Está en la página 1de 115

47

Ministerio Público y otros c/ Juan Carlos Espada


Escarcha y Marcela Elizabeth Santillán de Espada

Estafa y otros

Distrito: Potosí
AUTO SUPREMO

VISTOS: El recurso de casación de fs. 148-149 interpuesto por


Gróver Lacoa Pereira y Alvaro Jiménez Villegas en
representación de Mario López Pimentel impugnando el A.V. N°
16/02, de 7 de octubre de 2002 de fs. 142-143, pronunciado por
la Sala Penal Primera de la Corte Superior del Distrito
Judicial de Potosí, dentro del proceso penal seguido por el
Ministerio Público, los recurrentes y Raúl Omar Velásquez
Vallejos contra Juan Carlos Espada Escarcha y Marcela Elizabeth
Santillán de Espada, por la comisión de los delitos de estafa,
estelionato y apropiación indebida previstos y sancionados por
los arts. 335, 337 y 345 del Cód. Pen. modificado por L. N°
1768 de 11 de marzo de 1997, los antecedentes del proceso; y
CONSIDERANDO: Que la sentencia de fs. 102-114, declara a Juan
Carlos Espada Escarcha y Marcela Elizabeth Santillán de Espada
autores de la comisión de los delitos de estafa, estelionato y
apropiación indebida descritos en los tipos penales incursos en
los arts. 335, 337 y 345 del Cód. Pen., aplicando el art. 46
del indicado Código sustantivo les impone a una condena de
siete años y seis meses de reclusión en el penal de Cantumarca
de esa ciudad. De cuya condena cinco años corresponde a la pena
prevista para el delito de estafa por su gravedad y dos años y
seis meses de la aplicación del art. 45 del Cód. Pen., y multa
de doscientos días a razón de Bs 2.- por día.
Asimismo, se condena a los imputados a pagar las costas, daños
y perjuicios ocasionados a las víctimas según disponen los
arts. 264 y 382 del Cód. Pdto. Pen., debiendo ser averiguables
en ejecución de sentencia, girándose la planilla de costas
ejecutoriada que sea la sentencia.
En la sentencia se advierte también la existencia de otro
proceso donde se tramitan los mismos delitos dentro la
competencia de un Juez de Partido de la estructura liquidadora
del mismo asiento judicial, existiendo doble proceso sobre los
mismos hechos que atenta contra el principio de non bis in
idem; empero, las partes no han ejercido las acciones y
excepciones procesales pertinentes que impidan el doble
procesamiento sobre los mismos hechos, para evitar doble
resolución contradictoria.
CONSIDERANDO: Que el A.V. de fs. 142-143, indica que el
tribunal de alzada no tiene potestad para ingresar a la
reconstrucción histórica de los hechos ilícitos que motivaron
la tramitación del juicio oral, consiguientemente no puede
valorar los elementos de convicción. De otro lado, toma en
cuenta el retiro oportuno de la acusación fiscal por los
delitos de estafa y apropiación indebida, indicando que el
Tribunal de Sentencia a dictado sentencia con inadecuada
aplicación de la ley sustantiva, sintiéndose en el deber de
corregirlo. Dicha corrección transforma el sentido de la
reposición del juicio, pretendiendo se dicte nuevo fallo por el
mismo Tribunal de Sentencia, atentado de esta manera al debido
proceso, a la acción penal pública y al derecho inviolable de
la defensa.
Cuando el tribunal de apelación manda a que se dicte nueva
sentencia por el mismo tribunal contraviene el espíritu de la
imparcialidad del juzgador, al imponerle que revise su misma
sentencia. El Nuevo Código de Procedimiento Penal no admite que
el mismo tribunal, revise su propia sentencia, es algo que esta
fuera de la ley, aspecto que indica la gravedad del asunto,
contraviniendo el espíritu del art. 413 de la L. N° 1970.
El recurso de casación de fs. 148-149 que declara su
conformidad con la sentencia de fs. 102-114, rechaza el retiro
de la acusación fiscal e indica que el auto de vista es “ultra
petita”, porque la apelación no se basa en el retiro de la
acusación, de manera que no toma en cuenta el art. 398 del N.
Cód. Pdto. Pen. El art. 342 del N. Cód. Pdto. Pen. determina
que el juicio se puede abrir sobre la base de la acusación del
fiscal o del querellante indistintamente. En el caso de autos
según fs. 1 a 3 se abrió por los delitos previstos en los arts.
335, 337 y 345 del N. Cód. Pdto. Pen. y la parte querellante se
adhirió a este pliego acusatorio del fiscal (fs. 18), y así se
ha dispuesto la apertura del juicio penal según fs. 24, si bien
el fiscal en sus conclusiones sólo pide sentencia por el delito
de estelionato, sin embargo, la parte querellante en sus
conclusiones pide condena por los tres delitos mencionados o
sea se mantiene en su acusación original; en consecuencia el
Tribunal de Sentencia estaba obligado a pronunciarse sobre los
tres delitos acusados. Aspectos que merecen a que el tribunal
de casación abra su competencia.
Doctrina legal.- Los recursos son instrumentos de control de la
actividad procesal, principalmente de la función
jurisdiccional, éstos se encuentran al alcance del poder de
quienes ejercen la acción penal y primordialmente de la
defensa. El control del debido proceso en casos extremos, como
en el caso presente, corresponde al Supremo Tribunal abrir su
competencia, con el único objetivo de enmendar omisiones o
errores procesales. Este control de la actividad jurisdiccional
en última instancia se ejerce, previniendo a las partes no
hacer uso abusivo del precedente que se establece, a no ser
que, el caso en cuestión revista graves errores ponga en
zozobra el sistema procesal penal.
La acusación es la base para la apertura del juicio oral. El
poder de la acusación lo ostentan tanto el fiscal como el
querellante, el primero porque es el titular de la acción penal
que funge como parte también en el proceso, y el segundo porque
se constituye en parte genuina del proceso. La prosecución del
juicio penal ejerce indistintamente el fiscal o el querellante,
el retiro de la acusación por uno de ellos no afecta al
desarrollo del proceso penal, menos si sólo el querellante
continúa con la actividad procesal.
Es necesario dejar claramente establecido que el art. 413 no da
rasgo alguno de una doble instancia. El tribunal de alzada se
encuentra obligado a ajustar su actividad jurisdiccional a los
siguientes aspectos: a) directamente podrá reparar la
inobservancia o errónea aplicación de la ley, b) cuando no
fuera posible reparar directamente, entonces recién podrá
anular total o parcialmente la sentencia disponiendo la
reposición del juicio por otro tribunal, quien dictará nueva
sentencia, y c) cuando compruebe que no es necesario la
realización de un nuevo juicio dictará nueva sentencia
directamente el tribunal de alzada.
En consecuencia el tribunal de alzada al declarar procedente el
recurso de apelación restringida interpuesto por Juan Carlos
Espada Escarcha y Marcela Elizabeth Santillán de Espada, debió
ingresar a resolver el fondo del asunto de acuerdo al mandato
de los arts. 413 con relación al 398 y 407 del Cód. Pdto. Pen.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, declara DEJAR SIN EFECTO el auto de vista
impugnado, y determina que la misma Sala Penal que dictó el
auto de vista, dicte nuevo fallo conforme la doctrina legal
establecida aplicando el art. 413 del N. Cód. Pdto. Pen.
No interviene el Ministro Dr. Carlos Tovar Gützlaff, por
encontrarse ausente con licencia.
Devuélvase actuados al tribunal de alzada.
Fdo.- Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. Héctor Sandoval Parada.
Sucre, 28 de enero de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

307
Rocío Trigo Rojas c/ Isidro Limachi Aguilar

Apropiación indebida y abuso de confianza

Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 121-122 y ampliación de
fs. 124 interpuesto por Isidro Limachi Aguilar, impugnando el
A.V. de fs. 109-110 de 21 de diciembre de 2002, pronunciado por
la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de La Paz, dentro
del proceso penal seguido a querella de Rocío Trigo Rojas
contra el recurrente, por los delitos de apropiación indebida y
abuso de confianza; sus antecedentes, el precedente
contradictorio invocado y todo cuanto tuvo que verse y convino;
y
CONSIDERANDO: Dentro del proceso señalado al exordio, la Juez
4° de Sentencia de La Paz, pronuncia sentencia a fs. 84-86,
declarando al procesado Isidro Limachi Aguilar, absuelto de los
delitos de apropiación indebida y abuso de confianza, al no
existir en su contra prueba suficiente, fallo que es
complementado a fs. 89 vta. estableciendo que en ejecución de
sentencia de conformidad al art. 364 de la L. No. 1970 se
califique las costas, daños y perjuicios conforme a
procedimiento para la reparación del daño.
Contra la referida sentencia al amparo del art. 407 del Cód.
Pdto. Pen., a fs. 91-97 interpone recurso de apelación
restringida Rocío Trigo Rojas, por vicios en la sentencia que
se encuentran previstos en los incs. 1), 3), 5), 6) y 8) del
art. 370 del Cód. Pdto. Pen., por haberse violado normas
procesales relativos a los requisitos externos de la sentencia,
cuya inobservancia determina nulidad; señala que la sentencia
se afirma en un hecho falso e inexistente, que no se valoró
correctamente la prueba; como defecto absoluto previsto en el
art. 167 del ya mencionado Código denuncia que el acta del
juicio oral es incompleta que no cumple lo establecido en el
art. 371-3) del Cód. Pdto. Pen., lo que determina defectos
absolutos por lo que corresponde anular todo lo obrado, o en su
caso se dicte nueva sentencia.
CONSIDERANDO: Que la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de
La Paz, previo cumplimiento de los trámites de ley y en el
término previsto por la parte final del art. 411 del Cód. Pdto.
Pen., pronuncia resolución a fs. 109-110 anulando totalmente la
sentencia pronunciada por la Juez 4° de sentencia y ordenando
la reposición del juicio por otro juez, para cuyo efecto deberá
procederse a nuevo sorteo.
Impugnando el referido fallo de segunda instancia a fs. 121-122
recurre de casación el incriminado Isidro Limachi Aguilar,
invocando como precedente contradictorio el A.V. No. 50/02 de
30 de agosto de 2002, pronunciado por el mismo tribunal, que
fue dictado en un caso similar; recurso de casación que fue
admitido por A.S. de fs. 130.
Señala el recurrente que el auto impugnado es incongruente y
contradictorio, tomando en cuenta que en el segundo
considerando del fallo, el tribunal de alzada reconoce que el
recurso de apelación restringida planteada es inviable, o lo
que es lo mismo inadmisible, por inobservancia a los requisitos
formales que debe cumplirse y fundamentalmente porque la
apelante en ninguna de sus intervenciones cumplió con los
recaudos del reclamo oportuno del saneamiento, ni anunciado la
reserva de recurrir; más aún no observó caso alguno que
constituya defecto absoluto no convalidable, tal como establece
el art. 169 del Cód. Pdto. Pen. Sin embargo de dicho análisis
el tribunal ad quem en su parte resolutiva anula obrados fallo
que es contradictorio al A.V. N° 50 de 30 de agosto de 2002
dictado por el mismo tribunal.
CONSIDERANDO: Que del análisis de la exposición del recurrente
y el auto de vista de 21 de diciembre de 2002, se llega ha
establecer que ciertamente existe contradicción entre el fallo
impugnado y el precedente invocado, en atención a que de
acuerdo al art. 407 del Cód. Pdto. Pen. el recurso de apelación
restringida sólo puede ser interpuesto por inobservancia o
errónea aplicación de la ley, y cuando se invoque un defecto
procesal como ocurre en autos, limita su admisión a que el
interesado haya reclamado oportunamente su saneamiento o haya
efectuado reserva de recurrir, en caso de autos el mismo fallo
en su segundo considerando ha admitido que la recurrente no ha
dado cumplimiento a los requisitos para la procedencia de la
apelación restringida interpuesta y la califica de inviable.
Sin embargo bajo el argumento de existir defectos en la
sentencia, especialmente en relación a la prueba documental que
no hubiera sido exhibida antes de publicitarla y que la juez
habla de valoración de la prueba y dispone la judicialización
de las mismas en forma ilegal, el tribunal ad quem, aplicando
el art. 413 primera parte del Cód. Pdto. Pen., anula totalmente
la sentencia de primera instancia y ordena reposición del
juicio por otro juez.
Analizado cuidadosamente el proceso, se establece que en
obrados no se presenta defectos absolutos que den curso a la
anulación total del proceso, la no exhibición de la prueba
instrumental antes de publicitarla no es defecto absoluto, por
consiguiente no es causal de nulidad, más aún si en autos el
certificado de fs. 112 rebate dicho argumento, al acreditarse
que la prueba instrumental de descargo se corrió traslado a la
parte acusadora, en cuanto al otro fundamento señalado para la
anulación, de que la juez en su sentencia habla de valoración
de la prueba y dispone la judicialización de la misma, en la
lectura detenida de la sentencia no encontramos en parte alguna
dichos términos, más por el contrario se evidencia que a tiempo
de analizar y valorar las pruebas ofrecidas tanto de cargo como
de descargo la juez señala textual, “también existen
contradicciones en las declaraciones prestadas en la audiencia
del juicio con las pruebas literales judicializadas”; este
análisis mal podría calificarse como un error inadmisible como
argumenta el tribunal de alzada, por el contrario es atribución
privativa del juez el valorar y calificar las pruebas como
faculta el art. 173 del Cód. Pdto. Pen.
Por lo expuesto, se evidencia que el tribunal de alzada ha
obrado ultra petita al anular la sentencia en su totalidad,
porque no estaba facultado a ingresar a una valoración fáctica
del proceso al no estar abierta su competencia al haber
establecido que la apelación restringida interpuesta era
inviable lo que significa inadmisible, más aún si en autos no
se presenta defectos absolutos que den lugar a la nulidad.
Doctrina Legal: En ningún fallo puede existir incongruencia y
contradicción entre los fundamentos expuestos en la parte
considerativa con la parte resolutiva, considerando que esta
última se constituye en la síntesis de la resolución.
Las normas procesales son de orden público y por consiguiente
de cumplimiento obligatorio, si en la apelación restringida se
observa defectos de procedimiento y el recurrente no ha
efectuado reclamo oportuno para su saneamiento ni reserva de
recurrir, la apelación es inadmisible, conforme al segundo
parágrafo del art. 407 del Cód. Pdto. Pen.
Por otra parte, si bien es cierto que el art. 15 de la L.O.J.
faculta a los tribunales de alzada como de casación revisar de
oficio los procesos que llegan a su conocimiento, sin embargo
dicha facultad esta restringida para casos donde se encuentren
violaciones flagrantes al debido proceso y existan defectos
procesales absolutos que determinen la nulidad, no siendo
correcto anular un proceso sino se encuentra en la situación
referida.
CONSIDERANDO: Que habiéndose determinado la existencia de
contradicción entre lo resuelto por el tribunal ad quem y el
precedente invocado por el recurrente contenido en el A.V. N°
50 de 30 de agosto de 2002, pronunciado por el mismo tribunal
en un caso similar, de cuyo análisis emergió la necesidad de
establecer la doctrina aplicable para casos como el de autos.
Por lo que corresponde aplicar el art. 419 del Cód. Pdto. Pen.
y dejar sin efecto el fallo impugnado.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, de conformidad con el segundo parágrafo del art.
419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista
impugnado y determina que la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior de La Paz, dicte nuevo fallo conforme a la doctrina
establecida y las normas legales procesales para el caso
concreto.
Para fines del art. 420 del Código adjetivo penal, remítase
copias del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores
del país, para que por intermedio de sus presidentes se ponga
en conocimiento de los vocales de las Salas Penales, tribunales
y jueces de materia penal.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 11 de junio de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

309
Ministerio Público e Hilario Zenón Cori Cruz c/
Gumercindo Paye Mamani y otros

Resoluciones contrarias a la Constitución y


desobediencia a resoluciones en proceso de amparo
constitucional

Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación interpuesto por Sara Nancy
Villarroel Bustios, Fiscal de Materia a fs. 298–305, ratificado
a fs. 308–310, impugnando los autos de vista de 27 de noviembre
y complementario de 17 de diciembre de 2002, de fs. 292–293
vta. y 297 respectivamente, pronunciados por la Sala Penal
Primera de la Corte Superior de Justicia del Distrito de La
Paz, en el proceso penal seguido por el Ministerio Público a
denuncia de Hilario Zenón Cori Cruz contra Gumercindo Paye
Mamani, Alicia Gregoria Meave de Monje y María Quispe de
Gutiérrez, por la presunta comisión de los delitos de
resoluciones contrarias a la Constitución y a las leyes y
desobediencia a resoluciones en procesos de amparo
constitucional; sus antecedentes, las leyes que se acusan de
violadas e infringidas, los precedentes que se invocan y el
requerimiento del Fiscal Adjunto de la Fiscalía General de la
República de fs. 329–330; y
CONSIDERANDO: Que a fs. 131–137 cursa la Sentencia Nº 03/2002
de 27 de junio de 2002 pronunciada por el Tribunal de Sentencia
de la Provincia Manco Kapac-Copacabana, que declara a los
imputados Gumercindo Paye Mamani, Alicia Gregoria Meave de
Monje y María Paz Quispe de Gutiérrez, autores de la comisión
de los delitos de resoluciones contrarias a la Constitución y a
las leyes y desobediencia a resoluciones en proceso de amparo
constitucional previstos y sancionados por los arts. 153 y 179
bis del Cód. Pen., por existir suficiente prueba que ha
generado en el tribunal la convicción sobre la responsabilidad
penal de los imputados, condenándoles a cada uno a la pena
privativa de libertad de cuatro años y seis meses en reclusión,
a cumplir el varón en el establecimiento de San Pedro y las
mujeres en el Centro de Orientación Femenino de la ciudad de La
Paz, pena que finalizará el 27 de diciembre de 2006, multas de
cien días a razón de Bs. 2.- por cada día para los nombrados en
primer término y de Bs. 3.- para la última de las imputadas;
así como daños y costas al Estado, daño civil a favor del
Gobierno Municipal de Copacabana a calificarse en ejecución de
sentencia y con pérdida de cargo para todos los imputados.
Ante el incidente de los jueces ciudadanos Elena Pomacusi
Monroy y Joaquín Tito Chambilla que se negaron a firmar la
sentencia luego de haber participado en la deliberación; el
Juez Técnico Dr. Octavio Apaza Elías dictó el Auto Nº 04/2002
de 27 de junio de 2002, de fs. 138–139, mediante el cual
dispone la disolución de este tribunal en el caso de autos,
ordenando que se remitan antecedentes a la R. Corte Superior
del Distrito, con el objeto de que la presente acusación sea
resuelta ante el tribunal correspondiente; posteriormente luego
de la vacación judicial el mismo juez a través del Auto Nº
05/2002, de 22 de julio de 2002 de fs. 140-141, en aplicación
del art. 360-II, concordante con el art. 370-9) del Cód. Pdto.
Pen. y, al amparo de la facultad rectificadora y jurisdiccional
que le confieren los arts. 168 y 119 todos de la Ley Procesal
Penal, deja sin efecto la Resolución Nº 04/2002 de 27 de junio
de 2002, disponiendo la lectura integral de la sentencia en
audiencia pública a celebrarse en el tribunal de La Paz, calle
Genaro Sanjinés esq. Potosí, por razones de seguridad para los
jueces, las partes y la infraestructura del tribunal de
Copacabana.
La lectura de sentencia se verificó en el Salón Rosado de la
Corte Superior de La Paz, en 26 de julio de 2002, según consta
por el acta de registro de audiencia pública de fs. 158–160,
sin presencia de los tres jueces ciudadanos e inasistencia de
los tres imputados. Seguidamente, cursa la sentencia de hábeas
corpus de 1º de agosto de 2002 de fs. 162 “A”–162 “B” vta., que
declara procedente el recurso interpuesto por Gumercindo Paye
Mamani y María Paz Quispe de Gutiérrez contra el Juez Técnico
de Sentencia Dr. Octavio Apaza Elías, disponiendo se remitan
antecedentes del proceso sobre la disolución del tribunal a
conocimiento de la Corte Superior, resolución que fue revocada
por Sentencia Constitucional Nº 1071/2002-R de 9 de septiembre
de 2002 que declara improcedente el recurso de hábeas corpus;
suscitado el incidente de suspensión de lectura de audiencia
pública deducido a fs. 149–151, éste fue resuelto por la Sala
Penal Primera de la Corte Superior de Justicia de La Paz, por
Resolución Nº 80/02 de 2 de septiembre de 2002 a fs. 165–166,
que declara inadmisible el recurso incidental ut supra
promovido por los imputados y dispone que los apelantes
observen el estado de la causa, que es el de haberse dictado
sentencia condenatoria.
CONSIDERANDO: Que contra la sentencia señalada al exordio,
interponen apelación restringida la Fiscal Sara Nancy
Villarroel Bustios a fs. 168-170, Hilario Zenón Cori Cruz a fs.
172–173 vta., Alicia Gregoria Meave de Monje a fs. 177–184,
Gumercindo Paye Mamani y María Paz Quispe de Gutiérrez a fs.
186–190 vta., las que al cumplir con las formalidades de ley el
Juez Técnico del Tribunal de Sentencia de la Provincia Manco
Kapac-Copacabana mediante Auto Nº 10/2002 de 14 de octubre de
2002 y el complementario de fs. 246, remite los actuados
originales ante el tribunal de alzada con el respectivo
emplazamiento a las partes.
Verificada la audiencia de fundamentación conforme se lee a fs.
286–290 vta., la Sala Penal Primera de la Corte Superior de
Justicia del Distrito de La Paz, pronuncia el auto de vista de
27 de noviembre de 2002, signado con la Resolución Nº 725/2002
de fs. 292–293 vta., mediante el cual declara admisible los
recursos de apelación restringida interpuesto por la imputada
Alicia Gregoria Meave de Monje a fs. 177 a 184 y no se
consideran los recursos de apelación restringida interpuestos
por los imputados Gumercindo Paye Mamani y María Paz Quispe de
Gutiérrez de fs. 186–190 vta. por haber sido presentado fuera
del término de ley previsto por el art. 408 del Cód. Pdto.
Pen., sin lugar a considerar los otros recursos de apelación
del Ministerio Público como titular de la acción penal en
memorial de fs. 168–170 y la del acusador particular de fs.
172–173 vta., disponiendo en su efecto la anula parcial de la
sentencia penal Nº 003/2002 de 27 de junio de 2002 que corre a
fs. 131 a 137 de actuados, ordenando su reposición en la vía de
reenvío por el tribunal más próximo, o sea por el Tribunal de
Sentencia de Achacachi con el objeto de realizar el nuevo
juicio contra los imputados, tomando en cuenta la incongruencia
establecida en memoriales presentados por los jueces legos
Joaquín Tito Chambilla y Elena Pomacusi Monroy en memoriales de
fs. 282-283 y 284 de actuados, sea todo ello en cumplimiento de
lo dispuesto por el art. 413 de la L. N° 1970 y demás
formalidades, sea sin costas.
Ante la solicitud de aclaración, enmienda y complementación
promovida por la Fiscal de Materia, el tribunal de alzada emite
el auto de vista de 17 de diciembre de fs. 297 ratificado a fs.
321, por el cual declara no haber lugar a la solicitud
impetrada.
CONSIDERANDO: Que la Fiscal de Materia recurre de casación a
fs. 298–305, impugnando el A.V. Nº 725/2002 de fs. 292-293
vta., el complementario de 17 de diciembre de 2002 de fs. 297,
especificando como agravios y resoluciones contradictorias las
siguientes:
1º.- Sostiene que el tribunal de alzada al emitir la Resolución
Nº 725/2002 de 27 de noviembre de 2002 y la complementaria de
17 de diciembre de 2002, no ha sopesado la inadmisibilidad de
los recursos de apelación restringida por defecto de error in
procedendo, es decir en aquellos casos en que los imputados no
hayan reclamado oportunamente el saneamiento del proceso o
hubieren hecho anuncio de reserva de recurrir, conforme dispone
el segundo periodo del art. 407 del Cód. Pdto. Pen. Al efecto
de su versión, cita como precedentes contradictorios: - Los
autos de vista dictados por la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior de Justicia de La Paz N° 01/2001 de 15 de octubre de
2001, 03/01 de 4 de enero de 2001, 383/02 de 15 de octubre de
2001 y 424/2001 de 12 de noviembre de 2001 y, los emitidos por
la Sala Penal Primera del mismo Distrito Judicial N° 526/2002
de 2 de septiembre de 2002 y 568/2002 de 30 de septiembre de
2002.
2º.- Hace notar que la imputada Alicia Gregoria Meave de Monje
al interponer el recurso de apelación restringida a fs. 177-
184, en el fondo pide revocar la sentencia signada con la
Resolución Nº 003/2002 de 27 de junio de 2002 y se dicte en su
favor sentencia declarativa de inocencia y el tribunal de
alzada sin que hubiera cumplido con el voto del art. 407 del
Cód. Pdto. Pen., dispone la nulidad parcial de la indicada
sentencia, decisión judicial que es contradictoria a la
resolución emitida por la Sala Penal Tercera de la Corte
Superior de Justicia de Cochabamba, de 8 de abril de 2002,
dentro de la causa Nº 3011002200200608, en la que se argumenta
que al violar las reglas del juicio en única instancia y el
principio de inmediación revoca la sentencia condenatoria
dispuesta por el Juez de Sentencia 1° de este Distrito en
contra de Amanda de Juárez, disponiendo su absolución.
3º.- Resulta inadmisible que en la tramitación del recurso de
apelación restringida el tribunal de alzada al emitir la
Resolución Nº 725/2002 de 27 de noviembre de 2002, haya
valorado y admitido las manifestaciones o falacias, testimonios
de los jueces ciudadanos amenazados recogidos en fs. 282, 283 y
284 como si fueran partes o testigos en el juicio; pues éstos
no pueden ser fuente y fundamento de la decisión de la Corte ad
quem. Proceder defectuoso insubsanable que está previsto en los
arts. 167 y 169-1) del Cód. Pdto. Pen.
4º.- Afirma que la resolución de nulidad parcial de la
sentencia, necesariamente debe operar sólo cuando el defecto no
puede ser subsanado; por cuanto la falta de firma de los jueces
ciudadanos que participan de la deliberación y votación de
estar de acuerdo con la condena de los imputados, no amerita
ninguna nulidad o reenvío por expresa disposición del art. 360
último periodo del Cód. Pdto. Pen.
5º.- Ante la falta de lógica y congruencia en la estructura de
la Resolución Nº 725/2002 de 27 de noviembre de 2002, discurre
la misma en nulidad total; toda vez que al declarar la nulidad
parcial de la sentencia omite señalar con precisión los puntos,
objeto concreto del nuevo juicio, conforme exige el segundo
periodo del art. 413 de la Ley Procesal Penal, defecto que se
interpreta como un acto violatorio.
6º.- Extraña que en ninguna parte de la Resolución Nº 725/2002
de 27 de noviembre de 2002, se haya efectuado alguna
explicación de la inadmisibilidad de los recursos interpuestos
tanto por el Ministerio Público como por el acusador
particular, pese a cumplir con el voto del art. 408 del Pdto.
Pen. Sin embargo, se admite el de la imputada Alicia Gregoria
Meave de Monje, que al pedir se revoque la sentencia
condenatoria y se la declare inocente pretende reactivar el
sistema procesal abrogado y, al invocar la nulidad de obrados
en el “otrosí”, lo hace sin haber sentado base de reserva de
apelación conforme establece el segundo periodo del art. 407
del mentado Pdto. Pen.
7º.- Subraya que si los jueces sean éstos técnicos o legos
después de haber participado en las deliberaciones de todo el
juicio y haber votado unánimemente por la condena, ante
amenazas denunciadas por ellos mismos, tuvieran que
arrepentirse de su decisión anterior, ardid que podría ser
utilizado por la parte perdidosa obligando a nuevos juicios, la
administración de justicia sería la más afectada.
8º.- Apunta incongruencia de la Resolución Nº 725/2002: primero
aluden a la falta de firma de uno de los jueces y de forma
errada la vincula con los memoriales de los jueces ciudadanos
Joaquín Tito Chambilla y Elena Pomacusy Monroy, sosteniendo
finalmente que éste hecho es subsanado por la aclaración del
impedimento porque no pudieron firmar, precisamente por la
manifestación que consta en el acta de deliberación de fs. 130
y última parte de fs. 137, lo que revela que se cumple con la
última parte del art. 360 del Cód. Pdto. Pen.; segundo si el
recurso de apelación restringida deducido por los imputados
Gumercindo Paye Mamani y María Paz Quispe de Gutiérrez de fs.
186-190 vta., fueron declarados inadmisibles por estar fuera
del plazo previsto por el art. 408 del Pdto. Pen., resulta
incongruente que el tribunal de alzada al declarar la nulidad
parcial de la sentencia Nº 003/2002 de 27 de junio de 2002,
ordene nuevo juicio para los imputados nombrados.
9º.- Finalmente, observa que si bien se emitió la Resolución Nº
725/2002 en 27 de noviembre de 2002, sin embargo dicha
resolución no había sido despachada en esa fecha por los
vocales, porque en los registros de la Sala Penal solamente
estaba el ingreso del proceso, constatando que el mismo se
produjo recién en 11 de diciembre de 2002.
Con los fundamentos expuestos y los contenidos en el
ratificatorio de fs. 308-310, solicita al Supremo Tribunal se
establezca la doctrina legal aplicada, esto es dejar sin efecto
o anular el auto de vista impugnado, disponiendo la
improcedencia del recurso de apelación restringida interpuesta
por la coimputada Alicia Gregoria Meave de Monje; a cuyo
recurso de casación se adhiere Hilario Zenón Cori Cruz a fs.
323 de obrados.
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por efecto
del A.S. Nº 117 de 7 de marzo de 2003, compulsando los agravios
referidos detalladamente y los precedentes que se vierten como
contradictorios, sometidos al análisis imparcial y objetivo que
caracteriza a toda decisión judicial, se establecen los
razonamientos jurídicos siguientes:
a) Es evidente que las verdaderas infracciones procesales son
las que causan indefensión a cualquiera de las partes. Y, que
todo defecto que suponga quebrantamiento es necesario que el
imputado reclame en el momento adecuado la subsanación, lo que
no acontece en el caso examinado, tenida cuenta que los motivos
de la apelación restringida interpuesta por Alicia Gregoria
Meave de Monje de fs. 177-189, se origina en el hecho de
haberse dictado sentencia condenatoria en su contra sólo con la
participación del juez técnico y del juez ciudadano Mario Lerma
Choquevillca y sin la participación de los otros jueces
ciudadanos Joaquín Tito Chambilla y Elena Pomacusi Monroy;
quienes se negaron a firmar supuestamente por no estar de
acuerdo con su condena; sin embargo ésta mera presunción no es
de ninguna forma atribuible al operador técnico y presidente
del tribunal, si consta en el registro del juicio oral venido a
fs. 81-129 vta., que los tres jueces ciudadanos participaron en
la deliberación del proceso ejerciendo control jurisdiccional,
tan es así que se asienta en fs. 129 vta., que Joaquín Tito
Chambilla y Mario Lerma Choquevillca se rehusaron a firmar el
acta.
b) Se corrobora el extremo anterior en el acta de deliberación
de sentencia que sale a fs. 130, en el que se especifica
textual: “Cerrado el debate, el tribunal ingresó a deliberar
siendo horas 11:30 hasta horas 14:35, cumpliéndose
estrictamente todos los pasos señalados en el art. 359 del Cód.
Pdto. Pen. y al momento de firmar la parte resolutiva de la
sentencia los jueces ciudadanos: Elena Pomacusi Monroy y
Joaquín Tito Chambilla, se negaron a firmar, alegando que han
sido atemorizados por los comunarios que en gran número se
encuentran en el patio del tribunal, temiendo por su seguridad
personal y familiar. Estos extremos han sido presenciados por
el otro juez ciudadano, Mario Lerma Choquevillca, quien firmó
la parte resolutiva de la sentencia conjuntamente con el Juez
Técnico, Presidente Dr. Octavio Apaza Elías”. Acta de
deliberación que data de 27 de junio de 2002 en la que aparecen
la firma de todos los integrantes del tribunal de sentencia. Se
advierte que en el acta de deliberación no se especifica si los
jueces ciudadanos que se abstuvieron a firmar la sentencia
emitieron voto fundamentado por la condena de los imputados por
los delitos previstos en los arts. 153 y 179 bis del Cód. Pen.;
empero se deja entrever que existió veredicto por la
responsabilidad penal de los imputados, tan es así que la
presión para firmar la sentencia no provenía del juez técnico,
sino de las amenazas sobrevinientes vertidas por los pobladores
de Copacabana; extremo que es inferible del acta de
“reinstalación de audiencia” de 27/06/02 hrs. 14:15 de fs. 127,
cuando el presidente declara textual: “Se declara cerrado los
debates y el tribunal pasa a deliberar la sentencia, debiendo
las partes permanecer en sala”.
Hasta ahí la participación de los jueces ciudadanos fue
objetiva y responsable cumpliendo los deberes impuestos por los
arts. 64 y 65 del Pdto. Pen., sujetando sus actos a la unicidad
del proceso y al principio de concentración. Sin embargo su
negatoria de no firmar la sentencia condenatoria por factores
exógenos no invalida el fallo, al constar la causa del
impedimento en fs. 128, 129 vta. y 130 de obrados; sin que su
posterior retractación de veredicto en sentido contrario de fs.
283-285 y 284 presentados por los jueces ciudadanos Elena
Pomacusi Monroy y Joaquín Tito Chambilla, sean lo
suficientemente determinantes para poner en duda los efectos de
la sentencia de fs. 131-137 de obrados; pues la decisión de un
tribunal colegiado ejercida con plena jurisdicción y
competencia a nombre del Estado y al ser de orden público, no
puede quedar librada a actos de liberalidad personal al margen
de la ley procesal penal, sólo por temores, amenazas y
amedrentamientos de moradores que valiéndose del tumulto y las
manifestaciones, creen suplantar con la presión social los
mecanismos legales y constitucionales de las reglas de
garantías del debido proceso, en abierto desafío a las
prácticas de representación social y democrática, que la
ejercen con el control de los denominados jueces ciudadanos; lo
que es inadmisible y censurable en un Estado de Derecho.
c) Aunque aparentemente el presidente del tribunal y la
secretaria abogado omitieron en consignar detalladamente el
acto de manifestación importante de los jurados en el acta de
deliberación de fs. 130, como acto de voluntad que viene de los
jurados, donde aparecen las firmas de todo el tribunal
colegiado; sin embargo está claro que si bien las causas de la
negatoria a firmar el acta de registro del juicio oral y la
sentencia se las conoce por responder a amenazas que provenían
de la población; circunstancia catalogada como el detonante de
su retractación a asistir y participar de la lectura de la
sentencia cursante a fs. 131 a 136 verificada en el Salón
Rosado de la Corte Superior de Justicia del Distrito de La Paz,
en 26 de julio de 2002 a hrs. 09:30, no quepa duda alguna que a
esto también se suman los subterfugios dilatorios vedados que
se plasman en los memoriales presentados ante la Sala Penal
Primera de la Corte Superior de Justicia de La Paz, por Elena
Pomacusi Monroy y Joaquín Tito Chambilla a fs. 282,284 y 283,
haciendo conocer que jamás estuvieron de acuerdo con la
sentencia elaborada por el Juez Técnico Dr. Octavio Apaza Elías
y que por las pruebas presentadas la sentencia debería ser
absolutoria a favor de los imputados. Si éste era la posición
conclusiva y fundamentada de los jueces ciudadanos indicados,
cómo es que tuvieron que esperar que transcurran cuatro meses y
diez días desde la fecha del acta de deliberación de 27 de
junio de 2002, para hacer conocer su veredicto personal en la
decisión de la causa, eligiendo un escenario y procedimiento
ajeno al proceso en sí; hecho que desnaturaliza no sólo la
unidad del proceso; sino que incurren en responsabilidad penal
prevista por los arts. 64 y 65 de la L. Nº 1970 y art. 252 de
la L.O.J., al haber asumido la función de jueces ciudadanos
conforme se desprende del acta de registro de audiencia de
constitución del tribunal de 15 de junio de 2002 de fs.74-77 de
obrados.
Resulta por demás subjetivo que la retractación aludida la
hagan primero en forma individual y luego conjunta, como si el
contenido y su pretensión de restar validez a la sentencia
condenatoria de la que participaron en la deliberación, no sea
otro que privarle de efectos jurídicos a un veredicto que se
expresó en la sentencia venida a fs. 131-137, sin percatarse
que el legislador ha previsto en el último periodo del art. 360
del Cód. Pdto. Pen. que: “Si uno de los miembros no puede
suscribir la sentencia por impedimento ulterior a la
deliberación y votación se dejará constancia de ello y la
sentencia valdrá sin esa firma”. La interpretación extensiva de
la preceptiva lógicamente que no es restrictiva, sino que hay
que entenderla en sentido amplio y de modo que favorezca a
prevalecer la sentencia en todos sus efectos y no a su
anulación; más aún si lo que importa en esencia es que el
proceso se desarrolle con todas las garantías del debido
proceso y respetando los derechos fundamentales de los sujetos
procesales, conforme consagra el art. 16 de la Constitución,
concordante con los arts. 1, 2, 3, 4, 5 y 6 todos de la Ley
Procesal Penal. Finalmente, si a ello se tiene presente que los
jueces ciudadanos no son sujetos activos ni pasivos del juicio,
sino tribunal inter partes, encargados de dar garantías y
credibilidad al desarrollo del proceso y por ende a la decisión
judicial.
d) Si bien el juez técnico ha asumido decisiones sin la
participación de los jueces ciudadanos, como se patentiza en
los autos incidentales cursante a fs. 138-139 y 140-141, los
que fueron promovidos por los dos jueces ciudadanos que se
negaron a firmar la parte resolutiva de la sentencia de 27 de
junio de 2002, resolviendo en el primero la disolución del
tribunal en el caso de autos y en el segundo, en aplicación de
la última parte del art. 360 del Cód. Pdto. Pen. y a la
permisión que le otorgan los arts. 168 y 119 del mismo cuerpo
de leyes, rectifica la Resolución Nº 04/2002 de 27 de junio de
2002, disponiendo la lectura integral de la sentencia,
señalando audiencia pública para el día 26 de julio de 2002 a
hrs. 9:30, a realizarse en el tribunal de La Paz; estas medidas
jurisdiccionales que son contingencia de la resistencia de los
jueces ciudadanos ratifican la insensatez y absoluta falta de
responsabilidad de los jueces ciudadanos; quienes a pesar de
contar con la garantía de seguridad del órgano acusador que
gestó la lectura de la sentencia en una jurisdicción ajena a la
natural y legal del tribunal de sentencia de Copacabana,
empujaron al juez técnico a asumir decisiones que de suyo no
invalidan el acto culminante del juicio como es la lectura de
la sentencia, conservada en sus efectos sacrilizantes en las
notas de fs. 129 vta., 130 y 137 de obrados.
A pesar de lo subrayado no deja de presentar contornos
peculiares de inverosimilitud, que sean jueces ciudadanos los
que tengan que promover incidentes con sus actitudes disímiles
de retractación de veredictos expuestos en juicio, suplantando
derechos que la ley procesal confiere sólo a las partes en
litigio y que el tribunal de alzada haya conectado el extremo
señalado como fundamento de anulación parcial de la sentencia
al emitir el auto de vista de 27 de noviembre de 2002 de fs.
292-293 vta.; forma de proceder que encaja en el defecto
absoluto previsto por el art. 169-1) del Cód. Pdto. Pen. y por
si fuera menos la irregularidad de no precisar el objeto
concreto en que se circunscribirá el nuevo juicio de reenvío,
exigido por el segundo periodo del art. 413 del mentado Pdto,;
al margen de todo ello traspasa la esfera de admisión
incurriendo en decisiones ultra petitio a favor de los
imputados Gumercindo Paye Mamani y María Paz Quispe de
Gutiérrez, cuyos recursos de apelación restringida deducidos a
fs. 186-190 vta., han sido declarados inadmisibles como se lee
a fs. 292-293-vta., por estar fuera del plazo legal de los
quince días establecido por el art. 408 de la L. Nº 1970, así
se lee de la parte resolutiva del auto de vista objeto de
impugnación; sin embargo sin ninguna sindéresis jurídica el
tribunal de alzada dispone nuevo procesamiento penal contra los
imputados mencionados, lo que se interpreta como una falta
total de congruencia entre la ratio decidendi y la parte
resolutiva de la resolución.
Partiendo de la reglas de la jurisdicción y competencia
contenidas en los arts. 25, 26 y 27 de la L.O.J. y,
particularmente del último periodo del art. 44 del Cód. Pdto.
Pen., que señala que: “El juez o tribunal que sea competente
para conocer de un proceso penal, lo será también para decidir
todas las cuestiones e incidentes que se susciten en el curso
de su tramitación, así como para dictar las resoluciones
respectivas y ejecutarlas”; el auto incidental rectificatorio
Nº 05/2002 de 22 de julio de 2002 de fs. 140-141, que en los
hechos deja sin efecto la Resolución Nº 04/2002 de 27 de junio
de 2002, están revestidos de valor legal al brotar de la
permisión que le otorga el art. 168 del Cód. Pdto. Pen., lo que
se ha olvidado por la Corte de alzada discernir legalmente ésta
decisión del juez técnico de Copacabana; este hecho legal en
cierta forma se halla refrendada por la Sala Penal Tercera de
la Corte Superior de Justicia de La Paz, quienes al pronunciar
el auto de vista de 2 de septiembre de 2002 de fs. 165 y vta.,
y declarar inadmisible el recurso de apelación incidental de
fs. 149-151, promovido por los imputados Gumercindo Paye Mamani
y María Paz Quispe de Gutiérrez, disponen que los apelantes
observen el estado de la causa, que es el de haberse dictado
sentencia condenatoria, suscribiendo como vocal relator el Dr.
Carlos Jaime Villarroel Ferrel y el Dr. Jorge Torrico Arguedas.
Doctrina legal aplicada: En la fase del juicio oral, público y
concentrado conforme dispone el art. 1 del Cód. Pdto. Pen,, el
sistema procesal penal universalmente se halla resguardado por
las garantías constitucionales que son de orden público y de
cumplimiento obligatorio, dimensión judicial que en su
desarrollo las partes asumen el papel protagónico de someterse
a las reglas del debido proceso en igualdad de armas que el
tribunal colegiado en su situación de inter. Partes, mantiene
el justo equilibrio en sus decisiones, siguiendo los principios
rectores de imparcialidad e independencia, consagrado en el
art. 116–VI de la C.P.E., sin que les sea autorizado a los
jueces ciudadanos fracturar la unidad del proceso por factores
exógenos originadas en supuestas presiones sociales de
amedrentamientos y amenazas con el propósito vedado de
retractarse de actos de deliberación y votación en la decisión
judicial emitida en el juicio oral, usando escenarios y
mecanismos ajenos a su investidura, que no conducen sino a la
dilación de la justicia y su consiguiente descrédito, que a la
postre lejos de invalidar la sentencia votada rehusando a
firmar, ésta se salva con la constancia del registro del
impedimento sobreviniente, conforme valida el último periodo
del art. 360 de la Ley Procesal Penal; disposición que en su
interpretación extensiva no es restrictiva, sino amplificadora
y constructiva” y, de suyo no puede estar supeditada a las
mareas y vacilaciones subjetivas de jueces ciudadanos que no
cumplen con los deberes previstos en los arts. 64 y 65 del Cód.
Pdto. Pen., concordante con el art. 252 de la L.O.J., así como
no puede servir de base la retractación de éstos para anular la
sentencia por supuesta incongruencia; máxime si la
incongruencia proviene del tribunal de alzada que incurre en
defecto absoluto al emitir el auto de vista impugnado”.
Por lo expuesto, siendo evidente la contradicción en la que ha
incurrido el tribunal de alzada al pronunciar la Resolución Nº
725/2002 de 27 de noviembre de 2002 y la complementaria de fs.
297 con la última parte resolutiva del auto de vista de 2 de
septiembre de 2002 de fs. 165, dictado por la Sala Penal
Tercera del mismo Distrito Judicial y dentro de la misma causa
penal en la que se reconoce haberse emitido por el tribunal
colegiado el veredicto de sentencia condenatoria contra los
imputados Gumercindo Paye Mamani, Alicia Gregoria Meave de
Monje y María Paz Quispe de Gutiérrez, por la comisión de los
delitos previstos en los arts. 153 y 179 bis del Código
punitivo, corresponde que la Sala Penal de la Corte Superior
del Distrito de La Paz que dictó el auto de vista, dicte nueva
resolución, aplicando la doctrina legal adoptada en el presente
auto supremo, garantizando así con probidad y prevalencia las
sentencias colegiadas, conforme a los cánones legales que al
Supremo Tribunal le confieren la primera parte del art. 419 y
el primero y segundo periodo del art. 420 todos de la Ley
Procesal Penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de la facultad conferida por el segundo
periodo del art. 419 y art. 420 del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN
EFECTO los autos de vista de 27 de noviembre y 17 de diciembre
de 2002 cursantes a fs. 292-293 vta. y 297, y determina que la
misma Sala que dictó el auto de vista recurrido pronuncie nuevo
auto de vista, conforme a la doctrina legal establecida (art.
419 N. Cód. Pdto. Pen.).
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítanse copias
del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores de
Justicia del país, para que por intermedio de su Presidente,
ponga en conocimiento de las Salas, tribunales de sentencia,
jueces de sentencia y jueces cautelares la jurisprudencia
vinculante, que por disciplina jurisprudencial debe ser
observada "erga omnes".
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 11 de junio de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

