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Los temas relacionados con la sexualidad humana fueron experimentando un progresivo aumento de su accesibilidad y permisividad en
los últimos 40 años, a partir del advenimiento de los anticonceptivos orales.
Esto hizo posible que la mujer fuera adquiriendo un mayor grado de autonomía y capacidad de decisión con relación a su cuerpo,
procreación y conductas sexuales. Sin embargo, no es posible decir que la calidad y precisión del conocimiento sobre el funcionamiento
sexual hayan estado a la altura de la abrumadora cantidad de información disponible. Podemos observar la lamentable paradoja en el
hecho de que nuestros hijos, habiendo presenciado todo tipo de imágenes explícitas del acto sexual, sin restricción ni reserva desde
muy temprana edad, por obra de la televisión y el cine, en demasiadas ocasiones no saben a ciencia cierta como colocar(se) un
preservativo correctamente. Si nos remontamos a más atrás, los problemas eran distintos. A partir de la “revolución sexual”, cuando la
mujer ya disponía de la píldora anticonceptiva, las relaciones sexuales se hicieron más viables y seguras para las mujeres, liberándolas
del temor a las consecuencias. Sin embargo, esas mismas mujeres, que eran dueñas de su cuerpo, tuvieron que informarse ellas por su
cuenta y riesgo de los pormenores de la sexualidad, sin demasiada ayuda de sus madres, porque el tema sexo no era especialmente
discutido en las casas. Por esa razón, tampoco la información fue clara y suficiente para aquella generación.
Nunca es superflua ni innecesaria la información en esta cuestión. Estamos mal absorbiendo un superávit de información, mitología
fantasiosa y cinematográfica sobre las relaciones sexuales con una sobre estimulación visual, y, al mismo tiempo abrigamos un gran
déficit de conocimientos fiables, desprovistos de eufemismos y tapujos. No son válidos ni creíbles los alegatos de “qué me van a contar
a mí, con la de años que salí del cascarón”. Podemos haber sido sexualmente activos desde hace muchos años, pero no cabe duda de
que saber y conocer con profundidad una parte instintiva y natural de nuestras vidas que ha sido por tanto tiempo relegada al
oscurantismo, puede hacernos sin duda un gran bien. Sobre todo si somos conscientes de que esta constituye una poderosa vía de
comunicación y acceso a la intimidad verdadera en una pareja.
Creemos que en este manual no dejamos de lado ningún aspecto importante. Abordamos los mecanismos psicológicos de la atracción
y el enamoramiento en el punto 1, en el punto 2 describimos de manera clara y comprensible la respuesta sexual del hombre y de la
mujer, sus fases y aspectos psicofisiológicos.
Dedicamos el apartado 3 a la masturbación, conducta proscrita y objeto de las más escalofriantes maldiciones por parte de la sociedad
y de las religiones.
El punto 4 versa sobre el papel de las fantasías sexuales, otro de los famosos temas tabú que han provocado tantos sentimientos de
culpa y sus efectos enriquecedores para las relaciones sexuales. Proporcionamos sugerencias para aumentar el placer mutuo en el
punto 5 y pasamos descriptivamente por las etapas de la sexualidad y sus características propias en el punto 6. Comentamos,
asimismo, las causas posibles y manifestaciones de la homosexualidad, punto 7, las disfunciones sexuales, punto 8, sus soluciones,
punto 9, para finalizar en el punto 10 con pautas para la educación sexual de los hijos.
01. Atracción Sexual y Enamoramiento
02. La respuesta sexual. Hombres y mujeres
03. La masturbación
04. Fantasías Sexuales
05. Cómo Mejorar las relaciones sexuales
06. El sexo en las diferentes etapas de la vida
07. La Homosexualidad
08. Cuando hay problemas... Disfunciones sexuales en el hombre
09. ... Hay que encontrar soluciones
10. La educación sexual de los hijos
01. Atracción Sexual y Enamoramiento La belleza está en el ojo del observador.
Dos amigas entran al bar y una de ellas observa al chico de la barra con delectación. Comenta a su amiga: ¡Observa ese “bellezo”! La
amiga, intrigada, no entiende nada y le pregunta: ¿de quién estás hablando? ¿ De ése de las orejas de Dumbo y las piernas de
vaquero? La primera al principio se siente contrariada, pero al poco rato piensa: ” ¡menos mal que a ella no le gusta! Todo para mí.”
Y así es en realidad la vida. La belleza se encuentra en el ojo del observador, ¡a Dios gracias! Dejando aparte aquellas personas que
llamaríamos “objetivamente guapas”, que desafían el consenso general, el resto de nosotros,“los normales”, siempre tenemos a alguien
a quién gustamos y también siempre tenemos a alguien que nos gusta solo a nosotros. Es bien cierto el dicho de que “siempre hay un
roto para un descosido”.
La percepción humana está influida por nuestras expectativas, vivencias pasadas, carencias e insuficiencias y muchas otras cosas que
forman finalmente nuestros gustos y necesidades. En la atracción interpersonal, todos estos elementos representan su papel.
En las culturas donde se fomentan las relaciones voluntarias como la nuestra, a diferencia de aquellas donde las parejas se forman por
motivaciones grupales, la atracción es el principio de todo. A pesar de que se cree que la atracción tiene connotaciones mágicas y
misteriosas, los psicólogos sociales la tienen muy bien estudiada. La atracción está determinada por ciertas reglas que se producen con
regularidad.
1. Razones personales. En primer lugar, el caldo de cultivo para sentirse atraído por alguien es, sin duda, la situación de disponibilidad.
Esto puede influir grandemente en que una persona se fije en otra como posible pareja sexual. Por otra parte, una circunstancia
favorecedora para que se dé la atracción es el estado anímico y las características de la personalidad. Estas pueden ser: la experiencia
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de soledad y aislamiento por la falta de una relación significativa, la pérdida temporal de autoestima o un deseo intenso de intimidad y
pertenencia. Como rasgo de personalidad, un carácter abierto y expresivo puede potenciar la aparición de la atracción.
2. Factores inherentes al otro. La belleza física es, sin duda, el factor más importante para la atracción. Aunque en todos los estudios
sobre la interacción humana existe acuerdo en que lo más influyente para la atracción inicial es la belleza, también una gran cantidad de
personas afirma que esta no es la razón más importante, ni mucho menos, para tomar la decisión de tener una relación con alguien o
casarse. Además, hay que hacer constar que para los hombres la belleza física es más importante que para las mujeres. Para estas, es
más importante el estatus social y su capacidad para ganar dinero. Por lo menos esto dicen algunos estudios norteamericanos.
3. Los factores propios del uno y del otro en combinación. Las similitudes en cuanto a características demográficas, como son la edad,
la raza, actitudes y valores, apariencia física, y otros aspectos producen la atracción.
A pesar de que abunda la idea de que los opuestos se atraen, la investigación no confirma esa idea. La realidad es que la similitud
conduce a la atracción por diversas razones:
a. Tendemos a interactuar con personas que son similares a nosotros. Compartir intereses crea oportunidades para la interacción. La
similitud propicia la interacción, y, cuando las personas interactúan, descubren más similitudes. Esto aumenta la proximidad y ésta, a su
vez, induce al agrado.
b. Suponemos que gustaremos a aquellos que son similares a nosotros. Gustar a alguien es una de las razones más poderosas para
que nos guste esa persona. Estimula la autoestima y reafirma el propio valor como persona.
c. Las personas similares a nosotros validan nuestras creencias y actitudes. Nos gustan aquellos que son similares a nosotros,
pensamos que aquellos que nos gustan son similares a nosotros, y suponemos que gustaremos a las personas que son similares a
nosotros.
La razón de que nos gusten las personas con actitudes y creencias similares a las nuestras es que tendemos a considerar nuestras
propias características como deseables. Por eso creemos que aquellos que las comparten tienen las actitudes correctas.
En resumen, si dos personas son similares, es más probable que tengan interacciones positivas, crean que se gustan, y se refuercen
mutuamente las actitudes y creencias. La interacción, el hecho de gustarse y la similitud se entrelazan para generar atracción.
