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&J

Charles Louis de Secondat


barón de
MONTESQUIEU
J . MM»

CONSIDERACIONES
SOBRE LAS CAUSAS
DE LA GRANDEZA
Y DECADENCIA
DE LOS ROMANOS
SOBRE LAS CAUSAS

DE LA.

GRANDEZA Y DECADENCIA
DE LOS ROMANOS.
X
X
CONSIDERACIONES
SOBRE LAS CAUSAS

SE J.l

DE LOS ROMAXOS.

Escritas en francés por el Sr. Presidente


de Montesquieu.
TRADUCIDAS AL ESPAÑOL

^ & y.

TARRAGONA:
IMPRENTA DE MIGUEL PU1GRUBI
FEBRERO DE 1855.
Se reclamará conforme á derecho cualquiera
violacion del de propiedad.
PROLOGO.

O. 'cupando el Sr. Presidente de Mon-


tesquieu el lugar eminente y distin
guido que ocupa entre todos los es
critores modernos, seria tan imper
tinente como pedantesco el elogio de
sus obras. Fuera por otra parte atre
vimiento , cuando han merecido ser
analizadas por los primeros sabios, que
las ban recomendado, y no ban cesa
do de admirarlas.
El merito de la presente no es me
nor, que el de la que adquirió á su
autor el glorioso timbre de Legislador
del género humano. Ambas se dispu
tan la primacía, y los que la conce
VI
den á aquella por la estension y uti
lidad del obgeto, no niegan que esta
la iguala por su erudicion inmensa, y
por una profundidad de que solo es
capaz el Sr. Montesquieu. En ella
investiga las causas que elevaron á
Roma al señorio del universo ; y las
que desde la grandeza y poderio mas
colosal, la precipitaron á la nada: per
diéndose este imperio del mismo mo
do que aquellos rios que se filtran
entre las arenas, y desaparecen an
tes de entrar en el mar.
Pocas páginas han bastado al pre
sidente del tribunal de Burdeos pa
ra trazar este cuadro , y recopilar la
historia del pueblo mas grande de la
tierra, enlazada con la de tantos O-
tros, desde la fundacion de Roma, has
ta la caida del imperio de Oriente-
Esta preciosa produccion está esmal
tada con las máximas de la politica
mas ilustrada y profunda, que arre
VII
Latan la atencion del lector, le dan
materia para meditaciones provecho
sas , le sugieren aplicaciones exac
tas, y le enseñan el conocimiento de
los hombres, y el arte dificil de go-<
ternarios.
No está bien al artifice el hablar
de su obra, y por lo mismo diré lo
menos que pueda sobre la traduccion.
En ella he procurado conservar la mis
ma precision, laconismo, y estilo del
original; he respetado demasiado al
autor para alterarle el sentido, ó variar
le una palabra,- he creido que el acier
to consistia en sacar una copia exac
ta, y no en retocar el cuadro; y la per
feccion en hacer hablar español al Se
ñor de MontesqtrreTr. Por lo mismo, y
por la naturaleza de la obra, nadie
podrá dejar de conocer que la traduc
cion es algo dificil; y para persuadir
lo á todos, para que los que no la ten
gan, puedan formarse una idea del
VIII
espiritu y estilo del autor, y no me
achaquen lo que no merezco; oigan
al mismo en el prólogo del templo de
Guido. Hace treinta años, dice, que
estoy trabajando una obra de doce
páginas, que debe contener todo lo
que sabemos en orden á la Metafísi
ca, la Política, y la Moral; y cuanto
han omitido los principales autores,
en los grandes volumenes que lian es
crito sobre estas ciencias.
(4)
CONSIDERACIONES
SOBRE LAS CAUSAS

DE LA

GRANDEZA Y DECADENCIA
DE LOS ROMANOS,
osff

CAPITULO I.
Principios de Roma, y sus primeras

De'e la ciudad de Roma en sus prin


cipios, debemos formarnos muy dis
tinta idea de la que nos dan nues
tras poblaciones en el dia; sino que
sean estas las de la Crimea, hechas
para recoger el botin, los ganados,
y los frutos del campo. Los antiguos
nombres de los principales lugares de
Roma, tienen todos relacion con estos
objetos.
Esta ciudad ni solamente tenia ca
lles, á menos que demos este nom-
1
(2)
bre á la continuacion de los caminos
que terminaban en ella. Las casas
estaban situadas sin orden, y eran
muy pequeñas ; porque los hombres
ocupados siempre en el trabajo, ó en la
plaza pública, apenas estaban en ellas.
nifestó
Pero labien
grandeza
pronto deenRoma
sus edificios
se nía-

públicos. Las obras que ban dado, y


que aun en el dia dan la mas alta- idea
de su poder ; fueron construidas ba
jo el gobierno de los reyes. (1) Ya
entonces se empezaba á edificar la
ciudad eterna.
Roiunlo y sus succesores estuvieron
quasi siempre en guerra con sus ve
cinos para adquirir ciudadanos, mu-
geres, ó tierras; volvian á la ciudad
con los despojos de los pueblos ven-

( 1 ) Vease la admiracion que manifiesta Dio


nisio (le Halicarnaso en órden á los sumideros ó
cloasas de Tarquino , que todavia existen. Antigüe
dades Romanas lib. 3
(5)
ciclos, que consistian en gabillas de
trigo, y ganados; lo que causaba en
ella una grande alegria. He ahiel origen
de los triunfos, que fueron despues la
causa principal de la grandeza á que
llegó este pueblo.
Aumentó mucho las fuerzas de Ro
ma su union con los Sabinos, pue
blos fuertes y guerreros, como los
Lacedemonios de los cuales descendian.
Romulo adopto su escudo , que era
ancho., (1) en lugar del pequeño bro
quel argivo, del cual hasta entonces
se habia servido; y es digno de no
tarse, que lo que contribuyó mas que
todo á hacer á los Romanos señores
del mundo , fué que habiendo pelea
do sucesivamente con todos los pue
blos, renunciaron siempre á sus usos,
luego que conocieron otros mejores.
Se pensaba entonces en las repu-

(1) Plutarco vida de Romulo.


blieas de Italia que los tratados que
habian hecho con un rey no las obli
gaban para con su susesor; esto era pa
ra ella una especie de derecho de gen
tes; (1) de este modo todo^ cuanto
habia subyujado un rey de Roma, pre
tendia ser libre asi que otro subia al
trono, y de una guerra siempre nacia
otra.
El reynado largo y pacifico de Nu-
ma era muy propio para dejar á Ro
ma en su mediania, y si en aquel tiem
po hubiese tenido un territorio me
nos limitado, y un poder mayor, pro
bablemente su fortuna habria queda
do fijada para siempre.
Una de las causas de su prosperi
dad, es que todos sus reyes fueron
grandes hombres. En ninguna otra
parte nos presentala historia una serie

yes( 1de) Boma.


Esto se ye en toda la historia de los re-»
continuada de politicos, y capitanes
como ellos.
Los gefes de las republicas son los
que hacen las instituciones al nacer
las sociedades, y despues son las ins
tituciones las que forman los gefes.
Tarquino tomó la corona sin ser ele
gido por el senado ni por el pueblo.
( 1 ) La monarquia habia pasado de elec
tiva á hereditaria, él la hizo absolu
ta. A estas dos revoluciones se siguió
bien presto la tercera.
Su hijo Sexto violando á Lucrecia,
cometio un exceso que quasi siempre
ha sido causa de que los tiranos fue
sen echados de una ciudad en que ha
yan gobernado ; porque el pueblo á
quien una accion como esta hace sen
tir tan bien su esclavitud, no tarda en

( 1 ) El senado nombraba un magistrado para


el interegno , este elegia al rey cu3-a eleccion dc-
bia ser confirmada por el pueblo. Ycase Dionisio
de Halicaraaso lib. 2. 3. y 4.
(6)
tomar una resolucion estremada.
Un pueblo puede sufrir que se le im
pongan nuevos tributos, pues no sabe
si le resultará alguna utilidad del em
pleo del dinero que se le pide ; pero
cuando se le hace una afrenta, no
ve mas que su desgracia, y añade á
esta idea las de todos los males po
sibles.
de Con
Lucrecia
todo no
es fue
cierto
masque
que lala muerte
ocasion

de la revolucion que sucedió, porque


un pueblo fiero, emprendedor, valien
te, y encerrado en una ciudad, de
be necesariamente sacudir el yugo, ó
suavizar sus costumbres.
Debia suceder una de dos cosas : o
Roma habia de mudar de gobierno; ó
habia de quedar una pobre, y peque
ña monarquia.
La historia moderna nos suministra
un ejemplo de lo que pasó entonces en
Roma, y esto es muy digno de aten
(7)
cion, porque como las pasiones de los
hombres Kan sido las mismas en todos
tiempos., las ocasiones que dan lugar á
las grandes mudanzas son diferentes-,
pero
Asilascomo
causas
Henrique
son siempre
séptimo
las mismas.
de In

glaterra aumentó el poder de los co


munes para humillar á los grandes ,
Servio Tulo antes que élhabia esten-
dido los privilegios del pueblo para de
primir al senado. (1) Pero el pueblo
cobrando valor trastornó una y otra
monarquia.
A Tarquino no se le ha hecho favor,
y no han omitido su nombre cuantos
oradores han tenido que hablar con
tra la tirania. Con todo la conducta
que tuvo antes de su desgracia, que
se ve que preveia; su dulzura para
con los pueblos vencidos; su liberali-

( I ) Veanse Zonaras y Dionisio dé Halicarna-


to lil>. 4.
(8)
dad con las tropas; el arte con que supo
interesar á tantos en su conservacion;
sus obras publicas; su valor en la guer
ra; su constancia en la adversidad, la lu
cha de veinte años, que sin reyno y sin
bienes hizo, ó supo mover contra el pue
blo romano; sus recursos continuos; de
muestran bien que no era un hombre
vulgar.
El lugar en que coloca á los hom
bres la opinion de la posteridad, depen
de como otras muchas cosas de los capri
chos de la fortuna. Desgraciada la re
putacion del principe á quien oprime
un partido que llega á dominar, y la
del que se ha empeñado en destruir
una preocupacion que le sobrevive.
Espelidos los reyes estableció Roma
consules anuales, alo que debió tam
bien este alto grado de poder. La
vida de los principes tiene periodos de
ambicion, á la cual suteden otras pa
siones, y la misma pereza; pero en
(9)
esta republica cuyos gefes se muda
ban todos los años , y que procuraban
distinguirse en su magistratura, para
obtener otras , no babia momento per-
pido para la ambicion; empeñaban al
senado á proponer al pueblo la guerra,
y cada dia le mostraban nuevos ene
migos.
Este cuerpo ya naturalmente era
inclinado á ella, porque cansado sin
cesar de las quejas y peticiones del
pueblo, procuraba distraerle de sus
inquietudes, ocupandolo en lo exte
rior. ( 1 )
Tambien era casi siempre la guerra
del gusto del pueblo, porque en la
sabia distribucion del botín, habian
hallado el medio de que le fuese util.
Siendo Roma una ciudad sin comer
cio, y casi sin artes, el solo medio

( 1 ) Por otra parte la autoridad del senado era


mas amplia en los negocios del exterior que eu
los interiores de la ciudad.
(10)
que tenian- los particulares para enri
quecerse era el robo.
Asi es que la disciplina no descui
daba el modo de robar, en el cual se
observaba, á poca diferencia, el mis
mo orden que tienen en el dia los ha»
hitantes de la pequeña Tartaria.
El botin reunido se distribuia á los
soldados, ( 1) y nada se ocultaba, por
que todos antes de repartirselo, juraban
que de nada se habían aprovechado
en particular. Los Romanos fueron el
pueblo mas religioso del mundo en or
den al juramento, que fue siempre el
nervio de su disciplina militar.
En fin los ciudadanos que quedaban
en la ciudad gozaban tambien del fru
to de la victoria. Se confiscaba una
porcion de las tierras de los vencidos
de que se hacian dos partes, la una
que se vendia en provecho del públi-

( 1 ) Vcasc Polibio lib. 10.


co, y la otra que se distribuia á los
ciudadanos pobres, con la obligacion
de pagar un canon ó renta en favor
de la republica.
Como los cónsules solamente podian
obtener el bonor del triunfo con una
conquista, ó una victoria, hacian la
guerra con un impetu estremo, mar
chaban en derechura contra el enemi
go, y la fuerza decidia luego la accion.
Estaba pues Roma en una guerra
eterna, y siempre violenta; porque
una nacion que la hacia por princi
pios de su gobierno, debia necesaria
mente perecer, ó acabar con todas
las demas; las cuales estando ya en
paz., ya en guerra , ni eran tan pro
pias para atacar , ni estaban tan pre
paradas para defenderse.
Asi adquirieron los Romanos un
profundo conocimiento del arte mi
litar. En las guerras pasageras se pier
den la mayor parte de los ejemplos,
(12)
la paz lleva consigo otras ideas, y en
ella se olvidan las faltas, y hasta las
virtudes.
Otra consecuencia del principio de
guerra continua, fue que los Roma
nos jamas hicieron la paz sino ven
cedores; en efecto ¿de que sirve ha
cer una paz vergonzosa con un pue
blo, para ir á atacar á otro?
€on esta idea sus pretensiones cre
cian siempre á medida de sus derrotas,
asi consternaban á los vencedores, y
se imponian á si mismos mayor nece
sidad de vencer.
Espuestos siempre á las mas hor
rorosas venganzas, se les hicieron ne
cesarios la constancia y el valor, cu
yas virtudes entre ellos no se distin
guian del amor de si mismo, del de
la familia, de la patria, y de todo
lo Los
que pueblos
los hombres
de Italia
estiman
no conocian
mas.
(13)
las maquinas para hacer un sitio ,
y ademas como sus soldados no tenian
paga., no se les podia retener mucho
tiempo delante de una plaza; con es
to pocas de sus guerras eran decisi
vas. Combatian para ganar el campo,
saquear el pais enemigo , y despues
el vencedor y el vencido se retiraban
cada uno á su ciudad. Esto fué lo
que produjo la resistencia de los pue
blos de Italia ., al mismo tiempo que
el empeño de los Romanos en some
terlos ; esto lo que les dió victorias
que no los corrompieron , ni los sacaron
de su pobreza.

( ^ ) Dionisio de Halicarnaso lo dice formalmen


te en el lib. 9 y esto mismo confirma la historia.
No sabian hacer galerias para ponerse á cubierto
de los sitiados, y trataban de tomar una ciudad
escalando sus muros. Eforo escribió que el ingenie
ro Artamon inventó las grandes maquinas para ba
tir las murallas mas fuertes. Ferieles fue el prime
ro que se sirvió de ellas en el sitio de Sanios , se
gun refiere Plutarco eu su vida,
(14)
Si hubiesen conquistado rapidamen
te todos los pueblos vecinos , se ha-
brian hallado en decadencia cuando
se les presentaron Pirro , los Galos ,
y Anibal; y conforme al destino de
casi todas las naciones del mundo ,
habrian pasado con Demasiada pron
titud, de la pobresa á las riquezas ,
y de estas á la corrupcion. Mas Ro
ma haciendo siempre esfuerzos, y en
contrando siempre obstáculos , daba á
conocer su poder sin estenderlo; y
en una circunferencia muy pequeña,
se amaestraba en aquellas virtudes,
que debian ser tan fatales al universo.
No eran igualmente guerreros to
dos" los pueblos de Italia: los Tosca-
nos estaban afeminados por sus rique
zas y lujo; los Tarentinos, Capuanos,
y casi todas las ciudades de la Cam-
pania,'y de la grande Grecia debili
tadas con el ocio, y los placeres. Al
contrario los Latinos., Hernicos , Sa
(18)
binos, Ecuos, y Volscos, amaban la
guerra con pasion , estaban al rede
dor de Roma, le lucieron una resis
tencia increible , y fueron sus maes
tros en materia de teson.
Las ciudades latinas eran colonias de
Alba., que habia fundado Latino Silvio;
(1) ademas del origen comun, eran
tambien sus ritus comunes con los Ro
manos, y Servio Tulo las babia em
peñado en construir un templo en Ro
ma, para que fuese el centro de la
union de los dos pueblos. (2) Habien
do perdido una gran batalla junto al
lago Regilo, fueron sometidas á una
alianza y sociedad de guerra con los
romanos. ( 3 )
( En
gentis el poco
12 )) Romance
Como
Dionisio
se , de
ve tiempo
que
en
Halicarnaso
seunoree esque
tratado
Hb. duró la
deintitulado
Aurelio
4.u ti-
Victor.
Origo

Halicarnaso
( 3 ) Vease
unoen
de los
el mismo
tratados
lib.que
4.°hicieron
de Dionisio
con ellos.
de
(16)
rania de los desemviros, se vio ma
nifiestamente hasta que punto el en
grandecimiento de Roma dependia de
su libertad. Pareció que el estado ha
bia perdido el alma que le movia. ( 1 )
Ya no hubo en la ciudad mas que
dos especies de gentes, unos que su
frían la esclavitud, y otros que por
tenerla.
sus mirasLos
particulares
senadores procuraban
se retiraronsos-
de.-

Roma como de una ciudad estranlge^


ra, y los pueblos vecinos en ningu
na parte hallaron resistencia.
Habiendo hallado medio el senado
para dar una paga á las tropas, se em
prendió el sitio de Veyas que duró
diez años. Entónces se vió entre los
Romanos otro arte., y otro modo de
hacer la guerra ; sus triunfos fueron
mas brillantes , se aprovecharon rae-
( 1 ) Bajo pretexto de dar leyes escritas al pueblo,
se apoderaron del gobierno. Ycase Dionisio de Ha-
licarnaso. lib. 11.
(17)
res
jor conquistas
de las victorias
, enviaron
, hicieron
mas colonias,
mayo*

en fin la toma de Veyas fué una es


pecie de revolucion.
Pero los trabajos de los Romanos no
fueron menores. Si dieron golpes mas
violentos á los Toscanos, á los Ecuos,
y á los Volscos, esto mismo fué cau
sa de que los abandonasen sus alia
dos los Latinos, y los Hernicos, que
tenian las mismas armas, y la misma
disciplina que ellos; de que se for
masen ligas entre los Toscanos , y de
que los Samnitas el pueblo mas aguer
rido de Italia les hiciese la guerra
con furor.
Despues de establecida la paga el
senado ya no distribuyó á las tropas
las tierras de los pueblos vencidos,
sino que impuso á estos otras condi
ciones, como la de pagar el sueldo
(13)
al ejército durante cierto tiempo,, (1)
ó proveerle de trigo, y vestuario.
La presa de Roma por los Galos
no le quitó nada de sus fuerzas; el
ejército mas bien disperso ., que ven
cido , se retiró casi entero á Veyas;
el pueblo se salvó en las ciudades ve
cinas , y el incendio de la ciudad no
fué mas que la quema de algunas ca
banas de pastores.

( 1 ) Veanse los tratados que hicieron.


(19)
CAPITULO II.
Del arte de la guerra entre
los Romanos.

Considerándose los Romanos desti


nados á la guerra, y mirándola como
arte única , emplearon todo su talen
to, y todos sus pensamientos para
perfeccionarla. Sin duda fué un Dios,
dice Vejecio, ( 1 ) el «jue les inspiró
la legion.
Juzgaron conveniente dar á los sol
dados de ella armas ofensivas y de
fensivas, mas fuertes y pesadas (21

( 1 ) Lib. 2.« cap. 1.«


( 2 ) Vease en Polibio y Josefo guerra de los
Jndios lib. 2.° cuales eran las armas del soldado
Romano. Hay poca diferencia , dice este último,
entre ellos y los caballos cargados : llevan, dice Cice
ron, su alimento para mas de quince dias , todos los
utensilios que necesitan , cuanto es necesario para
fortificarse , y por lo que mira á sus armas , no
les causan mas embarazo que las manos. Cuestio
nes Tusculanas lib. 3.°
(20)
que las de cualquier otro pueblo.
Pero porque en la guerra deben
hacerse evoluciones de las cuales es
incapaz un cuerpo pesado , hicieron
que la legion tuviese en su seno tro
pas ligeras, que saliendo de él em
peñasen el combate ., y pudiesen re
tirarse al mismo si la necesidad lo pe
dia ; que constase ademas de caballe
ria , archeros, y honderos para per
seguir los fugitivos , y completar la
victoria ; que fuese defendida con to
da especie de máquinas de guerra,
que llevava siempre consigo ; que se
atrincherase á cada momento, y fue
se, como dice Vegecio, ( 1 ) una es
pecie de plaza fuerte.
Para que pudiesen llevar armas mas
pesadas que los demas hombres, era
preciso hacerlos mas que hombres 5
lo que lograron con un trabajo conti-

(1 ) Lib. 2." cap. 25.


(21)
nuo , que aumentaba sus fuerzas , y
coa ejercicios que les daban destreza,
la cual no es otra cosa que el uso de
la fuerza del modo que se debe em
plear.
Nuestros ejércitos perecen en el dia
por la excesiva fatiga de los soldados,
(1)y no obstante los Romanos se con
servaban por un trabajo inmenso. La
razon , á mi parecer es, que sus traba
jos eran continuos, en lugar que nues
tras tropas pasan sin cesar de la estre
ma fatiga , á la estrema ociosidad; que
es lo mas apropósito para acabar con
ellas.
Aqui debo recordar lo que nos di
cen los autores de la educacion del sol
dado Romano. (2) Se les acostumbraba

( 1 ) Sobre todo en las escabacioncs.


(2) Vease Vegecio lib. 1.° En Tito Libio lib.
26 veanse los ejercicios que Escipiou el Africano
mandaba á sus soldados despues de tomada la nue
va Cartago. Mario apesar de su vejez iba todos
(22)
á la marcha militar , esto es á andar
veinte millas ,y á vecfcs veinte y cua
tro , en cinco horas. En estas mar
chas se les cargaba con sesenta libras
de peso. Se les habituaba á correr , y
á saltar armados enteramente , en es
tos ejercicios tomaban espadas , lanzas>
y flechas de doble peso que el ordinario;
y tales ejercicios eran continuos. ( 1 )
Su escuela militar no estaba sola
mente en los ejércitos , en la ciu
dad habia ejercicios militares en el
campo de Marte , destinado para es
te objeto. Despues del trabajo (2) se
metian en el Tiber , para adquirir el
hábito de nadar , y limpiarse del pol
vo y del sudor.
los dias al campo de Marte. Pompeyo á la edad
de cincuenta y ocho años , combatia con los jó
venes , armado de todas las piezas , montaba á
caballo , coma á rienda suelta , y arrojaba la lan
za. Plutarco en las vidas de Mario y Pompeyo.
( 1 ) Vegecio lib. 1.»
(2) Vegecio lib. 1.a
(23)
Nosotros no tenemos ya una idea
justa de los ejercicios del cuerpo , el
hombre que se aplica mucho á ellos
nos parece despreciable , porque la ma
yor parte no tienen mas objeto que el
recreo; cuando entre los antiguos to
dos ellos, hasta el baile , eran parte del
arte militar.
Tambien entre nosotros se ha he
cho ridicula la destreza demasiadamen
te estudiada en el uso de las armas de
que nos servimos en la guerra, por
que desde la introduccion de los desa
fios , se ha considerado la esgrima co
mo la ciencia de los pendencieros y
cobardes.
Los que critican á Homero porque
pondera regularmente la fuerza, la des
treza ó agilidad de cuerpo de sus heroes
deben hallar bien ridiculo que Salustio
alabe á Pompeyo porque corria, saltaba
y cargaba con un peso, tan bien como
(24)
Cualquier hombre de sn tiempo. ( 1 )
Siempre que los Romanos se creye
ron en peligro , 6 tuvieron que repa
rar alguna pérdida , siguieron cons
tantemente la práctica de llevar al mas
alto punto la disciplina militar. Si tie
nen que hacer la guerra á los Latinos,
pueblos tan guerreros como ellos mis
mos , Maulio restablece la disciplina,
y aumenta la fuerza del mando hacien
do morir á su hijo , que habia vencido
sin orden suya. Si son derrotados en
Numancia , Escipion Emiliano (2) los
priva al instante de todo lo qne habia
contribuido á su debilidad. ¿En Nu-
midia se ha hecho pasar las legiones
Romanas bajo el yugo ? Metello repa-
(1) Cum alacribus salta , cum velocibns cursu,
cum validis redé certabat. Fragmento de Salus-
tio citado por Vegecio lib. Io cap. 9.°
(2) Vendió todas las bestias de carga del ejérci
to , y mandó que cada soldado llevase trigo para
Ueinta dias y siete estacas para atrincherarse Su
mario de Floro lib. 57.
(28)
ra esta afrenta, luego que ha resta
blecido las antiguas instituciones. Ma
rio empieza por desviar los rios ., para
vencer á los Cymbros, y Teutones: y
Sila hace trabajar tanto á su ejérci
to amedrantado de la guerra contra
Mitridates, que le pide el combate co
mo fin de sus penas. (1)
Publio Nasica sin necesidad les hace
construir una armada. Mas se temia el
ocio que los enemigos.
No es buena la razon que dá Aulo
Gelio ., de la costumbre de sangrar á
]os soldados Romanos que habian co
metido alguna falta; la verdadera es,
que siendo la fuerza la principal cuali
dad del soldado , el debilitarlo era de
gradarlo. (2)
Unos hombres tau endurecidos en
las fatigas estaban regularmente sanos.
No vemos en los autores que los ejér-
fij Frontino Estratagemas lib. Io cap. 2.°
(4J Lib. 10 cap. 8.
(26)
citos Romanos que hicieron la guerra
en tantos climas ; pereciesen por en
fermedades, al paso que en el dia su
cede casi continuamente , que se di
sipan por decirlo asi en una campaña,
sin haber combatido.
Las deserciones son frecuentes entre
nosotros , porque los soldados se sacan
de la gente mas infima de cada nacion,
y porque ninguna hay que tenga, ó
crea tener , ventaja sobre las demas,
entre ellos eran mas raras ; unos sol
dados sacados del seno de un pueblo
tan fiero, tan orgulloso, y tan seguro de
mandar á los otros, ni siquiera podian
pensar en envilecerse hasta dejar de ser
Romanos.
Como sus ejércitos no eran número-
sos , era fácil atender a su subsisten
cia ; el general podia conocer mejor á
los que mandaba ; y veia con mayor
facilidad las violaciones de la disci
plina.
(27)
Por la fuerza de sus ejercicios ., y los
caminos admirables que habian cons
truido, podian emprender marchas lar
gas y rápidas. (1) Su presencia im
pensada helaba los ánimos , se presen
taban sobre todo despues de un mal
suceso , y en el tiempo que sus ene
migos estaban en el descuido que sigue
á la victoria.
En nuestros combates el particular
lia principalmente en la multitud , pe
ro cada Romano, mas robusto, y mas
aguerrido que su enemigo , contaba
siempre consigo ttiismé ; y el valor ,
está virtud que es el sentimiento de
sus propias fuerzas , le era natural.
Siendo siempre sus tropas las mas
bien disciplinadas , era dificil que aun
en el combate mas desgraciado , no se
replegasen en alguna parte, ó que no
se mostrase desorden en alguna entre
( 1 ) Vease sobre todo la derrota de Asdrubal y
su diligencia contra Viriato.
(28) V
tinuamente
los enemigos.
en Asi
la historia
es que ,seaunque,
le^ vé* ven
con»

cidos al principio por el número , ó


por el impetu de los enemigos , atran
carles finalmente la victoria de-jsus ma
nos.
Era su principal cuidado examinar
en que podia llevarles ventaja el ene
migo, y poner luego remedio. Se a-
costumbraron á ver sangre, y heridas
en los combates de los gladiadores que
tomaron de los Etruscos. (1)
Las espadas afiladas de los Galos,
(2) los elefantes de Pirro, solantente
les sorprendieron una vez. Suplieron

(1) Fragmento de Nicolas de DáJB^f-lib. 10


sacado de Ateneo lib. 4. AmVjs eme» Ips^bltlados
partiesen para el,ejȇjfciioj-se Jes -i&hjf un combate
de gladiadores. Julio ^EapitolVloi^ Vula-#Úe Máxi
mo y de Balbino. - -- *""
(1) Los Romanos presentaban sus lanzas , y re
cibiendo el golpe de las espadas de los Galos ,
embotaban sus dios.
(29)
la debilidad de su caballeria ( 1 ) pri
meramente quitando las bridas á los
caballos , para que su impetuosidad no
pudiese ser reprimida., y despues mez
clando con ella Velites: (2) asi que co
nocieron la espada española, dejaron
la suya. (3) Burlaronla ciencia de los
pilotos, con la invencion de una má
quina que describe Polibio. En fin,
como dice Josefo, la guerra era para
ellos una meditacion, y la paz un ejer
cicio ( 4).
Si alguna nacion debia ventajas par-
(+) ToSavia era mejor que la de las pequeñas
naciones de Italia. Se componia de los principales
ciudadanos , cuyo caballo mantenía el público.
Cuando ponía pié á tierra no habia mas terrible
infantería , y muchas veces decidió la victoria.
(2) Estos eran jóvenes armados á la ligera, y los
mas agiles de la legion , que á la menor señal sal
taban á la grupa de los caballos , ó combatian a pie.
Valerio Maximo lib. 2.° Tito Libio lib. 26.
(3) Fragmento de Polibio citado por Suidas so
bre esta voz.
(4) Guerra de los Judios lib. 2.a
(30)
ticulares á la naturaleza, ó á sus ins
tituciones, inmediatamente las pu
sieron ellos en práctica: nada omitie
ron para tener caballos Numidas, ar
eneros Cretenses, honderos Baleares,
y buques Rodios.
En fin jamas nacion alguna prepa
ró la guerra con tanta prudencia, ni
la hizo con tanto valor.
(31)
CAPITULO III.
De que modo pudieron los Romanos
estender sus conquistas.

Porque los pueblos de Europa tie


nen en estos tiempos con muy poca
diferencia las mismas artes, las mis
mas armas, la misma disciplina y mo
do de hacer la guerra, nos parece in
concebible la prodigiosa fortuna de los
Romanos. A mas de esto está en el
dia tan mal equilibrado el poder, que
no es posible que una nacion peque
ña, salga por sus propias fuerzas del
rango inferior en que la colocó ¡la pro
videncia.
Esto es digno de refleccion , pues
sin ella veriamc-s -los sucesos , sin com-
preenderlos, y no conociendo bien la
diferencia de las situaciones, al leer
la
bres
historia
diversos
antigua
de nosotros.
creeriamos verhom-

La esperiencia continua ha demos


(52)
trado , que en Europa un principe
que tiene un millon de súbditos, no
puede sin arruinarse mantener mas
que diez mil hombres de tropas, y
asi es , que solamente las grandes na
ciones pueden tener ejércitos núme
rosos.
No era lo mismo en las antiguas re
públicas , en las cuales esta proporcion
de los soldados con el resto de la po
blacion , que es ahora como de uno á
ciento, podia ser sin dificultad como
de uno á ocho.
Los fundadores de las antiguas re
públicas habian repartido las tierras
con igualdad, esto solo hacia un pue
blo poderoso, es decir una sociedad
bien ordenada: esto hacia ademas un
buen ejército, porque todos tenian
interes igual, y muy grande en la de
fensa de la patria.
Cuando no se observaban rigurosa
mente las leyes, pasaban las cosas al
(55)
estado en que se ven entre nosotros;
la avaricia de algunos particulares , y
la prodigalidad de otros , eran causa
que las propiedades parasen en manos
de pocos ; y de ahi la introduccion de
las artes para las necesidades mutuas
de ricos y pobres. Esto hacia que
quasi no quedaban ciudadanos ni sol
dados, porque las tierras destinadas
antes á la manutencion de estos, se
empleaban para la de los esclavos, y
artesanos, instrumentos del lujo de los
nuevos propietarios; sin lo cual el es
tado, que debe subsistir á pesar de su
desarreglo, habria perecido. Antes de
la corrupcion, las rentas primitivas
del estado se repartian entre los sol
dados, esto es entre los labradores;
cuando la república estaba corrompi
da, pasaban á manos de los ricos, que
las daban á esclavos, y artesanos, de
los cuales por medio de tributos r se
exigia una parte para el gasto de las
tropas. 3
(34)
Estas gentes pues no eran muy pro
pias para la guerra, eran débiles , y
corrompidas por el lujo de las ciuda
des, y muchas veces por su misma pro
fesion; y á mas de esto como propia
mente no tenian patria, y podían go
zar en todas partes de su industria ,
poco tenian que perder ni que con
servar.
En un censo de Roma ( 1 ) hecho
poco despues de la espulsion de los
reyes, y en el que Demetrio Falereo
hizo en Atenas, (2) se encontró el
mismo número de habitantes, á cor
ta diferencia: Roma tenia cuatrocien
tos cuarenta mil , Atenas cuatro
cientos treinta y un mil. Pero este em
padronamiento cae en un tiempo, en
(1) Este es el empadronamiento de que habla
Dionisio de Halicarnaso en el lib. 9.° art.° 25 , y que
me parece es el mismo que cita al fin del lib. 6.°
que se hizo diez y seis años despues de la espul
sion de los reyes.
(2) Ctecicles en Ateneo lib. 6.»
(35)
que Roma estaba en todo el vigor de
sus instituciones., y Atenas enteramen
te corrompida. Hallóse que el núme
ro de ciudadanos puberes era en Ro
ma la cuarta parte de sus habitantes, y
en Atenas poco menos que la vigesi
ma: resulta pues que en estos diferen
tes tiempos, era el poder de Roma con
respeto al de Atenas, como cuatro es á
veinte, esto es cinco veces mayor.
doLos
que reyes
en lugarAgis
de nueve
y Cleomenes
mil ciudadanos
vien»

que tenia Esparta en tiempo de Li


curgo, ( 1 ) no babia mas que setecien
tos, de los cuales apenas ciento po
seian tierras, (2) y que todo el res
to era un populacho sin valor, procu
raron restablecer las leyes por lo que
(1) Estos eran habitantes de la ciudad llama
dos propiamente Espartanos. Licurgo les dió dos
mil porciones , y treinta mil á los demas habitan
tes. Plutarco vida de Licurgo.
(2) El mismo Plutarco vidas de Agis y Cleome
nes. *
(36)
respeta á eso, (1) y Lacedemonia re
cobró su antiguo poder, y se hizo de
nuevo formidable á todos los Griegos.
La division igual de las tierras fué
la que al principio bizo á Roma ca
paz de salir de su pequeñez, y los
efectos contrarios se esperimentaron
bien cuando estuvo corrompida.
Era una pequeña república, cuando
habiendo negado los Latinos el auxilio
de tropas que debian dar., puso en la
ciudad en un momento diez legiones
sobre las armas. (2) ¿apenas en el dia
Dice Tito Livio, Roma á quien el mun
do entero no puede contener , podría
hacer otro tanto, si se presentase de
improviso un enemigo delante de sus
murallas; señal cierta que no hemos
aumentado nuestro poder ,y si solo el
(1) El mismo lugar citado.
(2) Tito Livio Decada primera lib. 7.» Esto su
cedió poco despues de la presa de Roma por los
Galos,
Apio Caludio
siendoCraso.
consules Lucio Junio Camilo, y
(57)
lujo , y las riquezas que nos aque
jan.
Decidme preguntaba Tiberio Graco
á los nobles , (1) ¿que vale mas un
ciudadano, ó un esclavo perpetuo; un
soldado, ó un hombre inutil para la
guerra? Quereis acaso, para tener
unas cuantas fanegas de tierra mas
que los otros ciudadanos , renunciar á
la esperanza de conquistar el resto del
universo, oponeros en peligro de que
los enemigos os arrebaten estas mis
mas tierras que nos negais?

(1) Apiano de la guerra civil lib. 1.*


(58)
CAPITULO IV.

De de
los Cartago
Galosde
, y
Aníbal.
de
Roma.
Pirro.
Guerra
Paralelo

Muchas
con guerras
los Galos.
o El tuvieron
amor deloslaRomanos
gloria»

el desprecio de la muerte , y la obs


tinacion para vencer ., eran iguales en
ambos pueblos; pero sus armas dife
rentes. El broquel . de los Galos era
pequeño , y su espada inferior, por es
to fueron tratados á poca diferencia
como los Mexicanos lo han sido por
los Españoles en estos últimos siglos.
Lo que admira es, que estos enemi
gos que los Romanos encontraron ca
si en todas partes , y en todos tiem
pos, se dejasen destruir unos despues
de otros, sin que jamas conociesen.»
inquiriesen, ó previniesen la causa de
sus desastres.
Pirro hizo la guerra á los Romanos
(39)
en tiempo que podian resistirle, c ins
truirse con sus victorias ; de él apren
dieron á atrincherarse., y á elegir, y
ordenar un campo; los acostumbró á
los elefantes, y los preparó para ma
yores guerras.
La grandeza de Pirro consistia so
lamente en sus calidades personales.
(1) Plutarco nos dice, que tuvo que
hacer la guerra de Macadonia, por
que nopodia mantener seis mil infantes
y quinientos caballos que tenia. (2)
Este principe dueño de un pequeño
estado ., del cual no se ha hablado mas
despues de él, era un aventurero o-
bligado á continuas empresas, porque
no podia subsistir sino con ellas.
Taranto su aliada habia degene
rado mucho de las instituciones de sus
mayores los Lacedemonios. (3) Habria
( 1 ) Vease un fragmento del lib. 1." de Diou
eu (2)
(3)
el estrado
Plutarco
Justino de
lib.
vidalas20.de
virtudes
Pirro. y de los vicios.
(40)
podido hacer cosas grandes con los Sam-
nitas, pero los Romanos casi los ha
bian destruido.
Cartago que se hizo rica mas pron
to que Roma, fué tambien mas pron
to corrompida: por esto mientras en
Roma no se obtenian los empleos si
no con el valor, y no daban mas uti
lidad que el honor, y una preferen
cia para las fatigas ,- se vendia en Car
tago todo lo que el público puede dar
á los particulares, todos los servicios
que estos hacian, eran pagados por
aquel.
La tirania de un principe no pone
á un estado mas próximo á su ruina,
de lo que pone cerca de ella á una re
pública la indiferencia del bien comun.
Un estado libre tiene la ventaja de que
sus rentas son mas bien administradas;
cuando se administran mas mal con
siste aun la ventaja en que no hay en
é favoritos; pero cuando no sucede
(41)
asi, sino que en lugar de los amigos
y parientes del principe , es preciso
hacer la fortuna de los de todos los
que tienen parte en el gobierno, es
tá todo perdido : las leyes son eludi
das mas perjudicialmente que no son
violadas por un principe , el cual por
ser siempre el primer ciudadano del
estado, tiene el mayor interes en la
conservacion de el.
En Roma las costumbres antiguas,
y una cierta pobreza habitual, eran
causa de que las fortunas fuesen igua
les á poca diferencia; pero en Cartago
habia particulares tan ricos como re
yes.
De las dos facciones que goberna
ban en Cartago, la una queria siem
pre la paz y la otra siempre la guerra; y
asi era imposible gozar de la una,
ni hacer bien la otra.
Asi como la guerra reunia todos los
intereses en Roma , en Cartago los di
(42)
dividia mas y mas. ( 1 )
En los estados sujetos á un princi
pe se apaciguan con facilidad las divi
siones, porque tiene en su mano un
poder coercitivo., capaz de conciliar los
dos partidos; pero en una república
son mas duraderas, porque el mal ata
ca de ordinario al mismo poder que
lo podria curar.
En Roma gobernada por leyes, el
pueblo dejaba al senado la direccion
de los negocios; en Cartago goberna
da por abusos , lo queria hacer todo
por si mismo.
Cartago que con su opulencia hacia

( 1 ) La presencia de Anibal puso fin á todas


las divisiones de los Romanos , y al contrario la
de Escipion irritó las que habia entre los Carta
gineses , quitó a su gobierno toda la fuerza que
le quedaba, los generales, el senado, los gran
des , se hicieron sospechosos al pueblo , y este au
mentó su furor. Vease toda esta guerra del pri
mer Escipion en Apiano , y á Plutarco en el su
plemento.

'-
(43)
la guerra á la pobreza Romana , te
nia por esto mismo inferioridad; el
oro y la plata se acaban, pero las vir
tudes, la constancia, la fuerza, y la
pobreza, no se agotan jamas.
Los Romanos eran ambiciosos por
orgullo, los Cartagineses por avaricia;
los unos querian mandar, los otros en
riquecerse ; y calculando siempre es
tos últimos el lucro y el gasto , jamas
hicieron la guerra de buena gana.
La perdida de batallas, la disminu
cion del pueblo, el abatimiento del
comercio , los apuros del tesoro públi
co, la sublevacion de las naciones ve
cinas, podian obligará Cartago á acep
tar la paz con las condiciones mas
duras ; pero Roma no se guiaba por
el sentimiento de sus bienes ó sus ma
les, se gobernaba unicamente por su
gloria, y como no creia poder exis
tir sino mandando, no habia esperan
zas ni temores que pudiesen obligar
(44)
la á la paz, ámenos que ella misma
la dictase.
Nada hay tan poderoso como una
república en la cual las leyes se ob
servan no por temor, no por conven
cimiento, sino por entusiasmo, como
fueron Roma y Esparta; porque en
tonces á la sabiduria de un buen go.
bierno , se añade toda la fuerza de
que es capaz una faccion.
Los Cartagineses se servian de tro
pas estrangeras , y los Romanos em
pleaban las suyas. Como estos jamas
habian mirado los vencidos sino como
instrumentos para triunfos futuros ,
hicieron soldados á todos los pueblos
que habian sometido, y cuanto mas
les habia costado vencerlos, tanto mas
los juzgaron á proposito para incorpo
rarlos en su república. Asi vemos que
los Samnitas , que no fueron subyu
gados sino despues de veinte y cua
(45)
tro triunfos ( 1 ) fueron despues sus
auxiliares : y poco antes de la segun
da guerra punica, de ellos, y desus
aliados, es decir de un pais poco ma
yor que los estados del Papa y de Ña
poles, sacaron los Romanos setecien
tos mil hombres de á pié , y setenta
mil de acaballo para oponer á los Ga
los. (2)
En lo mas apurado de la segunda
guerra punica, Roma tuvo siempre de
veinte y dos, á veinte y cuatro legio
nes sobre las ar mas , no obstante que
parece por Tito Livio que su censo
no era entonces mas que de unos cien
to treinta y siete mil ciudadanos.
Cartago empleaba mas fuerzas para
el ataque, que Roma para la defensa;
esta, como se acaba de decir, armó
un número prodigioso de gente con-

(1) Floro lib. 1».


