Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CONSIDERACIONES
SOBRE LAS CAUSAS
DE LA GRANDEZA
Y DECADENCIA
DE LOS ROMANOS
SOBRE LAS CAUSAS
DE LA.
GRANDEZA Y DECADENCIA
DE LOS ROMANOS.
X
X
CONSIDERACIONES
SOBRE LAS CAUSAS
SE J.l
DE LOS ROMAXOS.
^ & y.
TARRAGONA:
IMPRENTA DE MIGUEL PU1GRUBI
FEBRERO DE 1855.
Se reclamará conforme á derecho cualquiera
violacion del de propiedad.
PROLOGO.
DE LA
GRANDEZA Y DECADENCIA
DE LOS ROMANOS,
osff
CAPITULO I.
Principios de Roma, y sus primeras
Halicarnaso
( 3 ) Vease
unoen
de los
el mismo
tratados
lib.que
4.°hicieron
de Dionisio
con ellos.
de
(16)
rania de los desemviros, se vio ma
nifiestamente hasta que punto el en
grandecimiento de Roma dependia de
su libertad. Pareció que el estado ha
bia perdido el alma que le movia. ( 1 )
Ya no hubo en la ciudad mas que
dos especies de gentes, unos que su
frían la esclavitud, y otros que por
tenerla.
sus mirasLos
particulares
senadores procuraban
se retiraronsos-
de.-
De de
los Cartago
Galosde
, y
Aníbal.
de
Roma.
Pirro.
Guerra
Paralelo
Muchas
con guerras
los Galos.
o El tuvieron
amor deloslaRomanos
gloria»
'-
(43)
la guerra á la pobreza Romana , te
nia por esto mismo inferioridad; el
oro y la plata se acaban, pero las vir
tudes, la constancia, la fuerza, y la
pobreza, no se agotan jamas.
Los Romanos eran ambiciosos por
orgullo, los Cartagineses por avaricia;
los unos querian mandar, los otros en
riquecerse ; y calculando siempre es
tos últimos el lucro y el gasto , jamas
hicieron la guerra de buena gana.
La perdida de batallas, la disminu
cion del pueblo, el abatimiento del
comercio , los apuros del tesoro públi
co, la sublevacion de las naciones ve
cinas, podian obligará Cartago á acep
tar la paz con las condiciones mas
duras ; pero Roma no se guiaba por
el sentimiento de sus bienes ó sus ma
les, se gobernaba unicamente por su
gloria, y como no creia poder exis
tir sino mandando, no habia esperan
zas ni temores que pudiesen obligar
(44)
la á la paz, ámenos que ella misma
la dictase.
Nada hay tan poderoso como una
república en la cual las leyes se ob
servan no por temor, no por conven
cimiento, sino por entusiasmo, como
fueron Roma y Esparta; porque en
tonces á la sabiduria de un buen go.
bierno , se añade toda la fuerza de
que es capaz una faccion.
Los Cartagineses se servian de tro
pas estrangeras , y los Romanos em
pleaban las suyas. Como estos jamas
habian mirado los vencidos sino como
instrumentos para triunfos futuros ,
hicieron soldados á todos los pueblos
que habian sometido, y cuanto mas
les habia costado vencerlos, tanto mas
los juzgaron á proposito para incorpo
rarlos en su república. Asi vemos que
los Samnitas , que no fueron subyu
gados sino despues de veinte y cua
(45)
tro triunfos ( 1 ) fueron despues sus
auxiliares : y poco antes de la segun
da guerra punica, de ellos, y desus
aliados, es decir de un pais poco ma
yor que los estados del Papa y de Ña
poles, sacaron los Romanos setecien
tos mil hombres de á pié , y setenta
mil de acaballo para oponer á los Ga
los. (2)
En lo mas apurado de la segunda
guerra punica, Roma tuvo siempre de
veinte y dos, á veinte y cuatro legio
nes sobre las ar mas , no obstante que
parece por Tito Livio que su censo
no era entonces mas que de unos cien
to treinta y siete mil ciudadanos.
Cartago empleaba mas fuerzas para
el ataque, que Roma para la defensa;
esta, como se acaba de decir, armó
un número prodigioso de gente con-
4
(SO)
Habianlo Eseipion conquistado á
España, y hecho alianza con Masini-
sa, quitó á los Cartagineses esta ven
taja: la caballeria numida fué la que
ganó
la guerra.
la batalla de Zatha
_^^^-'1
, y concluyó
( 1 ) Hijo de Filopator.
