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contratos y categorías
contractuales
CAMILO ARANCIBIA H.
Clasificaciones de los contratos
Una es la que establece el Código Civil (art. 1439 a 1443) y otra la que establece
la doctrina.
Se refiere a esta clasificación, el artículo 1439 del Código Civil: “El contrato es
unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae
obligación alguna; y bilateral, cuando las partes contratantes se obligan
recíprocamente.”
Los contratos se denominan unilaterales o bilaterales según impongan obligaciones a
una sola de las partes o a ambas partes. No se atiende con esta clasificación al número
de voluntades que se requieren para que se perfeccione el acto jurídico, sino al número
de partes obligadas, partiendo de la base que ya existe acuerdo de dos o más
voluntades, es decir, ya existe una convención o acto jurídico bilateral, que crea
obligaciones.
No es lo mismo entonces un acto jurídico bilateral y un contrato bilateral, pero siempre
el contrato, como acto jurídico, será bilateral, aun cuando como contrato pueda a su vez
ser unilateral o bilateral.
En esta clasificación de los contratos tampoco se atiende al número de las obligaciones
que se originan, sino a la circunstancia de que se obligue una parte o ambas
mutuamente.
Clasificaciones de los contratos: unilateral y bilateral
2o En cuanto a los riesgos: sólo en los contratos bilaterales se plantea el problema de los
riesgos (artículos 1550 y 1820), que consiste en determinar si al extinguirse la obligación
de una de las partes por caso fortuito o fuerza mayor, se extingue también o por el
contrario subsiste la obligación de la otra parte. Recordemos que en el derecho chileno, la
obligación de la otra parte subsiste, y por lo tanto, en la compraventa, por ejemplo, el
comprador podrá pagar el precio sin recibir nada a cambio, cuando la cosa específica o
cuerpo cierto se destruyó fortuitamente en manos del vendedor, sin mediar condición
suspensiva o estipulación en contrario. En los contratos unilaterales, tal problema no se
plantea, puesto que el caso fortuito o fuerza mayor extingue las obligaciones de la única
parte obligada, extinguiéndose por ende la relación contractual.
3o Principio de “la mora purga la mora”: contenido en el artículo 1552, se aplica sólo en
los contratos bilaterales; ninguna de las partes está en mora dejando de cumplir lo pactado,
mientras la otra no cumpla o esté pronta a cumplir sus obligaciones recíprocas. Es la
llamada “excepción de contrato no cumplido”, conforme a la que el demandado puede
negarse a cumplir la prestación que le corresponde, mientras el demandante no cumpla o
no de principio a la ejecución de la obligación que el contrato ha puesto de su cargo
Clasificaciones de los contratos: unilateral y bilateral
2. Responsabilidad contractual.
El CC establece diversos estándares para apreciar la culpa de los contratantes, dependiendo
de si el contrato cede en beneficio de ambos contratantes o de sólo uno.
Bajo las reglas del CC quien actúa con culpa debe indemnizar los perjuicios que de ello
resulte, donde ello alude al acto culpable. Sin embargo, cabe preguntarse cuándo se actúa
culpablemente. Para ello tenemos el art. 44 y el 1547. Así:
El estándar de conducta de un buen padre de familia lo fija la jurisprudencia. Es un cuidado
normal. Un buen padre de familia es alguien que tiene consideración por los demás. En un
contrato oneroso –cede en beneficio de ambos contratantes– ambas partes responden de
culpa leve. Las partes, luego, deben ejecutar el contrato como lo haría un buen padre de
familia.
Quién responde de culpa levísima está obligado a actuar como lo haría un hombre juicioso
respecto de sus negocios importantes. El estándar, como se ve, es más exigente que el
anterior. Si el contrato cede en interés del deudor, éste responde de culpa levísima. V. gr.: en
el mutuo.
En fin, la culpa grave o lata impone el más bajo estándar de culpa. Si el contrato cede en
beneficio del acreedor, el deudor responde de culpa grave. V. gr.: en el depósito.
Es importante destacar que el CC equipara la culpa grave al dolo.
