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DEMANDA, CONTESTACION Y SENTENCIA LABORAL

1. DEMANDA LABORAL

Los principios informadores de la legislación social determinaron la aparición


histórica de un proceso social ordinario civil determinantemente adecuado para la defensa
de los derechos nacidos del contrato de trabajo y de las relaciones de previsión o seguridad
social.

A ello se le conoce como la demanda laboral, que hace referencia a un documento


escrito en el que, en la mayor parte de los casos, se hace valer por los derechos de los
trabajadores, asegurados o beneficiarios a una pretensión social, ejercitada individual,
plural o colectivamente, frente a una o más personas, físicas o jurídicas, en general sus
empleadores o las entidades gestoras que tienen encomendada la función de asegurar los
riesgos protegidos y reconocer y pagar las prestaciones correspondientes. Cabe
mencionar que, los ordenamientos iberoamericanos ofrecen gran similitud en la
tramitación de los procesos en los que se instrumenta un conflicto individual relacionado
con el contrato de trabajo o un conflicto provisional relacionado con el aseguramiento
social. Mayores diferencias se establecen, en cuanto al trámite de los conflictos
colectivos, siendo regla prácticamente general la de excluir del conocimiento de los
Jueces o Tribunales sociales aquellas demandas que plantean conflictos económicos o de
intereses, puesto que su resolución por el juez implicaría encomendarle una función tan
impertinente como la de crear normas jurídicas en lugar de interpretarlas y aplicarlas.

En otras palabras, Una demanda laboral es una petición o solicitud que interpone
un colaborador que considera que sus derechos han sido vulnerados por la empresa. Ésta
puede iniciarse por algún incumplimiento de lo pautado en el contrato de trabajo, por un
despido injustificado, la falta de pago de salarios en tiempo y forma, jornadas de trabajo
excesivas o incluso por circunstancias que se dan en el entorno como puede ser acoso o
discriminación.

La demanda se dirige al juez o tribunal o en otros casos, al órgano decisor


equivalente, Junta, Comisión, que tiene encomendada la competencia para presidir el
proceso social y para dictar en su momento la sentencia o resolución estimatoria o
desestimatoria de la pretensión ejercitada. El demandante puede actuar por sí mismo o a
través de representante o mandatario. Es importante mencionar que, el órgano judicial
puede estar constituido exclusivamente por jueces profesionales inamovibles.
La demanda se configura sin excepción como un escrito formalista en el que han
de figurar, ineludiblemente, los datos necesarios para la identificación del órgano judicial
y de las partes litigantes, con expresión de su domicilio o sede social, objetivo del litigio,
circunstancias concurrentes en la reclamación y, por descontado, la fecha en que se
interpone y la firma del actor; en el ordenamiento iberoamericano peruano, se exige
además la aportación de los medios de prueba propuestos por el demandante para
acreditar los hechos alegados, requiriéndose incluso la correlación entre la cronología de
estos hechos y la de los medios probatorios.

Existe una Particular importancia en el relato de los hechos que dan lugar a la
reclamación que se interpone. Porque con base en esos hechos habrá de aplicarse luego
el derecho sustantivo que fundamente la resolución judicial definitiva, estimando o
desestimando, parcial o plenamente, la pretensión ejercitada. Todos los ordenamientos
preceptúan que la relación de los hechos contenida en el escrito de demanda ha de ser
clara y ordenada para facilitar el periodo probatorio, aunque es ésta una cuestión dejada
a la postre a criterio del demandante, quien en el pecado de una exposición embarullada
e innecesariamente extensa lleva la penitencia de la dificultad probatoria y, con ello, la
del fracaso de la reclamación.