(2) Este fué el caso de Antioco.
(89)
los aliados del pueblo Romano que por
lo comun eran todos sus vecinos, sino
que tuviese que sujetarse á la deci
sion arbitral: con lo cual le quitaban la
fuerza militar para lo sucesivo.
Para reservarse esta toda entera,
privaban tambien de ella á sus alia
dos : asi que tenian estos la mas leve
cuestion, enviaban embajadores para
obligarles á hacer la paz. No hay mas
que mirar el modo con que termina
ron las guerras de Atalo y Prusias.
Cuando un principe habia agotado
sus recursos con una conquista, se pre
sentaba al momento un enviado de
Roma que se la arrancaba de las ma
nos. Entre mil ejemplos ., baste recor
dar que con una palabra echaron de
Egipto á Antioco.
Sabieado cuan propios eran para
la guerra los pueblos de Europa., es
tablecieron como ley que no se per
mitiese á rey alguno de Asia entrar
(90)
en- ella (1) y sujetar á ningun pue
blo. El principal motivo de la guer
ra contra Mitridates , fué por haber
sometido algunos bárbaros apesar de
esta prohibicion. (2)
Cuando veian que dos pueblos es
taban en guerra., aunque no tuviesen
alianza ni cuestion con ninguno de
ellos, no dejaban de presentarse en la
escena; y lo mismo que los caballeros
andantes abrazaban el partido del mas
débil. Era antigua costumbre de los
Romanos, dice Dionisio de Halicarna-
so, (3) no negar jamas su socorro
á cuantos lo imploraban.
Estas costumbres de los Romanos no
son hechos aislados y en que haya te
nido parte la fortuna, sino principios
(1) La prohibicion de pasar á Europa que hi
cieron á Antioco antes de la guerra se hiso
general á los demas reyes.
(2J Apiano guerra de Mitridates.
( 3 ) Fragmento de Dionisio sacado del csli-ac-
to de las embajadas.
(91)
siempre constantes; y esto se puede ver
con facilidad , porque las máximas de
que hicieron uso contraías mas gaandes
potencias., fueron precisamente las mis
mas que.habian empleado en susprincii
pios contra las pequeñas ciudades que
tenian al rededor.
Sirviéronse de Eumenes y Masinisa
para subyugar á Filipo y Antioco, del
mismo modo que se habian valido de
los Latinos y Hernicos para vencer á
los Volscos y Toscanos; hicieron que
se les entregasen las flotas de Carta-
go y de los reyes de Asia, como ha
bian hecho con las barcas de Ancium;
rompieron los enlaces politicos y ci
viles entre las cuatro partes de Mace-
douia, del mismo modo que antes ha
bian disuelto la union de las ciudades
Latinas. (1)
Pero sobre todo su máxima constan
te fué la de dividir. La república de A-
( 1) Tito Livio I ib. 1.°
(92)
caya se componia de una federacion de
ciudades libres. El senado declaró que
cada una se gobernase en adelante
por., sus propias leyes sin dependen
cia de una autoridad central.
La república de Beocia era también
una liga de varias ciudades t y como
en la guerra contra Perseo unas si
guieron el partido de este principe-»
y otras el de los Romanos , estos las
recibieron en su gracia mediante la
disolucion de la alianza comun.
Si un grande monarca de nuestros
tiempos hubiese seguido esta politica,
cuando vio destronado á uno de sus ve
cinos, babria empleado mayores fuerzas
para sostenerlo, limitándolo ;i la isla que
se le mantuvo fiel; y dividiendo la so
la potencia capaz de oponerse á sus
designios , babria sacado ventajas in
mensas de la misma desgracia de su
aliado.
Asi que se sucitaban disensiones
(93)
en un estado, juzgaban luego el ne
gocie y por este medio estaban segu
ros de no tener contra si mas que la
parte á la cual no daban la razon. Si
la querella era entre principes de la
misma sangre que disputasen la coro
na, á veces les declaraban reyes á los
dos, (1) si uno de ellos era de me
nor edad, (2) decidian en favor de
este, y se declaraban sus tutores con
el titulo de protectores del universo.