316
Ministerio Público y Lidia Linares Durán c/ Jhonny
Villarroel Orellana y otros

Tentativa de homicidio

Distrito: Cochabamba
AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación interpuesto por Eliana Bishop
Urzagaste, Fiscal Adjunto a fs. 352-354 vta. y por Jhonny
Villarroel Orellana a fs. 358-359 vta., impugnando el auto de
vista de 16 de enero de 2003 de fs. 346-347 vta., pronunciado
por la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de Justicia del
Distrito de Cochabamba, en el proceso penal seguido por el
Ministerio Público y acusación particular de Lidia Linares
Durán contra el procesado recurrente y otros, por la presunta
comisión del delito de tentativa de homicidio, sus
antecedentes, las leyes que se acusan de violadas e
infringidas, el precedente acompañado, el auto admisorio de fs.
363 y vta., sólo en relación al recurso de casación interpuesto
por la Fiscal Adjunto, y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Estando admitido el recurso de casación deducido
por la representante del Ministerio Público conforme se lee del
A.S. Nº 106 de 25 de febrero de 2003 cursante a fs. 365 y vta.,
y dentro de la permisión que señala el art. 419 del Cód. Pdto.
Pen., se ingresa a la estimación de fondo del merituado
recurso.
CONSIDERANDO: Que la sentencia de fs. 160-165 vta., declara a
los imputados Jhonny Villarroel Orellana, Félix Orellana Rojas,
Juan Llanos Gonzáles, María Magdalena Balderrama y Noemí
Vitalia Herbas de Mejía, autores del delito de tentativa de
homicidio tipificado y sancionado por el art. 251 con
referencia al art. 8 del Cód. Pen. y se los condena a la pena
de tres años y cuatro meses de presidio, a cumplir Noemí
Vitalia Herbas de Mejía y María Magdalena Balderrama en el
Penal de San Sebastián, sección mujeres y Jhonny Villarroel
Orellana, Félix Orellana Rojas y Juan Llanos Gonzáles en el
Penal de Arocagua y demás sanciones secundarias de ley; y, al
procesado Francisco Villarroel García se lo declara absuelto de
culpa y pena del delito de tentativa de homicidio, incurso en
la sanción por el art. 251 con referencia al art. 8 todos del
Cód. Pen., en virtud de haber retirado la acusación el
Ministerio Público como la acusadora particular en conformidad
a lo previsto por el art. 363-1) del Cód. Pdto. Pen.,
disponiendo la cesación de cualquier medida cautelar que se le
hubiera impuesto.
En grado de apelación restringida la sentencia emitida por el
Tribunal de Sentencia Nº 3 de Cochabamba, la Sala Penal Segunda
de la Corte Superior de Justicia de Distrito de aquel
Departamento, mediante auto de vista de 16 de enero de 2003 de
fs. 346-347 vta., anula totalmente la sentencia de 19 de
septiembre de 2002 y ordena la reposición del juicio por otro
tribunal, con los argumentos de: a) Ser insuficiente y a la vez
contradictoria, al no haberse efectuado una relación
sistemática de la actuación de cada uno de los imputados y, sin
embargo no obstante de haber adquirido plena convicción sobre
los hechos y responsabilidad penal de los imputados en el
suceso acaecido el 6 de agosto de 2001 en la parte resolutiva
de la sentencia concluye absolviéndolo al imputado Francisco
Villarroel García por el delito atribuido, en atención a
existir un documento transaccional entre la víctima Lidia
Linares Durán y éste último, hecho que para el lente de los
vocales de la Corte de alzada dicho acuerdo transaccional se
erige como un aspecto de alta peligrosidad para la
administración de justicia y es una invitación a la
mercantilización del proceso en general.
CONSIDERANDO: Que la Fiscal Adjunto recurre de casación a fs.
352-354 vta., haciendo hincapié en los agravios que se detallan
a continuación:
1º.- Enfatiza que la Corte de alzada por imperio del art. 407
del Cód. Pdto. Pen. es un tribunal de puro derecho y por
consiguiente al estar sujeto a las reglas de garantía procesal,
no puede hacer el análisis de situaciones de hecho, como tener
que ingresar a la valoración de circunstancias individuales del
hecho. Efectivamente constituye un arbitrio que supera los
límites de la permisión de la ley procesal penal.
2º.- Sostiene que resulta paradójico que los vocales al emitir
el auto de vista de 16 de enero de 2003 no se circunscriban a
los términos que previene el art. 407 de la L. Nº 1970 y
procedan de la misma manera como lo hicieron con el auto de
vista dictado en 14 de enero de 2003, que en el proceso penal
seguido por el Ministerio Público contra Nivardo Delgadillo
Flores, por el delito de violación y ante la interposición del
recurso de apelación restringida por éste último, en el último
acápite del penúltimo “Considerando” del auto de vista aludido
y acompañado en el caso de autos como precedente a fs. 351,
señala: “que no reclamó el apelante oportunamente el
saneamiento por los vicios ocultos, haciendo protesta de
recurrir de alzada por los vicios de procedimiento que
existieran, que durante el juicio oral nada se dijo de lo
fundamentado en su apelación y la sola inobservancia de estos
requisitos hacen inadmisible el recurso.”. Continúa en su
razonamiento en el penúltimo “considerando” afirmando: “El
tribunal de alzada no tiene potestad para ingresar a la
reconstrucción histórica del hecho o hechos que motivaron la
tramitación del juicio oral público, en base a la acusación
formulada por el Ministerio Público y la acusación particular,
consiguientemente, no puede volver a evaluar los elementos de
convicción considerados por el tribunal de sentencia”.
3º.- Advierte que el auto de vista de 16 de enero de 2003,
prácticamente no ha nacido a la vida jurídica, al haber sido
dictado fuera del plazo de los veinte días que establece el
art. 411 del Cód. Pdto. Pen. Esto no es evidente, si se
descuentan los días comprendidos entre el 4 al 28 de diciembre
de 2002 de la vacación judicial y se toman en cuenta los días
sábados como medio día, la resolución emitida por la Corte de
alzada estaría dentro del plazo de ley.
CONSIDERANDO: Que siendo totalmente palmaria la contradicción
existente entre el razonamiento jurídico del precedente de fs.
351 y vta., y el contenido del auto de vista objeto de
impugnación por la recurrente venido a fs. 346-347 vta., y que
coincidentemente tienen como fuente al mismo tribunal de
alzada, aunque con argumentos disímiles en relación a la
naturaleza y finalidad del recurso de apelación restringida que
le reconoce la ley procesal penal en su art. 407; recurso que
en su esencia permite el análisis de puro derecho, sin
retrotraer la revisión a aspectos de orden fáctico que han sido
abordados por el tribunal o juez natural bajo las garantías
constitucionales de las reglas del debido proceso, es de sumo
peculiar y trascendental adoptar la doctrina legal que unifique
la interpretación de la ley en base a criterios sistemáticos y
teleológicos, que permitan dar una adecuada y sólida pauta de
orientación vinculante a todos los tribunales de la
jurisdicción ordinaria del país.
Doctrina legal aplicada: “Generar una interpretación
unificadora, última y final de la ley, que se convierta en una
especie de principio rector de la obra jurisdiccional a
desarrollar por los tribunales y jueces de la República, es
asumir con independencia y legalidad igualitaria el norte de la
decisión. En esta concepción y siguiendo la perspectiva que nos
marca el art. 407 del Cód. Pdto. Pen., se establece
diáfanamente que el recurso de apelación restringida por
naturaleza y finalidad legal y doctrinal, es esencialmente de
puro derecho y en su análisis el tribunal no puede retrotraer
su actividad jurisdiccional a circunstancias, hechos y pruebas
fácticas que ya fueron sometidas al control oral, público y
contradictorio por el órgano judicial de sentencia; siendo a su
vez ineludible que quien reclama un vicio oculto en ésta esfera
del tribunal superior, tenga que haberlo hecho el reclamo
oportunamente en el proceso; salvo que se trate de defectos
absolutos especificados en el art. 169 del Procesal Penal”.
Por lo expuesto y en aplicación del último periodo del art. 413
de la Ley Procesal Penal y al advertir la contradicción
existente entre el precedente y el auto de vista impugnado por
la Fiscal Adjunta recurrente, corresponde a la misma Sala de la
Corte Superior de Justicia del Distrito de Cochabamba, dicte un
nuevo auto de vista aplicando la doctrina legal adoptada en el
presente auto supremo, garantizando así el principio de la
imparcialidad jurisdiccional y procediendo en los cánones que
al Supremo Tribunal le confieren la primera parte del art. 419
y el primero y segundo periodo del art. 420 todos de la Ley
Procesal Penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de facultad conferida por el segundo
periodo del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., de acuerdo con el
requerimiento fiscal de fs. 365-366, DEJA SIN EFECTO el auto de
vista de 16 de enero de 2003, de fs. 346-347 vta., y determina
que la misma Sala de la Corte Superior de Justicia del Distrito
de Cochabamba, pronuncie un nuevo auto de vista, conforme a la
doctrina legal establecida en el art. 419 del Cód. Pdto. Pen.
Para fines del art. 420 de la Ley Procesal Penal, remítanse
copias del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores
de Justicia del país, para que por intermedio de sus
Presidentes, pongan en conocimiento de las Salas, Tribunales de
Sentencia, Jueces de Sentencia y Jueces Cautelares la
jurisprudencia vinculante, que por disciplina precedencial debe
ser observada “erga omnes”.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 13 de junio de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara

317
Ministerio Público y H. Alcaldía Municipal de Cotoca
c/ Lucas Brites García y otros

Falsedad ideológica y otros

Distrito: Santa Cruz


AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación de fs. 287-291 y 292-295,
interpuestos por Hugo Carrasco Montaño en representación de la
H. Alcaldía Municipal de Cotoca y Saúl Rosales León, por el
Ministerio Público, impugnando el A.V. de fs. 262-266 vta., de
18 de diciembre de 2002, pronunciado por la Sala Penal Segunda
de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz,
dentro del juicio penal oral, público y contradictorio, seguido
por los recurrentes, contra Lucas Brites García y otros, por el
delito de falsedad ideológica y otros; sus antecedentes, los
precedentes contradictorios invocados; y
CONSIDERANDO: Que dentro del juicio señalado al exordio, el
Tribunal Primero de Sentencia de Santa Cruz, pronuncia la
sentencia de fs. 127-149 de 13 de septiembre de 2002,
declarando a los imputados: Lucas Brites García, autor y
culpable de los delitos de falsedad ideológica, uso de
instrumento falsificado y peculado, previsto por los arts. 199,
203 y 142 del Cód. Pen., condenándole a la pena de cuatro años
de reclusión a cumplir en el Centro de Rehabilitación Santa
Cruz, más el pago de cien días multa, a razón de Bs. 3.- por
día, con costas a favor del Estado; y lo absuelve de pena y
culpa del delito de falsedad material, tipificado por el art.
198 del Cód. Pen.; a Saúl Justiniano Farell, autor y culpable
del delito de peculado culposo e incumplimiento de deberes,
incurso en la sanción de los arts. 143 y 154 del Cód. Pen.,
imponiéndole la pena de un año de reclusión, al pago de treinta
días multa a razón de Bs. 3.- por día y costas al Estado;
finalmente a Mario Cortez Céspedes, autor y culpable del delito
de peculado culposo, incumplimiento de deberes y encubrimiento,
previsto por los arts. 143, 154 y 171 del Cód. Pen.,
condenándole a la pena de dos años de reclusión a cumplir en el
mismo Centro de Rehabilitación Santa Cruz, al pago de cicuenta
días a razón de Bs. 3.- por día, con costas al Estado, a
calificarse en ejecución de sentencia.
Que interpuesta la apelación restringida por los imputados, la
Sala Penal Segunda de la Corte Superior de Santa Cruz, mediante
A.V. de fs. 262-266 vta., declara inadmisibles los recursos
planteados por Saúl Justiniano Farell y Mario Cortez Céspedes,
y procedente el de Lucas Brites García, haciéndose extensivo
sus efectos por imperio del art. 400 del Cód. Pdto. Pen. a los
otros dos imputados, en consecuencia parcialmente deja sin
efecto la sentencia de 13 de septiembre de 2001, saliente a fs.
127-150 sólo en lo relativo a la condena de los procesados; y
con la facultad conferida por el art. 413 del Cód. Pdto. Pen.,
dicta nueva sentencia declarando a los imputados; Lucas Brites
García, absuelto de los delitos de falsedad ideológica, uso de
instrumento falsificado y peculado, previsto por los arts. 199,
203 y 142 del Cód. Pen.; Saúl Justiniano Farell, absuelto de
los delitos de peculado culposo e incumplimiento de deberes,
previsto por los arts. 143 y 154 del Cód. Pen. y Mario Cortez
Céspedes absuelto de los delitos de peculado culposo,
incumplimiento de deberes y encubrimiento, sancionado por los
arts. 143, 154 y 171 del Cód. Pen.
Que del anterior fallo, recurren de casación Hugo Carrasco
Montaño a fs. 287-291 y Saúl Rosado León a fs. 292-295.
CONSIDERANDO: Que admitido los recursos de casación deducidos
por Hugo Carrasco Montaño en representación de la H. Alcaldía
de Cotoca y por Saúl Rosales León en su condición de Fiscal,
corresponde en el marco legal impugnado, analizar los
fundamentos que fueron expuestos en los siguientes aspectos:
Que el tribunal ad quem, no obstante haber considerado los
hechos probados, pronuncia auto de vista en plena violación de
los tipos penales descritos por los arts. 199, 203 y 142 del
Cód. Pen., con relación a Lucas Brites García, al ser la
conducta del imputado típica, antijurídica, culpable y por ende
punible; lo mismo sucede con relación a Justiniano Farell y a
Mario Cortez Céspedes respecto a los delitos previstos por los
arts. 143, 154, 143, 154 y 171 del Cód. Pen., respectivamente.
Que se encuentra claramente establecido que documento público o
auténtico es el extendido por funcionario público, tal como lo
refiere el art. 1287 del Código Civil y no como erróneamente
sostiene la Corte que se trata de un documento privado.
Se dice igualmente que el auto de vista, declara parcialmente
sin efecto la sentencia de 11 de septiembre de 2001, la cual no
fue objeto de apelación; sino que Lucas Brites García,
interpuso el recurso de apelación restringida, contra la
sentencia de 13 de septiembre de 2002, pronunciada por el
Tribunal Primero de Sentencia, por lo que al haberse dejado sin
efecto una sentencia que no fue objeto de apelación, constituye
un defecto absoluto como lo refiere el art. 169-3) concordante
con lo establecido por el art. 124 del Cód. Pdto. Pen., con
relación a la fecha.
Que todo lo relacionado, está refrendado por las Gacetas
Judiciales N° 1223, 1314 y 1299, invocadas como precedentes
contradictorios al auto de vista impugnado.
CONSIDERANDO: Que analizada la forma de resolución del auto de
vista impugnado, se establece que la misma no está dentro de
los alcances del art. 413 del Cód. Pdto. Pen., por cuanto esta
norma legal, prescribe que: (Resolución del recurso). “Cuando
no sea posible reparar directamente la inobservancia de la ley
o su errónea aplicación, el tribunal de alzada anulará total o
parcialmente la sentencia y ordenará la reposición del juicio
por otro juez o tribunal. Cuando la anulación sea parcial, se
indicará el objeto concreto del nuevo juicio...”
Que en el sub lite, el A.V. de fs. 262-266 vta., declara
admisible el recurso de apelación restringida interpuesto por
el coimputado Lucas Brites Coca, revaloriza nuevamente la
prueba y como resultado de ello, llega a la conclusión de que
la conducta de los imputados, no se adecua al tipo penal por el
que fueron juzgados, consecuentemente anula parcialmente la
sentencia apelada y pronuncia otra, absolviendo de culpa y pena
a todos los imputados por los delitos que fueron objeto de
juicio; sin tomar en cuenta que cuando se da esta figura, el
tribunal de alzada debe ordenar la reposición del juicio,
indicando el objeto concreto del nuevo juicio a sustanciarse
por otro juez o tribunal; además de que ya no está permitido al
tribunal de apelación restringida, revisar las cuestiones de
hecho que valoraron los tribunales inferiores, sino garantizar
el debido proceso y la correcta aplicación de la ley.
Se advierte como vicios absolutos en la nueva sentencia de la
Corte de alzada, que la supuesta reparación interpretativa
errada de las normas legales al no haber considerado
adecuadamente el principio de subsunción en los hechos motivo
de imputación, y absolver a Lucas Brites García, Saúl
Justiniano Farell y Mario Cortez Céspedes; la decisión tomada
implica no sólo una anulación parcial; sino substancial y de
fondo, puesto que de acuerdo a lo dispuesto por el art. 363 del
Cód. Pdto. Pen. se dictará sentencia absolutoria cuando: 1) No
se haya probado la acusación o ésta haya sido retirada del
juicio, 2) La prueba aportada no sea suficiente para generar en
el juez o tribunal la convicción sobre la responsabilidad penal
del imputado, 3) Se demuestre que el hecho no existió, no
constituye delito o que el imputado no participó en él, o, 4)
Exista cualquier causa eximente de responsabilidad penal.
Mientras que se dictará sentencia condenatoria cuando la prueba
aportada sea suficiente para generar en el juez o tribunal la
convicción sobre la responsabilidad penal del imputado.
La anotación precedente deja la lectura a la óptica del
juzgador, que la sentencia del tribunal de apelación no guarda
la coherencia y simetría necesaria entre los razonamientos
esbozados en los considerandos y la parte dispositiva, anclando
así la decisión en el defecto previsto en el art. 370-8) de la
Ley Procesal Penal.
Poco clara e inteligible resulta la aplicación que la Corte de
alzada hace del segundo periodo del art. 400 del Cód. Pdto.
Pen., al extender los efectos de la parte dispositiva del auto
de vista de 18 de diciembre de 2002, a los imputados Saúl
Justiniano Farell y Mario Cortez Céspedes, siendo que fue el
mismo tribunal quien declaró inadmisibles los recursos de
apelación restringida venidos a fs. 157 y vta. y 216-218 vta.,
así se infiere del “primer considerando del parág. I del auto
de vista ya referido. Esto es, que la interposición personal
del recurso por la que optaron los imputados, concentra la
impugnación de elementos subjetivos y que atañen sólo a defensa
de sus intereses de la misma naturaleza; situación que coloca a
los imputados al margen del beneficio extensivo de la sentencia
absolutoria determinada, precisamente por el carácter personal
de sus pretensiones contenidas en sus recursos. Se interpreta
entonces que los efectos extensivos de toda resolución que
decida la apelación restringida, se producirán en los supuestos
en que se haya dado la adhesión fundamentada de uno de los
imputados al recurso concedido por cualesquiera de las partes
art. 395 del Cód. Pdto. Pen., o bien cuando no lo haga el
imputado, salvo que el recurso se refiera exclusivamente a las
costas, como previene el segundo periodo del art. 400 de la L.
N° 1970.
La supuesta vulneración al principio del “non bis in idem”,
expuesta por la Corte en el último acápite del num. 2, del
“Considerando tercero” del A.V. de fs. 262-266 vta., relativo a
que el imputado Lucas Brites García no pudo haber sido
condenado como autor tanto del delito de falsedad ideológica y
uso de instrumento falsificado al mismo tiempo; es un nuevo
supuesto que se agrega al principio, aunque habrá que reconocer
que la doctrina penal en este orden es muy clara, uniforme y
terminante, al señalar; “por su naturaleza el principio de “non
bis in idem”, sólo podrá invocarse en el caso de duplicidad de
sanciones, frente al intento de sancionar de nuevo, desde la
misma perspectiva de defensa social, unos hechos ya sancionados
o como medio para obtener la anulación de la sanción posterior.
Es cierto que la regla del “non bis in idem” no siempre
imposibilita la sanción de unos mismos hechos por autoridades
de distinto orden y que los contemplen (por ejemplo, como
ilícito penal y como infracción administrativa o laboral), pero
no impide, el que por autoridades del mismo orden, y a través
de procedimientos distintos, se sancione repetidamente la misma
conducta. Semejante posibilidad entrañaría, sin duda, una
inadmisible reiteración en el ejercicio del “ius puniendi” del
Estado, e inseparablemente, una abierta contradicción con el
mismo derecho a la presunción de inocencia.
La concepción doctrinal deslizada, nos enseña que el “non bis
in idem”, se ve seriamente afectado, en supuestos en que la
acumulación de sanciones no queda justificada si se adoptaron
sobre la base de una misma perspectiva de defensa social, por
autoridades del mismo orden jurisdiccional y a través de
procedimientos diferentes, sancionando –repetidamente- la misma
conducta. En el caso presente, la interpretación del tribunal,
incompatibiliza los supuestos que engloba el principio del “non
bis in idem”, protector por excelencia de las garantías
procesales de carácter constitucional consagrados por el art.
16 de la C.P.E.
Que esta clase de resolución, se encuentra entre los vicios
absolutos de la sentencia, conforme dispone el art. 370-8) del
Cód. Pdto. Pen., por lo que corresponde dejar sin efecto la
misma y establecer la doctrina legal aplicable.
Doctrina legal aplicable.- Que de acuerdo a la nueva concepción
doctrinaria la apelación restringida es el medio legal para
impugnar errores de procedimiento o de aplicación de normas
sustantivas en los que se hubiera incurrido durante la
sustanciación del juicio o la sentencia; no siendo el medio
jerárquico para revalorizar la prueba o revisar las cuestiones
de hecho que hacen los jueces o tribunales inferiores, sino
para garantizar los derechos y garantías constitucionales, los
tratados internacionales, el debido proceso y la correcta
aplicación de la ley. Por ello no existe la doble instancia y
el tribunal de alzada se encuentra obligado a ajustar su
actividad jurisdiccional a los siguiente aspectos: anular total
o parcialmente la sentencia y ordenará la reposición del juicio
por otro juez o tribunal, cuando no sea posible reparar
directamente la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación; cuando la nulidad sea parcial, se indicará el
objeto concreto del nuevo juicio; y cuando sea evidente que
para dictar una nueva sentencia no es necesario la realización
de un nuevo juicio, resolverá directamente.
Conclusivamente, “En aquellos supuestos en que el tribunal de
alzada se incline por anular parcialmente la sentencia del juez
o tribunal de sentencia, sea por la imposibilidad de reparar
directamente la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación; por mandato del primer y segundo periodo del art.
413 de la Ley Procesal Penal, deberá indefectiblemente indicar
el objeto concreto de nuevo juicio y remitir obrados a otro
juez o tribunal para la reposición del mismo, en el marco de
las garantías procesales, constitucionales y supranacionales
que establecen los instrumentos internacionales”. Cumplimiento
que importa tener que salvar los vicios procedimentales y los
fundamentos del hecho del proceso contenidos en la ratio
decidendi de la presente decisión.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el auto de vista impugnado y determina que la
Sala Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial
de Santa Cruz, dicte nuevo fallo conforme a la doctrina legal
establecida y las normas legales previstas para el caso en
concreto.
Para fines del art. 420 del Código adjetivo penal, remítase
copia del presente auto supremo, a todas las Cortes Superiores
del país, para que por intermedio de sus presidentes, pongan en
conocimiento de las salas penales y jueces en materia penal.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber, cúmplase y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 13 de junio de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.
320
Ministerio Público y José Arias Cuenca c/ Juan Vélez
Daza y Max Roberto Soria Pardo

Peculado

Distrito: Santa Cruz


AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación de fs. 428-433 y 434-438 y
vta. interpuesto por José Arias Cuenca y Arminda Méndez
Terrazas Fiscal de Materia impugnando el auto de vista de 15 de
octubre de 2002, de fs. 413-415, pronunciado por la Sala Penal
Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa
Cruz, dentro del proceso penal seguido por los recurrentes
contra Juan Vélez Daza y Máx Roberto Soria Pardo, por la
comisión del delito de peculado previsto y sancionado en el
art. 142 del Cód. Pen. modificado por L. N° 1768 de 11 de marzo
de 1997, los antecedentes del proceso; y
CONSIDERANDO: Que mediante sentencia de fs. 214-224, declaran a
Juan Vélez Daza y Máx. Roberto Soria Pardo absueltos del delito
de peculado de conformidad al num. 2) del art. 363 del Cód.
Pdto. Pen., ordenando la inmediata libertad de los imputados y
la cesación de todas las medidas cautelares personales, y en
cumplimiento del art. 364 del referido cuerpo adjetivo penal se
dispone el pago de costas en ejecución de sentencia.
El A.V. de fs. 413-415 declara improcedentes los recursos de
apelación restringida interpuestos por el representante del
Ministerio Público que corren a fs. 247-270 y por José Arias
Cuenca que cursa a fs. 271-281 y vta., resolución que provoca
la interposición de los recursos de casación de fs. 428-433 y
434-438 y vta.
CONSIDERANDO: Que los recursos de casación, interpuestos por
José Arias Cuenca y Arminda Méndez Terrazas Fiscal de Materia,
se refieren a los mismos precedentes invocados en el recurso de
apelación restringida, donde se establecen hechos no similares
ni contradictorios, pero sí un sentido jurídico contradictorio
de acuerdo a los detalles siguientes:
- El precedente contenido en el A.V. de fs. 245-246 declara
procedente la apelación restringida interpuesta por el
Ministerio Público, y de conformidad al art. 413 del Cód. Pdto.
Pen., declara al procesado Bernardino Pinto Mérida autor del
delito de asesinato previsto y sancionado en el art. 252 del
Cód. Pen., modificando la sentencia dictada por el Tribunal de
Sentencia de Quillacollo, que condenó a Bernardino Pinto Mérida
a veinte años de presidio por la comisión del delito de
homicidio incurso en el art. 251 del Cód. Pen. El recurrente
manifiesta que el hecho similar que establece no es
precisamente la acción típica en sí, sino la actuación de un
tribunal sobre la errada interpretación de la ley penal
sustantiva. La adecuación de una conducta a un tipo penal se
denomina tipificación, ésta actividad jurisdiccional es la que
cuestiona el recurrente.
En consecuencia el precedente subsume la conducta al delito de
asesinato, mientras que, en autos la conducta incriminada se
refiere al delito de peculado, no pudiendo establecerse el
hecho similar ni precisar la contradicción entre el precedente
con el auto de vista impugnado, porque los delitos relacionados
no responden a la familia de un bien jurídico.
La norma procesal que rige el art. 359 del Cód. Pdto. Pen.
protege distintas cuestiones procesales, infringir un acto
procesal comprendido en dicha norma procesal penal puede
afectar al debido proceso, como es el caso del precedente de
fs. 243-244, donde se ha infringido el debido proceso que
garantiza el ejercicio de los derechos fundamentales de las
partes procesales; en consecuencia, el juez natural debe
precautelar se observen las normas procesales que son de orden
público y de cumplimiento obligatorio que prevén no se cometan
actos procesales defectuosos. En esta línea jurisprudencial, se
debe advertir que el tribunal ha violado el artículo 359-1) del
Cód. Pdto. Pen., al no haber resuelto el incidente de
atipicidad, aspecto que no ha sido observado por el tribunal de
alzada, éste al contrario mediante el auto de vista impugnado
convalida la sentencia, donde falta la resolución del incidente
de atipicidad interpuesto por los imputados, violando de esta
manera el principio del debido proceso y las normas procesales
de orden público y de cumplimiento obligatorio, desvirtuando
así, la igualdad procesal de las partes.
CONSIDERANDO: Que en cuanto a las infracciones denunciadas en
el recurso de casación del mismo se colige los aspectos
siguientes:
- La falta de individualización del sujeto activo con la
descripción de la norma penal correspondiente al delito de
peculado.
- La prueba documental de los imputados fue excluida en
sentencia, sin embargo fue valorada para dictar la misma.
- Los hechos acusados, en sentencia deben ser tomados en cuenta
en función a la verificación de las pruebas en juicio oral,
aspecto que no ha ocurrido en autos.
- La ausencia de fundamentación en el auto de vista impugnado.
Los antecedentes anteriormente descritos que impugnan al A.V.
de fs. 413-415 no se encuentran en relación contradictora con
ningún precedente, por no haber sido invocado el mismo.
Doctrina legal: Que si un bien jurídico agrupa a tipos penales
afines, entonces para establecer el hecho similar, los tipos
penales deben responder a un bien jurídico, en ese contexto se
debe establecer el sentido jurídico contradictorio cuando se
trata de hechos que corresponda al derecho sustantivo.
La falta de resolución de un incidente en la sentencia no es
subsanable por una declaración de absolución, ambos aspectos
son distantes, y cada uno deberá fundamentarse por cuerda
separada, debiendo existir una coherencia incuestionable en el
contenido de la sentencia.
Al sujeto activo debe individualizarse para adecuar la
descripción de la norma penal completa que cursa en el art. 142
del Cód. Pen., y con una norma penal incompleta se debe
respetar el principio de legalidad.
La exclusión de las fotocopias ofrecidas y producidas en el
juicio, no impide su valoración de acuerdo a la sana crítica
por parte del tribunal de sentencia.
El principio de congruencia se refiere a que la sentencia debe
referirse a los hechos acusados probados y no probados, aspecto
que necesariamente debe encontrarse fundamentado tanto de hecho
como de derecho.
La revisión de oficio por parte del tribunal de apelación como
el de casación se encuentra limitada en razón de la existencia
de una violación de un acto procesal insubsanable, que no sea
producto de la desidia de las partes, manteniéndose excepcional
y eventualmente la doctrina legal de la revisión de oficio.
En consecuencia el tribunal de alzada debió extrañar la falta
de referencia de los hechos acusados en la sentencia, resolver
el incidente de atipicidad, la falta de individualización del
sujeto activo, y la falta de fundamentación de la valoración de
prueba excluida de acuerdo a la sana crítica.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, declara DEJAR SIN EFECTO el auto de vista
impugnado, y determina que la misma Sala Penal que dictó el
auto de vista, dicte nuevo fallo conforme la doctrina legal
establecida, aplicando el art. 413 del N. Cód. Pdto. Pen.
Para fines del art. 420 de la Ley Procesal Penal, remítanse
copias del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores
de Justicia del país, para que por intermedio de sus
presidentes, pongan en conocimiento de las salas, tribunales de
sentencia, jueces de sentencia y jueces cautelares la
jurisprudencia vinculante, que por disciplina precedencial debe
ser observada “erga omnes”.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber cúmplase y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 14 de junio de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

