solo debe pagar el valor de la cosa utilizada. En este caso el transformador dispone de la materia de otro sin saber
que es ajena (buena fe), y la transforma en nuevo objeto y esto lo hace con intenció n de adquirirlo.
Este derecho de crédito solo será posible cuando no se aplique el art. 1895, pues cuando el poseedor es de buena fe
y a titulo oneroso de cosas no robadas ni perdidas, nada se le puede reclamar.
La transformació n no debe ser reversible.
Cuando el transformador fuere de mala fe, no se queda con la cosa por su propia decisió n sino por la elecció n que
haga el dueñ o de la materia prima (en este caso el transformador sabia o debía saber que la materia era ajena).
Si el propietario de la materia decide quedarse con la nueva especie, el transformador no la adquiere, pero tiene
derecho a recibir el pago por su trabajo y el mayor valor adquirido por la transformació n.
Si el dueñ o de la materia no la quiere en su nueva forma, tiene derecho a ser indemnizado de todo dañ o.

Transformacion y cosa reversible.


Si la transformació n es de buena fe, el dueñ o de la materia es dueñ o de la nueva especie, pero debe pagar al
transformador su trabajo. Pero también puede optar porque el transformador le pague los gastos de la reversió n y
volver todo a su estado anterior.
Si la transformació n es de mala fe, el dueñ o de la materia puede optar por quedarse con la cosa empleada sin pagar
nada (ya que la mala fe le hace perder el derecho a cobrar su trabajo), o dá rsela al transformador con derecho a
recibir ademá s del valor de la materia, la indemnizació n del dañ o.

Accesion.
Este es un modo de adquirir el dominio por un titulo autó nomo, distinto a la propiedad que se tiene sobre los
accesorios de la cosa, porque el dominio de éstos es dado por la ley e virtud del dominio que se tiene osbre la cosa
principal, y no por un titulo independiente.
La accesió n puede tener lugar cuando una cosa mueble se adhiere a un inmueble; a otra cosa mueble; o cuando la
reunió n es de dos inmuebles. Se la clasifica en natural y artificial, segú n intervenga o no la mano del hombre.
La accesió n se diferencia de la transformació n porque en la primera se unen dos cosas distintas, mientras que en la
segunda alguien aporta trabajo y realiza un objeto con la materia de otro.

Accesion de cosas muebles. Art. 1958 “si cosas muebles de distintos dueños accede entre sí sin que medie hecho del
hombre y no es posible depararlas sin deteriorarlas o sin gastos excesivos, la cosa nueva pertenece al dueño de la que
tenia mayor valor económico al tiempo de la accesión. Si es imposible determinar qué cosa tenia mayor valor, los
propietarios adquieren la nueva por partes iguales”.
En el primer supuesto el propietario de la cosa mas valiosa adquiere la nueva pagá ndole al dueñ o de la otra su
valor. Ello en el caso de no ser posible su separació n sin deterioro, o de que ésta resulte excesivamente dificultosa o
costosa. Si las cosas unidas pueden separarse, no hay accesió n y cada dueñ o tiene derecho a pedir la separació n.
La accesió n debe producirse sin que medie hecho del hombre; si mediare, la situació n debe resolverte teniendo en
cuenta lo previsto para casos de transformació n, o si ambos está n de acuerdo habrá que sujetarse al contrato entre
ellos.
Se debe distinguir si hay o no cosa de mayor valor econó mico; si la hay el dueñ o de ella adquiere el dominio del
todo pagado a los otros el valor de la materia adherida; si no la hay, los antiguos dueñ os de las cosas se convierten
en condó minos de la nueva por disposició n de la ley.

Accesion de cosas inmuebles.


-Aluvion. Art. 1959 “el acrecentamiento paulatino e insensible del inmueble confinante con aguas durmientes o
corrientes que se produce por sedimentación, pertenece al dueño del inmueble.
No hay acrecentamiento del dominio de los particulares por aluvión si se provoca por obra del hombre, a menos que
tenga fines meramente defensivos.
No existe aluvión si no hay adherencia de la sedimentación al inmueble. No obsta a la adherencia el curso de agua
intermitente.
El acrecentamiento aluvional a lo largo de varios inmuebles se divide entre los dueños, en proporción al frente de cada
uno de ellos sobre la antigua ribera.
Se aplican las normas sobre aluvión tanto a los acrecentamientos producidos por el retiro natural de las aguas, como
por el abandono de su cauce”.
“Paulatino e insensible” refiere a un acrecentamiento de forma lenta, casi imperceptible.
Las dos primeras condiciones para que haya aluvió n son: a) que haya sido producido por un rio, arroyo (corriente
de agua), o por aguas durmientes, como lagos y lagunas, y b) los terrenos del dominio privado, que reciben los
acrecentamientos de tierra de esas corrientes de agua, deben ser arcifinios.
El aluvió n debe ser natural.
Art. 1959 (aluvió n por abandono) “se aplican las normas sobre aluvión tanto a los acrecentamientos producidos por
el retiro natural de las aguas, como por el abandono de su cauce”.
El cauce abandonado ya no cumple la finalidad de tal, queda desafectado del dominio publico ya que por el cambio
deja de ser cauce, mientras que otra parte de la superficie terrestre ha comenzado a serlo. El fenó meno tiene que
producirse en forma natural y no por el hecho del hombre.
Art. 1960 “no constituye aluvión lo depositado por las aguas que se encuentran comprendidas en los limites del cauce
del rio determinado por la línea de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias”.
Materiales como tierra, arena, etc; que se encuentren entro de los limites del rio, no pueden constituir aluvió n,
porque no ha habido adherencia a los terrenos del dominio privado, y ademá s porque no forman parte de ellos
sino del curso de agua.
-Avulsion. Art. 1961 “el acrecentamiento del inmueble por la fuerza súbita de las aguas que produce una adherencia
natural pertenece al dueño del inmueble. Tambien le pertenece si ese acrecentamiento se origina en otra fuerza
natural.
Si se desplaza parte de un inmueble hacia otro, su dueño puede reivindicarlo, mientras no se adhiera naturalmente. El
dueño del otro inmueble no tiene derecho para exigir su remoción, mas pasado el termino de 6 meses, las adquiere por
prescripción.
Cuando la avulsión es de cosa no susceptible de adherencia natural, se aplica lo dispuesto sobre las cosas perdidas”.
Contrariamente a lo que sucede con el aluvió n, en la avulsió n el acrecentamiento de los terrenos, generalmente
situados rio abajo, con cosas susceptibles de adherencia natural, como tierra, arenal o plantas, se produce no en
forma lenta y paulatina, sino por fuerza sú bita, como cuando una porció n de terreno de un fundo es desprendida
violentamente como consecuencia, por ej, de una gran crecida o inundació n, o por efecto de la corriente de las
aguas (nunca del hecho del hombre) e incorporada, naturalmente, a otro predio, normalmente situado en la parte
inferior del curso de agua o en la ribera opuesta, y que es el que se beneficia con la accesió n. Esto ocurre por la
fuerza sú bita de las aguas o de otra fuerza natural (terremoto, tormenta).
Si las cosas susceptibles de adhesió n está n adheridas naturalmente al otro terreno, ya el anterior propietario a quei
ellas pertenecían no puede reivindicarlas, porque aquella adhesió n natural por el fenó meno de la avulsió n ha sido
un titulo de adquisició n del dominio para el propietario del fundo donde ellas fueron a parar, y él no debe
compensació n ni indemnizació n alguna.
El propietario del terreno del cual las cosas se desprendieron tiene el derecho a reivindicarlas mientras no se
hayan adherido naturalmente al terreno donde fueron a parar, y cuenta para ello con el plazo de 6 meses; pero
tiene también el derecho de abandonarla. De ahí que el dueñ o del terreno donde las cosas fueron a parar no tiene
derecho para exigir que ellas sean removidas. Si se produce la adhesió n natural, cesa toda posibilidad se
reivindicar. Aqui de praquíe la accesió n, de pleno derecho, como modo de adquirir el dominio. Si no hay tal
adherencia, entonces el modo de adquirir es la usucapió n.