(2) Vease á Polibio. El sumario de Floro
dice que en la ciudad y pueblos Latinos pusieron
trescientos mil hombres sobre las armas.
(46)
tra los Galos, y Anibal que la ataca
ron, y solamente envió dos legiones
contra los mas grandes reyes, lo que
hacia
El establecimiento
que sus fuerzasdefuesen
Cartago
eternas.
en su

pais, era menos sólido que el de Ro


ma en el suyo; esta tenia á su alre
dedor treinta colonias, que eran co
mo sus parapetos. (1) Antes de la
batalla de Cannas ningun aliado la ha
bia abandonado, porque los Samnitas,
y demas pueblos de Italia estaban acos
tumbrados á su imperio.
Estando poco fortificadas la mayor
parte de las ciudades de Africa, se
rendian al punto á cualquiera que se
presentaba para tomarlas: por lo mis
mo cuantos desembarcaron en ella ,
Agatocles, Regulo, Escipion., pusieron
al momento á Cartago en los ma
yores apuros.

(1) Tito Liyio lib. 27.


(47)
Solamente puede atribuirse á un
mal gobierno, lo que sucedió á los
Cartagineses durante toda la guerra que
les hizo el primer Escipion ; mientras
que los Romanos tenian abundancia
de todo., su capital, y hasta sus ejer
citos estaban hambrientos. (1)
Entre los Cartagineses los ejercitos
que habian sido batidos se hacian mas
insolentes, algunas veces crucificaron
á sus generales, y castigaron en ellos
su propia cobardia; entre los Roma
nos al contrario el consul diezmaba
las tropas que habian huido , y las
volvia á conducir contra los enemigos.
El gobierno de los Cartagineses
era durisimo. (2) Habian atormentado
á los pueblos de España en tanta ma
nera, que al llegar á ella los Roma-

(1) Vease el lib. Libico de Apiano.


(2 ) Vease lo que refiere Polibio de sus exac
ciones y particularmente en el fragmento del lib.
9.° Estracto de las virtudes y vicios.
C48)
nos fueron mirados como libertadores;
y si se consideran las sumas inmensas
que les costó esta guerra , en la cual su
cumbieron, se concluirá que la injus
ticia es mala economista, y que ni
siquiera acierta sus cálculos.
La fundacion de Alejandria habia
disminuido mucho el comercio de Car-
tago. En los primeros tiempos la su
persticion desterraba en cierto modo
de Egipto á los estrangeros, y des
pues que lo conquistaron los Persas,
no procuraron mas que aniquilar á
sus nuevos subditos ; pero bajo los
reyes Griegos , el Egipto hizo casi to
do el comercio del mundo , y el de
Cartago empezó á decaer.
Las potencias establecidas por el
comercio pueden subsistir mucho tiem
po en su mediania , pero su grandeza
es poco duradera. Se elevan poco á
poco , y sin que nadie lo repare, por
que ningún acto suyo particular hace
(49)
estrépito , ni denota su poder ; pero
cuando la cosa ha llegado á un punto
que ya no se puede ocultar , todos
procuran privar á estas naciones de
unas ventajas, que solamente han ad
quirido por sorpresa por decirlo asi.
La caballeria cartaginesa era mejor
que la romana , porque los caballos
numidas y españoles eran mejores que
los de Italia, y porque la caballeria
romana estaba mal armada, pues los
Romanos no cambiaron de método,
como sabemos por Polibio , hasta las
guerras que hicieron en Grecia. (1)
En la primera guerra punica Regulo
fué vencido, luego que los Cartagineses
supieron aprovecharse de las llanuras,
para que pudiese combatir su caballe
ria ; y en la segunda Anibal debió á sus
JVumidas las principales victorias. (2)
( 1 ) ljb. 6.°
(2) Cuerpos enteros de Numidas se pasaron á
los
ron Romanos,
á respirar.los cuales desde entonces comenza*-

4
(SO)
Habianlo Eseipion conquistado á
España, y hecho alianza con Masini-
sa, quitó á los Cartagineses esta ven
taja: la caballeria numida fué la que
ganó
la guerra.
la batalla de Zatha
_^^^-'1
, y concluyó

Los Cartagineses <eniati- mas espe-


riencia en el mar , y' conocian la ma
niobra mejor que los Romanos, pero
esta ventaja- -me parece no era enton
ces de tanta importancia, como.seria
eneljlia. Los antiguos , no Conociendo
la brújula, no podian navegar sino sobre
las costas; por esto solamente se ser
vian de barcos con remos , pequeños,
, y chatos ; casi todas las radas eran
puertos para ellos; la ciencia de los
pilotos era muy limitada, y sus manio
bras muy pocacosa. Por esto decia Aris
tóteles que es inutil tener un cuerpo de
armada, y que para esto bastaban los
labradores. ( 1 )
(1) Politica lib. 7.° cap. 6.»
(51)
El arte era tan imperfecto , que ño?
Inician con mil remos , mas de lo que:
se hace en el dia con ciento. (I)
Los barcos grandes no ofrecian Ven
taja , porque siendo difíciles de mover
por la chusma, no podian hacer las evo
luciones necesarias. Antonio lo .esperi-
mentó bien á su costa en Accium. (2J
Sus buques «o podian girar, mientras-
los de Augusto mas ligeros, los ataca
ban por todas partes.
Como los buques antiguos se movian-
al remo, los mas ligeros rompian con
facilidad los de los mas grandes , que-
quedaban entonces Unas máquinas in
mobles
telados. como nuestros buques desman-»

( 1 ) Vease lo que dice Perrault sobre jos remos-


de los antiguos. Ensayo físico titulo 3.° mecanis
mo de los animales.
(2) Lo mismo sucedió en la batalla de Salami-
na. Piutarco vida de Temistocles. La histpria cstji1
J4«na de hechos semejantes;-
(M)
Desde la invencion de la brújula, se
ha cambiado de método, se han aban
donado los remos, (1) se ha huido de
las costas, y se han construido buques
grandes ; la máquina se ha hecho mas
complicada, y se han multiplicado las
prácticas.
La invencion de la polvora ha hecho
otra cosa que no se habria creido, a sa
ber que la fuerza de las armadas con
siste mas que nunca en el arte , porque
para resistir á la fuerza del cañon , y
no sufrir un fuego superior, han sido
necesarios grandes navios. Pero á la
grandeza de la máquina, ha debido ser
proporcionado el poder del arte.
Los buques pequeños de otros tiem
pos se aferraban con frecuencia , y los
soldados combatian por ambas partes;

( 1 ) For esto se puede juzgar de la imperfec


cion de la marina de los antiguos, pues nosotros
hemos abandonado mía práctica , en la cual les
tramos tan superiores.
sobre una flotase colocaba un ejercito.
En la batalla naval que Regulo y su
colega ganaron , pelearon ciento y
treinta mil Romanos , contra ciento y
cincuenta mil Cartagineses. Entonces
los soldados servian de mucho , y la
gente del arte de poco ; ahora los sol
dados sirven para nada, ó de poco ., y
la gente del arte para mucho.
La victoria que ganó el consul Dui-
lio prueba bien esta diferencia. Los
Romanos no tenian conocimiento al
guno de la navegacion , una galera
cartaginesa baró en sus costas , se sir
vieron de este modelo para construir
las , en tres meses fueron instruidos
sus marineros, y su flota lista y equipada
que salió á la mar, encontró la armada
de los Cartagineses y la venció.
Apenas en el dia le basta á un prin
cipe toda su vida para formar una flo
ta capaz de presentarse delante de
una potencia que tenga el imperio del
(84)
mar., tal vez es esta la única cosa de
qne no es capaz el dinero; y si á un
gran principe le salió bien en nuestros
dias, ( I ) la experiencia ha hecho ver
á otros, que este ejemplo mas bien de*
be admirarse, que seguirse.(2)
La segunda guerra punica es tan fa
mosa que nadie la ignora. Cuando exa«
minamos bien esta multitud de obstá
culos que se presentaron delante de
Anibal, á todos los cuales venció este
hombre extraordinario , tenemos el mas
bello espectáculo que nos ha transmi
tido la antiguedad,
Roma fué un prodigio de constancia.
Despues de las batallas del Tesino , de
la Trebia , y del Trasiméno, y aun
despues de la de Cannas mas desgra
ciada todavia , abandonada de quasi
todos los pueblos de Italia, no pidió
Roma la paz. Esto fué porque el sena?-

( 1 ) Luís catorce de Francia.


( 2 ) La España y la Rusia.
(S3)
do no se separo ¡amas de las antiguas
máximas : trató con Anibal del mismo
modo que habla hecho en otra ocasion
con Pirro , al cual ne<ró todo acomo-
damiento mientras permaneciese ea
Italia. Tambien veo en Dionisio de Ha-
licarnaso ( 1 ) que cuando la negocia
cion de Coriolano , el senado declaró
que no violaria sus antiguas costum
bres ; que el pueblo Romano no podia
hacer la paz mientras estuviesen los
enemigos en su territorio , ñero que
si se retiraban los Volscos.,se ajusta
ria lo que fuese razonable y equitativo.
Roma se salvó por el vigor de sus ins
tituciones. Despues de la batalla de
Cannas ni aun se permitió á las mu-
ger.es derramar lagrimas, el senado se
negó al cange de los prisioneros, y
envió los restos miserables del ejército
á hacer la guerra en Sicilia, sin ningu
na recompensa, ni fyonor militar hasta
que
( 1 ) Aníbal fueseRomanas
Anligucdailei arrojado de Italia.
lib. 8.*
(SG)
Por otra parte el consul Terencio
Varrou habia huido vergonsozamente
hasta Venúsa ; este hombre del mas ba
jo nacimiento, no habia sido elevado
al consulado sino para mortificar á la
nobleza, pero el senado no quiso gozar
de este desdichado triunfo ; conoció
cuanto
la importaba
confianza
l
ganar
del pueblo,
D
en esta
salió ocasion
pues á re

cibir á Varron, y le dió gracias porque


lio habia desesperado de la república.
No es regularmente la perdida real
que se sufre en una batalla, esto es la de
algunos millares de hombres , la que
es funesta á un estado; sino la imagi
naria,
los recursos
y el desaliento
que la fortuna
que le
le priva
dejó. de

Hajr cosas que todos dicen porque


se han dicho una vez. Se cree que
Anibal cometió una notable falta en no
haber marchado á sitiar á Roma des
pues de la batalla de Caimas. Es ver
dad que á las primeras noticias fué es
(87)
tremo en ella el terror, pero la cons
ternacion de un pueblo aguerrido que
se convierte quasi siempre en corage,
no es como la de un populacho vil, que
solo conoce su debilidad. Una prueba
de que no habria salido bien á Anibal
esta empresa, es que los Romanos se
hallaron todavia en estado de enviar
socorros á todas partes.
Otra falta grande de Anibal dicen
que fué el conducir su ejército á Cá-
pua donde se afeminó, pero no con
sideran que esto no es remontarse has
ta la verdadera causa. Los soldados de
este ejército ricos con tantas victorias,
; no habrian encontrado otra Cápua en
cualquier parte ! Alejandro que manda
ba á sus propios subditos , en una oca
sion como esta tomó un espediente ,
que Anibal que no tenia mas que tro
pas mercenarias no podia adoptar : hizo
pegar fuego al bagage del ejército , y
quemó las riquezas de sus soldados ,
(S8)
juntamente con las suyas. Dicen que
Kulikan despues de la conquista de las
Indias, no dejó mas que cien rupias de
plata á cada uuo de sus soldados. (1)
Las mismas conquistas de Anibal
fueron las que empezaron á cambiar
la suerte de esta guerra. No le habian
enviado á Italia los magistrados de Car-
tago, recibia muy pocos auxilios, ya
por los zelos de un partido , ya por la
confianza excesiva de otro. Batió á los
Romanos mientras tuvo reunido su
ejercito, pero cuando tuvo que dejar
guarniciones, defender á sus aliados, si
tiar plazas, y evitar que otras fuesen si
tiadas, sus fuerzas fueron demasiado pe
queñas, y perdió en detalle mucha par
te de su ejército. Las conquistas son fá
ciles porque se hacen con todas las fuer
zas, el conservarlas es dificil, porque no
se defienden sino con una parte de ellas.
( 1 ) Historia de su vida edicion de Paris del
año de 1742 pág. 402.
(3ff)
CAPITULO V.

Del estado de la Grecia a Macedonia,


Siria 3vencida
y Egipto
Cartago.
despues de

No creo que Anibal fuese muy chis


toso, y menos que emplease su agudeza
en favor de Fabio , y Marcelo , y con
tra si. No apruebo que Tito Livio der
rame sus gracias sobre estos enormes
colosos de la antiguedad, quisiera que
hubiese hecho como Homero , que sin
cuidar de ataviarlos, sabe tambien po
nerlos en movimiento.
Seria del caso tambien que los discur
sos que se ponen en su boca fuesen
prudentes, porque si al saber la der
rota de su hermano confesó que de ella
inferia la ruina de Cartago , no sé que
pudiese decir cosa mas á propósito pa
ra que perdiesen toda esperanza los
pueblos que se le habian entregado, y
para desanimar á un ejército que espe
(60)
raba tan grandes recompensas conclui
da la guerra.
Como todos los ejércitos que opu
sieron los Cartagineses en España, Si
cilia, y Cerdeña tuvieron sucesos des
graciados, Anibal cuyos enemigos to
maban continuamente nuevas fuerzas,
se vio reducido á una guerra defensi
va. Esto sugirió á los Romanos la idea
de llevar la guerra á Africa, á donde
marchó Escipion. Los sucesos que tu
vo en ella obligaron á los Cartagine
ses á llamar de Italia á Anibal, que
lloró de pesar al ceder á los Romanos
esta tierra , donde tantas veces los ha
bia vencido.
Cuanto puede hacer un gran pólitico,
y un gran general, lo hizo Anibal para
salvar á su patria; no habiendo podi
do inclinar á Escipion á la paz, dió
una batalla , en la cual parece se com
plació la fortuna en confundir su habi
lidad, su experiencia, y su buen juicio.
(61)
Cartago recibió la paz, no de un
enemigo , sino Je un dueño : se obli
gó á pagar diez mil talentos en cin
cuenta años, á dar rehenes, á entre
gar sus buques , y sus elefantes , á na
hacer guerra ninguna sin el consenti
miento del pueblo Romano; y para te
nerla siempre abatida, se aumentó el
poder de Masiuisa su enemigo natural.
Despues de humillada Cartago Ro
ma casi no tuvo mas que pequeñas
guerras , y grandes victorias ; asi co
mo hasta entonces habia tenido victo
rias pequeñas , y guerras grandes.
Habia en aquel tiempo por decirlo
asi dos mundos separados: en el uno
combatian Cartagineses y Romanos; el
.otro estaba agitado con las contiendas
que duraban desde la muerte de Ale
jandro: en él no se pensaba en lo que
sucedia en occidente, (1) pues aunque
(1) Admira como lo nota Joscfo en el libro
contra Apiano, que ni Heredolo, ni Tncidiclcs
hayan hablado jamas de los Romanos , apcsar de
sus guerras de lauta importancia.
(62)
Filipo rey de Macedonia habia hecho
un tratado con Anibal, casi no tuvo
consecuencias , y este principe , que
solo concedió á los Cartagineses auxi
lios muy débiles, no hizo mas que ma
nifestar inutilmente su aversion á los
Romanos.
Cuando dos pueblos grandes se estan
haciendo una guerra larga y obstina
da, regularmente es una mala poli
tica estarlos mirando , creyendo poder
permanecer espectador tranquilo ; por
que aquel de los dos que es vencedor,
emprende luego nuevas guerras, y una
nacion de soldados , va á atacar á pue
blos que no lo son. Esto sucedió ca
balmente en aquellos tiempos ; pues-
los Romanos apenas domaron á Car-
tago atacaron á nuevos pueblos, y se
presentaron por toda la tierra para in
vadirlo todo.
No habia entonces en el oriente ms
que cuatro potencias capaces de resis
(65)
tir á los Romanos; la Grecia, y los
reinos de Macedonia , Siria, y Egip
to. Veamos cual era la situacion de
las dos primeras, ya que empezaron
los Romanos por someterlas.
En la Grecia habia tres 'pueblos
considerables los Etolios, los Aquivos.,
y los Beocios; estas eran -federacio
nes de ciudades libres, que tenian
congresos generales , y magistrados
comunes. Los Etolios eran belicosos,
atrevidos, temerarios, codiciosos, nun
ca ligados por su palabra, ni sus ju
ramentos, en fin hacian la guerra en
tierra, como la hacen los piratas en
el mar. Los de Acaya estaban con
tinuamente molestados por sus ve
cinos ó defensores incómodos. Los de
Beocia, la nacion mas numerosa de
los Griegos , tomaban la menor parte
que podian en los negocios generales.
Guiados unicamente por el sentimien
to de los bienes ó males presentes.,
(64)
no tenian bastante viveza para que
los oradores pudiesen agitarlos ; y lo
que es extraordinario , su república
se conservaba en medio de la misma
anarquia. (1)
Esparta babia conservado su poder
esto es aquel espiritu guerrero que le
dieron las instituciones de Licurgo.
Los de Tesalia estaban en cierta ma
nera sugetos á los Macedonios. Los
reyes de Iliria haban sido ya suma
mente abatidos por los Romanos. Los
Acarnanios, y los Atamanes eran a-
solados sucesivamente por las fuerzas
de Macedonia, y Etolia. Los Ate
nienses débiles por - si .mismos, y sin
aliados, (2) ya no j,..smaban al mun-
(1) Los magistrados para complacer á la multi
tud ni solamente abrian los tribunales , los que
morian legaban los bienes á sus amigos , para que
los gastasen en festines. Vease uh fragmento del
lib. 20 de Polibio , en el estrado de las virtudes
y vicios.
(2) No tenian alianza alguna con los demas
pueblos de Grecia, Polibio lib. 8.°
(O»)
do sino por sus adulaciones con los
reyes, ni subian á la tribuna desde
la cual habia hablado Demostenes, si
no para proponer los decretos mas
viles y escandalosos.
Por otra parte la Grecia era temi
ble por su situacion, la fuerza y mul
titud de sus ciudades, el número de
sus tropas, su policia, sus costum
bres, y sus leyes: amaba la guerra,
sabia hacerla, y habria sido invenci
ble si hubiese estado unida. Es ver
dad que el primer Filipo , Alejandro,
y Antipatro la habian asombrado , pe
ro no subyugado ; y los reyes de Ma-
cedonia que ro. podian resolverse á
abandonar sus ffcttínsiones y espe
ranzas, trabajaban obstinadamente pa
ra dominarla.
La Macedonia estaba casi entera
mente cercada de montes inaccesibles;
sus naturales eran muy apropósito pa
ra la guerra, valientes , subordiuadps,
(66)
industriosos, é infatigales ; cuyas ca
lidades debian precisamente al clima,
pues que aun en el dia los hombres de
estos paises son los mejores soldados
del imperio Turco.
La Grecia se mantenia como en ba
lanza. Los Lacedemonios regularmen
te eran aliados de los de Etolia , y los
Macedonios de los de Acaya; pero al
llegar los Romanos se rompió todo es
te equilibrio.
Como -los reyes de Macedonia no
podiau sostener un grande número de
tropas, (I) el menor revés era de con
secuencia ; á mas de esto les era difi
cil engrandecerse , porque como sus
miras ambiciosas eran conocidas s siem
pre Se les observaban los pasos ; y ni
aun de los resultados conseguidos en
las guerras que emprendian á favor de
sus aliados , podian sacar partido , por
que estos mismos aliados zelosos y sus-
(1) Vease Polibio vida de FJaminio.
(67)
picaces procuraban neutralizarlos , y
ponerse á cubierto de su influjo.
Pero los reyes de Macedonia eran
regularmente principes hábiles. Su mo
narquia no era de aquellas que mar
chan por la misma rutina con que em
pezaron ; instruidos continuamente por
los peligros , y por los negocios ., ocu
pados en todas las desavenencias de los
Griegos, les era preciso ganar á los
principales de las ciudades , alucinar á
los pueblos., y dividir ó reunir los in
tereses; y en fin estaban obligados á
esponer su vida á cada instante.
Filipo que al principio de su reina
do se habia concillado el amor., y la
confianza de los Griegos por su mode
racion , de repente cambió : hizose ira
tiran o cruel , en un tiempo en que por
politica, y por ambicion le importaba
ser justo. (1) Veia aunque distante á
(I) Veanse en Polibio las injusticias y cruelda
des que desacreditaron á Filipo.
(68)
los Cartagineses y Romanos , cuyas
fuerzas eran inmensas; habia acabado
la guerra con ventaja de sus aliados , y
se habia reconciliado con los Etolios.
Era natural pensar en reunir toda la
Grecia consigo, para impedir que se es
tableciesen en ella los estrangeros ; pe
ro lejos de esto la irritó por sus peque
ñas usurpaciones ; y entreteniéndose
en discutir intereses vanos, cuando cor
ria peligro su existencia., por tres ó cua
tro malas acciones, se hizo odioso, y
detestable á todos los Griegos.
Fueron los Etolios los mas irritados,
y aprovechando los Romanos la oca
sion de su resentimiento , ó mas bien
de su desatino , hicieron alianza con
ellos, entraron en Grecia , y la arma
ron contra Filipo.
Este principe fué vencido en la ba
talla de las Cinocefalas victoria que se
debió en parte al valor de los Etolios.
Consternóse tanto , que hizo uu tra
(69)
tado que mas bien fué un abandono
de sus propias fuerzas , que una paz.
Hizo salir sus guarniciones de toda
la Grecia , entregó su marina , y se
obligó á pagar mil talentos en diez
años.
Polibio con el buen juicio que acos
tumbra , compara la táctica de los
Romanos , con la de los Macedonios
adoptada por todos los reyes suceso
res de Alejandro : hace ver las venta
jas e inconvenientes de la falange y
de la legion , dá la preferencia á la
romana , y parece que tiene razon si
se juzga por todos los sucesos de aque
llos tiempos.
Habia contribuido mucho para poner
á los Romanos en peligro en la segun
da guerra punica , el haber Anibal
armado desde luego sus tropas á la ro
mana , pero los Griegos ni variaron
sus armas, ni su modo de pelear : no
les vino al pensamiento renunciar á
(70)
unos usos , con los cuales habian
hecho cosas tan grandes.
La victoria de los Romanos contra
Filipo fué el mayor de todos los pasos
que dieron para la conquista univer
sal. Para tener suya la Grecia , humi
llaron por todos medios á los Etolios,
que les hahian ayudado á vencer; y
ademas mandaron que cualquiera ciu
dad Griega que hubiese pertenecido á
Filipo , ó á otro principe , se gober
nase en lo sucesivo por sus propias
leyes. Ya se ve que estas pequeñas re
públicas no podian ser sino dependien
tes. Los Griegos se entregaron á una
loca alegria , y creyeron ser efectiva
mente libres , porque los Romanos los
declararon tales.
Los Etolios , que habian creido do
minar en la Grecia , al ver que no
habian heeho mas que buscarse ellos
mismos quien los dominase, se deses
peraron : y como siempre tomaban rec
(71)
soluciones estremadas, pensando cor
regir un desatino con otrj , llamarou
á Grecia á Antioco rey de Siria, del
mismo modo que habiau llamado á
los Romanos.
Los reyes de Siria eran los mas po
derosos de los sucesores de Alejandro.,
pues poseian casi todos los estados de
Dario, á excepcion del Egipto; pero
algunos sucesos habiau disminuida
mucho su poder.
Seleaco fundador del imperio de
Siria , á la fin de su vida destruyó el
reino de Lisimaco. En estos trastor
nos muchas provincias se sublevaren,
su formaron los reinos de Pergamo,
Capadocia , v Bitinia , pero estos
pequeños estados, timidos miraron
siempre como una fortuna para ellos
la humillacion
Gomo los reyes
de susdeantiguos
Siria señores.
siempre

miraron con estremada envidia la feli


cidad del reino de Egipto , no peu-
(72)
saron sino en conquistarlo ; lo que fue
causa que descuidando el Oriente , per
dieron en él muchas provincias , y no
les fueron obedientes las que conser
varon.
En fin los reyes de Siria poseian el
Asia alta y baja, y la esperiencia ha
demostrado, que en este caso, cuando la
capital y las principales fuerzas están
en las provincias bajas del Asia , no se
pueden conservar las altas"; y cuando
está en estas la corte , se debilita el
imperio para poder acudir á la con
servacion de aquellas. El imperio de
os Persas, y el de Siria nunca fueron
tan fuertes como el de los Partos , que
no era mas que una parte de las pro
vincias de los dos. Si Ciro no hubiese
conquistado el reino de Lidia , si Se-
leuco hubiese permanecido en Babilo
nia, y dejado las provincias maritimas
á los sucesores de Antigfono , el im-
perio de los Persas habria sido inven-
(75)
cible á los Griegos , y el de Seleuco
á los Romanos. Hay ciertos limites que
la naturaleza ha señalado á las nacio
nes para mortificar la ambicion del
hombre : cuando los Romanos los tras
pasaron casi siempre perecieron á ma
nos de los Partos : ( 1 ) cuando los
Partos se atrevieron á pasarlos , se
vieron al punto obligados á retroceder:
y en nuestros dias los Turcos que han
abalizado mas allá de estos términos,
han tenido que retroceder y ceñirse
á ellos.
Los reyes de Siria y Egipto tenian
en sus dominios dos especies de sub
ditos-, los pueblos conquistadores, y los
pueblos conquistados. A estos por es
tar todavia llenos de las ideas de su
origen era dificil governar ; no tenian
aquel espiritu de independencia que

(1) Daré las razones de esto en el cap." 15:


son sacadas en parte de la disposicion geográfi
ca de los dos imperios.
(74)
arrastra á sacudir el yugo , sino aque*
Ha impaciencia que hace desear el
cambio de dinastia.
Pero la principal debilidad del rei
no de Siria nacia de la de la corte
rio
donde
, y no
reinaban
los de Alejandro.
los sucesores
El lujo
de Da-
, la

vanidad., y la afeminacion, que en to


dos los siglos han acompañado á las
cortes de Asia, reinaban sobre todo en
esta. El mal pasó al pueblo y al ejér
cito, y el contagio se estendió hasta
los Romanos , pues que la guerra de
Antioco es la verdadera época de su
corrupcion.
Esta era la situacion del reino de Si
ria, cuando Antioco que habia hecho
cosas grandes emprendió la guerra con
tra los Romanos : pero no se comporto
ni aun con la prudencia regular en un
negocio cualquiera. Anibal qucria que
se renovase la guerra en Italia, y que
se ganase á Filipo, ó se lograse alo
(7a)
menos su neutralidad. Nada de esto
hizo Antioco ., presentóse en Grecia
con una pequeña parte de sus fuerzas:
y como si hubiese querido ver la guer
ra mas bien que hacerla , no se ocupó
mas que en sus deleites. Fué derrota
do., y huyó al Asia mas asustado que
vencido.
Filipo en esta guerra arrastrado por
los Romanos como por un torrente les
sirvió con todo su poder, y fué el ins
trumento de sus victorias. El gusto de
vengarse y arruinarla Etolia, la prome
sa de que se le dismiuuiria el tributo,
y se le dejarian algunas ciudades , celos
que tuvo de Antioco , en fin motivos
frivolos le determinaron, y no atrevién
dose á pensar en sacudir el yugo , no
procuró mas que en hacerlo llevadero.
Antioco se engañó hasta creer que
los Romanos le dejarian tranquilo en
Asia ; pero le persiguieron, le vencie
ron otra vez, y eu su consternacion
(76)
consintió al tratado mas infame que un
grande principe haya hecho jamas.
Nada se tan magnánimo como la re
solucion que tomó un Monarca que ha
reinado en nuestros dias de preferir
sepultarse entre las ruinas del trono, á
aceptar proposiciones que un rey ni
solamente debe escuchar :( 1 ) era de
masiado noble su alma para humillarse
mas de lo que merecian sus desgracias;
y sabia bien que el valor es capaz de
afirmar una corona , lo que jamas hace
la infamia.
Es una cosa comun el ver principes
que saben dar una batalla, pocos hay
que sepan hacer una guerra ; que sean
.igualmente capaces de aprovecharse de
la fortuna, y de aguardarla; y que á la
prudencia que hace desconfiados antes
de emprender, reunan el valor para no
temer cosa alguna despues de haberse
empeñado.
( 1) Luis catorce rey de Francia.
(77)
Vencido Antioco solo quedaban pe
queñas potencias , á excepcion del E-
gipto que por su situacion , su feraci
dad, su comercio, el número de sus
habitantes., y sus fuerzas de mar y tier
ra., habria podido ser formidable; pe
bardia
ro la crueldad
, avariciade
, ésus inbecilidad
reyes, su , co-
y

sus horrorosos deleites, los hicieron tan


odiosos á sus subditos, que para soste
nerse casi siempre necesitaron la pro
teccion de los Romanos.
Era en alguna manera ley funda
mental de la corona de Egipto que las
hermanas sucediesen con los hermanos,
y para mantener la unidad del gobier
no , casaban al hermano con la her
mana. Es dificil imaginar cosa mas per
niciosa en politica que semejante ór
den de sucesion : como todas las pe
queñas disensiones domésticas toma
ban el caracter de desórdenes en el
«stado., cualquiera de los dos herma
(78)
nos, al menor disgusto sublevaba in
mediatamente contra el otro la ciudad
de Alejandria., populacho inmenso, y
pronto siempre á declararse por aquel
de sus reyes que queria alborotarlo.
Ademas como los reinos de Cirene, y
de Chipre, estaban por lo regular en
manos de principes de esta dinastia,
con derechos rec1procos al reino,- casi
siempre sucedia que; habia principes
reinantes y pretendientes á la corona,
que aquellos estaban en un trono va
cilante , y que siendo tan poco sólido
su poder en su mismo reino, no te-
nian ninguno fuera de él.
Las fuerzas de los reyes de Egipto,
como las de los otros reyes de Asia,
consistian en sus auxiliares Griegos.
Ademas del espiritu de libertad , de
honor, y de gloria que animaba á es
tos, se ocupaban sin cesar en toda es
pecie de ejercicios del cuerpo, en sus
ciudades principales tenian juegos es
(79)
tablecidos, en los cuales los vencedores
ganaban coronas á la vista de toda la
Grecia, lo que hacia general la emula
cion. Ya se ve en un tiempo en que se
combatia con armas cuyo suceso de
pendia de la fuerza y de la destreza
del que las manejaba, unos hombres tan
ejercitados, no podian dejar de tener
ventajas muy grandes sobre esta mu
chedumbre de bárbaros alzados de tro
pel, y llevados confusamente á la guer
ra, como se vió en los ejércitos de Da
rio.
Los Romanos para privar á los re
yes de esta milicia., y quitarles sin es
trépito sus principales fuerzas., hicie
ron dos cosas : primera establecieron
poco á poco como máxima entre los
Griegos , que no podian tener alianza
alguna, conceder auxilios , o hacer la
guerra á nadie sin su consentimiento:
y en sus tratados con los reyes, les
prohibieron hacer levas entre sus a
(80)
liados., con lo cual quedaron reduci
dos á sus tropas nacionales. (1)

(1) Habian usado ya la misma politica con


los Cartagineses, á los cuales obligaron en un tra
tado á no servirse en lo sucesivo de tropas au
xiliares; como se vé en un fragmento de Dion.
(81)
CAPITULO VI.

Politica que observaron los Romanos


para someter a todas las naciones.

En el curso de tantas prosperidades,


en que es tan natural el descuidarse,
el senado obraba siempre con la mis
ma profundidad de miras, y despues
que los ejercitos lo habian consternado
todo, cuidaba que no se realzasen los
que babian sido abatidos.
Se erigió en tribunal que juzgaba
á todos los pueblos. Al fin de cada
guerra decidia las penas y los premios
que cada uno babia merecido: quita
ba al pueblo vencido una parte de
sus dominios., para darlos á los alia
dos, y con esto lograba dos objetos :
interesaba á favor de Roma los reyes
de los cuales tenia poco que temer, y
mucho que esperar, al paso que debi
litaba á los otros de quienes podia te
merlo todo, y no esperar nada.
6
(82)
Servianse de los aliados para hacer
la guerra á uu enemigo , pero los
destructores eran luego destruidos.
Vencieron á Filipo con el favor de
los Etolios, que despues fueron inme
diatamente aniquilados por haberse de
clarado por Antioco. Este fué venci
do con el auxilio de los Rodios; pe
ro despues de haberles concedido bri
llantes recompensas., los humillaron
para siempre, protestando que habian
pedido que se ajustase la paz con Per-
seo.
Cuando tenian muchos enemigos á
la vez, concedian una tregua al mas dé
bil, que se tenia por dichoso de obte
nerla, contando por .mucha fortuna el
diferir su ruina.
Cuando estaban ocupados en una
guerra importante el senado disimula
ba toda especie de injurias, y espera
ba en silencio que llegase el tiempo
de castigarlas : si algun pueblo le en
(85)
viaba los culpables, se negaba á cas
tigarlos; prefiriendo tener á toda la na
cion por criminal, y reservándose una
venganza de provecho. ~.;
Como es dificil concebir los ma
les que hacian á sus enemigos, se for
maban pocas coaliciones contra ellQs*
porque el que se hallaba mas distan
te del peligro se guardaba bien; de!
acercarse á él*
Con esto pocas veces recibían, la
guerra., sino que siempre la movian : efe
el tiempo., en el modo, y contra los
enemigos que mas les convenia; y de
tantas naciones como atacaron, muy
pocas hay que no hubiesen sufrido
toda clase de injurias, si se les hubie
se permitido estar en paz. :,}
pre
dores
Como
enque
tono
suenviaban
costumbre
de señores,
á los
era hablar
pueblos
los emba-ja-r
siem--
que

no habiau experimentado todavia su


poder, eran sin falta maltratados., y
(84)
esto era un preteslo seguro para una
nueva guerra. (1)
Como jamas hicieron la paz de bue
na fe; y sus tratados con el designio
de invadirlo todo., no eran en realidad
sino suspensiones de armas ., ponian
en ellos condiciones que siempre co
menzaban por arruinar al estado que
los aceptaba. Hacian salir las guarni
ciones de las plazas fuertes , limita
ban el número de tropas, ó se apo
deraban de los caballos y de los ele
fantes, y si el pueblo era poderoso en
el mar , le obligaban á quemar sus
navios., y algunas veces á mudar su
habitacion tierra adentro.
Despues de haber destruido los ejér
citos de un principe , arruinaban su
hacienda con impuestos excesivos, ó
con un tributo, bajo pretesto de que
satisfaciese los gastos de la guerra,

( 1 ) Uno de los ejemplos de esto es su guer


ra contra los de Dalmacia Vease Polibio.
nuevo género de tirania que le for
zaba á oprimir á sus subditos, y le
hacia perder su estimacion.
Guando concedian la paz á algun
principe, tomaban en rehenes alguno
de sus hermanos ó hijos, con lo cual
tenian el medio de alborotar el rei
no á su antojo. Si era el heredero
mas próximo, intimidaban al posesor;
si era un principe de grado remoto,
se servian de él para fomentar las
conmociones de los pueblos.
Cuando un principe ó un pueblo
se habia apartado de la obediencia de
su soberano , desde luego le conce
dian el titulo de aliado del pueblo
Romano; (1) por cuyo mediole ha
cian sagrado é inviolable, de modo que
no habia rey por poderoso que fue
se, que pudiese estar un momento se-

( 1 ) Vease sobre tocio sn tratado con los ju


dios en el lib. 1.» de los Macabeos cap." 8.»
(00)
guro de sus subditos, y ni aun de su fa
milia.
Aunque el titulo de aliado del pue
blo Romano era una especie de ser
vidumbre, con tado era muy preten
dido; (1) porque daba seguridad de
que de nadie sino de él se recibirian
insultos, y probabilidad de que estos
fuesen mas leves; y asi no habia ser
vicio que no concediesen, ni bajeza
que no hiciesen los reyes y los pue
blos para conseguirlo.
Tenian varias especies de aliados:
unos unidos por privilegios y una cier
ta participacion de su grandeza, corno
los Latinos y los Hernicos; otros por
que ellos mismos los habian estable
cido, como sus colonias; otros por los
beneficios que les habian hecho, como
Masinisa, Eumenos, y Atalo que les

(1) Ariaraf.es hizo un sacrificio á los dioses, cli


se
estaPolibio
alianza.dándoles gracias por haber conseguido
(87)
debian el reino, ó alomenos el au
mento de él; otros por tratados li
bres, y estos acababan por ser súbdi
tos con la babitud de una larga alian
za, como los reyes de Egipto, Bitinia,
Gapadocia, y la mayor parte de las
ciudades Griegas; por último muchos
por tratados forzados, y por ley de
sujecion, como Filipo y Anlioco; por
que no concedian paz á un enemigo,
que no incluyese una alianza, es de
cir que no sometian nacion, que no
les sirviese para sujetar á otras.
Si dejaban la libertad á algunas ciu
dades, sembraban luego en ellas dos
partidos; (1) uno que defendia las leyes
y libertad del pais ., otro que sostenia
que no habia mas ley que la volun
tad de los Romanos, y como este ul
timo era siempre el mas poderoso, ya

(1) Vease á Polibio eu urden ú las cimluilos


(le Grecia.
(88)
se vé que la libertad no era mas que
un nombre.
A veces se hicieron dueños de un
pais con el pretesto de sucesion : en
traron en Asia, Bitinia, y Libia en vir
tud de los testamentos de Atalo, Ni-
comedes, (1 ) y Apion; se sirvieron
del del rey de Cirene para encadenar al
Egipto.
Para tener siempre débiles á los gran
des monarcas, no permitian que recibie
sen en su alianza á aquéllos, á quienes
habian ellos concedido la suya; (2) y
como no la negaban á ningun vecino
de un priucipe poderoso., con esta
condicion estipulada en un tratado
de paz quedaba sin aliados.
A mas de esto, despues de haber
vencido á algun principe poderoso, po
nian en el tratado que por sus dife
rencias no pudiese hacer la guerra á

( 1 ) Hijo de Filopator.
(2) Este fué el caso de Antioco.
(89)
los aliados del pueblo Romano que por
lo comun eran todos sus vecinos, sino
que tuviese que sujetarse á la deci
sion arbitral: con lo cual le quitaban la
fuerza militar para lo sucesivo.
Para reservarse esta toda entera,
privaban tambien de ella á sus alia
dos : asi que tenian estos la mas leve
cuestion, enviaban embajadores para
obligarles á hacer la paz. No hay mas
que mirar el modo con que termina
ron las guerras de Atalo y Prusias.
Cuando un principe habia agotado
sus recursos con una conquista, se pre
sentaba al momento un enviado de
Roma que se la arrancaba de las ma
nos. Entre mil ejemplos ., baste recor
dar que con una palabra echaron de
Egipto á Antioco.
Sabieado cuan propios eran para
la guerra los pueblos de Europa., es
tablecieron como ley que no se per
mitiese á rey alguno de Asia entrar
(90)
en- ella (1) y sujetar á ningun pue
blo. El principal motivo de la guer
ra contra Mitridates , fué por haber
sometido algunos bárbaros apesar de
esta prohibicion. (2)
Cuando veian que dos pueblos es
taban en guerra., aunque no tuviesen
alianza ni cuestion con ninguno de
ellos, no dejaban de presentarse en la
escena; y lo mismo que los caballeros
andantes abrazaban el partido del mas
débil. Era antigua costumbre de los
Romanos, dice Dionisio de Halicarna-
so, (3) no negar jamas su socorro
á cuantos lo imploraban.
Estas costumbres de los Romanos no
son hechos aislados y en que haya te
nido parte la fortuna, sino principios
(1) La prohibicion de pasar á Europa que hi
cieron á Antioco antes de la guerra se hiso
general á los demas reyes.
(2J Apiano guerra de Mitridates.
( 3 ) Fragmento de Dionisio sacado del csli-ac-
to de las embajadas.
(91)
siempre constantes; y esto se puede ver
con facilidad , porque las máximas de
que hicieron uso contraías mas gaandes
potencias., fueron precisamente las mis
mas que.habian empleado en susprincii
pios contra las pequeñas ciudades que
tenian al rededor.
Sirviéronse de Eumenes y Masinisa
para subyugar á Filipo y Antioco, del
mismo modo que se habian valido de
los Latinos y Hernicos para vencer á
los Volscos y Toscanos; hicieron que
se les entregasen las flotas de Carta-
go y de los reyes de Asia, como ha
bian hecho con las barcas de Ancium;
rompieron los enlaces politicos y ci
viles entre las cuatro partes de Mace-
douia, del mismo modo que antes ha
bian disuelto la union de las ciudades
Latinas. (1)
Pero sobre todo su máxima constan
te fué la de dividir. La república de A-
( 1) Tito Livio I ib. 1.°
(92)
caya se componia de una federacion de
ciudades libres. El senado declaró que
cada una se gobernase en adelante
por., sus propias leyes sin dependen
cia de una autoridad central.
La república de Beocia era también
una liga de varias ciudades t y como
en la guerra contra Perseo unas si
guieron el partido de este principe-»
y otras el de los Romanos , estos las
recibieron en su gracia mediante la
disolucion de la alianza comun.
Si un grande monarca de nuestros
tiempos hubiese seguido esta politica,
cuando vio destronado á uno de sus ve
cinos, babria empleado mayores fuerzas
para sostenerlo, limitándolo ;i la isla que
se le mantuvo fiel; y dividiendo la so
la potencia capaz de oponerse á sus
designios , babria sacado ventajas in
mensas de la misma desgracia de su
aliado.
Asi que se sucitaban disensiones
(93)
en un estado, juzgaban luego el ne
gocie y por este medio estaban segu
ros de no tener contra si mas que la
parte á la cual no daban la razon. Si
la querella era entre principes de la
misma sangre que disputasen la coro
na, á veces les declaraban reyes á los
dos, (1) si uno de ellos era de me
nor edad, (2) decidian en favor de
este, y se declaraban sus tutores con
el titulo de protectores del universo.
Habian llevado las cosas á términos*
que los pueblos y los reyes eran sus
subditos sin que supiesen precisamen
te por que titulo; quedando sentado
que bastaba baber oido hablar de ellos,
para tener que obedecerles.
( 1 ) Como sucedió con Ariaratcs y Olofernes en
Capadocia. Apiano ¡n Siriac.
( 2 ) Para poder arruinar i la Siria en calidad
de tutores , se declararon en favor del hijo de An_
tioco todavia niño, contra Demetrio a quien te
nian en rehenes, y les conjuraba para que le hicie
sen justicia, diciendo que Boma era su madre y
sus padres los senadores.
(94)
Jamas hacian la guerra en pais dis
tante, sin haberse procurado algun a-
liado cercano al enemigo que embes
tian, que pudiese juntar sus tropas al
ejército que embiaban ; y como este
nunca era númeroso., siempre ponian
otro en la provincia mas vecina al
enemigo,
puesto siempre
y otropara
tercero
marchar.
en Roma
( 1 ) dis^
De

este modo no arriesgaban mas que una


parte muy pequeña de sus fuerzas,
mientras que su enemigo arriesgaba
todas las suyas. (2)
A veces abusaron de la sutileza y
ambigüidad de las palabras de su idio
ma. Destruyeron á Cartago, diciendo
que habian prometido conservar los ciu
dadanos, y no la ciudad, Civitatem, non
urbem. Sabemos de que modo enga
ñaron á los Etolios que se habian
( 1 ) Era esta una práctica constante como pue
de verse en la historia.
( 2 ) Vease su conducta en la guerra de Ma-
eedonia.
(95)
.abandonado á su buena fé. • Preten
dieron que estas palabras , abandonar
se á la fé del enemigo, importaban
la pérdida de todo personas., tierras,
ciudades, templos, y hasta sepulturas*
Aun á los mismos tratados dieron
interpretaciones arbitrarias. Asi cuan
do quisieron humillar á los de Rodas,
dijeron que no les habian dado "en
otro tiempo la Licia como un presen
te , sino como amiga y aliada.
ciaGuando
la pazuno
parade salvar
sus generales
el ejército
ha-

reducido á perecer, el senado no


la confirmaba , se aprovechaba de
ella y continuaba la guerra. De es
te modo despues que Jugurta hu
bo cortado un ejército Romano, ha
biéndolo dejado libre bajo la fé de
un tratado, se sirvieron contra él de
las mismas tropas que habian capi
tulado; y cuando los Numantinos o-
bligaron á pedir la paz á veinte mil
(96)
Romanos., á quienes no quedaba mas
recurso que morir de hambre , esta
paz apesar de haber salvado á tantos
ciudadanos, fue quebrantada en Roma,
que eludió la fe pública entregando
al consul que la habia firmado. (1)
Trataban á veces la paz con un
principe bajo condiciones razonables;
y cuando las habia ejecutado, añadian
Otras de tal condicion, que se veia for
zado á empezar de nuevo la guerra. De
este modo despues de haberles dado Ju-
gurta(2)sus elefantes , caballos, teso
ros., y transfugos, le pidieron que en
tregase su persona ; lo que siendo la
última desgracia que puede suceder
( 1 ) Lo mismo hicieron con los Samnitas los Lu
sitanos y los pueblos de Corcega : por lo que toca
á estos últimos vease un fragmento del lib. 1.° de
Dion.
( 2 ) Tambien hicieron lo mismo con Viriato;
despues de haberle hecho entregar los desertores,
le pidieron que entregase las armas, en lo cual ni
él ni los suyos pudieron consentir Fragmento de
Dion.
(97)
á un principe, jamas puede ser una
condicion de paz.
En fin juzgaron á los reyes por sus
ron
defectos
oidosy crímenes
á las quejasparticulares.
de todos losDie:-
que

tenian alguna diferencia con Filipo;


enviaron diputados que atendiesen á
su seguridad; é hicieron que Perseo fue
se acusado ante ellos, por algunos a-
sesinatos y querellas con ciudadanos
de las ciudades aliadas.
nerales,
Juzgándose
por la de
cantidad
la glovia
de de
oro sus
y pla
ger

ta que acompañaban á su triunfo,


no dejaban nada al enemigo venci
do. Roma se enriquecía continuamen
te., y cada guerra la ponia en estado
de emprender otra. . ,
Todos los pueblos amigos y aliados,
se arruinaban con los regalos inmen
sos que hacian para conservar el fa
vor, ú obtenerlo mas cumplido, y la
mitad de la plata que se envió á los
7
(98.)
Remados para este efecto, habria sido
suficiente para vencerlos. (1)
; Señores del universo., se apropiaron
todos los tesoros de el, y fueron rap-
: Ores menos injustos en calidad de coru
ijuistadores, que en la de legisladores.
Habiendo sabido que Tolomeo rey de
Chipre tenia riquezas inmensas, hicie
ron una ley á propuesta de un tribu
to., (2) por la cual declararon suya la
herencia de un hombre que vivia, y
Confiscaron los bienes de un principe
aliado. . ':
culares,
Bien pronto
acabó de
la codicia
arrebatar
de lolosque
parti-
se

•habia salvado de la avaricia del pú-


'Wico. Los magistrados y gobernadores
vendian sus injusticias á los reyes.