401
Ministerio Público y otros c/ Empresas AGROMAC S.R.L.
y MENAGRO S.R.L.

Desobediencia a resoluciones en procesos de hábeas


corpus

Distrito: Santa Cruz


AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación interpuesto por Marco Coraite
Valeriano y Venancio Paco Rivera de fs. 248 y vta., impugnando
el auto de vista de 7 de enero de 2003 de fs. 243, pronunciado
por la Sala Civil Segunda de la Corte Superior de Justicia del
Distrito de Santa Cruz, en el proceso penal seguido por el
Ministerio Público, Braulio Huallpa Flores, Jesús Silvetti
Durán y los recurrentes contra Horacio Pío Gutiérrez Reyes
representante legal de las empresas AGROMAC S.R.L. y MENAGRO
S.R.L., por la presunta comisión del delito de desobediencia a
resoluciones en procesos de hábeas corpus y amparo
constitucional; sus antecedentes, las leyes que se acusan de
violadas e infringidas, y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que si bien los acusadores particulares no han
hecho uso del recurso de apelación restringida de la sentencia
de a fs. 150-152 vta., y solamente lo hizo el imputado conforme
se lee a fs. 168-175, no existe ninguna restricción para
impugnar el auto de vista que resuelve la apelación
restringida, sí los cursantes a fs. 243 y el complementario de
fs. 245 vta. no responde a los cuestionamientos legales y
jurídicos planteados por el apelante, que en legítimo derecho
procesal espera del tribunal una resolución fundamentada y
pertinente a la inobservancia o errónea aplicación de la ley;
omisión que al margen de violar los arts. 124, 398, 409, 410,
411 y 412 del Cód. Pdto. Pen., afecta a las reglas y garantías
constitucionales del debido proceso, consagrado en el art. 16
de la Carta Fundamental del Estado, concordante con los arts.
1, 3, 5 y 6 de la Ley Procesal Penal referida; lo que de suyo
abre la posibilidad que el Supremo Tribunal dé aplicación al
art. 15 de la L.O.J. y a la última parte del primer periodo del
art. 418 de la Ley Procesal Penal.
Lo expuesto anteriormente, ha servido de razonamiento
suficiente para que el Supremo Tribunal admita el recurso de
casación de fs. 248 y vta., así se lee del A.S. Nº 227 de 25 de
abril de 2003 de fs. 288 y vta.
CONSIDERANDO: Que el cuaderno procesal informa que el Tribunal
2º de Sentencia de la Capital de Santa Cruz, mediante sentencia
de fs. 150-152 vta., declaró al imputado Horacio Pío Gutiérrez
Reyes, autor y culpable de la comisión del delito de
desobediencia a resoluciones en procesos de hábeas corpus y
amparo constitucional, previsto y sancionado por el art. 179
bis del Cód. Pen. y se lo condena a la pena de cuatro años de
reclusión a cumplirse en el Centro de Rehabilitación de Santa
Cruz Palmasola, con costas; resolución que al ser apelada por
el imputado a fs. 168-175 y ante excusa de las Salas Penales
del Distrito de Santa Cruz, la Sala Civil Segunda de la Corte
Superior de Justicia, dictó el auto de vista de 7 de enero de
2003, que en su parte resolutiva determina: “al no existir
otros puntos que merezcan alguna consideración legal, dispone
la prosecución del trámite correspondiente hasta su conclusión,
conforme a la norma constitucional citada; debiendo remitirse
el expediente ante el Señor Fiscal de Distrito para fines de su
ministerio; resolución que fue mantenida en su extensión y
contenido por efecto del decreto de fs. 245 vta.”.
CONSIDERANDO: Que no conforme con el auto de vista mencionado,
recurre de casación Marco Coraite Valeriano y Venancio Paco
Rivera, expresando como agravios los elementos siguientes:
1º.- Precisan que la Corte de alzada al dictar el auto de vista
inmotivado e infundamentado, vulnera el contenido de los arts.
123 y 124 del Cód. Pdto. Pen., en virtud de no referirse para
nada a los puntos que motivan la apelación restringida, ya que
no confirma, ni revoca y tampoco anula obrados.
2º.- Afirma que el tribunal al emitir el auto de vista vulnera
la norma contenida en el art. 398 del Cód. Pdto. Pen., que
dispone que los “Tribunales de alzada circunscribirán sus
resoluciones a los aspectos cuestionados de la resolución”;
incumplimiento notorio que hace nula la decisión.
3º.- Subraya que la jurisprudencia al tenor del mandato del
art. 15 de la L.O.J., ha esbozado que los tribunales de alzada
están obligados a revisar los procesos de oficio a tiempo de
conocer una causa a fin de determinar si los jueces y/o
funcionarios observaron los plazos y leyes que norman la
tramitación y conclusión de los procesos y, en su caso aplicar
las sanciones pertinentes.
Los fundamentos expuestos vía per saltum, constituyen los
razonamientos legales para que los querellantes recurrentes,
aparentemente en una situación de plano ambiguo, pero al fin y
al cabo afectados en el derecho al debido proceso, soliciten al
Supremo Tribunal dicten auto supremo anulando el auto de vista
de 7 de enero de 2003, cursante a fs. 243 y resolviendo el
recurso de apelación restringida, confirme la sentencia de
primera instancia.
CONSIDERANDO: Que dada la manifiesta y notoria ausencia de
fundamentación del auto de vista impugnado por la vía de la
fórmula del “per saltum”, extrañado en el caso de autos, por no
estar previsto en la Ley Procesal Penal; mayor valor legal
tienen las garantías constitucionales del debido proceso penal,
si sus omisiones afectan directamente a derechos fundamentales
de los sujetos comprendidos en el juicio; defectos absolutos
contenidos en el auto de vista señalado, que lejos de perdurar
en el tiempo merece ser objeto de reposición total en resguardo
de los derechos y garantías consagrados en el art. 16 de la
C.P.E.; situación extrema que compele al Supremo Tribunal hacer
uso de la permisión conferida por el art. 15 de la L.O.J. e
innovar el secante dogmatismo de la formalidad del precedente,
con la subsecuente interpretación, de que toda decisión
judicial que afecte manifiestamente el derecho de las partes
merece del órgano judicial un pronunciamiento fundamentado
legal y doctrinalmente, generando la inmediata admisión del
recurso de casación; siempre y cuando se presenten las
peculiaridades singulares violatorias a los derechos de ambas
partes y, que el perjuicio ocasionado haya tenido impacto
directo negativo, ilegal e injusto, no sólo en el apelante;
sino en aquél que inicialmente creyendo en la probidad aguda
del juez o tribunal no haya interpuesto el recurso de apelación
restringida previsto por los arts. 407 y 408 de la Ley Procesal
Penal.
Doctrina legal adoptada: La interpretación innovadora de la
norma ante hechos y resoluciones singulares, exigen del Supremo
Tribunal imprimir voz al silencio de la Ley Procesal en
situaciones como la presente, enalteciendo la primacía
constitucional y el resguardo integrador de los derechos
fundamentales, carácter mixto o dual que rige en el país en el
control de la Constitución, perfilando la decisión de anular el
auto de vista de la Corte ad quem por ser manifiestamente
atentatorio a los derechos y principios consagrados en los
arts. 16 y 116-VI de la Carta Fundamental del Estado,
configurando “la doctrina legal del perjuicio irreparable de
efecto contrario y conjunto que produce en forma ilegal e
injusta la resolución judicial impugnada por los querellantes”,
interpretación que en su cauce constitucional y legal justifica
en este caso “peculiar y único” la aplicación de la regla del
“per saltum”, reconocida en países como Paraguay, por afectar
directamente las garantías del debido proceso, razonamientos
superiores que motivan la imperiosa necesidad de revisar de
oficio aún sin el presupuesto invocado del precedente
contradictorio, si de por medio lo que se trata es de salvar la
violación al derecho del debido proceso y evitar que se
mantengan inalterables resoluciones firmes e injustas.
En forma conclusiva y atentos los argumentos que configuran la
doctrina legal adoptada, corresponde a la Sala Civil Segunda de
la Corte Superior de Justicia del Distrito de Santa Cruz,
dictar un nuevo auto de vista aplicando la doctrina asumida por
el Supremo Tribunal, ingresando al análisis valorativo del
recurso de apelación restringida circunscribiendo su resolución
a los términos de los arts. 124, 398, 407, 408, 409 y ss. del
Cód. Pdto. Pen.; extrañados de sobremanera en la decisión
dejada sin efecto y declarada nula de pleno derecho.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de la facultad conferida por el art. 59-
1ª) de la L.O.J. y en aplicación el art. 15 de la L.O.J.,
segundo periodo del art. 419 y art. 420 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el auto de vista de 7 de enero de 2003 de fs.
243 y el decreto de complementación de fs. 245 vta., y
determina que la misma Sala Civil Segunda de la Corte Superior
de Justicia del Distrito de Santa Cruz, pronuncie un nuevo auto
de vista conforme a la doctrina legal establecida.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítanse copias
del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores de
Justicia del país, para que por intermedio de sus Presidentes
pongan en conocimiento de las salas, tribunales de sentencia,
jueces de sentencia y jueces cautelares la jurisprudencia
vinculante, que por disciplina jurisprudencial debe ser
observada “erga omnes”.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 18 de agosto de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

409
Felicidad vda. de Cuéllar y otros c/ Cecilio Sandoval
Martínez y Mario Callejas Velásquez

Asesinato y otros

Distrito: Chuquisaca
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 728-730, interpuesto por
Mario Callejas Velásquez, impugnando el A.V. de fs. 705-706
vta., de 5 de febrero del presente año, pronunciado por la Sala
Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de
Chuquisaca, dentro del juicio oral, público y contradictorio,
seguido por el Ministerio Público y la acusación particular de
Felicidad vda. de Cuéllar y otros, contra Cecilio Sandoval
Martínez y otro, por el delito de asesinato, robo agravado y
complicidad; sus antecedentes, los precedentes contradictorios
invocados, todo lo demás que ver convino y se tuvo presente; y
CONSIDERANDO: Que la resolución de fs. 537-542, pronunciada por
el Tribunal de Sentencia de Monteagudo, declara al imputado
Cecilio Sandoval Martínez, autor de la comisión de los delitos
de asesinato y robo agravado, previsto por los arts. 252-2)-3)-
6) y 332-1)-3) del Cód. Pen., condenándole a la pena de treinta
años de presidio sin derecho a indulto a cumplir en la cárcel
pública de Cantumarca de Potosí. Al coimputado Mario Callejas
Velásquez, lo declara autor del delito de complicidad con
relación a los delitos de asesinato y robo agravado, tipificado
por el art. 23 del Cód. Pen., imponiéndole la pena de quince
años de presidio a cumplir en la cárcel pública de esa ciudad,
con costas a favor del Estado, más el pago de la
responsabilidad civil, averiguable en ejecución de sentencia.
Que la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de Chuquisaca,
mediante A.V. de fs. 705-706 vta., declara improcedentes los
recursos de apelación restringida interpuestos por Cecilio
Sandoval Martínez y Mario Callejas Velásquez, por no reunir los
requisitos exigidos por los arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen.
De este fallo, recurre de casación a fs. 728-730 Mario Callejas
Velásquez, invocando como precedente contradictorio el A.S. Nº
344 pronunciado por la Sala Penal de la Corte Suprema; recurso
que es admitido por A.S. de fs. 748 y vta., conforme disponen
los arts. 417 y 418 del Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Que de la revisión de antecedentes, se tiene que
la Corte Superior de Chuquisaca, a través de su Sala Penal,
señala audiencia de fundamentación oral para el día 18 de
julio, hrs. 15 y 30, procediéndose luego al sorteo
correspondiente el 31 de julio de 2002, siendo Vocal relator el
Dr. Mario Gonzáles Durán (fs. 694 vta.), empero por auto de fs.
697 y vta. se inhibe de pronunciar resolución mientras la Sala
Penal de la Corte Suprema haga conocer el fallo correspondiente
de un recurso de casación, que en similar caso se ventila ante
el máximo tribunal, conforme al art. 418-II del Cód. Pdto. Pen.
Efectuado nuevo sorteo, el relator Dr. Mario Gonzáles Durán,
presenta su proyecto de resolución y ante la disidencia de la
Vocal de su Sala la Dra. Elena Lowental C. de Padilla se
convoca a la Dra. Teresa Rosquellas Fernández, Vocal de la Sala
Penal Segunda, la que a su vez es disidente con el proyecto del
vocal relator, por lo que se convoca en 7 de febrero de 2003 al
Dr. Oswaldo Fong Roca, Vocal de la Sala Penal Segunda. Sin
embargo, sugestivamente, aparece el A.V. de fs. 705-706 vta. en
5 de febrero de 2003, firmando como Segunda vocal relatora la
Dra. Teresa Rosquellas Fernández, y suscribiendo ese auto el
Vocal Dr. Oswaldo Fong Roca, que fue convocado, como se tiene
dicho, recién el 7 de febrero y notificado el 8 del mismo mes y
año.
Que por lo expuesto, se concluye que la Corte de alzada, al
dictar el auto de vista impugnado, lo ha hecho sin competencia,
ya que ningún tribunal puede arrogarse jurisdicción y
competencia que no emane de la ley, de acuerdo a lo prescrito
por los arts. 25, 26 y 30 de la L.O.J., infringiendo el art. 31
de la C.P.E.; aspecto que se considera como un defecto absoluto
que afecta al debido proceso, al no estar conformado legalmente
el tribunal.
Doctrina legal aplicable.- La jurisdicción, es la potestad que
tiene el Estado de administrar justicia, a través de los
órganos del Poder Judicial conforme a la Constitución Política
del Estado y las leyes. Es decir, no es delegable y sólo emana
de la ley. La jurisdicción como función, es la actividad
pública realizada por órganos competentes, con las formas
requeridas por la ley, en virtud del cual, por acto de juicio,
se aplica el orden jurídico establecido, para dirimir
conflictos y controversias, mediante decisiones susceptibles de
adquirir la autoridad de cosa juzgada.
En cambio la competencia es el límite de la jurisdicción, es
decir, la aptitud de un juez, para conocer, instruir y juzgar
en un proceso, en razón de materia, cantidad y lugar. Dicho de
otra manera, la competencia es la facultad que tiene un
tribunal o juez para ejercer la jurisdicción en un determinado
asunto.
Cuando un tribunal actúa sin competencia, sus actos son nulos;
la nulidad es el vicio que adolece un acto jurídico cuando se
lo ha efectuado con violación o apartamiento de ciertas formas
y omitiendo los requisitos necesarios para la validez del
mismo, o por ausencia de algunos requisitos legales que privan
de sus efectos normales. Hay nulidad cuando el acto contiene un
vicio estructural esencial, o cuando en su producción no se
observaron el orden lógico de realización dentro del proceso.
Al respecto, Alsina dice: “Los aspectos como la lealtad en el
debate, la igualdad en la defensa y la rectitud en la decisión
exigen que el proceso se desarrolle con observancia de reglas
preestablecidas”. Las normas procesales están impuestas por la
ley en aras del debido proceso, y a las que no pueden alterar
las partes ni el juez, pues su infracción deriva consecuencias
según la gravedad de la falta, desde una mera irregularidad, o
bien la nulidad del acto, o su inexistencia.
De las anteriores consideraciones doctrinales, se infiere que
un juez, vocal o ministro, es competente, cuando interviene
legalmente en un proceso, en mérito a la voluntad concreta de
la ley. Para que el juez o tribunal pueda resolver válidamente
sobre el fondo de un asunto, es preciso, que sea competente. Se
trata de un presupuesto procesal ineludible. Lo contrario,
significa usurpación de funciones, y las resoluciones dictadas
por tribunal que no ejerza jurisdicción o potestad que no emane
de la ley, son nulas de pleno derecho, conforme determina el
art. 31 de la C.P.E. y art. 46 del Cód. Pdto. Pen., norma que
determina la nulidad de los actos, por inobservancia de las
reglas de la competencia; de ahí que la sentencia o auto de
vista dictado por “Tribunal integrado contraviniendo a lo
dispuesto por ley”, acarrea la nulidad; lo que en la especie se
ha dado; pues el Vocal Dr. Oswaldo Fong Roca, ha intervenido en
el auto de vista de 5 de febrero del año en curso, cuando aún
no fue convocado para formar Sala, lo que afecta seriamente la
competencia del tribunal que dictó el auto de vista impugnado y
constituye un defecto absoluto, según la preceptiva del art.
169-3) del Cód. Pdto. Pen., no siendo susceptible de
convalidación.
El control del cumplimiento de los plazos perentorios, la
observancia de la ley, el debido proceso y la actividad
jurisdiccional, en casos extremos, como el presente,
corresponde al Supremo Tribunal abrir su competencia, con el
único objeto de enmendar omisiones o errores procesales, que
afecten las garantías y derechos constitucionales y pongan en
riesgo el sistema procesal penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación al segundo parágrafo del art. 419 del
Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista impugnado, y
dispone que la misma Sala Penal de la Corte Superior de
Chuquisaca, pronuncie nuevo auto de vista conforme a la
doctrina legal aplicable.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítase copia del
presente auto supremo, a todas las Cortes Superiores del país,
para que por intermedio de sus Presidentes, pongan en
conocimiento de los jueces penales de su distrito.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 19 de agosto de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.
414
Ministerio Público y otros c/ Víctor Rivera Pizarro

Estafa y uso de instrumento falsificado

Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación interpuestos por Yhilka Fátima
Hinojosa Fernández, Fiscal de Materia adscrita a la P.T.J. a
fs. 439-442 vta., y por Marcelo Pacheco Leroux, Ana Leticia
Daza Noya y María Rocío Benítez Suárez a fs. 462-469 vta.,
impugnando el auto de vista de 24 de marzo de 2003 de fs. 412-
415, pronunciado por la Sala Penal Tercera de la Corte Superior
de Justicia del Distrito de La Paz, en el proceso penal seguido
por el Ministerio Público y los acusadores particulares
recurrentes contra el imputado Víctor Rivera Pizarro, por la
presunta comisión de los delitos de estafa y uso de instrumento
falsificado de documento privado; sus antecedentes, las leyes
que se acusan de violadas e infringidas, los precedentes
acompañados y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que admitidos los recursos de casación deducidos
por el Ministerio Público y por los acusadores particulares,
conforme se lee del A.S. Nº 243 de 6 de mayo de 2003 cursante a
fs. 498 vta. y dentro de la permisión que señala el art. 419 de
la Ley Procesal Penal, es pertinente ingresar a la estimación
de fondo de los recursos; a efecto de determinar si es evidente
la contradicción existente entre el auto de vista objeto de
impugnación con los precedentes que se aparejan.
CONSIDERANDO: Que a fs. 242-248 cursa la sentencia pronunciada
por el Tribunal de Sentencia 1º de El Alto de La Paz, que bajo
la fundamentación jurídica que el imputado Víctor Rivera
Pizarro ha transferido dos departamentos de su propiedad del
Edificio “María Elba” a favor de Marcelo Pacheco Leroux, su
esposa Ana Leticia Daza Noya y María Rocío Benítez Suárez,
utilizando planos que no estaban aprobados para la construcción
de seis plantas y sin haber comunicado del hecho a los
compradores, lo declara autor de los delitos de estafa y uso de
instrumento falsificado de documento privado, tipificado y
sancionado por los arts. 335 y 203 con relación al art. 200
todos del Cód. Pen., por existir prueba suficiente que ha
generado al tribunal la convicción sobre la responsabilidad
penal del imputado, condenándole a la pena privativa de
libertad de tres años en reclusión, a cumplir en el penal de
San Pedro de La Paz, a partir de la fecha hasta el 12 de
noviembre de 2005; sin perjuicio de computársele como parte de
la pena impuesta, el tiempo que hubiera estado detenido en sede
policial, con costas a calificarse en ejecución de sentencia y
de conformidad a lo previsto por el art. 366-1) y 2) del Cód.
Pdto. Pen., se suspende condicionalmente la pena.
Contra la sentencia señalada al exordio los acusadores
particulares interponen recurso de apelación restringida con
los argumentos contenidos en su memorial de fs. 331-335,
pidiendo se aplique en contra del imputado una pena de cinco
años de privación de libertad, en el marco del sistema de
absorción, aplicando la pena máxima que corresponde al delito
de estafa; mientras que paralelamente Víctor Rivera Pizarro en
el recurso de apelación de fs. 351-357, solicita se dicte en su
favor sentencia absolutoria en aplicación de los nums. 1) y 3)
del art. 363 del Cód. Pdto. Pen.; recursos que han merecido el
pronunciamiento de la Corte de alzada; la que mediante
Resolución Nº 48/2003 de 24 de marzo de 2003 cursante a fs.
412-415, resuelve, no siendo posible reparar directamente la
inobservancia de la ley y su errónea aplicación, al tramitar
como causa penal una de naturaleza civil, anular la Resolución
Nº 023/2002 (la sentencia condenatoria) de 12 de noviembre de
2002, disponiendo la remisión de antecedentes a la vía legal
correspondiente, donde los querellantes deben asumir la defensa
de sus derechos, conforme a las reglas de la jurisdicción y
competencia. Todo conforme disponen los arts. 407, 408 y 413
del Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Que la Fiscal de Materia al recurrir de casación
a fs. 439-442 vta., desliza como agravios los aspectos
puntuales siguientes:
1º.- Afirma que el imputado Víctor Rivera Pizarro es
responsable de los delitos de estafa y uso de instrumento
falsificado de documento privado, al construir y vender a los
acusadores particulares departamentos del Edificio María Elba
(con 6 pisos o plantas) con un excedente de tres plantas en una
zona en que las normas de USPA sólo permiten edificaciones
hasta tres pisos, sólo con el propósito de beneficiarse
ilícitamente.
2º.- Sostiene que se ha comprobado por ante el Juez 1º de
Instrucción en lo Penal (Liquidador), que los planos de
estructura son distintos de los planos arquitectónicos y
fraccionamientos, los que presentan una sobreposición de
figuras y grafismos, los que fueron entregados a los
copropietarios del edificio, es decir que son falsos, al ser
distintos a los aprobados por el Colegio de Ingenieros de
Bolivia.
3º.- Aclara que durante la etapa preparatoria el imputado
solicitó declinatoria de competencia alegando tratarse de un
asunto de índole civil el contrato de venta de los dos
departamentos que transfirió a los esposos Marcelo Pacheco
Leroux, Ana Leticia Daza Noya y María Rocío Benítez Suárez, la
que fue rechazada por el órgano acusador. Posteriormente, en
sede judicial y concretamente ante el Juez 5º de Instrucción en
lo Penal Cautelar interpuso excepción de falta de acción y
competencia, que fue rechazada por Resolución Nº 30/2002, la
que al ser apelada fue resuelta por la Sala Penal Segunda de la
Corte Superior de Justicia de La Paz mediante Resolución Nº
226/2002, declarando la improcedencia de la cuestión planteada,
así se lee de fs. 423 y vta.
4º.- Arguye que durante la audiencia del juicio oral el
imputado Víctor Rivera Pizarro, presentó excepción de cosa
juzgada y prescripción con relación a los delitos de
falsificación de planos y documentos, aduciendo que éstos
fueron juzgados ante el Juzgado 1º de Instrucción en lo Penal
(Liquidador), misma que fue rechazada por el tribunal de
sentencia y, en grado de apelación al conocer la Sala Penal
Tercera de la Corte Superior de Justicia de La Paz, integrada
por los Dres. Carlos Jaime Villarroel y Jorge Torrico Arguedas,
determinan declarar, mediante Resolución Nº 142/2002 de 22 de
noviembre de 2002 de fs. 325 y vta. y 422 y vta., inadmisible
el recurso incidental interpuesto por el imputado en tiempo y
forma oportunos y declara la improcedencia del mismo,
disponiendo se prosigan los trámites de la causa, conforme a
procedimiento.
5º.- Subraya que la Resolución Nº 68/2002 de junio de 2002
dictada por el Juez 1º de Instrucción Liquidador, que declara
probada la “cuestión previa de prescripción de acción penal” a
favor de Víctor Rivera Pizarro y Jhonny Carlos Gutiérrez Yujra,
se encuentra plenamente ejecutoriada (ver fs. 149); empero,
esta resolución ha sido rechazada por el tribunal de sentencia
en el juicio oral, toda vez que el objeto de la litis se
refiere a planos distintos y que fueron demandados de falsos
por los representantes del Colegio Departamental de Arquitectos
de La Paz, a querella de Silvestre Alvaro Sevillano Zorrilla;
lo que descarta la existencia de identidad de partes, objeto y
causa; tan es así que en grado de apelación la misma Sala Penal
Tercera de la Corte Superior de Justicia del Distrito de La
Paz, resolvió el incidente planteado a través de la Resolución
Nº 142/2002 de 22 de noviembre de 2002, disponiendo la
prosecución de los trámites de la causa, conforme a
procedimiento. (Ver fs. 325 y vta. y 422 y vta.).
6º.- Invocando precedentes contradictorios, enfatiza que la
Resolución Nº 048/2003 de 24 de marzo de 2003 de manera
flagrante contradice las Resoluciones Nos. 226/2002 de 13 de
marzo de 2002 emitida por la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior de Justicia de La Paz y 142/2002 de 22 de noviembre de
2002, pronunciada por la Sala Penal Tercera, siendo el relator
el Dr. Carlos Jaime Villarroel Ferrer, es decir el mismo vocal
relator del auto de vista de 24 de marzo de 2003 de fs. 412-
415, anulatorio de la sentencia signada con la Resolución Nº
023/2002 de 12 de noviembre de 2002, que dispone la remisión de
antecedentes a la vía legal correspondiente.
Por su parte, los acusadores particulares Marcelo Pacheco
Leroux, Ana Leticia Daza Noya y María Rocío Benítez Suárez al
recurrir de casación a fs. 462-469 vta., invocan como
precedentes contradictorios los especificados por el Ministerio
Público en el punto 5º, además de agregar los AA.SS. Nos. 405
de 15 de octubre de 2002 y 174 de 1º de mayo de 2002,
subrayando que la Corte en su Sala Penal Tercera al emitir el
A.V. de fs. 412-415 de 22 de marzo de 2003, objeto de
impugnación, ellos mismos de manera oficiosa declaran la
incompetencia que anteriormente declararon improcedente el
incidente de falta de acción e incompetencia, conforme se lee
claramente por el A.V. Nº 142/2002 de 24 de noviembre de 2003;
en cuya virtud piden al Supremo Tribunal se deje sin efecto y
se disponga se dicte una nueva resolución de acuerdo a la
doctrina legal aplicada, en la que se ordene que al imputado
Víctor Rivera Pizarro se lo declare autor de los delitos de
estafa y uso de instrumento falsificado de documento privado,
en el marco del sistema de absorción, aplicándole la pena
máxima del delito de estafa.
CONSIDERANDO: Que conforme dispone el tercer periodo del art.
44 del Cód. Pdto. Pen., el juez o tribunal que sea competente
para conocer de un proceso penal, lo será también para decidir
todas las cuestiones e incidentes que se susciten en el curso
de su tramitación, así como para dictar las resoluciones
respectivas y ejecutarlas. En el caso objeto de la litis la
incompetencia por razón de la materia interpuesta como
excepción por el imputado Víctor Rivera Pizarro, ha sido
resuelta tanto por los jueces de garantía cautelar como por el
mismo Tribunal de Sentencia 1º de El Alto; tan es evidente que
tanto la Sala Penal Segunda y la Sala Penal Tercera de la Corte
Superior de Justicia del Distrito de La Paz, han resuelto en
grado de apelación los incidentes suscitados mediante las
Resoluciones Nos. 226/2002 en 13 de marzo de 2002 y 142/2002 de
22 de noviembre de 2002; esbozando como razonamientos jurídicos
la primera: “que si bien es cierto que la compraventa es un
contrato consensual, sin embargo para la celebración del
contrato se habría actuado con dolo por parte del vendedor,
ahora querellado, al haber exhibido una documentación que sería
fraguada e ilegal, habiendo utilizado para la construcción del
inmueble planos que serían falsificados, aunque éstos fueron
registrados en Derechos Reales” y, la segunda puntualiza en el
num. 1 del segundo Considerando: “importando la reiteración de
nueva excepción según lo previsto por el art. 315 del Código de
Procedimiento Penal con la advertencia de que el rechazo de
excepciones y de los incidentes impedirá que sean planteadas
nuevamente, advertencia agravada de que el excepcionista ni
siquiera ofreció prueba literal pertinente”.
Es evidente que de acuerdo al voto del art. 46 del Cód. Pdto.
Pen., la incompetencia por razón de la materia será declarada,
aún de oficio, en cualquier estado del proceso; sin embargo al
haber sido resuelta la excepción de incompetencia a instancia
de parte en fase conclusiva, así como en el juicio oral
propiamente dicho -resulta incongruente- que sea el tribunal de
alzada quien tenga que anular la sentencia condenatoria de 12
de noviembre de 2002 de fs. 242-248 y disponer la remisión de
obrados a la vía legal correspondiente, sin percatarse que ya
con anterioridad había emitido razonamiento jurídico fundado
declarando la improcedencia de la excepción de incompetencia
por razón de la materia y sin tomar en cuenta además que su
homóloga Sala Penal Segunda mediante Resolución Nº 226/2002 en
13 de marzo de 2002 ya se había pronunciado sobre el incidente.
Esto revela una absoluta contradicción entre la ratio
decidendi, la parte resolutiva del auto de vista de 24 de marzo
de 2003 cursante a fs. 412-415 y los contenidos de los
precedentes ya invocados; es más para resolver la anulación en
forma defectuosa ha incurrido en análisis de situaciones de
hecho, que no corresponden al tribunal de alzada por
disposición del art. 407 de la Ley Procesal Penal y por último
se falla en forma distinta a las previstas en el art. 413 de la
ley mencionada; lo que importa tener que adoptar la doctrina
legal que con carácter vinculante para su observación por los
tribunales de la república.
Doctrina legal aplicada: “La incompetencia por razón de la
materia será declarada, aún de oficio, en cualquier estado del
proceso; sin embargo las excepciones de esta naturaleza que
hubieren sido planteadas y resueltas tanto en fase conclusiva
como en el juicio oral, público y contradictorio, en la que en
grado de apelación hayan intervenido con razonamientos y
criterios jurídicos los tribunales superiores, no serán
nuevamente susceptibles de pronunciamientos contradictorios e
incongruentes, a fin de no restar validez a resoluciones
judiciales dictadas con oportunidad, legalidad y justicia,
impedir que se planteen por los mismos motivos y evitar en su
caso que estas excepciones en su resolución sean indeterminadas
en el tiempo; por ello el tribunal de sentencia tiene plena
potestad legal para resolverlas en audiencia del juicio oral
antes de sentencia o bien en sentencia, en el marco de las
previsiones contenidas por los arts. 314 y 315 de la Ley
Procesal Penal.”.
En consecuencia, al advertir la contradicción existente entre
los precedentes y el auto de vista objeto de impugnación tanto
por el Ministerio Público como por los acusadores particulares,
corresponde a la Sala Penal Tercera de la Corte Superior de
Justicia del Distrito de La Paz, dictar un nuevo auto de vista
en el fondo en los términos y forma que señala el art. 413 del
Cód. Pdto. Pen., aplicando la doctrina legal adoptada en el
presente auto supremo, garantizando así el principio de
imparcialidad jurisdiccional que debe caracterizar a todo
tribunal y procediendo en los cánones que al Supremo Tribunal
le otorga la primera parte del art. 419 y primero y segundo
periodo del art. 420 todos del Cód. Pdto. Pen.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de la facultad conferida por el segundo
periodo del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el
auto de vista de 24 de marzo de 2003 de fs. 412-415, y
determina que la Sala Penal Tercera de la Corte Superior de
Justicia del Distrito de La Paz, pronuncie un nuevo auto de
vista, conforme a la doctrina legal establecida.
Para fines del art. 420 de la Ley Procesal Penal, remítase
copias del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores
de Justicia del país, para que por intermedio de sus
Presidentes, pongan en conocimiento de las Salas Penales,
tribunales de sentencia, jueces de sentencia y jueces
cautelares la jurisprudencia vinculante, que por disciplina
precedencial corresponde ser observada “erga omnes”.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 19 de agosto de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

416
Olga Jacinta Surco Huacoto c/ Eduardo Gonzáles López y
Berta Llanque de Gonzáles

Apropiación indebida y abuso de confianza


Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación interpuesto por Olga Jacinta
Surco Huacoto a fs. 115-118, impugnando el auto de vista de 9
de abril de 2003 de fs. 108-109, pronunciado por la Sala Penal
Tercera de la Corte Superior de Justicia del Distrito de La
Paz, en el proceso penal seguido a acusación particular de la
recurrente contra Eduardo Gonzáles López y Bertha Llanque de
Gonzáles, por la presunta comisión de los delitos de
apropiación indebida y abuso de confianza; sus antecedentes,
las leyes que se acusan de violadas e infringidas, el
precedente aparejado y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que la Juez 4º de Sentencia de La Paz a fs. 78-
83, dictó sentencia declarando a Eduardo Gonzáles López y
Bertha Llanque de Gonzáles, autores de los delitos de
apropiación indebida y abuso de confianza, por existir plena
prueba en su contra y los condena a la pena privativa de
libertad de dos años de reclusión a cumplir el primero en la
penitenciaría distrital de San Pedro de esta ciudad y a la
segunda en el Centro de Orientación Femenino de Obrajes de La
Paz, debiendo cumplir su condena en 7 de diciembre de 2004, más
el pago del daño civil ocasionado al querellante. Habiéndose
dictado la sentencia y aplicada la pena conforme a las reglas
de los arts. 37 y 38 del Cód. Pen., los condenados podrán
beneficiarse con el perdón judicial, previsto por el art. 368
del Cód. Pdto. Pen., sea con las formalidades de ley.
Elevada en apelación restringida, la Corte ad quem mediante
A.V. de fs. 108-109, declara procedente el recurso y en
consecuencia anula la Sentencia Nº 134/2002 de 9 de diciembre
de 2002 que sale a fs. 78-83 y regularizando procedimientos
dispone remitirse obrados a la vía civil.
CONSIDERANDO: Que en la vía de puro derecho e impugnando el
auto de vista señalado, recurre de casación la querellante Olga
Jacinta Surco Huacoto a fs. 115-118, alegando los siguientes
argumentos:
1º.- Precisa que en 26 de noviembre de 2001, suscribió con los
imputados Eduardo Gonzáles López y Bertha Llanque de Gonzáles,
contrato de venta a cuotas del microbús marca Dodge, modelo
1975, con placa Nº 088-ICK, por la suma de $us. 3.800.-,
habiendo cancelado hasta el 7 de marzo de 2002 la suma de $us.
1.300.-, en calidad del pago del motorizado y en cuotas
parciales fijadas en el contrato; además de agregarse otros
gastos del vehículo como reparación del tanque de gasolina y la
adquisición del SOAT, que ascienden a $us. 50.-.
2º.- Sostiene que al presentar fallas el motorizado y dada su
inexperiencia, la imputada Bertha Llanque de Gonzáles se
aprovechó de su situación llevando el vehículo al garaje de su
esposo Eduardo Gonzáles López, comprometiéndose a devolver en
el plazo de 48 horas, cuya retención la considera ilegal al
presente.
3º.- Afirma que bajo presiones le obligó a firmar un documento
en 16 de mayo de 2002, documento en el que arbitrariamente se
establece que me devolverían la suma de $us. 800.- en 15 de
junio de 2002 y se procedería al descuento de $us. 500.- por
concepto de daños y perjuicios; siendo este primer acto una
apropiación indebida de dineros, aprovechando la inexperiencia
y su estado de indefensión, sin que hasta la fecha se le haya
devuelto ni los $us. 800.- y menos los $us. 1.300.- y lo que es
peor mantienen el vehículo en su poder, hechos que a su
criterio configuran los delitos previstos en los arts. 345 y
346 del Cód. Pen.
CONSIDERANDO: Al estar formalmente cumplidos los requisitos
legales exigidos por los arts. 416 y 417 del Cód. Pdto. Pen.,
el recurso es formalmente admitido por la Sala Penal de la
Corte Suprema según auto de 10 de junio de 2003, siendo
necesario puntualizar que para el caso que nos ocupa, cualquier
fallo que resuelva el conflicto sometido a la justicia penal en
alguno de los sentidos establecidos por los arts. 363 o 365 del
Cód. Pdto. Pen. constituye precedente contradictorio;
correspondiendo ingresar al análisis del recurso en cuestión.
En autos se tiene que la Corte de alzada al emitir el A.V. de
fs. 108-109, anulando la Sentencia Nº 134/2002 de 9 de
diciembre de 2002 (fs. 78-83) y regularizando procedimientos,
dispone remitir obrados a la vía civil, con el argumento que
los documentos privados de fs.1 y 11 se refieren a obligaciones
económicas contractuales pactadas entre ambas partes, las que
debieron ser reclamadas mediante la vía civil.
Si este es el convencimiento pleno a que arribó el tribunal ad
quem, en interpretación cabal del art. 413 del Cód. Pdto. Pen.
en relación con el art. 398 que claramente limita a los
tribunales de alzada para circunscribir sus resoluciones a los
aspectos cuestionados mediante el recurso, le correspondía
dictar nueva sentencia conforme a la última parte del art. 413
citado decidiendo la causa en el fondo y no como erróneamente
lo hizo, ya que la previsión contenida en la primera parte del
art. 413 del procedimiento sobre la reposición del juicio por
otro juez o tribunal, se refiere a otro juicio de la misma
materia y en ningún caso a otro de diferente naturaleza, como
la civil en el caso. Los procesos penales, en estado de
sentencia sólo concluyen de las formas señaladas en los arts.
363 o 365 del Cód. Pdto. Pen.
Doctrina legal aplicada: “Si el Tribunal de alzada en el marco
constitucional del art. 116-VI de la Carta Fundamental del
Estado, art. 10 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y art. 3 del Código de Procedimiento Penal, con
legítima independencia y razonamiento jurídico fundamentado,
forma convencimiento pleno que el hecho objeto de acusación
particular no existió, no constituye delito o que los imputados
no participaron en él; conclusión que se genera al comprobar
que los documentos base del juicio, tienen por fuente auténtica
la autonomía de la voluntad, son convencionales y por
consiguiente de naturaleza civil, en aplicación del principio
doctrinal de la universalidad de la administración de justicia
por la cual ésta debe necesariamente resolver el conflicto que
las partes han sometido a su conocimiento mediante las vías
procedimentales respectivas, no tiene otra salida que resolver
la causa dictando otra sentencia resolviendo directamente los
extremos apelados, conforme a las previsiones de los arts. 398,
413 del Cód. Pdto. Pen., pese al avance del trámite del proceso
de acción privada que ha llegado hasta el estado de dictar
sentencia, sin que las partes hayan observado la competencia
del Juez”.
Por lo anteriormente expuesto y haciendo uso de la facultad que
confiere al Supremo Tribunal el art. 15 de la L.O.J., cuando
advierte que en el proceso se han pronunciado decisiones en el
fondo totalmente ajenas a las formas de resolución que
taxativamente y en forma imperativa señala la Ley Procesal
Penal, que en el fondo no sólo afectan al principio de
legalidad formal, sino material, corresponde regularizar
procedimiento, determinando que la Sala Penal Tercera de la
Corte Superior de Justicia del Distrito de La Paz, dicte un
nuevo auto de vista aplicando la doctrina legal adoptada en el
presente auto supremo, garantizando así los principios de
universalidad, legalidad y probidad jurisdiccional que debe
caracterizar a todo tribunal y procedimiento con las facultades
que al Supremo Tribunal le confiere la primera parte del art.
419, primero y segundo periodo del art. 420 ambos de la Ley
Procesal Penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en ejercicio de la atrib. 1ª) del art. 59 de la
L.O.J. y en aplicación del segundo periodo del art. 419 del
Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista de 9 de abril
de 2003 de fs. 108-109, y determina que la Sala Penal Tercera
de la Corte Superior de Justicia del Distrito de La Paz,
pronuncie un nuevo auto de vista, conforme a la doctrina legal
establecida.
Para fines del art. 420 de la Ley Procesal Penal, remítase
copias del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores
de Justicia del país, para que por intermedio de sus
Presidentes, pongan en conocimiento de las Salas Penales,
tribunales de sentencia, jueces de sentencia y jueces
cautelares la jurisprudencia vinculante, que por disciplina
precedencial corresponde ser observada “erga omnes”.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber a todas las Cortes y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 19 de agosto de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

