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Resumen por actos de El perro del hortelano

Primer acto

El perro del hortelano comienza una noche en la que Teodoro, el secretario de la condesa
Diana de Belflor, aparece para poder ver a Marcela, su amada, criada de la condesa. Como
Teodoro y Marcela son muy ruidosos, Diana se despierta y llama a sus criados para saber
quién está causando tal alboroto, pues cree que los ruidos provienen de un pretendiente
suyo. Sin embargo, Marcela le confiesa que eran ella y Teodoro viéndose a escondidas, lo
que enfurece a Diana por su indecencia y anima a Marcela a que se casen para que sus
relaciones sean puras y honestas.

A partir de este momento, Diana comienza a sentir emociones incontrolables y desconocidas


para ella. Siente celos del amor que siente Marcela por Teodoro, porque ella también
quiere sentir ese amor, así que se decide a escribirle una carta anónima a Teodoro para
expresar en ella todos sus sentimientos.

Cuando Teodoro recibe la carta, descubre que es obra de la condesa y empezará a sentirse
atraído por ella, hasta el punto de intentar cortejarla. A todo esto, su boda con Marcela
sigue en pie, por lo que Diana decide encerrar a la muchacha para evitar que los dos
amantes se vean antes del casamiento y sigan cometiendo actos deshonestos. Con Marcela
encerrada, Teodoro se le declarará a Diana y le indicará que ya no quiere casarse con ella
porque a quien realmente ama es a la condesa.

Segundo acto

El segundo acto comienza con una carta: Marcela, encerrada aún en la habitación, escribe a
Teodoro, pero él, decidido a romper con ella, no quiere leer la carta y la rompe en pedazos.
Ahora sólo quiere casarse con la condesa Diana.

En un acto de sinceridad y honestidad, Teodoro va a hablar con Marcela para contarle que
ya no quiere casarse con ella y que está enamorado de la condesa. Marcela no se lo toma
nada bien y, a modo de venganza, decide seducir a Fabio, un buen amigo de Teodoro.

En eso aparece Diana, preocupada, que pide consejo a Teodoro acerca de quién es el mejor
pretendiente para ella: si el marqués Ricardo o el conde Federico. Teodoro, confuso pero
manteniendo las distancias, recomienda a la condesa casarse con el marqués.

A sabiendas de que la condesa no quiere nada serio con él, Teodoro vuelve en busca de su
primer amor, Marcela, para pedirle perdón. Ésta, que sigue enamorada de Teodoro, le
perdona. Sin embargo, cuando la condesa descubre que los amantes vuelven a estar juntos,
estallará en celos y decidirá que Fabio y Marcela deben contraer matrimonio.

Al momento, el marqués Ricardo llega a palacio, pues la condesa había decidido casarse con
él, pero Diana le dice que su llamamiento fue un error y que ella no tiene ninguna intención
de contraer matrimonio con él. Luego de eso, Diana y Teodoro tienen una conversación
muy sincera en la que él le confiesa su amor y ella le cuenta que, a pesar de estar
enamorada de él, nunca podrán casarse porque pertenecen a diferentes clases sociales.

Esto hará que Teodoro estalle en ira. Teodoro se da cuenta de que la condesa no le permite
estar con ella, pero tampoco con Marcela, y se lo reprocha. Diana, repleta de rabia por
escuchar esta verdad, se enfada con Teodoro.

Tercer acto

El tercer y último acto comienza con una escena en la que se conoce a todos los
pretendientes de la condesa. Y es que Diana es rica, guapa y soltera, por lo que busca un
buen marido, pero sigue sin encontrar a nadie que le despierte emociones honestas. Por
eso, al pueblo llegan constantemente decenas de pretendientes que quieren conquistar a la
condesa.

Sin embargo, todos los pretendientes se enteran de las relaciones extrañas entre Teodoro y
Diana, así que deciden contratar a alguien para matar a Teodoro y quitarse el problema de
enmedio, ya que creen que él es el culpable de que la condesa rechace a todos los
pretendientes. Contrata a Tristán, el criado de Teodoro.

Ante estos hechos en los que la vida de Teodoro está en juego, el joven decide huir por
España, pero para ello necesita el consentimiento de la condesa pues, de lo contrario, no
podrá traspasar la frontera. Para su suerte, Diana accede y le da permiso.

En el exilio, Tristán hará uso de su picaresca para hacer pasar a Teodoro por el hijo de un
conde que perdió a un hijo con el mismo nombre. Así, consiguen engañar al conde Ludovico
y Teodoro se convierte en el hijo de este conde, por lo que también tendrá el mismo título.
Gracias a esto, por fin podrá casarse con Diana.

Al final de la obra, Tristán sale beneficiado por haber sido confundido por un sicario y
Teodoro y Diana por fin contraen matrimonio.

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