( 1 ) Los regalos que el senado enviaba i» los


reyes, consistian en bagatelas, como una silla ó
tara de marfil, ó alguna toga de magistrado.
(2) Floró lib. 3." cap 9.»
(99)
Dos competidores se arruinaban á por-'
fia, para comprar una proteccion siem
pre incierta , contra un rival que to~:
ciavia no habia apurado su dinero;
porque ni solamente conocian aquella
justicia de los bandidos, que usau una-
especie de probidad en el ejercicio-
del crimen. En fin no sosteniendo-,
se sino á fuerza de dinero los dere
chos., tanto legitimos, como usurpado?/
los principes para atesorar despojabart
los templos., y confiscaban los bienes
de los ciudadanos mas pudientes; y-
se cometian los crimenes á millares,
para
ro del dar
Mundo.
á los Romanos todo el diñe-.•
.;

Pero nada sirvió tanto á Roma, co-s


mo el respeto que inspiró á la tierra.»
Al instante hizo enmudecer á los re
yes, y los dejó como estúpidos. No s».
trataba del grado de su poder, su mis
ma persona es la que era atacada.
Aventurar una guerra era ésponerse al"
cautiverio, á la muerte., y á la infamia
del triunfo. Por esto unos reyes
que vivian en el fausto y las delicias,
no se atrevian á lanzar una mirada
fija sobre el pueblo Romano, y espe
raban despavoridos retardar con su
sufrimiento, y sus bajezas., las miserias
que les amenazaban. ( 1 )
Reparad os ruego la conducta de los
Romauos. Despues de la derrota de
Antioco eran dueños de Africa, Asia,
v Grecia, casi sin poseer en ellas un
pueblo en propiedad. Parecia que no
conquistaban mas que para dar, pero
era tanto el dominio que en realidad
tenian, que cuando hacian la guerra
á un Principe, le abrumaban por de
cirlo asi con el peso del universo entero-
No era tiempo todavia de apoderar
se de los paises conquistados; si se
( 1 ) Ocultaban á los Romanos su poder y sus
riquezas en cuanto podian. Vease sobre esto un
fragmento del lib. 1.V de Dion
(101)
hubiesen quedado con las ciudades
tomadas á Filipo, habrian abierto los
ojos á los Griegos; si despues de la
segunda guerra punica, ó despues de
la de Antioco, se hubiesen apropiado
paises en Africa ó en Asia, no ha
brian podido conservar unas conquis
tas tan poco sólidas. (1)
Convenia aguardar que todas las
naciones estuviesen acostumbradas á
obedecer como libres y aliadas., antes
de mandarlas como sujetas, y que se
hubiesen perdido poco á poco en la
república Romana.
Vease el tratado que hicieron con
los Latinos despues de la victoria del
Lago Regilo (2) que fué uno de los
( 1 ) Tubieron por arriesgado establecer colo
nias en ellas, prefirieron introducir «nos zelos e-
ternos entre los Cartagineses y Masinisa, y servir
te del auxilio de unos y otros para someter la
Macedonia y la Grecia.
( 2 ) Dionisio de Hnlicarnato lo copia lib.,0." cap.
95 edicion de Oxford.
(102)
fundamentos principales de su poder:
.no se encuentra en él una sola pala-
Jira que dé sospecha de imperio. .
Era este un modo lento de con-
iquistar. Vendan á una nacion., y se
contentaban con debilitarla: la impo
nian condiciones que la iban consu
miendo insensiblemente; si reparaba
sus pérdidas., la oprimian mas, y aca
baba por verse avasallada, sin que pu-
, diese señalar la época de su sujecion.
De este modo Roma no era propia-
,mente una monarquia, ó una repúbli
ca, sino la cabeza de un cuerpo for
mado de todos los pueblos del mundo.
Si los Españoles despues de las c.on-
. quistas de Mexico, y del Perú, hubie
sen seguido este plan; no se habrian
visto obligados á destruirlo todo, para
conservar.
Es una mania de los conquistado
res, querer dar á todos los pueblos
sus leyes y costumbres ; esto no vale
(105)
nada, porque en toda especie tle go
bierno se puede obedecer.
No imponiendo Roma ley alguna
general, los pueblos no tenian entre si
maban
relaciones
un perjuiciales;
cuerpo por lasolamente
comun obe
fpr-

diencia, y sin ser compatriotas eran


todos Romanos.
A esto tal vez se objetará, que los
gobiernos fundados sobre las leyes feu
dales jamas fueron duraderos ni pode
rosos, pero nada hay que esté mas en
contradiccion que el sistema de los
Romanos, y el de los Barbaros: y pa
ra decirlo en una palabra aquel era
la obra de la fuerza, este la de la de
bilidad: en el uno era estremada la
sujecion; en el otro la independencia:
..en los paises conquistados por las na
ciones Germanicas, los vasallos f.cniaii
el poder, y el pincipe solamente el
derecho, lo que entre los Ru1nanos
enteramente al revés.
(104)
CAPITULO VII,
Porque Mitridates les pudo resistir.

De todos los reyes que los Roma


nos atacaron., solo Mitridates se defen
dio con valor, y los puso en peligro.
La situacion de sus estados era ad
mirable para hacerles la guerra. Lle
gaban al pais inaccesible del Cancaso,
lleno de naciones feroces de las cuales
se podia servir; desde alli se esten-
dian sobre el mar del Ponto., que Mi
nuamente
tridates cubria
hacia con
nuevos
sus ajustes
flotas., y deconti.
tro

pas Escitas; el Asia estaba abierta á


sus invasiones, era rico porque las ciu.
dades de sn reino situadas sobre el
Ponto Euxino, hacian un comércio ven
tajoso con naciones que eran menos
industriosas.
Las proscripciones cuya costumbre
empezó en aquellos tiempos, precisa
(IOS)
ron á muchos Romanos á abandonar
su patria. Mitridates los recibió con
los brazos abiertos, y formó legiones
donde les dió colocacion; las que fue
ron sus mejores tropas. (1)
Por otra parte agitada Roma por las
discordias civiles, y ocupada en males
urgentes, descuidó los negocios de Asia,
ycharse
dió lugar
de susá victorias,
Mitridatesó para
para respirar
aprove"

despues de sus derrotas.


- JVada habia perdido tanto á la ma
yor parte de los reyes, como los vivos
deseos de paz que habian manifesta
do : con ellos habian desviado á todos
r

( 1 ) Frontino Iib. 2o. de los estratagemas dice


que Arquc.'ao general de Mitridates peleando con
tra Sila puso en la primera fila los carros arrea
dos con hoces, en la segunda su falange, y en la ter
cera los auxiliares armados á la romana , mixtis fu-
gitifis Italia: quorum pervicacice multum Jidebal.
Hasta hizo Mitridates una alianza con Sertorio,
Vease tambien á Plutarco vida de Lucido.
(iOG)
los pueblos de seguir su partido, y de
correr un peligro que tantas ganas te
nian de evitar. Mitridates desde el
principio hizo conocer á toda la tier
ra que era enemigo de los Romanos,
y que nunca dejaria de serlo.
; En fin las ciudades de Grecia y A-
s-ia , viendo que el yugo de Roma se
les hacia mas pesado cada dia, pusieron
su confianza en este rey barbaro., que
las llamaba á la libertad.
De esta disposicion de cosas, nacie-
:rou tres grandes guerras que forman
uno de los bellos cuadros de la his
toria Romana; porque en él no se ven
principes vencidos ya de antemano
•por las delicias y el orgullo, como An-
tioco y Tigranes; ó por el temor, como
FilipO., Perseo, y Jugarta; sino un rey
- magnánimo que semejante al leon al
contemplar sus heridas se irrita con
masEstas
furor
sonensingulares
medio de , las
porque
desgracias.
las re
(107)
votaciones son continuas, y siempre
imprevistas, pues si bien es verdad que
Mitridates podia facilmente reparar
las pérdidas desus ejercitos, tambien
sucedia que en las desgracias , que es
cuando se tiene mayor necesidad de
la obediencia, y de la disciplina, se veia
abandonado de sus tropas barbaras; si
tenia arte para sublevar á los pueblos, y
poner en revolucion las ciudades, tam
bien por su parte esperimentaba per
fidias de sus generales , hijos, y mu-
geres ; en fin si tuvo que hacer fren
te á generales Romanos de poca ha-
.bilidad, tambien en varias ocasiones
fueron enviados contra el Sila, Lucu-
lo, y Pompeyo.
Este principe despues de haber ba
tido á los generales Romanos, y con
quistado el Asia, la Macedonia, y la
Grecia, fué vencido por Sila: redu-
' cido por un tratado á sus antiguos do
minios., y fatigado por los generales
(108)
Romanos, volvió á vencerlos, y á con
quistar el Asia : echado de ella por
Luculo , y perseguido en sus propios
estados , se vio precisado á retirarse
cerca de Tigranes : cuando vio á es
te derrotado, y perdido sin recurso,
no contando mas que consigo mismo,
se refugió á su propio reino , y se
restableció en él.
A Luculo sucedió Pompeyo que ven
ció á Mi tri dates : huyó este de su rei
no, pasó el Araxes , atravesó el pais
de los Lacios superando riesgos conti
nuos, y despues de haber reunido en
su marcha cuantos Barbaros encontró,
se presentó en el Bosforo contra su
hijo Macares, que en particular habia
hecho la paz con los Romanos. (1)
Eq el abismo en que se encontra-

( 1 ) Habíale hecho Mitridates rey del Bosforo,


asi que tuvo noticia de la llegada de su padre
se dio la muerte.
(109)
ba, formó el proyecto de llevar la guer
ra á Italia, y de marchar á Boma
con las mismas naciones que pasa
dos algunos siglos la sugetaron, y
por el mismo camino que estas siguie
ron. (1)
Vendido por Farnaces, otro de- sus
hijos , y por un ejercito al cual
asustó la grandeza del proyecto , y
riesgos que debia arrostrar, murió co
mo rey.
Entonces fué cuando Pompeyo con
la rapidez de sus victorias, concluyó
el pomposo edificio de la grandeza Ro
mana. Unió á su imperio infinitos pai
ses , lo que sirvió mas para el espec
táculo imponente de la magnificencia
de Roma, que para su verdadero po
der: y aunque por los carteles que
acompañaron su triunfo pareció que
habia aumentado con mas de un ter-

(2) Vease Apiano guerra de Mitridatei.


(UO)
ció las rentas del fisco, el poder «o
aumentó, y la libertad pública corrió
mayores peligros. ( 1 ) . •>

' ( 1) Vease Plutarco vida de Pompeyo, y to~


jiarai Jib. 2.»
(111)
CAPITULO VIH.
De las divisiones que hubo siem
pre en la ciudad.
Mientras' Roma conquistaba el uni»
. i

verso ., habia dentro de sus muros una


guerra encubierta ., esta se parecia ¿
los fuegos de aquellos volcanes , que
esplotan luego que alguna materia
aumenta la fermentacion. ' i
Es'pelidos los reyes el gobierno fue
aristocratico; solamente las familia»
patricias obtenian todas las magis
traturas, (1) y dignidades; y de consi
guiente., todos los honores militares»
y civiles. (2)
V >

- ( 1 ) Los patricios hasta tenian en cierto modo


un caracter sagrado , ellos solamente podian reci
bir los auspicios. Vease la arenga de Ajiio Clau
dio en el hb. 6." de Tito Livio.
(2) Por ejemplo ellos solos podian triunfar,
Jjorqne erad los únicos que podian ser consules,
y mandar los ejército». -.--.,,
(112)
Queriendo los patricios impedir el
regreso de los reyes, procuraron au
mentar la conmocion que agitaba el
espiritu del pueblo ; pero hicieron
mas de lo que deseaban s á fuerza de
inspirar el odio á los reyes, excitaron
•en él un deseo inmoderado de li
bertad. Como la autoridad real pasó
;toda entera á las manos de los con
sules, el pueblo conoció que no te
nia esta libertad, á la cual querian
inspirarle tanto amor; procuró pues
cercenar las facultades de los consu
les, tener magistrados plebeyos, y
dividir con los nobles las magistratu
ras curales. Los patricios se vieron
obligados á concederle cuanto pidió;
porque en una ciudad en que la po
breza era una virtud pública, en que
las riquezas, este medio obscuro de
adquirir el poder, se despreciaban,
, el nacimiento y las dignidades no
podian proporcionar grandes ventajas.
(115)
Debia pues recaer el poder en la cla
se mas numerosa, y poco á poco mu
darse la aristocracia en gobierno po
pular.
La envidia y los zelos atormentan
menos á los que obedecen á un rey,
que á los que viven en una aristocra
cia hereditaria. El principe está tan
distante de sus subditos que casi no
le ven, y es tan superior á ellos t
que no pueden imaginar relacion al
guna con él capaz de ofenderles.
Pero los nobles que gobiernan están
á la vista de todos , y no tan eleva
dos que no se hagan sin cesar compara
ciones odiosas. Por esto se ha visto
en todos tiempos, y aun en el dia
se vé, que el pueblo detesta á los
les
senadores.
el nacimiento
Las repúblicas
no dá parte
en las algu
«ua-

na en el gobierno, son mas felices


en órden á esto ; porque el pueblo
no tiene tanto motivo para envidiar
8
(114)
una autoridad que concede al que
quiere, y que vuelve á tomar á su
alvedrio.
El pueblo descontento de los pa
tricios se retiró al monte sacro , en
viáronle diputados que le apaciguaron;
y como prometieron socorrerse re
ciprocamente los plebeyos, en caso
que los patricios faltasen á su pala
bra, ( 1 ) lo que habria causado sedi
ciones á cada momento, y habria im
pedido todas las funciones de los ma
gistrados; se creyó que era mejor
crear una magistratura que pudiese
impedir que se hiciese injusticia á
los plebeyos. (2) Pero por una fata
lidad eterna delos hombres, los ple
beyos para atacar se valieron de los
tribunos que habian obtenido para su
defensa; poco á poco fueron quitan-

(1) Zonaras lib. 2.»


(2) Origen de los tribunos del pueblo.
(118)
do á los patricios todas sus prerroga
tivas, lo que fué causa de contesta
ciones continuas. El pueblo es
taba sostenido ó mas bien agitado
por sus tribunos, á los patricios de
fendia el senado, que se componia
casi todo de ellos , que se guiaba
por las máximas antiguas, y que te
mia que algun tribuno fuese ele
vado por la plebe á la tirania.
El pueblo empleaba á su favor sus
propias fuerzas y superioridad de vo
tos., su denegacion de ir á la guerra,
sus amenazas de retirarse , la parcia
lidad de sus leyes, y por último sus
juicios contra los que le habian he
cho mayor resistencia. El senado se
defendia por su sabiduria, y justicia,
por el amor á la patria que inspira
ba, por sus beneficios, y una sábia
distribucion de los tesoros de la re
pública, por el respeto con que mi
raba el pueblo la gloria de las prin
(116)
cipales familias., y la virtud de los
grandes varones; (1) por la misma
religion, las antiguas instituciones,
y la supresion de los dias de asamblea,
bajo pretesto de que los auspicios
no eran favorables; por sus clientes,
la oposicion que sucitaba de un tri
buno contra otro, la creacion de dic
tador; (2) las atenciones de una nue-
( 1 ) El pueblo que amaba la gloria , y se com
ponía de gentes que habian pasado su vida en la
guerra, no podia negar sus votos á un grande
hombre bajo cuyo mando habia combatido. Ob
tuvo el derecho de elegir plebeyos , pero elegia
patricios. Se ató las manos cuando estableció que
hubiese siempre un consul plebeyo: asi es que
las familias plebeyas que consiguieron empleos fue
ron despues llamadas continuamente á ellos; y
cuando elevó el pueblo á los honores á algun hom
bre nuevo como Varron, y Mario, fué una es
pecie de victoria que consiguió contra sí mis
mo.
( 1 ) Los patricios para defenderse acostumbra
ban crear un dictador, lo quelessalia muy bien'
pero cuando los plebeyos hubieron logrado poder ser
elegidos consules pudieron tambien ser dictadores , lo
(117)
va guerra, ó las desgracias que reu
nian todos los intereses; en fin por
una condescendencia paternal, con
que concedia al pueblo una parte de
sus pretensiones, paraque abandona
selas otras; y la máxima constante de
preferir la conservacion de la repú
blica, á las prerogativas de cualquier
clase ., y de cualquiera magistratu
ra.
beyos
Con hubieron
el tiempo ,humillado
despues que
á los
los pie-
pa

tricios, en terminos que la distincion


(1) de familias no sirvió de nada si
no que unas y otras fueron elevadas
indiferentemente á los honores; hubo
nuevos debates entre el pueblo bajo,
que deíconsertó á los patricios. Vease en el lib.
8." de Tito Livio de que modo los humilló en su
dictatura Publio Filon ; hizo tres leyes que les
fueron muy perjuiciales.
( 1 ) Los patricios no conservaron sino algunos
sacerdocios , y el derecho de crear el magistrado
que Humaban inter-rey
(118)
agitado por los tribunos, y las prin
cipales familias, asi patricias, como
plebeyas que llamaron nobles, las cua
les tuvieron á su favor el senado que
se componia de ellas. Pero como las
costumbres antiguas ya no existian.,
Jos particulares poseian riquezas im
mensas , y es imposible no tener pre
ponderancia teniendo estas; los no
bles resistieron con mayor vigor que
lo habian hecho los patricios : lo que
fué la causa de la muerte de los Gra-
cos., y de muchos de los que siguieron
sus planes. (1)
Debo hablar de una magistratura
que contribuyó mucho á mantener el
gobierno de Roma., esta fué la cen
sura. Los censores formaban el cen
so del pueblo ; y á mas de esto, co-
mp la fuerza de la república consis
tia en la disciplina , la austeridad de

( 1 ) Como Saturnino , y Glaucias.


(119)
costumbres, y la observancia constan
te de ciertas consuetudes ; corre
gian los abusos que la ley no habia
previsto, ó que el magistrado ordina
rio no tenia facultades para castigar.
(1) Hay malos ejemplos mas perni
ciosos que los crimenes, y mas es
tados ha hecho perecer la violacion
de las costumbres, que la de las le
yes. En Roma todo cuanto era ca
paz de introducir novedades peligro
sas , de cambiar el corazon ó el es
piritu del ciudadano, ó de impedir si
me es licito servirme de este termi
no su eternidad; en fin los desor
denes tanto públicos, como domes
ticos, era reformado por los censo
res. Podian escluir del senado al que

( 1 ) Puede verse como degradaron á los que


despues de la batalla de Caimas habian sido de
parecer de abandonar la Italia , á los que se habian
rendido á Anibal, y á los que por una mala inter
pretacion le habian faltado á la palabra.
(120)
tuviesen á bien ; quitar á un caba
llero el caballo, que el público man
tenia á sus expensas; remover á un
ciudadano de su tribu, y ponerlo en
otra, lo cual era estensivo hasta á
aquellos que pagaban las cargas de
la ciudad , sin gozar de sus privile
gios. (1)
Marco Livio estendió su censura al
mismo pueblo, y de treinta y cinco tri
bus., degradó las treinta y cuatro á la con
dicion de los que no gozaban de los pri
vilegios de ciudadano. (2) Porque., de
cia, me habeis hecho consul , y cen
sor despues de haberme condenado:
es preciso pues que prevaricaseis una
vez cuando me impusisteis una pe
na, ó dos veces ., cuando me criasteis
( 1 ) A o sto Mamaban ¿Erarium aliquem facere,
ant in cceritum tabulas rejerre. Se le borraba de la
centuria á que pertenecia, y perdia el derecho de
votar.

(2) Tito Livio lib. 29.


(121)
consul , y en seguida censor.
Marco Duronio tribuno del pueblo,
fué espelido del senado por los cen
sores, porque durante su magistratu
ra habia abrogado la ley que ponia
limites á los gastos de los festines.( 1 )
Esta institucion era muy sabia. No
podian los censores quitar á nadie
una magistratura, porque esto habria
perturbado el ejercicio del poder públi
co; (2) pero degradaban al ciudadano,
de su orden y de su clase, y le privaban
por decirlo asi de su nobleza per
sonal.
Servio Tulo habia hecho la famosa
division del pueblo por centurias, la
que nos han esplicado tan bien Tito Li-
vio, (3) y Dionisio de Halicarnaso. (4)
Distribuyó ciento novetay tres centu-
(1) Velerio Máximo Iib. 2.°
(2) La dignidad de senador no era una magistra
tura.
(3) Lib. 1.»
( 4 ) Lib. 4.° articulo 15 y siguientes.
(122)
rías en seis clases, y colocó todo el pue
blo bajo en la última centuria, que sola
formaba la clase sexta. Es claro que
esta distribucion privaba del voto al
pueblo bajo, no por derecho, sino
de hecho. Con el tiempo se arreeló
que á excepcion de algunos casos par
ticulares, se siguiese para las votaciones
la division por tribus. Estas eran treinta
y cinco, y cada una daba su voto; las cua
tro eran de la ciudad, y las treinta y una
del campo. Los principales ciudadados
todos labradores entraron naturalmen
te en estas últimas , y las de la ciu
dad recibieron al bajo pueblo, (1)
que encerrado asi en ellas influia muy
poco en los negocios: y de esto se con
sideraba que dependia el bien de la
república, de modo que cuando Fa-
bio volvió á incluir en las cuatro tri
bus de la ciudad , el populacho que

( 1 ) Llamado turba forensis.


(125)
Apio Claudio habia esparcido entre
todas, adquirió por esto el sobre nom
bre de Máximo. (1) Los censores ob
servaban maduramente cada cinco
años la situacion actual de la repú
blica , y distribuian el pueblo en las
diversas tribus ; de manera que los
tribunos, y ambiciosos no pudiesen
hacerse dueños de las votaciones, y
que el mismo pueblo no pudiese abu
sar de su poder.
Fué admirable el gobierno de Ro
ma, porque desde su nacimiento, ó
sea por el espiritu del pueblo, ó por la
fuerza del senado, ó por la autoridad
de ciertos que
titucion, magistrados:
o cualquier
'
fué tal su
abuso delcons-
po

der, podia siempre corregirse.


Cartago pereció , porque cuando
fué necesario cortar abusos, no pu
do sufrir ni la mano de su Anibal.

( 1 ) Vease Tito Livio lib. 9."


(124)
Cayó Atenas, porque le parecieron
tan agradables sus errores que no
quiso remediarlos. Entre nosotros las
repúblicas de Italia que ponderan la
perpetuidad de su gobierno, no de
ben gloriarse mas que de la perpe
tuidad de sus abusos, de modo que
no tienen mas libertad de la que tuvo
Roma en tiempo de los Decemviros.(l)
El gobierno de Inglaterra es mas
sábio, porque en el, hay un cuerpo
que continuamente lo examina, y
que aun á si mismo se examina sin
cesar; sus errores nunca son durade
ros, y muchas veces son útiles, por
el espiritu de meditacion que influ
yen en la nacion.
En una palabra, un gobierno libre,
es decir que está siempre en agita
cion, es imposible que se mantenga,
sino tiene en sus mismas leyes el
medio de correccion.
( 1 ) Ni aun mayor poder.
(123)
CAPITULO IX.

Dos causas de la pérdida de


Roma.

Mientras el dominio de Roma es


tuvo limitado á la Italia, la repúbli
ca podia facilmente subsistir. Todo
soldado era igualmente ciudadano, ca"
da consul tenia un ejército, y otros
ciudadanos acompañaban en la guer
ra al que le sucedia. No siendo ex
cesivo el número de tropas , se tenia
cuidado de no recibir en la milicia
sino gente que poseyese bastantes bie
nes, para que tuviese interes en la
conservacion de la ciudad. (1) En fin
(1) Los libertos y los que se llamaban capi-
te censi , porque teniendo muy pocos bienes no
se les imponia mas contribucion que por su per
sona, no fueron al principio comprchendidos en
las tropas de tierra sino en los casos urgentes.
Servio Tulo los habia colocado en la sexta clase,
y solamente se sacaban los soldados de las cinco
(126)
el senado veia de cerca la conducta
de los generales, y les quitaba del
pensamiento hacer cosa alguna con
traria á sus deberes.
Pero cuando las legiones pasaron
los Alpes, y atravesaron el mar, la
gente de guerra que tuvo que per
manecer durante muchas campañas en
los paises que se iban sujetando, per
dió poco á poco el espiritu de ciu
dadanos: y los generales disponien
do de ejercitos,
primeras. Pero al partir yMario
de contra
reinos, cono-
Jugurta alis

tó sin distincion á toda especie de gente. Mili


tes scribere, dice Salustio guerra de Jugnrta par
rafo 86. non more mayorum ñeque clasibus sed
uti cucusque libido erat , capite censos pleros-
que. Alistó soldados no segun la costumbre de
los antiguos, y por clases, sino como á cada uno
lo daba la gana, y la mayor parte que na
da tenian. Notese que los que en la division
por tribus estaban comprendidos en las cuatro
de la ciudad, eran á poca diferencia los que en
la division por centurias formaban la sexta clase-
(127)
cieron su fuerza, y no fueron ya ca
paces de obedecer.
Empezaron pues los soldados á no
reconocer sino á su general., á fun
dar en él todas sus esperanzas, y
á mirar desde lejos á Roma. Ya no
fueron los soldados de la república.,
sino los de Sila, de Mario, de Pom-
peyo, ó de Cesar. Roma ya no pu
do saber, si el que estaba en una
provincia al frente de un ejército, era
su general , ó su enemigo.
En tanto que el pueblo de Roma
no fué corrompido sino por sus tri
bunos., á los cuales no podia conce
der mas que su propio poder, fué
fácil al senado defenderse, porque
obraba siempre constante en los mis
mos planes , en lugar que el pueblo
pasaba sin cesar de un estremo á otro
de impetu y de flaqueza; pero cuan
do el pueblo pudo conferir á sus favo
ritos una autoridad formidable al de
(128)
fuera , fué inutil toda la sabiduria del
senado, y la república se perdió.
La causa de que un gobierno libre
sea menos duradero que otro, es por
que su desgracia, y su fortuna casi
siempre hacen que pierda la libertad;
cuando al contrario en un estado en
que el pueblo es subdito, una y otra
confirman igualmente su esclavitud.
Una república sábia no debe aventu
rar cosa que la esponga á la buena ó á
la mala fortuna , el solo bien á que debe
aspirar, es á no mudar jamas su estado.
La grandeza de la ciudad no fué
menos nociva á la república , que la
grandeza del imperio.
Roma habia sometido todo el orbe
con el socorro de los pueblos de Ita
lia., á los cuales habia concedido va
rios privilegios en diferentes tiempos
(1) La mayor parte de estos pue-

( 1 ) Jus Latü Jus Italicum.


(129)
hlos no habia hecho gran caso al prin
cipio del derecho de vecinos de Ro
ma , y algunos quisieron mas bien
conservar sus antiguas costumbres. (1)
Pero cuando el derecho de ciudada
no Romano importó la soberania uni
versal ., cuando no fué nada en el
mundo el que no era ciudadano Ro
mano , y el que tuvo este titulo lo
fué todo, los pueblos de Italia resol
vieron perecer vi obtenerlo. No pu-
diendo conseguirlo con sus intrigas.,
y sus suplicas, recurrieron á las armas,
y se sublevaron en toda la parte que
mira al mar Jonio : los demas alia
dos estaban para seguir este ejem
plo. (2) Obligada Roma á combatir
( 1 ) Los Ecuos decian en sus juntas : los que
han podido escoger , han preferido sus leyes al de
recho de ciudadanos Romanos, que ha sido una
p;-na para aquellos que no han podido evitarla.
Tito Livio lib. 9.°
(2) Los Asculanos, Mirsos, Vesíinos, Marriti-»
cinos Fcientanos, Hirpinos, l'ompeyanos, Venus-
(150)
contra los que por decirlo asi eran
las manos con que encadenaba al
universo, estaba perdida., é iba á
verse reducida á sus murallas ; con
cedió pues este derecho tan deseado
á los aliados que habian permanecido
fieles, (I) y lo bizo poco apoco es-
tensivo á todos.
Desde entonces no fué ya Roma
aquella ciudad á cuyo pueblo habia
auimado un solo espiritu, un mismo
amor á la libertad, y un mismo odio á la
tirania; en el cual la envidia del po
der del senado, y de las prerogati-
vas de los grandes, siempre acom
pañada de respeto, no era mas que
el amor de la igualdad. Cuando los
nos, Japigos, Lucanos, Samnitas y otros. Apiano
hb. i.° de la guerra civil.
(1) Los Toscanos, Umbros, y Latinos. Esto
fué causa que algunos pueblos se sometiesen, y co
mo se les concedió tambien el derecho de ciuda
danos, otros dejaron las armas: por fin no quedaron
mas que los Samnitas que fueron csterminados.
(151)
pueblos de Italia fueron sus ciudada
nos, cada ciudad llevó á ella su gé
nio , sus intereses particulares, su de
pendencia de algun gran protector.
( i ) Dividida la ciudad en partidos, ya
no formó un todo uniforme: y como
el derecho de ciudadano era una es
pecie de ficcion ; como no tenian es
tos los mismos magistrados, las mis
mas murallas, los mismos Dioses, los
mismos templos, y las mismas sepul
turas; Roma fué mirada con ojos di
ferentes, no hubo el mismo amor de
la patria, y las virtudes Romanas de
saparecieron.
Los ambiciosos hicieron venir á ella
ciudades y naciones enteras, para al
terar las votaciones, ó para ganarlas;
las asambleas fueron verdaderas ron-

( 1 } Que se pare la consideracion rn esta cabe


za monstruosa de los pueblos de Italia, que con los
votos de cada hombre, gobernaba el resto del uni
verso.
f el nombre de comi
juraciones; dióse
cios, á una tropa de algunos sedicio
sos; la autoridad del pueblo , sus le
yes, el mismo pueblo fueron cosas
quiméricas; y fué tal la anarquia, que
ya no se podia saber si el pueblo ha
bia hecho un decreto , ó si habia
dejado de hacerlo. (1)
Los autores no hablan de otra co
sa que de las divisiones que perdie
ron á .Roma: pero 110 se considera
que estas eran necesarias , que siem
pre las habia habido, y que siempre
debia haberlas. La grandeza de la re
pública fué unicamente la que hizo el
mal, y la que cambió los tumultos
populares en guerras civiles. Era in
dispensable que hubiese divisiones en
Roma; y aquellos guerreros tan fie
ros, tau atrevidos, y terribles al de
fuera ., no podian ser muy moderados
( 1 } Veanse las cartas de Ciceron á Aüco lib 4."
carta 13.
(133)
al de dentro. Pedir en un estado li
bre gentes atrevidas en la guerra, y
timidas en la paz, es querer imposi
bles : y por regla general, siempre
que se vea á todo el mundo tranqui
lo en un estado que tenga el nom
bre de república, se puede estar se
guro de que no hay en él libertad.
Lo que llamamos union en un cuer
po politico, es una cosa muy equi
voca: la verdadera es una union de
armonia, que hace que todas sus
partes, por mas opuestas que nos
parezca que están, concurran al bien
general de la sociedad, lo mismo que
en la música las disonancias contri
buyen al total acorde y armónico.
Puede haber union en un estado
donde no pensamos ver otra cosa
que desorden: esto es, puede ha
ber una armonia de la cual resulta
la felicidad, que es sola la verdade
ra paz. En esto sucede lo que eu
(154)
las partes de este universo, que es
tán eternamente unidas por la accion
de las unas , y la reaccion delas otras.
Hasta en el acuerdo aparente del
despotismo asiático, esto es de todo
gobierno que no sea moderado, hay
siempre una division real ; el labra
dor, el militar, el comerciante, el
magistrado, el noble, solamente están
unidos porque los unos oprimen sin
resistencia á los otros : y si se ve
en ellos union, no son los ciudada
nos los que están unidos, sino unos
cuerpos muertos enterrados unos jun
to á otros.
Es verdad que las leyes de Roma
se hicieron impotentes para gobernar
la república; pero es una cosa que se
ha visto siempre, que leyes buenas
que han sido causa de que se haya
hecho grande una pequeña repúbli
ca, se le hacen gravosas despues de
*u grandeza; porque son tales que
(135)
su efecto natural es formar un gran
pueblo, pero no gobernarlo despues
de formado.
Hay muchisima diferencia entre la
bondad de las leyes, y su convenien
te aplicacion; entre las que son pro
pias para que un pueblo se haga due
ño de los demas , y las que lo son
para que conserve el poder que ha
adquirido.
Hay en el mundo en la actuali
dad una república á la cual casi nadie
conoce, (1) que en secreto y en si
lencio aumenta cada dia sus fuerzas.
No hay duda que si llega algun dia
al estado de grandeza á que su sa
biduria la destina, mudará necesa
riamente sus leyes, y esto no sera
la obra de un legislador, sino la de
la corrupcion misma.
Roma era hecha para engrandecer-

(1) El canlou iic Btrna en Suiza.


(136)
se, y para esto eran admirables sus
leyes. Asi es que eu todos los go
biernos que tuvo, sea bajo el domi
nio de los reyes, sea en la aristocra
cia, sea en el estado popular, jamas
dejó de hacer empresas que querian
tino, que le salieron bien, y las lle
vó á cabo. Ella fué mas sabia que
todos los pueblos de la tierra, no un
dia, sino continuamente : con la mis
ma superioridad supo sostener la for
tuna pequeña, mediana, y grande; y
no tuvo prosperidad de que no se
aprovechase, ni desgracia de que no
se sirviese.
Perdió la libertad porque acabó
demasiado presto su obra.
(137)
CAPITULO X.

Corrupcion de los Romanos.

Me parece que la secta de Epicuro,


que se introdujo en Roma hacia los
últimos tiempos de la república, con
tribuyó en gran manera á echar a per
der el corazon, y el espiritu de los
Romanos. (1) Encapricháronse por
ella los Griegos antes que ellos, asi
es que tambien fueron mas presto
corrompidos. Polibio nos prefiere que
en su tiempo no podia tenerse con
fianza de un Griego á pesar del ju
ramento, en lugar que aun Romano
le encadenaba, por decirlo asi, este
vinculo. (2)

( 1 ) Habiendo hablado sobre ella Cineas en la


mesadle Pirro-, Fabricio manifestó sus deseos de que
todos los enemigos de Koma abrazasen los princi
pios de taPsecta. Plutarco vida de Pirro.
(2) Si prestais á los Griegos un talento bajo la
(158)
En las cartas de Ciceron á Atico,
(1) hay un hecho que nos prueba
cuanto habian cambiado en orden á
esto los Romanos, desde el tiempo
de Polibio.
Memmio , dice, acaba de comuni
car al senado el convenio hecho con
los consules por él y su competidor,
por el cual aquellos se habían obli
gado á favorecerles en la pretension
del consulado; obligandose estos por
su parte, á pagar á los consules
cuatro cientos mil sestercios , si no
les procuraban tres agoreros , que
declarasen que estaban presentes

rantia de diez promesas , diez canciones , y oíros


tantos testigos, es imposible que os cumplan la pala
bra: al contrario los Romanos ó tengan que dar
cuenta de los caudales públicos, ó de los de parti
culares son fieles por el solo juramento prestado. Sa
biamente pues se estableció el temor de los infiernos,
y no tienen razon los que lo impugnan en el dia. Po
libio lib. 6.°
(1) Lib. 4.° carta 18.
(159)
cuando hizo el pueblo la ley curia-
ta, (\) aunque no hubiese hecho tal
ley , Y d°s consulares que afirmasen
haber asistido á la firma del sena
do consulto que arreglaba el esta
do de sus provincias , aunque no
hubiese habido tal cosa. ¡ Cuantos
bribones en un solo contrato !
A mas de ser siempre la religion
la mejor garantia de las costumbres
de los hombres , la de los Romanos te
nia de particular la uniou de los sen
timientos religiosos , con el amor de
la patria: la ciudad fundada bajo los
mas favorables auspicios , Romulo su
rey y su Dios, el capitolio eterno co
mo la ciudad, y esta eterna como su
fundador; hicieron antiguamente en el
( 1 ) La ley curiata ó hecha en curias daba el po
der militar, y el senado-consulto determinabalas
tropas, dinero y oficiales de que podia disponer el
gobernador : con que los consules para <¡ue se hiciese
todo esio á su antojo querian forjar una ley falta, y
un 9enado-coniullo tambien falso.
(140)
espiritu de los Romanos una impre
sion, que habria sido de desear que
se hubiese conservado siempre.
La grandeza del estado, hizo la
grandeza de las fortunas particulares.
Pero como la opulencia consiste en
las costumbres, y no en las riquezas;
las de los Romanos que no dejaban
de tener limites, produjeron un lujo y
unas profusiones que no los tenian.
(1) A aquellos que primero habian
corrompido sus riquezas., corrompió
despues su miseria; con unos bienes
excesivos para la condicion de un par
ticular, fué dificil ser buen ciudada
no; con los deseos, con la ambicion
y el sentimiento de haber arruina
do una fortuna grande , fué fácil
aventurarse á cualquier atentado : y

( 1 ) La casa que Cornelia habia comprado por


setenta y cinco mil drachmas, la compró poco des
pues Luculo por dos millones y quinientas mil. Plu
tarco vida de Mario.
(141)
Como dice Salustio, (1 ) se vio una ge
neracion, que ni podia tener patri
monio, ni tolerar que lo tuviesen los
demas.
No obstante por grande que fuese
la corrupcion de Roma, no se habian
aun introducido en ella todos los males;
porque la fuerza de sus instituciones
habia podido conservar un valor he
roico, y toda su aplicacion á la guer
ra, en medio delas riquezas, la mo
licie, y los deleites: lo que no creo
haya sucedido á pueblo alguno del
mundo.
Los ciudadanos Romanos miraban
el comercio (2) y las artes como ocu-
( 1 ) Ut merito dicatur genitos essc qui ncc ipsi
habere possent res familiares nec alios pati. Frag
mento de la historia de Salustio sacado del lib. de la
ciudad de Dios lib. 2.° cap. 18.
(2) Ilomulo no permitió mas que dos especies de
ejercicios á los hombres libres, la agricultura y la
milicia. Los comerciantes , artesanos , los que tenian
posadas , los taberneros no eran ciudadanos. Dioni
sio de Halicarnaso libros 2.° y 9.°
(142)
paciones de esclavos , ( 1 ) y no las
ejercian. Si se vieron unas pocas ex
cepciones de esto , fueron en algu
nos horros ó libertos que continua
ron su primitiva industria. Pero en
general no conocian otro arte que el
de la guerra., que era el solo cami
no que conducia á las magistraturas.,
y á los honores. (2) Con esto queda
ron las virtudes guerreras , despues de
haberse perdido todas las demas.

