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LICITACIÓN PÚBLICA:

La licitación pública es un modo de selección de los contratistas de entes públicos en ejercicio de la función
administrativa, por medio del cual éstos invitan, públicamente, a los posibles interesados para que, con arreglo a
los pliegos de bases y condiciones pertinentes, formulen propuestas de entre las cuales se seleccionará la más
conveniente al interés público.

Naturaleza jurídica: la licitación pública es un procedimiento, consiste en una sucesión de actos, orientada a la
selección de la oferta más conveniente para el interés público.
Está integrada por una serie ininterrumpida de actos, cada uno de los cuales tiene un contenido propio,
indispensable para su configuración, pero que, por sí solo, no es suficiente para darle vida.

Llamado a licitación: el llamado a licitación es un acto que está dirigido a un número indeterminado de interesados,
y tiene por finalidad lograr, sobre la base de una concurrencia pública e igualitaria, la presentación de la mayor
cantidad posible de proponentes, de entre cuyas ofertas se seleccionará la más conveniente al interés público.

El llamado a licitación pública es una invitación a formular ofertas. Cuando la administración convoca a una licitación,
sea pública o privada, no está efectuando una propuesta de contrato a los particulares, porque sea sí fuera, el
acuerdo de voluntades quedaría perfeccionado al recibirse la primera aceptación, y estaríamos en el supuesto de una
contratación directa.

Por eso es que el llamado a licitación consiste en una invitación a formular ofertas, y cuando la compulsa es pública,
no se establecen en ella limitaciones; pueden participar todos aquellos que cumplan las condiciones requeridas para
contratar con el Estado y decidan presentar propuestas.

Principios que la rigen:


La licitación es un procedimiento, por lo cual rigen a su respecto los principios generales del procedimiento
administrativo: juridicidad, oficialidad, verdad material, formalismo moderado, debido procedimiento previo y
celeridad, sencillez, economía y eficacia en los trámites.

-Juridicidad: implica que el accionar de la administración Pública en la procura del bien común supone,
necesariamente, el respeto a todo el orden jurídico.
La juridicidad nuclea, en éste sentido, todo el sistema normativo, desde los principios generales del derecho y la
Constitución Nacional, hasta los simples precedentes administrativos, tratados internacionales, la ley formal, los
actos administrativos de alcance general normativo (reglamentos), y eventualmente, ciertos contratos
administrativos.

-Oficialidad: oficialidad significa que, en principio, corresponde a la autoridad administrativa adoptar los recaudos
conducentes a la impulsión del procedimiento, hasta el dictado del acto final.
En la licitación pública, es la propia administración la que la origina y orienta, a efectos de alcanzar por su intermedio
la adecuada satisfacción de sus fines de interés público.
Por eso es que el postulante verá acotada la amplitud de su participación en el desarrollo del procedimiento, a los
límites válidos que le imponga el órgano licitante: deberá adherir a las cláusulas de los pliegos, las que constituirán la
ley del futuro contrato.

-Verdad material: según este principio, el procedimiento administrativo debe desenvolverse en la búsqueda de la
verdad material, de la realidad y sus circunstancias tal cual son, independientemente de cómo hayan sido alegadas y,
en su caso, probadas por las partes.

-Informalismo (formalismo moderado): este principio autoriza la inobservancia por los interesados de exigencias
formales no esenciales que puedan ser cumplidas posteriormente.
No es una inexigibilidad de formas, sino sólo relativización de ellas en beneficio inmediato de los administrados,
siempre que no sean esenciales.
Este principio guarda una estrecha vinculación con otros específicos de la licitación, como el principio de igualdad y el
de concurrencia.
Ocurre que al producirse la concurrencia de aspirantes, ésta ha de concretarse en un pie de igualdad, de modo que
todos estén sujetos a los mismos requisitos. El formalismo moderado debe aplicarse de forma tal que asegure que no
se le otorguen a unos facilidades que se le nieguen a otros, en iguales circunstancias.

-Debido procedimiento previo: la licitación pública es, en si misma, un supuesto de debido procedimiento previo al
acto de adjudicación y consecuente contrato.

Principios específicos de la licitación pública:


• IGUALDAD: este principio nace de la propia Constitución Nacional, ya que la igualdad ante la ley está asegurada en
su Art. 16, a todos los habitantes de la Nación, incluyendo obviamente a los oferentes en una licitación pública.