Habian llevado las cosas á términos*
que los pueblos y los reyes eran sus
subditos sin que supiesen precisamen
te por que titulo; quedando sentado
que bastaba baber oido hablar de ellos,
para tener que obedecerles.
( 1 ) Como sucedió con Ariaratcs y Olofernes en
Capadocia. Apiano ¡n Siriac.
( 2 ) Para poder arruinar i la Siria en calidad
de tutores , se declararon en favor del hijo de An_
tioco todavia niño, contra Demetrio a quien te
nian en rehenes, y les conjuraba para que le hicie
sen justicia, diciendo que Boma era su madre y
sus padres los senadores.
(94)
Jamas hacian la guerra en pais dis
tante, sin haberse procurado algun a-
liado cercano al enemigo que embes
tian, que pudiese juntar sus tropas al
ejército que embiaban ; y como este
nunca era númeroso., siempre ponian
otro en la provincia mas vecina al
enemigo,
puesto siempre
y otropara
tercero
marchar.
en Roma
( 1 ) dis^
De
( 1) Vease Piular*-».
(154)
Esto le hizo cometer tres faltas
igualmente funestas. Corrompió el
pueblo á fuerza de dinero , y en las
elecciones puso precio al voto de ca
da ciudadano.
Sirvióse ademas del populadlo mas
vil, para perturbar á los magistrados
en el ejercicio de sus funciones; es
perando que los hombres de juicio
cansados de la anarquia le crearian
dictador.
En fin unióse de intereses con Ce
sar, y Craso. Caton decia que no
era su enemistad la que habia per
dido la república, sino su union.
En efecto era tan infeliz el estado
de Roma, que menos oprimida la te
nian las guerras civiles , que la paz,
la cual reuniendo las miras é inte
reses de los principales, no era mas
que una tirania.
Pompeyo no prestó propiamente su
credito á Cesar, sino que se lo sa
(18»)
crificó sin conocerlo. Luego empleó
Cesar contra él, las armas que le ha
bia dado, y sus mismos artificios;
conmovió la ciudad por medio de sus
emisarios, y se apoderó de las elec
ciones; consules., pretores , tribu
nos, fueron comprados por el precio
que ellos mismos quisieron fijar.
El senado que vió claramente los
designios de Cesar , recurrió á Pom-
peyo; suplicóle que se encargase de
la defensa de la república, si podia
llamarse asi, un gobierno que tenia
que pedir la proteccion de un ciu
dadano.
Yo creo que lo que mas que todo
perdió á Pompeyo, fué el rubor que
tuvo, en pensar que le habia faltado
prevision, en la elevacion de Cesar
que habia sido obra suya, Se acos
tumbró lo mas tarde que pudo á es
ta idea : no se ponia en estado de
defensa , para no confesar que se ha
(180)
bia puesto en peligro : sostenia en el
senado
cer la guerra,
que Cesar
y porque
no se atreveria
lo habia dicho
á ha-
Augusto.
za
sacócelestial,
la consecuencia
que castigaba
de una
losvengan-
homi
( 1 ) El Abate de Saint-Real.
(187)
nio, que en una de sus cartas le llama
hombre de bien; pero el que era
hombre
bia serlo depara
bienlospara
demas.
Antonio, no de-
Tiberio.
'
(223)
el dia, que los reyes de Dinamarca
ejercen el poder mas arbitrario que
hay en Europa.
El pueblo no fue menos envileci
do, que el senado y los cavalleros.
Hemos visto que hasta el tiempo de
los emperadores el pueblo de Roma
babia sido tan guerrero, que los ejér
citos que se levantaban en ella, eran
al momento disciplinados, y marcha
ban en derechura contra el enemi
go. En las guerras civiles de Vite-
lio y VespasianO., Roma juguete de
cualquier ambicioso y llena de pai
sanos timidos, temblaba á la primera
bandada de soldados que amenazaba
aproximarse á ella.
La condicion de los emperadores
tampoco fué mejor. Como no era un
solo ejército el que se irrogaba el
derecho, y tenia el atrevimiento de
elegir emperador, bastaba que un e-
jército hubiese elegido á uno, para
(226)
que no fuese del gusto de los de
mas , y para que nombrasen luego
un competidor contra él.