( 1 ) Ciceron dá las razones de eslo en el lib. i*


cap. 42. de sus oficios.
(2) Era preciso haber servido diez años desde la
edad de diez y seis á la de cuarenta y siete. Vease
Polibio lib. 6.°
(1*3)
CAPITULO XI.

De Sila , Pompeyo , y Cesar,

Suplico que se me permita apartar


la vista de los horrores de las guer
ras de Mario y Sila: en Apiano pue
de verse su espantosa historia. Amas
de la envidia , la ambicion , y la
crueldad de los dos caudillos , cada
Romano era un furioso : los nuevos
ciudadanos, y los antiguos ya no se
miraban como miembros de una mis
ma república: (1) y se hacian una
guerra , que por un caracter particu
lar era al mismo tiempo civil, y es-
trangera.
Sila hizo leyes muy oportunas pa
ra quitar las causas de los desorde
nes que se habian esperimentado :

( 1 ) Como Mario para que se le confiase la guerra


contra Mitridates en perjuicio de Sila , con el auxi
lio del tribuno Sulpicio habia esparcido las ocho tri-
(144)
aumentaban la autoridad del senado.,
temperaban el poder del pueblo, mo
deraban el de los tribunos. El capri
cho que le hizo abdicar la dictatura
pareció que volvia la vida á la repú
blica, pero en el furor de su fortu
na, habia hecho cosas que pusieron
á Roma en la imposibilidad de con
servar su libertad.
En su espedicion al Asia arruinó to
da la disciplina militar : acostumbró
su ejército á la rapiña , (1) y le dió
necesidades que jamas habia tenido;
empezó por corromper á unos solda
dos, que debian con el tiempo cor
romper á los generales.

bus nueras de los pueblos de Italia entre las anti


guas, lo que daba á los Italianos la pluralidad en las
votaciones ; eran la mayor parte del partido de Ma
rio, asi como el senado y los antiguos ciudadanos
seguian el de Sila.
( 1 ) Vease la pintura de este ejército que hace
Salustio en la guerra de Catilina.
(147)
Enlró en Roma á mano armarla, y
enseñó á los generales Romanos á
violar el asilo de la libertad. ( 1)
Dio á los soldados las tierras de
los ciudadanos., (2) y los bizo codi
ciosos para siempre : porque desde
aquel momento no hubo un militar
que no esperase que una ocasion po
dia hacerle dueño de los bienes de sus
conciudadanos.
Inventó las proscripciones, y puso
precio á las vidas de los que no eran
sus partidarios. Desde entonces fué
imposible adherirse en adelante al par
tido del bien público; porque entre dos
ambiciosos que se disputaban la vic
toria., los neutrales ó indiferentes, y
que seguian el partido de la libertad,
( 1 ) Fugatis Marii copiis primus urbcm Iíoniam
cnm acmis ingresus est. Fragmento de Juan de An-
tioquia en el estracto de las virtudes y vicios.
(2 ) Es verdad que al principio se distribuyó una
parte de las tierras de los enemigos vencidos, pero
Sila repartió las de los ciudadano;.
10
(148)
estaban seguros de ser proscritos por
aquel de los dos que venciese. La
prudencia pues persuadia á decidir
se por uno ú otro.
Despues de él vino, dice Ciceron
(1) un hombre que en una causa im-
P¡a, y en una victoria todavia mas
vergonzosa que ella , no solamente
confiscó los bienes de los particula
res, sino que envolvió provincias en
teras en la misma calamidad.
Sila al abdicar la dictatura habia pa
recido que no queria vivir sino bajo
la proteccion de sus mismas leyes:
pero esta accion que pareció indicar
tanta moderacion , no fué mas que una
consecuencia de sus violencias. Habia
dado establecimientos á cuarenta y
siete legiones en diferentes puntos de
Italia. Esta gente dice Apiano, con
da
siderando
con la su
vidafortuna
de Sila,
como
velaban
identifica.
para

( 1 ) Libro de los oficio) lib. 2.° cap 8.*


(149)
su seguridad, y estaban siempre dis
puestos á socorrerle, ó á vengarle. (1)
Como la república debia necesa
riamente perecer; no faltaba sino sa
ber por quien , y de que manera,
debia ser abatida.
Dos hombres igualmente ambiciosos,
pero de los cuales el uno no sabia
marchar al blanco de sus miras tan
directamente como el otro , se hicie
ron superiores á todos los demas ciu
dadanos, por su crédito, sus hazañas
y sus virtudes ; Pompeyo se presen
tó el primero, Cesar le siguió de cer
ca.
Pompeyo para ganar el favor del
pueblo, hizo abrogar las leyes de Si-
la que limitaban su poder, y despues
de haber sacrificado á su ambicion las
leyes mas útiles de su patria, consi
guió cuanto quiso, y la temeridad del
( 1 ) Puede verse lo que sucedió despues de la
muerte de Cesar. ,,
(150)
pueblo no turo limites á su favor.
Las leyes de Roma habian dividido
con sabiduria el poder público en un
número grande de magistraturas, que
se sostenian, se chocaban , se tempe
raban unas á otras ; y como tenia ca
da una un poder limitado, cada ciu
dadano era capaz de obtenerlas,- y el
pueblo viendo pasar delante de si mu
chos personages, uno despues de otro,
permanecia indiferente para todos. Pe
ro en estos tiempos el sistema de la
república cambió : los mas poderosos
se hicieron dar comisiones extraordi
narias por el pueblo : lo que hizo nu
las la autoridad de este, y la de los
magistrados, y puso todos los gran
des negocios en una mano sola, ó en
pocas. (1)
Debióse hacer la guerra á Sertorio?
Se dio esta comision á Pompeyo. Con-

( 1 ) Plebis opes immint» paueorum potentia crc-


ifit. Salustio guerra de Catilina.
vino hacerla á Mitridates ? A Pom
peyo aclamaron todos. Hubo necesi
dad de proveer de trigos á Roma?
El pueblo se creyó perdido, si Pom-
peyo no se encargaba de ello. Tra
tase de destruir á los Piratas? Fijá
ronse los ojos de todos en Pompeyo:
y cuando Cesar amenaza con la
invasion, grita tambien el senado á
su vez, y pone todas sus esperanzas
en Pompeyo.
Creo muy bien, decia Marco al pue
blo, (1) que Pompeyo á quien esperan
los nobles ., querrá mas asegurar vues
tra libertad, que el predominio de ellos
pero hubo un tiempo en que cada uno
de vosotros debia tener la protec
cion de muchos, y no todos la da
uno solo; y en el cual era cosa
inaudita, que un hombre pudiese
conceder ó negar cosas semejantes.

( 1 ) Fragmento de la historia de Salustio.


(152)
En Roma hecha para estender su
dominio, habia sido necesario reunir
el poder y los honores en unas mis
mas personas, esto en tiempos de de
sorden, era bueno para fijar la admira
cion
Cuando
del pueblo
se conceden
en un solohonores,
ciudadano.
se

sabe precisamente lo que se da, pe


ro cuando se junta á ellos el poder,
no puede decirse que uso podrá ha
cerse de él.
En una vepública las preferencias
excesivas dadas á un ciudadano, siem
pre tienen efectos necesarios; ó son
causa de la envidia del pueblo, ó
aumentan sin medida su amor.
Pompey'o dos veces de vuelta en.
Roma, teniendo en sus manos opri
mir la república, tuvo la moderacion
de licenciar sus tropas antes de en
trar, y de presentarse en ella como
simple ciudadano. Estas acciones que
le colmaron de gloria, fueron causa
(133)
de que el senado se declarase despues
siempre á su favor en todo cuanto
hiciese, aunque fuese en perjuicio
de las leyes.
La ambicion de Pompeyo era mas
lenta, y suave que la de Cesar. Es
te queria marchar al poder soberano
por el camino de las armas como Si-
la. Este modo de oprimir no era del
gusto de Pompeyo: aspiraba á la dic
tatura, pero deseaba obtenerla por los
votos del pueblo: no podia consentir
en usurpar el poder, pero habria queri
do que se lo entregasen en sus manos.
Como jamas es constante el favor
del pueblo, hubo tiempos en que
Pompeyo vio disminuir su crédito; (1)
y lo que sintió mas vivamente fué
que aumentaron el suyo gentes que
el despreciaba, y lo emplearon con
tra él mismo.

( 1) Vease Piular*-».
(154)
Esto le hizo cometer tres faltas
igualmente funestas. Corrompió el
pueblo á fuerza de dinero , y en las
elecciones puso precio al voto de ca
da ciudadano.
Sirvióse ademas del populadlo mas
vil, para perturbar á los magistrados
en el ejercicio de sus funciones; es
perando que los hombres de juicio
cansados de la anarquia le crearian
dictador.
En fin unióse de intereses con Ce
sar, y Craso. Caton decia que no
era su enemistad la que habia per
dido la república, sino su union.
En efecto era tan infeliz el estado
de Roma, que menos oprimida la te
nian las guerras civiles , que la paz,
la cual reuniendo las miras é inte
reses de los principales, no era mas
que una tirania.
Pompeyo no prestó propiamente su
credito á Cesar, sino que se lo sa
(18»)
crificó sin conocerlo. Luego empleó
Cesar contra él, las armas que le ha
bia dado, y sus mismos artificios;
conmovió la ciudad por medio de sus
emisarios, y se apoderó de las elec
ciones; consules., pretores , tribu
nos, fueron comprados por el precio
que ellos mismos quisieron fijar.
El senado que vió claramente los
designios de Cesar , recurrió á Pom-
peyo; suplicóle que se encargase de
la defensa de la república, si podia
llamarse asi, un gobierno que tenia
que pedir la proteccion de un ciu
dadano.
Yo creo que lo que mas que todo
perdió á Pompeyo, fué el rubor que
tuvo, en pensar que le habia faltado
prevision, en la elevacion de Cesar
que habia sido obra suya, Se acos
tumbró lo mas tarde que pudo á es
ta idea : no se ponia en estado de
defensa , para no confesar que se ha
(180)
bia puesto en peligro : sostenia en el
senado
cer la guerra,
que Cesar
y porque
no se atreveria
lo habia dicho
á ha-

tantas veces, lo repetia sin cesar.


Una cosa parece que puso á Cesar
en estado de atreverse á cualquier
empresa, á saber que por una des
graciada igualdad de nombres, se ha
bia añadido á su gobierno de la Ga-
lia Cisalpina, el de la otra Galia de
mas alia de los Alpes.
La politica no habia permitido que
hubiese ejércitos cercanos á Roma.,
pero tampoco permitia que la Italia
estubiese absolutamente sin guarnicio
nes militares; de aquí nació el te
ner fuerzas considerables en la Galia
Cisalpina, esto es en el pais situado
desde el Rubicon, rio pequeño de la
Romana, hasta los Alpes. Para ga
rantir la seguridad de Roma contra
estas fuerzas, se hizo el célebre se
nado consulto , que vemos todavia
(157)
grabado en el camino de Rimini i
Cesena, por el cual se consagraba á
los dioses infernales ., y se declaraba
sacrilego y parricida, cualquiera que
con una legion, un ejército, ó con una
cohorte pasase el Piubicon.
A este gobierno tan importante co
mo que tenia estrechada á la misma
capital, se añadió otro todavia mas
considerable; este fué el de la Galia
Transalpina, que compreendia los pai
ses del mediodia de Francia., que
dió ocasion á Cesar para hacer la
guerra durante muchos años á todos
los pueblos que quiso, y fué causa
que sus soldados llegasen á una edad
madura bajo sus banderas ., y que los
tuviese tan suyos como los barbaros
que hahia conquistado. Si Cesar no
hubiese tenido el gobierno de la Ga
lia Transalpina no habria corrompido
á sus soldados, ni hecho respetar su
nombre con tantas victorias. Si le
(158)
hubiese faltado el de la Cisalpina,
hubiera podido detenerle Pompeyo, al
pasar los Alpes : y no se habria vis
to obligado á abandonar la Italia des
de el principio de la guerra, lo que
hizo perder á su partido la reputa
cion, que en las guerras civiles es lo
mismo que el poder.
El mismo pavor que causó en Ro
ma Anibal despues de la batalla de
Cannas, infundió en ella Cesar al pa
sar el Rubicon. Pompeyo fuera de
si, no vio partido que tomar en los
primeros momentos de la guerra, que
el que queda en los asuntos deses
perados; no supo hacer otra cosa
que ceder y huir; salió de Roma
dejando en ella el tesoro público, no
pudo en ningun punto detener al
vencedor, abandonó una parte desus
tropas, y toda la Italia, y atrevesó
el mar.
Se ha ponderado mucho la fortu
(159)
tuna de Cesar; pero este hombre es-
traordinario reunia tantas cualidades
eminentes ., sin un solo defecto, aun
que tenia muchos vicios, que habria
sido bien dificil, que cualquier ejér
cito que hubiera mandado, no hubie
se quedado vencedor, y que hubiese
dejado de gobernará cualquiera repú
blica donde hubiese nacido.
Habiendo Cesar derrotado los lu
gartenientes de Pompeyo en España,
marchó á Grecia en busca del mismo.
Este que ocupaba la costa maritima,
y tenia fuerzas superiores , estaba en
disposicion de ver al ejercito de Ce
sar destruido por el hambre y la mi
seria; pero como el flaco principal de
que adolecia era que le aplaudiesen,
no pudo dejar de prestar oidos á los
vanos discursos de su gente, que sin
cesar le acusaba, ó criticaba y ri
diculizaba sus operaciones. (1) Quiere
( 1 ) El mismo Plutarco yida de Pompeyo.
(160)
perpetuarse en el gobierno, decian
los unos., y ser rey de reyes como
Agamennon : tened entendido, de
cía otro, que este año no comeremos
todavia higos en Tusculum. Alguna
fortuna que tuvo en encuentros par
ticulares , acabó de trastornar la ca
beza á esta tropa senatorial. De es
te modo para evitar tales censuras
cometió Pempeyo una falta que con
denará siempre la posteridad; y fué
sacrificar tantas ventajas, y arriesgar
con unas tropas bisoñas , el combate
contra un ejército que tantas veces
Labia sido vencedor.
Cuando los restos del ejército de
Farsalia se hubieron retirado á Afri
ca, Escipion que los mandaba nunca
quiso seguir el parecer de Caton, que
era dar alargos á la guerra: engreido
con algunas ventajas, lo arriesgó to
do, y todo lo perdió: y cuando Bru
to y Casio restablecieron de nuevo es
(161)
te partido , la misma precipitacion
perdió por tercera vez á la repúbli
ca. ( I )
Observese que en estas guerras ci
viles que duraron tanto tiempo , Roma
fué aumentando sin cesar su poder exte
rior. Bajo Mario, Sila, Pompeyo, Ce
sar , Antonio , y Augusto Roma siem
pre mas terrible , acabó de destruir
todos los reyes que todavia quedaban.
Ninguna potencia amenaza tanto
con una conquista á las demas, como
aquella que sufre los horrores de la
guerra civil. Todo el mundo noble ,
paisano/ artista, labrador, se hace
soldado; y cuando se reunen todas
estas fuerzas con la paz, esta naeion
tiene grandes ventajas sobre las de-
mas, que se componen de ciudada-

( 1 ) Esplica bien esto Aplano en el lib. 4.° de


la guerra civil. El ejército de Octaviano y An
tonio , habria - perecido de hambre , á no ha
berse dado la batalla.
(162)
nos pacíficos. A mas de esto en las
guerras civiles se forman con frecuencia
grandes hombres; porque en "la con
fusion, los que tienen merito se dan
á conocer, cada uno toma y ocupa el
lugar que le corresponde, en vez de
que en -otros tiempos es colocado, y
casi siempre al revés de lo que de
beria. Pasando del ejemplo de los
Romanos á otros mas recientes, los
Franceses jamas han sido tan temi
bles en lo exterior, como despues de
las querellas de las casas de Borgoña
y Orleans; despues de las turbulen
cias de la liga; y despues de las
guerras civiles de la minoridad de Luis
trece, y de Luis catorce. La Inglaterra
nunca habia sido tan respetada como
bajo el gobierno de Comwell, despues
de las guerras del largo parlamento.
Los Alemanes no se hicieron supe
riores á los Turcos sino despues de
sus guerras civiles. Los Españoles ba
(163)
jo el reinado de Felipe quinto y lue
go despues de la guerra civil de su
cesion, mostraron en Sicilia un vi
gor que pasmó á la Europa ; y en el
dia vemos que la Persia que renace
de las cenizas de la guerra civil, hu
milla á los Turcos.
En fin la república fué oprimida:
y no debe echarse la culpa de ello á
la ambicion de algunos particulares,
sino ala condicion del hombre, siem
pre mas codicioso del poder á medi
da que mas tiene, y que lo desea to
do, cuando es mucho lo que posee.
Si Cesar y Pompeyo hubiesen pen
sado como Calon, otros habrian pen
sado como Cesar y Pompeyo; y la
república cuyo destino era perecer,
habria sido arrastrada al precipicio por
otras manos.
Cesar perdonó á todo el mundo :
pero esla moderacion afectada des
pues de haberlo usurpado todo, nu
11
(164)
me parece digna de grandes elogios.
Por mas que se haya ponderado su
actividad despues de la batalla de Far-
salia, Ciceron le acusa con razon de
lentitud. Dice á Casio que en Roma
jamas habrian creido que el partido
de Pompeyo pudiese levantar cabeza
en España, y en Africa; y que si
hubiesen podido prever que Cesar se
habia de entretener en la guerra de
Alexandria , no habrian ellos hecho
por su parte la paz, sino que se ha
brian retirado á Africa con Escipion y
Caton. (1) De esta manera un loco a-
mor fué causa de que tuviese que
sostener cuatro guerras, y no preca
viendo las dos últimas, dió lugar á que
volviese á ponerse en cuestion lo que
habia sido decidido en Farsalia.
Cesar gobernó luego bajo los titu
los de las antiguas magistraturas: por-

(1) Cartas familiares de Ciceron lib. 15.


(168)
que los hombres casi no se pagan
mas que de voces ; y asi como 1( s
pueblos de Asia detestaban los nom
bres de consul y proconsul, los de Eu
ropa aborrecian los de rey; de suerte
que estos nombres hacian en aquellos
tiempos la dicha ó la desgracia de toda
la tierra. Cesar no dejó de procurar
que le pusiesen la corona en la cabe
za, pero al ver que cesaban las aclama
ciones del pueblo., la desechó. Hizo todr-
via otras tentativas; ( I ) y no creo que
se pudiese persuadir que los Romanos
amaban la tirania, porque toleraban la
suya; ó que creyesen haber caido en
la esclavitud en que habian caido.
Un dia en que el senado deferia
á Cesar ciertos honores , no se levan
tó; y entonces fué cuando los miem
bros graves de este cuerpo acabaron de
perder la paciencia.

( 1 ) Abolió los tribunos del pueblo.


(166)
Jamas se ofende tanto á los hom
bres, como cuando se choca con sus
ceremonias, y usos. El procurar o-
primirlos se mira á veces como una
prueba del caso que se hace de ellos:
el chocar sus costumbres, es siempre
señal de desprecio.
Cesar enemigo en todos tiempos
del senado, no pudo ocultar el des
precio que concibió por este cuerpo,
que casi se habia hecho ridiculo des
de que habia perdido el poder: por
esto su misma clemencia fué un in
sulto , y se reparó que no perdona
ba, siuo que tenia á menos el castigar.
Llevó el desprecio hasta el punto
de hacer él mismo los seuatus con
sultos, y firmarlos con los nombres
de los senadores que le venian pri
mero á la memoria. A veces tengo
noticia, dice Ciceron, (1) que un se-

(1) Ciceron cartas familiares lib. 9.°


(167)
nntus consulto hecho con mi parecer,
ha llegado á Siria ó Armenia, antes
de saber yo que existiese: y varios
principes me han escrito dándome las
gracias por haber sido mi voto que
se les diese el titulo de reyes, que
no solamente no sabia quefuesen re-
yes, pero ni siquiera que estuviesen
en el mundo.
En las cartas de algunos grandes
hombres de aquel tiempo, (1) que
corren bajo el nombre de Cicerón
porque la mayor parte son suyas ,
pueden verse la humillacion y el des
pecho de los primeros hombres de la
república, en esta revolucion repen
tina, que les privó de sus honores,
y hasta de sus ocupaciones: cuando
habiendo cesado las funciones del se
nado , unicamente pudieron conseguir

(1) Veanse las carias del mismo Ciceron, y


las de Servio Suirjieio.
(1G8)
en el gabinete obscuro de uno solo,
aquella brillante reputacion que ha
bian estendido por toda la tierra ; y
esto se vé mucho mejor en estas car
tas , que en los discursos de los his
toriadores. Son una pieza maestra de
la candida sencillez de unas gentes,
á las cuales une el comun dolor; y de
un siglo en el cual la falsa politica no
habia sembrado en todas partes el en
gaño y la falsedad: en fin en ellas
no se ven , como en la mayor parte
de nuestras cartas modernas, hom
bres que tratan de engañarse, sino
amigos desdichados que anhelan co
municarse sus corazones.
Era muy dificil que Cesar pudie
se defender su vida : la mayor parte de
los conjurados habian sido partidarios
suyos ( I ) ó estaban colmados de be-
(1) Décimo Bruto, Cayo Casa , Trcbonio, Tu
llo Cimbro, Minucio Basilo , eran amigos de Ce
sar. Apiano lib. 2.° de la guerra civil.
(109)
neficios por él: es muy natural la
razon de esta mudanza. Habian re
portado grandes utilidades de la vic
toria , pero cuanto mayor era su for
tuna, tanto mas empezaban á espe-
rimentar la desdicha comun : ( 1 ) por
que á un hombre que nada tiene, le
es muy indiferente por muchos respe
tos vivir en cualquier gobierno.
A mas de esto habia una especie
de derecho de gentes, una opinion
sentada en todas las repúblicas de
Grecia é Italia, por la cual era teni
do por hombre virtuoso el asesino del
que hubiese usurpado la soberania.
En Roma sobre todo desde la expul
sion de los reyes la ley era precisa,
y terminante, y los ejemplos admiti
dos ; la república armaba el brazo de
cualquier ciudadano, le hacia ma-

(1) No hablo de los satelites de un tirano,


que se arruinan con él , sino de sus compañeros
eu uu gobierno libre.
(170)
gistrado para aquel momento, y
le reconocia por su defensor.
Bruto (1) no tiene reparo en de
cir á sus amigos, que si su padre vol
viese á la vida , se la quitaria del
mismo modo : y aunque por la con
tinuacion de la tirania se fué per
diendo poco á poco este espiritu de
libertad*, con todo en el principio del
- reinado de Augusto, siempre asoma
ron nuevas conjuraciones.
Era este un amor dominante de la
patria, que saliéndose de las reglas
ordinarias de la virtud y el crimen,
uo atendia mas que á su voz, y no
veia ciudadano, amigo, bienechor, ni
padre : parecia que se olvidaba la vir
tud , para excederse á si misma; y
la accion que á primera vista no po
dia aprobarse por ser atroz, acababa
por ser admirada como divina.
í 1 ) Cartas de Bruto en la coleccion de las
de Cicerou.
(171)
En efecto el crimen de Cesar que
vivia en un gobierno libre ., ¿debia ser
castigado de otro modo, que con una
muerte violenta? Y no se pida porque
no se le perseguia á viva fuerza ó por
la via legal, porque esto habria sido
pedirle razon de sus crimenes.
(172)
CAPITULO XII.

Estado de Boma despues de la


muerte de Cesar.

Era tan imposible que la repúbli


ca pudiese restablecerse, que sucedió
lo que no se habia visto todavia; esto
es que á pesar de no haber tirano,
tampoco hubo libertad, porque sub
sistian las mismas causas que la ha
bian destruido.
Los conjurados no habian formado
mas plan que para la conjuracion, y
ninguno para sostenerla.
Concluida la accion se retiraron
al Capitolio, el senado no se reu
nió : y el dia siguiente Lepido que
pr"¡cui$4 i el tumulto, se apoderó con
riada de la plaza de Roma.
:¡h'.ados veteranos temerosos
de q*ir; se les quitasen los immen
sos dones que habian recibido, en
(173) ^ -
traron en Roma : esto fué causa que
aprobase el senario todas las actas de
Cesar, y que concillando los estre
ñíos, concediese una amnistia á los
conjurados, lo que produjo una paz
aparente.
Como Cesar antes de su muerte se
preparaba para la expedicion contra
los Partos, babia nombrado magistra
dos para muchos años, con el obje
to de que gentes adictas á él man
tuviesen tranquilo su gobierno du
rante su ausencia; por esto despues
de muerto se penetraron sus partida
rios de que tenian recursos para mu
cho tiempo.
Como el senado habia aprobado to
das las actas de Cesar sin restriccion,
y cometido su ejecucion á los consules,
Antonio que lo era, se apoderó del- li
bro de cuentas de Cesar, compró á su
secretario, é hizo escribir en él, todo
lo que quiso: de manera que el dicta
(174)
dor reinaba con mayor imperio despues
de muerto que durante su vida, por
que lo que él no habria hecho jamas., lo
hacia Antonio: el dinero que él ja
mas habria dado, lo daba Antonio:
y todos cuantos abrigaban malas in
tenciones contra la república., encon
traban con. frecuencia recompensas
en los libros de Cesar.
Para mayor desgracia Cesar habia
reunido sumas immensas para su ex
pedicion contra los Partos, y las ha
bia depositado en el templo de Opis:
Antonio por medio de su libro dis
puso/de ellas á su antojo.
Los conjurados habian desde luego
determinado arrojar el cadaver de Ce
sar al Tiber (1) ningun obstaculo
se lo babria impedido, porque en los
(1) Esta accion no habría sido sin ejemplar:
muerto Tiberio firaco Lucrecio Edil que despues
fue llamailo Vespilo, arrojó su cuerpo al Ti
bor. Aurelio victor de los varoucs ilustres.
(173)
momentos de asombro consiguientes
á una accion inopinada, es facil eje
cutar cuanto se atreve á emprender.
Esto no se hizo, y hé ai las resultas
que tuvo.
El senado creyó que debia permi
tir que se hiciesen las exequias de
Cesar, y en efecto no habiéndole de
clarado tirano, no podia negarle los
honores de la sepultura. Tenian los
Romanos la costumbre que pondera
tanto Polibio, de llevar en los fune
rales los retratos de sus progenitores, y
hacer el elogio funebre del difunto.
Antonio que hizo el de Cesar, presen
tó al pueblo su toga ensangrentada,
le leyó su testamento «n el cual le
hacia legados de mucha consideracion,
y lo commovió en términos que pu
so fuego á las casas du los conjura
dos.
Tenemos un testimonio de Cice
ron que gobernó el senado en todo
(176)
este asunto (1) donde confiesa que
habria valido mas obrar con euar-
gia y esponerse á morir , lo que no
se habria verificado: pero se discul
pa con que cuando se hubo reunido
el senado, ya se habia escapado la o-
casion; y los que conocen el valor
de un momento eu negocios en que
tiene el pueblo tanta parte, no es-
trañarán esto.
Sucedió otro accidente : mientras
se celebraban juegos en honor de Ce
sar apareció durante siete dias un come
ta de larga cabellera: creyó el pueblo
que su alma habia volado álos cielos.
Era costumbre de los pueblos de
Grecia y Asia edificar templos á los
reyes, y aun á los proconsules que
los habian gobernado; (2) se les per-

( 1 ) Cartas de Ciceron á Atico I¡b. 14 carta 16.


á Atico
(2) lib
Veanse
5." y sobre
la nota
estodellasAbate
cartasdedeMongaut.
Ciceron
(177)
mitia hacer esto porque era el testi
monio mas firme que podian dar de
su esclavitud ; tambien los Romanos
en sus lararios ó capillas particula
res podian tributar honores divinos
á sus antepasados : con todo no veo
ningun Romano colocado en el núme
ro de las divinidades públicas, desde
Roinulo, hasta Cesar. (1)
El gobierno de Macedonia tocó por
suerte á Antonio, en lugar del cual
pretendió el de las Galias: pueden
conocerse los motivos que le movían.
Habiéndose negado Decio Bruto á
cederle la Galia Cisalpina que gober
naba, quiso echarlo de ella ; lo que
fué causa de una guerra civil, en la
cual Antonio fué declarado enemigo
de la patria por el senado.

( 1 ) Dion en el lib. 47 dice que los triumviros


que .esperaban obtener todos algun dia el puesto
de Cesar, hicieron cuanto pudieron para que fue
sen mayores los honores que se le tributaron.
(178)
Ciceron para perder á Antonio
su enemigo personal, habia abrazado
el partido errado de empeñarse en
la elevacion de Octavio; y con esto
en vez de procurar borrar en el pue
blo la memoria de Cesar, se lo habia
vuelto á poner delante de los ojos.
Octavio se comportó con Ciceron
como hombre hábil; alabóle, adulóle,
consultóle, y empleó todos aquellos
artificios de los cuales la vanidad no
desconfia jamas.
Lo que echa á perder casi todos
los negocios, es que por lo regu
lar los que los manejan, á mas del
exito principal, procuran ciertas mi
ras particulares que lisonjean su amor
propio, y los dejan satisfechos de si
mismos.
Creo que si Caton se hubiese con
servado para la república babria da
do un giro bien diferente á las cosas.
Ciceron que tenia partidas admira
(179)
bles para un papel de segundo, era
incapaz de representar el primero :
su ingenio era brillante, pero su al
ma muchas veces comun. En Cice
ron el accesorio era la virtud, en
Caton la gloria : (í ) Ciceron siempre
atendia á si antes que todo , Caton
jamas se acordaba de si: este queria
salvar la república porque la amaba,
el otro para tener la gloria de ha
berla salvado.
Podria continuar este paralelo di
ciendo que cuando Caton preveia,
Ciceron temia; que lo que era mo
tivo de esperanza para Caton, lo era
de confianza segura para Ciceron; que
el primero miraba siempre las cosas
á sangre fria, y el otro al través de
cien pasiones mezquinas.
Antonio fué derrotado en Modena:
( 1 ) Esse i/uiint videri bonus malebat, itai/ne
f/uominus gloriam petebal , eo magis Mam asse-
quebatur. Salustio guerra de Catil.
12
(180)
los dos consules Hircio y Pansa pe
recieron en la accion. El senado cre
yéndose superior á los negocios, tra
tó de humillar á Octavio, y este por
su parte dejó de obrar contra Antonio,
condujo su ejército á Roma, y se hizo
declarar consul.
He aqui como Ciceron que se glo
riaba de que su toga habia destrui
do los ejércitos de Antonio, dió á la
república un enemigo mas perjudicial,
porque su nombre era mas querido,
y sus derechos mas legitimos en la
apariencia. ( 1 )
Antonio derrotado se habia refu
giado en la Galia Transalpina, don
de Lepido le recibió; los dos se unie
ron con Octavio, y se entregaron el
uno al otro la vida de sus amigos y
enemigos. (2) Quedando Lepido en
( i ) Era heredero de Cesar y su hijo adopti
vo.
(2) Fué tan insensata su crueldad que man-
(181)
Roma, los otros dos fueron en busca
de Bruto y Casio, y los encontraron
en aquellos paises donde ppr tres ve
ces se disputó con las armas el im
perio del mundo.
Bruto y Casio se mataron con una
precipitacion que no admite escusa;
y este pasage de su vida no puede
leerse sin sentir piedad de la re
pública , que de este modo se vio a-
bandpnada. Caton para darse la muer
te esperó el fin de la tragedia, mas
estos en algun modo la comenzaron
con ella.
Varias causas se pueden señalar de
esta costumbre del suicidio tan general
entre los Romanos : los progresos de
la secta estoyea que daba animo para
él; el establecimiento de los triumfos y
de la esclavitud, que indujeron á va

ciaron con peña de la vida que se alegrasen to


dos de las proscripciones. Vease Pion.
(182)
ríos grandes hombres á creer que no
se debia sobrevivir á una derrota; la
ventaja que tenian los acusados dán
dose la muerte, pues asi evitaban un
juicio en el cual su memoria debia
ser mancillada, y confiscados sus bie
nes ; (1 ) una especie de pundonor tal
vez mas razonable que el que en el
dia nos impele á asesinar á un ami
go por un ademan ó por una pa
labra; en fin la grande comodidad
para el heroismo, porque cada uno
podia acabar el papel que represen
taba en el mundo, en el punto en que
le parecia bien. (2)
Podria añadirse á estas causas la

( 1 ) Eorum tjui de se slatucbant humabantur


corpora , manebant testamenta, pretium festi-
nandi. Anales de Tacito lib. 6."
(2) Si Carlos primero y Jacobo segundo hu
biesen vivido en una religion que les hubiese per
mitido matarse, no habrian tenido que sufrir el
uno la yida, y el otro la muerte que sufrieron.
(183)
grande facilidad en la ejecucion: el
alma ocupada enteramente de la ac
cion que va a hacer, de los motivos
que la determinan á ella, del peli
gro que trata de evitar, no vé pro
piamente la muerte : porque la pasion
hace que sintamos, pero no que re
flexionemos.
El amor propio , el amor de nuestra
conservacion, se transforma de tan
tas maneras, y obra por principios
tan opuestos, que nos hace sacrificar
nuestra existencia por lo mismo
que estimamos nuestro ser : y es
tanto el caso que hacemos de nosotros
que consentimos en dejar de vivir,
por un instinto natural y obscuro,
que hace que nos estimemos mas i
nosotros mismos, que á nuestra pro
pia vida.
Lo cierto es que los hombres se
han hecho menos libres, menos valien
tes, menos inclinados á las grandes
(184)
empresas; de lo que lo eran cuan
do con este poder que tomaban so
bre si mismos, podian en cualquier
instante eludir toda otra fuerza.
(188)
CAPITULO XIII.

Augusto.

Sexto Pompeyo tenia el gobierno


de Sicilia y Cerdeña , era dueño del
mar., y habia reunido una infinidad
de fugitivos y proscritos, que comba
tian por sus últimas esperanzas. Oc
tavio tuvo con él dos guerras muy
penosas , y despues de muchos reve
ses, le venció por la habilidad de
Agrippa.
Casi todos los conjurados habian
acabado desastrosamente su vida, ( 1 ) y
era muy natural que unos hombres
que estaban al frente de un partido
tantas veces vencido en guerras en
( 1 ) En nuestros dias tuvieron un fin trágico
casi todos los que juzgaron á Carlos primero. Esto
sucede porque es casi imposible hacer tales cosas
sin tener en todas partes enemigos mortales; y
sin correr de consiguiente una infinidad de pe
ligros.
(186)
muerte
que no violenta.
se daba cuartel,
Con todo
muriesen
de ai de
se

za
sacócelestial,
la consecuencia
que castigaba
de una
losvengan-
homi

cidas de Cesar, y condenaba su causa.


Octavio ganó los soldados de Le-
pido, y lo despojó del poder trium-
viral; hasta le quitó el consuelo de
pasar una vida obscura; y le forzó
á presentarse como cualquier parti
cular en las juntas del pueblo.
La humillacion de este Lepido no
puede menos que mirarse con gus
to. Era el peor ciudadano que se
haya visto en Roma: siempre el pri
mero en promover los tumultos; for
mando sin cesar proyectos funestos,
en los cuales se veia precisado á aso
ciar hombres mas hábiles que el. Un
autor moderno se ha complacido en
hacer su elogio, (1) y cita á Anto-

( 1 ) El Abate de Saint-Real.
(187)
nio, que en una de sus cartas le llama
hombre de bien; pero el que era
hombre
bia serlo depara
bienlospara
demas.
Antonio, no de-

Me parece que entre todos los ge


nerales Romanos, Octavio es el unico
que haya ganado el afecto y volun
tad de sus soldados, dándoles conti
nuas muestras de gu timidez natural.
En aquellos tiempos mas caso hacian
de la liberalidad de su general, que
de su valor. Tal vez fué aun una
dicha para él , el no haber teni
do aquel valor que era capaz de
dar el imperio , y que esto mismo
le sirvió para llegar á él, porque lué
menos temido. No es imposible que
las cualidades que mas le desacredi
taron, hayan sido las quemas contri
buyeron á su fortuna. Si desde el
principio hubiese manifestado una
alma grande, nadie se habria fiado
de él: y si hubiese tenido arrojo, no
(188)
habria dado tiempo á Antonio para
hacer todas las estravagancias que cau
saron su ruina.
Antonio al prepararse contra Oc
tavio juró á sus tropas que dos me
ses despues de su victoria restablece
ría la república; lo que prueba con
vincentemente que hasta los soldados
eran zelosos de la libertad de su pa
tria, á pesar de que la destruian sin
cesar , no habiendo cosa mas ciega
que un ejercito.
Se dio la batalla de Accium, Cleo-
patra huyó, y. arrastró consigo á An
tonio . Es verdad que despues le hi
zo traicion: (1) tal vez por este es
piritu de galanteo dificil de concebir
de las mugeres, habia formado el pro
yecto de ver nuevamente postrado
á sus pies un tercer señor del mun
do.