417
Ministerio Público c/ Germán Pablo Bautista y otros

Transporte de sustancias controladas

Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 298-301, interpuesto por
Germán Pablo Bautista, impugnando el A.V. de fs. 289 y vta. de
30 de enero del año en curso, pronunciado por la Sala Penal
Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz,
dentro del juicio penal oral, público y contradictorio seguido
por el Ministerio Público contra el recurrente y otros, por el
delito de transporte de sustancias controladas, previsto por el
art. 55 de la L. Nº 1008; sus antecedentes, los precedentes
contradictorios invocados, todo lo demás que ver convino y se
tuvo presente; y
CONSIDERANDO: Que el Tribunal de Sentencia N° 1 de La Paz,
luego del juicio oral, público y contradictorio, llega a la
conclusión de que Julio Blanco Mamani, Germán Pablo Bautista,
Alejandrina Ramos Vargas y Sonia Aída Chambi Zambrana, fueron
encontrados in fraganti transportando 14.564 g. de cocaína en
la maletera del automóvil Nissan, placa de control N° 420-FNN,
en el cruce Ventilla de El Alto, motivo por el cual pronuncia
la sentencia condenatoria de fs. 204-208, contra los imputados
Julio Blanco Mamani, declarándole autor de la comisión del
delito de transporte de sustancias controladas, previsto por el
art. 55 de la L. Nº 1008, imponiéndole la pena de diez años de
presidio a cumplir en la penitenciaria distrital de La Paz. A
Germán Pablo Bautista y Alejandrina Ramos Vargas, les declara
cómplices del delito de transporte de sustancias controladas,
tipificado por el art. 55 de la L. Nº 1008 con relación al 23
del Cód. Pen., condenándoles a la pena de ocho años de presidio
a cumplir en la misma penitenciaria al varón y en el Centro de
Orientación Femenina de Obrajes a la mujer. A Sonia Aída Chambi
Zambrana se la absuelve de culpa y pena; asimismo se dispone la
incautación definitiva a favor del Estado del automóvil Nissan
placa N° 420-FNN. Sentencia complementada a fs. 212 en sentido
de que la condena a los imputados Julio Blanco Mamani, Germán
Pablo Bautista y Alejandrina Ramos Vargas, es de presidio,
imponiéndoles a cada uno doscientos días multa a razón de Bs.
1.- por día y al pago de costas al Estado regulables en
ejecución de sentencia.
Que la Sala Penal Primera de la Corte Superior de La Paz, como
tribunal de alzada, mediante A.V. de fs. 289-289 vta., declara
improcedente la apelación restringida interpuesta por el Fiscal
de Materia de Sustancias Controladas por inobservancia del art.
407 segunda parte del Cód. Pdto. Pen.; y admisible la apelación
de Germán Pablo Bautista, e improcedentes las cuestiones
planteadas en dicha apelación, en consecuencia confirma la
sentencia apelada.
Que, contra el fallo de segundo grado, Germán Pablo Bautista a
fs. 298-301 recurre de casación, recurso que es admitido por
A.S. de fs. 305, conforme lo establecen los arts. 416 y 417 del
Cód. Pdto. Pen., por lo que corresponde ingresar a su
consideración de fondo.
CONSIDERANDO: Que el recurso de casación acusa la mala
calificación de los hechos al tipo penal previsto por el art.
55 de la L. Nº 1008 y 23 del Cód. Pen., por consiguiente la
pena impuesta como cómplice resulta indebida; pide que se
aplique el art. 8 del Cód. Pen. y 55 con relación al 76 de la
misma Ley Especial Nº 1008, es decir, que se debe condenar por
complicidad en tentativa de transporte de sustancias
controladas, por cuanto el vehículo conducido por Julio Blanco
Mamani en el que se encontraba su persona y los otros
encausados, llevando la droga, fue interceptado por efectivos
de la F.E.L.C.N. en la intersección Ventilla carretera Oruro-La
Paz, por lo que el delito no se consumó y quedó en tentativa.
Apoya su pretensión en los precedentes contradictorios
contenidos en los AA.SS. Nos. 42/2000, 43/2000, 44/2000,
45/2000, 54/2000, 68/2000 y 161/2000, pronunciados por la Sala
Penal Primera y Segunda de la Corte Suprema.
CONSIDERANDO: Que de la revisión de los precedentes invocados,
pronunciados por las Salas Penales de la Corte Suprema de
Justicia, se tiene:
Que los AA.SS. Nos. 42 de 28 de enero de 2000, 43 de 28 de
enero de 2000, 44 de 28 de enero de 2000, 45 de 24 de enero de
2000, 53 de 4 de febrero de 2000 y 68/2000 de 22 de febrero de
2000, fueron pronunciados dentro los procesos penales seguidos
por el Ministerio Público contra diferentes personas, por el
delito de transporte de sustancias controladas en grado de
tentativa.
El A.S. Nº 161 de 3 de abril de 2000, pronunciado por la Sala
Penal Segunda de la Corte Suprema, dentro del proceso penal
seguido por el Ministerio Público contra Miguel Angel Benítez y
Vidal Gonzáles Limón, declara infundado el recurso de casación
interpuesto por el primero de los nombrados, que es condenado
en primera instancia como autor del delito de tráfico de
sustancias controladas, previsto por el art. 48 de la L. Nº
1008, mereciendo la pena de diez años de presidio, y a Vidal
Gonzáles Limón se le impone la pena de seis años y ocho meses
de presidio, como autor del delito de "cómplice" de tráfico de
sustancias controladas, previsto por el art. 76 de la misma L.
Nº 1008; sentencia que en apelación es confirmada parcialmente
respecto a la condena de Miguel Angel Benítez, y revoca en lo
que toca a la condena de Vidal Gonzáles Limón, a quien lo
declara culpable del delito de encubrimiento, previsto por el
art. 75 de la L. Nº 1008, imponiéndole la pena de cuatro años
de presidio, fallo que se encuentra plenamente ejecutoriado.
CONSIDERANDO: Que del análisis de la exposición del recurrente
y de las resoluciones de los tribunales de instancia, se llega
a establecer que los fallos examinados contenidos en los AA.SS.
Nos. 42, 43, 44, 45, 54, 68 y 161 todos de la gestión 2000,
invocados como precedentes, si bien admiten la tentativa en
delitos de transporte de sustancias controladas, empero esta
jurisprudencia que no es estática, ha ido variando de acuerdo a
los avances de la ciencia, el derecho, la tecnología y puede
ser cambiada con relación a las circunstancias en que se
desarrollan los hechos, tal como lo establece la segunda parte
del art. 420 del Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Que de lo expuesto, se llega a establecer, que si
bien el auto de vista impugnado, mantiene la sentencia de
primera instancia que condena al imputado Germán Pablo
Bautista, por el delito consumado de transporte de sustancias
controladas, previsto por el art. 55 de la L. Nº 1008 con
relación al art. 23 del Cód. Pen., lo hace empero, sin ninguna
fundamentación de orden legal y no resuelve las cuestiones
planteadas en la apelación restringida por Germán Pablo
Bautista, sobre la tipificación del delito y la imposición de
la pena, es decir, el reclamo de la errónea aplicación del art.
55 de la L. Nº 1008 con relación al 8 del Cód. Pen. y art. 23
del Cód. Pen., aspectos que debían ser objeto de la resolución
tal cual lo dispone el art. 398 del Cód. Pdto. Pen.,
concordante con el art. 414 del mismo Código.
Doctrina legal aplicable: (Congruencia) El auto de vista deberá
circunscribirse indefectiblemente a los puntos resueltos por el
inferior y que hubieren sido objeto de apelación y
fundamentación, por ello la pertinencia del auto de vista con
los puntos resueltos por el inferior, deriva de la
correspondencia que aquél debe tener con los extremos de la
apelación y que inexcusablemente debe contener la
fundamentación, respecto a los hechos fácticos debatidos y
traídos en apelación.
(Calificación del delito). El Supremo Tribunal de Justicia,
tiene la potestad de modificar por medio de una nueva
resolución, la doctrina legal que con motivo de otro recurso de
casación hubiere establecido, conforme dispone la segunda parte
del art. 420 del Cód. Pdto. Pen.; de ahí que la jurisprudencia,
si bien sienta doctrina sobre alguna institución o algún punto
no aclarado por el Código, no constituye de ninguna manera,
fuente productora de derecho penal, sino que se traduce en
criterios interpretativos teleológicos del sentido y alcance de
la ley sobre un caso particular, que como se dijo, la misma
puede modificar a veces la doctrina sentada en resoluciones
anteriores.
Los delitos emergentes de la Ley del Régimen de la Coca y
Sustancias Controladas, son de carácter formal y no de
resultados; al respecto la doctrina moderna sostiene que el
transporte de sustancias controladas de un lugar a otro, sin
autorización legal sea este aéreo, terrestre, lacustre u otro
medio, se halla penado por ley y que este delito queda
consumado en el momento en que se descubre e incauta la droga,
siendo indiferente si la sustancia controlada llegó o no a su
destino ni la distancia recorrida. De ahí que en delitos de
narcotráfico, la parte sustantiva de la L. Nº 1008, tiene como
vertiente la teoría finalista del delito, en la que los medios
empleados no son tan importantes, sino el fin que persigue el
delito propiamente dicho; por ello tratándose de transporte de
sustancias controladas el “animus delicti” trazado por el art.
55 de la L. Nº 1008, con claridad señala que comete este
delito. “El que ilícitamente y a sabiendas trasladare o
transportare cualquier sustancia controlada”. Para configurar
este hecho ilícito, sólo se requiere de dos elementos: a) Que
el agente sepa que lo que transporta es ilícito; y b) que el
traslado de la sustancia controlada se realice por cualquier
medio de transporte, sea terrestre, aéreo, acuático u otro que
implique traslado o desplazamiento, sin que la interrupción en
la comisión del delito, sea un elemento determinante para no
considerar como consumado el mismo, si de por medio existieron
factores preparatorios certeros e inequívocos, que marcaron
indefectiblemente la relación de causa-efecto. Por
consiguiente, será delito consumado, cuando el agente realiza
actos previos, como ser adquirir la droga, almacenar la misma,
esconder, trasladar de un lugar a otro, es decir, que absorbe
en sí todos los actos ejecutivos precedentes, los cuales se
integran y se compenetran en aquél para formar un solo ente
jurídico.
(Tipicidad). De otro lado, al estudio del delito y sus
elementos se lo denomina “La teoría del delito”, y ésta ha de
fundarse, según la ley, en la acción y no en la personalidad
del autor. Consecuentemente, delito es toda conducta
típicamente antijurídica y culpable descrita por la ley penal
cuyo resultado es la pena o las medidas preventivas o
represivas. En cambio la tipicidad, es la adecuación de la
conducta del sujeto al tipo penal, es decir que el hecho se
adecua al tipo.
Que partiendo de estos conceptos, se tiene que la Ley del
Régimen de la Coca y Sustancias Controladas, es una ley
especial, en ella están consignados los delitos y las penas en
el Título III, que constituye la parte sustantiva de la ley,
por ello no puede confundirse una conducta que se encuentra
expresamente tipificada como delito por otra del Código Penal,
éste es el caso del art. 76 de la citada L. Nº 1008, que
establece que: “el cómplice de un delito relativo a sustancias
controladas, será sancionado con dos terceras partes de la pena
imponible al autor”; esta norma debió ser aplicada a la
conducta de los imputados Germán Pablo Bautista y Alejandrina
Ramos Vargas, y no el art. 23 del Cód. Pen., que sólo funciona
en los delitos ordinarios previstos en el Código punitivo.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, de conformidad al segundo parágrafo del art. 419 del
Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista impugnado y
determina que la Sala Penal Primera de la Corte Superior del
Distrito Judicial de La Paz, dicte nuevo fallo conforme a la
doctrina legal establecida.
Para fines del art. 420 del Código adjetivo citado, remítase
copia del presente auto supremo, a todas las Cortes Superiores
del país para que por intermedio de sus Presidentes, pongan en
conocimiento de los jueces penales de su distrito.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 19 de agosto de 2003.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

593
Ministerio Público c/ Raúl Yujra Machaca
Suministro de sustancias controladas
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 161-162, interpuesto por
el Fiscal de Materia de Sustancias Controladas, impugnando el
A.V. de fs. 149-150 de 21 de mayo del año en curso, pronunciado
por la Sala Penal Tercera de la Corte Superior del Distrito
Judicial de La Paz, dentro del juicio penal oral, público y
contradictorio, seguido por el Ministerio Público contra Raúl
Yujra Machaca, por el delito de suministro de sustancias
controladas, previsto por el art. 51 de la L. Nº 1008; sus
antecedentes, los precedentes contradictorios invocados; y
CONSIDERANDO: Que el fallo de fs. 118-124, pronunciado por el
Tribunal de Sentencia N° 2 de El Alto, declara al imputado Raúl
Yujra Machaca, autor de la comisión del delito de suministro de
sustancias controladas, previsto por el art. 51 de la L. Nº
1008, condenándole a la pena de ocho años de presidio a cumplir
en el penal de San Pedro de La Paz, multa de trescientos días a
razón de Bs. 1.- por día, más costas, daños y perjuicios a
favor del Estado.
Que la Sala Penal Tercera de la Corte de La Paz, conociendo en
apelación restringida la sentencia de primera instancia, por
A.V. de fs. 149-150, declara la procedencia del recurso y anula
totalmente la sentencia, disponiendo abrir nuevo juicio, y como
medida cautelar dispone la internación del imputado a un Centro
de Rehabilitación.
Que contra el fallo anterior, recurre de casación el Fiscal de
Materia de Sustancias Controladas a fs. 161-162.
CONSIDERANDO: Que, admitido el recurso de casación, corresponde
en el marco legal, analizar, con la facultad de fiscalización
que tiene el máximo tribunal, si los jueces de instancia
observaron las reglas del debido proceso y los plazos
establecidos en la normativa procesal penal, para en su caso
adoptar las medidas previstas por ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que en
la parte considerativa del fallo impugnado, el tribunal de
alzada, llega a la convicción de que el imputado cuando fue
detenido en la Av. América no estaba suministrando sustancias
controladas y por lo mismo no está probado el delito endilgado,
en tanto que la sentencia condenatoria, se basa en los
antecedentes policiales y penales del imputado, sobre todo en
su condición de adicto a la droga; empero la parte dispositiva
del auto impugnado declara procedente el recurso y anula
totalmente la sentencia, disponiendo abrir nuevo juicio.
El hecho de que el tribunal de alzada, considere que no existe
prueba convincente para la condena del imputado, no es defecto
absoluto, por consiguiente no es causal de nulidad, al
contrario el tribunal de primera instancia tiene facultad
privativa de analizar y valorar la prueba ofrecida, conforme al
art. 173 del Cód. Pdto. Pen.
De lo expuesto, se colige que existe incongruencia entre la
parte considerativa y la resolutiva del auto recurrido, porque
si considera el tribunal que no está probado el delito de
suministro de sustancias controladas, no existe motivo para
anular la sentencia y disponer el reenvío para un nuevo juicio;
en ese caso debió dictar nueva sentencia resolviendo lo que por
ley corresponda, conforme manda la última parte del art. 413
del Cód. Pdto. Pen. Consecuentemente, la resolución del
tribunal de apelación no guarda coherencia y simetría necesaria
entre los razonamientos esbozados en la parte considerativa y
la dispositiva, anclando así la decisión en el defecto previsto
en el art. 370-8) del Código adjetivo penal.
Doctrina legal: Que, conforme a la normativa legal vigente, la
apelación restringida, por su naturaleza y finalidad, es
esencialmente de puro derecho y en su análisis el tribunal no
puede retrotraer su actividad jurisdiccional a circunstancias,
hechos y pruebas fácticas que ya fueron sometidas al control
oral, público y contradictorio por el órgano judicial de
sentencia, consecuentemente no existe la doble instancia y el
tribunal de alzada se encuentra obligado a ajustar su actividad
jurisdiccional a los siguientes aspectos: Anular total o
parcialmente la sentencia, ordenando la reposición del juicio
por otro juez o tribunal, cuando no sea posible reparar
directamente la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación; cuando la nulidad sea parcial, se indicará el
objeto concreto del nuevo juicio; y cuando sea evidente que
para dictar una nueva sentencia no es necesaria la realización
de un nuevo juicio, resolverá directamente.
Consecuentemente; en aquellos supuestos en que el tribunal de
alzada comprueba la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación; por cuyo motivo tenga la convicción plena de la
inculpabilidad del imputado, no es pertinente anular totalmente
la sentencia y disponer abrir nuevo juicio; sino dar
cumplimiento a la última parte del art. 413 del Cód. Pdto.
Pen., esto es, dictar directamente una nueva sentencia,
definiendo la situación jurídica del imputado.
El control del debido proceso y la actividad jurisdiccional en
casos extremos, como el presente, amerita al Supremo tribunal
abrir su competencia de oficio, con el único objeto de enmendar
omisiones o errores procesales, que afecten las garantías y
derechos constitucionales y pongan en riesgo el sistema
procesal penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA
SIN EFECTO el auto de vista impugnado, disponiendo que la Sala
Penal Tercera del Distrito Judicial de La Paz, pronuncie nueva
resolución de acuerdo a la doctrina legal establecida.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítanse copias
del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores de
Justicia del país, para que por intermedio de sus Presidentes,
pongan en conocimiento de las Salas Penales, Tribunales de
Sentencia, Jueces de Sentencia y Jueces Cautelares la
jurisprudencia vinculante, que debe ser observada “erga omnes”.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 26 de noviembre de 2003.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

594
Ministerio Público c/ Teddy Santos Palacios Molina y otros
Transporte de sustancias controladas
Distrito: Santa Cruz
AUTO DE VISTA
Santa Cruz, 10 de mayo de 2001.
VISTOS: El recurso de apelación restringida deducido de fs. 1 a
3 –tercer cuerpo- por el Ministerio Público; la apelación
restringida de fs. 5 a 7 interpuesta por Norma Parada
Justiniano; la de Guillermo Reyes Arcaya de fs. 62 a 70 y la
Teddy Santos Palacios Molina de fs. 80 a 82, todas del señalado
tercer cuerpo del expediente, contra la sentencia de 5 de
febrero de 2003 saliente de fs. 96 a 110 del segundo cuerpo del
expediente, pronunciado por el Tribunal de Sentencia de
Concepción, Provincia Ñuflo de Chávez de este Departamento,
dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público
contra Norma Parada Justiniano, Guillermo Reyes Arcaya Vaca y
Teddy Santos Palacios Molina, por la comisión de los delitos de
tráfico de sustancias controladas y asociación delictuosa; los
antecedentes del proceso; memoriales de apelación; lo expresado
por las partes en la audiencia de complementación de
fundamentación; y todo lo que fue necesario analizar; y
Que de la revisión inicial de los datos del proceso, se
evidencia que las apelaciones interpuestas por el Ministerio
Público de fs. 1 a 3, por Norma Parada Justiniano de fs. 5 a 7
vta., por Guillermo Reyes Ardaya Vaca de fs. 62 a 70, por Teddy
Santos Palacios Molina de fs. 80 a 82 vta., han sido
presentadas dentro de los alcances del art. 407 de la L. Nº
1970 y en el plazo previsto por el art. 408 del citado cuerpo
de leyes.
CONSIDERANDO: Que dentro de la presente acción penal seguida a
instancias del Ministerio Público, el Tribunal de Sentencia de
Concepción, Provincia Ñuflo de Chávez del Departamento de Santa
Cruz, dictó sentencia de fs. 96 a 110 –segundo cuerpo- que
declara culpables a los imputados Teddy Santos Palacios Molina,
Norma Parada Justiniano y Guillermo Reyes Ardaya Vaca de la
comisión del delito de transporte de sustancias controladas,
tipificado y sancionado con el art. 55 de la L. Nº 1008,
condenando a cada uno a cumplir la pena de ocho años de
presidio en el Centro de Rehabilitación de Palmáosla, más el
pago de mil días multa, a razón de Bs. 10.- por día; además al
pago de costas al Estado que se han calificado en Bs. 2000.-
por cada imputado y; accesoriamente la confiscación definitiva
del vehículo con placa Nº SEJ-027, así como también las armas
incautadas y teléfonos celulares; debiendo devolverse los demás
bienes, previo trámite de rigor, que corresponde a los
interesados.
CONSIDERANDO: Que el representante del Ministerio Público, en
su recurso de apelación manifiesta que existe inobservancia o
errónea aplicación de la ley material o sustantiva, referida a
la aplicación de una norma diversa a la que corresponde al
caso, ya que el Tribunal de Sentencia aplicó una pena de
calidad diferente o de cantidad inferior a la escala prevista
para la figura en la que el hecho se encuadró, porque el
Ministerio Público acusó por los delitos de tráfico de
sustancias controladas y asociación delictuosa, previstos en
los arts. 48 a 53 de la L. Nº 1008 y en base a estos tipos
penales es que se inicia la investigación, al haberse dado los
presupuestos para ambos delitos, y que promovieron,
organizaron, dirigieron y financiaron el hecho ilícito; sin
embargo el tribunal inferior no consideró la bastante prueba
que cursa en obrados, al no tomar en cuenta el flujo de
llamadas telefónicas con anterioridad al hecho, así como
tampoco la relación que entre los imputados mantuvieron al
enviarse dinero o giros utilizando el servicio de trufis Santa
Cruz-Montero. Afirma de igual manera que no se aplicó el
principio de congruencia conforme al art. 362 del Cód. Pdto.
Pen., ya que la defensa no ha desvirtuado lo demostrado por el
Ministerio Público y el tribunal a quo se apartó de los delitos
acusados.
Que por su parte la imputada Norma Parada Justiniano, en su
memorial de apelación, manifiesta que el tribunal inferior se
basa en valoración defectuosa de la prueba por lo siguiente:
1º) Al asignarle credibilidad y consistencia a las
declaraciones informativas policiales prestadas por los
imputados referidas al momento de abordar la camioneta Toyota;
actuaciones que no son verdaderas pruebas y sólo tienen
carácter interino, sin que para ello se hubiese considerado lo
establecido en el art. 280 del Cód. Pdto. Pen.; 2º) Asimismo,
se valora los envíos de dineros a través del servicio de trufis
Santa Cruz-Montero y que sobre el particular se ha transgredido
el art. 216 párrafo segundo de la L. Nº 1970; 3º) Afirma que el
flujo de llamadas telefónicas entre los imputados desde el día
anterior al hecho, son sólo indicios y que no puede tener
validez probatoria, pues la mayor parte de las hojas no tienen
el rótulo de ENTEL, las que debían ser examinadas por un perito
de dicha empresa pero que no se realizó; afirma que estos dos
puntos, fueron objeto de exclusión probatoria en forma oportuna
durante el juicio y en definitiva pide se revoque el fallo y se
declare la absolución.
Que el imputado Guillermo Reyes Ardaya Vaca, en su recurso de
apelación, manifiesta que la sentencia de primera instancia
contempla defectos tanto en los juicios fácticos realizados por
el tribunal de sentencia, como en las disposiciones legales
erróneamente aplicadas que dieron lugar a una resolución
fallida basada en la incorrecta interpretación de los hechos y
la errónea aplicación del derecho, logrando con ello violentar
principios, derechos y garantías fundamentales y procesales;
que ha tomado en cuenta las pruebas insertadas o incorporadas
ilegalmente al juicio, y que oportunamente hizo conocer este
hecho anormal, porque se violentaron principios y garantías;
las pruebas nunca fueron conocidas por los imputados, recién en
el juicio se las mostró, no se les permitió objetarlas, no se
les permitió observarlas ni recusar a los peritos químicos
ofrecidos por el Ministerio Público; no se les permitió nombrar
peritos técnicos y químicos para analizar la droga, en franca
violación al art. 167 del Cód. Pdto. Pen.; de igual manera
señala que existe expresa inobservancia de las reglas relativas
a la congruencia entre la sentencia y la acusación, conforme lo
determina el art. 370-1), 3), 4), 5), 6), 8) y 11) del Cód.
Pdto. Pen., respectivamente; para finalmente solicitar se
revoque la sentencia de primera instancia y se lo absuelva de
culpa y pena.
Que finalmente el imputado Teddy Santos Palacios Molina, en su
apelación manifiesta que la sentencia tiene defectos y que ha
sido condenado por un delito diferente al acusado, hallándose
comprendido dentro del art. 370-1) del Cód. Pdto. Pen.; además
de que dicha sentencia se basa en hechos inexistentes y no
acreditados y en una valoración defectuosa de las pruebas,
conforme al 370-6) del citado cuerpo de leyes; por lo que pide
se anule la sentencia condenatoria y se dicte una nueva
sentencia absolutoria a favor de su persona.
Que en cumplimiento del art. 412 del Cód. Pdto. Pen., y a
petición de partes, se señalo audiencia para recepción de la
fundamentación oral del recurso de apelación, el día 29 de
abril del año 2003, en la cual se efectuaron las
argumentaciones legales que hoy se analizan.
CONSIDERANDO: Que en aplicación del art. 407 del Cód. Pdto.
Pen., le corresponde a este tribunal establecer si el tribunal
de sentencia de concepción ha incurrido o no en inobservancia o
errónea aplicación de las normas legales que han sido acusadas
por los recurrentes, y sobre el particular de un análisis
detallado de los extremos acusados como inobservados, se tiene
que el
Ministerio Público en su memorial de apelación, asevera que
existe inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva,
al haberse aplicado una norma diversa al caso; a este efecto de
un análisis detallado de los extremos denunciados como
inobservados, se establece:
En relación al art. 370-1) del Cód. Pdto. Pen., no es evidente
que el tribunal inferior hubiese violado dicha norma, toda vez
que el Ministerio Público basó su prueba sobre el delito de
transporte, sancionado con el art. 55 de la L. Nº 1008,
habiéndose demostrado a lo largo del juicio que los imputados
cometieron el mencionado delito, al habérseles aprehendido en
forma flagrante conforme al art. 230, con relación al art. 174,
ambos de la L. Nº 1970, en posesión de cocaína en una cantidad
de 152,300 g. y que lo observado por el Ministerio Público en
cuanto a la cantidad de cocaína transportada no constituye una
agravante, pues esta situación sólo está reservada para el
delito de tráfico, según el art. 48 de la L. Nº 1008 y no así
para el de transporte, delito con el cual fueron condenados los
imputados; b) Que en lo que corresponde al flujo de llamadas
telefónicas, así como los envíos de dinero realizados a través
del servicio de trufi Santa Cruz-Montero, se tiene que dichas
pruebas documentales fueron obtenidas ilícitamente, pues las
mismas corresponden a prueba anticipada según el art. 307 del
Cód. Pdto. Pen., norma que en su segundo párrafo dispone que
para ser admitidas aquéllas, deben ser realizadas con la
participación de las partes, a objeto de que los imputados
puedan ejercer sus derechos en las formas previstas en dicho
cuerpo de leyes, aspecto que no ha sucedido en el caso de
autos, toda vez que el flujo de las llamadas telefónicas y
certificaciones de trufi Santa Cruz-Montero, se las llevó a
cabo sin la participación de los imputados, en violación del
art. 167 del Cód. Pdto. Pen., pues en el juicio sólo podrán
incorporarse por su lectura, las pruebas que se hayan recibido
conforme a las reglas del anticipo de prueba, según dispone el
art. 333-1) del señalado cuerpo de leyes, además que éstas –
como se tiene manifestado- deben ser lícitas conforme el art.
13 de la L. Nº 1970, en relación a los arts. 171, 216, 293
segundo párrafo y el 333-1) y 3), todos del mismo cuerpo de
leyes; de ahí que el tribunal inferior no condenó a los
imputados por el delito de asociación delictuosa, no obstante
haberlas valorado en sentencia, valoración que no correspondía
por las violaciones señaladas precedentemente y que serán
objeto de complementación por este tribunal superior; c) En lo
referente a que el tribunal a quo no valoró las pruebas
referentes al delito imputado de tráfico de sustancias
controladas establecido en el art. 48 de la L. Nº 1008, se
tiene que, el Ministerio Público sólo se abocó a demostrar el
delito de transporte, pues no se llegó a probar que los
imputados se hubiesen dedicado a acciones de producir,
fabricar, u obtener dolosamente la droga incautada, además de
comercializarla o sacarla del país; en consecuencia sobre el
particular, el tribunal de instancia ha aplicado correctamente
la prueba en cuanto al delito de transporte, no así al de
tráfico de sustancias controladas y asociación delictuosa; d)
En cuanto a la violación del principio de congruencia
establecido por el art. 362 del Cód. Pdto. Pen., se tiene que
el tribunal de primera instancia ha interpretado correctamente
lo determinado por el art. 55 de la L. Nº 1008; en ese sentido
podemos apreciar que inicialmente la acusación efectuada por el
Ministerio Público fue en base de los delitos de tráfico y
asociación delictuosa, previstos por los arts. 48 y 53 ambos de
la L. Nº 1008, habiendo dicho tribunal dispuesto la apertura
del proceso sobre estos mismos delitos según auto de 30 de
diciembre de 2002, corriente a fs. 944 a 946 del primer cuerpo
del expediente, sin embargo luego de la tramitación del juicio,
el inferior llegó a dictar la sentencia de fs. 96 a 110 del
segundo cuerpo del expediente; tipificando el accionar de los
imputados como transporte de sustancias controladas, previsto
en el art. 55 de la referida Ley y sobre dicho aspecto, este
tribunal se manifestará complementando el fallo apelado.
CONSIDERANDO: Que siguiendo con lo previsto en el art. 407,
parágrafo primero del Cód. Pdto. Pen., se tienen los
fundamentos del recurso interpuesto por la imputada Norma
Parada Justiniano, quien señala que el tribunal a quo ha
realizado una valoración defectuosa de la prueba y su exclusión
probatoria, observaciones que fueron manifestadas durante el
juicio; sobre el particular este tribunal establece lo
siguiente: 1) El tribunal de primera instancia ha interpretado
correctamente el tercer párrafo del art. 280 del Cód. Pdto.
Pen. por cuanto las declaraciones informativas policiales
prestadas por los imputados evidentemente no pueden tener valor
probatorio por sí mismas; sin embargo los imputados fueron
encontrados en flagrancia, al haber sido interceptados por
miembros de la F.E.L.C.N., en posesión de la droga incautada;
de ahí que no se ha violado la norma legal citada y en
consecuencia tampoco el inc. 6) del art. 370 del Cód. Pdto.
Pen., en lo que corresponde al delito de transporte de
sustancias controladas por el cual se la ha condenado; 2) En lo
concerniente al flujo de llamadas telefónicas y los envíos de
dinero a través del trufi Santa Cruz-Montero; evidentemente el
tribunal de instancia realiza una valoración defectuosa de la
prueba sobre estos dos hechos, pues como se tiene afirmado en
el anterior Considerando, aquéllas no fueron obtenidas
lícitamente conforme a la fundamentación que de las mismas se
ha realizado en la presente resolución; 3) El Tribunal de
Sentencia de Concepción, ha realizado una valoración correcta
de la prueba respecto al delito de transporte de sustancias
controladas, conforme al art. 163 de la L. Nº 1970; de ahí que
ha aplicado lo que dispone el art. 365 del Cód. Pdto. Pen.
sobre la comisión de dicho delito, al haber tomado en cuenta la
prueba aportada, que sobre el particular presentó el Ministerio
Público, generando así la convicción plena sobre la
responsabilidad penal de los imputados en la comisión del
delito de transporte de sustancias controladas, previsto y
sancionado por el art. 55 de la L. Nº 1008.
CONSIDERANDO: Que en cuanto a los fundamentos expuestos por el
imputado Guillermo Reyes Ardaya en su memorial de apelación, a
este tribunal le corresponde analizarlos con la finalidad de
establecer si se ha incurrido en inobservancia y errónea
aplicación de la ley sustantiva, con relación al art. 70-1),
3), 4), 5), 6), 8) y 11) del Cód. Pdto. Pen. y, sobre el
particular de un análisis detallado de los extremos
precedentemente acusados como inobservados, se tiene: 1) En
relación a que el tribunal inferior forzó su supuesto accionar
sin que existan o estén probados los elementos constitutivos
del tipo penal de transporte de sustancias controladas por el
cual fueron condenados; se tiene que no es evidente la
violación de la aplicación de la ley sustantiva, por cuanto el
tribunal de sentencia aplicó correctamente lo que dispone el
art. 55 de la L. Nº 1008, pues los imputados infringieron dicha
norma lesionando un bien jurídico protegido, ya que fueron
encontrados en forma flagrante en posesión de la cocaína,
incurriendo así en conducta antijurídica y culpable de
transportar 152.300 g. de dicha sustancia controlada, a
sabiendas de la ilicitud de la acción que realizaban al
transportar camuflada en bolsones conteniendo en su interior la
cocaína mencionada, lo que motivó la aprehensión de los
imputados para ser sometidos a juicio oral; 2) La sentencia
apelada, al decir del recurrente, carecería de la enunciación
del hecho objeto del juicio o su determinación circunstanciada;
aspectos que no son ciertos, ya que la sentencia apelada cumple
correctamente con el art. 370-3) del Cód. Pdto. Pen., al
señalar en forma concreta el hecho que dio lugar al juicio y la
relación del mismo y; sobre el particular el imputado confunde
lo mencionado, al señalar que se ha vulnerado el principio de
congruencia, pues manifiesta que el hecho enunciado no fue
transporte sino tráfico; afirmación que no es evidente, toda
vez que el mismo se refiere el inciso 11 de la norma legal
mencionada precedentemente; 3) Que de igual manera manifiesta
que el juicio se ha basado en los elementos probatorios no
incorporados legalmente o incorporados por su lectura, en
violación a las normas del Cód. Pdto. Pen.; sobre el particular
cabe señalar que en cuanto al delito condenado de transporte de
sustancias controladas, el tribunal inferior al dictar el fallo
judicial objeto de la presente apelación, ha interpretado
correctamente lo determinado por el art. 55 de la L. Nº 1008,
valorando la prueba sobre dicho delito conforme lo establece el
art. 173 de la L. Nº 1970; 4) Afirma el recurrente que la
sentencia carece de fundamentación, siendo esta insuficiente y
contradictoria, en ese sentido podemos apreciar que el fallo
apelado, ha sido pronunciado cumpliendo con lo dispuesto por el
art. 124 del Cód. Pdto. Pen., es decir que el mismo se
encuentra debidamente fundamentado y; en cuanto a la
contradicción de los fundamentos que contiene dicho fallo, ello
es evidente, pues el tribunal de instancia, valora la prueba
ilícita incorporada al juicio en lo que corresponde a las
llamadas telefónicas y envió de dinero para establecer que
existió el ilícito de transporte de sustancias controladas,
pruebas que como se tiene fundamentado en la consideración de
los agravios expresados por el Ministerio Público, no pudieron,
ni debieron ser tomadas en cuenta por el a quo, por la ilicitud
de dicha prueba al encontrarse en violación a los arts. 13, 71,
171, 216, 293 con relación al 333 todos del Cód. Pdto. Pen.;
5.- Sobre la violación –a decir del recurrente- en hechos
inexistentes o no acreditados o en valoración defectuosa de la
prueba, además de existir contradicción en la parte
dispositiva, o entre esta parte y la considerativa del fallo
apelado, en este sentido el tribunal superior sobre la primera
parte del presente punto, sostiene que lo afirmado no es
evidente, pues se ha demostrado ampliamente que los imputados
cometieron el ilícito de transporte de sustancias controladas,
al haber sido aprehendidos en flagrancia conforme lo señala el
art. 230, con relación a los arts. 174, 175 y 176, todos de la
L. Nº 1970; en lo que corresponde a la segunda parte que
contiene el presente numeral, los fundamentos se encuentran
ampliamente explicados en el num. 4) del presente considerando,
no correspondiendo volverse a manifestar sobre lo reclamado por
el imputado Guillermo Reyes Arcaya Vaca; 6) Sobre la
inobservancia de las reglas relativas a la congruencia entre la
sentencia y la acusación, señalada como violada por el tribunal
a quo, se tiene la evidencia de vicios de carácter
procedimental, pues el Ministerio Público acusó por los delitos
de tráfico de sustancias controladas y asociación delictuosa,
sin embargo, el tribunal inferior condenó por el delito de
transporte, aspecto que será objeto de una complementación por
este tribunal de la sentencia venida en apelación restringida.
CONSIDERANDO: Que Teddy Santos Palacios Molina, al presentar su
recurso de apelación, señala que se ha violado el art. 370-1),
6) y 11) del Cód. Pdto. Pen., puntos que ya se han fundamentado
en los anteriores considerandos del presente fallo, al ser
iguales a las normas acusadas como violadas por los otros
imputados dentro del caso de autos.
CONSIDERANDO: Que en mérito a los fundamentos ampliamente
expuestos, este tribunal haciendo uso de las facultades
conferidas por la Ley, le corresponde resolver directamente
sobre la base de los hechos probados aplicando la disposición
contenida en el art. 413 del Cód. Pdto. Pen., en atención a que
no es necesaria la realización de un nuevo juicio, al no
evidenciarse en la sentencia recurrida vicios de orden procesal
que puedan dar lugar a lo que dispone el artículo señalado
anteriormente, y por el contrario corresponde complementar la
sentencia de primera instancia conforme lo dispone el art. 414
de la L. Nº 1970, corrigiéndola en los siguientes términos:
1.- El tribunal inferior al valorar las pruebas
correspondientes a las certificaciones referentes al flujo de
llamadas telefónicas y los envíos de dinero utilizando el
servicio de trufi Montero Santa Cruz, ha realizado una
valoración defectuosa de dicha prueba, ya que éstas para ser
admitidas como tales, deben ser realizadas con el concurso de
las partes, con la finalidad de que las mismas puedan ejercer
su derecho en la forma que establece el Código de Procedimiento
Penal, teniéndose que las pruebas mencionadas fueron obtenidas
en violación al art. 167 de la L. Nº 1970, ya que éstas en el
juicio, solo podrán ser incorporadas por su lectura conforme a
los arts. 13, 171, 216, 293 segundo párrafo y 333-1) y 2) todos
del Cód. Pdto. Pen., aspecto que ha vulnerado el Tribunal de
Sentencia de Concepción, en consecuencia dicha prueba fue
obtenida ilícitamente y no correspondía ser valorada por dicho
tribunal, por lo cual se tiene por corregido este aspecto, sin
que puedan tenerse como pruebas las certificaciones mencionadas
y que dieron lugar a la contradicción entre la parte
considerativa con la resolutiva del fallo apelado.
2.- El Ministerio Público acusó por los delitos de tráfico de
sustancias controladas y asociación delictuosa, sin embargo el
tribunal de instancia condenó a los imputados por el delito de
transporte de dichas sustancias, consecuentemente corresponde
que este tribunal, siguiendo la línea jurisdiccional de la
Excma. Corte Suprema de Justicia de la Nación se pronuncie
sobre el particular, teniéndose presente que el a quo al
condenar y recalificar el hecho sometido a juicio, ha condenado
a los imputados por la comisión del delito de transporte de
sustancias controladas, conforme al art. 55 de la L. Nº 1008,
situación que es preciso corregir conforme a los arts. 413 y
414 de la L. Nº 1970, declarando a los imputados absueltos de
culpa y pena de la comisión de los delitos de tráfico de
sustancias controladas y asociación delictuosa establecidos en
los arts. 48 y 53 de la L. Nº 1008, y en su mérito corresponde
que este tribunal declare la admisibilidad y la procedencia
parcial de los recursos interpuestos por los imputados conforme
a los arts. 407 y 408 ambos del Cód. Pdto. Pen., en base a los
fundamentos que se tienen expuestos, así como la admisibilidad
e improcedencia del recurso interpuesto por el Ministerio
Público.
POR TANTO: La Sala Penal Primera de la R. Corte Superior de
Justicia del distrito, en atención a los fundamentos legales
expuestos y aplicando lo determinado por el art. 413 del Cód.
Pdto. Pen., declara ADMISIBLE e improcedente el recurso de
apelación interpuesto por el Ministerio Público y, al mismo
tiempo, declara ADMISIBLES y procedentes en forma parcial los
recursos interpuestos por los imputados Norma Parada
Justiniano, Guillermo Reyes Arcaya Vaca y Teddy Santos palacios
Molina contra la sentencia dictada por el Tribunal de Sentencia
de Concepción, Provincia Ñuflo de Chávez del Departamento de
Santa Cruz; consecuentemente y complementando el fallo de
primera instancia, en la vía de corrección excluye las pruebas
documentales referidas al flujo de llamadas telefónicas a las
certificaciones otorgadas por los representantes del servicio
de Trufi Montero – Santa Cruz y de igual manera absuelve de
culpa y pena a los imputados Norma Parada Justiniano, Guillermo
Reyes Arcaya Vaca y Teddy Santos Palacios Molina de la comisión
de los delitos de tráfico de sustancias controladas y
asociación delictuosa, manteniéndose la culpabilidad de los
mencionados imputados en la comisión del delito de transporte
de sustancias controladas, por el cual fueron condenados por el
tribunal de instancia.
En aplicación del art. 160 del Cód. Pdto. Pen., se advierte a
las partes que tienen el plazo de cinco días para interponer el
recurso de casación, a partir de su notificación, conforme
exige el art. 417 de la citada norma adjetiva penal.
Vocal relatora: Dra. Teresa Lourdes Ardaya Pérez.
Regístrese y devuélvase.
Fdo.- Dres.: Teresa Lourdes Ardaya Pérez.- Jacinto Morón
Sánchez.- Teresa Vera de Gil.
Ante mí: Dr. Marcos A. Porras Velarde.- Secretario de Cámara.
AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación interpuestos por Guillermo
Reyes Ardaya Vaca a fs. 216-219 vta., por José Adolfo Lira
Andrade Fiscal de Materia de Sustancias Controladas a fs. 223-
224, por Norma Parada Justiniano a fs. 225-226 vta., y por
Teddy Santos Palacios Molina a fs. 227-228 vta., impugnando el
auto de vista de 10 de mayo de 2003 de fs. 179-187, pronunciado
por la Sala Penal Primera de la Corte Superior de Justicia del
Distrito de Santa Cruz, en el proceso penal seguido por el
Ministerio Público contra los recurrentes, por la presunta
comisión de los delitos de tráfico de sustancias controladas,
asociación delictuosa y confabulación; sus antecedentes, las
leyes que se acusan de violadas e infringidas, los precedentes
acompañados y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que el Tribunal de Sentencia de Concepción, Prov.
Ñuflo de Chávez del Distrito Judicial de Santa Cruz a fs. 96-
110 (anexo -cuerpo Nº 2-), pronunció sentencia declarando a los
imputados Guillermo Reyes Ardaya Vaca, Norma Parada Justiniano
y Teddy Santos Palacios Molina responsables en la comisión del
delito de transporte de sustancias controladas, incurso en la
sanción del art. 55 de la L. Nº 1008, condenando a cada uno a
cumplir la pena de ocho años de presidio, más el pago de mil
días multa, a razón de Bs. 10.- por día, pago de costas al
Estado calificado en Bs. 2.000.- para cada uno de ellos y;
secundariamente se dispone la confiscación definitiva del
vehículo con Placa Nº SEJ-027, así como también las armas,
teléfonos celulares, debiendo devolverse los demás bienes en
ejecución de sentencia conforme prevén los arts. 71 y 104 de la
L. Nº 1008.
Elevada en apelación restringida, la Corte de alzada por medio
del auto de vista de 10 de mayo de 2003 de fs. 179-187 (cuerpo
Nº 1), declara admisible e improcedente el recurso de apelación
interpuesto por el Ministerio Público de fs. 1-3 y, al mismo
tiempo declara Admisibles y procedentes en forma parcial los
recursos interpuestos por los imputados Norma Parada Justiniano
de fs. 5-7 vta., Guillermo Reyes Ardaya Vaca de fs. 62-70 y
Teddy Santos Palacios Molina de fs. 80-82 vta., (todos del
cuerpo Nº 1) contra la sentencia dictada por el Tribunal de
Sentencia de Concepción, Provincia Ñuflo de Chávez del
Departamento de Santa Cruz; consecuentemente y complementando
el fallo de primera instancia, en la vía de la corrección;
excluye las pruebas documentales referidas al flujo de llamadas
telefónicas y a las certificaciones otorgadas por los
representantes del servicio de Trufi Montero-Santa Cruz y de
igual manera absuelve de culpa y pena a los imputados Norma
Parada Justiniano; Guillermo Reyes Ardaya Vaca y Teddy Santos
Palacios Molina de la comisión de los delitos de tráfico de
sustancias controladas, asociación delictuosa y confabulación,
manteniéndose la culpabilidad de los mencionados imputados por
la comisión del delito de transporte de sustancias controladas,
por el cual fueron condenados por el tribunal de instancia.
CONSIDERANDO: Que en la vía de puro derecho e impugnando el
auto de vista de 10 de mayo de 2003, recurren de casación tanto
el Fiscal de Materia como los imputados visibles a fs. 223-224
y fs. 216-219 vta., 225-226 vta. y 227-228 vta., recursos que
al haber sido admitidos por efecto del A.S. Nº 362 de 25 de
julio de 2003, conforme a procedimiento y sujeción a los
principios de legalidad y probidad contenidos en el art. 1,
segundo periodo de los num. 1) y 14) de la L.O.J., concordante
con el art. 3 de la Ley Procesal Penal, se ingresa al análisis
de fondo, previo desglose de los agravios sostenidos por los
recurrentes, que para una mejor inteligencia se concretizan en
forma cronológica de la siguiente manera:
I.- Guillermo Reyes Ardaya Vaca a fs. 216-219 vta.:
I. 1º. Afirma que la condena impuesta por el Tribunal de
Sentencia de Concepción por el delito previsto por el art. 55
de la L. Nº 1008, distinto a los acusados por el Ministerio
Público, viola la garantía de congruencia entre la acusación y
sentencia establecida en el art. 362 del Cód. Pdto. Pen. y lo
coloca en estado de indefensión.
I. 2º. Estima que el tribunal de alzada al confirmar la
sentencia condenatoria, pasa por alto los defectos procesales
previstos en los incs. 1) y 11) del art. 370 del Cód. Pdto.
Pen. y consiguientemente incurre en ilegalidad al no absolverlo
de culpa y pena por el delito de transporte de sustancias
controladas.
I. 3. Como precedentes invoca el auto de vista de 13 de
noviembre de 2002 de fs. 77-79 vta., que al mantener la
sentencia del Tribunal 4º de Sentencia de Santa Cruz, que
declara a la imputada Lucy Lucinda Mendieta Barja, autora del
delito de tentativa de suministro de sustancias controladas,
previsto por el art. 51 de la L. Nº 1008, en relación al art. 8
del Cód. Pen. y le impone la pena de cinco años y tres meses de
presidio a cumplir en el Centro de Rehabilitación de Palmasola;
por vía de corrección y complementando, absuelve de culpa y
pena a la referida imputada, por la comisión del delito de
transporte de sustancias controladas por el cual fue juzgada
inicialmente. Por último invoca en la línea de precedentes el
A.S. Nº 190 de 21 de mayo de 2002 de fs. 190-192 (cuerpo Nº 1),
mediante el cual la Corte Suprema bajo el razonamiento jurídico
de que la simple tenencia de alcohol potable con fines lícitos
o de otras sustancias controladas contenidas en los Anexos de
la L. Nº 1008, por sí sola no constituye delito sino se
demuestra que tal sustancia está destinada a actividades
ilícitas del narcotráfico, sentando doctrina legal deja sin
efecto el auto de vista de 16 de diciembre de 1996, dictado por
la Sala Penal Primera de la Corte Superior de Oruro
confirmatorio de la sentencia condenatoria de primera instancia
en contra del imputado Irineo Mamani Huanca por el delito de
tráfico de sustancias controladas y determina que la Sala Penal
de aquel Distrito Judicial, dicte nuevo fallo conforme a la
doctrina legal establecida.
Por último pide que de conformidad a lo previsto por el art.
363-1) del Cód. Pdto. Pen., se establezca la doctrina legal
aplicable declarándolo absuelto de culpa y pena por el delito
previsto por el art. 55 de la L. Nº 1008, por no formar parte
del requerimiento acusatorio del Fiscal.
II.- José Adolfo Lira Andrade Fiscal de Materia de Sustancias
Controladas, a fs. 223-224, expresa:
II. 1. Que los tribunales inferiores no tomaron en cuenta las
agravantes que señala el num. 2) del art. 38 del Cód. Pen.
II. 2. Que los imputados al dirigirse hacia la frontera con
Brasil, tenían el firme propósito de comercializar la droga en
la cantidad cuantiosa de 152.300 g. de cocaína, que en forma
flagrante la F.E.L.C.N. les incautó en el operativo de rutina
en “Puerto Nuevo” en 12 de junio de 2002.
II. 3. Considera que la Corte de alzada al no analizar la
agravante del volumen de la droga incautada a los imputados
Teddy Santos Palacios Molina (conductor del vehículo),
Guillermo Reyes Ardaya Vaca y Norma Parada Justiniano, incurre
en la violación del num. 2) del art. 38 del Cód. Pen.
III.- Norma Parada Justiniano a fs. 225-226 vta., califica como
agravios los siguientes:
III. 1. En lo principal sostiene que al no haber sido acusada
por el Ministerio Público por el delito previsto por el art. 55
de la L. Nº 1008 y mantener la Corte de alzada la condena por
dicho ilícito, no sólo que se la coloca en estado de
indefensión; sino que se viola el art. 362 del Cód. Pdto. Pen.
III. 2. Afirma que el auto de vista objeto de impugnación de 13
de mayo de 2003, no coincide con el auto de vista de 13 de
noviembre de 2002 de fs. 77-79 vta., (cuerpo 1) que acompaña
como precedente, en el proceso dentro del cual el Tribunal 4º
de Sentencia de Santa Cruz, condenó a Lucy Lucinda Mendieta
Barja como autora del delito previsto en el art. 51 de la L. Nº
1008 con relación al art. 8 del Cód. Pen., imponiéndole la pena
de cinco años y tres meses de presidio a cumplir en el Centro
de Rehabilitación Santa Cruz y, la Corte de alzada mantiene la
sentencia con la complementación en vía de corrección de
absolver de culpa y pena a la imputada, por la comisión del
delito de transporte de sustancias controladas por el cual fue
juzgada inicialmente.
IV.- Teddy Santos Palacios Molina a fs. 227-228 vta., denuncia
como agravios:
IV. 1. La violación del art. 55 de la L. Nº 1008, ya que su
persona como los demás imputados fueron acusados por el delito
de tráfico de sustancias controladas, asociación delictuosa y
confabulación, previstos en los arts. 48 y 53 de la L. Nº 1008
y al no existir prueba en su contra por estos delitos,
correspondía absolverlos por el delito de transporte.
IV. 2. Refiere que la Sentencia Nº 014/2002 del Libro 22/02
dictada por el Tribunal 4º de Sentencia en lo Penal de fs. 71-
76 (cuerpo 1), por la acusación que efectúa el Ministerio
Público en el delito de transporte de sustancias controladas
previsto en el art. 55 de la L. Nº 1008, falla, declarando a la
imputada Lucy Lucinda Mendieta Barja, autora y culpable de la
comisión del delito de tentativa de suministro de sustancias
controladas, incurso en la sanción del art. 51 de la Ley
especial con relación al art. 8 del Cód. Pen. y el auto de
vista de 13 de noviembre de 2002 de fs. 77-79 vta., complementa
la sentencia del juez inferior, absolviendo de culpa y pena a
la imputada Lucy Lucinda Mendieta Barja de la comisión del
delito de transporte de sustancias controladas por el cual fue
juzgada inicialmente.
IV. 3. Puntualiza que el Tribunal de Sentencia de Concepción,
ha hecho una interpretación errónea del hecho, delito y derecho
y en tal virtud ha incurrido en defectos de la sentencia,
recogido por el num. 11) del art. 370 en relación al art. 362
ambos del Cód. Pdto. Pen.
Concluye que este precedente contradictorio invocado, tiene una
relación de resultados similar con el juicio oral que se
recurre, por cuanto el Ministerio Público hace acusación por
unos tipos de delitos y son condenados por otros tipos de
delitos.
CONSIDERANDO: Que del análisis de los recursos formulados por
los imputados, éstos en forma unánime reclaman como agravios el
hecho de haber sido condenados por el delito de transporte de
sustancias controladas, incurso en la sanción del art. 55 de la
L. Nº 1008, sin que este hecho hubiera sido parte integrante
del requerimiento de acusación formal emitido por el Fiscal de
Materia, lo que los coloca supuestamente en estado de
indefensión y se violan además los nums. 1) y 11) del art. 370
y el contenido en el art. 362 todos del Cód. Pdto. Pen.
Por regla general efectivamente el llamado principio
acusatorio, tiene por finalidad asegurar la imparcialidad del
juez o tribunal y, correctamente comprendido comporta, además
de la separación de las funciones de investigar y juzgar y su
atribución a órganos diferentes, estas dos consecuencias: 1) La
supeditación del juicio oral, público y contradictorio, a la
existencia de una acusación formal por parte del Ministerio
Público o del querellante; y 2) La vinculación de la sentencia
al hecho objeto de la acusación y a la persona del imputado.
Sin embargo, partiendo del principio de libre valoración de la
prueba, recogido por el art. 173 del Cód. Pdto. Pen. que no
contempla excepción alguna, “diáfanamente“ supone que los
distintos elementos de prueba puedan ser ponderados libremente
por el tribunal de instancia, a quien corresponde valorar su
significado y trascendencia en orden a la fundamentación el
fallo contenido en la sentencia; pero este principio,
tradicional de justicia penal, debe entenderse modulado por el
reconocimiento del derecho fundamental a la presunción de
inocencia, que exige que para que pueda haber condena, la
“concurrencia de plena actividad probatoria producida por las
garantías procesales que de alguna forma pueda entenderse de
cargo y de la que indudablemente se pueda deducir, por tanto,
la culpabilidad del procesado”.
Estos principios enunciados tienen su vigencia universal y por
eso es que se hallan incluidos en textos constitucionales y
normas supranacionales, con cierta peculiaridad en el Derecho
Boliviano, concretamente en la tipología que el legislador
nacional le ha conferido al art. 33-m) de la L.R.C.S.C., en
cuyo contenido a pesar de su generalidad, no quepa la
interrelación lógica y jurídica de conductas antijurídicas
relativas al rubro; siendo el común denominador que la
actividad se refiera al despliegue de acciones ilícitas
relacionadas con el narcotráfico, con las secuelas
consiguientes de lesión al bien jurídico denominado “la salud
de la población”. Esta caracterización de elementos comunes que
hacen a la tipología, a pesar de sus defectos técnicos en su
construcción del art. 33-m) de la L. Nº 1008, le vincula al
juez o tribunal a ejercer el poder de disposición sobre el
objeto del mismo, una vez iniciado el proceso penal, desde
luego tratándose de delitos comprendidos en la L. Nº 1008
El ilustre procesalista Gómez Orbaneja al señalar que juzgar es
hacer actuar la voluntad concreta de la ley, afirma que la
satisfacción de los intereses individuales tutelados por el
derecho puede ser para el Estado que administra justicia una
finalidad mediata e indirecta, pero la finalidad primaria que
el juez persigue en el sistema de la legalidad, tanto en la
esfera civil como en la penal, es la observancia del derecho,
sólo porque es derecho e independientemente de su contenido.
Esto es que el juez penal, mediante una actividad adecuada
regulada por el derecho, fija los hechos y circunstancias de un
acaecer concreto, lo somete a una calificación jurídica y
declara producto de la valoración probatoria en la decisión
final, el efecto establecido en la norma sustantiva, lo que se
conoce como la subsunción de la conducta al tipo penal.
Se entenderá meridianamente, que en el caso examinado por la
categorías de normas, la naturaleza que entrañan las contenidas
en la Ley del Régimen de Sustancias Controladas y la comunidad
del bien jurídico lesionado, no se ha vulnerado el principio de
“congruencia” entre la acusación y la decisión de los órganos
judiciales, contenido en el art. 362-11) del art. 370 ambos del
Cód. Pdto. Pen.; es más ninguno de los precedentes acompañados
en apelación restringida, se contradice con la decisión impresa
por el tribunal de alzada al pronunciar el auto de vista de 13
de mayo de 2003 de fs. 179-187 (cuerpo 1); sino que guardan
similitud en cuanto a la aplicación y sentido de la norma
sustantiva, con la digresión oportuna de tratarse de escenarios
distintos y motivaciones diferentes en que se produjeron los
hechos. Estos fundamentos esbozados son los suficientemente
sustentarios de la infundación de los recursos de casación
interpuestos por los imputados a fs. 216-219 vta., 225-226 vta.
y 227-228 vta., habida cuenta de la ausencia de contradicción,
lo que amerita dar aplicación a la segunda línea del segundo
periodo del art. 419 de la Ley Procesal Penal.
CONSIDERANDO: Que dada la naturaleza y finalidad del sistema
normativo de las normas contenidas en la L. Nº 1008 y,
específicamente la caracterización de elementos comunes que
integran la tipología del art. 33-m) de la Ley especial, en la
que se hallan todos los supuestos antijurídicos interconectados
entre sí, siendo el delito de tráfico de sustancias controladas
al que mayor pena le ha atribuido el derecho sancionador, por
el carácter de “lesa humanidad”; es de significar en este
contexto genérico que la agravante de volúmenes mayores de
droga incautada, no hecha sus raíces sólo para el delito de
tráfico incurso en la sanción del art. 48 de la L. Nº 1008;
sino como bien lo apunta e impugna el Fiscal de Materia al
interponer el recurso de casación de fs. 223-224, resulta
imperioso que el juez o tribunal a tiempo de fijar la pena,
compulse la agravante contenida en el num. 2) del art. 38 del
Cód. Pen., vale decir que un cargamento de más de 152.300 g. de
cocaína en sus consecuencias y efectos perniciosos a la salud
de la población, no es equiparable a aquel que transporta por
encargo o cantidades pequeñas; esto equivale a sostener que
toda droga en volúmenes mayores, importa haber realizado tareas
previas de compra, conservación, estocamiento y seguridad para
no ser descubierto.
Doctrina legal aplicada.-
Bajo el hilo de esta reflexión es cierto que existen razones
poderosas de carácter axiológicas y de organización social para
que las normas sean precisas y desde luego para que lo sean en
la mayor de las medidas posibles; tal precisión tiene unos
límites lógicos –la precisión máxima comportaría la descripción
exhaustiva de cada comportamiento prohibido individualizado por
su autor y por sus circunstancias- y desde luego unos costes de
justicia que aumentan con la especificación de los
comportamientos.
Una norma rígida en exceso puede dejar fuera importantes
atentados contra el bien jurídico protegido, que a diferencia
de una norma más flexible, es capaz de cubrir a través de una
razonable subsunción judicial. Esto es lo que justifica que en
materia de la L. Nº 1008, se admita la utilización de conceptos
indeterminados en los tipos penales, al punto de ser tolerable
el margen de imprecisión, siempre que los rasgos esenciales de
la conducta prohibida y de la pena se expresen en la norma
penal, de modo que las personas puedan desarrollar
razonablemente su libertad sin miedo a penas sorpresivas y
puedan confiar en que las sanciones más graves puedan recaer
sobre ellos, cuando el déficit de la norma adquiere dimensiones
mayores que se traducen en detrimento de la salud de la
población. Ahora bien, como la descripción indeterminada del
art. 33-m) de la L. Nº 1008, involucra a las demás conductas
antijurídicas, entre ellas el transporte de sustancias
controladas previsto en el art. 55 de la Ley especial, la
circunstancia de la agravante contenida en el segundo periodo
del art. 48 de la Ley referida, enlazada a las especificadas en
el num. 2) del art. 38 del Cód. Pen., no es ajena en su
estimación para otros tipos penales, si de suyo está comprobada
la existencia de volúmenes mayores en la siembra, fabricación,
transporte, tráfico, comercialización y otros, tanto de
alcaloides en estado base o cristalizado como en el uso de
precursores químicos.
La jurisprudencia del Supremo Tribunal ha seguido esta línea en
materia sancionadora, cuando concurre el presupuesto de
“volúmenes mayores” de droga o sustancias controladas
incautadas; de ahí que la doctrina legal aplicada no viene a
ser sino una valiosa confirmación para que los jueces y
tribunales de la República la apliquen en forma obligatoria, en
los términos dispuestos por el segundo periodo del art. 420 de
la Ley Procesal Penal; máxime si el tribunal de alzada a tiempo
de pronunciar el auto de vista de 13 de mayo de 2003 de fs.
179-187, objeto de impugnación por el Fiscal de Materia, ha
omitido aplicar la agravante contenida en las disposiciones
legales arriba mencionadas.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en ejercicio de la atrib. 1ª) del art. 59 de la
L.O.J. y de acuerdo a la facultad conferida por el segundo
periodo del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el
auto de vista impugnado de 10 de mayo de 2003 de fs. 179-187
(cuerpo 1), sólo en cuanto a la fijación de la pena impuesta a
los imputados y, determina que la Sala Penal Primera de la
Corte Superior de Justicia del Distrito de Santa Cruz, dicte
nuevo fallo con relación a la pena conforme a la doctrina legal
establecida y cumpliendo las normas legales extrañadas.
Con los razonamientos jurídicos y legales esgrimidos líneas
arriba, se declaran INFUNDADOS los recursos de casación
interpuestos por los imputados a fs. 216-219 vta., 225-226 vta.
y 227-228 vta., en conformidad a la segunda línea del segundo
periodo del art. 419 de la Ley Procesal Penal.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítase copia del
presente auto supremo a todas las Cortes Superiores del país,
para que por intermedio de sus presidentes, pongan en
conocimiento de las respectivas Salas Penales, Tribunales de
Sentencia, Jueces de Sentencia y Jueces de Garantía en materia
penal.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 26 de noviembre de 2003.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