El enamoramiento
El amor apasionado o enamoramiento está compuesto de deseo sexual, sensación de intensa añoranza por la pareja, sentimientos
eufóricos de realización y éxtasis cuando la relación funciona bien, y ansiedad y desesperación cuando esto no es así. Los otros
componentes del amor (compromiso, confianza, intimidad y vinculación) están relativamente ausentes. Es posible sentir enamoramiento
y adoración por una persona que sabemos que es inadecuada, o que no conocemos muy bien o incluso que no nos gusta mucho.
La pasión es desorganizadora, y está vinculada a una serie de creencias sobre la persona amada y a la motivación para unos tipos
específicos de acción. Las creencias, a menudo idealizan a la pareja y las acciones deseadas incluyen la unión sexual y otros tipos de
cercanía como tocarse o mirarse largamente. El curso del enamoramiento pasional es vertiginoso y en línea quebrada, ya que presenta
picos y valles. Algunas veces, los sentimientos de excitación que identificamos como enamoramiento no tienen nada que ver con la
persona amada, sino que vienen dados por otras causas. Por ejemplo, que la persona deseada se parezca a alguien significativo de la
vida anterior, o que posea alguna característica muy apreciada de la que el enamorado carece. Las personas que se vinculan
afectivamente de manera ansiosa, son más proclives a enamorarse perdidamente, experimentar preocupaciones obsesivas con
respecto al amado y sentir los altibajos emocionales que son característicos de la pasión.
Para el psicólogo Sternberg, autor de diversas obras sobre el amor, el intenso y repentino flujo de pasión en el enamoramiento, al
comienzo de una relación no es sorprendente puesto que se sabe que lo importante es el atractivo físico en la atracción inicial. Sin
embargo, después de unir a las personas, la pasión tiende a disminuir a medida que la relación madura. Los componentes de intimidad
y compromiso se desarrollan más lentamente, pero llegan a ser más importantes a través del tiempo, dando a una relación íntima
duradera un carácter totalmente diferente de la turbulencia y el ardor inicial.
Los factores que desencadenan el enamoramiento son específicos y personales. Depende de las necesidades psíquicas, preferencias y
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gustos particulares. El pensamiento sobre el amado y su imagen presiden toda actividad. El enamorado normalmente posee una
imagen idealizada del objeto de su deseo. Esta imagen entra en un encuadre positivo donde se destacan solamente los rasgos
deseables y se descartan los indeseables sistemáticamente. El marco donde se encuentra el objeto del afecto es absolutamente
cerrado y no permite la introducción de elementos perturbadores de la visión positiva. No se aceptan aspectos negativos de ninguna
índole. Las consideraciones realistas no pueden atravesar la cápsula del amor.
Todo se activa por características del otro que significan algo importante para la persona. A veces una cualidad que se admira y que
hace que la persona se sienta importante, es decir, un logro narcisista, o quizás la aparente fortaleza del otro que proporciona
seguridad. Esa cualidad del otro que atrae al apasionado, muchas veces viene a llenar un vacío que se necesita completar, es decir,
viene a suplir una carencia.
El ciclo de la respuesta sexual consiste en la secuencia de reacciones psicofisiológicas que ocurren durante la excitación sexual.
Los conocidos investigadores del área de la sexualidad humana, William Masters y Virginia Johnson, realizaron sus estudios en la
década de los años 50 del siglo pasado. Su objeto de estudio era el funcionamiento del cuerpo humano durante la actividad sexual.
Según ellos se pueden definir cuatro estadios desde el principio de la excitación hasta un tiempo después del orgasmo. Estas fases
son, en orden, las siguientes:
1. La excitación.
2. La meseta.
3. El orgasmo.
4. La resolución.
Tanto los hombres como las mujeres pasan por todas las etapas, aunque el ritmo es distinto. Sin embargo, a pesar de la regularidad en
las reacciones, no hay que olvidar que hay una variedad inmensa entre las personas en cuanto al tiempo que se necesita para cada
fase, y en cómo cada persona reacciona.
La excitación
La primera fase del ciclo de respuesta sexual se llama excitación. En las mujeres se manifiesta mediante la lubricación vaginal. Suele
presentarse después de 10 a 30 segundos de estimulación sexual. La lubricación permite una mejor y más placentera introducción del
pene. La causa de la lubricación se debe,en parte, al incremento de flujo sanquíneo en los tejidos vaginales. Los pezones se ponen más
duros, entran en erección. En el hombre, el pene se endurece hasta cierto punto, respondiendo en cuestión de segundos a la
estimulación erótica. Los pezones del hombre también se ponen erectos. Tanto en los hombres como en las mujeres se acelera la
frecuencia cardíaca y la respiración. Esta situación puede prolongarse desde algunos minutos hasta muchas horas.
La meseta
La segunda fase del ciclo de la respuesta sexual es la llamada meseta. Los cambios que empezaron a notarse en la primera fase
siguen intensificándose durante esta fase hasta el orgasmo. En las mujeres se observa en un agrandamiento del tercio exterior de la
vagina a causa de la hinchazón que ocurre por la afluencia de sangre. El color de las paredes vaginales se vuelve más oscuro. Las
paredes vaginales se alargan y se alisan. El clítoris se retrae evitando de este modo el frotamiento directo del pene. En los hombres los
testículos se elevan hacia el escroto. Tanto en hombres como en mujeres, sigue acelerándose la respiración y la frecuencia cardíaca al
mismo tiempo que sube la presión arterial. Pueden presentarse espasmos musculares tanto en los pies, como en la cara y en las
manos. La tensión muscular se eleva hasta la fase siguiente.
El orgasmo
La fase orgásmica es la tercera del ciclo. Tal como su nombre indica, consiste en la culminación del proceso. Es la más breve de las
tres reacciones descritas ya que suele durar apenas unos segundos.El orgasmo en la mujer consiste en una serie de contracciones
musculares en el tercio inferior de la vagina. El inicio de las contracciones es la parte más intensa y se presentan unas 4 o 5
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contracciones en el período de 1 segundo. Poco después se van espaciando y atenuando en intensidad. El útero también experimenta
contracciones que van de arriba abajo, cerca del cuello uterino, durante el orgasmo.
Los hombres , por su parte, también experimentan contracciones en el pene durante la fase del orgasmo. El orgasmo masculinos se
presenta en dos etapas. En primer lugar, la fase de emisión que consiste en una pequeña secreción de fluído seminal. En este punto el
hombre puede tener la sensación de que el orgasmo es inminente. Es un punto sin retorno, nada puede evitar el desenlace orgásmico
después de este punto. La segunda parte es la fase de expulsión. El semen es eyaculado desde el pene en este momento. Tanto en los
hombres como en las mujeres, la frecuencia cardíaca y respiratoria así como la presión arterial llegan a su punto más elevado.En la piel
se puede experimentar un “rubor sexual” a lo largo de todo el cuerpo, aunque también se puede sentir en fases anteriores.
La resolución
Después del orgasmo el cuerpo lentamente se recupera hacia sus niveles de funcionamiento normales y la anatomía vuelve a su
tamaño y color anteriores. Habitualmente este proceso es más demorado en las mujeres que en los hombres. Sin embargo, también
sucede que algunas mujeres pueden responder con múltiples orgasmos si tienen la estimulación sexual adecuada. Los hombres, por su
parte, requieren de un período refractario que se produce en la fase de resolución, en el cual es imposible volver a tener otro orgasmo
hasta pasado cierto tiempo. La cantidad de tiempo necesario para el período refractario es variable entre los hombres.
La variación es la regla
Así, los hombres alcanzan el orgasmo en primer lugar durante el coito. La mujeres pueden necesitar hasta 15 minutos para alcanzar el
orgasmo, lo cual hace que el orgasmo simultáneo sea algo infrecuente. Es muy importante que se tenga en cuenta que esta es una
descripción de lo que sucede en general y que existe mucha variación entre los individuos. Con distintos tipos de estimulación y
técnicas determinadas, el hombre puede lograr tener un ciclo más prolongado y las mujeres pueden llegar antes al orgasmo. Por esta
razón, hay que ser conscientes de la diferencia en el ritmo de los ciclos de la pareja para entender el cuerpo del otro así como sus
deseos y necesidades de un modo más completo.
03. La masturbación
Innata y natural
A pesar de los todos los intentos históricos de convencernos de lo contrario, no existe nada que no sea natural con relación a la
masturbación. Las personas nacen con todo el equipamiento. Los niños, a pesar de no tener información al respecto, la realizan como si
la hubieran hecho toda la vida. Se tocan los genitales porque les causa placer al igual que se rascan cuando algo les pica.