(1) Vease Dion lib. f


(189)
Esta muger á la cual Antonio ha
bia sacrificado el universo, le hizo trai
cion : tantos generales, y tantos re
yes como habia favorecido ó creado,
le faltaron ; y como si la generosidad
hubiese estado unida á la esclavitud,
una partida de gladiadores le conser
vó una fidelidad heroica. Colmad á
un hombre de beneficios , la primera
idea que le inspirais es procurar los
medios de conservarlos, esto es dar
le nuevos intereses que defender.
Lo que se repara con sorpresa en
estas guerras, es que una batalla de
cidia casi siempre el asunto, y que
una derrota tampoco se reparaba.
Los soldados Romanos no tenian pro
piamente espiritu de partido ; no pe
leaban por una cierta cosa , sino por
una persona determinada; no cono
cian mas que á su caudillo que los
enganchaba con esperanzas immensas,
pero luego que vencido este no se
(190)
hallaba en estado de cumplir sus ofer
tas , mudaban de partido. Tampo
co las provincias entraban mas sin
ceramente en la querella, importán
doles muy poco que el senado ó
el pueblo tuviese la superioridad. Por
esto luego que era vencido uno de
los gefes, se entregaban al otro; (1)
porque cada una de ellas no se de
bia descuidar de justificarse delante
del vencedor, que como tenia prome
sas immensas que cumplir con sus
soldados, habia de sacrificarles los pai
ses mas culpables.
En Francia hemos tenido guerras
civiles de dos especies : el pretesto de
las unas fué la religion , que duraron
porque el motivo subsistia despues de
la victoria ; las otras en realidad no
tenian motivo, sino que las movia la
( 1 ) No habia guarnicion en las ciudades pa
ra tenerlas sujetas, y los Romanos para la segu
ridad de su imperio no habian tenido necesidad
sino de ejércitos y colonias.
(191)
veleidad de algunos grandes o su am
bicion, que luego eran sufocadas.
Augusto, este nombre le dio á Octa-
viano la lisonja, estableció el orden,
esto es una servidumbre duradera, pues
que en un estado libre en el cual se a*
ceiba, de usurpar la soberania; se llama
orden, arreglo todo lo que puede ci
mentar la autoridad sin limites de uno
solo; y se dá el nombre de turbulencia,
disension, mal gobierno á todo lo que
es capaz de conservar la justa liber
tad de los súbditos.
Cuantos habian alimentado proyec
tos de ambicion , babian procurado
sembrar una especie de anarquia en
la república. A Pompeyo, Craso, y
Cesar les salió esto admirablemente.
Establecieron la impunidad para to
dos los crimenes públicos ; abolieron
todo cuanto podia impedir la cor
rupcion de las costumbres , y cuan
to podia producir una buena policia;
(192)
procuran
y asi como
hacer
losmas
buenos
buenoslegisladores
á sus con

ciudadanos, estos trabajaban para e-


eharlos á perder ; asi es que intro
dujeron la costumbre de corromper
al pueblo á fuerza de dinero , y si
venia el caso de una acusacion por
estas intrigas, corrompieron asimis
mo á los jueces : emplearon toda es
pecie de violencias para alborotar las
elecciones , y cuando fueron compe-
lidos en justicia , intimidaron hasta a
los jueces: (1) la autoridad misma
del pueblo era ilusoria, testigo Ga-
binio., que habiendo restablecido con
las armas á Tolomeo en el trono con
tra la voluntad del pueblo, se pre
sentó con serenidad pidiendo el trium-
fo. (2)
( 1 ) Esto se ve bien en las cartas de Cice
ron á Atico.
(2) Cesar hizo la guerra á los galos, y Craso
á los Partos , sin preceder deliberacion del se
nado, ni decreto del pueblo. Vease Dion.
(195)
Estos primeros hombres de la re
pública trabajaron para que el pueblo
se disgustase de su poder, y procura
ron hacerse necesarios, llevando al es
tremo los inconvenientes del gobier
no republicano : pero asi que Augus
to se vio señor trabajó por politica
en el restablecimiento del orden, pa
ra que se conociesen por esperiencia
las ventajas del gobierno de uno solo.
Mientras estuvo Augusto con las
armas en la mano temió las sedicio
nes de las tropas , y no las conjura
ciones de los ciudadanos ; asi es que
cuidó de complacer á aquellas, y fué
tan cruel con estos. Cuando estuvo
en paz, temiólas conjuraciones: y te
niendo á la vista el fin desgraciado
de Cesar ., para evitar su destino, tra
tó de seguir diferente conducta. He
ai la clave de toda la vida de Augus
to. En el senado llevaba la coraza
debajo de la toga ; no admitió el ti
(194)
tulo de dictador; y asi como Cesar de
cia con insolencia., que la república no
era nada, y que sus palabras eran le
yes, él no bizo mas que ponderar
la dignidad del senado , y su res
peto á la república. Sin perjuicio
pues de sus intereses propios, cuidó
de establecer el gobierno mas capaz
de acomodar al pueblo que fuese
posible ; é hizo uno aristocratico por
lo que mira á lo civil, y monár
quico con respeto á lo militar : go
bierno ambiguo, que como no se soste
nia por sus propias fuerzas, no po
dia subsistir sino en tanto que fue
se del gusto del monarca, y que por
consiguiente era del todo monárquico.
Se ha puesto en duda si Augusto
tuvo en realidad
dimision designios
del imperio o ; pero
de ¿ quien
hacer

no vé que si lo hubiera querido, es


imposible que no lo hubiese logrado?
La prueba de que esto no era mas
(198)
que un juego, es que cada diez años
pidió
ga, y que
no obstante
se le aliviase
la llevó
de esta
toda car-1
su

vida. Este era un ardid politico pa


ra que se le continuase una pose
sion, que no creia tener bastante se
gura. Yo formo concepto por toda Ja
vida de Augusto, pues aunque los
hombres son bastante caprichosos, ra
ras veces sucede que renuncien en un
momento, á aquello que han meditado
toda su vida. Todas las acciones de
Augusto, todos sus decretos., tendian
visiblemente al establecimiento de la
monarquia. Sila deja la dictatura; pe
ro en toda su vida, en medio de sus
violencias se trasluce un espiritu te^
publicano ; todos sus reglamentos y
aunque ejecutados tiranicamente , tie
nen siempre por objeto cierta for
ma de república. Sila hombre arre
batado guia violentamente los Roma
nos á la libertad, Augusto tirano as-*
(196)
tuto ( 1 ) les conduce con dulzura
á la tirania. Mientras que bajo la
dominacion de Sila volvia á tomar
fuerzas la república, todo el mundo
gritaba contra la tirania : y mientras
que esta se arraigaba bajo el imperio
de Augusto , no se hablaba sino de
libertad.
La costumbre de los triumfos que
tanto habian contribuido á la gran
deza de Roma, se perdió cuando Au
gusto tuvo el imperio; ó mas bien este
honor pasó á ser un privilegio de la
soberania. (2) La mayor parte delas
costumbres del tiempo de los empera
dores tenian su origen en la república,
y es preciso (3) buscar en ella su filia-
( 1 ) Tomo esta palabra en la acepcion de los
Griegos, y Romanos, que daban este nombre á lo-
dosjlos que habian destruido la democrácia.
( 2 ) A los particulares no se les concedieron
gustum.
ya sino los ornamentos triunfales. Dion in Au-

(3) Como los Romanos mudaron de gobierno


(197)
cion: solamente tenia derecho para pe
dir el triumfo aquel bajo cuyos auspi
cios se había hecho la guerra., (1) es
ta se hizo siempre bajo los auspicios
del gefe, y por consiguiente del em
perador como caudillo de todos los
ejercitos.
Asi como en tiempo de la repúbli
ca fué sistema hacer continuamente
la guerra, en el imperio fué máxima
mantener la paz: las victorias no fue
ron consideradas sino como motivos
de inquietud, con unos ejercitos que

sin haber sido invadidos, conservaron las misma*


costumbres despues de esta mudanza, y la forma
de su gobierno fue tambien casi la misma.
( 1 ) Dion iii Auguslum lib. 54 dice que A-
grippa dejó por modestia de dar cuenta al sena
do de su expedicion contra los pueblos del Bós
foro , que se negó al triumfo , y que despues de
el nadie de sus iguales triumfo : pero esta era
una gracia que Augusto quiso hacer á Agrippa,
y que Antonio no hizo á Ventidio la primera vez
que venció á los Partos. '
(198)
podian vender demasiado caros sus
servicios.
Los que tuvieron algun mando te
mieron emprender cosas demasiado
grandes : fué preciso moderar su glo
ria de manera que fuese capaz "de
llamar la atencion, pero no de dis
pertar los zelos del principe; y no
presentarse delante de este , con un
brillo que sus ojos no pudiesen su
frir.
Augusto fue muy retenido en con
ceder el derecho de vecindad roma
na-, (1) hizo leyes (2) para evitar
que no se diese con exceso la liber
tad á los esclavos; (3j en su testa
mento recomendó la observancia de
estas dos máximas, y que no se pro-

( 1 ) Suetonio ira j4ugustum. ,


(2) El mismo lugar citado. Veanse los institu
ciones de Justiniano lib. 1."
(3) Dion. í/j Augustum.
(199)
curase estender el imperio con nue
vas guerras.
Estas tres cosas tenian una intima
relacion entre si: no habiendo guer
ras, no habia necesidad de estender
el derecho de vecindad, ni de pro
mover la manumision. Cuando Roma
tenia guerras continuas., era necesario
que reparase continuamente la per
dida de sus habitantes. Al principio
trasladaron á ella una parte de la
poblacion de las ciudades vencidas ,
con el tiempo muchos ciudadanos de
los pueblos vecinos fueron á ella pa
ra tener parte en las votaciones; y se
establecieron en tanto número, que fué
preciso muchas veces despedirlos á cau
sa de las quejas de los aliados; en fin
de las provincias vinieron á Roma una
muchedumbre de gentes. Las leyes
no solamente favorecian, sino que has
ta precisaban al matrimonio. Roma en
todas sus guerras hizo un número pro
(200)
digioso de esclavos, y ademas cuan
do sus ciudadanos fueron opulentos
compraron otros en todas partes ; pe
ro tambien dieron la libertad á un
sin número de ellos por generosidad,
por avaricia, por vanidad: (1) unos
querian recompensar su fidelidad, o-
tros recibir en su nombre el trigo que
la república distribuia á los ciudada
nos pobres, otros en fin deseaban que
en sus exequias acompañasen su ca
daver una multitud de ellos con el
sombrero guarnecido de flores. El pue
blo se compuso casi todo de estos escla
vos borros ó libertos: (2) de manera
que estos señores del mundo , no
solamente en sus principios, sino en to
dos
de origen
tiemposservil.
fueron la mayor parte

Cuando el número del pueblo bajo

( 1 ) Dionisio de Halicarnaso lib. 4.°


(2) Veanse los Anales de Tacito lib. 13. La
te fussum id corpus &.
(201)
compuesto todo de libertos, ó hijos
de ellos llegaba á incomodar, hicie
ron colonias; por cuyo medio se ase
guraron de la fidelidad de las provin
cias. Era esta una circulacion de hom
bres del mundo entero: Roma los re
cibia esclavos, y los expedia Roma
nos.
dosSocolor
en las de
elecciones,
ciertos tumultos
Augustoacaeci-
puso

gobernador, y guarnicion en Roma.,


hizo perpetuos los cuerpos de las le
giones, colocolas en las fronteras, y se
ñaló fondos particulares para sus pa
gas; en fin ordenó que los veteranos
recibiesen sus premios en efectivo, y
no en tierras. (1)
Varios eran los inconvenientes que
resultaban de estas distribuciones de

( 1 ) Mandó que los soldados pretorianos tu


viesen cinco mil drachmas , las dos mil á los diez y
seis años cumplidos de servicio, y las otras tres mil
á los veinte años. Dion ira Auaustum
(202)
tierras que se hacia desde el tiempo
de Sila : la propiedad de los bienes
de los ciudadanos era incierta; sino
se situaban en un mismo lugar los
soldados de una cohorte ., se disgus
taban del establecimiento, dejaban las
tierras incultas, y se convertian en
hombres perjuiciales; (1) por otra
parte si se distribuian por legiones.,
Jos, ambiciosos" podian reunir un ejer
cito en un momento.
Augusto hizo establecimientos fijos
para la marina. A.si como antes de él
jio habian tenido los Romanos cuer
pos perpetuos de ejército, tampoco
Jos habian tenido de marina. El ob
jeto principal de las flotas de Au
gusto fué la seguridad de los convo
yes., y la comunicacion de los dife
rentes paises del imperio : porque por

( 1 ) Vease Tacito Anales Iib. 14. en órden á


los soldados establecidos en Tarento, y en Aa->
(205)
otra parte los Romanos eran dueños
de todo el mediterraneo , unicamente
se navegaba en aquel tiempo en este
mar, y no tenian enemigo alguno que
temer.
Dion nota con mucho tino, que des
de los emperadores fué mas dificil
escribir la historia : el secreto entró en
todas partes, y la correspondencia ofi
cial de las provincias paró enteramente
al gabinete del emperador; ya no se
supo mas que lo que la locura ó el
descaro de los tiranos no quisieron
ocultar, ó lo que los historiadores de
dujeron por conjeturas.
(204)
CAPITULO XIV.

Tiberio.

Asi como un rio mina lentamente


y sin rumor los diques que se le o-
ponen, y por fin los derriba en un
instante, é inunda las tierras que que
dan sin reparo ; del mismo modo el
poder soberano que habla trabajado
insensiblemente en tiempo de Augus
to, lo trastornó todo violentamente
bajo su sucesor Tiberio.
Habia una ley de lesa magostad con
tra los que cometian algun atentado
contra el pueblo Romano. Apoderose
de ella Tiberio, y la aplicó no á los
casos para los cuales habia sido he
cha , sino á cuanto podia satisfacer su
odio ó sus desconfianzas. No eran las
acciones solas juzgadas por esta ley,
sino las palabras ., los ademanes y has
ta los pensamientos : pues que estos
(205)
desahogos del corazon que produce
la conversacion entre dos amigos , no
pueden considerarse sino como un
pensamiento. Se acabó pues la liber
tad en los festines, la confianza en
tre parientes , la fidelidad en los es
clavos : el disimulo , y el mal humor
del principe, se comunicaron por to
das partes ; la amistad fué conside
rada como un escollo , la ingenuidad
como imprudencia , la virtud como
afectacion capaz de recordar á los
pueblos la felicidad de los tiempos
antiguos.
Noo hay tirania mas cruel que la

que se ejerce bajo la sombra de las


leyes, y socolor de justicia; cuando
por decirlo asi se ahoga á los infeli
ces, sobre la misma plancha en que
se habian de salvar.
Como jamas ha sucedido que á un
tirano le hayan faltado instrumentos
para su tirania, Tiberio encontró siem
(20G)
pre jueces prontos á condenar á cuan
tos pudiesen serle sospechosos. En
tiempo de la república el senado que
no juzgaba en cuerpo los negocios
de particulares, conocia por delega
cion del pueblo de los crimenes de
los aliados. Tiberio le cometió tam
bien el juicio de todo lo que llama
ban crimen de lesa magestad contra
él. Este cuerpo cayó en un estado
de bajeza que no se puede espresar;
los senadores iban en busca de la
esclavitud: y para lograr el favor de Se-
yano., los mas ilustres de entre ellos
hacian el oficio infame de delatores.
Me parece que percibo varias cau
sas de este espiritu de servidumbre
que reinaba entonces en el senado.
Despues de vencido por Cesar el par
tido republicano , los amigos y ene
migos que tenia en el senado contri
buyeron sin distincion, para derribar
todos los limites que las leyes habian
(207)
señalado al poder, y para conceder
le honores eccesivos. Unos procura
ban con esto complacerle , y otros
hacerle odioso. Dion dice que algu
nos hasta llegaron á proponer, que se
le permitiese gozar de todas las mu
jeres que fuesen de su gusto. Esto
fué causa de que no desconfiase del
senado , y facilitó que fuese asesina
do en él ; pero al mismo tiempo fué
causa tambien de que en los reina
dos siguientes no hubo adulacion que
no tuviese ejemplar, ni que fuese ca
paz de irritar los animos.
Antes que Roma fuese gobernada
por uno solo las riquezas de los prin
cipales de ella eran immensas , cua
lesquiera
bian adoptado
que fuesen
para adquirirlas;
los medios bajo
que ba-
los

emperadores se les quitaron casi to


das : los senadores no tuvieron ya a-
quellos grandes clientes que les col
maban de bienes, y en las provincias
(208)
nada podia recogerse sino para Ce
sar., sobre todo desde que en ellas se
establecieron sus procuradores, que
correspondian, á corta diferencia á
nuestros intendentes. No obstante á
pesar de estar obstruido el manantial
de las riquezas, subsistia el mismo
gasto; y el tono de vida y lujo es
tablecido, no podia sostenerse sino con
el favor del emperador.
Augusto habia quitado al pueblo
la facultad de hacer leyes , y la de
juzgar los crimenes públicos; pero le
habia dejado, ó alomenos aparentado
que le dejaba la de elegir magistra
dos. Tiberio que temia las juntas de
un pueblo tan númeroso le quitó tam
bien este privilegio, y lo dio al se
nado, es decir se lo quedó para si:
(1) no puede creerse cuanto envile
ció el alma de los grandes esta deca-

(1) Tacito Anales lib. 1.» y Dion lib. 54. "


(209)
tienda del poder del pueblo. Cuan
do este disponía de las dignidades, los
magistrados que intrigaban para ob
tenerlas., hacian muchas bajezas; pero
las disfrazaba una cierta magnificen
cia, ya cuando daban juegos ó con
vites al pueblo, ya cuando le distri
buian dinero ó granos; aunque el ob-
geto fuese bajo, el medio tenia algu
na cosa de nobleza , porque á un
grande hombre jamas le está mal el
obtener con sus liberalidades el favor
del pueblo. Pero cuando no tuvo es
te nada que dar, y el principe dis
puso en nombre del senado de to
dos los empleos, se solicitaron y se
consiguieron por medios indignos; la
adulacion, la infamia, los crimenes,
fueron artes necesarias para conse
guirlos.
Sin embargo de esto no parece que
Tiberio quisiese envilecer al senado,
de nada se quejaba tanto, como de la
(210)
tendencia que este cuerpo tenia á la
servidumbre : toda su vida está llena
de sus disgustos en orden á esto : pe
ro era como la mayor parte de los
hombres., queria cosas que estaban en
contradiccion: su politica general no
estaba de acuerdo con sus pasiones par
ticulares. Habria querido un senado li
bre y capaz de hac-er respetar su gobier
no; pero al mismo tiempo un senado dis
puesto á satisfacer á cada momento sus
temores, sus rezelos, y sus odios: en
fin su politica cedia siempre á sus
pasiones.
Dijimos que el pueblo en otro tiem
po habia conseguido de los patricios,
tener magistrados populares para de
fenderse contra los insultos é injus
ticias que pudiesen hacersele: para que
pudiesen ejercer este poder, se les de
clamó sagrados é inviolables; mandán
dose que sobre la marcha fuese cas
tigado con la muerte, cualquiera que
(211)
con hechos ó palabras tratase mal á
un tribuno. Habiéndose revestido los
emperadores de las facultades de los
tribunos , obtuvieron asimismo sus
prerogativas ; y bajo este fundamen
to fué como hicieron matar á tanta
gente , como los delatores hicieron sin
ningun riesgo su oficio ., y como la
acusacion de lesa magestad, este cri
men que segun. Plinio era el de aque
llos á quienes no habia otro que im
putarles, se estendió á cuanto se quiso.
Yo creo con todo que algunos de es
tos motivos de acusacion, no eran tan.
ridiculos como ahora nos padecen: no
puedo pensar que Tiberio hiciese que
fuese acusado un hombre por haber
vendido la estatua del emperador jun
tamente con su casa; ni que Domicia-
no hiciese condenar á muerte á una
muger por haberse desnudado delan
te de su imagen; y á un ciudadano
porque en las paredes de su cuavtw
14
(212)
tenia pintada la descripcion de toda
la tierra; si estas acciones no hubie
sen sucitado en el espiritu de los Ro
manos mas idea que la que nos dan
al presente. Yo creo que una parte
de esto se funda, en que mudado en
Huma el gobierno, podia ser una cosa
de entidad lo que á nosotros no nos
parece de consecuencia: juzgo de es
to del mismo modo que de lo que se
vé en el dia en una nacion que no
tenemos motivos para sospechar que
sea tiranizada, en la cual está prohi
bido brindar á la salud de cierta per
sona.
No puedo pasar en silencio nada
de cuanto sirva para dar á conocer
el génio del pueblo romano. Estaba
tan acostumbrado á obedecer, y á ci
frar su dicha en la mudanza de due
ño, que despues de la muerte de Ger
mánico hizo demostraciones de dolor
de sentimiento, y de desesperacion,
(215)
que no se ven entre nosotros.
Es preciso ver como descriven los
historiadores la desolacion pública, su
grandeza , su duracion , su exceso : ( 1 )
y no se diga que era esto ficcion,
porque un pueblo entero no finge
no adula, ni disimula.
El pueblo romano que ya no te
nia parte en el gobierno, compuesto
casi todo de libertos, ó de gente sin
industria que vivian á expensas del te
soro público, no sentia mas que su
impotencia; se afligia como los niños
y las mugeres, á quienes desconsuela
el sentimiento de su debilidad; esta
ba mal; puso sus esperanzas en Ger
mánico, y cuando le arrebató la muer
te este objeto, se entregó á la deses
peracion.
No hay quien tema tanto las des
gracias, como aquellos que por no te-

(1) Vease al mismo Tac ito.


(B14)
ner cosa que perder, no deberian te
merlas, y que deberian decir con
Andromaca: "Pluguiera á Dios que yo
temiese." Hay en la actualidad en Ña
poles cincuenta milhombres, que tan
solo se alimentan de yerbas, y no
tienen mas bienes que un vestido ro
to y andrajoso: esta gente la mas
miserable de la tierra, cae en un a-
batimiento horroroso á la menor hu
marada que despide el Vesubio : son
tan necios que temen ser infelices.
(21S)
CAPITULO XV.

De los emperadores desde Cayo


Calíanla, á Antonino,

Caligula sucedió á Tiberio. Deciase


de él; que jamas hubo un esclavo mas
bueno, ni un amo peor: cuyas dos
calidades son bastante consiguientes;
porque la disposicion de espiritu que
hace que choque vivamente el poder
ilimitado del que manda, hace tam
bien que se sienta con igual viveza
el imperio . adquiri do.
Caligula restableció los comicios
(1) que Tiberio habia suprimido, y
abolió este crimen arbitrario de lesa
magestad establecido por él : por don
de se puede conocer, que los princi
pios del reinado de un principe ma
lo., son muchas veces como el fin del

(1) Con el tiempo volvió á suprimirlos.


(216)
de los buenos; porque por un espiri
tu de contradiccion en orden á la con
ducta de aquellos á quienes suceden,
pueden hacer lo que hacen otros por
virtud; y á este espiritu de contradic
cion, es al que debemos una multitud
de reglamentos, tanto buenos, como
malos.
¿Qué se adelantó con esto? Caligu-
la si bien suprimió las acusaciones de
los crimenes de lesa magestad, hizo
morir militarmente á cuantos no e-
ran de su gusto : y no fueron sola
mente algunos senadores aquellos con
tra quienes se dirigió, sino que de-
sembainó su espada contra el senado,
amenazando su esterrninio entero.
Esta espantosa tirania de los em
peradores traia su origen del espiri
tu general de los Romanos. Como ca
yeron repentinamente bajo un go
bierno arbitrario , y entre ellos casi
uo hubo intervalo entre mandar y
(217)
servir , no estuvieron preparados á es
te cambio por costumbres suaves : con
servaron su natural feroz; los ciuda
danos fuerou tratados de la misma
manera que habian ellos tratado á los
enemigos vencidos, y gobernados ba
jo el mismo plan. Sila entrando eri
Roma, no fué diferente de Sila cuan
do entró en Atenas; ejerció igual de
recho de gentes. A las naciones so
metidas insensiblemente, cuando les
faltan las leyes, las gobiernan todavia
las costumbres.
La vista continua de los combates
de gladiadores, hacia sumamente fero
ces á los Romanos : se notó que Clau
dio fué mas inclinado á derramar
sangre, á fuerza de presenciar estos
espectáculos. El ejemplo de este em
perador que á pesar de su natural
dulce cometió tantas crueldades, ma
nifiesta bien que la educacion de su
tiempo era diferente de la nuestra.
(218)
Acostumbrados los Romanos á des
preciar la naturaleza en las personas
de sus hijos, y de sus esclavos, (1)
podian conocer poco esta virtud que
llamamos humanidad. Esta ferocidad
que nosotros observamos en los ha
bitantes de nuestras colonias , ¿qué
otra causa puede tener, sino el uso
continuo de los castigos
porcion desdichada contra
delo género una
huma

no? Cuando reina la crueldad en el


estado civil, ¿qué se puede esperar
dela suavidad y justicia natural?
Cansa ver en la historia de los em
peradores, el infinito número de per
sonas que hicieron morir, para con
fiscarles los bienes; en nuestras his
torias no se encuentra una cosa se
mejante. Debe atribuirse esto á las
costumbres mas dulces que acabamos
de decir, y á una religion que repri-
( 1 ) Veanse las leyes romanas en orden á la
potestad de los padres y madres sobre sus lujos.
(219)
«ie mas: y por otra parte á que en el dia
no hay que despojar á las familias de
unos senadores que hayan saqueado
al universo. De la mediania de nues
tras fortunas , sacamos la ventaja de
su mayor seguridad : nuestros bienes
no valen la pena de que se nos des
poje de ellos. (1)
El pueblo de Roma, lo que se lla
maba plebe no aborrecia á los mas ma
los emperadores. Despues que hubo
perdido el imperio, y que no se ocu
pó mas de la guerra , paró por ser
el pueblo mas vil de todos los pue
blos ; miraba el comercio y las artes
como ocupaciones propias solamente
de esclavos , las distribuciones de tri
go que recibia, le hacian olvidar la
agricultura ; le habian acostumbrado

(1) El Duque de Braganza tenia bienes im


mensos en Portugal ; cuando se sublevó felicitaron
al rey de España por la riqueza de la confisca
cion que iba á tocar.
(220)
a juegos y espectáculos. Cuando no
tuvo tribunos que escuchar, ni ma
gistrados que elegir, estas vanas di
versiones se le hicieron necesarias, y
su holgazaneria le aumentó el gusto
para ellas. Asi es que el pueblo echa
ba menos á Caligula, Neron, Como-
do, y Caracala, á causa de su misma
locura; porque amaban con furor lo
que queria él, y contribuian á sus
placeres con todo su poder, y hasta
con su persona ; para él prodigaban
todas las riquezas del imperio ; y cuan
do estas estaban agotadas, veia el
pueblo sin pesar despojar á las fa
milias mas ricas, gozaba de los fru
tos de la tirania , y gozaba de ellos
sin recelo , porque hallaba su segu
ridad en su bajeza. Unos principes
como estos aborrecian naturalmente
á los hombres de bien ; sabian que
no aprobaban su conducta: ( 1 ) indig-
( 1 ) Entre los Griegos habia juegos en los cna
(SsSíl)
nados de la contradiccion ó del si
lencio de un ciudadano rigido , y!
cegados por los aplausos del po
pulacho , llegaban á imaginar que
su gobierno hacia la felicidad públi
ca, y que solamente eran capaces de
censurarlo personas mal intenciona
das.
Calicnla en sus crueldades era un
verdadero sofista : como descendia

les era tan decentó combatir como glorioso vencer,


pero los Eomauos no tenian mas que espectáculos,
y era suyo particular el tic los gladiadores infa
mes. Con esto la gravedad romana no pemitia que
un grande personaje bajase á la arena, ó mon
tase alas tablas. ¿Como babria podido atreverse
á ello un senador , al cual las leyes prohibian
toda alianza con gentes que la reprobacion y
aun los aplausos del público habian deshon
rado ? A pesar de esto se presentaron alli
los emperadores: y esta locura que demuestra el
mayor desarreglo de su corazon, y el desprecio
de lo bello, honesto, y virtuoso, esta siempre
marcada por los historiadores con el caracter de
la tirania.
(222)
igualmente de Antonio y de Augus
to, decia que castigaria á los consu
les si celebraban el dia de regocijo
instituido en memoria de la victoria
de Accium, y que sino lo celebra
ban los castigaria tambien ; y habien
do muerto Drusila á la cual conce
dió honores divinos , era un delito
llorarla porque era diosa , y lo era
no llorarla porque era hermana suya.
Aqui es donde nos ofrecen un espec
táculo .digno de atencion las cosas hu
manas. Que se considere en la historia
romana que tantas guerras emprendi
das, tanta sangre derramada, tan
tas naciones destruidas, tantas ac
ciones heroicas ; que tantos triunfos,,
tanta politica, sabiduria, prudencia, y
valor; que este proyecto de conquis
tar al mundo tan bien formado, sos
tenido , y llevado á cabo; vinieron á
parar en saciar el frenesi brutal de
cinco ó seis monstruos. ¡ Qué! ja
(225)
quel senado no aniquiló á tantos re
yes sino para precipitarse en la mas
infame esclavitud bajo el yugo de
algunos de los mas indignos ciuda
danos , y destruirse á si mismo con
sus propios decretos? ¿No llevó su
poderio al mas alto punto, sino pa
ra que fuese mas sensible la caida?
¿No trabajan los bombres en au
mentar su poder , sino para que
se apoderen de él manos mas fe
lices, y hagan que se desplome so
bre ellos mismos?
Habiendo sido muerto Caligula, se
reunió el senado para establecer la
forma mas conveniente de gobier
no. Mientras deliberaba, algunos sol-
soldados entraron en el palacio para
robar, hallaron en un rincon de él á
un hombre temblando de miedo: era
este Claudio, á quien saludaron em
perador.
Claudio acabó de arruinar las órdenes,
(224)
ó gerarquias antiguas., dando á sus oficia
les el derecho de administrar la justi
cia. (I) Las guerras de Mario y Sila, no
se hicieron sino para saber de quien
seria esta prerogativa., si delos sena
dores, ó delos cavalleros; (2) el ca
pricho de un imbecil la quitó á unos
y otros. ¿Estraiio desenlace de una
disputa que habia puesto en combus
tion al orbe entero?
No hay autoridad mas absoluta que
la del principe que sucede á una re
pública; porque tiene todo el poder
del pueblo., que habia desplegado la
suya sin limites. Por esto vemos en

(1) Augusto habia establecido los procurado


res, pero no teriian jurisdiccion, y si no se les o-
bedecia tenian que recurrir al gobernador de la
provincia ó al pretor. Pero en tiempo de Claudio,
tuvieron la jurisdiccion ordinaria, como sus te
nientes de provincia que eran: juzgaron tambien
de los negocios del fisco, lo que les hizo dueños
de las fortunas de todos.
(2) Tácito Anales lib. 12.

'
(223)
el dia, que los reyes de Dinamarca
ejercen el poder mas arbitrario que
hay en Europa.
El pueblo no fue menos envileci
do, que el senado y los cavalleros.
Hemos visto que hasta el tiempo de
los emperadores el pueblo de Roma
babia sido tan guerrero, que los ejér
citos que se levantaban en ella, eran
al momento disciplinados, y marcha
ban en derechura contra el enemi
go. En las guerras civiles de Vite-
lio y VespasianO., Roma juguete de
cualquier ambicioso y llena de pai
sanos timidos, temblaba á la primera
bandada de soldados que amenazaba
aproximarse á ella.
La condicion de los emperadores
tampoco fué mejor. Como no era un
solo ejército el que se irrogaba el
derecho, y tenia el atrevimiento de
elegir emperador, bastaba que un e-
jército hubiese elegido á uno, para
(226)
que no fuese del gusto de los de
mas , y para que nombrasen luego
un competidor contra él.
Asi del mismo modo que fué fa
tal al gobierno republicano la gran
deza de la república, fué fatal á la
vida de los emperadores la grande
za del imperio. Si no hubiesen te
nido mas que un pais regular que
defender, tampoco habrian tenido mas
que un ejército principal., que des
pues de haberles elegido, babria res
petado la obra de sus manos.
Los soldados habian sido adictos á
la familia de Cesar, que les era ga
rante de todas las ventajas que les
Labia acarreado la mudanza de gobier
no. Llegó el tiempo en que todas las
grandes familias de Roma quedaron es
terminadas por la de Cesar; y en que
esta misma pereció con la muerte de
Neron. El poder civil., que sin cesar
habia sido deprimido, no se halló eu
(227)
estado de contrapesar el poder mili
tar, y cada ejército quiso elegir un
emperador.
Comparemos ahora los tiempos. ¿Qué
partido no sacó Tiberio del senado
cuando empezó á reinar? (1) Supo
que se habian revoltado las legiones
de Iliria y Alemania , acordoles al
gunas pretensiones , y sostuvo que el
senado era el que debia juzgar de
las demas: (2) y envioles diputados de
este cuerpo. Los que ya no temeu
el poder, pueden respetar todavia la
autoridad. Cuando se hizo presente á
los soldados, que en medio de un ejér
cito romano corrian riesgo de su vi
da los hijos del emperador, y los en
viados del senado, (3) pudieron arre
pentirse hasta llegar al estremo de cas-
( 1 ) El mismo ibid. I¡b. -(.«
Tacito
(3) Vea™ la arenga de Germánico. Tacito A-
nales lib. I.»
15
(228)
tigarse. á si mismos : ( 1 ) pero cuan
do el senado fué enteramente abati
do, su ejemplo no movió á nadie.
En vano arenga Oton á sus soldados
hablándoles de la dignidad del sena
do : (2) en vano envia Vitelio los
principales senadores para hacer la paz
con Vespasiano; (3) no se vuelve alas
órdenes ó clases de un estado en un mo
mento, el respeto que se les ha qui
tado por tanto tiempo. Los ejércitos
no miraron á estos diputados, sino co
mo los mas viles esclavos de un due
ño á quien tenian ya reprobado.
Era antigua costumbre de los Roma
nos el distribuir el triunfador algu
nas monedas á cada soldado ; esto

( 1 ) Gaudebat cmdibus miles , quasi smmet ab-


solveret. Tacito Anales lib. 1.* Despues fueron
revocados los privilegios arrancados á la fuerza.
Tacitp lugar citado.
(2) Tacito histoira lib. 1.°
(3) El mismo Tacito historia lib. 3.*
(229)
era poca cosa. ( 1 ) Aumentáronse es
tas gratificaciones en las guerras ci
viles. (2) Antes se hacian del dinero
tomado á los enemigos, en estos desgra
ciados tiempos salieron del de los ciu
dadanos ; y los soldados quisieron la
distribucion cuando no habia botin.
Estas recompensas solo tenian lugar
despues de una guerra; Neron las hi
zo durante la paz : los soldados se a-
costumbraron á ellas, en terminos que
se indignaron contra Galba, que les
decia con valor, que sabia escogerlos,
pero no comprarlos.

(1) Veanse en Tito Livio las sumas distribui


das en diferentes triunfos. El espiritu de los ge
nerales era depositar mucho dinero en el tesoro
piiblico, y distribuir poco á las tropas.
( 2 ) Paulo Emilio en un tiempo en que la impor
tancia de las conquistas había aumentado las libe
ralidades, no distribuyó mas que cien dineros á
cada soldador pero Cesar les regaló dos mil: y
s-guieron su ejemplo Antonio, Octavio, Brulo, y
Cas.o. \caso á Diou y Apiano.
(250)
Galba, Oton, (1) y Vitelio no hicie
ron mas que salir á la escena. Ves-
pasiano fué elegido como ellos por
las tropas : en todo el curso de su
reino no se ocupó mas que en res
tablecer el imperio que habian ocu
pado uno despues de otro, seis tira
nos igualmente crueles, casi todos fu
riosos, muchos de ellos imbeciles, y
para colmo de la desgracia pródigos
hasta la locura.
Tito su sucesor fué las delicias
del pueblo Romano. En Domiciano se
vió un nuevo monstruo, mas cruel, ó
alomenos mas inplacable que los que
le habian precedido, porque estos eran
mas timidos.
Sus libertos los mas queridos, y se
gun algunos han dicho su misma mu-
ger, viendo que tan peligrosa era su
( 1 ) Suscepere duo manipulares imperium po-
puli romani traiisferendurn et irasntulerunt. Ta
cho lib. 1.»
(251)
amistad como sus odios, y que no
ponia limites á sus recelos y acusa
ciones , se deshicieron de él. Antes
de dar el golpe pusieron los ojos en
el sucesor, y eligieron al respetable
anciano Nerva.
Adoptó Nerva á Trajano el mas ca
bal de cuantos principes ha hablado
la historia. Fué ventura el haber na
cido bajo su imperio : no hubo otro
tan feliz ni tan glorioso para el pue
blo Romano. Gran politico, gran ge
neral ; con un corazon bueno que le
inclinaba al bien, y un talento ilustra
do que preferia lo mejor ; una alma
noble, grande, y bella; adornado de
todas las virtudes, sin ser estremado
en ninguna de ellas; en fin el hom
bre mas propio para ser el honor de
la especie humana , y la imagen de
de la divina.
Ejecutó el proyecto de Cesar, é hi
zo con buen éxito la guerra contra
(252)
los Partos. Cualquiera otro habria su
cumbido en esta empresa, en la que
los peligros eran siempre próximos,
y remotos los recursos ; en la cual
era absolutamente preciso vencer , y
ni aun habia seguridad de dejar de
perecer despues de conseguida la vic
toria.
La dificultad consistia ya en la si
tuacion de los dos imperios , ya en
el modo con que ambos pueblos ha
cian la guerra. Si se tomaba el ca
mino de Armenia acia las fuentes del
Tigris y del Eufrates, tenia que
atravesarse un pais montuoso y cor
tado , por el cual no podian condu
cirse convoyes , de manera que el
ejercito se arruinaba por mitad an
tes de llegar á la Media. (I) Si se
entraba mas abajo acia el mediodia.
.(1) El pais no suministraba arboles bastante
grandes para construir máquinas de sitio de pla
zas. Plutarco vida de Antonio.
(235)
por Nisibfi, se presentaba un desier
to horroroso que separaba los dos
imperios. Si se queria tomar el ca
mino mas abajo todavia, é ir por
Mesopotámia , haLia que pasar un
pais parte inculto parte inundado;
y corriendo el Tigris y Eufrates
de norte á mediodia , ni se podia
penetrar en el pais sin apartarse de
estos rios, ni separarse mucho de e-
llos sin perecer-
En cuanto á la milicia de las dos
naciones, la fuerza de los Romanos
consistia en la infanteria, la mas fuer
te, firme, y disciplinada del mundo.
Los Partos no tenian infanteria., pe
ro si una caballeria admirable : com
batian de lejos, y fuera del tiro de las
arma-s romanas , la javalina raras veces
podia alcanzarles, sus armas eran el ar
co y flechas formidables ; mas bien si
tiaban que no espugnaban un ejérci
to; perseguirlos era inutil., porque para
(234)
ellos el huir no se diferenciaba del
combate; hacian retirar á las gentes
á medida que avanzaba el enemigo, y
solamente dejaban guarniciones en las
plazas fuertes : despues de haber to
mado estas, no habia mas recurso que
arruinarlas ; quemaban con arte todo
el pais al rededor del ejército con
trario, y le quitaban hasta las yerbas:
en fin hacian la guerra á poca dife
rencia como se hace todavia en el
dia en las mismas fronteras.
Ademas las legiones de Iliria, y
de Alemania conducidas á esta guer
ra no servian para ella: (1) los sol
dados acostumbrados á comer mucho
en su pais, perecian casi todos.
De este modo lo que no habia he
cho todavia nacion alguna, lo hizo la
de los Partos: evitó el yugo de los
Romanos no porque fuese invenci-

(1) Vease Herodiano vida de Alejandro.


(2555)
ble , sino porque era inaccesible.
Adriano abandonó las conquistas
de Trajano (1) y limitó el imperio al
Eufrates : siendo de admirar que los
Romanos despues de tantas guerras
no hubiesen perdido mas que lo que
habian querido abandonar, lo mis
mo que el mar , que no disminuye
su este«sion sino cuando se retira
por si mismo.
Esta conducta de Adriano causó
mucho descontento. En los libros sa
grados de los Romanos , se leia que
cuando Tarquino trató de edificar el
Capitolio, encontró que las estatuas
de muchas divinidades ocupaban el
lugar principal ; inquirió por la cien
cia que tenia de los agueros si ten
drian á bien ceder á Jupiter aquel
puesto : todas consintieron en ello, á

( 1 ) Vease Eutropio. La Dacia no fue aban


donada hasta el tiempo de Aureliano.
(236)
excepcíu.i de Marte, la Juventud , y
el dios Término. (1) De ai tomaron
origen tres tradiciones religiosas : que
el pueblo de Marte jamas cederia á
otro el lugar que ocupaba ; que la
juventud romana no podia ser venci
da ; y en fin que el dios Término
de los Romanos no retrocederia ja
mas: lo que sucedió no obstante ba
jo Adriano.

(1) S. Agustin Hb. 6.» capítulos 23 y 29 de


la ciudad de Dios.
(257)
CAPITULO XVI.

Estado del imperio desde Antonino


hasta Probo.

En estos tiempos la secta Estoica


se estendió y cobró credito en el
imperio. Parecia que la naturaleza
humana habia hecho un esfuerzo, pa
ra producir por si misma esta secta
admirable., semejante á aquellas plan
tas que la tierra hace nacer en pa-
rages que el cielo no ha visto jamas.
A ella debieron los Romanos sus
mejores emperadores. Nada es capaz
de hacernos olvidar del primer An
tonino , sino Marco Aurelio á quien
adoptó. Se experimenta un placer in
terior y secreto al hablar de este em
perador : su vida no puede leerse sin
una especie de ternura; tal es el e-
fecto que produce, que uno tiene me
jor opinion de si mismo , porque la
(238)
forma mejor de los hombres.
La sabiduria de Nerva, la gloria de
Trajano, el valor de Adriano, las vir
tudes de los dos Antoninos, se con
cillaron el respeto de las tropas. Al
contrario cuando nuevos monstruos
ocuparon su lugar , pareció el abuso
del gobierno militar con todos sus
excesos ; y los soldados que habian
vendido el imperio , asesinaron á los
emperadores ., para cobrar otra vez el
precio de él.
Dicese que hay un principe en el
mundo , que hace quince años que
trabaja para abolir en sus estados el
gobierno civil, y establecer el militar.
No quiero hacer reflexiones odiosas
sobre este proyecto; solamente diré
que es tal la naturaleza de las cosas,
que dos cientos guardias pueden po
ner en seguro la vida de un princi
pe, y ochenta mil 110; á mas de
que hay mayor peligro en oprimir
(259)
¿ un pueblo armado, que á otro que
no lo está.
Comodo sucedió á Marco Aurelio
su padre. Fué un monstruo que se
abandonó á todas sus pasiones ., y á
todas las de sus ministros y cortesa
nos. Los que libraron de él al mun
do, pusieron en su lugar á Pertinax,
venerable anciano á quien asesinaron
luego los soldados pretorianos.
Pusieron el imperio á la subasta, y
Didio Juliano lo obtuvo á fuerza de
promesas: esto descontentó á todo el
mundo, porque si bien habia sido com
prado muchas veces, no habia sido
hasta entonces regateado. Pescennio
Niger, Severo, y Albino fueron a-
clamados emperadores : y no habien
do podido Juliano satisfacer las su
mas inmensas que habia prometido,,
fué abandonado por sus tropas.
Severo derrotó á Niger y á Albi
no : tenia grandes cualidades pero la
(240)
clemencia, esta virtud principal de los
principes, le faltaba.
El poder de los emperadores po
dia parecer tiránico mas facilmente
que el de nuestros principes. Como
su dignidad era un conjunto de todas
las magistraturas romanas ; y como
bajo el nombre de emperadores eran
dictadores, tribunos del pueblo, pro
consules, censores, pontifices máxi
mos, y consules cuando les acomo
daba," ejercian muchas veces la jus
ticia distributiva: era facil que se sos
pechase que cometian vejacion con
tra los que condenaban, pues el pú
blico gradúa regularmente los abu
sos del poder por la estension del
poder mismo : en lugar que los re
yes de Europa legisladores mas no
ejecutores de la ley, soberanos pe
ro no jueces, se han despojado de
la parte de autoridad que puede ser
odiosa, y reservándose las gracias.
(241)
han cometido á magistrados particu
lares la distribucion de las penas.
No hubo emperadores mas zelosos
de su autoridad que Tiberio y Seve
ro , y no obstante se dejaron gober
nar miserablemente aquel por Seya-
no, y este por Plauciano.
La desastrosa costumbre de las
proscripciones introducida por Sila,
continuó en tiempo de los empera
dores ; y aun fué preciso que el prin
cipe tuviese algunas virtudes para no
seguirla; porque como sus ministros
y favoritos habian puesto ya los ojos
sobre confiscaciones de importancia.,
no le hablaban mas que de la nece
sidad de castigar, y de los peligros
de la clemencia.
Las proscripciones de Severo fue
ron causa que muchos soldados de
Niger ( 1 ) se retiraron entre los Par-

( 1 ) Hcrodiano vida de Severo.