Construccion, siembra y plantación. El có digo ofrece diversas soluciones a la construcció n, siempre y plantació n con
materiales ajenos, por el dueñ o o por un tercero, y hasta con trabajo ajeno.
Art. 1962 “si el dueño de un inmueble construye, siembra o planta con materiales ajenos, los adquiere, pero debe su
valor. Si es de mala fe también debe los daños.
Si la construcción, siembra o plantacion es realizada por un tercero, los materiales pertenecen la dueño del inmueble,
quien debe indemnizar el mayor valor adquirido. Si el tercero es de mala fe, el dueño del inmueble puede exigirle que
reponga la cosa al estado anterior a su costa, a menos que la diferencia de valor sea importante, en cuyo caso debe el
daño.
Si la construcción, siembra o plantación es realizada por un tercero con trabajo o materiales ajenos en inmueble
ajeno, quien efectua el trabajo o quien provee los materiales no tiene acción directa contra el dueño del inmueble,
pero puede exigirle lo que deba al tercero”.
La edificació n, siembra y plantació n son modos de adquirir el dominio por adherencia artificial (hecho del hombre)

Invasion del inmueble colindante. Art. 1963 “quien construye en su inmueble, pero de buena fe invade el inmueble
colindante, puede obligar a su dueño a respetar lo construido, si éste no se opuso inmediatamente de conocida la
invasión.
El dueño del inmueble colindante puede exigir la indemnización del valor de la parte invadida del inmueble. Puede
reclamar su adquisición total si se menoscaba significativamente el aprovechamiento normal del inmueble y, en su
caso, la disminución del valor de la parte no invadida. Si el invasor no indemniza, puede ser obligado a demoler lo
construido.
Si el invasor es de mala fe y el dueño del fundo invadido se opuso inmediatamente de conocida la invasión, éste puede
pedir la demolición de lo construido. Sin embargo, si resulta manifiestamente abusiva, el juez puede rechazar la
petición y ordenar la indemnización”.

REGIMEN DE COSAS MUEBLES.


Art. 1895 “Adquisicion legal de derechos reales sobre muebles por subadquirente. La posesion de buena fe del
subadquirente de cosas muebles no registrables que no sean hurtadas o perdidas es suficiente para adquirir los
derechos reales principales excepto que el verdadero propietario pruebe que la adquisición fue gratuita.
Respecto de las cosas muebles registrables no existe buena fe sin inscripción a favor de quien la invoca.
Tampoco existe buena fe aunque haya inscripción a favor de quien la invoca, si el respectivo régimen especial prevé la
existencia de elementos identificatorios de la cosa registrable y éstos no son coincidentes”.
El articulo trata la situació n del subadquirente de cosas muebles en las transmisiones a non domino.
Este precepto se aplica a los casos de “desprendimiento voluntario”, esto es, casos en los que el propietario de la
cosa intervino, aun cuando su voluntad haya estado viciada o haya mediado alguna irregularidad. Si el titular del
derecho real ni siquiera participo, el acto le sería inoponible.
Art. 392 “los subadquirentes no pueden ampararse en su buena fe y titulo oneroso si el acto se ha realizado sin
intervención del titular del derecho”.
Si éste no participó se entra en la hipó tesis de hurto o robo que el articulo deja afuera; y lo mismo sucede si la cosa
fue perdida, ya que no hubo desprendimiento voluntario del titular.
Ej: A, dueñ o de un libro, se lo presta a B. B, en lugar de devolverlo, se lo vende a C, quien ignora que el libro era de A
y estaba convencido de adquirir correctamente. Planteado el conflicto entre A y C, el Codigo protege al segundo,
para garantizar la seguridad diná mica. En efecto, ésta norma solo es aplicable cuando el propietario de la cosa
mueble voluntariamente la entrega a quien, traicionando su confianza y comportá ndose como si fuese su dueñ o, la
transmite; ello, en virtud de la apariencia que se crea por estar en contacto con la cosa.
La adquisició n de la propiedad por el tercero implica la perdida simultanea del dominio por el anterior dueñ o,
quien tendrá contra aquél a quien había confiado la cosa, las acciones civiles correspondientes, por haberla
enajenado indebidamente.
Para repeler la acció n reivindicatoria es necesario que el tercero, ademá s de poseer de buena fe, haya adquirido a
titulo oneroso.
Las cosas no deben ser hurtadas ni perdidas; si se trata de cosas muebles hurtadas o perdidas, el subadquirente de
buena fe puede adquirirlas por prescripció n breve al cabo de 2 añ os; y si carece de buena fe, podrá adquirirlas
luego de 20 o 10 añ os de posesion, segú n el caso.
Se trata de una adquisició n legal.

Requisitos:
-Posesion. El tercero debe ser poseedor de la cosa mueble (no tenedor).
-Buena fe. El tercero debe haber actuado de buena fe para poder invocar esta regla y asi repelar la acció n
reivindicatoria, de nulidad o resolució n, que intente el anterior propietario. En el caso de cosas muebles
registrables el articulo establece que no existe buena fe sin inscripció n a favor de quien la invoca. Tampoco existe
buena fe aunque haya inscripció n a favor de quien la invoca, si el respectivo régimen especial preve la existencia de
elementos identificatorios de la cosa registrable y éstos no son coincidentes.
-Titulo oneroso. Si bien quien sea poseedor de buena fe, aun cuando haya adquirido a titulo gratuito goza de la
atribució n de propiedad que establece dicho precepto; a efectos de poder repeler la acció n reivindicatoria del
anterior propietario, se requiere también que haya mediado una adquisició n a titulo oneroso.
-Cosa mueble no hurtada ni perdida.

Excepciones:
-Cosas que pertenezcan al dominio publico del Estado.
-Accesorios de un inmueble reivindicado (si el titular de un inmueble debe sufrir la reivindicació n, no puede
pretender quedarse con las cosas muebles accesorias a dicho inmueble, ya que la regla es que las cosas accesorias
siguen la suerte de la principal).
-Cosas muebles registrables (automotores, buques, aeronaves, caballos de pura sangre de carrera, ya que cuentan
con un régimen especial que las sistrae del principio establecido por el art. 1895).
-Cosas hurtadas, perdidas o abandonadas.
-Muebles del hogar conyugal o convivencial.
-Las universalidades.
-Titulos valores.

Regimen de cosas muebles registrables.


-Buques.
-Aeronaves.
-Semovientes.
-Equinos de pura sangre de carrera.
-Automotores: diversas normas regulan la propiedad del automotor.
Sistema registral organizado por el decreto-ley 6582/58, ratificado por la ley 14.467 y luego modificado (entre
otras normas) por la ley 22.977.
En el art. 5 enumera los vehículos considerados automotores (automó viles, camiones, jeeps, ó mnibus, colectivos,
maquinas agrícolas, etc).
El art. 1 regula el efecto constitutivo de la inscripció n “la transmisión del dominio de los automotores debera
formalizarse por instrumento publico o privado y sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros
desde la fecha de su inscripción en el Registro Nacional de la Propiedad del Automotor”.
Se establece asi un sistema registral constitutivo, ya que antes de la inscipcion no se constituye o transmite el
derecho real.
Para la transferencia de automotores no solamente es necesario presentar los formularios respectivos, sino
también el titulo de propiedad. El encargado debe verificar que las constancias del titulo de propiedad concuerden
con las anotaciones que obren en el registro.
Ademas, para lograr la transferencia es un requisito indispensable la exhibició n del rodado para que se realice su
verificació n, tramite que es previo al patentamiento y a la entrega de las chapas, cedula y titulo.
Art. 2 “la inscripción de buena fe de un automotor en el registro confiere al titular de la misma la propiedad del
vehiculo y el poder de repeler cualquier acción de reivindicación, si el automotor no hubiese sido hurtado ni robado”.
Si el automotor ha sido hurtado o robado, el adquirente no puede impedir la reivindicació n, aun cuando tenga a su
favor la inscripció n registral y haya adquirido de buena fe y a titulo oneroso.

LIMITES AL DOMINIO:
El có digo los regula en el Cap. 4 del Titulo III del Libro Cuarto.
El art. 1941 al denifinir el dominio perfecto y señ alar las facultades amplias del dueñ o, aclara “dentro de los limites
previstos por la ley”; ocurre que ningú n derecho es absoluto en el sentido de ilimitado; establece la CN que los
derechos está n sujetos a las leyes que reglamentan su ejercicio.
El objeto principal de este capitulo con las limitaciones al dominio privado, en miras de salvar otros derechos de
las propiedades contiguas. Estas disposiciones tienen como objeto determinar los limites en los cuales debe
restringirse el ejercicio normal del derecho de dominio,o de conciliar los intereses opuestos de los propietarios
vecinos.

