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FUNDACION UNIVERSITARIA CATOLICA LUMEN GENTIUM

FACULTAD DE TEOLOGIA FILOSOFÍA Y HUMANIDADES


PROGRAMA DE TEOLOGÍA
DOCENTE: LUIS ERNESTO FLOREZ
ESTUDIANTE: ANDRÉS CAMILO GARCÍA PÉREZ
TEMA: LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
SESION: 2
FEBRERO 15 DEL 2023

INTRODUCCIÓN

La cosa más bella que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de toda


verdad y ciencia. Aquel para quien esa emoción es ajena, aquel que ya no puede
maravillarse y extasiarse ante el miedo, vale tanto como un muerto: Sus ojos están
cerrados. Saber que lo impenetrable para nosotros existe realmente,
manifestándose como la prudencia máxima y la belleza más radiante que nuestras
torpes capacidades pueden comprender tan solo en sus formas primitivas, este
conocimiento, este sentimiento se encuentra en el centro de toda verdadera
religiosidad. En ese sentido, y solo en ese sentido, pertenezco a los hombres
religiosos devotos (Einstein, 1935, p. 5)

Es la experiencia religiosa una sensación que parte de la necesidad de conocer el mundo


que nos rodea, a partir del cuestionamiento originado por el encuentro con lo misterioso
en él. El ser humano a lo largo de toda la historia ha intentado dar respuesta a preguntas
relacionadas con el origen, el funcionamiento y el fin último de las cosas que le rodean y de
él mismo. Los mitos constituyeron y siguen constituyendo una primera etapa en la
interpretación del mundo que nos rodea, el paso a la observación y especulación acerca de
los elementos esenciales de las cosas, el desarrollo epistemológico a lo largo de la historia
humana ha permitido en gran medida responder la pregunta acerca del ¿Cómo funcionan
las cosas que nos rodean?, sin embargo, como diría Wittgenstein “Sentimos que si todas las
cuestiones científicas pudieran responderse, el problema de nuestra vida aún no se habría
rozado”.

LA NATURAL Y RACIONAL EXPERIENCIA RELIGIOSA

Hoy en día es posible afirmar que en este mundo físico que habitamos, hemos adquirido un
amplio conocimiento que ha permitido no solo explicar sino también usar las leyes que nos
rodean de la física, química o biología a nuestro favor, sin embargo, también percibimos
verdades que van más allá de estas leyes y una realidad trascendente y misteriosa invita al
hombre a querer captarla mediante otro tipo de experiencia denominada religiosa.

Según Font (2020), la experiencia religiosa es adicional a las experiencias ética y estética, si
estas aparecen producto de la búsqueda del hacer el bien (ética) y de encontrar y
contemplar lo bello o hermoso (estética), la religiosa generalmente es catalogada como el
encuentro con lo sagrado, entendiendo el concepto anterior como lo absoluto y no
propiamente como Dios. Según el autor consultado, tres aspectos son claves para hablar de
cómo surge la experiencia religiosa:

1. Sorpresa por el misterio de la realidad y el milagro de la existencia


2. Experiencia de finitud, indigencia, dependencia, mortalidad, necesidad de ser
salvados y perdonados y de agradecer todo aquello que parece don
3. La experiencia del sentido o del absurdo que aparece que en cada una de las
situaciones de la vida.

Desde el punto de vista planteado por el autor, es posible enfatizar que de manera general
y a nivel cultural, como seres humanos todos tenemos la capacidad de la experiencia
religiosa, esta hace parte de nuestra propia naturaleza racional y de pensamiento abstracto
que nos diferencia de otras formas de vida, en efecto, el pensar que estamos aquí en lugar
de la nada, que somos completamente dependientes de otros y que algún día moriremos
después de una vida con o sin sentido, nos define como seres humanos y hace parte de
nuestra propia esencia, de saber interpretarla y acogerla puede contribuir al desarrollo
humano en conjunto con la experiencia ética y estética.

La complementariedad de esta experiencia religiosa que permite desarrollar cierto


conocimiento de lo otro, requiere algunos aspectos claves definidos por el mismo autor
citado:
a. Interpretación como momento interno de la experiencia
b. Desde la interpretación la experiencia religiosa puede ser asumida como experiencia
de Dios que conoce diferentes matices según la cultura: El Dios superior, en el que
nos movemos, vivimos y existimos, el Dios Padre, Cristo, deidades diversas, el estado
más alto, la suma contemplación, etc…
c. Las diferentes cosmovisiones deben ser purificadas con el fin de no desembocar en
fundamentalismos, opresiones, fanatismos, neurotizaciones e infantilismos.