(242)
tos, (1) enseñáronles lo que faltaba
á su arte militar, á manejar las ar
mas romanas, y aun á fabricarlas ; de
que se siguió que estos pueblos que
hasta entonces se habian contentado
con defenderse , en adelante fueron
casi siempre los agresores. (2)
Es digno de atencion que en esta
serie de guerras civiles que se sus
citaron continuamente, los que te
nian las legiones de Europa, vencie
ron casi siempre á los que tenian las
de Asia; (3) y en la historia de Se-
( 1 ) Continuó el mal reinando Alejandro. Ar-
taxerxes que restauró el imperio de los Persas,
se hizo formidable á los Romanos; porque sus sol
dados por capricho ó por disolucion se le pasa
ron á bandadas. Compendio de Xifilino del li
bro 80 de Dion.
(2) Esto es los Persas que les siguieron.
(3) Severo derrotó las legiones Asiaticas de
Niger; y Constantino las de Licinio Vespasiano
aunque proclamado por los ejércitos de Siria tu
vo que hacer la guerra á Vitelio con las legio
nes de Stesia, Panonia, y Dalmacia. Ciceron es-
(245)
vero se encuentra que no pudo to
mar la ciudad de Atra en Arabia>
porque amotinadas las legiones de
Europa, se vio precisado á valerse de!
las de Siria.
Esta diferencia se conoció desde
que se empezaron á hacer levas en
las provincias: (1) hubo en las legio*
nes
blos,lasegun
misma porque
su habia
naturaleza,
en los ó pue-*
pof

su educacion , eran mas ó menos ap


tos para la guerra.
Estas levas que se hacian en laS

tando en su gobierno escribia al senado quc no


se podia contar con las levas hechas en Asia.
Constantino dice Zozimo venció á Majencio por
sn caballeria. Sobre esto vease el cap. 22.
( 1 ) Augusto hizo á las legiones cuerpos fijos
de ejército, y las colocó en las provincias. En,
los primeros tiempos solamente se hacian levas,
en Roma, luciéronse despues en los pueblos La
tinos, posteriormente en toda Italia, y por últi
mo en las provincias. ,;..¡.. .... . »
16
(244)
provincias produjeron otro efecto: los
emperadores tomados regularmente
de la milicia, fueron casi todos estran-
geros, y alguna vez Barbaros. Roma
ya no fué pues la señora del mundo.,
sino que recibió leyes de todo el orbe.
Cada emperador introdujo en ella
alguna cosa de su pais, ó por lo que
toca á las modas, y á las costumbres,
ó á la policia, y al culto ; y Helioga-
balo pasó hasta querer destruir todos
los objetos de la veneracion de Roma,
y sacar de sus templos á los dioses,
para colocar en ellos el suyo.
Esto independientemente de los
medios de que Dios se vale, y que
él solo conoce , sirvió mucho para el
establecimiento
na; porque ya no de la
habia
religion
en el cristia-
impe

rio cosa que fuese estrangera, y es


taba preparado para recibir todas
cuantas costumbres quisiese introdu
cir un emperador.
(243)
Sabemos que los Romanos recibie
ron en su ciudad los dioses de los
demas paises. Recibieronlos como con
quistadores , é hicieron que fuesen
llevados en los triumfos; pero cuan
do los estrangeros quisieron estable
cerlos ellos mismos, se les reprimió
al momento. Sabemos tambien que
los Romanos acostumbraban dar á las
divinidades estrangeras los nombres de
las suyas, esto es los de aquellas que
les eran mas parecidas; pero cuando los
sacerdotes de otras naciones quisie
ron que fuesen adoptados en Roma
sus dioses bajo su propio nombre, no
se les permitió ; esto fué uno de los
grandes obstáculos que encontró la
relig-ion cristiana.
A Caracala no debe llamársele tira
no, sino destructor de los hombres. Ca-
ligula, Neron, y Domiciano, limitaron
sus crueldades al recinto de Roma, él
saciaba su furor por todo el universo.
(246)
Severo habia destinado las exac
ciones de un reinado largo , y las
proscripciones de los que siguieron
el partido de sus competidores en el
imperio , para amontonar tesoros in
mensos.
Empezando Caracala su reinado por
matar con su propia mano á su her
mano Geta., se valió de sus riquezas
para que suportasen su crimen los
soldados que estimaban á Geta , y
decian que ellos habian prestado ju
ramento á los dos hijos de Severo,
y no á uno solo.
Estos tesoros acopiados porprincipes,
casi siempre tienen efectos funestos :
corrompen al sucesor á quien deslum
hran; y cuando no vician su corazon,
echan á perder su espiritu. Forma in
mediatamente grandes empresas con
un poder accidental , que no puede ser
duradero, que no es natural, y que
es mas bien exagerado que aumentado.
(247)
Caracala aumentó el sueldo de los
soldados : Macrino escrivió al senado
que este aumento importaba setenta mi
llones ( 1 ) de drachmas. (2) Parece que
este principe abultaba las cosas, pues
si comparamos el importe de la pa
ga de nuestros ejercitos en el dia con
el resto de los gastos públicos, y se
guimos la misma proporcion con res
peto á los Romanos, hallaremos que
esta suma habria sido enorme.
Veamos cual era el sueldo del sol
dado romano. Sabemos por Orosio
que Domiciano aumentó un cuarto la
paga establecida. (3) En Tacito se vé
por el discurso que pone en boca
de un soldado, (4) que cuando mu-

( 1 ) Siete mil miríadas. Dion in Macrinum.


(2) La drachma Atica era el dinero romano,
el octavo de la onza , y la parte sexagesima
cuarta del marco francés.
( 3 ) La aumentó á razon de setenta y cinco,
á ciento,
(4) Anales lib. 1,»
(248)
rió Augusto consistia en diez onzas
de cobre. Hallamos en Suetonio (1)
que Cesar habia doblado la paga de
su tiempo. Plinio ( 2) dice que en la
segunda guerra punica fué rebajada
un quinto. Fué pues de unas seis on
zas de cobre en la primera guerra
punica ., (3) de cinco dichas en la se
gunda , ( 4 ) de diez con el au
mento de Cesar, y de trece y un
tercio en tiempo de Domiciano. (5)
"(1) Vida de Cesar.
(2) Historia natural lib. 23 art." 13. En vez
de dar diez onzas de cobre por veinte , se die
ron diez y seis.
(3) En la Mostelaria de Planto un soldado
dice que era de tres ases, lo cual solamente puede
entenderse siendo estos de diez onzas. Pero si
la paga era exactamente de seis ases en la pri
mera guerra punica, en la segunda no disminuyó un
quinto sino un sexto, y se despreció la fraccion.
(4) Polibio que la valúa en moneda griega,
no discrepa mas que en un quebrado.
(5j Veanse Orosio y Suetonio in Domitia-
nura. Dicen lo mismo con palabras diferentes.
He hecho estas reducciones en onzas de cobre,
(249)
Sobre esto tengo que hacer algunas
reflexiones.
La paga que daba con comodidad la
república, cuando no tenia mas que un
pequeño territorio , bacia cada año
una guerra , y recogia nuevos despo
jos; no pudo suportarla sin atrasarse en
la primera guerra punica, cuando es
tendió sus brazos fuera de Italia, tuvo
que sostener una larga guerra, y que
mantener grandes ejércitos.
En la segunda guerra punica se re
dujo el sueldo á cinco onzas de co
bre : reduccion que pudo hacerse
sin peligro, en un tiempo en que
la mayor parte de los ciudadanos
se abochornaron hasta de aceptarlo,
y quisieron servir á expensas suyas.
Los tesoros de Perseo y los de
tantos otros reyes que continuamen
te entraron en Roma, hicieron ce-
pata que se me pudiese entender sin necesidad
de conocer las monedas romanas.
(250)
dio
sar en
de ella
la opulencia
los tributos.
pública
(1) yEnparti
rae^

cular, hubo tanto juicio que no se al


teró la paga de las cinco onzas de
cobre.
Aunque sobre ella se hiciese una
deduccion para el trigo, vestuario ., y
armas ; era suficiente, porque no se
alistaban sino ciudadanos que tenian
patrimonio.
Habiendo alistado Mario gente que
no tenian nada, y habiendose seguido
su ejemplo, Cesar se vio obligado á au
mentar el sueldo.
Habiéndose continuado estos au
mentos despues de la muerte de Cesar,
bajo
sa
tos.fuéel preciso
consulado
restablecer
de Hirciolosy tribu-,
Pan-r-

Cuando por su debilidad aumentó


Doníiciano con un cuarto esta paga,

(1) Ciceron de los oficios I ib. 2."


(251)
abrió una grande herida en el estado;
cuya desdicha no consiste en que rei
ne el lujo, sino en que reine en u-
nas clases, que por la naturaleza de
las cosas no deben tener mas que
lo necesario físicamente. En fin cuan
do Caracala hizo un nuevo aumento,
el imperio se vio reducido á termi
nos, que no pudiendo subsistir sin tro
pas, tampoco podia subsistir con ellas.
Caracala para disminuir el horror del
asesinato de su hermano, le colocó
en el número de los dioses ; y lo que
hay de singular es que Macrino hi
zo lo mismo exactamente con él, pues
despues de haberlo hecho matar á
puñaladas , queriendo apaciguar á los
la
soldados
muertepretorianos
de este principe
desesperados
que pol
tan

pródigo habia sido con ellos, le hi


zo construir un templo , é instituyó
flautines en honor suyo.
Esto fué causa que su memoria na
(252)
fuese mancillada; y que no atrevién
dose el senado á juzgarle , no fuese
colocado en el número de los tira
nos , como Comodo que no lo mere
ció mas que él. (1)
De los dos grandes emperadores
Adriano y Severo, (2) el primero es
tableció la disciplina militar, el se
gundo la relajó. Los efectos corres
pondieron enteramente á las cau
sas ; los reinados que siguieron al de
Adriano fueron felices y tranquilos;
despues de Severo se vieron reinar
todos los horrores.
Las profusiones de Caracala para
con sus soldados fueron inmensas :
siguió muy bien el consejo que su
padre le habia dado al morir, que

( 1 ) Elio Lampridio en la vida de Alejandro


Severo.
(2) Vease el compendio de Xifilino vida de
Adriano, y Herodiano vida de Severo.
(253)
enriqueciese á la gente de guerra,
y no hiciese caso de los demas.
Pero esta politica era buena uni
camente para un reinado ; porque no
pudiendo el sucesor hacer los mis
mos gastos , era luego asesinado por
el ejército ; de modo que siempre se
vió que los emperadores cuerdos fue
ron muertos por las tropas , y los
malos por , efecto de conspiraciones.,
ó decretos , del senado.
Si un tirano entregado á la gente
de guerra dejaba los ciudadanos es
puestos á sus violencias y rapiñas,
tampoco podia esto durar mas que
un reinado; porque los soldados des
truian en términos , que se privaban
ellos mismos de su paga. Era pre
ciso pues procurar restablecer la dis
ciplina militar, cuya empresa costa
ba siempre la vida al que se atrevia
á intentarla.
Muerto Garacala por los ardides de
(254)
Macrino, los soldados desesperados
con la muerte de un principe que
prodigaba sin medida, eligieran i.
Heliogabalo; (1) y cuando este últi
mo no ocupándose en otra cosa que
en sus obscenos deleites ., les dejó vi
vir á su antojo, tampoco le pudieron
sufrir y le asesinaron : mataron asi
mismo á Alejandro que quiso resta
blecer la disciplina, y trató de cas
tigarlos. (2)
De este modo un tirano no asegu
raba su vida, sino la facultad de co
meter crimenes ; y perecia con el fu
nesto consuelo , de que quien quisie
se gobernar mejor pereceria despues
de él.
Muerto Alejandro fué elegido Ma
ximino , que fué el primer emperador
de origen barbaro. Su estatura agi-
( 1 ) Todo el mundo en aquellos tiempos se creyó
capaz de llegar al imperio. Vease Dion lib. 79.
(2) Vease Lampridio.
(253)
gantada, y la fuerza de su cuerpo le
hablan dado á conocer.
Fué muerto por los soldados con so
Lijo. Los dos primeros Gordianos pe
recieron en Africa. Máximo, B albino,
y Gordiano el tercero fueron asesina
dos. Filipo que habia hecho matar al
joVen Gordiano, fué muerto tambien
con su hijo: Decio elegido en su lu
gar, pereció á su tiempo por la trai
cion de Galo. ( 1 )
Lo que se llamaba imperio Romano
en aquel siglo , era una especie de re
pública irregular , tal -ó poca diferen
cia como la aristocracia de Argel , en
la cual la milicia que tiene el poder
soberano, elige y destrona un magistra
do que llaman Dey : y tal vez es una
regla bastante general , que el gobier
no militar bajo ciertos respetos, mas
bien es republicano que monárquico.
( 1 ) Casaubon nota en órden á la historia
augustal , que en los ciento y sesenta años do
(256)
Y no se diga que los soldados no
tomaban parte en el gobierno sino
con sus desobediencias y sediciones ; y
que las arengas que los emperadores les
hacian, fueron de bien diferente gene
ro de las que los consules y tribunos
habian hecho al pueblo en tiempos an
tiguos : pues aunque los ejércitos no
tuviesen un lugar destinado para reu
nirse en junta, aunque no obrasen
con ciertas reglas prescritas, ni con
la calma de un cuerpo legislativo, aun
que fuesen pocas las deliberaciones y
atropelladas sus obras ¿dejaban de dis
poner como soberanos de la fortuna
pública ? ¿Y qué era el emperador sino

que habla , hubo setenta personas [que con justi


cia ó sin ella tuvieron el titulo de Cesar. A-
deo erant in illo principatu quem tamen om
ites mirantur, comida imperii semper incerta :
lo que dá bien á conocer la diferencia entre es
te gobierno y el de Francia , en la cual en mil
dos cientos años no ha habido mas que sesenta y
tres reyes.
(2S7)
un ministro ele un gobierno violento,
elegido para la utilidad de las tropas?
Cuando el ejército asoció al im
perio á Filipo (1) prefecto del pre
torio de Gordiano el tercero, este pi
dió que se le dejase el mando ente
ro , y no lo pudo lograr : arengó al
ejército pidiendo que el poder fuese
igual entre los dos , y tampoco lo
consiguió : suplicó que se le dejase el
titulo de Cesar, y se le negó: pidió
que se le dejase con el destino de
prefecto del pretorio, y sus ruegos
no fueron atendidos: por último ha
bló pidiendo la vida. El ejército en
sus diversos juicios ejercia la supre
ma magistratura.
Los Barbaros que al principio los
Romanos no conocieron, y despues so
lamenteáleshacerse
llegado fueron temibles.
incómodos,
Porbabian
el su-
o

(1) Vease Julio Capitalino.


(238)
ceso mas estraordinario del mundo,
Roma habia aniquilado tan bien á to
dos los pueblos , que cuando ella mis
ma fué vencida , pareció que la tier
ra habia dado á luz nuevas naciones
que la destruyesen.
Los principes que poseen grandes
imperios, tienen por lo regular po
cos paises vecinos que puedan ser obje
to de su ambicion: si los hubiese habido
tales, habrian sido envueltos en el cur
so de las conquistas. Son pues sus fron
teras mares, montes, y vastos desier
tos , cuya pobreza es causa que se
desprecien. De este modo los Roma
nos dejaron á los Germanos en sus
bosques, y á los pueblos del norte
en sus yelos; y alli se conservaron,
y aun se formaron naciones que en.
fin llegaron á sugetarlos.
Bajo el reinado de Galo, un gran,
número de naciones que despues se
hicieron mas célebres , talaron la Eu
(259)
ropa ; y habiendo los Persas invadido
la Siria, no abandonaron sus conquis
tas sino para .conservar sus despojos.
Estos enjambres de Barbaros que
en otro tiempo salieron del norte, ya
en el dia no parecen. Las violencias
de los Romanos habian hecho retirar
al norte los pueblos del mediodia:
en tanto que subsistió la fuerza que los
contenia permanecieron alli; cuando
esta fué débil, rompieron derramán
dose por todas partes. ( I ) Lo mis
mo sucedió algunos siglos despues.
Las conquistas de Cario Magno , y
sus tiranias, habian hecho retirar se
gunda vez los pueblos del mediodia
al norte; tan pronto como el imperio
fué debilitado , pasaron del norte al
mediodia ; y si un principe en el dia
de hoy hiciese iguales estragos, las

( 1 ) He aqui i que se reduce la famo?a cues


tion : ¿ Porque el norte no está tan bien polcado
como estaba ?
1*
(260)
naciones repelidas en el norte. , y te
niendo á sus espaldas los limites del u-
niverso , se mantendrian alli firmes,
hasta el momento que inundarian y
conquistarian la Europa por la vez
tercera.
rible
Habiendo
desorden
llegado
en laá sucesion
su colmo del
el hor-r
im

perio, parecieron acia el fin del rei


nado de Valeriano, y durante el de
su hijo Galieno, treinta pretendientes
diversos, que habiéndose destruido la
mayor parte unos á otros, y tenido
un gobierno muy corto, fueron lla
mados los treinta tiranos.
Preso Valeriano por los Persas, y
descuidando su hijo Galieno los nego
cios, penetraron 4p.s Barbaros por to
das partes; hallose el imperio en el
mismo estado que cerca de un siglo
despues el de occidente, (1) y ha-
cuenta
( 1 ) anos
Lo invadieron
despues, reinando
los Barbaros
Honorio.
ciento y cüit
(&61)
tria sido destruido desde "entonces,-
a no ser un concurso feliz de cir
cunstancias que impidieron su rui
na..
Odenato principe de Palmira, aliado
de los Romanos, arrojó á los Persas
que habian invadido casi toda el A-
sia. La ciudad de Roma levantó un
ejército de sus vecinos , y rechazó
á los Barbaros que iban á saquearlas
Un ejército innumerable de Escitas
que pasaban el mar con seis mil bu
ques , pereció por los naufragios, lá
miseria, el hambre, y por su muche
dumbre misma. Finalmente habiendo1
sido muerto Galieno : Claudio ¿ Au-
reliano, Tacito, y Probo, cuatro hom
bres grandes que por una suma feli
cidad reinaron sucesivamente, resta
blecieron
cer. el imperio que iba á pere*
(262)
CAPITULO XVII.

Mudanzas
de Constantinopla
division
en el govierno
del imperio.
, y ,primera
fundacion

Para prevenir las continuas traicio


nes de las tropas se asociaron los em
peradores personas que merecian su
confianza, y Diocleciano bajo pretex
to de la importancia de los asuntos,
ordenó que hubiese siempre dos em
peradores, y dos Cesares. Pensó que
apoderados los que tuviesen parte en
el imperio de los cuatro ejércitos prin
cipales, estos se intimidarian los unos
á los otros : que no teniendo los de
mas ejércitos bastantes fuerzas para
empeñarse en hacer emperador á su
caudillo, perderian poco á poco la
costumbre de elegir: y que en fin
como la dignidad de Cesar debia ser
siempre sujeta á la de emperador, el
(263)
poder dividido entre cuatro para la
seguridad del gobierno, no estaria en
efecto en toda su estension, sino en
las manos de los dos emperadores.
. Pero lo que mas que esto contu
vo á las tropas , fue que disminuidas
las riquezas de los particulares y la
fortuna pública, los emperadores no
pudieron ya hacer ofertas de tan
ta consideracion ; de modo que la
recompensa no guardaba proporcion
con los peligros de una eleccion nue
va.
A mas de esto los prefectos del
pretorio, que por su poder y por las
funciones de su empleo eran como
los grandes visires de aquel tiempo,
y hacian asesinar á su antojo á los
emperadores para subir á su puesto;
fueron muy reducidos por Constan
tino, que no les dejó mas que las atri
buciones civiles., y creó cuatro, asi
como antes eran dos.
(264)
radores
. -Empezó
á correr
pues lamenos
vida de
peligro;
los empe^
pu

dieron morir en su cama , y esto pa


reció que habia suavizado un tanto
sus costumbres; ya no derramaron
sangre con tanta ferocidad. Pero co- .
menso
mo erarompiese
preciso que
por alguna
este poder
parte, in-
se :I

vió otro género aunque mas sordo y


menos estrepitoso de tirania: no bu
ho ya mas asesinatos, pero si juicios
inicuos, formulas de justicia en las
cuales parecia que no se diferia Ja
muerte , sino para que quedase infa
mada la vida: la corte gobernó y fué
gobernada con mas artificios, con ar
tes mas esquisitas, y con mayor mis
terio : en fin en vez de aquel atre
vimiento para concebir una mala ac
la
cion,
no por
losyobra;
vicios
de aquel
de
no las
searrojo
vieron
almaspara
débiles,
reinar
ponera-
si-r
ni

pometer sino crimenes meditados,


(265)
Se estableció un nuevo genero de
corrupcion. Los primeros emperado
res amaron los placeres, estos otros
la molicie: dejaronse ver menos de las
gentes de guerra, fueron mas ociosos,
mas gobernados por sus domesticos,
tuvieron mas apego á su palacio, vi
vieron mas separados del imperio.
El veneno de la corte aumentó sus
fuerzas á medida que se difundió :
nada se decia con claridad, pero to
do se insinuaba: viose atacada toda
grande reputacion, y los ministros y
oficiales de la milicia, fueron sin ce
sar abandonados á la discrecion de
esta especie de gentes, que ni pue
den servir al estado, ni sufrir que o-
tros le sirvan con gloria. ( 1 )
En fin aquella afabilidad de los pri
meros emperadores, único medio que

(1) Vease lo que nos dicen los antorej sobre


la corte de Constantino ; -Valeme &.
(266)
poJia darles á conocer sus intereses,
fué enteramente desterrada. El prin
cipe ya no supo nada sino por el con
ducto de unos pocos confidentes, que
de concierto siempre entre s¡, y man
comunados muchas veces aun cuan
do parecia que tenian opiniones con
trarias, no hacian todos juntos cerca
de él, mas que el oficio de uno solo.
La mansion de muchos emperado
res en Asia, y su perpetua rivalidad
con los reyes de Persia, fueron cau
sa que quisieron ser adorados como
estos; y Diocleciano, otros dicen Ga
leno, lo mandó por edicto.
Establecidos este fasto, y esta pom
pa asiática, los ojos se acostumbraron
luego á ellos: de modo que cuando
Juliano quiso gastar sencillez en su
tren, y modestia en sus modales, lla
maron olvido de la dignidad, lo que
no era mas que un recuerdo de las
antiguas costumbres.
(267)
biaAunque
habido desde
varios Marco
emperadores,
Aurelio ha-
no

habia habido mas que un imperio;


pues reconocida la autoridad de todos
ellos en las provincias, era un poder
único ejercido por varios.
Pero no habiendo podido ponerse
acordes Galerio, y Constancio-Cloro,
dividieron el imperio efectivamente:
(.1) y por este ejemplo que con el
tiempo fué seguido por Constantino,
que abrazó el plan de Galerio, y no
el de Diocleciano, se introdujo una
costumbre que fué mas bien una re
volución que una innovacion.
Ademas el capricho que tuvo Cons
tantino de edificar una ciudad nueva,
y la vanidad de darla su nombre, le
determinaron á trasladar al oriente la
capital del imperio. Aunque el re
cinto de Roma no fuese mucho mayor

(1) Vease Orosio lib. 8." y á Aurelio Victor.


(2G8)
de lo que es en el dia, sus arrabales
tenian una estension prodigiosa: (1)
la Italia llena de casas de recreo era
propiamente el jardin de Roma; los
labradores estaban en Sicilia, en A-
frica, y en Egipto, (2) los jardine
ros en Italia; las tierras casi no eran
cultivadas sino por esclavos de ciu
dadanos romanos. Asi que se esta
bleció la corte en oriente, se trasla
dó á él Roma casi entera; los gran
des llevaron alli sus esclavos, es de
cir casi todo el pueblo, y la Italia
quedó desierta.
Para que la nueva ciudad no cedie
se en nada á la antigua, quiso Cons-

(1) ExspantSatitía tecla multas addidere ar


tes, dice Punio historia natural lib. 3."
(2) En otro tiempo, dice Tacito, se exportaba
trigo de Italia para las provincias apartadas, y
todavía no es estéril; pero preferimos cultivar el
Africa y Egipto , y exponer á accidentes la vida
del pueblo romano. Anales lib. 12.
( 209 )
tantino que tambien en ella se dis
tribuyese trigo, y mandó que el de
Egipto se enviase á Constantinopla.,
y el de Africa á Roma; lo que no
me parece muy acertado.
En tiempo de la república, el pue
blo romano soberano de todos los
demas pueblos, debia naturalmente
tener parte en los tributos; esto fué
causa de que el senado al principio
le vendiese el trigo á bajo precio, y
se lo repartiese despues gratuitamente.
Cuando el gobierno se hizo monár
quico, subsistió esta costumbre contra
los principios de la monarquia, y
este abuso no fué reformado, por los
inconvenientes que habia en hacerlo:
pero cuando Constantino fundó la nue
va ciudad , lo estableció en ella sin
riinguna buena razon.
Augusto despues de haber conquis
soros
tado eldeEgipto,
los Tolomeos,
llevó á Romalos
lo que cau
ter
(270)
só en ella una revolucion igual á corta
diferencia, á la que causó despues en
Europa el descubrimiento de las In
dias, y á la que han producido cier
tos sistemas en nuestros dias: las fin
cas doblaron en Roma su valor. (1)
Como por otra parte continuaba Ro
ma acarreando las riquezas de Ale-
xandria, y esta recibia las de Afri
ca, y del oriente, el oro y la pla
ta se hicieron muy comunes en Eu
ropa; lo que puso á los pueblos en es
tado de pagar en metálico impues
tos de mucha consideracion.
Mas estas riquezas fueron á Gons-
tautinopla cuando el imperio fué di
vidido. Sabemos de otra parte que
las minas de Inglaterra no eran a-

( 1 ) Suetonio in Augustum. Orosio lib. 6.*


Eu Roma habia habido muchas alteraciones co
mo esta. \a he dicho que los tesoros de Mace-
donia que recibió, babian hecho cesar todos los
impuestos. Ciceron oficios lib 2.°
(271)
biertas todavia; (1) que hab1a muy
pocas en Italia, y las Galias; (2)
que 'desde los Cartagineses casi no
se trabajaba en las de España, ó
que alomenos no eran tan ricas; (3)
la Italia en la cual no habia mas que jar
dines abandonados., no tenia medio al
guno para llamar el dinero de orien
te, mientras que este recibia el que
el occidente mandaba, en cambio de
sus mercaderias- Hiciéronse pues su
mamente escasos en Europa el oro y
la plata; pero los emperadores qui-

(1) Tacito lo dice formalmente en su obra


de la» costumbres de los Germanos. Se sabe a-
demas á poca diferencia la cpoca de la explota
cion de las minas de Alemania. Vease Tomas
Sesrciber sobre el origen de las minas de Harts.
Se cree que las de Saxonia son mas modernas.
(2) Plinio lib. 37 art.° 77.
(3) Los Cartagineses, dice Diodoro, supieron
muy bien el arte de aprovecharse de estas minas,
y los Romanos el de impedir que otros se apro
vechasen de ellas.
(272)
sieron exigir en ella los mismos tri
butos; lo que lo echó todo á per
der.
Cuando el gobierno tiene una for
ma establecida bace mucho tiempo, y
-las cosas se han puesto en cierta si
tuacion , casi siempre es prudente de
jarlas en ella; porque las razones mu
chas veces complicadas y desconoci
das ., que han sido causa de que seme
jante estado haya subsistido , son ca
paces de sostenerlo todavia : pero
cuando se cambia totalmente de siste
ma, no se pueden remediar mas que
los inconvenientes que se presentan
en la teoria, y se dejan otros que
solamente la práctica puede descu
brir.
eraDedemasiado
este modo
grande
aunque
, la division
el imperio
que

se hizo de él lo arruinó; porque to


das las partes de este gran cuerpo,
uñidas desde tanto tiempo, se habian
(273)
acomodado ., por decirlo asi para no
.separarse , y depender unas de otras.
Despues de Laber debilitado Cons
tantino (1) la capital, dió otro gui
pe á las fronteras ; dispersó en las
provincias, las legiones que estaban
á orillas de los grandes rios, lo que
produjo dos males: uno fué quitar la
barrera que contenia á tantas nacio
nes; y otro que los soldados (2) vi
vieron , y se afeminaron en el cir
co ., y en los teatros. (3)
( 1 ) En lo que se dice de Constantino no hay
contradiccion con los autores Eclesiasticos, los cua
les declaran que hablan de las acciones de este
principe con respeto á la piedad, y no de las
.que concierten al gobierno del estado. Ensebio
vida de Constant. lib. 1." cap. 9." Socrates lib,
!•' cap. 1°
(2) Zoíiimo lib. 8."
(3) Desde el establecimiento del Cristianismo
fueron raros los combates de gladiadores. Constan
tino los prohibió: en el reinado de Honorio;
fueron abolidos enteramente, como se vé por
Teodoreto, y Oton de Fresinga. De sus up?
(274)
Juliano enviado por Constancio á
las Galias, halló que los Barbaros ha
bian tomado cincuenta ciudades á lo
largo del Rhin ; (1) que las provin
cias habian sido saqueadas ; y que
no habia mas que una sombra de e-
jército romano, que el solo nombre
de los enemigos ponia en fuga.
Este principe rechazó á los Barba
ros (2) por su sabiduria, su cons
tancia, economia, conducta, y valor,
y. por una serie continua de accio
nes heroicas; y el terror de su nom
bre los contuvo mientras vivió. (3)
La cortedad de los reinados, las

tiguos espectáculos , solamente conservaron los


Romanos lo que podia disminuir su valor, ó
servir de aliciente deleite.
( 1 ) Amiano Marcelino libros 16, 17, y 18.
(2) El mismo lugar citado.
(3) Vease el magnifico elogio que Amiano
Marcelino hace de este principe, eu el lib. 25.
Veanse tambien los fragmentos de la historia de
Juan de Antioquia.
(27S)
diversas facciones politicas, la dife
rencia de religiones, y las sectas par
ticulares de estas mismas; han sido
causa, de que haya llegado á noso
tros desfigurado en estremo el carác
ter de los emperadores. Daré sola
mente dos ejemplos de esto. Este
Alejandro á quien Herodiano pinta
tan cobarde , en Lampridio parece lle
no de valor; y Filoslorgo compara á
Neron, este Graciano tan alabado de
los ortodoxos.
Valentiniano conoció mas que na
die la necesidad del antiguo plan: em
pleó toda su vida en fortificar las
márgenes del Rhin, haciendo levas,
edificando fortalezas, colocando tro
pas, y proporcionándolas medios pa
ra subsistir en ellas. Pero hubo un
suceso en el mundo que determinó á
Valente su hermano á abrir el Danu
bio,
nariasy y tuvo
espantosas.
consecuencias extraordi

18
(276)
En el pais situado entre las lagu
nas Meotides, las montañas del Can-
caso , y el mar Caspio, habia muchos
pueblos la mayorparte Hunos ó Alanos:
las tierras que poseian eran fértiles en
estremo; amaban la guerra, y el la
trocinio ; estaban casi siempre á ca
ballo, ó sobre sus carros, y errantes por
el pais en que estaban encerrados:
es verdad que hacian algunas corre
rias sobre las fronteras de Persiay Ar
menia , pero guardadas las puertas del
Caspio, lo que era fácil , no podian
ellos penetrar en Persia por otra par
te sin mucha dificultad. Como no
imaginaban que fuese posible atreve-
sar las lagunas Meotides, (1) no cono
cian á los Romanos: y mientras otros
Barbaros infestaban el imperio, per
manecian ellos dentro de los limites
en que su ignorancia los tenia re
ducidos.
(1) Procopio bittoria varia.
(211)
Unos han dicho (1) que el lima
que hahia traido el Tañais formó una
especie de costra sobre del Bósforo
Cimerio, y que por encima de ella
pasaron; otros (2) que persiguiendo
dos mancebos Escitas una corza que
atrevesó este brazo de mar, lo pa
saron ellos tambien. Quedaron admi
rados, de ver un mundo nuevo; y
al volver al antiguo, informaron á sus
compatricios de las nuevas tierras>
y si me es permitido servirme de es
te termino, de las Indias que habian
descubierto. (3)
Luego pasaron bandadas innume
rables de Hunos , y chocando con
los Godos que encontraron los pri
meros, los empujaron delanle de si.
Parecia que estas naciones se preci-

(1) Zozimo lib. 4.°


(2) Joroandez de reías geticis. Historia va
ria de Procopio. -1
(3) Vease Sozomeno lib, 6.* ••- ---..„--
(278)
pitaban las unas sobre las otras , y
que el Asia para oprimir á la Eu
ropa, babia adquirido un nuevo peso.
Los Godos aturdidos se presenta
ron ¿ las orillas del Danubio, y con
las manos juntas pidieron un asilo.
Tomaron esta ocasion los aduladores
de Valente , y le pintaron este su
ceso, como una conquista feliz de
un nuevo pueblo, que venia á de
fender, y enriquecer el imperio. (1)
Mandó Valente que pasasen desar
mados ; pero sus oficiales mediante di
nero, les dejaron cuantas armas quisie
ron. (2) Hizo distribuirles tierras, mas
los Godos, á diferencia de los Hunos,

(1) Amiano Marcelino lib. 29.


(2) De los que habian recibido estas órde
nes, el uno concibió un amor infame, otro se
enamoró de la hermosura de una muger barbara
i otros corrompieron los regalos, ropas de lino,
y cobertores bordados con franjas ; no cuidaron
mas que de llenar sus casas de esclavos , y sus
haciendas de ganados. Historia de Dexipo.
(279)
no las cultivaban : ( I ) hasta se les ne
gó el trigo que les habian prometi
do; morian de hambre en un pais ri
co, estaban armados, y se les hacian
injusticias. Lo asolaron todo desde
el Danubio hasta el Bósforo, exter
minaron á Valente y á su ejército ,
y no volvieron á repasar el Danu-

(1) Vease la historia gotica de Prisco, en


donde esta diferencia está bien esplicada.
Se preguntará tal vez, ¿como puede ser que es
tas naciones que no cultivaban las tierras fue
sen tan poderosas, cuando las de América son
tan limitadas? La razones, porque es mas segu
ra la subsistencia de los pueblos pastores, que
la de los pueblos cazadores.
Parece por Amiano Marcelino que los Hunos
pos;
en su sacaban
primerala mansion
subsistencia
no cultivaron
tínicamente
los decara-
sus

ganados, en un pais abundante de pastos, y re


gado por muchos rios, viviendo como viven en el
dia los habitantes de la pequeña Tartaria, que
ocupan una parte del mismo pais. Parece que
estos pueblos despues de su partida, cuando habita
ron países menos á proposito para pacer sus gana
dos, empezaron i cultivar la tierra.

/
(280)
Lio, sino para abandonar la horro
rosa soledad á que habian reducido
el pais con sus estragos. (1)

(1) Vease Zozimo lib. 4.» y á Dexipo en el


estrado de las embajadas de Constantino Poifi-
rogenito.

"V
(231)
CAPITULO XVIII.

Nuevas maximas que tomaron los


Romanos.

Algunas veces la cobardia de los


emperadores, y muchas la debilidad
del imperio, fueron causa que se pro
curase sosegar con dinero, los pueblos
que amagaban (1) invadirlo. Pero
la paz no puede comprarse, porque
el que la ha vendido, se pone en me
jor estado para obligar á que se le
compre otra vez.
Mas vale correr el riesgo de un.a
guerra desdichada, que dar dinero pa
ra conseguir la paz; porque un prin
cipe siempre es respetado, cuando se
sabe que no sé le vencerá sino des
pues de una larga resistencia.

(1) Primero lo dieron todo i los soldado»,


despues á los enemigos.
(282)
A mas de esto las gratificaciones de
esta especie, se convertian en tribu
tos ; voluntarias al principio, pasaban
a ser necesarias despues : fueron con
sideradas como un derecho adquirido;
y cuando un emperador se negó á
darlas á algunas naciones , ó quiso
rebajarlas , se hicieron sus mortales
enemigos. Entre mil ejemplos , solo
diré, que el ejército que condujo Ju
liano contra los Persas, fué persegui
do por los Arabes en su retirada, por
haberles negado el tributo de costum
bre: ( 1 ) y que luego despues en el rei
nado de Valentiniano, los Alemanes
;í quienes se ofrecieron presentes me
nos considerables que los ordinarios,
se irritaron ; y eftos pueblos del nor
te á los cuales ya gobernaba el pun
donor, se vengaron de este preten
dido insulto con una guerra cruel.

(1) Aro laño Marcelino lib. 25.


(285)
Todas estas naciones ( 1 ) que cir
cuian el imperio en Europa y en Asia,
absorvieron poco á poco las riquezas
de los Romanos : y asi como estos se
habian engrandecido porque el oro
y la plata de tantos reyes iban á pa
rar enfre ellos, (2) se debilitaron por
que su oro y su plata pasaban á los
otros.
No siempre está en la mano de los
hombres de estado, el no cometer
faltas ; estas muchas veces son con-
( 1 ) El mismo Amiano Marcelino lib. 26.
(2) Quereis riquezas, decia un emperador á
tu ejército descontento , he ai el pais de los
Persas vamos á buscarlas. Creedme, nada queda
de tantos tesoros como poseia la república ro
mana, y los que han hecho el mal , son los que
han persuadido a los principes que comprasen
á los Barbaros la paz. Nuestra hacienda eftá ev
hausta, nuestras ciudades destruidas, nuestras
provincias arruinadas. Un emperador que no co
noce mas bienes que los del alma , no se aver
güenza de confesar esta honesta pobreza. Aniia-
no Marcelino lib. 24.
(284)
secuencias necesarias de la situacion
en que se encuentran ; y son los in
convenientes , los que dan lugar á
nuevos inconvenientes.
La milicia como se ha visto ya, era
muy gravosa al estado : los soldados
gozaban tres especies de retribucio
nes; la paga ordinaria, la recompen
sa despues del servicio , y las libera
lidades accidentales > que muchas ve
ces eran derechos para gentes que te
nian al pueblo, y al principe entre
sus manos .
La imposibilidad que se espcrimentó,
de pagar estas cargas 3 fué causa de
que se tomase una milicia menos cos
tosa. Se hicieron ajustes con nacio
nes bárbaras, que no tenian el lujo
de los soldados romanos , ni su espi
ritu y pretensiones.
Esto tenia otra conveniencia: como
los Barbaros se presentaban de repen
te sobre uu pais , porque entre ellos
(888)
no habla necesidad de preparativos
despues de resuelta la marcha , era
dificil levantar gente á tiempo en las
provincias. Se tomaba pues otro cuer
po de Barbaros , siempre prontos á
recibir dinero, á pillar, y á batirse.
Con esto se salia del apuro , pero
despues no costaba menos reducir á
los ausiliares., que á los enemigos.
Los primeros Romanos no ponian
en sus ejércitos mayor número de
tropas ausiliares, que de Romanas, (1)
y aunque sus aliados eran propiamen
te subditos , no querian tener como
tales á pueblos mas aguerridos que
ellos mismos.
Pero en los últimos tiempos no so
lo no observaron esta proporcion en
las tropas ausiliares, sino que llena-

(1) Es esta una observacion de Vegecio, y


parece por Tito Livio que si el número de
tropas ausiliares excedió á las romanas alguna
TCz, el exceso fue de muy poca cuantía.
(286)
ron de Barbaros los cuerpos nacio
nales de ejército.
De este modo establecieron cos
tumbres , enteramente contrarias á
aquellas que les habian hecho seño
res del mundo : y asi como en otro
tiempo su politica constante habia
sido reservarse el arte militar, y pri
var de él á todos sus vecinos; en es
te lo destruian en su nacion , y lo fo
mentaban entre las otras.
He aqui en una palabra la historia
de los Romanos,* vencieron á todos los
pueblos por sus máximas , pero des
pues de haberlo conseguido , su re
pública no pudo subsistir ; fué pre
ciso cambiar de gobierno, y las máxi
mas contrarias á las primeras que es
te adoptó, hicieron caer su grandeza.
No es la fortuna la que domina al
mundo: preguntese sino á los Roma
nos, que tuvieron una serie continua
de prosperidades mientras se gober
(287)
naron bajo cierto plan, y otra no in
terrumpida de desgracias cuando se
guiaron por otro. Hay causas gene
rales, ya morales, ya fisicas., que o-
bran en cada monarquia , y la ele
van, la mantienen, ó la precipitan;
todos los accidentes están sometidos á
ellas ; y si la suerte de una batalla ,
es decir una causa particular, ba ar
ruinado á un estado; babia otra causa
general de la cual dimanaba, que es
te estado debia perecer por una so
la batalla: en una palabra, el siste
ma principal arrastra tras de si todos
los accidentes particulares.
Vemos bace cerca de dos siglos, que
los ejércitos de Dinamarca casi siempre
han sido vencidos por los de Suecia:
es preciso que independientemente del
valor de las dos naciones, y de la suerte
de las armas , haya un vicio interior
en el gobierno Danés civil, ó militar,
que haya producido este efecto : y
(288)
creo que no es dificil de descubrir.
En fin los Romanos perdieron su dis
ciplina militar, y abandonaron hasta
sus propias armas. Vegecio dice que
hallándolas los soldados demasiado pe
sadas , obtuvieron del emperador Gra
ciano dejar la coraza , y luego el cas
co ; de manera que espuestos sin de
fensa á los golpes de los enemigos, no
pensaron mas que en huir. ( 1 )
Añade que perdieron la costumbre
de fortificar sus campamentos, y que
por este descuido., sus ejércitos fueron
sorprendidos por la caballeria de los
Barbaros.
La caballeria fué poca numerosa
entre los primeros Romanos; era la
undecima parte de la legion, y mu-
chas veces menos : y lo que hay de
estraordiuario es que tuviesen mucba
menos que nosotros, que tenemos que

(1) Vegecio de re militari lib. 1." cap. 20.