Diferencias con las servidumbres.


-Los limites al dominio son recíprocamente impuestos a los propietarios vecinos por su interes respectivo, y no
suponen una heredad dominante, ni una heredad sirviente. En efecto, para que se pueda hablar de servidumbres
prediales se requieren dos fundos, soportando la carga solo el fundo sirviente, pero no el dominante; en cambio, en
materia de limitaciones, la posició n reciproca de los dos inmuebles es jurídicamente idéntica.
-En las servidumbres no pueden tener cabida las obligaciones de hacer como carga del titular del inmueble en su
cará cter de tal, lo que sí sucede en los limites.
-Los limites son comunes a todos los inmuebles,lo que no sucede con las servidumbres, que pueden o no existir.
Los limites no dan lugar a indemnizaciones; por el contrario, las servidumbres pueden generar un derecho al
resarcimiento en favor del titular del fundo sirviente. Los limites no se extinguen por el no uso.
-Las servidumbres pueden originarse en una disposició n de la ley o en el contrato, y en cambio los limites no
pueden ser sino legales al no poder modificar los particulares la reglamentació n del derecho de dominio.

Art. 1971. Daño no indemnizable. “Los deberes impuestos por los limites al dominio no generan indemnización da
daños,a menos que por la actividad del hombre se agrave el perjuicio”.
Se establece la regla de que los limites deben ser aceptados, tolerados, sin derecho a indemnizació n alguna.
Tampoco el ejercicio del derecho de dominio, en forma regular, genera un derecho al resarcimiento. Ocurre que las
actividades que sin causar a los vecinos perjuicio, o ataque a su derecho de propiedad, tuviesen simplemente por
resultado privarles de ventajas de que gozaban hasta entonces, o les dan derecho ara sr indemnizados por dañ os y
perjuicios.
Esta norma, es también aplicable a la Administracion Publica, la que no debe indemnizar las molestias derivadas de
la realizació n de obras publicas, cuando só lo priven a los particulares de ventajas.
La excepció n la constituye la hipó tesis de que “por la actividad del hombre se agrave el perjuicio”.
Pero cuando se exceden los limites, en el supuesto que cause dañ o, el autor debe indemnizar al perjudicado.

Limites en interes publico.


Art. 1970. “Las limitaciones impuestas al dominio privado en el interes publico están regidas por el derecho
administrativo. El apovechamiento y uso del dominio sobre inmuebles debe ejercerse de conformidad con las normas
administrativas aplicables en casa jurisdicción.”
Este articuo indica que las limitaciones al dominio se rigen principalmente por el Derecho Administrativo, y que las
de éste Capitulo, limitadas a las relaciones de vecindad, son subsidiarias de las normas administrativas de cada
jurisdicció n.
La Administracion Publica regula todo lo relativo al urbanismo y a la edificació n, por medio de los có digos e
planeamiento (municipales y povinciales) y de los có digos de edificació n.
Las limitaciones administrativas son generales (rigen para todos los que se encuentren en una misma situació n),
tienden a proteger al publico; son actuales, constantes, no se extinguen por el no uso y no generan derecho a
indemnizació n.

Limites a la libre disposición jurídica: clausula de inenajenabilidad.


Se prohíben las clausas de no enajenar en los actos a titulo oeroso (con excepció n del contrato de fideicomiso), y se
las permiten en los actos a titulo gratuito.
Art. 1972 “en los actos a titulo oneroso es nula la clausula de no transmitir a persona alguna el dominio de una cosa
determinada o de constituir sobre ella otros derechos reales. Estas clausulas son validas si se refieren a persona o
personas determinadas.
En los actos a titulo gratuito todas las clausulas señaladas en el primer parrado son validas si su plazo no excede los
10 años.
Si la convención no fija plazo, o establece un plazo incierto o superior a 10 años, se considera celebrada por ese
tiempo. Es renovable de manera expresa por un lapso que no exceda los 10 años contados desde que se establecio.
En los actos por causa de muerte, son nulas las clausulas que afectan las porciones legitimas, o implican una
sustitución fideicomisaria”.
Conforme a lo establecido por el art. 234, son casos de inajenabilidad relativa y, por tanto, está n fuera del comercio,
las cosas cuya enajenació n se hubiese prohibido “por actos jurídicos, en cuanto el Có digo permita tales
prohibiciones”. Tambien dice el Codigo que es prohibida la clausula de no enajenar a persona alguna, pero no a
persona deterinminada (en los actos a titulo oneroso). Por lo tanto, si se establece una clausula de no enajenar a
persona alguna, y se enojena, la enajoenacion será valida y la clausula ineficaz porque la ley, por razones de orden
publico, la prohíbe.
El articulo se refiere no solo a la transmisió n del dominio, sino a la constitució n de derechos reales (ej, no se puede
prohibir la constitució n de una hipoteca). Esto se aplica a inmuebles y a las cosas muebles, registrables o no.
En los actos a titulo gratuito sí se admite la clausula de prohibició n de enajenar; esta prohibició n no puede
extenderse por mayor termino que el de 10 añ os. El plazo puede ser renovado de manera expresa, siempre que no
se excedan los 10 añ os que obran como má ximo.
Finalmente, el articuo pone otro limite a las clausulas de no enajenar en los actos a titulo gratuito, que consiste en
la prohibició n de la sustitució n fideicomisaria.
Inhibicion voluntaria. Algunas personas, voluntariamente, deciden inhibirse para asi potegerse o garantizar
derechos de acreedores. Se rata de una autolimitació n a la facultad de disponer, especialmente en casis
registrables.

Numerus clausus. La limitació n que el titular del dominio sufre en este aspecto se refiere a su falta de libertad para
modificar, por sí o por acuerdo de partes, las regulació n de sus derechos y obligaciones inherentes al uso y goce de
aquel, o bien a su imposibilidad de crear por contrato otros derechos reales distintos de los reconocidos por la ley,
o desmembrar su dominio con otros derechos reales no reconocidos por el Codigo.

Camino de sirga. Art. 1974 “el dueño de un inmueble colindante con cualquiera de las orillas de los cauces o sus
riberas, aptos para el transporte por agua, debe dejar libre una franja de terreno de 15 metros de ancho en toda la
extensión del curso, en la que no puede hacer ningún acto que menoscabe aquella actividad.
Todo perjudicado puede pedir que se remuevan los efectos de los actos violatorios de este articulo”.
El citado artículo regula el camino de sirga, que es la franja de terreno que el dueñ o debe dejar libre cuando su
inmueble limita con un cauce de agua.
La restricció n para los dueñ os ribereñ os consiste en no poder utilizar ese espacio para ningú n acto que menoscabe
el transporte por agua (ej, hacer construcciones, deteriorar el terrenos, hacer plantaciones o sembrados, etc) ni
cualquier otra actividad que pueda obstaculizar el libre transito de personas o animales, que se necesiten para
ayudar a pasar por ahí a las embarcaciones, a efectos de la comunicació n por agua.
La limitació n abarca no solo a los propietarios limítrofes, sino a quienes no sean limítrofes pero sean dueñ os de un
inmueble dentro de la franja de 15 metros.
La norma apunta, principalmente, a asegurar las necesidades de la navegació n, flotació n y pesca.
La restricció n no genera indemnizació n (la regla general en materia de limitaciones es que no generan
indemnizació n).
Legitimación. Todo perjudicado puede pedir que se remuevan los efectos de los actos violatorios que describe el
artículo. De tal modo, si no se respeta en forma total o parcial el deber de dejar libre la franja de 15 metros,
cualquier persona que se sienta perjudicada puede pedir que se remuevan los obstá culos.

Limites por razones de vecindad.


Los titulares de derechos reales (también poseedores y tenedores) deben usar el inmueble de manera regular,
respetando la utilizació n ajena y eperando que se respete la propia.
Las reglas de buena vecindad impiden extender una inmisió n desde un inmeble hacia otro; en cambio, no prhiben
privarlo de ciertas ventajas, tales como si un inmueble recibe luz y el vecino eleva su propiedad quitá ndosela (en
tanto o halla abuso de derecho).