Claramente la experiencia religiosa es un hecho, puesto que a partir de ella y a lo largo de


nuestra existencia se han desencadenado diferentes consecuencias y procesos que están
íntimamente ligados al devenir de la historia y a la dirección que esta ha tomado, piénsese
por ejemplo en como los mitos permitieron dar una primera explicación a los diferentes
fenómenos que interpelaban al hombre en su mortalidad, su sentido y la vida que le fue
otorgada; de ese profundo respeto y reverencia hacia lo que nos rodeaba empezaron a
surgir las primeras hipótesis científicas que explicarían el origen de todas las cosas con los
primeros griegos como Tales de Mileto o Anaximandro, muchos de los diferentes pueblos
antiguos indígenas y negros siguieron viendo en la tierra y la perfección de sus procesos,
aquella divinidad que otorgaba la vida al hombre como la Pachamama y que debía ser
guardada y protegida en retribución a lo que nos fue dado.

En las diferentes religiones abrahámicas o del libro (judaísmo, cristianismo, islamismo)


también es posible percibir los alcances y consecuencias definitivas de la experiencia
religiosa, el hombre que responde al Dios que le llama a emprender una historia de
salvación universal que parte del anuncio y la participación de la propia experiencia religiosa
con los demás en sociedad, por medio de acciones concretas basadas en el respeto y el
amor por el prójimo.

Lastimosamente una mala interpretación de esta experiencia religiosa, de la misma forma


que motivó la búsqueda e investigación de lo desconocido para generar ciencia, además de
un respeto y reverencia por el otro y por todo lo creado, en no pocos casos desencadenó
conflictos y guerras ocasionadas por la absolutización de una única experiencia religiosa o
de fe que debía ser impuesta a los demás, piénsese en el carácter violento de ciertos grupos
extremistas islámicos o judíos, en las diferentes batallas y conquistas lideradas por la Iglesia
católica en nombre de Cristo y su afán por “evangelizar” a todos los pueblos,
adicionalmente los sacrificios humanos ofrecidos por diferentes pueblos antiguos con el
propósito de apaciguar a sus dioses.

En una línea similar a la del autor citado anteriormente, pero desde la perspectiva
psicológica, el padre de la logoterapia Viktor Frankl plantea en uno de los capítulos de su
obra la religiosidad inconsciente. En su análisis se plantea que “de la responsabilidad
consciente tenía que haber por fuerza algo así como una responsabilidad inconsciente”
(Frankl, 2018, p 66). Lo anterior claramente destaca la importancia que comparte no sólo el
consciente del hombre sino también su inconsciente, pues si algo falla en este último, tarde
o temprano comenzará a exteriorizarse en la persona a través de lo consciente; de manera
análoga, aquella tendencia inconsciente que el ser humano experimenta del Dios que es
distinto de mí, logra generar muchas veces un comportamiento acorde a esa presencia
descubierta y en proceso de comprensión o acorde con esta presencia que se pretende
ignorar.
De lo dicho anteriormente el autor aclara que no se quiere decir que Dios sea inconsciente
por sí mismo, sino que dependiendo de la disposición nos es inconsciente, por tanto, se
trata de una relación suprimida por la persona. Ahora bien, el autor advierte de algunas
desviaciones en el entendimiento de lo dicho: El hecho de que Dios sea para mi inconsciente
no quiere decir que este en nosotros o que viva inconscientemente dentro de nosotros
mismos como una especie de panteísmo, tampoco se trata de definir el inconsciente como
omnisciente e incluso divino y superior a nosotros mismos, no se trata propiamente de una
impulsividad hacia lo religioso sino más bien decisión que se toma frente a lo otro que se
experimenta en la psiquis.

De lo anterior es posible decir que aquella presencia diferente experimentada dentro de la


mente del hombre logra canalizarse hacia diferentes formas de religiosidad ya presentes y
construidas (Taoísmo, budismo, cristianismo, etc..), no es que tengamos una imagen
arquetípica o preexistente de Dios, son las plegarias de nuestros padres, los ritos de
nuestras iglesias, revelaciones de nuestros profetas y el ejemplo de los santos los que
construyen nuestra religión (Frank, 2018).

PROFUNDIZANDO EN LA EXPERIENCIA RELIGIOSA: LA EXPERIENCIA MÍSTICA

Una derivación de la experiencia religiosa la constituye la experiencia mística presente en


casi todas las religiones conocidas, se trata aquí de un estado profundo de encuentro con
la divinidad misma en donde la persona adquiere pasividad frente aquello que le es
revelado, este tipo de experiencias han sido fuertemente criticadas desde el punto de vista
científico por el grado de subjetividad sujeto a doctrinas específicas y la inefabilidad que
dicen poseer este tipo de experiencias.