En lugar de negarles a los niños ese placer, sería mucho más saludable enseñarles a discriminar entre las cosas que se deben hacer
en privado, como hacer caca o pipi, y las cosas que se pueden hacer en público. Sin embargo, hasta el más bienintencionado de los
padres tiende a proyectar sus propias vergüenza e incomodidad a los niños hasta que ellos aprenden a asociar la masturbación con
algo feo.
Nuestros antepasados nos dejaron como herencia la desinformación, la culpa y otras actitudes temerosas del placer relacionadas con la
masturbación.
Si aún hay gente que cree que la masturbación no es un hecho natural, habrá que recordarles que en el año 1972 la Asociación Médica
Americana declaró la masturbación una actividad sexual normal.
Sus beneficios
La auto exploración permite conocer la propia anatomía, sensibilidad y capacidad de respuesta. Como la sexualidad de cada persona
es distinta, mediante la masturbación se puede llegar a saber qué tipo de estimulación provoca más placer y dónde. Con este
conocimiento es posible explorarse y experimentar sexualmente tanto en solitario como en pareja.
Si se dispone de un implemento o juguete sexual, la utilización previa en soledad aumenta las posibilidades de satisfacción también con
la pareja. Cuando se utiliza a solas, el juguete permite controlar la presión y el ritmo de la masturbación. Cuando la persona conoce sus
respuestas y reacciones, la ansiedad ante las relaciones sexuales disminuye y de paso logra mucha más soltura.
Después de tantas amenazas que hemos oído contra la salud con referencia a la masturbación, es casi novedoso hablar de sus
beneficios. Pero la realidad es que existen muchos. La masturbación puede disminuir los niveles de estrés y tensión, ayudar a dormir,
aliviar los dolores menstruales y mantener los músculos pélvicos tonificados. También es un buen ejercicio cardiovascular. En cuanto a
la salud mental, esta puede contribuir a incrementar la autoestima y la auto confianza al permitir que la propia persona sea la
responsable de sus necesidades sexuales. Por otra parte, sin importar la edad ni si se tiene pareja o no, se puede permanecer
sexualmente activo a lo largo de toda la vida.
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No es infrecuente que los terapeutas recomendemos la masturbación con el fin de ayudar a las personas a romper algunas barreras o a
solucionar algunas disfunciones sexuales. A las mujeres con dificultades orgásmicas se les aconseja la masturbación regular con el fin
de experimentar con varios tipos de estimulación conservando su propio ritmo de respuesta sexual.
A los hombres con eyaculación precoz o dificultades de erección también se les aconseja recurrir a unas determinadas variantes
masturbatorias. Lo comentaremos en el punto 8.
Las mujeres poseen una gran variedad de puntos potencialmente estimulables que pueden producir placer sexual. Estos puntos no se
encuentran exclusivamente en sus genitales. Para una descripción más gráfica y detallada de los procedimientos femeninos de
masturbación, vamos a referirnos a:
1. La estimulación clitorídea/vaginal.
Con la mano y los dedos: Usar las manos y los dedos para frotar, acariciar y presionar el clítoris. A veces la estimulación directa del
clítoris puede ser demasiado intensa por lo que se aconseja hacerla alrededor o cerca del clítoris. También se puede usar un pañuelo
entre la mano y el clítoris. :
- Restregar con la palma de una mano el clítoris e insertar los dedos de la otra mano en la vagina.
- Rodear el clítoris entre el índice y el pulgar.
- Utilizar aceite de bebés y masajear el clítoris con dos dedos hasta que se ponga erecto. Al mismo tiempo, introducir un vibrador en la
vagina.
- Usar el dedo medio y masajear el clítoris solo del lado derecho, Después ir al lado izquierdo. Siempre hay un lado más sensible.
- Acostada con las piernas muy cerradas, hacer cosquillas al clítoris con un dedo ligeramente doblado.
Con agua: Se usa el teléfono de la ducha y se va alternando el chorro de agua de regular a fuerte. Hay que tener cuidado de no lanzar
un chorro demasiado fuerte al interior de la vagina porque puede ser perjudicial.
- Durante la ducha seleccionar un chorro regular de agua y situarlo delante del clítoris.
- Situarse debajo del grifo del agua en la bañera, recibiendo el agua directamente en el clítoris.
- Tapar el grifo con el dedo pulgar de modo que se pueda controlar el flujo de agua sobre el clítoris.
Con almohadones y muebles:
- Situarse boca abajo y moverse frotándose contra algún objeto para estimular el clítoris.
- En el brazo de un sofá. Frotarse y de vez en cuando levantar los pies del suelo. Produce la sensación de estar volando.
- Cabalgar sobre la almohada.
Con vibradores. Los vibradores se usan, sobre todo, para la estimulación clitorídea, aunque algunas mujeres utilizan estos aparatos con
pilas o eléctricos para la estimulación vaginal y anal.
- Vibración directa. Acostada en la cama, con música inspiradora, masajear con aceites aromáticos, tocándose los pezones y colocando
el vibrador directamente en el clítoris.
- Situarse encima del vibrador, mientras se golpean las nalgas.
- Penetración. Con rápidos movimientos, mientras se juega con los pezones.
2. La estimulación del punto G. La introducción de un vibrador en la vagina puede ayudar a localizar y estimular el punto G y produce
una sensación de plenitud. Se puede realizar exclusivamente o en combinación con la estimulación anal y/o vaginal. Se puede
encontrar el punto G con los dedos, pero es difícil lograr una adecuada estimulación a través de la masturbación manual. Se encuentra
en la pared vaginal que está situada detrás del vello púbico, a 1 ó 2 centímetros de la entrada.
3. La estimulación anal. El ano es muy sensible al tacto. Existen muchas mujeres que disfrutan de la estimulación en esta área durante
la masturbación o en el juego previo con un compañero/a. Se pueden usar los dedos, o juguetes para el ano en combinación o no con la
estimulación clitorídea o vaginal. Es conveniente utilizar mucho lubricante.
A parte de la manera más clásica de estimular el pene con lubricante o saliva y mover la mano de abajo arriba, algunos hombres
prefieren rodear la cabeza del pene a cada movimiento o combinarlo con toques en los testículos. También es posible utilizar un
pañuelo para realizar los movimientos.
2. Estimulación anal y prostática. El ano es sumamente sensible y puede ser estimulado insertando los dedos o un juguete sexual para
el ano. Muchos hombres pueden disfrutar de la estimulación en esta área durante la masturbación o con una compañera/o. Se puede
combinar o no con la estimulación peneana.
- Estirar el pene lentamente, manteniendo la excitación a bajo nivel durante aproximadamente una hora. El orgasmo en esas sesiones
suele ser muy intenso. Este tipo de masturbación se acompaña habitualmente de la inserción de uno o dos dedos en el ano hasta llegar
al clímax.
04. Fantasías Sexuales
Hombres y mujeres son distintos en relación a sus fantasías. En los hombres, estas van asociadas con frecuencia a la masturbación y
se presentan con mucha más abundancia que en las mujeres. Como los hombres tienen más desarrollado el aspecto visual del cerebro,
tienden a elaborar imágenes gráficas del cuerpo femenino o a pensar que la mujer lo está observando y admirando. También evocan
situaciones en que la están seduciendo y, con frecuencia, que ella está siendo seducida por él. Para el hombre el proceso de la fantasía
es básicamente genital y se acompaña de imágenes visuales explícitas.
Por su parte, la mujer cuyo cerebro es privilegiado en el área del lenguaje, suele fantasear menos gráficamente en general. Las que lo
hacen no se centran necesariamente en los genitales y tienden a construirse historias romántico / eróticas cargadas de emociones.
Pueden incorporar, asimismo, recuerdos olfativos y sonoros.
Las fantasías estimulan el deseo sexual, prolongan la excitación, intensifican la experiencia sexual, desencadenan orgasmos y
preservan los recuerdos. A medida que la vida cotidiana va imponiendo la rutina, los momentos de excitación no asoman tan
espontáneamente como al principio de la relación. Las fantasías, en este caso, pueden contribuir a la anticipación de la excitación.
