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DERECHOS DE PARTICIPACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA:

DERECHO DE REUNIÓN Y DERECHO DE ASOCIACIÓN


Eva Cobos, Jaime Pidal y Ana Urios

1. DERECHO DE REUNIÓN

1.1. PLANTEAMIENTO GENERAL

→ Artículo 21 CE:

“1. Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este


derecho no necesitará autorización previa.

2. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se


dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan
razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o
bienes.”

Estamos ante un derecho fundamental que está relacionado con el derecho a la libertad de
expresión (art. 20 CE) y el de asociación (art. 22 CE).

Según la STC 172/2020/6, es una manifestación colectiva de la libertad de expresión


ejercitada a través de una asociación transitoria de personas.

Este derecho tiene 3 modalidades de ejercicio:

a) La reunión en un local cerrado.


b) La manifestación en espacio abierto en la que el derecho se ejerce desplazándose
por un lugar de tránsito público.
c) La concentración en espacio abierto y de tránsito público pero de forma estática.

→ Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión (LODR)

Esta ley desarrolla el derecho de reunión que establece el artículo 21 CE.

Según el art. 2 LODR, se entiende por reunión la concurrencia concertada y temporal de


más de 20 personas con finalidad determinada.
La reunión suele ser distinguida de cualquier otra aglomeración humana atendiendo a
cuatro rasgos básicos:

● La previa concertación. Implica que previamente ha sido convocada y que las


personas han decidido acudir, no se trata de un encuentro casual.
● La temporalidad. No se trata de una agrupación cotidiana y estable, sino que tiene
un carácter temporal (reunión = asociación transitoria). Esto la diferencia de las
asociaciones, que tienen vocación de estabilidad y permanencia.
● Número. La LODR impone el número mínimo de 20 personas.
● Finalidad perseguida. Debe tener una finalidad determinada, que persiga unos
intereses.

Esta interpretación del derecho de reunión, como un derecho vinculado a la libertad de


expresión, tiene el efecto de dejar fuera del art. 21 CE las reuniones realizadas con otro tipo
de finalidades, como los espectáculos públicos, las fiestas populares o las actividades
recreativas, que pueden quedar sujetas a un régimen jurídico distinto.

1.2. TITULARIDAD

Estamos ante un derecho fundamental de titularidad individual y ejercicio colectivo.

La titularidad del derecho de reunión corresponde a las personas físicas nacionales y


también extranjeras. Además, podrá ser ejercido por las personas jurídicas, que se les
reconoce como posibles “organizadoras o promotoras” de manifestaciones y reuniones.

Por otro lado, existen algunos grupos de ciudadanos que tienen limitado el ejercicio de este
derecho. Estos son los miembros de las Fuerzas Armadas, los jueces y fiscales, y los
reclusos en centros penitenciarios.

1.3 CONTROL Y LÍMITES EN EL EJERCICIO DEL DERECHO DE REUNIÓN

● La Administración tiene el deber de proteger las reuniones y manifestaciones,


disponiendo de las medidas necesarias para asegurar su ejercicio “frente a quienes
traten de impedirlo”. Incluirá, si fuera necesario, la intervención de las fuerzas de
seguridad.
● El art. 21 CE indica que el ejercicio de este derecho no requerirá autorización previa.
Pero, en los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones, se
dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan
razones fundadas de alteración de orden público, con peligro para personas o
bienes.

Deberá comunicarse con entre 30 y 10 días de antelación. Aunque, en caso de


urgencia, se podrá comunicar con solo 24h de antelación.

En caso de que las autoridades consideren que en una reunión va a haber peligro de
alteración del orden público, podrán prohibirla o proponer modificaciones en la fecha
o el lugar donde se iba a realizar. Pero, de no ser aceptadas estas modificaciones
por los organizadores de la reunión, o la prohibición, estos podrán interponer un
recurso contencioso-administrativo en un plazo de 48h.

● También debe analizarse la posibilidad de suspender o disolver las reuniones o


manifestaciones que se están desarrollando, cuando en el transcurso de las mismas
se produzca una vulneración de los límites constitucionales de este derecho
fundamental.

Esta posibilidad de suspensión y disolución afecta a todas las modalidades de


ejercicio del derecho, incluidas las reuniones en lugares cerrados.