Asi del mismo modo que fué fa
tal al gobierno republicano la gran
deza de la república, fué fatal á la
vida de los emperadores la grande
za del imperio. Si no hubiesen te
nido mas que un pais regular que
defender, tampoco habrian tenido mas
que un ejército principal., que des
pues de haberles elegido, babria res
petado la obra de sus manos.
Los soldados habian sido adictos á
la familia de Cesar, que les era ga
rante de todas las ventajas que les
Labia acarreado la mudanza de gobier
no. Llegó el tiempo en que todas las
grandes familias de Roma quedaron es
terminadas por la de Cesar; y en que
esta misma pereció con la muerte de
Neron. El poder civil., que sin cesar
habia sido deprimido, no se halló eu
(227)
estado de contrapesar el poder mili
tar, y cada ejército quiso elegir un
emperador.
Comparemos ahora los tiempos. ¿Qué
partido no sacó Tiberio del senado
cuando empezó á reinar? (1) Supo
que se habian revoltado las legiones
de Iliria y Alemania , acordoles al
gunas pretensiones , y sostuvo que el
senado era el que debia juzgar de
las demas: (2) y envioles diputados de
este cuerpo. Los que ya no temeu
el poder, pueden respetar todavia la
autoridad. Cuando se hizo presente á
los soldados, que en medio de un ejér
cito romano corrian riesgo de su vi
da los hijos del emperador, y los en
viados del senado, (3) pudieron arre
pentirse hasta llegar al estremo de cas-
( 1 ) El mismo ibid. I¡b. -(.«
Tacito
(3) Vea™ la arenga de Germánico. Tacito A-
nales lib. I.»
15
(228)
tigarse. á si mismos : ( 1 ) pero cuan
do el senado fué enteramente abati
do, su ejemplo no movió á nadie.
En vano arenga Oton á sus soldados
hablándoles de la dignidad del sena
do : (2) en vano envia Vitelio los
principales senadores para hacer la paz
con Vespasiano; (3) no se vuelve alas
órdenes ó clases de un estado en un mo
mento, el respeto que se les ha qui
tado por tanto tiempo. Los ejércitos
no miraron á estos diputados, sino co
mo los mas viles esclavos de un due
ño á quien tenian ya reprobado.
Era antigua costumbre de los Roma
nos el distribuir el triunfador algu
nas monedas á cada soldado ; esto
Mudanzas
de Constantinopla
division
en el govierno
del imperio.
, y ,primera
fundacion
18
(276)
En el pais situado entre las lagu
nas Meotides, las montañas del Can-
caso , y el mar Caspio, habia muchos
pueblos la mayorparte Hunos ó Alanos:
las tierras que poseian eran fértiles en
estremo; amaban la guerra, y el la
trocinio ; estaban casi siempre á ca
ballo, ó sobre sus carros, y errantes por
el pais en que estaban encerrados:
es verdad que hacian algunas corre
rias sobre las fronteras de Persiay Ar
menia , pero guardadas las puertas del
Caspio, lo que era fácil , no podian
ellos penetrar en Persia por otra par
te sin mucha dificultad. Como no
imaginaban que fuese posible atreve-
sar las lagunas Meotides, (1) no cono
cian á los Romanos: y mientras otros
Barbaros infestaban el imperio, per
manecian ellos dentro de los limites
en que su ignorancia los tenia re
ducidos.
(1) Procopio bittoria varia.
(211)
Unos han dicho (1) que el lima
que hahia traido el Tañais formó una
especie de costra sobre del Bósforo
Cimerio, y que por encima de ella
pasaron; otros (2) que persiguiendo
dos mancebos Escitas una corza que
atrevesó este brazo de mar, lo pa
saron ellos tambien. Quedaron admi
rados, de ver un mundo nuevo; y
al volver al antiguo, informaron á sus
compatricios de las nuevas tierras>
y si me es permitido servirme de es
te termino, de las Indias que habian
descubierto. (3)
Luego pasaron bandadas innume
rables de Hunos , y chocando con
los Godos que encontraron los pri
meros, los empujaron delanle de si.
Parecia que estas naciones se preci-
/
(280)
Lio, sino para abandonar la horro
rosa soledad á que habian reducido
el pais con sus estragos. (1)
"V
(231)
CAPITULO XVIII.
(1)
(2) El
De libro
la ciudad
que intituló
de Dios.
del gobierno de Dioi.
