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Reflejo: Recoger los mensajes que ha expresado el paciente y conectarlos con contenidos
emocionales o afectivos, relacionados con la problemática que presenta, es de gran utilidad
en los casos en los que el paciente tiene dificultades para expresar sus emociones. Para ello
usa el tono, lo no verbal, o simplemente lo que parece que omite el paciente. De esta forma
transmitimos no solo que entendemos lo que le pasa, sino que entendemos cómo se siente en
ese momento, mientras lo cuenta en consulta, y lo que sintió fuera de ella, en su vida
cotidiana.
El establecimiento de un vínculo, tanto con los padres como con el menor, nos posibilita
iniciar un proceso terapéutico. Para conseguirlo, primero tenemos que pasar por varias etapas:
en primer lugar, entrar y acomodarnos en el sistema familiar para poder recoger información
sobre su dinámica y estructura; a continuación, mantenernos en una posición de respeto de las
reglas actuales del sistema; y, por último, potenciar aspectos funcionales. A partir de aquí, y
con un vínculo terapéutico creado, podemos introducir modificaciones en el sistema familiar:
técnicas de reestructuración y desequilibrio.
12. El buscar protagonistas en las historias, cambiar las etiquetas, introducir el presente, se
consideran:
a. Habilidades psicoafectivas
b. Transformaciones lingüísticas
c. Ninguna de las anteriores es correcta
Transformaciones lingüísticas:
- Cambiar las etiquetas (por ejemplo, «vago») por acciones (por ejemplo, «se
bloquea cuando se le plantea una situación en la que corre el riesgo de no hacerlo
bien, temiendo no estar a la altura de lo que esperan sus profesores»).
- Buscar protagonistas en las historias: hay que intentar no usar muchas frases
impersonales (por ejemplo, «se decidió que ella fuera a un internado»).
- Contextualizar: incluir el contexto histórico en las narrativas que carecen de él para
poder introducir hipótesis explicativas (por ejemplo,si el paciente explica que
discutió con su vecina y se encontró tan mal que se autolesionó, debemos ampliar e
indagar cuál es su relación con esa vecina, si ha ocurrido en otras ocasiones, si se
parece en algo o evoca algo de otras relaciones, etc.).
- Introducir el presente: a los pacientes que traen continuamente elementos del
pasado podemos invitarles a conectar con el presente.
- Incluir lo interpersonal: si el paciente se centra mucho en características
individuales, hay que orientarlo hacia la interacción.
- Cuestionar la intencionalidad: cuando se atribuye una acción a una intención de
otras personas, podemos plantear la posibilidad de que sea un efecto no intencionado.
- Reformular los síntomas como conflictos: traducir, por ejemplo, cuando traen la
patología como explicativa de las acciones, en dificultades y conflictos.
- Externalizar: sustituir adjetivos por sustantivos (por ejemplo, si el paciente dice que
es depresivo, cambiarlo por «¿desde cuándo la depresión está en tu vida?»).
- Documentos terapéuticos: podemos pedir al paciente que elabore cartas de renuncia
a roles del pasado, cartas para visibilizar pequeños avances, etc.
Según Cautela y Upper (1975), el proceso terapéutico se divide en seis fases diferenciadas:
1. Comienzo de la relación: el terapeuta se centra en detectar y corregir expectativas
erróneas del cliente; asume el rol de reforzador social.
2. Análisis conductual y diagnóstico: el terapeuta debe detectar conductas meta e
instrumentales.
3. Elección terapéutica: ha de valorar la naturaleza del problema y su gravedad, las variables
del cliente y de sí mismo, el entorno natural del cliente y el terapéutico.
4. Evaluación de la eficacia del tratamiento: el terapeuta pasará cuestionarios y elaborará
informes al respecto.
5. Modificación de la estrategia terapéutica: debe analizar la secuencia de estímulos,
respuestas y consecuencias, ha de promover una actitud más activa en el cliente y debe saber
aplicar técnicas alternativas cuando la estrategia elegida no esté dando los resultados
esperados.
6. Decisión de finalizar la terapia: ante el fin del proceso terapéutico, el psicoterapeuta debe
prever la influencia del medio en el mantenimiento de los logros y promover la
generalización de las habilidades adquiridas.
Sirven para probar la validez de las creencias irracionales del cliente a través del debate entre
este y el terapeuta, las más utilizadas son:
- Explicación de los fundamentos teóricos de la terapia. Análisis y evaluación
lógica. Razonamiento deductivo (demostrar que, si partimos de una premisa falsa,
aunque el razonamiento sea correcto, la conclusión será falsa), razonamiento
inductivo (explicitar la incongruencia entre una conducta adaptada y una creencia
irracional).
- Reducción al absurdo. Partiendo de la creencia irracional como correcta, el
terapeuta la eleva a su extremo lógico, de modo que se haga patente el absurdo, lo
que lleva a la reformulación.
- Análisis y evaluación empírica. Se compara el contenido de la creencia irracional
con evidencias empíricas y observaciones de la vida cotidiana.
Desde este modelo, Freud enfatiza el concepto de energía, es decir, cómo se distribuye,
transforma y gasta la energía psíquica. La energía psíquica de carácter sexual es la libido.
Trabaja en relación a procesos primarios y procesos secundarios. Desarrolló el término
pulsión como el impulso procedente de la excitación corporal que se dirige a suprimir el
estado de tensión fuerte y pulsional a través de un objeto.
20. ¿A qué responde la siguiente definición "el individuo copia atributos significativos
de los otros, sin asimilarlos o integrarlos con el self"?
a. Introyección.
b. Confluencia.
c. Proyección.
Cuando un individuo no consigue tomar conciencia ni integrar aspectos subjetivos de su vida
se produce un desequilibrio psicológico.