El trato igualitario debe abarcar a todos los estadios del procedimiento de selección, desde su inicio hasta la
adjudicación y firma del contrato, y mantiene su vigencia incluso luego de celebrarse el acuerdo de voluntades,
porque la Administración no podrá durante el desarrollo de la relación contractual modificar las bases licitarias para
favorecer ni para perjudicar a su contraparte.

Así, Comadira sostiene que el contenido igualitario del pliego es decisivo para la transparencia de todo el
procedimiento licitatorio, ya que considera que es a partir de aquél que mayormente pueden provocarse
arbitrariedades o desigualdades.

La igualdad debe referirse tanto a la posición de los oferentes respecto de la Administración como la de cada
interesado frente a los restantes; por eso, toda aclaración que se efectúa en alguno de ellos, debe extenderse a los
demás, y cualquier dispensa de algún requisito formal no esencial que se efectúe respecto de un licitador, debe
otorgarse también a los otros.

El autor también sostiene que los pliegos y el contrato que en definitiva se suscriba con el adjudicatario deben
guardar una adecuada coherencia y mantenerse la igualdad, ya que a veces es habitual incorporar en el contrato que
se firma con el adjudicatario cláusulas no previstas en el pliego, o contempladas en éste de una determinada forma,
que conceden al contratista beneficios que no formaron parte de las reglas del llamado.
Esto no excluye que, en atención a las singularidades de la contratación de que se trate, los parámetros iniciales del
pliego puedan experimentar adaptaciones, justificadas por la imprevisibilidad de ciertas situaciones.

La igualdad también implica que se las propuestas extemporáneas que se presenten una vez vencido el plazo
establecido por la autoridad administrativa para la presentación de ofertas, esto a los fines de resguardar la igualdad
respecto de aquellos oferentes que las presentaron en tiempo y forma.

• CONCURRENCIA: la concurrencia tiene por objeto lograr que al procedimiento licitatorio se presente la mayor
cantidad de posibles oferentes, para luego obtener entre todas las propuestas, la más conveniente en arreglo a la
prestación requerida.
Esto no implica que en caso de que sólo se reciba una propuesta, la licitación no pueda seguir su curso, hasta la
adjudicación y celebración del contrato, si aquella es admisible y conveniente.
Distinto es si el licitante pone trabas, condicionamientos o limitaciones que restrinjan irrazonablemente la
participación de los interesados.

• PUBLICIDAD: este principio tiene jerarquía constitucional, porque la publicidad de los actos de los funcionarios
públicos es una de las características de la forma republicana de gobierno adoptada por el Art. 1 de nuestra CN.

El carácter público del procedimiento licitatorio, no sólo permitirá la afluencia de interesados, con lo que se
potenciará la concurrencia, sino que, asegurará la corrección en el trámite, porque estando a la vista la actuación de
los funcionarios intervinientes, tal situación los conducirá a extremar la rectitud de sus actos, para evitar la
responsabilidad que un obrar negligente o doloso les pueda deparar.
El carácter público no se agota en la publicidad del llamado, no es únicamente el deber de que la convocatoria sea
conocida por la mayor cantidad posible de interesados lo que importa, tan valioso como ello, es que durante la
vigencia del procedimiento, la tramitación no tenga reservas indebidas, pudiendo ser seguida por todos los
interesados en ella, quienes, en las etapas pertinentes, deberán tener amplio acceso a las actuaciones.

Pliego de bases y condiciones:


Es un documento elaborado por la Administración Pública, en el cual ésta regula el procedimiento de selección de su
futuro contratista y, asimismo, el régimen de ejecución del contrato de que se trate.
El pliego de bases y condiciones constituye la ley de licitación o la ley del contrato, porque es en el donde se
especifica el objeto de la contratación y los derechos y obligaciones del licitante, de los oferentes y del adjudicatario,
con las notas de aclaración o reserva que en el caso correspondan y resulten aceptadas por las partes al
perfeccionarse el contrato respectivo.

Deben distinguirse dos especies:


-Pliego de bases y condiciones generales, que contiene las disposiciones relativas a todos los contratos de una misma
clase (ej, obra pública, suministro, etc).
-Pliego de bases y condiciones particulares, que se refiere a un contrato en particular, cierto y determinado (ej,
suministro de víveres para una unidad militar, durante el primer trimestre del año).

Los primeros condicionan todos los contratos de la misma especie que celebre la Administración, y no es posible
cambiar sus disposiciones de un contrato a otro, salvo derogación o modificación; los segundos son esencialmente
mutables de un contrato a otro. Por eso, en principio, los pliegos particulares no pueden contradecir a los generales.