(299)
pudieron conseguir : tuvieron que to
lerar que Atila sometiese todas las
naciones del Norte : se estendió des
de el Danubio hasta el Pihin ; des
truyó cuantas fortificaciones ., y o-
tras se habian construido sobre es
tos dos rios., é hizo tributarios los
dos imperios.
Teodosio , decia con insolencia,
es hijo de un padre muy noble,
lo mismo que yo : pero pagándome
tributo ha decaido de su nobleza ,
haciéndose esclavo mió ; y no c&
justo que como mal esclavo , tienda
asechanzas á su señor. ( 1 )
.labra.
ciaNoen leHa
otra
está
prometido
ocasion
bien al, faltar
casar
emperador
lad hija
su, pa~
de-
de
misma
ra. Consuperioridad
el pretexto que
de en
quela tenian
guer^
1
(547)
Esta caballeria era pesada , (1) y
la cíe Europa ligera, lo qne es ente
ramente al reves en el dia. La Ho
landa y la Frisia no estaban todavia
formadas (2) por decirlo asi, y la
Alemania estaba llena de bosques,
lagos , y pantanos en donde servia de
poco la caballeria.
Despues que se ha dado curso á
los rios grandes estas lagunas se han
disipado., y ha cambiado de aspec
to la Alemania. Las obras de Valen-
tiniano sobre el Necker, y las de los
Romanos sobre el Pihin, (3) han he
cho variar mucho las cosas , (4) y ha-
( 1 ) Vease lo que dice Zozimo lib. 1.° en ór
den á la caballeria de Aureliano y la de Palmira.
Vease tambion á Amiano Marcelino sobre la ca
balleria de los Persas.
(2) La mayor parte de estas tierras estaban
sumergidas, y es el arte el que las ha Lecho
capaces de ser habitadas por los hombres.
(3) Vease Amiano Marcelino lib. 27.
(4) Tampoco el clima es tan frio como di-
(548)
biéndose establecido el comercio, pai
ses que no tenian caballos los han
producido , y nos hemos servido de
ellos. ( 1 )
Habiendo sido envenenado Cons
tantino hijo de Heraclio, y muerto
su hijo Constante en Sicilia, Cons
tantino el Barbudo su hijo mayor le
sucedió: (2) reunidos los grandes de
las provincias de Oriente, quisieron
coronar á sus otros dos hermanos,
sosteniendo que asi como se debe
creer en la Trinidad, asi tambien
era puesto en razon tener tres em
peradores.
La historia griega está llena de ras
gos como este , y habiendo llegado la
cada
En uno
las conoce
disputas
queordinarias
puede engañarse,
, como
do al examen de la valididad de la
consagracion, sin entrar en el de la
ley hecha por el pueblo : han respon
dido que habian fallado el primer
punto como pontifices, y que senten
ciarian el segundo como senadores.
ropa
Procuraron
de semejantes
pues disgustar
empresas,
á lay Eu-*
los.
PIN.
ÍNDICE
DE LOS CAPÍTULOS QUE
CONTIENE.
C, APITÜLO I. Principios de Ro
ma, y sus primeras guerras- pág 1
II. Del arte de la guerra entre
los Romanos 19
III. De que modo pudieron los
Romanos estender sus conquis
ta 31
IV. De los Galos , y de Pirro.
Paralelo de Cartago y Roma.
Guerra de Anibal 38
V. Del estado de la Grecia, Ma-
cedonia, Siria, /yEgipto despues
de vencida Cartago. . . .59
VI. Política que observaron los
Romanos para someter d todas.
las naciones .81
Vil. Porque Mitridates les pudo
resistir 1O4
VIII. De las divisiones que hubo
siempre en la ciudad. . . . 111
IX. Dos causas de la pérdida de
Roma 125
X. Corrupcion de los Romanos. 137
XI. De Sila, Pompeyo , y Ce
sar 143
XII. Estado de Roma despues de
la muerte de Cesar. . . .172
XIII. Augusto 185
XIV. Tiberio 204
XV. De los emperadores desde
Cayo Caligula, á Auto niño. . 215
XVI. Estado del imperio desde
jintonino hasta Probo. . . . 237
XVII. Mudanzas en el gobierno,
fundacion
primera division
de. Constantinopla,
del imperio. y. 262