Frente a la exigencia unánime de la consignación clara y completa de los hechos


necesarios para conocer y resolver la reclamación articulada, contrasta la gran flexibilidad
del proceso social en lo relativo a la alegación pormenorizada de los fundamentos de
derecho en el escrito de demanda. Dos órdenes de consideraciones han servido
históricamente para admitir que las demandas que inician el proceso social puedan reducir
a la mínima expresión, o incluso omitir, tales fundamentos o argumentos jurídicos, a
saber: Primero, la permisividad de que sean el trabajador, el asegurado o el beneficiario
de las prestaciones sociales quienes litiguen por sí mismos, sin el auxilio de profesionales
del derecho (abogados, procuradores, graduados sociales, etcétera), siendo así que en esa
hipótesis los escasos o inexistentes conocimientos técnicos del demandante no justifican
la exigencia de un esfuerzo jurídico desproporcionado a sus propias posibilidades.
Segundo, la aplicación del viejo principio general del derecho, conforme al cual el órgano
judicial ha de tener un total dominio de la existencia y sentido de la norma jurídica que
procede aplicar en el caso enjuiciado, tanto si el demandante no alega norma alguna como
si lo hace con referencia a normas que el órgano judicial entiende inaplicables al caso
concreto o de necesaria vinculación con otras normas silenciadas en la demanda.
La demanda debe contener, a su vez, la petición singularizada de aquello que se
quiere conseguir a través de la intervención del Juez o Tribunal social. La posibilidad de
que el ‘‘suplico’’ de la demanda articule una acción declarativa o de condena, no modifica
la exigencia de que el suplico haya de determinar, en cualquier caso, sin ambigüedad y
sin contradicción, la pretensión que se hace valer por el demandante. Desde esta
perspectiva hay que señalar que en algunos ordenamientos la petición formalizada vincula
al juez y convierte en incongruente la sentencia que otorgue más, menos o algo distinto a
lo solicitado.

Con frecuencia la demanda incorpora defectos en su redacción o en su contenido,


aplicándose en ese supuesto el principio de la ‘‘subsanabilidad’’ de aquéllos para no
perjudicar la pretensión de fondo que se ejercita. Cuando ello ocurre, el órgano judicial
concede un breve plazo de variable duración, en general de tres o cuatro días, para que el
demandante pueda corregir las deficiencias advertidas, continuando entonces el trámite
correspondiente. Si, pese a la advertencia, el demandante no corrige el defecto procesal,
corre el riesgo de quedar afectado por el archivo de las actuaciones, sin perjuicio de que
pueda interponer una nueva demanda ante el mismo órgano. No sobra decir que, en este
caso, podrá repetirse la advertencia si la demanda vuelve a ser defectuosa, afrontando
entonces el demandante el riesgo vinculado a la posible prescripción o caducidad de la
acción que se interpone.

Las demandas laborales más comunes son las que se dan por despido injustificado,
es decir cuando se termina la relación laboral por parte del patrón, sin un motivo objetivo
que lo justifique o que sin que se verifique que ocurrió alguna de las causas de rescisión
previstas en la Ley Federal del Trabajo. Asimismo, existen otras como son: Salarios
devengados, rescisión por falta de pago de salarios, horas extras, reparto de utilidades,
Accidente laboral, entre otros.

Los requisitos para una demanda deben elaborarse por escrito en el que se contengan:

1. Las condiciones en que se dio la relación de trabajo precisando fecha de inicio,


horario, salario, puesto desempeñado, días de descanso etc.
2. Las condiciones de modo tiempo y lugar en que se haya dado el despido, si es el
caso:
• Las prestaciones económicas que reclama (vacaciones, prima vacacional,
aguinaldo, etc.) y los periodos de tiempo respecto de los cuales las reclama
• Los fundamentos legales en que se sustenta su reclamación
• Los puntos petitorios en los cuales debe precisarse con claridad la pretensión del
trabajador demandante
• Del escrito inicial de demanda deben acompañarse tantas copias como
demandados haya.

Asimismo, es importante mencionar cuales son los derechos de los trabajadores de


conformidad con lo establecido en la ley federal del trabajo, los trabajadores tienen por
derecho el que se les otorguen los siguientes mínimos:

• Una jornada de labores que no deberá exceder de 8 horas; artículo 61 de la ley


federal del trabajo. Para el caso de que la jornada se prolongara, el trabajador tiene
derecho a que se le pague tiempo extraordinario, sin que tal concepto pueda
exceder de 3 horas diarias 3 veces por semana; artículo 66 de la ley federal del
trabajo.
• Un salario remunerador que en ningún caso será inferior al mínimo que para la
zona geográfica correspondiente haya fijado la comisión nacional de los salarios
mínimos;
• Un día de descanso por cada seis de labores; artículo 71 de la ley federal del
trabajo.
• Seis días laborables por concepto de vacaciones una vez que se haya cumplido un
año de labores, esta prestación se incrementa en dos días por cada año de labores
hasta alcanzar 14 días y posteriormente se incrementa en 2 días por cada cinco
años de labores; artículo 76 de la ley federal del trabajo.
• El pago de una prima vacacional equivalente al 25% del importe de salario que
corresponda a los días de vacaciones; artículo 80 de la ley federal del trabajo.
• El pago de un aguinaldo que en ningún caso será menor a 15 días de salario;
artículo 87 de la ley federal del trabajo.
• Aquellos trabajadores que dejen de laborar antes de cumplir un año de servicios
tienen el derecho a que se les pague la parte proporcional de dichos conceptos.
• Los trabajadores tienen derecho a participar de las utilidades de las empresas, para
lo cual hay que agotar el trámite previsto por la ley federal del trabajo. Artículo
117 de la ley federal del trabajo.
• Los trabajadores tienen derecho al pago de una prima de antigüedad siempre que
sean separados de sus labores o bien que ellos renuncien, si la relación de trabajo
tiene más de 15 años, artículos 162, 485, 486 de la ley federal del trabajo.
• Si laboran en día domingo tienen derecho al pago de una prima dominical
equivalente al 25% más de su salario diario; artículo 71 de la ley federal del
trabajo.
• Seguridad social que incluya atención médica, quirúrgica, hospitalaria, de
rehabilitación, sistema de pensiones;

La demanda admitida es trasladada posteriormente a la parte demandada, a efectos de


contestación escrita o de simple conocimiento como se va a detallar a continuación.

2. LA CONTESTACIÓN A LA DEMANDA LABORAL

Dentro de los ordenamientos predominan decididamente aquellos en los que la


contestación a la demanda ha de hacerse por escrito, una vez que el órgano judicial ha
dado traslado de la misma a la parte demandada; en esos supuestos, el escrito de
contestación debe contener exigencias formales paralelas a las del escrito de demanda y,
en particular, ha de ofrecer indicación suficiente acerca de la conformidad o
disconformidad sobre los hechos alegados por la parte demandante.

Asimismo, en algún otro ordenamiento la contestación a la demanda es verbal y


ha de realizarse en el propio acto de la vista o juicio oral. Es el caso singularísimo del
derecho español, en el que tradicionalmente se ha entendido que la inexistencia del
trámite de contestación escrita a la demanda aporta flexibilidad y rapidez al proceso
social, argumentos ambos desmentidos en la práctica y causantes, por el contrario, del
indeseable efecto de la relativa indefensión del demandante, al concurrir necesariamente
a la vista oral tras haber mostrado unas cartas que ya no puede alterar de modo sustancial,
mientras que el demandado acude a ese mismo acto con plena libertad para alegar
sorpresivamente lo que mejor le parezca en relación con los hechos, con la
fundamentación jurídica y, lo que es más grave aún, con el planteamiento de cualquier
tipo de excepción procesal. Indudable disparidad de armas que se agrava aún más ante el
principio de concentración de los actos procesales en una única audiencia.

Suponiendo que la parte demandada se enfrente efectivamente a la demanda, y no


se allane a la pretensión del demandante, la contestación puede acumular diversos
motivos de oposición, a saber, la posible existencia de obstáculos procesales a la
prosperabilidad provisional o definitiva de la pretensión ejercitada, la negativa parcial o
total del relato de hechos aportado por el actor y la discusión sobre los argumentos
jurídicos que se hayan incorporado al escrito de demanda, bien de modo explícito aunque
sucinto, bien de modo implícito desprendido de la propia petición formalizada. En cuanto
a las defensas o excepciones procesales, son éstas de carácter dilatorio o de carácter
perentorio. Al primer grupo pertenecen los que obstaculizan la estimación de la demanda
sin perjuicio de que se ejercite seguidamente la misma pretensión una vez que las barreras
procesales sean removidas. Al segundo grupo se adscriben las que eliminan
definitivamente el éxito de la pretensión.

La oposición parcial o total a los hechos de la demanda ha de basarse en las


contrapruebas que proponga la parte demandada, a cuyo efecto hay que establecer reglas
específicas sobre el momento y el lugar para la confrontación entre los contendientes en
lo que a la práctica de la prueba atañe.

La discusión de los fundamentos jurídicos, incorporados explícita o


implícitamente en la demanda, ha tenido siempre una importancia secundaria en el
proceso social dentro de su primera o, de no admitirse más que aquélla, única instancia.
El órgano judicial se preocupa prioritariamente de establecer de modo inequívoco la
historia que soporta la reclamación y, en todo caso, procura localizar la norma aplicable
cuando dicha norma no es una disposición legal de general y obligado conocimiento sino
el pacto conseguido en la negociación colectiva. A partir de ahí, es una función
eminentemente judicial la de subsumir los hechos en la norma y llegar a una solución
jurídica concreta, abstracción hecha de los argumentos de las partes en conflicto, lo que
lógicamente no elimina el interés de que estas partes aprovechen las audiencias públicas
dispuestas para realizar sus propias argumentaciones o conclusiones a la vista del
resultado a que conduzca el periodo probatorio.