Inmisiones inmateriales. Art. 1973: “las molestias que ocasionan el humo, calor, olores, luminosidad, ruidos,
vibraciones o inmisiones similare por el ejercicio de actividades en inmuebles vecinos, no deben exceder la normal
tolerancia teniendo en cuenta las condiciones del lugar y aunque medie autorización administrativa para aquellas.
Según las circunstancias del caso, los jeces pueden disponer la remoción de la causa de la molestia o su cesasion y la
indemnización de los daños. Para disponer el cese de la inmisión, el juez debe ponderar especialmente el respeto
debido al uso regular de la propiedad, la prioridad en el uso, el interes general y las exigencias de la producción”.
Las inmisiones son propagaciones de factores que perturban causados por la obra del hombre; no está n
comprendidas en la norma las que tienen causas naturales. El derecho no protege el uso anormal de las cosas
cuando le generan al vecino una incomodidad intolerable.
Requiere que las inmisiones provengan de un inmueble; también debe haber cierta reiteració n de la inmisió n
(debe producirse mas de ua vez, pero no es necesario que sea perpetua).
Ademas de “las condiciones del lugar”, el articlo dice que el juez debe tener en cuenta otros elementos como a) el
respeto debido al uso regular de la propiedad; b) la prioridad en el uso; c) el interes general; d) las exigencias de la
producció n.
El juez debe ponderar, especialmente, las exigencias de la producció n; lo que significa que las inmisones
industriales pueden ser admitidas, en ciertos casos, aun cuando superen la normal tolerancia (pero esto tampoco
debe ser llevado al extremo).
Las inmisiones deben ser prhibidas cuando se puedan eliminar con la adopció n de arreglos técnicos de costo
razonable. En ciertos casos, cuando el costo sea tan algo que implique el cierre de la acividad industrial, una
solució n posible puede ser la indemnizació n en favor del perjudicado por las inmisiones.
En cuando a la legitimación activa y pasiva, como consecuencia de los dispuesto en los arts. 1932 y 1933, está n
legitimados tanto los poseedores como los tenedores; y el campo de la legitimació n puede ser aun mas amplio si se
afectan los derechos de incidencia colectiva en general.
Tambien, antes de que se consuma el dañ o puede recurrise a la acció n preventiva prevista por el art. 1711.

Obstaculo al curso de las aguas. Art. 1975 “los dueños de inmuebles linderos a un cauce no pueden realizar ninguna
obra que altere el curso natural de las aguas, o modifique su dirección o velocidad, a menos que sea meramente
defensiva. Si alguno de ellos resulta perjudicado por trabajos del ribereño o de un tercero,puede remover el obstáculo,
construir obras defensivas o reparar las destruidas, con el sin de restablecer las aguas a su estado anterior, y reclamar
del autor el valor de los gastos necesarios y la indemnización de los demás daños.
Si el obstáculo se origina en un caso fortuito, el Estado solo debe restablecer las aguas a su estado anterior o pagar el
valor de los gastos necesarios para hacerlo”.
Esta limitació n impide a los dueñ os de inmuebles que limitan con causes de agua realizar obras que alteren su
curso.
La excepció n se encuentra en las obras meramente defensivas, las cuales está n admitidas. Asi, por ejemplo, un
canal que tenga por objeto impedir que se inunde el inmueble, o proteger cultivos.
Puede ocurrir que el curso de las aguas sufra alteraciones, tales como que las aguas cambien su curso, por trabajos
del ribereñ o de un tercero. En tales circunstancias el dueñ o perjudicado se encuentra habilitado para tomas
medidas con el objeto de “restablecer las aguas a su estado anterior”.
Las medidas que se pueden tomar, segú n el Codigo, consisten en “remover el obstá culo, construir obras defensivas,
o reparar las destruidas”.

Recibir aguas, arenas y puedras. Art. 1976 “debe recibirse el agua, la arena o las piedras que se desplazan desde otro
fundo si no han sido degradadas ni hubo interferencia del hombre en su desplazamiento. In embargo, puede derivarse
el agua extraida artificialmente, la arena o las piedras que arrastra el agua, si se prueba que no causan perjuicio a los
inmuebles que las reciben”.

Obras, trabajos e instalaciones. Art. 1977 “si es indispensable poner andamio u otras instalaciones provisorias en el
inmueble lindero, o dejar pasar a las personas que trabajan en la obra, el dueño del inmueble no puede impedirlo, pero
quien construye la obra debe reparar los daños causados”.

Luces y vistas.
Vistas. Art. 1978 “excepto que una ley local imponga otras dimensiones, en los muros linderos no pueden enerse vistas
que permitan la visión frontal a menor distancia que la de 3 metros; ni vistas laterales a menos distancia que la de 60
cm., medida perpendicularmente. En ambos casos la distancia se mide desde el limite exterior de la zona de visión mas
cercana al inmueble colindante”.
Esta norma se ocupa de las vistas como limite al dominio, e impone ciertas condiciones para que uno de los vecinos
pueda observar al inmueble del otro. Ellos sin perjuicio de la constitució n de la servidumbre de vistas.
El fundamento es e resguardo de la intimidad y seguridad de los vecinos.
Hay dos clases de vistas:
-Frontales: son aquellas que se tienen en la direcció n del eje vertical de una ventana, de modo que la persona
parada frente a ella no necesita girar su cabeza para poder ver el fundo vecino (siempre que haya un balcó n la vista
debe considerarse frontal).
-Laterales: son las que solo permiten ver de costado.
La distancia minima que exige la norma varia segú n se trate de vista frontal o lateral.
Luces. Art. 1979 “excepto que una ley local disponga otras dimensiones, en el muro lindero no pueden tenerse luces a
menor altura que la de un 1,80m. , medida desde la superficie mas elevada del suelo frente a la abertura”.
Este articulo se refiere a la altura minima que es posible tener luces.
Las aberturas que pueden realizarse en una pared sobre el fundo del vecino se distinguen en luces y vistas. Las
luces son aquelas aberturas que permiten pasar la luz y el aire pero no permiten asomarse. Las vistas son, en
sentido amplio, las ventanas que permiten asomarse y espiar. La distinció n se basa esencialmente, en la posibilidad
de asomarse u observar el inmueble vecino.
El có digo utiliza la expresió n muro lindero, refiriéndose a aquel que linda inmediatamente con la línea separativa
de ambas heredades; al tratarse de un muro medianero, en cambio, el otro vecino tiene derecho a adosar
construcciones en el, quizá s tapando esas aberturas.
Art. 1980 “las distancias minimas indicadas en los articuos 1978 y 1979 no se aplican si la visión esta impedida por
elementos fijos de material no transparente”.
Art. 1981 (privación de luces o vistas) “quien tiene luces o vistas permitidas en un muro privativo no puede impedir
que el colindante ejerza regularmente su derecho de elevar otro muro, aunque lo prive de la luz o de la vista”.

Limites para la plantación de arboles, arbustos u otras plantas.


Art. 1982. “El dueño de un inmueble no puede tener arboles, arbustos y otras plantas que causen molestias que
exceden de la normal tolerancia. En tal caso, el dueño afectado puede exigir que sean retirados, a menos que el corte
de ramas sea suficiente para evita las molestias. Si as raíces penetran en su inmueble, el propietario puede cortarlas
por sí mismo”.

PRESCRIPCION ADQUISITIVA.
Es un modo de adquirir los derechos reales.
Art. 1897 “La prescripción para adquirir es el modo por el cual el poseedor de una cosa adquiere un derecho real
sobre ella mediante a posesión durante el tiempo fijado por la ley”.
Se conoce a este modo de adquierir también con el nombre de usucapió n, que significa adquirir algo por el uso y la
posesió n.
Es un modo de adquirir derechos reales, por actos entre vivos y de manera gratuita.
Hay dos clases:
-Proscripción larga, que requiérela posesió n durate el plazo de 10 o de 20 añ os (art. 1899).
-Prescripcion breve, en la que el plazo es de 10 o de 2 añ os; y ademá s se necesita contar con justo titiulo y buena
fe (art. 1898).
Los plazos mas breves en cada una solo se aplican en la adquisició n de cosas muebles, cumplidos ciertos recaudos.
Las normas uqe regulan la prescripció n son de orden publico, no pueden ser modificadas por una convenció n.

