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Para Lacan hay un final de análisis, pero el síntoma no queda reducido a grado cero, hay un

resto inasimilable.

Leer paradigmas del goce (p. ¿221 o 243? de La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica).
Miller ordena la enseñanza de Lacan en seis paradigmas.

El paradigma 1 de goce: la construcción del goce como imaginario (Estadio del espejo, 1936).

El cuerpo no es primario. El viviente no es el cuerpo.

Entre otros saberes, Lacan se apoya en la teoría de la forma o Gestalt, o la etología.

Ejemplo de la Paloma. Para que una paloma desarrolle las gónadas, es imprescindible la
percepción de la imagen de otra paloma. El poder real de la imagen, el poder en lo real del
organismo y de la reproducción de la especie y la vida. La imagen como un efecto real sobre
el organismo/cuerpo.

El sentimiento de la unidad del cuerpo viene de una Gestalt visual.

Esto es muy importante. Aunque sea uno de sus primeros escritos, no permite entender
muchos aspectos de la clínica.

Experiencia de júbilo y extrañeza al ver su imagen en el espejo. Si la experiencia del estadio del
espejo no se produce, hay problemas.

El espejo da al viviente un sentimiento de unidad (dinamismo libidinal).

Descoordinación motriz: vivencia del organismo como algo fragmentado.

El espejo anticipa la coordinación (cuerpo imaginario como Uno) de la que el infans aún
carece. La imagen del espejo es una promesa de unidad frente a la incoordinación presente. La
hipótesis de Lacan es que un problema real (prematuración-fragmentación del viviente) se
encuentra una solución en lo imaginario.

Deshiscencia orgánica.

Hay un decalaje entre el desarrollo de lo visual y el desgobierno del cuerpo.

Para el niño, esa imagen que aparece ante sus ojos, es suya, pero al mismo tiempo es algo
ajeno (una alteridad). El niño en la vivencia de su organismo está en déficit en relación con esa
imagen. Además del sentimiento de júbilo, tiene un sentimiento de extrañeza. Esa imagen es
una representación de lo que es y también de lo que no es. Se siente representado por esa
imagen, pero su vivencia del organismo es de fragmentación. Decalaje entre percepción de la
imagen (del espejo/yo ideal) y la percepción del cuerpo propio. Uno no termina de
reconocerse en el espejo, o no se observa de manera amable. En la anorexia, en la imagen del
espejo se ven como obsesos.

Si no se constituye la imagen del cuerpo en el estadio del espejo, esto es irreparable.

En el decalaje entre el cuerpo fragmentado y el cuerpo imaginario Uno, cómo se establece el


lazo. La persona que lo sostiene afirma que la imagen del espejo es la suya. Se le designa en un
lugar simbólica que certifica que esa imagen es la suya y que además es amable (ideal del yo).

“a” (autre/yo ideal/narcisista/imaginario) y “A” (Autre/Ideal del yo). Es “a” minúscula porque
el registro de lo imaginario tiene un estatuto menor (la imagen en tanto que otro/ yo ideal).
Por su parte, “A” es el ideal del yo. Uno de los grandes tormentos del sujeto es el decalaje
entre el ideal y el yo. Cuando uno experimenta su existencia de manera alejada del ideal
respecto del cual ha sido hablado, el sujeto puede experimentar un sufrimiento.

Debe operar el discurso/ideal del yo para la constitución del yo ideal. Tener un cuerpo es
poder hacer algo con él.

El narcisismo es imprescindible, pero al mismo tiempo es una patalogía.

Zonas erógenas: puntos de apertura del organismo. El goce circula por los agujeros. Son los
puntos donde se agrava la cuestión del lenguaje y del cuerpo. Pero no todo el goce tiene que
ver con los agujeros del cuerpo.

¿Cómo se articula una imagen con un cuerpo? Desde el ideal del yo y las zonas erógenas/goce
(agujeros que permiten la conexión del organismo con el exterior).

En las zonas erógenas es el punto de conexión donde está la imagen, pero también está el
organismo. Es el lugar donde se abrocha el goce y la imagen.

El yo no es algo unificado.

Segunda parte (Lacan estructuralista)

a’ (semejante como imagen)

En el primer Lacan (paradigma 1), el goce circula en el registro de lo imaginario (a-a’: registro
de lo imaginario: relación entre el sujeto imaginario y el otro imaginario), y el registro de lo
imaginario (Sujeto-Autre: relación entre el sujeto simbólico y el otro simbólico) circula la
verdad.

A partir de función y campo de la palabra introduce la dimensión de lo simbólico.

Lacan distingue la palabra vacío (hablar sin decir nada: conversaciones del ascensor) y la
palabra plena. La palabra vacía estaría en el eje a-a’ y la palabra plena estaría en el eje S-A. En
el registro imaginario el sujeto se coloca en el lugar del yo (yo digo, yo hago, …). En el registro
de lo simbólico, el sujeto se coloca en el lugar de la falta, de la falta en ser.

El moi es el yo en el registro del imaginario (moi) y el yo en su dimensión simbólica (je:


sujeto de la enunciación/S tachado).

El sujeto como falta en ser, como algo no sustancial (S barrada). El sujeto que habla en la
cadena de los enunciados (je). El sujeto que se desliza todo el rato en la cadena de los
significantes (S1-S2). Es el sujeto vacío como falta en ser, insustancial (sin sentido pleno o
articulación significante plena). El sujeto es hablado por el Otro y el síntoma es un mensaje a
descifrar, ¿a descifrar qué? La verdad del síntoma.

Lacan va introduciendo poco a poco la dimensión del goce, a través de dos operadores
fundamentales: el fantasma y el síntoma. Hay algo que se articula entre el sujeto barrado y el
goce a través de la fórmula del fantasma (S barrada <> a), la pulsión (S barrada <> D) y el
síntoma (S1 a).

En la p. 593 de los escritos 2 (dirección de la Cura), encontrarán que la falta en ser del sujeto
debe ser reconocida como el corazón de la experiencia analítica. El neurótico sufre de la falta
en ser. El neurótico no sabe la razón por la que está en el mundo. El neurótico siempre está en
falta. El sujeto como falta en ser necesita encontrar una consistencia, y lo hace por dos vías:
del lado del significante, S1 (identificación), y del lado del objeto @.

El montaje fantasmática es nuestra forma de aproximarnos al mundo.

El significante es el que introduce el significante en el organismo. El cuerpo ya no sólo es la


imagen sino un conjunto de significantes. El cuerpo es producto de la transformación del
discurso.

El cuerpo toma lo simbólico como un cuerpo. El cuerpo de lo simbólico debe ser incorporado.
Lo simbólico es un cuerpo incorporado, un cuerpo que se incorpora.

“El cuerpo que la palabra habitaba, que el lenguaje corpsificaba.” Efecto de cadaverización
de la incidencia del significante (negativización del goce). El prmer cuerpo (simbólico) hace el
segundo al incorporarse al segundo (organismo). El lenguaje es cuerpo, cuerpo sutil, pero
cuerpo. Se paga una libra de carne. La libra de carne que contiene lo que es natural al
organismo, lo que se pierde.

Hay algo del goce que se pierde, pero queda la libido.

S1: significantes amos, identificaciones del sujeto.

La idea de pérdida de goce va a evolucionar y se va a declinar de diferentes maneras.

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