El músculo pubococcígeo está directamente relacionado con la duración y profundidad de los orgasmos. Es conveniente mantener este
músculo en forma de forma constante. El ejercicio se puede hacer en todas partes, trabajo, una conferencia, en la clase, o en una cena.
Tener en forma este músculo no solo favorece a la mujer, que logra tener una mayor respuesta al placer, sino que incrementa la
estimulación del hombre si se contrae durante el coito. La contracción del músculo provoca la sensación de “abrazar” el pene. Si el
hombre lo hace, la mujer puede tener sensaciones de presión en el interior de la vagina y, a veces, en el Punto G.
- En el momento de orinar, parar el flujo de la orina a la mitad. El músculo que se contrae cuando se interrumpe la orina es el músculo
PC.
- Contraer el músculo y contar hasta 5. Repetir diez veces.
- Apretar y soltar diez veces deprisa. Repetir tres veces.
- Apretar y esperar todo lo que se pueda.
- En la mujer, estrechar mientras se coloca el dedo dentro del canal vaginal.
El masaje erótico
Como su nombre indica, no es un masaje terapéutico, a pesar de que puede tener cualidades terapéuticas. Su objetivo no es la terapia
muscular. Dar o recibir un masaje erótico puede ser una de las formas más gratificantes de precalentamiento. También es una técnica
que toma su tiempo. Por eso no es muy aconsejable si se anda corto de tiempo.
Para empezar, hay que asegurarse de que ambos se encuentren cómodos y relajados. Aunque no van a estar relajados durante mucho
tiempo, sí conviene empezar relajados. El objetivo del masaje es la excitación, pero la idea es sentir todas las sensaciones de comienzo
a fin.
- Tratar de evitar, por lo menos al principio, las zonas erógenas típicas.
Hacer que todo el cuerpo del compañero sea una zona erógena. Acariciar lugares que nunca se tocaron antes con intención sexual.
- Variar el toque.
Empezar con un roce suave con el dedo, para después cambiar por una caricia fuerte hasta llegar a arañar con las uñas.
- Utilizar todas las herramientas posibles del propio cuerpo. La lengua, el aliento o el pelo. Las sensaciones más placenteras para el
compañero serán las que menos espera.
- Hacerlo al azar.
No es necesario cubrir el área A, después el área B y después la C de forma estructurada. No olvidar que lo inesperado es lo que
produce el placer.
- Usar la regla de oro.
Haz a tu compañero lo que crees que te gustaría a ti.
MANUAL DE SEXOLOGIA
Sexo en público
El sexo se parece bastante a la comida. Da igual si se trata de una exquisitez o pan con mantequilla. La comida siempre sabe mejor si
se tiene hambre. La anticipación prolongada en un estado de excitación aumenta el placer exponencialmente. En demasiadas
ocasiones, los encuentros sexuales son como la comida basura. Rápida y mala.
Antes de nacer los niños la privacidad sexual era posible en todas partes. Mantener un nivel de intimidad intacto cuando los niños están
por la casa es todo un desafío para los padres de niños pequeños. Es muy recomendable construir un cerco protector para rodear el
terreno dónde el juego sexual es posible. Estas son las recomendaciones:
Desde el inicio de la pubertad hasta el final de su vida la mujer puede experimentar subidas y bajadas bruscas en la intensidad del
deseo y de la respuesta sexual ya que estos están muy conectados a los cambios hormonales y fisiológicos a los que está
permanentemente sometida. La edad afecta de modo distinto la función sexual en hombres y mujeres. El pico de intensidad en la
respuesta sexual femenina se presenta hacia finales de los 30 años y principios de los 40, mientras que en los hombres la mayor
intensidad se manifiesta al final de la adolescencia.
1. La infancia y la adolescencia.
Antes de la pubertad no suelen existir diferencias demasiado notorias entre niños y niñas en lo referente a exploración y fantasías
sexuales. Cuando hombres y mujeres llegan a la adolescencia surge una explosión de interés por los temas sexuales. Sin embargo, el
interés en la mujer no está necesariamente focalizado en lograr una relación sexual, quizá por la falta de información y los temores. El
hombre, no obstante, suele llegar al orgasmo en casi todas las experiencias coitales. Las adolescentes suelen comentar que los
primeros intentos de coito son físicamente incómodos y carentes de sensaciones vaginales placenteras.
Las prácticas masturbatorias no acostumbran a ser tan frecuentes en las chicas adolescentes como lo son en los chicos y esto puede
explicar su mayor facilidad y destreza para obtener el orgasmo en sus primeros contactos sexuales. Se sabe que las chicas descubren
la masturbación de modo más lento y tardío y que esta suele ocurrir después de las primeras relaciones sexuales completas con chicos
y no antes. Por eso es más probable que carezcan de conocimientos sobre su capacidad de respuesta sexual al inicio de su vida
sexual. Por otra parte, las chicas pueden tardar más tiempo en sentirse cómodas con su sexualidad debido a los mensajes educativos
ambiguos en lo referente a la expresión sexual femenina.
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2. La edad adulta
Sexo y embarazo
El embarazo puede producir gran variación en deseo y respuesta sexual, debido a los cambios hormonales y fisiológicos. Es frecuente
un incremento en el interés sexual en los primeros meses de la gestación. Esto puede ocurrir por factores psicológicos como la
ausencia de temor al embarazo o el acercamiento de la pareja en anticipación al nacimiento de un hijo. La mujer puede experimentar
mayor lubricación vaginal así como más sensaciones derivadas de una mayor congestión y riego sanguíneo en los genitales. Sin
embargo, esta apetencia puede declinar con el paso de los meses de embarazo.
La fatiga en el final del embarazo y los primeros tiempos del postparto suelen producir un descenso abrupto del deseo sexual. El estado
depresivo que habitualmente sigue al parto provoca asimismo desinterés en la actividad sexual. Este estado de cosas puede
extenderse varios meses mientras se produce la recuperación física y la adaptación psicológica a la presencia del hijo.
3. La menopausia
Con la llegada de la menopausia los factores relacionales de la mujer con su pareja así como su estado psicológico cobran mayor
importancia para su funcionamiento sexual. Si la mujer se encuentra irritable, deprimida e inestable emocionalmente, su apetencia de
actividad sexual también estará disminuída. Por el contrario, si no es ese el caso se puede producir un efecto reavivante de la
sexualidad. La satisfacción sexual de una mujer menopáusica depende en gran medida de la compleja interacción de los cambios
psíquicos y fisicos que le están ocurriendo, así como de su propia interpretación de los hechos.
La mujer mayor de 60 años suele mantener su capacidad de respuesta sexual siempre que tenga un compañero. Puede producirse un
lento y gradual declive en el deseo sexual y la lubricación vaginal puede ser más reducirda. Las contracciónes vaginales son menos
frecuentes e intensas y en algunas mujeres, dolorosas.
En resumen, parece ser que en el caso de la mujer , a pesar de sufrir muchos más cambios fisiológicos que los hombres durante su
vida, estos no le afectan su funcionamiento sexual tanto como al hombre. Se supone que la mujer es más vulnerable a los aspectos
psicológicos, culturales y afectivos relacionados con la sexualidad que a los factores físicos asociados. La actividad sexual de la mujer
se mantiene mientras tenga un compañero disponible y suele terminarse cuando éste pierde el interés en el sexo. No parece que la
práctica masturbatoria se utilice como medio de satisfacer necesidades sexuales en mujeres mayores. ( Malatesta, Chambless,&
Pollack, 1983).
07. La Homosexualidad
La orientación sexual se define como la atracción emocional, romántica, sexual y afectiva duraderas hacia otra persona. Es distinta de
otros componentes de la sexualidad como son:
- El sexo biológico.
- La identidad sexual ( la sensación psicológica de ser hombre o mujer).
- El género social ( la pertenencia a las normas culturales de la conducta masculina o femenina.)
La orientación sexual se presenta en una gradación continua que va desde la homosexualidad exclusiva hasta la heterosexualidad
exclusiva. Entremedio se encuentran varios tipos de bisexualidad. Las personas bisexuales pueden sentir atracción por otras personas
tanto de su mismo sexo como del sexo contrario. La orientación sexual es distinta de la conducta sexual porque se refiere a los
sentimientos y al auto concepto. La orientación sexual puede expresarse en conductas o no.