Concepo. Fundamentos.
La usucapió n es una institució n por medio de la cual el transcurso del tiempo opera para la adquisició n o
consolidació n de un derecho real y, como contrapartida, como la perdida de ese derecho para el anterior titular de
ese determinado derecho real.
No se limita a la adquisició n del dominio, sino que puede utilizarse para adquirir cualquier derecho real que se
ejerza por medio de la posesió n, menos la prenda y la anticresis, porque al tratarse de derechos de garantía no
admiten como fuente la prescripció n, sino ú nicamente la convenció n de partes.
El art. 2565 establece como regla general que se pueden adquirir por prescripció n los derechos reales principales;
estos son todos los derechos reales menos la hipoteca, la prenda y la anticresis, que son accesorios.
En el CCYC la prescripció n adquisitiva y la liberatoria está n reguladas, en general, en forma conjunta; el Libro Sexto
se titula disposiciones comunes a los derechos personales y reales. El Titulo I, Cap. I, contiene disposiciones comunes
a la prescripción adquisitiva y liberatoria, y luego trata normas generales y se establecen reglas comunes a ambas
especies, en lo tocante a los supuestos de suspensió n y a los de interrupció n, la dispensa y las disposiciones
procesales aplicables a ambos tipos. Luego, en el Cap. 2 se ocupa de la prescripció n liberatoria y en el Cap 3 dedica
un solo articulo a la prescripció n adquisitiva, remitiendo a los arts. 1897 y ss.

Elementos.
La prescripció n larga se apoya en dos elementos fundamentales:
a) La posesió n.
b) El tiempo.
Y la prescripció n breve suma otros dos elementos:
a) El justo titulo.
b) Buena fe.

Posesion.
En el có digo se regulan dos relaciones de poder, la posesió n y la tenencia; la tenencia es inú til para adquirir por
prescripció n, se necesita ser poseedor.
La posesió n puede incluso ser de mala fe, lo que es indiferente; o que exige el có digo es que sea ostensible y
continua. La posesió n es ostensible (publica) cuando no es clandestina. El có digo pretende que el titular del
derecho real tenga la posibilidad de conocer la posesió n que se ejerce en su contra, dado que tiene derecho a
oponerse a ella.
Ademas, la posesió n debe ser continua y no interrumpida. La continuidad es la realizació n de actos posesorios en
forma sucesiva, continuada y depende del propio poseedor, aunque hay que tener en cuenta la presunció n de
continuidad que establece el có digo. En cambio, la interrupció n no depende de la omisió n del poseedor sino de un
acto positivo, que puede ser realizado por el propietario o por un tercero (demanda), y aun ese acto puede emanar
del propio poseedor, como cuando reconoce el derecho del propietario sobre la cosa.
Para que el poseedor puede adquirir el derecho real en perjuicio de quien hasta ese momento era su titular, debe
probar tal posesió n. La prueba se concreta, esencialmente, en la demostració n de haber realizado actos posesorios
sobre la cosa durante el tiempo requerido.
Para que se adquiera la posesió n debe existir en cabeza de quien la detente el corpus y el animus domini; debe
comportarse como si fuera el verdadero propietario, esto es, sin reconocer en otra persona el derecho de
propiedad, aun cuando carezca de derecho para ello.
Tambien la posesió n debe ser ostensible, esto es, cuando ella es la exteriorizació n del uso normal de la cosa,
conforme a su naturaleza y a su destino; cuando el poseedor no intenta ocultar a nadie su posesió n (no seria tal
cuando es clandestina). Para poder usucapir no basta con el conocimiento o la posibilidad de conocimiento por el
propietario deposeido, pues es necesario que la posesió n sea ostensible, manifiesta, para todos, dado que a
adquisició n por usucapió n se configura no solo contra el anterior propietario, sino contra todos los terceros.
La continuidad de la posesió n se traduce en la realizació n por parte del poseedor de actos posesorios cumplidos
con regularidad, como los haría el verdadero propietario.
Consiste en la sucesió n regular de actos posesorios, a intervalos suficientemente cortos como para que no existan
lagunas. No se exige el manejo o uso constante de la cosa, minuto tras minuto.
Tambien la posesió n debe ser ininterrumpida; esto significa que no hara interferencia de parte de terceros en el
goce de la posesió n.

Tiempo.
El art. 1898 se refiere a los supuestos en los que se adquiere un inmueble o una cosa mueble con buena fe y justo
titulo, indicando que se requieren 10 añ os si se trata de inmuebles, y 2 si se trata de muebles (prescripció n breve).
El art. 1899 regula la usucapió n de cosas inmuebles por la posesió n continua de 20 añ os, y se 10 añ os para un caso
especial de adquisició n de cosas muebles registrables (prescripció n larga).
Por ultimo, el art. 2254 esta relacionado a la prescripció n de ciertas cosas muebles, los automotores hurtados o
robados inscriptos, señ alando que el plazo es de 2 añ os si hubo posesió n de buena fe.
El inicio del computo de la prescripció n adquisitiva esta dado por el inicio de la posesió n. Dispone el art. 1898 que
si la cosa es registrable, el plazo e la posesió n ú til se computa a partir de la registració n del justo titulo; esto rige
para las cosas muebles cuya inscripció n sea constitutiva.
Bajo determinadas circunstancias, el inicio de la posesió n se presume, asi, el art. 1914 dispone que si media titulo
se presume que la relació n de poder comienza desde la fecha del titulo (tal presunció n admite prueba en
contrario).
Se resalta la importancia de determinar la fecha en que se adquirio la posesió n, para que a partir de ese momento
se compute el plazo de 2, 10 o 20 añ os, segú n las condiciones que reuna el usucapiente o el titulo que éste posea.
Otra cuestió n a determinar es cuando empieza a contarse el tiempo que corre contra quien tiene derechos
condicionales o a plazo. El hecho de que el perjudicado por la prescripció n tenga un derecho sujeto a plazo o a
condició n suspensiva no impide que se consuma la usucapió n.

Union de posesiones.
Art. 1901 “El heredero continua la posesión de su causante. El sucesor particular puede unir su posesión a la de sus
antecesores siempre que derive inmediatamente de las otras. En la prescripción breve las posesiones unidas deben ser
de buena fe y estar ligadas por un vinculo jurídico”.
Esta norma se refiere a la accesió n de posesiones, diferenciando el caso de la sucesió n universal del de la sucesió n
a titulo particular.
La accesió n, o suma de dos o mas posesiones, tiene una enorme importancia cuando se trata de arribar al numero
de añ os necesarios para asquirir por usucapió n.
-Caso de sucesión universal. Los herederos continú an la persona del difunto: ellos no comienzan una nueva
posesió n, continú an solo la posesió n de su autor, y la conservan con las mismas condiciones y las mismas
calidades: si era de buena fe, continua como tal, aunque el heredero llegare a saber que la heredad pertenecía a
otro.
-Sucesion particular (unión de posesiones). Los sucesores particulares no continú an la posesió n de su autor; no hay
identidad jurídica en las personas; no representan a su autor ni lo suceden en sus obligaciones. El autor del sucesor
puede tener una condició n totalmente diferente, que impida unir la posesió n del uno a la del otro. Hay dos
posesiones distintas, que en ciertos casos tienen la posibilidad de unirse; para que esto ocurra, el có digo exige que
haya un encadenamiento sucesivo (una persona no podría unir su posesió n a la del antecesor de su antecesor, sin
unir también la del segundo).
En el caso de la prescripció n breve, ambos deben ser de buena fe, pero ademá s se exige que las posesiones estén
ligadas por un vinculo jurídico; si no existiera este vinculo jurídico no podría invocarse la buena fe. Si se trata de
cosas muebles registrables, debe haber inscripció n registral si esta es constitutiva.
En cambio, para la larga, seria suficiente que un antecesor entregase la cosa al poseedor actual, aun cuando no se
satisfagan formalidades.