(289)
hacer tantos sitios, en los cuales es
de poca utilidad.
Cuando los Romanos estuvieron en.
decadencia , casi no tuvieron mas que
caballeria. Me parece que cuantos mas
conocimientos adquiere una nacion en
el arte militar, tanto mas emplea la
infanteria; y que cuanto menos lo
entiende , mas multiplica la caballe
ria : esto es porque sin disciplina, la
infanteria tanto ligera, como de linea,
no sirve de nada; al paso que la ca
balleria aun en su mismo desorden
siempre obra, y sirve para algo. (1)
La accion de esta consiste mas que
todo en su impetu, y en cierto choque;
la de la otra en su resistencia, y una
especie de inmobilidad; mas Lien es

( 1 ) La caballeria de los Tartaros, sin obser


var ninguna de nuestras máximas militares ha
hedio grandes cosas en todos tiempos; Veanse
Jas relaciones, y sobre, todo la de la última
conquista de la China.
(290)
una reaccion que una accion. En fin
la fuerza de la caballeria es momen
tanea, la infanteria obra por mas lar
go tiempo., pero para que pueda ha
cerlo es necesaria la disciplina»
Los Romanos llegaron á dominar á
todas las naciones no solamente por
su pericia militar, sino tambien por
su prudencia, su sabiduria, su cons
tancia, y su amor de la gloria, y de
la patria. Cuando bajo los empera
dores se desvanecieron todas estas
virtudes, les quedó el arte militar,
con el cual á pesar de la debilidad
y tirania de sus principes, conser
varon lo que habian adquirido; pero
cuando hasta en la milicia se me
tió la corrupcion, vinieron á ser pre
sa de todos los pueblos.
Un imperio fundado por las armas,
es necesario que se sostenga con ellas.
Pero asi como cuando un estado se
halla en desorden, no se imagina de
(291).
que manera puede salir de él; del
mismo modo cuando se halla en paz,
y es respetado su poder, tampoco se
piensa que esto, pueda cambiar: asi
es que descuida la milicia de la cual
no cree tenga nada que esperar, y
si mucho que temer; y muchas ve
ces hasta procura debilitarla.
Era ley inviolable de los primeros
Romanos, que fuese castigado con la
muerte, cualquiera que abandonase
su puesto, ó dejase sus armas en el
combate. Juliano, y Valentiniano ha
bian renovado en este punto las an
tiguas penas; pero los Barbaros (I)•
asalariados por los Romanos, y acostum
brados á hacer la guerra como en el

(1) No se querian sugetar á las fatipas de


los soldados Komanos. Vease Amiano Marcelino,
que dice en el lib. 28 como una cosa estvaor-
diuaria , que se sometieron á ellas en una oca
sion , para complacer á Juliano que quizo poner
unas plaza* en estado de defensa.
19
(292)
dia la hacen los Tartaros, á comba
tir huyendo, y á procurar mas bien
el pillage, que el honor, eran inca
paces de semejante disciplina.
Era tanta la disciplina de los anti
guos Romanos , que se habian visto
generales que condenaron á muerte
sus propios hijos, por haber vencido
sin su permiso: pero mezclados con
los Barbaros contrajeron , el espiritu
de independencia que formaba el ca
rácter de estas naciones: al leer las
guerras de Belisario contra los Go
dos , vemos un general casi nunca o-
bedecido de sus oficiales.
En el furor de las guerras civiles,
Sila y Sertorio mas bien querian pe
recer, que hacer alguna cosa de la
cual pudiese Mitridates sacar parti
do; pero en los tiempos siguientes,
luego que algun ministro, ó algun gran
de creyó que convenia á su avaricia.,
á su venganza, ó ambicion que en
(293)
trasen los Barbaros en el imperio., se
lo entregó para que lo asolasen. (1)
En ningun estado hay mas nece
sidad de tributos, que en aquellos que
se debilitan ; de modo que hay pre
cision de aumentar las cargas., á me
dida que es menor la posibilidad de
sufrirlas: en las provincias romanas
los tributos fueron luego insoportables.
En Salviano pueden leerse las con
tribuciones horrorosas que se exigian
á los pueblos. (2) Los vecinos persegui-

( 1 ) No era esto de admirar en esta mez


cla con naciones que habian sido errantes , que
no tenian patria , y entre las cuales muchas
veces cuerpos enteros de tropas se juntaban al
enemigo que les babia vencido , contra su mis
ma nacion. Vease en Procopio lo que eran los
Godos gobernados por Vitiges.
( 2 ) Vease todo el lib. 5.° de gubernalione
Dei. Vease tambien en la embajada escrita por
Prisco, el discurso de un Romano establecido
entre los Hunos , sobre la felicidad que gozaba
en este pais.
(294)
dos por los arrendadores, no tenian
mas recurso que refugiarse entre lo»
Barbaros, ó vender su libertad al pri
mero que quisiese comprarla.
Esto puede servir para esplicar en
nuestra historia de Francia, la pa
ciencia con que los Gaulas sufrie
ron la revolucion que debia esta
blecer esta diferencia opresora entre
la clase noble ., y la plebeya. Los
Barbaros al hacer á tantos ciudadanos
esclavos del terrazgo, es decir del
campo al cual estaban unidos, nada
introdujeron que no se hubiese he
cho antes que ellos con mayor cruel
dad. (1)

( 1 ) Vease al mismo Salviano lib 5.° y lai


leyes del codigo y digesto en orden á esto.
(293)
CAPITULO XIX.

Grandeza de Atila. Causa del es


tablecimiento de los Barbaros.
Razones porque fué -primero
abatido el imperio de Oc
cidente.

Como en el tiempo que se de


bilitó el imperio, se establecia la re
ligion christiana, los christianos da
ban la culpa de esta decadencia á los
paganos., y estos al contrario la atri
buian á la religion christiana. Los
cbristianos
bia perdidodecian
el imperio
que, Diocleciano
, asociándose
ha-

tres colegas; (1) porque cada empe


rador queria hacer tanto gasto, y sos
tener tanto ejército como si fuese so
lo ; que por esto no siendo propor-

(1) Lactancio de la muerte de los persecu


tores.
(296)
cionado el número de los que reci
bian, al de los que contribuian , se
habian hecho tan excesivas las car-
gaS., que los labradores abandonaban
las tierras, las cuales se cambiaban
en bosques. Los paganos al contrario
no cesaban de gritar contra un culto
nuevo, é inaudito hasta entonces ; y
asi como antes cuando Roma florecia,
se atribuian las avenidas del Tiber , y
demas efectos naturales á la cólera de
los dioses; asi tambien- cuando esta
ba para espirar , se imputaban las
calamidades al nuevo culto , y á la
destruccion de los antiguos altares.
El prefecto Simmaco fué quien en
una carta que escribió á los empera
dores , con motivo del altar de la
Victoria, dió el mayor valor á razo
nes populares, contrarias á la Religi
on Christiana, muy capaces por con
siguiente de seducir.
¿" Qué cosa, decia puede condu-
(297)
cirnos mejor al conocimiento de los
dioses , que la esperiencia de nues
tra prosperidad pasada ? Debemos
ser fieles á tantos siglos , y seguir
á nuestros padres , que tan felices
fueron imitando á los suyos. Figu
raos que Roma os habla y os dice:
grandes príncipes , padres de la pa
tria , respetad mis años, durante los
cuales siempre he observado las ce
remonias de mis mayores ; este cul
to es el que sometió á 'mis leyes el
universo ; por él fue Anibal recha
zado de mis murallas , y los Caulas
arrojados del capitolio. Para los
dioses de la patria es para quienes
pedimos la paz , para los dioses in-
digetes la imploramos. No queremos
entrar en cuestiones que no están
bien sino d gentes ociosas ; queremos
ofrecer
tas.
( 1 ) "(1)
súplicas
Cartas , no sostener
de Simmaco lib. 10 cartadispu-
54.
(298)
Respondieron á Simmaco tres au
tores célebres. Orosio compuso su
historia , para demostrar que en el
mundo siempre habia habido infortu
nios , tan grandes como los de que
los gentiles se quejaban. Salviano sos
tuvo en su libro , que los desarreglos
de los Christianos, eran los que ha
bian sido causa de los estrados hechos
por los Barbaros; (1) y S. Agustin
probó que la ciudad del cielo era di
ferente de esta de la tierra, (2) en
ífla cual los antiguos Romauos, por
causa de algunas virtudes meramente
humanas, habian recibido recompen
sas tan vanas como ellas.
Hemos dicho que en los primeros
tiempos , la politica de los Romanos
fué dividir todas las potencias que les
haciau sombra ; mas adelante no lo

(1)
(2) El
De libro
la ciudad
que intituló
de Dios.
del gobierno de Dioi.
(299)
pudieron conseguir : tuvieron que to
lerar que Atila sometiese todas las
naciones del Norte : se estendió des
de el Danubio hasta el Pihin ; des
truyó cuantas fortificaciones ., y o-
tras se habian construido sobre es
tos dos rios., é hizo tributarios los
dos imperios.
Teodosio , decia con insolencia,
es hijo de un padre muy noble,
lo mismo que yo : pero pagándome
tributo ha decaido de su nobleza ,
haciéndose esclavo mió ; y no c&
justo que como mal esclavo , tienda
asechanzas á su señor. ( 1 )
.labra.
ciaNoen leHa
otra
está
prometido
ocasion
bien al, faltar
casar
emperador
lad hija
su, pa~
de-
de

Saturnilo con uno de mis subditos,

( 1 ) Historia gótica , y relacion rie la embaja


da escrita por Prisco. Era este Teodosio el jó
ven.
(300)
sino quiere cumplir su promesa t /*
declaro la guerra ; sino puede , y
es tal su estado que no le quieran
obedecer, marcho á socorrerle.
No se debe creer que Atila dejó
subsistir á los Romanos por modera
cion; siguió en esto las costumbres de
su pueblo, que le inclinaron á some
ter, pero no á conquistar á los de-
mas. Este principe en su casa de
madera en la cual nos lo representa
Prisco , ( 1 ) señor de todas las na
ciones Bárbaras , y en cierta mane
ra de casi todas las civilizadas, (2)
fué uno de los grandes monarcas de
que jamas baya hablado la historia. .

( 1 ) Historia gótica : Hce sedes regis barba-


riem totam tenentis, hcec captis civitatibus ha-
bitacula prceponebat. Jornandez de rebus geti-
cis.
( 2 ) Parece que la relacion de Prisco, que en
la corte de Asila se pensaba tambien en some
ter á los Persas
(301)
En su corte se veian los embajado
res Romanos de Oriente y Occidente,
que iban á recibir sus leyes, ó á im
plorar su clemencia. Ya exsigia que
se le entregasen los Hunos deserto
res, ó los esclavos Romanos que se ha-
bian escapado ; ya que fuese puesto á
su disposicion algun ministro del em
perador. Habia impuesto sobre el im
perio de Oriente un tributo de dos mil
libras de oro. Recibia las asignaciones
de general de los ejércitos Romanos.
Enviaba á Constantinopla á aquellos
que queria premiar , para que se les
colmase de bienes, haciendo un trá
fico continuo del terror de los Ro
manos.
Era temido de sus súbditos, y pa
rece que no le aborrecian. ( 1) Sobre
manera fiero, al paso que astuto ; ar-
( 1 ) En cuanto alcaracter de este principe,
y las costumbres de su corte, debe consultarse
á Jornandez y Prisco.
(502)
diente en su enojo, pero sabiendo al
mismo tiempo perdonar , ó diferir el ,
castigo ., segnn mejor convenia á sus
intereses; no haciendo jamas la guer
ra, cuando le proporcionaba bastan
tes ventajas la paz ; servido fielmen
te hasta por los reyes que dependian,
de él, habia guardado unicamente pa
ra si la antigua sencillez de costum
bres de los Hunos. Por lo demas
no merece muchas alabanzas en orden
á su valor, el caudillo de una na
cion, en la cual los hijos se acaloraban
al oir las brillantes hazañas de sus
padres , y estos derramaban lágrimas
porque no podian imitar á sus hijos.
Despues de su muerte volvieron á
dividirse todas las naciones Bárbaras;
pero los Romanos eran tan débiles,
que no habia pueblo por pequeño
que fuese , que no estuviese en esta
do de hacerles daño.
No fué esta ó aquella invasion la
(505)
que perdió el imperio, fueron todas
las invasiones juntas. Despues de la
general que sufrió en tiempos de Ga
lo , pareció restablecido , porque no
Labia perdido paises; pero en reali
dad caminó de grado en grado de la
decadencia ala ruina, Lasta que Lajo
Arcadio y Honorio se desplomó de
golpe.
dosEná vano
su pais
fueron
, para
los poner
Barbaros
en segu
ecba-

ridad su botin se babrian retirado á


el del mismo modo. En vano se les
esterminó : no por esto dejaban las
ciudades de ser saqueadas ., quema
das las aldeas , y muertas ó dispersas
las familias. ( 1 )
Cuando Labia sido asolada una pro-

( 1 ) La nacion de los Godos era muy des


tructora: hablan destruido á todos los labrado
res en Tracia, y cortado las manos á todos los
que conducian carros. Historia Bizantina de
Malclms en el estrado de las embajadas.
(304)
vincia ; no hallando en ella nada los
Barbaros que sobrevenian , pasaban
á otra. Al principio solamente asola
ron la Tracia., la Misia., y la Pano-
nia ; devastadas estas arruinaron la
Tesalia, Macedonia, y Grecia; de ai
fué preciso pasar á los JVoricos. El
imperio esto es el pais habitado, iba
siempre estrechándose mas , y sus
fronteras eran la Italia.
La razon porque no se hicieron es
tablecimientos de Barbaros en tiem
pos de Galo , y Galieno , fué porque
encontraban todavia que robar.
Del mismo modo despues que los
Normandos , imagen de los conquista
dores del imperio , hubieron saqueado
durante muchos siglos la Francia ,
cuando no encontraron cosa que ro
bar , aceptaron una provincia que es
taba enteramente desierta , y se la
partieron. ( 1 las
(1) Vease en ) cronicas recogidas por An-
(SOS)
Inculta en aquellos tiempos casi
toda la Escitia, ( 1) sus pueblos pa
decian hambres frecuentes. Subsis
tian en parte por su comercio con
los Romanos, que les llevaban viveres
de las provincias vecinas al Danubio.
(2) Los Barbaros en cambio daban
las cosas que habian robado , prisio
neros que habian hecho , y el oro y
plata con que se les habia comprado
la paz. Cuando no se les pudieron pa
gar tributos bastante considerables pa

dres du Chesne, el estado de esta provincia á


fines del siglo nono, y principios del decimo.
Scirtp. Normana. Histor. veteres.
(1) Los Godos como se ha dicho no culti
vaban la tierra. Los Vándalos los llamaban Tru-
lles, del nombre de una medida pequeña , porque
en una hambre les vendieron muy cara igual
medida de trigo. Olimpiodoro en la biblioteca
de Focio lib. 30.
bia(2)mercados
Se vé sobre
en la las
historia
riberasdedel
Prisco
Danubio
, que, ba-
es

tablecidos por tratados.


(506)
ra poder con ellos subsistir , les fué
forzoso establecerse. ( 1 )
El imperio de Occidente fué el pri
mero que cayó : he ai los motivos.
Los Barbaros pasado el Danubio,
bailaban á su izquierda el Bosforo,
Coustantinopla, y todas las fuerzas
del imperio de Oriente que les de
tenian ; por esto dirigiéndose á la
derecha por la parte dela Iliria, avan
zaban acia el Occidente. Por esta par
te hubo un reflujo de naciones, y un
transporte de pueblos. Estando mas
bien guardados los pasos del Asia,
todos refluian sobre la Europa, en vez

( 1 ) Cuando los Godos rogaron á Zenon , que


recibiese en su alianza á Theudorico hijo de
Triario, con las condiciones que habia concedi
do á Theudorico hijo de Balamero ; el senado
respondió á la consulta , que no eran suficientes
las rentas del estado para mantener á dos pue
blos Godos , y que era preciso tomar para a-
migo á uno solo de los dos. Historia de Mal-
chus en el estrado de las embajadas.
(307)
de que en la primera invasion rei
nando Galo, las fuerzas de los Bar
baros se dividieron.
Dividido realmente el imperio, los
emperadores de Oriente que tenian
alianzas con los Barbaros, no quisieron,
romperlas para socorrer á los de Oc
cidente. Esta division de la adminis
tracion, dice Prisco, ( 1 ) fué muy per-
juicial á los intereses de Occidente.
Asi fué que los Romanos del levan
te (2) porque tenian alianza con los
Vándalos, negaron una escuadra á los
de poniente. Habiendo los Visigodos
hecho alianza con Arcadio entraron
en Occidente , y Honorio tuvo que
escaparse á Ravena. (3) En fin Ze-
non para librarse de Teodorico , le
persuadió que fuese á atacar la Ita-

( 1 ) Prisco lib. 2.'


(2) El mismo lugar citado.
(.3) Procopio guerra de lo« Vándalos
19
(500)
lia, que Alarico había devastado ya.
Habia una alianza muy estrecha
entre Atila y Genserico rey de los
Vándalos. (1) Este temia á los Go
dos : (2) habia casado á su hijo con
la hija de su rey , y habiéndola he
cho luego cortar la nariz , la habia
despedido : unióse pues á Atila. Los
dos imperios como si estubiesen en
cadenados por estos dos principes., no
se atrevian á socorrerse. Sobre todo
fué deplorable la situación del de
Occidente : carecia de fuerzas mari
timas hallándose todas en Oriente,
(3) Egipto, Chipre, Fenicia, Jonia,
y Grecia, únicos paises en que ha
bia entonces algun comercio. Los
Vándalos y otras 'ilaciones atacaban

(1) Prisco lib. 2."


(2 ) Vease JornanJez de rebits geticis lib.
cap. 36.
( 3 ) Esto se vió sobre tocio en la guerra de
Constantino y Licinie.
(509)
por todas partes las costas de Occi
dente. Una embajada de los Italia
nos fué á Constantinopla , dice Pris
co , ( 1 ) para hacer saber que era
imposible sostener el estado de laá
cosas sin una reconciliacion con los
Vándalos.
A los que gobernaban en Occiden
te no les faltó politica : juzgaron que
sobre todo convenia salvar la Italia,
que en cierto modo era la cabeza , y
en cierto modo el corazon del im
perio. Hicieron pasar á los Barbaros
á las estremidades de él , y en ellos
los establecieron. El proyecto era bien
pensado , y se ejecutó bien. Estas
naciones no pedian mas que su sub
sistencia: se les dieron pues los paises-
llanos, reservándose los montuosos,
las costas, los desfiladeros, y pla
zas situadas sobre los grandes rios:

(1) Prisco lib. 2.»


(310)
asi se conservaba la soberania. Hay
apariencia que estos pueblos se ha
brian visto forzados á hacerse Ro
manos, y justifica bastante este pen
samiento la facilidad con que estos des
tructores fueron destruidos por los
Francos, Griegos, y Moros. Una re
volucion mas fatal que todas las demas
trastornó todo este sistema: el ejército
de Italia compuesto de estrangeros
exsigió lo que se babia concedido á
naciones todavia mas estrangeras que
él : bajo Odoacre formó una aristo
cracia apoderándose de la tercera parte
de las tierras de Italia, y este fué el
golpe mortal que recibió este imperio.
Entre tantas desgracias una triste
curiosidad nos incita á averiguar el
destino de la ciudad de Roma : esta
ba por decirlo asi sin defensa; era
fácil apretarla por hambre; sus mu
rallas por su estension eran muy di
fíciles de guardar ; situada en una
(511)
llanura, era fácil entrarla á la fuerza;
y no habia que sacar recurso de su po
blacion, que estaba disminuida en es
tremo. Los emperadores se vieron pre
cisados á retirarse á Ravena, defen
dida entonces por el mar, como ea
el dia Venecia.
El pueblo Romano casi siempre a-
bandonado de sus principes, empezó
á ejercer la soberania, y á hacer tra
tados para su conservacion, (1) que
es el medio mas legitimo para adqui
rir el poder soberano : asi fue como
la Armorica., y la Bretaña comenza
ron á vivir bajo sus propias leyes. (2)
Este fué el fin del imperio de Oc
cidente : Roma se hizo poderosa , por-

( 1 ) En tiempo de Honorio Alarico que si


tiaba á Roma, obligó a esta ciudad á recibir
su alianza aunque fuese contra el emperador,
quien no pudo oponerse á ello. Procopio guerra
de los Godos lib. 1.° Vease Zozimo lib. 6.°
(2) Zozimo lugar citado.
(512)
que no tuvo sino guerras sucesivas,
no atacándola, por una fortuna incon
cebible, ninguna nacion sino despues
de arruinada otra; fué destruida por
que la atacaron todas á la vez, y pe
netraron por todas partes.
(313)
CAPITULO XX.

De las conquistas de Justiniano,


y de su gobierno.

Como todos estos pueblos entraban


revueltos y mezclados en el imperio,
se incomodaban reciprocamente, toda
la politica pues de aquellos tiempos
consistió en armar á los unos contra
los otros; lo que era fácil atendidas
su fiereza y avaricia. La mayor par
te se destruyeron unos á otros an
tes de haberse podido fijar, y esta
fué la causa porque subsistió nun por
algun
Por tiempo
otra parte
el imperio
el norte
de se
Oriente.
agotó

por si mismo, y ya no se vieron sa


lir de el aquellos ejércitos innumera
bles que parecian al principio : asi fué
que despues de las primeras invasio
nes de Godos y Hunos , y sobre todo
despues de la muerte de Atila, estos*
(314)
7 lo. pueblos que vinieron despues de
eJIos atacaron con menos fuerzas.
Cuando estas naciones que se ha
bian reunido en cuerpos de ejercito,
se dispersaron en pueblos, quedaron
mu7 debiles : derramadas en los dife
rentes paises que habian conquista
do, fueron espuestas ellas mismas á
las nuevas invasiones.
En estas circunstancias fué cuando
Justiniano emprendió la reconquista
de Africa e Italia, é hizo lo que los
Franceses ejecutaron despues tan fe
lizmente contra los Visigodos, Bor-
goñones, Lombardos, y Sarracenos.
Cuando la religion christiana fué
transmitida á los Barbaros, la secta
minante
Amana era en el
en imperio.
alguna manera
Valente do-
les

envió sacerdotes de esta secta, que fue


ron sus primeros apóstoles. Con que
en el intervalo que corrió entre su
conversion, y su establecimiento, el Ar-
(315)
rianismo fué en cierto modo destrui
do entre los Romanos : habiendo los
Barbaros Arrianos encontrado ortodo-
jo todo el pais, jamas pudieron ga
nar su afecto, y fue fácil á los em
peradores incomodarlos.
Por otra parte estos Barbaros que
no tenian arte ni génio de atacar
ciudades, y menos aun de defenderlas,
dejaron que se arruinasen sus muros.
Procopio nos dice que Belisario en
contró las de Italia en este estado.
Las de Africa habian sido desmante
ladas por Genserico, (1) con la idea
de tener sujetos á sus habitantes; lo
que sugerió despues á Vitiza la idea de
(2) hacer lo mismo con las de España.
La mayor parte de estos pueblos
del norte, establecidos en los paises
del mediodia, se hicieron luego flo-
(1) Procopio guerra de los Vándalos lib. 1.»
(2) Mariana historia de España lib. 6.° cap.
19.
(316)
jos, é incapaces de las fatigas de la
guerra: (1) los Vándalos se consumian
entre deleites; una mesa esquisita,
los
música,
vestidos
el baile,
afeminados,
los jardines,
los baños,
y tea
la -

tros se les babian hecho necesarios.


Ya no daban inquietud alguna á los
Romanos, (2) dice Maleo, (3) desde
que babian dejado de sostener los e-
jércitos que Genserico siempre tenia
prontos, con los cuales prevenia á sus
enemigos y pasmaba al mundo por la
facilidad de sus empresas.
La caballeria romana estaba muy
ejercitada en tirar del arco, pero la
de los Godos y Vándalos se servia
unicamente de espada y lanza, y no
podia combatir de lejos: (4) á esta

(1) Procopio guerra de los Vándalos lib. 2.°


( 2 ) En tiempo de Honoria.
(3) Historia bVantina, en el estracto de las
embajadas.
(4) Vease Procopio guerra de los Vandal»»
(517)
diferencia es á la que atribuye Beli-
sario una parte de sus victorias.
Los Romanos, sobre todo en tiem
po de Justiniano, sacaron grandes
servicios de los Hunos , pueblos de
los cuales habian salido los Partos,
y que peleaban del mismo modo que
estos. Despues que hubieron perdido
su poder por la derrota de Aula, y
las divisiones á que dio lugar el gran
número de sus hijos, sirvieron á los
Romanos en calidad de ausiliares, y
fueron su mejor caballeria.
Cada una de estas naciones Bárba
ras se distinguia por su modo de
combatir, ó por sus armas. (1) Los
Codos y Vándalos eran terribles con

lib. i.* y al mismo autor en la guerra de los


Godos lib. 1." Los areneros Godos eran de a
pié, y tenian poca instruccion.
(1) Un paso notable de Jornandez con mo
tivo de la batalla que dieron los Gepidos contra
los hijos de Atila, nos esplica todas estas dife
rencias.
(318)
la espada en la mano, los Hunos ar-
cheros admirables, los Suevos buenos
soldados de infanteria, los Alanos i-
ban armados pesadamente, los Heru-
los eran buenas tropas ligeras. Los Ro
manos se surtian entre todas estas na
ciones, de los cuerpos de ejército que
mas convenian para sus proyectos, y
peleaban contra una sola con las ven
tajas de todas juntas.
Es singular que fuesen las nacio
nes mas débiles, las que hicieron
mayores establecimientos. Nos enga
ñariamos mucho si juzgasemos de sus
fuerzas por sus conquistas. En esta
larga serie de incursiones, los pueblos
barbaros, ó por mejor decir los en
jambres
truian óqueerande destruidos,
ellos salian,todo
ó des-
de-

pendia de las circunstancias: y mien


tras que una grande nacion era ven
cida ó detenida, una tropa de aven
tureros que bailaban un pais abierto.,
(519)
hacian en él estragos espantosos. Los
Godos que por la inferioridad de sus
armas no pudieron hacer frente á
tantas naciones, se establecieron en
Italia, en las Galias^ y en España;
los Vándalos que dejaron la España.,
110 pudiendola conservar por su po
ca fuerza, pasaron á Africa, donde
fundaron un grande imperio.
Justiniauo no pudo equipar contra
los Vándalos mas que cincuenta bu
ques, y Belisario al desembarcar te
nia solamente cinco mil hombres. (1)
Era esta una empresa bien atrevida:
y mas cuando habiendo enviado Leon
contra ellos una armada que se com
ponia de todos los buques de Orien
te ,, en la cual habia embarcado cien
mil hombres, lejos de conquistar el
Africa,
Estas grandes
por pocoarmadas
perdió loelmismo
imperio.
que

(1) Procopio guerra de los Godos lib. 2.*


(320)
los grandes ejércitos jamas han teni
do buen éxito: como agotan los re
cursos de una nacion, si la espedi-
cion es larga, ó les sucede alguna des
gracia ., no pueden ser socorridas ni
reparadas: si se pierde una parte de
ellas, la que queda no sirve de nada,
porque los buques de guerra, los trans
portes, la caballeria, infanteria, y mu
niciones, en fin todas sus parles di
ferentes dependen de un todo reuni
do. La lentitud de la empresa da tiem
po al enemigo para prepararse,- ade
mas rara vez se puede hacer la expedi
cion en estacion comoda, á la cual si
gue la de las tempestades, pues tantas
cosas casi nunca pueden estar prontas
hasta algunos meses mas tarde de lo
que se habia esperado.
Invadió Belisario el Africa: y sir
vióle de mucho una gran cantidad
de provisiones que sacó de Sicilia, en
virtud de un tratado que hizo coa
(321)
Amalesunta rey na de los Godos. Cuan
do fué enviado á atacar la Italia., vien
do que los Godos sacaban su subsis
tencia de Sicilia, empezó por conquis
tarla ; redujo á hambre á sus enemi
gos, y se hailó abundantemente pro
visto de todo.
Belisario tomó á Cartago, Roma, y
Ravena, y envió los reyes de los Go
dos y Vándalos cautivos á Constan-
tinopla, donde despues de tanto tiem
po se vieron renovados los antiguos
triumfos. (I)
En las cualidades de este grande
hombre, (2) se encuentran las prin
cipales causas de sus victorias. Con
un general que tenia todas las máxi
mas de los primeros Romanos, se for
mó un ejército igual á los antiguos
ejércitos de Roma.

(1) Justiniano no le concedió sino el trium-


fn de Africa.
(2) Vease Suidas articulo Belisario. •
(522)
Las grandes virtudes quedan ocul
tas ó se pierden de ordinario en la
esclavitud; pero el gobierno tiránico
de Justiniano no fué capaz de sufo
car la grandeza de esta alma., ni la
superioridad de este talento.
Tuvo tambien su reinado la fortu
na de poseer al Eunuco Narses para
hacerlo ilustre. Criado en palacio go
zaba mas de la confianza del empe
rador, porque los principes miran
siempre á los cortesanos como sus
subditos mas leales.
Pero la mala politica de Justinia-
no, sus profusiones, vexaciones, y
rapiñas ; su furor de edificar , de cam
biar, y de reformar; su inconstan
cia en los designios; un imperio du
ro y débil, al cual hizo mas incó
modo una larga vejez; fueron des
dichas verdaderas, mezcladas con su
cesos inutiles, y con una gloria e-
fimera.
(525)
Estas conquistas cuya causa no era
la fuerza del imperio, sino ciertas
circunstancias particulares, lo echa
ron todo á perder. Mientras se ocu
paban los ejércitos en ellas, nuevas
naciones pasaron el Danubio desolan
do la Iliria, la Grecia, y la Mace-
donia; y los Persas en cuatro inva
siones abrieron llagas incurables al
oriente. (1)
Cuanto mas rápidas fueron estas
conquistas., tatito menos produjeron es
tablecimientos sólidos ; la Italia, y
Africa apenas habian sido conquis
tadas, cuando fué ya preciso volver
las á conquistar.
Justiniano habia tomado por espo
sa sacandola del teatro, á una muge?
(2) que se habia prostituido por' mu*

(1) Los dos imperios tenian menos conside-


facion en devastarse, porque no esperaban con
servar lo que habian conquistado.
(2) La emperatriz Teodora,
(324)
eho tiempo en él : esta lo gobernó
con un imperio que no tiene ejem
plar en las historias ., y dirigiéndose
sin cesar en el manejo de los nego
cios por las pasiones y caprichos de
su sexo , corrompió las victorias y su
cesos mas felices.
En todos tiempos se ha permiti
do en oriente la pluralidad de muge-
res, para quitarlas el ascendiente pro
digioso que tienen sobre nosotros en
tales climas ; pero en Constantinopla
la ley de una sola consorte dió el im
perio á este sexo, y de ahi pro
vino algunas veces la debilidad del
gobierno.
El pueblo de Constantinopla siem
pre habia estado dividido en dos par
tidos, el de los azules, y el de los
verdes : procedian de la inclinacion
que se toma en el teatro a unos ac
tores , mas bien que á otros. En los
juegos del circo los carros cuyos con
(32S)
duetores iban vestidos de verde , dis
putaban el premio contra los que i-
ban vestidos de azul, y cada uno to
maba interés por los unos ó por los
otros , hasta la mania.
Estas dos facciones esparcidas por
todas las ciudades del imperio, eran
mas ó menos furiosas , á proporcion
de la ociosidad de una grande par
te de la poblacion; es decir, á pro
porcion del número mayor ó menor
de ociosos.
Pero las divisiones siempre necesa
rias en un gobierno republicano pa
ra mantenerlo, no podian ser sino
fatales para el de los emperadores;
porque no eran capaces de producir
mas que la mudanza del soberano, y
no el restablecimiento de las leyes,
y la correccion de los abusos.
Justiniano que favoreció á los azu
les., y negó toda justicia á los ver
(526)
des, (1) irritó los dos partidos, y de
consiguiente los fomentó.
Hasta llegaron á hacer nula la au
toridad de los magistrados: los azules
no temieron las leyes porque contra
ellas les protegia el emperador, los
verdes dejaron de respetarlas, porque
de nada servian para su defensa. (-2)
Todos los vinculos de amistad, de
parentesco, de obligacion, de gratitud,
fueron rotos; las familias se destru
yeron unas á otras; todo malvado que.
quiso cometer crimenes , fué del par
tido de los azules; todos los robados
ó asesinados, fueron del de los ver
des.
Este gobierno tan poco sensato era
todavia mas cruel : no contento el
emperador de la injusticia general
( 1 ) Este mal era antiguo. Suetonio dice que
Caligula adicto á la faccion de los verdes, abor
recía al pueblo, porque aplaudia la otra.
(2) Para formar ¡dea del espiritu de aquellos
(327)
que hacia á sus subditos abrumando
los con impuestos excesivos, los deso
laba con todo género de tiranias en
sus asuntos particulares.
No me inclinaria naturalmente á
creer todo lo que sobre esto nos dice
Procopio en su historia secreta, pues
los elogios magnificos de este princi
pe que ha hecho en otras obras , de
bilitan el crédito que se merece es
ta , en la cual nos le pinta como el
mas estupido y cruel de los tiranos.
Con todo confieso que dos motivos
me deciden á favor de la historia se
creta. Es el primero, porque se con
vina mejor con la pasmosa debilidad en
que se halló este imperio al fin de es
te reinado, y en los que le siguieron.
El otro es un monumento que e-
xiste todavia entre nosotros , asaber

tiempos, es preciso ver á Teofanes, que cuenta


una larga conversacion que hubo en el teatro cn,-
trc los verdes y el emperador.
(328)
las leyes de este emperador, en las
cuales se vé que la jurisprudencia
sufrió mas variaciones en algunos a-
ños., que no ha sufrido en los tres
cientos últimos de la monarquia fran
cesa.
La mayor parte de estas alteracio
nes son sobre cosas de tan poca im
portancia, (1) qne no se vé razon al
guna capaz de mover al legislador á
hacerlas , á menos que se esplique es
to por la historia secreta, y se diga
que este principe lo mismo vendia
«us juicios ., que sus leyes.
Pero lo que hizo mas mal al es
tado politico del gobierno , fué el
proyecto que concibió de reducir
á todos los hombres á una misma
opinion en materias religiosas , en
unas circunstancias que hacian indis
creto enteramente su zelo.

(1) Vtanie las novela» de Jnstinimo.


(329)
Asi como los antiguos Romanos a-
crecentaron la fuerza de su imperio
permitiendo en él toda especie de
cultos, fué reducido despues á nada,
suprimiendo una tras de otra las sec
tas que no eran dominantes.
Estas sectas eran naciones enteras.
Unas despues de conquistadas por los
Romanos, habian conservado su anti
gua religion ., como los Samaritanos
y ludios. Otras se habian esparcido
en algun pais , como los sectarios de
Montano en Frigia, y los Maniqueos,
Sabacianos , y Arrianos en otras pro
vincias; á mas de que una gran par
te de las gentes del campo eran to
davia idólatras ., y encaprichadas por
'ina religion tan grosera como ellas.
Justiniano , que destruyó estas sec
tas con la espada ó con sus leyes, y
que precisándolas á alborotarse., se. vió
empeñado á esterminarlas, dejó in
cultas muchas provincias. Creyó ha
(550)
ber aumentado el número de los fie
les, cuando no habia hecho mas que
disminuir el de los hombres.
Sabemos por Procopio que la Pa
lestina quedó desierta con la destruc
cion de los Samaritanos; y lo que tie
ne de singular este hecho, es que por
zelo en favor de la religion , se de
bilitó el imperio por aquella parte,
por la cual algunos reinados despues,
penetraron los Arabes para destruirla.
Lo mas inicuo que habia , es que
mientras el emperador llavaba tan al
estremo la intolerancia, no estaba él
mismo acorde con la emperatriz en
los puntos mas esenciales : seguia él
el concilio de Calcedonia , y ella fa
vorecia á los que lo impugnaban., sei
que en esto obrasen de buena fé di
ce Evagro , sea que lo hiciesen po.*
sus fines. (1)

(1) lab. 4.° «ap. 10.


(351)
Al leer á Pracopio, en orden á los
edificios de Justiniano, y al ver las
fortalezas y castillos que este prin
cipe hizo levantar por todos partes.,
se suscita siempre en el espiritu la
idea, pero muy falsa, de un estado
floreciente.
Los Romanos no tuvieron -al prin
cipio plazas fuertes, ponian toda su
confianza en sus ejércitos que situa
ban al borde de los rios , erigiendo
torres de distancia en distancia, para
alojar las tropas.
Pero cuando no tuvieron mas que
malos ejércitos , y muchas veces ca
recieron aun absolutamente de ellos,
como la frontera no defendia el in
terior, fué necesario fortificarlo ; en
tonces tuvieron mas fortalezas y me
nos fuerzas, mas retiradas y menos
seguridad. (1) No siendo ya habita-
(2) Augusto habia establecido nueve fronte
ras ó marcas , los emperadores siguientes amm.u-
(532)
ble la campaña sino al rededor de
las plazas fuertes, las construyeron por
todas partes. Sucedió entonces lo
mismo que en Francia en tiempo de
los Normandos, (1) que jamas ha si
do tan débil, como cuando todas sus
poblaciones estaban cercadas de mu
rallas. .
Con que todas estas listas de nom
bres de las fortalezas que bizo construir
Justiniano, que ocupan en Procopio pá
ginas enteras, no son mas que monu
mentos de la debilidad del imperio.
taron este número. Los Barbaros se presentaban
en partes en las cuales antes no habian pareci
do. Dio» en el lib. 55 cuenta que eran trece en
su tiempo en el imperio de Alejandro. Se vé por
la noticia del imperio escrita posteriormente á Ar-
cadio y Honorio , que eran quince en el solo
imperio de oriente. Este número siempre fué en
aumento. Fueron marcas la Pamfilia, Licaonia, y
Pisidia ; y todo el imperio se cubrio de fortifica
ciones. Aureliauo se habia visto obligado á forti
ficar á Boma.
(1) Y de los Ingleses.
(355)
CAPITULO XXI.

Desordenes del imperio de oriente.

Los Persas estaban en aquellos


tiempos en mas feliz situacion que los
Romanos , tenian poco que temer de
los pueblos del norte, ( 1 ) porque los
separaba de ellos una parte del monte
Tauro entre el mar Caspio y el Pon
to Euxino ; y porque guardaban un
paso muy estrecho (2) cerrado con
puertas que era el único camino por
donde podia pasar caballeria , por
todas las demas partes no podian es
tos Barbaros pasar sino bajando por
precipicios, y dejando sus caballos en
los cuales consistia toda su fuerza:
pero aun asi los detenia el Araxes
rio profundo que corre del oeste al

(1) Los Hunos.


(2) Lai puertas del Caspi».
(534)
éste cuyos pasos era fácil defen
der. (1)
Ademas estaban los Persas seguros
por la parte de oriente, y por la del
mediodia tenian por confines el mar.
Les era fácil mantener la division en
tre los principes Arabes, que no cui
daban de otra cosa que de robarse
los unos á los otros. No tenian pues
en realidad otros enemigos que los
Romanos. " Sabemos , decia un em
bajador de Hormisdas , (2) que los
Romanos estan ocupados en muchas
guerras, y tienen que pelear contra
casi
nos saben
todas las
quenaciones
nosotros; yallos
contrario
Roma-*

solo tenemos guerra contra ellos. "


Los Persas habian cultivado el arte
militar, tanto como los Romanos lo
habian descuidado. Los Persas decia
Belisario á sus soldados, no os aven-
( 1 ) Procopio guerra de los Persas lib. 1.*
(2) embajadas de Mcnandro.
(355)
tajan en valor, la sola ventaja quo
tienen
Tomaron
sobre en
vosotros
las negociaciones
es la disciplina,
la

misma
ra. Consuperioridad
el pretexto que
de en
quela tenian
guer^

guarnicion en las puertas del Caspio,


pedian un tributo á los Romanos,
como si cada nacion no tuviese que
guardar sus fronteras : se hacian pa
gar por la paz, por las treguas, por
la suspension de armas, por el tiem
po empleado en negociaciones, por
el Habiendo
que se gastaba
pasado
en hacer
los Alvaros
la guerra.
el

Danubio , los Romanos que la mayor


parte del tiempo no tenian tropas
con que hacerles frente , ocupados
contra los Persas , cuando convenia
combatir a los Alvaros, y contra es
tos cuando habria sido del caso de
tener á los Persas; se vieron for
zados á someterse, y pagar un tri
buto , y la magestad del imperio se
(336)
rió con esto mancillada á la presen
cia de todas las naciones.
Justino, Tiberio, y Mauricio, tra
bajaron con zelo para la defensa del
imperio : tenia este último virtudes,
pero una avaricia casi inconcebible
en un gran Monarca las eclipsaba.
El rey de los Alvaros le ofreció
volverle los prisioneros que habia he
cho , mediante media pieza de plata
por cada uno , y habiendose negado
á ello, los hizo degollar. Revoltose
indignado el ejército romano, y ha
biéndose sublevado al mismo tiempo
los verdes, un centurion llamado Focas
fué elevado al imperio, é hizo matar
á Mauricio, y á sus hijos.
La historia del imperio griego, que
asi llamaremos en adelante al ro
mano , no es mas que un tejido de
tumultos, sediciones , y perfidias. Los
subditos ni solamente tenian idea de
la fidelidad que se debe á los prin
(357)
cipes : y fué tan interrumpida la su
cesion de los emperadores, que el
titulo de porjirogénito t esto es , na
cido en el cuarto donde las empera
trices daban á luz sus hijos , fué un
dictado de distincion, que pocos prin
cipes de las diferentes familias im
periales pudieron llevar.
Todos los medios fueron decentes
para obtener el imperio : se llegó á
el con el favor de las tropas, el del
senado, ó del clero, el de los paisa
nos, del pueblo de Constantinopla,
y el de las demas ciudades.
Habiéndose hecho dominante en el
imperio la religion cristiana, se sus
citaron sucesivamente muchas here-
gias que fué preciso condenar. Ne
gando Arrio la divinidad del Verbo,
los Macedonianos la del Espiritu San
to , Nestorio la unidad de la persona
de Jesuchristo , Eutiques sus dos
naturalezas , los Monetelitas sus dos
(338)
voluntades, fué necesario que se reu
niesen concilios contra ellos : pero
como sus decisiones no fueron al pun
to umversalmente recibidas , muchos
emperadores seducidos , volvieron á
caer en los errores que habian sido
condenados , Como jamas ha habido
nacion que haya tenido un horror tan
violento contra los hereges como los
Griegos, que tenian por pecado hablar
con un herege, ó habitar con él, su
cedió que muchos emperadores per
dieron el afecto de sus subditos ; y
los pueblos se acostumbraron á pen
sar que unos principes tan frecuente
mente rebeldes á Dios , no habian
podido ser elegidos por la providen
cia para gobernarlos.
Una opinion tomada de la idea
que no convenia derramar la sangre
de los Cristianos , que tomó mas y
mas fuerza despues que se presenta
ron los Mahometanos , fué causa de
(539)
que fuesen debilmente castigado? los
delitos en los cuales no tenia interés
directo la religion : se contentaron
con quitar los ojos., cortar la nariz,
ó los cabellos, ó mutilar algun miem
bro , á los que habian excitado tumul
tos , ó atentado contra la persona
del principe; (1) cuyas acciones pu
dieron cometerse sin peligro, y has
ta sin valor.
Cierto respeto por los ornamentos
imperiales, hizo que todos volviesen
al momento los ojos , sobre los que
tuvieron atrevimiento para revestirse
de ellos. Era un crimen el llevar, ó
tener en casa estofas de purpura; pe
ro apenas un hombre se habia vestido
con ellas, tenia séquito, porque el
respeto estaba vinculado mas bien al
vestido, que á la persona.

( 1 ) Zcnon contribuyó mucho i esta relaxacior.