Supuestos:

a) Cuando se consideren ilícitas de conformidad con las leyes penales.


b) Cuando se produzcan alteraciones del orden público, con peligro para
personas o bienes.
c) Cuando se hiciere uso de uniformes paramilitares por los asistentes.
d) Cuando no haya habido comunicación previa (en los casos en los que se
requiere) o se hayan incumplido los plazos.

● Una vez celebrada la reunión pueden sancionarse actos cometidos en su transcurso


como interrupciones del tráfico no previstas, destrucción de mobiliario urbano, etc.
Los participantes que causen un daño responderán directamente de él, pero, de
forma subsidiaria, lo harán las personas físicas o jurídicas organizadoras de dicha
reunión o manifestación, a menos que hayan puesto todos los medios razonables a
su alcance para evitarlo.
2. DERECHO DE ASOCIACIÓN

2.1 Contenido y regulación

La ASOCIACIÓN puede definirse como la unión voluntaria y estable de varias


personas, sin ánimo de lucro, para la consecución de un fin común. A partir de esta
definición podemos ver que, desde el punto de vista constitucional, no se considera
asociación cualquier tipo de agrupación humana sino que deberá reunir las
características siguientes:

1) Carácter voluntario: está vinculado a la dimensión negativa del derecho,


cuestión a la que se hará referencia más adelante.
2) Existencia de un fin común a sus miembros: esta finalidad puede desplegarse
en cualquier ámbito de la sociedad, por ejemplo, fines de naturaleza cultural,
deportiva, artística, humanitaria, de investigación, entre otros.
3) Vocación de permanencia: es lo que diferencia la asociación de la reunión ya
que esta última tiene una duración limitada. Las razones de esta
permanencia son su constitución formal y el hecho de que están dotadas de
un mínimo de organización.
4) Inexistencia de ánimo de lucro: esta característica hace que las sociedades
civiles o mercantiles, que sí que tienen un fin económico, no se consideren
ejercicio del derecho de asociación (STC 23/1987).

La Constitución reconoce el derecho a la asociación en su artículo 22.1 “se


reconoce el derecho a la asociación.” En los apartados siguientes se alude:

- La constitución de las asociaciones: artículo 22.3 CE “Las asociaciones


constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un registro a
los solos efectos de publicidad.”
- Su disolución y suspensión: artículo 22.4 CE “Las asociaciones sólo podrán
ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de resolución judicial
motivada.”
- Límites al ejercicio del derecho: artículo 22.2 “Las asociaciones que persigan
fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.” y artículo 22.5 CE
“Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.”

Lógicamente, el artículo 22 CE, al igual que los restantes que reconocen derechos y
libertades, acepta un desarrollo legislativo para concretar los perfiles de su
contenido esencial. Fue en el año 2002 cuando se aprobó la LO 1/2002, de 22 de
marzo, reguladora del derecho de asociación (también conocida como LOA o
LODA). Esta se ocupa del régimen general de las asociaciones, pero ello no impide
que determinadas asociaciones tengan una regulación especial, como ocurre con
los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones empresariales, las iglesias y
congregaciones religiosas o las federaciones deportivas, entre otras. Entre estas, la
Constitución otorgará especial relevancia a los partidos políticos (art. 6 CE), los
sindicatos (art. 7 CE), que han sido denominados por Tribunal Constitucional
“asociaciones de relevancia constitucional” (STC 3/1981/1).

2.2 Libertad positiva y negativa

El Tribunal Constitucional ha destacado que este derecho tiene una doble vertiente:
positiva y negativa, tal y como expresó, por ejemplo, en la STC 5/1981/19 donde
manifestó que “el derecho de asociación, reconocido por nuestra Constitución en su
artículo 22.1 CE, comprende no sólo en su forma positiva el derecho de asociarse,
sino también en su faceta negativa, el derecho de no asociarse”.

LIBERTAD POSITIVA → incluye la libertad de crear asociaciones o de adherirse a


las ya constituidas sin que los poderes públicos o los particulares puedan dificultarlo.