Sujetos.
Art. 2534 “la prescripción opera a favor y en contra de todas las personas, excepto disposición legal en contrario.
Los acreedores y cualquier interesado pueden oponer la prescripción, aunque el obligado o propietario no la invoque
o la reuncie”.
El CCYC puso expresamente en un pie de igualdad ante todo a las personas humanas capaces de hecho y de
derecho, a los incapaces de hecho sometidos a la pertienente representació n y a las personas jurídicas privadas.
Cuando un incapaz de derecho para adquirir, igualmente adquiere, el acto debe reputarse ineficaz. No obstante,
cabe remarcar que la nulidad o anulació n del acto no resulta ó bice a la adquisició n por prescripció n, toda vez que
al que ha poseído durante el tiempo exigido por la ley, no puede oponérsele ni la falta de titulo, ni su nulidad, ni la
mala fe en su posesió n.
Los incapaces de hecho pueden adquirir la posesió n por medio de sus representantes legales.
Las personas jurídicas, por su parte, actú an por medio se sus representantes legales y bien pueden adquirir o
perder bienes por usucapió n.
En cuanto al Estado, podría adquirir por usucapió n, y los bienes que se encuentran en su dominio privado son
susceptibles de ser adquiridos por este medio, quedando fuera los del dominio publico.
Como excepció n se puede mencionar al supuesto en el que leyes nacionales encierren una declaració n expresa de
imprescriptibilidad. Se ha aceptado que el Estado adquiera por prescripció n inmuebles expropiados, cuando les ha
dado un destino distinto del que motivo la expropiació n, o no le ha dado destino alguno.
En cuanto a los sujetos pasivos de la usucapió n, en principio, son los mismos que pueden ser sujetos activos,
aunque existen particularidades. Por ej. El có digo reconoce a los incapaces que carecieran de representació n legal
el beneficio de la dispensa. Esto es, que el Codigo habilita a los jueces a liberar o dispensar de la prescripció n
cumplida durante el impedimento, si después de su cesasion el propietario hubiese hecho valer sus derechos en el
termino de 6 meses.

Objeto.
Como regla general pueden prescribirse todas las cosas cuyo dominio (u otro derecho real permitido) o posesió n
puede ser objeto de una adquisició n. Ello en tanto una norma no disponga lo contrario, como ocurre con el derecho
de superficie, donde no se admite la prescripció n larga, o como en la prenda, que se ejerce por la posesió n pero no
se puede adquirir tal derecho por usucapió n.
La posesió n es uno de los elementos de la prescripció n, y como solo pueden poseerse las cosas, los bienes que no
son cosas no pueden usucapirse.
Debe tratarse de cosas susceptibles de ser poseídas y de ser adquiridas por algú n derecho real principal.
La cosa debe ser cierta, determinada, actualmente existente y susceptible de tener un valor.
Quedan excluidas del régimen de los derechos reales las cosas del dominio publico.
Entre las cosas que no pueden usucapirse también deben incluirse a las partes necesariamente comunes de un
inmueble afectado al régimen de propiedad horizontal (ascensor, escalera); aunque pueden admitirse supuestos de
excepció n.
No solo pueden usucapirse superficies totales de un inmueble o mueble, sino también parte de ellos. Por ej, cuando
se posee una superficie de terreno superior a la indicada en el titulo, o en el supuesto en que el prescribiente
intente adquirir la parte indivisa del inmueble que le corresponde a un coheredero o a un condó mino.
Al referirse a los bienes pú blicos del Estado, el CCYC incluye a las islas formadas o que se formen en el mar
territorial, la zona econó mica exclusiva, la plataforma continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos o en los
lagos o lagunas navegables, excepto las que pertenecen a particulares (pertenecen al dominio publico del Estado y
no pueden ser objeto de prescripció n). Por lo tanto pueden adquirirse por prescripció n solo aquellas islas que no
estén formadas o se formen en aguas publicas, pues los bienes del dominio publico del Estado está n fuera del
comercio y, por ende, son imprescriptibles, salvo que sean desafectados por ley.

Renuncia.
Art. 2535 “la prescripción ya ganada, puede ser renunciada por las personas que pueden otorgar actos de disposición.
La renuncia a la prescripción por uno de los codeudores o coposeedores no sufre efectos respecto de los demás. No
procede la acción de regreso del codeudor renunciante contra sus codeudores liberados por la prescripción”.
Es posible renunciar a una prescripció n cumplida, pues por ratarse de un derecho adquirido, no esta en juego el
interes publico, sino el particular. Lo que se encuentra prohibido es renunciar al derecho de prescribir para el
futuro, asi como a una prescripció n en curso, aunque en esta segunda alternativa la renuncia se puede aplicar al
pasado (esto es, al plazo cumplido), pero no para el futuro.
No obstante, la prohibició n es relativa, pues si bien la renuncia a prescribir para el futuro estaría vedada, a través
del reconocimiento por parte del poseedor, del derecho de la persona contra la cual se prescribe (que es uno de los
casos de interrupció n de la prescripció n) se arribaría al mismo resultado, el poseedor pasaría a ser tenedor, y, en
consecuencia, estará imposibilitado para prescribir.
En cuando a quienes pueden renunciar, el articulo se refiere a todas las personas que pueden otorgar actos de
disposició n.
Nuestro có digo fija una norma en beneficio de terceros, pues en el art. 2534 se establece que los acreedores y
cualquier interesado pueden oponer la prescripció n, aunque el obligado o propietario no la invoque o la renuncie
(se persigue evitar el fraude a acreedores).

Suspension.
La suspensió n de la prescripció n se crea para proteger a ciertas personas que no tienen posibilidad de defender
sus derechos debidamente, lo que hace que el tiempo no corra mientras dure esta situació n.
Cuando el inconveniente desaparece, la prescripció n reanudo su curso. Dice el art. 2539 que “la suspensión de la
prescripción detiene el computo del tiempo por el lapso que dura pero aprovecha el periodo transcurrido hasta que
ella comenzó.”
Diferencias con la interrupció n:
-La suspensió n no toca la posesió n y solo hace suspender momentá neamente los efectos de su continuació n,
mientras que la interrupció n borra la posesió n que le ha precedido y hace que la prescripció n no pueda adquirirse
sino en virtud de una nueva posesió n.
Las causas de suspensió n está n enumeradas en la Seccion 2 del Cap. I, Titulo I, Libro Sexto (arts. 2541 a 2543):
a) La interpelació n fehaciente;
b) El pedido de mediació n;
c) Las acciones entre conyuges durante el matrimonio;
d) Entre convivientes durante la unió n convivencial;
e) Entre las personas incapaces y con capacidad restringida y sus padres, tutores o curadores, durante la
responsabilidad parental, la tutela o la curatela;
f) Entre las personas jurídicas y sus representantes o integrantes de sus ó rganos de fiscalizació n, mientras
continú an en el ejercicio del cargo;
g) A favor y en contra del heredero beneficiario, mientras dura su calidad de tal, respecto de los reclamos que
tienen por causa la defensa de derechos sobre bienes del acervo hereditario.
La suspensió n es aplicable tanto a la prescripció n larga como a la breve.

Interrupcion.
Art. 2544 “el efecto de la interrupción de la prescripción es tener por no sucedido el lapso que la precede e iniciar un
nuevo plazo”.
Ej, si yo hace 5 añ os poseo y reconozco un mejor derecho en otro, esto interrumpe la prescripció n y se pierden esos
5 añ os. Si luego poseo nuevamente, tendré que contar un nuevo plazo.
El có digo enumera 4 causales, para las que deberá tenerse en cuenta la o las personas de quienes provienen: si la
interrupció n proviene de la promoció n de una petició n judicial, de una solicitud de arbitraje o de un reclamo
administrativo; las causales provendrá n del acreedor o del titular del derecho real; si es por reconocimiento de
deuda o del derecho, del deudor o del poseedor.
- Interrupcion por petición judicial contra el poseedor: Art. 2546 “el curso de la prescripción se interrumpe por
toda petición del titular del derecho ante autoridad judicial que tradúcela intenion de no abandonarlo, contra
el poseedor, su representante en la posesión, o el deudor, aunque sea defectuoso, realizada por persona
incapaz, ante tribunal incompetente o en el plazo de gracia previsto en el ordenamiento procesal competente”.
La finalidad del legislador fue evitar que un error sobre la competencia o en la interposició n de la demanda
o una incapacidad subsanable influyan sobre el efecto interruptivo de una demanda. Por lo tanto, la
demanda defectuosa también es interruptiva, ya que lo que debe primar es la demostració n de la voluntad
del propietario de reclamar por su derecho sobre una cosa en tiempo oportuno. Velez, en su nota al art.
3986 decia que aunque la demanda sea nula, prueba la diligencia del que interpone.
Art. 2547 “Duracion de los efectos. Los efectos interruptivos del curso de la prescripción permanecen hasta
que deviene firme la resolución que pone fin a la cuestión, con autoridad de cosa juzgada formal.
La interrupción del curso de la pescripcion se tiene por no sucedida si se desiste del proceso o caduca la
instancia”.
- Interrupcion por reconocimiento: Art. 2545 “el curso de la prescripción se interrumpe por el reconocimiento
que el deudor o poseedor efectua del derecho de aquel contra quien prescribe”.
Se trata de una causal de interrupció n motivada en un acto positivo del poseedor usucapiente. É sta se
produce ante su reconocimiento del mejor derecho de la otra parte.
- Interrupcion por solicitud de arbitraje: Art. 2548 “El curso de la prescripción se interrumpe por la solicitud de
arbitraje. Los efectos de esta causal se rigen por lo dispuesto para la interrupción de la prescripicion por
petición judicial, en cuanto sea aplicable”.
Alcance subjetivo. Art. 2549 “La interrupción de la prescripción no se extingue a favor ni en contra de los interesados,
excepto que se trate de obligaciones solidarias o indivisibles”.
Al seguirse este criterio, si uno de los propietarios interpone la demanda, la interrupció n solo a el lo beneficiara,
pero la usucapió n continuara su curso en relació n con los otros copropietarios; como contrapartida, la
interrupció n que ha causado contra uno solo de los coposeedores no puede oponerse a los otros.

