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Organización
• Una vez llevado a cabo los pasos anteriores, se está en condiciones de efectuar
un diagnóstico general empezando por las personas y luego por los procesos y
equipos.
Posterior a este proceso de estudio y análisis de la situación real de una
organización, se cuenta con la capacidad de implantar un modelo de
competencias. Es así como Rodríguez (s/f) en su artículo sobre La Gestión de
Recursos Humanos por Competencias identifica seis fases de implementación
del modelo:
Este diccionario debe incluir tanto las competencias conductuales como las
funcionales. Como ya hemos mencionado, las competencias conductuales son
aquellas habilidades que explican desempeños superiores. Son atributos, como
la orientación al logro, la proactividad, la rigurosidad, la flexibilidad, la innovación,
etc. Por su parte las competencias funcionales, corresponden a aquellas
habilidades requeridas para desempeñar una función laboral, según los
estándares y la calidad establecida por la empresa y/o por el sector productivo
correspondiente.
Una vez efectuado el diseño de los perfiles profesionales (asignar a cada puesto
el nivel de requerimiento de cada competencia), corresponde proceder al análisis
o evaluación de las competencias personales. Para esto, las organizaciones
recurren a un número variado de metodologías, las que presentan ventajas y
desventajas en función del tipo de competencia a evaluar, del tiempo y recursos
disponibles. Las más conocidas son: Evaluaciones del Superior Jerárquico,
Evaluación 360°, Assessment Center, y Pruebas Teórico-Prácticas.