597
Ministerio Público c/ Fernando Castro Alvarez
Transporte de sustancias controladas
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación interpuestos a fs. 170-174
por Dorian Jiménez Camacho, Fiscal de Materia de Sustancias
Controladas y a fs. 178-179 por Fernando Castro Alvarez,
impugnando el A.V. cursante a fs. 167-168 de 14 de abril de
2003, pronunciado por la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior de La Paz, dentro del proceso penal seguido por el
Ministerio Público contra Fernando Castro Alvarez, por la
comisión del delito de transporte de sustancias controladas;
sus antecedentes; y
CONSIDERANDO: Que a fs. 120-127 cursa la sentencia pronunciada
por el Tribunal de Sentencia Nº 2 de El Alto de La Paz, que
declara al imputado Fernando Castro Alvarez, autor de la
comisión del delito de transporte de sustancias controladas,
previsto por el art. 55 de la L. Nº 1008, condenándolo a la
pena de ocho años de presidio a cumplir en el Penal de San
Pedro de La Paz, multa de mil días a razón de Bs. 10.- día y
pago de daño civil y costas al Estado a calificarse en
ejecución de sentencia. Dispone la confiscación del teléfono
celular marca Nokia mod. 5120 y del pasaje aéreo No.
057331295763/64, La Paz-Madrid–España.
Contra la aludida sentencia, a fs. 155-156 interpuso recurso de
apelación restringida el incriminado denunciando inobservancia
y errónea aplicación de la ley al calificar el hecho como
transporte consumado de sustancias controladas, previsto en el
art. 55 de la L. Nº 1008, sin tomar en cuenta al art. 8 del
Cód. Pen. que tipifica la tentativa, tipo al cual su conducta
encuadra, tomando en cuenta que el delito fue interrumpido en
su ejecución al ser detenido en el Aeropuerto de El Alto cuando
se aprestaba tomar el Vuelo No. 931 de la línea Aérea L.A.B.,
La Paz-España; manifiesta que el Tribunal de Sentencia no ha
considerado la amplia jurisprudencia emitida por la Corte
Suprema en casos semejantes, invoca y acompaña como precedente
el auto de vista de 14 de julio de 1998, dictado por la Corte
Superior de Cochabamba y el auto supremo de 5 de septiembre del
2000; pide que el tribunal de alzada corrija los errores
mencionados dictando nueva sentencia donde se califique su
conducta como tentativa de transporte previsto en el art. 8 del
Cód. Pen. con relación al art. 55 de la L. Nº 1008 y a tiempo
de establecer la pena tomar en cuenta lo previsto en el art.
40-2) y 3) del Cód. Pen.
CONSIDERANDO: Que la Corte de alzada mediante auto de vista de
14 de abril de 2003, confirma en parte la sentencia apelada y
deliberando en el fondo declara a Fernando Castro Alvarez,
autor del delito de transporte de sustancias controladas en
grado de tentativa, previsto y sancionado por el art. 55 de la
L. Nº 1008 con relación al art. 8 del Cód. Pen., imponiéndole
la pena privativa de libertad de seis años y seis meses de
presidio a cumplir en el Penal de San Pedro de La Paz,
manteniendo firme en lo demás la sentencia de primera
instancia.
CONSIDERANDO: Que impugnando el fallo de segunda instancia el
Ministerio Público recurre de casación a fs. 170-174, invocando
como precedente el A.S. Nº 237 de 27 de junio de 2002, por su
parte Fernando Castro Alvarez en su recurso de casación invoca
como precedente el A.S. Nº 16 de 9 de enero de 2001 y el A.S.
Nº 41 de 27 de enero de 2003; recursos que son admitidos por
cumplir con los requisitos exigidos en los arts. 416 y 417 del
Cód. Pdto. Pen., mediante A.S. Nº 372 de 31 de julio de 2003,
que abre la competencia del tribunal de casación para el
análisis de fondo de los recursos en sujeción a los puntos
observados:
El Ministerio Público señala que el ilícito cometido por
Fernando Castro Alvarez, encuadra en el tipo penal previsto en
el art. 55 de la L. Nº 1008, o sea transporte de sustancias
controladas, como se ha probado en el juicio oral público y
contradictorio; que el auto de vista impugnado ha conculcado el
art. 230 del Cód. Pdto. Pen. al no haber tomado en cuenta la
flagrancia del delito y que no se puede hablar de tentativa;
señala que no es evidente que exista una jurisprudencia
uniforme que admita la tentativa en delitos previstos en la L.
Nº 1008, sobre el particular señala como precedentes los AA.SS.
Nos. 498 de 3 de diciembre de 2002, 237 de 27 de junio de 2002
y 16 de enero de 2001. Pide se admita el recurso deducido
conforme al art. 418 del Cód. Pdto. Pen. y analizando en el
fondo se deje sin efecto el auto de vista impugnado y se
disponga que la Sala Penal de la Corte Superior de La Paz,
dicte nueva resolución de acuerdo a la doctrina legal que se
establezca.
Por su parte Fernando Castro Alvarez en el recurso de casación
de fs. 178-179 impugna el auto de vista sólo en relación a la
pena impuesta, señalando que al haber sido confirmada en parte
la sentencia que se le impuso de ocho años de presidio,
correspondía tomar como base dicha pena para fijar el quantum
que le corresponde por tentativa, que son los dos tercios
conforme al art. 8 del Cód. Pen. o sea cinco años y cuatro
meses de presidio; asimismo reclama que los días multa impuesto
están por encina de lo establecido por art. 29 del Cód. Pen.,
invoca como precedente el A.S. Nº 41 de 27 de enero de 2003,
pide se rectifique la pena impuesta.
CONSIDERANDO: Que de la revisión y análisis de los precedentes
invocados como contradictorios al auto de vista impugnado por
el Ministerio Público, se establece que los AA.SS. Nos. 498 de
3 de diciembre de 2002, No. 237 de 27 de junio de 2002 y 16
de enero de 2001, determinan que el delito de transporte se
sustancias controladas, queda consumado en el momento en que se
descubre e incauta la droga, criterio que es coincidente con la
nueva doctrina adoptada por el tribunal de casación en el A.S.
No. 417 de 19 de agosto de 2003; por consiguiente los
precedentes invocados son contradictorios al auto de vista
impugnado de 14 de abril de 2003, que declara al procesado
Fernando Castro Alvarez, autor del delito de tentativa de
transporte de sustancias controladas, previsto en los arts. 55
de la L. Nº 1008, con relación al 8 del Cód. Pen.
En cuanto a la impugnación al auto de vista que hace el
imputado, respecto a la pena, encontramos que sólo existe
contradicción con el precedente en cuanto a la fijación de los
días multa, que de conformidad al art. 29 del Cód. Pen. no
puede ser superior a los quinientos días multa, y el monto
máximo total de día multa no podrá sobrepasar de veinticinco
salarios mínimos mensuales nacionales.
Doctrina legal aplicable:
Que los fallos pronunciados por Sala Penal de la Excma. Corte
Suprema, constituyen precedentes y son vinculantes y no son de
ninguna manera fuente productora del derecho penal, sino que
traducen criterios de interpretación teleológicos del sentido y
alcance de la ley en un caso particular, jurisprudencia que
sienta doctrina sobre alguna institución o algún punto no claro
de la norma, la misma que puede modificarse con una nueva
doctrina sentada en resoluciones posteriores.
Es así que con relación al delito de transporte de sustancias
controladas, con la facultad conferida por la parte segunda del
art. 420 del Cód. Pdto. Pen., se ha establecido una nueva
doctrina a partir del A.S. Nº 417 de 19 de agosto de 2003, la
misma sostiene, que el transporte de sustancias controladas de
un lugar a otro, sin autorización legal, sin importar el medio,
se halla penado por ley y el delito queda consumado en el
momento en que se descubra e incaute la droga, siendo
indiferente si la sustancia controlada llegó o no a su destino
ni la distancia recorrida, en consecuencia se aplica la teoría
finalista del delito, en la que los medios empleados no son tan
importantes sino el fin que persigue el delito propiamente
dicho. Por consiguiente será delito consumado, cuando el agente
realiza actos previos, como ser adquirir la droga, almacenar la
misma, esconder, trasladar de un lugar a otro, en sí todos los
actos ejecutivos precedentes, los cuales se integran y se
compenetran para formar un solo ente.
En cuanto a la pena que se ha de imponer sea esta principal o
la accesoria, corresponde a tiempo de fijar la misma,
contemplar lo previsto en los arts. 37, 38, 39 y 40 del Cód.
Pen., la misma que por ninguna circunstancia debe superar el
máximo previsto por ley para cada delito.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, de conformidad al segundo parágrafo del art. 419
del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO, el auto de vista
impugnado y determina que la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior del Distrito Judicial de La Paz, dicte nuevo fallo
conforme a la doctrina legal establecida.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítase copia del
presente auto supremo a todas las Salas Penales de las Cortes
Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 27 de noviembre de 2003.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

599
Pablo Vaca Diez Busch c/ Oscar Nelson Bonilla Quiroz
Apropiación indebida y otro
Distrito: Santa Cruz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 75-77 interpuesto por
Oscar Nelson Bonilla Quiroz, impugnando el A.V. de fs. 68 y
vta. de 6 de noviembre de 2002, pronunciado por la Sala Penal
Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa
Cruz, en el juicio penal oral, público y contradictorio,
seguido a querella de Patricia Moreno de Núñez en
representación de Pablo Vaca Diez Busch contra el recurrente,
por la presunta comisión de los delitos de apropiación indebida
y abuso de confianza; sus antecedentes, las leyes que se acusan
de violadas, los precedentes invocados como contradictorios y
todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por A.S. N°
305 de 10 de junio de 2003 (fs. 84) y sin ingresar al fondo del
asunto, corresponde al tribunal analizar sí durante la
tramitación del proceso se habrían producido violaciones contra
el debido proceso que se traduzcan en defectos absolutos de
procedimiento insubsanables o defectos de la sentencia,
conforme disponen los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen., para
en su caso adoptar las medidas de saneamiento previstas por
ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que
pronunciada la sentencia condenatoria de fs. 56-58, interpone
recurso de apelación restringida Oscar Nelson Bonilla Quiroz
según memorial de fs. 61-63 vta., habiendo la Corte de alzada
mediante A.V. de fs. 68 y vta., declarado inadmisible el
recurso de apelación restringida, considerando que no cumplió
con los requisitos de forma exigidos por los arts. 407 y 408 de
la L. Nº 1970 relativos a la mención de citas legales violadas
o erróneamente aplicadas y la aplicación que pretendía el
recurrente.
CONSIDERANDO: Que el sistema de recursos contenido en el nuevo
Código de Procedimiento Penal está diseñado para plasmar de
manera efectiva el derecho que tiene todo imputado de pedir la
revisión del fallo condenatorio dictado en su contra, conforme
prevén taxativamente los arts. 8.2 inc. h) del Pacto de San
José de Costa Rica (L. Nº 1430 de 11 de febrero de 1993) y 14.5
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (L. Nº
2119 de 11 de septiembre de 2000), que de manera expresa
consagran el derecho que tiene toda persona declarada culpable
de un delito para que el fallo condenatorio y la pena que se le
hayan impuesto sean sometidos a control mediante un juez o
tribunal superior.
Que en el mismo sentido razonan las Sentencias Constitucionales
Nos. 1075/2003-R y 1044/2003, cuya ratio decidendi en ambos
casos, garantiza a toda persona el acceso al sistema de
recursos y medios impugnativos, más allá de formalismos que
impidan el ejercicio efectivo del genéricamente denominado
derecho a segunda opinión.
Doctrina legal aplicable.-
Que el espíritu de la nueva normativa procesal penal en
consonancia con la doctrina contemporánea sobre la apelación
restringida que constituye el único medio para impugnar la
sentencia, enseñan que el propósito de los requisitos de forma
exigidos por los arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen. radican en
facilitar a la autoridad el conocimiento cabal y objetivo de la
pretensión impugnatoria del recurrente, por lo que para lograr
ese propósito, el art. 399 del Cód. Pdto. Pen. obliga al
tribunal de alzada a conminar al recurrente para que subsane
los defectos u omisiones de forma que contiene su recurso, bajo
apercibimiento de rechazo; por lo que en ningún caso el
Tribunal está facultado a rechazar el recurso así formulado in
limine, es decir, sin haberle previamente dado la oportunidad
de subsanar las formalidades extrañadas. Lo contrario,
implicaría vulnerar las normas del debido proceso, en sus
componentes del derecho de defensa y derecho a obtener tutela
judicial efectiva, en el caso, mediante un fallo o segunda
opinión que resuelva su pretensión impugnatoria.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el auto de vista impugnado cursante a fs. 68 y
vta. de obrados, disponiendo que la Sala Penal Primera de la
Corte Superior de Santa Cruz, cumpla con la doctrina legal
aplicable establecida al respecto.
De la misma manera, a efecto de lo previsto por el art. 420 del
Cód. Pdto. Pen., hágase conocer la presente resolución a todas
las Cortes Superiores de Distrito del país.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 27 de noviembre de 2003.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

289
COPETROL c/ Angela Cazón León y Daysi Roxana Chávez Montaño
Giro de cheque en descubierto y abuso de confianza
Distrito: Cochabamba
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 175-176 interpuesto Lucio
Vidal García por Cochabambina Petrolera S.A. (COPETROL),
impugnando el A.V. de 12 de abril de 2002 de fs. 168-169
pronunciado por la Sala Penal Segunda del Distrito Judicial de
Cochabamba, dentro del proceso penal seguido por Raúl Orlando
Ortiz Fernández Presidente y apoderado de COPETROL contra
Angela Cazón León y Daysi Roxana Chávez Montaño, por los
delitos de cheque en descubierto y abuso de desconfianza,
previstos y sancionados por los arts. 204 y 346 del Cód. Pen.
modificado por L. N° 1768 de 10 de marzo de 1997, los
antecedentes del proceso; y
CONSIDERANDO: Que de la sentencia de fs. 126-129 y vta. se
infiere que el cheque de Bs. 283.358,63 de fs. 6, rechazado por
falta de fondos y cuenta clausurada, pertenece a la imputada
Angela Cazón León a quien se declara autora de la comisión del
delito de giro de cheque en descubierto previsto y sancionado
por el art. 204 del Cód. Pen., modificado por L. N° 1768 de 10
de marzo de 1997, imponiéndole la pena de un año de reclusión a
cumplirse en la Cárcel Pública de mujeres de San Sebastián de
esa ciudad, con costas y resarcimiento de daños civiles a favor
de la parte acusadora. Con respecto a la coimputada Daysi
Roxana Montaño se la declara autora de la comisión del delito
de abuso de confianza previsto y sancionado por el art. 346 del
Cód. Pen. modificado, imponiéndole la pena de un año y ocho
meses de reclusión a cumplirse en la Cárcel Pública de mujeres
de San Sebastián de esa ciudad, con costas y resarcimiento de
daños civiles a favor de la parte acusadora, absolviéndola de
pena y culpa del delito de giro de cheque en descubierto
previsto y sancionado por el art. 204 del referido Cód. Pen.
modificado al no haberse probado la acusación.
CONSIDERANDO: Que mediante A.V. de fs. 168-169 se declara
improcedente la apelación interpuesta por Raúl Orlando Ortiz
Fernández, representante de COPETROL S.A. y procedente la
apelación interpuesta por la imputada Angela Cazón León,
declarándola absuelta de pena y culpa del delito de giro de
cheque en descubierto previsto y sancionado por el art. 204 del
Cód. Pen. modificado.
CONSIDERANDO: Que el recurso de casación de fs. 175-176, indica
que entre el A.V. impugnado de fs. 168-169 y la invocación
hecha en el recurso de apelación restringida de fs. 150-152,
reiterada en el recurso de casación, se establece la
contradicción; en sentido de que el simple rechazo del cheque o
la circunstancia de girar y entregar cheques sin provisión de
fondos no exime de responsabilidad penal y se configura el
delito de giro de cheque en descubierto; precedentes que
contradicen al auto de vista impugnado, al no tomarse en cuenta
el hecho de girar cheques sin provisión de fondos y al
vencimiento de las setenta y dos horas de la comunicación a la
giradora se configura delito de cheque en descubierto.
CONSIDERANDO: Que del análisis comparativo entre la resolución
impugnada y lo determinado en el A.S. N° 103 de 20 de mayo de
1982 invocado como precedente contradictorio, se establece que
por el juzgamiento de un mismo tipo penal -aunque en causas
distintas- se ha resuelto de manera diferente y contradictoria,
siendo la línea jurisprudencial la fijada por la Corte Suprema
de Justicia, en el sentido que el hecho de girar y entregar
cheques sin la suficiente provisión de fondos, no exime la
responsabilidad penal del girador conforme a lo establecido en
la primera parte del art. 204 del Cód. Pen.
Doctrina legal aplicable:
Art. 204 del Cód. Pen. La lectura analítica de este tipo penal
nos presenta tres definiciones que se traducen en tres figuras
penales dentro de un mismo tipo: En la primera parte se tiene
que el giro de cheque en descubierto es un delito que no se
consuma con la acción sino que realizado el hecho da la
oportunidad de librarse de la calificación delictiva si el
girador paga dentro de las setenta y dos horas de haber
recibido la notificación de insolvencia, reputándose como
cumplimiento de cualesquier obligación civil; en caso de no
pago se penaliza la conducta. Las dos figuras restantes emergen
del segundo acápite, cuando el cheque ha sido girado sin estar
autorizado para ello, y cuando es utilizado como instrumento de
crédito o garantía; en ambos casos, la conducta del sujeto que
realiza estas operaciones esta penalizada al igual que en el
primer caso con pena privativa de libertad de uno a cuatro años
de reclusión y multa de treinta a cien días, con la diferencia
que de probarse los dos últimos extremos los cheques son nulos
de pleno derecho.
La figura del cheque en descubierto, introducida al catálogo de
delitos previstos en el Código Penal, responde a una necesidad
de fortalecer y proteger legalmente la confianza en el uso del
cheque como medio de pago que sustituye al dinero ahorrando
problemas en su manejo. El cheque es un instrumento de pago a
la vista o a su presentación, y cuando se lo emite en
descubierto se interpreta la conducta como engaño o falsedad
porque se escribe algo que no esta de acuerdo con la verdad y
realidad.
CONSIDERANDO: Que habiéndose determinado la existencia de
contradicción entre lo resuelto por el tribunal ad quem y el
precedente contradictorio invocado por el recurrente contenido
en el A.S. N° 103 de 20 de mayo de 1982, de cuyo análisis
emergió la necesidad de establecer la doctrina aplicable para
casos como el de autos, corresponde, en aplicación del art. 419
del Cód. Pdto. Pen., dejar sin efecto el fallo impugnado.
Que siendo atribución del juzgador, conforme a los arts. 37,
38, 39 y 40 del Cód. Pen., determinar la mayor o menor sanción
a aplicarse en delitos con penas indeterminadas, la doctrina
aplicable no es imperativa en el presente caso.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, de conformidad al segundo parágrafo del art. 419
del nuevo Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista
impugnado y determina que la Sala Penal Segunda de la Corte
Superior del Distrito Judicial de Cochabamba, dicte nuevo fallo
conforme a la doctrina legal establecida y las normas legales
previstas para el caso en concreto.
Para fines del art. 420 del Código adjetivo citado, remítase
copia del presente auto supremo, a todas las Cortes Superiores
del país, para que por intermedio de su Presidente, ponga en
conocimiento de las salas, tribunales y jueces en materia
penal.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber, cúmplase y devuélvase.
Fdo.- Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Dr. Héctor Sandoval Parada.
Sucre, 30 de julio de 2002.
Proveído: Dr. Edgar Molina Aponte.- Secretario de Cámara.