Más allá de estos elementos, también se ha incluído en esta libertad positiva la de


organizarse internamente en la forma que sus componentes estimen oportuno y
resolver autónomamente los conflictos que puedan surgir en su seno. En ese
sentido, el TC se pronunció en 1988 al expresar que el derecho a establecer la
propia organización forma parte del contenido esencial del derecho, que deberá ser
respetado tanto por el legislador como por el órgano jurisdiccional.

De todos modos, este derecho de autoorganización no es ilimitado. El TC y la LODA


han impuesto algunos límites como que la organización interna y su funcionamiento
deberán ser democráticos, lo que se traduce en que los asociados tienen derecho a:

- decidir por mayoría su órgano supremo: la asamblea general


- participar en las actividades de la asociación
- ser informados de su organización y estado de cuentas
- ser oídos con carácter previo a la imposición de sanciones disciplinarias
- impugnar los acuerdos de los órganos de gobierno

En cuanto a la impugnación judicial, los asociados podrán solicitar también el control


judicial sobre actos puramente internos de las asociaciones, con el objetivo de
garantizar su derecho a que los órganos de gobierno cumplan los estatutos y la ley.

LIBERTAD NEGATIVA → conlleva la libertad de no asociarse, lo que excluye la


obligación de adherirse a una determinada asociación. El deber de formar parte de
una asociación resulta contrario al Estado social y democrático de Derecho y, por
ello, esta dimensión negativa se incluye también en el contenido esencial de este
derecho fundamental.

2.3 Titularidad del derecho de asociación

Al utilizar la expresión “se reconoce el derecho de asociación”, el constituyente


impide que la titularidad de este derecho se ciña únicamente a los españoles, de
forma que los extranjeros son también titulares de este derecho. Si bien
anteriormente el TC entendía que esto no significaba que los extranjeros fueran
titulares del derecho a la asociación en las mismas condiciones que los españoles,
en la actualidad señala que “todos los extranjeros tienen el derecho de asociación
en las mismas condiciones que los españoles”.

Más allá del supuesto de los extranjeros, determinados grupos de ciudadanos tienen
limitado el ejercicio del derecho debido a la actividad profesional que desarrollan. Es
el caso de los militares y de los jueces y fiscales, que tienen condicionada su
libertad asociativa en relación con la función pública que desarrollan, pero no en
otros ámbitos de la vida social completamente ajenos a su actividad profesional. En
ambos supuestos, según el artículo 3 de la LODA, el ejercicio del derecho se regirá
por las normas específicas.

Los MILITARES tienen derecho a crear asociaciones o a asociarse para la


defensa de sus intereses profesionales. Estas asociaciones no pueden llevar
a cabo actividades políticas ni sindicales, ni vincularse a partidos políticos o
sindicatos.

Los JUECES Y FISCALES pueden crear o pertenecer a asociaciones


profesionales para la defensa de sus intereses y el servicio a la justicia en
general.

En cuanto a los menores no emancipados, pueden ejercer este derecho si tienen


más de 14 años y con el consentimiento, documentalmente acreditado, de las
personas que deban suplir su capacidad, es decir, sus padres o tutores, sin perjuicio
de las asociaciones infantiles, juveniles o de alumnos.

2.4 Constitución de asociaciones y su inscripción registral

El sistema de creación de asociaciones se desarrolla a partir del art. 22 CE en el


que se reconoce el derecho de asociación. En primer lugar cabe destacar que la
naturaleza de las asociaciones recoge diversas y variopintas formas al poder
enrolarse en ambientes deportivos, culturales, artísticos… Siempre siguiendo una
misma premisa ; la inexistencia del ánimo de lucro. Sin embargo, las asociaciones
tales como los partidos políticos, los sindicatos, las confesiones religiosas, etc;
debido a la trascendencia de sus acciones poseen una regulación propia.

Posteriormente en el art.22.3 CE se incide en la necesidad de registro de las


asociaciones a efectos publicitarios. De esta necesidad se adivina una aparente
controversia para identificar la naturaleza declarativa o constitutiva en cuanto al
registro de las asociaciones. Para ello debemos recordar que el derecho de
asociación del art. 22 CE es un derecho fundamental al encontrarse en el Título I
Capitulo II de la Constitución, pero no solo eso sino que además pertenecen al
conglomerado de los preceptos que recogen los derechos fundamentales
fundamentalismos acotados en la Sección primera del Capítulo II Título I por lo que
gozará de una especial protección.