Revocación del llamado a licitación:


Ejercicio legítimo de la potestad revocatoria: si la autoridad licitante deja sin efecto, válidamente, un llamado a
licitación pública con sustento en razones de oportunidad, mérito y conveniencia, se está ante una situación que
compromete la responsabilidad del Estado por su accionar lícito, pudiendo los particulares interesados, que han
hecho frente a determinados gastos, pedir que éstos le sean reintegrados.
En caso de que la revocación sea por la ilegitimidad del llamado a licitación pública, la revocación no origina, en si
misma, derecho a indemnización, salvo los perjuicios que se hubiesen derivado de la ejecución del acto y únicamente
a favor de quienes no hubiesen conocido el vicio ni hubieran debido razonablemente conocerlo.

Otros procedimientos de selección de contratista:

Licitación privada: se caracteriza porque el número de los oferentes está restringido, por la circunstancia de que sólo
pueden formular ofertas en ella aquellas personas, físicas o jurídicas, que hayan sido invitadas al efecto por la
administración pública.
La diferencia entre la licitación pública y la privada radica en esa restricción o limitación en el número de los posibles
oferentes. La primera es una invitación pública, hecha a personas indeterminadas, mientras que la segunda es una
invitación directa, hecha a personas determinadas por la misma administración.
En las licitaciones privadas la administración debe invitar a participar a quienes, reconocidamente, sean considerados
como los más aptos para prestar el servicio o realizar la prestación de que se trate.
Decreto 1023/01 habilita a que cualquier otro particular interesado que no hubiere sido invitado presente ofertas.

Licitación restringida: es aquella licitación en la cual solo pueden intervenir personas, físicas o jurídicas, que reúnan
determinadas condiciones fijadas por la administración de antemano, como una particular idoneidad especial, la
posesión de ciertas maquinarias o procesos de producción, etc.
La licitación restringida se diferencia de la pública en que en ella no puede intervenir cualquier persona que tenga las
condiciones generales para contratar con el Estado; y de la licitación privada, es que los oferentes no son invitados
directamente por la administración a participar en ella, sino que la invitación se hacer por medio de un llamado a
licitación similar al de la licitación pública.
Contratación directa: en la contratación directa la administración contrata con determinada persona, física o jurídica,
que ella ha seleccionado discrecionalmente, y con la cual procurará llegar a un acuerdo conveniente, sobre las bases
establecidas para la contratación a realizarse.
La publicidad es inherente a toda contratación directa, y solo en algunos casos legalmente previstos se excluirá.
Cuando la contratación directa debe ser llevada a cabo por haber fracasado una licitación, por ausencia de ofertas o
por ser inadmisibles las presentes, se impone que se haga sobre la base de los mismos pliegos de condiciones que
sirvieron para tal licitación.

Remate público: sólo procede en los casos en los que esté legalmente previsto por el ordenamiento normativo
administrativo, siendo un procedimiento no común, que se aplica sólo en situaciones que lo justifiquen.
La administración publica puede actuar como vendedora, subastando bienes que con de su propiedad, o como
comparadora, concurriendo a adquirirlos en una subasta que ha ordenado el dueño de los bienes que se ponen en
venta.
El remate publico es utilizado por la administración para la venta de cierta clase de bienes, generalmente que ya no
tienen utilidad.

Concurso: es el procedimiento de oposición que se lleva a cabo para elegir al cocontratante de la administración
pública, atendiendo principalmente a la capacidad científica, cultural, técnica, etc, de las personas que se presentan a
él, a fin de seleccionar ala que tenga mayor capacidad.
Son las condiciones personales de los candidatos las que tienen valor decisorio, y eso es lo que lo diferencia de la
licitación, ya que en esta lo que se tiene en cuenta preponderantemente son factores económicos, que califican la
mejor oferta, la mas conveniente.

Supuestos de excepción a la licitación:


-En caso de urgencia. Cuando al satisfacción de la necesidad pública a la que la contratación sirve debe atenderse con
una inmediatez que no admite el transcurso del tiempo que insume la licitación pública.
-Fracaso de la licitación. Un llamado a licitación puede fracasar por la ausencia de ofertas (licitación desierta), por
haberse formulado propuestas inadmisibles, o bien porque las propuestas presentadas resultan inconvenientes.
Oferta inadmisible es aquella propuesta que se aparta de las exigencias específicas del pliego, mientras que la oferta
inconveniente es aquella que aunque se ajuste al pliego, resulta inconveniente por razones de precio, financiación u
otras circunstancias.

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