Las causas
Hay muchas teorías que explican el origen de la homosexualidad. La mayoría de los investigadores concuerdan en que probablemente
es el resultado de una interacción compleja entre el ambiente y factores biológicos. En la mayoría de las personas, la orientación
homosexual ya se manifiesta en una edad temprana. Las investigaciones más recientes presentan fuertes evidencias de que factores
biológicos como la genética y lo hormonal tienen un importante peso en la sexualidad de las personas.
Existen, por tanto, muchas razones para ser homosexual y estas son distintas para cada persona.
No es posible elegir la orientación sexual voluntariamente. Esta se hace notar en la adolescencia aunque no se tenga ninguna
experiencia sexual. Lo que sí se puede elegir es la expresión de la homosexualidad en la conducta.
Los homosexuales o bisexuales que buscan ayuda psicológica, muchas veces la necesitan para asumir su orientación , o porque
desean aumentar su capacidad para enfrentar el prejuicio a que están sometidos en la sociedad. En tiempos pasados la
homosexualidad había sido considerada una enfermedad por parte de la comunidad científica y la sociedad. Pero después de 35 años
de investigación , esta misma comunidad reconoció que tanto profesionales como la sociedad se estaban basando en prejuicios
ideológicos. En 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría retiró la homosexualidad del manual de los trastornos mentales o
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emocionales. Durante más de 25 años se instó a los profesionales de la salud mental a eliminar el estigma que asocia la
homosexualidad a una enfermedad mental. La mayoría de las personas homosexuales o bisexuales va a consultar a los psicólogos por
las mismas razones que las heterosexuales.
Estudios que han comparado a niños criados por homosexuales y por heterosexuales han concluido que no existen diferencias de
desarrollo entre los dos grupos. Es decir, ni en inteligencia, ni en adaptación social, adaptación psicológica ni capacidad de socializarse.
Hay que hacer mucho énfasis en un mito sobre la homosexualidad que indica que los hombres homosexuales tienen más tendencia que
los heterosexuales a abusar sexualmente de niños. No existe ninguna evidencia de que los primeros lo hagan con más frecuencia que
los segundos.
El hecho de expresar su orientación sexual a las otras personas forma parte del proceso del desarrollo de la identidad en lesbianas,
gays, y bisexuales. Esta expresión es un elemento importante para su salud mental, adaptación a la sociedad y preservación de su
autoestima.
Para algunas personas este proceso puede ser muy difícil y para otras no tanto. A menudo se sienten temerosos, distintos y solos
cuando se dan cuenta de que su orientación es distinta a la norma de la comunidad. Esto es aún más difícil cuando esta conciencia de
ser distinto se da en la infancia y en la adolescencia. Por eso, según la familia que posean o la sociedad donde residan su lucha contra
los prejuicios y la desinformación puede ser muy ardua. Los niños y los adolescentes pueden ser muy vulnerables a los estereotipos
vigentes por lo que pueden ser rechazados por la familia, amigos, compañeros e instituciones religiosas. Algunos homosexuales
pueden temer perder su trabajo y ser acosados en el colegio si se conoce su condición.
Las actitudes contrarias a la diversidad en la orientación sexual , con frecuencia están basadas solamente en prejuicios y estereotipos y
no en la experiencia.
La solución contra la discriminación radica en una mejor información sobre las orientaciones sexuales y la homosexualidad. Esta
educación sería de suma eficacia si se realizara durante la adolescencia, cuando se está descubriendo y entendiendo la propia
sexualidad.
08. Cuando hay problemas... Disfunciones sexuales en el hombre
La sexualidad humana trasciende el hecho fisiológico ya que está muy influida por otros factores como los sociales, afectivos y
emocionales.
Existe un alto índice de disfunción sexual femenina en comparación con los hombres. La mujer actualmente desempeña varios roles a
la vez ya que a menudo trabaja dentro y fuera de casa y esto favorece los estados de estrés, fatiga y depresión. La depresión , además
suele reducir la apetencia sexual tanto en hombres como en mujeres y estas sufren depresiones dos veces más que los hombres. Es
muy habitual que lleguen a considerar la actividad sexual como una tarea más a cumplir. Por eso no es de extrañar que en un estudio
norteamericano un 35% de las mujeres muestren desinterés por el sexo.
El funcionamiento sexual de la mujer está muy influido por su entorno social y su estado físico. Como dato característico en la mujer, y a
diferencia del hombre, sus necesidades sexuales, así como su satisfacción en general dependen de modo bastante predictible de la
calidad de la relación con su compañero o de cómo ella la percibe. Las mujeres pueden declarar que poseen una buena vida sexual , si
consideran que su relación es estrecha y estable, aún cuando el sexo no sea objetivamente ni muy frecuente ni muy gratificante.
La multiplicidad de roles que una mujer de hoy tiene que desempeñar , gracias en parte a los logros debidos a la lucha por la igualdad,
los cuales, irónicamente han acarreado la dudosa victoria de la doble jornada, en lugar de procurarle a la mujer mejores condiciones
laborales y domésticas, no facilita el respeto al tiempo libre en el que ella podría sentirse como un ser más sensual y en menor medida
madre y trabajadora.
1.Deseo.
2.Excitación.
3.Orgasmo.
Las disfunciones corresponderían al mal funcionamiento de una de esas fases. Los esquemas diagnósticos actuales se basan en esta
diferenciación.
Existen seis diagnósticos que corresponden a las disfunciones sexuales femeninas.
Categorías de disfunciones sexuales.
1. El deseo La noción de deseo representa una traducción reciente de lo que para Freud era la libido. Para Freud esta era una
motivación endógena que requería una liberación. Si ésta no tenía fuerza, se sospechaba que existía una enfermedad. Actualmente, a
raíz de diversos estudios se cree más bien que el deseo es la resultante de una compleja interacción de fuerzas biológicas
(neuroendocrinas), psicológicas ( lo afectivo, las creencias) , sociales( la relación de pareja ) y culturales ( la educación religiosa).
Actualmente, términos peyorativos como “frigidez” o “impotencia” se han sustituido por Deseo sexual hipoactivo.
Para diagnosticar la falta de deseo se requiere el juicio de un clínico ya que el criterio de frecuencia de la conducta sexual puede inducir
a error. Una persona puede ser sexualmente activa , por ejemplo, realizar el coito dos veces a la semana a petición de la pareja y aún
así no sentir apetencia ni tener interés por el sexo. La conducta sexual puede ser el resultado de presión, obligación o incluso coacción.
Tampoco el uso de fantasías sexuales es un marcador muy fiable para diagnosticar el deseo sexual hipoactivo. Es sabido que el
hombre, más que la mujer, tiende a mostrar mayor frecuencia de fantasías e imágenes sexuales. También suelen desear mayor
variación sexual y están más dispuestos a desarrollar prácticas orales y genitales y a probar distintas posturas. Quizá el modo más
fiable de determinar el grado de trastorno del deseo sexual sería observar la actitud de una persona ante el sexo. Algunos
investigadores incluso han identificado tres actitudes afectivas distintas:
-neutralidad: es la actitud indiferente en que la persona declara que podría vivir perfectamente sin sexo. Se muestra absolutamente
neutra al respecto y no le tiene ni aversión ni afición. Tampoco acudiría a ver un profesional para consultar por esa razón.
- culpabilidad: la persona se siente mal y deprimida. Como resultado de la habitual discrepancia con la pareja en la necesidad de tener
relaciones sexuales acude al profesional a instancias de ella. A veces el malestar es debido a que siente que sus necesidades no son
“normales.” Este es el caso ilustrado en la película Annie Hall de Woody Allen en la que la pareja está hablando con sus respectivos
psicólogos. Aunque coinciden en la frecuencia absoluta de sus relaciones, ella comenta:” Siempre estamos teniendo sexo” y él: “Casi
nunca hacemos sexo”.
- aversión: la actitud es temerosa y despierta necesidad de evitar la actividad sexual. Si la evitación de la práctica sexual es muy
extrema, el diagnóstico es Trastorno por aversión al sexo. Este trastorno es el final de un continuo en el que el deseo sexual hipoactivo
estaría caracterizado por depresión y falta de iniciativa y la aversión al sexo presentaría más características fóbicas y ansiosas.
