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TUTELA

REPORTE DE CONSULTA

RELEVANTE

SALA DE CASACIÓN LABORAL


ID : 728027
M. PONENTE : LUIS BENEDICTO HERRERA DÍAZ
NÚMERO DE PROCESO : T 62452
NÚMERO DE PROVIDENCIA : STL4035-2021
CLASE DE ACTUACIÓN : ACCIÓN DE TUTELA - PRIMERA
INSTANCIA
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA
FECHA : 07/04/2021
DECISIÓN : CONCEDE TUTELA
ACCIONADO : SALA LABORAL DEL TRIBUNAL
SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE
IBAGUÉ
ACCIONANTE : MEDICINA INTENSIVA DEL TOLIMA S.A.
VINCULADOS : JUZGADO LABORAL DEL CIRCUITO
HONDA (TOLIMA)
ACTA n.º : 12
FUENTE FORMAL : Ley 50 de 1990 art. 99 / Código
Sustantivo del Trabajo art. 65

ASUNTO:
¿La sentencia proferida en el proceso ordinario laboral, formulado en contra
de la sociedad accionante, que la condena al pago de la indemnización
moratoria y la sanciona por no consignar las cesantías, vulnera los
derechos fundamentales de la promotora de la queja constitucional?

TEMA: ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL -


Procedencia excepcional de la acción
ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL - Principio de
subsidiariedad: observancia del principio cuando no procede el recurso de
casación por la cuantía del interés para recurrir

ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL - Principio de


subsidiariedad: procedencia excepcional de la acción como quiera la
aclaración, la adición o corrección de la sentencia son improcedentes para
resolver la controversia planteada

ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIA JUDICIAL - Principio de


inmediatez: observancia del principio

Tesis:
«De acuerdo con el artículo 86 de la Constitución Política y a los decretos
que reglamentaron su ejercicio, la acción de tutela fue establecida para
reclamar, mediante un procedimiento de trámite preferente y sumario, la
protección inmediata de los derechos constitucionales fundamentales,
cuando quiera que éstos resulten lesionados o amenazados por la acción o
la omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares en los casos
expresamente previstos por la ley, siempre y cuando no exista otro medio de
defensa judicial, a no ser que se use como mecanismo transitorio para evitar
un perjuicio irremediable.

En el asunto bajo examen, le compete establecer a la Corporación si con la


sentencia de 21 de febrero de 2021, la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Ibagué conculcó las garantías constitucionales
invocadas por la accionada.

Previamente a abordar el estudio de fondo se ocupará la Sala de analizar si


se cumplió o no con los presupuestos de procedibilidad de subsidiariedad e
inmediatez de este mecanismo excepcional, para lo cual vale precisar que si
bien la sentencia criticada fue emitida dentro de un proceso ordinario
laboral y contra ella, en los términos del artículo 86 del Código Procesal
Laboral y de la Seguridad Social, procedía el recurso de casación, no se
agotó por la ahora accionante, sin embargo, tal omisión se puede excusar en
tanto que su interposición habría resultado inane, pues tal como lo advierte
la promotora de la acción y lo constató esta Sala, no le asistía interés
jurídico - económico suficiente para recurrir en sede extraordinaria, ya que
la cuantía de las condenas impuesta solo ascendían a la suma de
$84.344.676,05, la cual resulta notoriamente inferior a los 120 salarios
mínimos legales mensuales vigentes para el año que avanza y que equivalen
a $109.023.120.

Ahora bien, el cuestionamiento propuesto no hubiere sido posible


solucionarlo mediante los remedios procesales previstos en los artículos 285
a 287 del CGP, aplicables por remisión analógica del artículo 145 del
CPTYSS a los procesos del trabajo, pues no se trata meramente de frases
contenidas en la providencia que generen confusión o duda, o un extremo
de la litis que dejó de resolverse o simples yerros aritméticos o por cambio
de palabras con repercusión en el fallo, como se verá más adelante.

Ahora bien, en lo que tiene que ver con el segundo presupuesto aludido, es
decir, la inmediatez, se cumple puesto que se promovió la acción dentro de
los 6 meses siguientes a la fecha de la sentencia controvertida».