Clasificaciones de los contratos: gratuito y oneroso
3. Acción pauliana.
El precepto del art. 2.468 es del siguiente tenor:
“Art. 2.468. En cuanto a los actos ejecutados antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso, se
observarán las disposiciones siguientes:
1.ª Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas, prendas
y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de ellos, estando de mala fe el otorgante y el
adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de los negocios del primero.
2.ª Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, inclusos las remisiones y pactos de
liberación a título gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el perjuicio de los
acreedores.
3.ª Las acciones concedidas en este artículo a los acreedores expiran en un año contado desde la fecha del
acto o contrato.”
Existen obligaciones entre dos personas. El acreedor tiene en cuenta que el deudor posee patrimonio para
responder. Desprendiéndose el deudor de su patrimonio, el acreedor ve disminuidas sus posibilidades de
cobrar. Así, el acreedor puede pedir que se dejen si efecto los actos del deudor que han disminuido su
patrimonio.
Si los actos o contratos que disminuyeron el patrimonio eran de carácter oneroso se exige, para proceder
a revocarlos, que el deudor y el tercero adquirente hayan obrado de mala fe.
Si el contrato o acto era de carácter gratuito sólo se exige para proceder a revocarlo que el deudor haya
obrado de mala fe. No se exige mala fe del tercero adquirente.
Se entenderá por mala fe el conocimiento del mal estado de los negocios del deudor
Clasificaciones de los contratos: gratuito y oneroso
4. Error en la persona.
Los contratos gratuitos normalmente son
contratos que se celebran por especial
consideración de la persona del otro contratante.
Son contratos intuito persona. En los contratos
gratuitos el error en la persona (art. 1.455) vicia
el consentimiento y generará nulidad relativa.
Clasificaciones de los contratos: conmutativo y aleatorio
El CC establece:
“Art. 1.441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se
obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe
dar o hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de
ganancia o pérdida, se llama aleatorio.”
La regla merece ciertas críticas:
Supone el legislador que todo contrato oneroso es bilateral. Sabemos ya que hay
excepciones.
No entrega la regla una clara distinción para la nueva clasificación propuesta. La única
diferencia sería el contenido de una de las prestaciones. Un contrato aleatorio, en
realidad, es aquel en que una de las partes adquiere la suerte, el riesgo. El conmutativo,
en cambio, no puede contener ese mismo riesgo. Debe tenerse siempre presente que se
distingue entre especies del contrato oneroso.
Frente a un contrato aleatorio el individuo adquiere para sí un riesgo que tiene para él
una utilidad económica. En el conmutativo no existe ese riesgo. Luego, la diferencia es
la posibilidad de determinar, al momento de celebrar el contrato, el beneficio
económico.
Clasificaciones de los contratos: conmutativo y aleatorio
Contrato forzoso es aquel que se celebra por imperativo de una norma legal.
Ejemplo: Si una persona por testamento le deja una herencia o un legado a otra con la
condición de que esta última no realice un determinado hecho, el beneficiado con la
asignación, es decir, el asignatario, entrará en el goce de la asignación cuando fallezca
el testador, pero tendrá que rendir una caución para asegurar la restitución de la cosa
asignada, de sus frutos y de sus accesorios para el evento de que contravenga la
condición, para el supuesto de que haga aquello que el testador dijo que no debía hacer.
Veamos. Pedro le deja a María su casa bajo la condición de que María no viaje.
¿cuándo vamos a saber de que María no va a viajar a España? Cuando María muera. Si
tuviéramos que esperar a que se cumpliera la condición, la asignación no tendría
ninguna eficacia práctica, pues se le entregaría a María la casa cuando ya no puede
gozar de ella. Entonces se le permite a María asumir desde ya el uso y goce de la casa,
pero para asegurar de que ella no va a contrariar la voluntad del testador y que nunca
Viajará, María deberá constituir una garantía. El código no dice con quién debe
celebrarse este contrato de garantía, no dice en qué debe consistir la garantía y por
consiguiente lo único que dispone es una obligación de contratar una garantía.
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