2. La excitación
La excitación sexual consiste en los cambios fisiológicos, cognitivos y afectivos que conducen a la actividad sexual. En el ámbito
fisiológico, en la mujer, ésta se evidencia por la vaso congestión de la zona pélvica, lubricación vaginal, hinchazón de los genitales
externos, estrechamiento del tercio exterior del canal vaginal, alargamiento y ensanchamiento de los dos tercios interiores de la vagina y
tumescencia de los senos. Los componentes cognitivos y afectivos de la excitación sexual son más sutiles y se plasman en una
focalización de la atención en el estímulo erótico, fantasías y señales sexuales. La actitud asociada es la sensación subjetiva de
excitación sexual y , en algunas personas un estado de ansiedad y urgencia.
La diferencia entre el trastorno del deseo y el trastorno de la excitación sexual puede ser un poco difícil de determinar, pero
habitualmente se podría decir que en este último la persona se aproxima a la actividad sexual con ganas, pero no es capaz de
mantener su estado de excitación hasta el punto que desearía ( lubricación adecuada) . En contraste con el trastorno del deseo, en el
trastorno de la excitación sexual la activación fisiológica se inicia pero se interrumpe prematuramente o es incompleta.
A diferencia del hombre, la mujer muestra una actitud más resignada ante la falta de excitación. Los hombres desarrollan sentimientos
mucho más negativos y dramáticos ante la falta de erección. Esto se debe, probablemente a que la mujer tradicionalmente ha sido poco
reivindicativa de su placer sexual por motivos culturales y por eso tiende a mostrarse más adaptada a su problema. Quizá ésta sea la
razón por la que no se ha dedicado demasiada atención a este trastorno femenino.
Trastorno de la erección. En el hombre, el trastorno de la excitación se experimenta con una incapacidad parcial o total de lograr o de
mantener una erección suficiente para la introducción del pene en la vagina. También se puede percibir una dificultad para sentir el
placer y la excitación. Esta situación puede ser de siempre o situacional o circunstancial. La mayoría de los hombres con este problema
exhiben una erección parcial, en la que el pene está demasiado fláccido como para penetrar. Sin embargo, estos mismos hombres ,
muchas veces sí logran una erección completa durante la fase REM del sueño, es decir, cuando sueñan, o con la masturbación.
Hay que tener presente que la disfunción eréctil puede ocurrirle al 50% de los hombres en algún momento a lo largo de su vida.
Las causas de la disfunción eréctil pueden ser de tipo orgánico o psicológico. Pero la realidad de los hechos es que este trastorno
implica una interacción de influencias biológicas, psicológicas y sociales en la mayoría de los casos. Causas orgánicas:
- Hormonales.
- Vasculares.
- Neurológicas.
- Abuso de alcohol.
- Efectos secundarios de fármacos.
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Causas psicológicas.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Estrés.
- Ansiedad por “quedar bien“.
- Rabia.
- Factores de relación.
3. El orgasmo
Esta dificultad es la más frecuente entre las mujeres. Consiste en la demora o no consecución del orgasmo a pesar de disfrutar de un
nivel de excitación normal. Es importante resaltar que muchas mujeres no experimentan orgasmo en todas las relaciones coitales. El
hecho de no tener orgasmo mediante la penetración exclusivamente no indica que exista una disfunción orgásmica. Esta es una idea
que hay que enfatizar porque puede ser el origen de expectativas no realistas en muchas mujeres, lo cual puede provocar frustración y
malestar. Es frecuente que la mujer no sienta que la introducción del pene en la vagina le produzca la excitación suficiente para obtener
el orgasmo. En una gran proporción de mujeres hace falta una estimulación adicional.
Otra idea que puede inducir decepción por expectativas no realistas es la posibilidad de orgasmos múltiples. Algunos estudios informan
que solo el 14% de las mujeres estudiadas pueden tener orgasmos múltiples y aún así en algunas ocasiones.
La dificultad orgásmica puede ser de siempre o primaria, o situacional o secundaria. También puede ser que la mujer obtenga orgasmos
mediante masturbación y no con el coito. Existe evidencia de que el consumo de alcohol y otras drogas interfiere el funcionamiento
orgásmico. Se sabe que las altas concentraciones de alcohol en plasma producen demora en el orgasmo y disminución de la
intensidad.
Un estudio comparativo entre mujeres anorgásmicas primarias y secundarias halló que las secundarias estaban mucho más
insatisfechas con su relación de pareja que las del otro grupo.
En el hombre.
- El orgasmo inhibido. La anorgasmia en el hombre se refiere a la incapacidad de lograr el orgasmo a pesar de tener un adecuado nivel
de excitación. Le es imposible eyacular con su pareja, aunque sí tiene erección. Sin embargo sí le es posible eyacular por medio de la
masturbación o durante el sueño. La frecuencia de esta disfunción es bastante baja.
- La eyaculación precoz. Los hombres describen el problema diciendo que terminaron “demasiado rápido“. En algunas ocasiones,
incluso antes de penetrar a su pareja. En otros casos, el hombre eyacula poco después de la penetración. La definición más precisa del
problema sería: “ el hombre no es capaz de controlar su eyaculación estando dentro de la vagina durante el tiempo suficiente para
satisfacer a su pareja ”.
4. El dolor o dispareunia.
Las disfunciones relacionadas con el dolor se refieren al malestar que puede tener lugar antes, durante o después del coito, aunque lo
más habitual es que ocurra durante el coito. Igual que las otras disfunciones puede ser, por una parte, adquirida o situacional. La
dispareunia no solo provoca incomodidad y malestar inmediato sino que favorece que la mujer desarrolle otras disfunciones como el
vaginismo, que más adelante comentaremos ,y, por descontado, trastornos secundarios del deseo , excitación y orgasmo.
Cuando se presenta dolor relacionado con la actividad sexual se requiere, más que en ninguna otra disfunción, descartar patología
orgánica ya que existen innumerables factores físicos que pueden provocar dolor en la penetración. Por otra parte puede suceder en no
pocas ocasiones que una mujer esté utilizando la molestia física para evitar relaciones coitales no deseadas en el matrimonio. Por tanto
cabe la posibilidad de que en muchas ocasiones las causas puedan ser mixtas.
Si bien se sabe que el 27% de mujeres dice haber tenido dispareunia en algún momento de su vida, también es cierto que sólo el 3%
llega con este problema a la consulta de los sexólogos. Suele plantearse con preferencia a los médicos de cabecera y se sabe que el
coito doloroso es la consulta sexual más frecuente que reciben lo ginecólogos y obstetras.
Una vez descartadas todas las posibles causas médicas del dolor, entre las psicológicas se encuentran la ansiedad, miedo y depresión
así como las creencias religiosas represivas, la baja autoestima y una mala percepción de la imagen corporal . En cuanto a los aspectos
asociados a la relación de pareja, se han observado: hostilidad hacia el compañero, bajo nivel de comunicación y falta de confianza.
Además, esta patología se da en parejas en las que el hombre es poco decidido, sensible y acomodaticio.
Por último, cabe comentar que siempre que se presente un dolor genital cuyas causas médicas estén descartadas, habría que indagar
sobre posibles abusos o traumas sexuales en la historia de la paciente.
- El vaginismo. El vaginismo se define como un espasmo involuntario de los músculos pélvicos localizados en el tercio externo de la
vagina. Estos espasmos son recurrentes e impiden la penetración. Suelen iniciarse anticipándose a la penetración de modo que cuando
se intenta introducir el pene, la sensación es de que hay una “pared”. Este espasmo se puede dar igualmente en la autoexploración e
incluso puede impedir la introducción de tampones y la exploración ginecológica. La mujer se siente frustrada por no tener ningún tipo
de control sobre la situación. Su malestar puede incrementarse si su capacidad de excitación sexual es correcta, como es habitual. En
un estudio sobre 30 mujeres con vaginismo, el 56% eran orgásmicas con estimulación manual, 41% lo eran en sueños, y 28% con
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masturbación. Es conveniente comentar esta información con las pacientes ya que este tipo de disfunción suele favorecer sentimientos
de autocrítica al poner en cuestión su función de mujer y madre potencial. La frecuencia de este trastorno es alta. Se estima que afecta
a entre un 5% y un 42% de las pacientes que acuden a la consulta del sexólogo. A este porcentaje habría que añadir un número no
desdeñable de mujeres con vaginismo que se dirigen a clínicas de fertilidad por la imposibilidad de consumar el matrimonio y concebir.
