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DERECHO DE OBLIGACIONES

Profesor: Ricardo Aguilar


LA DINÁMICA DE LA RELACIÓN OBLIGATORIA.

Tema: El cumplimiento de la obligación.

De forma sencilla el cumplimiento de la obligación consiste en la realización de la


prestación y la consecuente extinción de la obligación.

Mientras en principio los derechos reales nacen con una vocación de subsistencia
en el sentido de procurar a su titular un goce prolongado, por ejemplo, el derecho
de propiedad o la servidumbre de paso; por el contrario, los derechos de crédito
tienen una connotación fugaz y dinámica, nacen para ser realizados y morir, es
decir, el objeto de la obligación es satisfacer el interés del acreedor, mediante el
cumplimiento de la obligación (prestación) que comporta normalmente su extinción
(J. L. LACRUZ BERDEJO). En su defecto, si la obligación se incumple, el acreedor
puede demandar la indemnización de los daños y perjuicios que la inobservancia
de la prestación reporte.

Ciertamente, el pago es la forma más típica de extinción de las obligaciones, por


eso, encabeza la lista de formas de extinción de las obligaciones enumeradas en
el art. 2005 C.

El pago no solamente es una obligación del deudor, sino también un derecho del
mismo; en efecto, el acreedor no puede rehusar a recibirlo porque. El art. 2006 C
establece que: “No se entenderá pagada una deuda sino cuando completamente
se hubiere entregado la cosa o hecho de la prestación en que la obligación
consistía”. Y ya sabemos que la prestación puede consistir en un dar, hacer o no
hacer (art. 1830 C).

1. Los sujetos del pago.


El deudor (el solvens) es la persona que está obligada a realizar el pago y puede
hacerlo él mismo o por medio de otra persona, salvo que la calidad de la persona
sea determinante para configurar la relación obligatoria como en el caso de las
obligaciones personalísimas (ej. se contrata a un artista famoso para pintar un
cuadro). De igual manera, el acreedor (el accipiens) que es la persona que recibe
el pago o a quien se le hace el pago, puede ser el propio accipiens o un tercero.

2. La voluntad del pago y la naturaleza del mismo.

Resulta lógico que para la realización del pago conviene una voluntad para hacerlo
y una voluntad para recibirlo. No obstante, también es cierto, que el deudor se ve
constreñido a realizar el pago y el acreedor a recibirlo independientemente de sus
voluntades y aun en contra de ellas. Solamente se podría rechazar el pago si no se
ajusta a lo pactado, como hemos dicho.
3. La capacidad del solvens.

Con respecto al deudor (solvens) en las obligaciones de dar, el art. 2012 C. Esta
norma hay que entenderla en el sentido de que para transferir la propiedad de una
cosa hay que tener la capacidad de obrar o de ejercicio “(capacidad de enajenarla)
que ya sabemos la ostentan los mayores de 18 años o mayores emancipados o
mayorizados. Además se requiere tener la libre disposición de la cosa, nadie puede
pagar con lo que no le pertenece (a menos que esté autorizado por su propio
dueño). Esta disposición debe interpretarse el sentido de que si el pago lo realiza
un menor adulto, no se podrá repetir lo pagado conforme a la teoría de las
obligaciones naturales ya estudiadas (art. 1840.1 C). De lo contrario, si pago es
realizado por un incapaz absoluto (como un niño o un loco de atar), parece mejor
pensar en la nulidad absoluta del pago.

En igual sentido el art. 2025 C dispone lo siguiente: “El pago en que se debe
transferir la propiedad no es válido, sino en cuanto el que paga es dueño de la cosa
pagada, o la paga con el consentimiento del dueño.

Con respecto a las obligaciones de hacer o no hacer, el Código civil guarda silencio
con respecto a la capacidad del deudor necesaria para efectuar el pago,
seguramente por el carácter irrepetible del pago ya hecho. No obstante, subsiste
únicamente la posible impugnabilidad del negocio de constitución de la obligación,
si el que se obligó carecía de capacidad para celebrarlo, que determinará en su
caso la restitución del valor que se asigne a la prestación ejecutada.