301
Empresa de Distribución y Mercadeo Ltda. D & M c/ Antonio
Fernando Arauco Koester
Apropiación indebida y abuso de confianza
Distrito: Cochabamba
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 131-133 interpuesto por
María Ruth Montaño Suárez en representación de Antonio Fernando
Arauco Koester impugnando el A.V. de fs. 122 y vta.,
pronunciado por la Sala Penal Tercera de la Corte Superior del
Distrito Judicial de Cochabamba, dentro el proceso penal
seguido por Sandra Yáñez Eid por la Empresa Distribución y
Mercadeo Ltda. D&M contra Antonio Fernando Arauco Koester, por
los delitos de apropiación indebida y abuso de confianza,
previstos y sancionados por los arts. 345 y 346 del Cód. Pen.
modificado por L. N° 1768 de 10 de marzo de 1977, los
antecedentes del proceso; y
CONSIDERANDO: Que la sentencia de fs. 101-103 vta. declara al
imputado Antonio Fernando Arauco Koester autor de la comisión
de los delitos de apropiación indebida y abuso de confianza
sancionados por los arts. 345 y 346 del Cód. Pen. modificado
por L. N° 1768 de 10 de marzo de 1977, imponiéndole la pena de
seis meses de reclusión que deberá cumplir en la Cárcel Pública
de San Sebastián de esa ciudad, con costas y resarcimiento de
daños civiles a favor de la parte acusadora.
CONSIDERANDO: Que el A.V. de fs. 122 y vta. emitido por la Sala
Penal Tercera de la Corte Superior del Distrito Judicial de
Cochabamba rechaza la apelación interpuesta, con el argumento
de que el imputado debió presentar personalmente el recurso de
alzada en la secretaría del juzgado.
CONSIDERANDO: Que el recurrente manifiesta: 1°. La Corte de
alzada al rechazar el recurso de apelación restringida incoado
por su representado, mediante A.V. de fs. 122 y vta., y
declarar ejecutoriada la sentencia de 9 de febrero de 2002
venida a fs. 101-103 vta., con la interpretación y aplicación
de los arts. 18, 106, 394, 395, 404 y 408 del nuevo Cód. Pdto.
Pen., que reclaman que la apelación de resoluciones en delitos
de carácter privado es personalísimo; considera un acto de
violación a la seguridad jurídica y a la tutela de los valores
constitucionales y por ende al ejercicio pleno del derecho a la
defensa establecido por el art. 16 de la C.P.E.
2° Sostiene que la admisibilidad o inadmisibilidad del recurso
de apelación restringida, está prevista taxativamente por los
arts. 407 y 408, con relación a los arts. 169 y 370 del nuevo
Cód. Pdto. Pen., disposiciones que no exigen “la presencia
física a la Secretaría del Juzgado del imputado” para la
presentación del recurso de Apelación Restringida”.
Que el recurso de casación de fs. 131-133, cita como
jurisprudencia contradictoria para impugnar el A.V. de fs. 122
y vta., las que corren a fs. 132 donde se evidencia que la
presentación de memoriales de apelación por los abogados
interesados, no es motivo de invalidación respecto de las
alzadas de sus patrocinados, que asimismo, en caso de urgencia
puede apelar el abogado por su patrocinado o defendido aunque
no cuente con poder, porque el recurso ordinario de apelación
no constituye nueva demanda de puro derecho como es el recurso
extraordinario de casación. El A.V. impugnado de fs. 122 y
vta., contradice a los precedentes al exigir la presencia
física del apelante en la secretaría del juzgado. De donde se
concluye que no es necesaria la presencia física del recurrente
en la presentación del recurso de alzada en la secretaría del
juzgado.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE: Que el derecho de recurrir se
encuentra precisado de manera expresa en el art. 394 del nuevo
Cód. Pdto. Pen. cuando señala: “El derecho de recurrir
corresponderá a quien le sea expresamente permitido por ley” y,
el mismo Código de referencia indica, en forma terminante en el
art. 400, que: “Cuando la resolución sólo haya sido impugnada
por el imputado o su defensor no podrá ser modificada en su
perjuicio”, de donde se concluye que no siempre puede recurrir
el interesado, sino aún el defensor por lo que no es necesaria
la presentación personal del recurso.
Que de acuerdo a las garantías procesales que reconoce el art.
16 de la C.P.E., resulta que la decisión de la Corte de alzada
al rechazar el recurso de apelación restringida interpuesto por
el imputado dentro del término previsto por el art. 408 del
nuevo Cód. Pdto. Pen., con el argumento de que el recurso no
fue presentado personalmente por Antonio Fernando Arauco
Koester en la secretaría del juzgado, no sólo que muestra una
incongruencia doctrinal, sino que, desnaturaliza la esencia y
relevancia del debido proceso y el derecho de acceso a que
tiene todo imputado de apelar y recurrir a todas las instancias
de la estructura jurisdiccional, en busca de rever la sentencia
condenatoria. En efecto, el presupuesto habilitante para el
planteamiento del recurso de apelación restringida es que sea
presentado dentro del plazo de los quince días de notificada
con la sentencia a las partes del litigio, con indicación de
las disposiciones legales que se consideren violadas o
erróneamente aplicadas, motivando la forma en que debían ser
aplicadas, y no como en el caso de autos, que equivocadamente
se añade el presupuesto de la presencia personal del sujeto
pretensor en el momento de la presentación del recurso en
Secretaría del Juzgado, a pesar de llevar la firma del sujeto
legitimado.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de las específicas atribuciones conferida
por el art. 59-1) de la L.O.J. con relación al art. 419 del
Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el A.V. de 23 de marzo de 2002
de fs. 122 y vta., pronunciado por la Sala Penal Tercera de la
Corte Superior del Distrito Judicial de Cochabamba, y determina
que el tribunal de alzada considere la apelación interpuesta.
En cumplimiento estricto del art. 420 de la L. N° 1970,
remítanse copias del presente auto de supremo a todas las
Cortes Superiores del país, para que por intermedio de cada
presidente, ponga en conocimiento de las salas, tribunales y
jueces penales para su aplicación obligatoria.
Relator: Ministro Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Regístrese, hágase saber y devuélvase actuados.
Fdo.- Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Dr. Héctor Sandoval Parada
Sucre, 30 de julio de 2002.
Proveído: Dr. Edgar Molina Aponte.- Secretario de Cámara.

241
Ministerio Público y Aduana Regional La Paz c/ Rubén Carpio
González
Contrabando
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 204-210 interpuesto por
Marcelo Ferrufino Deheza, Gerente Regional Aduana La Paz,
impugnando el A.V. de fs. 188-189 vta. de 26 de febrero de 2002
pronunciado por la Sala Penal Segunda de la Corte Superior del
Distrito Judicial de La Paz, dentro del proceso penal aduanero
seguido por el Ministerio Público y el recurrente contra Rubén
Carpio González por la comisión del delito de contrabando y
encubrimiento, previstos y sancionados por los arts. 166-b)-f)
y j), 178 con relación al 166-a) de la L.G.A. de 28 de julio de
1999, los antecedentes procesales, las leyes que se dicen
infringidas; y
CONSIDERANDO: Que el tribunal de sentencia a fs. 118-122,
pronuncia sentencia declarando al imputado Rubén Carpio
Gonzáles autor de los delitos de contrabando en grado de
complicidad y encubrimiento, condenándolo a sufrir la pena de
privación de libertad de tres años a cumplir en la cárcel
pública de San Pedro de esa ciudad. Accesoriamente se dispone
el decomiso definitivo de la mercancía y de los instrumentos de
transporte utilizados en la comisión del hecho, pago de
trescientos días multa a razón de Bs. 50.- por día, obligación
de pagar los tributos defraudados con la comisión del delito y
el resarcimiento de los daños civiles ocasionados a la
administración aduanera por el uso de depósitos aduaneros y
otros gastos, más costas judiciales que serán regulables en
ejecución de sentencia. En vía de complementación se dispone la
inhabilitación del condenado Rubén Carpio Gonzáles, para
ejercer directa o indirectamente actividades relacionadas con
operaciones aduaneras y de comercio de importación y
exportación por el tiempo de cinco años a partir de la fecha.
En grado de apelación restringida la sentencia de fs. 118- 122,
la Corte de alzada por Resolución Nº 174/2002 de 26 de febrero
de 2002, anula la sentencia apelada y deliberando en el fondo
falla absolviendo de culpa y pena del delito de contrabando en
los grados de complicidad y encubrimiento al imputado Rubén
Carpio Gonzáles, en razón de no estar establecida su autoría en
los hechos perseguidos. Asimismo, se dispone la cesación de
todas las medidas cautelares personales que pesan sobre el
referido imputado absuelto, sin costas.
Contra el anotado fallo Marcelo Ferrufino Deheza, Gerente
General de la Aduana La Paz, deduce recurso de casación en los
términos expuestos a fs. 204-210.
CONSIDERANDO: Que los tribunales y jueces de alzada en relación
con los de primera instancia y los de casación respecto de
aquellos, están obligados a revisar los procesos de oficio, a
tiempo de conocer una causa, si los jueces y funcionarios
observaron los plazos y leyes que norman la tramitación y
conclusión de los procesos para aplicar en su caso las
sanciones pertinentes, conforme lo dispone el art. 15 de la
L.O.J., habida cuenta que la justicia debe ser rápida y
oportuna en la tramitación, resolución de las causas, en la que
los jueces actúan con una conducta imparcial.
En la litis de un análisis de los fallos de los órganos
jurisdiccionales inferiores, se tiene: 1) A fs. 121 punto IV)
en cuanto a los votos de los miembros del tribunal de sentencia
se observa que la Juez Técnica Cristina Rodríguez Zegarra se
pronunció por la condena a tres años de privación de libertad
al imputado Rubén Carpio Gonzáles, por los delitos de
contrabando y complicidad; 2) y las Jueces Ciudadanas Brígida
Romero, Yolanda Belmonte y Angélica Medina, se pronunciaron por
la condena a dos años de privación de libertad al imputado
Rubén Carpio Gonzáles (sin especificar por qué delitos); 3)
finalmente, el Presidente del Tribunal Guillermo Cuentas Román,
fue de voto disidente, fundando la misma en la documental,
pericial y testimonial ofrecida por la acusación que refiere no
haber sido desvirtuada por la defensa del imputado Rubén Carpio
Gonzáles, a quien considera autor del delito de contrabando y
propietario de la mercancía.
Extrañamente en la parte resolutiva del fallo del tribunal de
sentencia prevalece la opinión de la Juez Técnica Cristina
Rodríguez Zegarra, toda vez que este voto no cuenta con el
respaldo de Guillermo Cuentas Román, Juez Técnico, de otra
parte, en el voto de los tres jueces ciudadanos ya anotados
existe coincidencia. De lo referido, se concluye que no existe
conformidad con el voto de la Juez Técnica Cristina Rodríguez
Zegarra y de forma alguna podría prevalecer la opinión de la
misma, aspecto que acarrea la nulidad establecida por el art.
123 de la L.O.J., concordante con el art. 169-4) del nuevo Cód.
Pdto. Pen., que prescribe que los defectos absolutos, no serán
susceptibles de convalidación, procediendo la nulidad en los
casos expresamente señalados, como en el de autos.
Asimismo, la resolución pronunciada por la Corte de apelación,
no observa las irregularidades del inferior, limitándose a
anular la sentencia absolviendo a Rubén Carpio de los cargos
por los que fue condenado por el tribunal a quo, sin
especificar cuál el destino de la mercancía y del medio de
transporte utilizado en el hecho, máxime si los mismos
sufrieron el comiso definitivo.
CONSIDERANDO: Que para el derecho penal el debido proceso es un
fundamento esencial del derecho procesal penal, pero
igualmente, una exigencia del ordenamiento de los derechos
humanos, constituyéndose en garantía no sólo para el
funcionamiento judicial en sí, sino también porque involucran
el cumplimiento de otros derechos fundamentales, así el derecho
a una justicia pronta y cumplida con una debida administración
de justicia presuponiendo la existencia de un órgano legítimo y
competente asegurando un procedimiento equitativo en el cual el
procesado tenga a su alcance todas las posibilidades de una
defensa plena de su caso donde el juez natural se constituya en
una garantía para los sujetos procesales, evitando los excesos
o consecuencias ilegítimas producto de la inobservancia de
normas de orden público y cumplimiento obligatorio teniendo
como resultado actividades procesales defectuosas e
incongruentes.
Entre otras cosas, en la especie, la Corte de alzada lejos de
advertir estos errores se limita simple y llanamente a anular
la sentencia apelada sin adecuar su resolución al mandato del
art. 411 y sobre todo a la primera parte del art. 413 del nuevo
Código Procesal Penal, concretándose a absolver al imputado sin
referirse para nada a los bienes decomisados.
Doctrina legal aplicable: Que la revisión de oficio a que se
refiere el art. 15 de la L.O.J., tanto por el tribunal de
casación como del tribunal de alzada es de carácter
obligatorio, aspecto que en autos no ha dado cumplimiento el
tribunal de alzada. La revisión no sólo se refiere al estricto
cumplimiento de los plazos perentorios sino la observancia
también de la ley. En el caso de autos el art. 359 de la L. Nº
1970, no fue observado al no haberse respetado los tres votos
mayoritarios de las juezas ciudadanas del Tribunal 4º de
Sentencia del Distrito Judicial de La Paz.
En cuanto a la aplicación del art. 413 o 414 del nuevo Cód.
Pdto. Pen.; el primero repara la inobservancia o errónea
aplicación de la ley anulando la sentencia total o parcialmente
disponiendo la reposición del juicio por otro juez o tribunal;
y el segundo tan sólo perfecciona la sentencia sin anularlo
rectificando los errores de derecho con la fundamentación del
auto de vista. La reposición del juicio oral se debe disponer
por ser de orden público y de carácter obligatorio, para hacer
prevalecer las decisiones con voto mayoritario, así sean de
juezas ciudadanas, por cuanto los jueces técnicos como los
legos gozan de igual jerarquía.
Que por lo expuesto se concluye la inexistencia de un fallo
dictado conforme a ley, sin la observancia de las reglas
previstas para la deliberación y redacción de la sentencia, así
como la inobservancia de las reglas relativas a la congruencia
entre la sentencia y la acusación, cuya fundamentación de los
fallos de grado son insuficientes y contradictorios que amerita
una nulidad total de los mismos sin ser necesario considerar el
fondo del recurso.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de la atribución conferida por el art. 59-
1) de la L.O.J. concordante al art. 419 del nuevo Cód. Pdto.
Pen., DEJA SIN EFECTO el A.V. de fs. 188-189 vta. de obrados,
disponiendo que la Sala Penal Segunda de la Corte Superior del
Distrito Judicial de La Paz pronuncie nueva resolución conforme
al art. 413 de la L. Nº 1970, ordenando la reposición del
juicio por otro tribunal de sentencia.
En aplicación del art. 420 de la L. Nº 1970, remítase copias
del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores del
país en sus Salas Penales para que por intermedio de su
Presidente, ponga en conocimiento de las Salas, tribunales y
jueces en materia penal.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, archívese y hágase saber.
Fdo.- Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Dr. Héctor Sandoval Parada.
Sucre, 27 de junio de 2002.
Proveído: Dr. Edgar Molina Aponte.- Secretario de Cámara.

190
Ministerio Público c/ Irineo Mamani Huanca
Tráfico de sustancias controladas
Distrito: Oruro
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 341-344 interpuesto por
Irineo Mamani Huanca, contra el A.V. de fs. 330-331 vta.,
pronunciada por la Sala Penal Primera de la Corte Superior del
Distrito Judicial de Oruro, dentro el proceso penal seguido por
el Ministerio público contra el recurrente por el delito de
“tráfico e sustancias controladas” previsto en la sanción del
art. 48 de la L. Nº 1008. Habiéndose invocado el precedente
contradictorio, las leyes acusadas de infringidas y todo cuanto
tuvo que verse y convino.
Doctrina legal vinculante: Que la tenencia, transporte o
expendio de alcohol al por mayor o menor, no está prohibido por
ley y no constituye delito, de ahí que las normas que las
regulan sean de orden administrativo y tributario, con fines
impositivos y de control, por lo que para constituir delito
necesaria e ineludiblemente tiene que estar relacionado con las
actividades de producir, fabricar y transformar la hoja de coca
en cocaína. Esta fue la razón de su incorporación mediante R.A.
Nº 48/90 de 10 de septiembre de 1990 a la lista de anexo V de
la L. Nº 1008. Ante la emergencia que personas dedicadas a la
actividad ilícita del narcotráfico, por las dificultades por
hacer ingresar al país sustancias químicas de otros países
utilicen para la extracción del alcaloide de la hoja de coca y
su transformación en productos más sofisticados como el
clorhidrato, vieron que el alcohol de uso común y corriente
sometido a un proceso de destilación, se podía extraer el éter
etílico.
La Ley Nº 1008 norma los delitos referidos a la actividad de
producir, traficar, transportar, suministrar y consumir
cocaína; por otro lado el grupo referido a la importación de
sustancias controladas, obligación de denunciar y venta en
farmacia, forman las faltas y contravenciones, aplicándose a
este tipo de infracciones sanciones administrativas y no
punitivas como las establecidas para el primer grupo. Esta
división lleva a concluir que mientras los primeros son tipos
penales que configuran delitos; los del segundo grupo se
refieren a faltas y contravenciones. La conducta descrita en el
tipo penal esta formada por dos elementos esenciales que deben
concurrir simultáneamente para constituir delito: el elemento
objetivo, constituido por la acción del sujeto activo y el
elemento subjetivo, que es el elemento volitivo traducido en la
intención y voluntad de hacer algo.
CONSIDERANDO: Que dentro del proceso señalado al exordio, el
Tribunal de Sentencia Penal N° 1 de la ciudad de Oruro,
pronunció sentencia condenatoria contra Irineo Mamani Huanca,
por la comisión del delito de tentativa de tráfico ilícito de
sustancias controladas previsto en los arts. 48 y 33-m) de la
L. Nº 1008 con relación al 8 del Cód. Pen. El tribunal llega a
la conclusión que el procesado no tenía autorización de la
Dirección General de Sustancias Controladas para poseer,
almacenar ni comercializar el alcohol potable; sin embargo la
valoración de las pruebas incorporadas lícitamente al proceso,
llevó a la convicción de sostener que el acusado ha adecuado su
conducta a las previsiones contenidas en las referidas normas
de la Ley Nº 1008, toda vez que el alcohol se encuentra dentro
de la lista del anexo V de la indicada Ley.
Que la sentencia recurrida en apelación es confirmada con los
mismos fundamentos que esgrimió el Juez de Sentencia Penal N°
1, dejando establecido que el procesado es condenado por haber
sido encontrado en propiedad de más de 27.000 l. de alcohol
potable, sin contar con la debida autorización de las
autoridades del ramo y que por estar comprendido dentro de la
lista del anexo V de la Ley Nº 1008, constituye sustancia
controlada.
CONSIDERANDO: Que contra el fallo de segundo grado, Irineo
Mamani Huanca, a fs. 341-344 recurre de casación por ser
atentatorio a sus intereses, recurso de casación que fue
admitido por A.S. de fs. 348 conforme lo establecen los arts.
416, 417 y 418 del nuevo Cód. Pdto. Pen., por lo que
corresponde ingresar a su consideración de fondo.
El recurrente apoya su pretensión en los precedentes
contradictorios contenidos en los A.S.: Nº 114 de 31 de marzo
de 2000 pronunciada por la Sala Penal en recurso de casación
dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público,
contra Bruno Viza Colque y Silverio Colque Viza por la comisión
del delito de “tráfico de sustancias químicas controladas”, y
Nº 116 de 11 de junio de 1999, seguido por el Ministerio
Público contra Raúl Primitivo Chuquimia Villegas, por la
comisión del delito de transporte de sustancias controladas.
Precedentes que fueron invocados en su recurso de apelación
restringida.
El recurrente sostiene: Que los tribunales de instancia al
emitir su fallo impugnado no han tomado en cuenta su avanzada
edad de más de 74 años, que lo hace merecedor a que se le
aplique la Ley del indulto de 26 de septiembre de 2000, que al
igual que Silverio Colque Viza de 63 años de edad, debió ser
absuelto de pena y culpa del delito de “tráfico de sustancias
químicas controladas”.
Refiriéndose al otro precedente, señala que de la misma manera
se absolvió de culpa y pena a Raúl Primitivo Chuquimia Villegas
-confeso en la internación al territorio nacional de varios
sacos de soda cáustica- y que de igual modo, por este concepto
también su persona debió ser absuelto; toda vez que la soda
cáustica y otros productos como del kerosén, gasolina, diesel,
papel higiénico, cal lavandina y otros de amplio uso doméstico
como el alcohol potable son también de uso común y corriente.
Continúa señalando, que tanto en su depósito como en su tienda,
no se encontró ninguna pizca de cocaína, ácido sulfúrico como
tampoco se advirtió la existencia de algún laboratorio o
destiladora para obtener éter etílico, por el contrario,
considera que demostró a fs. 130 y 138 (RUC) que cuenta con la
debida autorización de la Alcaldía de Oruro para vender alcohol
al raleo, situación que es respaldada por los balances y
comprobantes de impuestos sobre las utilidades cursantes a fs.
140-151 y 152-158, que no sólo demuestran la forma como era
vendido el alcohol, sino que jamás fue destinado o desviado a
las actividades ilícitas del narcotráfico.
Finalmente manifiesta, que hubo simplemente falta
administrativa en las oficinas de Registro y Control de
Sustancias Controladas, ya que en primer lugar le autorizan la
adquisición y posteriormente los efectivos del Grupo e
Investigación de Sustancias Químicas G.I.S.U.Q., lo persiguen
nada mas ni nada menos que por tráfico, habiendo sido condenado
a seis años y seis meses de presidio.
CONSIDERANDO: Que de la revisión y análisis de los precedentes
invocados, pronunciados por la Sala Penal de la Excma. Corte
Suprema de Justicia, se tiene:
El A.S. Nº 114 de 31 de marzo de 2000 pronunciado por la Sala
Penal Primera de la Excma. Corte Suprema de Justicia de la
Nación, se refiere al recurso de revisión extraordinaria de
sentencia condenatoria ejecutoriada interpuesto por Bruno Visa
Colque, mismo que fue declarado improcedentes, por lo que no
corresponde su consideración.
El segundo precedente invocado, A.S. Nº 116 de 1° de junio de
1999 está referido al proceso penal seguido por el Ministerio
Público contra Raúl Primitivo Chuquimia Villegas, por la
comisión del delito de tráfico de sustancias controladas, en
dicho proceso, el Tribunal de Sustancias Controladas de primera
instancia, absuelve de culpa y pena al procesado de la comisión
del delito previsto y sancionado por el art. 48 con relación al
33-m) de la L. Nº 1008, por existir sólo prueba semiplena
conforme al art. 244-1) del Cód. Pdto. Pen. anterior. No
obstante que el procesado fue detenido en circunstancias que
intentaba hacer ingresar al país (localidad de Tambo Quemado
fronteriza con el país de Chile, 3.000 k. de hidróxido de sodio
(soda cáustica), que se encuentra en la lista de precursores
como sustancia controlada, sin contar con la debida
autorización o resolución administrativa o el manifiesto que la
Aduana exige para su traslado al interior del país. Para llegar
a esta determinación, los jueces consideraron la licitud de la
compra realizada por el procesado Raúl Primitivo Chuquimia
Villegas y la inexistencia de vínculos con las actividades
propias del narcotráfico, situación que los llevó a sostener
que no es suficiente demostrar la adecuación de la conducta al
tipo penal, sino que la tipicidad este relacionada con la
actividad de narcotráfico.
En segunda instancia la Sala Penal de la Corte Superior del
Distrito Judicial de Oruro, por auto de vista de 16 de
diciembre de 1996, confirma la sentencia de primera instancia,
y en casación la Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia de la Nación, por A.S. Nº 116 de 11 de junio de 1999,
declara infundado el recurso deducido por el representante del
Ministerio Público, quedando firme y ejecutoriada la sentencia
de primer grado, que sirve de precedente al caso de autos.
Constitución de términos contradictorios: Que del análisis de
la exposición del recurrente y de las resoluciones de los
tribunales de instancia, se llega a establecer que existe
contradicción entre los fallos examinados contenido en el A.S.
Nº 116 de 11 de junio de 1999, toda vez que los precursores -
soda cáustica y alcohol potable- son sustancias controladas
contenidas en el anexo V de la Ley Nº 1008, estableciéndose que
el sentido jurídico aplicado por el tribunal de alzada no
coincide con el precedente invocado por el recurrente, por lo
que corresponde determinar la doctrina aplicable.
Que la hoja de coca en su estado natural no produce ningún
efecto nocivo para la salud humana, pero sometida a un proceso
de transformación con otros elementos químicos da como
resultado cocaína (pasta base), esta a su vez mediante otro
proceso puede dar lugar a derivados más sofisticados; entonces
se vio la necesidad de regular no sólo la producción y
comercialización de la hoja de coca sino también aquellos
elementos químicos que son útiles para la transformación de la
hoja de coca en cocaína, de ahí la relación directa que tienen
las sustancias controladas y las actividades descritas en el
inc. m) del art. 33 de la L. Nº 1008, para poder constituir
delito.
Que de acuerdo al sentido que expresa el precedente
contradictorio citado, la simple tenencia con fines lícitos de
sustancias controladas contenidas en los anexos de la Ley Nº
1008, entre las que se encuentra el “alcohol potable”, por sí
sola no constituye delito sino se demuestra que tal sustancia
está destinada -en sus diversos usos- a las actividades
ilícitas del narcotráfico. En efecto, dada la múltiple utilidad
que tiene el alcohol en sus diferentes formas de uso, como: en
la medicina, en los diversos productos farmacéuticos y su
consumo como bebidas espirituosas, demuestran que el alcohol es
un producto que se usa y se consume de diversa forma.
CONSIDERANDO: Que por la exposición y la fundamentación en el
sub lite, la Corte de alzada ha dado diverso alcance y aplicado
indebidamente la norma contenida en el art. 48 de la L. Nº 1008
al hecho similar en cuestión, sentido que no coincide con el
A.S. Nº 116 de 11 de junio de 1999, invocado como precedente en
los términos del apartado tercero del art. 416 del Cód. Pdto.
Pen.; por lo que corresponde resolver sobre el particular.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, de conformidad al II parág. del art. 419 del Cód.
Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista impugnado y
determina que la Sala Penal de la Corte Superior del Distrito
Judicial de Oruro, dicte nuevo fallo conforme a la doctrina
legal establecida.
Para fines del art. 420 del Código adjetivo citado, remítase
copia del presento auto supremo a todas las Cortes Superiores
del país, para que por intermedio de sus Presidentes ponga en
conocimiento de los jueces penales de su distrito.
Relator: Ministro Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Regístrese, hágase saber, cúmplase y devuélvase.
Fdo.- Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Dr. Héctor Sandoval Parada.
Sucre, 21 de mayo de 2002.
Proveído: Dr. Edgar Molina Aponte.- Secretario de Cámara.
344
Ministerio Público c/ José Gilberto Córdova Montejo
Tentativa de homicidio
Distrito: Cochabamba
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 142-143 interpuesto por
José Gilberto Córdova Montejo impugnando el auto de vista de 22
de junio de 2002 de fs. 137 pronunciado por la Sala Penal
Primera del Distrito Judicial de Cochabamba, dentro del proceso
penal seguido por el Ministerio Público contra el impetrante,
por el delito de tentativa de homicidio previsto y sancionado
por el art. 251 con relación al art. 8 y 23 del Cód. Pen.,
modificado por L. Nº 1768 de 11 de marzo de 1997, los
antecedentes del proceso; y
CONSIDERANDO: Que la sentencia de fs. 114-121 y vta., rechaza
las excepciones de falta de acción e impedimento legal para
proseguir la acción, asimismo, declara que al colaborar José
Gilberto Córdova Montejo en la comisión del hecho ilícito
protagonizado por su hermano Juan René Córdova Montejo
(fallecido) ha adecuado su conducta al tipo legal previsto y
sancionado en el art. 251 con relación a los arts. 8 y 23 del
Cód. Pen., siendo por consiguiente, el imputado José Gilberto
Córdova Montejo, autor y culpable de la comisión del delito
indicado, imponiéndole la pena de seis años de presidio
debiendo cumplir en la Cárcel del “Abra”.
CONSIDERANDO: Que mediante A.V. de fs. 137 se rechaza la
apelación restringida interpuesta por José Gilberto Córdova
Montejo, por no cumplir con los requisitos del art. 408 del
nuevo Cód. Pdto. Pen. y ser manifiestamente inadmisible. El
mencionado auto de vista fue pronunciado fuera del plazo
indicado por el art. 411 de la L. Nº 1970, tal como evidencia
la fecha del sorteo de fs. 133 vta., con relación a la fecha en
que fue dictado el auto de vista impugnado de fs. 137.
CONSIDERANDO: Que el recurso de casación de fs. 142-143,
expresa: que el tribunal de alzada no convocó a una audiencia
para recibir la fundamentación y la producción de la prueba
ofrecida, condenándole a una indefensión, y que lo más grave es
que el auto de vista ha sido dictado fuera de los veinte días
que prevé la última parte del art. 411 del nuevo Cód. Pdto.
Pen., adjuntando autos supremos de fs. 139-141 que se refieren
a delitos de complicidad y que las penas impuestas son
manifiestamente contradictorias a la sentencia apelada y al
auto de vista impugnado.
Doctrina legal aplicable: El recurso de casación que impugna el
auto de vista se refiere a la figura material de complicidad y
la pena que le debería corresponder, al respecto el recurrente
adjunta autos supremos, sin invocar el precedente
contradictorio en el recurso de apelación restringida. Sin
embargo, los tribunales se encuentran en la obligación de dar
cumplimiento al art. 15 de la L.O.J. con relación al art. 25-1
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San
José de Costa Rica) de 22 de noviembre de 1969, para garantizar
y amparar contra actos que violen los derechos fundamentales,
en el caso sub lite, el tribunal de alzada pierde competencia
al dictar el auto de vista impugnado fuera del plazo procesal
previsto por la parte in fine del art. 411 del nuevo Cód. Pdto.
Pen.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, de acuerdo con el art. 15 de la L.O.J. con
relación a los arts. 169-1), 357, 358 y 361 de la L. Nº 1970,
DEJA SIN EFECTO el auto de vista de 22 de junio de 2002 de fs.
137 pronunciado por la Sala Penal Primera de la Corte Superior
del Distrito Judicial de Cochabamba, debiendo pronunciar nuevo
auto de vista otro tribunal de alzada.
Dando cumplimiento al art. 420 de la L. Nº 1970, remítase
copias del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores
del país, para que, por intermedio de cada Presidente, pongan
en conocimiento de las Salas, tribunales y jueces penales.
Relator: Ministro Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Regístrese, hágase saber y devuélvase actuados.
Fdo.- Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. Carlos Tovar Gützlaff.
Dr. Héctor Sandoval Parada.
Sucre, 17 de septiembre de 2002.
Proveído: Dr. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

71
Ministerio Público y Banco BIDESA S.A.
Falsedad material y uso de instrumento falsificado
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 537-542, interpuesto por
Luis Fernando Roberto Landívar Roca, impugnando el A.V. de fs.
495-497 de 6 de junio de 2003, pronunciado por la Sala Penal
Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz,
dentro del juicio penal oral, público y contradictorio, seguido
por el Ministerio Público y la acusación particular de Hugo
Adolfo Lang Koning en representación del Banco BIDESA S.A.
contra el recurrente, por el delito de falsedad material y uso
de instrumento falsificado, previsto por los arts. 199 y 203
del Cód. Pen.; sus antecedentes, los precedentes
contradictorios invocados; y
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por A.S. Nº
393 de 18 de agosto de 2003 (fs. 581) y sin ingresar al fondo
del asunto, corresponde al tribunal analizar si durante la
tramitación del proceso se habrían producido violaciones contra
el debido proceso que se traduzcan en defectos absolutos de
procedimiento insubsanables o defectos de la sentencia,
conforme disponen los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen., para
en su caso adoptar las medidas de saneamiento previstas por
ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que
pronunciada la sentencia condenatoria de fs. 50-69, interpone
recurso de apelación restringida Luis Fernando Roberto Landívar
Roca según memorial de fs. 537-542, habiendo la Corte de alzada
mediante A.V. de fs. 495-497, declarado improcedente el recurso
de apelación restringida, por inobservancia de los arts. 407 y
408 del Cód. Pdto. Pen., esto es por no cumplir con los
requisitos de forma exigidos por los artículos citados.
CONSIDERANDO: Que el sistema de recursos contenido en el nuevo
Código de Procedimiento Penal está diseñado para plasmar de
manera efectiva el derecho que tiene todo imputado de pedir la
revisión del fallo condenatorio dictado en su contra, conforme
prevén los arts. 8.2 inciso h) del Pacto de San José de Costa
Rica y 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que de manera expresa consagran el derecho que tiene
toda persona declarada culpable de un delito para que el fallo
condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a
control mediante un Juez o Tribunal Superior.
Que en el mismo sentido interpretan las Sentencias
Constitucionales Nos. 1075/2003-R y 1044/2003, cuya ratio
decidendi en ambos casos, garantiza a toda persona el acceso al
sistema de recurso y medios impugnativos, más allá de
formalismos que impidan el ejercicio efectivo del genéricamente
denominado derecho a segunda opinión.
Doctrina legal aplicable.- Que el espíritu de la nueva
normativa procesal penal en consonancia con la doctrina
contemporánea sobre la apelación restringida que constituye el
único medio para impugnar la sentencia, enseñan los requisitos
de forma exigidos por los arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen.,
radican en facilitar a la autoridad el conocimiento cabal y
objetivo de la pretensión impugnatoria del recurrente en el
marco de un mayor control jurisdiccional de la sentencia
apelada, por lo que para lograr este propósito, el art. 399 del
Cód. Pdto. Pen., obliga al tribunal de alzada a conminar al
recurrente para que subsane los defectos u omisiones de forma
que contiene su recurso, bajo apercibimiento de rechazo, a cuyo
efecto debe conceder el plazo de tres días para que el
recurrente precise en términos concretos su impugnación; por lo
que en ningún caso el tribunal está facultado a rechazar el
recurso así formulado in limine, es decir, sin haberle
previamente dado la oportunidad de subsanar las formalidades
extrañadas. Lo contrario, implicaría vulnerar las normas del
debido proceso, en su componente del derecho de defensa y
derecho a obtener tutela judicial efectiva, en el caso,
mediante un fallo o segunda opinión que resuelva su pretensión
impugnatoria. Además cuando se da esta figura, debe declararse
inadmisible el recurso y no improcedente, como erróneamente lo
hace el tribunal de alzada. La improcedencia es pertinente
cuando se admite el recurso y se entra al análisis de fondo.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA
SIN EFECTO el auto de vista impugnado cursante a fs. 495-497,
disponiendo que la Sala Penal Tercera de la Corte Superior de
La Paz, cumpla con la doctrina legal aplicable establecida al
respecto.
De la misma manera, a los efectos de lo previsto por el art.
420 del Cód. Pdto. Pen., hágase conocer la presente resolución
a todas las Cortes Superiores de Distrito del país.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.-Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 9 de Febrero de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

73
Avelino Córdova Valdivia c/ Rosario Córdova
Quisbert y otros
Despojo
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 174-177, interpuesto por
Avelino Córdova Valdivia, impugnando el A.V. de fs. 165-166 de
21 de mayo de 2003, pronunciado por la Sala Penal Tercera de la
Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz, dentro del
juicio penal oral, público y contradictorio, seguido por el
recurrente contra Rosario Córdova Quisbert y otros, por el
delito de despojo, previsto por el art. 351 del Cód. Pen.; sus
antecedentes, los precedentes contradictorios invocados; y
CONSIDERANDO: Que el fallo de fs. 121-126, pronunciado por el
Juez 1º de Sentencia de la ciudad de La Paz, declara a la
imputada Rosario Córdova Quisbert, autora de la comisión del
delito de despojo, tipificado por el art. 351 del Cód. Pen.,
imponiéndole la pena de seis meses de privación de libertad en
la cárcel pública de Mujeres de Miraflores; otorgándola el
beneficio del perdón judicial. Con referencia a los coimputados
Buenaventura José Córdova Quisbert, Cristina Córdova Quisbert y
Mery Rosa Córdova de Torres, se los absuelve de pena y culpa,
conforme al art. 363-1) del Cód. Pdto. Pen., al no haberse
probado la acusación en su contra, con costas.
Que la Sala Penal Tercera de la Corte Superior de La Paz,
conociendo en apelación restringida la sentencia de primera
instancia, por A.V. de fs. 165-166, anula totalmente la
sentencia, disponiendo la remisión de obrados a la autoridad
competente llamada por ley.
Que contra el fallo, anterior recurre de casación Avelino
Córdova Valdivia a fs. 174-177.
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación, corresponde
en el marco legal, analizar, con la facultad de fiscalización
que tiene el Máximo Tribunal, si los jueces de instancia
observaron las reglas del debido proceso y los plazos
establecidos en la normativa procesal penal, para en su caso
adoptar las medidas previstas por ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que en
la parte considerativa del fallo impugnado, el tribunal de
alzada, llega a la convicción de que la prueba literal de fs.
1-41, y los hechos motivos de la acusación particular, son
aspectos de orden civil, más aún si Rosario Córdova Quisbert
afirma tener derechos de anticresista en el recibo por $us.
5.000.- (fs. 31 con las conclusiones de fs. 27), lo que
demuestran la existencia de controversias que nada tienen que
ver con la figura delictiva prevista por el art. 351 del Cód.
Pen. Se demuestra así la inexistencia de prueba que acrediten
el despojo denunciado y consiguientemente la contradictoria
argumentación de la resolución apelada, resultando de todo ello
que el juez actuó procesando un caso de controversia civil,
incurriendo en la incompetencia prevista por el art. 46 del
Cód. Pdto. Pen., que debió declararlo aún de oficio, por lo que
el tribunal ad quem debe enmendar; empero en la parte
dispositiva, anula totalmente la sentencia, disponiendo la
remisión de obrados a la autoridad competente llamada por ley.
El hecho de que el tribunal de alzada, considere que no existe
prueba convincente para la condena del imputado, no es defecto
absoluto, por consiguiente no es causal de nulidad, al
contrario el tribunal de primera instancia tiene facultad
privativa de analizar y valorar la prueba ofrecida, conforme al
art. 173 del Cód. Pdto. Pen.
De lo expuesto, se colige que existe incongruencia entre la
parte considerativa y la resolutiva del auto recurrido, porque
si considera el tribunal que no existe prueba que acredite el
despojo, por tratarse de una controversia de carácter civil, no
existe motivo para anular la sentencia y disponer la remisión
al tribunal competente; en este caso debió dictar nueva
sentencia resolviendo lo que por ley corresponda, conforme
manda la última parte del art. 413 del Cód. Pdto. Pen.
Consecuentemente, la resolución del tribunal de apelación no
guarda coherencia y simetría necesaria entre los razonamientos
esbozados en la parte considerativa y la dispositiva, anclando
así la decisión en el defecto previsto en el art. 370-8) del
Código adjetivo penal.
Doctrina legal: Que conforme a la normativa legal vigente, la
apelación restringida, por su naturaleza y finalidad legal, es
esencialmente de puro derecho y en su análisis el tribunal no
puede retrotraer su actividad jurisdiccional a circunstancias,
hechos y pruebas fácticas que ya fueron sometidas al control
oral, público y contradictorio por el órgano judicial de
sentencia, consecuentemente no existe la doble instancia y el
tribunal de alzada se encuentra obligado a ajustar su actividad
jurisdiccional a los siguientes aspectos: Anular total o
parcialmente la sentencia, ordenando la reposición del juicio
por otro juez o tribunal, cuando no sea posible reparar
directamente la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación; cuando la nulidad sea parcial, se indicará el
objeto concreto del nuevo juicio; y cuando sea evidente que
para dictar una nueva sentencia no es necesario la realización
de un nuevo juicio, resolverá directamente, tal como enseña el
art. 413 del Cód. Pdto. Pen.
Consecuentemente; "En aquellos supuestos en que el tribunal de
alzada comprueba la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación; por cuyo motivo tenga la convicción plena de la
inculpabilidad del imputado, no es pertinente anular totalmente
la sentencia; sino dar cumplimiento a la última parte del art.
413 del Cód. Pdto. Pen., esto es, dictar directamente una nueva
sentencia, definiendo la situación jurídica del imputado.
El control del debido proceso y la actividad jurisdiccional en
casos extremos como el presente, amerita al Supremo Tribunal
abrir su competencia de oficio, con el único objeto de enmendar
omisiones o errores procesales que afecten las garantías y
derechos constitucionales y pongan en riesgo el sistema
procesal penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA
SIN EFECTO el auto de vista impugnado, disponiendo que la Sala
Penal Tercera del Distrito Judicial de La Paz, pronuncie nueva
resolución de acuerdo a la doctrina legal establecida.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítase copias
del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores de
justicia del país, para que por intermedio de sus Presidentes,
pongan en conocimiento de las Salas Penales, Tribunales de
Sentencia, Jueces de Sentencia y Jueces Cautelares la
jurisprudencia vinculante, que por disciplina precedencial
debe ser observada "erga omnes".
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 10 de febrero de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.-Secretario de Cámara.