Uno de los cauces para proteger los derechos fundamentales es la reserva de Ley
Orgánica del art.81 CE; precisamente encontramos la LO 1/2002 del Derecho de
Asociación, conocida comúnmente como LODA que desarrolla el ejercicio del
derecho. Según esta disposición para poder crear una asociación se deberá llegar a
un acuerdo entre tres personas físicas o jurídicas sobre un fin concreto, el art.5
LODA apartado segundo continúa explicando que el acuerdo de constitución debe
incluir los Estatutos de la Asociación; “Con el otorgamiento del acta adquirirá la
asociación su personalidad jurídica y la plena capacidad de obrar, sin perjuicio de la
necesidad de su inscripción a los efectos del artículo 10”. Esto quiere decir que para
la válida constitución de la asociación tan solo se requerirá del acuerdo de
voluntades materializado en el acta fundacional que se adoptará en forma de
escritura pública o privada.

El acta fundacional deberá constar con el nombre de los promotores,su voluntad


de constituirla, la denominación y finalidad de la asociación,el lugar , la fecha la
firma de los promotores y la estructuración de los órganos de representación y con
los estatutos. En estos a su vez figurará: una denominación propia para no ser
confundida, el domicilio y su ámbito de actuación, los fines y actividades que se
pretenden, los requisitos y modalidades de las altas y las bajas de los asociados al
igual que el régimen de sanciones y consecuencias de la violaciuón de normas y de
impagos, derechos de los integrantes, órganos de gobierno su composición y
funcionamiento, patrimonio inicial y los recursos económicos para realizar las
actividades, la posibilidad de modificación de los estatutos y los criterios que
garanticen el funcionamiento democratico y los motivos de su disolución .

No existe por tanto la posibilidad de inferir en una obligación de inscripción de la


asociación en el registro correspondiente, de aquí que el art.22.3 CE utilizará la
cláusula de “inscribirse en un registro a los solos efectos de publicidad.”,
anteriormente regía la Ley 191/64 que explicitaba “ a los efectos en que en cada
caso proceda” pero con la entrada de la CE quedó derogada y sustituida por el
art.22. Además es el propio enunciado del artículo del cual haciendo un estudio
lingüístico obtenemos que serán las asociaciones ya constituidas las que deberán
inscribirse en el registro; no se establece como requisito de validez para la creación,
sólo las asociaciones que han nacido tienen esa obligación. Sin embargo, en
cualquier caso deberá inscribirse en el registro de forma obligatoria; no se trata de
una carga para los promotores sino de para la Administración que deberá inscribirla
a los ya mencionados efectos de publicidad.

Otra de las cuestiones que son dignas de mención es que la inscripción no debe ni
puede funcionar como mecanismo de control previo, únicamente ha de limitarse a la
verificación reglada de los requisitos formales necesarios. Por consiguiente, no se
puede denegar la inscripción por cualquier defecto de origen material; estos
requisitos están presentes en los arts.24 ss. entre los que destaca el plazo de
inscripción de 3 meses (art.30.1) o los actos inscribibles (art.28) presentes en los
estatutos. Inclusive, esta labor administrativa se manifiesta en el silencio
administrativo positivo, por lo que si no se obtiene respuesta sobre la inscripción de
una asociación en el plazo de tres meses se entenderá estimada dicha solicitud.
Para poder atacar el aspecto material de las actas fundacionales o los estatutos
será un juez quien decida sobre la legalidad de estas. Sin perjuicio de todo lo
anterior el art 30.4 posibilita a la administración trasladar al Ministerio Fiscal la
existencia de posibles causas de ilegalidad el cual sí está legitimado para
emprender la causa judicial.