4. La capacidad del accipiens.


En principio el acreedor necesita también poseer la capacidad de obrar, pero las
leyes son flexibles en cuanto a autorizar el pago hecho una persona incapacitada
para administrar sus bienes, según se desprende del párrafo 1º del art. 2015 C.
Aquí cabe hacer la misma observación en el sentido de que el pago se hace a un
menor adulto porque ya sabemos que si el deudor hace el pago un incapaz
absoluto, no se produce ningún efecto jurídico y por lo tanto no se libera de la
obligación. De igual manera es también legítimo el pago hecho a un tercero que
hubiere reportado utilidad al acreedor, conforme al párrafo segundo del art. 2015
C.

De cualquier forma, no por obvio vamos a dejar de mencionar que el pago debe
hacerse a la persona a cuyo favor está constituida la prestación o a otra autorizada
a recibirla en su nombre de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2014 C.

5. El pago hecho por un tercero.


Ya se ha hecho referencia a la posibilidad de que el pago sea efectuado por una
persona distinta del deudor; en efecto, el art. 2010 C lo dispone.

De este artículo se deduce que, salvo en las obligaciones personalísimas, al


acreedor le es indiferente la persona que le paga, pues su interés consiste en ver
satisfecha la prestación; en efecto, el acreedor no puede rehusarse a recibir el pago
ofrecido por un tercero excepto cuando las aptitudes personalísimas (intuiti
personae) del deudor han sido determinantes para la configuración del contrato,
como cuando se contrata a un escultor famoso para realizar una obra de arte, se
podrá rechazar que un tercero ofrezca cumplir con la obligación. En este sentido
dispone el art. 2013 C.

Para el estudio de los efectos del pago hecho por un tercero hay que distinguir si el
pago se hizo con el consentimiento del deudor, sin el conocimiento del deudor o
contra la voluntad del deudor. De manera que si el pago se efectúa con el
consentimiento expreso o tácito de deudor, se da el fenómeno subrogación legal
(subrogación por pago o pago con subrogación), conforme el art. 2044.5 C: “La
subrogación tiene lugar por disposición de la ley:.. 5º: Del que paga una deuda
ajena, consintiéndolo expresa o tácitamente el deudor”. En este caso, aunque
parezca irónico, no se extingue la obligación sino que se produce un cambio de
acreedor que pasa de ser el acreedor que ve satisfecha su prestación al tercero
que pagó. Como consecuencia de falta de extinción de la obligación, se mantendrán
las circunstancias, excepciones, garantías inherentes a la obligación antigua. Por
esta razón lo establece el art. 2045 C.

“La subrogación tanto legal como convencional, traspasa al nuevo acreedor todos
los derechos, acciones, privilegios, prendas e hipotecas del antiguo, así contra el
deudor principal, como contra cualesquiera terceros, obligados solidariamente o
subsidiariamente a la deuda”.

La subrogación es un término empleado en Derecho relacionado con la


delegación o reemplazo de competencias hacia otros; es un tipo de sucesión. Se
trata de un negocio jurídico mediante el cual una persona sustituye a otra en una
obligación. Por lo tanto, la subrogación puede darse en cualquiera de las dos
posiciones de una obligación: posición deudora y acreedora.