Por tanto puede decirse que el trastorno es relativamente frecuente. No se ven prácticamente casos de vaginismo de toda la vida en
Estados Unidos y Europa occidental, pero se dan mucho más en Irlanda, Europa del Este y América latina.
Las causas físicas del vaginismo deben ser estudiadas con atención ya que pueden contribuir al problema aunque ya estén resueltas.
En un estudio con 76 mujeres con vaginismo, se halló evidencia de causas médicas asociadas en 24 pacientes. Estos factores, aunque
no son la causa directa del vaginismo sí lo son de modo indirecto mediante un proceso psicológico de aprendizaje llamado
condicionamiento clásico. Este mecanismo explica cómo una mujer después de experimentar dolor en los intentos iniciales de practicar
el coito desarrolla una reacción auto protectora natural de contracción de los músculos. Con el tiempo, las señales asociadas a la
penetración, como por ejemplo, el compañero cuando se desnuda o el pensamiento de tener relaciones sexuales producen también, por
sí mismas, la misma reacción de espasmo. Este aprendizaje es similar al que ocurre en una situación fóbica. La reacción de temor se
refuerza y recrudece si se evita sistemáticamente la aproximación, como suele suceder.
Ahora bien, no es siempre este el origen del vaginismo. Se han detectado otras causas psicosociales tales como una fuerte influencia
religiosa, presencia de un compañero disfuncional, trauma sexual en el pasado y conflictos sobre la orientación sexual. También se ha
observado en algunos casos la imposibilidad de asumir el rol de adulta, miedo al embarazo, contagio de una enfermedad de transmisión
sexual o al daño físico en el coito. Algunos estudios informan que un alto porcentaje de mujeres con vaginismo dice haber tenido padres
autoritarios, violentos y tiránicos.
09. ... Hay que encontrar soluciones
Cuando las parejas presentan insatisfacción en su vida sexual, muchas veces ésta es debida a ciertos prejuicios sobre lo que “debería”
ser una vida sexual adecuada. En no pocas ocasiones, el trabajo de los terapeutas consiste, en primer lugar, ayudar a aclarar
conceptos. Con esto, la tarea ya estará iniciada. Ciertas ideas preconcebidas suelen estar presentes en las parejas con disfunciones:
- Tienen una definición demasiado focalizada sobre el sexo. Por ejemplo, pensar que el sexo es equivalente a coito. O creen que el
éxito en el sexo es hacer bien “el trabajo”.
- Poseen ideas estereotipadas sobre el papel de la mujer y del hombre en la relación sexual.
- No consideran suficientemente los ingredientes que conducen a desear tener una relación sexual como son, el momento favorable,
factores obstaculizadores, etc.
- Tienden a evitar el contacto sexual.
El primer objetivo de la terapia para una pareja con problemas tendría que ser lograr crear o restaurar la satisfacción sexual mutua. A
veces la pareja aspira a objetivos demasiado concretos y específicos como por ejemplo “quiero que mi mujer tenga orgasmo con el
coito”, o “mi marido termina demasiado rápido”, cuando el problema más importante es la mala comunicación o los resentimientos. El
objetivo inicial de la pareja difícilmente puede lograrse mientras existan conflictos como resentimientos y rabias pasadas sin resolver.
Por eso, cuando hay problemas sexuales, es importante saber que las soluciones no siempre son de índole técnico o mecánico sino
que hay que entender los factores psicológicos que contribuyen a la satisfacción o a la disfunción sexual.
Este procedimiento es el de mayor utilidad en la terapia sexual y se puede aplicar a la mayoría de los problemas. Esta es una técnica
que desarrollaron los sexólogos Masters y Johnson (1970).
- Su primera finalidad es ayudar a la persona o a la pareja a desarrollar una mayor conciencia de las sensaciones y excluir el énfasis en
el rendimiento. Con esto se reduce la ansiedad de alcanzar un objetivo a veces no logrado (orgasmo, erección, control de la
eyaculación), mientras se aprende a disfrutar de algo que se obtiene fácilmente , como es el placer de la caricia.
- En segundo lugar, la técnica entraña un enfoque estructurado, pero, al mismo tiempo, flexible. La parte estructurada consiste en que la
pareja debe seguir unas directrices para el encuentro sexual. Si se siguen las instrucciones , los dos irán adquiriendo gradualmente una
mayor confianza en sí mismos y en la relación. Por otra parte es flexible, ya que puede adaptarse a las circunstancias propias de cada
pareja.
- En tercer lugar, auspicia un cambio gradual. Hay que saber que el cambio va a tomar su tiempo y que no conviene darse prisas. Para
eso, las parejas dejan de hacer el coito al principio de la terapia, de modo que puedan evocar los principios elementales, a veces
olvidados, como el ser cariñosos, recibir placer, y demás. A veces, no se recomienda volver al coito durante mucho tiempo.
- En cuarto lugar, la focalización sensorial debe llevarse a cabo a un ritmo adecuado que no presione a ninguno de los dos. No debería
haber una discrepancia en el ritmo, de modo que uno no apresure al otro.
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Las etapas de la focalización sensorial
1. Focalización sensorial no genital. El primer paso introduce “el placer no genital” ( las caricias y toques) mientras la pareja está vestida
con ropa cómoda. Las primeras caricias pueden ser masajes en la espalda o darse las manos. Hay que tener paciencia y tener en
cuenta que están realizando el proceso necesario para lograr un objetivo a largo plazo y que el objetivo a corto plazo consiste en
enfatizar las sensaciones y no el rendimiento. En esta etapa del tratamiento, no importa si tuvieron orgasmos o erecciones sino si se
pudieron concentrar en el placer que daban y recibían. Es importante que la pareja tenga esto muy presente porque tiene que cambiar
su concepción anterior, siempre dirigida a conseguir algo como el orgasmo o la erección. Es bueno que la pareja aprenda lo que es la
“ansiedad por el rendimiento” y sus efectos adversos. Que sustituyan la idea del “todo o nada” que les hace suponer que el sexo es
igual a coito.
2. Focalización sensorial genital. La segunda etapa incorpora el “placer genital”.En esta fase, se le permite a la pareja acariciar genitales
y senos. Se les aconseja que se acaricien por turnos. También en este estadio se resta importancia a los “logros”: erecciones y
orgasmos. Cuando la pareja está ya cómoda con sus caricias genitales y está lista para el coito, es bueno que sepa que también el
coito puede realizarse mediante pequeños avances. Por ejemplo, se puede introducir el pene en la vagina, en parejas heterosexuales,
pero sin moverse.
3. Contención vaginal. La etapa final incluye la penetración y el coito propiamente dicho. Se recomienda que la pareja receptora sea la
que inicie el movimiento y que estos sean lentos y graduales. Es aconsejable seguir concentrándose en las sensaciones asociadas al
coito y no preocuparse por el orgasmo.
Vaginismo.
Dispareunia.
Si la dispareunia es debida a factores psicológicos, como la falta de excitación, la terapia debería centrarse en el programa de
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focalización sensorial.
Trastorno de la excitación.
Igualmente, la aplicación del programa general de tratamiento es útil en el caso del trastorno de la excitación. Además es conveniente
que el terapeuta introduzca el tema de las fantasías sexuales teniendo en cuenta las inhibiciones que esto puede generar.
En muchas ocasiones, este motivo de consulta es una cortina de humo que oculta problemas de más profundidad en la pareja. Los
malentendidos mas comunes suelen presentar una expectativa no realista sobre le periodo de tiempo de penetración necesario antes
de la eyaculación. El otro error habitual, es pensar que la relación sexual debe terminar con la eyaculación.
Muchas veces la pareja tiene sentimientos de rabia por sentir que sus necesidades sexuales no son cubiertas. Pueden sentir que el
hombre es desconsiderado y “va a la suya” y no se controla porque no quiere. Sin embargo, el hombre que sufre de falta de control
sobre su eyaculación muchas veces está sufriendo por no poder complacer a su pareja. Las técnicas terapéuticas utilizadas para
mejorar el control son dos:
- La técnica del “apretón” pretende instruir al hombre para que se masturbe hasta que la eyaculación sea inevitable si continuara. En
ese momento se le pide que haga una pausa en la masturbación y presione sobre la base del glande con los dedos, situando el pulgar a
la altura del frenillo del pene y los dedos índice y corazón en la cara opuesta del pene a ambos lados de la corona del glande. La
presión debe ser firme y sostenida y durar unos 10 segundos. Al repetir el proceso varias veces sin dejar que ocurra la eyaculación,
gradualmente el hombre aprenderá a controlarla.