Desde otro punto de vista Ramírez (2012) propone una visión naturalizada de estas
experiencias planteadas. La tesis planteada en su artículo es que la experiencia mística
como parte de la evolución cultural, y con base a la evolución biológica, puede
comprenderse como una forma de desautomatización de las formas en que habitualmente
construimos, biológica y culturalmente, nuestra experiencia del mundo. Desde la
fenomenología es posible acercarse a este punto como una fuente de hechos y no como
verdades incontrovertibles, es intentar traducir lo experimentado a un lenguaje inteligible
para la ciencia y no necesariamente verdadero para ella.

Considerando la riqueza que puede poseer la experiencia mística y que la ciencia solo puede
analizar en parte, desde un modelo naturalizado es posible plantear que podría tratarse de
otras maneras de relacionarse con lo real o habitual del mundo, ampliando así la
epistemología hacia una visión del mundo sin patrones impuestos que “hacen” el mundo a
su medida, partiendo de la reducción al máximo el papel del sujeto cuando este se relaciona
con la realidad. La autora plantea que el místico superando los límites de su propio yo, que
limita, condiciona y reduce lo real intelectual, emocional y moralmente; al traspasarlos se
vislumbra la realidad objetiva, absoluta y verdadera en el hombre.

Prosiguiendo con el desarrollo de la idea desarrollada por la autora, el enfoque naturalizado


también permite estudiar otros modos de relación de nuestro sistema nervioso central con
el mundo externo, estas practicas místicas llevan al punto de permitir la activación de áreas
cerebrales que culturalmente se han mantenida subutilizadas (Blanco, 2017), de esta
manera se pasa de una relación típica con el mundo a una en donde no opera nuestra propia
actividad categorizadora del mundo.

La historia ha conocido diferentes ejemplos de místicos, últimamente también se han


llevado a cabo diferentes estudios que permiten una perspectiva mas conciliadora entre lo
místico y lo científico, estas experiencias se han puesto de manifiesto en altos grados de
estimulación corporal o la elaboración de diferentes escritos que procuran comunicar
aquello vivido, así lo atestiguan la vida se Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz.

Figura 1. A) Éxtasis de Santa Teresa de Jesús por Gian Lorenzo Bernini. B) Fragmento del
poema: La Noche oscura por San Juan de la Cruz.

Conclusiones

El hombre es un eterno buscador de infinito dirían algunos pensadores a lo largo de la


historia, para tal gran labor dispone de las diferentes ciencias que poco a poco le han
permitido enfrentar el temor por lo desconocido y sentirse dueño del mundo y del universo
en el cual habita, sin embargo, con el paso del tiempo se ha descubierto que las ciencias no
ofrecían todas las respuestas a los interrogantes del hombre, por eso nuestra experiencia
con lo religioso sigue aflorando en lo mas profundo y natural nuestro, y es que nuestra
mortalidad, dependencia y búsqueda de sentido van de la mano con aquello que somos
capaces y la orientación de la vida, una inadecuada comprensión de estas experiencias o
una profunda represión de estas puede desencadenar en procesos de conflicto y
destrucción del otro y de nosotros mismos.

Es necesario una revalorización de la experiencia de lo religioso, un correcto estudio


científico desde la psicología, la cultura o la neurociencia permitirá purificar nuestra
percepción de lo sagrado que nos lleve a vivir de la mejor manera aquella fe que decimos
profesar, quizás la vida de los diferentes místicos y maestros de la experiencia religiosa nos
lleven por caminos de paz y reconciliación, de caridad y servicio desinteresado por los
demás, de esa manera, no acomodándonos a lo que hoy nos ofrece el mundo sino
transformándonos mediante la renovación de la mente, podremos “discernir cuál es la
voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto” (Rm 12, 2).

Referencia

Blanco, C. (2020). Cerebro y mística. Ideas y Valores, LXIX (172), p 21-

32. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v69n172.63307

Einstein, A. (1935). The World As I See It. The book Tree

Font, L. (2017). Filosofía de la religión: Seis ensayos y una nota. Fragmenta editorial

Frank, V. (2018). La presencia ignorada de Dios. Psicoterapia y religión. Herder

Ramírez, L. (2013). La experiencia mística: Su comprensión desde una perspectiva

naturalizada. En Estrada, L., Duque, L. (1 ed), ciencia y religión: reflexiones en torno

a una racionalidad incluyente (pp 15-35). Univalle

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