En caso de que el tercero pague sin el conocimiento del deudor, solo tendrá acción
de reembolso pero no acción subrogatoria de conformidad al art. 2011 C: “El que
pague en nombre del deudor, ignorándolo éste, no podrá compeler al acreedor a
subrogarle en sus derechos”. En este caso, la justicia y prudencia aconsejan que
como no hubo oposición del deudor, por ser imposible que se oponga al ignorar el
pago, es justo que no reembolse todo el pago si tenía excepciones que oponer al
acreedor que extinguía o disminuían su crédito (Sentencia del Tribunal Supremo
español de 12 de noviembre de 1987 y aplicación analógica del art. 3707 C).
Por último, si el tercero paga en contra de la voluntad del deudor, solo podrá repetir
del solvens aquello en que le hubiere sido útil el pago; es decir, solo tiene una
acción más restringida, como explican los juristas DÍEZ-PICAZO y GULLÓN
BALLESTEROS, “El tercero dispone de una acción de reembolso si paga <<por
cuenta>> del deudor, excepto si lo hace contra su expresa voluntad, pues en este
caso solo posee una acción de repetición de alcance menor: en lo que al deudor le
hubiere sido útil, lo cual podrá coincidir o no con el importe de lo pagado (p. ej., si
el deudor disponía de fundamentos para oponerse al pago total o parcialmente, la
acción de repetición no prosperará o solo parcialmente)”

Esta solución no está explícitamente contenida en nuestra legislación, pero se


desprende del derecho comparado y del principio que prohíbe el enriquecimiento
sin causa.

6. Personas que pueden recibir el pago.

En principio, el pago debe hacerse al acreedor o la persona autorizada para tal


efecto (art. 2014C)

Existen dos tipos de autorización,


a. por representación: de igual forma que puede el representante legal
(apoderado) del deudor realizar el pago, también está facultado el
representante legal del acreedor recibir el pago; debe estar debidamente
autorizado para tal efecto, es decir, tener un poder suficiente, pero esta
carencia puede ser subsanada por la posterior ratificación del acreedor (art.
2440.2 C)
b. por simple autorización no representativa, esta persona no es un
representante del acreedor ni beneficiario de la prestación ni puede exigirla,
pero sí está legitimado para cobrarla, es designado de común acuerdo entre
el acreedor y el deudor.

Si el deudor paga a quien no corresponde, no se extingue la obligación y el acreedor


puede cobrarle el crédito, en virtud del principio de que quien paga mal, paga dos
veces. No obstante este principio tiene ciertas las siguientes excepciones.

a. El pago al acreedor aparente: De forma excepcional existe un caso en el que


se permite el pago hecho a persona distinta del acreedor, en efecto, el art.
2016 C concede una consecuencia liberatoria por el pago hecho al acreedor
aparente. Esta medida es una protección para el que actúa de buena fe,
como por ejemplo, cuando el deudor paga a quien según el testamento es
heredero del acreedor y luego se descubre un testamento posterior en el que
se instituye a otro heredero o cuando el arrendatario le paga al antiguo
arrendador, sin saber que éste último ya había enajenado el inmueble objeto
del contrato de arriendo. Cabe destacar que en estos casos la obligación no
se extingue del todo, pues el acreedor verdadero no ha sido satisfecho y
tendrá acción de pago en contra del acreedor aparente.
b. El pago hecho a un tercero: Este caso constituye otra excepción a la regla
que el pago debe hacerse al acreedor, pues se autoriza el pago como forma
extintiva de la obligación, aunque se sepa que quien lo recibe no es el
acreedor ni persona autorizada a recoger el pago, siempre y cuando le sea
útil al acreedor (art. 2015.2C)

7. Los requisitos objetivos del pago: exactitud de la prestación.

Para que el pago tenga plena validez debe haber una identidad perfecta entre la
prestación que se acuerda y la prestación que se paga. La exactitud de la
prestación está consagrada en el art. 2019 C. La doctrina denomina a lo enunciado
en la recién citada norma como “El principio de identidad del pago”; junto a este
principio, el art. 2021 C contiene a otro llamado “El principio de integridad del pago”

Ilíquida: La pendiente de ser estimada o liquidada y sobre la cual surgen dudas en


cuanto a la exigibilidad o pago.

