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TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DE NIETZSCHE

Crítica de la filosofía
La filosofía occidental, desde Sócrates y Platón, empezó por la Metafísica,
es decir, se construyó sobre una visión racional de la realidad y sobre la afirmación
de que existe un mundo más verdadero de esencias universales e inmutables tras
las cosas individuales y cambiantes que nos muestran los sentidos. Para Nietzsche,
por el contrario, la única realidad o mundo existente es el mundo sensible,
fenoménico, en el que no hay nada estable, ni permanente, realidad que tiene como
fuerza originaria o principio vital la voluntad de poder, es decir, la voluntad de ser
más y sin límites.
Así pues, Nietzsche rechaza la Metafísica, es decir, la distinción tradicional
en filosofía entre mundo verdadero (el de las ideas/esencias universales e
inmutables, accesible sólo a la razón) y mundo aparente (el sensible, particular y
en constante devenir), afirmando rotundamente la sola existencia de este último.
De ahí que el conocimiento de la realidad sea tan variable y particular como
perspectivas creadoras puedan ofrecernos los ‘espíritus libres’: los artistas. No
existe una Verdad con mayúscula, sino que cada una de las visiones singulares que
ofrece el Arte nos permite conocer una faceta más de esa inagotable e ilimitada
fuerza de la Vida. Los individuos y los grupos humanos tienen interpretaciones del
mundo cuyo interés consiste en ser perspectivas más o menos útiles.

Método genealógico

Nietzsche critica la filosofía y la cultura con un método llamado genealógico: método


genealógico. Debemos comenzar por liberarnos del prejuicio de la palabra verdadera, es
decir, de la ilusión de que a cada palabra se le atribuye un universal invariante. Si las
palabras no tienen un significado ideal y verdadero, entonces la historia de las palabras
es significativa en sí misma. Por tanto, es necesario reflexionar sobre los intereses
humanos que orientan la creación y el uso de las palabras científicas y filosóficas y en
general de todas las palabras a estudiar.

La muerte de Dios
Con la expresión ‘Dios ha muerto’, Nietzsche alude al progresivo
abandono de una visión religiosa (cristiana) del mundo en la cultura europea. Es lo
que se ha llamado la ‘secularización de la cultura’, iniciada en el Renacimiento
( ‘antropocentrismo’ versus teocentrismo medieval) y continuada en la Ilustración
( ‘crítica de la religión’). A ello también ha colaborado el desarrollo de las
distintas Ciencias de la Naturaleza (la Física, desde Galileo y Newton, la Química,
desde Lavoisier, y la Biología, desde mediados del siglo XIX), las cuales han
permitido dar explicaciones de los fenómenos de la naturaleza que no necesitan
acudir al concurso de Dios.
La ‘muerte de Dios’ es, para Nietzsche, el fin de un gran peso que ha
tenido esclavizado al hombre, una liberación. Pues Dios ha sido “el vampiro de la
vida”.
La ‘muerte de Dios’ lleva al NIHILISMO (= nada tiene valor
trascendente), pero también hace posible la construcción de una ‘moral de la
tierra’, favorable a la vida, una moral del ‘superhombre’ u hombre del futuro.

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En Así habló Zaratustra, Nietzsche expone simbólicamente, mediante la
metáfora de las tres transformaciones del espíritu humano, el tema de la ‘muerte de
Dios’ y la nueva tarea que, como consecuencia, ha de afrontar el hombre de cara al
futuro:
1. Al principio el espíritu humano es un camello (el animal que soporta
grandes pesos y los transporta a través de parajes desérticos, sin vida):
simboliza al hombre que se inclina ante Dios y sus mandatos
categóricos, universales e inmutables.
2. Luego se convierte en león (el animal rey de la fuerza y de la naturaleza
salvaje): simboliza al hombre que destruye los valores establecidos,
faltos de vitalidad, enfermizos, decadentes, mediocres y construídos
sobre el temor a lo fuerte e instintivo.
3. Y, por último, se convierte en niño: simboliza al hombre nuevo/futuro,
capaz de darse valores que van ‘más allá del bien y del mal’
establecidos y le permiten jugar a vivir como juega la Vida misma,
poderosa, inocente, alegre y trágicamente.

(Documento elaborado a partir de extractos de la “Historia de la Filosofía”, de Salustiano Fernández


Viejo)

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