DERECHO AL DEBIDO PROCESO - Proceso ordinario laboral: defecto


fáctico por falta de valoración probatoria de la conducta subjetiva de la
empresa demandada para establecer la existencia de mala fe en la
indemnización moratoria por falta de pago de salarios y prestaciones
sociales y la sanción por falta de consignación de las cesantías

DERECHO LABORAL - Laboral individual - Terminación del contrato de


trabajo - Indemnización moratoria: la sanción no es automática, requiere la
valoración de la mala fe por parte del funcionario judicial

Tesis:
«Superados así los presupuestos de procedibilidad, al abordar el estudio de
fondo de la situación controvertida, desde ya se anticipa que el resguardo
está llamado a prosperar por las siguientes razones:

Se adujo por la sociedad accionante que la sentencia acusada se dio una


deficiencia en la valoración probatoria y carencia de motivación al momento
de imponerle “las condenas de sanción por no consignar las cesantías y la
sanción moratoria por falta de pago del artículo 65 del CST”.

Bajo el anterior horizonte se tiene que el sentenciador en lo que


estrictamente se refiere a esos aspectos señaló:

“1) Indemnización moratoria.

Esta indemnización se encuentra consagrada en el artículo 65 del Código


Sustantivo del Trabajo y de la Seguridad Social, que al efecto expresa:

“(…) 1. Si a la terminación del contrato, el empleador no paga al trabajador


los salarios y prestaciones debidas, salvo los casos de retención autorizados
por la ley o convenidos por las partes, debe pagar al asalariado, como
indemnización, una suma igual al último salario diario por cada día de
retardo, hasta por veinticuatro (24) meses o hasta cuando el pago se
verifique si el período es menor. Si transcurridos veinticuatro (24) meses
contados desde la fecha de terminación del contrato, el trabajador no ha
iniciado su reclamación por la vía ordinaria, el empleador deberá pagar al
trabajador intereses moratorios a la tasa máxima de créditos de libre
asignación certificados por la Superintendencia Financiera, a partir de la
iniciación del mes veinticinco (25) hasta cuando el pago se verifique.

(…) Parágrafo 2°.- Lo dispuesto en el inciso 1° de este artículo sólo se


aplicará a los trabajadores que devenguen más de un (1) salario mínimo
mensual vigente. Para los demás seguirá en plena vigencia lo dispuesto en el
artículo 65 del Código Sustantivo de Trabajo vigente

(…) Lo dispuesto en el inciso 1º de este artículo, sólo se aplicará a los


trabajadores que devenguen más de un salario mínimo legal mensual
vigente. Para los demás seguirá en plena vigencia lo dispuesto en el artículo
65 del Código Sustantivo de Trabajo vigente…”

La norma anteriormente transcrita exige para que proceda el reconocimiento


de la indemnización moratoria, que el empleador a la finalización del vínculo
laboral quede adeudando al trabajador salarios y/o prestaciones. Además de
lo anterior, compete a los jueces del trabajo observar la conducta del
empleador, es decir, si ha obrado de mala fe, a fin de que esta valoración
subjetiva que se haga respecto de la omisión en el pago de los salarios y
prestaciones se encuentra justificada o no, en razones atendibles, para
eximirse el empleador del pago de la referida sanción moratoria.