Cabe recalcar que, aunque es infrecuente en la práctica, el proceso social admite


asimismo la figura de la ‘‘contrademanda’’ o reconvención, es decir, la reclamación
cruzada que, aprovechando el proceso ya iniciado, dirige el demandado contra el
demandante. Las restricciones legales contenidas sobre esta materia en los ordenamientos
iberoamericanos se encaminan a evitar las sorpresas capaces de causar la indefensión de
los trabajadores y asegurados o beneficiarios.
3. SENTENCIA LABORAL

Se entiende por sentencia laboral a aquella resolución en la cual se pone fin a un


proceso o juicio que se ha sustanciado ante el órgano jurisdiccional de lo social, Asimismo
cabe resaltar que el plazo máximo para dictar una sentencia laboral es de 6 meses, lo cual
pueden clasificarse en 3 condenatoria, absolutorias o constitutivas.

Puede que exista un supuesto, en las que las partes no discuten sobre los hechos, al
ser estos conformes, limitándose entonces el enjuiciamiento a resolver la aplicación a los
mismos de la norma social que corresponda, para aceptar o denegar la pretensión, lo
normal es que la parte demandada no preste conformidad, en mayor o menor medida, a
los hechos afirmados por el demandante en su escrito de demanda. Es entonces cuando la
práctica de la prueba resulta imprescindible para que, a través de ella, pueda el órgano
judicial reproducir en la resolución definitiva una ‘‘síntesis de los hechos’’ o una solución
más generalizada o incluso declarar formalmente los hechos que se estimen como
probados, lo que constituye una obligación ineludible, hasta el punto que la inexistencia
de tal declaración de hechos probados significa la nulidad de la sentencia y la reposición
de las actuaciones al momento en el cual se cometió la infracción.

Tal determinación judicial, cualquiera que sea el soporte fáctico de la reclamación, es


fundamental en dos momentos sucesivos, primero en el dictado de la sentencia a partir de
aquéllos y después en el de la posible reclamación contra la misma en vía de recurso,
aunque es ésta una materia que ha de quedar fuera de este capítulo.

En beneficio de la parte débil en la relación laboral o de aseguramiento social


subyacente, los ordenamientos establecen con frecuencia presunciones que favorecen la
prueba de determinados hechos o, incluso, admiten reglas para invertir la carga de la
prueba, en virtud de las cuales no incumbe probar al que dice, o sea al demandante, sino
a la persona contra la que se dirige la reclamación.

Asimismo, la sentencia laboral también se puede dar a manera de conciliación, lo cual


es el punto de partida ante la existencia de un conflicto laboral. La procuraduría de la
defensa del trabajo tiene entre sus atribuciones la de proponer a las partes en conflicto
soluciones amistosas, atribución que se lleva a cabo mediante el envío de citatorios hasta
en dos ocasiones a la parte patronal para que comparezcan a citas administrativas en las
que con la intervención de un Procurador Auxiliar se trata de alcanzar un arreglo
conciliatorio que ponga final la controversia laboral.
Procedimiento de conciliación ante la Procuraduría de la Defensa del Trabajo

Compareciendo las partes en conflicto a la cita administrativa, esta da inicio con


el planteamiento del problema por parte del trabajador quien hace una breve narración de
hechos, acto continuo se concede el uso de la voz al representante de la patronal para que
dé su versión de los hechos o en su caso realice una oferta de arreglo.

Para el caso de que las partes demuestren voluntad de alcanzar un acuerdo


conciliatorio pero que de momento no pueda consolidarse, la Procuraduría concede a las
mismas una prórroga para que en un término breve formalicen el acuerdo alcanzado.

Si por alguna circunstancia no se alcanza un acuerdo que ponga fin a la controversia,


se procede a interponer la correspondiente demanda, trámite en el cual la Procuraduría de
la Defensa del Trabajo representa y asesora al trabajador en todas y cada una de las etapas
del procedimiento.