8. La imputación del pago.

Este fenómeno de la imputación del pago tiene lugar cuando un solo deudor tiene
varias deudas a favor de un solo acreedor, de manera que “imputar el pago, es
pues, determinar a qué particular deuda se aplicará lo pagado”

En este sentido, se lee en el art. 2050 C: “El que tuviere contra sí varias deudas de
la misma especie, tiene derecho de declarar, cuando paga, cuál de ellas quiere
pagar”.

De este precepto se deduce que en principio la imputación del pago, es decir, el


decidir cuál de las deudas se satisface, es una facultad del deudor, de conformidad
con el principio de favor debitoris. No obstante, esta deferencia se revierte en el art.
2052 C en el supuesto de que el solvens que tiene varias deudas acepta un recibo
en el cual el acreedor imputa la suma recibida a una de las deudas.

Si a pesar de las normas anteriores no se puede imputar el pago. El art. 2053 C


dispone que “Cuando el recibo no expresa ninguna imputación, el pago debe
imputarse a la deuda que el deudor tenía mayor interés en extinguir entre las que
estaban vencidas: en caso contrario, sobre la deuda vencida, aunque sea menos
onerosa que las aún no vencidas. “Si las deudas son de la misma naturaleza, la
imputación se hace a la más antigua; y en igualdad de todas las circunstancias, la
imputación se hace proporcionalmente a todas las deudas”.

9. Subrogados del cumplimiento.

El pago o cumplimiento de la obligación opera como un medio de satisfacción del


interés del acreedor y como un medio de realización del deber del deudor. Bajo
ciertas circunstancias la satisfacción del interés del acreedor puede tener lugar de
forma diferente a lo inicialmente acordado, con esto hacemos referencia a lo que la
doctrina alemana llama <<subrogados del cumplimiento>> porque sustituyen o
suplen al cumplimiento en sentido genuino.

a. Mora del acreedor y consignación. El ordenamiento jurídico concede al


deudor el derecho a liberarse de la obligación cuando llegue el momento del
pago; si vencido el plazo para el pago de la deuda el acreedor se niega a
recibirlo, se dice entonces que surge la mora del acreedor; frente a esta
situación y tomando en cuenta que es injusto que el solvens siga vinculado
a una relación obligatoria indefinidamente, pese a su diligencia en cuanto al
pago, existe un procedimiento por medio del cual el deudor deposita ante
una autoridad la suma o la cosa debida (art. 2055 C). La consignación podrá
hacerse ante el Juez de Distrito de lo Civil o ante Notario” (art. 2056 C). Este
es un tema que recibe una más minuciosa atención en el área procesal que
la civil, nos abstendremos de ahondar sobre la materia y nos limitaremos a
decir que hecha debidamente la consignación y si el acreedor no la
impugnare o si la impugna y es vencido en un juicio, surte todos los efectos
como un verdadero pago (art. 2062 C).

b. La compensación. Dentro del tema de los subrogados en el cumplimiento,


es decir, cuando la satisfacción del acreedor tiene lugar de forma diferente
a lo acordado inicialmente entre las partes, la compensación desempeña un
importante rol; es definida en el art. 2139 C. por ejemplo, A le debe a B diez
mil córdobas y B le debe a A diez mil córdobas, en este caso cesan de
deberse porque las obligaciones se compensan. Cabe aclarar que las
deudas pueden ser en dinero o en cosas de la misma especie. La
compensación no es un pago, sino un sustituto del mismo, por eso lo
estudiamos como una modalidad de los subrogados en el cumplimiento; así,
se dice que el deudor se libera no mediante el cumplimiento de la prestación
debida, sino mediante el sacrificio de su crédito. (K. LARENZ, 1958).

- Formas en que opera la compensación.