Una vez concluida la diferenciación y aceptación del carácter declarativo de la


inscripción nos centramos en los efectos que produce esa inscripción ;
especialmente sobre su afectación de cara a terceros que mantienen relaciones
jurídicas con estas organizaciones. Una vez se ha producido la inscripción se
produce una diferenciación entre el patrimonio de la asociación y la de sus
miembros, en consonancia con el art.10.2 LODA la inscripción registrales garantía
frente a los terceros relacionados con la organización,es decir, los contratos los
realiza la organización no los particulares, sólo se puede agredir el patrimonio de la
organización. Aún así, si en esa actividad se comete con la intención de defraudar,
haciendo uso de la doctrina del levantamiento del velo, permitida por el Tribunal
Supremo se podrán investigar las actividades llevadas a cabo por los socios para
corroborar el fraude amparándose en la asociación por lo que sí se les podrá
responsabilizar personalmente

Como contrapartida, los promotores de las asociaciones no inscritas responderán


tanto personal como solidariamente de las obligaciones contraídas con terceros
siempre que hayan mostrado actuar en nombre de la organización (art.10.4); esta es
una clara muestra de la responsabilidad patrimonial universal. (art.1911 CC).

2.5 Asociaciones ilegales y prohibidas


Ahora se nos presenta la tarea de analizar los límites al derecho de asociación
encarnados en la posibilidad de crear cualquier tipo de asociación sin ningún
miramiento. Para esta vertiente la propia Constitución establece unos límites en el
ejercicio del derecho de asociación , de tal forma que, si se sobrepasan no se
estaría efectuando el ejercicio del derecho, por lo que carecerán de cobertura
jurídica. Los siguientes preceptos definen los tipos de asociaciones que se
consideran prohibdas:

Art.22.2- “Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados


como delito son ilegales”

Tal y como señala el artículo; las asociaciones que posean una voluntad ilegal no
serán aceptadas como tales. Realiza una remisión a los delitos tipificados de forma
que encontraremos en el Código Penal los supuestos subsumidos a la condición de
delito.

Art.515 CP “Son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal consideración:


Las que tengan por objeto cometer algún delito o, después de constituidas,
promuevan su comisión.
Las que, aun teniendo por objeto un fin lícito, empleen medios violentos o de
alteración o control de la personalidad para su consecución.
Las organizaciones de carácter paramilitar.
Las que fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad,
discriminación o violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su
ideología, religión o creencias, la pertenencia de sus miembros o de alguno de ellos
a una etnia, raza o nación, su sexo, orientación sexual, situación familiar,
enfermedad o discapacidad.”
La gran problemática que presentan estas asociaciones se encuentra a la hora de
imputar los hechos delictivos entre la propia asociación como unidad de acción o a
sus miembros puesto que aunque fácticamente los delitos les corresponda a los
miembros, muchas veces la previsión de dichos actos delictivos se encuentra
recogida en los estatutos. Por lo que habrá que atender a las circunstancias del
caso específico.

La mayoría de la doctrina señala y así se recoge que el delito de asociación ilícita


es diferente a los delitos cometidos por la actuación de la organización que serán
imputables a sus autores y no a la asociación en general. La otra parte alega que se
trata de una violación del principio ne bis in idem dado que se valoran como dos
hechos lo que en realidad constituyen dos instancias de un mismo iter criminis.

Además de esta cuestión mencionar que el art.571 CP introducido por la LO 5/2010


castiga también a las organizaciones delictivas lo que ha llevado a la doctrina a
plantear la necesidad de permanencia del art.515.1 al existir una regulación más
específica y funcional dentro del mismo Código Penal.
Art.22.5 “Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.”

Aunque las asociaciones secretas no estén tipificadas en el artículo 515 CP , si se


encuentran expresamente prohibidas por la Constitución, de modo que aunque no
sean perseguibles criminalmente, se encuentran fuera del límite del ejercicio del
derecho. Cabe matizar que la no inscripción en el Registro de Asociaciones no da
pie a su consideración como secretas de manera que, en la realidad existen muchas
asociaciones no inscritas de sobra conocidas. Por su parte, las asociaciones
secretas poseen una vocación de ocultación de su existencia de forma que sus
fines, miembros y actividades sean secretos valga la redundancia. Esto es lo que las
diferencia del resto de asociaciones; el encubrimiento de sus verdadera identidad ya
que muchas de estas asociaciones si se encuentran inscritas en el registro de forma
normal como es el caso de la mayoría de sectas.

Por último, nos topamos con las asociaciones paramilitares recogidas y prohibidas
en el artículo anterior y que se encuentran igualmente en el art.515 CP. Son
aquellas que adoptan las estructuras organizativas, comportamientos o signos
externos característicos de las organizaciones militares. Son asociaciones de civiles
(no forman parte del ejército) que crean asociaciones imitando el sistema militar.

