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EL AMOR DIVINO A TRAVÉS DE LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO

Eduardo Alexander Yar Ger

En el mundo actual existen diferentes referentes: sociales, cognitivos,


psicológicos y filosóficos, los cuales evidencian las necesidades del ser humano. Uno
de ellos, la construcción de Maslow, en la cual una pirámide jerárquica manifiesta las
necesidades más básicas del ser, de esta forma llega a su consolidación. Toma así a un
individuo desde la ontogenética, aislándolo del área espiritual y no como un
desarrollo completo del sujeto; más bien, como un estado temporal. Sin embargo, no
se logrará concebir en su totalidad debido a las limitaciones del entendimiento
humano, porque el área espiritual sobre pasa todos aquellos esquemas porque se
convierte en algo atemporal, donde más que “un estado de meditación o aparente
energía cuantificadora” como lo menciona la filosofía actual, se encuentra presente no
como espiritualismo, sino como la espiritualidad dependiente de un Ser real, quien es
Dios, con el Espíritu Santo que conforma parte de la Trinidad y también presente en
toda la historia de la humanidad.
Estudiando desde el aspecto histórico, teológico y filosófico se desprende la
concepción de: área, estado, nivel de conciencia humano o comprensión del área
astral, porque realmente la espiritualidad parte desde su procedencia: el Espíritu
Santo. De aquí se ve su presencia en los primeros versos de la Santa Biblia; donde
menciona en (Gn. 1: 2-3 “La tierra era un caos total, y el Espíritu de Dios iba y venía
sobre la superficie de las aguas. Y dijo Dios: << ¡Que exista la luz! >> Y la luz llegó a
existir” NVI 2011)1.

En este fragmento, el relato histórico de la creación evidencia la presencia del


Espíritu de Dios con un papel activo de ella, y no tan solo con aquello se menciona en
(1 Jn. 5:7-8) “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y
el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra:
el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.” RVR 1977.
Desde el relato de la creación y la implicación que tiene como parte de la
Trinidad manifiesta que posee ciertas características de su personalidad, tales como:
enseñar (Lc. 12:12), convencer (Jn. 16:8), intercede (Ro 8:26), santifica (1 P. 1:2),
entre otras; pero, hay dos características sumamente importantes para entender una
vislumbre de quien es, (Ro. 15:30) evidencia el amor del Espíritu Santo, (Ef. 4:30)
presenta su santidad y parte en el plan de salvación, presentando evidencia de su
testimonio en el cielo y en la tierra.2
Después de observar esta área, su papel recobra hincapié después de la caída
del ser humano presentándolo como nuestro defensor, exponiendo la gracias divina de
Cristo, iniciando ese proceso internamente en cada área de la persona, tanto:
espiritual, mental y corporal con la finalidad de (Ef. 4:13) “De este modo, todos

1
Holy Bible, New Internacional Version, 4ta ed, corregida (CTB: Sociedad Bíblica
Internacional, 2011)

2
Asociación Ministerial de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Septimo Día,
Creencias de los adventistas del septimo día (Buenos Aires: ACES, 207), 68.
llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad
perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo NVI 2011”.3
Ahora comprendido el trabajo del Espíritu Santo a partir de la caída del ser
humano, el plan para el cumplimiento de Salvación recae sobre la Trinidad y en la
función de cada uno así como su trabajo en sinergia. (Mt. 3: 15-17) presenta el
bautismo de Cristo, después al abrirse los cielos al Espíritu Santo descendiendo como
una paloma, que iba a Él; consecutivamente la voz del Padre recalca a Cristo como el
Hijo amado y la complacencia del Padre sobre Él.
Desde este punto hacia adelante el siguiente capítulo clarifica la interacción
que tuvo el Espíritu Santo con el Hijo al guiarlo al desierto previamente para empezar
su ministerio, donde el enemigo intentaría tentar a Cristo quien no cayó, gracias a la
dependencia que tenía con su Padre, así como el propósito mayor de su misión, la cual
era entregar su vida en favor de la raza humano; quienes al obtener aquel regalo
maravillo también cumplen una parte en este proceso, ya que tuvo un precio muy alto
cada persona debería abrir las puertas de su corazón al Espíritu Santo, con la finalidad
de guiarlos a vivir como Cristo vivió.4
Al estudiar de esta manera el amor divino del Espíritu Santo, se manifiesta su
rol en el plan de Salvación, es así que también procede comprender que para que
aquello ocurra, no puede hacer aquellas actividades anteriormente mencionadas como:
enseñar, convencer o santificar una fuerza que nace del alma, o la meditación del
propio ser. Esto le corresponde tan solo a Aquel que posee la fuente del conocimiento,
poder y quien ha estado siempre allí, que en síntesis es Dios. Así lo presenta (Jn 1: 1-
3: En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Estaba en el principio junto con Dios. Todas las cosas por medio de Él fueron hechas,
y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. NVI 2011) Aquí se observa las
cualidades de Dios: su omnisciencia, omnipotencia y omnipresencia, tomando en
cuenta que el Padre, Hijo y Espíritu Santo conforman la Trinidad, y cada uno de ellos
a Dios.