Existe una compensación voluntaria acordada libremente por las partes y se


fundamenta en la autonomía de la voluntad del ya citado art. 2437 C. En cambio,
la compensación legal es la establecida por la ley (ex lege) y opera incluso en contra
del consentimiento del deudor de acuerdo con el art. 2140 C que dice: “La
compensación se opera por el solo ministerio de la ley y aun sin el consentimiento
de los deudores; y ambas deudas se extinguen recíprocamente hasta concurrencia
de sus valores, desde el momento que una y otra reúne las calidades siguientes:

1º Que sean ambas de dinero o cosas consumibles, fungibles o indeterminadas de


igual género y calidad.

2º Que ambas deudas sean líquidas.

3º Que ambas sean actualmente exigibles.


Resulta claro que las cosas objeto de compensación puedan ser dinerarias o
consumibles (por ejemplo una botella de vino por otra) y fungibles (es decir
sustituibles) o indeterminadas de igual género y calidad.

Que ambas deudas sean líquidas, se refiere que al momento de la compensación


las prestaciones deben estar claramente determinadas.

Finalmente, que ambas deudas sean exigibles, se refiere que deben estar vencidas
para poder ser reclamadas. Que la deuda sea líquida y exigible lo requiere también
el art. 2149 que concede un plazo de diez días a quien solicita la compensación
para que demuestre que la deuda es exigible y es líquida.

A los anteriores requisitos, el art. 2141 C añade que “Para que haya lugar a la
compensación, es preciso que las dos partes sean recíprocamente deudores.

- Multiplicidad de obligaciones.

Cuando existen varios créditos y deudas entre los mismos solvens y accipiens que
sean compensables, aplicaremos las mismas reglas de relativas a la imputación del
pago contenidas en el art. 2053 C).

- Supuestos en que no procede la compensación ipso iure.

Nuestra legislación civil prohíbe aplicar la compensación a la demanda de


restitución de una cosa de que su dueño ha sido despojado injustamente, ni a la
demanda de restitución de un depósito, o de un comodato, aun cuando pérdida la
cosa, solo subsista la obligación de pagarla en dinero. Tampoco podrá alegarse la
compensación a la demanda de indemnización por un acto de violencia o fraude,
ni la demanda de alimentos no embargables (art. 2150 C).

Tampoco puede oponerse la compensación por parte del acreedor o deudor de un


quebrado por las deudas o créditos contraídos o que se hicieren exigibles y líquidas
después de la época de quiebra; por el contrario, si las deudas o créditos se
constituyeron y fueron exigibles y líquidas antes del proceso de quiebra,
perfectamente se puede alegar la compensación (art. 2144 C).

c. La dación en pago: En principio, el pago debe consistir en la prestación


debida, pero en virtud de la autonomía de la voluntad, las partes pueden
acordar que el pago se verifique por la realización de una prestación distinta
de la inicialmente acordada; entonces “la dación en pago supone la entrega
de una cosa diferente de la debida con finalidad y efectos de pago, aceptada
por el acreedor”; por ejemplo, si debo una prestación pecuniaria de cien mil
córdobas y no tengo dinero para satisfacerla, puedo acordar con el acreedor,
la entrega de un bien mueble o inmueble “en lugar del pago originalmente
pactado”. Como su nombre lo indica, en un principio, la dación en pago
estuvo configurada solo para las obligaciones de dar, pero luego evolucionó
la referida figura jurídica y en la actualidad se admite bajo el concepto de
dación en pago cualquier prestación diferente a la de dar, como por ejemplo,
voy a edificar una casa o pintar un cuadro en vez de pagar la cantidad de
dinero originariamente adeudada.

- Régimen legal de la dación en pago.