103
Ministerio Público y otra c/ Carlos Mauricio Grisi Arze
Asesinato
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 290-300 interpuesto por
Angel Grisi Orrico por su hijo menor Carlos Mauricio Grisi
Arze, impugnando el auto de vista de 11 de agosto de 2003,
cursante a fs. 273-274 pronunciado por la Sala Penal Segunda de
la Corte Superior de La Paz, dentro del proceso penal seguido
por el Ministerio Público y la querellante particular María
Graciela Cangas de Siles contra Carlos Mauricio Grisi Arze, por
la comisión del delito de asesinato; sus antecedentes; y
CONSIDERANDO: Que el Tribunal de Sentencia Nº 4 de La Paz, a
fs. 219-225 pronuncia sentencia el 19 de mayo de 2003 que
declara al procesado Carlos Mauricio Grisi Arze autor de la
comisión del delito de homicidio previsto y sancionado en el
art. 251 del Cód. Pen., imponiéndole la pena de veinte años de
presidio a cumplir en el Penal de San Pedro de La Paz, más pago
de daños y perjuicios a la parte afectada y costas a favor del
Estado.
Contra la referida sentencia Angel Grisi Orrico asumiendo
defensa a favor de su hijo menor de diecisiete años Carlos
Mauricio Grisi Arze como padre y tutor legal interpone
apelación restringida con los fundamentos expuestos en el
memorial cursante a fs. 239-251; por su parte la querellante
María Graciela Cangas de Siles, también interpone apelación;
recursos que el tribunal de alzada por A.V. de fs. 273-274 los
declara improcedentes, por inobservancia de los arts. 407 y 408
del Cód. Pdto. Pen., aclarando además que al no existir error
in judicando, confirma la sentencia apelada de fs. 219-225 de
obrados.
CONSIDERANDO: Impugnando el auto de vista de 11 de agosto de
2003, cursante a fs. 273-274, recurre de casación Angel Grisi
Orrico a fs. 290-300, recurso que es admitido por A.S. Nº 497
de 3 de octubre del 2003, cursante en el folio 307 de obrados.
Que analizando el contenido del referido recurso, encontramos
que el recurrente sostiene que el auto de vista impugnado no
contempla los puntos apelados, conforme las reglas establecidas
en el art. 336 del Pdto. Civ., que constituye un vicio de
nulidad absoluto e infringen los arts. 407 y 409 del Cód. Pdto.
Pen. y el 15 de la L.O.J.
Asimismo sostiene que al haber declarado inadmisible el
recurso de apelación sin exponer fundamentos, es ilegal y no
reúne los requisitos y exigencias esenciales determinados en el
art. 413 con relación a los arts. 411 y 412 del Cód. Pdto.
Pen.; que carece de sustento legal, al no haberse pronunciado
sobre la realidad de los hechos juzgados, y no haber
considerado que toda la prueba aportada acredita estar frente a
un delito de lesión seguida de muerte, tomando en cuenta que la
víctima Ramiro Pozo Siles, sobrevivió tres días a la agresión,
por lo que existe en obrados inobservancia y errónea aplicación
de la ley; además denuncia que en el juicio oral existen
defectos absolutos, que no son susceptibles de convalidación,
los que no han sido observados por el tribunal ad quem,
infringiendo así el art. 15 de la L.O.J.. Pide que en
aplicación de este precepto legal y 418 del Cód. Pdto. Pen., se
anule el auto de vista recurrido y casando la sentencia de fs.
219-225 declaren la nulidad de obrados hasta fs. 9 inclusive,
donde se detecta la no intervención del vocal semanero en la
distribución de causas que constituye causal de nulidad
conforme a la jurisprudencia contenida en el A.S. cursante en
los folios 232-237 de obrados, que adjunta en la apelación, y
se corrija la tipificación y sanción, aplicando al caso el art.
273 del Cód. Pen.
CONSIDERANDO: Que para el derecho penal, el debido proceso es
un fundamento esencial del derecho procesal, pero igualmente
una exigencia de las normas de los Derechos Humanos así como el
Pacto de San José, constituyéndose en garantía no sólo para el
funcionamiento judicial en sí, sino también porque involucra el
cumplimiento de derechos fundamentales, como la justicia
pronta, el juzgamiento por un tribunal legítimo y competente,
asegurando así un procedimiento legal, en el cual el procesado
tenga a su alcance todas las posibilidades de defensa plena y
donde el juez natural se constituya en una garantía de equidad
para los sujetos procesales, evitando omisiones o inobservancia
de normas de orden público, cuyo incumplimiento produce
defectos e incongruencias que a la postre ocasionan la nulidad
de obrados.
Que en el caso de autos, ciertamente el tribunal de alzada a
tiempo de pronunciar el auto de vista recurrido se ha abocado
únicamente a verificar si las apelaciones restringidas
deducidas cumplen con los requisitos formales para su admisión,
declarándolas improcedentes por inobservancia de los arts. 407
y 408 del Cód. Pdto. Pen. Revisado el auto impugnado se
constata haberse interpretado erradamente el contenido del art.
407 ya referido, en cuyo primer parágrafo señala: “El recurso
de apelación restringida será interpuesto por inobservancia o
errónea aplicación de la ley” lo que significa que cuando la
infracción se produce contra normas sustantivas, no se exige
ningún requisito previo para su admisión; otra cosa es cuando
el recurrente invoca como no inobservado o erróneamente
aplicado un precepto legal que constituye un defecto de
procedimiento, en cuyo caso si es necesario haber reclamado
oportunamente su saneamiento o haber efectuado reserva de
recurrir para su admisión. Salvo la existencia de defectos
absolutos o vicios de sentencia previstos en los arts. 169 y
370 del Cód. Pdto. Pen.
Y es precisamente que en aplicación del último parágrafo del
art. 407 del Cód. Pdto. Pen. y la facultad que le confiere el
art. 15 de la L.O.J. correspondía al tribunal ad quem,
verificar si en el juicio oral se dio cumplimiento a todas las
normas procesales que exige el debido proceso y que son de
cumplimiento obligatorio lo que no se dio en autos.
Revisando el contenido y actuados del juicio oral, encontramos
que existe una clara y evidente violación al derecho de
recurrir del incriminado contra una resolución pronunciada que
le es desfavorable, para su consideración por un tribunal
superior, constituyendo este hecho un defecto absoluto al tenor
del art. 169-3) del Pdto. Pen. y atentado al debido proceso y
al derecho de defensa, porque el Tribunal de Sentencia no
obstante estar cumplidos los requisitos establecidos en los
arts. 403, 404 y 405 del Cód. Pdto. Pen., es decir respondida
la apelación deducida, no fue elevada ante el tribunal de
alzada, la apelación incidental deducida a fs. 192-195 por la
defensa del procesado en contra de la resolución de 14 de mayo
de 2003, cursante a fs. 190 de obrados, que rechaza las
excepciones formuladas por la defensa del procesado, de falta
de acción y competencia y ante el reclamo realizado en
audiencia, conforme consta en el acta de fs. 204, no se dio
curso, con el argumento de que la defensa lo único que trata es
hacer dilatar el trámite de la causa y que el recurso debe
seguirse conforme a lo previsto en los arts. 403 y ss. del
Pdto. Pen., no obstante haber cumplido con lo señalado por
dichas normas, disponiendo se continúe con el juicio oral que
culminó con la sentencia.
De lo expuesto se establece que ciertamente el Tribunal de
Sentencia no ha actuado con equidad, coartando el amplio
derecho de defensa que la C.P.E. en su art. 16 le otorga al
procesado, constituyendo un defecto absoluto que no puede ser
convalidado porque atenta al debido proceso y al derecho de
defensa.
Doctrina legal aplicable: Que el derecho de recurrir se
encuentra precisado de manera expresa en el art. 394 del Cód.
Pdto. Pen. Que el recurso incidental que planteó el padre del
procesado con la facultad conferida por el art. 389-4) del Cód.
Pen., cumplía lo establecido en los arts. 403, 404 y 405 del
Cód. Pdto. Pen., para ser elevado ante el tribunal de alzada,
pero el Tribunal de Sentencia Nº 4 de La Paz al no remitir
obrados al tribunal de apelación, vulnera las normas del debido
proceso, suprimiendo su derecho a la defensa, reconocidos por
el art. 16 de la C.P.E.; derechos que competía al tribunal de
alzada restituirlos inmediatamente en ejercicio de la facultad
otorgada por el art. 15 de la L.O.J. y el tercer parágrafo del
art. 407 del Cód. Pdto. Pen., que permite al tribunal de
apelación admitir y entrar al fondo de un recurso de apelación
restringida, cuando se detecta la existencia de defectos
absolutos y vicios de sentencia en el juicio oral, previstos en
los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen. los que no pueden ser
convalidados.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de sus específicas atribuciones conferidas
por el art. 59-1) de la L.O.J., con relación al art. 419 del
Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el auto de vista de 11 de
agosto de 2003, cursante en los folios 273-274, pronunciado por
la Sala Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito de La
Paz, y determina que el tribunal de alzada, pronuncie nuevo
auto de vista, conforme a la doctrina legal aplicable.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítase copia del
presente auto supremo a todas las Salas Penales de las Cortes
Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 20 de febrero de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

104
Ministerio Público y otro c/ Alicia Gregoria Meave de Monje y
otros
Resoluciones contrarias a la constitución y otro
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 362-384, interpuesto por
la Fiscal de Materia y la adhesión de fs. 385 efectuada por
Hilario Zenón Cori Cruz, impugnando el A.V. de fs. 342-345 de 8
de agosto de 2003, pronunciado por la Sala Penal Primera de la
Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz, dentro del
proceso penal seguido por el Ministerio Público y acusación
particular de Hilario Zenón Cori Cruz, contra Alicia Gregoria
Meave de Monje y otros, por los delitos de resoluciones
contrarias a la Constitución y desobediencia a resoluciones en
proceso de amparo constitucional; sus antecedentes, las leyes
que se acusan de violadas, los precedentes que se invocan, el
requerimiento del Fiscal Adjunto de fs. 414-416; y
CONSIDERANDO: Que pronunciada la sentencia condenatoria de fs.
131-137 contra los imputados: Gumercindo Paye Mamani, Alicia
Gregoria Meave de Monje y María Paz Quispe de Gutiérrez;
interponen el recurso de apelación restringida, la Fiscal de
Materia, a fs. 168-170, Hilario Zenón Cori Cruz a fs. 172-173,
y los imputados Alicia Gregoria Meave de Monje a fs. 177-184,
Gumercindo Paye Mamani y María Paz Quispe de Gutiérrez a fs.
186-190 vta.; por lo que la Sala Penal Primera de la Corte
Superior de La Paz, mediante A.V. de fs. 292-293 y
complementario de fs. 297, declara admisible el recurso de
apelación restringida interpuesta por Alicia Gregoria Meave de
Monje, y en cuanto a las apelaciones restringidas de Gumercindo
Paye Mamani y María Paz Quispe de Gutiérrez, no se consideran
por haber sido presentadas fuera del término previsto por el
art. 408 del Cód. Pdto. Pen., sin lugar a considerar las
apelaciones del Ministerio Público ni del acusador particular,
disponiendo en su mérito la anulación parcial de la Sentencia
Nº 003/2002 de 27 de junio de 2002 que corre a fs. 131-137, y
ordenando su reposición en vía de reenvío por el tribunal más
próximo. Resoluciones que en casación fueron dejadas sin efecto
mediante A.S. Nº 309 de 11 de junio de 2003, pronunciado por la
Sala Penal de la Corte Suprema, estableciendo la doctrina
legal, y disponiendo que la misma sala que dictó el auto de
vista recurrido, pronuncie nueva resolución conforme a la
doctrina legal establecida, en cumplimiento del art. 419 del
Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Que en cumplimiento del auto supremo citado, la
Sala Penal Primera de la Corte Superior de La Paz, emite la
Resolución Nº 499/03 a fs. 342-345 de 8 de agosto de 2003,
declarando admisible el recurso de apelación restringida
interpuesto por la imputada Alicia Gregoria Meave de Monje a
fs. 177-184 en consecuencia procedente la cuestión plantada,
revocando la Sentencia Penal Nº 003/2002 de 27 de junio de 2002
cursante a fs. 131-137, y no siendo necesario que para dictar
un nuevo fallo, se requiera la realización de un nuevo juicio,
en su defecto falla absolviendo de pena y culpa a la nombrada
Alicia Gregoria Meave de Monje en mérito a que la prueba
aportada tanto por el Ministerio Público como por el acusador
particular es insuficiente para generar en el tribunal
convicción sobre la responsabilidad penal de la imputada. Que
como quiera que el art. 397 del Cód. Pdto. Pen. señala que
cuando existan coimputados, el recurso interpuesto por uno de
ellos, favorecería a los demás, al menos que los motivos en que
se basa sean exclusivamente personales, siendo que en el caso
presente, así como la imputación formal y la acusación
particular deducida por Hilario Zenón Cori Cruz, no constituyen
ni atingen a actos personalísimos, se extiende el fallo
pronunciado por disposición expresa de la norma procesal penal
antes señalada a favor de los otros imputados, declarándoles
absueltos de pena y culpa a los referidos procesados, sea con
las formalidades de ley.
CONSIDERANDO: Que la Fiscal de Materia, Sara Nancy Villarroel
Bustios, recurre de casación a fs. 362-384 impugnando el citado
auto de vista, especificando como agravios y resoluciones
contradictorias las siguientes:
1.- Denuncia que el tribunal de alzada al emitir la Resolución
Nº 499/03 de 8 de agosto de 2003, por el que absuelve de culpa
y pena a los imputados, lo hace como si fuera juez o Tribunal
de Sentencia, extrayendo conclusiones sobre pruebas que no se
han producido ante sus ojos, sobre actividad que no ha cumplido
con los principios de inmediación, contradicción, igualdad y
concentración, operando una segunda instancia para el
conocimiento de los hechos, siendo que la apelación restringida
es un recurso de derecho; viola las garantías del debido
proceso, atenta contra la estructura de las etapas procesales
del nuevo sistema oral acusatorio, la centralidad del juicio
oral como única instancia para el juzgamiento, la concepción
del sistema de impugnaciones en apelación restringida e
incumple el A.S. Nº 309/2003, que ordena a la Sala Penal
Primera dictar nuevo auto de vista con los requisitos que
genera la doctrina legal aplicable, de la que la Sala Penal
Primera se ha apartado.
2.- Subraya, que el mencionado fallo, viola el principio de
centralidad del juicio oral; en el sistema acusatorio, el
juicio oral constituye la etapa central del proceso penal,
otorgándole todo el valor probatorio a los actos y pruebas
acumuladas en el juicio; por ello el tribunal de apelación no
puede, como lo hace la Sala Penal Primera de la Corte Distrital
de La Paz, pretender suplantar o apreciar el valor de las
pruebas producidas sobre la base de los principios de
concentración, inmediación y oralidad. El argumento de la
centralidad del juicio oral es el fundamento de los arts. 407 y
408 de la L. Nº 1970, que limita la jurisdicción de los
tribunales de apelación, porque este recurso sólo procede por
inobservancia o errónea aplicación de la ley y no porque exista
error en la apreciación y valoración de las pruebas. El recurso
de apelación en el efecto restringido sólo puede ser procedente
por error in judicando o error in procedendo, pero jamás de
revisión de hechos que han sido aprehendidos por Jueces o
Tribunales de sentencia compuesto por jueces ciudadanos y
técnicos.
3.- Refiere que viola las reglas de la valoración de la prueba,
ya que el tribunal de alzada tiene competencia para controlar
la corrección del proceso, pero carece de competencia para
valorar la prueba, como indebidamente lo ha hecho.
4.- Apunta, que el fallo atenta contra la seguridad jurídica
del Estado; que una de las funciones esenciales del derecho es
la seguridad jurídica, si no existe esta seguridad, la sociedad
se interna en el caos, en la anarquía, en la inobservancia del
orden jurídico constituido. ¿Qué seguridad tendrán las personas
que obtengan un fallo constitucional si los que violaron
derechos y garantías constitucionales luego no las cumple con
uno y otro pretexto manteniendo una situación contraria al
orden jurídico constituido?. Ninguna. El fallo dictado por la
Sala Penal Primera constituye una invitación a la anarquía, al
desorden y la arbitrariedad.
5.- En cuanto a la apelación restringida interpuesta por los
imputados, pidiendo la revocatoria de la sentencia, señala que
éstas debieron ser declaradas improcedentes y resolverse sólo
las que atañen a las cuestiones de derecho; por ello al
tribunal de apelación restringida correspondía anular el juicio
y su resultado la sentencia, para que el Tribunal de Sentencia
siguiente en número vuelva a tramitar el juicio, ya que el
tribunal de alzada carecía de facultades para volver a valorar
la prueba, infringiendo así el art. 398 del Cód. Pdto. Pen., lo
que además constituye un fundamento para el recurso de
casación, al tenor de la previsión contenida en el art. 31 de
la C.P.E. actuación que es nula.
6.- Finalmente, acusa mala interpretación de las causales o
motivos para hacer uso del recurso de apelación restringida,
señalando que el art. 407 del Cód. Pdto. Pen. establece los
motivos para la procedencia del recurso de apelación
restringida y el primer párrafo expresamente dice que será
interpuesto por inobservancia o errónea aplicación de la ley. A
partir de esta limitación las demás disposiciones procesales se
ajustan a un procedimiento para la resolución del recurso y en
ninguna de ellas se puede encontrar facultad para la valoración
de la prueba, y esto corresponde a la nueva filosofía que ha
sido adoptada por la norma procesal, incorporada en su texto
por el art. 330 del Cód. Pdto. Pen. el principio de inmediación
en cuya virtud el juicio debe realizarse con la presencia
ininterrumpida de los jueces y de todas las partes, recibir la
prueba y luego valorarla adecuadamente. En conclusión, cuando
el tribunal de apelación valora la prueba que no ha recibido
personalmente ni ha presenciado u oído su fundamentación, está
violando el principio de inmediación, que es lo que
precisamente ha ocurrido en el caso presente, ya que los puntos
5, 6 y 7 del auto de vista contienen afirmaciones y criterios
de valoración de la prueba, lo que en su criterio, constituye
un acto nulo según previsión del art. 31 de la C.P.E.
Con los fundamentos expuestos, solicita al Supremo Tribunal
admitir el recurso y declarar procedente, disponiendo se dicte
nuevo auto de vista, manteniendo firme y subsistente la
sentencia emergente del juicio oral, pronunciándose sobre los
límites de la apelación restringida e invocando precedentes
contradictorios sobre el particular; a cuyo recurso de casación
se adhiere Hilario Zenón Cori Cruz a fs. 385 de obrados.
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación y la
adhesión, corresponde en el marco legal, analizar los
fundamentos que fueron expuestos y la forma de resolución del
auto de vista impugnado, estableciéndose que el auto de vista
impugnado no está dentro de los alcances del art. 413 del Cód.
Pdto. Pen., por cuanto esta norma legal, prescribe que:
“( Resolución del recurso). Cuando no sea posible reparar
directamente la inobservancia de la ley o su errónea
aplicación, el tribunal de alzada anulará total o parcialmente
la sentencia y ordenará la reposición del juicio por otro juez
o tribunal. Cuando la anulación sea parcial se indicará el
objeto concreto del nuevo juicio”.
Que en el caso de autos, la Sala Penal Primera de la Corte
Superior de Justicia de La Paz mediante el auto de vista
impugnado, se arroga de manera errónea la calidad de “tribunal
de segunda instancia” (sic) y lo que es peor, a través de los
apartados 6, 7 y 8 del considerando final de la resolución
cursante de fs. 342 a 345 ingresa a valorizar nuevamente la
prueba testifical y documental producida durante la etapa del
juicio, en absoluta vulneración del principio de inmediación
que informa el desarrollo de la etapa del juicio y que según el
art. 330 de la L. N° 1970 implica el contacto directo del
órgano jurisdiccional y las partes con la prueba, llegando a
concluir que la prueba producida por el Ministerio Público y
por el acusador particular no ha sido suficiente para destruir
el estado de inocencia de los imputados, por lo que absuelve a
la imputada Alicia Gregoria Meave de Monje y según el art. 397
del Cód. Pdto. Pen., extiende los efectos absolutorios del
fallo a los otros coimputados Gumercindo Paye Mamani y María
Paz Quispe de Gutiérrez.
Que cuando en criterio del tribunal de apelación se registra la
figura de la errónea valoración de la prueba por parte del Juez
o Tribunal de Sentencia, le corresponde al tribunal de alzada
anular la sentencia y ordenar la reposición del juicio por otro
juez o tribunal, puesto que no le está permitido revisar las
cuestiones de hecho ya valoradas por los tribunales inferiores,
sino garantizar el debido proceso y la correcta aplicación de
la ley.
Lo anterior no debe ser entendido en sentido que jamás el
tribunal de apelación restringida pueda hacer uso de la
facultad expresamente permitida por la última parte del art.
413 del Cód. Pdto. Pen., para aquellos casos en los que puede
resolver directamente, esto es, en los casos que resulta
evidente la no realización del juicio de reenvío, cuando por
ejemplo, el error en la aplicación del derecho es tan evidente
que no requiere prueba de ninguna clase para asumir la decisión
en contrario.
CONSIDERANDO: Que del examen del proceso, se advierte que la
resolución emitida por la Corte de alzada ha incurrido en la
causal 5) del art. 370 del Cód. Pdto. Pen., toda vez que la
fundamentación que hace en la parte considerativa respecto de
la actividad probatoria realizada no guarda como se ha visto
concordancia con la parte dispositiva del auto de vista, ya que
al absolver a los imputados tal decisión tomada implica una
nueva revalorización substancial y de fondo, puesto que de
acuerdo a lo dispuesto por el art. 363 del Cód. Pdto. Pen. se
dictará sentencia absolutoria cuando: 1) No se haya probado la
acusación o ésta haya sido retirada del juicio; 2) La prueba
aportada no sea suficiente para generar en el juez o tribunal
la convicción sobre la responsabilidad penal del imputado; 3)
Se demuestre que el hecho no existió, no constituye delito o
que el imputado no participó en él; 4) Exista cualquier causa
eximente de responsabilidad penal. Mientras que se dictará
sentencia condenatoria cuando la prueba aportada sea suficiente
para generar en el juez o tribunal la convicción sobre la
responsabilidad penal del imputado.
Que esta clase de resolución, se encuentra entre los vicios
absolutos de la sentencia, conforme dispone el art. 370-5) del
Cód. Pdto. Pen., por lo que corresponde dejar sin efecto la
misma y establecer la doctrina legal aplicable.
Doctrina legal aplicable.- Que de acuerdo con la nueva
concepción doctrinaria, la apelación restringida es el medio
legal para impugnar errores de procedimiento o de aplicación de
normas sustantivas en los que se hubiera incurrido durante la
substanciación del juicio o la sentencia; no siendo la
resolución que resuelve la apelación restringida el medio
impugnativo idóneo para revalorizar la prueba o revisar
cuestiones de hecho a cargo de los jueces o tribunales
inferiores, sino para garantizar los derechos y garantías
constitucionales, los tratados internacionales, el debido
proceso y la correcta aplicación de la ley. Por ello, no
existiendo doble instancia en el actual sistema procesal penal,
el tribunal de alzada se encuentra obligado a ajustar su
actividad jurisdiccional ya sea a anular total o parcialmente
la sentencia y ordenar la reposición del juicio por otro juez o
tribunal, cuando no sea posible reparar directamente la
inobservancia de la ley o su errónea aplicación y cuando sea
evidente que para dictar una nueva sentencia no sea necesaria
la realización de un nuevo juicio, se entiende por no requerir
la práctica de prueba de ninguna naturaleza, podrá resolver
directamente.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA
SIN EFECTO el auto de vista impugnado y determina que la Sala
Penal Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La
Paz, dicte nuevo fallo conforme a la doctrina legal establecida
y las normas legales previstas para el caso en concreto.
De la misma manera a los efectos de lo previsto por el art. 420
del Cód. Pdto. Pen., hágase conocer la presente resolución a
todas las Cortes Superiores de Distrito del país
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 20 de febrero de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

372
Lutwin Chávez García c/ Boris Remberto Machaca Soliz y otros
Calumnia e injuria
Distrito: Chuquisaca
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 124-126 interpuesto por
Boris Remberto Machaca Soliz, impugnando el A.V. de fs. 96-98
de 14 de agosto de 2003, pronunciado por la Sala Penal Primera
de la Corte Superior de Chuquisaca, dentro del proceso penal
seguido por Lutwin Chávez García, contra el recurrente y otros
por los delitos de calumnia e injuria, previstos en los arts.
283 y 287 del Cód. Pen., sus antecedentes; y
CONSIDERANDO: Que a fs. 73-77 el Juez de Sentencia Nº 1 en lo
Penal de Sucre, pronuncia sentencia en 28 de junio de 2003,
absolviendo a Boris Remberto Machaca Soliz del delito de
calumnia, empero lo declara autor del delito de injuria
previsto en el art. 287 del Cód. Pen., imponiéndole la pena de
tres meses de trabajo que deberá cumplir en la Alcaldía
Municipal de Sucre, en el horario de 16 a 18 de lunes a
viernes, multa de treinta días a razón de Bs. 3.- día a favor
de la Caja de Reparaciones, más costas a favor del querellante.
De acuerdo al art. 368 del Pdto. Pen., se le otorga el perdón
judicial con los efectos establecidos en el art. 369 del
referido Código.
Contra el mencionado fallo recurre de apelación restringida el
incriminado a fs. 87-89; recurso que es rechazado por el
tribunal de alzada mediante A.V. de fs. 96-98, señalando que el
mismo no incurrió únicamente en omisiones y/o errores de forma
sino de fondo, haciendo inaplicable –en criterio de la Corte
Superior- las disposiciones del art. 399 de la L. N° 1970, por
lo que concluye que no cumplió con los requisitos previstos por
el art. 408 del Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Impugnando el referido auto de vista de 14 de
agosto de 2003 y adjuntando fotocopias del precedente y las
Sentencias Constitucionales Nos. 1075/03-R y 1146/03-R, recurre
de casación Boris Remberto Machaca Soliz a fs. 124-126,
denunciando:
Violación del art. 411 del Cód. Pdto. Pen., que importa defecto
absoluto por haber omitido el tribunal de alzada señalar
audiencia para la fundamentación oral del recurso interpuesto,
no obstante haber sido expresamente solicitado en ocasión del
memorial de apelación restringida.
Violación del art. 399 de la L. Nº 1970 al rechazar el recurso
de apelación restringida por omisión de elementos de forma, sin
antes concederle el plazo de setenta y dos horas para su
corrección conforme establece la referida norma, atentando al
art. 16 de la C.P.E., relativo a la garantía constitucional del
debido proceso, defecto absoluto que no es susceptible de
convalidación al tenor del art. 169-3) del Cód. Pdto. Pen.
En caso de no acoger las causales de nulidad señaladas, invoca
como precedente contradictorio el A.V. Nº 23/2003 pronunciado
por la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de Potosí, el
que arguye no es coincidente con el contenido del auto de vista
impugnado.
CONSIDERANDO: Que habiendo superado el análisis de
admisibilidad previsto por los arts. 417 y 418 del Cód. Pdto.
Pen., el recurso de casación interpuesto es admitido por A.S.
Nº 448 de 16 de septiembre de 2003, correspondiendo por tanto
ahora ingresar a analizar su contenido.
CONSIDERANDO: Que el respeto del derecho al debido proceso
constituye un fundamento esencial del Estado de derecho que ha
superado los límites del derecho procesal penal, para
convertirse en un principio regulador del ejercicio del jus
puniendi, estando compuesto entre otros, por el derecho que
tienen las partes para recurrir los fallos dictados en su
contra. En ese sentido, el art. 8.2-h) del Pacto de San José
de Costa Rica, ha establecido entre las garantías judiciales,
el derecho de recurrir el fallo ante un juez o tribunal
superior, al igual que el art. 14.3-5) del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (Ley de la República de Bolivia
N° 2119 de 11 de septiembre de 2000) que proclama el derecho de
toda persona declarada culpable de un delito para que el fallo
condenatorio y la pena que se le haya impuesto, sean sometidos
a un Tribunal Superior, conforme a lo prescrito por ley.
Doctrinalmente, el derecho de las partes para recurrir es una
consecuencia directa de dos principios esenciales: el derecho
de defensa y el derecho a la tutela judicial efectiva; que
entre otras consecuencias conforme ha declarado el Tribunal
Supremo Español por auto de 5 de marzo de 1992, obliga a huir
de aquellas interpretaciones meramente formalistas y
restrictivas de la norma que impidan el acceso a los recursos.
En nuestra legislación, este derecho se encuentra previsto por
los arts. 394 y ss. del Cód. Pdto. Pen., entre los que destaca
el art. 399, que impone la imposibilidad de rechazar por
defectos de forma el recurso de apelación restringida -único
medio impugnatorio contra sentencias- sin previamente haberle
concedido al recurrente un plazo para subsanar los defectos
observados.
CONSIDERANDO: Que de la revisión cuidadosa de los actuados
procesales y en especial de los recursos deducidos contra la
sentencia así como del auto de vista impugnado, encontramos que
ciertamente el tribunal ad quem ha infringido el art. 411 del
Cód. Pdto. Pen., al no haber señalado día y hora de audiencia
de fundamentación que fue expresamente impetrada en el otrosí
II de su recurso de apelación restringida, debiéndose dejar
claramente establecido que en virtud de los arts. 410 a 412 de
la L. N° 1970, la audiencia a ser realizada ante el tribunal de
apelación, puede ser de prueba –en el caso del art. 410, cuando
el recurso haya sido apoyado en un defecto de forma o
procedimiento-; o de fundamentación complementaria (arts. 411 y
412 in fine). En ambos casos, el tribunal de apelación está
obligado a señalar la audiencia, concretizando así la tutela
judicial efectiva, que como se ha visto implica el derecho de
la parte para ser oída por el tribunal.
Asimismo, al haber concluido que el recurrente no dio
cumplimiento a los requisitos establecidos en el art. 408 del
Pdto. Pen., erróneamente calificados de fondo; se ha incurrido
en violación del art. 399 de la L. N° 1970, conforme ha
establecido esta Sala en su uniforme jurisprudencia contenida
en los AA. SS. Nos. 605 y 606 de 2 de diciembre de 2003 ó el
599 de 27 de noviembre de 2003 entre otros, correspondiendo
ante ese supuesto, conminar al apelante a que subsane los
elementos observados de su recurso sin rechazarlo in limite,
sometiendo así al recurrente a un proceso indebido, más aun si
se tiene en cuenta que los requisitos de forma tienen la
finalidad de facilitar al tribunal de alzada sobre el objeto de
impugnación.
DOCTRINA LEGAL:
Las normas procesales que efectivizan derechos fundamentales
que hacen al debido proceso como el derecho de defensa y el
derecho a la tutela judicial efectiva, son de orden público y
de cumplimiento obligatorio; por lo que por una parte, si se ha
solicitado expresamente audiencia de fundamentación del
recurso, el tribunal no puede omitir fijar día y hora de la
audiencia para tal fin.
Por otro lado, el tribunal de apelación no puede rechazar el
recurso de apelación restringida por defectos de forma
subsanables -salvo la presentación fuera del plazo previsto por
el art. 408 que es imposible de subsanar- estando mas bien
obligado a conceder al recurrente la oportunidad de subsanar
los defectos de forma en el plazo establecido por el art. 399
del Cód. Pdto. Pen. Si la parte recurrente no corrige o amplía
su recurso, recién corresponde su rechazo.
De lo expuesto, se evidencia la existencia de un fallo dictado
sin la observancia de las reglas del debido proceso y las
garantías constitucionales que constituye un defecto absoluto
al tenor del art. 169-3) del Cód. Pdto. Pen., lo que amerita en
aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., dejar sin efecto
el auto de vista recurrido, para que las omisiones observadas
sean subsanadas.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de la facultad conferida por el art. 59-1)
de la L.O.J., y en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el A.V. de fs. 96-98 de obrados, disponiendo
que la Sala Penal Primera de la Corte Superior del Distrito
Judicial de Chuquisaca, pronuncie nueva resolución conforme a
la doctrina legal establecida y las normas legales previstas
para el caso concreto.
En aplicación del art. 420 de la L. Nº 1970, remítase copias
del presente auto supremo a todas las Cortes Superiores del
país, para que por intermedio de su Presidente se ponga en
conocimiento de las Salas Penales y Jueces en materia penal.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 22 de junio de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

373
Ministerio Público y Ofelia Gonzáles vda. de Gonzáles c/ Jorge
Montaño Ríos y Esther Mercedes Nogales de Montaño
Estelionato
Distrito: Cochabamba
AUTO SUPREMO
VISTOS: Los recursos de casación de fs. 264-267 y 270-272 vta.,
interpuestos por el Fiscal de Materia y Ofelia Gonzáles vda. de
Gonzáles respectivamente, impugnando el A.V. de fs. 258-259 de
31 de mayo de 2003, pronunciado por la Sala Penal Segunda de la
Corte Superior del Distrito Judicial de Cochabamba, dentro del
juicio penal oral, público y contradictorio, seguido por el
Ministerio Público y la acusación particular de Ofelia Gonzáles
vda. de Gonzáles contra Jorge Montaño Ríos y Esther Mercedes
Nogales de Montaño, por el delito de estelionato, previsto por
el art. 337 del Cód. Pen., sus antecedentes, los precedentes
contradictorios invocados; y
CONSIDERANDO: Que el fallo de fs. 235-239, pronunciado por el
Tribunal de Sentencia de la ciudad de Quillacollo, declara al
imputado Jorge Montaño Ríos, autor de la comisión del delito de
estelionato, tipificado por el art. 337 del Cód. Pen.,
imponiéndole la pena de tres años y seis meses de reclusión a
cumplir en el Penal de San Sebastián Varones de esa ciudad, con
costas y responsabilidad civil. Además, declara la absolución
de Esther Mercedes Nogales de Montaño, según el art. 363-1) del
Cód. Pdto. Pen., en mérito al retiro de las acusaciones del
Ministerio Público y la particular.
Conociendo en apelación restringida, la Sala Penal Segunda de
la Corte de Cochabamba por A.V. de fs. 258-259, anula
totalmente la sentencia, y ordena la reposición del juicio por
otro tribunal.
Que contra ese fallo recurre de casación el Fiscal de Materia a
fs. 264-267, así como la acusadora particular Ofelia Gonzáles
vda. de Gonzáles a fs. 270-272 vta., con los mismos fundamentos
e invocando como precedente contradictorio el auto de vista de
24 de octubre de 2002, pronunciado por la Sala Penal Tercera de
la Corte de Cochabamba.
Ambos recurrentes alegan que el auto de vista es incongruente
ya que anuló totalmente la sentencia, alegando la existencia de
los defectos relativos previstos en el art. 170-3) con relación
a los arts. 336, 361 y 118 del Cód. Pdto. Pen., como si se
tratara de defectos absolutos de procedimiento o de la
sentencia.
Agregan que el art. 170-3) de la L. Nº 1970, establece: “si no
obstante su irregularidad, el acto ha conseguido su fin con
respecto a todos los interesados”, estos quedan convalidados, y
fue esto lo que ocurrió ya que la supuesta suspensión del
juicio por más de dos meses; la no constancia en acta la parte
resolutiva de la sentencia, como tampoco la habilitación de
horas los días 27 al 31 de marzo de 2003, quedaron convalidados
porque no hubo reclamo alguno.
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación al haber
cumplido los requisitos previstos en los arts. 417 y 418 de la
L. N° 1970; corresponde al tribunal de casación ingresar a
analizar la veracidad de los motivos argumentados por las
partes recurrentes.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que en
la parte considerativa del fallo impugnado, el tribunal de
alzada llega a la convicción de que se han cometido los
defectos relativos establecidos en el inc. 3) del art. 170 con
relación a los arts. 336, 361 y 118 todos del Cód. Pdto. Pen.,
los que en su criterio constituirían causales de nulidad no
susceptibles de convalidación, por lo que anula totalmente la
sentencia de primera instancia y ordena la reposición del
juicio por otro tribunal; sin tomar en cuenta que los defectos
señalados, no son defectos absolutos que importan la
imposibilidad de convalidación, sino relativos, los que quedan
convalidados en los siguientes casos: 1) Cuando las partes no
hayan solicitado oportunamente que sean subsanados; 2) Cuando
quienes tengan derecho a solicitarlo hayan aceptado, expresa o
tácitamente los efectos del acto; y 3) si no obstante su
irregularidad, el acto ha conseguido su fin con respecto a
todos los interesados.
Con ese antecedente, del análisis del acta del registro del
juicio oral, se constata que ni el Ministerio Público ni las
partes hicieron observación alguna a estos defectos relativos o
pidieron su saneamiento procesal, menos reserva de recurrir de
apelación; por lo que en concepto del art. 170 de la L. Nº 1970
quedaron convalidados, precisamente porque no obstante su
irregularidad, se llevó a cabo el juicio penal, respetando las
garantías constitucionales de los sujetos procesales, los
convenios y tratados internacionales para culminar con la
sentencia correspondiente.
De lo expuesto, se colige la incongruencia entre la parte
considerativa y la resolutiva del auto recurrido, toda vez que
habiendo el tribunal de alzada sostenido la presentación de
defectos relativos y advirtiéndose que los mismos han sido
convalidados conforme expresamente lo permite el art. 170 de la
L. N° 1970, se concluye que no existía motivo alguno para
anular totalmente la sentencia y disponer el reenvío del
juicio; debiendo en este caso ingresar el tribunal de alzada a
considerar la apelación restringida resolviendo lo que por ley
corresponda, conforme manda el art. 413 del Cód. Pdto. Pen.
DOCTRINA LEGAL: El tribunal de casación no es un tribunal de
instancia con potestad para examinar "ex novo" la causa y
corregir todos los errores de hecho y de derecho que pueda
cometer el Juez de Sentencia o la Corte de alzada, sino le
corresponde analizar la debida aplicación de las normas
constitucionales, materiales y sustantivas que hacen los
tribunales inferiores.
Que partiendo de estos conceptos doctrinales, y conforme a la
normativa procesal legal vigente, los defectos relativos si no
han sido oportunamente observados por los legitimados, resultan
convalidados, más aún si el acto ha conseguido el propósito con
el que ha sido establecido.
Así en oportunidad de los actos preparatorios de la etapa de
juicio, es decir dentro de las cuarenta y ocho horas de
recibida la acusación fiscal y ofrecida las pruebas de cargo,
el juez debe radicar la causa, notificar al querellante para
que presente la acusación y ofrezca prueba de cargo, así como
al imputado para el mismo objeto, luego dictará el auto de
apertura de juicio oral señalando día y hora de su celebración
y convocando a la conformación de jueces ciudadanos. En cambio,
la apertura o sustanciación de la audiencia de juicio, se
inicia con el juramento a los jueces ciudadanos, lectura de la
acusación y del auto de apertura, fundamentación del Fiscal y
las partes, declaración del o los imputados, producción de la
prueba en forma continuada e ininterrumpida hasta pronunciar la
sentencia o la parte resolutiva de la misma.
De lo anterior, resulta que los actos preparatorios pueden ser
suspendidos por motivos justificables, hecho éste que no
constituye defecto absoluto. De igual manera, la no
trascripción de la parte resolutiva de la sentencia, no
constituye causal de nulidad, siempre que conste en el acta de
registro la lectura de la parte resolutiva, porque el acta es
la constancia y da fe lo que aconteció durante el desarrollo
del juicio. Tampoco es necesario que el juez o tribunal en
forma expresa habilite horas para la lectura de la parte
resolutiva de la sentencia; por cuanto, en aras del principio
de continuidad (art. 334 de la L. N° 1970) que caracteriza el
desarrollo de la audiencia de juicio, éste debe realizarse en
forma ininterrumpida hasta pronunciar la sentencia o la parte
resolutiva de la misma, por lo que la audiencia puede incluso
prolongarse hasta altas horas de la noche inclusive, si fuera
necesario.
Consecuentemente; los hechos anteriormente relacionados no
constituyen defectos absolutos, por no estar expresamente
consignados en esa calidad por el art. 169 del Cód. Pdto. Pen.,
no siendo entonces pertinente anular la sentencia y disponer el
reenvío del juicio como erróneamente lo hizo la Corte de
alzada; sino admitiendo que los defectos relativos quedaron
convalidados en los tres casos expresamente previstos por el
art. 170 de la norma procesal, corresponde ingresar a
considerar la apelación restringida interpuesta contra la
sentencia, debiéndose en el presente recurso dejar sin efecto
el auto de vista impugnado.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA
SIN EFECTO el auto de vista impugnado, disponiendo que la Sala
Penal Segunda del Distrito Judicial de Cochabamba, pronuncie
nueva resolución de acuerdo con la doctrina legal establecida.
En cumplimiento del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., hágase
conocer la presente resolución a todas las Cortes Superiores
del país.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 22 de junio de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

376
Empresa Minera “Nuevo Sol Ltda.” c/ Raúl Freddy Beltrán Robles
Giro de cheque defectuoso
Distrito: Potosí
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 79-81 vta., interpuesto
por Raúl Freddy Beltrán Robles, impugnando el A.V. de fs. 75-76
vta., de 17 de septiembre de 2003, pronunciado por la Sala
Penal Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de
Potosí, dentro del juicio penal oral, público y contradictorio,
seguido por Teófilo Ticona Casanova y otro, en representación
de la Empresa Minera “Nuevo Sol Ltda.” contra el recurrente,
por la presunta comisión del delito de giro defectuoso de
cheque, previsto por el art. 205 del Cód. Pen.; sus
antecedentes, las leyes que se acusan de violadas e infringidas
y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por A.S. N°
495 (fs. 87 y vta.) y sin ingresar al fondo del mismo,
corresponde al Máximo Tribunal revisar de oficio, cuando
existen violaciones flagrantes al debido proceso y defectos
absolutos de procedimiento insubsanables o de la sentencia,
conforme disponen los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen., para
en su caso adoptar las medidas de saneamiento previstas por
ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que
pronunciada la sentencia condenatoria de fs. 8-9, Carlos Ramos
Alvarado, apoderado de Raúl Freddy Beltrán Robles, a fs. 41-44
vta., interpone el recurso de apelación restringida; emitiendo
la Corte de alzada, el A.V. de fs. 75-76 vta., que declara
improcedente dicha apelación, por no llenar los requisitos
exigidos por los arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Que el recurso de apelación restringida de fs.
41-44, fue declarado improcedente por defectos de forma, es
decir por no cumplir con los requisitos establecidos por los
arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen., por cuanto no se mencionan
normas violadas o erróneamente aplicadas, ni se indica cual es
la aplicación que se pretende. Conviene aclarar que lo
pertinente era declarar inadmisible y sólo cuando se admite e
ingresa a considerar el fondo de la apelación restringida, se
declara procedente o improcedente según el caso.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE.- Que la nueva normativa penal en
consonancia con la doctrina contemporánea, respecto a la
apelación restringida, establece que al advertir infracciones
al debido proceso, no se puede rechazar un recurso por defectos
de forma in limine, sino que se debe conceder el plazo
establecido por ley, para que la parte recurrente corrija o
amplié su recurso, bajo sanción de rechazo, todo en armonía con
el debido proceso.
Que la Corte de alzada al advertir que las cuestiones de forma
no fueron cumplidas, debe conminar al apelante a que precise lo
observado, pero no declarar inadmisible in limine, sin darle
oportunidad a que el recurrente subsane los defectos de forma,
como permite la norma prevista en el art. 399 del Cód. Pdto.
Pen.; lo contrario significa desconocer las normas del debido
proceso, suprimiendo el derecho a la defensa y las garantías
fundamentales.
CONSIDERANDO: Que el control del debido proceso y la actividad
jurisdiccional en casos especiales, como en la especie,
corresponde ejercitar al Supremo Tribunal, con el único objeto
de enmendar omisiones o errores procesales que afecten las
garantías y derechos constitucionales y pongan en riesgo el
sistema procesal penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de
Justicia, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA
SIN EFECTO el auto de vista impugnado, disponiendo que la Sala
Penal Primera de la Corte Superior de Potosí, cumpla con la
doctrina legal aplicable.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., hágase conocer la
presente resolución a todas las Cortes Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Sucre, 23 de junio de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez - Secretario de Cámara.