Prescripcion breve.
Requiere de la concurrencia de tres pilares:
a) La posesió n de buena fe; b) sustentada en un justo titulo, y c) durante cierto periodo de tiempo, variable de
acuerdo con el objeto.
En principio, la buena fe del poseedor a los efectos de la usucapió n breve se traducirá en un no haber conocido ni
podido conocer su falta de derecho sobre la cosa.
Si el objeto fuera una cosa registrable se requiere del estudio de los títulos antecedentes y de las constancias
registrales, y en regímenes especiales como, por ejemplo, el del autormotor, el cumplimiento de los actos de
verificació n stablecidos en la legislació n especial.
- Si la cosa fuera no registrable, la posesió n ú til para usucapir se computa y también se presume, desde la
fecha del otorgamiento del justo titulo.
- Si la cosa fuera registrable con cará cter constitutivo, se presume que la posesió n comenzo en el momento
de la inscripció n del justo titulo y desde entonces esa posesió n se considera ú til para usucapir.
- Si la cosa fuera registrable con efecto meramente declarativo, se presume que la posesió n comienza en la
oportunidad del justo titulo, pero ú nicamente es ú til para la prescripció n dese su registració n. Significa que
en el interregno entre el otorgamiento del justo titulo y su posterior inscripció n registral se presume que
existe posesió n, pero ella no es computable para usucapir.

Comparacion del justo titulo para usucapir con el titulo suficiente y el titulo putativo:
El justo titulo para la prescripció n adquisitiva es el que tiene por finalidad transmitir un derecho real principal que
se ejerce por la posesió n, revestido por las formas exigidas por la ley, cuando su otorgante no es capaz o no esta
legitimado al efecto (art. 1902). En otros términos, es un acto jurídico revestido de las formalidades exigidas por la
ley segú n el caso, que tiene por fin constituir o transmitir el derecho real, pero que no alcanza a ser titulo suficiente
porque adolece de uno de estos defectos: falta de capacidad o de titularidad del otorgante. O sea que el justo titulo
es algo menos que el titulo suficiente.
A través del titulo suficiente se adquiere el derecho real, a raves del justo titulo se tiene la posibilidad de adquirirlo
por usucapió n breve.
El justo titulo debe ser existente y aplicado a la cosa. Con lo que el denominado titulo putativo, aun cuando pueda
constituir un caso especial de posesió n de buena fe, no es justo titulo que habilite la usucapió n breve. El titulo
putativo aparece: cuando el titulo no existe pero el poseedor esta convencido de que si, sobre la base de la
ignorancia o error de hechos excusables, y cuando el titulo existe pero no se aplica a la cosa poseída.

Nociones sobre la ley 24.374 de regularización dominial (ley Pierri).


Si bien el dominio de los inmuebles se adquiere y se pierde después que se firma e inscribe el instrumento de
enajenació n y se hace la tradició n, muchas veces se hace la tradició n dejá ndose para mas adelante la entrega del
titulo suficiente.
Pero, para adquirir el dominio, no alcanza por la posesió n obtenida por tradició n. Existen casos donde se vende el
terreno, departamento o casa con boleto de compraventa y se les hace entrega obteniendo asi la posesió n ero no la
propiedad. La ley los llama “ocupantes originarios” y si estos transfieren la posesió n a terceros son
“continuadores”.
Para obtener la propiedad deben hacer el juicio de escrituració n, el cual suele ser costoso y complicado. Esta ley
establece un régimen de regularizació n dominial a favor de ocupantes que acrediten la posesió n pacifica, publica y
continua durante 3 añ os, con anterioridad al 1 de enero de 2009, y su causa licita de inmuebles urbanos que tengan
como destino principal el de casa habitació n ú nica y permanente.
Pueden acogerse a este régimen:
-Personas físicas ocupantes originarios del inmueble.
-Conyuge supérstite y sucesores hereditarios del ocú pate originario que hayan continuado con la ocupació n del
inmueble.
-Los que por actos legitimos son continuadores de dicha posesió n.
-Agricultores familiares respecto del inmueble rural donde residan y produzcan.
Ademas de que los tramites son gratis, aunque tengan deudas de impuestos, tributos, etc sobre el inmueble, no
pueden impedir llevar adelante el tramite.
Los que no pueden acogerse a este régimen son: dueñ os o poseedores de otros inmuebles con capacidad para
satisfacer sus necesidades de vivienda, y los inmuebles cuyas características excedan las fijadas en la
reglamentació n.
El procedimiento consiste en que primero, los beneficiarios presentan ante la autoridad una solicitud de
acogimiento al régimen y una declaració n jurada diciendo que poseen el inmueble, origen de la posesió n, añ o, etc.
Luego, la autoridad de aplicació n hace las verificaciones pudiendo: desestimar las solicitudes que no reunen los
requisitos exigidos y por falseamiento en los documentos, o aceptar la solicitud mandá ndola a la escribanía de
gobierno o a las habilitadas para que pidan los antecedentes dominiales y catastrales del inmueble y citen al titular
del dominio de manera fehaciente.
Si este no se opone, vencido el plazo, la escribanía labra una escritura suscripta por el interesado y la autoridad de
aplicació n y se inscribe. Esta inscripció n registral se convertirá de pleno derecho en dominio perfecto transcurrido
el plazo de 10 añ os contados a partir de su registració n. Los titulares de dominio y/o quienes se consideren con
derecho sobre los inmuebles inscriptos, pueden accionar, incluso ejercer la expropiació n inversa, hasta que se
cumpla el plazo aludido.
Si el titular o terceros se oponen, se interrumpe el procedimiento, salvo que sea por reclamo de saldo de precio o
en impugnaciones a los procedimientos, autoridades o intervenciones dispuestas por la ley.
Si el titular del dominio presta consentimiento para la transmisió n a favor del peticionante, la escrituració n se
realiza conforme a las normas de derecho comú n.
La escrituració n es inmediata por intermedio de las escribanías habilitadas y ante el incumplimiento procede la
acció n de amparo en los inmuebles del Estado.
A partir de la inscripció n registral se inicia el computo del plazo de prescripció n de 10 añ os. Los beneficiarios
deben pagar el 1% del valor fiscal del inmueble.

Comparacion de los efectos de la usucapión con los de la prescripción liberatoria, la extincion por no uso,
la caducidad y la perención de instancia.
Prescripcion liberatoria: la diferencia radica en que a partir de esta, por inactividad del acreedor este pierde su
acció n contra el deudor. En cambio, en la usucapió n al ser la prescripció n adquisitiva, a partir del paso del tiempo
un sujeto adquiere un derecho.
Extincion por el no uso: es una forma de extinció n del derecho real por ausencia de aprovechamiento econó mico o
material de la cosa sobre la que se tiene el derecho. La falta de uso provoca la extinció n de los derechos reales
sobre cosa ajena que sean susceptibles de posesió n pero no extingue el dominio.El no uso se producirá cuando el
titular de un derecho no lo aproveche o no le saque rendimiento, en cambio, la prescripció n extintiva requiere que
exista un derecho que sea prescriptible, que ese derecho no sea ejercitado por parte de su titular y que transcurra
un lapso señ alado en la ley.
Caducidad: esta provoca la perdida de un derecho, opera cuando se omite su ejercicio dentro del lapso prefijado
por la ley o la convenció n entre las partes. Sus plazos no son susceptibles de interrupció n ni de suspensió n (la
usucapió n si), y si puede ser declarada e oficio (la usucapió n no).
Perencion de la instancia: mientras que la prescripció n tiene que ver con la extinció n o adquisició n de un derecho
por el transcurso del tiempo, la perenció n o caducidad de la instancia es el efecto procesal extintivo del
procedimiento causado por la inactividad de las partes durante el plazo determinado por la ley.