En este evento más allá de que después de la terminación de la relación


contractual los accionados acudieron ante el ministerio del ramo para
asesorarse y luego consignar lo que consideraban deber, y con esto purgar
la mora o aparentar buena fe, de sus interrogatorios y la propia contestación
a la demanda se deduce que ellos nunca estuvieron de acuerdo con la
asunción de esa obligación; que fue una posición inocultable dentro del
contexto fáctico de la ejecución misma de la labor del actor de la que
obtuvieron beneficio y del mismo contexto procesal en el que se evacuó el
juicio, en tanto y en cuanto jamás consideraron al actor como su trabajador.
Siempre desconocieron que las labores cumplidas por Molina se ejecutaron
bajo la égida de un contrato de trabajo. Ahora bien, considera esta
Corporación que en este contexto, la conducta asumida por los demandados
nunca estuvo revestida de buena fe, de un lado, por parte de la demandada
Nancy Luisa Albornoz, por cuanto inicialmente suscribió un contrato ajeno a
una relación laboral que culminó de manera sui generis, el 9 de noviembre
de 2012, porque a partir del día siguiente el actor entró a laborar con el otro
demandado, y para dicho momento no obra prueba de pago alguno de los
derechos laborales que le pudieren corresponder al actor, por lo que la
consignación que realizó por los conceptos que creía deber (fl. 73) ratifica
que su obra no está exenta de mala fe, por lo menos hasta dicha fecha.
Ahora bien, en relación con el demandado Camilo Andrés Bustos Varón,
este continuó beneficiándose de la prestación de servicios del demandante
en la misma forma en que la demandada, es decir, bajo el convencimiento
de que no existía relación laboral y posteriormente consignó lo que creía
deber (fl. 74), conducta esta, que al igual que la anterior, lo hace acreedor a
la imposición en su contra de la sanción moratoria correspondiente, por lo
menos hasta la fecha de la consignación, razón por la cual se accederá a
esta pretensión, en cuantía diaria de $25.853.00 del 18 de octubre de 2011
al 17 de octubre de 2013 y a partir del día siguiente, intereses moratorios
certificados por la Superfinanciera.

2) Indemnización por no consignación de cesantías


El artículo 99 de la Ley 50 de 1990 establece que en caso de no efectuarse la
consignación de las cesantías a un Fondo creado para tal fin a más tardar el
15 de febrero de cada año, el empleador incumplido deberá pagar “. . . un
día de salario por cada día de retardo”, la cual se causa desde el día
siguiente al vencimiento del plazo establecido por la ley para tal fin y va
hasta el día en que se genera una nueva obligación de consignar dicho
concepto prestacional o antes si el contrato de trabajo termina o se realiza la
respectiva consignación.

Lo anterior implica que, una vez el empleador incurre en el incumplimiento


antes señalado, inmediatamente se genera el derecho al pago de la
indemnización referida, por lo que se ordena por el periodo del 16 de febrero
al 17 de octubre de 2011, en suma, de $6.256.484.00.”

Bajo el anterior panorama, se advierte por la Sala que el Tribunal incurrió


en la vía de hecho endilgada por defecto fáctico, en tanto que, ciertamente,
ninguna valoración probatoria realizó al momento de impartir las condenas
por esos conceptos, pues, aun cuando en el primer escenario adujo que “la
conducta asumida por los demandados nunca estuvo revestida de buena fe”,
lo cierto es que tal argumento se predicó de sujetos procesales ajenos al
litigio, tal como lo señala la accionante y lo corroboró esta Sala al consultar
el expediente digital del proceso, donde se evidenció que el extremo activo
estuvo representado por Diego Felipe Osorio Castañeda y, el pasivo, por la
accionante y la Cooperativa de Trabajo Asociado de Servicios de Salud
(Servisalud), es decir, en verdad no se realizó un análisis concreto de la
situación objeto de estudio sino de otra totalmente distinta a la que
competía resolver.

Para abundar en razones acerca del desafuero del tribunal de no haber


realizado el estudio probatorio echado de menos, se pone de relieve que no
obstante afirmar que estaba fuera de cualquier discusión “la prestación del
servicio en forma personal que el demandante realizó a favor y en beneficio
de la Sociedad Medicina Intensiva del Tolima Ltda., y en sus instalaciones,
entre el 27 de julio de 2010 al 17 de octubre de 2011”, en aparte posterior y
concretamente al elucidar el tema en controversia indicó que ”[…]
inicialmente suscribió un contrato ajeno a una relación laboral que culminó
de manera sui generis, el 9 de noviembre de 2012, porque a partir del día
siguiente el actor entró a laborar con el otro demandado, y para dicho
momento no obra prueba de pago alguno de los derechos laborales que le
pudieren corresponder al actor”, con lo que claramente se evidencia que no
existe coherencia en los extremos finales de la relación laboral predicada, lo
que demuestra que se trata de dos escenarios probatorios diferentes,
dejando ciertamente huérfano de análisis el caso que correspondía elucidar
en el sub-lite.

Más aún, al referirse el juzgador a la sanción moratoria, como quedó


reflejado en renglones precedentes, solo reprodujo la norma que la
contempla (artículo 99 Ley 50 de 1990), imponiéndola sin más, es decir, de
manera automática, sin realizar la particular valoración probatoria que se
echa de menos atinadamente por la accionante.