• Las partes comparecerán personalmente a la Junta, sin abogados patronos,


asesores o apoderados.
• La Junta intervendrá para la celebración de pláticas entre las partes y exhortará a
las mismas para que procuren llegar a un arreglo conciliatorio.
• Si las partes llegaren a un acuerdo, se dará por terminado el conflicto. El convenio
respectivo, aprobado por la Junta, producirá todos los efectos jurídicos inherentes
a un laudo
• Las partes de común acuerdo, podrán solicitar se suspenda la audiencia con objeto
de conciliarse; y la Junta, por una sola vez, la suspenderá y fijará su reanudación
dentro de los ocho días siguientes, quedando notificadas las partes de la nueva
fecha con los apercibimientos de Ley
• Si las partes no llegan a un acuerdo, se les tendrá por inconformes, pasando a la
etapa de demanda y excepciones y de no haber concurrido las partes a la
conciliación, se les tendrá por inconformes con todo arreglo y deberán presentarse
personalmente a la etapa de demanda y excepciones.
• El presidente de la Junta hará una exhortación a las partes y si éstas persistieren
en su actitud, dará la palabra al actor para la exposición de su demanda
• El actor expondrá su demanda, ratificándola o modificándola, precisando los
puntos petitorios. Si el promovente, siempre que se trate del trabajador, no
cumpliere los requisitos omitidos o no subsanare las irregularidades que se le
hayan indicado en el planteamiento de las adiciones a la demanda, la Junta lo
prevendrá para que lo haga en ese momento.
• Expuesta la demanda por el actor, el demandado procederá en su caso, a dar
contestación a la demanda oralmente o por escrito. En este último caso estará
obligado a entregar copia simple al actor de su contestación; si no lo hace, la Junta
la expedirá a costa del demandado.
• En su contestación opondrá el demandado sus excepciones y defensas, debiendo
de referirse a todos y cada uno de los hechos aducidos en la demanda,
afirmándolos o negándolos, y expresando los que ignore cuando no sean propios;
pudiendo agregar las explicaciones que estime convenientes. El silencio y las
evasivas harán que se tengan por admitidos aquellos sobre los que no se suscite
controversia, y no podrá admitirse prueba en contrario. La negación pura y simple
del derecho, importa la confesión de los hechos. La confesión de éstos no entraña
la aceptación del derecho;
• La excepción de incompetencia no exime al demandado de contestar la demanda
en la misma audiencia y si no lo hiciere y la Junta se declara competente, se tendrá
por confesada la demanda.
• Las partes podrán por una sola vez, replicar y contrarréplica, brevemente,
asentándose en actas sus alegaciones si lo solicitaren.
• Si el demandado reconviene al actor, éste procederá a contestar de inmediato, o
bien, a solicitud del mismo, la Junta acordará la suspensión de la audiencia,
señalando para su continuación una fecha dentro de los cinco días siguientes
• Al concluir el período de demanda y excepciones, se pasará inmediatamente al de
ofrecimiento y admisión de pruebas. Si las partes están de acuerdo con los hechos
y la controversia queda reducida a un punto de derecho, se declarará cerrada la
instrucción.
• Las partes comparecerán personalmente a la Junta, sin abogados patronos,
asesores o apoderados.
• La Junta intervendrá para la celebración de pláticas entre las partes y exhortará a
las mismas para que procuren llegar a un arreglo conciliatorio.
• Si las partes llegaren a un acuerdo, se dará por terminado el conflicto. El convenio
respectivo, aprobado por la Junta, producirá todos los efectos jurídicos inherentes
a un laudo.
• Las partes de común acuerdo, podrán solicitar se suspenda la audiencia con objeto
de conciliarse; y la Junta, por una sola vez, la suspenderá y fijará su reanudación
dentro de los ocho días siguientes, quedando notificadas las partes de la nueva
fecha con los apercibimientos de Ley
• Si las partes no llegan a un acuerdo, se les tendrá por inconformes, pasando a la
etapa de demanda y excepciones y de no haber concurrido las partes a la
conciliación, se les tendrá por inconformes con todo arreglo y deberán presentarse
personalmente a la etapa de demanda y excepciones.

Para concluir, el proceso de sentencia laboral puede concluir, de forma especial, por
conciliación, allanamiento, reconocimiento de la demanda, transacción, desistimiento o
abandono. También dicho proceso puede concluir cuando ambas partes inexisten por
segunda vez a cualquiera de las audiencias programadas en primera instancia.

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