EXPROPIACION.
Calificación de utilidad pública
ARTICULO 1º — La utilidad pú blica que debe servir de fundamento legal a la expropiació n, comprende todos los
casos en que se procure la satisfacció n del bien comú n, sea éste de naturaleza material o espiritual.
TITULO II
Sujetos de la relación expropiatoria
ARTICULO 2º — Podrá actuar como expropiante el Estado Nacional; también podrá n actuar como tales la
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, las entidades autá rquicas nacionales y las empresas del Estado
Nacional, en tanto estén expresamente facultadas para ello por sus respectivas leyes orgá nicas o por leyes
especiales.
Los particulares, sean personas de existencia visible o jurídicas, podrá n actuar como expropiantes cuando
estuvieren autorizados por la ley o por acto administrativo fundado en ley.
ARTICULO 3º — La acció n expropiatoria podrá promoverse contra cualquier clase de personas, de cará cter
pú blico o privado.
TITULO III
Objeto expropiable
ARTICULO 4º — Pueden ser objeto de expropiació n todos los bienes convenientes o necesarios para la
satisfacció n de la "utilidad pú blica", cualquiera sea su naturaleza jurídica, pertenezcan al dominio pú blico o al
dominio privado, sean cosas o no.
ARTICULO 5º —La expropiació n se referirá específicamente a bienes determinados. También podrá referirse
genéricamente a los bienes que sean necesarios para la construcció n de una obra o la ejecució n de un plan o
proyecto; en tal caso la declaració n de utilidad pú blica se hará en base a informes técnicos referidos a planos
descriptivos, aná lisis de costos u otros elementos que fundamenten los planes y programas a concretarse mediante
la expropiació n de los bienes de que se trate, debiendo surgir la directa vinculació n o conexió n de los bienes a
expropiar con la obra, plan o proyecto a realizar. En caso de que la declaració n genérica de utilidad pú blica se
refiriese a inmuebles, deberá n determinarse, ademá s, las distintas zonas, de modo que a falta de individualizació n
de cada propiedad queden especificadas las á reas afectadas por la expresada declaració n.
ARTICULO 6º — Es susceptible de expropiació n el subsuelo con independencia de la propiedad del suelo.
Igualmente son susceptibles de expropiació n los inmuebles sometidos al régimen de propiedad horizontal.
ARTICULO 7º — La declaració n de utilidad pú blica podrá comprender no solamente los bienes que sean
necesarios para lograr tal finalidad, sino también todos aquellos cuya razonable utilizació n en base a planos y
proyectos específicos convenga material o financieramente a ese efecto, de modo que se justifique que las ventajas
estimadas será n utilizadas concretamente en la ejecució n del programa que motivó la declaració n de utilidad
pú blica.
ARTICULO 8º — Si se tratase de la expropiació n parcial de un inmueble y la parte que quedase sin expropiar fuere
inadecuada para un uso o explotació n racional, el expropiado podrá exigir la expropiació n de la totalidad del
inmueble.
En los terrenos urbanos se considerará n sobrantes inadecuados los que por causa de la expropiació n quedaren con
frente, fondo o superficie inferiores a lo autorizado para edificar por las ordenanzas o usos locales.
Tratá ndose de inmuebles rurales, en cada caso será n determinadas las superficies inadecuadas, teniendo en cuenta
la explotació n efectuada por el expropiado.
En el supuesto de avenimiento, las partes de comú n acuerdo determinará n la superficie inadecuada, a efectos de
incluirla en la transferencia de dominio; en el juicio de expropiació n dicha superficie será establecida por el juez.
ARTICULO 9º — Cuando la expropiació n de un inmueble incida sobre otros con los que constituye una unidad
orgá nica, el o los propietarios de estos ú ltimos estará n habilitados para accionar por expropiació n irregular si se
afectare su estructura arquitectó nica, su aptitud funcional o de algú n modo resultare lesionado el derecho de
propiedad en los términos del artículo 51, incisos b) y c).
TITULO IV
La indemnización
ARTICULO 10. — La indemnizació n só lo comprenderá el valor objetivo del bien y los dañ os que sean una
consecuencia directa e inmediata de la expropiació n. No se tomará n en cuenta circunstancias de cará cter personal,
valores afectivos, ganancias hipotéticas, ni el mayor valor que pueda conferir al bien la obra a ejecutarse. No se
pagará lucro cesante. Integrará n la indemnizació n el importe que correspondiere por depreciació n de la moneda y
el de los respectivos intereses.
ARTICULO 11. — No se indemnizará n las mejoras realizadas en el bien con posterioridad al acto que lo declaró
afectado a expropiació n, salvo las mejoras necesarias.
ARTICULO 12. — La indemnizació n se pagará en dinero efectivo, salvo conformidad del expropiado para que
dicho pago se efectú e en otra especie de valor.
ARTICULO 13. — Declarada la utilidad pú blica de un bien, el expropiante podrá adquirirlo directamente del
propietario dentro de los valores má ximos que estimen a ese efecto el Tribunal de Tasaciones de la Nació n para los
bienes inmuebles, o las oficinas técnicas competentes que en cada caso se designará n, para los bienes que no sean
inmuebles. Tratá ndose de inmuebles el valor má ximo estimado será incrementado automá ticamente y por todo
concepto en un diez por ciento.
ARTICULO 14. — Si el titular del bien a expropiar fuere incapaz o tuviere algú n impedimento para disponer de sus
bienes, la autoridad judicial podrá autorizar al representante del incapaz o impedido para la transferencia directa
del bien al expropiante.
ARTICULO 15. — No habiendo avenimiento respecto del valor de los bienes inmuebles, la cuestió n será decidida
por el juez quien, respecto a la indemnizació n prevista en el artículo 10 y sin perjuicio de otros medios probatorios,
requerirá dictamen del Tribunal de Tasaciones de la Nació n, el que deberá pronunciarse dentro de los noventa
días.
Las maquinarias instaladas o adheridas al inmueble que se expropiará , se tasará n conforme a lo establecido para
los bienes que no sean inmuebles.
ARTICULO 16. — No se considerará n vá lidos, respecto al expropiante, los contratos celebrados por el propietario
con posterioridad a la vigencia de la ley que declaró afectado el bien a expropiació n y que impliquen la constitució n
de algú n derecho relativo al bien.
ARTICULO 17. — No habiendo avenimiento acerca del valor de los bienes que no sean inmuebles, sin perjuicio de
la intervenció n de las oficinas técnicas a que alude el artículo 13, deberá sustanciarse prueba pericial. Cada parte
designará un perito y el juez un tercero, a no ser que los interesados se pusieren de acuerdo en el nombramiento
de uno solo.
De la expropiación irregular
ARTICULO 51. — Procede la acció n de expropiació n irregular en los siguientes casos:
a) Cuando existiendo una ley que declara de utilidad pú blica un bien, el Estado lo toma sin haber cumplido con el
pago de la respectiva indemnizació n.
b) Cuando, con motivo de la ley de declaració n de utilidad pú blica, de hecho una cosa mueble o inmueble resulte
indisponible por evidente dificultad o impedimento para disponer de ella en condiciones normales.
c) Cuando el Estado imponga al derecho del titular de un bien o cosa una indebida restricció n o limitació n, que
importen una lesió n a su derecho de propiedad.
ARTICULO 52. — No corresponde la acció n de expropiació n irregular cuando el Estado paraliza o no activa los
procedimientos después de haber obtenido la posesió n judicial del bien.
ARTICULO 53. — El que accione por expropiació n irregular está exento de la reclamació n administrativa previa.
ARTICULO 54. — En el juicio de expropiació n irregular los valores indemnizables será n fijados en la misma forma
prevista para el juicio de expropiació n regular, contemplada en el artículo 10 y siguientes de la presente ley.
ARTICULO 55. — Las normas del procedimiento judicial establecidas para la expropiació n regular, rigen también
para la expropiació n irregular, en cuanto fueren aplicables.
ARTICULO 56. — La acció n de expropiació n irregular prescribe a los cinco añ os, computados desde la fecha en que
tuvieron lugar los actos o comportamientos del Estado que tornan viable la referida

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