551
Josefa Quispe vda. de Quispe c/ Mario Pujro Quispe y otros
Despojo y otros
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 228-230 interpuesto por
Josefa Quispe vda. de Quispe impugnando el A.V. de fs. 219 de 4
de septiembre de 2003, pronunciado por la Sala Penal Tercera de
la Corte Superior de La Paz, dentro del proceso penal seguido
por la recurrente contra Mario Pujro Quispe, Javier Pujro
Quispe, Juan León Plata Calahumana, Clemente Mamani
Choquetarqui, Celso Cirilo Nina Quispe, Jacinto Sarzuri
Huayhua, Amelia Villegas Apaza, Severino Torrez Patzi,
Valeriano Flores Yujra, Natalio Quispe Pacheco y Angel Soto
Mollo, por la comisión de los delitos de despojo, alteración de
linderos, perturbación de posesión y daño simple; sus
antecedentes; y
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por A.S. N°
606 de 2 de octubre de 2003, sin ingresar al fondo del asunto,
con la facultad conferida por el art. 15 de la L.O.J.,
corresponde a este tribunal revisar y analizar si durante la
tramitación del proceso se produjeron violaciones insubsanables
traducidas en defectos absolutos o defectos de sentencia
previstos en los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen., para en
su caso adoptar medidas de saneamiento previstos por ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se establece que
la sentencia cursante a fs. 140-146, absolvió de culpa y pena a
los incriminados de los delitos imputados; contra dicho fallo
interpuso apelación restringida la querellante Josefa Quispe
vda. de Quispe en memorial de fs. 167-170. Elevado el proceso y
cumplidos los trámites de ley el tribunal de alzada mediante
A.V. de fs. 219-219 vta., declaró improcedente la apelación
restringida con el fundamento de no cumplir con los requisitos
de forma exigidos por el art. 407 del Cód. Pdto. Pen.
CONSIDERANDO: Que el Código de Procedimiento Penal busca
garantizar de manera efectiva el debido proceso y, dentro del
mismo, el derecho de recurrir y permitir la revisión de un
fallo por un tribunal superior, garantía fundamental que está
amparada por la Constitución Política del Estado por el art. 8-
2)-h) del Pacto de San José de Costa Rica ratificado por L. N°
1430 de 11 de febrero de 1993, y por el art. 14-5) del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos ratificado por L.
N° 2119 de 11 de septiembre de 2000; normas que establecen el
derecho que tiene toda persona de impugnar y recurrir contra un
fallo pronunciado por un tribunal en primera instancia que les
sea desfavorable para ser sometido a un tribunal superior,
criterio que el Tribunal Constitucional aplicó en las
Sentencias Constitucionales Nos. 1075/2003-R de 24 de julio de
2003 y 1146/2003-R de 12 de agosto de 2003, que al tener
carácter vinculante garantiza a toda persona que el recurso
deducido no sea declarado inadmisible o improcedente por falta
de cumplimiento de los requisitos de forma previstos en el art.
407 del Cód. Pdto. Pen., sin antes darles la oportunidad de
complementar o corregir su recurso.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE: Dentro del espíritu de la nueva
normativa procesal penal, en consonancia con la doctrina
contemporánea, la apelación restringida constituye el único
medio legal para impugnar una sentencia de primera instancia.
Los requisitos de forma exigidos por los arts. 407 y 408 del
Cód. Pdto. Pen. para su procedencia, tienden a facilitar a la
autoridad superior el conocimiento cabal y objetivo de la
pretensión del recurrente, por lo que, ante la existencia de
defectos u omisiones de forma en el recurso deducido,
corresponde al tribunal de apelación, antes de pronunciar el
auto de vista, hacer saber al recurrente que tiene el plazo de
tres días para que subsane omisiones, corrija o complemente su
recurso conforme dispone el art. 399 del Cód. Pdto. Pen.; lo
contrario implica vulnerar las normas que garantizan el debido
proceso y, fundamentalmente, el derecho a la defensa
irrestricta entre las que se encuentra el derecho a recurrir y
contar con una tutela judicial efectiva mediante una segunda
opinión que resuelva la impugnación formulada.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, con la facultad conferida por el art. 59-1) de la
L.O.J. y aplicando el art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN
EFECTO el A.V. de fs. 219-219 vta., y dispone que la Sala Penal
Tercera de la Corte Superior de La Paz cumpla con la doctrina
legal establecida al respecto.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., remítanse a todas
las Cortes Superiores del país copias del presente auto supremo
para su conocimiento.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. José Luis Baptista Morales.
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

553
Ministerio Público y Jorge Pérez Aguilar c/ María Calvimontes
Rosales
Estelionato
Distrito: Cochabamba
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 111-111 vta., interpuesto
por María Calvimontes Rosales, impugnando el A.V. de fs. 109-
109 vta. de 2 de julio de 2003 pronunciado por la Sala Penal
Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de
Cochabamba, en el juicio penal oral, público y contradictorio,
seguido por el Ministerio Público y la acusación particular de
Jorge Pérez Aguilar contra la recurrente por la presunta
comisión del delito de estelionato previsto por el art. 337 del
Cód. Pen.; sus antecedentes, las leyes que se acusan de
violadas e infringidas, los precedentes invocados como
contradictorios y todo cuanto ver convino; y
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por A.S. N°
627 de 11 de diciembre de 2003 (fs. 118-118 vta.) y sin
ingresar al fondo del mismo, corresponde al máximo tribunal
analizar si durante la tramitación del proceso se habrían
producido violaciones al debido proceso que se traduzcan en
defectos absolutos de procedimiento insubsanables o defectos de
la sentencia, conforme disponen los arts. 169 y 370 del Cód.
Pdto. Pen., para en su caso adoptar las medidas de saneamiento
previstas por ley.
Que de la revisión de los datos del proceso, se advierte que
pronunciada la sentencia condenatoria de fs. 85-88 vta.,
interpone el recurso de apelación restringida, María
Calvimontes Rosales a fs. 94-95, habiendo la Corte de alzada
mediante A.V. de fs. 109 y vta., declarado inadmisible la
apelación restringida planteada por la imputada, por
inobservancia de los requisitos exigidos por los arts. 407 y
408 del Cód. Pdto. Pen., relativos a la mención de citas
legales violadas o erróneamente aplicadas, y cuál la aplicación
que pretendían los recurrentes.
CONSIDERANDO: Que el sistema de recursos en el nuevo Código de
Procedimiento Penal está diseñado para plasmar de manera
efectiva el derecho que tiene todo imputado de pedir la
revisión del fallo condenatorio dictado en su contra, conforme
prevén los arts. 8.2-h) del Pacto de San José de Costa Rica (L.
Nº 1430 de 11 de febrero de 1993) y 14.5 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (L. Nº 2119 de 11
de septiembre de 2000), que de manera expresa consagran el
derecho que tiene toda persona declarada culpable de un delito
para que el fallo condenatorio y la pena que se le haya
impuesto sean sometidos a control mediante un juez o tribunal
superior.
Que en el mismo sentido razonan las Sentencias Constitucionales
Nos. 1075/2003-R y 1044/2003, cuya ratio decidendi en ambos
casos garantiza a toda persona el acceso al sistema de recurso
y medios impugnativos, más allá de formalismos que impidan el
ejercicio efectivo del genéricamente denominado derecho a
segunda opinión.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE: Que el espíritu de la nueva normativa
penal en consonancia con la doctrina contemporánea sobre la
apelación restringida que constituye el único medio para
impugnar la sentencia, enseña que el propósito de los
requisitos de forma exigidos por los arts. 407 y 408 de la L.
N° 1970, radica en facilitar a la autoridad el conocimiento
cabal y objetivo de la pretensión impugnatoria del recurrente,
por lo que, para lograr ese propósito, el art. 399 del Cód.
Pdto. Pen. obliga al tribunal de alzada a conminar al
recurrente para que subsane los defectos u omisiones de forma
que contiene su recurso, bajo apercibimiento de rechazo; por lo
que en ningún caso el tribunal está facultado a rechazar el
recurso así formulado in limine, es decir, sin haberle
previamente dado la oportunidad de subsanar las formalidades
extrañadas. Lo contrario implicaría vulnerar las normas del
debido proceso, en sus componentes del derecho de defensa y
derecho a obtener tutela judicial efectiva; en el caso,
mediante un fallo o segunda opinión que resuelva su pretensión
impugnatoria.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el A.V. impugnado cursante a fs. 109-109 vta.,
disponiendo que la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de
Cochabamba, cumpla con la doctrina legal aplicable establecida
al respecto.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., hágase conocer la
presente resolución a todas las Cortes Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. José Luis Baptista Morales.
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

559
Ministerio Público y Martín Jiménez Mamani c/ Freddy Yujra
Argani
Peculado
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 291-294 interpuesto por
Freddy Yujra Argani, impugnando el A.V. de fs. 280 y 280 vta.
de 20 de noviembre de 2003, pronunciado por la Sala Penal
Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de La Paz,
dentro del juicio penal oral, público y contradictorio, seguido
por el Ministerio Público y la acusación particular de Martín
Jiménez Mamani, contra el recurrente por el delito de peculado
previsto por el art. 142 del Cód. Pen., sus antecedentes; y
CONSIDERANDO: Que admitido el recurso de casación por A.S. N°
97 (fs. 311-311 vta.) y sin ingresar al fondo del mismo,
corresponde al máximo tribunal revisar de oficio, cuando
existen violaciones flagrantes al debido proceso y defectos
absolutos de procedimiento insubsanables o de la sentencia,
conforme disponen los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen., para
en su caso adoptar las medidas de saneamiento previstas por
ley.
Que de la revisión de los datos del proceso se advierte que,
pronunciada la sentencia condenatoria de fs. 208-213, Freddy
Yujra Argani a fs. 223-229, interpuso el recurso de apelación
restringida, emitiendo la Corte de alzada el A.V. de fs. 280-
280 vta. que declara inadmisible dicha apelación por no llenar
los requisitos exigidos por los arts. 407 y 408 del Cód. Pdto.
Pen.
CONSIDERANDO: Que el recurso de apelación restringida de fs.
223-229 fue declarado improcedente por defectos de forma, es
decir, por no cumplir con los requisitos establecidos por los
arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen., por cuanto no hizo mención
de citas legales violadas o erróneamente aplicadas, y cuál es
la aplicación que pretende.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE: Que la nueva normativa penal, en
consonancia con la doctrina contemporánea respecto a la
apelación restringida, establece que, al advertir infracciones
al debido proceso, no se puede rechazar un recurso por defectos
de forma in limine sino que se debe conceder el plazo
establecido por ley para que la parte recurrente corrija o
amplíe su recurso, bajo sanción de rechazo, en armonía con el
debido proceso.
Que la Corte de alzada, al advertir que las cuestiones de forma
no fueron cumplidas, debió conminar al apelante a que precise
lo observado pero no declarar inadmisible in limine sin darle
oportunidad a que subsane los defectos de forma como permite la
norma prevista en el art. 399 del Cód. Pdto. Pen.; lo contrario
significa desconocer las normas del debido proceso, suprimiendo
el derecho a la defensa y las garantías fundamentales.
CONSIDERANDO: Que el control del debido proceso y la actividad
jurisdiccional en casos especiales, como en la especie, es
ejercitado por el Supremo Tribunal con el único objeto de
enmendar omisiones o errores procesales que afecten las
garantías y derechos constitucionales y pongan en riesgo el
sistema procesal penal.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el auto de vista impugnado, disponiendo que la
Sala Penal Primera de la Corte Superior de La Paz, cumpla con
la doctrina legal aplicable.
Para fines del art. 420 del Cód. Pdto. Pen., hágase conocer la
presente resolución a todas las Cortes Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. José Luis Baptista Morales.
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

560
Ministerio Público c/ Raúl Eduardo Mercado Sequeiros y Boris
Nicolás Baptista Millares
Tráfico de sustancias controladas
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 232-239 interpuesto por
el Fiscal de Materia de Sustancias Controladas, Dr. Genaro
Quenta Fernández, impugnando el A.V. de fs. 140-141 vta. de 26
de enero de 2004, pronunciado por la Sala Penal Segunda de la
Corte Superior de La Paz, dentro del proceso penal seguido por
el Ministerio Público contra Raúl Eduardo Mercado Sequeiros y
Boris Nicolás Baptista Millares por la comisión del delito de
tráfico de sustancias controladas; sus antecedentes, el
requerimiento fiscal de fs. 252-253; y
CONSIDERANDO: Que dentro del proceso señalado al exordio, el
tribunal de alzada a fs. 140-141 vta., pronunció el auto de
vista declarando improcedente el recurso de apelación
restringida interpuesta por el Ministerio Público a fs. 164-174
por inobservancia de los requisitos previstos en el art. 408
del Cód. Pdto. Pen.
Impugnando el referido fallo, recurrió de casación el Fiscal de
Materia Genaro Quenta Fernández invocando como precedentes
contradictorios los AA.SS. Nos. 405/03, 57/02 y 254/02, así
como los AA.VV. Nos. 495/00 y 255/03 dictados por la Sala Penal
de la Corte Superior de La Paz, recurso que fue admitido por
A.S. N° 186 de 31 de marzo de 2004.
CONSIDERANDO: Que en virtud a la facultad conferida por el art.
15 de la L.O.J., corresponde al tribunal de casación observar
si durante la tramitación del proceso no se han producido
violaciones al debido proceso que se traduzcan en defectos
absolutos insubsanables o defectos de sentencia previstos en
los arts. 169 y 370 del Cód. Pdto. Pen., para en su caso
adoptar las medidas de saneamiento previstas por ley.
Que en el caso de autos, sin ingresar al fondo de los
argumentos expuestos en el recurso de casación, se tiene que el
A.V. impugnado de fs. 140-141 vta. adolece de fallas procesales
que constituyen defectos absolutos al tenor del inc. 3) del
art. 169 al haber declarado improcedente la apelación
restringida interpuesta, aduciendo la inobservancia de los
requisitos de forma previstos en el art. 408 del Pdto. Pen.,
sin antes haber aplicado lo establecido en el art. 399 del ya
referido Código.
Que el sistema de recursos contenido en el Código de
Procedimiento Penal, otorga de manera efectiva a todo imputado
o querellante el derecho de impugnar la sentencia pronunciada
en primera instancia que le sea desfavorable, para que sea
sometido a control de un juez o tribunal superior, derecho
garantizado por la Constitución Política del Estado, el Pacto
de San José de Costa Rica, así como el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y constituye un medio
impugnatorio, más allá de los formalismos a fin de garantizar
el ejercicio efectivo del derecho a una segunda opinión.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE: El espíritu de la nueva normativa
penal, en consonancia con la doctrina penal contemporánea,
establece que la apelación restringida constituye el único
medio para impugnar una sentencia; que los requisitos de forma
exigidos por los arts. 407 y 408 del Cód. Pdto. Pen. tienen la
finalidad de facilitar a la autoridad superior el conocimiento
cabal y objetivo de la pretensión del recurrente en el marco de
un mayor control jurisdiccional, por lo que, ante la omisión
del cumplimiento de los requisitos de forma en el recurso de
apelación restringida, corresponde al tribunal de alzada
aplicar el art. 399 del Cód. Pdto. Pen., otorgando al
recurrente el plazo de tres días para que subsane los defectos
u omisiones de forma que tiene su recurso, bajo apercibimiento
de rechazo; ningún tribunal de apelación está facultado a
rechazar el recurso formulado in limine, es decir sin
previamente haberle dado la oportunidad de subsanar las
formalidades extrañadas; lo contrario implica vulnerar las
normas del debido proceso, el irrestricto derecho a la defensa
y la obtención de tutela judicial efectiva, mediante el recurso
de apelación o segunda opinión, que resuelva su pretensión
impugnatoria.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en aplicación del art. 419 del Cód. Pdto. Pen.,
DEJA SIN EFECTO el A.V. impugnado de fs. 140-141 vta.,
disponiendo que la Sala Penal Segunda de la Corte Superior de
La Paz cumpla con la doctrina aplicable al respecto.
A efecto de lo previsto por el art. 420 del Cód. Pdto. Pen.,
hágase conocer la presente resolución a todas las Cortes
Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. José Luis Baptista Morales.
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

561
Rafael Capobianco Fernández c/ Luis Artemio Lucca Suárez
Giro de cheque en descubierto
Distrito: Santa Cruz
AUTO SUPREMO
VISTOS: El recurso de casación de fs. 141-154 interpuesto por
Luis Artemio Lucca Suárez impugnando el A.V. de fs. 135-138 de
20 de octubre de 2003, pronunciado por la Sala Penal Primera de
la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz dentro
del juicio penal oral, público y contradictorio, seguido por
Rafael Capobianco Fernández contra el recurrente por el delito
de giro de cheque en descubierto previsto por el art. 204 del
Cód. Pen.; sus antecedentes, las leyes acusadas de infringidas,
los precedentes contradictorios invocados; y
CONSIDERANDO: Que el Juez de Sentencia 4° en lo Penal de Santa
Cruz, a fs. 95-98 vuelta, pronunció sentencia declarando al
imputado Luis Artemio Lucca Suárez autor de la comisión del
delito de giro de cheque en descubierto previsto por el art.
204 del Cód. Pen., condenándolo a la pena de dos años de
reclusión a cumplir en el Centro de Rehabilitación Santa Cruz
(Palmasola); sin embargo, por la pena impuesta y no tener el
imputado otros antecedentes, se le concedió el beneficio de
perdón judicial en aplicación de los arts. 368 y 369 del Cód.
Pdto. Pen. Accesoriamente, se le impuso una multa de cien días
y costas que se tasaron en la suma de Bs. 3.000.- más el 10 %
del cheque motivo del juicio.
Que la Sala Penal Primera de la Corte Superior de Santa Cruz,
como tribunal de alzada, mediante A.V. de fs. 135-138, declaró
admisibles e improcedentes las apelaciones restringidas
planteadas por el querellante y el imputado, manteniendo
incólume la sentencia de primera instancia.
CONSIDERANDO: Que impugnando el fallo anterior recurrió de
casación Luis Artemio Lucca Suárez con los fundamentos que
contiene el memorial de fs. 141 bis-154 vta., invocando como
precedente contradictorio los AA.SS. Nos. 9 de 23 de febrero de
1994 y 32 de 9 de marzo de 1992, el mismo que fue admitido por
A.S. N° 53 de 23 de enero del año en curso (fs. 159), por lo
que se ingresa al examen de fondo tomando en cuenta los
agravios esgrimidos por el recurrente y los precedentes
invocados.
CONSIDERANDO: Que el imputado sintetizó los agravios inferidos
por el auto de vista objeto de impugnación de la forma
siguiente:
Denuncia que el tribunal ad quem omitió apreciar y valorar la
prueba producida; que no se pronunció sobre las cuestiones
planteadas en la apelación restringida, por lo que incumplió lo
previsto por el art. 15 de la L.O.J. con relación al 25-1) de
la Convención Americana de Derechos Humanos y el art. 16 de la
C.P.E.
Que omitió referirse a lo previsto por los arts. 13, 14, 15, y
70 del Cód. Pen. y 16 de la C.P.E., aplicando erróneamente la
primera parte del art. 204 del Cód. Pen., lo que constituye el
defecto absoluto previsto por el art. 370-1) del Cód. Pdto.
Pen.
Que su persona entregó los cheques como documento de garantía
con pleno conocimiento del querellante; que su cuenta no tenía
fondos; por ello invocó el precedente contradictorio contenido
en el A.S. N° 696 de 11 de diciembre de 1995 para demostrar el
error y contradicción en la que incurrieron tanto el tribunal
ad quem como el juez a quo al declararlo autor del delito
previsto en la primera parte del art. 204 del Cód. Pen.
Sostuvo haberse quebrantado el art. 70 del Cód. Pen. al
someterlo a un indebido proceso penal.
Señaló la existencia de defectos absolutos en la tramitación de
la causa, contenidos en el párrafo III del art. 342 del Cód.
Pdto. Pen. y, en la sentencia, al haberse omitido la fijación
de los días multa, aspecto que viola el art. 29 del Cód. Pen.,
invocando para ese fin los AA.SS. Nos. 9 y 32.
Que la apelación restringida interpuesta por el querellante
debió ser declarada inadmisible por no haber invocado el
precedente contradictorio conforme dispone el art. 408 con
relación al 416 del Cód. Pdto. Pen.
Finalizó pidiendo al máximo tribunal que establezca la
contradicción existente entre los precedentes invocados con el
auto de vista impugnado y, como consecuencia, que declare
fundado el recurso de casación y deje sin efecto el auto de
vista de 20 de octubre de 2003, así como la sentencia
pronunciada por el juez a quo por contener defectos absolutos;
en su merito se revoque la sentencia procediendo a declarar su
absolución o anular todo el proceso.
CONSIDERANDO: Que los fundamentos del recurso interpuesto son
contradictorios en sus términos; desordenados y poco
comprensibles, por cuanto pide aspectos que se encuentran en
contraposición a la forma de resolución prevista por el art.
419 del Cód. Pdto. Pen.
Al margen de lo anterior, del análisis del acta de registro del
juicio oral, público y contradictorio, se evidencia que en el
trámite de la presente causa se respetaron las reglas del
debido proceso y las garantías constitucionales del imputado;
se apreciaron y valoraron las pruebas de acuerdo a la sana
crítica y prudente arbitrio que otorga al juzgador el art. 173
del Cód. Pdto. Pen., llegando a la convicción de la
responsabilidad penal del imputado en la comisión del delito de
giro de cheque en descubierto previsto por el art. 204 del Cód.
Pen., aplicando la pena correctamente dentro de los límites de
los arts. 13, 17, 38 y 40 del Código Penal; sin embargo, a
tiempo de tomar las medidas accesorias, concretamente al
imponer los días multas, omitieron cuantificar en bolivianos,
lo que, según el inciso 1) del artículo 370 del Código de
Procedimiento Penal, constituye defecto de sentencia no
susceptible de convalidación.
Al respecto, de la revisión de los precedentes invocados como
contradictorios al auto de vista impugnado, consistentes en los
AA.SS. Nos. 9 y 32 de 23 de febrero de 1994 y 9 de marzo de
1992, respectivamente, dentro de los procesos penales que por
el delito de giro de cheque en descubierto vienen siguiendo
Gloria Roca de Rivero contra Miriam de la Zerda y Rolando
Sarmiento contra Otilia Gonzáles Condori, se tiene que la Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia, anuló ambos procesos al
estado de que el tribunal distrital complemente su resolución
de vista, fijando la equivalencia en dinero de cada día multa,
al haber sido omitido tanto en la sentencia cuanto en el auto
de vista.
En el sub lite, sucede lo mismo, ya que ni el juez de sentencia
ni la Corte de alzada, al dictar sus respectivos fallos,
cuantificaron en bolivianos los cien días multa con el que fue
condenado el imputado, aspecto que viola el espíritu del art.
29 y 204 del Cód. Pen.; por lo que es manifiesta la
contradicción existente entre el auto de vista impugnado y los
precedentes invocados; de ahí que corresponde establecer la
doctrina legal aplicable.
DOCTRINA LEGAL: Que si un bien jurídico agrupa a tipos penales
afines, entonces, para establecer el hecho similar, los tipos
penales deben responder a un bien jurídico; en ese contexto se
debe establecer el sentido jurídico contradictorio cuando se
trata de hechos que correspondan al derecho sustantivo.
Que la parte considerativa de una resolución judicial debe
guardar correspondencia con la dispositiva; de ahí que, si el
juez o tribunal llega a la convicción de la culpabilidad del
imputado en la comisión de un determinado delito, la sanción a
imponerse debe responder a las penalidades establecidas en la
norma legal transgredida; dicho de otra manera, compete al
funcionario judicial, juez de la causa, la individualización de
la pena, quien selecciona las clases de penas principales y
accesorias a imponer, previa tipificación que ha realizado de
la conducta punible y demás circunstancias que lo rodean,
estableciendo el marco y ámbito punitivo de movilidad y
determinar la pena a imponer. Por ello, la pena, sea esta
privativa de libertad o días multa, entre otras, debe
expresamente determinar el tiempo sea en días, meses o años de
privación de libertad en reclusión o presidio, el lugar dónde
debe cumplir; y, en tratándose de los días multas, el quantum
en dinero por cada día; lo que permite exigir la efectivización
del cumplimiento de la pena pecuniaria. Consecuentemente, la
omisión en la cuantificación de los días multas hace que la
pena sea incompleta y por lo mismo constituye un defecto de
sentencia según el inc. 1) del art. 370 del Cód. Pdto. Pen.
Por lo expuesto y en aplicación del último periodo del art. 413
del Cód. Pdto. Pen. y al advertir la contradicción existente
entre los precedentes y el auto de vista impugnado por el
imputado, corresponde a la misma Sala de la Corte Superior de
Santa Cruz dictar nuevo fallo aplicando la doctrina legal
adoptada en el presente auto supremo.
POR TANTO: La Sala Penal de la Excma. Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en uso de la facultad conferida por el segundo
periodo del art. 419 del Cód. Pdto. Pen., DEJA SIN EFECTO el
A.V. de fs. 135-138, y determina que la misma Sala de la Corte
Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz, pronuncie un
nuevo auto de vista conforme a la doctrina legal establecida.
A los efectos de lo previsto por el art. 420 del Cód. Pdto.
Pen., hágase conocer la presente resolución a todas las Cortes
Superiores de Distrito del país.
Relator: Ministro Dr. Héctor Sandoval Parada.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo.- Dr. Héctor Sandoval Parada.
Dr. Jaime Ampuero García.
Dr. José Luis Baptista Morales.
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído: Lic. David Baptista Velásquez.- Secretario de Cámara.

562
Ministerio Público y Yola Perales de Mendoza c/ María Pura
Flores de Henrich
Estelionato
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: el recurso de casación de fojas 221 interpuesto por
María Pura Flores de Henrich, impugnando el Auto de Vista de
fojas 216 a 217 de fecha 28 de noviembre de 2003, pronunciado
por la Sala Penal Primera de la Corte Superior de La Paz,
dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público y
Yola Perales de Mendoza, como acusadora particular, contra la
recurrente por la comisión del delito de estelionato; sus
antecedentes, y
CONSIDERANDO: dentro del proceso señalado al exordio, el
Tribunal de Sentencia Tercero de la ciudad de La Paz a fojas
171 a 176 pronunció sentencia declarando a la imputada María
Pura Flores de Henrich autora de la comisión del delito de
estelionato, previsto y sancionado por el artículo 337 del
Código Penal, condenándola a la pena de tres años y cuatro
meses de reclusión a cumplir en el Centro de Orientación
Femenina de Obrajes, más pago de daños civiles y costas y se
la absuelve de culpa y pena del delito de estafa previsto en el
artículo 335 del Código Penal.
María Pura Flores de Henrich, a fojas 196 a 1999, al amparo del
artículo 407 del Código de Procedimiento Penal, recurre de
apelación restringida denunciando vicios de sentencia
previstos en el artículo 370 inciso 4) del Código de
Procedimiento Penal, valoración defectuosa de la prueba,
asimismo señala la flagrante transgresión del artículo 126 del
Código de Procedimiento Penal al no haberse demostrado la
autenticidad del documento de transferencia del inmueble que
dio origen al juicio, obligación que tenía la parte acusadora,
toda vez que su persona negó que la firma estampada en el mismo
sea suya, y tampoco se dio curso a su pedido de examen
grafológico de la firma estampada en la minuta de transferencia
que solicitó con carácter extraordinario por ser vital en el
proceso, ante cuya negativa efectuó reserva de recurrir; señala
finalmente que dichos defectos vulneraron los básicos
principios de defensa establecidos en la Constitución Política
del Estado y constituyen defecto absoluto.
Por su parte la querellante a fojas 204 en la apelación
restringida deducida, pide una condena de seis años de
presidio, al no estar desvirtuada la acusación.
CONSIDERANDO: que el Tribunal de Alzada, a fojas 216 a 217,
declara admitida la Apelación restringida interpuesta por la
procesada y procedente en parte las cuestiones planteadas, en
consecuencia confirma la sentencia de 9 de septiembre de 2003
con la modificación de la pena que se la fija en tres años de
reclusión, quedando en lo demás subsistente la sentencia
apelada.
Impugnando el referido fallo de segunda instancia a fojas 221
recurre de casación María Pura Flores de Henrich, al
constatarse la existencia de defectos de sentencia previstos en
el artículo 370 del Código de Procedimiento Penal, el Tribunal
de Casación con la facultad conferida por el artículo 15 de la
Ley de Organización Judicial, admitió el recurso deducido por
Auto Supremo No. 152 de 17 de marzo de 2004, abriendo su
competencia para conocer el caso.
CONSIDERANDO: de la revisión del contenido de auto impugnado en
relación a los puntos señalados en la apelación restringida, se
advierte una manifiesta y notoria ausencia de fundamentación en
el Auto de Vista, que no puede ser reemplazada por una relación
de documentos o la simple mención de los requerimientos de
parte, omisiones que afectan a los derechos fundamentales de
los sujetos comprendidos en el juicio, más aún si no se han
pronunciado respecto a los puntos apelados; en el caso de autos
se observa que tanto el tribunal a-quo como el ad-quem no se
pronunciaron en forma clara y precisa sobre el valor de la
sentencia ejecutoriada dictada por el Juez 10º de Partido en lo
Civil, presentada como prueba fundamental por la procesada,
mediante la cual acreditaba el incidente prejudicial opuesto
por cuyo motivo se interrumpió el juicio oral por un año.
Asimismo se observa que en los antecedentes de la acusación
formulada por el Ministerio Público de fojas 7 a 9, presentados
al tribunal de sentencia, no se dice nada respecto a la etapa
preparatoria, ni consta en obrados el día y hora en que se
hubiera realizado la imputación formal y hubiera sido
notificada la imputada personalmente con dicha resolución,
conforme al artículo 302 del Código de Procedimiento Penal,
etapa del juicio donde las partes pueden oponer incidentes y
asumir su defensa en ejercicio del fundamental derecho
reconocido por la Constitución Política del Estado. De ahí
porqué la acusada recién pudo formular el incidente de
prejudicialidad dentro del juicio oral, lo que determinó sea
suspendido el mismo por un año contraviniendo así al principio
de continuidad que es vital en el juicio oral y las causales de
suspensión previstos por los artículos 334 y 335 del Código de
Procedimiento Penal, importando este hecho un defecto absoluto
contemplado por el artículo 169 del Código de Procedimiento
Penal.
Por lo señalado al comprobarse la existencia de defectos
absolutos, éstos debían ser corregidos aún de oficio por el
Tribunal de Alzada, inclusive en el supuesto de que los mismos
no hubieran sido acusados por el recurrente en el desarrollo
del proceso por no ser subsanables, conforme establece la
parte final del segundo parágrafo del artículo 407 del Código
de Procedimiento Penal.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE: Las normas procesales son de orden
público y por consiguiente de cumplimiento obligatorio; si en
obrados se observan defectos de procedimiento que constituyen
defectos absolutos y atentan derechos fundamentales, deben ser
corregidos de oficio por el Tribunal de Alzada o el de Casación
en ejercicio de la facultad conferida por el artículo 15 de la
Ley de Organización Judicial, aunque el recurrente no hubiera
efectuado reclamo oportuno para su saneamiento, facultad que
está restringida para casos donde se encuentren violaciones
flagrantes al debido proceso y existan defectos absolutos que
determinen nulidad. Además en ningún fallo puede omitirse la
fundamentación del mismo, no pudiendo ser reemplazado por la
simple relación de documentos o la mención de los
requerimientos de las partes; tampoco puede existir
incongruencia y contradicción entre los fundamentos expuestos
en la parte considerativa con la resolutiva.
POR TANTO: la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, de
conformidad con el segundo parágrafo del artículo 419 del
Código de Procedimiento penal, DEJA SIN EFECTO el Auto de
Vista Impugnado de fojas 216 a 217 y dispone que la Sala Penal
Primera de la Corte Superior de La Paz dicte nuevo fallo
conforme a la doctrina legal establecida.
Para fines del artículo 420 del Código de Procedimiento Penal,
remítanse copias del presente auto supremo a todas las Salas
Penales de las Cortes Superiores del país.
Relator: Ministro Dr. Jaime Ampuero García
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo. Dr. Héctor Sandoval Parada
Dr. Jaime Ampuero García
Dr. José Luis Baptista Morales
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído.- David Baptista Velásquez - Secretario de Cámara.

564
Norah Dolores Vino Maita c/ Daniel Carazani Condori y Flora
Quispe de Carazani
Difamación y otros
Distrito: La Paz
AUTO SUPREMO
VISTOS: el recurso de casación interpuesto el 10 de octubre del
año 2003 por Norah Dolores Vino Mita impugnando el Auto de
Vista número 223/2003 de fecha 24 de septiembre del mismo año
2003, que declaró improcedente el recurso de apelación
restringida planteado por ésta contra la Sentencia pronunciada
el 29 de mayo de dicho año por el Juez Tercero de Sentencia de
El Alto que absolvió de culpa y pena a los imputados Daniel
Carazani Condori y Flora Quispe de Carazani respecto a la
acusación de haber agraviado a la querellante mediante la
comisión de los delitos de difamación, calumnia, ofensa a la
memoria de difuntos y propalación de ofensas.
CONSIDERANDO: que el recurso de casación de referencia (fojas
109 a 111 vuelta) sostiene que las decisiones que la afectan
fueron adoptadas con infracción de las normas contenidas en los
artículos 124, 169, 173 y 370 del Código de Procedimiento
Penal, razón por la cual dicho recurso debe ser declarado
procedente pues impugna un Auto de Vista contrario al Auto de
Vista número 24 de 25 de febrero de 2003 emitido por la Sala
Penal Tercera de la Corte Superior de Justicia de La Paz.
Que analizado el fundamento expuesto por el Tribunal de Alzada
como base de su decisión, se tiene que, cuando radicó ante esa
instancia el recurso interpuesto por Norah Dolores Vino Mita,
dicho Tribunal señaló día y hora para el verificativo de la
audiencia solicitada por la recurrente para la exposición de
sus motivaciones, pero que, ante el hecho de haber asistido la
apelante a dicha audiencia sin su abogado, determinó que pasen
obrados al Despacho del Vocal Relator para el proyecto de la
resolución correspondiente.
DOCTRINA LEGAL APLICABLE
El propósito de las disposiciones contenidas en los artículos
407 y 408 del Código de Procedimiento Penal para los fines de
conocimiento y resolución de un recurso de apelación
restringida, consisten en proporcionar al Tribunal de Alzada el
conocimiento cabal y objetivo de la pretensión impugnatoria,
razón por la cual, de conformidad a lo previsto en el artículo
399 del mencionado Código, dicho Tribunal tiene la obligación
de no rechazar actuaciones en las que se advirtieron omisiones
subsanables como la ausencia de abogado defensor en una
audiencia fijada para escuchar alegatos, pues en tal caso debía
habérsele concedido a la recurrente el plazo de tres días para
enmendar ese defecto formal. Al no haber el Tribunal de Alzada
aplicado esa norma, vulneró el principio del debido proceso del
cual son parte integrante el derecho de defensa y el derecho a
obtener tutela judicial efectiva.
POR TANTO: la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en
ejercicio de sus atribuciones, DEJA SIN EFECTO el Auto de Vista
número 223/2003 pronunciado el 23 de septiembre de 2003 por la
Sala Penal Segunda de la Corte Superior de Justicia del
Distrito Judicial de La Paz en el proceso penal sustanciado
contra Daniel Carazani Condori y contra Flora Quispe de
Carazani en mérito a acusación formulada por Norah Dolores Vino
Mita por comisión de los delitos de difamación, calumnia,
ofensa a la memoria de difuntos y propalación de ofensas,
debiendo hacerse conocer esta resolución por Secretaría a todas
las Cortes Superiores de Justicia del país para los fines
establecidos en el artículo 420 del Código de Procedimiento
Penal.
Relator: Ministro José Luis Baptista Morales.
Regístrese, hágase saber y devuélvase.
Fdo. Dr. Héctor Sandoval Parada
Dr. Jaime Ampuero García
Dr. José Luis Baptista Morales
Sucre, 1° de octubre de 2004.
Proveído.- David Baptista Velásquez - Secretario de Cámara.

También podría gustarte