- La otra técnica que ayuda a aprender a controlar la eyaculación es la de la “pausa”. Se trata de proceder de la misma manera que con
el apretón, pero sin apretar. La pareja realiza su juego sexual hasta el punto en que la eyaculación puede ser inminente. Entonces el
hombre indica a su pareja que interrumpa los movimientos y espera hasta que la excitación remita un poco. Esto se repite unas tres
veces antes de que el hombre se permita eyacular. De este modo el hombre aprende a identificar todos los procesos que se desarrollan
durante el ciclo.
10. La educación sexual de los hijos
Una buena información sobre sexualidad no consiste solamente en una conversación íntima y trascendente cuando los hijos ya son
adolescentes con el padre del mismo sexo. La buena educación sexual se va facilitando a lo largo de la vida del niño en sus diferentes
etapas de maduración. Se puede enseñar a un niño desde una tierna edad, solamente por la manera que se acaricia al bebé, cómo se
juega con él y como se le habla.
Cuando tiene alrededor de dos años, se le pueden enseñar las palabras correctas de cada parte del cuerpo. Hacia los tres o cuatro
años, ya los niños manifiestan cierta curiosidad por la sexualidad. Se tocan los genitales, juegan a médicos, y preguntan a sus padres
de dónde vienen los niños. Al enfilarse en los ocho o nueve años, los padres ya pueden empezar a preparar a los niños para los
cambios que van a experimentar durante la pubertad y asegurarse de que estos ya saben los hechos básicos del sexo y la
reproducción. Igualmente, los padres necesitan ayudarles a integrar todos los mensajes sobre la sexualidad que están recibiendo de la
televisión, cine, libros, música y anuncios. Hacia la preadolescencia, tendrán que lidiar con los conflictos derivados de la presión de los
compañeros, su imagen corporal y sensaciones sexuales. A partir de la adolescencia los hijos necesitan la guía paterna para tomar sus
decisiones sobre las relaciones, plantear sus límites sexuales y protegerse de situaciones inseguras.
A lo largo de este periodo lo más importante es compartir con los hijos los valores y actitudes propios de su familia. La información
sobre los hechos biológicos ya los recibirán de la escuela y de los libros.
Es conveniente aprovechar los momentos receptivos en los hijos para abordar los temas importantes. Cuando se está bañando al niño
pequeño, o cuando se le cambian los pañales al bebé, se puede aprovechar la oportunidad para nombrar las partes de su cuerpo. Otras
veces, mientras se mira una película en la televisión hay que utilizar la ocasión para hablar de la intimidad y de las relaciones. Por
último, es bueno sacar partido de una noticia que intriga al niño, como las violaciones o el aborto.
Igualmente se puede recurrir a la presencia de una vecina embarazada y explicarle al niño que ahí está creciendo un bebé. Después,
no hay que hacer nada más que esperar a ver si le surgen más preguntas.
Si estas preguntas se presentaran, y quisiera saber cómo el bebé entra en el útero, habría que pasar a la etapa siguiente para darle una
explicación sobre el acto sexual.
Nunca es demasiado temprano para abordar estas cuestiones, si se corresponden con la curiosidad del niño. Es muy poco
recomendable que, en ausencia de la explicación de los padres, el niño reciba su primera información por parte de un compañero de la
escuela. Por lo general, esta suele llegarle llena de errores y rodeada de bromas y detalles. A partir de una información sesgada, el niño
ya no suele atreverse a abordar el tema con los padres. Por esta razón, siempre es bueno adelantarse a una versión de ese tipo.
Una buena definición del coito para niños preescolares podría ser la siguiente:
“Cuando dos adultos se quieren, a veces les gusta que el hombre ponga su pene dentro de la vagina de la mujer. Al cabo de un tiempo,
el esperma sale del cuerpo del hombre y viaja por la vagina hasta el útero de la mujer. Cuando el esperma y el huevo se juntan, se
forma un feto que se transformará en bebé.”
1. Estimular las preguntas del niño. En lugar de decirle: “¿por qué preguntas eso?”, O decirle que le hablarán de eso cuando sea mayor,
es conveniente hacerle ver que los padres están satisfechos de que les haga esa pregunta porque indica que él siente suficiente
confianza con ellos para hablar de los temas del sexo.
2. No esperar a que el niño inicie la conversación. Muchos padres postergan las conversaciones sobre sexo con los hijos, asumiendo
que cuando un niño quiere saber algo, preguntará. Pero algunos niños se resisten a iniciar esos diálogos. Otros, simplemente no son de
preguntar muchas cosas. Los padres no esperan preguntas para hablar de temas importantes como la fe religiosa o la seguridad
personal. Es responsabilidad de los padres introducir el tema poco a poco. Aunque el niño nunca pregunte, sí necesita saber.
3. No pasa nada si los padres no tienen la respuesta. Si no se sabe contestar a la pregunta de un niño, se le puede decir que se va a
averiguar la respuesta para contestarle. Si el niño ya va a la escuela, pueden averiguar la respuesta juntos.
4. Es normal sentir cierta incomodidad. Muchos padres se sienten incómodos para hablar de sexo con sus hijos porque sus propios
padres no les hablaron sobre el tema. No hace falta esconder ese hecho a los hijos. Se les puede decir que no están acostumbrados a
hablar de sexo porque la abuelita no lo hizo. Pero que a ellos les parece muy importante hacerlo.
5. Buscar el momento adecuado. Los buenos momentos son los que surgen naturalmente y favorecen el tema. Pueden ser: una escena
en la televisión o película, o cuando el adolescente empieza a ir a fiestas. Si se habla en los buenos momentos, con un poco de
información aderezada de los valores que se quieren transmitir es suficiente. No hace falta hacer sentar al niño y ofrecerle una
conferencia sobre el tema.
6. Escuchar al niño. Hay que fijarse bien en lo que les preocupa. Es bueno saber lo que el ya conoce al respecto. Aunque el
“enamoramiento” de un niño de diez años pueda parecer algo sin importancia, para él es muy importante. Escucharlo a esta edad,
prepara el terreno para la etapa adolescente en la que tendrá que tomar decisiones sobre salir con alguien o tener relaciones sexuales.
7. Lo hechos no son suficientes. Si bien estamos de acuerdo que el niño debe conocer bien los hechos de la reproducción y la pubertad,
hay que enseñarle también los valores familiares. La materia la puede aprender en los libros y en la escuela, pero las actitudes solo las
pueden adquirir en la familia. Es bueno tener bien claros los “mensajes” que se quiere transmitir a los hijos.
8. Educar a hijos e hijas por igual. En muchas casas sucede que se educa a las niñas sobre la pubertad y la menstruación y se supone
que los niños ya recogerán la información de otros lugares. Los niños también deben ser informados por sus padres.
9. La educación sexual es función de ambos padres. También es frecuente que se deje la educación sexual a las madres. En otras
ocasiones, las madres enseñan a las hijas y los padres a los hijos. Pero al niño le conviene saber el punto de vista de un hombre y de
una mujer. Esto refleja a los niños que hombres y mujeres pueden hablar de sexualidad juntos, algo que es muy necesario en la edad
adulta. En los hogares monoparentales, por ejemplo, dónde solo vive la madre con los hijos, es conveniente pedir la colaboración de
otros familiares o amigos del otro sexo para que el niño aprenda a hablar de la sexualidad tanto con hombres como con mujeres.
10. Informarles también sobre el placer de la sexualidad. No es infrecuente que, al hablar de la sexualidad con los niños se haga énfasis
en las consecuencias negativas de la actividad sexual sin protección. Esto pasa mucho con los adolescentes. Pero el niño o
adolescente también merece saber que la sexualidad es una actividad placentera y que expresar las sensaciones sexuales de una
manera responsable puede ser de vital importancia y una parte muy gratificante de las relaciones entre adultos. No hay que olvidar
transmitir las actitudes familiares en cuanto a una sexualidad responsable y saludable.