Ahora, logrando comprender que el Espíritu Santo no es una energía,


condición o un estadio como lo presenta la filosofía de autoexploración y
autoconcepción actual; que en realidad es “mera banalidad social”. Porque la Santa
Biblia, como palabra de Dios manifiesta que: no es lo que el ser humano puede hacer,
si no lo que el Espíritu Santo puede llegar a hacer en la vida del ser humano. Por lo
tanto, el Espíritu Santo permite la obra de edificación del carácter, para asemejarlo
más al carácter de Cristo, de allí que el error del ser humano mencionado
anteriormente crea una barrera para ser moldeado por nuestro Salvador; pero, si la
personas llegan a poseer una fe totalmente genuina serán guiados por el Espíritu
Santo, convirtiéndose así en un templo donde el Él pueda habitar y logrando así
revelar los frutos del Espíritu en la vida del ser humano. 5

Para poder comprender como es la relación entre el trabajo del Espíritu Santo
con el ser humano y lo que implica el regalo de los dones y frutos del Espíritu, no tan
solo observamos que su naturaleza es un misterio para entenderlo en su todo. La Santa
Biblia hace más énfasis al papel que desempeña, recalcó Jesús, (Jn 16:8 “Y cuando Él
venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio”).
3
Thorsen Don, What’s True about Christianity? (California: Claremont, 2020), 106.
4
Ibíd., 138.
5
Elena G. de White, Dios nos cuida (Buenos Aires: ACES, 1991), 145.
En este pasaje incorpora algo un tanto olvidado, “las responsabilidades” de cada ser
humano al aceptar el regalo maravillo de Dios; como evidencia del amor divino en la
persona le corresponde no tan solo ver a la Trinidad de forma exterior como una
contemplación, sino también un papel activo en su vida, porque nos enseña el Espíritu
Santo como anhela que estén los hijos de Dios y como debería funcionar el mundo
hoy.6
Para que este proceso anteriormente mencionado se realice, el Espíritu Santo
convence del pecado al ser humano, para llevarlo al arrepentimiento y llegando a
comprender la necesidad de obedecer a Cristo; así prosigue su sed de justicia, donde
el Espíritu Santo actúa manifestando al Cordero de Dios, quien pagó el precio con su
sangre. Así sus enseñanzas son recordadas constantemente y aplicadas en la vida del
ser humano, por lo que el Espíritu Santo es aquel agente reformador que produce el
efecto deseado: “El plan de salvación”.7

En conclusión, el trabajo constante en la vida del ser humano, refleja el


carácter de Cristo en cada área de la vida, pero hay un paso sumamente importante a
considerar. Cada persona debe tener en un alta estima no tan solo llegar a lo que es un
proceso de crecimiento espiritual, sino también elevar la norma cristiana, referente a
estas áreas de la vida: el cuerpo y mente, donde gran parte de la población mundial se
ha descuidado; ya que se procura que la persona sea un templo santo, en el cual more
el Espíritu Santo y continúe nuestro proceso de restauración.8

Bibliografía

6
Thorsen, What’s Tru, 50.
7
Elena G. de White, Recibiréis poder (Buenos Aires: ACES, 2009), 8.
8
Elena G. de White, Testimonios para la iglesia Tomo 7 (Buenos Aires: ACES, 1998), 78.
Asociación Ministerial de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Septimo
Día. «Dios el Espíritu Santo.» En Creencias de los adventistas del septimo
día, de Asociación Ministerial de la Asociación General de la Iglesia
Adventista del Septimo Día, 68. Buenos Aires: ACES, 207.
Thorsen, Don. «An Introduction to Christain Faith and Practice.» En What’s True
about Christianity?, de Don Thorsen, 138. California: Claremont, 2020.
Thorsen, Don. «God’s Advocate.» En What’s True about Christianity?, de Don
Thorsen, 106. California: Claremont, 2020.
Thorsen, Don. «Relationship of Father, Son and Holy Spirit.» En What’s True about
Christianity?, de Don Thorsen, 50. California:: Claremont, 2020.
White, Elena G. de. Dios nos cuida. Florida: ACES, 1991.
—. Dios nos cuida. Florida: ACES, 1991.
—. Recibiréis poder. Buenos Aires: ACES, 2009.
—. Testimonos para la iglesia, Tomo 7. Buenos Aires: ACES, 1998.

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