Bajo el anterior escenario, resulta diáfano que la magistratura accionada


desentendió el criterio de esta Sala en torno a la no aplicación automática
de las referidas sanciones, puesto que, en cada caso particular, se ha dicho,
debe hacerse un estudio suficiente, tal como lo ha reiterado entre otras, en
la sentencia CSJ SL8216-2016, donde así reflexionó:

Esta Corporación, reiteradamente, ha puntualizado que la sanción


moratoria prevista en los arts. 65 del C.S.T. y 99 de la L. 50/1990, procede
cuando quiera que, en el marco del proceso, el empleador no aporte razones
satisfactorias y justificativas de su conducta. Para esto, se ha dicho que el
juez debe adelantar un examen riguroso del comportamiento que asumió el
empleador en su condición de deudor moroso, y de la globalidad de las
pruebas y circunstancias que rodearon el desarrollo de la relación de
trabajo, en aras de establecer si los argumentos esgrimidos por la defensa
son razonables y aceptables

De igual modo, la Sala ha estimado que la buena o mala fe no depende de la


prueba formal de los convenios o de la simple afirmación del demandado de
creer estar actuando conforme a derecho, pues, en todo caso, es
indispensable la verificación de «otros tantos aspectos que giraron alrededor
de la conducta que asumió en su condición de deudor obligado; vale decir,
además de aquella, el fallador debe contemplar el haz probatorio para
explorar dentro de él la existencia de otros argumentos valederos, que sirvan
para abstenerse de imponer la sanción» (CSJ SL9641-2014).

Como puede verse, la jurisprudencia de esta Corte y la interpretación que,


como órgano de cierre de la jurisdicción ordinaria laboral, ha realizado de
las disposiciones que prevén las sanciones moratorias, se ha opuesto a
cualquier hermenéutica fundada en reglas inderrotables y concluyentes
acerca de cuándo procede o no la sanción moratoria o en qué casos hay
buena fe o no. En su lugar, se ha inclinado por una interpretación según la
cual, la verificación de la conducta del empleador es un aspecto que debe
ser revisado en concreto, de acuerdo con todos los detalles y peculiaridades
que aparezcan probados en el expediente, pues “no hay reglas absolutas que
fatal u objetivamente determinen cuando un empleador es de buena o de
mala fe” y “sólo el análisis particular de cada caso en concreto y sobre las
pruebas allegadas en forma regular y oportuna, podrá esclarecer lo uno o lo
otro” (CSJ SL, 13 abr. 2005, rad. 24397).

Desde este punto vista, las decisiones fundamentadas en guías o


paradigmas preestablecidos de comportamiento de buena o mala fe, se
distancian del sentido que esta Sala le ha atribuido a los preceptos
normativos que consagran la indemnización moratoria, que, se repite, exigen
sin excepción, la revisión completa y dimensionada de todos los elementos
del caso[… ].
Así las cosas, los argumentos aquí esbozados son suficientes para proteger
la garantía superior del debido proceso invocada, lo que conduce a que se
conceda el amparo solicitado por la accionante. En consecuencia, se dejará
sin efectos la sentencia emitida el 17 de febrero de 2021 por la Sala Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué en el proceso ordinario
laboral con radicación n° 73349310500120140017401 promovió por Diego
Felipe Osorio Castañeda contra la sociedad Medicina Intensiva del Tolima
S.A. y la Cooperativa de Trabajo Asociado de Servicios de Salud (Servisalud),
en cuanto a la imposición de las mentadas condenas, para que, en su lugar,
esa autoridad judicial, en un plazo no superior a diez (10) días contados a
partir de la notificación de este proveído, profiera una decisión de reemplazo
en la que tenga en consideración el criterio de la Sala, esto es, haciendo un
análisis probatorio de los elementos de juicio aportados en relación con las
partes procesales del litigio, a fin de que establezca si hay lugar o no a la
indemnización y sanción moratoria previstas en los artículos 65 del Código
Sustantivo del Trabajo y 99 de la Ley 50 de 1990, adoptando la decisión que
corresponda en derecho».

JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: CSJ SL8216-2016

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