Aunque la dación en pago no tiene una regulación específica en nuestra legislación


civil, su reconocimiento se desprende de artículos como el 2645 C.
Además su admisión se deduce del principio de la autonomía de la voluntad (art.
2437 C), como hemos explicado.

d. El pago por cesión de bienes. Si en la dación en pago hay una transmisión


del dominio, en el pago por cesión no se da esa entrega del dominio, sino
que el deudor cede la posesión y la administración de todos o una parte de
sus bienes, conservando él la titularidad de los mismos, a sus acreedores
para que los enajenen y apliquen su precio al pago de sus créditos. Por eso
se considera que mientras en la dación en pago existe un verdadero pago,
es decir, es un negocio pro soluto (por el pago), pues la deuda queda
extinguida por la transmisión, por el contrario, la cesión de bienes es un
negocio pro solvendo (hecho para el pago); de manera que si con el producto
de la venta de los bienes no se alcance a cubrir el monto de la obligación,
subsiste la deuda en lo que falte, por el contrario, si el precio obtenido en la
enajenación supera al importe de la deuda, se deberá devolver el remanente
al deudor una vez satisfecha la prestación.

El pago por cesión de bienes está regulado entre los artículos 2080 al 2091 C. Y es
definido en el art. 2080 de nuestra Código civil. Cabe destacar que solo los bienes
embargables pueden ser sujetos de esta acción de pago por cesión de bienes (art.
2084 C).

- El derecho de retracto.
De acuerdo el art. 2086 C, en todo momento antes de la venta de los bienes el
deudor puede retractarse de la enajenación de todos los bienes o algunos de ellos
y recobrarlos, pagando la suma adeudada (art. 2086 C). Art. 2086 C: “Podrá el
deudor arrepentirse de la cesión antes de la venta de los bienes o de cualquiera
parte de ellos; y recobrar los que existan, pagando a sus acreedores”.

e. Renuncia y remisión de la deuda. El Código civil regula de forma conjunta la


renuncia y remisión de la deuda entre los arts. 2117 al 2138 C. Así, el art.
2117 C estipula: “Toda persona capaz de dar o de recibir a título gratuito,
puede hacer o aceptar la renuncia gratuita de una obligación. Hecha y
aceptada la renuncia, la obligación queda extinguida”. Esto no es más que
una manifestación que tienen los particulares sobre sus derechos subjetivos,
como bien lo explica el profesor GUZMÁN GARCÍA: “Los titulares de
derechos subjetivos, pueden, en orden a su exigibilidad, hacer dejación de
ellos frente a otros sujetos que en principio estarían compelidos a realizar el
contenido de los mismos”
Esta condonación de la deuda es considerada por la mayoría de la doctrina como
un acto unilateral y gratuito. Pero del tratamiento que recibe en nuestro código civil
se puede deducir que la considera como un negocio bilateral pues en el art. 2117
C ya citado dice “Hecha y aceptada la renuncia”; frase que deja entrever la
necesidad de intervención de al menos dos personas (quien renuncia y quien
acepta la renuncia) condición propia de los negocios bilaterales.

- Clases de condonación.

La condonación puede ser expresa o tácita, según se deduce del artículo 2122 C:
“La renuncia no está sujeta a ninguna forma exterior. Puede tener lugar aún
tácitamente, a excepción de los casos en que la ley exige que sea manifestada
expresamente”. Es expresa la condonación cuando el acreedor manifiesta su
voluntad explícitamente, y es tácita cuando la voluntad de extinguir el derecho se
deduce de un comportamiento.

- Presunciones de condonación.
A veces la misma ley establece los casos en que, salvo prueba en contrario, se
presume la condonación de la deuda; así, por ejemplo, la entrega voluntaria del
documento original en que constare la deuda (art. 2125 C); y siempre que ese
mismo documento aparezca en manos del deudor, se presumirá que fue entregada
voluntariamente por el acreedor (art. 2126 C).

Los arts. 2137 y 3769 C facultan al acreedor para que remita o condone la
obligación accesoria de prenda, pero debe aclararse que en este caso se remite
solo el derecho de prenda mas no la deuda principal; y si la cosa pignorada aparece
en poder del deudor hace presumir su devolución voluntaria y la consiguiente
remisión o renuncia de la garantía (art. 2138 y 3768 C).

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