Vease Maleo historia Bizantina en el estracto ilo
las embajadas.
22
(340)
Fomentaba tambien la ambicion
la estraña mania de aquellos tiempos,
pues apenas habia hombre de distin
cion, que no tuviese predicciones que
le prometian el imperio.
Como casi nunca se curan las en
fermedades del alma, (1) la astrolo-
gia judiciaria , y el arte de adivinar
por los objetos que se veian en un
lebrillo de agua, habian sucedido en
tre los Christianos, á los agueros por
las entrañas de las victimas, ó el vue
lo de las aves, abolidos con el paga
nismo. Vanas promesas fueron el mo
tivo de la mayor parte de las empre
sas temerarias de los particulares, al
paso que llegó á consistir en ellas la
sabiduria del consejo de los principes.
Creciendo todos los dias las desgra
cias del imperio , se inclinaron na-

(1) Vease Nicctas vida de Andrónico Com-


meno.
(541)
turalmente á atribuir á la mala con
ducta de los que gobernaban, los re
veses de la guerra ., y los tratados de
paz afrentosos.
De las mismas revoluciones nacie
ron las revoluciones , y el efecto lle
gó á ser causa. Como los Griegos
habian visto pasar sucesivamente so
bre el trono familias tan diferentes,
no tenian adhesion á ninguna -, y co
mo la fortuna habia elevado el im
perio sugetos de todas las clases, no
habia nacimiento ni mérito por bajo
ó limitado que fuese, que no tuviese
esperanzas.
Muchos ejemplos recibidos en la na
cion formaron su espiritu general, y
formaron sus costumbres, las que rei
nan con tanto imperio como las le
yes.
Parece que entre nosotros hay ma
yores dificultades que entre los anti
guos, para llevar á cabo las grandes em*
(342)
presas. Es imposible ocultarlas, por
que la comunicacion entre las nacio
nes en el di a es tal, que cada prin
cipe tiene ministros en todas las cor
tes, V puede hallar traidores en to
dos los gabinetes.
La invencion de los correos hace
que las noticias vuelen, y lleguen de
todas partes.
Como las grandes empresas no pue
den hacerse sin dinero, y desde la
invencion de las letras de cambio, son
los comerciantes los dueños del giro;
•us negocios estan frecuentemente en
lazados con los secretos del estado; y
ellos no descuidan nada para pene
trarlos.
Las variaciones en el cambio sin
causa conocida, son motivo para que
muchas gentes procuren inquirir cual
es, y para que al último la encuen
tren.
La invencion de la imprenta, que
(543)
ha puesto los libros en manos de to
do el mundo; la del grabado , que ha
hecho tan comunes las cartas geo
gráficas ; en fin el establecimiento de
papeles politicos; dan á conocer á ca
da uno los intereses generales , para
que pueda facilmente entrar en co
nocimiento de los hechos secretos.
Las conspiraciones en el estado se
han hecho dificiles , porque desde la
invencion de los correos , todos los
secretos de los particulares están en
poder del público.
Los principes pueden obrar con
prontitud, porque tienen en sus ma
nos las fuerzas del estado; los cons
piradores no pueden hacerlo sino len
tamente ., porque todo les falta; y en
el dia., que todo se aclara con mas
facilidad y presteza, por poco tiem
po que estos pierdan en prepararse,
estan descubiertos.
(544)
CAPITULO XXII

Debilidad del imperio de Oriente.

Hallándose Focas poco seguro en es


ta confusion de cosas , vino de Africa
Heraclio y le hizo morir; encontró in
vadidas las provincias, y destruidas
las legiones.
Apenas habia puesto algun reme
dio á estos males , cuando los Arabes
salieron de su pais, para estender la
religion y el imperio , que habia fun
dado Mahoma con una misma mano.
Jamas se han visto progresos mas
rápidos: conquistaron al momento la
Siria, Palestina, Egipto, y Africa , é
invadieron la Persia.
Permitió Dios que su religion, de
jase de dominar en tantas provincias,
no porque la abandonase, sino por
que tanto si goza la gloria, como si
sufre la humillacion exterior, es siem
(543)
pre igualmente propia para producir
su efecto natural que es la santifi
cacion.
La prosperidad de la religioH es
diferente de la de los imperios. Un
autor celebre decia que estaba con
tento de estar enfermo, porque la en
fermedad, es el verdadero estado del
cristiano. Podria decirse del mismo
modo que las humillaciones de la I-
glesia, su dispersion, la destruccion
de sus templos, los tormentos de sus
mártires , son los tiempos de su glo
ria: y que cuando parece á los ojos
del mundo que triumfa, es de ordi
nario el tiempo de su abatimiento.
Para esplicar este famoso suceso de
la conquista de tantos paises por los
Árabes, no debemos recurrir al solo
entusiasmo. Hacia tiempo que los Sara-
cenos eran distinguidos entre los au
xiliares de los Romanos y Persas; los
Osroenianos, y ellos eran los mejo
(546)
res tiradores del mundo; Severo , A-
lejandro, y Maximino habian alista
do en su servicio á cuantos pudie
ron, y se habian servido de ellos con
mucho suceso contra los Germanos ,
á los cuales desolaban desde lejos; ba
jo Valente los Godos no podian re
sistirles; (1) en fin eran en aquel
tiempo la mejor caballeria del mun
do.
Hemos dicho que entre los Roma
nos .las legiones de Europa valian
mas que las de Asia: esto era todo
al contrario en orden á la caballe
ria; hablo de la de los Partos, Osroe-
nianos, y Sarracenos ; y esto fué lo
que impidió las conquistas de los Ro
manos, porque desde Antioco, un nue
vo pueblo tártaro , cuya caballeria era
la mejor que se conocia, se apoderó
de la alta Asia.

(1) Zozirao l¡b 4.-

1
(547)
Esta caballeria era pesada , (1) y
la cíe Europa ligera, lo qne es ente
ramente al reves en el dia. La Ho
landa y la Frisia no estaban todavia
formadas (2) por decirlo asi, y la
Alemania estaba llena de bosques,
lagos , y pantanos en donde servia de
poco la caballeria.
Despues que se ha dado curso á
los rios grandes estas lagunas se han
disipado., y ha cambiado de aspec
to la Alemania. Las obras de Valen-
tiniano sobre el Necker, y las de los
Romanos sobre el Pihin, (3) han he
cho variar mucho las cosas , (4) y ha-
( 1 ) Vease lo que dice Zozimo lib. 1.° en ór
den á la caballeria de Aureliano y la de Palmira.
Vease tambion á Amiano Marcelino sobre la ca
balleria de los Persas.
(2) La mayor parte de estas tierras estaban
sumergidas, y es el arte el que las ha Lecho
capaces de ser habitadas por los hombres.
(3) Vease Amiano Marcelino lib. 27.
(4) Tampoco el clima es tan frio como di-
(548)
biéndose establecido el comercio, pai
ses que no tenian caballos los han
producido , y nos hemos servido de
ellos. ( 1 )
Habiendo sido envenenado Cons
tantino hijo de Heraclio, y muerto
su hijo Constante en Sicilia, Cons
tantino el Barbudo su hijo mayor le
sucedió: (2) reunidos los grandes de
las provincias de Oriente, quisieron
coronar á sus otros dos hermanos,
sosteniendo que asi como se debe
creer en la Trinidad, asi tambien
era puesto en razon tener tres em
peradores.
La historia griega está llena de ras
gos como este , y habiendo llegado la

con los antiguos.


( 1 ) Cesar dice que los caballos de Germa-
nia eran ruines y pequeños lib 4.° cap. 2.° Ta
cito dice en sus costumbres de los Germanos: Ger-
mania pecorum fecunda sed pleraque improcera.
(2) Zonaras vida de Constantino el barbudo.
(549)
estravagancia á formar el caracter de
la nacion, ya no hubo mas tino en
las empresas, y se vieron turbulencias
sin causa, y revoluciones sin motivos.
Una hipocresia universal abatió los
ánimos, y aletargó todo el imperio.
Es Constantinopla hablando con pro
piedad el solo pais de Oriente en el
cual haya sido dominante la religion,
christiana. Se mezclaron pues hasta
en la misma devocion esta flojedad,
pereza , y molicie propias de las na
ciones Asiáticas. Entre mil ejemplos
citare unicamente el de Filipico ge
neral de Mauricio, que estando pa
ra dar una batalla, se puso á llorar
considerando el gran número de hom
bres que iban á morir. (1)
Lagrimas bien diferentes eran las
de aquellos Arabes que lloraban de
dolor, porque su general habia hecho
( 1 ) Teofilo historia del emperador Mauricio
lib. 2.o cap. 3.°
(580)
una tregua que les privaba de derra
mar la sangre de los Cristianos. (I)
Esto es porque hay una total di
ferencia entre un ejército fanático, y
un ejército santurron ; en nuestros
tiempos modernos se ha esperimen-
tado en una revolucion famosa, cuan
do el ejército de Comwell era como
el de los Arabes., y los de Irlanda y
Escocia como el de los Griegos.
Una supersticion grosera , que aba
te el espiritu , tanto como la religion
lo eleva , hizo consistir todas las vir
tudes , y colocar toda la confianza
de los hombres, en una veneracion
estúpida para las imágenes ; y se vie
ron generales que levantaron un ase
dio, (2) y perdieron una ciudad, (3)
para lograr una reliquia.
(1) Historia de las conquistas de Siria, Persia,
y Egipto por los Sarracenos. Por el señor Ockley
(2) Zonaras vida de Romano Lacapeno.
(3) Nicetaj vida de Juan Commeno.
(581)
La religion christiana degeneró en
el imperio Griego al punto en que
estaba en nuestros dias entre los Mos
covitas, antes que el Czar Pedro pri
mero regenerase á esta nacion, e in
trodujese mas mudanzas en uu esta
do que gobernaba, que los conquis
tadores en los que usurpan.
Es fácil de concebir que los Griegos
cayeron en una especie de idolatria.
Los Italianos y Alemanes de aque
llos tiempos no se puede sospecbar
que fuesen poco adictos al culto ex
terior, apesar de esto cuando los his
toriadores griegos hablan del despre
cio de los primeros á las reliquias, y
á las imágenes, parece que vemos á
nuestros controversistas que se acalo
ran contra Calvino. Cuando pasaron
los Alemanes para ir á la tierra san
ta, dice Nicetas que los Armenios los
recibieron como amigos , porque no
adoraban las imágenes. Ahora bien si
(532)
en el modo de pensar de los Grie
gos, los Italianos y Alemanes no da
ban bastante culto á las imágenes ¿
cuan enorme no seria el que las da
ban ellos?
Poco faltó para que sucediese en
oriente una revolucion igual á corta
diferencia., á la que hubo en occidente
cosa de dos siglos hace; cuando empe
zando todos á conocer, al renacer las
ciencias, los abusos y desordenes en
que habian caido , y tratando de po
ner remedio al mal, hombres atrevidos
y nada dóciles, despedazaron la Igle
sia en lugar de reformarla.
Leon Isaurico, Constautino Copro-
nimo, y su hijo Leon, se declararon
contra el culto de las imágenes ; y
despues de restablecido por la em
peratriz Irene, Leon el Armenio, Mi
guel el tartamudo, y Teofilo lo vol
vieron á abolir. Estos principes cre
yeron que no se podian remediar los
(555)
abusos de esle culto, sino destruyén
dolo; hicieron tambien guerra á los
mouges que perturbaban el estado *
( 1 ) y empleando siempre medios es
tremados., los quisieron esterminar con
la espada, en vez de procurar su re
forma.
Los monges (2) acusados de idola
tria por los partidarios de las nuevas
opiniones , volvieron á su turno el
cambio , acusando á estos de magia:
(3) y mostrando al pueblo las Igle-

( 1 ) Valente mucho tiempo antes habia hecho


una ley, para obligarles á ir á la guerra, c hizo
" matar á cuantos no la obedecieron. Jornandez
de regn. succes. y la ley 26 del código de De-
curionibus.
(2) Cuanto se dice aqui en orden á los mon
ges Griegos, no se dirige á su estado; porque no
puede decirse que una cosa no sea buena, por
que se haya abusado de ella en algunos tiempos,
y en algunos paises.
(3) Leon el gramático vida de Leon el Ar
menio. Ibidem vida de Teofilo. Vease Suidas ar-»
ticulo Constantino hijo de Lcon.
(534)
sias despojadas de imágenes, y de
cuanto habia sido hasta entonces ob-
geto de su veneracion ; le hicieron
creer que no podian servir para otra
cosa, que para ofrecer sacrificios á
demonios.
Lo que hizo tan acalorada la dispu
ta sobre las imágenes , y fué causa
que los hombres sensatos no pudieron
despues proponer un culto moderado,
fué porque estaba aquella enlazada
con intereses muy delicados : se dis
putaban el poder; y como los mon-
ges lo habian usurpado , no lo podian
aumentar ni sostener , sino aumen
tando sin cesar el culto exterior, del
cual eran parte ellos mismos. He
aqui porque las guerras contra las
imágenes, fueron asimismo siempre
guerras contra ellos , y he aqui por
que despues de haber ganado este
punto , no tuvo ya limites su poder.
Sucedió entonces lo que se vió al
(555)
gunos siglos despues, en la querella
que Barlaarn y Acindino sostuvieron
contra los monges , y que atormen
tó á este imperio hasta su destruc
cion. Se disputaba si era creado , o
increado , el resplandor que apareció
al rededor de Jesuchristo en el Ta-
bor. En el fondo poco se les da
ba á los monges que fuese lo uno ó
lo otro., pero como Barlaam los ata
caba á ellos mismos directamente ,
por fuerza habia de ser increada tal
luz.
La guerra que los emperadores ico
noclastas declararon á los monges.,
fué causa de que cobrasen algun vi
gor los principios del gobierno ; de
que las rentas públicas se empleasen
en favor del público ; y en fin de
que se quitasen embarazos al cuerpo
del estado.
Al pensar en la profunda ignoran
cia en que el clero griego sumergió
23
(356)
á los legos; no puedo dejar de com
pararlo á aquellos Escitas de que ha
bla Herodoto, (1) que quitaban los
ojos á sus esclavos, para que nada pu
diese distraerles ni impedirles de ba
tir su leche.
Restablecido por la emperatriz Teo
dora el culto de las imágenes, los mon-
ges empezaron de nuevo á abusar de
la piedad del público, y basta llegaron
á oprimir al clero secular : ocuparon
todas las principales mitras, (2) po
co á poco escluyeron á todos los de
mas eclesiásticos del Episcopado , lo
que hizo iusuportable á este clero : y
si se hace el paralelo de él con el de
la Iglesia latina, si se compara la
conducta de los papas con la de los
patriarcas de Conslantinopla , resul
tará tanto juicio por una parte, co
mo insensatez por la otra.

(i) Lib. 4.»


(2) Vease Pachimero lib. 8.»
(587)
Reparese que estraña contradiccion
del espiritu humano. Entre los pri
meros Romanos, los ministros de la
religion que no estaban escluidos de
la sociedad civil, ni de sus destinos,
se metieron muy poco en los negocios
civiles. Despues del establecimiento de
la religion christiana, los eclesiasticos
que estaban mas separados de los
asuntos mundanos, se ocuparon en
ellos con moderacion: pero cuando
en la decadencia del imperio consis
tió todo el clero en los monges., es
tos hombres destinados por su pro
fesion particular á huir y temer los
negocios , abrazaron todas las ocasio
nes que pudiesen darles parte en e-
llos ; no cesaron de meter ruido por
todas partes, y de agitar este mun
do que habian abandonado.
Ningun asunto de estado , ningu
na paz, ninguna guerra, ninguna tre
gua, ningun tratado, ningun casa
(558)
miento, se hizo sin el ministerio de
los monges : los consejos del principe
se llenaron de ellos , y de ellos se
compusieron casi todos los congresos
de la nacion.
Los males que de esto resultaron son
increibles. Abatieron el espiritu de
los principes, y les hicieron practicar
con imprudencia hasta las cosas bue
nas. Mientras Basilio ocupaba á los
* soldados de su armada en la cons
truccion de una iglesia de San Mi
guel, dejó que los Sarracenos saquea
sen á Sicilia, y tomasen á Siracusa;
y Leon su sucesor que empleó su
flota en igual ocupacion , les permi
tió apoderarse de Tauroméuia, y de
la isla de Lemuos. (1)
Andrónico Paleólogo abandonó la
marina, porque le aseguraron que es
taba Dios tan contento de su zelo para

( 1 ) Zonaras y Niceforo vidas de Basilio y de


Leon.
(559)
la paz de la Iglesia , que sus enemigos
no osarian atacarlo. El mismo temia
que Dios no le pidiese cuenta del
tiempo que empleaba en el gobierno
de su pueblo, quitándolo á los nego
cios del alma. ( 1 )
Los Griegos, grandes habladores,
grandes disputadores, sofistas por na
turaleza, no dejaron de embrollar la
religion con controversias. Como los
monges gozaban gran crédito en la
corte, que fué siempre tanto mas dé
bil cuanto mas corrompida , sucedia
que esta y aquellos se corrompian
reciprocamente, pues en ella y en ellas
estaba el mal : de lo que se seguia
que algunas veces se ocupaba todo el
cuidado de los emperadores en apa
ciguar, y muchas en fomentar dispu
tas teológicas, que siempre se ha ob
servado que son mas frivolas , á me
dida que son mas acaloradas.
(1) Pachimero lib. 7."
(360)
Miguel Paleólogo cuyo reinado agi
taron tanto las disputas religiosas ,
viendo
cian loslosTurcos
horrorosos
en Asia,
estragos
decia
que sus
ha.-

pirando: que el zelo temerario de cier


tas personas que desacreditando su
conducta habian sublevado á sus sub
ditos contra él , le había obligado á
dirigir todos sus cuidados á su pro
pia conservacion , descuidando la con
servacion de las provincias. "Me he
contentado, decia, con atender á estos
paises distantes por el ministerio de
gobernadores , que me han ocultado
sus apuros, sea que fuesen comprados
con dinero, sea que temiesen ser cas
tigados." (1)
Los patriarcas de Constantinopla
tenian un poder inmenso. Como en
los tumultos populares los emperado
res y grandes del estado se refugia-
(1) Pachímero lib. 6.° cap. 29. Me he vali
do de la traduccion del Señor Presidente Cousin.
(561)
bau á las iglesias, y el patriarca era
dueño de entregarlos, ó dejarlos de
entregar, cuyo derecho egercia á su
antojo-, era siempre arbitro , bien que
indirectamente, de todos los negocios
públicos.
Cuando Andrónico el viejo ( 1 ) hi
zo decir al patriarca que cuidase de
los asuntos de la iglesia, y le dejase
gobernar los del imperio "Esto es, le
respondió el patriarca, lo mismo que
si el cuerpo dijese al alma: no quie
ro tener nada comun contigo, y no
necesito de tu socorro para ejercer
mis funciones. "
No pudiendo los principes aguantar
tan monstruosas pretensiones, fueron
los patriarcas echados muchas ve
ces de su silla. Pero en una nacion
supersticiosa, que creia abominables

( 1 ) Paleólogo. Vease la historia de los ilos


Andrónicos escrita por Contacnceno lib. 1.° cap.
50.-
(562)
cuantas funciones eclesiásticas habia
podido hacer un patriarca que tenia
por intruso , producia esto cismas
continuos : cada patriarca, tanto el
antiguo , como el nuevo, como el mas
nuevo , cada uno tenia sus sectarios.
Esta especie de disputas eran mu
cho mas fatales que las que podian
suscitarse sobre el dogma ., porque
eran como una hidra que á cada nue
va deposicion podia renacer.
El furor de las disputas llegó á ser
un estado tan natural para los Grie
gos, que cuando Cantacuceno tomó á
Constantinopla, encontró al empera
dor Juan, y k la emperatriz Ana, ocu
pados en un concilio (1) contra cier
tos enemigos de los monges : y cuan--
do Mahometo segundo la sitió, no bas
tó esto para poner término á los ren
cores teólogicos, (2) y tenian mas
(1) Cantacuceno lib. 5.° cap. 99
(2) Ducas historia de los últimos Paleólogos.
(363)
turcos.
Florencia,
ocupada( la
1 ) atencion
que en elenejército
el concilio
de los
de

cada
En uno
las conoce
disputas
queordinarias
puede engañarse,
, como

no son estremas la terquedad y obs


tinacion; pero cuando las tenemos
en materias de religion, como por
la naturaleza misma de la cosa, cada
uno cree estar seguro de que su o-
pinion es verdadera, nos irritamos
contra los que lejos de separarse de
la suya, se obstinan en hacernos
cambiar la nuestra.
Los que lean la historia de Pachi-
mero, conocerán bien cuan imposible
ha sido, y será siempre á los teólo-
( 1 ) Preguntabanse si habian oído la misa á
clerigo que hubiese consentido en la union ; ha
brian huido de él lo mismo que del fuego: la
Iglesia principal era mirada como un templo pro
fanado. El monge Gennadio lanzaba anatemas
contra todos los que deseaban la paz. Ducas lu
gar citado.
(564)
gos el acomodar por si mismos sus
desavenencias. En ella verán un em
perador (1) que pasó su vida., con
vocándolos , escuchándolos, y conci
llándolos; y por otra parte una hi
dra de disputas que renacian sin ce
sar; y se conoce que con el mismo
método, la misma paciencia, las mis
mas esperanzas , el mismo deseo de
acabarlas de una vez, la misma sen
cillez en orden á sus intrigas, y el
mismo respeto á sus odios, jamas se
habrían reconciliado hasta la fin del
mundo.
Vaya un ejemplo de esto bien dig
no de atencion. A instancias del em
perador, los partidarios del patriar
ca Arsenio, convinieron con los del
patriarca José, que cada partido es
cribiese sus pretensiones en un pa
pel, que ambos papeles se echasen
en un brasero, y que si uno de los

(1) Andrómico Paleólogo.


(565)
dos quedaba entero se seguiria el jui
cio de Dios, pero que si el fuego
consumia á uno y otro, renunciarian
á sus querellas. Abrazó el fuego los
dos papeles, reuniéronse los dos par
tidos, y la paz duró un dia; pues
al siguiente dijeron, que su mudan
za debia haber dependido de la per-
suacion interior, y no del acaso; y
volvió á empezar la guerra mas vio
lenta que nunca. (1)
Debe ponerse mucha atencion en
las disputas de los teólogos, pero es,
preciso disimularla cuanto se pueda;
pues cuando se ve que se toma em
peño en sosegarlas, cobran siempre
mas crédito, haciendo creer que su
modo de pensar es tan importante,
que decide de la tranquilidad del es
tado, y de la seguridad del principe.
Tampoco puede ponerse término á
sus cuestiones escuchando sus sulile-
(1) Pachimero lib. 1."
(566)
zas'', asi como no se abolirian los due
los, con el establecimie-nto de cate
dras en las cuales se discutiese sobre
el pundonor.
Los emperadores Griegos, tuvieron
tan poca prudencia, que cuando no
habia disputas, rabiaron para sus
citarlas. Anastasio, (1) Justiniano .,
(2) Heraclio, (3) y Manuel Comme-
no , (4) propusieron puntos de fe,
á un clero y á un pueblo, que ha
bria negado la verdad en su boca,
aun cuando ellos la hubiesen encontra
do. De este modo pecando siempre en,
la forma, y regularmente en el fon
do; queriendo manifestar una pene
tracion que les era tan fácil desple
gar en tantos otros negocios como
estaban confiados á su direccion ,

(1 ) Evagro l¡b. 3.»


(2) Procopio historia secreta.
(3) Zonaras vida de Heraclio:
(4) Nicetar vida de Manuel Commeno.
(367)
promovieron disputas vanas sobre la
naturaleza de Dios, que ocultándose
á los sabios porque son orgullosos,
tampoco se dá á conocer á los gran
des de la tierra.
Es un error el creer que haya en
el mundo autoridad humana despó
tica por todos respetos : jamas la ha
habido, y jamas la habrá; el poder
mas inmenso es siempre limitado por
una ú otra parte. Si el Gran Señor
exsije un nuevo impuesto en Cons-
tantinopla , un grito general hace
luego que encuentre limites que no
habia conocido. Puede un rey de
Persia , obligar á un hijo á ma
tar á su padre, ó á un padre á ma
tar á su hijo ; (1) pero no tiene
poder para obligar á sus vasallos á
que beban vino. Hay en cada na
cion un espiritu general , sobre el
cual está fundado el mismo peder :
( 1 ) Vease Chardin.
(368)
cuando este choca con él , choca
consigo mismo, y se queda detenido
por necesidad.
El manantial mas inficionado de to
das las desgracias de los Griegos, fué
que no conocieron jamas la naturaleza,
y los limites de las potestades ecle
siástica y secular ; lo que fué causa
que cayesen por una y otra parte en
estravios continuos.
Esta gran distincion, que es la ba
se sobre que descansa la tranquili
dad de los pueblos, se funda no so
lamente sobre la religion, sino tam
bien sobre la razon y la naturaleza,-
que quieren que .cosas realmente se
paradas , y que no pueden subsistir
sino divididas , jamas se confundan.
Aunque entre los antiguos Roma
nos, el clero no fuese un cuerpo se
parado, esta distincion era tan cono
cida como entre nosotros. Clodio ha
bia consagrado á la libertad la casa
(369)
de Ciceron , y este la pidió al volver
de su destierro ; los pontifices deci
dieron , que si habia sido consagra
da sin orden espresa del pueblo, po
dia restituirsele sin ofensa de la re-
liírion.
mo Ciceron.,
"Han ( declarado
1 ) que se, dice
han el
limita
mis-

do al examen de la valididad de la
consagracion, sin entrar en el de la
ley hecha por el pueblo : han respon
dido que habian fallado el primer
punto como pontifices, y que senten
ciarian el segundo como senadores.

(1) Cartas á"»Atico carta 4.*


(570)
CAPITULO XXIII.

Motivos porque pudo subsistir el im


perio de Oriente, su destruccion.

Despues de lo que acabo de decir


sobre el imperia Griego , es natural
que se pregunte ¿como pudo subsis
tir tanto tiempo? Creo que puedo dar
las razones de esto.
Habiéndolo atacado los Arabes, y
conquistado algunas de sus provincias.,
se disputaron sus caudillos la digni
dad de Califa; y el ardor de su pri
mer zelo no produjo mas que discor
dias civiles.
Habiendo conquistado los mismos
Arabes la Persia, y habiéndose debi
litado con la division de ella; los
Griegos ya no se vieron obligados á
mantener sobre el Eufrates las prin
cipales fuerzas de su imperio.
Va arquitecto llamado Calinico
(371)
que haria venido de Siria á Cons-
tantinopla, habiendo hallado la com
posicion
raba con deununcañon
fuego, yquequese con
dispa-1
el

agua y todas las demas cosas que


apagan los fuegos comunes, no hacia
cieron
mas quelos aumentar
Griegos uso
su violencia,
de él; y du
hi->

rante muchos siglos tuvieron la pro


porcion de quemar todas las flotas
de sus enemigos > sobre todo las de los
Arabes, que desde Africa, ó Siria ve
nian á atacarlos hasta Constahtinopla;
Este mixto fué colocado entre los
secretos del gabinete, pues Constan
tino Porfirogénito en la obra que
dedicó á Romano su hijo, sobre la
vierte
administracion
que si los
del Barbaros
imperio ,le lepiden
ad-*

fuego griego, debe responderles que


no le es permitido dárselo ; porque
Un Ángel que lo trajo al emperador
Constantino prohibió domunicai-lo Á
24
(372)
las demas naciones , y que los que
se habian atrevido á hacerlo, habian
sido consumidos por el fuego del cie
lo asi que entraron en la iglesia.
Constantinopla hacia el mayor, y
casi el único comercio del mundo,
en un tiempo en que las naciones
Godas por una parte, y las Arabes
por otra, habian arruinado el comer
cio y la industria en todos los demas
paises: las manufacturas de seda ha
bian pasado á ella desde Persia, y
desde la invasion de los Arabes estaban
muy descuidadas aun entre los mis
mos Persas. Los Griegos eran ademas
dueños del mar, todo lo que introdujo
en el estado inmensas riquezas , y
de consiguiente grandes recursos; y
por lo mismo apenas gozó el imperio
de algun descanso, se vio al momento
renacer la prosperidad pública.
He aqui un ejemplo notable de
ello. El viejo Andrónico Commeno fué
(573)
el Neron de los Griegos; mas como á
pesar de todos sus vicios., tenia una fir
meza admirable para contener las in
justicias y vejaciones de los grandes.,
en los tres años que reinó, se notó
que muchas provincias se restable
cieron. (1)
En fin habiéndose establecido los
Barbaros que habitaban las orillas del
Danubio, ya no fueron tan temibles,
y aun sirvieron de barrera contra o*
tras naciones bárbaras.
De este modo el imperio agobia
do por el mal gobierno , se sostenia
por causas particulares. De este mo
do vemos en el dia, que algunas na
ciones de Europa á pesar de su de
bilidad, se mantienen por los tesoros
de las Indias; los estados temporales
del Papa, por el respeto que se tie
ne al soberano; y los corsarios Ber
beriscos, porque las grandes naciones
(1) Nicetas vida de Andrónico Commeuo lib. 2.*
(374)
sacan utilidad de los impedimentos
que ponen al comercio de las pe
queñas. ( 1 )
El imperio de los Turcos se halla
en el dia á poca diferencia, eu el mis
mo grado de abatimiento, en que es-
tubo en aquel tiempo el de los Grie
gos, y no obstante subsistirá mucho
tiempo; porque si cualquier princi
pe prosiguiendo sus conquistas pusie
se este imperio en peligro, las tres po
tencias comerciantes de Europa conocen
demasiado sus intereses, para dejar de
tomar desde luego su defensa. (2)
Contribuye no poco á su felicidad,
el que Dios haya permitido que hu
biese en el mundo Turcos, y Españo-
( 1 ) Molestan la navegacion de los Italianos
en el Mediterraneo.
( 2 ) De este modo los proyectos contra el
Turco, como el que se hizo en el pontificado de
Leon décimo en que se acordó que el emperador
marcharía á Constantinopla por la Bósnia, el
rey de Francia por la Albania y Grecia, y que
(578)
les , los mas propios para poseer inú
tilmente un grande imperio.
En tiempo de Basilio Porfirogeni-
to, el poderio de los Arabes fué des
truido en Persia. Mahometo hijo de
Sambrael , que reinaba en ella, bizo
venir del norte tres mil Turcos en
calidad, de ausiliares. ( 1 ) Por alguna
desazon que ocurrió envió un ejército
contra ellos , pero lo pusieron en fu
ga. Indignado Mahometo contra sus
tropas , mandó que desfilasen delante
de él vestidas qon trages de mugeres;
pero estas se juntaron con los Turcos ,
que se apoderaron inmediatamente de
la guarnicion que defendia el puente
del Araxes, y abrieron el paso á una
multidud innumerable de sus paisanos.
otros principes se embarcarían en sus puertos:
tales proyectos digo, ó no iban de veras, ó sus
autores no conocían el interés de Europa.
( 1 ) Historia escrita por Niceforo Brienne-Ce-
sar vidas de Constantino Ducas , y de Romana
Diógenes.
(576)
Despues de haber conquistado la
Persia , se derramaron de oriente á
occidente sobre las posesiones del im«
perio; y habiendo querido Romano
Diógenes detenerlos, le hicieron pri
sionero, y sometieron casi todo lo que
poseian los Griegos en Asia hasta el
Bosforo.
Algun tiempo despues reinando Ale
jos Commeno , atacaron los Latinos
al occidente. Hacia mucho tiempo que
un desgraciado Cisma habia suscita
do entre las naciones de uno y otro
ritu, un odio implacable, el cual ha
bria estallado mas pronto, si los Ita
lianos no hubiesen atendido mas á
reprimir á los emperadores de Ale
mania, á los que temian ; que á los
emperadores Griegos, los cuales no les
merecian sino aborrecimiento.
Estas eran las circunstancias, cuan
do de repente se defundió en Euro
pa la opinion religiosa, de que es-
(577)
tando profanados por los infieles , los
lugares en que liabia nacido , y pade
cido Jesuchristo , tomar las armas pa-
-ra arrojarlos de ellos , era el medio de
conseguir el perdon de los pecados.
Estaba la Europa llena de gentes que
querian la guerra, tenian muchos cri
menes que espiar, y álas cuales se
proponia una espiacion conforme con
su pasion dominante : con esto todo el
mundo tomó la cruz y las armas.
Habiendo llegado los Cruzados á
oriente , sitiaron y tomaron á Nicea;
volviéronla á los Griegos ; y en la
consternacion de los infieles , Alejos
y Juan Commeno espelieron á los
Turcos hasta el Eufrates.
Pero por grandes que fuesen las
ventajas que los Griegos pudiesen pro
meterse de las espediciones de los Cru
zados, no hubo emperador á quien no
estremeciese el peligro de ver par
sar por medio de sus estados., y suce
(578)
rogantes,
d«rse unos ytras
ejércitos
de otros,
tanhéroes
numerosos.
tan ar-t

ropa
Procuraron
de semejantes
pues disgustar
empresas,
á lay Eu-*
los.

Cruzados encontraron en todas pair>


tes., traiciones., perfidias, y todo. cuanto
se Es
puede
preciso
esperar
confesar,
de un enemigo
que los timido.
Fran

ceses que fueron los que empezaron es


tas espediciones, no habian hecho na
fribles.
da que Alfuese
través
capaz
de las
de invectivas
hacerlos su-r-
de

Andrónico Commeno contra nosotros,


( I ) se vé en el fondo que no nos
reprimimos estando en un pais es-
trangero, y que ya entonces tenia
mos los mismos defectos que se nos
echan en cara hoy dia.
Un conde francés fué á sentarse en.
el trono del emperador; el conde
Boduino le detuvo por el brazo , y le
dijo: Debeis saber , que cuando se
[ 1 ) Historia de Alejos su padre lib. 10 y 1 1.
(379)
esta, en un pais , deben seguirse sus
usos. En efecto, le respondió, 'he
ahí un paisano bien rústico , que so
sienta
nes están
aqui,en mientras
pié I tantos capita->

Los Alemanes que pasaron despues,


y que eran la gente mas buena del
mundo, pagaron nuestras indiscrecio
nes con una penitencia cruel, y no
encontraron en todas partes sino áni
mos
Enque
finnosotros
el odiohabiamos
llegó á irritado.
su colmo,
(1)

y algunos malos tratamientos que se


hicieron á comerciantes Venecianos,
la ambicion, la avaricia, un falso ce
lo , determinaron á los Franceses y
Venecianos á formar una cruzada con
tra los Griegos.
Los encontraron tan poco aguer
ridos ., como los Tártaros á los Chi
banse
nos en losestos
Franceses
últimos de
tiempos.
sus trages
Burla*
a-

( 1 ) Nicetas histori a de Manuel Commeuo lib. 1."


(580)
feminados; se paseaban por las ca
lles de Constantinopla vestidos con
sus ropas pintadas; llevaban escriba
nia y papel , para mofarse de esta na
cion que habia renunciado á la pro
fesion de las armas ; ( 1 ) y despues
de la guerra, rehusaron recibir á nin
gun griego en sus tropas.
Se apoderaron de toda la parte oc
cidental, y eligieron para su empera
dor al conde de Flan des, cuyos es
tados distantes no podian dar ningu
na especie de zelos á los Italianos.
Los Griegos se quedaron en la orien
tal , separados de los Turcos por los
montes, y de los Latinos por el mar.
Estos no habian encontrado obs
táculos en sus conquistas, pero ha
biendo despues encontrado una infi
nidad de ellos en su establecimiento,
los Griegos pasaron otra vez de Asia
( 1 ) Nicetas historia despues de la toma de
Constantinopla cap. 3."
(381)
á Europa, y volvieron á apoderarse de
Constantinopla, y de casi toda la par
te occidental.
Pero este nuevo imperio no fué sino
una fantasma del antiguó , y ni tuvo
sus recursos, ni su poder.
En Asia no poseyó mas provin
cias que las que están situadas mas
acá del Meandro , y del Sángaro; la
mayor parte de las de Europa , fue
ron repartidas en pequeños estados
independientes. •
A mas de esto , durante los seten
ta años que estuvo Constantinopla en
poder de los Latinos, dispersos los
vencidos, y ocupados en la guerra
los vencedores, el comercio pasó en
teramente alas ciudades de Italia, y
Constantinopla se vio privada de sus
riquezas.
Hasta el comercio del interior lo
hicieron los Latinos. Los Griegos nue
vamente restablecidos , y que tenian
(582)
temores de todos, quisieron hacerse
amigos los Genoveses, concediéndoles
la libertad del comercio sin pagar de
rechos: (1) y los Venecianos que no
habian hecho paz , sino acordado al
gunas treguas 5 y á los cuales no con
venia irritar, tampoco los pagaron.
Aunque antes de la toma de Cons-
tantinopla , Manuel Comraeno hubiese
dejado perder la marina., con todo sub
sistiendo todavia el comercio, era fácil
restablecerla; pero cuando fué abando
nada en el nuevo imperio, no tuvo re
medio este mal , porque la imposibili
dad de reponerla fué siempre mayor.
Esta potencia que dominaba en
muchas islas, á la cual el mar divi
dia, y rodeaba por tantas partes; no
tenia buques para navegar en él. Las
provincias carecieron de comunicacio
nes entre si; para evitar el peligro
de los piratas, se obligó á la pobla-
(1) Cantacuccno lib. 4.*
(585)
clon á refugiarse tierra adentro 5 y
despues de haberlo hecho asi , se la
mandó retirarse en las fortalezas para
salvarse de los Turcos. (1)
Estos hacian entonces á los Grie
gos una guerra particular; iban, ha
blando en propiedad á cazar hom
bres, y algunas veces atravesaban pai
ses de doscientas leguas, para hacer
estas escursiones. Como estaban di
vididos bajo el mando de muchos sul
tanes, era imposible hacer la paz con
todos por medio de dádivas, y el
hacerla con algunos de ellos era inu
til. (2) Se habian hecho Mahometa
nos , y el zelo de su religion los
empeñaba prodigiosamente á devas
tar las tierras de los Christianos.
Ademas como eran estos los pueblos
mas feos de la tierra , sus mugeres
(1) Pachimero lib. 7."
(2) Cantacuceno lib. 3.» cap. 96; y Pachime-
10 lib. 11 capitulo 9." i - .
(584)
eran tan horrorosas como ellos , ( 1 )
y desde c[ue vieron á las griegas ,
no se contentaron con otras (2) Es
to los incitó á ráptos continuos. En
fin habian sido *en todos tiempos ban
didos y salteadores, pues eran los
mismos Hunos que habian causado

( 1 ) Esto dió lugar á Ja tradicion del norte


que refiere el Godo Jornandez que Filimero
rey de los Godos al entrar en las tierras géticas
encontró hechizeras , y las arrojó lejos de su
ejército : que estas anduvieron errantes en los
desiertos , y que se juntaron con ellas demonios
íncubos , de cuyo comercio tuvo origen la nación
de los Hunos. Genus ferocissimum , quod fuit
primum Ínter paludas , minutum , tetrum , atque
exile , neo aliqua voce notum , nisi quas humani
sermonis imáginem assignabat.
(2) Miguel Ducas hisforia de Juan Manuel,
Juan, y Constantino cap. 9." Constantino Porfi-
togénito al principio de su estrado de las emba
jadas , advierte que cuando vienen los Barbaros
á Constantinopla , los Romanos deben tener mu
cho cuidado en ocultarles sus muchas riquezas,
y la hermosura de sus mugeres.
(585)
en tiempos anteriores tantos males al
imperio Romano. (1)
Inundando los Turcos todo lo que
quedaba al imperio griego en Asia,
los habitantes que pudieron escapar-
seles , huyeron delante de ellos hacia
el Bosforo, y los que hallaron bar
cos se refugiaron en la parte europea
del imperio ; lo que aumentó consi
derablemente el número de sus ha
bitantes, pero bien pronto disminuyó.
Hubo guerras civiles tan furiosas, que
las dos facciones llamaron á diferen
tes sultanes Turcos , bajo esta condi
cion (2) tan estravagante como bár
bara, que todos los habitantes que
cogiesen en paises de contrario par
tido , fuesen reducidos á la esclavitud;
y unos y otros con la mira de arrui-
( 1 ) Vease la nota primera de la página que
antecede
(2) Vease la historia de lo» emperadores Juan
Paleólogo , y Juan Cantacuceno , escrita poc
Cantacuceno.
(5ÍÍ6)
nar á sus enemigos , concurrieron á
destruir la nacion.
Habiendo Bajaceto sometido á to
dos los demas sultanes, habrian heclio
ya entonces los Turcos lo que hicie
ron despues mandados por Mahome-»
to segundo, sino hubiesen estado ellos
mismos á pique de ser esterminados
por los Tártaros.
No tengo valor para hablar de las
miserias que vinieron despues: so
lamente diré , que reducido el impe
rio bajo los últimos emperadores á
los arrabales de Constantinopla , aca
bó como el Rhin que ya no es mas
que un arroyo cuando se pierde en.
el Océano.

PIN.
ÍNDICE
DE LOS CAPÍTULOS QUE
CONTIENE.

C, APITÜLO I. Principios de Ro
ma, y sus primeras guerras- pág 1
II. Del arte de la guerra entre
los Romanos 19
III. De que modo pudieron los
Romanos estender sus conquis
ta 31
IV. De los Galos , y de Pirro.
Paralelo de Cartago y Roma.
Guerra de Anibal 38
V. Del estado de la Grecia, Ma-
cedonia, Siria, /yEgipto despues
de vencida Cartago. . . .59
VI. Política que observaron los
Romanos para someter d todas.
las naciones .81
Vil. Porque Mitridates les pudo
resistir 1O4
VIII. De las divisiones que hubo
siempre en la ciudad. . . . 111
IX. Dos causas de la pérdida de
Roma 125
X. Corrupcion de los Romanos. 137
XI. De Sila, Pompeyo , y Ce
sar 143
XII. Estado de Roma despues de
la muerte de Cesar. . . .172
XIII. Augusto 185
XIV. Tiberio 204
XV. De los emperadores desde
Cayo Caligula, á Auto niño. . 215
XVI. Estado del imperio desde
jintonino hasta Probo. . . . 237
XVII. Mudanzas en el gobierno,
fundacion
primera division
de. Constantinopla,
del imperio. y. 262

XVIII. Nuevas máximas que to


maron los Romanos 281

XIX. Grandeza de Atila. Causa
del establecimiento de los Bar
baros. Razones porque fué pri
mero abatido el imperio de Oc
cidente . .295
XX. De las conquistas de Jus-
tiniano 9 y de su gobierno. . 313
XXI. Desórdenes del imperio de
Oriente. 333
XXII. Debilidad del imperio de
Oriente 344
XXIII. Motivos porque pudo sub
sistir el imperio de Oriente , y
su destruccion 370
-ERRATAS NOTABLES.

Página Linea Dice Lease.


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66 nota ---i Polibio Plutarco
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121 19 noveta noventa
122 12 ciudad ado,s ciudadanos
123 2 sobré nombre sobrenombre
129 nota • 7 Venusnos Vcuusinos
138 id 1 ranlia garantia
158 13 no vio partido novio otro partido
166 17 senatus consultos senadocousullos
22) nota 4 pemitia permitía
274 id 3 aliciente deleite aliciente al delcitji
279 id 6 La razones La razon es
301 id 1 alcaracter al caracter
315 3 ortodojo ortodoxo
345 20 Saracenos Sarraceno»
367 22 peder poder
375 22 defundió difundió
377- 3y9 espiar, espiado» expiar, expiacion

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