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La Ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás
La Ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás
De un vistazo
“Que Ningún Niño se Quede Atrás” (NCLB, por sus siglas en
inglés) fue la ley más importante en educación general en los Estados
Unidos desde preescolar hasta el grado 12.
La ley responsabilizaba a las escuelas de cómo los niños
aprendían y lograban sus objetivos.
La ley fue en parte controversial porque penalizaba a las
escuelas que no mejoraban.
La ley Que Ningún Niño se Quede Atrás de 2001 (No Child Left
Behind Act o NCLB, por sus siglas en inglés) estuvo vigente desde el
2002 al 2015. Era la versión de la Ley de Educación Primaria y
Secundaria (ESEA, por sus siglas en inglés). En 2015 NCLB fue
sustituida por la Ley Cada Estudiante Triunfa.
Mientras NCLB estuvo vigente afectó a todas las escuelas públicas de
los Estados Unidos. Su objetivo era proporcionar las mismas
oportunidades a todos los estudiantes con desventajas, incluyendo:
Estudiantes que vivían en la pobreza.
Minorías.
Estudiantes que recibían servicios de educación especial.
Estudiantes que no hablaban ni entendían el idioma inglés o su
conocimiento era limitado.
La ley NCLB era controversial. Este es un resumen de cómo la ley
afectó a los estudiantes con diferencias en la manera de pensar y
aprender.
NCLB: Responsabilidad de las escuelas
El objetivo de NCLB era proveer las mismas oportunidades
educativas a los estudiantes con desventajas.
Esta ley era diferente a las versiones anteriores de ESEA. NCLB
responsabilizaba a las escuelas de varias maneras en cuanto a cómo
los estudiantes aprendían y lograban sus objetivos académicos:
Evaluación anual: Las escuelas tenían que realizar pruebas anuales
estatales en lectura y matemáticas para los grados 3-8 y solo una vez
para los grados 10-12. Las familias tenían el derecho de obtener los
resultados de las pruebas individuales de sus hijos. Las escuelas
tenían que publicar los resultados de la escuela de los “subgrupos”.
Por ejemplo, las escuelas tenían que informar cómo los estudiantes
que estaban recibiendo educación especial habían salido en las
pruebas de lectura y de matemáticas.
Progreso académico: Los estados debían lograr que todos los
estudiantes, incluyendo los que recibían educación especial, lograran
el nivel de “competencia o aptitud” en las pruebas. Debían establecer
metas para mejorar, lo que se conoce como progreso anual adecuado
(AYP, por sus siglas en inglés). Básicamente las escuelas recibían un
boletín de calificaciones del estado detallando su desempeño. Las
escuelas tenían que proporcionar esa información a las familias de
sus estudiantes. Si la escuela no cumplía el AYP, era categorizada
como “necesita mejorar”.
Sanciones: Las escuelas con muchos estudiantes provenientes de
familias de bajos ingresos económicos eran llamadas “Escuelas de
Título I”. Si una escuela de Título I no cumplía el AYP, la ley NCLB
autorizaba al estado cambiar el equipo que dirigía la escuela o incluso
cerrarla. Si la escuela fracasaba repetidamente en lograr el AYP, los
familiares tenían la opción de cambiar a sus hijos de escuela.
Los objetivos del AYP y las sanciones se suponía que servían para
que las escuelas mejoraran los servicios y la instrucción de los
estudiantes con problemas, incluyendo a los niños que recibían
educación especial. Esas sanciones no se aplicaban a las escuelas
que no eran Título I.
Adaptaciones en las evaluaciones estatales
Los niños con Programas de Educación Individualizados (IEP, por sus
siglas en inglés) y con planes 504 a menudo tienen adaptaciones que
los ayudan a aprender en la escuela. La ley NCLB establecía que
también debían ofrecérseles adaptaciones razonables durante los
exámenes estatales.
NCLB establecía que todos los estudiantes debían realizar las
pruebas estatales. Para lograr el AYP, las escuelas tenían que
examinar por lo menos 95 por ciento de los niños en “subgrupos”. Eso
incluye a los estudiantes que viven en la pobreza, las minorías y
aquellos que reciben servicios de educación especial.