2.6 Control judicial de las asociaciones

Las asociaciones adquieren la personalidad jurídica , en consonancia con el artículo


quinto, cuando se da lugar al acta fundacional; por la misma razón se le otorga
plena capacidad de obrar. Estas atribuciones configuran la aptitud de las mismas
para ostentar capacidad procesal, civil y penal (todas reconocidas en el Código Civil
en los arts.35-39). Además, la Constitución también les reconoce el derecho a la
tutela judicial efectiva (art.24) dado que el término “personas” se interpreta
extensivamente a todas las personas jurídicas. Esto se constituye en una doble
vertiente en la que las asociaciones podrán acudir a los tribunales para defender sus
derechos y podrán, igualmente, tomar parte en el proceso judicial como parte
demandada.

Prosiguiendo con una tendencia continuista observamos que el art.22.4 señala


explícitamente el papel de la jurisdicción en los asuntos referentes a la disolución o
suspensión de las actividades. La susodicha disposición regula que competerá
exclusivamente a los jueces y tribunales las decisiones que afecten a estas figuras.
De esta afirmación se deberá realizar un estudio haciendo apología a la función de
la administración , en tanto en cuanto, el art.22.4 excluye la posibilidad de una
disolución o suspensión por procedimiento administrativo. A esto se puede sumar
que el precepto funciona como una garantía del principio de legalidad (característico
de la actuación judicial) frente a actuaciones oportunistas. La STC 115/1987
argumenta que la vía judicial es la más adecuada para incidir sobre los aspectos
relativos a los derechos fundamentales.Además, este control judicial no solo se
extiende a los aspectos mencionados sino que también abarca el proceso de
inscripción registral, actos de la asociación o la libertad de autoorganización.

Si nos fijamos en el art.37 LODA “El derecho de asociación regulado en esta Ley
Orgánica será tutelado por los procedimientos especiales para la protección de los
derechos fundamentales de la persona, correspondientes en cada orden
jurisdiccional, y, en su caso, por el procedimiento de amparo constitucional ante el
Tribunal Constitucional en los términos establecidos en su Ley Orgánica.”
Encontramos pues que, al reconocerse el derecho de asociación como derecho
fundamental gozará de las protecciones recogidas en el art.53 CE; incluido los del
apartado segundo ya que pertenece al grupo de los derechos fundamentales
fundamentalismos de la Sección I Capítulo II; estas medidas comprenden la reserva
de LO, recurso de amparo entre las más destacadas.

Avanzando en nuestro análisis sobre el control judicial de las asociaciones


encontramos la necesidad de reparar en los supuestos de disolución o suspensión
de las actividades (art.38 LODA). Existen dos supuestos que lo permiten: que la
asociación sea ilícita, siempre en conformidad con la legislación penal (art.515 CP),
supuesto obviamente competente de los tribunales penales; y cuando por las
causas previstas en la LODA o en la legislación civil se declare disuelta una
asociación (compete a la jurisdicción civil). Entre estas figura que se cumpla una
causa de disolución prevista en los estatutos, por los supuestos del art.39 CC o
sentencia judicial firme. En añadido, se debe incluir la causa de disolución incluida
por la DA 7ª donde después del plazo de un año se estableció la apología al
franquismo, su enaltecimiento o el del Golpe de Estado o la humillación a las
víctimas o incitación directa o indirecta al odio de las mismas serán motivo de
disolución.

Por último (arts. 39, 40), los tribunales de lo contencioso-administrativo serán


competentes de conocer las acciones que versen en torno a la inscripción registral.
La jurisdicción civil hará lo propio a cerca de las pretensiones derivadas del tráfico
jurídico privado de las asociaciones y en los casos derivados de su funcionamiento
interno. Una última figura relevante aparece en el art.41 de esta ley que manifiesta
el establecimiento de un Régimen de anotaciones en el sistema registral para
apuntar las resoluciones judiciales que afecten a la inscripción, modificación de
Estatutos, cierre del establecimiento u otras resoluciones que afecten a actos
inscribibles en el registro.

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